El inteligente experimento llevado a cabo en los años noventa por Ana de Brea y Tomás Dagnino en Señores arquitectos…1, un libro donde reunieron a nuestros dos personajes en unas charlas inolvidables en el café La Biela de Recoleta, nos motivó a volver hacerlos dialogar, a recrear esos contrapuntos y aprender nuevamente de sus diferencias y similitudes. Sus talantes de caballeros cultos y elegantes se dejan oír en cada párrafo de esas conversaciones.
El humor de Testa para justificar una decisión o el apasionamiento de Álvarez para sostener una idea son síntomas de dos personalidades bien diferenciadas, pero muy seguras de adonde querían ir y como pretendían ser vistos. Esas relecturas, el resonar de sus voces, nos despertaron renovadas ansias por entrar en sus mundos más íntimos. Y allí fuimos.
Innumerables y riquísimos testimonios nos permitieron reconstruir como eran sus días de trabajo, sus espacios de cotidianeidad y sus estilos de vida. Aquí también la rutina y el orden parecen alejarnos de cualquier estereotipo.
«Clorindo Testa caminaba las pocas cuadras que separan su casa del estudio y paraba todos los días, antes de las 9hs. en la confitería La Farola, próxima a Santa Fe y Callao. Allí tomaba café y en soledad hacia bocetos y pequeños dibujos sobre servilletas. Los mozos lo esperaban a diario. Subía al estudio y era el primero en llegar. Entre las 9 y las 9.30hs pintaba, terminaba algún cuadro, empezaba otro o simplemente leía el diario Ámbito Financiero. Graciela, su secretaria, llegaba a las 9.30hs y de ahí en adelante el resto de los socios, arquitectos, dibujantes, etc. Clorindo se sentaba en su escritorio y comenzaba el día pasando revista de las obras, los proyectos en marcha y los concursos por venir. Transcurría la mayor parte del tiempo en su mesa esbozando croquis, detalles de obras arquitectónicas y artísticas, que entregaba a los dibujantes para ser pasados o él mismo llevaba a la tela. Su secretaria le servía un café a media mañana, él no lo pedía, Graciela sabía cuando llevárselo.
Ella misma atendía los teléfonos y le pasaba los llamados. Clorindo atendía a todos. Muchas veces recibía visitas de estudiantes, arquitectos, artistas y clientes. Siempre tenía tiempo para una conversación agradable. Testa llevaba su propia agenda y remarcaba con colores, dibujos y trazos sus actividades o cosas que no quería olvidar. Hacia las 12.30hs se iba a almorzar a su casa, luego dormía una siesta de una hora y las 15 en punto se levantaba. Volvía caminando por la avenida Santa Fe y 15.30hs estaba de nuevo en el estudio. Se sentaba en su mesa y seguía trabajando y dibujando, hasta las 17 o 18hs que partía para algún evento, reunión, exposición o a su casa donde los esperaban su mujer Teresa, su hija Joaquina y sus gatos.»
«Mario Roberto Álvarez salía de su casa alrededor de las 8.20hs, manejaba su auto o alguien lo pasaba a buscar. Visitaba alguna obra o llegaba al estudio en la calle Solís del barrio de Congreso antes de las 9hs. Se reunía con su secretaria y repasaba la agenda y los temas pendientes. Pedía que le hicieran algunos llamados y daba instrucciones que sus asistentes anotaban en sus cuadernos. Luego llamaba a los distintos socios y arquitectos encargados de proyectos y veía temas con ellos, revisaban documentación, evaluaban cambios, avances, etc. Cuando se quedaba solo en su escritorio encendía la radio y escuchaba noticias. Lunes, miércoles y viernes solía almorzar con los socios en restaurantes cercanos al estudio. Eran sus preferidos el Centro Lucense (ya desaparecido), el Vasco Francés (en calle Moreno), el Centro Asturiano (Solís y Belgrano) o alguna parrilla cercana, siempre moviéndose a pie.
Por la tarde encuentros con clientes en su sala de reuniones y revisión de planos y presupuestos. Atendía todas las llamadas telefónicas y nunca dejaba sin contestar a nadie. Le gustaba, después del almuerzo, recibir y hablar con estudiantes de arquitectura. Escribía su propia agenda que era un cuaderno espiralado y cuadriculado. Tomaba café a media mañana y té por las tardes, siempre acompañado de varias Rhodesias de Bagley. Los martes y jueves jugaba al tenis, salía del estudio a las 12hs y volvía a las 16hs. Esos días almorzaba con sus compañeros de partido en el Buenos Aires Law Tennis Club o en el Tenis Club Argentino. Su café preferido era La Biela, a corta distancia de su casa en Posadas y Schiaffino. En los últimos años solía ir a la Academia Nacional de Bellas Artes por las tardes. Allí se cruzaba con Clorindo Testa.»
La posibilidad de recrear y poner en diálogo los dos espacios de trabajos fue desde el principio nuestra mayor idea2 fuerza. Entender el clima de sus cotidianeidades nuestro desafío. Rutinas reproduce sus mesas con sus objetos personales originales. Sus escritorios, lápices, reglas, anteojos, calculadoras y pinceles están allí, juntos a sus dibujos, papeles de trabajo, agendas y fotos de familia. Casi como si hubiesen salido a almorzar y en cualquier momento regresaran.
Así los visitantes podrán vivenciar como eran los sitios donde estos dos hombres trabajaban y creaban, qué objetos los acompañaban y qué orden le imponían a sus espacios cotidianos. Un gran plano diagonal recrea una cronología con las líneas de vida de ambos arquitectos junto a referencias de la historia local y la producción arquitectónica internacional.
Un collage de fotos personales y familiares nos muestra sus vidas intimas, los viajes de juventud, amigos y sus grandes amores.
Martín Marcos. Arquitecto, urbanista, Director MARQ-SCA (Museo de Arquitectura y Diseño de Buenos Aires) y Profesor Titular FADU UBA
Buenos Aires. Octubre 2017
2 Ha sido decisivo el apoyo de ambas familias para la concreción de este proyecto. Su mujer Teresa y su hija Joaquina Testa por un lado y “Bimbo” Álvarez, arquitecto e hijo de Mario Roberto, por el otro, se mostraron siempre solidarios y entusiastas con la idea de realizar una exposición conjunta. Con gran generosidad nos abrieron sus hogares y sus recuerdos. En ambos estudios siempre recibimos apoyo y ayuda a nuestras requisitorias y necesidades. Fueron meses de buscar, revolver y clasificar papeles, fotos, objetos y documentos con mucho cuidado; digitalizar cientos de imágenes y desarrollar epígrafes de decenas de objetos personales. Pequeños dibujos, esquemas de detalles, anotaciones al margen, pruebas y contra-pruebas buscando alternativas, tramas, grillas, líneas y volúmenes coloreados permiten leer entre pliegues los secretos de métodos proyectuales bien diferenciados y extremadamente ricos y complejos donde Álvarez y Testa buceaban sus soluciones y obsesiones.
El 18 de enero recordamos un aniversario más de la fundación ibérica de nuestra ciudad, evento oportuno para hacer una pausa y reflexionar sobre su proyección para el año que empezamos, y hacia dos eventos trascendentales, como son los Juegos Panamericanos y el Bicentenario de nuestra Independencia.
En los últimos dos años hemos vivido el enfrentamiento de dos visiones de ciudad: una que ve el futuro desde la mayor eficiencia de los flujos vehiculares particulares, incentivando la urbanización de la periferia como respuesta a la demanda de vivienda, y otra lo mira desde la densificación de la ciudad existente, fortalecimiento del transporte público e incremento de áreas verdes.
Importantes ciudades del mundo ya han vivido este proceso, en el que luego de la saturación vial y pérdida de valor ambiental producido por priorizar el desarrollo de la periferia sobre las áreas centrales, se han generado ambiciosos proyectos orientados a revertirlo. Podemos mencionar a Buenos Aires con el proyecto “Puerto Madero”, o a Barcelona con la “Villa Olímpica”, ambos trabajaron sobre la re-funcionalización de suelo industrial y logístico caduco para proyectar el desarrollo de la ciudad. El incremento del valor del suelo superó largamente el monto de inversión, generando un círculo virtuoso de bienestar económico y social. Esas acciones estuvieron enmarcadas en proyectos integrales de desarrollo urbano, equilibrando la densificación con la dotación de equipamientos y servicios, el fortalecimiento del transporte masivo, y el incremento de espacios públicos.
El caso de nuestra Lima no debiera ser distinto, lejos de pensar en seguir colonizando el desierto y los valles productivos, el gran reto debiera ser el de la re-funcionalización las zonas cuyos usos tradicionales no son más compatibles con las dinámicas urbanas contemporáneas, y el de generar nuevos espacios para esas actividades económicas. Me estoy refiriendo especialmente a la zona industrial del Cercado de Lima y el Callao, por la que pasan cerca de diez mil millones de dólares en proyectos de transporte público masivo, y en cuyo suelo se podría resolver la demanda de vivienda de los próximos veinte años. La forma como se viene desarrollando, con el cambio de uso de predios aislados, da como resultado esa imagen caótica que hoy vemos, con edificios amurallados al lado de depósitos y fábricas, sin áreas verdes y espacios públicos de escala peatonal, y con avenidas donde los camiones se cruzan con combis y taxis. Lima necesita una visión de futuro en la que esa antigua estructura industrial se reconfigure para transformarse en la Lima del siglo XXI, capitalizando la infraestructura existente y proyectada, y trasladando los usos industriales a zonas más adecuadas y funcionales, como el parque industrial de Ancón que viene desarrollando PRODUCE.
En este escenario, el Centro Histórico de ambos distritos juega un rol fundamental, pues se fortalece como centralidad cultural y de servicios. La planificación de su preservación debiera estar íntimamente ligada a su condición de patrimonio vivo, promoviendo actividades que permitan esa convivencia, lideradas por la presencia de las instituciones públicas, culturales y académicas. El Río Rímac, espacio histórico y natural de la ciudad, está llamado a ser el gran escenario de esta nueva ciudad, recuperando su condición de origen de la vida urbana, y proyectándola hacia el futuro.
Los Juegos Panamericanos 2019 y el Bicentenario de nuestra Independencia, son el mejor pretexto para que las diversas instituciones involucradas en el desarrollo de la ciudad se sienten a construir espacios de consenso, orientados bajo una visión integral y estratégica, que integre su valor patrimonial con su valor económico y social. El Ministro de Cultura ha dado un paso importante promulgando el Decreto Ministerial N°029-2017-MC mediante el cual asume su rol de gestor de la protección, conservación y promoción del patrimonio cultural de la nación, y convoca a diferentes instituciones y organismos a desarrollar en un plazo de seis meses acciones y propuestas viables para la intervención y recuperación del Centro Histórico. Este esfuerzo debiera contar con pleno apoyo, y ser aprovechado como catalizador para empezar a construir esa ciudad que la historia nos reclama.
Aldo G. Facho Dede · Arquitecto Lima · Octubre 2017 Autor del Blog Habitar: Ambiente+Arquitectura+Ciudad
Esta obra recoge ocho entrevistas a las primeras mujeres dedicadas a la arquitectura en Galicia, y nos aporta el relato de las arquitectas en su contexto profesional y social (sin olvidar lo personal), construyendo una historia que va desde los años 40 a la actualidad. Se acompaña cada entrevista de una breve anotación biográfica, una fotografía y una obra de arquitectura representativa.
Los audios originales pueden consultarse en el repositorio de la UDC.
Los orígenes son precisos. Comenzar es examinar lo acaecido, recapitular, respirar y otear el horizonte, para emprender con la vista en la lejanía. Estas entrevistas forman parte de esa mirada hacia atrás para caminar hacia delante. En cada una de ellas se incorporan una breve anotación biográfica y una fotografía; como cierre, se ilustra el quehacer profesional con una obra de arquitectura.
Las prácticas arquitecturales de las ocho profesionales consideradas se enmarcan en cuatro fases: Antecedente, 1940; Inicio, 1958-1960; Continuidad, 1966-1975; y Consolidación, 1975 en adelante. Rita Fernández Queimadelos, titulada en 1940, es la primera gallega en estudiar Arquitectura, y se puede considerar la primera arquitecta española en ejercer profesionalmente. En la década de los años 60, Elena Arregui Cruz-López se asienta en Santiago de Compostela y Milagros Rey Hombre regresa a A Coruña. Las siguen Myriam Goluboff Scheps –argentina de nacimiento y formación, y docente en la Escuela de Arquitectura de A Coruña– y Mª Jesús Blanco Piñeiro –que se instala en Ourense–. Con posterioridad, Julia Fernández de Caleya Blankemeyer se incorpora a la mencionada escuela. Completan el elenco Pilar Rojo Noguera y Teresa Táboas Veleiro, quienes en la primera década del siglo XXI se visibilizan, además, en la vida política.
El texto identifica y da a conocer a estas primeras mujeres dedicadas a la arquitectura en Galicia, a la vez que conforma el relato de las arquitectas en su contexto profesional y social, es decir, construye su historia. A todas se las denomina pioneras, y han sido incorporadas a esta obra siguiendo un doble criterio: en primer lugar, su origen, su raíz; y en segundo su asentamiento, la vinculación laboral y profesional con el territorio gallego.
El proyecto responde a la voluntad de integrarnos en el cementerio sin distorsionar la gran poética que emana de él. Nos hemos situado en la parte superior de una colina que cubre la capilla y los servicios, de manera que desde el cementerio no se percibe la nueva edificación pero, en cambio, desde ella sí que percibimos la atmósfera y la belleza del cementerio.
La idea principal del proyecto ha sido la de entender con delicadeza la situación que implica el programa. Nuestro posicionamiento ha sido el de relacionarnos con la naturaleza generando un diálogo entre los visitantes y el paisaje lejano que se entrevé desde los ventanales del edificio.
También responde a esta voluntad la ubicación ligeramente elevada del crematorio, situado justo por encima de un conjunto de plantas aromáticas. Pretendemos dar la sensación de estar en un plano diferente a aquél donde transcurre la cotidianidad y que nos relaciona con la vida.
A pesar de que se podría considerar un edificio meramente técnico, hemos querido dotarlo de toda la poética que el estado de ánimo de aquellos que acuden a este espacio requiere.
Se han utilizado los materiales que relacionan el edificio con el cementerio. Por un lado, el hormigón, material predominante en el cementerio, confiere al crematorio un carácter más escultórico y, en cambio, el cerramiento cerámico le da una dimensión menos monolítica y más acogedora.
Obra: Crematorio de Igualada
Localización: Calle de los Países Bajos Nº23, Parque del Cementerio Nuevo, Igualada, Barcelona
Promotor: Funeraria Anoia, S.L.
Fechas:
Anteproyecto: Mayo de 2014
Proyecto Básico-Ejecutivo: Febrero 2015
Inicio de Obra: Septiembre 2015
Finalización Obra: Junio 2016
Superficie: Construida: 252 m2
Urbanización: 1248 m2
Presupuesto edificio: 372.000 €
Presupuesto urbanización: 136.765 €
Colaboradores:
Arquitecto: Carme Pinós Desplat
Arquitecto responsable de proyecto ECP: Samuel Arriola
Arquitectos colaboradores ECP: Elsa Marti, Jeanne de Bussac
Colaboradores externos:
Estructuras: Manuel Arquijo i Associats
Instalaciones: INDUS Ingeniería y Arquitectura SA
Mediciones y presupuesto: INDUS Ingeniería y Arquitectura SA
Infografía: Estudio Carme Pinós
Maquetas: Estudio Carme Pinós
Dirección de ejecución: Jordi Mari
Constructora: Costructora Calaf SA
Fotografías: Jesús Arena + cpinos.com
¡¡Vuelve Gaztapiles!! Tras el éxito de su primera edición. El próximo 21 de octubre en los barrios de Gaztambide y Chamberí se celebrará Gaztapiles un festival urbano de arte, música y gastronomía donde la acción está tanto en la calle como en los locales del barrio.
Exposiciones, performances, actuaciones musicales de blues, pop, world music, contemporánea, tap dance, cañas y tapas. Las actuaciones tendrán lugar en diversos locales del barrio: un estanco, un estudio de grabación, una galería de arte, una barbería, un taller creativo, un bar-librería, el mercado de Vallehermoso y por supuesto, en las calles. Y además, #Gaztatapas: Recorrido de tapas y cañas de calidad a precios enrollados.
Gaztapiles es una asociación cultural y comercial de los barrios de Gaztambide y Arapiles, cuyo objetivo es implicar a todo tipo de ciudadanos, jóvenes y no tan jóvenes, para reactivar la vida sociocultural y comercial del barrio y hacerlo en definitiva más habitable.
Gaztapiles es arte, es música, es gastronomía ¡Es vida al estilo gato! Por eso, seguimos con nuestra filosofía #somosbarrio con un evento que lo engloba todo. El próximo 21 de octubre volvemos ¡Os esperamos!
Programa de actuaciones:
Sala de Máquinas (SDM)
12:00 a 14:00 h. Evento Estamos produciendo. Un recorrido por el local a través de experiencias sensoriales generadas por los residentes de SDM: carpintería, arte textil, tecnología, pintura, cerrajería…Calle Francisco Ricci, 5
12:00 a 14:00 h. Clausura de la exposición de ilustración “Razones Métricas”, de Luis F. Sanz y concierto de TheSoulshine Co.Música americana. Calle Alberto Aguilera, 44.
Barbería Filomax.
15:00 h. Concierto de The Gagarin´s. Surf soviético para desbarrar. Calle Blasco de Garay, 25
18:30h Lectura en vidade textos de Cervantes en torno al amor, por el Teatro de la Abadia. Cinco actores acompañados de música inspirada en la época, servirán un “aperitivo cervantino” de próximas representaciones en el Teatro de La Abadía, Dos nuevos entremeses “nunca representados”(23 nov al 10 dic) y Aventuras de Don Quijote (19 al 30 dic) ambos, espectáculos para todos los públicos y este último dirigido especialmente al público familiar.
13h: Actuación en acústico de Joel Reyes.
Por la mañana: concurso de dibujo infantil, con el lema Mi barrio. A las 18h se entregarán los premios (tres entradas para las obras) antes de la actuación del Teatro de la Abadía, por lo que las familias podrán quedarse a ver la interpretación Cervantina dirigida a niños y familias.
20.30h . Actuación de The Lucky Dados. Rockabilly, punk rock, rock and roll. c/Vallehermoso, 36
De 19:00 a 20:00h. Fiesta de clausura de la exposición “57 Agujeros”, de Santiago Rodríguez del Hoyo y concierto de la Orquesta de Guitarras Django Reinhardt. c/Galileo, 19.
E07.
Durante todo el día: “Salir del armario”, muestra de objetos cotidianos de diseño fabricados por Ittala y Alessi firmados por arquitectos Alvar Aalto, Frank O. Gehry, Zaha Hadid, y grabados de arte contemporáneo: Chillida, Equipo Crónica, Palazuelo, Tapies… c/ Francisco Ricci, 7.
Música y Arte en la calle: Varias localizaciones
13:00 a 18:30 h. conciertos, performance, arte y swing en las calles de Guzmán el Bueno, Galileo, Vallehermoso y Plaza del Conde del Valle de Súchil.
La idea de recurrir a las figuras de Apolo y Dionisos es deudora del profesor de la ETSAB-UPC, Javier Ferrándiz Gabriel y su libro Apolo y Dionisos. El temperamento en la arquitectura moderna.1 En él plantea un ensayo de análisis de la arquitectura moderna basado en la dualidad razón-sentimiento para así poder separa y explica los aspectos racionales de los puramente emotivos en una obra o proceso proyectual.
La referencia con Nietzsche y sus especulaciones tempranas alrededor de estos dioses de la mitología griega en El origen de la Tragedia, terminó dando un fuerte carácter simbólico al dueto. En tiempos en que la arquitectura ya no sostiene verdades tan inamovibles sino más bien interpretaciones subjetivas de cada autor, estas figuras parecen cobrar mayor pertinencia y vigencia.
Confrontar lo apolíneo y lo dionisiaco en el análisis y estudio de la arquitectura contemporánea resulta muy estimulante y casi siempre verifica que una buena obra de arquitectura debe tener algo de los dos componentes y que de la habilidad en su combinación y sinergia surgen los mejores ejemplos, los de mayor espesor intelectual, los más complejos y potentes. Hay mucho para aprender de uno y otro enfoque, y más que confrontarlos hay que entenderlos para complementarlos y enriquecerlos. Animarnos a salir de nuestra propia zona de confort y hacer el esfuerzo de aprender del otro, del distinto, del diferente a nosotros.
En este punto las obras de Álvarez y Testa siguen siendo de una enorme importancia didáctica, ya que pueden ser visitadas, vividas y sentidas hasta en sus mínimos detalles. A diferencia de otras grandes obras de la arquitectura internacional que estudiamos, las de los autores argentinos que se encuentran en nuestras ciudades tienen ese plus de valor pedagógico que resulta de la comparación inmediata, de la posibilidad de verificar esas diversidades. Entre ellas, edificios públicos como la Biblioteca Nacional o el Teatro Municipal General San Martin son lecciones superlativas que nunca se agotan y que nos permiten abordar distintas lógicas proyectuales, materialidades, texturas, escalas, espacialidades, relaciones con la ciudad y formas de ser recorridas.
Álvarez y Testa continúan vivos en ellas y nos siguen enseñando desde la mejor arquitectura. Hacer más con menos parece ser su imperativo moral, y en esa coincidencia vuelven a reconocerse como decididos e ideológicamente modernos. Cada estudiante de arquitectura que se enfrenta con ellas tiene la oportunidad de entablar un dialogo íntimo con ambos maestros. Seguramente ellos estarán allí dispuestos a contarnos sus secretos, pero sólo si sabemos preguntar, si hemos aprendido a mirar intencionadamente y a saber formular las preguntas correctas.
Esta muestra también intenta contribuir en esa búsqueda, desmitificar ciertos encasillamientos facilistas y proponernos lecturas más complejas y sutiles.
Clorindo Testa solía decir que su método era producto de una imaginación dirigida y que nunca se permitía ningún tipo de desborde ni de irracionalidad2. Mario Roberto Álvarez mantenía con orgullo que él sólo tenía unas pocas ideas3 pero que lo obsesionaban en la búsqueda de la perfección. Cabe preguntarse:
«¿Dónde encontrar a Apolo y dónde a Dionisos? ¿Es viable asociarlos de manera casi automática o justamente habrá que descubrir las pulsiones más brillantes en sus aparentes contradicciones, en esas tensiones duales que nos desplazan de lo obvio?»
Como veremos, tratándose de Álvarez y Testa, casi nunca es lo obvio.
Martín Marcos. Arquitecto, urbanista, Director MARQ-SCA (Museo de Arquitectura y Diseño de Buenos Aires) y Profesor Titular FADU UBA
Buenos Aires. Octubre 2017
La arquitectura solicita una cierta predisposición ante el hallazgo, algo parecido a un estado de expectación. El placer del descubrimiento es adictivo, estimulante desde la militancia del más contumaz de los ingenios, a menudo íntimamente relacionado con el sentido del humor y, en última instancia, la inteligencia. Imaginamos que precisamente a esto se refiere Alejandro de la Sota cuando afirma de forma luminosa que la arquitectura «da risa», para concluir inmediatamente después con un doloroso «la vida no«. Su manera de bromear era decir la verdad.
El banco que aparece en la imagen cumple ahora más de 100 años. Se trata de un diseño de Edwin Lutyens para el jardín de la casa de Ednaston Manor (1912-19), uno de los proyectos que el arquitecto británico aborda desde la variante neoclásica del estilo Queen Anne.1 La incorporación de una enorme rueda en un extremo y dos asideros en el otro, transforma el banco en una forma extraña de carruaje, un artefacto desde luego muy poco neoclásico que permite su fácil transporte. Imaginamos la sonrisa taimada de Lutyens ante esta criatura engendrada como un injerto, a medio camino entre la cómoda y el carretón: un objeto sin duda alejado de los cánones culturales de su espacio y tiempo.2
La arquitectura necesita del ingenio como instrumento de transformación de las rutinas del mundo. Desde la predisposición ante el hallazgo se despliega en el fondo una forma determinada de conocimiento, una mirada higiénica que nos libera de la tentación de tomarnos demasiado en serio: perder la gravedad. Como si la imaginación fuese no ya
«más importante que el conocimiento» (Einstein),
sino literalmente, más ligera. Tan ligera que lo grande se hiciera pequeño y lo pequeño grande; tan ligera que lo importante no fuera sino aquello verdaderamente secundario.3
Reivindicamos para la arquitectura un sentido más allá de la medida y la escala; un sentido menos tangible y ortodoxo, pero no por ello menos necesario y conveniente; un sentido al margen de la gravedad y de la técnica; un sentido que nos devuelva las razones del humor. Una ingeniería del ingenio.
Miguel Ángel Díaz Camacho. Doctor Arquitecto
Madrid. Junio 2015. Autor de Parráfos de arquitectura. #arquiParrafos
Notas:
1 Continuando con la idea de proyectar casas para jardines y no a la inversa, Lutyens prestará gran atención al paisaje como organismo dentro del cual debe surgir la arquitectura.
2 La movilidad del banco no es un asunto menor, pues permite reconfigurar continuamente la mirada sobre el jardín, transformando un territorio habitualmente conocido y estable en un paisaje cambiante y movedizo, no ya por la posición impredecible de los bancos, sino por las nuevas perspectivas y situaciones que éstos ahora nos ofrecen.
3 Imposible no recordar aquí las puertas levadizas de Oíza en «Otras puertas«, o el acceso de la vivienda del conserje en el proyecto Alejandro de Sota para el Museo Provincial de León, acceso principal del edificio del antiguo Obispado, reservando una pequeña puerta secundaria como nuevo acceso «principal» al museo.
El Ornamento es Delito es una celebración visual de la arquitectura modernista que incluye una espectacular selección del movimiento arquitectónico más importante de la historia moderna. Hermosamente ilustrado, este compendio nos invita a reflexionar y descubrir el viaje del modernismo desde la década de 1920 hasta la actualidad.
Inspirado en Adolf Loos, uno de los grandes fundadores de la arquitectura modernista, Ornamento es Delito debe su título al provocador ataque de Loos a los recargados diseños de principios del siglo XX. Esta expresión ha llegado a personificar el estilo modernista y su estética austera, cosa que lo convierte en un título apropiado para su atractiva colección de arquitectura innovadora.
El Ornamento es Delito identifica los elementos más importantes de la arquitectura modernista, desde sus formas lineales hasta los materiales industriales, y explora cómo sigue progresando este estilo arquitectónico pionero a día de hoy. Este estudio, que ofrece una revaluación de la arquitectura modernista, puede verse tanto en las estructuras icónicas del canon modernista como en la obra de algunos de los mejores arquitectos contemporáneos de este siglo.
El Ornamento es Delito es un manifiesto visual que analiza una extraordinaria colección de trabajos de arquitectos magistrales del siglo XX, entre ellos Arne Jacobsen, Le Corbusier, Mies van der Rohe, Frank Lloyd Wright, Marcel Breuer y Walter Gropius, y creadores contemporáneos como Snøhetta, David Adjaye, Sou Fujimoto, Tadao Ando y John Pawson. Todas las estructuras incluidas son edificios independientes, lo cual demuestra cómo se ha incorporado el modernismo a nuestra cultura cotidiana y ha sido adoptado por gente de todos los niveles del diseño.
El libro empieza con una detallada introducción al modernismo entrelazada con la historia personal de Matt Gibberd en torno a la creación de The Modern House, un organismo estatal pionero para las mejores viviendas de diseño de Gran Bretaña. Las propiedades están organizadas por similitud estética para ilustrar que todas ellas comparten un linaje y, sin embargo, atesoran una belleza modernista dispar. La inspiradora selección de imágenes ha sido producida especialmente en blanco y negro para destacar la forma y la disposición de alturas de cada edificio en lugar de detalles como su superficie o localización. El Ornamento es Delito incluye también letras de canciones clásicas, extractos literarios y perspicaces citas de algunas de las figuras más destacadas de la arquitectura modernista, lo cual añade profundidad y contexto a las imágenes.
El Ornamento es Delito, un compañero perfecto para Un Mundo Brutal, el best-seller de Phaidon, deleitará e inspirará a arquitectos y arquituristas por igual. El libro brinda a los lectores la oportunidad de descubrir excelentes ejemplos del estilo arquitectónico más importante del siglo XX y demuestra que el modernismo es tan austero y estimulante como siempre.
Se trata de un apartamento señorial, largo y estrecho, con fachada a la calle de acceso mediante una elegante tribuna, y a un grande pero no muy atractivo patio interior de manzana a través de una galería. En medio, 140 metros cuadrados para resolver un programa de vivienda más o menos convencional.
Hay dos estrategias fundamentales que guían todo el diseño. La primera de ellas es que las habitaciones se comunicarán sin intermediación de pasillos, lo harán directamente, en una suerte de enfilade. De esta manera, surgen una serie de espacios intermedios sin un código-función definido, lo que las transforma en salas potenciales donde jugar, leer, almacenar… Estas habitaciones que van estructurando la vivienda ni siquiera tienen puertas, y sus paredes tampoco llegan al techo, de manera que son casi como habitaciones dentro de un espacio contenedor original.
La segunda decisión es una estructuración en sección de todas las habitaciones, en base a tres órdenes: un orden superior que recorre toda la vivienda, que es el de los techos originales, de vigas de madera y bóveda cerámica, que se pintan de gris. Nada interrumpe este orden, ningún tabique llega hasta los techos; un orden intermedio que engloba y da sentido a las habitaciones, desde los 60cm hasta los 230cm de altura, pintado de blanco, cerrando cada espacio, a pesar de no tener puertas ni llegar al techo; y un orden inferior, desde el suelo hasta los 60cm de altura, en el que los pavimentos suben por las paredes y caracterizan cada sala en base a un código de material que a su vez es simétrico respecto a la entrada: cerámica para las salas húmedas; madera para las salas de estar y dormitorios; y un nuevo tipo de cerámica para las salas en contacto con el exterior, la tribuna a la calle y la galería a los patios. El umbral de paso entre cada habitación se resuelve con un nuevo material, microcemento blanco, que recubre igualmente los paramentos de la entrada, cuyo acceso se modificó para organizar de manera clara los espacios públicos, hacia la calle, y los espacios privados, hacia el patio interior.
De esta manera se organiza todo el interior como una sucesión de habitaciones diferenciadas pero comunicadas, desde las que siempre se puede tener contacto con las dos salidas al exterior, a través de las cuales la luz va profundizando hasta los espacios más interiores, creando una bonita gradación. Los espacios con mayor necesidad de intimidad se resuelven con un recorrido análogo pero esta vez privado.
La galería de salida a los patios se derribó completamente y se rehízo tanto estructural como constructivamente, mediante unas enormes puertas de madera con distintos despieces y vidrios de diferente transparencia que, si bien iluminan el interior en su orientación más desfavorable, son conscientes de la falta de atractivo exterior.
Obra: Apartamento Tamarit
Lugar: Barcelona, Cataluña, España
Colaboradores: Ingeniería: Marés ingenieros. Estructuras: Diagonal Estructuras
Proyecto: 2015
Obra: Noviembre 2015/Mayo 2016
Cliente: Privado
Área construida: 140m2 (interior) + 60m2 (exterior)
Fotografía: José Hevia + raulsanchezarchitects.com
La preocupación por los problemas sociales culmina con los planos de ciudades ideales de Le Corbusier, las especulaciones de Buckminster Fuller y la extraña ciudad perdida de Brasilia. Propuestas ideadas a una visión única e idealizada de los arquitectos y que no responde a las verdaderas conductas y necesidades de las personas quienes lo habitan, desarraigando una herencia cultural de los pobladores……
«El impacto de lo nuevo»,este es el capitulo 4 de una serie de documentales sobre el arte en el siglo XX, fue escrito y presentado por Robert Hughes, crítico de arte y escritor de la revista Time. En esta serie se muestra como un magnífico profesor, agudo, individualista y franco. Esté o no de acuerdo con su opinión, atrapara tu atención.
Entiendo los diagramas en arquitectura como elementos gráficos que describen algo de modo indeterminado. No representan un objeto per se, sino una estrategia que permite ordenar un flujo de relaciones en el proceso de diseño. Por lo tanto, podemos decir que la arquitectura pensada de manera diagramática construye trayectorias de relaciones en la abstracción de una representación de la que se extrae lo figurativo.
“los arquitectos producen dibujos de edificios y no los edificios mismos. Por lo tanto la arquitectura, más que cualquier otra disciplina, está involucrada en la producción de descripciones virtuales”.1
Es decir, las representaciones gráficas son frecuentes en cualquier período de la historia de la arquitectura, pero esta modalidad de dibujos geométricos2 adquiriere protagonismo en la última década del siglo pasado, y a diferencia de las representaciones tradicionales, no hay un objeto percibido desde el punto de vista de un observador, sino un código operativo que representa un proceso que puede rectificarse constantemente.
En un mismo sentido, Josep María Montaner observa que
“Por su carácter dual – concepto y práctica, herramienta de análisis e instrumento de proyecto -, los diagramas se han convertido en emblemas de cambio del siglo. Se han usado con la voluntad de relevar y superar el concepto de tipología de la década de 1970, y en la actualidad han pasado a ser el concepto estructurador entre la teoría y la práctica de la arquitectura”.3
Montaner observa que el diagrama permite operar una infinidad de datos heterogéneos producidos por los cambios de hábitos sociales y las nuevas tecnologías de comunicación sin las restricciones que propone el análisis tipológico. No es un tipo que tiene necesariamente un vínculo con la historia y una forma determinada, es decir, no forma parte de la materialización de la arquitectura, pero la intimida a un cúmulo de sugerencias.
Un defensor a ultranza del desarrollo de diagramas como método de reflexión es Ben van Berkel. En su escrito Diagrams señala que
“la técnica diagramática provee de un punto de apoyo dentro de las rápidas corrientes de información mediada. La falta de significado que la repetición y la mediación crean es superada por los diagramas, que generan significados nuevos e instrumentales, y que conducen a la arquitectura lejos de la fijación tipológica”.4
Este alejamiento de la fijación tipológica aparta el proceso de diseño a cualquier subjetividad, evita la lógica lineal y la aleja de las ideologías, para configurarse como un conjunto de situaciones sólidas, técnicas, tácticas y funcionamientos.
Para Ben van Berkel, el diagrama es una dirección experimental, instrumental y sugestiva, con una posible organización espacial y/o sustancia.5 Una táctica para indagar los diferentes flujos internos, pero también un sistema de organización que oscila entre la idea y la forma, donde la matriz organizativa está basada en signos gráficos de distinta procedencia, que inciden el desarrollo del diseño ordenando la energía de flujos internos. El diagrama resulta un método de reflexión táctica empleado para alcanzar una organización espacial acorde a las dificultades que ofrece cada programa.
Aplicado como un concepto que rompe la rigidez de los esquemas arquitectónicos tradicionales, el diagrama se ofrece como una herramienta que permite la resolución de los conflictos dinámicos propios de la actividad. Sin embargo, este proceso de transformación prescinde del análisis del entorno, y en esa prescindencia, el resultado fomenta la construcción de un objeto no contextual sin otro fin que atender su propia teoría gráfica. En esa omisión, converge una composición formalista de la idea que pone en riesgo la búsqueda intelectual de su propia arquitectura, cuyo resultado es un objeto cuasi tipológico, que tiene incidencia en la formalización de la arquitectura, como le sucede a Ben van Berkel en la materialización del diagrama basado en la cinta de Möbius.
El caso Möbius.
En 1993 UNStudio recibe el encargo de una vivienda con dos estudios independientes entre sí donde desarrollar la actividad laboral de los miembros del matrimonio, de diferentes profesiones, pero conectados a la vida cotidiana de la familia. El encargo exigía entrelazar las diferentes actividades familiares en una misma estructura sin que ninguna integrante perdiera su independencia.
Caroline Bos y Ben van Berkel desarrollan el programa partiendo de las propiedades geométricas de la banda de Möbius, una superficie de una sola cara y un solo borde que no es orientable y que simboliza la naturaleza cíclica de muchos procesos. Esta teoría de trayectorias basada en la banda de Möbius tiene un antecedente gráfico en la obra de M.C. Escher.
A partir de este diagrama, loa arquitectos construyen relaciones para estructurar el interior de la casa siguiendo la teoría de flujos, imbuidos en la idea de personas circulando sus propios recorridos las 24 horas del día.
Como resultado de esta operación, las habitaciones privadas se ubican alineadas a lo largo de la cinta, los lugares de trabajo se organizan en los extremos opuestos y las áreas sociales en los cruces de circulaciones. La circulación interior repite el recorrido del bucle, define las trayectorias internas y vincula todas las partes de la actividad diaria.
De este modo, el diagrama permite organizar un esquema distributivo interior. La organización del programa, la circulación y la estructura formal entrelaza las diferentes actividades y el movimiento de sus habitantes, incorporando la idea de tiempo a la arquitectura.
Sin embargo, las propiedades geométricas del bucle también se trasladan a la formalización de la arquitectura. Las líneas se materializan en superficies opacas y transparentes, al alternar el uso de hormigón y vidrio a lo largo del recorrido. La escasa altura y su excesiva longitud es resultado del estiramiento del bucle, con el objeto de alcanzar un mayor desarrollo y afianzar el vínculo con el entorno inmediato.
Diagrama y proyecto entran en un solapamiento de intereses cuando aparecen visibles semejanzas entre la concepción gráfica del esquema y la materialización definitiva de la arquitectura. En la Casa Möbius, el diagrama no solo resulta el elemento estructurador de la idea, también influye de manera determinante en la forma del objeto.
Así lo señala Clara Ben Altabef:
“la novedad en este caso es el procedimiento de traducción a través del diagrama conceptual en una forma tridimensional de carácter arquitectónico”.6
Sin poner en discusión el valor de su arquitectura, esa traducción del diagrama tropieza con su propia lógica. El resultado de la búsqueda experimental, instrumental y sugestiva a través del diagrama alcanza una dimensión que excede las trayectorias de relaciones hasta precisar las cualidades gráficas del esquema.
En tal sentido, la operación programática del caso Möbius, también debe asumirse como una operación programática de tipología virtual. Es decir, la intencionada implementación de un elemento gráfico que se desarrolla ajeno a un determinismo histórico, pero que influye de manera determinante en las características formales del objeto.
Marcelo Gardinetti. Arquitecto
La Plata, Argentina. Octubre 2017
Notas:
1. Greg Lynn, Animate Form, 1999
2. Según el diccionario de la lengua española, un diagrama es un dibujo geométrico que sirve para demostrar una proposición, resolver un problema o representar de una manera gráfica la ley de variación de un fenómeno.
La Misión Vivienda es un programa con tantas omisiones e improvisaciones como las enormes inversiones que ha demandado. Se concibió y se administra en secreto, entre allegados políticos y profesionales sujetos a confidencialidad, y progresa con la irracionalidad económica, jurídica y profesional que se ha hecho característica del petroestado venezolano. No existen publicaciones informativas completas sobre sus premisas arquitectónicas, urbanas y económicas. Solo ahora se hace una exposición de Museo, muy general, que no cambia su carácter de caja negra. Nació con fines electorales (déficit gigante producto de más de una década de ineficacia) y en las pasadas elecciones se llegó al delito de extorsionar a sus beneficiarios para capturar su voto.
Un panorama así exigiría prudencia a quien se le pida un juicio sobre él. Y si se es extranjero y la información disponible es la que entregan los jerarcas del Régimen, más razón habría para la contención y la medida.
Eso es todo lo contrario de lo que ha hecho el arquitecto gallego, premiado y elogiado, César Portela1 al visitar hace poco el país como invitado oficial: declaró a un diario de provincias (Correo del Orinoco) calificando a la Misión como una empresa extraordinaria y un modelo a seguir por todos los países de la tierra.
Es una actitud que nos enfrenta a una cara del populismo que rocé en mis dos escritos anteriores: cuando éste se convierte en parte de una ideología. Y además, cuando los temas de la disciplina se filtran con los valores populistas, asunto muy común en la crítica marxista de arquitectura de fines de los sesenta.
Pero el tiempo ha pasado y ese modo de argumentar entró en desuso. Hoy, si un arquitecto habla sobre un proyecto para una audiencia que respeta y valora, no se apoyaría sólo en sus simpatías con los móviles éticos de los promotores o diciendo que resuelve necesidades mayoritarias. Evitaría enredarse en moralinas, porque sabe que se le exigirán argumentos disciplinares.
Portela2 tendría que decirnos por ejemplo si piensa que el proceder de la Misión3 en Caracas, donde construye en terrenos confiscados por toda la ciudad sin conexiones entre sí y sin mostrar Proyecto Urbano alguno ni localización de servicios, fue la correcta y por qué ese proceder debe ser seguido universalmente. Decirnos si se tomó en cuenta el papel instrumental de la construcción de vivienda en la calidad de vida urbana. Si la experiencia constructiva con empresas extranjeras dejará nuevos conocimientos. Si la organización de las unidades manejó bien la ventilación natural, la insonorización entre unidades, la distribución de los ambientes según patrones de uso locales. Si se tomó en cuenta la orientación respecto al sol, fundamental en los trópicos (tema central de Villanueva, a quien Portela dice admirar). Si hay espacios de recreo o juego para el muy alto número de niños. Si se pensó que el mejoramiento económico de la familia requeriría en el futuro un porcentaje de estacionamientos para vehículos particulares. Y en el caso de los conjuntos que se construyen en la zona del Tuy, cerca de Caracas, que nos dijera en qué son dignos de ser imitados: si es a causa de la calidad de las viviendas, del buen nivel de los servicios comunales o de la forma inteligente como se ensamblan para conformar sistemas urbanos novedosos. Todas estas cosas, si Portela las señalara y defendiera, serían argumentos a considerar como soporte de su entusiasmo. Hoy, juicios hiperbólicos como los que emitió aquí, si los emitiera en un contexto que respeta, los apoyaría en razonamientos, no en el deseo de halagar a su anfitrión.
Pero no parece interesarle que sus declaraciones estén respaldadas. Eso se lo exige Europa, no este mundo sudamericano que necesita ser tutelado, dirigido, por gentes como él. Aparentemente le basta que un exótico gobierno latinoamericano, que considera revolucionario y progresista en sintonía con su personal fe política, haga algo de la magnitud y alcance de la Misión para considerarla ejemplo universal.
Es obvio pues que para César Portela5 el populismo entró en resonancia con sus convicciones marxista-revolucionarias hasta inspirarle un entusiasmo que muy poco tiene que ver con su calidad o prestigio de arquitecto. Se produjo en él lo que mencioné: la inclusión de la mirada populista en sus esquemas ideológicos. Reproduce la misma actitud de Benedetta Tagliabue como jurado de la Bienal de Venecia: así como ella decide enseñarnos conciencia social premiando a unos oportunistas exitosos, Portela nos enseña fidelidad a las necesidades de las mayorías elogiando a la improvisación y arbitrariedad de sus amigos políticos. Ambos actúan en función de su particular lectura de lo que exige el momento: es populismo en cada caso pero de signos contrarios. Se reduce lo más importante a consumo. Y no sólo de la noción capitalista del consumo, sino de toda noción que impone la necesidad de darle a la gente mercancías (en el caso de Portela la ficción revolucionaria) sin que la calidad o el compromiso técnico o profesional tenga importancia.
En la historia de los totalitarismos modernos ha habido muchos casos de este tipo. En contextos democráticos pocos. En democracia, cuando un invitado del gobierno de turno se pronuncia en público, mide sus palabras porque sabe que se le exigirán razones. Este no ha sido el caso, lo cual deja en evidencia el carácter de lo que ocurre en Venezuela. Portela6 actuó, pura y simplemente, como un invitado especial de la Nomenklatura. Y como tal se comporta. Desdeña, encubierto por el Poder, explicarse con los profesionales venezolanos.
Bien por él y quienes lo invitaron. Mal para su imagen de arquitecto.
Óscar Tenreiro Degwitz, Arquitecto.
Venezuela, noviembre 2012, Entre lo Cierto y lo Verdadero
Notas:
1 Conocí a César Portela hace ya muchos años. En 1985 había visto su nombre y algunas fotos de sus casas en una revista alemana sobre arquitectos europeos y me interesó. Poco después cuando un amigo viajó a su natal Galicia por vacaciones le recomendé buscar a Portela para contactarlo, lo hizo, y allí fue naciendo una amistad.
Después vino invitado a Venezuela cuando organizamos, con nuestros propios medios, donaciones y apoyos diversos, el Seminario sobre Arquitectura Española en los noventa, que incluyó a gentes como Rafael Moneo, Jaume Bach y Gabriel Mora, Antonio Cruz, Anton Capitel y Manolo Casas. Portela, a quien por supuesto llamé César por muchos años, se fue haciendo amigo cercano. Promovió mi invitación a un Seminario sobre Arquitectura Institucional que se organizó en los primeros noventa en Santiago de Compostela, que fue una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida en ese tipo de eventos. A los días pasados allá le debo un reencuentro que marcó mi vida con la tierra de mis antepasados por parte de mi padre. Pude saber de los Tenreiro de Pontedeume y conocí a un pariente pintor y arquitecto, Antonio Tenreiro Brochon (fallecido en 2003), quien me regaló una acuarela que está muy cerca de donde me siento diariamente a comer. Hasta llegó a llamarme por teléfono una señora que había visto mi nombre en una entrevista periodística, para indagar por un tío que se había ido años atrás con dirección a nuestras tierras.
2 Y Portela desde entonces volvió a Venezuela varias veces, invitado en dos ocasiones e incluso recibiendo el encargo de un Proyecto, por la Gobernación del Estado Bolívar en tiempos de Andrés Velásquez. En algunas de esas visitas participó en excursiones de trabajo con nuestro grupo de estudiantes hacia el oriente venezolano (Guiria, Macuro) que lo hicieron conocer esa región del país de un modo intenso y gratificante. Siempre que vino posteriormente, y es este un detalle importante porque señala el carácter de nuestra relación, se alojó en mi propia casa.
Tuvo Portela un papel promotor para que Carlos Meijide, entrañable amigo, también arquitecto gallego, muerto en un accidente en 2001, me invitara a dictar clases a fines de 1994 durante un trimestre, en el doctorado de la Escuela de Arquitectura de La Coruña, experiencia en la que también nacieron otras amistades que conservo.
Podría seguir muy largo sobre las distintas incidencias de nuestra relación pero terminaré con una: Karl Heinz Schmitz, profesor en la Escuela de Arquitectura de la Bauhaus Universitätt, me invitó junto a Portela en 2003 a un curso de verano de una semana en el que trabajamos juntos con los estudiantes hasta llegar a dar una charla conjunta (cada uno con sus trabajos) en la cual actué de traductor al inglés de la exposición de mi amigo y colega. De ese curso quedó una sencilla publicación editada por esa universidad con nuestros dos nombres en la portada. Y fue en esa ocasión, en Weimar, la última vez que lo vi, a mediados del 2003.
He relatado todas estas cosas para dar una idea de lo estrecho de mi relación con César Portela, relación en la cual, por lo demás, privó siempre un mutuo respeto profesional que nos llevó en distintas oportunidades a hablar positivamente, en foros o a través de textos de lo que cada quien había hecho o intentaba hacer. Fue una relación que me enriqueció, de eso no hay duda alguna.
3 Pero hubo una vez un invento revolucionario petrolero y caudillista dirigido por un encantador de multitudes ambicioso de Poder que arropó y puso a su servicio las instituciones venezolanas. Y su ambición lo ocupó todo. Inventó una revolución pagada en muchos dólares que revive, una vez más en la historia, el deseo de salvar a la gente a base de proclamas y enfebrecidas declaraciones inspiradas en los lugares comunes de la izquierda internacional. Y ese invento creó niveles de Poder. Y esos niveles de Poder cayeron en manos de amigos cercanos que por decisión propia devinieron en serviciales y bien dispuestos ejecutores de las decisiones del Caudillo. Amigos convencidos de las virtudes de una revolución sacada de una chistera bien financiada, gentes dignas de todo respeto que cayeron fulminadas en su personal camino hacia Damasco. Y se convirtieron. Su vida cambió. La llamada fue a formar filas, no importa si en ello se pierden cosas importantes como la amistad. Es una vida nueva la del convertido, se distancia de todo lo anterior, lo desecha y se abre a nuevos valores y relaciones que pueden ir en contra de lo que siempre creyeron.
4 Sabía que Portela era un marxista que simpatizaba con las causas difíciles y que no veía mal, por ejemplo, a la Revolución Cubana, asunto por cierto, en el cual diferíamos. Pero para mí era una persona de convicciones democráticas que, precisamente por creer en el juego de partidos, se acercaba al Bloque Nacionalista Gallego, partido de izquierdas actuante en Galicia. Y como nunca he sido un conservador, nuestra relación era de personas con una posición política cercana, no igual pero sí próxima. Su apertura a la experiencia venezolana, claramente democrática, como fue la de la Causa R, la cual llevó al Poder Regional a Andrés Velásquez y abrió un espacio importante de actuación a la arquitectura de la ciudad, me hacía pensar que estábamos en posiciones afines, una sensación confortable que privó a lo largo de los años.
Pero no estaba en mí presentir lo que iba a sucederle en relación al nuevo contexto venezolano. Lo que venía ocurriendo aquí parecía ofrecerle un espacio para actitudes y puntos de vista que estaban ocultos o semidormidos en su espíritu. O que yo no tuve la agudeza de percibirlos. Y resolvió hacer militancia a favor de su personal visión de lo que nos conviene (¿?) a los de este lado del Atlántico.
Ya se habían marcado distancias insalvables con algunos compañeros de ruta de los tiempos universitarios y profesionales. Y supongo que a César, ahora para mí Portela a secas (tan directamente me afecta que alguien acompañe la locura a la que ha sido sometido mi país), también lo fulminó, cuando ya el drama venezolano había avanzado, o la claridad que para algunos emana de las ejecutorias del Gran Conductor y sus aliados cercanos, o el hecho de que entre esos aliados hubiera ascendido a las alturas un colega muy cercano, gallego por añadidura.
5 Y reitero que es en este delicado espacio, en el de los relaciones personales que parecían fundadas en un terreno ético bien asimilado, donde más me ha afectado la situación venezolana. No pude imaginar que el magnetismo del Poder tuviera tantas ramificaciones que se infiltran en las rendijas de ese escudo tutelar de las relaciones humanas que es la amistad. Las sorpresas han sido tan grandes y definitivas que me he visto obligado a buscar símiles que lo expliquen. Uno de ellos, que puede suscitar sonrisas, es el del divorcio, experiencia que también ha sido mía. Una de las más definitivas expresiones de vinculación personal como es la de engendrar hijos, sufre un golpe durísimo en la separación definitiva de los padres. Pero también los deseos que se compartían, los objetivos, afinidades, esperanzas, flaquezas, parece que se desdibujan ante la presencia de la voluntad de separación, voluntad que con frecuencia está impulsada por el nacimiento de otro vínculo que con su fuerza oculta al anterior, lo reduce a inexistente llevándolo al olvido, un olvido psíquico.
Que eso ocurre con la amistad y de un modo igualmente definitivo, tajante, es lo que he aprendido.
6 Cuando veo que César Portela habla en los términos en los que lo ha hecho sobre las experiencias de construcción del Régimen tropical con el que simpatiza, se renueva en mí ese mismo estupor. Me pregunto si es que no se ha dado cuenta, como no se han dado cuenta sus amigos de aquí que ejercen cargos burocráticos como si fuesen pequeños dictadores (pequeños pero administradores discrecionales de enormes cantidades de dinero), que están hablando también para una comunidad de colegas que son sus pares, no sus súbditos. Hablan con una no disimulada arrogancia y dicen cosas, insisto en ello, que jamás se atreverían a decir si no estuvieran investidos de la autoridad que les ha concedido una persona que detenta un Poder de muy dudosa legitimidad por lo absoluto y carente de límites. Y no puedo negar que me indigno, porque al expresarse de esa manera Portela repite lo que criticó con valentía y con toda la razón del mundo en otros, aquí o en su país. Por lo visto no percibe (y eso es lo grave de sustituir la ética personal por la ética del Poder), que está hablando desde la arrogancia, desde la arbitrariedad. Aquí se lo hago notar, en nombre de lo que nos unió en el pasado.
Los procesos de ida y vuelta por la memoria o el pasado suelen iniciarse cuando nos percatamos de que existen contradicciones en alguno de nuestros paradigmas contemporáneos. En ese momento surge la necesidad de revisar las hipótesis y argumentos desde los que estos se formulan para, necesariamente, tomar partido y reaccionar.
Cuando estas contradicciones se hicieron evidentes se presentó la oportunidad de redactar esta publicación que intenta transmitir esa posición previa a la reacción desde la cual empezar futuras investigaciones, proyectos y argumentos propios, una toma de partido coherente con lo aprendido y compartido en estos últimos años.
Contra suelo es una recopilación de argumentos expuestos en dos trabajos fin de máster realizados en la Universidad de Sevilla que se sostienen en la elaboración de un andamiaje y urdimbre de ideas ajenas reconociendo las distintas capas y realidades de dos territorios en particular: La Cartuja de Sevilla y el Parque Natural de Doñana.
«La ida y vuelta hacia el pasado reinterpretando las condiciones que generan nuestro presente es una de las características que define el pensamiento de los últimos años. Para esto se hacen necesarias lecturas que pongan en crisis y desestabilicen lo que consideramos y aceptamos como el estado real de la cultura contemporánea.
“La memoria más que un instrumento para inspeccionar el pasado es el medio por el cual esa inspección acontece”,
con estas palabras Walter Benjamin sugiere que nuestra aproximación al pasado puede realizarse como una excavación en la que volvemos una y otra vez sobre el mismo estado de las cosas, esparciendo, mezclando y removiendo la tierra. Así, en este proceso, lo encontrado y reunido nos debe servir para algo más que su conservación o archivo. Debemos utilizar estos hallazgos de manera productiva situándolos y reinterpretándolos en el presente, ir más allá de su inventario e indicar necesariamente en qué lugar se encuentran y cómo están colocados en el suelo actual, de qué estrato proceden y qué otros estratos tuvimos que atravesar para llegar hasta ellos. Es a estas actuaciones a las que podremos llamar contextualizar el estado actual de las cosas.» […]
Previa a la construcción de las piscinas, el Monte do Gozo contiene el espacio de graderío y escenario para grandes conciertos con capacidad para 36.000 personas. Las piscinas aprovechan, con una pequeña reforma, la taquilla, aseos y cafetería del lado oeste. El proyecto, original de Alfonso Penela, construyó estas piezas combinando muros de hormigón, muros de mampostería de granito y elementos de cierres y portalones en acero corten. 25 años después, y tras un uso escaso, su arquitectura sigue vigente.
El graderío, y todo su espacio perimetral, pasa a ser espacio de solárium y esparcimiento de las piscinas. Y no solo se comparte el espacio acotado por la instalación ya que, este lugar, se abre completamente a la vista lejana de la ciudad de Santiago.
Santiago es una ciudad difícil de contemplar desde la distancia y desde su interior es una ciudad sin horizonte, sin vistas lejanas.
El Monte do Gozo y en particular este lugar busca salir a la luz como el nuevo espacio de esparcimiento de la ciudad. El lugar donde los peregrinos ven la Catedral y es antesala del final del camino es también el lugar donde Santiago es redescubierto por los vecinos.
Construir una piscina en una laguna, en el interior de una laguna. Construir una nueva playa fluvial para la ciudad de Santiago y nuestros visitantes. Aprovechar la magnífica instalación del graderío e instalaciones del auditorio, reutilizar los edificios y sacar a luz un espacio oculto para los vecinos.
Estas son las preguntas y estas las respuestas:
1. Todo el conjunto de vestuarios actuales próximos al acceso se acondicionan para el uso de la playa fluvial.
2. El acceso se produce por la taquilla actual.
3. El bar existente se convierte en parte de la instalación.
4. La playa fluvial se extiende por todo el espacio del graderío. El auditorio, con orientación sur, soleado todo el día, se convierte en espacio de juegos y reunión. Todos los alrededores pasan a ser espacios de estancia sobre el césped. Intervenciones lógicas y mínimas.
Este espacio, cerrado y escondido hasta ahora, pasa a ser “la playa” de Santiago de Compostela.
5. Las piscinas están dentro del agua. Bañarse dentro de la laguna. Sobre las aguas las plataformas de hormigón y piedra construyen los espacios para estar, pasear, sentarse y tomar el sol.
6. Las piscinas no funcionan todo el año, pero este nuevo parque debe ser disfrutado durante todo el año. Las piscinas se convierten en un puente que permite disfrutar del graderío para actividades deportivas. La construcción debe resistir el paso del tiempo. Su falta de uso en invierno el muy intenso en verano. El hormigón y la piedra como soporte del paso del tiempo.
7. Arquitectura pregnante, expuesta y tendida. Arquitectura para estar y pasear. Arquitectura para descansar sobre las aguas de una laguna.
Obra: Piscinas Monte do Gozo
Coste: 275.72 €/m2
Autor: Oscar Lopez Alba (OLA estudio)
año: 2017
Promotor: Axencia Galega de Turismo. Xunta de Galicia
Emplazamiento: Monte do Gozo, Santiago de Compostela, A Coruña, Galicia, España
Fotografías: Héctor Santos-Díez | BISimagenes + olaestudio.com
La muestra, producida por la Fundación ICO, recorre la trayectoria vital y profesional de una de las sociedades de arquitectos más creativas del siglo XX en España, integrantes de la generación del 25.
El Museo ICO presenta a partir del próximo 4 de octubre la exposición: Carlos Arniches y Martín Domínguez “La Arquitectura y la Vida”. La muestra, producida por la Fundación ICO, recorre la trayectoria vital y profesional de una de las sociedades de arquitectos más creativas del siglo XX en España, integrantes de la generación del 25.
Entre 1923 y 1937, Carlos Arniches y Martín Domínguez formaron una de las sociedades de arquitectos más creativas del s.XX en España.
Influidos por las ideas de la Institución Libre de Enseñanza y de la Residencia de Estudiantes, donde Domínguez fue residente, sus proyectos en los ámbitos de la educación, el turismo o el ocio fueron el reflejo de su compromiso con las nuevas corrientes de pensamiento europeo. Realizaron algunas obras brillantes como el Instituto Escuela (1931), los Albergues de Carretera (1928-1935) y, especialmente, el Hipódromo de la Zarzuela (1935), proyectado junto a Eduardo Torroja. Tras la Guerra Civil, sus carreras se separaron. Arniches comenzó un largo exilio interior. Domínguez se exilió y desarrolló una destacada carrera en Cuba, donde sobresalió en el ámbito de la vivienda, para exiliarse nuevamente en 1960 a los Estados Unidos. Sus últimos diez años los pasó como docente en la Universidad de Cornell (Ithaca, Nueva York).
El exilio es un castigo político y social que trasciende al momento concreto y perdura más allá del tiempo vital. El olvido no sólo enturbia el pasado, sino que redefine el futuro. Esta exposición tratará de recuperar su memoria.
“La muestra recupera la memoria de estos dos arquitectos, destacados integrantes de la generación del 25.”
Las obras de estos arquitectos se enmarcan en el contexto de la época, caracterizado por la transformación social, cultural, educativa y económica. Ambos se habían formado en la Escuela de Arquitectura de Madrid y este último también en la Residencia de Estudiantes, institución en la que en pocos años coincidieron con toda una generación brillante de artistas, científicos e intelectuales, como Federico García Lorca, Salvador Dalí, Severo Ochoa o Luis Buñuel. De esos años son algunas de sus obras más importantes como el Instituto Escuela, el auditorio de la Residencia de Estudiantes y especialmente el Hipódromo de la Zarzuela.
“Sus proyectos fueron el reflejo de su compromiso con las nuevas corrientes de pensamiento europeo.”
Con el fin de la República,la guerra civil y el exilio de ambos arquitectos -de carácter interior el de Carlos Arniches y en Cuba y Estados Unidos el de Martín Domínguez- lo que había sido una trayectoria conjunta, se bifurca definitivamente a finales de 1936.
“Una exposición inédita que recorre la trayectoria vital y profesional de ambos artistas, autores de obras tan emblemáticas como el Hipódromo de Madrid.”
Comisariada por Pablo Rabasco y Martín Domínguez Ruz podrá verse en el Museo ICO desde el próximo 4 de octubre hasta el 21 de enero.
Como el verano ya lo tenemos encima, querido lector, quería compartir contigo el relato de lo que fue el “sueño deverano“ del arquitecto danés Arne Jacobsen(1902-71) para la playa de Bellevue, en la década de los años 30 del siglo pasado. Un episodio de modernidad escasamente reconocido por la historiografía de la arquitectura moderna europea, pero que cautiva a quienes (como tú y yo) amamos la buena y divertida arquitectura. Permíteme que use esa alusión al relato de Shakespeare, pero verás que las maravillas arquitectónicas que contiene bien justifican este título.
A principios de 1931 Arne Jacobsen ganó el concurso convocado por el municipio de Gentofte para proyectar las nuevas instalaciones para la playa de Bellevue en el sitio de Klampenborg. Situado a muy pocos kilómetros de la capital de Dinamarca, el lugar había sido recientemente alterado al haber desviado el trazado del Strandvejen, la carretera que discurre por el litoral oriental de la isla de Sjælland. El espacio liberado entre la orilla del mar y el nuevo Strandvej iba a convertirse en un nuevo parque urbano diseñado por el maestro paisajista C.Th.Sørensen.
El ayuntamiento se proponía dar servicio a 12.000-15.000 personas cada día en su nueva playa, y más tras el impulso de la conexión de Klampeborg-Copenhague a través de nuevos barcos de mayor tamaño y de la nueva línea de tranvía. Para su diseño, Jacobsen debía considerar albergar unas instalaciones de vestuarios, aseos y algún puesto de venta, aunque acabaría diseñando muchos más edificios e incluso hasta los tickets de acceso al recinto acotado de la playa.
En apenas unos 6 años más acabaría completando todo un conjunto arquitectónico que aún hoy sigue siendo admirado y disfrutado por los ciudadanos daneses. Yo pude visitarlo ya hace más de una década para completar la investigación para mi tesis doctoral sobre Arne Jacobsen, y por eso sé que no me equivoco al recomendarte que lo visites sin vas a Dinamarca, querido lector.
Las nuevas instalaciones para el baño se ubicaron resolviendo el desnivel entre la pradera de césped del parque y la arena de la playa, cumpliendo así la exigencia del concurso acerca de no entorpecer las vistas desde cualquier lugar, al quedar semi-enterradas. Un muro de contención paralelo a la orilla del mar serviría de apoyo a las dos piezas de vestuarios, resueltas con un largo vestuario común junto al muro y una serie de 6 cuerpos cada uno para cubículos individuales rematados con una ducha en su testero. Los pabellones deaseos completaban el conjunto, situando los femeninos junto al acceso en descenso desde el parque, y los masculinos cerrando el recinto de baño por el lado norte. Hábiles decisiones sujetas a unos principios funcionalistas claros que Jacobsen había podido conocer de primera mano al visitar algunas instalaciones similares en el norte de Alemania recientemente.
Pero así frente al rígido formalismo funcionalista, Jacobsen encontró aquí la ocasión de mostrar una versión mucho más amable para esa estética moderna que acababa de ser institucionalmente aceptada en los países nórdicos tras la celebración de la Exposición Internacional de Estocolmo de 1930 dirigida por E.G.Asplund, con quien Jacobsen mantenía una fluida relación profesional y una amistad personal como discípulo aventajado que el maestro sueco reconocía en él. La alegría de aquella exposición pareció trasladarse a Bellevue, y Jacobsen ideó un repertorio formal donde el rígido Sachlichtkeit se plegaba a fórmulas más joviales y espontáneas mediante colores y formas igualmente limpias pero sin esquematismos. Los formas respondían a su función eficazmente, sí, pero su expresión reflejaba esa joie de vivre de las vacaciones estivales, ese gozo relajante de del sol y el mar. Aquella ironía y espontaneidad con que había impregnado a sus modernas creaciones efímeras para la “Exposición de Construcción y Vivienda” en el Forum de Copenhague en 1929 (el bar C.L.O.C. y su “Casa del Futuro“) se respiraba en Bellevue por doquier, haciendo cómplices de ellas a sus usuarios.
El color blanco aludía a ese estallido de la vanguardia arquitectónica pero también a la luz del verano, y fue así usado como fondo común de todas las composiciones en Bellevue. Franjas de azul cobalto convertían a las paredes en materia textil, y ayudaba a reforzar ese anhelo de las virtudes del alejado clima mediterráneo. Pronto el blanco y los colores intensos darían pie a los matices pálidos del clima nórdico, pero antes de madurar esas ideas los colores mostraban la juventud un arquitecto que entonces apenas contaba con 29 años cuando empezó a proyectar Bellevue.
Desde las franjas onduladas del pabellón de control del acceso (incluido hasta en el propio diseño del ticket), el visitante quedaba ungido por esos colores y formas, que posteriormente iría descubriendo en quioscos, en puestos de venta de helados y frutas, en las colchonetas de los vestuarios y hasta en las cabinas cilíndricas del socorrista.
Las formas eran tan variadas como la naturaleza y aludían a ella con una frescura inusitada. El arquitecto se divertía dando forma a ese sueño de verano, construyendo un paisaje de cierto surrealismo. El puesto de helados no era sino una ola levantada en medio de la arena; el carrito de souvenirs usaba el sistema de ruedas-oruga de un tanque pero su cañón era ahora una sombrilla; la cabina del socorrista quedaba abandonada en medio del mar, y solo se accedía a ella por barca desde una empinada escalerilla de barco que salvaba la altura de los 3 postes telefónicos con que se suspendía en el aire un liviano cilindro cubierto.
Todos estos irónicos acentos playeros del proyecto (1931-32) acabarían por consolidarse en el Teatro (y Restaurante) Bellevue, la última de las grandes piezas que completaría Jacobsen en ese conjunto de Klampenborg. Aunque la gran fantasía de Bellevue era el restaurante panorámico y giratorio ubicado en lo alto de un vertiginoso pilar hueco, es en el Teatro donde ese carácter onírico se expresan con más propiedad: hacia la carretera, su fachada cóncavo-convexa se convierte en un gran telón publicitario, con una marquesina dinámica que parece servir de cobijo a quienes llegan allí en un vehículo moderno; el patio de butacas se convierte en un mar con suave oleaje, haciendo una metáfora de las olas con las formas onduladas con que se trazan en continuidad los respaldos de las filas de asientos; las paredes se tapizan con textiles (de material ignífugo y fono-absorbente, eso sí) de franjas blancas y azules, sugiriendo un aire de acampada veraniega que se reforzaba por la posibilidad de disfrutar del cielo estival al construirse un techo corredizo motorizado sobre los espectadores. El efecto de perplejidad y la atmósfera veraniega debieron ser en su día verdaderamente impresionante.
El resto del conjunto de Bellevue lo completaban los apartamentos Bellavista, la escuela de hípica Mattsson, el club de piragüismo y la gasolinera Texaco. Cada uno de los edificios son resueltos con su propia lógica funcional pero con el mismo denominador común del resto del conjunto.
El edificio de apartamentos Bellavista persigue las vistas al estrecho del Øresund como leitmotiv a varias escalas: como bloque, pues se configura como una U orientada al mar con un patio central a modo de jardín estancial colectivo a una cota algo elevada respecto al Strandvej para evitar su ruido y poder disfrutar del mar sin obstáculos visuales; como serie de unidades agrupadas, pues en las 2 alas de la U perpendiculares al litoral los apartamentos se encadenan formando series de 3 parejas que se giran y escalonan para encontrar una solución que logre la intimidad de cada apartamento y disponga de vistas diagonales hacia el horizonte marino; y como apartamento, pues la terraza cubierta ose convierte en la pieza al aire libre fundamental que unifica espacialmente las dos estancias principales de cada piso.
La escuela de hípica Mattsson es un recinto rectangular cubierto con una bóveda de cañón de hormigón, creando un espacio diáfano que se iluminaba cenitalmente con un interesante lucernario de piezas de vidrio encastrados en el encofrado. El club de piragüismo se integra semi-enterrado entre el paseo peatonal junto a la carretera y la arena de la playa, con unas formas blancas que se acompañan de troncos de madera para el porche exterior y de petos de esquinas redondeadas defendiendo la terraza al aire libre, elementos que había usado Jacobsen en su propia casa de Gudmidrup Lyng y en la cercana casa Rothemborg en esos años. Y la gasolinera Texaco, con su marquesina de hormigón pintada en un blanco esmaltado reluctante, se erige como icono simbólico del universo formal que el visitante descubrirá poco después, al estar situada justo antes de llegar a la playa de Klampenborg.
Es cierto, querido lector, que describir con palabras y acierto este conjunto de Bellevue resulta harto complicado. Lo que sí podemos asegurar es que de su resultado quedó muy satisfecho su autor, Arne Jacobsen, pues tras su exilio a Suecia (obligado por la invasión nazi de Dinamarca en la II Guerra Mundial) acabaría instalando a su familia y a su estudio en una misma casa situada en el nuevo residencial Søholm que construiría a finales de los años 40 y principios de los 50. Allí, en un sencillo “adosado”, Jacobsen reuniría su oficina profesional, su vida familiar y su ocio personal, que transcurría principalmente en su jardín. Convirtió a este espacio en un laboratorio paisajístico y botánico, pero también en un maravilloso recinto al aire libre donde hacer sus fotografías y acuarelas de aquellas plantas que él mismo cultivó con devoción hasta el final de sus días.
Hoy, pese a los cambios y alteraciones del uso original (como ocurrió con el Restaurante), Bellevue sigue siendo un lugar simbólico del verano en Dinamarca y gracias a intervenciones recientes se han recuperado algunas instalaciones como el Teatro. Otras han desaparecido por su carácter efímero original (los puestos de acceso y de venta de la playa), pero la gran mayoría han pervivido estos 80 años desde que se construyeron (apartamentos, club de piragüismo, hípica, vestuarios playeros), y conservan esa atmósfera estival con que una vez Jacobsen las soñó.
Feliz sueño de verano, sin duda…
Disfruta de él, querido lector, con esta pequeña secuencia de imágenes de lo que fue originalmente Bellevue que he querido preparar a modo de vídeo para la ocasión. Espero que te guste…
Rodrigo Almonacid [r-arquitectura] · doctor arquitecto
Valladolid. julio 2017
Cuando yo estudiaba arquitectura teníamos un profesor cubano llamado Ricardo Porro Hudalgo (1925-2014), quien habría de construir en la Cuba fidelista unos años después una de las pocas obras de arquitectura digna de mención en el medio siglo de revolución cubana, una escuela de arte con bóvedas de ladrillo que ha sido muy elogiada. Porro, marxista militante en esa época (hoy vive en Francia y poco sé de él), gustaba de hacer proselitismo entre los estudiantes, y como era un hombre de amplia cultura, muy buen expositor y personalidad sobrada como decimos en Venezuela, resultaba muy difícil de contradecir. El hombre intimidaba.
Yo no era su estudiante porque el ejercía en los cursos inferiores, pero como difería ideológicamente de él y me molestaba su talante proselitista, me deslicé una vez en su curso una tarde cualquiera. No me acuerdo con precisión cual era el tema que Porro exponía, pero sí de mi desacuerdo, el cual expuse con toda la torpeza de mi corta edad. Pretendía yo refutarlo con argumentos que venían de mis vivencias personales y de determinadas convicciones, ante lo cual Porro quien me había oído muy respetuosamente me preguntó: ¿en cual autor te apoyas para decir lo que dices, en cual libro? Ante lo cual muy turbado le respondí que en ninguno pero que ese sentimiento, el que yo había expuesto, estaba en la gente con quien yo tenía contacto. Demás está decir que a Porro le convenció muy poco mi alegato y continuó su clase sin detenerse más.
Muchos años después me contaba el Ingeniero August E. Komendant (1906-1992) de quien tanto aprendí, que estando él gestionando permisos en las oficinas de control de la municipalidad de La Jolla, California, donde habría de construirse el Instituto Salk de Louis I. Kahn (1901-1974), edificio de cuya estructura había sido responsable, debía enfrentarse a la actitud dubitativa de los ingenieros a cargo, a quienes no convencían del todo las razones técnicas que Komendant daba, particularmente las relativas a su principio de la “elasticidad controlada” con el cual resolvía las solicitaciones sísmicas, muy exigentes en esa zona de los Estados Unidos. Los ingenieros le decían que el edificio no estaba conforme a las normas y que no encontraban justificaciones adecuadas en ningún libro consultado. Ante lo cual Komendant les respondió ¿Y quién escribe los libros? ¿No son acaso las personas? Con lo cual estaba en realidad invitándolos a aplicar sus conocimientos, su capacidad de razonamiento, frente a lo que oían de su interlocutor, quien obtuvo el permiso y hubo de comprobar lo acertado de su enfoque técnico en el terremoto de San Fernando de 1971 en el cual el edificio no sufrió ningún daño.
Lo que quiero recordar con las dos anécdotas es una verdad simple y muy olvidada: que no todo debe estar en los libros para que se constituya en un punto de vista capaz de ser sostenido y expresado. Y que no importa cuan joven uno pueda ser o cuan inadecuado sea frente a gente de mayores luces, para sostener un punto de vista lo que se necesita es sentido común y capacidad de argumentación, algo que por supuesto es alimentado por las lecturas y el conocimiento en general pero que no tiene por qué ser reprimido aunque desde luego se imponga, como en todo, la obligación de ser coherente.
Insisto en que lo que digo es elemental y propio de ceremonia de graduación de bachillerato pero las hipocresías de la vida académica me subrayan la importancia de razonar desde el sentido común y una mínima energía interior para sostener un punto de vista y me hacen dudar de la tendencia a repetir asuntos leídos aquí y allá que se acumulan como citas obligatorias sobre un escenario psíquico más o menos árido. Y si bien es cierto que el mundo académico exige como requisito que lo que sea dicho o escrito se apoye en referencias bibliográficas suficientemente meditadas, también es cierto que el mundo académico es con frecuencia un ambiente carente de frescura, asediado, precisamente, por los requisitos y las normativas.
Y todo esto viene al caso a propósito de la crítica, porque tal como lo digo en la nota de hoy, durante los primeros tiempos del posmodernismo parecía imposible cuestionar los supuestos que circulaban por todas partes porque no se habían escrito los libros (y nunca se escribieron, me parece) que dijeran lo que mucha gente quería decir.
Así que, lo digo en la nota, me pareció ya en los primeros ochenta que el libro debía escribirlo yo aunque tuviese muy pocos lectores.
Así que empecé a buscar el necesario alimento para sustentar lo que pensaba. En otras palabras, sabía lo que quería decir (de allí las anécdotas anteriores) y busqué sustento intelectual partiendo de allí. La convicción profunda, apasionada, sin respaldo puede terminar siendo el acicate para profundizar en el conocimiento.
Leí mucho en consecuencia. Al principio de manera desordenada, luego una lectura me llevó a otra y a la larga, no fue fácil, pude tener a la mano fundamentos que más nunca se separarían de mi conciencia. En esos tiempos y en los inmediatamente anteriores, hace casi treinta años, fue que me encontré con la concepción de la filosofía de Wittgenstein, con su pensamiento en general, al cual me había acercado, lo he escrito varias veces, un simple comentario en un foro de la Facultad de Arquitectura del colega arquitecto y profesor de Historia, Manuel López. Me interesó tanto que me llevó hacia este hombre excepcional, a quien veo hoy como uno de los pensadores más significativos del siglo veinte. Nos liberó de muchas cargas innecesarias que abrieron campo a una nueva forma de filosofar, nos centró en lo esencial, podría decirse.
Y desde entonces pude situarme más cómodamente, sin la ansiedad anterior, ante la Crítica y los críticos de arquitectura. Pude diferenciar mejor. Separar la hojarasca de lo más esencial.
Es lo que me llevó a escribir el texto al cual me referí en mi nota que llamé “Crítica y Arquitectura, Sociedad de Responsabilidad Limitada” En él, aparte de definir mejor mis puntos de vista sobre algunos temas que se discutieron en un momento dado en el ambiente latinoamericano, como el de la Identidad, redacté un capítulo central en el que pude situar mejor los diferentes ropajes de la actividad crítica. Lo concluí con una serie de comentarios en forma aforística que buscaban ilustraban mis puntos de vista sobre distintos temas vistos desde la arquitectura.
Y confieso que me sentí liberado. Escribir fue el instrumento.3
Y entre otras cosas, ya puedo decidir con más libertad cuando la crítica es pensamiento auténtico y cuando hay, simplemente, que ignorarla.
Óscar Tenreiro Degwitz, Arquitecto.
Venezuela, noviembre 2012, Entre lo Cierto y lo Verdadero
Notas:
1 Decía la semana pasada que hace algunos años, casi veinte, movido por la incomodidad ante el rumbo que tomaba la discusión sobre arquitectura, escribí un texto que pretendía increpar al mundo de la crítica y los críticos más allá de las visiones especializadas. Hablar desde fuera buscando incidir en un debate que me parecía ensimismado. Pero una interpelación desde un lugar más o menos oscuro del mundo cultural como es el nuestro, que además se caracteriza por un fuerte estancamiento, tiene muy leves consecuencias. Lo cual no quiere decir que la incomodidad ante la deriva del pensamiento arquitectónico que cobró forma en los años finales de la década de los setenta no estuviera presente en el ánimo de muchos.
En cualquier lugar donde uno escarbara un poco, en los países centrales como en los periféricos, en la opulencia como en la escasez, se sentía la incomodidad. Pero no conseguía expresarse porque era un tiempo de transición, de tránsito hacia una nueva perspectiva. Junto a una necesaria revisión de ciertos supuestos de la modernidad se incurrió en demasiadas simplificaciones, se restauraron viejos ídolos, y, sobre todo, se quiso postular forzadamente algo así como un nuevo comienzo. Era un río muy caudaloso que se llamó a sí mismo posmodernismo.
Ante esa situación era muy poco lo que podía hacerse. Me viene a la memoria lo primero que leí en mi vida de Carl Gustav Jung, hace ya demasiado tiempo. Un ensayo dedicado a la promulgación por el Papa Pio XII, en 1950, del dogma de la Asunción de la Virgen María, una lectura de gran interés que me marcó mucho, yo muy joven. En la introducción al ensayo, hablaba Jung del Espíritu de los Tiempos (en alemán el zeitgeist, palabra que se usó hasta el exceso entre los críticos de arquitectura anglosajones hasta hacerla ingresar al diccionario inglés) haciendo notar que era desaconsejable hablar a contracorriente con él. Y que por eso mismo, Jung evitaba hacerlo.
2 En esos tiempos de ebullición posmodernista lo que predominaba era la afición por las palabras-conceptos con apariencia de novedades. Era cuesta arriba persistir en el uso de un lenguaje más directo, menos recargado de retórica y sobre todo libre de prejuicios frente a la herencia moderna. La discusión sobre arquitectura prescindió en gran medida de la arquitectura construida y los valores que la justifican para dar paso a la especulación puramente formal, a la visión del edificio como objeto, al dibujo especulativo como sustitución de la construcción, a la reivindicación del estilo. Algunos de esos polvos habrían de traer buena parte de los lodos actuales ¿lo presintió el mundo de la crítica?
En algunos casos sí. Recuerdo muy bien cuando Kenneth Frampton ante un grupo de mis estudiantes aquí en Caracas comenzó una conversación diciendo que el posmodernismo era un tigre de papel. De él oí por primera vez los nombres de los arquitectos españoles que en cierto modo resistían. O los de los portugueses Alvaro Siza y Fernando Távora. Esa toma de posición le valió a Frampton muchas dificultades. Que tal vez tienen un papel en su adopción de una cierta ambigüedad que le impedía dos cosas: ser claro en sus rechazos y mostrar la arquitectura que le interesaba. Lo aquejaba otra de las debilidades del crítico: la precisión resta mercado.
Y también está el caso de William Curtis, quien tuvo el mérito de defender los valores más intemporales en el legado de Le Corbusier, aparte de su claro rechazo a los lugares comunes del discurso de moda en los ochenta, lo cual también le concitó, como a Frampton la antipatía de quienes presumían de estar al dia. Un caso muy opuesto al del célebre de entonces, Charles Jencks, quien después de haber escrito un buen libro sobre el viejo Le Corbusier que fue muy leído y comentado, pasó a convertirse en conocido propagandista del posmoderno y acuñador de la otra etiqueta favorita de esos tiempos: tardo-moderno, clasificación ad-hoc para desacreditar a los más rutinarios.
3 Y es legítimo decir que la definición más superficial del posmodernismo es fundamento ideológico del populismo. ¿No es el lema “todo vale” un concepto típicamente populista? Veamos: no se privilegia un canon estético (que es lo mismo que un canon moral) sino se recurre a muchos según convenga, se desdeñan los modelos por excluyentes y se aceptan muchos, aún siendo contradictorios, no hay una dirección preferencial para la marcha de las cosas sino muy diversas aún a riesgo de ser regresivas, hay estilos y se escoge el que calza en mi gusto o mis esquemas, no hay la cultura sino las culturas (es lo que se ha respondido, por ejemplo, a las inquietudes de Vargas Llosa) y tanto la baja como la altacultura pueden equipararse. Y podríamos seguir. El populismo es la disposición a aceptar lo que complace o convenga a la oportunidad o al gusto de las mayorías. El populismo es el reino de lo efímero que bien puede ser falso como la famosa Plaza de Italia de Charles Willard Moore (1925-1993). Y la ciudad populista por excelencia es Las Vegas, símbolo del americano inculto y deseoso de reproducir escenarios para no tener la molestia de viajar y expresarse en otro idioma. Y no es casualidad que Robert Venturi, el arquitecto que vino a ser como el heraldo del posmodernismo haya sido el autor del libro “Aprendiendo de Las Vegas” que no era otra cosa que un deseo de elevar el mal gusto y el paroxismo de lo fake de ese lugar del mundo al nivel de expresión cultural de derecho propio tan digna de admiración como cualquier milenaria ciudad europea.
Desde allí no había sino un paso corto para llegar a muchas de las distorsiones actuales. Lo falso se puso (y aún está) de moda. Y no doy ejemplos por varias razones, entre ellas por lo del espíritu de los tiempos.
Tras el periodo vacacional retomamos las entrevistas en la sección Baliza. En esta ocasión nos desplazamos hasta Bilbao para charlar con Libe Fdez. Torróntegui, arquitecta con posgrado en «Rehabilitación y restauración arquitectónica» por la Universidad Politécnica de Cataluña (Barcelona, 2012) y fundadora de reharq*. Libe es una entusiasta de la comunicación que trabaja para que el patrimonio se experimente como lo que es: identidad, cultura, disfrute, tradición y futuro lo que la ha llevado a ser miembro del Consejo de Gobierno de UNESCO País Vasco y primera corresponsal de España para la plataforma social media de Europa Nostra y EHV.
Esta pasión por el patrimonio le ha llevado a fundar reharq*, consultoría creativa especializada en patrimonio cultural, una apuesta por un nuevo enfoque en la comunicación del patrimonio le ha hecho merecedora de varios reconocimientos empresariales internacionales. Este planteamiento puede verse reflejado en su publicación digital con formato de enternainment ya que vincula el conocimiento del patrimonio con experiencias más lúdicas.
Sin más preámbulos os dejamos con la entrevista que tuvimos la oportunidad de realizar.
Hace ya casi 5 años de aquello… y surgió por pura necesidad, tanto personal como social. Por un lado, adoro comunicar y vi en la crisis la oportunidad para darme una licencia y probar en lo que siempre había deseado hacer: escribir. Por otro, me había pasado un año entero leyendo tratados y devorando textos sobre patrimonio. Documentos infumables para muchos pero con contenido de gran valor para todos.
Reharq nació para acercar el patrimonio, los aspectos más técnicos y la pasión de la historia de la arquitectura a los más profanos en la materia pero siendo sustancial para los especialistas. Creció siendo una de las publicaciones digitales referentes en el ámbito de la difusión del patrimonio. Se desarrolló mutando a consultoría creativa. Y hoy, además de formar parte de la estrategia de marketing de mi empresa, es por encima de todo un lugar, a veces virtual otras 1.0, donde confluye gente estupenda. Por si esto fuera poco, es también una actividad que me mantiene en constante enriquecimiento cultural y profesional.
¿Por qué te has enfocado en el patrimonio, un campo amplio de por sí?
En 2012 cursé un posgrado en «Rehabilitación y restauración arquitectónica» en la Universidad Politécnica de Cataluña. Lo recuerdo como un año brutal pese a viajar todas las semanas desde Bilbao a Barcelona. ¿Sabes cuando casi no duermes y estás a tope, pero lo gozas? Así fue aquel año para mí. Me especialicé y me reencontré con mi yo curioso, estudioso y disfrutón de la profesión. Feliz. Acababa de descubrir mi vocación dentro de la arquitectura.
¿Cuáles son tus referencias?
Personas brillantes con empresas normales. Recuerdo que mi primera referencia fue una arquitecta valenciana con un blog de lifestyle. Me parecen muy inspiradores los profesionales que a partir de la buena identidad digital de un blog han logrado vender servicios y productos. En materia de estrategias de comunicación, diseño… tienen modelos ya muy testados, por lo que los profesionales de otras disciplinas podemos guiarnos por su experiencia.
Alegre, al fin y al cabo, estoy viviendo de lo que me he formado y mejor sé hacer. Y, tras este verano, con un nuevo propósito (creo que lo he cumplido dos días de 23, también te diré…): trabajar media jornada. Eso, siempre y cuando no esté viajando. Algo, por otro lado muy habitual.
Has recibido numerosos reconocimientos por tu labor en reharq ¿qué han supuesto para ti y para el proyecto?
Personalmente, cada premio ha sido reconfortante. En la anterior pregunta respondía que aspiro a trabajar media jornada, porque durante los años anteriores he perdido la cuenta de las horas, noches, fines de semana y vacaciones que he invertido en mi empresa. Como te decía, los premios siempre eran una palmadita en la espalda en forma de ‘vas bien’.
Profesionalmente, ganas en reconocimiento y, por ende, en popularidad, acceso a clientes y honorarios. Acabo de recordar un momentazo relacionado con un premio. Probablemente no es el que más repercusión tuvo pero fue inolvidable cuando acudí al Parlamento Europeo, en el marco de unos premios de emprendimiento, para hablar sobre cómo otras formas de comunicar el patrimonio y recalar en la sociedad son posibles.
¿Cómo desarrollas ese “nuevo enfoque para la difusión del patrimonio arquitectónico”?
La línea editorial elegida es sumamente entusiasta y se desmarca del tono rígido, gris y académico utilizado en este ámbito. Su objetivo: redescubrir el patrimonio yendo a la esencia de las personas y su vinculación con éste, y explicando los detalles más técnicos, desde el rigor pero con emoción.
A este nuevo enfoque yo le llamo di(ver)fusión del patrimonio, pues es contenido experiencial, propio, fresco y de calidad.
¿Cómo y para qué utilizas las “nuevas tecnologías”? ¿La “red” ha facilitado tu labor?
¿Que si la ha facilitado? El poder de alcance de la red es maravilloso. Primero porque te permite conocer a gente con la que conectas increíble. Segundo porque el abanico de ofertas profesionales se abre al mundo entero. Mi consultoría creativa especializa en patrimonio cultural es de ámbito internacional gracias a la inexistencia de fronteras en las nuevas tecnologías. Trabajar en La Habana, Uruguay o recientemente en Ecuador no entraba dentro del plan de desarrollo empresarial, sin embargo, la red me unió a personas que necesitaban mis servicios al otro lado del charco. No seré yo quien se niegue a estas oportunidades laborales tan vibrantes… ;-)
Como “emprendedora” ¿qué opinas de los arquitectos que “abren y/o recuperan” nuevos campos y/o enfoques de la profesión?
Fíjate que yo estos enfoques no los veo tan nuevos: ya en la carrera quería trabajar en el mundo editorial (a ver, y voy ya para los 40…). Al final, nuestra formación es muy amplia y puede dar pie a que se desarrollen nuestros talentos.
¿Estás contenta con la trayectoria realizada hasta ahora? ¿Qué proyectos de futuro te esperan?
Tu entrevista me ha debido de dar suerte pues mientras te escribía acaba de llegarme un mail con una noticia fantástica. Factoría Cultural Madrid me ha seleccionado para llevar a cabo un proyecto en el ámbito del turismo patrimonial. Y empiezo la próxima semana así que… esto es lo que me espera en mi futuro inmeditísimo.
Para acabar, ¿qué le aconsejarías a los actuales estudiantes y futuros profesionales de arquitectura?
Un consejo práctico. La arquitectura es una profesión preciosa y creativa pero es eso: una profesión y no un hobby, y como tal la remuneración ha de ser proporcional al trabajo realizado.
Si cuando digo yo que los blogs son armas de unión masiva de buena gente… Gracias Alberto por la propuesta.
La arquitectura se debate constantemente entre dualidades. Intervenir en un lugar a través de la edificación es en la mayoría de las ocasiones una deliberación entre opciones opuestas, y buscar el equilibrio y coherencia de ello a través de relaciones espaciales, visuales, compositivas, y constructivas no es otra cosa que el primer paso del juego de la arquitectura.
Intervenir en un lugar con preexistencias históricas, o un entorno natural, o un casco urbano consolidado, requerirá siempre un posicionamiento, una decisión de estrategia presente que permita satisfacer necesidades vinculadas a un contexto, pero que al mismo tiempo se enfrente a situaciones cambiantes a lo largo de los años, solventándolas con autodeterminación, resiliencia y calidad.
Una sencilla construcción de 76 m2 de parcela en la Adsubia (Alicante) se convierte en el ejemplo perfecto para ilustrar este debate de la arquitectura: la Font de l’Art, de nomarq |estudi d’arquitectura.
El proyecto consiste en una edificación unifamiliar entre medianeras inicialmente, en una parcela trapezoidal en esquina del casco histórico del pequeño pueblo de la Adsubia, dominada por una orientación sur hacia la calle principal, y volcando al norte hacia un barranco y las vistas al resto del pueblo.
La parcela viene marcada por una identidad propia, ya que en el pasado albergó una almazara para la molienda del aceite, y tanto su carácter tipológico de «antiguo almacén» como sus vestigios constructivos perviven hoy en él: un muro de mampostería de piedra de proporciones mayúsculas acapara la imagen por el norte, y extendiéndose también al oeste, con continuidad en parcelas colindantes, cose el tejido consolidado, estrechamente vinculado aún a lo tradicional. La intervención en este muro significará no sólo la reconstrucción de la imagen urbana, sino una reactivación del gran valor sentimental de una construcción con tales implicaciones locales.
En este entorno se eleva la nueva construcción, compuesta por una planta sótano, planta baja con acceso por la fachada sur, planta primera y una cubierta transitable. Respondiendo a un programa de usos definido por el propietario donde la flexibilidad de espacios sea premisa, el diálogo entre lo heredado y lo aportado, entre la comprensión del patrimonio material y la necesaria contemporaneidad, queda establecido.
La construcción se proyectará como vivienda, principalmente desarrollada en la planta primera, contando con una baja de acceso y cochera, y un gran almacén o zona de trabajo en el sótano; del mismo modo podría vivirse como un espacio para invitados o residentes en la planta primera, una sala de exposiciones en la baja, y un gran taller en el sótano. Y es que la configuración de la edificación lleva en su ADN una adaptación a situaciones muy diversas, como si nomarq | estudi d’arquitectura hubieran conseguido recrear ese gran almacén, un contenedor de actividad heterogénea que sin embargo no difiere, ni aunque quisiera, del modo de vida del lugar.
Las diferentes plantas se configuran como espacios diáfanos, alterables, marcados por elementos singulares y de conexión vertical: el gran muro de mampostería se consolida y abraza la nueva construcción enlazando unas plantas con otras; la escalera actúa como un elemento escultórico, sutil, recto, tenaz, que guía el movimiento a través de la vivienda; en la última planta, una cocina y un baño, integrados casi como piezas de un mobiliario fijo pero invisible, acotan el espacio; y la luz atraviesa toda la edificación como un elemento más de la construcción. Este intimismo interior en contraste con la rotundidad exterior, este diálogo callado que se produce entre los diferentes ámbitos y las diferentes fases, nace de una cercanía independiente, una integración no forzada entre las preexistencias y la nueva construcción, entre el paisaje y el interior de la arquitectura. Toda la vivienda se sustenta por cuatro únicos pilares metálicos HEB sobre los que apoya un forjado de chapa colaborante, retranqueados respecto de la linde. Éstos, unidos por sendas vigas en perfil IPE, permiten liberar al fondo norte una doble altura entre sótano y baja, y propiciar una terraza en planta primera, cuyo pavimento transparente inunda de luz indirecta toda la edificación. La escalera, al igual que la luz, cuelga de los elementos horizontales.
Así, la nueva vivienda integra tanto el paisaje en forma de vistas, como el cultural en forma de reminiscencias constructivas, pero solo rozándolos, sin invadirlos ni acosarlos, y sin construir una rigidez de forma de vida que impida que esa conversación se corte en épocas venideras.
Nomarq ha conseguido una vivienda que se adapta al día a día no sólo de su propietario, sino de los vecinos del pueblo, que aún encuentran en ese muro de mampuesto el sustento a conversaciones y paseos. Y nos da que pensar cómo una construcción con ingenio, donde el arquitecto no tiene el control de todo lo que ocurre, puede generar un diálogo entre posiciones que podrían parecer opuestas. Una arquitectura lienzo, donde se pone el soporte para que el usuario pueda desarrollar su propia obra, donde tanto lo hecho como lo no-hecho, produce arquitectura.
Obra: La Font de l’Art. Vivienda entre medianeras
Tipo: Obra nueva / Restructuración
Localización: l’Adsubia, La Marina Alta, España
Año: 2016
Autor: Estudio nomarq | estudi d’arquitectura
Promotor: «ALDO NONIS»
Proyectista: Ramón Riera Cervera
Constructor: Nova Construcció i Reformes 1970, S.L.
Director de obra: Ramón Riera Cervera
Director de ejecución de obra: Pascual Ortolá Mengual
Fotografía: Milena Villalba
Texto: Ana Asensio
Traducción: Natalia Dalinkevicius + nomarq.com
Sumido y puesto al servicio del absolutismo del espectáculo, el ejercicio de la crítica de arquitectura oscila hoy, complaciente, entre la nostalgia y la farsa. Contra esa pasividad, es preciso recuperar la crítica como herramienta de choque. La crítica como estado de alerta desde el CUAL promover la duda, cuestionar mitos y generar debates. No para cautivar con nuevos dogmas sino para desestabilizar.
“En medio del naufragio ideológico en esta sociedad pos-posmoderna, rodeados por la –sin– razón de nuestra cultura contemporánea, surge el «crítico de choque» que logra salir a la superficie indemne y que acomete cáusticamente contra aquellas publicaciones, premios, obras construidas e irreversibles discursos funcionales a la impuesta constelación de las estrellas del cielo arquitectónico.
Fredy Massad expone con intransigentes y filosas palabras, los modos de ofrecer arquitectura a esta insaciable sociedad del espectáculo, cada vez más destructiva y que todos los lunes exige lo nuevo, lo mejor, lo fabuloso.
El crítico es como un caballero moderno que, con su palabra, expone los esqueletos detrás de la maquinaria propagandística que no cesa de generar productos culturales que no desafían el statu quo, para que todo se mueva sin que nada cambie.
Acomete cáusticamente contra las publicaciones consagradas, los premios, las obras construidas y los irreversibles discursos que son funcionales a la impuesta constelación de las estrellas del cielo arquitectónico. Expone con intransigentes y filosas palabras a esos starchitects y transita los intersticios que dejan las poses de los aplaudidores o de los antisistema. En medio del naufragio ideológico en esta sociedad pos-pos moderna, rodeados por la –sin– razón de la cínica posverdad, esa máquina infame de borrosas imágenes predigeridas, surge este crítico de choque que logra salir a la superficie indemne”.
Edgardo C. Freysselinard, autor de Fractales de la modernidad, tomo I de esta misma colección, galardonado con el Premio DESIGN AND DESIGN INTERNATIONAL AWARD, otorgado en París, Francia, en 2014.
Todos aquellos lectores que deseen comprar este ejemplar deben remitir un correo electrónico a la siguiente dirección criticadechoque@gmail.com
La percepción que tenemos del paisaje urbano es siempre múltiple, lateral y solapada. No es solamente la visión la que domina la percepción, el oído, el olfato y el tacto tienen un papel importante. La amalgama de información multisensorial que concurre al convivir con un entorno urbano determinado, construye un arquetipo que de forma instantánea confrontamos con nuestra memoria del lugar, o de lugares parecidos.
Es más, la manera como nos relacionamos con un paisaje determinado viene fuertemente influenciada por nuestro estado de ánimo. Un mismo lugar puede parecernos agresivo, cuando unas semanas antes lo contemplábamos con placidez. Para acabar de complicarlo todo, en un espacio urbano determinado se dan pautas más o menos repetitivas a lo largo del día o la semana, pero existen un sinfín de aspectos que no se repiten y que van ligados con el momento desde el que se observa. La luz, la temperatura, la estación del año, la meteorología, y una larga lista de interacciones hacen que no hay un solo paisaje igual, dentro del mismo paisaje.
En otras palabras, la construcción de un paisaje urbano viene mediada por una constelación interactiva de estímulos y relaciones y no por una realidad física determinada y asilada. Ya sabemos que la arquitectura nunca existe aislada.
Cada edificio tiene cierta conexión con los otros que están junto a él, detrás de él, al doblar la esquina o en la misma calle, con independencia de que su arquitecto lo pretendiese o no.1
Lo que ocurre con los objetos arquitectónicos individuales es que interaccionan con otros objetos cercanos, con los vacíos que en forma de calles o plazas, lo circundan, y sobre todo, con los objetos arquitectónicos que tenemos instalados en la memoria. Y es que la
arquitectura consiste en la creación de lugares y en la creación de memoria.
Así es imposible determinar las claves del éxito de un paisaje urbano a priori, y en el mejor de los casos, solamente podemos entender el valor de un trozo de ciudad a posteriori, al experimentar ese espacio, al aprender de él y posteriormente reflexionar sobre él.
Entonces, ¿Cómo reconocemos un lugar como propio? ¿Qué mecanismos se dan en un paisaje urbano determinado para que lo hagamos nuestro? No hay una respuesta sencilla.
En realidad sospecho que la percepción de un paisaje determinado solamente construye una pequeña parte de la realidad. La otra, la parte más importante la construye el observador. Sospecho que lo que fundamentalmente ocurre es que construimos una idealización de un paisaje urbano determinado, y esa construcción nos ayuda a parametrizar la información recibida al volver una y otra vez a un lugar. Quiero decir que construimos una fenomenología propia idealizada, a través de la cual hacemos pasar el paisaje que observamos.
El resultado es que percibimos un paisaje transparente, un paisaje que no está presente de forma material, sino que viene inducidamente construido a partir de nuestras experiencias acumuladas en él, y su confrontación con una construcción idealizada que nos hacemos del mismo.
En definitiva, dada una realidad física urbana concreta, cada observador construye un paisaje urbano propio, idealizado, personal e intransferible, a partir del cual reacciona y fragua una relación, tanto emocional como intelectual. Nos relacionamos con el mundo a partir de paisajes transparentes, que solo habitan en nuestra consciencia. Podría decirse que la ciudad es un sinfín de paisajes transparentes superpuestos.
Max Nordau tiene un pasaje escrito en 1892 que ejemplifica la dimensión multiformato y sobrestimulante que tiene el paisaje contemporáneo.
El final del siglo veinte albergará a una generación a la que no le molestará leer una docena de metros cuadrados de periódicos al día, que le llamen por teléfono constantemente, pensar en los cinco continentes del planeta de forma simultánea, pasar la mitad de sus vidas en vagones de tren o máquinas de volar y que sabrá cómo encontrar la tranquilidad en medio de una ciudad poblada por millones de personas.2
Por ser una predicción de hace más de un siglo, no estamos demasiado lejos de lo escrito por Nordau. ¿Quiere esto decir que no importa la intencionalidad en el proyectar urbano, si finalmente múltiples situaciones, algunas de ellas ni tan siquiera programadas, van a surgir, y afectarán la lectura y la percepción que se tenga de la ciudad resultante?
¿Cómo entonces es posible proyectar un entorno urbano desde una disposición tan fluida de pequeñas certezas, y de cambios constantes? ¿Puede realizarse el acto de proyectar desde una multivalencia?
Pensar, proyectar y vivir la ciudad siempre será complejo, y fascinante. En realidad, actuar sobre una realidad urbana y transformarla, es un acto de valentía sin precedentes. En primer lugar, el espacio destinado a su uso nunca será en primera persona. Es decir, proyectaremos sobre los otros, para los otros y de hecho a partir de los otros.
Quizás una de las claves para entender el proyecto contemporáneo de la arquitectura, el urbanismo y el paisaje es entender que no cerramos propuestas, sino que creamos condiciones. Condiciones para que la vida urbana tenga lugar con usos y vivencias, previstos y no previstos. Condiciones para un confort razonable, una comodidad y una construcción de múltiples identidades posibles, condiciones para que miles y miles de historias personales encuentren su lugar, y que ese lugar, será percibido e idealizado de formas muy diferentes.
El proyecto, dicho así en singular, no puede ser un espacio cerrado a otras realidades que la del proyectista. Al contrario, proyectar significa proponer una situación delimitada físicamente, técnicamente, operativamente, para que sea posible la producción de realidades múltiples. Es otras palabras, en arquitectura debemos entender la realidad física construida como una infraestructura para la vida, más que como una estructura significativamente cerrada. De esta forma daremos la oportunidad a que ese espacio se vuelva productivo a partir, y según, la actividad que miles o millones de usuarios desconocidos le vayan a dar.
Dar a nuestros proyectos una dimensión temporal, con capacidades como la mutabilidad, la transformación, y dotar los proyectos con la potencialidad de usos no previstos, debería ser nuestra aportación de valor como responsables de la construcción de la ciudad. No podemos forjar la imagen que de cada rincón de la ciudad va a tener cada uno de nuestros conciudadanos. Pero si podemos dotar de las mejores condiciones para que el paisaje urbano se vuelva productivo, ya esté basada esta producción en la construcción de identidades culturales, la interacción de relaciones sociales cohesionadas, la manifestación de acciones políticas en tanto que individuos de la polis, la creación de valor económico traducido en plusvalías que reviertan directa o indirectamente en el ciudadano, o entender la ciudad como un campo de desarrollo tecnológico para la producción, la acumulación, la distribución y el consumo de energía e información.
Si llegamos a proyectar desde estas claves y dejamos que fenomenológicamente el espacio resultante llegue al usuario final, conseguiremos aportar los ingredientes clave para que cada individuo consiga realizar la construcción de su paisaje transparente, íntimo e incondicional.
Y lo conseguiremos porque será un paisaje vivo y vivido por los demás.
Miquel Lacasta. Doctor arquitecto
Barcelona, febrero 2013
Vengo ocupándome desde hace cierto tiempo del tema del populismo. Otras veces lo he tocado, aclarando que no me refiero sólo al populismo político1 sino al populismo en general. A los arquitectos el tema nos concierne porque si hay algo que daña la visión general que se tiene de la arquitectura es el populismo.
Esto no parece tan a la mano para un europeo porque en ese medio cultural la arquitectura está bien establecida, pero entre nosotros sirve de apoyo muy activo al argumento de que lo importante es la mínima eficacia del edificio y no los valores arquitectónicos. Se hace esencial satisfacer la necesidad inmediata de las mayorías aunque con ello se sacrifiquen valores importantes y entre ellos los contenidos culturales de la arquitectura.
Pero el populismo tiene múltiples caras. Y así como reduce en nombre de una supuesta eficacia también amplifica y distorsiona en nombre de la siempre deseada popularidad. Que varía entre sitios disímiles del mundo. De tal modo que en sociedades opulentas el populismo se expresará de modo aparentemente contrario al que asume en sociedades empobrecidas. En el Primer Mundo puede hacerse entonces sustento de la arquitectura del espectáculo, carnada para el gusto mayoritario, ávido de novedades brillantes y efectistas. Desdeña, también allí, los contenidos culturales.
No cabe duda entonces de que el verdadero antídoto del populismo es el esfuerzo por ir más allá de las apariencias y las presiones circunstanciales de la opinión masificada. La reflexión, la justificación racional de lo que se desea hacer es su principal enemigo.
Y uno puede jugar un poco con las diferentes caras del populismo.
A mí particularmente, desde un tiempo a esta parte, me ha llamado mucho la atención la forma como el populismo ha tomado posesión del espacio religioso.
Nosotros los arquitectos recibimos lecciones que vienen desde la más remota antigüedad, de la arquitectura religiosa. Y en mi caso personal puedo decir que las principales experiencias que he tenido de la capacidad expresiva de la arquitectura me vienen de templos del pasado, viejos lugares de culto que traen hasta nosotros desde tiempos remotos las intenciones de hacer perdurable la Fe mediante la construcción como su símbolo. Templos paganos y templos cristianos, deidades múltiples o el Único Dios. Y en este último caso, el templo católico viene dejando una huella primordial en el paisaje desde los más remotos siglos.
Y he aquí que los esfuerzos de clérigos y jerarcas de esa misma Fe en países como el nuestro donde la pobreza es mayoritaria, insisten en que la dignidad del templo reside en su eficacia y no en sus valores arquitectónicos. Y la pobreza exige simple construcción, no austeridad que tendría mucho sentido sino una no-arquitectura, podría decirse. Los templos son entonces espacios supuestamente neutros, como galpones industriales donde en lugar de máquinas o mercancía hay fieles y un altar. O en otros casos se ofician los ritos en el mismo sitio donde se juega algún deporte o se celebran festividades, como ocurre en tantos colegios católicos venezolanos. Y para completar el triste cuadro, la música de los cantos piadosos que acompañan el rito es una mezcla de melodías tomadas de algún bolero de moda. Sólo falta el tongoneo de las coristas de un cantante con guitarra eléctrica para completar el decadente cuadro. ¿No es ese un típico panorama populista? ¿Cual es el criterio que lleva a considerar que la gente más humilde tomaría como ofensivo para la solidez de su Fe que el templo sea un lugar en cierto modo superior, especial, que tenga condiciones que le son específicas y exigen un esfuerzo económico de mayor nivel? ¿Y por qué la música debe ser, no ya sencilla en su estructura, que podría justificarse con reservas, sino ramplona, vulgar, adocenada, ridícula?
Pero el soplo populista nos puede afectar a todos, porque los más observantes insisten en que debemos superar esas minucias, recomendación que poco tiene de religioso sino mucho de simple ideología…populista.
Describo más abajo lo que ocurrió en los tiempos políticos de mi adolescencia que en cierto modo reproducen los que se han vivido en mi país2 a lo largo de dos siglos, tiempos de comienzo en los que prevalece una mirada superficial, arrogante, que pretende iniciar la historia y prescindir de lo anterior. Y me viene a la memoria mi actitud de ese tiempo, a mis dieciocho años, recién iniciado el proceso democrático en 1958, cuando me dio por considerar por ejemplo la Ciudad Universitaria de Villanueva, donde habían transcurrido mis primeros tres años de estudio, como que si hubiese sido una empresa dispendiosa, parcialmente injustificada ante tantas carencias populares. Me había conquistado el populismo. Hasta enfrascarme en una discusión con el hoy colega Gerónimo Puig sosteniendo que lo que se había hecho en estos edificios que hoy admiro era excesivo. Él me lo recriminaba y hoy me doy cuenta de lo falso de mis argumentos de entonces y de lo fuerte que puede ser la seducción del populismo. Ante lo cual pido excusas medio siglo después al compañero universitario.
Populistas son sin duda los argumentos que se esgrimen hoy en el Primer mundo en crisis, cuando se trata de corregir los excesos que condujeron a la situación actual. He escrito varias veces que el tono que adoptan algunos de los comentaristas de diarios y revistas importantes es como el del convertido que explota en denuestos contra su antigua fe. Suena falso y sobre todo muy insincero. Hace poco leía por cierto, a propósito de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura unas expresiones laudatorias por parte de una comentarista que parecía como el descubrimiento de una verdad hasta el momento oculta, cuando en definitiva lo que ha habido por parte de Europa (y de gentes como ella misma, es decir divulgadores de la arquitectura) es pura y simple ignorancia de toda geografía alejada de los principales ejes de Poder.
Este rasgarse las vestiduras que se ha puesto de moda es rampante populismo.3 Revela además el eterno mirarse a sí mismo del mundo occidental de primer rango, que convierte el arrepentimiento por no haber dicho lo que había que decir en su momento en descubrimiento apresurado de virtudes cediendo a la urgencia creada por la mala conciencia. Se yerra entonces cuando se buscan méritos, y se señala equivocadamente, con superficialidad, desconociendo antecedentes y trayectorias que han estado ocultas y que sin embargo tienen mucho que decir.
Hay autenticidad en el mundo nuestro. Como hemos vivido en constante lucha con crisis y contradicciones de mucho calibre, hay, bien es verdad, pocos logros Nosotros mismos los hemos relegado, pero existen y deberán tomar su verdadero lugar en el debate4 más amplio más allá de los arranques populistas.
Óscar Tenreiro Degwitz, Arquitecto.
Venezuela, octubre 2012, Entre lo Cierto y lo Verdadero
Notas:
1 Recuerdo con claridad el estado de ánimo que imperaba en Venezuela en los tiempos inmediatos a la caída del régimen de Marcos Pérez Jiménez, la que pensábamos sería nuestra última dictadura, el 23 de Enero de 1958. Había un ambiente festivo que facilitaba la percepción de algo así como un todos a una que llegaba hasta el curioso sentimiento de que la autoridad ya no era necesaria porque las cosas de la ciudad, el respeto a la ley por ejemplo, se resolvían sin necesidad de intermediarios. Era una situación de utopía, obviamente más psicológica que fundada en hechos pero no por ello menos real. Al menos para la gente de mi edad, 18 años, y además universitario comprometido, lo que lo hacía a uno parte de los buenos y por ello mismo dotado de una autoridad moral que los más entusiastas veían como autoridad real. La policía, envuelta en acciones represivas el 21 y el 22, cuando había estallado la revuelta, se había esfumado y tal vez sólo quedaban (no alcanzo a recordarlo bien) lo que en Venezuela acostumbramos a llamar fiscales de tránsito o sea policía de circulación.
En esa situación ser estudiante universitario era ser capaz de desfacer entuertos; hasta el punto de que llegué junto con algunos compañeros, provisto de un brazalete que nos identificaba como de la brigada estudiantil, a ser llamado para resolver problemas entre familias que habían ocupado los apartamentos recién terminados de los superbloques al norte de lo que hoy se llama barrio Pinto Salinas. Una familia Russian, orientales de Carúpano, Edo. Sucre, alegaba precedencia para ocupar un apartamento frente a otra familia cuyo nombre no recuerdo y nosotros los estudiantes teníamos que decidir quien tenía razón. Menudo problema dejar la justicia en manos tan jojotas.
2 Cuento esto para recordar que esa sensación de que la historia del país comienza con uno, flota en la mente de todos los venezolanos. Porque si a nosotros nos pasó lo que describo, a nuestros padres también les ocurrió en grado menor cuando la muerte de Gómez 23 años antes, a los abuelos 27 años más atrás cuando Gómez sustituyó a Castro, quien sostenía que el país comenzaba con su Revolución Restauradora. Y desde allí hasta los tiempos donde nació nuestra historia institucional republicana se sucedieron innumerables comienzos, cada uno prometedor, arrogante, recargado siempre de palabras destinadas a ser mentira.
El populismo es muy amigo de los comienzos, cuando estos desdeñan las herencias, los procesos, conflictivos o no, que los causaron. Todo comienzo que desprecia el pasado trata de complacer al afán de las multitudes por dar forma inmediata a lo nuevo, a lo que corrige errores anteriores. En cierta manera, los comienzos siempre generan sesgos ideológicos populistas, por más equilibrados que ellos sean.
Así pues, que sin abundar más en terrenos tan complicados, podemos decir que el constante comenzar venezolano a lo largo de dos siglos puede ser una de las razones del apego nuestro por el populismo, presente en todos los mundos y mundillos, en todas las mentalidades. Y de un modo tan agudo que pareciera que lo llevamos en la sangre.
3 El populismo ha venido a convertirse en un rasgo característico de los tiempos que corren gracias sin duda al acceso masivo a la información. Eso de la arquitectura del espectáculo es populismo en estado puro. Y si al ver que se ha ido demasiado lejos se quiere cambiar de rumbo al instante, a base de manipulaciones propagandísticas, otorgando privilegios selectivos aquí y allá, como fue el caso de la Bienal de Venecia, eso también es populismo.
Hace unos dos años recibía yo por Internet un Power Point de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Santiago Calatrava, consistente en una serie de fotografías con leyendas laudatorias de esta obra, ya para entonces muy ajena a mi interés. Seis meses después pude conocerla y cuando a los dos días expresé en un foro de la Universidad de Valencia mis reservas ante ella tuve la impresión de que pisaba terreno delicado, sensible. Y cuando poco tiempo después escribí algo en este espacio, recibí un E-mail que me increpaba por mi atrevimiento. Más recientemente sin embargo, habiendo estallado ya abiertamente la crisis económica, se empezó a convertir en un lugar común hablar mal de ese conjunto. Y la desconfianza ante el ingeniero-arquitecto valenciano ha llegado a un nivel tal que hace poco recibí otro Power Point sobre el despilfarro en España que incluía una veintena de edificios entre los que figuraba un edificio de Calatrava, el Palacio de Congresos de Oviedo, de estridentes voladizos no necesariamente más gratuitos o efectistas que los de Valencia. Este paso del elogio o el silencio aquiescente al rechazo militante, en tiempos tan inmediatos, no puede ser explicado sino como resultado de la exigencia populista.
Y tiene entonces todo el sentido del mundo preguntarse donde estaba la crítica en estos años, no sólo en el caso de Calatrava sino de muchos de los arquitectos que hicieron de la disciplina un juego estilístico justificado sólo en una suerte de histeria expresiva ensimismada y onerosa.
4 Surge en este caso y en muchos otros la necesidad de interpelar a la crítica, de hacerle preguntas a quienes han pretendido marcar las pautas del debate sobre arquitectura en muchos casos enfrascados en juegos de lenguaje para iniciados o académicos; y en otros, sobre todo en la última década. Sirviendo de compañeros de auto-celebración de las figuras aceptadas y consagradas.
E interpelar fue mi intención, hace ya largos quince años, al escribir un texto que llegué a discutir de modo muy somero con colegas de la Universidad. Volveré sobre el tema. El asunto exige espacio.
ARQUITASA es una Sociedad de Tasación HOMOLOGADA por el BANCO DE ESPAÑA, con 30 años de existencia e implantación en todo el territorio español y en varios países latinoamericanos.
ARQUITASA está integrada en el grupo empresarial AGIFI, (GIA, en Latinoamérica) junto a las empresas GINPROSA, INZAMAC,FUCTURA e ION, desarrollando, además de sus trabajos de valoración, tasación y avalúos, una labor de CAPACITACIÓN de profesionales, asesoramiento a Administraciones Públicas y empresas privadas, elaboración de Informes Sectoriales, etc… ARQUITASA edita varias publicaciones periódicas, organiza Foros, Congresos y tiene una con considerable presencia e influencia en el mundo digital, con su web, blog y actividad en las redes sociales.
Dentro de su proceso de expansión, ARQUITASA precisa incorporar a su equipo profesional, tanto colaboradores externos, como colaboradores internos estables. Estos colaboradores deben tener experiencia general y específica en al menos dos campos concretos de los trece existentes en el ámbito de las valoraciones y conocer la nueva legislación.
ARQUITASA ha diseñado y desarrollado el PROGRAMA DE FORMACIÓN “ENc_17024” para FORMAR, CAPACITAR Y HOMOLOGAR profesionales, tanto arquitectos y arquitectos técnicos, como ingenieros, economistas o abogados, además de a otros profesionales de sectores más específicos, como “expertos en arte” u otros. Todo ello con las nuevas exigencias del sector.
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ES DECIR, SELECCIONARÁ A TRES PROFESIONALES.
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ARQUITASA impartirá el PROGRAMA DE FORMACIÓN “ENc_17024” en la ciudad de BARCELONA. El primero de los cursos del PROGRAMA DE FORMACIÓN o NIVEL I, “CURSO DE INICIACIÓN A LA VALORACIÓN INMOBILIARIA. PRINCIPIOS, MÉTODOS Y CRITERIOS” se impartirá, los próximos 18 y 19 de Octubre 2017, con una carga lectiva de 15 horas.
Trabajar en el tiempo y en los bienes y arquitecturas que otros pensaron y construyeron antes que nosotros, tiene un deje a colaborar con esos otros arquitectos que ya no están. Si Viollec Le Duc dice que restaurar es devolver la sangre original al edificio, lo que él llama el estilo, también lo es devolver en cierta manera a quien proyectó en primer lugar, el derecho a ver su obra tal como la pensó o como la ejecutó.
En ese sentido restaurar es redescubrir los sentimientos, los rasgos del pensamiento de otro a través de una colaboración en el tiempo con alguien que ya no está. Muy parecido, pero sin su presencia, a colaborar con el maestro que le enseña el oficio a sus asistentes, o a cuando se suman fuerzas con compañeros para llevar a buen puerto un proyecto complejo o un concurso inabarcable por nosotros mismos, siempre con el máximo respeto por el otro, para poder aprender, siempre.
Esta vez tener la posibilidad de ser colaboradores de D. Alejandro Rodríguez Sesmero arquitecto insigne de la renovación urbana de la Pontevedra de finales del s. XIX, tal vez el mejor arquitecto de la ciudad en aquel siglo, antes de que a la misma plaza llegase en el siglo siguiente otro maestro y otro D. Alejandro….
Una suerte reconstituir la verdad, la sangre original de su arquitectura, con el susurro de las técnicas constructivas del buen hacer tradicional mediante la atenta lectura de las extraordinarias proporciones y motivos ornamentales escogidos por él para esta arquitectura del mejor espacio público del s. XIX en Caldas de Reis.
Las obras de Fonte da Burga se enmarcan en un programa municipal de puesta en valor de las fuentes del Camino de Santiago, denominado Fontes no Camiño. La Fonte da Burga, ubicada en la confluencia de las calles Laureano Salgado y Real, es uno de los elementos más significativos del dominio público municipal y del patrimonio histórico de la villa termal. La Fuente de A Burga fue construida en 1881 por el Ayuntamiento de Caldas siendo alcalde Antonio Román López, procediéndose en aquel momento al cubrimiento de lo que era un espacio de baño público con aguas termales, que era conocido como Fonte do Baño, sin formalización alguna.
Tras 135 años de vida e historia, revertir el progresivo deterioro constructivo de los materiales originales (granito, forja, fundición y bronces) y también mejorar el entorno del manantial para devolverle el estado funcional, ambiental y urbano adecuado a la calidad de este bien, fueron el doble objetivo que se perseguía con los trabajos de restauración de la Fonte da Burga. La rehabilitación contó con el dictamen favorable del Comité Asesor del Camino de Santiago y la aprobación de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta.
Durante el proceso de redacción del proyecto de restauración de “A Fonte da Burga”, surgió la sospecha, debido a la claridad de la organización, modulación y riqueza ornamental de la fuente -de un carácter más culto de lo común, como por ejemplo en la elección de los vasos ornamentales de la fundición francesa de Vall d`Osne-, de que su origen y diseño debía responder a una mano específica y no tan anónima como pudiera parecer.
Esta sospecha unida al conocimiento de que muy poco después de que se inaugurase esta construcción termal D. Alejandro Rodríguez Sesmero trabajó en años sucesivos en las Escuelas y asilo de Ancianos de Caldas de Reis llevó a la investigación en los archivos municipales, que concretó el pago a D. Rodriguez Sesmero por la realización de los trabajos de adecuación de esta área urbana de la calle Real y también otros pagos al responsable de la cantería y fundición de la fuente, para que resolviesen con el arquitecto responsable de la dirección de la misma, lo cual afianzó y terminó de confirmar la teoría de su intervención como arquitecto original de este emblemático elemento de la villa de Caldas de Reis.
La restauración del elemento de 1881 fue terminada en Julio de 2017.
Obra: Restauración de la Fonte da Burga. Promotor: Concello de Caldas de Reis, Localización: Caldas de Reis. Pontevedra, Galicia, España Autores: Luis Gil Pita – Cristina Nieto Peñamaria. ARQUITECTOS, Aparejadora Mónica Balado, Colaboradores: Beatriz Asorey diseñadora, Alberto Alonso Arquitecto. Constructor: Ramón Suárez – Obradoiro Compostela constructora/ Renovatio Restauración –Forxa Chago herrero- Fotografía estado inicial y proceso: Luis Gil Pita Fotografía de obra:Roi Alonso- Roi Alonso fotografía de arquitectura. Año: 2016-17 + gilpitanietopenamariaarquitectos.com
Documental presentado por La2 de TVEFunción y Forma – Una Mirada al Diseño y la Innovación en España dirigido por Benet Román y producido por La Chula Productions y TVE donde el espectador a través de sus 59 minutos de duración realizará un recorrido por los últimos 50 años del diseño en España de la mano de algunos de los profesionales más reconocidos del sector como Javier Mariscal, Óscar Mariné, Alberto Corazón, Miguel Fluxá, Pati Núñez o Carlos Moro entre muchos otros.
Documental que muestra la importancia que ha tenido en el desarrollo industrial y económico de España el diseño. Se realiza un recorrido cronológico y explicativo del diseño en España desde los años 60 hasta la actualidad.
Acabo de leer una buena frase de Rem Koolhaas en el blog de Cosas de Arquitectos. El titular dice:
«La arquitectura por definición es una aventura caótica».
La frase completa no la copio para que así les hagáis una visita a estos chicos, que lo merecen, (Frasecica).
Hacer arquitectura es coordinar aspectos que en principio no son coordinables, y es dar cancha a muchas solicitaciones diversas. Estoy de acuerdo con lo que dice Koolhaas, sólo que yo utilizaría como conclusión (y titular) prácticamente la contraria: La arquitectura es una aventura que siempre lucha contra el caos.
¿Que pierde? Vale, también nosotros, todos, nos pasamos la vida luchando contra la muerte y al final perdemos. La vida es una enfermedad mortal, y la arquitectura es una aventura caótica que acaba naufragando en el caos. Sí, de acuerdo. Pero es un naufragio extraordinario, fruto de la convicción de que se puede y se debe luchar.
Eso es lo que le da gracia y sentido a la aventura. Sentimos trágica, unamunianamente, la vida. Tenemos miedo a morir, a desaparecer sin dejar nada, a dejar de ser. Pero por eso mismo nos aferramos a la vida y la disfrutamos. Si no muriéramos nunca no tendría sentido nada; todo sería un aburrimiento.
Por el mismo motivo, si nuestro mundo fuera un ente ordenado no habría por qué hacer arquitectura, ya que nos vendría todo dado, y cualquier chabolo (o cualquier montón de trastos) colocado y dispuesto de cualquier manera sería armonioso y bello, útil y funcional, y sus proporciones, dimensiones y características varias serían siempre gratas.
Pero no es así. La entropía es una puñetera. (Es una puñetera y al mismo tiempo una estimuladora y una entusiasmadora. Es la que nos hace saltar de la cama todas las mañanas y lanzarnos a la lucha diaria).
El universo es un inextricable (y divino) laberinto de causas y efectos, pero el ser humano jamás renunciará a soñar con un plano del laberinto, y a trabajar duramente para dibujarlo.
Tal vez en muchos siglos sólo sea capaz de cartografiar un par de giros o recodos, pero no se desanimará ante el ingente trabajo que le queda, sino que celebrará haber reconocido esos dos giros, y estará siempre dispuesto a descifrar el siguiente, aunque le lleve otro milenio.
Esa es la condición humana
En arquitectura, no sólo una obra tiene que luchar contra mil dificultades, y no triunfa nunca completamente y casi nunca parcialmente, sino que las pocas veces que sale más o menos airosa se levanta en medio de un entorno hostil. (¿Cuántas veces hemos ido en peregrinación a ver una obra mítica y nos la hemos encontrado casi tapada por un concesionario de coches o por un restaurante de comida rápida, que los fotógrafos de arquitectura evitan hábilmente?). Ya no es que no podamos hacer una buena obra de arquitectura: Es que no podemos cambiar el mundo.
Y sin embargo seguimos.
He puesto antes un enlace al concepto «entropía» de la wikipedia, y me ha sorprendido (y agradado especialmente) que la palabra proceda del griego «evolución» o «transformación». Yo ya sabía que era una medida del desorden, y que era una energía que no produce trabajo, una energía inútil, una gaita. Y además significa la irreversibilidad de los procesos y, en definitiva, la tragedia de la vida (El Sentimiento Trágico de la Vida). Pero lo que no me esperaba (pero, por lo demás, es obvio) es que eso mismo fuera la evolución o la transformación.
Bruno Zevi, cordial odiador de simetrías y de esquemas rígidos en arquitectura, escribió que sólo los cementerios están ordenados. Yo añado que «perfecto» significa «terminado» y, en muchos sentidos, muerto.
Por lo tanto, bendito desorden y bendita imperfección. (Y aún más: Bendito afán de luchar siempre contra el desorden y contra la imperfección. Y aún más todavía: Bendita maldición de ser siempre derrotados en ese afán).
Lo dicho: una tragedia sin solución.
Este blog tiene un perfil de lectores insultantemente jóvenes. Eso no es malo de suyo, pero les priva, por ejemplo, de haber conocido a Maxwell Smart, el Superagente 86.
Les contaré a todos ellos (pobrecillos) que este formidable agente secreto luchaba contra el mal. El mal residía en la agencia KAOS, y él militaba en CONTROL.
Eso es: Control contra Kaos
El superagente siempre ganaba, pero pichís pichás. No es que fueran victorias apabullantes, casi siempre eran pírricas, y también ridículas.
O sea, que ahora, después de tantos años, me doy cuenta de que Maxwell Smart era el símbolo de la arquitectura, su más ardiente metáfora. No, si al final resulta que me decidí a ser arquitecto por su culpa.
José Ramón Hernández Correa
Doctor Arquitecto y autor deArquitectamos locos?
Toledo · septiembre 2013
Una de las piezas de mobiliario más fascinantes de la historia es la que pinta Antonello da Messina para San Jerónimo. Mediante sucesivas operaciones de encapsulamiento y como si de una narración de Borges se tratase, el pintor renacentista ubica un espacio dentro de otro y este dentro de uno más. El cuadro enmarca una pared, cuya puerta enmarca un espacio gótico dentro del cual una compleja pieza de mobiliario enmarca al santo que da nombre al cuadro.
La serie de enmarcaciones sucesivas no se acaba en el protector Scriptorium construido entorno a la persona de San Jerónimo. La mirada del santo nos dirige hacia la cápsula definitiva, un contenedor en cuyo interior cabe todo: un libro. A San Jerónimo se atribuye la primera traducción al latín del antiguo testamento conocido como la vulgata. Es precisamente ese libro el que brilla con luz propia en el centro “aureo” del cuadro y constituye el contenedor definitivo: la narración.
Tanto el pintor como el traductor centran su mirada en ese libro, si bien ambos lo contemplan desde la distancia. La pose hierática del santo es tan rígida como la sucesión de enmarcaciones del pintor. El complejo y rígido aparato formado por el mobiliario es como el complejo y rígido aparato de la perspectiva. Dos productos culturales destinados a enmarcar la narración, a dirigir nuestra mirada hacia ella. Apuntar hacia una narración que explica y da sentido a cuanto le rodea, tal es el propósito de la escenografía representada en el cuadro, del diseño del mobiliario, y, por qué no, el propósito de estas líneas.
Elías Cueto, arquitecto
Santiago de Compostela, julio 2011 Publicado en Nº 313 [sillas…]
Madrid acogerá del 29 de septiembre al 8 de octubre la XIV Semana de la Arquitectura, durante la cual se celebrarán exposiciones, actos y conferencias y se podrán visitar más de una treintena de edificios de reconocido valor arquitectónico e histórico, teniendo este año a París como ciudad invitada.
La cita está organizada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) y la Fundación Arquitectura COAM, que este año colaboran con la iniciativa Tándem París-Madrid 2017 incluyendo las actividades relacionadas con la arquitectura y el urbanismo en la programación de la XIV Semana de la Arquitectura.
Tándem París-Madrid 2017 está organizado por el Ayuntamiento de París, el Ayuntamiento de Madrid y el Instituto francés (Institut française), en colaboración con la Embajada de Francia y el Institut français de España y la Embajada de España y el Instituto Cervantes en Francia. Tiene como objetivo activar un diálogo que sirva para enraizar el conocimiento mutuo entre las dos ciudades y se centra en la transformación urbana a través de la cultura.
De manera simultánea, se desarrollarán diferentes actividades en Place de la Nation en París, y en la Plaza Jardines del Arquitecto Ribera en Madrid, así como en otros lugares de las dos ciudades. Por otro lado, las sedes madrileñas del Institut français y de Alliance Française acogerán las exposiciones ‘Réinventer Paris’ y ‘Co-urbanismo’, Pavillon de l’Arsenal.
Conferencias y exposiciones.
Las conferencias y encuentros profesionales tendrán como invitados a expertos españoles e internacionales y versarán sobre la profesión de los arquitectos, los desafíos de las grandes ciudades o el urbanismo táctico y las políticas urbanas.
La exposición ’10 años Premios COAM’, recoge los 170 proyectos galardonados por los prestigiosos Premios COAM durante una década, de los cuales 17 han sido premios principales.
Como en ediciones anteriores, también están programadas las actividades infantiles para compartir en familia y el mercado de diseño de arquitectos Pop Arq Store.
Visitas guiadas e itinerarios urbanos.
Durante la XIV Semana de la Arquitectura, el COAM y la Fundación Arquitectura COAM organizan visitas guiadas a edificios históricos y peculiares con especial valor arquitectónico. Las visitas son gratuitas previa inscripción y los guías son arquitectos del COAM.
Se abrirán las puertas de más de una treintena de edificios entre los que destacan el Instituto de Patrimonio Cultural, de Fernando Higueras y conocido como la Corona de Espinas; el edificio La Vela de BBVA de Herzog & de Meuron; el Gimnasio Maravillas de Alejandro de la Sota; o el Banco de España.
Sobre los itinerarios urbanos, se podrán realizar Jardines de Palacio; El Madrid de los Austrias; Malasaña: Barroco y Romanticismo o Grandes Maestros Modernos entre otras propuestas. Este año, como novedad, se incorporan itinerarios familiares, que tendrán lugar los fines de semana, como Madrid Río; Parque del Capricho; Parque Quinta de los Molinos; o Retiro.
Aprovechar la idea de apertura al público de una cárcel, espacio celular y disciplinar, subvirtiendo los principios de vigilancia y custodia en principios de búsqueda, muestra y aprecio de valores culturales y sociales.
Proponer una compartimentación abierta, trabajando cada uno de los espacios de una manera flexible con grados de apertura y de intervención relacionados con los usos. Observación, diálogo e interacción como nuevas premisas y calidades para unos espacios que, en este edificio, en su contraste con las originales de control y seguridad, adquieren una fuerza comunicadora y expresiva única.
La interpretación del edificio bajo esta óptica permite intervenir en el Edificio de la Antigua Cárcel casi sin tocarlo, aprovechándolo íntegramente, recuperando parte de su estado originario, concebido ahora como itinerario de relación, experimentación, información e intercambio, entre espacios polivalentes dedicados al arte y a la cultura con muchas posibilidades de recorrido, parada, atajo y visión cruzada.
Esta es la identidad del conjunto que lo sitúa como un equipamiento singular en el contexto de la Unión europea y que está implícita en su recuperación como imagen de referencia de un entorno urbano que debe ser más claro y libre: observatorio de la ciudad.
Cambiar este criterio de aceptación y puesta en valor del espacio celular en el caso del Antiguo Edificio de Servicios de la cárcel (módulo posterior) y en el Edificio Judicial (hoy sede de la Policía Local y módulo de acceso), donde las sucesivas transformaciones sufridas en su interior llevan a una intervención más honda y estructural que permite, en un primer caso, manteniendo su volumen, distribuirlo de una manera unitaria para uso del servicio de arqueología, y en el segundo, manteniendo su fachadas, convertirlo en el espacio principal de acogida, situando en el los usos mas públicos de documentación e información, auditorio e, en su cubierta, con una visión de la muralla y de la ciudad, el espacio de interpretación de la gastronomía.
Utilizar el gran valor que tiene el vacío como espacio de descanso y memoria, tanto de los ejes visuales y de recorrido que atraviesan el edificio, como de los patios y recinto perimetral, concibiendo su conjunto como una red infraestructura construida con una misma textura que multiplica las posibilidades de acceso, permite diferentes sectorizaciones que pueden llegar a englobar usos distintos, y al mismo tiempo, dotar de independencia, no solo a cada uno de los edificios, sino también a los espacios de uso colectivo principales como son el auditorio, biblioteca, terraza-restaurante, sala de usos múltiples, salas de seminarios o sala de cine; todos ellos, de alguna manera, con proyección exterior y vínculos, con la ciudad.
Finalmente, proponer una ordenación conjunta de esta parte de la ciudad, marcando la preferencia peatonal del ámbito mediante la concepción de la calle Anxo López como boulevard / paseo arbolado, la propuesta de unificación de pavimento pétreo en el espacio entorno de la cárcel y de la estación de autobuses y el tratamiento con tierra compactada en la plaza en la búsqueda de una actuación cuidada de limpieza de elementos, interpretando la imagen histórica del espacio de relación entre la cárcel y la puerta de la muralla (Obispo Izquierdo), devolviendo protagonismo a los árboles como definidores espaciales, tanto en el entorno de la calle Soto Freire como en la propuesta de continuidad del boulevard.
Obra: Edificio Vello Cárcere. Rehabilitación de la antigua cárcel de Lugo para centro cultural
Arquitectos: Juan Creus y Covadonga Carrasco. CREUSeCARRASCO
Colaboradores: Belén Salgado, Bárbara Mesquita, Laura Coladas, Nuria Casais, Cristina Canto, Elisa Moreira, Celsa Pesqueira, Sara Escudero, Alicia Balbás, Elena Junquera.
Félix Suárez (estructura / dirección de ejecución)
Isabel Francos (ingeniera)
José Luís García (medición)
Francisco Hervés (arqueología)
Fotógrafo: Luis Díaz Díaz
Promotor: Concello de Lugo
Localización: Lugo, Galicia, España
Fecha de proyecto: Octubre 2009 / Terminación: Marzo 2017
Superficie útil: 2725,85m² / Superficie exterior: 1060,15m² / Superficie construida: 3766,11m²
Premio: 1º Premio concurso de ideas
Dirección de Obra: CREUSeCARRASCO
Constructora: San José
Jefe de Obra: Beatriz Rey / Jesús Longarela / Ana Alvela + creusecarrasco.es
El Arquitecto Roberto Dávila Carson nació en Santiago de Chile el 27 de enero de 1889, y falleció en esta misma ciudad el 28 de abril de 1971. Estudio la carrera de arquitectura en la Universidad de Chile, llegando a ser ayudante de Josué Smith Miller entre 1915 y 1920.
Después de vivir en el extranjero vuele a su país natal donde tiene la oportunidad de hacer importantes y osadas innovaciones técnicas a mediados de la década del treinta, gracias a su trabajo logró acopiar un considerable material consistente en notas, croquis, apuntes, dibujos u bocetos de las edificaciones del período 1650 – 1800.
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