Barcelona Building Construmat 2021 pretende tener la visión más completa de la industria, reuniendo a empresas de todos los mercados y de toda la cadena de valor del sector para ofrecer una visión 360º de las tendencias globales a través de las cuatro grandes áreas que integran el ciclo completo de la edificación: Diseño y proyección, Construcción, Gestión del activo inmobiliario y Mantenimiento.
Enmarcados siempre en la promoción de la innovación tecnológica que está redefiniendo la construcción y juntando a los profesionales más comprometidos para acelerar la transformación hacia un futuro sostenible y lograr ciudades y edificios eficientes, inteligentes, asequibles, saludables y responsables.
Abierta la convocatoria de la 19ª edición de los Premios Barcelona Building Construmat (BBConstrumat), el Salón Internacional de la Construcción de Fira de Barcelona, ha abierto ya el periodo de preinscripción para participar en la 19ª edición de los Premios BBConstrumat, que vuelven a contar con el comisariado de la Fundación Mies van der Rohe, centro de prestigio internacional de investigación, debate y promoción de la cultura arquitectónica. Los galardones valorarán todos los proyectos que estén en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y su Agenda 2030.
Con un gran prestigio en el sector de la construcción, los Premios BBConstrumat tienen como gran objetivo estimular los vínculos entre la arquitectura y la obra civil de calidad, la construcción respetuosa con el medio ambiente y la investigación y la innovación en los productos, proyectos, servicios y materiales de construcción.
En su 19ª edición, quieren distinguir y divulgar las obras y propuestas que, haciendo hincapié en la sostenibilidad, representan y generan un valor añadido al sector de la construcción en estos ámbitos: Producto o Material Innovador; Servicio Innovador; arquitectura; infraestructura; y Stand Barcelona Building Construmat 2021.
En la categoría de Producto o Material se valorará todo aquel recurso innovador que represente una mejora en el proceso constructivo.
En la de Servicio se busca una solución puntera para el mercado de la construcción o del mantenimiento.
Mientras que los apartados de Arquitectura y de Obra Construida, podrán participar proyectos de nueva planta o de intervención en construcciones existentes, terminadas entre 2019 y 2020 en cualquier país del mundo realizados por cualquier agente del proceso constructivo de España, Portugal o Andorra.
“No sabemos a dónde vamos, sino tan sólo que la historia nos ha llevado hasta este punto (…) y por qué. Sin embargo, una cosa está clara: si la humanidad ha de tener un futuro, no será prolongando el pasado o el presente. Si intentamos construir el tercer milenio sobre estas bases, fracasaremos. Y el precio del fracaso, esto es, la alternativa a una sociedad transformada, es la oscuridad”.
Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX
Urbanismo entrópico 00
En 1865, el físico alemán Rudolf Clausius, introdujo el concepto matemático de la “entropía”, ligado a los principios termodinámicos. La palabra derivaba del griego (ἐντροπία) entropien, que significa “transformación, evolución”. Con él, quiso representar el grado de uniformidad con que está distribuida la energía. A mayor uniformidad, mayor entropía. La energía, de este modo, presenta una tendencia continua a equilibrar los distintos niveles de estados de concentración. Y ese fluir energético es el que produce el trabajo.
Urbanismo entrópico 01
“La entropía simboliza el carácter direccional de los procesos físicos”.
Carmen Acedo
Se establece así una primera característica: para la obtención de trabajo, es decir, para que algo ocurra, es necesaria la diversidad, en este caso, de concentración energética. Es precisamente este movimiento, el que va a tender hacia una homogeneidad y, por tanto, a la quietud, a un grado máximo de entropía. Cualquier diferencia de energía dentro de un sistema aislado tiende siempre a igualarse, por lo que se podría decir que la uniformidad siempre aumenta con el tiempo. Es esta regla general la que fundamenta el llamado “segundo principio de la termodinámica”, que subraya el carácter direccional de los procesos físicos y anula, de modo incontestable, cualquier concepción de un orden cíclico, lo que Borges llamaría un tiempo circular.1
¿Esta ley natural es aplicable a la ciudad contemporánea?,
¿En qué medida puede entenderse el desarrollo urbano como una metáfora entrópica?
La ciudad actual asiste a dos fenómenos paralelos. De un lado existe una tendencia a formar micro-universos homogéneos; de otro, se produce un progresivo aumento estricto de la desigualdad social. Podría decirse que el segundo principio de la termodinámica urbana, tiende a cumplirse tan sólo en sistemas aislados, en este caso, zonas definidas muy claramente por similitud de condicionantes sociales y económicos. Entonces,
¿cómo responde la ciudad a este fenómeno que, por definición, contradice su propio espíritu?
Lo que la caracterizó originalmente fue el espacio público abierto, que posibilitaba la interacción entre diversos, y era esto, concretamente, lo que le otorgaba su especificidad. En consecuencia, una ciudad entrópica pondría de manifiesto el fin (o la privatización) del espacio público.
Urbanismo entrópico 02
“…pero de pronto, somos ya incapaces de comprender por qué todo no está ya en desorden y polvo cósmico”.
Edgard Morin
Así como los procesos energéticos tienden hacia la homogeneidad, los procesos urbanos parecen derivar en la misma dirección. En este sentido resulta elocuente el plan Haussmann, desarrollado durante el Segundo Imperio en París a mediados del siglo XIX. Dicho plan, que reconfigura la trama medieval parisina y refleja las bondades de un urbanismo moderno, presenta, no obstante, importantes consecuencias sociales. La burguesía, los funcionarios, trabajadores, estudiantes, etc. convivían hasta entonces en un mismo edificio, ocupando diversos niveles según su posición social. En cierto modo, una manzana contenía un conjunto de situaciones heterogéneas capaces de reflejar la complejidad de la sociedad urbana.
Sin embargo, la subida de los alquileres de las viviendas, propiciada por el Plan Haussmann, expulsó del todavía prestigioso centro a las clases más desfavorecidas, incapaces de soportar la presión económica y se vieron forzadas a realojarse en la periferia. Se establecieron, de este modo, diversas bolsas urbanas homogéneas e impermeables, sistemas cerrados en sí mismos, y por tanto, situaciones incipientes de descohesión social.
Urbanismo entrópico 03
“La ley de la entropía creciente es simplemente la afirmación de que en todos los procesos naturales el movimiento organizado de las moléculas tiene la tendencia a convertirse en desorganizado o sin orden ni concierto”.
Gamow, G., 1985
La idea de la periferia y el centro, no tardaría mucho en cambiar. El colapso de los centros históricos y la aparición de nuevos ensanches residenciales volvieron a reformular los sistemas de equilibrio de las ciudades, creando de nuevo universos autónomos, oasis paradisíacos para unos, al mismo tiempo que espacios concentración de desventaja social para otros. La periferia, antes destinada a las clases desfavorecidas, se convirtió en el destino de una clase privilegiada que huía de los inconvenientes de la ciudad histórica2 y de sus bolsas de marginalidad. El urbanismo (sistema), de ese modo, introdujo las bases para aislar a las personas (partículas) en grupos cerrados y homogéneos.
Y bien, ¿Qué sucede cuando las microciudades formadas en la periferia resultan extremadamente homogéneas?
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“La entropía alcanzará un máximo cuando toda la energía del universo esté perfectamente igualada; a partir de entonces no ocurrirá nada porque, aunque la energía seguirá allí, no habrá ya ningún flujo que haga que las cosas ocurran”.
Isaac Asimov
Pero ese “no ocurrir nada”, trasladado al ámbito urbano, provoca un estado de esquizofrenia progresivo. En este sentido resulta ilustrativo el caso de “Celebration”, la ciudad creada por Disney en Florida para un perfil muy determinado de habitantes, en la que todo estaría bajo control, no habría espacio para la sorpresa y, evidentemente, tampoco para el conflicto. En seguida tuvo un sorprendente éxito, casas pintorescas, espacios verdes paradisíacos, reglas tradicionales de convivencia impecables, vecinos inmejorables…finalmente daban con la fórmula de un mundo feliz. Se puso en marcha un mecanismo regulado matemáticamente por los mercados que ponía en valor el modelo entrópico. No habría diferencias, no habría imprevistos.
Pero del mismo modo, “Celebration” no estaba preparada para la sorpresa. Catorce años después de su fundación, se produjo un asesinato y un suicidio. Bastó un solo incidente para poner en crisis un sistema que no estaba preparado para situaciones de infelicidad, y se desmoronaron los sueños de una realidad sin conflictos. Resulta imposible no establecer una conexión con aquel relato de Italo Calvino, en el que una ciudad fundada por los sabios, armónica y en conjunción con los astros, derivaba al final en la ciudad de los monstruos.3
La uniformidad, como hemos visto, ha sido impuesta a través de diferentes mecanismos, siendo muchos de ellos tendentes a la supresión del espacio público. Un ejemplo extremo lo encontramos en la aparición del la ciudad análoga4, en la que una red de pasarelas y conductos peatonales permiten la conexión controlada e hipervigilada de los flujos ciudadanos, que evitan las acciones imprevistas del espacio público. Estas estrategias, presentes en varias ciudades americanas (Minneapolis, Houston, Montreal) y asiáticas (Dubai), materializan, algunos años después, el anunciado fin de la calle.
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“Nuestro universo se convierte en una realización entre miles de alternativas plausibles que no tuvieron lugar”.
I. Prigogine
En los años setenta del siglo pasado, fueron los situacionistas, de nuevo en París, los que se enfrentaron a este modelo de ciudad homogénea desde un punto de vista crítico. Se produjo un esfuerzo por alterar las leyes de la monotonía, por crear cortocircuitos urbanos de modo que pudieran reactivarse los flujos metropolitanos. A través de las derivas el habitante encontraba instrumentos de rebelión a través de pequeñas acciones subversivas. Se generaba así una segunda ciudad, discontinua e inconexa, pero a su vez, sorpresiva y espontánea. El caminar, en este caso el vagar, era considerado una práctica capaz de alterar el orden urbano, un modo de reivindicar la capacidad de ser libre. En este caso, es el azar (creativo) el elemento que contrarresta la disipación de la energía.
Sin embargo, esta subversión no ha sobrevivido a la maquinaria de la ciudad del consumo, definida por sistemas clonados y por la veloz pérdida de personalidad del territorio. La invasión de la publicidad, de la globalización o de los procesos de branding han ido eliminando los vínculos entre un ciudadano desubicado y un territorio impersonal. La ciudad genérica ha igualado las diferencias entre los diversos lugares. El tiempo ha devorado al espacio. La velocidad ha ido suprimiendo divergencias y particularidades en los, ya imparables, procesos de urbanalización.5
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“ …a mayor entropía, corresponde mayor probabilidad”.
Boltzman
Paralelamente, continúa diciendo el ámbito científico, este transitar hacia la uniformidad, aumenta el desorden. Por un lado se encuentra los movimientos naturales de las partículas, libres y aleatorios; y por otro, un esfuerzo artificial para restaurar el orden. La entropía esconde, en este sentido, una medida del caos. Ahora bien, cuanto más aumenta el desorden, disminuye la posibilidad de que suceda algo no probable. En este caso, la metáfora es cruel.
En toda esta confusión, la ciencia introduce el concepto de probabilidad, de una pluralidad de futuros no determinista, que presenta una vía de escape frente a un universo autómata6, un mundo en construcción en los que “la inventiva y la creatividad encuentran su lugar de forma natural”. En este caso, los sistemas abiertos fluctúan hasta acercarse a “puntos críticos de inestabilidad (o bifurcación)”,7 modificando la estructura mediante las sucesivas elecciones. Algo similar sucede en las ciudades que altera ese proceso entrópico, que transita sobre los márgenes de las leyes naturales a través de pequeñas revoluciones cotidianas8, silenciosas, casi invisibles, que sin enfrentarse a ellas, las adoptan de un modo imprevisto y, por tanto, las alteran. Es lo que De Certeau llama “el murmullo de las sociedades” en el que las partículas son capaces de establecer tácticas que desbordan y modifican los sistemas.
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“Lo legal y reversible es una extrema rareza en el mundo físico”.
Prigogine
Históricamente el ciudadano ha configurado el tiempo para crear relatos que le permiten subjetivizar la realidad. Establece de ese modo, un dominio sobre un universo por él creado, una ficción sustitutoria de lo real, una representación. Estas ficciones, lejos de pertenecer al ámbito de lo irreal, constituyen una versión analógica del mundo, una herramienta de interpretación. Y es esa frontera difusa entre lo lógico y lo analógico, la que abre un espacio para el disenso, a la incertidumbre y a la probabilidad. Y si bien el equilibrio se lograría mediante introducción de unidades de desorden en un sistema, los gobiernos escenifican una presión regulatoria a través de “ordenanzas” (cívicas) para contrarrestar la anarquía de lo cotidiano.
Una obsesión por el dominio y lo normalizado, una predisposición por evitar lo imprevisto, que en los casos más extremos, anulan también el flujo energético, y consigue el sueño entrópico: un lugar donde no sucede nada, donde no hay espacio para lo improbable.
Ignacio Grávalos – Patrizia Di Monte. Arquitectos (estonoesunsolar)
Zaragoza-Venezia. Julio 2021.
Notas:
1 Borges, Jorge Luis. Historia de la eternidad. Alianza editorial, 1996. 2 En la presente edición de la Bienalle di Architettura di Venezia, Andrés Jaque ha sido galardonado con el León de Plata al mejor proyecto de investigación, por su propuesta “Sales Oddity”, en la que analiza la estrategia transmediática urdida por Silvio Berlusconi para crear una ciudad periférica, una ciudad alternativa en las afueras de Milán, capaz de acoger y recualificar a las clases selectas milanesas. 3 Calvino, Italo. “La cittá e il celo.4” en La cittá invisibile. Mondadori, 1993. 4 Boddy, Trevor. Underground and overhead: building the analogous city. Hill and Wang, 1992 5 Muñoz, Francesc. Urbanalización. Paisajes comunes, lugares globales. Gustavo Gili, 2010. 6 Prygogine, Ilya. “Pluralidad de futuros y fin de las certidumbres”. El País, 14/10/1998 7 Escohotado, Antonio. Caos y orden. Espasa, 1999. 8 De Certeau, Michel. La invención de lo cotidiano. Universidad Iberoamericana, 2010
Artículo publicado originalmente en LaCiudadViva en septiembre 2014
Presentamos el primer episodio del podcast “Ciudades que Inspiran”, que nace de una alianza entre la Red Latinoamericana de Urbanistas y el Comité de Lectura. Desde este espacio, los invitamos a visitar con nosotros diversas ciudades del Perú y Latinoamérica a través de las miradas críticas de sus ciudadanas y ciudadanos, buscando aquello que les inspira y apasiona.
Hoy vamos a hablar con la arquitecta Gabriela Vildósola Ampuero sobre una de las ciudades más singulares de nuestro país, la apasionante ciudad de Iquitos. Ubicada en el corazón de la Amazonía peruana, es la puerta del río Amazonas y la ciudad más grande en proximidad a la triple frontera con Colombia y Brasil.
Gaby es arquitecta, docente universitaria e investigadora, iquiteña de nacimiento y residencia, comprometida con el mejor desarrollo de su ciudad desde la complejidad de su territorio y diversidad de las culturas que en ella conviven. Es Magister en Docencia universitaria y candidata a doctora en Ambiente y Desarrollo Sostenible, asimismo, cuenta con un posgrado en Planificación y Ordenamiento Territorial para el Desarrollo Sostenible. Ha sido Decana de la Regional Loreto del Colegio de Arquitectos del Perú entre los años 2017-2020 y forma parte del equipo impulsor de la plataforma ciudadana “El Acuerdo por Iquitos” creado el 2017.
ArchiMaps, ahora es accesible directamente a través del navegador web, la nueva versión desktop permite explorar ArchiMaps desde cualquier ordenador.
ArchiMaps aplicación móvil de guías de arquitectura, acaba de lanzar su versión de escritorio. Cuenta con las mismas funcionalidades que la App, pero con una nueva interfaz adaptada. Es accesible desde cualquier navegador -también desde dispositivos móviles- y no es necesaria descarga previa.
ArchiMaps incluye edificios pertenecientes a todas las épocas y estilos. Su base de datos, en constante crecimiento, cuenta actualmente con más de 2.500 obras de arquitectura repartidas en 15 guías:
Ciudades:
Barcelona – Chicago – Londres – Los Ángeles y Sur de California – Madrid – Ciudad de México – Nueva York
Arquitectos:
Alvar Aalto – Antoni Gaudí – Louis I. Kahn – Adolf Loos – Mies van der Rohe – Eero Saarinen – Sáenz de Oíza – Alejandro de la Sota
Una casa para el nuevo habitante rural, Puebla de Don Fadrique, 2019
Durante décadas la arquitectura ha vivido preocupada por la ciudad, sus transformaciones y su futuro, pero puede que el futuro de la ciudad sea el campo ante el colapso climático y político. La Casa Calixto nos permite reflexionar sobre la posibilidad que ofrecen los contextos rurales en la creación de nuevas realidades biopolíticas.
Contexto
La casa se encuentra en Puebla de Don Fadrique, en una encrucijada geográfica entre Castilla La Mancha, Murcia y Andalucía, al pie de uno de los picos más altos del sur de la Península Ibérica, la Sagra. Esta ubicación somete al proyecto a unos condicionantes climáticos muy particulares más próximos a un clima continental que al mediterráneo.
Con tradiciones muy arraigadas y una población orgullosa, Puebla de Don Fadrique se halla ante el dilema de la modernización y el respeto a su propio paisaje y cultura. En esta disyuntiva, los bordes del pueblo y las nuevas zonas de ensanche juegan un papel fundamental convirtiéndose en los lugares de transformación de su paisaje. Bernard Rudofsky, en sus viajes por la península ibérica, documentó la forma en que los pueblos se construyeron en armonía material y paisajística con su entorno. Tal evolución se debía a la transformación de materiales de la tierra en arquitectura en sí misma, pero los vicios en las metodologías constructivas contemporáneas (mediante la influencia del capitalismo en procesos de fabricación) han destruido, desde sus bordes, la identidad paisajística de la construcción vernácula, así como la identificación de los habitantes con su entorno.
Materialidad
La casa asume la difícil tarea que supone dar continuidad al paisaje vernáculo a través de una construcción contemporánea, donde el arquitecto se presenta como un facilitador de alternativas paisajísticas y cuyos resultados deben plantear materialidades de resistencia.
Desde este punto de vista, la estructura de la casa se realiza en hormigón, que permite trabajar con las constructoras locales y posibilita un resultado orgánico, imperfecto y artesanal. El revestimiento se realiza con mampostería de piedra de una cantera local usada como materia prima para grava. Esta piedra es el resultado del material sobrante en la producción de grandes losas, lo que la hace muy económica y cuyo resultado enlaza con las construcciones vernáculas del entorno que están presentes en el imaginario local. Del mismo modo, la propia naturaleza material de la piedra, obliga a una construcción manual que le otorga rotundidad e integración con el paisaje.
Estrategia
La casa se articula con un programa sencillo, un garaje bien conectado con el jardín para poder realizar comidas y fiestas con amigos, y una casa bien soleada en la que la visera al paisaje permite una apertura radical al mismo pero controlando la entrada de luz solar directa en verano. El proyecto se fundamenta sobre la lógica de recorridos a través de la casa, a modo de promenadearchitecturale, así como en su conexión con el paisaje y el jardín. Un muro perimetral que, en continuidad con el paisaje murario local, genera diferencias de cota que permiten establecer un doble diálogo: observar desde el interior el paisaje subrayado así como preservar la intimidad de miradas externas. La transición entre el dentro y fuera se materializa a partir de una boca horizontal que se abre al jardín y dos verticales para entrada de luz. Al recorrer la casa pequeñas aberturas vinculan el mundo doméstico interior con el paisaje exterior. El jardín no se entiende como la “no-casa”, sino como un intermediario con el paisaje a través de una nueva topografía. Recorrer el jardín nos va a permitir un juego de miradas al entorno.
La casa se presenta, en términos de Gilles Clement, como un “tercer paisaje” donde la naturaleza se apodera de la arquitectura. El jardín se apropia del vacío entre las piedras y el paso del tiempo es un aliado, como hace la vegetación en las piedras de un río. La Casa Calixto invierte los patrones de la arquitectura moderna: la arquitectura no intenta dominar el entorno, sino devenir entorno. De esta manera los muros no se protegen de la naturaleza, tan solo de la ciudad, generando un refugio del paisaje, un “jardín en movimiento”.
Obra: Casa Calixto
Arquitectos: GRX ARQUITECTOS
Colaboradores: Jose M. Pérez Sevilla, Maribel Fernández Díez, Romain Guigo, Sophia Heinen, Antonio Jesús Gutierrez, Camille Vinas, Dennis Graves, Tommaso Banfi, Jose María Rueda Romero, Diego Vincenz, Daniel Usero (Estructura), Alicia Gómez Quirantes (Instalaciones)
Constructora: Linos 2008 S.L. + Jesús Castillo «El Chin»
Ubicación: Puebla de Don Fadrique, Granada, Spain.
Cliente: Privado
Presupuesto: 120.000€
Año: 2019
Fotografía: Imagen Subliminal (Miguel de Guzmán + Rocío Romero) + Javier Callejas + grxarquitectos.com
¿Puede escribirse un libro que contenga Todas las escaleras del mundo?
Dado que, como aquí se afirma, el número de escaleras es infinito, tal tarea parece imposible. Y sin embargo, sí puede intentarse rastrear los territorios, las ideas y las problemáticas que tienen en común. Reunir en un tomo los rasgos comunes a “todas las escaleras del mundo” tal vez sea un trabajo difícil, pero indudablemente resultará provechoso.
Este escrito huye de la tentación de establecer taxonomías, o tranquilizadoras clasificaciones de las escaleras. Porque, al igual que los líquenes, se trata de una de esas especies que pertenecen a varios mundos y ocupan simultáneamente varias dimensiones: son primitivas y sin embargo es imposible describir algunos de los mejores espacios de la contemporaneidad sin poner en valor su presencia. Son básicas y sin embargo en torno a ellas se dan situaciones complejas y casi invisibles en el día a día.
Las escaleras son un componente primordial de la arquitectura y el primer y más sencillo sistema para el desvelamiento de sus modos de conexión debido a que enlazan con extrema facilidad personas y situaciones a diferente nivel. Son un perfecto arquetipo arquitectónico, simbolizan el objetivo de la composición y gracias a ellas es posible la misma idea de secuencia de espacios. Como hacen los puentes al cruzar valles y ríos, las escaleras crean lugares en sus dos extremos siendo en sí mismas uno particular.
Santiago de Molina es arquitecto. Es profesor titular de Proyectos Arquitectónicos en la universidad San Pablo CEU de Madrid. Su obra ha recibido diferentes premios en concursos nacionales e internacionales. En Ediciones Asimétricas ha publicado los libros Hambre de Arquitectura y Múltiples. Estrategias de la arquitectura. También es autor de Arquitectos al margen y Collage y Arquitectura, libro seleccionado a los premios FAD de Teoría y Crítica 2015. Es colaborador habitual de numerosos medios especializados. Dirige desde el año 2009 el blog Múltiples estrategias de arquitectura.
La casa como oportunidad inexcusable para la experimentación encuentra su plenitud en dos momentos determinantes de la historia: la postguerra de los dos grandes conflictos bélicos internacionales del Siglo XX. La estandarización, la economía de medios, la aplicación de nuevas tecnologías y materiales o la propuesta de nuevas formas de vida serán temas comunes en, por ejemplo, ‘Pessac’ (1925) o las ‘Casas Loucheaur’ (1929), de Le Corbusier; la ‘Casa experimental’, Weissenhofsiedlung, Stuttgart (1927), de Walter Gropius; o ya en Estados Unidos y dentro del programa de las Case Study Houses, la CSH#8 (1945-49), diseñada por Charles & Ray Eames. El proyecto doméstico como laboratorio.1
Heredera en parte del programa norteamericano, aunque proyectada y construida en Oslo entre 1952-1955 por Arne Korsmo y Christian Norberg-Schulz, la casa en Planetveien 12 constituye uno de los iconos de la arquitectura escandinava.2 Al margen de su configuración espacial y constructiva, interesa aquí su estrategia programática como «live-work home«, una casa para vivir pero que habrá de financiarse con el trabajo que precisamente allí ha de producirse.
El nivel bajo rasante se destina a los trabajos en metal y madera de Grete Prytz Kittelsen, así como a su taller de esmalte, iluminado a través de un patio jardín escalonado; la planta alta se configura como una oficina de diseño que integra un dormitorio con cama escamoteable; entre la producción y el prototipado, la planta baja explora las valencias sociales del estar internacional y se diseña como un marco experimental para todas las creaciones de los Korsmo:
«podemos usarlo como lugar de pruebas para maquetas y otros artículos, dibujar sobre las pizarras pivotantes, como auditorio para películas y proyecciones, como una pequeña galería de exposiciones no solo de nuestro trabajo, también de nuestros colegas y amigos; y como mini-teatro si uno levanta la escalera levadiza».3
La casa respira el aire del atelier, una suerte de tramoya doméstica. Salvo el hogar en ladrillo, todo será removible, escamoteable, levadizo, pivotante, corredero, ligero y apilable como el conjunto multicolor de cojines prismáticos que permite infinitas disposiciones para sentarse o tumbarse en un espacio de programa intangible. La casa promete la celebración de la vida desde el noble oficio de la creatividad.
Como si el ejercicio del diseño estableciera un paisaje confortable sobre el que habitar y producir a un tiempo, una vida interior estimulante ante un afuera blanco y hostil durante gran parte del año. La existencia luminosa de la que ha desaparecido tanto la apariencia burguesa como la rutina proletaria, la idea del ocio y del trabajo, para sintetizar una nueva utopía concurrente, una quimera, una nueva fertilidad conjuntiva, un ecosistema receptivo felizmente rentable y propositivo: la casa productiva.
Miguel Ángel Díaz Camacho. Doctor Arquitecto
Madrid. Junio 2015. Autor de Parráfos de arquitectura. #arquiParrafos
Notas:
1 Ver artículo «El proyecto doméstico como laboratorio«, MADC, publicado en la revista RITA nº2, págs. 124-131. 2 La casa forma parte de un conjunto de tres: Planetveien 12, 14 y 16, perteneciendo una de ellas a la familia de Korsmo y otra al propio Norberg-Schulz. Una vez separado Korsmo de su mujer Grete Prytz Kittelsen (una reconocida diseñadora noruega a la que la escuela de arquitectura de Oslo -AHO- dedica su hermosa sala de dibujo), ésta permanecerá en la casa hasta su muerte manteniendo en perfecto estado de conservación el proyecto original. Ver Tostrup, Elisabeth; «Planetveien 12. The Korsmo House. A Scandinavian Icon«, London, Artifice, 2014. 3 rne Korsmo, 1955. Ibídem. pág. 36. Traducción MADC.
De los maestros que he tenido me quedo con aquel que viajó al futuro conmigo, aquel que depositó en mi alforja más que pensamientos, utensilios e instrucciones para su uso, piezas fantásticas que se activaban a medida que iba creciendo.
Aquel que me señalaba los lugares, mi padre siempre, aquel que aprendía cuando me enseñaba y se emocionaba como quien era enseñado.
La mejor herencia que puedes recibir de los maestros es la que llevas a cuestas, la que vas convirtiendo en semillas, y sembrando a medidas que creces y caminas por la vida, y en ese andar dejas hilera de árboles, así tu sombra se hace cada vez más larga con el paso del tiempo.
Maestro, el que te enseña a caminar y no el camino, si el horizonte. Me quedo con esos maestros, con los que te invitan a elegir un instrumento y comprometerse contigo hasta ser parte de él y volverte invisible.
Esos son los maestros que recuerdo, nos los que me enseñaron, sino los que aprendían conmigo.
José del Carmen Palacios Aguilar, M.Arch. ETSAB
Lima, 2021
El Museo Virtual de la Fundación María José Jove, con el apoyo de la Diputación Provincial de A Coruña, presenta el proyecto de investigación Arquitectura al límite. Construcción industrial en el borde litoral, en el que se documenta y debate en torno al patrimonio arquitectónico situado en la línea de costa de la provincia de A Coruña. En concreto, han sido recorridos los 965 km que dividen la tierra del mar y documentadas 300 construcciones clasificadas en 8 tipologías: molinos, conserveras, astilleros, cetáreas, industria acuícola, secaderos, puertos e industria ballenera.
Además, se ha realizado una selección, que destaca por su singularidad, valor histórico y arquitectónico, que se han recreado en 3D o registradas con imágenes tomadas con vehículo aéreo no tripulado (videos y fotografías), con una estética muy cuidada, reforzando el análisis y acompañada cada una de un pequeño texto. Concebido como una plataforma de revisión y debate, para llevar a cabo el proyecto se optó por el empleo y combinación de estas tecnologías para difundir y contribuir a la conservación de los inmuebles, algunos de los cuales están en peligro de desaparecer. Son arquitecturas adaptadas al territorio y condicionadas por un mar siempre presente, sin el cual no existirían.
Este patrimonio singular ha servido, además, de punto de partida para reflexionar sobre su evolución, transformación, abandono y reconversión, así como su impacto en el territorio en el que se ubica. Para ello participaron cinco arquitectos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UDC: Carlos Quintáns, que actuó además como coordinador científico, David García-Louzao, Elisa Gallego, Óscar Fuertes y Juan Creus. El resultado podrá verse en unas charlas accesibles desde la web del MUV:
– “Dibujando el límite” de Carlos Quintáns.
– “Arquitecturas batientes. La arquitectura como mediación en el límite del mar” de David García-Louzao.
– “La arquitectura de los oficios del mar. El patrimonio marítimo del litoral gallego” de Óscar Fuentes.
– “Ni sagrado, ni salvaje” de Juan Creus.
– “Un territorio sin fronteras, un territorio de referencias” de Elisa Gallego.
Roteiros, recursos didácticos y bibliográficos
El proyecto se completa con el diseño de roteiros para conocer los distintos paisajes industriales; varios recursos didácticos que difunden este tipo de patrimonio entre los más pequeños y una selección de recursos bibliográficos.
Arquitectura al límite se enmarca en el programa de proyectos singulares de especial interés cultural que cuentan con el apoyo de la Diputación de A Coruña. Por su parte el MUV, plataforma digital y virtual pionera para la difusión del arte y la cultura, continúa en su promoción de nuevas formas de incidir en la investigación y en la transferencia de conocimiento, facilitando la conexión entre personas de diferentes ámbitos y disciplinas que contribuyan a la producción de ideas y acciones críticas en relación con el contexto más cercano: Galicia.
En pleno centro del Barrio del Eixample de Valencia, junto a la Gran Vía Marqués del Turia, se ubica el edificio residencial AC33. Este proyecto residencial consiste en la construcción de viviendas de nueva planta, además de un jardín interior, garaje y locales comerciales, con la singularidad de tener que mantener y rehabilitar la fachada del edificio original construido en 1921.
Se trata, por tanto, de un proyecto que ha supuesto una mejora del patrimonio histórico y artístico de la ciudad de Valencia. Un proyecto en el que uno de los aspectos más importantes ha sido el de dar continuidad a lo que ya sucedía en el barrio y a su memoria, reformulando desde la contemporaneidad y la sostenibilidad lo cotidianeidad del lugar. En definitiva, una arquitectura capaz de mejorar el contexto físico y social de su entorno y habitantes.
El proyecto está conformado por 5 viviendas, una por planta, de unos 230 metros cuadrados cada una aproximadamente. Dichas viviendas, que cuentan con tres y cuatro dormitorios, están diseñadas y pensadas desde el confort y la comodidad diaria de sus habitantes y disfrutan de doble orientación: a la calle Almirante Cadarso y al jardín interior ubicado en el patio de manzanas.
El edificio cuenta además con diferentes espacios que permiten potenciar el espíritu de comunidad entre sus habitantes como el amplio zaguán de acceso o el jardín interior con piscina atemperada. A través de dos huecos diseñados ex profeso para acoger dos grandes palmeras Washingtonia Robusta (18 m), se extiende y comunica el jardín con el nivel inferior donde se ubica el garaje que disfruta así de luz y ventilación naturales y que, además, está preparado con enchufes de carga de coche eléctrico en cada plaza de aparcamiento.
El proyecto AC33 se caracteriza también por las estrategias adoptadas en términos de sostenibilidad y eficiencia energética, garantizando el mayor confort y prestaciones a los futuros usuarios con la máxima reducción de consumo energético y ahorro en costes operativos.
El edificio es capaz de suministrar, gestionar y controlar los accesos a la energía de forma global, lo que permite ahorrar en instalaciones, equipamientos y accesos a distintas fuentes de energía.
En este sentido, AC33 es el primer edificio del centro de Valencia en incorporar la geotermia como fuente de energía, que en combinación con la solar fotovoltaica y la aerotermia permiten reducir el consumo en electricidad primaria para calefacción, aire acondicionado, climatización de la piscina y el agua caliente sanitaria en más de un 80 %. Estas medidas han posibilitado también la reducción de emisiones de CO2 en más de un 90% (ambos datos han sido medidos una vez finalizado el edificio).
Las viviendas tienen sistemas integrados de control, que suponen que cada usuario gestiona, desde su teléfono móvil, la seguridad, funcionamiento y consumos de los sistemas de climatización y de los equipos domésticos conectados. Además, incluye sugerencias de funcionamiento, dependiendo de la época y las condiciones ambientales, de forma que los usuarios sean conscientes de los efectos de sus hábitos de consumo sobre su economía y sobre el medio ambiente.
AC33 ha supuesto una enorme oportunidad para, por un lado, renovar, mejorar y rehabilitar la ciudad existente y, por otro, optimizar el comportamiento energético de este nuevo proyecto residencial donde sensibilidad histórica, estética y funcional han jugado un papel fundamental.
Obra: Residencial AC33
Operador: Rimontgó
Arquitectos: ERRE arquitectura
Emplazamiento: C/ Almirante Cadarso, 33, 46005 Valencia (España)
Constructor: Edifesa
Proveedores: Porcelanosa
Ingeniería: Adypau, Aiguasol
Mobiliario: Orsal, Viccarbe y Punt Mobles
Año inicio construcción: 2017
Año fin construcción: 2019
Superficie construida (m2): 2.026,25 m2
Fotografía: David Frutos
Vídeo: David Zarzoso y Fernando Moreno + errearquitectura.com
La directora de esta entidad, Pepa Cassinello, fue la encargada de inaugurar la exposición Eduardo Torroja. Propuestas para la bahía de Cádiz, 1927-1928, en en el el Colegio de Arquitectos de Cádiz con una conferencia en la que no sólo resaltó El audaz ingenio de Eduardo Torroja, sino la faceta más humana y modesta, el compromiso social de un ingeniero de personalidad arrolladora y tremendamente solidaria y constructiva.
Así lo contaba Cassinello, que destacó las razones por las que Torroja es un referente internacional para todas las generaciones, por
«un modelo de pensamiento muy especial, claro, dirigido a la innovación y lo racional, y con una labor social detrás tremenda».
También incidió en su labor en la transmisión de pensamientos, los que legó en su libro Razón y ser, sobre estructuras
«escrito por uno de los grandes ingenieros con tal generosidad que todos entienden».
Otro rasgo de su generosidad son las marquesinas que le hacía y que no están registradas para los cines a Sánchez Esteve.
La relevancia social de la Fundación Torroja es otro de los puntos que señaló, al hilo del Instituto que creó el ingeniero para ver qué pasaba en el mundo.
«Empezó una labor que incluso absorbió el propio Consejo Superior de Investigaciones Científicos, con la que ayudó, formó a obreros para racionalizar la construcción y dio apoyo a todas las empresas que quisieron hacer una patente. De hecho, las entrañas de los edificios de España están llena de patentes nacidas gracias a su apoyo para construir mejor».
Tras muchas horas de docencia1 en múltiples formatos, hay una cosa clara, y que estaría dispuesto a discutir con quien quiera. En una estructura de taller, de workshop, y por tanto de interacción uno a uno con cada alumno, la docencia no se basa en enseñar, sino en aprender. Es decir, el rol principal como profesor, no es el de transmisión, sino que es el de transferencia. En la relación con un alumno no sirve la transmisión de conocimientos en la forma de una lección. El valor docente se centra en la transferencia de una experiencia, donde más que aportar ideas, se socializan las dudas y se comparten los tortuosos caminos para operar con esas dudas.
Por tanto la labor docente se construye a partir de una interacción donde aprenden tanto los alumnos como los docentes. Ahora bien,
¿cómo se valora y se puede medir la experiencia?
Del conocimiento contextual
En Petite Poucette, de Michel Serres, escribe:
«Antaño y ayer mismo, el saber contaba con el soporte del sabio, aeda o bardo. Una biblioteca viviente… tal es el cuerpo del pedagogo. Con el acceso a las personas, por medio del teléfono móvil, con el acceso en cualquier lugar, con el GPS, el acceso al saber se ha abierto. En cierto modo se encuentra ya transmitido».2
En otras palabras, el conocimiento es contextual, omnipresente, abierto. Solamente hace falta hacer click en alguno de los múltiples aparatos electrónicos que llevamos y que nuestros alumnos llevan encima, para tomar conocimiento, procesarlo e interiorizarlo.
En otro momento del libro Serres escribe,
«Ahora que está distribuido por todas partes, el saber se esparce por un espacio homogéneo, descentrado, libre de movimientos».
Medio en broma, más de una vez se ha comentado la figura de la persona que en medio de una conversación, saca su dispositivo móvil, y corrobora o desmiente la fecha o el hecho que ha surgido en la misma. A través de Google, la red se comporta como una especie de notario de la precisión.
Hoy dar una fecha es un acto de riesgo.
En arquitectura, al menos en la parte docente que se corresponde con la docencia en formato de taller, las precisiones están de más. La parte central de aquello que el profesor de proyectos cometa, poco tiene que ver la precisión. Más bien tiene que ver con la pasión, la actitud y la experiencia.
Transferir más que transmitir
Hay una diferencia entre transmitir un dato, un hecho o una lección entera a transferir una opinión o una duda en el transcurso de una discusión acerca de la viabilidad de un proyecto, o lo que solemos llamar en la docencia de la arquitectura, una corrección de proyectos.
Si simplemente nos limitamos a transmitir, lo que hacemos es trasladar una información cerrada de un lugar a otro. De la cabeza del profesor a la cabeza del alumno. En cambio, en el rol de transferencia, como su propio nombre evoca, hay una zona de contacto, prácticamente física en el trasvase de esa información. Además, puestos a especular, la manera, es decir, la actitud cómo se produce esa transferencia, da la posibilidad de convertir esa información en conocimiento para el receptor. Quiero decir con ello, que al estar metafóricamente y en muchos casos también físicamente, tan cerca el punto de origen y el punto de destino de esa información, la manera como se ejecuta ese transito es fundamental.
En realidad lo que se produce es un ámbito de legitimidad. El alumno legitima aquella información, aunque como ya he dicho sea en forma de duda, o de pregunta, en la forma de verdad de bolsillo, de micro verdad respaldada por la experiencia del que emite.
Si creemos que esto es mínimamente cierto, un nuevo equilibrio se da en el aula.
Si el alumno recela de la legitimidad del emisor, no dará ningún crédito a la sugerencia. Al contrario, si el alumno legitima al profesor, esa capsula de información es automáticamente una transferencia de conocimiento.
Es por eso que en cada interacción, aprenden ambos, tanto alumnos como profesor. La tarea realmente difícil es que la percepción del profesor es diferente para cada alumno, y por tanto la manera como el profesor es legitimado, es personal de cada uno de ellos. Es por eso también que la docencia de la arquitectura en el formato de taller debe tener un espacio y un tiempo dilatados, es intensa por definición y nunca concluye. Algo muy parecido a la realidad profesional. En cada proyecto hay un potencial enorme de aprendizaje.
En esencia, la única diferencia entre un alumno y un profesor es que el segundo lleva muchas más horas aprendiendo que el primero, y eso a fin de cuentas es lo único que debe transmitir el docente. A partir de ahí, todo es transferencia.
Y es que aprender no tiene fin.
Miquel Lacasta Codorniu. Doctor arquitecto
Barcelona, mayo 2014
Notas
1 Mi experiencia docente se remonta a 1997 principalmente en la ESARQ-UIC. Desde entonces calculo haber impartido mi docencia a más de 750 alumnos en aproximadamente 9000 horas, entre docencia regular, talleres y seminarios.
2 SERRES, Michel, Petite Poucette, Éditions Le Pommier, Paris, 2012
Empieza una etapa diferente, con mis crónicas desde Londres. El tópico español de Londres –no sé si el tópico internacional- era lo mal que se comía, aquí y en toda Inglaterra. Han debido de decírselo mucho a los londinenses, y el turismo en la ciudad ha tenido que llegar a ser extraordinariamente grande, pues en los barrios centrales y populares no hay otra cosa, casi, que restaurantes y casas de comida. Se puede comer como se quiera, realmente. Mal o o regular, desde luego es facilísimo, pero también muy variado; y bien o tirando a bien no es difícil. No es barato, pero aquí no hay nada barato.
El otro día, casi por azar, fuimos a parar a la zona de Westminster. Vimos la Abadía, por fuera (17 libras para entrar), el Parlamento, y descubrimos The Horse Guards, el cuartel del regimiento de caballería de la guardia del Rey (de la Reina), un edificio neoclásico de William Kent, magnífico, que cierra la calle con respecto a St. James Park, justamente enfrente de la Banqueting House construida por Iñigo Jones. Al otro extremo del parque, no muy grande, pero estupendo, está Buckingham Palace. Es una zona magnífica, una zona oficial, con espléndidos edificios eclécticos que son los ministerios. Todo parece celebrar el gran Londres académico, aunque allí se mezclen la tradición clásica y la gótica sin hacerse realmente mucho daño.
La Banqueting House es un edificio más o menos palladiano de Jones con el que se inició el renacimiento inglés a la manera italiana, ya en el siglo XVII. Antes había habido un renacimiento inglés más o menos castizo, que no resultó malo, pero tampoco exitoso ni refinado. Fue Jones, con este edificio y algunos otros, quien empezó un renacimiento italiano que quería ser británico, contradicción interesante que la arquitectura inglesa llevó adelante durante más de 2 siglos.
Cuando se construyó (como se ve en algunos cuadros y grabados de época y posteriores) era algo completamente ajeno a su entorno. Esto es, era arquitectura estrepitosamente moderna que despreciaba la tradición propia y la arquitectura del lugar. Quizá hubo un Príncipe de Gales que se escandalizó de ello.
Lo mandó construir Jacobo I, padre de Carlos I, el rey que perdió la guerra civil y que fue decapitado por orden del Parlamento (de Cromwell) precisamente en un tinglado de madera colocado contra la fachada del Banqueting House. Cobran 8 libras y pico por entrar, lo que es un poco exagerado.
Hoy llovió a mares, y llegamos a comer y a casa calados hasta los huesos. Pero hacia las 2 de la tarde ya había parado.
Antonio González-Capitel Ma2rtínez · Doctor arquitecto · catedrático en ETSAM
Madrid · Septiembre 2010
Dentro de las disciplinas técnicas, la arquitectura fue la primera en normalizar la presencia de mujeres en los estudios oficiales. Hoy, las escuelas de arquitectura de España y de muchos otros países de nuestro entorno tienen un alumnado con tendencia a la paridad, incluso en algunos casos con mayor porcentaje de mujeres que de hombres. Aunque las primeras arquitectas aparecen a finales del siglo XIX en diferentes países europeos y en Norteamérica, existen multitud de evidencias que demuestran la participación de mujeres en el diseño, la construcción y la promoción de la arquitectura desde la antigüedad.
¿Cómo ejercen las mujeres la profesión? ¿Cuáles han sido sus principales aportaciones al campo de la arquitectura? ¿Qué arquitectas y obras relevantes con autoría femenina han quedado en el olvido? Estas son algunas de las preguntas más habituales entre quienes estudian el papel de las mujeres en la historia de la arquitectura, pero caben muchas más porque los datos actuales indican un problema de igualdad de oportunidades importante en todos los campos de la arquitectura. Preocupa principalmente el significativo abandono de la profesión, la baja presencia de mujeres en puestos de responsabilidad y la falta de reconocimiento a través de los mecanismos principales de la arquitectura: los premios y las publicaciones.
La falta de igualdad de oportunidades no sólo afecta a las mujeres arquitectas, es una pérdida de talento que afecta al conjunto de la sociedad. Porque lo cierto es que, efectivamente, las mujeres están y han estado presentes en la arquitectura y en la construcción del hábitat humano en general, bien por voluntad propia, bien por necesidad. Sabemos que las mujeres, tituladas o no, han sido clave en la configuración de los espacios domésticos, adelantándose a creaciones técnicas y espaciales consideradas posteriormente como innovadoras. Sabemos también que muchas han tenido mayor sensibilidad para enfocar su trabajo teniendo en cuenta a personas y colectivos con necesidades especiales y específicas en relación con los entornos construidos o para acceder a un hogar digno. La mirada inclusiva y la atención a la diversidad de personas que necesitan y disfrutan de la arquitectura ha mejorado nuestra profesión, reforzando su papel social y su capacidad para ser fuente de bienestar social.
Las mujeres han abierto nuevas maneras de ejercer, no sólo al especializarse en temas periféricos y muchas veces transdisciplinares, sino también por plantear nuevas formas de organización empresarial, que en general hacen más fácil la conciliación de la vida profesional y la personal. Maneras de trabajar que, ante una revisión de modelos productivos y empresariales, de lugares y horarios de trabajo, resultan fundamentales a la hora de encarar los retos de una profesión que —en pleno proceso de reconversión interna—, se enfrenta al reto de la sostenibilidad económica, social y ambiental.
Por tanto, parece pertinente dedicar el número a estas precursoras, ya que las mujeres han estado desde el inicio en la configuración del hábitat, y ellas mismas han sido el comienzo de cambios en la profesión, en ocasiones, con su sola presencia en el aula, la oficina o la obra. Queremos saber también de aquellos hombres que hicieron y hacen posible que las mujeres formen parte de la profesión: padres, profesores, clientes, compañeros y parejas, que nos lo pusieron más fácil o simplemente lo hicieron posible con el sencillo gesto de ofrecernos la oportunidad. Mujeres en el pasado, el presente y el futuro de la arquitectura, sus enfoques, sus obras y campos de especialización, sus aciertos y errores, su legado y su potencial.
Invitamos a la investigación y a la reflexión no solo desde la periferia de la profesión, donde muchas veces se han situado las arquitectas, sino que también buscamos aquellas voces que han estado relegadas u ocultas; textos que ahonden en los contextos sociales, políticos y económicos que hayan sido relevantes en la historia de las mujeres dentro de la arquitectura, o en los que la arquitectura haya sido relevante para la historia de las mujeres de manera particular.
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El edificio original data de finales del siglo XV y está situado en la plaza fortificada que fue el origen de la población. Posteriormente se realizó el pasaje a través del edificio, que conecta la plaza con la calle superior. El edificio existente tiene un valor patrimonial muy singular, declarado Bien Cultural de Interés Local (BCIL).
Afrontamos el proyecto desde una mirada absolutamente arqueológica y de puesta en valor de todos y cada uno de los elementos que conforman la preexistencia. Proponemos la adición de un sistema estructural mínimo y sencillo que supla las carencias que presenta el edificio existente, con el fin de alargar su vida útil, reprogramado como vivienda unifamiliar. Este sistema da respuesta tanto desde la eficiencia material como desde la eficiencia programática.
Consiste en una caja de hormigón armado aligerada que apoya directamente sobre los muros de carga de piedra de la planta sótano, evitando así realizar una nueva cimentación. Estos nervios de hormigón armado, además de definir los diferentes espacios, ligan las 4 fachadas existentes desde el interior de manera que absorben los desplomes existentes, reduciendo el pandeo de los muros fijándolos desde su punto medio. Con las fachadas sujetas por esta caja conseguimos que los muros existentes vuelvan a trabajar estructuralmente, soportando también el peso de la nueva cubierta.
Para reducir al máximo el hormigón armado de esta caja aligeramos los forjados mediante un sistema de forjados mixtos de madera maciza con pantallas y jácenas de hormigón armado, construidos directamente en obra. La madera estructural de este forjado funciona a la vez como encofrado perdido de las jácenas y acabado visto interior. Con el mismo criterio de reducción de cargas, la cubierta se plantea con estructura de madera, apoyada sobre los muros existentes.
Programa: la matriz estructural de refuerzo del edificio existente articula la disposición del programa a través de los espacios-estructura.
Energía: respetamos tanto las aberturas como la composición original de las fachadas entendiendo que el elemento de oportunidad para captar, iluminar y ventilar es la nueva cubierta. Uno de los 6 cuadrantes de la matriz estructural queda vacío, generando un gran patio vertical de tres alturas. Este patio permite el acceso a los tres niveles de la vivienda, la iluminación de todos los espacios interiores, y la ventilación natural de la planta sótano, que presenta patologías derivadas de la humedad del terreno. Este dispositivo es a la vez un elemento bioclimático; en invierno se mantiene cerrado y aprovecha la iluminación, mientras que en verano permanece abierto cuando conviene aprovechar el aire fresco de la planta sótano.
Patrimonio: las pantallas y jácenas de hormigón armado sujetan las fachadas del edificio patrimonial desde su interior, sin necesidad de intervenir por la cara exterior. La restauración de los muros de piedra originales se realiza con mortero de cal y una mezcla de áridos con tonalidades específicas de la zona, provenientes de dos canteras locales.
Obra: Cal Fuster, rehabilitación de edificio s.XIV
Autores: Arqbag (Jordi Mitjans, Bernat Colomé, Simona Cerri, Alfonso Godoy, Adrià Vilajoana, Marc Díaz)
Cliente: privado
Colaboradores de proyecto: Esther Orús
Consultor estructural: BBG Estructures
Superficie: 394m²
Ubicación: La Noguera, Lleida
Estado: Obra finalizada
Año: proyecto y ejecución: 2017-2020
Fotografía: Marc Díaz + arqbag.coop
Colección completa de la Revista CIRCO M.R.T. COOP.
En 1993, Luis Moreno Mansilla, Luis Rojo y Emilio Tuñón fundan la cooperativa de pensamiento CIRCO MRT coop y, desde entonces, editan una publicación mensual con éste nombre.
Revista CIRCO reivindica la importancia del pensamiento a través de la arquitectura.
Revista CIRCO trata de construir una conversación ininterrumpida entre la arquitectura y su pensamiento de nuestro tiempo, tomando referencias y temas de conversación de cualquier lugar y momento.
Revista CIRCO es una experiencia de vuelo a ras de tierra en la que conscientemente se pierde la perspectiva del conjunto, o la idea de su estructura general, pero en la misma medida en que se gana proximidad y vivacidad en lo particular.
Revista CIRCO inicia su andadura en enero de 1993, tras la disolución del equipo de redacción de la revista ARQUITECTURA, constituido, entre otros, por los arquitectos, y profesores, Francisco Asís Cabrero, Federico Soriano, Fernando Porras, Iñaki Ábalos, Juan Herreros, Ricardo Sánchez Lampreave, Luis M. Mansilla y Emilio Tuñón.
El objeto principal de Revista CIRCO es la ampliación del campo de juego de la investigación en arquitectura, mediante la incorporación crítica de aquellos conceptos, pensamientos y vínculos que permiten enriquecer el discurso teórico, y la práctica docente y profesional. En este mundo en continua transformación, CIRCO trata de ampliar el territorio de especulación en el que la reflexión ensayística se abre camino como herramienta alternativa y necesaria.
Organización/Metodología de trabajo:
Revista CIRCO selecciona las investigaciones a publicar mediante un proceso colegiado. Así, todo trabajo propuesto por un autor debe ser analizado, y valorado, por el consejo de redacción, integrado en la actualidad por Luis Rojo, Emilio Tuñón y Jesús Vassallo. Revista CIRCO se conforma y se edita como un conjunto de investigaciones personales recogidas en forma de ensayos cortos, que se comparten con todos los participantes de la cadena de cristal. Veinticuatro CIRCOS configuran una serie. En los últimos veintitrés años se han publicado nueve series de CIRCO, así como otras series derivadas de CIRCO, como INJERTOS, CIRKUS, ZIRKUS, CIRQUE, FORO, etc. Aunque al principio la edición de CIRCO solo se editaba y remitía unos cien ejemplares, ante la masiva solicitud de suscriptores, en marzo de 1993, la edición alcanzó los quinientos ejemplares de cada número, que se envían a personas de diferentes países en todo el mundo.
Fortalezas del proyecto:
CIRCO toma partido por una forma de hablar sobre la arquitectura en la que conviven simultáneamente la re-descripción personal y las aproximaciones sucesivas por medio del ensayo. O lo que es lo mismo, CIRCO toma partido por la confrontación entre las obsesiones privadas y las necesidades públicas, como método de análisis y conocimiento. A lo largo de los últimos veintitrés años, CIRCO M.R.T. Coop, como tal cooperativa de pensamientos, ha llegado a construir, por sí misma, un entorno donde diferentes investigaciones, proyectos y tesis doctorales han iniciado su andadura, constituyendo una fuente de referencia para diversos trabajos de investigación, y dando soporte conceptual a la práctica docente y profesional de profesores y arquitectos.
Debilidades del proyecto:
A pesar de su condición poliédrica, CIRCO no trata de poner en duda el valor, ni la utilidad, de las reflexiones disciplinares y sistemáticas, sin embargo, hay que decir que CIRCO se inscribe en un entorno en el que contraponer el concepto de libertad al de orden. Desde esta libertad de intereses, CIRCO lo que busca es ampliar los límites de la disciplina para establecer contacto con una realidad compleja, y abierta, poniendo de manifiesto el deseo de acercar la arquitectura a la vida.
Motivaciones para seguir trabajando:
Las diferentes investigaciones publicadas en CIRCO dibujan un mapa de preocupaciones de los diferentes arquitectos que participan en la cadena, y en su diversidad, construyen un retrato vivo de obsesiones privadas y de intereses compartidos sobre las que trabajar en esa oscilación permanente entre ideas y cosas que es la práctica de la arquitectura. Y aunque todas y cada una de las investigaciones personales recogidas en CIRCO tienen un valor individual, lo importante de CIRCO es la condición colectiva y relacional de todas ellas, entendidas como un conjunto complejo y diverso.
La información ha sido recopilada por Eduardo Almalé Artal tras rastrearla a través principalmente de bibliotecas y archivos. Los siguientes repositorios son solo algunos de ellos:
A Frank Gehry le gusta contar que su arquitectura tiene su origen en el lugar, en un lugar entendido de forma amplia, un lugar que comprende desde la situación anímica del país en el que se sitúan sus edificios hasta los vecinos que lo rodean, pasando por el paisaje, la cultura y las arquitecturas cercanas.
Gehry es hoy considerado un arquitecto artista, un constructor de formas, de artificios estéticos. Y su obra parece estar dominada por la repetición continuada de un lenguaje de gestos ya aprendidos, de pieles de metal retorcidas que sirven igual para revestir un museo o una bodega y que se exportan de un proyecto a otro casi sin ningún criterio. Esta visión es totalmente errónea, y curiosamente es también un producto del edificio que le consagró.
De este modo el increíble poder mediático del Museo Guggenheim ha sido un arma de doble filo, por un lado capaz de lanzar al estrellato una trayectoria como por otro capaz de aplastar bajo su imponencia todo el trabajo anteriormente desarrollado, hasta brindar una imagen irreal de su propio autor.
Frank Gehry es un arquitecto tremendamente culto, obsesionado por poseer el lugar, transformarlo y definir un nuevo escenario en el que representar una nueva realidad, lo que le conecta con los arquitectos del renacimiento italiano, y en especial con Francesco Borromini. Una condición que habla de la arquitectura como soporte y no como objeto artístico al servicio de la contemplación.
Es por esta condición por la que si despojamos a la arquitectura de Gehry de sus voluptuosas formas y observamos sus fundamentos, encontraremos esquemas clásicos, renacentistas, barrocos o neoclásicos. Argumentos sobre el lugar, el paisaje o la escala urbanas, en definitiva motivaciones propias de la disciplina arquitectónica alejadas de esa aparente irracionalidad que algunos pretenden achacar a su obra.
El edificio Peter B. Lewis para la Escuela de Administración Wetherhead, cuyo proyecto se desarrolló entre 1997 y el año 2000, pone de manifiesto esta relación de su arquitectura con los modelos clásicos. Peter Eisenman ha comparado el edificio de Gehry con el Altes Museum de Karl Friedrich Schinkel, encontrando gran cantidad de similitudes como su estructura de palacio, el vacío central que organiza la planta, la posición de los espacios servidores o la supresión de los ejes horizontales.
En sus obras, la forma de desarrollar el acceso, el esquema de funcionamiento de la planta, las circulaciones, las relaciones con el espacio público o con la llegada de los visitantes son temas fundamentales que tal vez el desarrollo volumétrico del proyecto coloque en un segundo plano, pero son puntos de partida que ayudan a racionalizar la arquitectura.
Por este motivo, su obra no cuenta con una determinada caducidad, sino que más bien permanece inalterable a lo largo del tiempo ya que se asienta sobre principios invariables revestidos, eso sí, de un lenguaje concreto y característico que evoluciona lentamente de obra en obra.
Íñigo García Odiaga. Arquitecto
San Sebastián. Abril 2012
Oportunidad es una palabra decididamente optimista, positiva, que nos remite a ese momento idóneo en el que todo es posible. Sin embargo, también presenta un lado oscuro al aliarse frecuentemente con el negativo concepto de crisis. Esta dualidad parece una condición indispensable para conseguir acotar el valor de la oportunidad como inversamente proporcional al de su crisis opuesta. En este sentido la propuesta de VAD no podría ser más relevante en un momento en que nos enfrentamos, como sociedad, a una de las mayores y más universales crisis que se recuerdan.
Ha habido numerosos ejemplos en arquitectura del éxito de la dialéctica crisis-oportunidad. La crisis que las teorías de Malthus podrían llegar a desencadenar motiva a Fuller para definir la Ephemeralization, una oportunidad para crear un mundo mejor y más solidario. Más generalmente, si aceptamos una visión lineal y, por tanto, simplificada, de la historia de la arquitectura de los dos últimos siglos, podemos comprender los movimientos que se suceden a lo largo de los mismos como consecuencia de esta mecánica dual.
Así, la crisis de identidad del arquitecto, “expulsado” de la escuela de bellas artes, y enfrentado a la revolución tecnológica de la era postindustrial puede verse como el detonante del movimiento moderno. Modernidad cuyos principios, a su vez, entran en crisis durante la reconstrucción de Europa tras la segunda guerra mundial, dando la oportunidad a la post-modernidad de aliar arquitectura y neoliberalismo. La arquitectura de los últimos años del siglo pasado son definidos por numerosas posturas individuales, en oposición al nacimiento de grandes causas universales entre las que destacan la sostenibilidad y el feminismo.
A menudo, se han buscando rupturas en momentos de simple y necesaria reflexión, tan potente es la impresión de que, tras ellos, se encontrará nuestra verdadera oportunidad. Pero, en realidad, cualquier desafío al umbral de la práctica arquitectónica habitual puede hacerla surgir esporádicamente. También hay muchos ejemplos de ello en la arquitectura de los dos últimos siglos. Seguramente fuese su encuentro en la oficina de Peter Behrens la que, años más tarde, motivó que Mies invitase a Le Corbusier a participar en la exposición de la Weissenhofsiedlung. La colaboración de Cedric Price con la directora de teatro Joan Littlewood para diseñar el Fun Palace, también abre una nueva etapa de colaboración multidisciplinar que ha enriquecido, eventualmente, la práctica arquitectónica. Los propios procesos de participación, los Open buildings y, en general, cualquier binomio entre arquitectos, abierto o no a colaboraciones transdiciplinares, puede representar una oportunidad de avance para la disciplina.
En este número de la revista VAD se invita a debatir el concepto de oportunidad, entendido tanto desde la descripción del evento mismo que resulta de ella, como del momento propicio que la ha facilitado. Extendiendo sus límites, si es posible, a la superación del entorno del “círculo de nosotros”, para ayudarnos, quizás, a adivinar qué oportunidades esconde el contexto de crisis actual para la pan-humanidad.
– Abelardo Lafuente, un arquitecto español en el lejano Oriente. Álvaro Leonardo Pérez
– (Micro)jardines: hacia nuevas naturalezas domésticas. Serafina Amoroso y Juan Carlos Zambrano Pilatuña
– El Museo de Arte Moderno Louisiana (1958): un oportuno encuentro de talentos. Carmen García Sánchez
– Esclusas en la ciudad. Encuentros entre la vivienda japonesa del siglo XXI y sus límites. Salvador Prieto Castro
– Crisis política y oportunidad en la conservación del patrimonio en la II República: el papel del arquitecto Emilio Moya Lledós. Luis Moya González
– Desvelando el potencial de lo ya conocido. Comedor y salón de actos del colegio Brunswick. J. Gowan y J. Stirling (1956-1963). Javier Mosquera González
– Wells Coates’ studio apartment in Yeoman’s Row, 1935. An attitude towards the optimization of space. Ignacio Román | Luis Gil
Artículos de crítica
– Coyunturas ¿De qué estamos hablando los arquitectos en Costa Rica?. Luis Alberto Monge Calvo
– Oportunidades y estrategias: hacia el proyecto de ciudad. Chema García-Pablos
– Dejar estar. Una reflexión coyuntural entre el paisaje y la ciudad. Florencia Köncke | Elías Barczuk Pasamán
– Cómo viajar con una oruga: la fachada. César Sellito
– Cuando acabe la pandemia. Enrique Parra Albarracín
Reseñas
– Los siete pecados capitales de los arquitectos. Carlos J. Irisarri
– Manifiesto arquitectónico paso a paso. Un ensayo sobre la arquitectura contemporánea a través de las iglesias. José Ramón Hernández Correa
– La conservación de la casa moderna como Patrimonio. Viviendas unifamiliares de Alejandro de la Sota. María Encarnación Carmona Belda
– Cañones, Municiones? ¡Gracias! Viviendas… Por favor. Manuel Saga
La universidad de Vigo, cuyo campus principal se encuentra a 10km del centro urbano, propone la rehabilitación de tres construcciones en el casco histórico con el fin de acercar su actividad al resto de la sociedad.
Un volumen de madera se apoya en los soportales de piedra existentes. Una caja dentro de otra; madera y piedra. En este caso, la caja de madera es entera de madera; estructura y construcción incluidas. Pero con sistemas industrializados contemporáneos, que optimizan el uso del material y su respuesta temporal. Nos inspiramos en la construcción naval tradicional, pero incorporamos los últimos avances en i+d, como corresponde al destino del edificio que pretendemos desarrollar.
La elección del material y su sistema constructivo nos permite integrarnos en la tradición local sin renunciar a cierta dosis de contemporaneidad. En el alzado oeste restauramos los soportales de piedra y las partes de fachada del mismo material que todavía se conservan. Se completa la altura permitida por el plan especial con una celosía de pilares de madera laminada que integra estructura, protección solar e imagen en un solo elemento, con la verticalidad sugerida por la normativa y la impronta de un edificio institucional como el que nos ocupa. La fachada este, incrustada entre las plazoletas, patios y callejuelas interiores, se resuelve de una manera similar, algo más aligerada por la reducción del impacto solar.
Se agota la volumetría prevista en la normativa, rematando el conjunto con tres cubiertas longitudinales a cuatro aguas de zinc, perforadas en la zona central con dos lucernarios que inundan de luz norte el interior.
Programa funcional flexible con espacios de trabajo, reunión, exposición, información o aulas, que se distribuyen en las diferentes plantas. Del antiguo parcelario, cuya huella se conserva, el volumen más pequeño acoge los espacios servidores. El resto se distribuye en los otros dos.
Obra: Sede Institucional y de I+D+i de la Universidad de Vigo.
Emplazamiento: Ribera del Berbés. Vigo. Galicia. España
Autor: abalo alonso arquitectos (Elizabeth Abalo, Gonzalo Alonso)
Dirección de obra: abalo alonso arquitectos (Elizabeth Abalo, Gonzalo Alonso)
Arquitecto técnico: José Luis Pardo
Colaboradores:
– Carlos Bóveda. Cálculo de estructuras.
– Gaia Enxeñería. Cálculo de instalaciones.
– Spotlux. Manuel M. Carazo. Asesoría iluminación.
– Cis Madeira. Manuel Touza, Azahara Sólan. Asesoría madera.
– Pemade. Control de calidad estructura de madera.
Promotor: Universidade de Vigo
Construcción: Arias Infraestructuras
Industriales:
– Estructura de madera: Madergia.
– Carpintería exterior: Carpintek.
– Iluminación ornamental: Arturo Alvarez.
– Techos acústicos: Maderas del Noroeste
– Pavimentos de pvc: Gerflor.
– Suelo técnico: Matrics.
Fin de obra: 10.06.2020
Presupuesto total: 1.461.000€
Superficie construida: 1.450 m2
Fotografía: Héctor Santos-Díez | BISimages + abaloalonso.es
Uno nunca debería escribir sobre un amigo. Pero cuando no queda más remedio que hacerlo porque siente la necesidad, como una pulsión, es mejor escribir con urgencia para que la tentación de dar forma a las intuiciones no atenúe la descarga eléctrica que producen.
Carlos Pita es un hombre culto. Cuando yo era estudiante lo veía pasear por la universidad acompañado de un perro, siempre con un libro asomando del bolsillo. Casi nunca un libro de arquitectura. Hablar con él era entrar en un universo de antipoetas chilenos, ilustradores judíos y furanchosdonde aún se podía comer una tortilla como Dios manda. Cuando algo -o, más a menudo, alguien- le desagradaba, sencillamente arrugaba el gesto y afilaba el verbo para golpear sin cólera y sin odio, como un carnicero.
Así salvó mi tesis doctoral, en conversaciones casi siempre nocturnas. Una luciérnaga en medio de una realidad profesional que yo empezaba a intuir oscura.
Hace ya tiempo de aquello. Ahora Carlos tiene unos ojos clarísimos cansados -de insomnio, de trabajo, de carcajadas y farras- y últimamente solo hablamos de día. Pero hace unos días constaté algo que siempre había sospechado: que es un arquitecto cuyo dominio del lenguaje le permite trascender. Trascender un programa, trascender el tiempo, trascender la piel gruesa que envuelve la arquitectura para contarnos, con letras pesadas, qué ha pasado en su vida, dónde ha estado, a quién ha visitado. Solo quien lo ha intentado -y ha fracasado- entiende la épica de este empeño.
En un recodo del Camino Francés descuella un edificio monolítico, de un gris prístino. Cuando el sol deja de remolonear detrás de la niebla, como por arte de magia, su piel palidece. Pero uno no debe fiarse de esta aparente indolencia: al acercarnos a él, cuando nos tiene en distancia, empieza a descargar implacable sobre nosotros su repertorio de escalas, de sensaciones y evocaciones.
Porque en cualquiera de sus esquinas románicas puede aparecerse, de refilón, Carlo Scarpa; y en esa escalera que lleva a la cubierta uno espera cruzarse con Paco Alonso.
Porque, por mucho que lo intente, uno nunca llega a comprender la escala de este edificio que es diminuto y gigante al mismo tiempo. Su corona, amarilleada por las aguas ferrosas que le escurren por los costados, nos deja claro que en cualquier caso estamos ante una obra regia.
Visité el edificio con Carlos una mañana de bruma, como casi todas. Nos sentamos frente a un hueco alargado y, poco a poco, se fueron desvelando ante nosotros los lomos de unos montes que se desparraman evanescentes hasta Asturias y León. Allí hablamos de Herculano, de meteoritos y cuarzos blanquísimos, de puertas doradas y paredes pintadas de un rojo lascivo. De nuevo, me vino a la mente Scarpa, pero pronto caí en la cuenta de que en realidad estaba visitando un edificio minoico. Entró el jefe de obra y nos pusimos a hablar del precio de la sardina, ahora que se acerca San Juan.
Sucedió algo extraño a partir de ese momento. Carlos empezó a caminar frenético de un lado a otro. Movimientos casi sobrehumanos, propios de un ser mitológico o de Arjen Robben corriendo uno de esos balones largos en los que solo él creía. Un chamán con camisa hawaina poseído por un trance, dando instrucciones precisas a todo el que se cruzaba en su camino.
Renuncié a seguirle. Me encontraba por fin a solas con el edificio. A eso había ido.
Descubrí entonces un patio donde se escucha el correr del agua que todavía no fluye y se huele la menta que aún no se ha plantado. Entré en una lareirageométrica por la que se cuela un pedazo de cielo blanco. Bajo el óculo de la gran estancia principal, alfombrada de prefabricados que advierten al peregrino de que en Galicia uno debe mirar al suelo, vi pasar al Minotauro. Me entretuve pisando diez mil trozos de esquisto como metralla y acariciando un hormigón que, por error, desafía a la geología para vestirse de travertino. Luego, en una antecámara que custodia materia y recuerdos, me senté sobre un tronco de batea como hizo Carlos en días muy tristes y observé durante un buen rato el vaciado de una concha de vieira en el zaguán de hormigón. Me acordé de una fotografía antigua donde se aprecia un mosaico del fondo marino bajo el mostrador de L’Etoile de Mer, aquel bar que frecuentaba Le Corbusier durante sus retiros en la Costa Azul.
Volví a pensar en sardinas. Algún día haré hormigón con sardinas.
Carlos Pita, el arquitecto, cita a Peter Handke para explicar por qué coloca una vieira que fue de su madre en ese paso previo a entrar en su edificio. Peter Handke, el escritor austriaco, asegura en su monumental ‘Desgracia Impeorable’ que escribir consiste en recordar y formular. Carlos tiene ya edad para recordar, y un dominio del lenguaje arquitectónico que le permite formular con la destreza de quien es maestro en su oficio. En Castromaior, sobre un outeiro arrimado a un meandro del Camino de Santiago, el Minotauro está construyendo su laberinto.
Pero Carlos aún no lo sabe.
Galicia, junio de 2021
Epílogo
Unos días después de escribir este artículo tuve un sueño. Soñé que a finales del sigo XXV, durante una campaña de excavaciones en la antigua provincia de Lugo, aparecían los restos de un edificio que ningún arqueólogo acertaba a datar. Tampoco había consenso en cuanto a su función. La controversia se extendía por Europa y en un programa emitido los viernes por la noche en la televisión francesa, un erudito aseveraba que, en cualquier caso, no cabía duda de que estaban ante la obra de un arquitecto ‘hiperbólico, disidente y ultramarino’.
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«He observado el corazón de esta isla… y lo que he visto es hermoso»
Locke en el capítulo «El conejo blanco» (2004)
En el prólogo a la novela de Adolfo Bioy Casares, La Invención de Morel (1940) —una historia de amor ambientada en una isla y protagonizada por un hombre y una mujer que viven existencias incompatibles en espacios y tiempos rivales—, comenta Jorge Luís Borges las dificultades de los autores contemporáneos para lograr historias de aventuras que interesen a sus lectores. Borges cita a Ortega y Gasset, quien en La deshumanización del arte afirma que
«es muy difícil que hoy quepa inventar una aventura capaz de interesar a nuestra sensibilidad superior».
La serie Lost (2004-2010), también ambientada en una extraña isla, es la prueba de que, en un mundo cada vez más pequeño y explorado, todavía es posible interesarse por la aventura. La originalidad de la propuesta no radica tanto en el qué contar, sino en el cómo y sobre todo en el cuándo. Los elementos misteriosos, que vamos descubriendo a pinceladas y en tiempos superpuestos, logran causar en el espectador el mismo interés por explorar lo desconocido que provocan en los protagonistas de la serie.
Posiblemente en el mundo que nos ha tocado vivir, los únicos lugares que permanecen aún desconocidos sean el espacio más lejano y el interior de la mente humana. Lost se basa en esta atracción bipolar; por una parte, se ambienta en un lugar distante, desconectado totalmente del resto del mundo —recurriendo nuevamente al mito eterno de la isla— y por otra muestra unos personajes complejos e interconectados cuyo interior vamos descubriendo capítulo tras capítulo.
En cuanto a la arquitectura, sucede que Lost es una serie —prácticamente— sin edificios. Aunque con pequeñas concesiones inevitables, se plantea la inserción de unos habitantes en un medio natural, hostil, contra el que se enfrentan con relativa facilidad hasta llegar a convertirlo en su nuevo hogar. Es en la segunda temporada de la serie dónde comienzan a aparecer algunas construcciones subterráneas, cuyo diseño tiene mucho que ver con las cúpulas geodésicas inventadas por R. Buckminster Fuller. Algunas de estas cúpulas estaban pensadas para albergar grandes hábitats artificiales, como el pabellón americano en la Exposición Universal de 1968 en Montreal, planteando una curiosa ironía: la arquitectura da forma a un hábitat artificial dentro de un escenario ilusorio mayor, como si fuera una isla inventada dentro de la Nave Espacial Tierra.
Una primera versión de este texto se publicó en el blog El tiempo del Lobo en agosto de 2006 y está incluido en el libro Textos compartidos. Apuntes y artículos breves 2004-2019 (2020)
Interior del metro en Milán, uno de los centros de la primera ola de la epidemia de la COVID-19. Durante ese periodo de cuarentena, sólo los llamados trabajos imprescindibles seguían operando y los únicos usuarios del metro son riders, empleados — aunque esto está en discusión — de UBER Eats, Rappi, Glovo u otra empresa de reparto de comida a domicilio similar. Cargados con sus bicicletas, esperan para ahorrar tiempo a su destino. A efectos de negocio, el tiempo es oro, y el transporte público, si además va medio vacío y con suficiente espacio para cargar la bicicleta en él, es mucho más rápido — y descansado — que pedalear por la ciudad.
La conexión permanente de nuestra vida, desarrollada en las últimas décadas y que la crisis sanitaria parece querer celebrar destacando las posibilidades de teletrabajo, de las clases online, de las celebridades haciendo directos y de una ilimitada oferta de museos y demás instituciones culturales — que debieran mantenernos ocupados mientras dure el encierro — , ha ido en paralelo a transformaciones laborales, en especial el descenso en la calidad de sus condiciones. Son procesos conectados, que inciden sobre lo urbano, y que se ponen de manifiesto a través de diferentes crisis.
Como apunta Nick Srnicek,
“hay tres momentos en la historia relativamente reciente del capitalismo que son particularmente relevantes (…): la respuesta a la recesión de 1970; el boom y la caída de las punto-com en los años 1990, y la respuesta de la crisis de 2008”.1
Si la posguerra de la Segunda Guerra Mundial había sido un “insostenible buen periodo”, con una industria manufacturera centrada en la producción en serie y masiva, que organizaba a sus numerosos trabajadores en grandes fábricas y con una fuerte organización sindical que aseguró que “los salarios crecieran”, que los trabajos fueran “relativamente permanentes” y que las jubilaciones estuvieran garantizadas; los años 70 estarían marcados por la perdida de inversión pública y las privatizaciones. La crisis comenzó con el auge de las industrias alemana y japonesa, que aumentó la competitividad global; la sobreproducción de manufactura derivó en una bajada de los precios para poder ser competitiva.
La presión de las empresas japonesas y alemanas, junto a otras como las Corea, Taiwan, Singapur o China, generó una mayor competencia internacional y una nueva bajada en los precios. Eso acabó por afectar a los logros laborales:
“[los sindicatos en el mundo occidental] sufrieron trabas legales, la desregulación de varias industrias y una caída en la cantidad de afiliados. Las empresas aprovecharon para reducir los salarios y empezar a subcontratar o terciarizar cada vez más”2
y dando lugar a un empleo con sueldos menores, más flexible y sometido a mayores presiones laborales.
En la década siguiente,
“el eco del viejo y conocido eslogan de Margaret Thatcher, There Is No Alternative, situó al liberalismo económico, y con ello al libre comercio y la desregulación del mercado, como el mejor y único modo para el desarrollo de las sociedades modernas”.3
La caída de la URSS y el anuncio del “colapso y agotamiento de ideologías alternativas”4 terminaron por permitir una ilimitada expansión capitalista en su modelo neoliberal:
“A partir de los años 80, estamos obligados a trabajar cada vez más para compensar la merma continua del poder adquisitivo de los salarios [y] para enfrentar la privatización de un número creciente de servicios sociales”.5
Los 90 comenzaron bien, con el auge de las empresas punto-com, que supuso “la comercialización de lo que había sido, hasta ese momento, una Internet mayormente no comercial”.6 Ese periodo se caracterizó por la alta especulación financiera, “alimentada por grandes capitales de riesgo” y centrada en del sector de la telecomunicaciones — a fin de sustituir un cada vez más estancado sector manufacturero. Las inversiones se orientaron en una supuesta rentabilidad futura, centrada en negocios apenas rentables pero con los que se esperaba dominar un nicho de mercado del que se esperaba diera frutos años después.7
Esa misma inyección de capital también propició una mayor inversión en tecnología de la información:8 mejora en los equipos técnicos, desarrollo de software, creación de nuevos y mejores servidores y bases de datos y expansión de infraestructura mundial, con la instalación de enormes cables submarinos y fibra óptica en las ciudades. Internet llegó a las oficinas como parte integral de la cotidianidad laboral, y la mejora de las telecomunicaciones hizo posible una mayor deslocalización y terciarización, desplazando los centros de producción de manufactura hacia la ‘periferia global’,
“dado que los costos de coordinación se redujeron drásticamente”.9
La burbuja de las punto-com explotaría al final de la década. Y una más en 2008, esta de carácter inmobiliario, causa de la bajada de las tasas de las hipotecas como un mecanismo de hacer frente a la crisis previa a finales de los 90.
Este proceso se concreta hoy en “una demanda de servicios más baratos y más oportunidades de ganarse la vida, sin importar cuán precarias sean las condiciones de trabajo”.10 Con el aumento de los niveles de desempleo, las políticas laborales avanzaron hacia una mayor temporalidad, presionando más a los trabajadores y defendiendo estas condiciones como únicas posibles.11 Esto, a su vez, se combina con la nueva realidad tecnológica, que impone horarios ilimitados, provocando
“la disolución de la mayoría de las fronteras que separan el tiempo privado y profesional, el trabajo y el consumo”.12
La economía digital ha propiciado nuevos conceptos. De un lado, nuevos modelos de empresas, que Nick Srnicek denomina como Plataformas,
“infraestructuras digitales [que] se posicionan como intermediarias que reúnen diferentes usuarios: clientes, anunciantes, proveedores, productores, distribuidores e incluso objetos físicos”13
y entre las que encontramos grandes conglomerados, como Amazon o Google, o empresas centradas en la logística de servicios a bajo costo, como UBER, que hacen del transporte o del envío de comida parte de su negocio. Con estas se da el surgimiento de nuevos empleos bajo la economía digital, como los mencionados riders, ha generado una ser de trabajos precarios, tanto en sueldo como en tipo de contrato,14 que los vincula laboralmente — muchas veces se emplean como trabajadores de cuenta propia permitiendo a la empresa reducir los gastos derivados de su contratación.
La fábrica, ejemplo de la sociedad disciplinaria, ha dado paso a un nuevo tipo de modelo:
“un nuevo tipo de fábrica móvil, portátil e inmaterial, capaz de generar trabajo en cualquier lugar. (…) [Una] fábrica permanente, atomizada, que evita, por supuesto, la asociación gremial y entre trabajadores”15
que quedan por ello más expuestos. Estos trabajadores precarios, se definen una sociedad de rendimiento y la optimización.
“Gracias a [su] salario, por mínimo que sea, y a lo que queda del Estado social, [logran] tener suficiente como para sustraer[se] a la constante lucha por la supervivencia”.16
Una supervivencia que se ve marcada siempre por la posibilidad de quedar fuera del sistema:
“Tener un empleo ya no te garantiza una vida digna. (…) Todas esas garantías y seguridades muchas veces colectivas, en forma de derechos sociales, y derechos colectivos, se ven sustituidos por un traslado al riesgo, digamos, que debe adoptar uno individualmente y, por tanto, todo nuestro tiempo de vida tiene que ser tiempo disponible para lo que pueda surgir. Es decir, para encontrar ingresos necesarios para poder vivir toda vez que, cada vez más, en más esferas de la vida, y más partes de la sociedad, hay una incapacidad estructural para reproducir la vida a través del salario”.17
La solución es convencerse de seguir trabajando18,[18] incluso pese al riesgo de la enfermedad, más evidente en estos días de cuarentena:
“al turbocapitalismo no le gustan los trabajadores que se dan de baja temporal por razones de salud”.19
Las medidas adoptadas post-crisis del coronavirus, como la entrega sin contacto, no serían suficientes para protegerle de la exposición. Este desamparo se complementa con una situación en la que los trabajadores riders — y demás mensajeros — carecen de espacio de trabajo propio, sin oficina ni lugar de descanso; carecen incluso de intermediarios, teniendo que relacionarse con la empresa únicamente a través del teléfono móvil. Sólo pueden descansar parados en algún jardín — los mismos que en las ciudades europeas están ahora cerrados — o en medio de la calle a la espera de recibir un nuevo pedido.
En la comodidad de los que podemos ejercer nuestro trabajo conectados o disfrutar de una película de una plataforma de streaming, debemos recordar que hacer click a través de la página de compras online o en una App de comida a domicilio va acompañada de todo un sistema laboral que se apoya en horarios extenuares, acciones repetitivas y sueldos bajos. Como otros similares, como reponedores y cajeros o trabajos de limpieza, estos trabajos han sido hasta hace bien poco simplemente invisibilizados.
Al ver cómo estos empleados siguen ocupando a solas la ciudad, la aparición del virus, que habría provocado que el mundo se “pare” pero que no la permitido que estos trabajos — junto a las sanitarios — se detengan — incluso las compras online se han incrementado — , ha acabado por poner de manifiesto nuestra dependencia de esos empleos para seguir teniendo acceso a estantes de supermercados llenos o comida en la mesa.
Replantear las condiciones de nuestras ciudades después de la aparición del coronavirus pasaría no sólo por pensar el interior doméstico — algo necesario y a lo que enseguida se han lanzado muchos arquitectos a repensar — sino también por la inclusión de que modelo urbano tenemos y que ha propiciado que un grupo de personas, en tiempos de cuarentena, calles vaciadas y crisis sanitaria, carezcan de un lugar donde poder estar sin miedo a contagiarse.
Pedro Hernández · arquitecto
Madrid. Abril 2020
Notas: 1. SRNICEK, NICK, 2018, Capitalismo de plataformas, Caja Negra Editora, Buenos Aires. 2. Íbid. 3. AGUIRRE, PEIO, 2016, en FISHER, MARK, 2016, Realismo Capitalista. ¿No hay alternativa?, Caja Negra Editora, Buenos Aires. 4. FUKUYAMA, FRANCIS, 1992, El fin de la Historia y el último hombre, Planeta, Madrid. 5. BIFO BERARDI, FRANCO, 2007, Generación post-alfa: patologías e imaginarios en el semiocapitalismo, Tinta Limón Editores, Buenos Aires. 6. SRNICEK, NICK, 2018, Capitalismo de plataformas, op. cit. 7. Es famoso el caso de Google. Lanzada en 1998, su web se rehusó hasta el año 2000 a tener publicidad. Como apunta Nick Srnicek, “Google fue de las primeras empresas en recibir financiación de riesgo en 1998. (…) A estas alturas, Google había estado recopilando datos de usuarios a partir de sus búsquedas y usando estos datos para mejorar[las]. (…) Pero no había un valor sobrante del que google pudiera generar ingresos. (…) Eventualmente comenzó a utilizar los datos (…) para vender espacio publicitario personalizado a los anunciantes mediante un sistema de búsqueda cada vez más automático”. Con la introducción de AdWords debido a presiones de los inversores en 2000, Google renunció a esta política inicial, en la que la ausencia de publicidad se definía “como un signo de la independencia de los resultados de una búsqueda”, Ibíd. 8. “En 1980 el nivel de inversión anual en computadoras y equipamiento periférico fue de 50.100 millones de dólares; para 1990 había alcanzado los 154.000 millones, y en el punto más alto de la burbuja, en 2000, llegó a un pico de 412.800 millones”, Ibíd. 9. “En la década de los 90, Nike se convirtió en un ideal corporativo por subcontratar, dado que mucho de su trabajo lo contrataba a terceros. En lugar de adoptar una integración verticalista, Nike se armó sobre un pequeño núcleo de diseñadores y promotores de marca, que luego terciarizaban la fabricación de sus productos a otras empresas. Como resultado, para 1996 la gente ya expresaba la preocupación de que estábamos haciendo la transición hacia una era del ‘justo a tiempo’ [just-in-time] de trabajadores ‘desechables’”, Ibíd. 10. MOROZOV, EVGENY, 2018, Capitalismo Big tech ¿Welfare o Neofeudalismo Digital?, Enclave de Libros, Madrid. 11. “No importa que te quejes de las horas extra sin pagar, de que el salario no te permite sobrevivir o de que no se cumple tu contrato: siempre hay alguien dispuesto a recordarte que debes estar agradecido por tener trabajo”, PUERTAS, NAIARA, 2019, Al menos tienes trabajo, Antipersona, Madrid. 12. CRARY, JONATHAN, 2015, 24/7. El capitalismo tardío y el fin del sueño, Ariel, Madrid. 13. Ibíd. 14. ZUBOFF, SHOSHANA, 2014, Entrevista con Jörg Heiser: Safety in Numbers? Disponible en: https://frieze.com/article/safety-numbers (Última consulta: 15 de agosto de 2019). 15. ABENSHUSHAN, VIVIAN, 2017, Trabajo, en HERNÁNDEZ GÁLVEZ, ALEJANDRO (Ed.), Revista Arquine №80 | 20 años, Ciudad de México. 16. CAMPAGNA, FEDERICO, 2015, La última noche. Anti-trabajo, ateísmo, aventura, Akal, Madrid. 17. MORUNO, JORGE, 2019, Entrevista en Millennium (TVE2): La sociedad cansada. Disponible en: http://www.rtve.es/alacarta/videos/millennium/millennium-sociedad-cansada/4956433/ (Última consulta: 2 de septiembre de 2019). 18. “El sujeto de rendimiento está libre de un dominio externo que lo obligue a trabajar o incluso lo explote. Es dueño y soberano de sí mismo. De esta manera, no está sometido a nadie, mejor dicho, solo a sí mismo”. HAN, BYUNG-CHUL, 2010, La sociedad del cansancio, Herder Editorial, Barcelona. 19. BIFO BERARDI, FRANCO, 2015, En la solitaria cabina de nuestras vidas. Disponible en: https://www.eldiario.es/interferencias/Andreas_Lubitz_6_372422775.html
La teja cerámica es un material de construcción con una amplia tradición en España. Su uso para la construcción de cubiertas está ampliamente acreditado en todo el territorio a lo largo de los siglos, con ejemplos que nos llevan a la época de la ocupación romana, las colonias griegas o la España musulmana.
“La teja cerámica es un material muy resistente al daño mecánico (golpes, arañazos) y a las inclemencias del tiempo, permaneciendo inalterable a lo largo de los años y ofreciendo una protección extraordinaria. Buena parte de nuestro patrimonio se ha conservado en un estado excepcional gracias a la seguridad que ofrece una cubierta de tejas”,
explica Noé Román, portavoz de la campaña El tejado, de tejas, puesta en marcha por la división de Tejas de Hispalyt.
“Además, su vida útil puede alargarse más allá de los cien años, frente a otras soluciones con ciclos la mitad de duraderos”.
La teja cerámica es, por lo tanto, una solución longeva y con mucha historia, que se va reinventando a lo largo del tiempo para dar respuesta a las demandas de la sociedad. Desde la campaña El tejado, de tejas han lanzado un video que realiza un breve recorrido por la aportación histórica de la teja a nuestras ciudades, nuestro patrimonio y nuestras vidas.
“El tejado de tejas siempre está ahí, dando forma a nuestras ciudades, pero también a nuestros recuerdos: la casa de los abuelos en el pueblo; el amanecer sobre nuestra ciudad… Ha protegido nuestro patrimonio histórico y ahora se reinventa para contribuir a la lucha contra el cambio climático”,
afirma Román.
En los últimos años estamos asistiendo a una significativa evolución del producto hacia soluciones innovadoras y medioambientalmente sostenibles. El video también hace hincapié en estos aspectos, poniendo en valor el importante esfuerzo investigador realizado por parte de los fabricantes de soluciones de teja cerámica.
“El sector de la construcción apuesta con fuerza por la sostenibilidad. Nuestros edificios son una pieza clave en la lucha contra el cambio climático y ahora prima reducir el consumo de energía del inmueble”,
nos recuerda Noé Román.
“En este sentido, la teja cerámica ha evolucionado mucho, dando lugar a productos de última generación que gozan de gran aceptación dentro del sector y que contribuyen de manera definitiva a la reducción del consumo de energía del edificio”.
Soluciones como las cubiertas microventiladas de teja cerámica ayudan al cumplimiento de los requisitos de construcciones de consumo de energía casi nulo y Passivhaus, creando un sistema de microventilación bajo teja, con el que se logra un excelente comportamiento térmico y previniendo la aparición de patologías como el moho o la humedad; o los sistemas solares fotovoltaicos para cubiertas cerámicas, que permiten capturar y convertir la energía solar en electricidad –sin comprometer la estética del edificio–, incentivando el auto consumo, contribuyen notablemente a la sostenibilidad de los inmuebles donde se instalan.
Precisamente, para hablar de las novedosas soluciones desarrolladas en integración de energía solar fotovoltaica en las cubiertas cerámicas, se ha organizado desde Hispalyt un Webinar el próximo 23 de junio que abrirá la Directora Técnica de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), Elena Velázquez, explicando el marco normativo y las ayudas para el empleo de paneles solares; y que completarán David Martínez de La Escandella y Costina Rusen de Tejas Borja, presentando sus últimas innovaciones en este ámbito.
En los siguientes enlaces se pueden descargar el programa
Por último destacar que el video realizado por la campaña El tejado de Tejas, también hace referencia al bajo impacto ambiental del material en sí mismo. La teja cerámica es un producto fabricado principalmente con una materia prima tan abundante, natural y renovable como es la arcilla. Además, gracias a la implicación de los fabricantes de soluciones cerámicas, que han apostado por la modernización de los procesos, aplicando criterios de economía circular, se ha logrado una reducción efectiva del 24% de las emisiones generadas durante su fabricación.
Su durabilidad, así como la posibilidad de reciclar el material al término de su vida útil, convierte a la teja cerámica en un material altamente eficiente y sostenible.
“Un aliado en la lucha contra el cambio climático”,
Después de 15 años revitalizando el centro histórico, el Consorcio del Casco Vello de Vigo muda su foco a una de las zonas más emblemáticas de la ciudad, la plaza del Berbés. Con este proyecto se inician una serie de actuaciones que pretenden diversificar su población mediante la creación de vivienda social de calidad.
La estrategia del proyecto lleva al límite las posibilidades de una parcela complicada. El objetivo es maximizar las superficies de vivienda, evitando zonas comunes o espacios sin iluminación natural.
Estado actual
Nos encontramos con una vivienda entre medianeras de tres plantas que, debido a la desocupación y falta de mantenimiento, presenta un mal estado de conservación. La configuración semienterrada imposibilita que la planta baja y gran parte de la primera tengan uso residencial. Se trata de una parcela profunda (19 metros) y estrecha (3 metros en la parte central).
Los tres niveles tienen accesos independientes. Las dos plantas inferiores poseen una única fachada, con orientación noroeste, y su acceso solar es mínimo. Se corresponden con la edificación original (casa mariñeira) y su acceso se realiza desde la plaza inferior por un profundo soportal. Sobre la planta primera se sitúa una ampliación posterior que no respeta la alineación de la plaza y cuyo acceso se realiza por la calle trasera.
Máxima vivienda
En nuestra búsqueda de la máxima superficie de vivienda, un patio se revela como una estrategia indispensable, pero las dimensiones de la parcela no posibilitan una ubicación tradicional en posición central. Por ello, se propone su ubicación en el único ensanchamiento que lo permite: la fachada posterior.
Este planteamiento permite acortar el fondo de las viviendas generando una nueva fachada con orientación sureste.
La problemática se convierte en oportunidad y, la aparición de un vacío, posibilita el máximo aprovechamiento de la parcela, aumentando la compacidad y el acceso solar lo que, a su vez, mejora la eficiencia y el confort.
Se añade una nueva planta adaptándose a los parámetros urbanísticos del Plan Especial, resultando así dos viviendas sociales en dúplex. La vivienda inferior se introduce con respeto en el pasado, restaurando los elementos originales de la casa mariñeira, mientras que la vivienda superior emerge como un volumen puro y conciso.
Ligereza y luz natural
El patio se adapta a las diferentes normativas que regulan sus dimensiones en planta en función de la profundidad. La cota del patio ha de elevarse un metro para cumplir los requerimientos de iluminación natural. Esto genera que los forjados de la parte trasera pierdan su posición original desencadenando un interesante juego de medias plantas.
Los forjados se realizan con una estructura ligera de acero y madera. Con un cuidado diseño de las escaleras se conectan las diferentes cotas maximizando la entrada de luz y permitiendo visiones longitudinales entre ambas fachadas. El acceso a la vivienda superior se producirá por una pasarela que sobrevuela el patio propuesto.
Los interiores se plantean con la máxima sencillez, espacios nítidos y luminosos que permiten capturar la luz natural. La estructura expuesta se pinta de blanco, los suelos se resuelven con una sencilla plaqueta cerámica 20×20 con dibujo en espina de pez y que contrastan con pequeños detalles en roble en escaleras y panelados.
El fotógrafo José Hevia ha envuelto este número de engawa en niebla y nos advierte que en ella habitan fantasmas.
Inmersos en esta espesura las miradas se vuelven subjetivas, no abarcan más allá de unos metros, la razón da paso a la imaginación y es en ese instante donde se abre ante nosotros un nuevo mundo y una nueva azarosa sorpresa.
Gracias José por tu propuesta y a los colaboradores por su contribución para este número especial para nosotros, pues en estos tiempos de nieblas y fantasmas ha sido el más extenso de los realizados.
Editorial
Por lo menos dos fantasmas · José Hevia
El juego y la niebla · Carlos Cachón
Densidad (aparente) · Alberto López del Río
Es imposible domar la niebla · François Guynot de Boismenu
Instantáneas de Rouen · Víctor Díaz-Asensio
Apología al vegetal · Adriano Niel
Una inesperada claridad en la niebla · João Paupéiro – Maria Rebelo
De lo corriente en la arquitectura · Karen González
Puntos suspendidos · Roberto Cides
La industria obsoleta a través de la arquitectura y el arte · Carlos Gonzalvo
Ceci n’est pas une ville · Joan Alfòs
Two photos from window · Francesca Martini
Nebbia · Rubén Páez
Entre la niebla de los días · Javier de las Heras Solé
Una noche por Acrópolis · Ourania Chamilaki
La caja negra · Pablo Twose
Huellas de lo ausente · Elías Barczuk – Florencia Köncke Machín
Sigue a la abuelita, confía en mí · Nuria Prieto
A dialogue between Prague and Gdansk · Verónica G. Sotelo – Agata Ruchlewicz-Dzianach
El fantasma del biobío · David Caralt
La salida · Clarisa Corral
Aprovechamos para recordaros que ya está abierta la convocatoria para el siguiente número de la revista:engawa 28, donde contaremos con la colaboración del estudio de arquitectura Ex Figura, una apuesta por la juventud y el talento.
Aquella calurosa tarde de agosto el empleado de la oficina de patentes de Menlo Park, New Jersey, levantó la vista del papel y resopló con hastío. Frente a él estaba, de nuevo, aquel tipo sonriente al que todo el mundo conocía como «el mago» y que él consideraba como su peor pesadilla. Desde pequeño había soñado con aquel plácido puesto de funcionario. Tardes libres y mañanas tranquilas de leer el periódico con los pies encima del escritorio. Pero le tuvo que tocar en aquel pueblo. Las doscientas primeras patentes de aquel individuo tuvieron su gracia. De primeras, todas parecían absurdas y las tramitó con una sonrisilla socarrona. Es cierto que aquello del fonógrafo había terminado por tener cierto éxito, y podía, quizá, serle útil a alguien en el futuro, pero es que el tal señor Edison llevaba ya más de mil inventos registrados en su oficina.
Los planos con los que se presentó esa mañana mostraban un extraño artefacto que recordaba vagamente a la forma de la casa de su familia junto a una cinta transportadora y una tolva que vertía en el interior de la estructura. La gran idea de Edison consistía en fabricar un molde de hierro a escala real en el que se vertiera cemento. Una vez fraguado, se podría retirar el molde, que se utilizaría para construir infinitos módulos iguales. Es decir, el primer prefabricado de la historia. O dicho de otro modo, el sueño de cualquier estudiante de arquitectura poco aficionado al dibujo de detalles constructivos.
La idea de construir sin juntas era –lo sigue siendo- una de las grandes aspiraciones de los arquitectos del siglo XX. Al fin y al cabo, todos los problemas constructivos vienen por las juntas de los edificios. Las filtraciones, los puentes térmicos, las roturas por dilataciones diferenciales, todo pasa en las juntas. Somos capaces de diseñar piezas de alta tecnología que resuelvan las cuestiones estructurales, higrotérmicas, y estéticas de nuestras construcciones, pero es a la hora de ensamblarlas cuando aparecen las dificultades. Nos guste o no, nuestra tradición constructiva tiene poco que ver con la industrializada perfección de una fábrica de automóviles y mucho con la paleta, la plomada y el azulete. Sumemos a esto la cada vez más escasa definición a escala cercana de los proyectos y la inevitable tendencia a que las visitas de obra se dediquen más al papeleo y a la discusión presupuestaria que a la resolución de cuestiones constructivas para terminar de entender esta injustificada alergia a la junta.
Esconder la cabeza debajo de la tierra no hace desaparecer el problema. Un adecuado estudio de la junta constructiva y una correcta supervisión de su ejecución permiten aprovechar todas las ventajas de su utilización. A saber: mejora de las condiciones de durabilidad mediante piezas que trabajen como transición entre elementos incompatibles, optimización de la relación entre el volumen y el peso de las estructuras (¿alguien ha dicho Norman Foster?) que lleva a la posibilidad de alcanzar grandes luces con construcción aparentemente ligera. Y todos sabemos lo poco que nos gusta poner «palitos» en nuestras pulcras y aseadas plantas.
Un oportuno uso de las juntas constructivas facilita, además, la superación del trabajo lineal o superficial de los elementos constructivos y el salto a la estructura tridimensional (sí, definitivamente alguien ha dicho Norman Foster). A la larga, la junta es un elemento imprescindible que acaba siendo el más frágil de la composición constructiva, quizá por ser el menos estudiado, quizá porque demasiado a menudo se fía a la pericia artesanal del operario. Piense el lector cuándo fue la última vez que definió la dimensión, material y colocación de una junta de dilatación en sus planos y quizá encuentre la respuesta.
El invento de Edison fue un fracaso. El coste de construcción del molde era disparatado, el vertido del hormigón en un espacio tan reducido hacía imposible su correcto vibrado y la inevitable uniformidad estética de los módulos resultantes casaba mal con los gustos estéticos de la sociedad norteamericana de principios del siglo XX. El empleado de la oficina de patentes respiró aliviado. Quizá aquel fracaso conseguiría disuadir al señor Edison de sus locas ideas y le permitiría volver a la apacible lectura de la prensa deportiva.
Unos días después se presentó a patentar algo llamado filamento incandescente. Aquel hombre no tenía remedio…
Alberto Ruiz. Doctor Arquitecto, docente e investigador.
Madrid. Junio 2020.
Este artículo fue escrito originalmente para F3 Arquitectura.
Cuando fue invitado a participar en el concurso restringido para el monumento a las víctimas judías de fascismo, pensado para el nuevo cementerio Sefardita en Belgrado, Bogdan Bogdanović (1922-2010) era un arquitecto recientemente licenciado. Una carrera prolongada por la movilización en el ejército monárquico yugoslavo al inicio de la ocupación en 1941, primera deserción y la posterior participación en la guerra con los Partisanos comunistas, seguida de la grave herida provocada por una bala perdida y la segunda deserción para poder volver a la universidad. Otros de su quinta ya construían un escenario arquitectónico para el nuevo estado socialista.
Bogdan –a lo largo de su carrera llegaría a construir decenas de monumentos, recibir los más destacados premios nacionales y ser designado alcalde de Belgrado a principios de los años 80 – todavía esperaba un primer encargo de importancia, desconcertado por la estética de realismo socialista que se estaba implementado en los nuevos edificios y su incongruencia con las corrientes europeas.
El concurso de ideas para el monumento fue convocado el 17 de noviembre de 1951 con la fecha de entrega de 1 de diciembre, dejando apenas 2 semanas para desarrollar y presentar la idea. El jurado contaba con los arquitectos Aleksej Brkić y Momčilo Belobrk, autores de importantes obras en la capital. Años más tarde Brkić escribiría que la convocatoria daba a entender que se buscaba alguna solución ya existente, o reformulada de algún otro encargo similar, siguiendo las pautas estéticas que se imponían implícitamente. Por eso el concurso fue restringido a 3 arquitectos consolidados de la época de preguerra y 3 jóvenes a quienes el concurso serviría de aprendizaje y promoción.
Curiosamente, los proyectos de los jóvenes atrajeron más interés y el jurado se debatía entre los proyectos de Aljoša Josić y Bogdan Bogdanović. Es inevitable pensar en el peso que el fallo de este concurso tuvo en las carreras profesionales de ambos, decantando a Bogdanović a la arquitectura memorial y a Josić a acompañar a sus padres en su exilio en París, donde 5 años más tarde se asociaría con Georges Candilis y Shadrach Woods.
La decisión de encargar a Bogdanović la construcción del monumento tenía que ver con las preferencias y las miradas críticas de los propios miembros del jurado hacia el predominio del tecnicismo funcionalista en la nueva arquitectura. La propuesta, formalmente simple pero con un sistema complejo de connotaciones y significados fue elegida por su poderosa y rudimentaria visualidad para expresar, sin lamentos ni patetismo cursi, el máximo drama humano: el fin de la existencia y el paso a la muerte. Esta transición involuntaria e impuesta está en el centro del monumento y en su idea de la anti-perspectiva.
Aparte de estudios de la cultura y religión judía que Bogdanović emprendió en el corto tiempo que tenía para imaginar el proyecto, el sufrimiento y la aniquilación física de prácticamente toda la colonia de Belgrado tenía un peso emocional importante en la concepción del monumento. Los judíos que antes de la guerra formaban un núcleo educado y bienestante de la capital agrupado en una comunidad compacta pero no cerrada, que en su 80% estaba compuesta por los Sefardíes instalados en los Balcanes desde la inquisición española. Otros 20% eran Askenazis centro europeos.
Desde el inicio de la ocupación en abril de 1941 los judíos fueron registrados, privados de las libertades y propiedades y liquidados en 2 fases: primero la parte masculina- mayoritariamente en fusilamientos masivos y después las mujeres y niños fueron encerrados en el campo de concentración de Semlin (hoy Zemun) en el territorio del NDH, el estado fascista de Croacia. Esta parte más frágil de la comunidad fue eliminada con monóxido de carbono en un camión especialmente enviado desde Berlín como precursor de las cámaras de gas. En agosto de 1942 el comandante militar de Belgrado Harald Turner orgullosamente declaró que la “cuestión judía” ya estaba solucionada. Así Serbia se convirtió en el segundo territorio ocupado, después de Estonia, “libre de judíos” y Belgrado la primera capital con esta condición. Sólo 10% de la población de 16.000 personas logró sobrevivir el holocausto.
Bogdanović citaba a Loos cuando decía que una buena idea arquitectónica se tenía que poder explicar con palabras. Incluso podía nacer de palabras, sobre todo si se trataba de un arquitecto-escritor en cuya obra las dos artes convergían:
“Escribía para saber construir y construía para saber escribir”.
Así durante el concurso en una conversación sobre el proyecto que no sabía cómo resolver, nació la idea de la antiperspectiva. Una palabra que resumía la relación de la obra con la topografía, con la historia de arte y arquitectura, con el carácter escénico y el recorrido, además del futuro y de la esperanza contenidos también entre los significados de “perspectiva”.
El espacio memorial, inaugurado finalmente en 1952, consiste en una “avenida” de unos 30m de largo limitada por paredes bajas con inscripciones y lápidas que se cierra con dos paredes grandes -dos placas tectónicas (en las que algunos querían ver las tablas de Moisés) que sólo dejaban libre un paso estrecho al final de un corto recorrido lineal. A diferencia de los monumentos cuya importancia se acentúa con acceso ascendente y ritual, en el cementerio judío la vía de procesión sigue la topografía en un ligero y poético descenso hacia el punto final decorado únicamente con la tradicional Menorá de hierro. La única mirada posible desde “el otro lado”, es a través de los 7 brazos del candelabro judío.
La comunidad judía de Belgrado –sus pocos miembros supervivientes- preferían piedra como material principal; sus diferentes tratamientos, formas y texturas marcarían toda la obra posterior de Bogdanović. Era el material que tenía a la vez la connotación monumental y urbana, características indispensables para sus conjuntos monumentales. Los muros laterales se formaron en un proceso de reciclaje urbano de elementos de fachadas destruidas en los bombardeos de Belgrado (un 30% de edificios de la capital fue derribada en los repetidos bombardeos durante le guerra). El arquitecto los seleccionó personalmente desde el depósito municipal a orillas de Danubio, explicando que reconocía su origen e intentaba recoger los del barrio judío.
Pocos años más tarde Dimitris Pikionis haría algo parecido incrustando las piedras de las casas derribadas de Atenas en los caminos de Acrópolis. En un esfuerzo de ofrecer una segunda vida a estas piedras esculpidas, Bogdanović construía una anti-perspectiva de la propia muerte, un elogio a la vida y continuidad de la memoria. Su diversidad formal dejaba a las familias de las víctimas la posibilidad de intervenir y personalizar partes del monumento.
En los años ‘90 Bogdanović, ya mayor y jubilado, escribía desde su exilio Vienés (por las diferencias con el gobierno de Milošević) a favor de la igualdad de las diferentes memorias en el espacio yugoslavo y en contra de la división de historias nacionales entre buenas, progresistas, conservadoras y malas. División que sin remedio afectaba también a los cementerios:
“Los modernos bárbaros arrasan también los cementerios, con la misma entrega con la que devastan las ciudades. Porque siendo los cementerios una especie de ciudad, de nuevo aparece aquel mismo pánico terrible contra la amontonada memoria “ajena” y los indescifrables mensajes ocultos. Además, los destructores no saben -¿cómo pueden saberlo?- que atacan a la memoria de sus prójimos rompiendo los lazos de la propia memoria antropológica”.1
La tumba de Bogdan Bogdanović está situada al final del recorrido, en la base del muro del monumento.
· El festival ofrece visitas guiadas a un centenar de edificios y estudios de arquitectura que normalmente están cerrados al público.
· Se ha cerrado un acuerdo de colaboración con la Asociación Jóvenes Guías de Turismo de Madrid con el fin de mejorar la calidad de las visitas.
· Casi 300.000 visitantes lo convierten en cita obligada para los amantes de la arquitectura y el diseño.
La 7ª edición de Open House Madrid se celebrará del 24 al 26 de septiembre. El festival internacional de arquitectura ofrece visitas guiadas a un centenar de espacios de Madrid que normalmente están cerrados al público. Es la gran jornada de puertas abiertas de la arquitectura madrileña.
Este 2021, Open House Madrid refuerza su apuesta por la mejora continua con el fin de ofrecer una experiencia mejorada a sus visitantes. En este sentido, se ha renovado la web, que integra un innovador sistema de inscripciones, y se ha cerrado un acuerdo de colaboración con la Asociación Jóvenes Guías de Turismo de Madrid con el fin de ofrecer visitas de mayor calidad, siempre con un enfoque arquitectónico y urbanístico.
Asimismo, el festival mantiene su compromiso de ofrecer al visitante un entorno seguro, por lo que todas las actividades se realizarán cumpliendo con las medidas que dicte la autoridad sanitaria en cada momento.
Referente de la agenda cultural de Madrid
Open House Madrid es una iniciativa sin ánimo de lucro que fomenta y divulga patrimonio arquitectónico e incluye a Madrid en la comunidad internacional Open House Worldwide. Desde que en 2015 celebrara su primera edición, el festival ha recibido casi 300.000 visitantes, convirtiéndose en cita obligada para los amantes de la arquitectura.
Además de las visitas a edificios y estudios de arquitectura, se organizan rutas exteriores que permiten conocer la arquitectura de la ciudad al aire libre, y actividades y eventos como exposiciones, los Premios Ciudad o el congreso anual, que reúne a profesionales destacados para debatir en torno al futuro de las ciudades.
Apilar era una de las actividades primigenias del hombre, según la clasificación de Semper. Este proyecto de 25 viviendas sostenibles pretende construir mediante el apilamiento de tubos de hormigón de sección casi cuadrada (3,65×3,20m.) que como bases de circuitos impresos mantengan en ellos todos los elementos invariantes de la casa. El acondicionamiento de esta estructura inicial se realiza con elementos sencillos, permitiendo alternativas múltiples sólo condicionadas, mejor sería decir motivadas, por los servicios existentes en la infraestructura inicial. Desde las instalaciones más comunes (agua, saneamiento, electricidad, ventilación…) hasta las redes de telefonía e internet, el tubo permite alojar todos los terminales que conviertan este cobijo en una estación de comunicaciones; quizás pueda ser esta la cualidad más específica de las habitaciones del presente siglo.
El interior de cada casa conserva esta idea de simplificación jerárquica y mayor complejidad de los usos (salón-cocina-comedor). Como cuando comenzamos a jugar una partida de ajedrez, el interior de una casa debería de mantener lo incierto de cada partida. La caja inmóvil exterior da lugar a otras cajas interiores. Cajas leves, casi tejidos, que cambian de posición y se adaptan con precisión a los usos requeridos. La jerarquía se reduce a dos categorías, espacios privados y espacios comunes, siendo estos últimos los que permiten un mayor número de alternativas.
La luz en Telde no es escasa, permitiendo terrazas profundas que tamizan y gradúan su utilización, algo similar a la generosa profundidad de los aleros de las casas japonesas. El tubo de hormigón, base de la casa, genera un patio horizontal que por el tipo de cerramientos y su configuración nos remite continuamente a la percepción de un espacio único que da a la plaza de la calle Lola Massieu como proyección horizontal de la fachada. Las terrazas profundas hacen las veces de brise-soleil, por lo que es posible el uso de cerramientos de vidrio. El tubo horizontal se habita al cortarlo por planos verticales que hacen de diafragmas lumínicos. Estos planos van desde la total opacidad que permite la proyección de diapositivas hasta elementos de vidrio totalmente transparente.
La casa utiliza la luz directa de ambas fachadas, aprovechando su desarrollo en un plano único desde la entrada, dejando libre el tubo, por donde se conduce la luz hacia patios interiores junto al acceso de cada vivienda. La luz penetra allí desde las galerías que dan a la calle Gofiones, subrayando la sensación de espacios lineales sumergidos, que reciben la luz directa filtrada por los diafragmas verticales de hormigón con color cambiante a lo largo del día. Es fácil apreciar fisuras luminosas que resbalan por las paredes laterales para introducirse en el interior de las viviendas.
Obra: Casas apiladas
Autores: Romera y Ruiz Arquitectos S.L.P. (Pedro Romera García, Ángela Ruíz Martínez)
Emplazamiento: Calle Lola Massieu nº4, Telde, Canarias
Año: 2019
Superficie: 862 m2 (parcela: edificación + plaza) | 3528 m2 (superficie construida)
Arquitectos colaboradores: Carlota Ardanaz Petit, Yudit Barreto Martín, Paula Cabrera Fry, José M. López Cabrera, Carlos Marrero Macías, Ester Marrero Pérez, Rosalba Santana González y Carla Santana Perdomo.
Arquitecto técnico: Juan Manuel Peláez Hernández
Instalaciones: Constantino Juan Gonzalvo Ortiz (CQ Ingienieros y Asociados)
Promotor: COFITAL QUINCE S.L.
Constructor: LAS MAGUAS 2008 CONSTRUCCIONES S.L.
Fotografía: Simón García | arqfoto + romerayruiz.com
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