Eduardo Luiz Paulo Riesencampf de Almeida (São Paulo SP 1933). Arquitecto, diseñador y docente. En 1960, se graduó de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de São Paulo – FAU / USP, la escuela donde ha enseñado desde 1967, en las asignaturas de diseño industrial y diseño de edificios, y se retiró en 1998. En 1962, estudia diseño industrial e historia del arte y la arquitectura en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de Florencia, Italia. Anteriormente asociado a arquitectos como Arnaldo Martino, Sérgio Bernardes (1919-2002), Arthur Fajardo Netto, Henrique Pait, Ludovico Martino y Dácio Ottoni, trabaja solo desde 1987.
Inspirada principalmente en la obra de Frank Lloyd Wright (1867-1959), se acerca a la arquitectura norteamericana con la influencia de Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969), particularmente importante en São Paulo en las décadas de 1950 y 1960. asociado a conceptos como «elegancia», «claridad» y «rigor», y su obsesión por la modulación geométrica asociada al uso de componentes constructivos, como bloques de hormigón o ladrillos cerámicos. Su formación se completó con su conocimiento de la FAU / USP, y su cercanía a la «escuela de São Paulo», dirigida por Vilanova Artigas (1915-1985), marcada por la creación de grandes espacios asociados al uso de hormigón armado y visto.
De su obra inicial, destacamos la Residencia Tassinari , 1964/1973, influenciada por el brutalismo de Le Corbusier (1887-1965), y el grupo de edificación modular Gemini, 1969/1970, ganador en la categoría Vivienda Colectiva – Obra Construida, en premio anual otorgado por el Instituto de Arquitetos do Brasil – IAB, en 1974. Luego construyó hitos reales para la arquitectura residencial en São Paulo, como las casas Sigrist , 1973, Definir, 1976, y su propia residencia, 1974. Con proyectos residenciales, fue premiado en la IV y V Bienales de Arquitectura de São Paulo, 1999 y 2003, y en el concurso Bticino Interior da Arquitetura 1999. Nuevo Campus de la Fundación Getúlio Vargas, 1995, y recibe una mención honorífica en el Concurso Internacional de Proyectos del Museo Costantini, 1997, en Buenos Aires. Desde 2001 desarrolla el proyecto del Centro Universitario Biblioteca Brasiliana Guita e José Mindlin , en la USP, en alianza con Rodrigo Mindlin Loeb.
Mirada náufraga surgió en una conversación mientras revisaba una tesis hace semanas atrás; la estudiante me dijo:
– Profesor ¿Qué quiere decir con eso?
Hizo una pausa…
– ¿Sobre qué? Le respondí.
– Con eso de …tener una mirada náufraga.
Nosotros – le comencé a explicar- debemos de desarrollar una mirada náufraga, de búsqueda, no basta con mirar, ni medir su alcance, es aguardar a que el medio poco a poco nos incorporé en su paisaje. Una mirada naufraga es aquella que busca por todos lados, que intenta en silencio pedir ayuda, se mueve ávida por encontrar cómplices de esa “soledad” hasta agotar incansablemente su perímetro, visual y físico. Es aquella que indaga, que hurga entre el vacío de los límites de la mirada y la razón.
Es una mirada incansable en busca de algo que aún no nos señala, de algún humo lejano, de algún ruido, de algún lugar que nos incorpore, nos decore y nos convierta en una parte de su límite.
Esa mirada tenía Enric, al igual que Le Corbusier, una mirada sedienta, inagotable, re constructiva, regenerativa, auscultativa. Siempre estaba esa mirada que interrogaba- como la de un anciano sin poder físico que mira para dirigirse a alguien-, y, que toda consecuencia y justificación al hacer aparecer una línea era respondida con otra, con un plano, un volumen; cuando visitaban un lugar, construían de forma imaginaria las perspectivas de sus pasos.
Emplazarse – le comenté- además de ser un escrutinio riguroso del lugar cuando miramos, es a su vez, realizar un juicio mágico sobre aquella posibilidad que tiene la arquitectura de aparecer. Esa es la mirada náufraga, que no recuerdo cuando fue que lo mencioné.
La imagen que acompaña el texto se iba narrando a medida que se iba justificando la frase.
José del Carmen Palacios Aguilar, M.Arch. ETSAB
Lima, 2021
En 2017 publicaba una entrada titulada Enigma Schild en la que planteaba lo poco que se conocía de la vida de este extraordinario escenógrafo y creador de efectos especiales cinematográficos, y pocos días después publique otra, Enigma Schild, avances, en la que aportaba unos datos muy interesantes que me había facilitado Domingo Lizcano.
A principios del mes pasado recibí un correo electrónico de Oleg Lubske, un director, productor y guionista que se ocupa de difundir el cine ruso en su página RU Films & Films in Russian from Neighbour Countries y además tiene otra interesantísima, Movie Stars of Russian Descent, sobre cineastas con ascendencia rusa.
Como ya habrán supuesto, ha añadido a Pedro Schild con una serie de datos familiares y profesionales totalmente desconocidos hasta ahora. Lo sé porque el 9 de septiembre pasado, el señor Lubske me envió este enlace para leer lo que había escrito sobre Schild y dos días después, el 11 de septiembre, me mandó unas actualizaciones. También he podido encontrar su diccionario que está en ruso e inglés y que el traductor de Google denomina Estrellas del cine mundial Ruso origen por apellido, de la A a la Z, donde se puede ver el origen, muchas veces desconocido, de muchos cineastas, incluso algunos tan célebres y diversos como Steven Segal, Barbra Streisand, Sylvester Stallone y Steven Spielberg.
Seguramente habrá surgido algún problema que impida la consulta y espero que muy pronto se logre corregir y todos podamos saber mucho más sobre el enigma Schild.
Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, octubre 2020 Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
ACTUALIZACIÓN del 23 de octubre 2020.
Hoy he recibido un nuevo mensaje del señor Lubske en el que me da el siguiente enlace par acceder a la extensa biografía de Schild y además ,me da dos más para el productor Sergio Otzoup y la actriz Sandra Mozarowsky, que trabajaron en España, las páginas están en ruso, pero se pueden traducir con el Google Chrome.
En Arquitectura para los pobres, Hassan Fathy relata su propia experiencia en la concepción, planificación, diseño y construcción de Nuevo Gourna, una población en las afueras de El Cairo pensada para realojar a los pobladores de un antiguo asentamiento de excavadores arqueológicos. Este poblado de nueva creación fue la primera tentativa de Fathy de aplicar a gran escala su concepto de arquitectura social, convencido de que la arquitectura podía y debía crear entornos favorables al desarrollo del ser humano por encima de cualquier otro objetivo.
Es, por tanto, el relato de unas grandes aspiraciones: el intento de mejorar la sociedad desde la arquitectura trabajando sobre la sostenibilidad ecológica, el uso de materiales y técnicas locales y la implicación de los habitantes en la construcción como medio de empoderamiento. Es también la historia de un relativo fracaso, achacable en cualquier caso no al arquitecto sino a la intrahistoria del proyecto: las trabas burocráticas, la falta de medios y la inercia vital de aquellos a los que se intentaba favorecer impidieron el éxito total, aunque ello en absoluto invalida unas ideas realmente valientes. Además de ser una apasionante y vívida crónica, el libro presenta esta experiencia como una actuación generalizable y, por lo tanto, de posible aplicación en situaciones similares. Diébédo Francis Kéré cuyas actividades y actitudes corren paralelas a las de Fathy ha redactado unas líneas certeras como presentación. El sostenido interés de los medios especializados por ambos arquitectos demuestra que la vía hacia una arquitectura sostenible que Fathy abrió sigue teniendo plena vigencia, pues sus ideas fomentan una verdadera arquitectura de la dignidad.
Hassan Fathy (Alejandría, 1900 – El Cairo, 1989) intelectual comprometido con la renovación cultural de su país e implicado en mejorar el hábitat del campesinado, cuyas condiciones de vida parecían no haber cambiado desde los tiempos faraónicos, es el arquitecto egipcio más influyente y el que más interés sigue despertando. Se formó en la enseñanza beaux-artiana y eclecticista de su época, a la que añadió la influencia del Estilo Internacional. Pronto comprendió que los métodos de esas escuelas eran inadecuados para las condiciones económicas, sociales y climáticas de Egipto. Allí la solución al problema de la vivienda rural no podía pasar por la industrialización, los nuevos materiales y el aire acondicionado, sino por las técnicas artesanales de autoconstrucción, los materiales locales y el acondicionamiento térmico pasivo. Dedicado por completo a esta misión, participó en los debates internacionales, en la puesta en marcha del premio Aga Kahn y en la creación del Instituto de Tecnología Apropiada. En 1884 recibió la Medalla de Oro de la Unión Internacional de Arquitectos. Hoy día es considerado uno de los pioneros de la arquitectura ecológicamente sostenible y socialmente responsable.
Nos parece difícil definir un posicionamiento en un contexto que todas esperamos que sea de transición, aunque de alguna manera intuyamos que supondrá un cambio en nuestras vidas; no sabemos si clínica, material, procesual o socialmente. A esto se le superpone que nuestro propio entendimiento evoluciona a medida que pasan los meses, por lo que el planteamiento con el que ganamos este comisariado en septiembre de 2020 parecería no poder ser el mismo que expliquemos hoy, en marzo de 2021, o el que se expone en mayo de este mismo año. Y, sin embargo, como buenos seres de costumbres, nuestra esperanza es que la vida vuelva a ser similar a como era antes de esta pandemia.
Entendemos que, en la actualidad, la arquitectura debe ser interpretada como una situación social, como mediadora o interfaz entre la realidad cultural y social. Por esta razón, Pasados-presentes para un contexto afectivo propone una circunstancia expositiva en la que se engloban once piezas que tienen más que ver con las interacciones que provocan que con su materialización física. El foco no está tanto en los objetos como en los discursos y dinámicas que representan. Este conjunto de alguna forma habla de nociones de nuestro momento pandémico, entre las que podríamos destacar la autoconcepción, el reciclaje, la tecnoarquitectura, la libre ocupación y el cuestionamiento de todo lo que fue y está siendo.
Esta colección de objetos pretende visibilizar artefactos creados en un pasado —ya sea este más lejano o más inmediato— que ahora deben estar más presentes que nunca, ya que ponen en valor un instante de nuestra realidad pandémica, con múltiples temas encima de la mesa que describen un contexto, a nuestro entender complejo, que es capaz de tratar conceptos tan diversos como el racismo hacia las personas que generaron el virus; el miedo hacia la gente que lo porta; la necesidad de protección; el desarrollo de herramientas con las que poder sobrellevar el día a día; la lucha por sobrevivir; la pandemia que se sufre a nivel mundial; el sueño de un futuro distinto; la apropiación del espacio público; el control social al que nos vemos sometidos en nuestros diferentes países; el cambio medioambiental que sufrimos por nuestros excesos como comunidad; los efectos psicológicos por la privación del contacto físico; las tensiones que produce el aislamiento; la virtualización total de nuestras comunicaciones; la distancia generada entre el individuo y la sociedad; la viralización del conocimiento; las estructuras de código abierto que nos permiten compartir; el vivir juntos sin interacción social; la apuesta por los materiales ecológicos; la diversión como vía de escape; la confianza como sentimiento utópico; el entendimiento de una situación excepcional; la concepción espacial como comprensión del contexto; la concepción corporal como asimilación del individuo; el espacio digital como nuestro nuevo territorio madre; la arquitectura menor como aquella que se relaciona estrechamente con las personas; la prótesis como segundo cuerpo capaz de extender el poder físico; la realidad como situación de la hipertecnificación; la experiencia a través de la percepción aumentada; el cuerpo ausente como la nueva materialidad del ser humano; el estar situado como la negación del propio punto de vista; la percepción como el mecanismo de afirmación fenomenológica; la meta-observación posibilitadora de la autoconstrucción del sujeto; el reflejo continuo resultado de nuestra vida digital; la autoconcepción aprendida de nuestras interacciones; la incorporeidad en una realidad fluida; el entorno como refugio; la naturaleza digna de mimetismo para sobrevivir; la contaminación imbricada con la cotidianidad; los aprendizajes sobre la capacidad adaptativa de otras especies; la casa como envolvente; los límites disueltos entre cuerpo, traje y arquitectura; la arquitectura corporal como primera capa de protección; la manipulación material para la creación de nuevos espacios; el movimiento corporal como nueva dimensión del entorno; los sobrantes naturales y artificiales como materiales de construcción; la fabricación biológica como técnica de producción; la transformación como el verdadero reciclaje; las soluciones eficientes que pueden ser manuales o tecnológicas; el biomaterial como base de la generación de una naturaleza propia; la nueva cultura material que pone en valor lo que está pero no se ve; el espacio íntimo como mínimo arquitectónico; el reciclaje como proceso de pensamiento; la topografía como ámbito corporal adaptativo; la naturaleza entendida como un lugar acogedor; el prototipo como diálogo entre el diseño y la industria; el lugar como encuentro; el paisaje contemporáneo como la formación entre naturaleza y artificio; la hibridación del objeto con el espacio; la colaboración entre la innovación y la tradición; la gramática del paisaje aplicada al espacio público; la disolución de los límites entre ámbitos; la implicación social como hecho cultural; la reinterpretación de las tecnologías de los artesanos; el entendimiento de la acción del usuario; el valor simbólico de los elementos que interactúan con los cuerpos; la arquitectura como práctica; los ensamblajes de lo corporal, lo tecnológico o lo climático; la generación de interdependencia y conexión entre cuerpos; lo ecosistémico como la conformación del ser humano; el cuerpo como objeto de tecnificación; la condición tecno-social como pensamiento posthumano; los dispositivos tecnológicos como generadores de protocolos de anfitrionazgo; el enrolamiento como misión política de la tecnología; las formas de asociación generadas por la tecnología; las funciones mediadoras de los dispositivos; la dinámica relacional como composición tecno-social; la exploración a través del experimento arquitectónico; la certidumbre de que somos tecno-humanos; las pruebas de estrés a las que se somete la arquitectura; la afección como componente de los sistemas ontológicos; la situación de la acción y el pensamiento; la ecología como necesidad inaplazable; los ritmos de la naturaleza en el ser humano; la biodiversidad como riqueza; la biología como experiencia sensorial; el comensalismo como interacción biológica; la naturalización de la industria como práctica contemporánea; la seguridad a través de un sistema de control del espacio; los acuerdos de colonización para la libertad de acción; la libre ocupación del espacio orgánico; las normas no escritas de movimiento y situación; el recinto de convivencia en el entorno público; la reformulación de los protocolos de interacción; la escala transespecie como aglutinadora de la complejidad real; la zoonosis propiciadora de la reconfiguración del habitar territorial; las situaciones cambiantes en el medio; la facilidad para la desinfección; lo tecnoarquitectónico como necesidad; la atmósfera como condicionante del lugar; la tecnificación del desarrollo y el resultado; los usos productivo-sociales como activadores de arquitecturas olvidadas; el impacto sonoro como afectador de envolventes; la adaptación programática como variable arquitectónica; los sistemas arquitectónicos de forma y tamaño mutables; la artesanía generadora de elementos con mayor flexibilidad; el control de las atmósferas, la acústica, lo espacial, lo lumínico y lo táctil; el programa demandante como parámetro arquitectónico; la respuesta y percepción del espacio a los requerimientos; la superposición como beneficio material; la traducción de variables atmosféricas en parámetros físicos; la experiencia humana como medida perceptiva y sensorial; la bipolaridad humana como fusión entre violencia y empatía; la cotidianidad como escenario de castración; la amnesia del deseo como propiciadora de acciones monótonas; la condición desexualizada como resultado de la imposición externa; la desesperación afectiva como una patología no casual; la psique orgánica como desmaterialización del ser humano; las zonas anónimas temporales como el reflejo de la agenda que nos somete; las fronteras entre sustancias digitales, robóticas, biológicas y humanas; el cuestionar el formato y las condiciones estéticas; la redefinición casual entre objeto, situación y psique; las intimidades-extimidades que atraviesan nuestras escenas; la vulnerabilidad del ser a causa del Antropoceno; el masoquismo eco-maquinista en el que nos hemos visto envueltas; el software como interpretador de los códigos de construcción; la arquitectura como un artefacto permanente a modo de error intencional; la inteligencia artificial como herramienta de construcción; los datos analógico-digitales como nuevas líneas en el plano; y el bio-mimetismo como la nueva arquitectura.
La complejidad de las relaciones generadas por estos conceptos nos obliga a situarlas en un entorno expositivo concreto y caracterizado que permitirá su interpretación y entendimiento. La atmósfera contenedora representa un entorno atemporal y neutro que facilita que las piezas seleccionadas se interpreten como interfaces mediadoras capaces de cualificar una escala doméstica situada por momentos más en el plano virtual que en el físico, siendo ambos inseparables. El imaginario generado en estos últimos meses nos presenta una forma de vivir no tan lejana de situaciones reflejadas en películas futuristas, habiéndose abierto nuestra percepción de lo íntimo y dando paso a la publicidad de nuestras rutinas de habitación. En la actualidad, somos conocedoras de cómo nuestra sociedad cohabita en su perfil más íntimo, que ha sido exteriorizado por medios audiovisuales en las redes sociales y medios de comunicación. Esto nos ha hecho vivir en un estado entre lo virtual y lo físico, entre lo material y lo biológico, siendo la palabra hablada y escrita, la ropa, el mobiliario o la arquitectura nuestros posibilitadores de nuevas realidades; esas realidades alternativas que nos permitirán generar estímulos exteriores. Y, sin embargo, todos esos artefactos que hemos utilizado para mediar con esta situación de emergencia eran antiguos y nos hablaban casi de la precariedad en la que vivimos. ¿Cómo hubiera sido nuestra realidad si nos hubiéramos servido de diseños creados en los últimos años y no de objetos cuya concepción ideológica supera los cincuenta?
La muestra presente construye una experiencia que acumula diferentes vivencias pandémicas, teniendo en cuenta el pensamiento artístico y cultural que se ha desarrollado en los últimos años. Se pretende así reivindicar la necesidad de eliminar la disociación existente entre los planteamientos teóricos y la realidad en la que vive la sociedad, negándose que la atmósfera expositiva sea una utopía camino de la distopía, si no que debería llegar a ser aceptada en el contexto para el que fue creada. Porque, frente a vivir en un espacio estático, es necesario que nuestro hogar nos permita experimentar diferentes atmósferas con ficciones más complejas o, dicho de otra forma, entornos domésticos compuestos de situaciones adulteradas. Esto desencadena un nuevo escenario de afectos con nosotras mismas, con los demás y con nuestro entorno virtual.
Ésta es nuestra imagen congelada de la pandemia, intencionalmente adecuada a nuestras necesidades emocionales, con interfaces capaces de generar contextos o arquitecturas afectivas.
Obra: Pasados-presentes para un contexto afectivo
Autoras: Conjuntos Empáticos (Sálvora Feliz + Marta Benito + Noemí Díaz)
Colaboradoras: Laura González Caballero y Cristina Pardo
Cliente: La Casa Encendida
Emplazamiento: Ronda de Valencia, 2, 28012 Madrid
Fecha de terminación: 27 de mayo de 2021
Superficie total: 133 m2
Montaje e iluminación: Intervento
Artistas de la exposición: Plastique Fantastique; Andrea Muniáin; Buj Studio; EMBT (Enric Miralles + Benedetta Tagliabue); Andrés Jaque / Office for Political Innovation; Paula Ulargui; JAJAxD [Diego Jiménez y Juana Sánchez + (DJ Architecture), Aitor Frías + Joaquín Perailes (AFAB) y Álvaro Carrillo]; Francisco Bongiovanni + Marta Vaquero + Manuel de Vega; y New-Territories_S/he (F. Roche).
Acabado suelos: Tela espejada, Tela de terciopelo morado y Moqueta ferial morada
Muros: Cilindros metálicos flexibles, Aislante de aluminio, Metacrilato de espejo y Polietileno iridiscente
Textiles: Cortina plateada
Fotografía: Javier de Paz García / ESTUDIOBALLOON + conjuntosempaticos.com
Alfredo Pirri es uno de los artistas más relevantes y originales de la Italia contemporánea. Su obra ha transitado por diferentes territorios plásticos (la pintura, la escultura y también el teatro y la arquitectura dan cuenta de ello), en los que la frontera entre disciplinas adquiere una dimensión porosa. Pirri ha acuñado un lenguaje propio que contempla lo imperfecto como una realidad desde la que definir atmósferas transcendentes. El tiempo, la luz, la memoria y los sujetos serán quienes finalicen el sentido último de todo este trabajo. La Biennale di Venezia, MoMA PS1, Maison Européenne de la Photographie–París, MACRO Testaccio o la Galleria Nazionale D’Arte Moderna–Roma son algunas de las instituciones que han mostrado su actividad durante estos años.
Alfredo Pirri. Espacio privado, arte público
Presenta por primera vez en español sus obras más significativas y muestra su periplo artístico e intelectual siguiendo sus vidriados y espejeantes Passi en el Foro de César, en el Palazzo Te o en el Atomska Ratna Komanda D-0, en Konjic (Bosnia Herzegovina), mostrándonos la estructura de La gabbia d’oro palermitana, adentrándonos en la turinesa Cappella Gentilizia de la Familia Sandretto y conduciéndonos a través de la ciudad entendida como memoria pública con el proyecto discontinuo de Compagni e Angeli, obra en la que Roma, Turi y Tirana hablarán de Antonio Gramsci desde sus especificidades históricas.
El relato que esta publicación recoge, emulando los cuidados cuadernos de trabajo del artista, en cuyas páginas maceran la fotografía, el delineado y la mancha de tinta imprecisa, amalgama una trayectoria poliédrica. Una labor que se formaliza en geometrías, colores, cementos, hierros, plumas y espejos para armar una nueva realidad. En estos lugares la imagen es descompuesta y recompuesta de nuevo, sufre, pero no sucumbe. Son espacios, instalaciones, intervenciones y objetos en los que la idea de “obra total” gravita poderosamente, pues Pirri concibe la obra de arte como una especie de “cavidad teatral”, un espacio de experiencia dentro del cual resuenan diferentes elementos, procedentes de tradiciones no solo heterogéneas, asincrónicas, sino a veces también incompatibles y conflictivas entre ellas, que hacen su aparición y se mezclan con una infinita variedad de actitudes y situaciones, y que reemplaza una idea de “identidad” estática, estable y definitiva por otra fluida, procesal y dinámica.
Arquitecto por la Universidad de Valladolid, Máster por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y Doctor por la Universidad Politécnica de Cataluña. Ejerce como Director del Departamento de Arquitectura de la Universidad Nebrija.
Actualmente es miembro del Grupo Consolidado de Investigación “Arte y Ciudad” de la Universidad Complutense de Madrid e investigador colaborador del Dipartimento di Pianificazione, design, tecnología dell’architettura, Sapienza–Università di Roma (Italia). Sus estudios se centran en la formalización de la ciudad pública desde las instituciones, el arte y la arquitectura. Es autor del libro Oteiza. Arquitectura desocupada y comisario de exposiciones como Mecanoo architecten: the Dutch mountains, Ábalos+Sentkiewicz: 6 verticalscapes y Eduardo Souto de Moura: Proyectos y Concursos. Ha sido colaborador del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Uno de los libros editados por la conocida editorial de arquitectura ACTAR, se titula, Next Nature: Nature Changes Along with Us.1 En este provocativo volumen de referencias típicamente made in holland, es decir, imaginería contundente, ideas duras y frases cortas, quizás demasiado superficiales, se pretende con la eficiencia de la provocación, hacer hincapié en lo que Ilya Prigogine ya proclamaba hace unas décadas y que en algunas ocasiones he referenciado en diferentes textos aquí: la necesaria constitución de una nueva alianza con la naturaleza.2
El libro hace un esfuerzo por hacer comprensible la idea de superar la vieja oposición entre tecnología y naturaleza entendiendo ambos ámbitos del conocimiento como producto de una fusión necesaria. La tesis inicial es que la naturaleza entendida de la manera más tradicional posible, es decir los arboles, las plantas, los átomos o el clima, están cada vez más controlados y gobernados por la especie humana. Por tanto, lo natural así entendido, se convierte en una categoría cultural. De esta forma nuestro entorno tecnológico se hace cada vez más y más complejo e incontrolable hasta actuar como una naturaleza por si misma. También, es innegable, la fusión entre tecnología y naturaleza afecta al comportamiento de lo estrictamente natural. En otras palabras, la vieja oposición entre cultura y natura se diluye en forma de un entorno indiscernible de aquello que es natural y aquello que es tecnológico.
Desde los años 60 sabemos que el impacto humano en nuestro planeta no puede ser subestimado. El cambio climático, la explosión demográfica, la manipulación genética, las redes digitales, la constante extracción de recursos, etc. son expresiones de la relación desequilibrada entre la tecnología y nuestro entorno. Sin embargo hoy podemos ya plantearnos algunas cuestiones:
¿Cómo la naturaleza se ha convertido en uno de los productos más exitosos de nuestra época, cuando gran parte de lo que percibimos como lo natural es meramente una simulación, una idea romántica de una entidad equilibrada, armónica, inherentemente buena y profundamente amenazada?¿Cómo la tecnología, tradicionalmente creada para protegernos de las fuerzas de la naturaleza, da lugar a una nueva naturaleza, que es igual de salvaje, cruel, impredecible y amenazante como siempre? ¿Cómo somos capaces de seguir jugando con fuego una y otra vez? Pero a su vez, ¿cómo debemos actuar y negociar con esta nueva dimensión de la naturaleza?
Next Nature se divide en una serie de capítulos con forma de revista. La primera, llamada igual que el libro, Next Nature, muestra una visión a largo plazo y como deberíamos repensar la relación entre la naturaleza, la tecnología y los individuos. La segunda revista, Recreation, estudia cómo ha sido creada la imagen de la naturaleza y cuanto de lo que pensamos que es la naturaleza se corresponde de hecho a una simulación. La tercera, Wild Systems, investiga como debemos abrazar la complejidad y como debemos aprender de ella para guiar el crecimiento de las ecologías artificiales. Office Garden, la cuarta sección, muestra la manera en que servimos a nuestros sistemas, mucho más de lo que los sistemas nos sirven a nosotros. Cómo la tecnología domestica las personas y cuáles son las estrategias que se pueden emplear para crear una tecnología más humana. Supermarket, la quinta sección, pone de manifiesto cómo la producción de alimentos se ha convertido radicalmente en una cuestión de tecnología, cómo en realidad consumimos imágenes, más que productos, y cómo Nature™ es el producto con más éxito de nuestro tiempo. La sexta sección, Anthropomorphobia explora la dimensión desconocida entre las personas y los productos. Muestra cómo los productos están diseñados para imitar la gente, mientras que las personas se perciben cada vez más como productos. Por último Back to the Tribe, muestra que las nuevas tecnologías no sólo no nos separan de la naturaleza, sino también que pueden revivir antiguas intuiciones, que impulsan hacia adelante en lugar de volver a una noción primitiva de la naturaleza.
En realidad el libro plantea de fondo unas preguntas más metafísicas.
¿Seremos capaces de mejorar nuestra condición humana a partir de la nueva dimensión de la naturaleza?
Si las personas son catalizadores de la evolución, y apenas estamos empezando a entrar en sintonía con este nuevo sujeto tecno-natural,
¿estamos a tiempo de obtener una naturaleza que garantice nuestro futuro como especie?
De estas preguntas surge la necesidad que plantea el libro de explorar cómo podemos diseñar, construir y vivir en una naturaleza configurable, asumiendo como principio el fin de su dimensión enemiga y el principio de una raíz colaborativa, basada en sistemas win/win. En definitiva, una naturaleza convertida en socia.
Sin dejar de ser ciertas todas las sugerencias de las diferentes secciones del libro, sin dejar de creer que una nueva relación entre tecnología y naturaleza es absolutamente necesaria o sin dejar de investigar en nuestros proyectos y nuestra actividad docente los mecanismos que deben impulsar estos avances conceptuales, no dejo también de recordar en ocasiones el texto de Lina Bo Bardi, House In Morumbi de 1953, y recientemente recompilado junto con todos sus textos en el libro Stones Against Diamonds3 en la serie de libros recopilatorios de textos de arquitectura impulsados por la Architectural Association bajo la batuta de Brett Steele.
En pocas palabras, y traduciendo de forma libre solamente el principio del bellísimo texto, Bo Bardi, viene a relatar una relación directa y franca con la naturaleza.
«No fue visto ningún efecto compositivo ni decorativo en esta casa, con el objeto de intensificar su conexión con la naturaleza, usando los conceptos más simples posibles, con el objetivo de que tengan el mínimo impacto en el paisaje. El reto era crear un entorno que estuviera físicamente cobijado, es decir, que ofreciera protección contra el viento y contra la lluvia, pero que a su vez se mantuviera abierto a todo lo que es poético y ético, incluso las tormentas más salvajes.
La intención fue por consiguiente situar la casa en la naturaleza, poniéndola en contacto con sus peligros, sin la ostentación usual de las protecciones.»
Seguro que a la vez que debemos avanzar en la complejidad conceptual de las relaciones entre la tecnología y la naturaleza, debemos no perder de vista las relaciones más emocionales, poéticas y éticas que dice Bo Bardi, basadas en la empatía con lo natural… piedras contra diamantes.
Miquel Lacasta Codorniu. Doctor arquitecto
Barcelona, diciembre 2013
Hace tiempo escribí una entrada sobre Pedro Schild, esperando que alguien aportara datos nuevos sobre este profesional en cuya trayectoria vital sigue habiendo lagunas importantes, ese alguien fue Domingo Lizcano, a quién ya mencionaba en mi entrada anterior, que me envió un correo electrónico muy interesante y que reproduzco a continuación tras haberle pedido permiso para hacerlo:
Pedro Schild es un personaje interesantísimo y una de mis pequeñas obsesiones. Quizás porque su figura está casi olvidada y envuelta en cierto misterio. Como cuentas en tu artículo hay poca información sobre él, en Internet no hay mucho más de lo que mencionas. Yo de vez en cuando hago búsquedas con sus diferentes nombres pero no he encontrado nada relevante últimamente, me temo que el único que queda vivo que le conoció personalmente es Gumersindo Andrés, fue él quien identifico a Schild en esa foto del libro de Rolf Giesen. En dicho libro aparece como un artista sin identificar trabajando en un «matte painting» de una película española. Como no era ni Emilio Ruiz, ni su maestro Enrique Salvá, pensé que podría ser Schild, se la enseñe a Gúmer y él lo confirmó.
Cuando estuve entrevistando a profesionales para mi libro sobre efectos especiales en el cine español, algunos conocían su nombre, como los hijos de Burmann o los de Alarcón, pero ninguno trabajó directamente con él, ni me pudieron dar alguna información relevante. Sólo Emilio Ruiz, con el que tuve varias charlas antes de fallecer, en una de ellas le mostré unas imágenes de cristales pintados de la película Marcelino pan y vino creyendo que eran suyos, pero me dijo que no, el pintó forillos, lo que le enseñé lo había hecho Schild. Por lo visto no solo pintó cristales para sus películas, también realizó esos trucos para películas en las que el decorador era otro, de hecho, colaboró sobre todo con Simont y Escriña que como ya sabrás, los tres formaron durante un breve periodo de tiempo un equipo de trabajo conjunto. El que sabía mucho de Schild era Francisco Prósper, que fue amigo suyo además de colaborador, por desgracia no tuve ocasión de poder entrevistarle. Falleció al poco de comenzar con las entrevistas para el libro.
En cuanto a lo de sus nombres sí que es curioso que llegase a parecer en los títulos de crédito de forma tan variada. Te mando imágenes de películas con su nombre escrito de diferente forma. En cuanto a los libros, hay uno más en el que se le menciona aunque no aporta nada nuevo, quizás lo conozcas. Le Décor de film de Léon Barsacq. Yo tengo la versión en inglés A History of Film Design. Te adjunto una foto de un cuadro de Schild que aún está en el restaurante Botín.
El cuadro que menciona Domingo está reproducido al completo a continuación.
Seguiremos investigando a Schild y a otros que, como él, fueron unos profesionales cinematográficos imprescindibles para lograr que muchas películas en las que trabajaron sean reconocidas y recordadas…
XV BEAU. Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo España vacía / España llena. Estrategias de conciliación / Conciliation Strategies
Los conceptos con los que acostumbramos a definir nuestros espacios sociales, culturales y hasta físicos pueden tener significados opuestos en función del punto de referencia. Nada tiene que ver la relativa soledad de las mesetas castellanas con el abigarramiento costero del Mediterráneo. Trabajo, vejez o vecindad, por poner unos ejemplos, se perciben de manera diferente dependiendo de si el entorno es urbano o rural. Incluso categorías como el tiempo o la distancia son relativas en función de la mayor o menor densidad de población.
Esta es la gran reflexión que traslada la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, que hace de la conciliación el eje central de su decimoquinta edición. Se ha buscado armonizar las tres grandes bienales —la de Venecia, la española y la Iberoamericana— con el trasfondo de la Ley de calidad de la Arquitectura y del entorno construido, actualmente en tramitación. La futura ley nace con el fin de garantizar la calidad de la arquitectura como bien de interés general, y tiene como meta acercarla a la sociedad y convertirla en un instrumento de cohesión social y de igualdad. Su papel es esencial en la recuperación económica y en el cumplimiento de nuestros compromisos medioambientales.
Los comisarios de esta convocatoria
Los comisarios de esta convocatoria han sido seleccionados este año mediante un concurso a dos vueltas, convocado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana en colaboración con el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España y con el apoyo de la Fundación Arquia. El título elegido, «España vacía / España llena. Estrategias de conciliación», refleja la capacidad de la arquitectura y el urbanismo de acomodarse a nuestras dos grandes realidades territoriales. Precisamente, el proceso de participación pública que hemos llevado a cabo desde el Ministerio a propósito de la Ley ha evidenciado que tenemos mucho que mejorar en ese acercamiento de los valores de la arquitectura a la sociedad. Y es en este punto donde las bienales pueden desempeñar un papel muy importante. La presente propone ser un lugar de análisis sobre la capacidad de la arquitectura y el urbanismo para maridar estas dos Españas: una, densa, dinámica y poblada; la otra, más invariable y deshabitada, que conforma un país dentro de otro.
A partir de las arquitecturas, estrategias urbanas y propuestas territoriales planteadas, la XV BEAU puede ofrecer respuestas a cuestiones muy concretas.
¿Se plantea de la misma manera una residencia para la vejez en la España vacía que en la llena? ¿Cómo debemos abordar el reto de la vivienda en ambos contextos? ¿Cuál debe ser nuestra noción de espacio público?
Todas estas preguntas podrían resumirse en una sola:
¿Cómo debe abordar la arquitectura conceptos que tienen significados distintos en ambos territorios?
Desde su primera edición, la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo ha integrado las actividades específicamente relacionadas con ambas disciplinas, organizadas por las diversas instituciones colaboradoras, con una exposición itinerante de las obras premiadas y de las finalistas.
Los comisarios Óscar Miguel Ares, Anna Bach y Eugeni Bach de la XV BEAU. Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo
En esta ocasión, siendo consecuentes con el propio lema de la Bienal, los comisarios Óscar Miguel Ares, Anna Bach y Eugeni Bach han planteado varias novedades respecto a ediciones anteriores. La más visible es la elección de una doble sede, que responde a la dualidad territorial que la temática de la Bienal pone sobre la mesa. La doble exposición, en el Pabellón de Barcelona y en el Patio Herreriano de Valladolid, quiere ser la demostración de que la arquitectura y el urbanismo no son ajenas al territorio sobre el que actúan y la expresión de la propia voluntad de la Bienal de acercar sus contenidos a la sociedad.
A esta sede dual se suma, por primera vez, la creación de una tercera sede virtual donde poder seguir todos los eventos, exposiciones, debates y conferencias asociados a la Bienal, y que se convertirá en el registro vivo de esta XV edición.
Esta convocatoria quiere, además, dar a conocer la realidad de la arquitectura y el urbanismo del país, a fin de familiarizar a los ciudadanos con la complejidad de los procesos con los que trabaja la profesión. Por ese motivo y para facilitar dicho acercamiento, se ha diseñado una serie de eventos paralelos a la entrega de los premios en un marco temporal amplio.
Orígenes la Bienal Española
Si bien en sus orígenes la Bienal Española se centraba en el reconocimiento de las mejores obras de arquitectura y urbanismo, con el paso del tiempo se han ido incorporando otras categorías donde se destacan otros trabajos y soluciones en beneficio de la ciudadanía.
En ese sentido, se ha consolidado tanto la muestra de Proyectos Fin de Grado para arquitectos recién titulados como la de investigación, que recoge otros proyectos, los asociados al desarrollo industrial del sector y a la divulgación de la arquitectura.
Este año también, por primera vez, se ha añadido la muestra de Fotografía, abierta al público en general. Su fin, en concordancia con la temática propuesta, es descubrir, a partir de la colección de instantáneas aportadas, la realidad de los pueblos y ciudades que conforman nuestra geografía, haciendo especial hincapié en aquellas que manifiestan cómo la arquitectura y el urbanismo inciden en ambos mundos.
La XV BEAU coincide en el tiempo con el nuevo proyecto impulsado en Europa
Esta edición ha sido un éxito sin precedentes, con 581 proyectos presentados en la convocatoria de arquitectura y urbanismo, 251 proyectos final de carrera, 204 publicaciones, 201 artículos, 62 productos y 471 fotografías. Un éxito que es reflejo de la cantidad y calidad de la producción arquitectónica en nuestro país. La XV BEAU coincide en el tiempo con el nuevo proyecto impulsado en Europa: la Nueva Bauhaus, que trata de acercar el Pacto Verde Europeo a las personas y los hogares. La intención es replicar el lema central de la Bauhaus de 1919 —«la forma sigue a la función»— con un nuevo enfoque que aúne sostenibilidad, estética e inclusión con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que destina 6000 millones de euros a la rehabilitación y regeneración urbana.
Dichos fondos serán repartidos de forma equilibrada y proporcional para atender buena parte de las necesidades de nuestro parque edificado. Tenemos la oportunidad de abrir las puertas de la arquitectura y el urbanismo, y revelar que su alcance trasciende a los planos y a los estudios: tienen un innegable papel social, cultural y mediador.
Vaya desde aquí la más sincera felicitación a los comisarios de la Bienal y su equipo, así como a los miembros de los jurados de las distintas categorías, que han realizado la ingente labor de analizar y valorar todas las obras. También a las instituciones que, una vez más, han colaborado para hacer realidad este evento, el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España y la Fundación Arquia, a los que en esta edición se suman la Junta de Castilla y León, la Diputación de Valladolid, el Ayuntamiento de Barcelona, el Ayuntamiento de Valladolid, la Fundación Mies van der Rohe y el Museo Patio Herreriano de Arte Contemporáneo Español de Valladolid.
José Luis Ábalos Meco
Ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA)
Madrid, 2021
XV BEAU. Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo
CATÁLOGO OFICIAL XV BEAU
XV BIENAL ESPAÑOLA DE ARQUITECTURA Y URBANISMO
15th SPANISH ARCHITECTURE AND URBANISM BIENNIAL
ESPAÑA LLENA / ESPAÑA VACÍA. ESTRATEGIAS DE CONCILIACIÓN/CONCILIATION STRATEGIES
Pabellón de Barcelona, del 28 de junio al 16 de septiembre 2021
Patio Herreriano, Valladolid, del 2 de julio al 10 de octubre de 2021
Comisarios/Curators: Óscar Miguel Ares, Anna Bach, Eugeni Bach
Organización XV BEAU: Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España (CSCAE), Fundación Arquia (FQ)
Edición catálogo XV BEAU: MITMA y Fundación Arquia (FQ)
Diseño editorial catálogo XV BEAU: gráfica futura
Traducción: Ed. y Coord. traducciones Q! Estudio.
El catálogo en edición papel estará disponible a partir de Otoño 2021.
La efímera propuesta LAN-4 se destaca entre varias de diferentes países. Este proyecto ganador surge de la abstracción de la figura más utilizada del vino. Su peculiar y alargada figura con ese elegante toque de copa, crea el concepto, una forma que es un homenaje a la calidad y prestigio del vino.
La forma; una torre que genera un hito en el borde de una de las parcelas de Viña Lanciano, acercando su escala al contexto del río Ebro y el puente Mantible, crea reflejos que contrastan con el interior de madera de Garnica.
Los 4 lados representan cada una de las estaciones, un elemento vertical que se eleva 7,50 m, un hito efímero que destaca dentro del solar que baña el río Ebro. Sus caras exteriores están formadas por una piel de espejo, una similitud con la elegante copa de la botella de vino y crea un reflejo de su entorno cambiante, a lo largo del año.
LAN-4; No busca competir con el paisaje de Viña Lanciano, dialoga, enmarca y convive con él. Acercarse a él se percibe como una barrera climática alusiva a la montaña, pero en la distancia se funde con el paisaje, en un elemento poético, que depende de la ubicación del espectador, muestra una faceta de su ubicación. La torre tiene una abertura en la parte superior que te permite ver el cielo.
Cabe destacar que, según los organizadores del Festival, el proyecto se iba a retirar al finalizar el festival, pero gustó tanto a los visitantes y a los suyos, que decidieron dejarlo indefinidamente en la viña.
Obra: LAN-4
Autor: oe architect (Alejandro Ramírez)
Ubicación: Viña Lanciano de Bodegas LAN, La Rioja, España
Superficie construida: 4,68 m2
Fecha de finalización: 2020
Fotografías: Concéntrico 06, Josema Cutillas | Javier Antón + oearchitect.tumblr.com
El estudio más exhaustivo hasta la fecha de Christo y Jeanne-Claude, disponible ahora en un volumen compacto. Cientos de fotografías y dibujos repasan su inigualable obra y muestran trabajos todavía en curso, como La Mastaba de Abu Dabi y L’Arc de Triomphe Wrapped, en París.
Proyectos temporales, impresiones eternas. El volumen XXL, ahora en un manual compacto
Las obras de Christo y Jeanne-Claude son monumentos de la transitoriedad. Realizados a escala gigantesca, siempre son temporales, concebidos para existir durante un tiempo limitado y provocar impresiones únicas e irrepetibles.
“Desde el más pequeño de los Packages hechos en París a principios de la década de 1960, hasta el delicado patrón formado por cientos de ramas cubiertas con un velo translúcido de tela… en las obras de Christo y Jeanne-Claude no hay nada abstracto, nada imaginado; todo está allí: corpóreo y tangible.”
Lorenza Giovanelli
A medio camino entre la biografía, el análisis crítico y el catálogo, esta edición actualizada recupera la exitosa Edición de Coleccionista de TASCHEN. El volumen abarca la obra completa de Christo y Jeanne-Claude, desde sus primeros dibujos y fotos de familia hasta sus planes para futuros proyectos. Cientos de fotografías y dibujos repasan la obra de los dos artistas a lo largo de los últimos diez años, entre ellos The Floating Piers y La mastaba de Londres, y trabajos todavía en curso como La mastaba de Abu Dhabi y L’Arc de Triomphe Wrapped en París.
Junto a la exhaustiva documentación fotográfica de Wolfgang Volz, este libro es un homenaje a la obra de dos artistas cuya imaginación ha influido en el paisaje de todos los continentes.
Sobre los artistas
Los artistas Christo y Jeanne-Claude, ambos nacidos el 13 de junio de 1935, llevan colaborando desde 1961. Vivieron en Nueva York desde 1964. Jeanne-Claude falleció en 2009. Christo falleció en 2020. Sus proyectos a gran escala incluyen Wrapped Coast, Australia, 1968-1969, Valley Curtain, Grand Hogback, Rifle, Colorado, 1970-1972, Running Fence, Condados de Sonoma y Marin, California, 1972-1976, Surrounded Islands, Bahía Biscayne, Greater Miami, Florida, 1980-1983, The Pont Neuf Wrapped, París, 1975-1985, The Umbrellas, Japón-Estados Unidos, 1984-1991, Wrapped Reichstag, Berlín, 1971-1995, Wrapped Trees, Riehen, Suiza, 1997-1998, The Gates, Central Park, Nueva York, 1979-2005, The Floating Piers, Lago Iseo, Italia, 2014-2016 y The London Mastaba, Serpentine Lake, Hyde Park, 2016-2018. La obra de arte temporal de Christo, L’Arc de Triomphe, Wrapped, Project for Paris, está programada para el 18 de septiembre hasta el 3 de octubre de 2021.
Sobre el fotógrafo
Wolfgang Volz trabaja con Christo y Jeanne-Claude desde 1971 y fue director de proyecto (junto con Roland Specker) en Wrapped Reichstag y (junto con Josy Kraft) en Wrapped Trees. Ha estado a cargo de The Wall, 13,000 Oil Barrels, 1998-99 y Big Air Package, Gasometer Oberhausen, 2010-13. Es el fotógrafo exclusivo de las obras de Christo y Jeanne-Claude. Esta estrecha colaboración ha dado lugar a numerosos libros y a más de trescientas exposiciones en museos y galerías de todo el mundo.
Hablar con la planta es redibujarla en la mente, es delinear en la mente el contorno de sus límites, es de alguna forma construirla nuevamente, pero allanando esas huellas causadas por las indecisiones y el fragor de un carboncillo.
Una planta es capaz de construir las horas, de invocar historias, si entonces aprendemos a leerlas habremos caminado un tramo – de la mano– junto a sus autores.
Es narrar en voz alta el sentido que nos señalan los espacios, es reconocer las actividades cotidianas, es sentir ese apego por los olores; llegar, dejar el bolso, el abrigo, caminar hacia la cocina, dejar-guardar- la compra, saludar a los invitados en el comedor, salir a la terraza, darle un beso en la frente al abuelo que toma el sol, luego a la tarde lo recibimos en la sala con el té, junto a todos porque afuera ya hace viento.
Es ver a los niños marcharse y dejar solos a los adultos con sus ruidos y sus quejas. La abuela – que descansa en la habitación principal- se levanta, sale por la terraza, desde el salón una mano levantada le hace señas- como bisagra – de que se sume a los demás.
Toda la planta nos devuelve ese sentido el habitar, la planta es capaz de contarnos una o más historias entonces ya la habremos vivido, si, vivido una experiencia, que es un material con el que se construye.
Diseñamos una casa a partir de imaginarnos la vida en ella, sino nos imaginamos la vida en ella antes de hacerla, no la estamos haciendo, hacer o diseñar algo sin simular cómo lo habitaríamos nos dejará solo cierta evidencia de una energía desgastada sobre un folio.
Pensar antes de hacer es también hacer, y habitar sin construir es de alguna manera comprender nuestra vida, debemos dejar hecho un lugar desde donde se puedan contar historias desde lo imaginado, incluso antes de que aparezca lo físico.
José del Carmen Palacios Aguilar, M.Arch. ETSAB
Lima, 2021
Los blogs todavía tienen tienen muchas funciones, aunque sea cierto que ya no son lugares para un debate que se han trasladado a facebook, sobre todo, opinar e informar, la función de esta entrada no será alguna de las dos, sino reunir datos sobre uno de los escenógrafos cinematográficos más importantes, no sólo de España, sino también de Francia y Portugal.
He vuelto a Pedro Schild, gracias a Luis Buñuel, porque creó los espacios de Un perro andaluz y La edad de oro, trabajando también en París con Benito Perojo -la caricatura que aparece aquí al lado está tomada del libro de Román Gubern sobre este director-; muchos datos que tengo de este profesional se los debo al gran Gumersindo Andrés que empezó a trabajar en el cine gracias a Schild; pero lo mejor es empezar por el principio. Su nombre no era Pedro Schild, hace años en imdb se le llamaba Lakka Schildknecht, tal como apareció en varios títulos de crédito de algunas películas rodadas en Francia, aunque también se le denominó Schiltnecht -precisamente en La edad de oro-, ahora según imdb, su nombre cuando nació en Rusia sería Petr Nikolaevich Schildknecht; es cierto que en Francia abrevió su apellido y «afrancesó» su nombre llamándose Pierre Schild y cuando empezó a trabajar en España, lo «españolizó» denominándose Pedro Schild.
Se supone que nació en 1892, aunque algunas fuentes mencionan 1897 y su fallecimiento oscila entre 1968 y 1966, el primer año fue el que me sugirió Andrés y la posible fuente del segundo la mencionaré después. Parece que los datos de la wikipedia en alemán están extraídos del libro de Kay WenigerDas große Personenlexikon des Films (Berlín: Band 7, 2001), los de la española lo están de mi libro Directores artísticos del cine español (Madrid: Cátedra, 1997), mencionando que tuvo un hijo, Michel Cartacheff -según Internet era un dibujante e iustrador, sobre todo, de libros infantiles-, siendo su fuente nuevamente el imdb, gracias a la aportación de Domingo Lizcano, en la francesa sin embargo no se menciona a Cartacheff. Este dato puede surgir de la página Ancestry, en la que Nathalie Cartacheff, hija de Michel y por tanto nieta de Pedro, ha publicado unas fotografías de su abuela Lioulia «Ludmilla» Petrovna con su marido Pierre Schild, una de ellos dos con Serge Pimenoff y Sophie Emilievna, y un cuadro de Schild pintado por Serebriakoff, también es ésta donde se indica que el escenógrafo falleció en 1966. Lo cierto es que Schild empezó a trabajar en el cine en Francia a principios de los años veinte, donde llega huyendo de la revolución soviética y veinte años después continuó en España, huyendo de los nazis -lo que ha llevado a algunos a decir que era judío-, y todos los testimonios afirman que en nuestro país no estaba casado.
Antes mencioné a Domingo Lizcano y hay que agradecerle el enorme trabajo que ha hecho estudiando a los técnicos de efectos especiales, tanto en España como en otros países, él también menciona a Schild en su portal Index FX, y además con otro apellido diferente: Schildtnecht, también reproduce una fotografía de Schild del libro escrito por Rolf Giesen, Special Effects Artists(Jefferson: McFarland, 2008).
A las incertidumbres sobre Schild se suma la mención que hace Jay Leida en su libro Kino: A History of the Russian and Soviet Film (Londres: George Allen & Unwin, 1960) de que L. Schildknecht creó los decorados de dos películas, Nashestviye (1945) y Zhizn v tsitadel (1947), pero no debe ser el Schildknecht que en 1945 estaba en España y que en los dos años siguientes rodó tres películas en Portugal. En el imdb se le atribuye la dirección artística de la primera película a Viktor Shildkmekht al que también se le atribuye la decoración de Elu tsitadellis, que tiene el mismo equipo técnico y artístico que Zhizn v tsitadel mencionada por Leyda, quizás cabe la posibilidad que Viktor fuera un hermano pequeño de Petr o un familiar…
Al principio decía que intentaba reunir datos sobre este importante profesional, sería bueno que si alguien tuviera algún dato más lo aportara, para ir encajando las piezas de este enigma hasta completar el rompecabezas y saber quién era realmente.
Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, julio 2017 Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
ArchiMaps publica, en colaboración con la Fundación Alejandro de la Sota, una guía monográfica online centrada en la figura del arquitecto pontevedrés.
ArchiMaps, guías de arquitectura online, acaba de publicar una nueva guía que recoge la obra construida de Alejandro de la Sota. Los 32 edificios se han repartido en 3 etapas creativas dentro de la obra del arquitecto: Trabajando para el INC (1945-54), Nueva materialidad (1954-65), y El cubo que funciona (1965-96). Aproximadamente un tercio de las obras recogidas se encuentran en Madrid o sus alrededores, mientras que el resto se encuentran repartidas por el país, con otra pequeña concentración en Galicia. La embajada de España en París es la única obra fuera de nuestras fronteras.
La nueva guía incluye varias ArchiRoutes, que recogen aspectos singulares de la trayectoria de Sota: las viviendas, los poblados de colonización, obra en Madrid y Pontevedra, y una selección de sus mejores edificios, como el Gimnasio del colegio Maravillas o el Gobierno Civil de Tarragona.
En la ficha de cada edificio pueden encontrarse links a las páginas de la Fundación Alejandro de la Sota o a las de DOCOMOMO ibérico.
Situado en la reordenación de los terrenos ocupados por la ultima corona conventual de Valladolid, se construye apoyándose en las alineaciones de mediados del siglo XIX, teniendo datada su construcción entre 1902 y 1903. Se trata de un edificio de carácter industrial, marcado conceptualmente por la cercanía a la estación de tren. El edificio presenta una planta libre, construida con varias crujías de pies derechos de madera independientes de la tabiquería de bloques de adobe y sus fachadas de ladrillo macizo.
La intervención se caracteriza por una actitud de depuración formal de la compleja tipología encontrada. Ésta, basada en alcobas y dependencias cerradas a patios interiores, es el resultado de una planta demasiado alargada, pero con dos fachadas de gran relevancia a las calles Muro y Gamazo. Se aprovecha la fachada hacia el este de luz matutina para las Habitaciones y la fachada Oeste, de luz de tarde para las zonas de estar.
La intención del proyecto es la liberación completa de las fachadas, integrando todos los espacios de servicio en las zonas menos iluminadas, generando una ameba central, disgregada, elevada unos centímetros por cuestiones técnicas, que absorbe las irregularidades de una geometría singular. El resto de la vivienda se resuelve mediante dos muebles.
Estos muebles secuencian la privacidad de los espacios.
El primero se pega a la medianera del edificio, engordándola levemente, marcando la transición de la zona publica a la privada (comedor-despensa-ropa sucia-vestidor). El segundo se dispone como una espina de pez (cocina-hall-mueble de acceso-habitación) atravesando la vivienda por la parte central.
La vivienda trata de dar respuesta a un modo de vida contemporáneo, eliminando por completo la tipología asociada a antiguos modos de habitar, pero, a la vez incorporando elementos heredados, como es el caso de los pies derechos de madera, el ladrillo de la fachada este o el mirador a calle Muro.
Se pretende con ello la adición de un nuevo estrato, que no borre por completo las huellas del pasado, y dialogue con él, añadiendo un nuevo capítulo al discurso contemporáneo sobre la vivienda.
Obra: Gamazo 29, reforma de vivienda en el casco histórico de Valladolid
Autores: Álvaro Moral García | Daniel González García | Manuel Cuadrado Señorans
Colaboradores: María García Alonso
Emplazamiento: Calle de Gamazo, 47001 Valladolid, España
Año: 2017-2019
Superficie: 130 m2
Presupuesto: 150.000 €
Constructora: Grupo HCB
Carpintería: Grupo HCB
Iluminación: Tromilux, arco Contemporáneo, Uno 1luminación
Fotografía: Javier Bravo + madevarquitectos.com
Premios
XI Premios COACYLE PRIMER PREMIO. Diseño de espacios interiores
Una asombrosa colección de casas contemporáneas diseñadas para fomentar la conexión con los elementos esenciales del paisaje
Más de la mitad de la población mundial actualmente vive en zonas urbanas, en muchos lugares hasta un 80%. Los habitantes de las ciudades están apiñados en rascacielos, rodeados de gente por todas partes, y se ven asediados constantemente por el ruido del tráfico. Para muchos, la “naturaleza” es un pequeño cuadrado de hierba o un jardín de macetas en un alféizar. Living in Nature: Contemporary Houses in the Natural World es una sublime colección de casas contemporáneas de todo el planeta que sumerge a los lectores en vías fluviales, cadenas montañosas, bosques y desiertos para huir de las exigencias del estilo de vida urbano, aunque sea por poco tiempo.
Living in Nature explora la arquitectura a través de los cuatro elementos: aire, tierra, fuego y agua. El libro llega después de las publicaciones Elemental Living (2016), Living on Water (2018), Living in the Desert (2018), Living on Vacation (Abril de 2020) y Living in the Mountains (Septiembre de 2020). Cada una de las 50 casas diseñadas por arquitectos que incluye este volumen mantiene una relación especial con la naturaleza, pero también muestra una afinidad única con uno de esos cuatro elementos. Este planteamiento abre innumerables terrenos y paisajes que el lector puede explorar. El primer capítulo, “Air”, se eleva igual que su tema dominante: las casas se alzan sobre pilotes, picos montañosos o entre los árboles. “Earth” observa casas hundidas o incluso excavadas en el paisaje. “Fire” aborda obras arquitectónicas forjadas por un calor extremo, incluyendo desiertos, volcanes y sofocantes localizaciones en la jungla. El capítulo final, “Water”, reflexiona sobre casas que ocupan ubicaciones espectaculares junto a lagos, ríos o grandes océanos.
Ilustrado con 250 imágenes brillantes, Living in Nature es singularmente global y presenta casas de más de 20 países, entre ellos Dinamarca, Italia, Reino Unido, México, Costa Rica, Ecuador, Canadá, Estados Unidos, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda, Indonesia, Japón y Vietnam. El libro celebra un gran número de proyectos excepcionales de estudios creativos menos conocidos como Imbue Design, de Estados Unidos, y K Studio, de Grecia, además de aportaciones de arquitectos de renombre como Felipe Assadi, Olson Kundig y Studio MK27. Living in Nature también ofrece una nueva mirada al mundo de la arquitectura residencial contemporánea, ya que la gran mayoría de estas casas se terminaron en los últimos tres años.
Cada proyecto está acompañado de información esencial, incluyendo el estudio de arquitectura, el nombre de la casa, la fecha de finalización y su ubicación. Todos están generosamente ilustrados con elegantes fotografías contemporáneas. Las tomas interiores tienen tanto peso como las exteriores para garantizar una experiencia más profunda y completa de los proyectos. Los textos descriptivos insuflan vida a las casas y evocan la experiencia de vivir en esos lugares extraordinarios.
Living in Nature, el regalo perfecto para los aficionados a la arquitectura y el interiorismo, es a la vez una escapada y una inspiración, un agradecido descanso del estrés de la vida cotidiana y un recordatorio de que la naturaleza no es algo ajeno a nosotros, sino un elemento esencial de bienestar.
Después de la entrada anterior me he quedado con ganas de exponer algunos principios a tener en cuenta en los viajes de arquitectura. Quería hacer un decálogo, pero sólo me han salido nueve puntos. No se me ocurren más, y no quiero buscar el décimo a base de ser repetitivo o de añadir algo superfluo.
Vaya por delante que yo he viajado poco, pero creo que en ese poco he cometido todos los errores posibles, y por eso me atrevo a pediros que no los cometáis vosotros.
Allá van mis sugerencias.
1. No seáis turistas
No hay nada más triste y vituperable que ser turista. El turista ya sabe de antemano lo que va a ver, y ya tiene previsto cómo va a reaccionar ante ello. El turista quiere ver muchas cosas, pero no quiere sorpresas: Se va a la otra punta del mundo pero quiere que le den de comer lo mismo que come en su casa. El turista ya tiene subrayada en la guía y en el mapa los puntos en los que va a decir:
¡Ohhhhhh! ¡Ahhhhhh! ¡Halaaaaaa!
No seáis turistas. Sed viajeros. El viajero es transformado por el viaje. Crece con el viaje. El viajero se implica en el viaje, se deja jirones de piel en el viaje, quiere saber, va con la mente abierta y absorbe todo lo que ve, y aprovecha todas las ocasiones que se presentan fuera de programa.
2. Planificad la visita. (O no, pero sed conscientes de ello)
En casi todos los casos es mejor no planificar excesivamente, y, como ya he dicho, dejarse llevar, dejarse arrastrar. Pero si queréis ver Fallingwater, o Ronchamp, o la Villa Mairea, y vais a cruzar medio mundo para ello, conviene que sepáis si están abiertas al público, y en qué fechas, y a qué horas, y si hay que reservar, o incluso si se puede pagar la entrada previamente. Teniendo internet es imperdonable no hacer esto. (Cuando yo vi la casa Schröder no había internet, y fui a lo que saliera, pero hoy eso es un disparate).
Eso es si queréis ver alguna de estas obras míticas. Pero si lo que queréis es empaparos de los bloques de ladrillo de la Escuela de Ámsterdam o de los rascacielos de Chicago, no llevéis las cosas demasiado programadas. Sumergíos en el ambiente urbano, comprad un cucurucho de patatas fritas en un puesto ambulante y callejead. Y no perdáis detalle de lo que vaya surgiendo mientras tanto.
3. No hagáis fotos
A no ser que seáis amantes de la fotografía como medio de expresión, y ésta os interese en sí misma como actividad creativa, no hagáis fotos.
Yo entré en la Casa de la Cultura de Helsinki con la cámara pegada a la cara, disparando, disparando y disparando. Disparé tanto que me perdí la experiencia espacial porque me había impuesto unos deberes absurdos: Hacer un reportaje fotográfico del edificio.
¿Para qué?
En los libros hay fotos mil veces mejores que las que yo pueda hacer. Lo que tengo que hacer es disfrutar el momento, vivir el espacio. A la porra la cámara.
También hice dos carretes de treinta y seis diapositivas cada uno en el Guggenheim de Nueva York. Ahí están, muertos de risa. Teniendo en cuenta que entonces había que comprar la película y luego había que pagar el revelado (más barato en diapositivas que en papel), tenía que pensar si merecía la pena cada foto que disparaba. Y aun así hice setenta y dos fotografías.
Pues imaginaos ahora en el mundo digital, con la gratuidad de las fotos. Podemos hacer miles. Nos decimos que ya seleccionaremos en casa y borraremos muchas. Mentira. Acumulamos basura en discos duros. Y lo peor es que habremos perdido la oportunidad (tal vez única en nuestra vida) de ver el edificio, de experimentarlo y de sentirlo sin obligaciones ni tareas absurdas: Sólo disfrutar.
Si acaso, haced un par de fotos de recuerdo, en plan «esta la hice yo» o «yo estuve aquí», y punto. También podéis fotografiar algún detalle curioso o gracioso que os haga tilín, pero nada más. La promenade architecturale de la Villa Saboya ya está fotografiada de maravilla, y a vosotros no os va a salir mejor. Lo que tenéis que hacer es promenadear a gusto y dejaros de fotos.
En la cúpula de Florencia hay un punto, en lo alto del tambor, justo antes de empezar a subir la cúpula propiamente dicha, en el que uno se asoma al interior del templo y siente un vértigo doble: hacia abajo (no lo parece, pero uno ya está bastante alto) y hacia arriba. Ese vértigo cóncavo hacia arriba es una sensación indescriptible. ¿Quién puede fotografiarla?
Yo no tomé ni una foto: ¿Para qué?
4. Dibujad
El dibujo tampoco puede estorbaros de disfrutar la arquitectura, y tampoco debéis imponeroslo como obligación ni como castigo. Vivid el edificio, disfrutad, estad atentos. Y, si acaso tenéis tiempo y ganas, haced algún dibujo. Es mucho mejor que tomar fotos.
El acto de dibujar (incluso si no lo hacéis muy bien) os obligará a intentar entender, a captar, a prestar atención, a ver relaciones, a descubrir cosas.
No hace falta que hagáis dibujos primorosos ni virtuosos, sino meros apuntes, meras notas de trabajo y de observación. Trabajo de campo. Toma de datos. Podéis dibujar un ambiente general, intentando captar la sensación espacial, o bien detalles de estructura, de carpintería, de lo que sea que necesitéis descubrir.
5. No tengáis delante los planos
Deberíais haber estudiado en casa; ahora ya no vale. No vayáis recorriendo un edificio con un libro en la mano donde vienen sus plantas. Muchos prácticamente van siguiendo su propio recorrido con el dedo sobre el plano, como si ellos mismos fueran un punto en un GPS.
Otra vez os repito lo mismo: Dejaos empapar por el espacio. La distribución y organización os las deberíais haber estudiado antes, pero si no lo habéis hecho no lo hagáis ahora. También las podréis comprobar después, en casa. Pero en este momento sólo hay que vivir el espacio, ser atravesado por él.
De nuevo lo digo: Disfrutad.
6. Fijaos en otras cosas
Empapaos del entorno. Visitando los más excelsos ejemplos de la arquitectura uno se da cuenta de que la arquitectura no es lo más importante.
La arquitectura se manifiesta en edificios que están en entornos urbanos o rurales, con gente, vegetación, paisaje, etc. Todo está integrado, y todo se ha hecho al servicio de las personas, que son las que importan.
Todo ello configura una realidad mucho más interesante que la propia arquitectura.
(O, mejor dicho, si la arquitectura es sólo una dimensión, una coordenada, de ese todo, lo idóneo sería atender a todas las dimensiones y coordenadas para intentar integrar el todo).
Por otra parte, los edificios descollantes tienen una fauna de admiradores que en sí misma es digna de estudio. Sólo con observar la cola que hay para entrar en uno de estos edificios míticos se podría hacer una novela.
Por cierto: La gente que va a ver este tipo de edificios nos incomoda. Las colas son lentas, los espacios que hemos visto despejados en los libros están ahora llenos de patanes haciendo fotos, etc. Ni que decir tiene que quienes sobran son siempre los otros; nunca nosotros. Nosotros estamos ahí porque somos los únicos que lo merecemos, y los únicos que sabemos valorar ese edificio. Pues bien: Con esa actitud disfrutaríamos mucho más del edificio viéndolo en casa en algún buen libro. Si estamos allí es también (y sobre todo) para ver a esa gente tan curiosa (que somos nosotros mismos) y para ver muchas más facetas.
7. Dinero
Viajar es caro (en principio). Siendo estudiante no viajaba porque no tenía dinero. Luego, cuando empecé a defenderme económicamente tuve hijos, y mientras eran pequeños tampoco podía viajar. Ahora mis hijos son mayores, y ya se me ha pasado casi toda la fuerza para viajar.
Conclusión: He perdido muchísimas ocasiones de hacer viajes estupendos.
No soy quién para recomendaros esto, porque soy comodón. Me encantan los hoteles y esas cosas. Pero aún así me atrevo a deciros que no os privéis de viajar porque no andéis muy boyantes económicamente. Ahora hay viajes muy baratos, y en la mayor parte de los sitios se pueden concertar residencias de estudiantes, albergues, etc. (No me atrevo a decir nada al respecto a la gente joven, que me da cien vueltas en estas cosas).
Visitad a vuestros amigos que estén de Erasmus o de lo que sea, a ver si pueden dejaros un rinconcito donde extender el saco de dormir, o compartir con vosotros el rincón donde extienden el suyo.
Y si no podéis cruzar el mundo para conocer tal obra, viajad al país vecino, o visitad el vuestro. El ansia de llevar los ojos abiertos es la misma, y la capacidad de sorpresa y de aprendizaje también. La Ópera de Sydney, Chandigarh o el Tokio de los metabolistas pueden esperar.
8. Tiempo
Más que el dinero, el verdadero lujo es el tiempo. Ojalá podáis visitar lo que os interesa con tiempo de sobra. Ojalá podáis visitarlo varias veces.
Vas a una ciudad extraña y empiezas a tomarle el aire cuando repites por cuarta vez en el mismo bar, o te sientas por cuarta vez en el mismo banco.
Igual pasa con los edificios. Intentad ser lentos. Paraos en un espacio y sentidlo. Disfrutadlo. Si lo podéis ver por la mañana y por la tarde, mejor. Si lo podéis ver a primera hora de la tarde y al ponerse el sol, mucho mejor. Si podéis estar allí desde primera hora de la mañana hasta última hora de la tarde, muchísimo mejor. Y si podéis pasar también la noche, estupendo.
Evitad en lo posible (a veces no hay más remedio) las visitas guiadas, que llevan a los visitantes como un rebaño. Paraos, sentaos. Tomaos vuestro tiempo.
(Es entonces cuando viene bien, por ejemplo, dibujar).
No visitéis arquitectura con la lengua fuera, jadeando. No hagáis esas tonterías de Roma-Florencia-Venecia-Milán en cinco días. Cada una de esas ciudades se merece por lo menos cinco años.
9. Sed colegas de los grandes arquitectos
No vayáis a ver arquitectura para suspirar ni para desmayaros. No levitéis. No caigáis en el vergonzoso Síndrome de Stendhal. Nada de poner los ojos en blanco. Nada de ñoñerías.
Mirad siempre con sentido crítico, y si veis algo admirable, intentad destriparlo.
«¿Cómo ha logrado este tío evacuar el agua de aquí?
¿Cómo tamiza esta luz?
¿Cómo ha hecho este voladizo?»
Haceos preguntas e intentad encontrar las respuestas. Aprended del oficio de vuestro colega. Si vais babeando, con el corazón embelesado y los ojos en blanco, no os vais a enterar de nada ni vais a aprender nada.
Bueno: Me salieron nueve puntos. Si se os ocurren otros nuevos, o queréis ampliar, matizar o contradecir algunos de los que he dicho, os agradecería mucho que hicierais comentarios a esta entrada. Si hay suficientes podría hacer un decálogo corregido y refundido dentro de algún tiempo.
Muchas gracias y ¡Buen viaje!
José Ramón Hernández Correa · Doctor Arquitecto
Toledo · marzo 2015
Dedicado a la memoria del Dr. Arq. Fernando Álvarez Prozorovich y a su sueño interminable.
Estoy persuadido que dejar que pase el tiempo y las gestiones personales, es algo poco inteligente, ya que nos encontramos en un momento puritano y plegado al estilo tartufiano, que me desequilibra de solo pensarlo. Milito en un deseo que se encuentra sumido en un sueño vívido, desesperado e itinerante. Voy de la risa al llanto en segundos. El desprecio por la vida y la continuidad de las cosas bellas, de las obras de arte, me enfurecen. Que decir de la falta de gallardía de los sucesivos actores a través del tiempo y de los espacios, que se interconectan como entre extremos de laberintos de un denso arbusto verde, que, una vez alcanzada la salida, se rearma y se vuelve a confundir, entre caminos ondulantes, rectos y desordenados, en capas verticales y horizontales. De pensar solamente en la posibilidad de ampliar el campo de batalla, me hace volver al pasado y a querer enfundarme en mi armadura brillante, de un caballero que va mas allá, en busca del Santo Grial y de la verdad absoluta, movido por la fe. Una armadura que sostiene un cuerpo casi inexistente, donde el vacío se conmueve con el eco interior, que reverbera en sus paredes limitantes.
Me manifiesto lejos de beneficios personales, muy cerca de trasgresiones que van interiorizando mi alma y mi cuerpo, como los vaivenes ondulantes de una ola de mar, regidos por una luna en continuo crecimiento. La furia aparece en mí, lateralmente. Llega desde abajo y trepa una escalera caracol, perfectamente diseñada con proporciones áureas, donde se puede distinguir el corazón de un fósil caracol del pleistoceno. Los agravios escuchados y leídos en paginas paganas de revistas de opinión y periodísticas, irritan mis nervios al punto de entrelazarlos con mis pelos erizados; los que hacen frente a fuertes vientos del corazón. Huracanes estacionales me preguntan cuándo atacar para defendernos. Les explico en forma pausada, que pronto estaremos dispuestos.
No dudo de algunas buenas intenciones. Presiento que los intereses son tantos, que nada importa. Las divergencias políticas y sus actores camuflados detrás de caretas de un papel mache pintado, resquebrajado y descolorido; dejan ver sus rostros furiosos, de pequeños diablillos enfurecidos que se materializan como estatuas de sal, en gárgolas que escupen su veneno ancestral sobre nuestros sueños. Un debate vacuo estimula las intenciones de muchos, que tratan de figurar en un entorno culto y necesario, donde la palabra compite con el pensamiento; donde se desnudan sus inquietantes capacidades de juzgar el destino del arte. La ausencia del amor en cada acto, los representa. Ya no son leales a sus ideales de su juventud. Son auspiciantes de instituciones; personajes consagrados que intentan con su pluma, destemplar el metal ya fundido de espadas que atraviesan el aura de toda la ciudad. Ellos se presentan como los ángeles guardianes de la eternidad y del entendimiento; siendo en su esencia, contrarios a la tradición de resguardar el patrimonio cultural de todos; en pos del beneficio de unos pocos. Lejos está en mí, estigmatizarlos. Salvar esa avanzada bendecida sobre los altos médanos de la costa mediterránea hacia el noreste, es mi objetivo.
Si me expreso con gran vehemencia les pido disculpas, solamente estoy tratando de hacer entender el alcance de mi cruzada. Como los viejos cristianos, mi viaje comienza hacia la libertad de un Santo Sepulcro a punto de desaparecer; de ser tomados por enemigos del oficio y de la maestría. Sus ondulantes torres de cerámicas rojas, deben seguir defendiendo la arquitectura moderna, en la cual estuvo inspirada y diseñada; un ejemplo que conviva con todos nosotros en la gloria del pensamiento. El ataque proviene de un rey poderoso y absoluto; donde la poesía que existe entre sus muros, desaparecerá para siempre, si vence en el intento. Una tabla rasa ocupara su perfil construido, dejando de lado sus elevaciones, sus texturas, sus cristales reflejantes, los muros contundentes de infinitos de ojos teñidos, sus jardines inmensos ornamentados por sectores, los espejos de agua y su inquietante bosque de pinos abrazadores, entre tantas cosas por enumerar; pasaran juntos a ser parte de la crónica oral relatada por unos pocos o simplemente guardadas, en las páginas de libros de historia. Contemporáneos somos para dejar así, simplemente y sin luchar, que este estremecedor frente, venza. El abrazo entrañable debe llegar pronto, como una salvación; debe unir los continentes, navegando en un mar profundo y azul; donde los monstruos milenarios conviven con los mortales, desde el principio de los tiempos.
La desesperación es mala consejera dicen por ahí. Trato de mirar hacia un futuro que se presenta incierto y desesperanzador. La tramontana se está acallando. En mi interior, advierto la necesidad de enarbolar mi estandarte de lucha. La otra noche vino a visitarme Fernando en sueños. En él, subíamos juntos en una rampa de madera, hacia los techos más altos. Desde ellos, divisamos el mar a lo lejos. Antes de llegar con las miradas, traspasamos las infinitas formas del terreno en su magnitud. Desde esa almena imaginaria, avistamos con felicidad en el horizonte, naves amigas que llegaban en nuestro auxilio a la playa cercana. La felicidad cubrió de una luz intensa nuestros rostros. En un abrazo fraterno, sellamos el compromiso de su defensa. Comenzamos a escuchar en ese mismo instante, los destellos de las bombardas que se cernían sobre nosotros, sin lastimarnos. El silencio previo a la contienda nos oprimía. Una estrella en el cielo, marcaba el camino a seguir. De repente, note que mi amigo, se iba cubriendo con otra armadura, similar a la mía, de un metal precioso y brillante. Sus destellos enceguecían a cualquiera que se atreviera a vernos fijamente. Los pasos acompasados de las huestes enemigas reverberaban más allá del arbolado profundo. Había llegado el momento. Dichosos sin miedo, nos lanzamos a la lucha, pasada la medianoche. La luna en su esplendor nos daba ánimo, iluminando nuestros pasos. Firmes, con la espada en alto, nos adentramos en el tumulto. El combate había comenzado. Nos perdimos en la noche y en la ilusión que nos volvió a juntar.
La Ricarda o la Casa Gomisdiseñada en 1949 y construida en El Prat de Llobregat – Barcelona- Cataluña- España, por el arquitecto Antonio Bonet i Castellana entre 1953- 1963 en su regreso de un largo exilio americano; representa una pequeña ciudad imaginaria, sitiada por poderosos que la eclipsan en este momento histórico de tal manera, que comenzamos a sufrir frente a su inminente destrucción. Sus límites guardan celosos, un ejemplo viviente del pensamiento que la concibió, afamándose con los años.
Este Manifiesto desesperado trata de llegar al interior y a la conciencia de los actores intervinientes, los que provocan esta necesidad de gritar con fuerza:
– ¡Salvemos a La Ricarda! -,
uno de los últimos bastiones de la cultura de mitad del siglo XX en territorio catalán. Esta, amerita cualquier sacrificio. La ingratitud sincrónica nos inunda. El devenir es impropio. Estos son argumentos necesarios y suficientes, para entablar nuestro alegato. Se lo debemos a la memoria de su autor, a su legado y a los que, por distintas razones, hicieron que esta obra llegara en un estado de preservación, con intervenciones inteligentes a través del tiempo; las que han quedado actualmente obsoletas; necesitando una urgente nueva puesta en valor para perdurar.
Volver a ser conscientes y sensibles es necesario. El buscar constantemente posibilidades infinitas para subsistir, nos hace grandes. La pandemia que nos arrasa llego por todo y por todos. Tristemente, nos encontró desnudos y desarmados.
Entrego en este texto mi pensamiento con pesares. El camino a seguir está lleno de obstáculos. Vivir en la armonía que proponen los tiempos de Pax Augusta enamoran. Para llegar a ella, en los recodos deberemos dejar los girones de la piel que defendemos. Esa piel, que es lo único que tenemos. Nuestra existencia es como decía el poeta en sus versos consagrados:
una cosa + una cosa + una cosa y así, hasta la eternidad.
El documental ‘Recordando a Coderch’, de Poldo Pomés, presenta al arquitecto José Antonio Coderch a través de entrevistas a quienes le conocieron bien, reconstruye su fascinante personalidad y ofrece una mirada sobre su obra. Grandes nombres de la arquitectura retratan a un compañero a veces polémico y siempre brillante.
El documental se estructura de forma coral a partir de entrevistas a las personas que trabajaron con el arquitecto o le conocieron en persona, como Rafael Moneo, Oriol Bohigas, Óscar Tusquets, Joan Margarit, Carlos Ferrater, Antonio Armesto, Josep María Ballarín, Josep Benedito, Federico Correa, Emilio Donato, Carlos Fochs, Josep Llinàs, Octavio Mestre, Víctor Rahola, Josep Maria Rovira, Jesús Sanz Masdeu, Jesús Sanz Luengo, Enric Soria y Jordi Viola.
La vivienda reformada se sitúa en el casco histórico de Pamplona. Se trata de un espacio privilegiado con, nada menos, cuatro ventanas balconeras a una calle principal de la ciudad, construido hace más de 100 años, cuando la contribución urbana se pagaba en función del número de ventanas que asomaban al espacio público.
De altura casi palaciega, sus generosas dimensiones son el resultado de la yuxtaposición de dos crujías típicas del parcelario gótico: una, muy profunda, con patio de luces al fondo que es, más bien, una grieta de ventilación, y otra, más corta, de una sola orientación.
Un recio muro de carga separa longitudinalmente ambos espacios y provoca el paso de las estancias de día a las de noche. El muro es soporte estructural y frontera de la vida diurna y nocturna. Una frontera siempre habitada, horadada a lo largo de los años por nichos, puertas y pasos, uno de los cuales, angosto y señalado con arco de medio punto, es la transición entre el habitar privado y el de la intimidad. Cruzarlo se convierte en una acción cotidiana consciente.
La profundidad de las crujías y la ausencia real de una doble orientación obliga a valorar la luz que llega desde las ventanas de la calle y a canalizarla según la forma, el uso y la dimensión del espacio que iluminan.
Siguiendo una cierta analogía “postural”, se instalan, respectivamente, una caja – contenedor “de pié” y otra “tumbada”. La posición de cada una de ellas intenta, por una parte, introducir la luz en un fondo de vivienda francamente oscuro. La primera caja, la de la zona de día, forma, junto al muro colindante, una “geoda” metálica como lugar de la cocina, que atrapa el esquivo elemento. La segunda, en su posición tumbada, permite el paso de la luz a través del espacio que se libera entre ella y el techo.
Ambos contenedores, construidos en madera de nogal, reconocen el espacio preexistente y lo articulan. El primero, la caja “de pié”, actúa como el alma del violín: da la escala de la excepcional altura de la casa tocando su suelo y su techo. Se habita desde su perímetro porque reordena, en torno a sí, la luz, los espacios y los usos.
Al otro lado del muro, la caja se recuesta para ser habitada en su interior y a través de ella. La luz de las ventanas atraviesa los dormitorios y la caja, y salta por encima de ésta para alumbrar lugares que antes no existían.
Obra: Reforma de Vivienda _ Caja de pie, Caja tumbada
Autores: Ignacio Olite Arquitectos + Los Arcos Gaztelu (Ignacio Olite Lumbreras – Koldo Fdez. Gaztelu))
Arquitectos Colaboradores: Álvaro de Pascual Orradre, Amaia los Arcos Larumbe, Leticia Elizalde Hualde
Emplazamiento: C/ Chapitela, 20. Pamplona, Navarra
Fecha Inicio / Fin 05/03/2020 – 18/12/2020
Cliente: Privado
Superficie construida 149,85 m2
Presupuesto: 99.760,30 € (PEM)
Constructora: DREAN Construcciones y Reformas S.L., Navarra
Carpintería: Puertas Santesteban S.L., Navarra
Fotografía: Pedro Pegenaute, Fotógrafo| Ignacio Olite y Koldo Fdez. Gaztelu. Arquitectos + losarcosgaztelu.com
REBUILD premiará un año más a aquellas empresas o proyectos que apuesten por la innovación, transformación y disrupción en el sector de la edificación Experiencia de usuario, digitalización, industrialización o sostenibilidad son algunas de las categorías a las que los interesados podrán inscribir sus proyectos
La crisis sanitaria ha puesto de relieve la necesitad de implementar nuevos procesos y nuevos modelos de negocio. En cuánto tiempo puede construirse un hospital, cómo debe ser una casa eficiente en términos de salud o en el empleo de ciertos materiales son algunos de los temas que se debatirán en REBUILD 2021, el evento de innovación para el sector de la edificación que tendrá lugar del 21 al 23 de septiembre en Madrid. Bajo este contexto de incertidumbre y cambios acelerados, la innovación se vuelve más clave que nunca, y por eso, REBUILD premiará un año más la innovación aplicada a la edificación a través de los Advanced Architecture Awards 2021.
A través de estos premios, REBUILD pretende poner de relieve el trabajo, esfuerzo y liderazgo de todas las empresas y profesionales que apuestan por la innovación y la disrupción. Estos galardones reconocerán la creación de nuevos materiales, el desarrollo de productos alternativos, los sistemas de edificación que vayan en la línea de la sostenibilidad o aquellos procesos que favorezcan a una industrialización de su producción.
En palabras de Gema Traveria, directora de REBUILD,
“la innovación es más imprescindible que nunca en nuestro sector para seguir apostando por la industrialización, la sostenibilidad y la eficiencia de los edificios. Desde REBUILD siempre queremos transmitir el mensaje de la necesidad de poner en marcha proyectos innovadores, y por ello queremos reconocer a todos aquellos valientes que se hayan atrevido a llevarlos a cabo”.
Los Advanced Architecture Awards 2021 están dirigidos a todos los profesionales, expertos, académicos, técnicos, agente público, agente de arquitectura o ingeniería que apuesta por la innovación y la mejora de procesos en el ciclo de vida de cualquier actividad dentro del sector de la construcción y la edificación. Los galardones se dividen en cinco categorías diferentes:
• Innovación de producto, material o sistema: el premio está destinado a reconocer las propuestas que se centran en crear una mejora de competitividad, costes y nuevos formatos para un Rebuild es un evento de: desarrollo sostenible, con especial atención a aquellos proyectos que apuestan por la construcción circular.
• Proyecto de interiorismo y experiencia de usuario: el galardón está destinado a reconocer la mejor creación y gestión de la experiencia de cliente como un proceso interactivo y multidimensional entre una edificación en fase de proyecto, obra y rehabilitación y una persona-cliente-usuaria de ese entorno.
• Proyecto de digitalización o apuesta tecnológica en la edificación: reconocimiento a una obra o proyecto que se haya ejecutado con las últimas tecnologías, demostrando así una evolución del sector tradicional de la construcción al sector de la construcción 4.0.
• Proyecto de sostenibilidad, descarbonización o mayor autogeneración de energía en un edificio: esta categoría premia el proyecto de sostenibilidad, descarbonización o mayor autogeneración de energía en un edificio, aplicable a las áreas de climatización, agua, electricidad, uso de energías renovables y la reducción del consumo energético que ayuden a cooperan en el hábito del usuario por consumir lo imprescindible.
• Proyecto de construcción industrializada: este galardón reconoce el liderazgo dentro del sector de la construcción 4.0, entendida esta como la aplicación de los conceptos de construcción seca, rápida, precisa y económica.
Todos aquellos que quieran presentar sus candidaturas para los Advanced Architecture Awards 2021 podrán hacerlo hasta el próximo 3 de septiembre de 2021. En la pasada edición se recibieron más de 190 candidaturas, en los que se reconoció el trabajo de compañías como FINSA, IaaC, Territori 24, RoldánBerengué arquitectos y Studio Banana. Los ganadores se darán a conocer el 22 de septiembre en IFEMA.
Las empresas que quieran inscribirse a los premios pueden hacerlo aquí.
Un arquitecto tiene que viajar, y tiene que hacerlo siempre: Cuando está estudiando, para ver qué hicieron los maestros, y cuando ya ha construido, para ver cómo lo hicieron sus colegas.
La arquitectura se transmite por dibujos y por fotografías. Hoy se reproducen y difunden con una gran calidad y profusión. Y para alguien que tenga la mente entrenada, el examen de los planos y de las fotos sirve para construir el edificio en la cabeza. Se entiende una doble altura, se comprende un espacio que queda detrás de ella, y cómo se estrangula, o como el techo baja de repente de una sala a la siguiente. La mente del arquitecto está entrenada para reconstruir el espacio arquitectónico con plantas y secciones. Sabe hacerlo muy bien. Y si además esas intuiciones espaciales pueden ser confirmadas con un extenso reportaje fotográfico, pues mucho mejor.
Y, sin embargo, cuando uno ve un edificio en persona, en carne y hueso, nunca es exactamente como se lo había imaginado.
Es muy posible que las condiciones geométricas y topológicas sí respondan a lo que uno había previsto, pero hay muchas otras dimensiones arquitectónicas, imponderables, que no hay forma de comunicar, y que es necesario experimentar en persona.
Recuerdo que cuando visité el Ayuntamiento de Säynätsalo, de Alvar Aalto, edificio delicioso, una de las cosas que más me gustaron fue el ambiente tibio y el olor de las salas, especialmente de la galería acristalada al patio. No sabría explicarlo. Me sugirió comodidad, amistad, cariño, y al mismo tiempo eficiencia. Me habría encantado trabajar allí. Algo parecido me sucedió en el Ayuntamiento de Hilversum, de Dudok, donde además di con un funcionario que amaba Toledo.
Muchas de las cualidades de esos espacios ya las habíamos adivinado en las fotografías, pero el hecho de estar allí las multiplica. El olor a madera, a barniz, a limpio, la temperatura, la ventilación, la luz, el sonido… Es una experiencia múltiple que no podíamos ni sospechar.
Otras veces nos engaña la escala, como me pasó en el estudio de Frank Lloyd Wright en Oak Park, Illinois, mucho más pequeño de lo que me había imaginado, y con el techo de la entrada bajísimo.
Viajar para ver edificios es una manera de ir en busca de viejos amigos y de viejos maestros, a quienes hemos admirado y querido desde hace tiempo, pero a quienes no conocíamos en persona. Cuando se produce el encuentro, es similar a cuando se «desvirtualiza» a un amigo de las redes sociales: Le conocemos, hemos gastado bromas, nos hemos reído con él, sabemos cómo piensa sobre muchas cosas, pero no conocíamos su voz, su olor, sus gestos, su forma de dar la mano o de abrazar.
Ves el Seagram y dices:
«Yo a ti te conozco, amigo». (Después el conserje -ninguno tan borde y tan autoritario como el del Chrysler Building– te deja o no te deja pasar de esta línea, o te echa del vestíbulo, o te prohíbe hacer fotos, o lo que le dé la gana, y tú piensas: «¿Pero por qué? ¡Pero si este edificio es mi amigo!»
Y se lo intentas explicar. Y él te dice que sí, que sí, que por aquí se va a Madrid, lo que además, en este caso, es cierto: Por aquí se va a Madrid. Hala, fuera, patán).
Viajé a la casa La Roche-Jeanneret sin preparar nada, a lo loco, y la encontré cerrada por vacaciones. Y no sólo eso, sino vallada a distancia de tal forma que no se podía ver ni siquiera por fuera. Estaba allá, al fondo, en un rincón, y no pude ni aproximarme a ella.
Y viajé a la casa Schröder, también a lo loco, y en la entrada me dijeron que debía haber reservado y concertado la visita, y que como no lo había hecho no tenía plaza. Al menos esta casa sí que la podía ver por fuera. Pero entonces apareció el grupo que tenía reservada la siguiente visita y presentaba tres bajas (Dios misericorde); y me acogió como una madre amorosa.
Uno disfruta muchísimo de sus viajes de arquitectura, pero, además de la experiencia puramente arquitectónica, tan enriquecedora y formativa, con lo que se queda uno al final es con otras experiencias tan enriquecedoras y formativas o más.
* Al ir hacia el Guggenheim de Nueva York me crucé con una señora muy mayor (una anciana) corriendo por Central Park con chándal y encima un abrigo de visón (collar de perlas, uñas pintadísimas).
* Llegamos en domingo a la Biblioteca de Seinäjoki, y el director no sólo nos esperaba (allí estaba con su bicicleta), sino que, para nuestra sorpresa, había instalado un televisor en la sala de lectura porque España jugaba un partido del Mundial de Fútbol de Corea. Semejante amabilidad nos llegó al alma a todos, y fue perfectamente coherente con la calidez y el afecto de los espacios de la biblioteca y con la obra de Alvar Aalto. (Le regalamos mi novela La Hoja Desnuda, que acogió con muy bien fingido interés. Quién sabe: Igual está ahora en las estanterías de tan señero edificio).
* El barrio Kiefhoek, en Rotterdam, me emocionó, y más porque era de lo primero que había dibujado en la escuela (en Dibujo Técnico), y justo después me emocionaron unos mejillones al vapor que estaban muy suaves, deliciosos, y tras ese festín me impactó (¡y cómo!) que intentando ir al barrio Spangen me sorprendiera un diluvio. Entre que iba un poco perdido y que caía la mundial desistí, y me subí al primer tranvía que vi, fuera a donde fuera, por salvarme, y di vueltas como un tonto hasta que escampó, y salí a un Rotterdam extraño, en un estado de desorientación total.
Podría seguir contando anécdotas, porque cada vez que intentamos ver un edificio nos damos cuenta de que la arquitectura no es un hecho aislado. Como reza el lema de mi blog, quien sólo sabe de arquitectura no sabe de nada, ni siquiera de arquitectura; y a quien al hacer un viaje de arquitectura sólo le interese ver arquitectura está apañado. Y es que nadie puede pretender ver edificios sin atender a otras cosas, sin fijarse en la gente, sin ver el mundo. Es todo eso lo que nos forma, más que la arquitectura.
También aprendemos en los viajes de arquitectura (se me olvidó decirlo antes) que las fotos de los libros y de las webs a veces son demasiado truquistas y mentirosas en su afán de adulación, y que esa magnífica casa que hemos visto siempre sola, con una tranquila pradera delante, tiene un Burger King a un lado y una parada de autobuses al otro, que los fotógrafos evitan concienzuda y sistemáticamente; y la pradera siempre está llena de gente que sube o baja de los autobuses y entra o sale del burger. Esa gente tampoco sale en las fotos, que se hacen en excepcionales (y forzados) momentos de placidez. De manera que la serenidad y la paz que muestran es falsa y mentirosa: La casa en cuestión no domina tranquilamente el entorno, sino que está acoquinada por él.
Pero nada de eso tiene que ser una pena, ni debe producir una decepción. Está bien ver el burger y la parada, y la gente, y el bullicio, porque así es ese edificio que nos apasiona, y no como lo fotografían los de las revistas, que le ponen preservativo a la cámara. Y es que no existe el edificio puro, perfecto, virginal, ni un edificio es un museo muerto, ni está bien que todos los cachivaches estén ordenados, como tampoco está bien que sobre la mesa del salón haya tres revistas perfectamente apiladas, paralelas a sus bordes, menos una (con portada en colores rojos), girada treinta grados exactos. No. La vida no es así, y la arquitectura tampoco lo es.
Si os parece bien lo dejamos aquí por hoy, y para la próxima os propondré un decálogo de por lo menos cinco o seis puntos a tener en cuenta en los viajes de arquitectura. A ver qué os parece.
José Ramón Hernández Correa · Doctor Arquitecto
Toledo · marzo 2015
Hace tiempo que Max dejó de ser el hombre detrás de El Víbora, el melenudo subversivo que en los años setenta vendía cómics autoeditados por las calles de Barcelona. Pero algo queda de aquel admirador de Crumb y su Zap Comix; al menos, las ganas de mirar hacia fuera.
Así, mirando con atención, dejó que su dibujo se contagiase de corrientes lejanas: la línea clara, tan belga y tan ajena a Crumb, se convirtió en la base de su trabajo a partir de los años ochenta. Y si bien esto lo convierte en uno de tantos bisnietos de Hergé, Max subraya que él prefirió mirarse en el espejo de otros belgas que reinterpretaron ese estilo, como el malogrado Yves Chaland o Ever Meulen.
Pero Max , con el paso de los años, ha ido mirando cada vez más lejos. En algunos de sus dibujos hay algo del gran Elzie. C. Segar; en su sentido del humor hay mucho de Georges Herriman; hay surrealismo y dadaísmo, porque sin ellos no se comprende Bardín el superrealista. E insistió en este camino singular e íntimo, haciendo que sus ilustraciones trasluciesen su interés por gigantes como Herman Melville, Gilbert Keith Chesterton, Joseph Conrad o Kafka, por los presocráticos o la filosofía oriental.
Todo esto hace de Max un autor diferente, un extranjero allá donde va. Un ilustrador apátrida que dio su último giro al destripar en diferentes blogs su proceso creativo.
Interesante, sin duda, para los críticos pero ante todo terapéutico para los compañeros de profesión.
«En este presente continuo en el que transitamos, veíamos la presencia de estos textos como una sucesión de huellas que con el tiempo dejábamos en el territorio. La línea general, la trayectoria, no es algo que aquí nos interese, sino simplemente señalar unos trazos a contrastar con los nuevos los nuevos lugares que -esperamos- debamos transitar».
Este libro reúne una selección de textos sobre arquitectura del reputado arquitecto e intelectual español Josep Lluís Mateo. Publicados de forma escrita o extraídos de conversaciones y conferencias, en esta nueva edición se incluyen artículos de diferente extensión, así como entrevistas que abordan cuestiones sobre los elementos, los contextos ambientales y urbanos, sobre sus propios proyectos. Los textos, acompañados de imágenes, no se presentan en orden cronológico, sino por temas, a fin de inspirar nuevas conexiones gracias a su yuxtaposición.
El Castillo-Torre de Espioca es Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento desde 1993 y en el Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano. Además, está incluido dentro del Inventario de Yacimientos Arqueológicos de la Conselleria de Cultura de la Comunidad Valenciana.
La técnica constructiva está íntimamente ligada al carácter de la construcción. Las estructuras de carácter defensivo en la época musulmana se caracterizaban por el uso de la tapia como técnica constructiva principal. Esta construcción se realizaba con materiales y mano de obra de la zona, cosa que nos habla de la economía de recursos y de la sostenibilidad, como es el caso de la Torre Espioca.
En sus muros podemos encontrar claros vestigios de la técnica constructiva de la tapia en el periodo islámico que muestran la forma de vida de la sociedad de la época y de la finalidad claramente defensiva de la torre. Por tanto, resulta necesario conservar todas estas huellas e improntas (las marcas y la métrica de las tapialadas, los huecos de las agujas de la construcción o las costillas) para posibilitar su interpretación futura.
El presente proyecto tiene como objetivo la consolidación y restauración completa de la Torre de Espioca de Picassent y la consolidación de los posibles hallazgos arqueológicos.
• Analizar y profundizar en los sistemas constructivos y materiales empleados en la construcción de la torre y definir un criterio de conservación adecuado a la puesta en valor de este patrimonio defensivo.
• Esclarecer sus etapas constructivas y plantear una hipótesis histórica que se contrastará con los datos obtenidos durante las próximas obras. Se plantarán actuaciones que contemplen la recuperación de los valores históricos que encierra el monumento, permitiendo su legibilidad.
• Estudiar el nivel de deterioro del monumento y establecer un diagnóstico que permita evaluar el estado de conservación del inmueble.
• Mejorar las condiciones de estabilidad estructural, planteando la recuperación de los elementos de arriostramiento de la torre que se han perdido.
• Consolidar y restaurar los paramentos interiores y exteriores de tapia árabe que configuran la torre, así como el basamento inferior.
No es posible abordar los trabajos, sin estudiar en profundidad tanto el monumento visible como los posibles vestigios ocultos que pueda haber bajo el montículo existente en el entorno inmediato de la torre. Por ello, se realiza una primera fase del seguimiento arqueológico para obtener datos relevantes de antiguas construcciones que se debieron erigir alrededor de la torre y que configuraban su imagen exterior.
Se realizará una consolidación estructural y una restauración de la materia de la Torre Espioca de Picassent. Con ello, se pretende dotar de estabilidad al conjunto y recuperar y mantener las estructuras históricas de gran valor que todavía se conservan.
La estructura muraria de la torre todavía conserva trazas propias de su tipología constructiva tradicional, por lo que se busca recuperar dichos oficios, técnicas y materiales tradicionales para devolver la estabilidad perdida al conjunto. Para ello, se ha optado por la utilización de los materiales que ya se utilizaban en la época árabe para la construcción de este tipo de edificaciones defensivas, siempre diferenciando claramente la intervención de los elementos originales, estableciendo como prioridad la conservación del bien y el diálogo entre materiales y como premisa de la intervención la conservación y visibilización de las distintas fases históricas del monumento.
Es necesario acometer la consolidación y atado de las grietas existentes. En las más importantes será necesario realizar un cosido en la tapia para asegurar la solidarización de ambos externos de la grieta.
Los paramentos, se limpiarán y consolidarán todos ellos, prestando especial atención a las huellas propias de la construcción de la tapia, tales como agujas, líneas de tapialadas, costales…
El acceso a la torre se realizará por el hueco de acceso original. El acceso será posible mediante una escalera metálica realizada con dos zancas ancladas suelo sobre las que se colocará un peldañeado formado por una chapa metálica plegada que llegará hasta la cota de acceso a la torre y se adentrará en ella.
Se atarán los muros mediante la creación de nuevos forjados con un perfil perimetral y un entrevigado de madera calado, dejando pasar la luz desde la parte más alta hasta el acceso. La comunicación vertical se realiza con una escalera lineal con la misma materialidad que el forjado.
Además, también se considera necesaria la adecuación del entorno y del acceso a la propia torre, mediante el convenio de cesión que se está tramitando por el cual se cede el uso de monumento de titularidad privada durante 50 años y que se materializará en el futuro. Este trámite junto con la restauración de la Torre supondrá un punto de partida para la recuperación de su entorno inmediato, de gran interés, en el que se podrá devolver la conexión histórica entre este elemento patrimonial y la población de Picassent, así como potenciar su valor paisajístico y documental.
La actuación representa una oportunidad de actuar en un entorno de gran valor paisajístico rodeado de vías de comunicación históricas y monumentos de gran interés artístico arquitectónico como la torre Espioca de Picassent.
Obra: Consolidación y Restauración de la Torre Espioca de Picassent, Valencia.
Arquitectos/as o estudio de arquitectura: el fabricante de espheras, coop. v. (Pasqual Herrero Vicent, Fernando Navarro Carmona, Eduardo Jose Solaz Fuster, Maria Amparo Sebastiá Esteve)
Año finalización: mayo 2020
Superficie Construida: Interior Torre: 48,51 m2. Ámbito exterior: 98,52 m2
Ubicación: Polígono 42, Parcela 386.La Coma. Picassent (Valencia). España.
Colaboradores/as:
Víctor Muñoz Macián, Anna Morro Peña, María Pitarch Roig, Andrea Gargallo Manota, Sara Juanes Herrera, Yasmina Juan Osa, Francisco Piñó Alcaide, Elisa García Capilla, Jorge Juan Roy Pérez, Sergio Estruch González
Cliente: Generalitat Valenciana. Conselleria d’Educació, Investigació, Cultura i Esport
Arquitecto/a técnico: Fermin Font Mezquita
Constructor: Llop Proyectos S.L.
Fotografía: Milena Villalba + elfabricantedeespheras.com
· Del 21 al 23 de septiembre REBUILD reunirá en IFEMA a 200 firmas expositoras que mostrarán sus últimas soluciones para el sector de la construcción. · El Congreso Nacional de Arquitectura Avanzada y Construcción 4.0 contará con más de 260 expertos compartirán los proyectos más innovadores del sector.
REBUILD 2021 se celebrará el próximo mes de septiembre en IFEMA con el objetivo de convertir el sector de la edificación en el tractor de la recuperación de la economía española. Durante tres días, el evento de innovación para los profesionales de la edificación abordará las nuevas tendencias en tecnología, las soluciones y materiales más sostenibles, los sistemas constructivos
industrializados y modulares, así como el diseño más vanguardista que marcará el futuro del sector.
Los profesionales de la edificación se reunirán en REBUILD 2021, del 21 al 23 de septiembre, para establecer la hoja de ruta para el futuro tanto a medio como a largo plazo, una nueva visión basada en nuevas formas de edificación que apuesten por la industrialización, la sostenibilidad aplicada a los nuevos materiales, la digitalización y la descarbonización.
Durante sus tres días de celebración, REBUILD 2021 reunirá en un showroom con cerca de 200 firmas en IFEMA todas las novedades para los profesionales del sector de la edificación. Además, REBUILD 2021 acogerá un año más el Congreso Nacional de Arquitectura Avanzada y Construcción 4.0, donde más de 260 expertos se darán cita para mostrar los casos de éxito referentes en el sector, nuevos materiales y soluciones codiseñadas, las últimas tecnologías emergentes y los sistemas constructivos más innovadores.
En esta edición, el Congreso contará con sesiones para analizar los nuevos programas España Puede, Plan Vive u Observatorio 2030, que abordarán las claves para afrontar los retos del sector inmobiliario, arquitectónico y constructivo; también sesiones sobre coliving, Build to Rent, sistemas constructivos industrializados 2D y 3D, la aplicación del BIM, así como sesiones enfocadas a dar visibilidad a las nuevas tendencias y a dar solución a los cambios y nuevos modos de compartir los espacios.
Además, distintos foros debatirán la recuperación de la vivienda pública, las nuevas necesidades de diseño de interiores, la transición digital y el uso del dato en todas las fases de un proyecto, su planificación, construcción, gestión y mantenimiento. El Congreso Nacional de Arquitectura Avanzada y Constucción 4.0 contará una vez más con un Summit de Ingenieros y otro de directores de compra de promotoras, con el propósito de dar representación a cada uno de los agentes que participan en la cadena de valor de la Rebuild es un evento de: edificación. Además, se darán a conocer soluciones de edificación tanto para proyectos de vivienda residencial, como para hoteles, retail, sector socio-sanitario, espacios de trabajo, y proyectos impulsados por la administración pública.
El congreso contará también con un foro especial sobre madera, material clave para construir bajo todos los principios de descarbonización, circularidad, versatilidad, ligereza y bien alineado a los ODS 2030. En este sentido, se analizará como construir edificios de altura con madera y se darán a conocer las obras referentes de la mano de sus protagonistas.
Por su parte, David Martínez, presidente de REBUILD 2021 y Consejero Delegado de AEDAS HOMES, asegura que
“REBUILD 2021 dará respuesta a muchos de los retos a los que las empresas de edificación se enfrentan ahora mismo. Un año más, la unión de todos los eslabones de la cadena de valor del sector de la edificación dará por resultado la generación de ideas y soluciones que nos ayuden a todos a avanzar de forma inexorable en esta nueva década.”
En palabras de Gema Traveria, directora de REBUILD,
“esta edición pondrá de relieve lo fundamental de celebrar este tipo de encuentros presenciales, para que el sector AECO (Arquitectura, Ingeniería, Construcción y Operaciones) y la edificación reafirmen su peso como motor clave en la economía española. Además, ya tenemos trabajado un protocolo de medidas sanitarias y de seguridad que volverán a garantizar la tranquilidad a todos los asistentes, igual que el espacio totalmente seguro que creamos en la pasada edición 2020”.
Capítulo 7 del libro «Principios de la Estructura Urbana», 2005, de Nikos A. Salíngaros.
Las ciudades son sistemas de arquitectura de información. Aquí, se utiliza el término “arquitectura” en el sentido de la arquitectura de los ordenadores y no se refiere al diseño de los edificios, sino a la manera como los componentes interactúan en un sistema complejo. Los intercambios de información incluyen el movimiento de personas y de mercancías, el contacto personal y las interacciones, las telecomunicaciones, y también las entradas o inputs visuales del entorno. Las redes de información suministran una base para comprender las ciudades vivas y para diagnosticar problemas urbanos. En este capítulo se argumenta que una ciudad funciona menos como un ordenador electrónico y más como un cerebro humano. Al igual que un sistema funcionalmente complejo, la ciudad define heurísticamente su propia funcionalidad cambiando conexiones, y así optimiza la interacción de los componentes. Una ciudad efectiva será la que tenga una arquitectura de sistema que pueda responder a las condiciones variables. Para mejor comprender las ciudades, este análisis traslada el foco de atención de la estructura física y lo dirige al flujo de información.
Introducción
Las ciudades coordinan actividades entre un gran número de seres humanos. Hacerlo requiere modelos complejos de cooperación y debe realizarse bajo condiciones en las cuales las actividades están cambiando continuamente. Dos objetivos opuestos competen entre sí. Uno de ellos optimiza la eficiencia de modelos de intercambio que mejor se adapten a la situación actual, construyendo infraestructuras y haciendo caminos de información permanentes. Otro objetivo es dejar todo por debajo del óptimo pero altamente adaptable, de forma que sea posible cambiarlo ante condiciones que han sufrido variaciones imprevistas. Y todavía otro, es insertar “hardware” (edificios y carreteras) en una ciudad que no consigue ninguno de los objetivos previos.
Como un ejemplo de comparación entre ciudades especializadas versus otras adaptables a largo plazo, Jane Jacobs contrasta una ciudad estática, como Manchester del siglo XIX, con otra más dinámica, Birmingham (Inglaterra) (Jacobs, 1961). La primera fue muy eficaz en la industria del algodón pero declinó por la competencia externa. Por otra parte, nunca ha sido posible señalar una industria por la cual Birmingham se destacara, porque su habilidad consistió en la creación de nuevas industrias en respuesta a las condiciones cambiantes.
Una ciudad especializada que funciona bien se puede comparar con un sistema electrónico a tiempo real en el cual su funcionalidad se decide de antemano y está especificada con todo detalle. En un sistema electrónico, cualquier cambio funcional se debe diseñar teniendo en cuenta todas las posibles consecuencias. Esto requiere muchas pruebas antes de su implementación para evitar efectos laterales indeseables. No obstante, en sistemas como los de las ciudades y los cerebros biológicos, el cambio tiene un grado heurístico considerable (aprendido por el sistema mismo en respuesta a la experiencia). Muchos otros sistemas, naturales o artificiales, funcionan coordinando una combinación compleja de funciones cambiantes.
Este capítulo aborda nodos urbanos y conexiones, y su interrelación. Es la continuación de un trabajo previo (ver Capítulo 1, Teoría de la Red Urbana) y parte de los recientes intentos por entender las ciudades como sistemas complejos, incluyendo los realizados por Peter Allen (1997), Juval Portugali (2000) y sus colaboradores. Jane Jacobs (1961), Richard Meier (1962) y Christopher Alexander (1965) fueron los primeros en entender la estructura compleja de la ciudad, estudiando y describiendo la forma urbana de una manera más realista que el modelo CIAM de geometría espacial simplista (ver Capítulo 5, Observaciones Sobre la Composición de las Ciudades). Estamos en la búsqueda de los procesos por los cuales una ciudad viva se desarrolla y una de carácter patológico decae.
La forma de la ciudad es dinámica y evoluciona heurísticamente. Los urbanistas necesitan implementar un proceso de diagnosis y reparación de la trama urbana igual como los tejidos biológicos convocan mecanismos para rehacerse. Mientras que nuestra discusión toma un cariz general, un amplio panorama emerge sobre lo que es una ciudad y cómo se la puede ayudar a hacer lo que le hace falta. Algunas recomendaciones surgen de nuestra concepción de la ciudad como un sistema organizado complejo. No podemos negar que estas propuestas representan lo opuesto al planteamiento posguerra de la CIAM, que ha impedido su implementación hasta ahora. Esperamos que nuestras conclusiones den el impulso necesario a otras viejas ideas que creemos eran correctas y proféticas.
Entender la ciudad como un sistema
La adaptabilidad o necesidad de cambiar la funcionalidad provoca que un sistema complejo sea modular a muchos niveles de escala (Coward, 2000). Siguiendo el ejemplo de los sistemas electrónicos, los “módulos” se definen como grupos de actividad que tienen más intercambio de información dentro del módulo que con los otros módulos (Courtois, 1985; Parnas, Clements y Weiss, 1985). En una ciudad, un módulo funcional al nivel más pequeño de escala podría identificarse con una persona y los edificios y espacios en los cuales pasa la mayor parte de su tiempo (“hornacina ambiental”). A un nivel más alto, los módulos pueden incluir pequeños grupos de personas que interactúan intensamente a diario con varios nodos urbanos. Y a un nivel todavía más alto, los módulos corresponden aproximadamente a instituciones, empresas, organizaciones educativas y políticas, etc.
La modularización sólo es aproximada, porque una función urbana puede estar parcialmente en un módulo identificable pero algunos de sus elementos estarán, ciertamente, dentro de otros módulos. Es importante señalar que el uso del término “módulo” es más parecido a una “red” que a un objeto o región geométricamente compacta. Este capítulo posiblemente sea malinterpretado si el lector comprende incorrectamente un módulo funcional como espacial (por ejemplo una construcción física de un cubo). Nuestros módulos incluyen modelos de interactividad distribuidos, dónde las acciones que pasan en diferentes lugares se comunican. Realmente, son grupos de ligaduras estructuradas, por lo que su visualización debe evitar la engañosa imagen urbana del siglo XX formada por entidades espaciales sin interacción y emplazadas rígidamente en alguna cuadrícula regular.
Las redes de una ciudad — caminos, carreteras, telecomunicaciones — son los mecanismos que apoyan el intercambio de información. No obstante, una ciudad procesa información más que solo llevarla de un lugar a otro. Un modelo complejo de intercambio de información coordina las funciones urbanas, encamina el dinamismo de la ciudad y determina la evolución de su estructura (Meier, 1962). Los intercambios de información al nivel más pequeño de escala incluyen conversaciones, observaciones y visualizaciones de los individuos. A un nivel más alto, gente o grupos de gente moviéndose de una función a otra. Las mercancías son trasladadas, consumidas, cambiadas, agrupadas y creadas en una ciudad. Intercambiar información es mucho más barato que trasladar gente y mercancías, así que una ciudad debe coordinar eficientemente los diferentes intercambios de diferentes costos.
Un sistema necesita minimizar el coste total de intercambio de información. Por lo tanto, analizar la ciudad considerándola un sistema empieza por identificar grupos de personas que intercambien más información dentro del grupo que fuera de él. Los módulos de cualquier nivel no se pueden identificar cognitivamente con antelación y menos mediante cualquier distribución espacial específica. En general, los módulos urbanos no se corresponden con las funciones urbanas simples. La estructura urbana necesita ser evaluada siguiendo el flujo de información y abandonando el estricto orden visual basado en las vistas aéreas. Si nos concentramos en la evolución de la información y en el movimiento en las redes, la intervención intentaría, pues, aumentar la funcionalidad de la ciudad haciendo que el intercambio de información sea más eficiente (mediante la modificación de estructuras físicas). Intentamos entender una ciudad basándonos en sus redes de intercambio de información y no tanto en su apariencia sobre el plano.
Antes de definir los módulos urbanos, un método para mejorar la funcionalidad de la ciudad consiste en asegurarse que cada uno de los canales lleve a cabo múltiples intercambios de información. Con esto queremos decir que una transferencia de información o un movimiento físico hacen más que una sola cosa, (se pueden acoplar más conexiones a la ciudad porque sus caminos ayudan a la gente a llevar a cabo tareas diferentes de manera simultánea). La gente moviéndose a lo largo de las aceras con la intención de hacer un nivel alto de intercambio de información puede realizar otro de un nivel más bajo (por ejemplo, observar). Así, el tiempo que requiere una transferencia de nivel alto se utiliza de una manera más efectiva.
Hablando técnicamente, estamos proponiendo una carga fractal, que implica la coexistencia de cosas diferentes pero relacionadas a diferentes niveles de escala. La carga fractal significa que cada nivel alto de intercambio también realiza, simultáneamente, intercambios en muchos otros niveles más bajos. Esto se opone a maximizar la capacidad de canales de comunicación uniformes dedicados a un solo tipo de intercambio. Por lo tanto, un conjunto de intercambios de diferentes escalas deben estar soportados por una infraestructura física que permita intercambios de información mezclados y que imposibilite que otros intercambios en competencia opriman a los más débiles o de un nivel más bajo. El caso contrario, es decir la planificación monofuncional, fuerza a hacer muchos intercambios del mismo tipo pero diferenciados y en competencia, utilizando un único canal de comunicación. Un ejemplo de esto último son las autopistas atascadas o la sobrecarga de coches en un túnel a hora punta. No solamente es ineficiente sino que excluye otros tipos de intercambio.
Confirmamos un ejemplo de carga fractal (ver Capítulo 2, Espacio Urbano y su Campo de Información). El uso del espacio urbano está atado al campo de la información generada por las superficies del entorno, y por la facilidad con que la información puede ser recibida por los peatones. Un intercambio de información primaria es el peatón que va de un lugar al otro. Él o ella observa cosas que no están relacionadas con la razón principal para movilizarse. Esta información es funcional y puede recomendar comportamientos secundarios al observador que esté realizando un intercambio de información primaria. Una ciudad exitosa es aquella en la que un simple movimiento constituye una experiencia rica y gratificante. Por lo tanto, el espacio urbano funciona violando las reglas “funcionales” de la planificación del siglo XX. La geometría urbana eficiente satisface una multitud de necesidades de escalas diferentes: algunas estrictamente funcionales y otras placenteras.
En una capital europea (y en muchas otras ciudades del mundo), ir caminando a una cita puede ser más agradable que cuando se va en coche en una área metropolitana de Norteamérica para realizar lo mismo. En el primer caso, se ve otra gente, alguien a quien se puede desear hablar, observar a los otros puede suministrar indicios sobre corrientes sociales e interacciones, y los escaparates suministran información sobre productos y servicios al alcance. Desde luego, estamos omitiendo factores negativos que interfieren en el intercambio efectivo de información como la delincuencia, el mal tiempo o la aglomeración de gente. Los conductores están expuestos a información no deseada de los rótulos mientras que eligen información auditiva de la música, las noticias, programas de radio, o de conversaciones telefónicas. Una vez más, el intercambio primario está cargado de información secundaria (deseada o no).
La carga fractal tiene la característica crucial que sacando los niveles más grandes de escala deja intactos los más pequeños. Sin tener un itinerario definido, los paisajes en ciudades informativamente ricas permiten al visitante aceptar recomendaciones que ofrecen los diferentes ambientes visuales y descubrir los resultados de estos movimientos. Así es posible aprender el rico y complejo lenguaje visual de una ciudad desconocida que ha ido cambiando gradualmente a lo largo de cientos de años. Por contraste, en un entorno determinístico no-fractal y falto de los niveles más bajos de escala, si no se necesita acudir a un lugar concreto, se evitará ir pues cada movimiento es un trabajo en la cual no se aprende nada nuevo. Este discurso reafirma la importancia de tener intercambios de información variados que puedan conseguirse con el movimiento físico.
Las ciudades deben optimizar el intercambio de información
La optimización hace posible que se intercambie un máximo de información con un mínimo esfuerzo. En muchas actividades urbanas, el costo del intercambio de información es, desgraciadamente, subestimado. Un viaje de media hora tiene un costo y un valor. ¿Cuánto intercambio de información valiosa ocurre? ¿Se ve un amplio abanico de comportamientos? ¿Puede verse la gente a la cual se quiere influenciar? ¿Una ciudad sería más efectiva si la gente viera más directamente lo que está ocurriendo? Los verdaderos costos a menudo están disfrazados porque sólo se calcula la porción que se asume útil del viaje. Fijémonos en el intercambio que ocurre en las grandes áreas (plazas) comerciales: mientras se minimizan los costos de intercambio de información con respecto a las compras, existen costos excesivos en cuanto al transporte.
Las redes informacionales no tienen una geometría espacial localizada, pues así no se ajustan fielmente a un módulo espacial. Son y serán siempre extrañas en una ciudad que está reducida a un plan visual simplista. No obstante, las redes informacionales son las que hacen una ciudad viva. Ciertamente, es impracticable diseñarlas con antelación en una gran ciudad y, de cualquier manera, como las funciones de la ciudad evolucionan, es imprescindible que la ciudad tenga la capacitad de evolucionar heurísticamente para optimizar el intercambio de información. Ningún liderazgo es capaz de anticiparse y gestionar esto en todos los niveles de detalle (ver Capítulo 5, Observaciones Sobre la Composición de las Ciudades).
Consideremos, por ejemplo, el proceso por el cual se toman decisiones para invertir en un nuevo negocio. Esas decisiones requieren una coordinación entre la orientación de futuras tecnologías, las necesidades del mercado, los recursos financieros y los recursos comerciales. Este conocimiento se distribuirá a través de muchas redes urbanas. Una ciudad con un intercambio de información eficiente y del tipo requerido, será más efectiva para crear negocios nuevos que otra que no tenga esta calidad. Sin embargo, siempre hay un conflicto entre las necesidades de intercambio de información de las diferentes funciones urbanas. Idealmente, el resultado será un compromiso que permita que todas las funciones operen de forma efectiva. También deben existir mecanismos para adaptar ese compromiso a los cambios de necesidades funcionales. Proponemos un cambio drástico en los procesos de optimización utilizados en la planificación: en lugar de optimizar un único canal que une nodos espaciales monofuncionales, argumentamos a favor de optimizar el intercambio conjunto de información en la ciudad.
Las funciones de un módulo de nivel intermedio, por ejemplo un restaurante, incluye preparar comidas a partir del alimento crudo, distribuir comida preparada para llevar, proporcionar un nodo de vida social en dónde la gente va a ver como los otros visten y se comportan, ser un centro de comunicación social, acoger reuniones de gente para discutir sobre negocios o política, etc. Este módulo está contenido dentro del edificio que aloja el restaurante el cual, a su vez, está contenido en un módulo de una red más grande. Algunos restaurantes se convierten en puntos focales de intercambio de información en una ciudad, a menudo identificados con un negocio específico en una gran área metropolitana, o el restaurante es un importante nodo de una red social y de gobierno de una ciudad pequeña. Un módulo más grande que abarca modelos espaciales de actividad en el vecindario incluye al restaurante como un submódulo.
Los nodos que no forman parte de un módulo más grande a menudo son parásitos de la ciudad desde el momento que utilizan su infraestructura sin contribuir a la coherencia funcional del conjunto. No obstante, es así como se construyen hoy en día la mayor parte de restaurantes, almacenes, supermercados y edificios de oficinas. Totalmente rodeados por un área de aparcamiento, están diseñados como si fueran a construirse en medio del desierto aunque estén metidos en la trama urbana, desgarrándola en el proceso de construcción. Restaurantes diseñados para funcionar como paradas de camiones junto a la autopista están rutinariamente situados dentro de la ciudad pero, desde luego, no pertenecen a ella. La gente que trabaja en un edificio de oficinas cercano, que podría suministrar clientela a la hora del almuerzo, debe conducir su coche a lo largo de una carretera congestionada para llegar a un restaurante que literalmente está al lado.
Durante las décadas anteriores, la mayor parte de los planificadores adoptaron tipologías urbanas que son esencialmente anti-urbanas. Cada edificio ignora su entorno y opta por ser independiente de CUALQUIER contexto. Intenta rebajar la complejidad global debida a la adaptación local, una estrategia que aparece, banalmente, para reducir costos pero que, en realidad, los incrementa a largo plazo. La aproximación corporativa de recorte de costos con la idea de “una medida que se adapte a todo” está animada por el deseo de conectar un nodo a la ciudad entera sin dar un trato preferente a la trama urbana contigua. No solo se omiten las conexiones locales sino que están explícitamente excluidas, haciendo imposible conectarse con los edificios vecinos. Se espera, ingenuamente, que el nuevo edificio se conecte enseguida con la ciudad entera mientras se ignora totalmente los costos prohibitivos de transporte de hacerlo así. Sin embargo, este abordaje refleja la filosofía moderna de planeamiento de no hacer concesiones al entorno, lo cual significa la ausencia de la conectividad local.
Ingenuamente, separar las áreas residenciales de las comerciales, crea problemas serios. En primer lugar, cualquier intercambio de información entre estas funciones tendrá un costo alto. En segundo lugar, hay un reducido abanico de módulos de la red con funciones necesarias pero sin tener una estructura física para contenerlos (el opuesto, diremos, de un restaurante). En relación a la ciudad, acentuamos que la red tiene una importancia diferenciada de la forma espacial urbana. No es suficiente simplemente construir viviendas al costado de edificios de oficinas. Los módulos funcionales se deben diseñar de antemano, o bien la geometría conectiva debe ser de tal manera que permita su surgimiento espontáneo (imposible hoy en día con las leyes modernas del “zoning” monofuncional). Las aceras, la disposición de los aparcamientos y la proximidad de otras localizaciones: todo esto influye en la eficiencia del intercambio de información dentro de cualquier módulo emergente. Una unidad urbana específica se ha de adaptar al conjunto, no solamente en términos espaciales sino de intercambio de información con los vecinos y con el resto de la ciudad.
Diferentes tipos de complejidad
Una amplia gama de sistemas son denominados complejos, y es importante reconocer diferencias entre los diversos tipos de complejidad. Nosotros identificamos dos categorías principales, usando las analogías del HARDWARE y el SOFTWARE de los ordenadores. En general, un sistema físicamente sencillo contiene un pequeño número de tipo de componentes y todos los componentes de un tipo son idénticos. La simplicidad física resulta del hecho que los componentes son intercambiables entre ellos. La complejidad sólo surge cuando estos componentes interactúan. La interacción entre cualquier dos componentes depende, primordialmente, del tipo de los componentes y de la distancia que los separa. En este caso, la complejidad proviene del gran número de conexiones latentes, exactamente del mismo tipo, entre muchos componentes idénticos. La combinatoria de conectar cada unidad idéntica con cada una de las otras genera un gran número de conexiones. Entonces, cada sistema funciona de acuerdo con sus conexiones y, utilizando la analogía mencionada, este tipo de sistema es parecido a un “software” complejo.
Por otro lado, en un sistema dónde el “hardware” es complejo, mientras pueda haber un pequeño número de tipo de componentes diferentes, los componentes diferentes del mismo tipo son similares pero no idénticos. La interacción entre cualquier par de componentes es en general única a ese par particular. Así tenemos un gran número de conexiones, pero cada una es identificable y diferente. Ahí, los componentes son alentados para que formen conexiones marcadamente diferentes entre ellas. Como todos los componentes son únicos, estas conexiones sólo son necesarias cuando las necesita el sistema para su funcionamiento. El número total de conexiones se reduce drásticamente respeto al sistema anterior, el cual debía proporcionar todas las conexiones teóricamente posibles entre componentes idénticos, precisamente porque sus componentes no eran únicos ni identificables.
En un sistema físico o económico, los estados iniciales son las condiciones preliminares bajo las cuales empieza un proceso dinámico. En un contexto urbano, el estado inicial es el de una ciudad en un tiempo dado del pasado, y nos interesa en ver si la ciudad se mantiene saludable o eficiente, o bien desarrolla problemas insolubles cuando evoluciona en el futuro. Los dos tipos diferentes de complejidad implican propiedades y comportamientos del sistema drásticamente diferentes. En un sistema complejo que funciona de una manera más análoga al “software” complejo, estados iniciales ligeramente diferentes pueden dar lugar a puntos finales radicalmente distintos. Es el denominado comportamiento “caótico”. (Se observa en un gran número de sistemas como en la física, biología y economía y es la razón clave que dificulta la predicción del clima. Lectores de ciencia popular saben de la dependencia extremamente sensible sobre las condiciones iniciales del “efecto mariposa” que causa un trastorno infinitesimalmente pequeño en Brasil que, no obstante, puede afectar mucho más tarde los patrones climáticos en Europa (Gleick, 1987)).
En un sistema complejo, que es más semejante al “hardware” complejo, puntos iniciales ligeramente diferentes tenderán a llegar a puntos finales similares (por ejemplo condiciones de entrada similares generarían comportamientos parecidos). Una insensibilidad parcial a la variabilidad de los “inputs” garantiza estabilidad — dicha homeostasis en los sistemas vivientes que son estructuralmente complejos a causa de los mecanismos morfogenéticos que generan organismos individuales únicos dentro de la misma tipología. La convergencia en los puntos finales adecuados se logra controlando la variabilidad a nivel del sistema.
Las ciudades vivas combinan los dos tipos de estructura compleja y funcionalidad. Una situación crucial es que estas ciudades sobrepasen un cierto “umbral de complejidad”, bajo el cual aparecen la muerte y la esterilidad. Increíblemente, los urbanistas modernos crearon, deliberadamente, estas ciudades muertas, sea sobre terreno verde o fuera de la previa trama urbana viva. Las analogías basadas en la complejidad física que cuentan con componentes e interacciones idénticos pueden resultar engañosas. Un sistema complejo estable está caracterizado por componentes individuales únicos que interactúan de maneras diferentes. Sin embargo, esto da la engañosa apariencia de desorden físico visto desde un diagrama. Pensar en la ciudad tradicional como indeseablemente compleja en su forma física, trajo a los urbanistas a pensar, equivocadamente, que limpiando la complejidad visual se resolverían los problemas urbanos. Esta idea está basada en un serio malentendido de la arquitectura de sistema. La ciudad moderna, que consiste en unidades idénticas interactuando del mismo modo, es problemática. Una complejidad inmanejable, en el sentido de “el software”, es inevitable por razones sistémicas, pese a la apariencia visual de orden impuesta por la geometría regular.
Jane Jacobs (1961) describe ejemplos prácticos de este malentendido. Al mirar fotos aéreas de tramas urbanas vivas, los urbanistas pensaron que eran visualmente complejas y decidieron sustituirlas por bloques altos de apartamentos que parecían limpios sobre el plano. Así mataron la vida urbana de esa región e, incluso, nunca reconocieron su error. El mismo malentendido trajo a actos de violencia sobre los sistemas urbanos como cruzar autopistas por los centros históricos de las ciudades. Parecía una manera visualmente simple y directa de conectar eficientemente carreteras pero ignoraba totalmente la complejidad fundamental de la ciudad. La red de coches tiene que adaptarse por sí misma a la red de intercambio de información que impulsa una ciudad viva y compacta, en vez de interrumpirla o sustituirla. Hemos de esperar que una comprensión, incluso rudimentaria, de la complejidad del sistema sea un prerrequisito para cualquier futura decisión de planeamiento urbano.
Sistemas y descomposición modular
Los sistemas complejos son entidades coherentes funcionando conjuntamente de forma que no se pueden separar en módulos completamente independientes. Una estructura que se puede separar fácilmente en constituyentes no interactivos no es un sistema complejo sino, más bien, una agregación de unidades (“un montón o un piloto” en teoría de sistemas). Una separación conceptual en módulos con algún grado de interacción es ampliamente usada tanto en el diseño de sistemas artificiales como para comprender los sistemas naturales. Los módulos están definidos como grupos de actividades que interactúan más fuertemente dentro del módulo que al exterior de él. Herbert Simon (1969) ha argumentado que podría haber un pequeño número de maneras no equivalentes de separar un sistema en componentes, todas las cuales podrían tener algún sentido porque identifican subsistemas diferentes (ver capítulo 5, Observaciones Sobre la Composición de las Ciudades).
Los sistemas impulsados por intercambios de información, sean naturales o artificiales, distribuyen su complejidad entre el “hardware” y el “software”. Cualquier sistema funcionalmente complejo está forzado a establecer jerarquías en los módulos funcionales por dos razones (Coward, 2000, 2001). La primera razón es que siempre hay ventajas al minimizar el volumen de información (diseñado o genético) requerido para construir el sistema. Como resultado, estos sistemas tienden a contener un número relativamente pequeño de los tipos de componentes fundamentalmente diferentes. El sistema estará constituido por un gran número de componentes de pocos tipos básicos con variaciones relativamente leves dentro de un tipo.
La segunda razón para una estructura jerárquica es que cualquier sistema necesita solucionar los problemas y hacer cambios funcionales que no interfieran con la funcionalidad existente. El conocimiento de un problema que se debe solucionar o de un cambio funcional, generalmente se encuentra en un nivel bastante alto (por ejemplo una característica del sistema entero que no trabaja adecuadamente; o una área de la ciudad que está en decadencia). No obstante, las acciones necesarias se han de emprender a un nivel muy bajo de la jerarquía (por ejemplo sustituir un grupo específico de transistores; o hacer inversiones y acciones reguladoras). Se deben encontrar y seguir caminos lógicos que unan las condiciones de alto nivel con las acciones de detalle que están generando estos síntomas. Las conexiones que atan los niveles más altos del sistema con los más bajos ayudan a definir una jerarquía. Estas son las fuerzas que encaminan hacia la modularización y ahora procedemos a examinar cómo se definen los módulos.
Los intercambios de información externa entre diferentes módulos se deben minimizar tanto como sea posible y contener la mayor parte de actividad (pero no toda) dentro de los mismos módulos. Todos los módulos de un nivel de escala deben ser aproximadamente iguales en términos del número de operaciones del componente primario que cada módulo contiene. Si un módulo es mucho más grande que otros, entonces los caminos más lógicos pasarían a través de este módulo, y esto redundaría en centralización en vez de una distribución de funciones. La mayoría de ciudades tienen una región central que se caracteriza por una densidad máxima de ocupación y de tránsito pero las grandes ciudades también son policéntricas.
La separación hardware/software es una lección importante de los sistemas de ordenadores. La descomposición modular en “el software”, tal y como pasa con los “objetos” y los “patrones”, funciona completamente en el espacio abstracto dónde lo programa se ejecuta. Este espacio es enteramente independiente de la estructura física del “hardware” del ordenador. Exactamente del mismo modo, la ciudad funciona en dos espacios diferentes: la red de intercambio de información y el espacio diferente de las estructuras físicas. Nosotros estamos aplicando la descomposición modular al primero, no al último.
Un intercambio muy extenso de información entre dos módulos imposibilita su separación efectiva con el objetivo de trazar caminos lógicos. Los módulos se separan de forma que el intercambio de información sea minimizada en correspondencia con lo señalado por Courtois, en donde la unión entre módulos (interfaz) sólo tendrá éxito si sucede a lo largo de una región que es más débil que cualquiera de las conexiones internas del módulo individual (Courtois, 1985). Ninguna preconcepción, como por ejemplo el orden espacial limpio, puede determinar la división en módulos funcionales (ver capítulo 5, Observaciones Sobre la Composición de las Ciudades). Definir los módulos mediante este proceso de “buscar un compromiso entre diferentes caminos de intercambio de información” implica que estos módulos pueden tener una geometría muy compleja. Utilizar las reglas generales señaladas para la formación de módulos, da líneas guía para generar un tejido urbano saludable.
La separación geográfica entre las residencias y los puestos de trabajo (reforzada por el “zoning” monofuncional de la posguerra) es un caso relevante. Y es que estas dos regiones urbanas (bloques de apartamentos o grupos de casas suburbanas de una parte y torres de oficinas por la otra) interactúan tan fuertemente formando un conjunto que no pueden definir un módulo funcional separado aisladamente, pese a las simplistas expectativas debidas al agrupamiento espacial. En lugar de esto, la geometría obliga a la formación de un módulo funcional de la manera más inconveniente con un intercambio de información que es muy caro de mantener a causa de los largos enlaces (ver capítulos 1, Teoría de la Red Urbana y 5, Observaciones Sobre la Composición de las Ciudades). Los módulos a los cuales dan forma son demasiado débiles, sufren conexiones de transporte demasiado extensos y también carecen de coherencia interna.
Otro problema de ese mismo ejemplo, es que simplemente no hay manera de formar módulos de dimensión intermedia. Una jerarquía estable de módulos diferentes que encajen dentro de módulos más grandes nunca puede evolucionar en una área urbana monofuncional: sabemos que esto es una característica fundamental de cualquier sistema complejo que funcione. La familia nuclear y sus conexiones inmediatas definen el módulo más pequeño que contiene trabajo, escuela, oficina y supermercado. En la mayoría de casos, no hay un módulo sucesivamente más grande que contenga este módulo elemental: de la familia nuclear se eleva inmediatamente a la ciudad entera. Esta carencia de jerarquía es patológica desde el punto de vista de los sistemas. Desde una perspectiva social, la decadencia de la geometría urbana contemporánea se refleja en el hecho que el individuo de hoy no pertenezca a ningún vecindario en particular ni a ninguna región.
Edificios de oficinas altos y sus estacionamientos horizontales no son módulos funcionales. Normalmente, hay muy poca interacción entre las diferentes oficinas del mismo edificio o estacionamiento, comparado con el intercambio entre cada oficina y la sede central, las otras sucursales, los clientes, los suministradores, los banqueros, etc. Este análisis elemental invalida el edificio y sus estacionamientos como tipologías urbanas útiles, pese a su reciente proliferación. Por razones parecidas, un gran sector de casas suburbanas tampoco es un módulo funcional (ver capítulo 5, Observaciones Sobre la Composición de las Ciudades). La construcción de bloques de oficinas y grupos de casas suburbanas produce el típico intercambio funcional de alto costo (o impone un sistemático aislamiento). Esta es la razón que observó Jane Jacobs cuando decía que los barrios de las ciudades exitosas tienen siempre usos mixtas (Jacobs, 1961).
Las estrategias “plug-and-play” (conectar y usar) son engañosas
La reutilización de los módulos da a los urbanistas una falsa comprensión de los sistemas. Las estrategias “plug-and-play” de diseño modular ofrecen la posibilidad de cambiar un módulo que falla o de sustituirlo por uno mejor. Esto también permite añadir un módulo a un sistema sin rehacer el sistema entero. Inversamente, se puede sacar un módulo cuando no es necesario sin requerir una reorganización completa. Los módulos complejos “plug-in” fueron populares durante la segunda guerra mundial en el “hardware” militar. Ahorrando tiempo a partir de la capacidad de hacer un servicio rápido en mecanismos complejos, compensa el mayor costo de sustituir un módulo en vez de diagnosticar y de arreglar uno de los componentes internos del módulo. El mismo criterio ha sido heredado por la industria de los ordenadores con los módulos que se pueden sacar y desechar cómo hace el “hardware” hoy en día. Todo esto depende de una interfaz que permite que los módulos se conecten fácilmente al sistema.
Una aplicación exitosa de esta estrategia es el desarrollo de una interfaz estándar para conectar los componentes del ordenador, como discos duros externos, teclados, monitores, etc. Estos conectores estándares permiten la rápida transmisión de un gran volumen de datos entre módulos del “hardware”. La estandarización se consigue poniendo restricciones a las interfaces permitidas, lo que simplifica los protocolos para el intercambio de información. Esto, a su vez, permite la intercambiabilidad de los módulos.
No obstante, esta capacidad del “plug-and-play” puede ser engañosa. En muchos ejemplos de la forzada modularización de los sistemas computarizados complejos, la ganancia neta ha sido mínima o bien cero porque la modularización se ha conseguido mediante un desplazamiento de la complejidad del sistema desde el “hardware” al “software”. En contraste con el ejemplo exitoso de antes, posibilitado por la simplificación de los protocolos por el intercambio de información, a menudo simplificar el “hardware” hace que el “software” lleve la carga de la complejidad. Es decir, simplificar funcionalmente el “hardware” traslada la mayor parte de la complejidad funcional al “software”. En estos casos, la interfaz entre módulos se vuelve más compleja en vez de menos. Por lo tanto, el sistema resulta más difícil de mantener aunque su diseño físico parezca más simple. Hasta aquí, estamos hablando sobre módulos (“hardware”) físicos. Como se mencionó previamente, necesitamos considerar por separado la descomposición modular del “software”.
Es extremadamente difícil realizar “plug-and-play” con módulos de “software” en un sistema complejo a tiempo real, a no ser que las funciones realizadas por diferentes módulos tengan muy poca interacción (Garlan, Allen y Ockerbloom, 1995). La programación por “objetos” usa interfaces estándares y simplificadas para juntar los módulos “software” y así hacer posible que los diferentes componentes se comuniquen dentro de un programa grande y complejo. Algunos “software” complejo han sido diseñados por la modularidad del “plug-and-play”. Por ejemplo, muchos programas comerciales grandes tienen características modulares que un usuario puede activar o desactivar. No obstante, se conocen casos de “software” complejo evolucionado como el utilizado por el sistema de control de tráfico aéreo en el cual no se puede sacar un módulo sin bloquear el sistema (pese a que se supone que ese módulo no debe afectar los otros módulos).
Los edificios, los espacios y las infraestructuras proporcionan la rúbrica en la cual la gente intercambia información mediante la comunicación y el movimiento. Los urbanistas recogieron la idea de un módulo espacial como resultado de pensar en la complejidad visual, y obviaron el hecho que las ciudades forman, en cambio, módulos funcionales. Este malentendido ha conducido a los mayores errores tipológicos y de planeamiento. Se aprueban nuevas subdivisiones residenciales, torres de oficinas y centros comerciales con la expectativa equivocada que conectarán perfectamente con la ciudad existente. Tanto pronto como uno de estos (no)módulos se conecta, las fuerzas urbanas generan, espontáneamente, módulos funcionales que no se asemejan nada a aquello que los planificadores han previsto. Estos módulos funcionales se extienden por lo largo de la ciudad añadiendo congestión de tránsito y malgastando servicios públicos. Los módulos genuinos que evolucionan normalmente están destinados a ser muy débiles por la infraestructura equivocada y por el “zoning”, porque ambos están enfocados para apoyar a la integridad de los (no)módulos espaciales, que urbanísticamente son irrelevantes.
De hecho, el urbanismo contemporáneo genera nuevos (no)módulos espaciales y no entiende cómo conectarlos con la ciudad. Aparentemente diseñados para ser completamente independientes de la ciudad, no son nada de esto. Grupos de casas suburbanas, torres de oficinas o estacionamientos conectan con la red de transporte de la ciudad mediante una única carretera. Este método aparece, falsamente, como seguidor de la práctica de la industria del ordenador al utilizar una interfaz restringida que permite la intercambiabilidad del módulo (pero está basado en una concepción equivocada). Dado que estos (no)módulos contienen un gran número de componentes intercambiables, las conexiones latentes con el resto de la ciudad son enormes y todas han de ir a través de un único canal disponible. Esta sobrecarga ciertamente no cumple con el criterio de una interfaz simplificada y adaptada a una interactividad limitada entre módulos distintos. Paradójicamente, cuando la interfaz funciona cómo debe ser (restringiendo el intercambio), el módulo muere.
Sabemos que los urbanistas de los primeros años del siglo XX adoptaron las técnicas de la producción en masa de las manufacturas y las aplicaron a las ciudades. Una de estas fue la simplificación visual extrema de los componentes “hardware” de la ciudad con la equivocada intención de implementar la idea que las unidades urbanas deben parecer módulos espaciales reutilizables. Por lo tanto, no nos debemos sorprender de las consecuencias de esta acción en el sistema. La separación física y la segregación de funciones eliminan la complejidad funcional de la estructura construida de la ciudad y sobrecargan el movimiento diario de la gente. El orden visual simplista de la planificación moderna tiene, por lo tanto, su consecuencia no prevista de una extrema complicación funcional (de ahí proviene la sobrecarga) de la red de transporte.
Volviendo a la analogía entre la ciudad y los ordenadores, muchas de las actividades y costos urbanos de hoy en día son debidas al desplazamiento de datos. Esto no es una actividad útil para el ordenador sino algo que sucede cuando hay un error del sistema. Desplazar los datos de un lugar al otro no tiene una función útil (no es parte del software y no computa nada). El tiempo de computación útil se dedica al proceso de información. La analogía urbana de arrastrar información inútil es obligar a la gente a moverse innecesariamente por la ciudad para realizar sus tareas diarias y, consecuentemente, derrochar tiempo y energía. Los planificadores, usando el concepto de conectar los (no)módulos espaciales, maximizan estos traslados inútiles mediante una geometría urbana inapropiada.
Una ciudad funciona como un cerebro, no como un ordenador
Diferentes arquitecturas de sistema caracterizan los sistemas complejos, los cuales funcionan de una manera diferente, como por ejemplo, un ordenador digital en oposición al cerebro de un mamífero. La funcionalidad de un sistema electrónico se expresa en una serie de órdenes del software. Los usos de contextos inequívocos resultan de la conocida separación procesador/memoria de la arquitectura de sistema von Neumann en la cual se basan la mayoría de ordenadores (Coward, 2000). Los intercambios de información entre dos módulos deben tener un significado inequívoco para el módulo destinatario en términos de su propia funcionalidad. Los módulos pueden usar su “input” de información para generar “outputs” que son órdenes al sistema.
No obstante, mantener contextos inequívocos es impracticable en un sistema complejo como una ciudad que debe modificar heurísticamente su propia funcionalidad para aprender. En un sistema que aprende, los módulos deben determinar heurísticamente sus propias entradas y salidas (es decir aprender mediante prueba y error). Aun así, si un módulo cambia sus “outputs” es difícil que los otros módulos, que previamente han recibido “inputs” de aquel, se readapten. Los módulos receptores no pueden asignar un significado inequívoco al nuevo “output”. Por lo tanto, las salidas de los módulos solamente pueden cambiar gradualmente de forma que minimicen la pérdida de significado de los otros módulos. En una ciudad, esto quiere decir que la trama urbana saludable se genera por una evolución lenta y también que una ciudad debe poder evolucionar con el tiempo. Por otra parte, una reurbanización radical de la trama urbana saludable destruye un intercambio de información significativa dentro de la ciudad. El resultado es una disfunción urbana hasta que no haya pasado tiempo suficiente para reconstruir los contextos de información.
En un sistema complejo hay dos posibles arquitecturas de información. Una es la arquitectura von Neumann con una separación procesador/memoria que soporta un intercambio de información inequívoco y en la cual la funcionalidad está explícitamente controlada. La otra es la arquitectura de la recomendación con una separación agrupamiento/competencia que soporta un intercambio de información significativo aunque ligeramente ambiguo y en la que la funcionalidad se define heurísticamente (Coward, 2000, 2001). Un subsistema competitivo interpreta los “outputs” de los submódulos como un abanico de comportamientos alternativos y rápidamente selecciona una de las opciones. Este proceso depende, críticamente, de la retroalimentación o “feedback” para determinar el comportamiento apropiado del sistema.
Cuando, debido a la funcionalidad, es necesario cambiar heurísticamente o sin una dirección central, un sistema adopta la arquitectura de la recomendación. Los cerebros biológicos han evolucionado hacia una arquitectura de la recomendación (Coward, 1990, 2000, 2001). En los cerebros de los mamíferos la separación agrupamiento/competencia corresponde a la separación anatómica entre el córtex y las estructuras subcórticas (Coward, 2000). Por otro lado, los sistemas electrónicos comerciales utilizan, invariablemente, la arquitectura von Neumann. En los sistemas electrónicos más complejos es extremadamente difícil que la funcionalidad evolucione de una manera controlada. Cuando se hace un cambio, se requiere una extensa prueba y corrección de los errores en la cual la prueba abarca no solamente la funcionalidad modificada sino ejemplos de todas las funciones diferentes del sistema.
Una arquitectura de sistema von Neumann no admite cambio de escalas. Así, una ciudad que funciona a una cierta dimensión no puede cambiar su medida de manera efectiva. Dado que la arquitectura de la recomendación utiliza más recursos que la de von Neumann para realizar la misma funcionalidad, si no se necesita un cambio funcional, las fuerzas operacionales dirigen el sistema hacia la arquitectura von Neumann. Entonces, el intercambio de información tiende a convertirse inequívoco porque la acción que se requiere para cada condición está bien comprendida. No obstante, si las condiciones empiezan a cambiar, a este sistema le será difícil adaptarse. El sistema ya no puede encontrar un compromiso efectivo entre la igualdad del módulo y el intercambio de información, lo cual revela, por consecuencia, un decrecimiento constante de la capacidad de hacer cambios. El fracaso de Manchester durante el siglo XIX es un ejemplo urbano de esto. La ciudad se convirtió extremadamente eficiente para la industria del algodón pero no pudo adaptarse cuando las circunstancias cambiaron.
Resolver los conflictos entre recomendaciones debe producirse en una función institucionalmente diferenciada que no requiere una coordinación compleja. Las instituciones electorales y legales cumplen este papel en una ciudad. Hay interesantes similitudes entre el subsistema competitivo definido aquí y los mecanismos legales y políticos. En general, en un cerebro fisiológico la función competitiva escogerá una u otra opción más que tratar de encontrar un compromiso, porque es imposible saber si este no empeorará las cosas. Así, el proceso de regulación legal y de gobierno para resolver conflictos, selecciona un ganador entre las alternativas existentes en vez de generar un nuevo comportamiento.
El papel de las telecomunicaciones
Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) necesitan incorporarse a las funciones tradicionales de la ciudad (Drewe, 1999, 2000). La dinámica de la evolución rápida de la ciudad electrónica todavía es poco comprendida, mientras que el modelo del siglo XX de una ciudad basada en un orden geométrico simplista es irrelevante para modelar una red de comunicaciones. Bloques de edificios funcionalmente segregados y estrictamente alineados a una cuadrícula rectangular no revelan las diversas redes superpuestas que actualmente hacen que una ciudad funcione (Dupuy, 1991, 1995). Como un sistema complejo de producción de riqueza comercial y de cultura, una ciudad tiene una arquitectura funcional basada en el intercambio de información (Meier, 1962). Las TIC se han de ajustar perfectamente a la jerarquía de las funciones de intercambio de información en los diferentes niveles de escala.
Cómo ha sido bien documentado (Droege, 1997; Graham y Marvin, 1996), la llegada de las telecomunicaciones, desde la introducción del teléfono, alteró dramáticamente los sistemas urbanos. Los intercambios de información se intensificaron hasta lo previamente inimaginable. Las telecomunicaciones tienen un costo bajo en el sentido que requieren muy poco movimiento físico de la gente. Una de las razones principales de la agregación inicial de las personas dentro de las ciudades era la de comunicarse el uno con el otro a un costo bajo y esto es todavía la fuerza motriz que forma casos como los “distritos Diamantes” en Nueva York y Antwerp. Se podría argumentar que la necesidad de agruparse por zonas del mismo negocio está parcialmente sustituido por las telecomunicaciones. Sin embargo, esto solamente es verdad si el tipo de información intercambiada por las telecomunicaciones es exactamente al mismo que la que se intercambia por el contacto personal.
Algunos autores predijeron que las telecomunicaciones reemplazarían los viajes al trabajo. Las razones por las cuales esas predicciones fallaron no son difíciles de ver cuando se analiza desde la perspectiva de la arquitectura de la información. Los intercambios de información a través del contacto personal y el traslado de la gente son mucho más ricos de contenido, incluyendo la información derivada de una combinación del tono de voz, expresión y lenguaje del cuerpo (Hallowell, 1999). Además, una visita permite al visitante observar una cantidad de información no disponible de otra manera y permite, a la persona visitada, observar la reacción del visitante a estas condiciones. La multiplicidad de fuentes de información del entorno no puede ser duplicada por un número restringido de canales de comunicación.
El desarrollo en el campo de la “Gestión del Conocimiento” nos lleva a algunas cuestiones cruciales que han sido largamente ignoradas por los arquitectos y urbanistas (Ward y Holtham, 2000). Por ejemplo, ¿cómo es el entorno físico óptimo de trabajo favorable para la producción creativa? Seguramente, es la “pregunta clave”, considerando que nuestra civilización está basada en el motor económico impulsado por la creatividad humana dentro de edificios mucho más que por la agricultura de subsistencia. Yendo más allá de los aspectos estrictamente espaciales relacionados con el campo de la información (ver capítulo 2, Espacio Urbano y su Campo de Información), los investigadores de la gestión del conocimiento identifican cada aspecto informacional del entorno, incluyendo la decoración de oficinas y artefactos, las interacciones humanas y las dinámicas sociales, como cruciales tanto para apoyar como para dificultar el trabajo creativo (Ward y Holtham, 2000).
En general, las grandes corporaciones han encontrado que introducir nuevos mecanismos de comunicación como correos electrónicos o videoconferencias no reduce, de hecho, la cantidad de viajes físicos. Los efectos de la capacidad de las nuevas comunicaciones es incrementar la complejidad de los proyectos que pueden ser emprendidos más que reemplazar las comunicaciones existentes (otra vez vemos la tendencia a la optimización en dirección a la carga fractal). La excepción ocurre si un nuevo mecanismo de comunicación resulta de menor costo en recursos o en tiempo por un mismo intercambio de información, entonces el nuevo sustituirá el viejo. Ejemplos son el cambio del telégrafo por el fax y la sustitución, en Norteamérica, del viaje en tren por el viaje en avión.
Ahora es factible trabajar desde casa mediante una conexión electrónica y hay varios ejemplos de aplicaciones exitosas. Primero, individuos forzados a permanecer en casa ahora pueden conectarse a nodos informacionales que de otra manera sería demasiado costoso interactuar físicamente (en términos de tiempo o de preparativos). Segundo, individuos poderosos y ricos pueden fijar la residencia en algún lugar veraneo de lujo y dirigir su negocio mediante conexiones electrónicas. Esto es posible porque sus recursos financieros les permiten tener disponible toda la información necesaria, y un intercambio de información a cualquier nivel personal se resuelve con un rápido viaje. Aquí, el módulo es un entorno informativamente estimulante para los que pueden alcanzarlo.
Aun así, alguien estancado en un entorno informativamente empobrecido no puede ser completamente feliz trabajando exclusivamente desde casa. Normalmente prefiere luchar con el tráfico de las horas punta porque al menos la salida proporciona algún estímulo informacional y permite el intercambio frente a frente con los compañeros de trabajo. Los residentes suburbanos se sienten informativamente deprimidos y se pasan horas al teléfono, delante del televisor o a la pantalla del ordenador en un esfuerzo para remediar esto. Para mucha gente, el puesto de trabajo sustituye el hogar como nodo social primario. Justamente la gente no sólo quiere evitar el ajetreo de un largo viaje al trabajo en coche, autobús o tren; sino obtener su intercambio de información diario a un costo más bajo. Hoy en día y con respecto al tránsito automovilístico, pagamos un precio exorbitante por una información muy poco significativa.
Los mismos comentarios también son aplicables a la compra por ordenador. Ciertamente, la capacidad de encargar un producto desde la pantalla del ordenador de casa ha revolucionado la interactividad comercial y, probablemente, más adelante traerá grandes cambios en los hábitos del consumidor. No obstante, los componentes clave de la experiencia de comprar son sociales, sensoriales y públicos. Esto incluye el viaje a la tienda, la interacción con otros clientes, tocar y sentir el producto antes de tomar una decisión, combinar el viaje a la tienda con algo más, etc. Esta dimensión social conduce a un pasatiempo para un gran número de personas y un método emocionalmente satisfactorio para todo el mundo de intercambiar información, incluyendo los individuos más ocupados del planeta.
Jennifer Light ha examinado las interacciones entre la ciudad física y la ciudad electrónica (Light, 1999). Ella no comparte el pesimismo de otros autores con respecto a la sustitución de la primera por la última. Estamos de acuerdo con ella cuando dice que “la decadencia de las ciudades no se puede explicar simplemente como un fenómeno físico atribuido al crecimiento de los medios electrónicos” (Light, 1999). Esto coincide con nuestras propias observaciones de los nuevos patrones de actividades urbanas que utilizan la conectividad electrónica para reforzar y regenerar la trama urbana de peatones. Light incluso defiende la plaza comercial que expresa las necesidades de intercambio de información que han sido reprimidas en otra parte de la ciudad (Light, 1999). En nuestra opinión, el declive de las ciudades es una consecuencia de los malentendidos de las redes y de las fuerzas urbanas, y por supuesto las tipologías urbanas como los centros comerciales son más reacciones a este declive que las causas.
El último ejemplo demuestra la necesidad de formar módulos funcionales en una jerarquía conectada. Un módulo nuclear de una persona trabajando desde casa requiere que forme parte de un módulo funcional más grande. Si esto es imposible, entonces el módulo más pequeño fracasa. Esta es la razón por la cual la gente no se siente motivada para trabajar desde casa, y esta carencia de jerarquía de los módulos ha impedido la realización de la tan difundida teleciudad. En contraste con esto, el hombre de negocios rico que puede trabajar desde un ordenador portátil en un café selecto o junto a la piscina de un hotel de veraneo se ha implantado en un módulo muy agradable y ambientalmente estimulante.
Redes y evolución de la forma de la ciudad
A no ser que se pueda transmitir un significado adecuado mediante las telecomunicaciones, el intercambio de información involucrará el traslado de la gente. Una red de transporte efectiva permitirá una alta proporción del requerido intercambio de información mediante cortas caminatas (es decir menos de 10 minutos cada viaje) con intercambio de información secundaria, una proporción intermedia se producirá con transporte mecánico de tiempo moderado (menos de 30 minutos cada viaje), y sólo una pequeña proporción que requiere altos gastos en transporte mecánico (más de 30 minutos cada viaje). En general, se excluirán los viajes que ocupen mucho porcentaje de un día de trabajo. La distribución de la longitud del camino y el tiempo de viaje sigue la ley “de la escala inversa” que favorece la pequeña escala: el número de caminos es inversamente proporcional a su longitud (ver capítulo 5, Observaciones Sobre la Composición de las Ciudades).
La creación de una red efectiva depende de la división funcional de la ciudad, y siempre requerirá un compromiso. La decisión de reducir los gastos de un tipo de viaje puede incrementar las de otro tipo. Por ejemplo, ensanchar una carretera e incrementar el tránsito de vehículos puede alargar muchos viajes a pie que tienen que cruzar la nueva carretera o hacerlos totalmente imprácticos, destruyendo así muchos módulos funcionales en acción que dependían de estos caminos. Por lo tanto, es esencial averiguar si una aparente demanda para una conexión de alto nivel de la red, como es el caso de una carretera más ancha, podría ser reabordada por una división modular diferente la cual puede reducir la necesidad de viajes en la dirección de la carretera propuesta.
En una ciudad, el cambio es omnipresente. El objetivo del urbanismo es ayudar que la ciudad evolucione y redefina sus módulos, y así estos pueden modificar su funcionalidad. No es fácil determinar el módulo adecuado y los cambios de la red de forma que respondan a variaciones de las necesidades urbanas y del entorno. El cambio urbano debe ser una incorporación natural en función del sistema, conducido por un patrón complejo de intercambio de información. Como ya se ha discutido anteriormente, los cambios dirigidos desde una autoridad centralizada normalmente introducen un gran número de efectos colaterales no previstos y deseados. Cualquier intento de una dirección central y totalizada de los módulos y redes de cada nivel representará un incremento constante en la disfuncionalidad. Pese a esto, ahora la planificación se focaliza en intervenciones de gran escala y no tolera la evolución espontánea dirigida por “inputs” a diferentes niveles.
En cada nivel de escala, los diferentes módulos necesitarán generar recomendaciones alternativas al módulo y al cambio de red. Un simple proceso competitivo debe seleccionar el cambio más apropiado. Consecuentemente, la retroalimentación tiene que adaptar al subsistema competitivo para orientar sus selecciones hacia las que optimizan la red. El pertinente conocimiento para un cambio puede existir en varios niveles. Por lo tanto, debe haber mecanismos por los cuales los módulos de niveles muy diferentes de escala recomienden cambios que, entonces, pueden ser recibidos, interpretados e integrados a una decisión que optimiza la efectividad del conjunto de la ciudad. Las ciudades que tienen menos éxito pueden copiar, explícitamente, de las de una de mayor, siempre que se copien las relaciones funcionales y no sólo las estructuras físicas y las instituciones individuales.
Es aquí, precisamente, dónde la ciudad electrónica puede ayudar a la ciudad real. Hay muchas ideas que se generan sobre la manera de como involucrar a la gente con su propio entorno: promover la educación sobre las cuestiones urbanas y la retroalimentación de los residentes, hacer simulaciones y coordinación de las intervenciones urbanas, cosas que eran extremadamente difíciles antes del Internet (Light, 1999). Si procedemos con esta tarea de una manera inteligente, entonces se puede aplicar una nueva comprensión de los sistemas urbanos para revitalizar la vida urbana en muchas zonas, además de prevenir la extinción de la vida actual en zonas amenazadas por la ciega “modernización”.
Conclusión
Hemos subido escalones hacia la identificación de la arquitectura de sistema de las ciudades comparándolas a los sistemas complejos de información tales como los ordenadores digitales, los organismos biológicos y el cerebro humano. Una ciudad funciona según una arquitectura de la información que recomienda, pero no exige, una acción. La funcionalidad a todos los niveles de escala es conducida por la necesidad de optimizar el intercambio de información, desde el encuentro frente a frente entre dos personas, pasando por el movimiento de los individuos, hasta el traslado diario de mucha gente entre nodos urbanos.
Los módulos funcionales deberán desarrollarse de forma que se intercambie más información dentro del módulo que entre módulos diferentes. Las ciudades, igual que los cerebros humanos, pero diferentes de los sistemas electrónicos, deben modificar su funcionalidad sin un explícito control intelectual sobre cada detalle del cambio. Nuestro modelo nos permite que una ciudad viva se repare a si misma igual como lo hace un organismo vivo, y guiar su evolución bajo condiciones variables. Más que utilizar modelos basados en geometrías aéreas visualmente regulares, esta aproximación hace posible evaluar los cambios en los planes urbanos, códigos zonales, transporte y redes de comunicación en términos de su impacto sobre la efectividad del conjunto de la ciudad.
Reconocimientos. El autor está muy agradecido con Rajendra V. Boppana, José N. Iovino, Turgay Korkmaz, Josep Oliva i Casas, y Arthur van Bilsen por sus comentarios y consejo provechosos.
Primera publicación en Inglés en Journal of Information Science, volume 30, No. 2, 2004, páginas 107-118. Traducción: Nuria F. Hernández Amador
veredes, arquitectura y divulgación está colaborando con el autor para publicar algunos capítulos de su libro “Principles of Urban Structure“ traducidos gratis en la red, para el beneficio de los estudiantes hispanohablantes en todo el mundo. El libro en versión inglesa está publicado en Holanda, los EEUU y Nepal.
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“Ciudades que Inspiran” es una iniciativa conjunta entre la Red Latinoamericana de Urbanistas y el Comité de Lectura, desde donde visitaremos diversas ciudades del Perú y Latinoamérica a través de las miradas críticas de sus ciudadanas y ciudadanos, buscando destacar aquellos aspectos que les inspiran y apasionan.
Presentamos el segundo episodio del podcast “Ciudades que inspiran” en donde conversamos con Javier Lizarzaburu Montani sobre los orígenes milenarios de la ciudad capital del Perú, nuestra querida, y a veces odiada, Lima; y cómo sus testimonios han condicionado la estructura y desarrollo de la ciudad.
Javier es comunicador y creador del concepto de “Lima Milenaria”, y gracias a su esfuerzo se logró en el año 2012 el reconocimiento de Lima como una Ciudad Milenaria. Ello sirvió de base para la muestra del Perú en la edición de la Bienal de Venecia del año 2018. En 2016 lanzó la campaña Canales de Lima, para obtener la declaratoria del Canal Surco como Patrimonio Cultural de la Nación, que se consiguió en 2019. Antes de eso, trabajó 15 años con la BBC de Londres y a lo largo de su carrera ha acumulado más de 10 premios y menciones internacionales en periodismo y creatividad. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lima, Estudios Latinoamericanos en el Kings College-Londres, e hizo un posgrado en Comunicaciones en la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente, se encuentra realizando una Maestría en Patrimonio Cultural y Estudios Urbanos, en la Vrije (pron: Frai) Universidad de Amsterdam. Javier se ha especializado en temas de ciudad, ciudadanía y patrimonio edificado.
Esta exposición, fruto de la donación al Museo de Julio Vives Chillida, muestra un conjunto representativo de mueble curvado de Viena –sillas y mecedoras– producidas entre 1860 y 1920.
Entre los principales fabricantes de esta tipología de muebles, presentes en esta muestra, destacan Hermanos Thonet, Jacob & Josef Kohn o Hijos de D. G. Fischel.
Michael Thonet y sus hijos (Hermanos Thonet) desarrollaron la técnica del curvado de la madera en Boppard (Alemania) y en Viena, capital de Austria-Hungría, durante el siglo XIX. El mueble curvado gozó de gran aceptación en los cafés y los hogares burgueses de Europa y América debido a su industrialización y producción en serie.
Coincidiendo con la celebración del Día Internacional de los Museos, presentamos –dentro de nuestro programa de exposiciones de Diseño contemporáneo- una de nuestras más recientes y destacadas donaciones: un significativo conjunto de mobiliario vienés en madera curvada producido entre 1860 y 1920, donado por Julio Vives Chillida.
Las sillas y las mecedoras incluidas en esta exposición, fabricadas entre 1860 y 1920 por Jacob & Josef Kohn, Hijos de D. G. Fischel y Michael Thonet y sus hijos (Hermanos Thonet), están realizadas en madera curvada. Esta técnica industrial, que se basaba en el curvado de barras de haya de sección circular que se calentaban en tanques de vapor para flexibilizarlas, permitió algo revolucionario para la época: obtener con rapidez muchas piezas idénticas que se enviaban desmontadas a destinos lejanos, en cajas, donde se montaban con tornillos (muebles con instrucciones de montaje previos a IKEA y claros precedentes de lo que denominaríamos Do It Yourself.
Creada en 1853, la empresa Hermanos Thonet obtuvo la patente para la fabricación de muebles de madera curvada en 1856. Al año siguiente abrió la primera de una serie de fábricas que se extenderían por Austria, Hungría, Polonia y Alemania, y de múltiples establecimientos de venta en Europa y América del Norte. Diseñaron clásicos del diseño industrial, como la silla nº 14 (1859) y la mecedora nº 1 (1860).
Otros fabricantes en Austria-Hungría irrumpieron en el campo del mueble curvado cuando caducó la patente, en 1869. La firma Jacob & Josef Kohn desarrolló ya desde 1867 modelos con personalidad propia, primero historicistas y más tarde modernistas. Hijos de D.G. Fischel se especializó en mueble curvado y torneado. Gracias a sus exportaciones a España y América Latina tuvieron mucha influencia en las producciones valencianas. Las tres empresas participaron en la Exposición Universal de Barcelona de 1888.
Del historicismo al modernismo
Las denominadas en el siglo XIX “artes industriales” se vistieron con las formas de los estilos del pasado, un sello de calidad que les permitía competir con éxito en los mercados de la segunda Revolución Industrial. También el mueble curvado cayó en la tentación, aunque la propia técnica de fabricación imponía una estética que se avenía mal con la superposición de elementos historicistas.
A fines del siglo, esa misma apariencia necesariamente curvilínea favoreció su identificación con las formas sinuosas del Modernismo que, inspirándose en el crecimiento orgánico de la naturaleza, quiso liberar a las artes decorativas del peso de la tradición.
La Secession y la modernización de los diseños
En 1897 un grupo de artistas y arquitectos, entre los que se encontraban Gustav Klimt, Otto Wagner o Koloman Moser, fundaron en Viena la “Secession”, un movimiento asociativo que quería incorporarse con personalidad propia a la ruptura con la tradición del Modernismo. Más allá de la curva y la contracurva, propugnaba una síntesis de las formas que jugaba con la estilización y la geometría.
Los fabricantes de mueble curvado aprovecharon la oportunidad para renovar su repertorio y subrayar la calidad artística de sus producciones. La empresa Jacob & Josef Kohn trabajó con arquitectos como Gustav Siegel y Josef Hoffmann en los diseños de muebles, catálogos, anuncios y tiendas, y consiguió el Gran Premio de la Exposición Universal de París de 1900.
Diseño expositivo sostenible
Los muebles de madera curvada están hechos con muy poco. El montaje expositivo, a cargo de Mariano, quiere rendirles homenaje también con mínimos recursos. Los suficientes para hacernos sentir que las piezas flotan por las diferentes salas del Museo, tal y como seguramente ocupan nuestra memoria.
Este carácter museográfico minimalista empata con uno de los compromisos que guía la actividad del Museo: el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, reduciéndose al mínimo los elementos expositivos, con el objetivo de minimizar los residuos.
Recursos utilizados:
– 151,3 m² de suelo de mármol preexistente
– 636,5 m² de pintura vegetal para suelos, carpinterías y techos
– 210 metros lineales de cuerda de escalada recuperada
– Dos vitrinas recuperadas
– Un proyector reutilizado
– La iluminación justa
Organización y coordinación: equipo técnico del Museo Nacional de Artes Decorativas Comisario: Julio Vives Chillida Diseño expositivo: Mariano Diseño gráfico: Estudio Pérez Medina Diseño de iluminación: Arkilum Montaje: Fazeta Fotografia: Javier Rodríguez Barrera
El proyecto de la reforma de la Farinera de Can Suau consiste en la actuación de un rincón urbano olvidado en Llubí (Mallorca). Acotado por las fachadas traseras de las viviendas colindantes, destacan dos construcciones que históricamente han funcionado la una condicionada por la otra. Se trata del Molí de Can Suau, edificio patrimonial, así como su «Farinera» aneja, una construcción posterior datada del año 1900.
La propuesta consiste en una actuación urbana, generando un nuevo espacio urbano semipúblico en el municipio. El proyecto resultante es una nueva plaza para Llubí donde se han colocado unas nuevas conexiones verticales en el exterior para conseguir el mayor espacio libre en el interior de la Farinera.
Se elimina la construcción en estado de ruinas que conectaba el molino con la Farinera y se genera un nuevo acceso urbano desde la calle Creu. Por otro lado, se construye una escalera nueva de acceso a esta plaza desde la calle Recto Tomás. Estos nuevos accesos consiguen un nuevo flujo de tránsito peatonal entre estas calles. Esta plaza semipública, es un espacio exterior que funciona como nexo de unión entre el molino y la Farinera. Se entiende como las circulaciones entre las salas polivalentes y expositivas que albergan ambas construcciones.
La supresión de esta antigua conexión en ruinas, no solo consigue un nuevo acceso a este lugar si no que enfatiza el edificio patrimonial, el molí de Can Suau, adquiriendo el protagonismo que le corresponde.
La nueva escalera exterior que permite subir a la sala polivalente de planta piso funciona como mirador del pueblo. Se construye un ascensor para cumplimiento de accesibilidad y se ha sustituido la cubierta de la Farinera. En el ámbito de la plaza, se ha procedido al ajardinamiento, peatonalización, así como la implantación de un pequeño escenario para la realización de actos.
La plaza también funciona como un espacio expositivo de los diferentes elementos históricos que caracterizaban la Farinera. Las «moles» se ubican en las medianeras opuestas, y un elemento de acero lamado define el nuevo acceso urbano, la escalera, y un escaparate donde se muestra el antiguo motor de la Farinera.
Este elemento lamado de acero tan característico, tiene la particularidad de densificarse desde el interior de la plaza, y volverse transparente para mostrar la construcción de marés de 1900, desde la calle. De esta manera, se respeta el carácter de la construcción existente desde el exterior de este ámbito y no se distorsiona la apariencia original de esta zona del municipio.
Los materiales de este espacio consisten en los ya existentes o en unos nuevos de carácter industrial como el uso que históricamente tenían estas dos construcciones.
La piedra de marés existente de la fachada se mostrará como calidad protagonista. Las carpinterías son de madera. El acero también se muestra en los recercos de acero de los accesos y ventanas que ahora redefinen una nueva fachada respecto la medianera ahora expuesta, habiendo reutilizado los huecos anteriores tapiados.
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