En un serie de entradas que he denominado Arquitectos y Cineastas, que comencé en 2011, he ido recogiendo opiniones sobre arquitectura de diversos directores como Woody Allen, Ingmar Bergman, Valerian Borowczyk, René Clair, Luigi Comencini, Dziga Vertov, José Luis García Sánchez, John Ford, Amos Gitai, Peter Greenaway, Abbas Kiarostami y Raúl Ruiz; la actriz Viola Dana; así como el ensayista Sigfried Giedion.
Ahora he encontrado una entrevista con John Sayles hecha en el American Film Institute, en la que habla sobre los arquitectos, pero relacionados con la escritura del guión, es curioso que en el último post que he publicado en esta misma serie, el dedicado a García Sánchez, éste habla de la relación entre el genial Rafael Azcona, sus guiones y la arquitectura.
Sayles declaraba:
«Cuando estás escribiendo para otras personas eres básicamente el carpintero. No eres el arquitecto. Ellos te cuentan la casa que quieren y tú dices: «Está bien, pero si señala en esa dirección no van a tener iluminación natural hasta después de las dos», y dicen: «Eso está bien». Eso es lo que haces por ellos. No puedo conseguir involucrarme emocionalmente cuando estoy escribiendo para otras personas. Estoy ayudando a conseguir su “luz verde” y a contar su historia. Pero estás utilizando los mismos músculos que usas cuando escribes tu propio material».
Parece como si Sayles considerara al carpintero menos importante que al arquitecto y por tanto, al guionista en las mismas condiciones respecto al director, pero la verdad es que evidentemente hay carpinteros magníficos y arquitectos pésimos, lo mismo que sucede con los guionistas y los directores cinematográficos.
Jorge Gorostiza, arquitecto. Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Santa Cruz de Tenerife, diciembre 2015
La arquitectura moderna en Latinoamérica. Antología de autores, obras y textos
Este libro versa sobre la arquitectura moderna que se construyó en Latinoamérica entre las décadas de 1930 y 1970, y sobre el pensamiento que la sustentó. Para ello se ofrece un recorrido por 18 figuras indiscutibles del panorama arquitectónico latinoamericano, que además comparten la estrecha relación que establecieron entre su obra y su ideario.
Se trata, además, de una ‘antología de obras’. De cada arquitecto se ha escogido un edificio que sirve de línea argumental para exponer las intenciones y los pensamientos de su autor.
Y se trata, por último, de una ‘antología de textos’. De los arquitectos se incluyen fragmentos fundamentales, artículos o capítulos de los libros -algunos incluso inéditos-, o transcripciones de entrevistas y conferencias. Y además, cada texto original va precedido de un comentario elaborado por un crítico experto en el panorama latinoamericano, que ayudará al lector a sumergirse en el pensamiento de cada arquitecto.
Prologado por Ramón Gutiérrez, el libro ofrece una visión coral de las vicisitudes y los intereses que impulsaron a este conjunto de arquitectos, un tanto dispares y lejanos física e intelectualmente, a buscar una arquitectura propia y adecuada a su tiempo.
Las bodegas antiguas de la Ribeira Sacra eran (y son) espacios heterogéneos vinculados a la vivienda donde se desarrollan las actividades de la economía local, por lo que es habitual encontrarse con conjuntos de varias construcciones de piedra donde conviven todo tipo de usos: se conservan los embutidos de matanza, el orégano, el vino de la vendimia y el aguardiente. Se guarda la paja y se dispone el ganado de pasto.
A’Bodega.
Se recupera una antigua bodega para rehabilitarla integralmente en una nueva vivienda. El volumen inicial consta de dos cuerpos: uno de dos plantas que acogía la palleira y un segundo de planta baja que integraba la corte y la bodega. Ambos se encuentran semienterrados contra a’carreira en la fachada oeste y se abren a este sobre el paisaje. Así, el proyecto parte de tres premisas:
– Respetar el volumen inicial y la arquitectura local. El pueblo es armónico: construcciones de piedra y el verde existente (de pasto y salvaje) están en equilibrio. La propuesta se integra en este contexto acomodándose a los límites de los muros existentes. También se integran los valores de la arquitectura local (volúmenes de piedra seca tectónicos, de pocas perforaciones) sin renunciar a su propio lenguaje.
– Los materiales locales. La materialidad se basa en la creación de una carcasa de piedra existente (para la cubierta se recupera pizarra de una antigua casa) y la madera. El resto consiste en construcción tradicional para trabajar de acuerdo al conocimiento del constructor local.
– La luz, la ventilación y las vistas. Teniendo en cuenta las anteriores premisas y dadas las difíciles condiciones de la preexistencia había que garantizar unas condiciones de aire y luz para dotar del confort necesario a la vivienda, pero sobre todo había que conseguir que la casa disfruta del paisaje.
La casa sin ventanas.
Así es como la ha bautizado la gente del pueblo. El alias explica muy bien la estrategia de vaciados que se ha planteado para contrarrestar la situación inicial del volumen principal, semienterrado y con una crujía de gran anchura. Mediante la perforación de las esquinas se crean patios que establecen relaciones diagonales que garantizan iluminación interior, ventilación cruzada y visuales alargadas. Asimismo esta estrategia define los huecos en fachada como vaciados, y no como ventanas convencionales, dando una apariencia de casa tectónica, sin ventanas, pero estableciendo una relación continua del interior con el paisaje exterior, que penetra.
Aguas fuera.
Para garantizar la correcta evacuación del agua de lluvia, la cubierta funciona como un sistema donde pendientes, alero y una serie de canales perimetrales expulsan el agua. Se trabaja con un forjado sanitario y pavimentos flotantes que recogen y expulsan el agua.
Obra: A’Bodega (o como vivir en una antigua bodega de piedra)
Emplazamiento: Doade, Ribeira Sacra (Lugo, Galicia, España)
Autores: Cubus, Taller d’Arquitectura (Estel Ortega Vázquez y David Pou van den Bossche, arquitectos)
Empresas: Constructor Javier López, Carpinteria Conde
Fotografía: Adrià Goula | Antonio Rodríguez Álvarez | Estel Ortega + cubusarquitectura.com
El documental «El arte de construir» aborda en dos capítulos la vida y obra del arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright, Se muestran algunas de sus construcciones como Taliesin (casa, finca y estudio de Wright) Fallingwater (Casa de la cascada) y el Museo Guggenheim en Nueva York, entre otras.
«La arquitectura es el triunfo de la Imaginación Humana sobre materias, métodos, y hombres, para poner al hombre en la posesión de su propio mundo. Es por lo menos el patrón geométrico de cosas, de la vida, del mundo humano y social. Es en el mejor de los casos ese marco mágico de la realidad que a veces rozamos cuando utilizamos la palabra «orden.»
Abbas Iranian-French, b. 1944 | Fuente: Magnum Photos
‘Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero.’
Los versos que abren el retrato más certero del mejor de los Machado, son el inicio de una tempestad.
Arranca con la fuerza de las palabras desnudas, ligeras de equipaje, para llevarnos al sutil mundo de sus dudas, sus pasiones y sus raíces. Pero ese no es el motivo por el que he elegido los primeros versos de ‘Retrato’ para arrancar este artículo. Los he elegido porque Machado era perfectamente consciente mientras los escribía, de que escondía un plan. Cuando Machado arranca con estos versos, sabe perfectamente a donde se dirige. El resto, lo que separa este lúcido arranque de su objetivo, es un bonito dejarse llevar.
La ausencia de un objetivo al que dirigirse, de un fin, dificulta el pasear. Sabiendo hacia donde vamos, somos capaces de caminar con mayor libertad, de tomar rutas alternativas, medir las pausas, ajustar el ritmo y dejarnos llevar. Queda a un lado el miedo a perderse, a desviarse del camino en exceso, a interrumpir la marcha. Sabemos que antes o después, de una forma u otra, acabaremos llegando. La rigidez de los planes y los trazados, desaparece.
En los bordes de ese camino que vamos eligiendo para dirigirnos al objetivo que nos hemos marcado, encontraremos la mayor riqueza. Quien obra con tibieza, cerca está de caer. En el límite que posibilita la existencia de dos mundos, uno a cada lado, será donde asumamos los riesgos, encontremos las alegrías, los miedos. Es en ese límite donde debemos introducir el puñal para conocernos en profundidad, aunque duela.
Esto solo es posible con un caminar decidido, sin titubeos, propio de quién sabe adónde se dirige. En ocasiones avanzamos demasiado ocupados en evitar los riesgos que se pueden presentar en el camino, las pruebas que se suceden, preocupados por el juicio de unos tribunos de miradas miopes incapaces de ver que las imperfecciones en nuestro caminar, que el asumir el riesgo de mojarnos, que nuestros defectos, son acaso lo más interesante de nuestra personalidad. Unos tribunos que hace tiempo que perdieron la ilusión por enseñar y se limitan a cumplir, que nos ven desorientados, dubitativos, como un grupo de necios, y no se dan cuenta de que quienes realmente están perdidos, son ellos.
Las lecciones apócrifas de Machado, camuflado de profesor de ética y gimnasia, han de ser el pilar central de la nave que nos conduzca a ese nuevo florecer que soñaba Giner de los Ríos en la sierra del Guadarrama. Caminar dejándonos llevar, disfrutando de la ciudad moruna y las luces de la infancia, soñando los caminos de la tarde, pero teniendo muy presente que la única senda que nos dirige a donde realmente queremos, es aquella que hacemos con el propio caminar.
En una de sus conversaciones con Tórtolez, su alumno más respondón, Mairena nos dejó una pista que anticipaba el final del retrato con el que he abierto esta mala juntera de párrafos. Dice así.
‘No os extrañéis de que un necio se descuerne luchando por una idea’.
Que esos necios no pierdan la ilusión por explorar sus límites, por disfrutar de la incertidumbre y el riesgo. Que se descuernen luchando por sus ideas.
Pero que atiendan al ejemplo de Machado, que no se olviden que para caminar decidido hay que saber a dónde ir. Hay que tener un plan. El suyo nos lo reveló en los últimos versos de este retrato. Quería que cuando llegase al final del camino le encontrasen ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar.
Así fue, en Coillure, con la única compañía de un abrigo raído, unas flores amarillas y sus dos últimos versos.
‘Estos días azules y este sol de la infancia.’
Lo tenía claro desde el principio, el resto, lo que separaba ese lúcido arranque de su objetivo, fue un bonito dejarse llevar.
Jorge Rodriguez Seoane, arquitecto
Marzo 2016. Santander
Lewis Carroll, 1832–1898. “Ocean Chart.” Mapa Impreso, 13 × 8.2 cm | libweb5.princeton.edu
En 1876 se publicaba por primera vez «The Hunting of the Snark«, un poema de Lewis Carroll con ilustraciones de Henry Holyday. Entre una serie de dibujos cargados de tinta, aparece como una revelación la carta de navegación «Ocean Chart», una suerte de mapa que incluye las orientaciones preceptivas o la escala, pero sin información visible en su interior: sin vestigios de tierra, sin marcas ni señales, sin coordenadas terrestres, sin referencias. Tan solo el mar.
Respetado el formato convencional, pero suprimidos los signos de fondo, el mapa se convierte en un verdadero instrumento fenomenológico: en él se encuentra el oleaje de las tormentas, el viaje saltarín de los delfines, la batalla naval de nuestros antepasados, el vuelo migratorio de las aves, el fondo marino del abismo virgiliano, o el reflejo de las nubes en el agua. En palabras de Fernando Pessoa
«Es muy difícil ver solo lo que es visible».
Como si los paisajes no pudieran explicarse tan solo por su realidad física, sino por su condición cambiante, su metamorfosis, su metafísica
«entendida en el sentido dinámico»1.
Es entonces cuando los mapas convencionales pierden su utilidad al configurar documentos acotados en torno a certezas geográficas o ecológicas, reductos incapaces de ofrecer una respuesta a las preguntas del tiempo. Por eso algunos mapas nos advierten e interrogan desde la claridad de lo incontinente, desde el espacio de todo lo sucedido o desde la inmensidad de aquello que aún está por suceder:
Algo todavía ocurrirá, pero dónde y qué.
Alguien saldrá a tu encuentro, pero cuándo
(y quién)
Wislawa Szymborska
Mapas en blanco.
Miguel Ángel Díaz Camacho. Doctor Arquitecto
Madrid. Diciembre 2014. Autor de Parráfos de arquitectura. #arquiParrafos
Hace unas semanas charlábamos con Xavier Campos sobre arquitectura e ilustración, hoy damos un salto de la mano de Enrique Parra y Manuel Saga para conocer un poco más el proyecto MetaSpace una aventura sobre la relación entre los videojuegos y la arquitectura. Ambos se definen como
“ante todo jugadores desde la infancia y grandes aficionados a la cultura freak. Pensamos en el espacio digital como una manifestación cultural más, que establece lazos con lo urbano, lo arquitectónico, lo artístico, lo antropológico… Lo digital no es ni mejor ni peor que lo físico: Tiene distintos tiempos, distintos objetivos, utiliza distintos recursos. La arquitectura de lo físico y la arquitectura de lo digital son corrientes complementarias pero para nada paralelas. No puede estudiarse una sin la otra, pero tampoco son comparables en términos similares”.
Pero ¿qué es Metaspace? Pues según sus creadores es
“un proyecto de difusión digital dedicado exclusivamente a la relación de la arquitectura y el urbanismo con los lenguajes audiovisuales, es decir, al espacio digital que podemos explorar mientras jugamos o que nos es mostrados a través del cine. MetaSpace, espacios dentro de espacios, digitales en lugar de físicos pero no por ello menos reales. Con la palabra Metaespacio nos gusta referirnos a la parte del Metaverso (la realidad digital) que se recorre, que se experimenta, que tiene espacio, atmósfera.”
¿El Metaespacio?
“es una categoría muy amplia, casi podríamos decir que infinita. Para nosotros es al arquitecto del siglo XXI lo que el cine para el arquitecto de la primera mitad del siglo XX. ¿Por qué no existe entonces un espacio dedicado completamente a ello? Una búsqueda rápida en google arroja muchos resultados, es un tema que interesa, pero que siempre aparece como parte de un proyecto de difusión más amplio y general.”
Actualmente operan desde su propia plataforma MetaSpaceblog, pero surgió como un “spin-off” de Pedacicos Arquitectónicos hace algo más de un año. En ella se publican textos sobre espacios digitales, reseñas de videojuegos, sobre películas y series que tienen una alta dosis de arquitectura. Como todo proyecto digital si quieres recibir información diaria, puedes seguirlos a través de su twitter @metaspaceblog, que describen como
“¡cápsulas de información constante!”
De forma paralela funcionan sus páginas de Facebook y Tumblr, como archivos de imágenes de arquitectura y videojuegos.
Ahora… Let’s play.
¿Cuál ha sido vuestra formación y trayectoria profesional previa a “MetaSpace”?
Enrique Parra (EP): La verdad es que tanto Manuel como yo hemos tenido una trayectoria muy parecida. Él es arquitecto por la Universidad de Granada y Magíster por la Universidad de Los Andes (Colombia); mientras que yo por mi parte me titulé en arquitectura técnica y posteriormente en el Grado en Arquitectura en la UCAM. Antes de terminar nuestros estudios comenzamos a escribir en diferentes blogs y a tener una presencia digital bastante fuerte dentro de los círculos arquitectónicos, dándonos la posibilidad de indagar en esos aspectos tangenciales a la arquitectura que no siempre caben en los planes de estudios.
¿Qué os llevó a pensar en arquitectura y videojuegos?
Manuel Saga (MS): Nosotros nos conocíamos por nuestro trabajo en las redes y en diversos blogs. Pedacicos Arquitectónicos ya venía publicando contenido sobre videojuegos desde hace tiempo, en forma de “¿Lo Reconoces?” y artículos de reflexión. Yo por mi parte me había referido al tema en varias ocasiones y había escrito un post corto para StepienyBarno. Ese fue nuestro punto de encuentro; a partir de ahí comencé a colaborar con Enrique en Pedacicos, y tras nuestros primeros textos sobre Bioshock, Final Fantasy VII, Arkham City y The Banner Saga decidimos montar un proyecto propio centrado en la arquitectura y los videojuegos.
¿Por qué un proyecto de difusión digital para “MetaSpace”?
EP: Pues de alguna manera nos gustaba la idea de entrar un poco más en profundidad en un tema que se menciona muchas veces pero muy por encima. La relación de la arquitectura con el cine, la televisión o el teatro es algo muy estudiado y que está muy presente; sin embargo apenas existe material sobre arquitectura y videojuegos, al igual que con el cine más fantástico, cuando la arquitectura deja ser un contexto y se vuelve un instrumento. Nos apetecía mucho volver a jugar algunos de esos videojuegos clásicos (y no tan clásicos), volver a ver algunas de nuestras películas favoritas o incluso analizar otras que están pegando fuerte en la actualidad, mirándolo todo ahora desde una óptica arquitectónica.
MetaSpace Blog es nuestra pequeña aportación a la divulgación de un tema en el que hay muchísimos profesionales trabajando y que parece que al fin se empieza a considerar como una salida laboral real.
¿Teníais alguna experiencia previa en el mundo digital?
MS: Sí, pertenecemos al mundillo desde hace ya bastante tiempo. Enrique es uno de los fundadores de Pedacicos Arquitectónicos, un blog de estudiantes de arquitectura nacido en 2011, con mucha variedad de contenidos y un tono muy muy personal. Yo por mi parte entré al mundo digital por una vía más académica, a través de URBS Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales en 2010 y su proyecto asociado blogURBS en 2013, ambos espacios construidos desde las ciencias sociales y la psicología ambiental. Por otro lado tanto Enrique como yo somos corresponsales de Blog Fundación ARQUIA y hemos colaborado con otras publicaciones como Periódico CA: Cine y Arquitectura, The AAAA Magazine, y recientemente en Plataforma Arquitectura.
¿Os encontrasteis con muchas dificultades? ¿Cuáles fueron las más problemáticas?
EP: Lo cierto es que no demasiadas. En un primer momento la dificultad más grande era que Manuel reside Bogotá (Colombia) y yo en Lorca (Murcia); por lo que hay algunas actividades que tenemos previstas para el proyecto y hemos tenido que posponerlas. Pero también es verdad que el hecho de estar en dos países diferentes nos ha permitido estar presentes en eventos que de otra forma hubiese sido impensable.
Por otra parte, el desafío más grande al que nos queremos enfrentar es llegar al público gamer y freak tanto como al arquitectónico; una de esas cosas que, en general, todas las publicaciones de arquitectura deberían plantearse seriamente.
¿Estáis contentos con los objetivos alcanzados?
MS: Por ahora nuestros números no son muy altos, pero nos gusta pensar que es porque tenemos una audiencia muy selecta (risas). La verdad es que el tema “arquitectura, cine y videojuegos” es muy específico y eso provoca que tengamos más impacto a causa de esa singularidad que por número bruto de lectores. Nos gusta cuando nuestra propuesta se queda grabada en la memoria de la gente, incluso en arquitectos que no tienen especial interés en los videojuegos ni en la cultura freak pero que cuentan con nosotros. De hecho hemos recibido varias llamadas de medios y universidades tradicionales que nos buscan para organizar actividad o seminarios sobre estos temas.
Es precisamente en ese contexto donde nos sentimos más satisfechos con el resultado: El público se implica mucho, todo el mundo tiene recuerdos con uno u otro título que marcó su infancia, sobre todo la gente más joven. Resulta emocionante cuando hay personas que participan contando sus propias experiencias con los videojuegos y reflexionando sobre ellas a partir de los temas que proponemos.
¿Qué expectativas y proyectos de futuro tenéis para “MetaSpace”?
EP: ¿De los que podamos hablar? Casi ninguno (guiño). Hay muchas cosas en el aire, muchas ofertas “deshonestas” que estaríamos encantados de aceptar pero que aún tienen que fraguarse un poco más. De momento tenemos organizada la mitad de esta temporada, que con el caos de vida que ambos llevamos ya es decir bastante…
Algo que sí tenemos cada vez más presente es la necesidad de continuar nuestra formación y orientarla hacia este tema. Nosotros a día de hoy no somos especialistas, al menos sobre el papel, simplemente hemos juntado dos de nuestra pasiones para compartirlas con gente inquieta como nosotros.
¿Son rentables este tipo de iniciativas?
MS: Podrían serlo, pero la nuestra por ahora no lo es.
¿Os sentís bien remunerados por la labor que realizáis?
MS: No, al menos económicamente. MetaSpace es para nosotros una apuesta a largo plazo. Por ahora nuestros principales objetivos han sido construir nuestra marca y sentar un precedente. Muy poca gente mira los videojuegos desde la arquitectura, y desde luego nadie lo hace del mismo modo que nosotros; cuando hablamos de cine es diferente, es un interés mucho más asentado, aunque a menudo los títulos a los que hacemos referencia tamoco son los más «sonados». Eso ha sido una ventaja para MetaSpace como proyecto pero también para nosotros en nuestras carreras profesionales. Enrique por ejemplo ha presentado varios concursos muy influenciados por la estética del art design de juegos como Bioshock o LIMBO. A mi me ha servido mucho en el ámbito académico, tanto a la hora de trabajar en la difusión de actividades de la universidad como para colaborar las clases de distintos profesores. MetaSpace me da cierta autoridad para poder hablar de videojuegos en clases de historia de la arquitectura o de expresión gráfica
¡y que no me tomen por loco!
Sonic2
¿Compagináis o complementáis esta actividad con otras labores o en otros campos?
EP: Claro, porque de momento vivir de esto es muy complicado. Ambos mantenemos activos el resto de blogs en los que participamos, además de continuar nuestros caminos profesionales. En mi caso esto se ha traducido en la apertura de un estudio orientado a temas de Arquitectura y Comunicación mientras que Manuel es profesor e investigador en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes, en Bogotá.
¿Cómo veis el futuro del mundo “MetaSpace”? ¿Y el de la arquitectura y los videojuegos?
MS: El futuro de MetaSpace pasa necesariamente por su crecimiento, tanto en variedad de contenido como en alcance y financiación. Lo cierto es que la industria del videojuego ha llegado a un punto en el que el art design tiene una importancia trascendental. Sin una buena dirección de arte un juego se queda en algo insulso y poco atractivo, por muy buen motor gráfico que tenga. Si además su gameplay no está bien diseñado, entonces apaga y vámonos. Esto afecta directamente a los juegos con grandes producciones o “AAA”, con ejemplos como Assassin’s Creed, Uncharted o World of Warcraft, que invierten enormes sumas de dinero en sus equipos de art design.
De forma paralela a estas producciones tenemos los juegos llamados indie o independientes, que al no tener grandes medios ni personal fundamentan sus propuestas en la innovación sobre el gameplay y el diseño visual. En este sentido tenemos propuestas como FEZ, Brütal Legend o Prison Architect, juegos con una gran carga arquitectónica que brillan por su sencillez y su capacidad de inmersión.
En cualquier caso, la relación entre videojuegos y cine es tan estrecha que los cada vez hay más cosas de cada una de esas disciplinas en la otra. Va a ser muy interesante descubrir cuál es el papel que juega la arquitectura en ese intercambio.
¿Consideráis que estudiar Arquitectura ha sido un pasaporte fundamental para haber llegado a vuestro trabajo actual?
EP: Obviamente. Pero tenemos que destacar aquí que no nos referimos exclusivamente a la formación que hemos recibido en nuestras respectivas escuelas, sino a todas esas actividades complementarias que hemos ido haciendo paralelamente: conferencias, talleres, viajes… y por supuesto a esa gran Escuela de Arquitectura en que se han convertido las redes sociales de un tiempo a esta parte (siempre y cuando tengas suficiente criterio a la hora de elegir a quién escuchas).
¿Qué opináis sobre la formación recibida? ¿Actualmente qué modelos o métodos de formación empleáis?
MS: Como dice Enrique la formación no se limita a lo que nos da la universidad. Para nosotros el mejor método de formación es vivir al día, salir a la calle, a la red y participar de todas las actividades que nos interesan aunque eso a veces nos quite tiempo de “lo que se supone que deberíamos estar haciendo”. Personalmente pienso que hacer un blog es construir nuestro propio posgrado, así que en sí mismo ya constituye un método de formación.
Aparte de esto siempre estamos haciendo cursos y actividades, nos gusta mucho el momento en el que estamos en el que resulta natural ser estudiantes y profesores al mismo tiempo. Nos gustaría mencionar especialmente dos cursos que nos han influido especialmente: el curso de Idenditad Digital impartido por Stepienybarno y el workshop LABLAX’15 con la Universidad de Los Andes (Bogotá) y el SCI-Arc (Los Angeles).
¿Animarías a otros arquitectos a seguir vuestros pasos? ¿Qué pasos consideráis que deberían dar? ¿Cómo completar sus estudios? ¿Qué otros consejos les darías?
EP: Hace poco escribía en Fundación Arquia un artículo que se llamaba “Nos sobran los motivos… para hacer un blog de arquitectura”, en él hacía una pequeña reflexión sobre lo que ha supuesto para mi llevar un blog de estudiantes de arquitectura como Pedacicos Arquitectónicos junto a Antonio Navarro y Juan Francisco Martínez (y más recientemente con Manuel Saga). Creo que lo mejor que les podría decir a los estudiantes es que sean conscientes de lo que quieren aprender. Los planes de estudios son muy genéricos, pero el periodo académico ofrece muchas alternativas para formarnos en aquellas áreas que más nos interesen.
En nuestro caso concreto ha tenido mucho peso la parte comunicativa de la arquitectura, para otros el ámbito social o el económico… Creo que es fundamental cultivar desde un comienzo un espíritu crítico con todo, especialmente con nosotros mismos. La formación en este país es muy generalista por cómo está enfocada la profesión una vez finalizan los estudios, por lo que depende en gran medida de los estudiantes encontrar su rasgo diferenciador.
¿Creéis que los arquitectos en España deberíamos seguir abriendo nuevas vías de trabajo para salir de la casilla más «tradicional» de proyectar dada la actual situación de la construcción en nuestro país?
MS: Totalmente, de hecho creo que somos especímenes de “diversificación por necesidad”. La precaria situación laboral que vivimos en España cerró las oportunidades laborales (remuneradas) en grandes oficinas de arquitectura, o al menos en las que más nos interesan. Aún así, si trabajáramos en un puesto de ese tipo dejaríamos nuestros proyectos en la red que nos han hecho ser como somos hoy en día. Yo de hecho vivo en Bogotá, trabajo como investigador en una universidad donde mi mayor aporte suele estar basado en la facilidad para encontrar ciertas informaciones en la red, para contactar con otros investigadores o para proponer proyectos editoriales. Por otro lado Enrique bebe de su trabajo en Pedacicos y hasta su mismo PFC tiene ese sabor que tan bien han sabido cocinar a lo largo de los años.
A ambos nos gustaría poder desempeñarnos en algún momento como arquitectos “tradicionales”, responder a un encargo, diseñar espacios que la gente va a vivir, pero para ello proponemos un camino muy diferente al que nos intentaron enseñar. Proponemos un producto con un carácter propio, muy personal.
¿Qué opináis de los que se han ido a trabajar al extranjero?
EP: Pues que es una pena que tanta gente válida se tenga que ir fuera porque aquí no hay nada para ellos. Una cosa sí que tenemos clara y es que ni las condiciones de pseudo esclavitud que ofrecen muchos estudios ni las “facilidades” que da el estado para comenzar nuevos proyectos ayudan a frenar esta hemorragia que sufre la arquitectura española.
La arquitectura, tiene abiertos muchos frentes de batalla (LSP, Bolonia, paro, precariedad laboral, COAs, ETSAs, emigración, comunicación, etc), ¿no serán demasiados para la polarización existente dentro de la misma?
MS: “El que mucho abarca poco aprieta”. Muchas veces nos planteamos estas batallas como enfrentamientos puramente políticos o gremiales, donde nuestros recursos son la asociación gremial, los comunicados y las manifestaciones. En mi opinión contamos con otra arma muy importante que son las buenas prácticas, es decir, no sólo pedir unos COAs ejemplares sino ser también justos nosotros en nuestras propias asociaciones de pequeña escala. Reivindicar un trato laboral digno al tiempo que denunciamos y evitamos los “chanchullos” en nuestra rutina profesional.
En cuanto a la emigración es un tema que me toca de cerca. En ese sentido la comunidad digital ha funcionado como un ancla que me sigue conectando con España a pesar de vivir al otro lado del océano. Esta misma entrevista es prueba de ello. Creo que el estado y la sociedad no son los únicos responsables de impedir la “fuga de cerebros”, también nosotros podemos poner un poquito de nuestra parte.
¿Cómo veis el futuro de la profesión?
EP: Pues que probablemente todo cambiará para quedarse exactamente igual que estaba antes. Tenemos muchas dudas de que exista realmente una voluntad de cambio más allá del “quítate tu que me pongo yo”. Aunque el modelo de “lo que se lleva” es diferente, los roles son exactamente los mismos de siempre.
En cuanto al día a día, a la arquitectura de trinchera, probablemente si que se produzca un cambio. En nuestra opinión poco a poco se irá hacia dos caminos bien diferenciados: el modelo de colaboración entre profesionales independientes o el modelo de consultora de arquitectura al más puro estilo de las grandes firmas americanas.
Season Finale
Enrique Parra – Manuel Saga · difusión digital | MetaSpace
Marzo 2016
Entrevista realizada por Ana Barreiro Blanco y Alberto Alonso Oro. Agradecer tanto a Manuel como a Enrique su tiempo y predisposición con este espacio.
La Muralla de Lugo, erigida entre finales del siglo III y principios del siglo IV d. C, es la única fortificación romana completa en todo su trazado que se conserva en el mundo y por ello, uno de los monumentos más importantes de la península ibérica. En noviembre del año 2000 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Se proyecta un ascensor para subir al adarve de la Muralla Romana con objeto de mejorar la accesibilidad al monumento teniendo en cuenta la protección de los valores culturales de la Muralla y los del Conjunto Histórico del Recinto intramuros de la ciudad.
El lugar escogido para su ubicación, dentro del recinto amurallado y frente a la entrada de los jardines de la Diputación, demuestra ser el más adecuado para minimizar el impacto del nuevo elemento sobre el monumento, tanto por la menor altura de la muralla en ese tramo como por la presencia inmediata de arbolado de gran porte.
En cuanto a los materiales utilizados, la caja resultante y la pasarela de conexión con el adarve se resuelven con estructura de acero. El cuerpo vertical se reviste exteriormente con rastreles de madera de iroko. En las paradas los rastreles se separan formando una celosía que permite una fugaz visión del exterior.
Con el paso del tiempo, se espera que la madera adquiera una coloración grisácea que se adecue con naturalidad tanto al arbolado del jardín de la Diputación como a la mampostería histórica de la muralla y su pátina viva.
Obras: Construcción de un ascensor para acceder al adarve de la muralla romana de Lugo
Emplazamiento: Carril dos Romanos S/N, Ayuntamiento de Lugo, Galicia, España
Autor: Pernas Varela arquitectos (Antonio Pernas Varela)
Colaboradores Fase de proyecto: Ramón Varela Barreras, Carlos Vázquez Castro (arquitectos)
Colaboradores Fase de obra: Ramón Varela Barreras (arquitecto), Servizo de Arquitectura e Etnografía. Subdirección Xeral de Conservación e Restauración de Bens Culturais. Xunta de Galicia.
Promotor: Xunta de Galicia, Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria
Empresa constructora: Desarrolla obras y servicios SL
Arquitecto técnico: Mónica Salgado Sueiro
Presupuesto de ejecución material: 76.153,93 €
Superficie construida: 11,65 m2 [ascensor 6m2 + pasarela 5.65m2]
Fotografía: Antonio Vázquez – Héctor Santos-Díez | BISimages + pernasvarela.com
Obsérvese que si se cambia la B por una simple Pr de la palabra Becario, pasa a decirse Precario. Cosa no más lejos de la realidad y supongo que Becario debe ser una derivación de la palabra Precario, pues casi significa lo mismo.
“¡SIII, acabé la carrera, ya soy arquitecto!”
SW Architect’s version: Contrato becario
“Ningún becario ha sido maltratado para la realización de esta viñeta”.
No hay mucho chiste en esta viñeta pero es el inicio de una serie de nuevas viñetas (atención spoiler) y necesitaba esta para encarar la serie.
Lexcursó, arquitecto e ilustrador
Barcelona, abril 2011
Complejidad de un sistema (S), su diversidad de elementos (e1, e2, e3, en,) las diferentes intensidades de las interacciones (i1,i 2,i 3,i n) entre ellos, con el sistema y con elementos y sistemas externos (S1, S2, S3, Sn) | redcientifica.com
De lo complejo. Ambigüedad, Diferencia, Tiempo
Hablar de lo complejo es inabarcable. Vendría a ser como rastrear el mítico mapa cartográfico a escala 1:1 al que Borges hacía referencia en el cuento Del Rigor de la Ciencia.1 La tarea, requeriría una descripción tan precisa, que el objeto descrito y la descripción misma coincidirían. Sin embargo sí que se puede intentar al menos, hablar de pautas de comportamiento de la complejidad, descifrar aspectos comunes a una forma de operar que podemos rastrear hoy día en casi todos los avatares de la vida. Y por supuesto también en la arquitectura.
Ese es el espíritu del texto que sigue, determinar los aspectos que surgen o mutan de naturaleza en la sociedad y conducen a la práctica arquitectónica hacia lógicas nuevas.
La ambigüedad
Mientras la primera modernidad iba en busca de una realidad uniforme, monolítica y lineal, la modernidad compleja2 se abre a una lectura fragmentada, abierta y no lineal de la realidad.
Se asume como propio de la realidad el hecho de que pueda tener diferentes interpretaciones y que estas convivan a la vez, incluso proviniendo del mismo sujeto que las emite.
No es que todo sea mentira, sino más bien que todo es multi-verdadero y por lo tanto más cercano a lo ambiguo que a lo concreto. También es indicativo que hoy día, la construcción de un espacio narrativo en la arquitectura, sea tan importante como la construcción del espacio físico propiamente arquitectónico. Y no es menos llamativo que la aparición del narrador, en teoría el propio arquitecto, asociado a la propia construcción del espacio narrativo, recoloca una voz individualizada en el centro del debate.
Esta transformación de las interpretaciones sobre lo real parece lógica si entendemos que mientras en la primera modernidad toda idea estaba al servicio de la sociedad en abstracto y se moldeaba cada concepto para que entrara en un gran relato unidireccional, en la modernidad compleja, cada idea tiene derecho a su existencia de forma genuina ya que constituye un eslabón en la construcción de la individualidad del sujeto, de su identidad, de su unicidad.
La realidad ya no se construye como un gran relato común, sino como la adición de miles de relatos, que de manera, a veces contradictoria, explican o tratan de explicar cada uno de ellos, el todo.
La verdad ligada al juicio moral de la modernidad, se transforma en algo instrumental a disposición del sujeto. La verdad ya no es un fin, es un medio. Se usa la verdad, se modela, se deforma, siempre y cuando sirva para la construcción del relato individual en relación directa con el todo. Esto es lo que legitima las ideas, su aportación en la construcción del relato individual sobre el todo.
Esta instrumentalización de la verdad conlleva la pérdida de autonomía de la institución arte3 en términos de Peter Bürger. Ésta es, en todo caso, la transformación más importante que ocurre en el seno de la primera modernidad en su tránsito hacia la modernidad compleja.
El arte, y a la zaga, la arquitectura, se pone al servicio de los individuos o grupo de individuos, se convierte en un medio que sirve a la construcción de la identidad individual o micro colectiva y por defecto sirve también a la construcción de una multi-identidad común, basada en la globalización de comportamientos (que no de relatos o identidades).
El arte se hace utilitario,4 se pone al servicio de, y por tanto su crítica y su ámbito de reflexión se vuelve social. El arte, al mutar en lo que podría llamarse sociología proyectiva, se transforma en reflexión política, abandonando la estética.5 De manera muy resumida, puede decirse que muere la estética a manos de los media, el soporte por excelencia de la reflexión social.
La diferencia
Contrariamente a la modernidad, el proyecto que surge a partir de los años 60 enfatiza la noción de diferencia, una vez desatado el individuo del corsé ideológico monolítico. La valorización del discurso del otro6 resitúa el compromiso ideológico en el fragmento, surgiendo una corriente de pensamiento que legitima las minorías políticas, las minorías raciales, las minorías sexuales, las minorías lingüísticas y las minorías sociales. Se asume que la parte no puede someterse al todo, y lo que antes era objeto de marginación, en tanto que discurso desviado sobre la ideología oficial, ahora es materia prima para la construcción de la identidad.
La diferencia no es en todo caso una fuerza que centrífuga la sociedad, ni la disemina, todo lo contrario, la diferencia requiere de una re-interpretación de la jerarquía porque la diferencia en si misma sigue constituyendo una parte fundamental de sistema, o como dice Frederic Jameson, un sistema que constitutivamente produce diferencias, sigue siendo un sistema.7
Podría decirse que la aparición de la diferencia como valor, como distinción, hace la sociedad más justa. Cada “ente diferente” dentro de la sociedad tiene el derecho a atesorar un capital cultural propio y a cultivar las expresiones estéticas que crea conveniente. Cada discurso se adapta a la minoría a la que sirve y construye las señas de identidad que diferencian y distinguen una minoría de otra. En arquitectura la recuperación que hace Venturi del kitsch norteamericano de clase media no es inocente. Venturi construye un discurso a la medida de un sector de la población que nunca se hubiera identificado con una expresión cultural tan elitista como la arquitectura, de no haber sido que en un momento dado, alguien supo poner en valor el shopping center, la hamburguesería y la redundancia entre el signo y su significado.
Esta convivencia entre diferencias legitimadas y expresiones culturales propias atomiza “el gusto”. Ya no hay un lugar compartido por todos donde fácilmente se accede al valor de cierta expresión cultural. Este lugar como imaginario colectivo, revienta en mil pedazos, tantos como grupos minoritarios con voz propia, y empieza a diseminar una cantidad ingente de símbolos e imágenes culturales cada vez más expresivas y espectaculares, si bien, destinadas a un consumo cada vez más rápido y por tanto provistas de un contenido cada vez más débil y digerible en poco tiempo.
El medio televisivo primero y las redes de comunicación instantánea después, el ordenador personal y el móvil como soporte e internet como vehículo de distribución instantáneo, van a favorecer la convivencia entre infinitas expresiones culturales de la diferencia en todos los campos del conocimiento, pero sobre todo en aquellos que permiten un consumo fácil y rápido. Las primeras distinciones entre la cultura de la élite y la cultura popular van a quedar literalmente barridas del mapa para convertirse en un engrudo donde cada uno puede encontrar su nicho cultural.
Navegar por tal cantidad de reclamos no es fácil. Aquí la complejidad vendrá definida por la capacidad de estructurar un criterio de geometría variable entre infinitas opciones a escoger, y desarrollar un relato coherente que tanto puede ir de un discurso muy sencillo y plano destinado a un consumo más masivo, hasta la sofisticación más perversa de una expresión cultural destinada a escasísimos individuos lo suficientemente cultivados y entrenados para ser capaces de degustar una exquisitez.
Antes, el camino para la excelencia estaba perfectamente delimitado y pre-programado, era simple y si bien no estaba exento de esfuerzo, se tenía siempre la seguridad que era el correcto.
La modernidad compleja contrariamente es un ejercicio constante de orientación entre infinitos caminos culturales, es más, la posible contradicción está totalmente asumida de manera que se puede construir un relato desde diferentes adscripciones minoritarias de tal forma que la recombinación de expresiones culturales de orígenes diversos, puede acabar creando una expresión genuinamente nueva.
Una imagen más propia de un “trencadis” cultural, que de una tradición academicista, una realidad más cercana al mestizaje, la mezcla y el copy and paste, que de la pureza, la integridad y lo predeterminado.
El tiempo
El vector tiempo es el dinamizador de una realidad anquilosada y culturalmente hermética heredada de la modernidad. Lo que ha venido a llamarse la postmodernidad, en sus primeros años de estupefacción, hace un salto cualitativo al hacer compatible el pasado y todas las expresiones culturales propias de la tradición, con el presente. Esta recombinación, esta convivencia ente pasado y presente, no deja de ser un burdo intento de “dar de comer” a las clases populares. Por un lado se asume la legitimidad de las clases medias para la construcción de un relato propio, como hemos visto antes. Por otro lado se asume también que el nivel cultural de estas clases medias no es lo suficientemente sofisticado como para digerir un relato demasiado complejo, intrincado y conceptualmente avanzado, por lo que el futuro queda descartado como espacio temporal desde el que modelar el discurso.
El pasado abocado sobre el presente deberá ser el tiempo sobre el que añadir algún valor al relato. De hecho las élites siempre remiten al pasado por que en realidad el pasado les pertenece. Ellas han construido el mundo tal como lo conocemos. La primera estrategia postmoderna es pues revalorizar el pasado sencillamente apropiándoselo. Bajo la excusa de que se pone en valor una memoria colectiva, de repente pasado y presente constituyen los límites del espacio temporal sobre el que construir las imágenes culturales de las clases medias. De esta manera se consigue materializar la narrativa de los recuerdos. La memoria colectiva da estabilidad a los individuos, los arraiga.
Esta concepción del pasado, aun pareciendo nostálgica o melancólica, no lo es del todo. Los activistas del pasado, reclaman que el eclecticismo del movimiento postmoderno es de una racionalidad que lo distingue y lo aleja del tradicionalismo, el pasado, cuya presencia reclamamos, no es una edad de oro a ser recuperada. No es la Grecia como infancia del mundo, de la cual hablaba Marx, atribuyéndole universalidad, permanencia y ejemplaridad en ciertos aspectos de la tradición europea. La presencia del pasado que puede contribuir a hacernos hijos de nuestro tiempo es, en nuestro campo, el pasado del mundo. Es el sistema global de experiencias conectadas y conectables por la sociedad.8
En todo caso el pasado queda así legitimado para ser libre y eclécticamente dispuesto para su consumo en el presente. La arquitectura llamada postmoderna, en realidad legitima el pasado solamente como producto de consumo en el presente, de manera que paradójicamente, cuanto más pasado, más presente.
De la mano del desarrollo tecnológico, especialmente de la socialización del ordenador de sobremesa primero y de las tecnologías de la información y del conocimiento después, la sociedad va a sufrir unas convulsiones que van a poner a los individuos en el disparadero de un tiempo futuro.
Lejos de toda emancipación, la tecnología poco a poco irá “esclavizando” a los individuos en una concepción de futuro destinada a ser consumida. Se produce una transición interesante entre un primer momento de la modernidad compleja donde se busca legitimar el pasado mediante el movimiento postmoderno, y una socialización tecnológica a principios de los años 90 que legitimará el futuro bajo el eslogan
“el futuro ya está aquí”
de tantos anuncios publicitarios que venden tecnología.
Un auténtico imaginario colectivo se va a construir a gran velocidad, de hecho la idea de velocidad en si misma vendrá a ser una de las protagonistas del espacio común social. Tecnológicamente sometidos, toda nuestra vida gira alrededor del último “update”, de la velocidad de conexión, de tener cobertura, de adquirir la última novedad en hardware y ser los primeros en hacer lo que antes era imposible, como llamar por teléfono sin cables, navegar por internet desde el móvil, hacer una partida on-line, etc.
La literatura sobre los cambios que la sociedad ha experimentado en estos últimos 30 años debido al salto tecnológico, es infinita.9 Sin embargo resumiendo mucho las consecuencias que ha tenido en la sociedad ese
“vivir anclados en el futuro”,
cabe decir que precisamente ese tiempo futuro está totalmente legitimado entre los individuos, es decir, la idea de futuro es objeto de interés, cuando no de adoración.
Por tanto el colapso del futuro sobre un presente hipertrofiado no vendrá de la mano de una expectativa intelectualizada, ni de una propuesta estética prefigurada, vendrá de la accesibilidad tecnológica, constituida por auténticos revulsivos sociales en forma de aparato capaz de satisfacer todas las opciones de relación social, ya sean estas de base profesional, afectiva o familiar. Esta socialización de la tecnología va a transformar no solamente los modelos de proyección hacia lo que antes solíamos llamar futuro, sino que simplemente transforma el futuro en una inmediatez. Y en esa misma estrategia, el futuro precipitado sobre un presente literalmente anabolizado, tendrá la forma de Smartphone de redes sociales y de novedad tecnológica continuada.
En la modernidad compleja el vector tiempo se define por un presente “hinchado”, hinchado de pasado e hinchado de futuro. La complejidad de nuestra época reside entre otras cosas en que el presente debe incorporar el pasado tal como veíamos en el movimiento postmoderno y debe ser capaz de incorporar el futuro, de la mano de la hipermodernidad.10
Paradójicamente ambas consideraciones sobre el pasado y el futuro hacen del presente una especie de tiempo reforzado. El alud de acontecimientos al que estamos sometidos diariamente, algunos provenientes del pasado y otros provenientes del futuro, acaban convirtiendo nuestra vida en una especie de presente continuo enormemente denso. No hay tiempo para pensar en el mañana porque ya estamos instalados en él, no hay tiempo que perder con el pasado porque éste, ya vive con nosotros.
En el tiempo condensado de la contemporaneidad no existe otra opción que el de intentar gestionar la complejidad, o dicho de otro modo la complejidad surge cuando “todo”, cualquier cosa, potencialmente puede ocurrir al mismo tiempo.
Miquel Lacasta. Doctor arquitecto
Barcelona, julio 2012
Notas:
1 BORGES, Jorge Luís, El Hacedor, Debolsillo, Barcelona 2012. El texto de Borges es tan delicioso que no puedo dejar de escribirlo aquí:
«En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y los Inviernos. En los Desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas».
3 Es especialmente interesante BÜRGER, Peter, Teoría de la Vanguardia, Península, Madrid, 1987. En él, Peter Bürger establece una distinción entre modernidad y vanguardia. Mientras la vanguardia se caracteriza cuando la crítica no se extiende a otras corrientes estéticas pero se supera la institución arte, es decir la vanguardia no impugna una expresión artística precedente pero ataca el status del arte en la sociedad burguesa, la modernidad provoca una crítica estética y consolida la autonomía de la institución arte. Mientras la vanguardia pretende cambiar la posición del arte dentro de las relaciones de producción, la modernidad pretende tan sólo cambiar sus formas. En este sentido quizás sería más adecuado hablar de “vanguardia compleja”, que de modernidad compleja.
4 En este sentido a la modernidad compleja se le puede atribuir como apuntábamos un comportamiento de vanguardia, según Peter Bürger:
“los movimientos europeos de vanguardia se pueden definir como un ataque al status del arte en la sociedad burguesa. No impugnan una expresión artística precedente –un estilo-, sino la institución arte en su separación de la praxis vital de los hombres. Cuando los vanguardistas plantean la exigencia de que el arte vuelva a ser práctico, no quieren decir que el contenido de las obras sea socialmente significativo. La exigencia no se refiere al contenido de las obras; va dirigida contra el funcionamiento del arte en la sociedad, que decide tanto sobre el efecto de la obra como sobre su particular contenido”.
Op. Cit. BÜRGER p. 103.
5 Si el arte pierde su autonomía, es decir el hecho de que “el arte no sirva para nada”, y por tanto no pueda hacerse el arte por el arte, su ámbito de reflexión, de conceptualización, desaparece bajo el yugo de aquel ámbito al que sirve. La estética es indisociable a la autonomía del arte y de la institución arte.
6 Así es como sintéticamente valora Craig Owens el ascenso de los relatos de las minorías, especialmente las reivindicaciones feministas en su contribución. OWENS, Craig, “The discourse of the others: feminists and postmodernism”, The Anti-Aesthetic: essays on postmodern culture, Bay Press, Seattle, 1983, p. 62.
9 No quiero dejar de mencionar aquí tres libros de referencia sobre el tema, el primero curiosamente es una novela que se convirtió en obra de culto para entender la cultura tecnológica que se avecinaba, DERY Mark, Escape Velocity: Cyberculture at the End of the Century, Grove Press, Nueva York, 1997, el segundo es del sociólogo Manuel Castells, voz indiscutible sobre los cambios que la era de la información están provocando en la economía, la sociedad y la cultura en CASTELLS, Manuel, La Era de la InformaciónVol.3,Fin de Milenio, Alianza Editorial, Barcelona, 1997 y el tercero es el compendio de editoriales de la revista en.red.ando publicados entre 1996 y 1997 por el periodista científico Luís Ángel Fernández Hermana, en FERNÁNDEZ HERMANA, Luís Ángel, En.red.ando, Ediciones B, Barcelona, 1998.
10 El término es del sociólogo francés Gilles Lypovetsky. Su pensamiento, especialmente agudo para tratar el paso de la modernidad a la postmodernidad, y de la postmodernidad a la hipermodernidad pueden encontrarse en LIPOVETSKY, Gilles, La Era del Vacío, Anagrama, Barcelona, 2003 y LIPOVETSKY, Gilles, Los Tiempos Hipermodernos, Anagrama, Barcelona, 2006.
El arquitecto Louis I. Kahn (1901-1974) nace en Estonia pero es llevado en sus primeros años de vida a los Estados Unidos donde tras un brillante periodo de inquietud artística estudia arquitectura en la Universidad de Pensilvania, aprendiendo los preceptos del “Beux-Arts” de su maestro Paul Cret.
Tuvo no sé si la mala o la buena suerte de nacer casi una generación después que Le Corbusier y Mies Van der Rohe. Desde luego que no tenía ni la inventiva del primero ni la elegancia del segundo, pero su perseverancia e intuición hicieron que, de alguna manera, aunara ambas cualidades, inventiva y elegancia, como ningún otro.
Obtiene su título de arquitecto en 1924, un año después de que Le Corbusier publicara su influyente “Hacia una arquitectura”, en plena revolución moderna. No es por entonces lo suficiente maduro como para ser protagonista del fértil y revolucionario periodo de entre guerras, por lo que en sus comienzos tendrá a las grandes figuras como clara referencia. Los acontecimientos bélicos y económicos le llevarán a los años 50 con una experiencia práctica vivamente marcada por los principios del estilo Internacional y el funcionalismo, haciéndole pasar prácticamente inadvertido. Entre los años 1950 y 1951, en la madurez de la cincuentena y enseñando arquitectura en la Universidad de Yale, accede a la beca de la Academia de Roma y esto le permite viajar y conocer el espíritu arcaico de Egipto, Grecia y Roma. Una sorprendente lucidez le hace vislumbrar en la arquitectura ancestral la referencia de su más que relevante futura arquitectura.
A partir de entonces, como si hubiese abierto una deslumbradora puerta al conocimiento, no iba a utilizar las fuentes históricas para copiarlas sino como evocaciones de la grandeza intemporal que en su opinión estaba ausente en la mayoría de los paradigmas de la arquitectura moderna. Su búsqueda tiene como fin una “Nueva Monumentalidad”, una cualidad que tenía que ver con el sentimiento de eternidad, tan impregnado en él después de sus viajes. Sus referencias iban a estar en Luxor y Karnak, en Atenas y Delfos, en Ostia y Pompeya, aunque para Kahn, la arquitectura de la Roma Imperial iba a ser la más influyente. Su amigo y más ferviente admirador Vincent Scully define su arquitectura como “la transformación de las ruinas de la Roma arcaica en edificios modernos”. En cualquier caso, el inquieto Kahn no desdeñaba de nada, y prueba de ello es que le gustara afirmar que
“la arquitectura siempre debe empezar con un ojo en la mejor arquitectura del pasado”.
Una de las más influyentes aportaciones de Kahn fue su personalísimo mensaje de poéticas palabras que tenían como objeto expresar sus más profundas reflexiones sobre la arquitectura. En su mente y su lenguaje reinaba una dualidad casi obsesiva que caracterizaba todas sus manifestaciones. Durante todo su último periodo se afanó en explicar la naturaleza del proceso creativo en un elocuente esfuerzo por explicarse a si mismo y desde luego, por transmitir lo que él entendía como los más fundamentales principios de la Arquitectura a sus numerosos alumnos. Porque Kahn antes de ser considerado uno de los grandes maestros del siglo XX fue, ante todo, un excelente y muy querido profesor de las Universidades de Yale y Pensilvania. Sus enseñanzas calaron hondo en toda una generación de discípulos, muchos de ellos (Venturi, Stern, Moore, Graves, Botta, Tadao Ando, etc.) fueron activos protagonistas del cambio que iba a sufrir la arquitectura como consecuencia de la revisión de lo moderno.
Su devoción, su especial sensibilidad, le hicieron afirmar que
“la arquitectura, es ante todo, una expresión de las instituciones del hombre, que se remontan a aquel origen en que el hombre llegó a realizar sus deseos o sus inspiraciones”.
Su obsesión por los orígenes, por los “comienzos” de la arquitectura le hicieron definir la comprensión, la inspiración previa al acto creativo como
“el sentimiento del comenzar en el umbral donde el silencio y la luz se encuentran: el silencio con su deseo de ser y expresar, y la luz como creadora de todas las presencias”.
Siempre usaba enigmáticas palabras, registros expresivos que venían a significar, en el fondo, un mensaje sencillo: La arquitectura nace de un continuo vaivén, de un recorrido continuo de ida y vuelta entre lo mental y lo físico, entre lo que todavía no existe y aquello que es. Entre el qué y el cómo, en definitiva, entre las ideas y las cosas. La dualidad para Kahn, ese aspecto recurrente de su pensamiento y de su obra, lejos de perseguir una dicotomía, una confrontación, quiere ser un equilibrio, una balanza en la que se consigue un objetivo: el encuentro, el umbral de lo que él concibió como las “posibilidades”.
“La arquitectura comienza haciendo una estancia”.
La estancia, la habitación, “the room”, es para Kahn el elemento indivisible de la arquitectura. Y de su particular acercamiento a lo que una estancia es y puede llegar a ser surgen sus obras. Toda la evolución formal de su arquitectura aparece claramente dirigida por una meditada y sorprendente concepción de las estancias. Para Kahn la arquitectura tiene que ver con “crear un mundo dentro de un mundo”, es decir, la arquitectura crea la sensación de un mundo dentro de un mundo, y esa sensación la da la estancia. La estancia no es para Kahn sino “un lugar con un carácter particular”, y ese carácter está determinado sobre todo por “la relación entre la luz y la estructura”. La estructura es para él la generadora de la luz, y esta relación, nuevamente dual, no deja de ser una recurrente disquisición entre aspectos si cabe más profundos; entre la masa y el espacio, entre el vacío y el lleno, entre el exterior y el interior.
Las personas que conocieron a Kahn nos dejaron ver que tenía dos grandes obsesiones: la Historia y la estructura. La alquimia entre ambas es fundamental, como veremos, para comprender su arquitectura.
Estando todavía en su breve estancia en Roma en 1951, después de haber estado tres años enseñando en Yale, le surge su primer gran encargo. Una oportunidad de oro para empezar su nuevo camino como arquitecto. Tras la influencia de sus compañeros de docencia, le es confiado el trabajo de realizar la nueva Galería de Arte de la Universidad, edificio que debía ser la ampliación del existente de corte historicista. Después de sus viajes él interpretaba la arquitectura tan básica y tan “sin tiempo” como la que había apreciado en Roma, es más, volvía absolutamente seducido por el arquetípico orden de la geometría, y esta consideración no le abandonaría jamás.
Por aquel entonces Kahn se interesa por las estructuras tridimensionales. Muy probablemente influenciado por su relación de amistad con los ingenieros Buckmister Fuller y Le Ricolais. Como consecuencia, el proyecto por él ideado, que sin duda no renuncia de momento a abandonar el vocabulario de lo moderno, es decir, aparecen plantas diáfanas, muros cortina, fachadas ciegas y accesos tangenciales, sin embargo investiga un nuevo sistema estructural de forjados con una peculiar retícula de tetraedros que albergando las instalaciones dota a los espacios de una gran continuidad. Pero es sin duda la escalera triangular inscrita dentro de un cilindro de hormigón y su característico lucernario el elemento que permite adivinar su recién inaugurado anhelo por concebir un nuevo vocabulario formal.
Una vez terminado el edificio se arrepiente de no haber sido más categórico en el carácter de las estancias, y de haber perseguido demasiada versatilidad, llega a afirmar apesadumbrado:
“Un buen edificio es aquel que el cliente no puede destruir con un mal uso de los espacios”.
En cualquier caso, la experiencia sin duda le será de gran ayuda para abrir nuevos campos de investigación formal.
Un dibujo posterior es claramente expresivo de cómo le hubiese gustado llevar hasta el final la expresividad de su invento estructural y así haber conseguido un carácter más adecuado de las estancias. La retícula de tetraedros se extiende contagiando a los soportes verticales. Años más tarde, en el proyecto de la City Tower para el centro de Filadelfia, sueña con un edificio hecho en su totalidad a partir de esta consideración tridimensional del orden.
Tras la experiencia de Yale, el gran teórico de la arquitectura Colin Rowe, gran amigo de Kahn y conocedor de sus investigaciones, le hace llegar un ejemplar del influyente libro de R. Wittkower “Principio arquitectónicos en los tiempos del humanismo”, señalándole en concreto un diagrama de explicación de las villas palladianas y anotándole:
“creo que puedes descubrir actitudes con las que estás en profunda simpatía”.
En el diagrama aparecen doce esquemas de once de las más representativas Villas Palladianas, siendo el último un esquema que responde a la leyenda de: “Modelo geométrico de las villas de Palladio”, un cuadrado dividido en nueve cuadrados con dos especializadas líneas de contrapunto tuvieron que maravillar a la creatividad abstracta de Kahn, contagiada sin duda por el conocimiento de los criterios que Tomás de Aquino diera para determinar la belleza de un objeto: la integridad (integritas), la perfección (perfectio), la simetría y las proporciones (proportio) y la claridad (claritas).
Ese cuadrado generador de geometría y belleza será recurrente en la obra de Kahn. Llegando a afirmar en numerosas ocasiones
“yo siempre empiezo los proyectos por un cuadrado”.
Pero no sólo le cautivó el esquema de Wittkower, el “sistema de habitaciones” de las plantas Palladianas, esa arquitectura de gruesos muros donde no se distinguía la estructura del cerramiento, le iban a dirigir por un camino recurrente en su repertorio formal: la composición de estancias.
El diseño de la casa Adler de 1954, comenzó con un esquema claramente Palladiano. Una planta de cuadrados formando una cruz es el germen de un “desplazamiento” cuyo resultado es una equilibrada composición de estancias definidas por los gruesos soportes de sus esquinas. La estructura, como no puede ser de otra manera en la obra de Kahn, es la protagonista y la que proporciona el carácter de las estancias.
En la casa de baños, única pieza construida del proyecto global de Centro para La Comunidad Judía de Trenton (1954-57), parte del mismo esquema de cruz griega, pero si en su desarrollo no abandona la rigidez del esquema, introduce una novedad que le depararía grandes posibilidades formales: la idea de las columnas huecas. Las cubiertas del edificio se apoyan en los gruesos soportes de las esquinas, pero esta vez albergan en su interior las funciones secundarias, lo cual permite conseguir el perseguido orden de espacios servidos frente a espacios servidores. Una manera de estructurar los edificios que obsesionaba a Kahn y que iba a ser puesta de manifiesto en numerosas ocasiones.
En el encargo para los laboratorios de investigación médica Richards, en la Universidad de Pensilvania, iba a poder desarrollar sus recientes descubrimientos formales con mayor libertad. Un programa complejo le iba a permitir distinguir enfáticamente su clarificador sistema de espacios servidos y servidores, sus columnas huecas y desde luego, la perseguida composición de estancias.
Un conjunto de torres cuadradas con expresivos elementos servidores en los centros de los paramentos le iban a permitir liberar las esquinas valorando así la fuerza de la geometría reinante. (No se nos puede escapar la evidente influencia de algunas obras de Mies Van der Rohe). Una novedosa estructura prefabricada de hormigón pretensado de superficies inertes se yuxtapone con elegantes paños de ladrillo rojo. La colocación del vidrio en este edificio responde a la voluntad de eliminar de la arquitectura los elementos superfluos, es decir, se buscan los huecos sin dinteles capaces de completar y enfatizar el valor de la estructura.
Es sin duda una interesante evolución de su “planta de pabellones”.
Para entender cuáles eran las referencias que manejaba Kahn para desarrollar tan enigmática arquitectura es necesario detenerse en algunos aspectos.
Cuentan sus colaboradores más próximos que en una de las paredes principales de su lugar de trabajo Kahn había colocado una reproducción gigante del grabado de Piranesi (el Campo de Marcio) en el que hacía una idealización en planta de la Roma imperial. La contemplación de semejante familia de formas era sin duda un paisaje evocador para su arquitectura. La yuxtaposición, el orden geométrico de los muros que encerraban las diversas estancias debían de alimentar constantemente la ferviente creatividad de un Kahn fascinado con lo intemporal, con el descubrimiento de una nueva pero eterna arquitectura.
Otra de sus más fértiles obsesiones fueron las plantas de los castillos escoceses, con sus gruesos muros habitados por los elementos servidores liberando en su interior la gran estancia principal.
Dicha obsesión venía secundada por la de las plantas centradas, resultado de la perfección geométrica recomendada por el gran Alberti. En la que de la misma manera, los gruesos muros perimetrales permitían “encapsular” estancias secundarias y jerarquizar de una manera más eficaz el espacio.
La casa Esherick de 1965 es un buen ejemplo del desarrollo de la idea de los muros gruesos, engordados aquí a través de la incorporación de mobiliario a los muros perimetrales.
En la primera iglesia Unitaria de Rochester (1959-67) se adivina el grado de implicación con tales obsesiones. Los esquemas previos del proyecto finalmente construido hacen percibir el desarrollo de tales ideas de una manera más clara. Kahn había comentado que
“debido a que un interior es diferente del exterior… hemos llegado al punto donde se puede separar el muro exterior del muro interior… y crear un espacio entre ambos por el que se pueda caminar, cosa que no podría hacerse si fuera un muro de piedra maciza”.
El muro grueso exterior es “habitado” por las estancias secundarias y su delimitación a través del corredor perimetral permite organizar y enfatizar la estancia principal de culto.
Kahn estaba en plena efervescencia creadora, empezaba a dominar un lenguaje personal geométrico que no tenía límites. Su repertorio formal iba a ampliarse de la mano de la diagonal. Esa sutil aliada del cuadrado.
En la casa Goldenberg de 1959, aparece una nueva libertad, se relaja la planta a través de la exploración de las diagonales. Una nueva argucia que le iba permitir abrir su campo de actuación.
En la casa Fisher de 1960, el grado de libertad que se adivinaba en la incorporación de la diagonal iba a continuar la senda emprendida de la composición de estancias junto con la predilección por el cuadrado. Dos cuadrados iguales conectados por la esquina de uno de ellos completan un conjunto sorprendente en su simplicidad y desde luego en su eficiencia. Cuánto con tan poco. Son los inicios del Kahniano mundo de “la arquitectura de la conexión”.
En el proyecto para la residencia Erdman de la Universidad de Pensilvania (1960-65), empieza a combinar con maestría sus hallazgos formales. Se batalla nuevamente con los dos objetivos primordiales de su arquitectura: una estructura claramente expresada, generadora del carácter, y el orden geométrico. La arquitectura de los pabellones conectados se encuentra aquí con los desarrollos de la planta centrada, los muros gruesos habitados y la incorporación de la diagonal como método de conexión. Tres concatenados diamantes, cada uno de ellos con una estancia principal en el centro y rodeadas de los dormitorios iban a formar la “casa gigante” que Kahn había imaginado para la residencia. Para él era necesario evocar “la presencia de una casa” y por tanto diferenciar claramente las zonas públicas (salón, comedor y vestíbulo) de las estancias privadas de dormir.
La diagonalidad en la conexión le iba a permitir que cada cuadrado resolviera su conexión con su propia esquina, sin elementos intermedios. Tenía como una de sus más ventajosas tácticas el evitar las esquinas, sabía que siempre eran un problema a resolver que podía enturbiar la claridad buscada. Y que mejor manera de evitar un problema que no tenerlo.
La arquitectura de la conexión llegó a su cénit con el proyecto del convento de las Dominicas de Filadelfia (1965-68). Teniendo la estancia como la indivisible unidad del diseño arquitectónico se recortaron las piezas de un dibujo previo y se dispusieron como si de un collage se tratara. Kahn afirmaba:
“Creo que los arquitectos deberían ser compositores no diseñadores, compositores de elementos, entendiendo como elementos las cosas con entidad propia”.
Pero sus investigaciones formales no acababan en las consideraciones en planta. Una de las aportaciones más novedosas del vocabulario arquitectónico de kahn fueron las ventanas en forma de “agujero de llave” (“keyhole”). Kahn experimenta con la forma de las aberturas en respuesta a la luz. Le interesa construir sin dinteles, sin cercos de carpinterias si es posible. Idea este tipo de huecos por su especial gradación de la luz.
En el edificio para el periódico “Tribune Review” en Pensilvania (1958-61), ensaya una estructura sencilla donde las estancias se ven caracterizadas por este tipo de aperturas “esenciales”.
Es en el proyecto para el consulado de Estados Unidos en Luanda, Angola (1959-69), donde este mecanismo se empieza a considerar como “toldo vertical”, que consigue dejar aire entre los muros interiores y los exteriores, dentro de toda una familia de mecanismos de protección frente al clima tropical. Pero es sin duda su predilección por la belleza de las ruinas, por la ausencia de cercos, por la formación de enigmáticos huecos sin nada detrás, lo que le mueve principalmente.
En el proyecto para la casa Fleisher de 1959 se investiga de una manera más intensa este mecanismo formal.
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Conocíamos la zona, Reboira, en la que se ubicaría la vivienda. Las hermosas vistas sobre la ría, la tranquilidad del emplazamiento y el arbolado boscoso que rodea la parcela por tres laterales, su pendiente, la cota elevada sobre el vial y el extraño planeamiento.
Reboira | Patricia Sabín – Enrique M. Blanco
La orientación oeste coincide con las vistas sobre el mar en la lejanía, y es además por el oeste por donde se produce el acceso a la parcela, lo que nos ofrecía grandes posibilidades…pero la mejor de estas posibilidades fue, sin duda, la ofrecida por los clientes: una pareja joven que llegó a nosotros porque querían una «casa cúbica» y que resultaron ser unos clientes abiertos y muy sinceros en todos los aspectos, sus necesidades, su economía, sus deseos… fundamentales herramientas de trabajo para el arquitecto.
La integración en el contexto era primordial, queriendo que este enriqueciese la vida cotidiana de los usuarios y que fuese parte imprescindible del disfrute de la vivienda, más allá de la casa y su programa. La armonía entre lo construido y lo existente nos preocupaba en gran medida.
Nuestras prioridades estaban claras: por un lado ofrecer el mejor servicio y solución a las demandas del cliente y por otro ofrecer el mejor servicio y solución a las demandas del lugar.
Atendiendo a la topografía les propusimos una casa «semi-enterrada» que se aprovecharía de la orientación y el privilegiado entorno.
La idea de vivienda enterrada es primigenia, realizar un hueco en el que cobijarse. La pendiente era cómplice y sus necesidades básicas. Teníamos que conseguir, además, trabajar con la luz, garantizando ésta en todas las estancias, de ahí la aparición de patios traseros que permiten además ver la roca en la que se enclava. El agua mirando al oeste y la tierra al este. La cubierta volvería a ser naturaleza en la que crezca la vegetación, haciendo que el volumen desapareciese desde la parte alta de la parcela.
A modo de roca clavada en el terreno, la tosquedad de una sólida estructura de hormigón abujardado contrasta con los espacios interiores luminosos, los patios para las ardillas y la calidez de sus materiales, pretendiendo de la futura piscina que sea el elemento de mayor presencia.
Materialmente la primera decisión fue utilizar elementos duros al uso y amables al trato, que además nos permitiesen aprovechar las posibilidades de inercia, así como el potencial del acabado, o sus diferentes acabados, acomodando siempre estos a un presupuesto ajustado. El uso del hormigón nos permite que el mismo material sea estructura, contención o acabado en sus diferentes texturas. Decidimos utilizarlo abujardado al exterior, de un modo más rudo y sin este tratamiento en los espacios exteriores cubiertos.
Poco que mostrar y mucho que vivir…
Reboira | Patricia Sabín – Enrique M. Blanco
Obra: Vivienda en Reboira
Autores: Patricia Sabín + Enrique M. Blanco
Cliente: Rafael Ramírez Gómez
Empresa constructora: Construcciones Serantes
Emplazamiento: Lugar da Reboira, Vilarmaior, A Coruña, Galicia, España
Año: 2008-2009
Presupuesto: 154.351,00 €
Superficie construida: 295,00 m2 (con patios)
Colaboradores: Marcos Álvarez, arquitecto, Patricia Liñares, estudiante, AROE (3D)
Dirección de obra: Patricia Sabín + Enrique M. Blanco, Rebeca Blanco, arquitecto técnico
Fotografía: Roi Alonso + sabin-blanco.com
Vacío, sustracción y silencio. Jornadas n’UNDO. Llamada a participantes
Vacío, sustracción y silencio. Jornadas n’UNDO de crítica, reflexión y conocimiento.
Bajo el título Vacío, Sustracción y Silencio. Resta y Renuncia en el proceso creativo, se plantea un encuentro de carácter interdisciplinar, como un lugar común de intercambio, crítica, y conocimiento. La Resta y la Renuncia como materia de procesos, investigaciones, intervenciones y obras permiten la reflexión desde diferentes ámbitos y disciplinas.
Las jornadas, que tendrán lugar en La Casa Encendida (Madrid) durante los días 16 y 17 de noviembre de 2016, tienen como fin crear un lugar de encuentro entorno al vacío, la sustracción y el silencio, con especial atención a la importancia que la resta y la renuncia tienen en el proceso creativo de cualquier disciplina.
El contenido de las jornadas se desarrollará en diferentes formatos: ponencias, debates, mesas de reflexión, talleres, interpretación musical, exposición de obras y proyectos y exposición oral de comunicaciones.
Para ello se ha convocado como ponentes a un grupo de personas cuya trayectoria y proyectos tienen especial relevancia en la temática. Además, se abre una llamada a comunicaciones y proyectos, donde se convoca a todas aquellas personas o instituciones cuyas inquietudes, trabajos, proyectos, obras o escritos sean afines al tema.
Estas jornadas surgen de la inquietud de n´UNDO en el desarrollo de su base teórica y son posibles gracias a la generosidad de los ponentes, así como a la disposición por parte de patrocinadores y colaboradores.
Toda la información acerca del proyecto se encuentra disponible en su web.
Lanzamiento de la llamada a comunicaciones y proyectos.
Con el fin de ampliar el círculo de la reflexión se convoca la participación mediante un envío de comunicaciones a todas aquellas personas, instituciones, grupos o colectivos que quieran compartir sus conocimientos, reflexiones, proyectos o inquietudes en relación al tema: Vacío, sustracción y silencio. Resta y Renuncia en el proceso creativo. El acercamiento puede ser desde cualquier disciplina. Se valorará especialmente la referencia a procesos intelectuales, creativos y proyectuales así como a sus acciones derivadas.
El proceso de recepción de comunicaciones y proyectos estará abierto hasta las 23:59 del 17 de abril de 2016, momento en el cual pasarán a ser valoradas por el comité científico para su aceptación. Toda la información relativa al envío y las bases puede ser consultada aquí.
Las comunicaciones validadas por el comité científico darán la oportunidad a los autores de publicar un artículo sobre el tema en una publicación digital y física o de exponer la obra o proyecto presentado. Ocho de las comunicaciones serán expuestas de forma oral durante las jornadas y se seleccionarán comunicaciones para su participación dentro de las mesas de reflexión.
Edificio Copan (1951-57), Oscar Niemeyer | Fuente: wikimedia.org
Supero el cerco que la realidad política nos tiende diariamente a todos y decido hablar1 de Oscar Niemeyer (1907-2012) cuya longevidad cesó en diciembre de 2012.
Ya una vez escribí que había tenido el privilegio de conversar con él en su estudio de la Avenida Atlántica frente a Copacabana en 1994. Hablamos de su Memorial de América Latina, conjunto que se había terminado hacía poco (1989), de su casa en Río-Gávea que nunca he dejado de admirar y de otras cosas que ya olvidé, aderezadas con algunos recuerdos de su ya muy lejana visita a Caracas en 1956 para el proyecto del Museo de Arte Moderno encargado por Inocente Palacios (1908-1996).
Hombre de voz queda y hablar pausado, de baja estatura y cordialidad más bien escueta, fue muy comunicativo y hasta cariñoso durante la hora y tantos que me dedicó, siempre teniendo sobre la mesa un pliego de papel de croquis en el cual, con pequeños dibujos explicativos, documentaba su discurso. El día anterior yo había estado con Lucio Costa2 (1902-1998) quien me había hablado de João da Gama Filgueiras Lima, Lelé (1932) como un arquitecto interesante de las nuevas generaciones, así que se lo mencioné y se expresó en términos admirativos y de amistad sobre alguien de una generación más joven. Pero hasta allí llegaron sus comentarios hacia lo de afuera, porque Niemeyer parecía estar totalmente entregado a sí mismo, muy consciente de su valor personal y poco dispuesto a hablar de otros, incluyendo a quienes podían haberlo influido, como por ejemplo Le Corbusier, respecto a quien le pedí un comentario recordándole su colaboración con él para el Ministerio de Educación en Rio de Janeiro, 1936.
Dijo muy poco pese a ser indudable que la obra temprana de Niemeyer fue influida por el suizo-francés y que además lo unía a él una admiración natural que se deja ver en la carta fechada en Enero de 1963, publicada en las Obras Completas de Le Corbusier, en la que dice de la obra:
¡Qué hermosura! ¡Qué obra extraordinaria! ¡Qué lección de idealismo y convicción profesional!
Una admiración que no implicaba sujeción sino capacidad para entender no sólo al otro, al diverso, al distinto, sino también al Maestro. De quien fue diferenciándose a medida que re-elaboraba con sus puntos de vista personales el legado moderno.
Porque nada hay más superficial que pretender, como insisten en señalar los periodistas anglosajones (ver el obituario de The Ecomomist) que Niemeyer es una refutación del funcionalismo moderno de Le Corbusier, al cual le dio poesía. Comentario que muestra, además de ignorancia, la manía norteamericana (y muy de periodista) de clasificar para evitar pensar.
De todos modos, a ese equívoco contribuyeron las poses recientes de Niemeyer al ser entrevistado3. Desde su regreso al Brasil post-dictadura en 1985, Niemeyer había empezado a ser un imitador de sí mismo un tanto afiebrado; y si en él seguía palpitando su genio de artista, sus obras de ese período comienzan a resentirse de un amaneramiento que roza el Kitsch. Del cual siempre padeció un poco pero que en sus años finales se exacerbó. Y ya después le dio por hacer literatura trivial y al gusto general con las curvas, la mujer y la poesía, de un modo que tuvo mucha audiencia pero tan superficial como su insistencia en glorificar su comunismo de salón.
Esa flaqueza se nota ya en el Mausoleo a Juscelino Kubitschek, obra de 1981 que se resiente de un monumentalismo basado en el tamaño y los efectos hasta convertir a JK en un Emperador. O en el Panteón de la Patria Tancredo Neves, construido en 1985, inmenso espacio oscuro en el que discurren miniaturizados, eventos museográficos vinculados a la historia del Brasil, sin consideración al grano fino que toda arquitectura exige.
En todo caso, tanto en estos edificios como en las obras que construyó en esas décadas finales late siempre el genio artístico de un hombre excepcional, quien hizo de sus obras parte del patrimonio artístico brasileño.
He tenido oportunidad, aparte de las obras de Brasilia, de visitar el Memorial en Sao Paulo y el Museo de Niteroi en los suburbios de Río de Janeiro. Si en lo que se refiere a Brasilia, no puede negarse que la Plaza de los Tres Poderes pero en particular el conjunto del Congreso enriquecido con los murales internos de Athos Bulcao y otras extraordinarias obras de arte, es arquitectura trascendente, creo que Itamaraty (Ministerio de Relaciones Exteriores) inaugurado en 1970, es una obra central del siglo veinte. No puedo decir lo mismo del Memorial o Niteroi. Por una parte me sumo a la crítica que le oí en Sao Paulo a Joaquim Guedes (1932-2008) en cuanto a los excesos estructurales del Memorial, pero lo peor es el muy torpe manejo de la luz natural en la Biblioteca y el ambiente de sala de juego del Auditorio. En cuanto a Niteroi me parece un mal Museo sin que eso me impida reconocer el efectismo impecable del inédito volumen blanco plantado en el litoral rocoso.
Por contraste casi todo lo que hizo Niemeyer desde Pampulha (1940-41) hasta Brasilia (1960) se sostiene en la tradición arquitectónica moderna con fuerza propia y vocación patrimonial sólida. Como es el caso del edificio Copan (1951-57), que aquí mostramos, sorprendente edificio de viviendas, comercios, cines y teatros cuyas características formales marcadas por los aleros de protección solar que reflejan la luz natural al interior de las viviendas, su trayectoria sinuosa y su riesgo como sede de usos diversos, superan con creces los problemas de habitabilidad que lo han afectado.
Y resumo diciendo que la arquitectura de Niemeyer alcanzó momentos muy altos, pero que el haber vivido tanto no lo ayudó y más bien lo tentó con la banalidad que muestran muchas de sus obras recientes.4
Óscar Tenreiro Degwitz, Arquitecto.
Venezuela, febrero 2013, Entre lo Cierto y lo Verdadero
Notas:
1. Al poco tiempo de entrar a estudiar arquitectura a fines de 1955, tuve en mis manos un libro sobre la obra de Oscar Niemeyer, firmado por Stamo Papadaki, alguien de quien poco he podido averiguar aparte de que era historiador y crítico cuyo legado reposa en la Biblioteca de la Universidad de Princeton en USA. Lo puso en mis manos mi hermano Jesús que ya por ese entonces se acercaba al final de la carrera, y pude ver entonces las imágenes de la obra de este arquitecto que empezaba a sonar en el mundo con mucha fuerza.
Estaba allí por supuesto la ya famosísima iglesia de Pampulha con los murales de azulejos de Cándido Portinari. Y su influencia entre nosotros se hacía notar a pocos metros del lugar donde nos sentábamos en las mañanas entre clases en el viejo edificio de la Facultad, hoy Ingenieria: en el comedor universitario que Villanueva había construido en 1951. Ese comedor, de techos abovedados a los cuales se llegaba por un pasillo techado sinuoso que arrancaba en un pequeño pabellón que era la librería universitaria y estaba revestido de azulejos, era un claro reflejo del impacto que había causado en nuestro arquitecto el conjunto de Pampulha construído en 1941 en Belo Horizonte por Niemeyer, bajo la iniciativa de Juscelino Kubitschek, para entonces Gobernador del Estado de Minas Gerais, Brasil. Nuestro comedor habría de ser demolido en los años setenta pese a la campaña en contra liderada por Paulina, la hija de Villanueva, quien se enfrentó sin éxito a esos arranques arrogantes de la democracia de entonces, perfectos antecedentes de la dictadura que hoy tenemos. Y al comedor que mucho nos gustaba lo sucedió un lamentable edificio encargado a un amigo del partido en el Poder entonces. Tal como hoy se hace. ¿Hay muchos motivos para extrañarse?
Pero sigamos, hablaba del libro de Papadaki. En él se mostraban una y otra vez los edificios del muy joven Niemeyer (48 años), los de volúmenes prismáticos, acompañados siempre de unos croquis que pretendían demostrar que seguir las columnas hasta el suelo era un error, que debían recogerse en columnas de dos puntas, de bordes redondeados, que liberaban la Planta baja y le conferían la deseada transparencia integradora con el paisaje circundante. Este gesto era una indudable influencia de Marsella-Corbusier, pero Niemeyer había elaborado el diseño mediante la elegancia que le era propia, hasta hacer de las columnas objetos autónomos (las de Marsella muestran más claramente su deuda con lo estrictamente constructivo) que anunciaban lo que habría de ocurrir apenas cinco años después en los primeros palacios de Brasilia.
Me impresionó personalmente eso que llamo elegancia, cuando en 1958 recorrí la Planta Baja del Hospital Sudamérica en Río de Janeiro, junto a la Lagõa, laguna natural que sirve de punto focal en una zona de la ciudad, uno de esos edificios de pórticos regulares y volumen prismático que Niemeyer construyó por ese tiempo. Me gustó mucho y me interesó especialmente la idea de separar el trayecto de médicos y pacientes del de los visitantes, en pasillos paralelos adyacentes a las fachadas, recurso que al parecer era demasiado costoso para tomarlo como ejemplo. Y la planta Baja, en efecto, permitía la integración visual hacia los bellos jardines que me parece eran de Roberto Burle Marx (y aquí acudo a la ayuda de Carola Barrios quien me ilustrará al respecto apenas lea esto).
2. Mi reencuentro con la obra de Niemeyer sería ya en mayo de 1961 con una visita a Brasilia inaugurada el año anterior que motivó mi primer artículo sobre arquitectura, publicado en la revista de nuestra Facultad Punto, en el número de Noviembre de 1961. Ya allí, eso que llamo elegancia en el diseño y que podría merecer otro nombre, se manifestaba en las columnas de los palacios de la Plaza de los Tres Poderes. Su primera realización había sido en el Palacio de la Alvorada (maravilloso nombre por cierto), lejos de la Plaza, terminado tal vez dos años antes de la inauguración, cuyas imágenes habían circulado por el mundo. Ese modo de unir los pórticos entre sí en el sentido largo del edificio con gráciles vigas curvas de gran curvatura y el desarrollo de mayor a menor ancho desde su base hacia la punta superior, era un evento estético, escultural en el mejor sentido de la palabra y sobre todo, he de detenerme en esto, radicalmente originales. Siempre he querido visitar ese Palacio tan resguardado de los curiosos que sólo se ve a la distancia desde las verjas, porque creo que se trata de un edificio único, irrepetible, que resume lo mejor del lenguaje estético maduro de un gran artista, un icono del arte de quien he llamado una y otra vez hombre excepcional.
En el Palacio del Planalto, sede del Ejecutivo, hay otra versión de ellas que también está muy lograda por la escala especial de este gran edificio, cuyas plantas superiores, con oficinas que dan hacia unos hermosísimos jardines internos, pude visitar en ese entonces.
Mi visita siguió rumbos interesantes pero me detengo aquí porque considero que en este corto espacio debo hablar de otras cosas más bien anecdóticas.
3. Mencionar por ejemplo que fui testigo (muy jovencito, apenas quince años y me preparaba a entrar en la Facultad), de una conversación entre Niemeyer y nuestro Fruto Vivas (1928) en la que este le preguntaba por la “presencia del pueblo en la arquitectura”. No recuerdo la respuesta de Niemeyer pero sí la ocasión y el lugar. Fue en la terraza del edificio Sur de la Ave. Bolívar (Arq. Cipriano Domínguez 1904-1995) edificio directamente influido por el Ministerio de Educación de Niemeyer-Corbusier. Allí, en unas oficinas que me parecían fabulosas en cuya mezzanina funcionaba la Sociedad Venezolana de Arquitectos, entre volúmenes y muros sinuosos recubiertos de mosaico cerámico de una terraza con vista a la Ave. Bolívar en plena construcción, se realizaba la fiesta inaugural del IX Congreso Panamericano de Arquitectos, al cual permitían inscribirse a los estudiantes. Yo no lo era todavía, lo sería en un mes más porque el Congreso tuvo lugar en Sseptiembre de 1995 (¿o agosto?). Recuerdo esa conversación tal como recuerdo a Maurice Rotival (1892-1980) diciendo en inglés ante un grupo y señalando con un amplio gesto a todo el centro Simón Bolívar donde ya estaba concluida la estructura de las torres:
…“When I planned this…”
Ante la mirada un poco abobada de los presentes, yo incluído. Otras veces he escrito sobre esto, tan marcado lo tengo en el recuerdo, porque para mí, en cierto modo, refleja lo que era la Venezuela de entonces para los arquitectos jóvenes: tierra de muchas promesas.
Las circunstancias de la visita de Niemeyer me intrigan hoy. Fruto Vivas, a quien llamé para confrontar memorias, me dice que Niemeyer había venido para lo del proyecto del Museo de Arte Moderno y coincidió con el Congreso. Yo tengo otra versión porque recuerdo con toda claridad que cuando Oscar estaba en lo del Museo de Arte Moderno dio una charla en la Facultad de Arquitectura vieja a la cual yo asistí ya como estudiante. En ella Niemeyer habló por supuesto de las columnas de dos o tres puntas y su pertinencia; y de otros proyectos o edificios construidos, dibujando esquemas con carboncillo sobre papeles desplegados en un atril, a la mejor manera Le Corbusier. Lo hacía con extraordinaria destreza y al concluir la charla los estudiantes más cercanos al atril se abalanzaron sobre los dibujos para quedárselos.
Esa charla tuvo que haber sido a fines del 55 o en el 56, para que yo pudiera haber sido ya estudiante, aparte de que el 56 es la fecha que se reconoce para el proyecto del Museo. Ya esperaré el veredicto, aquí también, de Carola Barrios, pero entretanto contradigo a Fruto diciendo que Niemeyer vino dos veces con pocos meses de diferencia. Ya los protagonistas, en todo caso, se han ido yendo de nuestro mundo; incluyendo uno que podía haber zanjado la diferencia de fechas: Henrique Hernández (1930-2009) quien junto a Fruto y otros colaboró en el Proyecto del Museo.
También recuerdo otras cosas menores de esa fiesta que me resulta divertido mencionar aquí. Una que yo, a pesar de mi extrema juventud, me sentía como en casa; otra, que se servía un buffet en el cual había hasta lechones de esos que llevan una manzana en la boca; la tercera, que apenas se llegó al nivel alcohólico necesario los más jóvenes empezaron a bailar entusiasmados, destacándose casi como líder del grupo a Luis Jiménez (1933-1993) que la emprendió con un Charleston (era la moda-retro de entonces) teniendo como pareja, si mal no recuerdo, a Mariluz Bazcones; y la cuarta muy importante para mí: ese lugar, esa terraza del edificio Sur era un manifiesto exultante de la arquitectura moderna de ese tiempo. Y ello ocurría en un pequeño país de América Latina que se asomaba a la modernidad. Venezuela tenía entonces sólo 4 millones de habitantes y Caracas casi un millón.
4. Alargo hoy demasiado estas notas, pero no me puede quedar sin decir aquí algo que para nosotros los venezolanos debería ser enseñanza central.
Oscar Niemeyer ocupó un enorme espacio en la arquitectura brasileña durante toda su larguísima vida. En los años sesenta del siglo pasado, cuando apenas terminaba la experiencia de la primera Brasilia, acaparaba la escena. Porque Brasilia en sus edificios monumentales más importantes es su obra exclusiva.
No creo que eso haya sido cómodo para todos los arquitectos brasileños. Pero si fue así, muy poco trascendió hacia afuera. Había arquitectos de mucho peso (pensemos nada más en Vilanova Artigas, Rino Levi, Sergio Bernardes, Paulo Mendes Da Rocha, Joaquim Guedes, incluso el gran Alfonso Eduardo Reidy quien murió en el 64, o Lelé, a quien menciono en la nota, y muchos más que se me escapan) que tenían todas las credenciales para estar presentes en la capital del país de modo más destacado. Lelé tuvo una presencia decisiva, es verdad, en la Universidad de Brasilia (edificio conocido como el Minhocão- la serpiente o elro gusano) pero los demás muy poca, al menos la que se conoce.
Y lo que me interesa destacar es que, pese a toda esa presencia excesiva y permanente, los edificios de Oscar se han conservado impecables e incluso han sido ejecutados por todos los gobiernos, incluida la dictadura que lo llevó al exilio. Se han respetado y mantenido por encima de cualquier consideración personal y sobre todo de cualquier idea de exclusión política. Que eso sea un mérito atribuible al modo de ser brasileño, algo así como un respeto al talento especial, me parecería de un valor excepcional. No me atrevo a asegurarlo pero lo lanzo como una de las hipótesis. Otra podría ser que en Brasil, un país tan grande con un sector privado muy poderoso, en el cual, además, el Poder Público está muy descentralizado y las gobernaciones de los diferentes Estados tienen mucha autonomía, con Alcaldías económicamente fuertes, se mantuvieron espacios de participación para los arquitectos, independientemente de lo que hacía el gobierno federal. Esta última parece una hipótesis bastante plausible, pero lo que más interesa es que la presencia de Niemeyer estuvo en cierto modo asociada a una tranquila y muy madura aceptación de su valía, pese a que ya en los últimos años resultaba hasta irritante el peso de un hombre que acusaba senilidad.
“Todo esto, en definitiva, contrasta con la insólita actitud de exclusión política que ha sido típica del mundo venezolano. Que ha alcanzado niveles escandalosos en tiempos recientes para desgracia de nuestra arquitectura y nuestra cultura”.
Con motivo de la exposición “RCR Arquitectes. Creatividad Compartida”, que podéis visitar desde el pasado 24 de febrero hasta el 8 de mayo 2016 2016 en Museo Ico de Madrid, hemos tenido la oportunidad de realizarle una pequeña entrevista a Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta, que conforman el estudio RCR arquitectes.
“RCR Arquitectes no es un estudio al uso. Alejado de los tradicionales centros de influencia de la arquitectura española, han decidido llevar esta disciplina un paso más allá echando su mirada atrás, al tiempo en que la arquitectura protegía al hombre de las inclemencias de la naturaleza sin romper el vínculo que lo unía a ella. La arquitectura telúrica de RCR parece, de hecho, moldeada por las fuerzas de la naturaleza, arrojada a la superficie desde el interior de la tierra por los volcanes que rodean Olot.”
Estamos muy contentos por la oportunidad que nos brinda la Fundación ICO de Madrid de exponer “RCR Arquitectes. Creatividad Compartida” en el Museo ICO puesto que valoramos la trayectoria de esta institución, con su apuesta por la mejor arquitectura y el urbanismo nacional e internacional.
¿Con qué parte se identifica más RCR?
Creemos que la suma de las dos exposiciones convierte la muestra en Madrid en un gran acierto porque explica en la planta baja los primeros pasos de la concepción de un proyecto, recogido en la exposición “RCR Arquitectes: Papers” que se pudo ver en el museo Arts Santa Mònica de Barcelona, y desarrolla en la segunda planta los conceptos en los que se apoya la obra de RCR Arquitectes, hasta llegar a su materialización, tal como se mostró en “RCR Arquitectes: Creativitat compartida” en el Palau Robert de Barcelona. La ocasión de reunir todo el proceso creativo en un solo lugar da una visión muy completa de las ideas que subyacen a nuestros proyectos.
Tras 25 de profesión, ¿cuál o cuáles son las obras más significativas para RCR?
Cada obra nos permite investigar nuevos aspectos para generar espacios para los sentidos, por lo cual cada obra es significativa. Tal vez podríamos nombrar el proyecto no construido del Faro, que hicimos al inicio como jóvenes arquitectos recién egresado, como una manera de entender la arquitectura. Proyectamos un faro horizontal porque para nosotros prevalece el concepto sobre la forma.
¿Qué retos futuros tiene o se le plantean a RCR?
Un reto con el que estamos en la actualidad es proponer nuestra lógica proyectual en otros lugares del mundo, comprendiendo las claves del lugar en otras culturas.
¿Cómo y cuándo se origina el proyecto? ¿Es un momento individual o colectivo?
Tal como reza el título de nuestra exposición, entendemos el origen del proyecto como una creatividad compartida. Nos interesa mucho que el cliente participe desde los inicios del proyecto para que comprenda la concepción de la obra como un proceso, no como una propuesta formal. Es así cómo podemos llegar a respuestas que recogen la esencia del lugar y responden de una manera integral a los requisitos del programa, para no caer en formalismos.
¿Qué importancia juega la naturaleza en vuestra obra? ¿Y por qué?
La naturaleza es nuestro modelo y nos guía cuando estamos buscando un equilibrio entre los contrarios, como por ejemplo lo horizontal y lo vertical, lo lleno y lo vacío, lo frágil y lo consistente. La arquitectura también es un proceso vivo. Por eso nos interesa la naturaleza.
En una ocasión William J. R. Curtis señaló la capacidad de RCR de “arquitecturizar la luz” ¿RCR utiliza la luz como un material más de proyecto y así enlazar naturaleza y construcción?
Es cierto que la luz es un elemento más a la hora de proyectar. Por eso nos gusta trabajar con filtros. En la exposición incluimos elementos arquitectónicos de varios proyectos como los que hemos desarrollado para el Espai Barberí, los Pabellones y el Restaurante de Les Cols o el Restaurante Enigma.
¿Qué hubo en su formación que llevase RCR a emplear esta metodología proyectual? ¿En qué consiste o basa su metodología proyectual?
En la Escuela de Arquitectura del Vallés nos trasmitieron la importancia de la emoción en la arquitectura, que se han de sentir emociones en los espacios que se crean. Esto nos ha marcado profundamente y nos guía en nuestra metodología proyectual. Si la respuesta no es bella, ha de seguirse buscando una respuesta mejor.
Para conseguir esa belleza, son más importantes las ideas que las formas. Por eso nos ha interesado desarrollar un tipo de esbozo líquido, como lo son las aguadas que vemos en la planta baja de la exposición. Buscamos respuestas esenciales y desarrollamos el proyecto apoyándonos en conceptos como la mediación con el paisaje y el espacio, el espacio, la presencia del tiempo, la función pública y social, la estructura y la materialidad, el sistema y la desmaterialización.
En cada proyecto RCR investiga nuevos materiales, nuevos usos, etc… ¿Por qué?
Cada proyecto busca una respuesta específica. En RCR la arquitectura es la estructura y la esencia de cada intervención es la materia. Cada obra comparte una visión cercana a partir del carácter háptico, táctil, rugoso, perceptivo. Por otro lado, uno de nuestros objetivos máximos es a la vez la búsqueda de una arquitectura transparente, sin límites, puro espacio en simbiosis con la naturaleza. Es decir, la tendencia a la desmaterialización.
RCR Arquitectes. Aguatinta del pabellón de baño Tussols-Basil
Hace unos años en una entrevista comentaban que se fijaban más en la pintura que en la arquitectura, ¿por qué?
La pintura, lo extendería al arte en general, está más próximo al mundo de las ideas y puede ser muy emocional. Por eso nos gusta inspirarnos en obras de arte.
¿Cómo ve o encuentra RCR la arquitectura actualmente?
Cada cual hace su camino. No queremos entrar en valoraciones sobre la arquitectura contemporánea en general. Desde nuestra perspectiva creemos que las personas tienen necesidad de valores esenciales en un mundo volátil. La arquitectura puede ofrecer ese refugio.
¿Qué aconsejarían a los actuales estudiantes y futuros profesionales de arquitectura?
“Aconsejamos hacer una arquitectura tal como la persona la siente”.
Respuestas de Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta de RCR Arquitectes a la entrevista de Alberto Alonso Oro, arquitecto y editor en veredes.
Este libro recoge cinco ensayos sobre la idea de habitar del arquitecto y crítico finlandés Juhani Pallasmaa. De la mirada fenomenológica que aparece en el primer y más extenso artículo, “Identidad, intimidad y domicilio” (1994), hasta el significado de la experiencia del tiempo en la realidad empírica humana de “Habitar el tiempo” (2015), el conjunto no solo aborda las dimensiones materiales, formales, geométricas y racionales de la idea de habitar, sino que penetra de forma apasionante en las realidades mentales, subconscientes, míticas y poéticas de la construcción y la vivienda.
Juhani Pallasmaa (Hämeenlinna, 1936) es arquitecto y trabaja en Helsinki. Fue profesor de arquitectura en la Universidad de Tecnología de Helsinki, director del Museo de Arquitectura de Finlandia y profesor invitado en diversas escuelas de arquitectura de todo el mundo. Autor de numerosos artículos sobre filosofía, psicología y teoría de la arquitectura y del arte, su libro Los ojos de la piel (2006) se ha convertido en un clásico de la teoría de la arquitectura y es de lectura obligatoria en diferentes escuelas de arquitectura de todo el mundo. Pallasmaa es también autor de La mano que piensa (2012), La imagen corpórea (2014) y Habitar (2016), todos ellos publicados por la Editorial Gustavo Gili.
“NUMAX es un cine, una librería y un laboratorio de diseño, comunicación y produción audiovisual”
NUMAX
Cuando este reto llegó a nuestra mesa, en la primavera de 2014, enseguida entendimos que se trataba de la oportunidad de participar en una iniciativa singular en el país, cargada de valores (dinamización cultural, modelo cooperativo, etc.) y con un alto potencial transformador, capaz de conseguir todo nuestro interés y compromiso.
Partíamos de un programa de necesidades complejo (sala de cine para un mínimo de 70 personas, librería, ambigú y oficina) a organizar en un bajo comercial atractivo (buena situación, esquina en edificio singular, luminoso), pero justo de dimensiones para los uso previstos (superficie y altura libre), y con unas características que no eran las idóneas para todos ellos. Limitado iba a ser también el presupuesto de la obra, aun más cuando la prioridad venía marcada por un equipamiento audiovisual de primera orden.
Se trabaja en la búsqueda de una solución práctica y amable, sin margen para concesiones. Los requisitos técnicos, en especial los de la sala de cine (aislamiento y acondicionamiento acústicos, parámetros geométricos para una correcta visión de la proyección), adquieren un peso determinante. Tanto el encaje funcional de los distintos espacios como la mayor parte de la inversión, pasan por dicha sala. En la organización interior, destaca también la relación entre los dos usos públicos (cine-librería): necesaria transición entre espacios de caracteres contrarios, presencia de uno en el otro, etc.
La intervención es completa y abarca desde el refuerzo de la estructura existente hasta el diseño del mobiliario. En el exterior, se ciñe a las carpinterías para respetar la imagen del edificio, diseñando unas nuevas para la fachada de acceso y recuperando las existentes de la otra. En cuanto a los materiales, se atiende a la economía y al uso sincero y directo de los mismos, para lo cual se opta, dentro de lo posible, por soluciones de mínimos que, al tiempo que resuelven las necesidades técnicas, acercando las calidades de imagen y acabado.
En cuanto al proceso, además del diseño (en estrecha colaboración con el equipo de Numax) y de la dirección de la obra, llevamos a cabo a gestión de la misma, lo que repercutió positivamente tanto en el calidad del resultado cómo en el ahorro económico.
Obra: Cine y librería NUMAX
Emplazamiento: Rúa Concepción Arenal, nº9. Santiago de Compostela, Galicia, España
Autores: Hábitat Social, Sociedade Cooperativa Galega (Jose Manuel Sánchez Vizcaino, Ramón Fernández Sánchez, Carolina Jack Lago, Xiao Varela Gómez)
Colaboradores: E3 arquitectos
Año: 2015
Fotografía: Numax | Tamara de la Fuente + habitatsocial.coop
Publicaciones.
III Jornadas de Bioconstrución. Construción con tierra / Asociación Espiga. Monforte de Lemos, Junio 2015 >>
Coop son activas. Procesos de autodesarrollo comunitario >>
Organizado por Arquitectura sin Fronteras y el Fondo Gallego de cooperación y solidaridad
5 de mayo de 2015
Construción colaborativa elhábitat >>
Acerca de la integración de las artes. Curso de interpretación de la arquitectura. Fundación Luis Seoane
5 de febrero de 2015
Ecoloxía política. Olladas desde Galicia. Editorial O ben comun. 2014
“Procesos de autoconstrucción-Procesos de autoorganización ciudadana” >>
Organizada por la Universidad Internacional de Andalucía [UNIA]
3 de octubre de 2011
Entrevista a Hábitat Social en el programa “Bos Dias” de la Televisión de Galiza >>
14 Octubre de 2012
“Segregaçom urbana na Galiza” >>
artículo para el periódico Novas da Galiza
Enero 2012
“Experiencias de autogestión del hábitat” >>
artículo en el segundo número de la Revista Márgenes titulado “Ciudades Lacradas”
abril-junio 2012
Las puertas son oportunidades de cambio. Santiago de Molina
“Las puertas son el lugar donde se producen los intercambios y la oportunidad de pasar al otro lado”.
Santiago de Molina transmite con pasión por qué merece la pena inventar y darle importancia a las puertas, durante la conferencia en TEDxUPValència.
Santiago de Molina
Es arquitecto por la ETSAM (1997) y doctor arquitecto por la UPM (2001) con una tesis sobre «collage y arquitectura» por la que recibió el premio extraordinario de doctorado de la UPM.
Ha colaborado en el periodo del 2002 al 2007 con Rafael Moneo, donde ha participado en diferentes proyectos entre los que podría destacarse la dirección de obra del Hospital Materno Infantil de O´Donell, en Madrid. Anteriormente ha colaborado, entre otros, con Francisco Javier Saénz de Oiza.
Su interés en la docencia
Hace que desarrolla desde el año 2001 labores como profesor de Proyectos, en la actualidad desde la universidad San Pablo CEU de Madrid, donde es, desde septiembre de 2021 Director de la Escuela Politécnica Superior. Ha sido profesor no permanente en la Universidad de Alcalá de Henares. Ha sido visiting Professor en ESNE y Guest Profesor en la UAX, donde ha impartido conferencias acerca de Proyectos de Arquitectura, ETSAM, ESAYT, ETSAS, ETSAC, UIMP, ETSAB, en la Pontificia Universidad Católica y en la Universidad Diego Portales ambas en Chile. Compagina su labor como docente con el trabajo profesional en su propio estudio. Ha recibido diferentes premios en concursos nacionales e internacionales. Ha sido seleccionado para la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo 2013.
Es director de la revista Constelaciones desde 2015. Durante el periodo 2014-2016 ha sido director del Instituto de Arquitectura del COAM. También es redactor por concurso público de la Ciudad Viva. Fue co-director del grupo de investigación “contextos de la Arquitectura” y del Máster en Estudios Avanzados de Proyectos Arquitectónicos del CEU.
Responsable de la evaluación de proyectos I+D+i, dentro del área tecnológica de Arquitectura y tecnología de la construcción de la Cámara de Comercio de Madrid desde el año 2007.
Biblioteca Nacional Vijećnica de Sarajevo, 1995 | Fuente: bosniangenocide
La destrucción de un edificio histórico, de un lugar en que se ha transmitido el saber de un ars, de una τέχνη, en que un artesano ha vivido y operado ignaro de la existencia de la historia, la industria, el scientific management, alejado de una leyes económicas que la prostitución del lenguaje insiste en llamar democráticas, un lugar en que el tiempo se ha depositado oscureciendo los días, es comparable a la destrucción de un libro.
Como dice Fernando Baéz en su excepcional Historia universal de la destrucción de libros, la destrucción de los libros –que ha periódicamente ocurrido y sigue ocurriendo, incluyendo entre los ordenantes de la destrucción a personas de la cultura como René Descartes, David Hume, Martin Heidegger, Vladimir Nabokov (quien quemó el Quijote ante más de seiscientos alumnos) –representa la aniquilación de la memoria, del patrimonio de ideas, la destrucción de lo que se considera una amenaza a un valor superior, perpetrada a través de un medio considerado sagrado.
El principal medio usado para la destrucción era el fuego, sagrado porque fuente de vida y muerte, con el que el hombre juega a ser dios, como aquel 14 de abril de 2003 en que se quemaron un millón de libros en el incendio de la Biblioteca Nacional de Bagdad, tras la toma de la ciudad por las tropas estadounidenses. Los días siguientes ardieron el Archivo Nacional, la Biblioteca de la Universidad de Bagdad y decenas de bibliotecas universitarias del país. Las obras arqueológicas fueron saqueadas y transportadas a Londres, Roma, Berlín y Nueva York, para satisfacer a los coleccionistas privados, como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia. Hechos similares ocurrieron en 1995 en Sarajevo, cuando los Serbios quemaron la Biblioteca Nacional presente en la ciudad destruyendo dos millones de libros. Los medios de destrucción –como el fuego, el agua, los terremotos, las tormentas– eran simbolizados con la espada, considerada un atributo divino.
En el caso contemporáneo de la destrucción del patrimonio cultural representado por los edificios y los comercios históricos de Barcelona, el medio de destrucción es abstracto –tan abstracto como puede serlo el lenguaje jurídico– concretamente la ley de arrendamientos urbanos (LAU) que, promulgada en 1994, abrió el camino al elemento que rige la economía contemporánea: la especulación, en su acepción que nada tiene que ver con la reflexión filosófica. El mercado financiero permea la metrópoli, la envuelve, la destruye. Como en un cuadro de Grosz, los inversores asaltan la ciudad con la voracidad que sólo el dinero y las ganas de conquista y destrucción pueden producir, fielmente asistidos por bufetes de abogados de renombre. Multinacionales –sin rostro, sin alma, abstractas y con privilegios fiscales– representan la indiferencia de los objetos transformados en mercancías, y son la transposición a nuestra época de los cínicos hombres de negocios del Berlín de los años veinte de los cuadros de Grosz.
Un medio considerado sagrado, la ley económica –economía que no tiene ninguna relación con la justa distribución de los recursos naturales y culturales –anula la memoria, el patrimonio de ideas –patrimonio cuya etimología es el ‘hacer saber’, ‘hacer recordar’– destruyendo lo que se considera una amenaza a un valor superior, la especulación de los inversores.
La memoria, el patrimonio de ideas que se quiere destruir es el saber hacer –el ars— del artesano, autónomo e independiente de la industria y los poderes, que decide y dispone de sí mismo, sustrayéndose a la sumisión que requiere el sistema de producción industrial. Libreros, sastres, luthiers, pasteleros, panaderos, tintoreros, fabricantes de juguetes creativos, carpinteros, cereros, herbolarios, cuyo saber amenaza, cuya presencia deja abierta una posibilidad otra a la producción taylorista, al scientific management que precisa, para sobrevivir, un equipo de burócratas al servicio de ideas totalitarias con la función de destruir el pasado para invalidar cualquier crítica, como George Orwell profetizó hace ochenta años en su 1984.
Una destrucción sin fuego, silente, como un ahogamiento cuyo deus ex machina es un dios invisible que hace uso de un instrumento de destrucción sagrado, la ley, como una espada moderna. El patrimonio, la acumulación de conocimientos, eventos y saberes materializados en las bodegas, tiendas, talleres y comercios históricos de la ciudad es la amenaza que tiene que desaparecer, el libro que hay que quemar, el patrimonio vivo de una cultura entera. Un dios invisible que entra en todos los lugares y los anula, llevándolos a la esterilidad y anestesia de la cadena de montaje. Un dios invisible que representa el único elemento que permea nuestra polis, el único lenguaje que se aprende desde los primeros momentos de la escuela obligatoria. Lenguaje que nada tiene que ver con la comunicación ni con la educación –el ex-dūcere liberatorio, liberador, libertario–. Sorprenderse por la destrucción de los comercios y talleres antiguos de Barcelona es hipocresía pura, hasta que no se desmonte pieza por pieza el ámbito educativo y se vuelva (vaya) hacia una verdadera capacidad de cuestionarse, antes de cuestionar. Los lugares, su creación, su destrucción, son la proyección de ideas y formae mentis que solo un largo y complejo (sin ser complicado) proceso de revolución personal puede cambiar, liberar, ex-dūcere.
El mismo operar es evidente en la manera de intervenir en el ámbito arquitectónico y urbano. Edificios históricos, cargados de memoria, eventos, manos que tocan y voces que gritan y gozan, son restaurados mediante su vaciado, la destrucción de sus vísceras para dejar la piel, máscara grotesca de lo que fueron e imagen fotográfica perfecta para la venta de un simulacro de memoria por parte de las empresas constructoras, en connivencia con los arquitectos, los políticos y los bufetes de abogados de renombre como, una vez más, en un cuadro de Grosz.
Los edificios y los comercios históricos de Barcelona que se destruyen mediante la ley son libros que arden, una amenaza que representa otra posibilidad, otra manera de vivir, otra manera de pensar.
Violencia blanca es el nombre de una exposición realizada en el marco del proyecto artístico 1 Mes / 1 Artista, un pequeño espacio ubicado en el Centro Histórico de ciudad de México. Realizada por la artista japonesa Seiko Yamamoto esta obra parte de la arquitectura moderna como leitmotiv.
Su inició es sencillo, Yamamoto toma el color predominantemente blanco que caracterizaba a esta arquitectura –que tenía en su origen criterios puramente utilitarios vinculados a la higiene y la salubridad– para establecer una crítica hacia lo impersonal y poco sensible que resulta este tipo de espacios. La artista japonesa recurre a su propia biografía para cuestionar los valores aún vigentes:
“En [Senri Nueva Ciudad] –la ciudad donde creció la artista, construida de cero en 1970 de acuerdo a valores modernos– no puedo sentir ni el olor que genera un ser humano”.
Sanatorio Paimio (1928-1933) de Alvar Aalto
Alejandro Hernández Gálvez exponía en Arquine cómo se cuestionaba este modelo arquitectónico incluso en su propia época. Aldous Huxley –creador del libro Un mundo feliz– acusaba a Le Corbusier –padre espiritual del Movimiento Moderno– de realizar una arquitectura fuera de todo valor humano, cuyo aspecto era más propio de “una consulta de dentista” que de una vivienda.
Pasados los años, no es ningún secreto que el carácter hospitalario de la arquitectura moderna era una de sus máximas. La creencia y necesidad tras un principio de siglo XX plagado de enfermedades y malas condiciones de vida fruto de la industrialización y la guerra que se necesitaba una nueva arquitectura que resolviera los males que aquejaban al ser humano era casi una doctrina.
“Las paredes de vidrio, como los Rayos-X, son instrumentos de control. Del mismo modo que los rayos-x exponen el interior del cuerpo a la mirada pública, la casa moderna expone su interior. Lo que antes era privado se somete ahora al escrutinio público”.
Beatriz Colomina
Pero el siglo XX no sólo vio nacer nuevas viviendas sociales –donde existía un proyecto de estado que cuidaba el cuerpo social– sino que vino acompañado de nuevas formas en la fábrica, la escuela o el hospital. Todos estos espacios asociados a modelos disciplinarios, donde la conducta y el cuerpo son observados y fijados por la mirada constante de un observador omnipresente. La arquitectura moderna –con sus paredes de cristal– evolucionó hasta convertirse en un dispositivo médico, cercana a una máquina de rayos X, que exponía en su totalidad al sujeto que la habitaba.
Corredor del Sanatorio Paimio (1928-1933) de Alvar Aalto
“Las cosas de cristal no tienen ‘aura’. El cristal es el enemigo del misterio, y lo es también de la propiedad”.
Walter Benjamin
“La transparencia deshace todos los límites y umbrales”.
Su herencia puede estar en lo que el filósofo coreano-alemán Byung Chul Han denomina Sociedad de la transparencia: una sociedad que se exhibe y expone –ya sea a través de la arquitectura o las redes sociales como Facebook– en la que habitar ya no es posible.
Han alude a Heidegger y apunta que ya no podemos “estar en paz,” lo que deriva en una sociedad llena de perturbaciones como “el agotamiento, el cansancio o la depresión”. Sentimientos nada lejanos a aquellos de los que se lamentaba la señora Farnsworth sobre la casa de descanso que le había realizado Mies van der Rohe. Su queja apuntaba al estrés de estar en constante exposición, de vivir en “una radiografía” donde no se podía esconder ni ocultar. Pero el filósofo apunta, además, otro aspecto: la arquitectura moderna y su modelo disciplinario –establecido por Foucault en los psiquiátricos o las cárceles– ha sido sustituida por una nueva arquitectura, la de “gimnasios, torres de oficinas, bancos, aviones, grandes centros comerciales y laboratorios genéticos” que nos llevan a una sociedad del rendimiento, donde el cuerpo se (auto) explota y (auto)consume2.
Resulta pues paradójico que aquella arquitectura cuyo objeto era la mejora del cuerpo físico acabara por alterar el cuerpo psíquico. Habrá que preguntarse entonces cómo conseguir una nueva ciudad y una nueva arquitectura que sea capaz de, por lo menos, alterar la vida para mal lo menos posible.
Biblioteca Municipal de Viipuri (1927-1934) de Alvar Aalto
Pedro Hernández · arquitecto
ciudad de méxico. agosto 2015
Notas:
1. Sobre esto mismo Han apunta también que a la sociedad de la transparencia le resulta sospechoso todo aquel que tiene algo que ocultar. Pensemos entonces en los nuevos métodos de vigilancia y escaneo de aeropuertos y otras redes de transporte. Ocultarse, nos dice Han, es negativo y resulta peligroso.
El humor gráfico es un arte, generalmente asociado a la prensa en el que abunda la sátira de la actualidad política y/o social. Por tanto podemos considerarlo como parte de un diálogo, de una interacción con la realidad en la que nace.
Este espejo frecuentemente distorsionador es el cometido o la vocación que existe tras el dibujo chistoso, caricatura, viñeta, tira, etc, o como le llamemos, y qué mejor campo que la arquitectura para explorar en este tipo humor. Por ello hoy abordamos a Xavier Campos, Lexcursó, arquitecto desde principio de siglo, que ha combinado la profesión de arquitecto con la de diseñador gráfico, formador e ilustrador.
“Cuando me hice arquitecto y para no gastarme la pasta en psicólogo, me dediqué a dibujar lo que me pasaba y burlarme de ello; siempre a modo de terapia y por prescripción médica”.
Extracto de la entrevista en la revista Notas.
Os preguntaréis, qué tiene que ver esto con arquitectura, pues todo y nada, es un forma más de crítica, y que en este caso Xavier, desarrolla a través de su alter ego Lexcursó.
Lexcursó proviene de la palabra “escurçó” (víbora), que significa, en una de sus acepciones, “Persona maligna/ “llengua d’escurçó” (lengua de víbora). Persona maldiciente, que mal habla traicioneramente.
¿Cómo definirías a Lexcursó?
“Lexcursó es un arquitecto mediocre venido a menos que piensa que la única manera de encontrar trabajo es que lo voten como decano o similar. Pasa el tiempo recluido en un despacho sórdido dibujando tiras cómicas sobre su miserable vida como arquitecto pensando que algún día ganará algún dinero con ello, principalmente si deja de dibujar”.
Extracto de la entrevista en la revista Notas.
Sin más os dejamos con el humor y la sátira que ha compartido Xavier y su alter ego, con este espacio.
Xavier Campos | Fotografía: Plajorrin
Explícanos, ¿cómo y por qué surge Lexcursó?
Lexcursó salió en los albores del 2000 de las zarpas de un joven y por entonces, apuesto arquitecto, acabado de licenciar. Probablemente alguien le dio de beber agua o lo alimentó después de medianoche, saliendo de él, un ser despreciable y malévolo. Eso cuenta la leyenda, pero lo cierto es que cuando me hice arquitecto, para no gastarme la pasta en psicólogos, me dediqué a dibujar lo que me pasaba y burlarme de ello, siempre a modo de terapia y por prescripción médica. Como ya sabrán, al licenciarse como arquitecto, nos dan un título de egocentrismo ilustrado y empecé a dibujar mis hazañas y batallas con promotores y constructores que lo único que querían era algo tan despreciable como ganar dinero.
De todo eso salió el best seller “Trazar líneas en el agua” como metáfora arquitectónica de lo que me sucedía con promotores mediocres y sin sentido. Al final (cuidado spoiler), se suicida subido a los tomos del código técnico. El final fue más celebrado que el de “Perdidos” pero con resultados económicos distintos. Como el proceso editorial fue complejo y costoso, alrededor del 2002, Lexcursó pasó a ser un webcómic, cosechando éxitos y un casipremio (mención especial al concurso de webcómics “Alhóndiga Bilbao”).
¿Te encontraste con muchas dificultades? ¿Cuáles fueron las más problemáticas?
Como todo webcómic, blog, etc, lo más difícil es la continuidad. Ser ocurrente cada semana y confeccionar una tira cómica con la calidad que lo hacía (espero no oír risas), y compaginarlo con el trabajo, es harto difícil. Y si encima todo ese trabajo no es recompensado de forma económica, es más difícil justificarlo en casa y a unos churunbeles que tienen la manía de comer 5 veces al día. A todo eso vino la “crisis” y “twitter”. La crisis hizo mella, tanto en la parte económica, la parte psicológica y sobretodo la parte creativa. Como ya he contado, las tiras cómicas estaban basadas en hechos parecidos, y encerrado en un despacho esperando que las únicas llamadas que recibes no sean solo para que te cambies de compañía telefónica, hace que ocurran menos cosas para luego poder contarlas.
Twitter fue la puntilla a mi creatividad. Cualquier ocurrencia más o menos graciosa, alguien o yo mismo, la podía plasmar en 160 caracteres, sin necesidad de pasarme una semana dibujando. Por eso tuve que readaptar mis viñetas a una freakada más o menos incomprensible para algunos, como fue StarWars, architect’s version y una readaptación de los clásicos en “arquitectura vintage”.
Donde tuve problemas serios fue con el blog de Ko.A.C, una página ANARQUISTA, SUBVERSIVA y NIHILISTA sobre arquitectos. Una cosa era meterme con promotores, constructores y conmigo mismo, y otra es hacer humor del CSACE, COAs y compañías de seguro. Unos quisieron cerrarme la página y otros me expulsaron de su compañía de seguros por “efectuar mal doloso a la compañía” (creo que citaban algo así).
Esa compañía patrocina ésta y muchos de los blogs de arquitectura actuales, por lo que mejor no hablo mal de ella si quiero que esta entrevista se publique. Como Lexcursó nunca tuvo una ristra de colaboradores para seguir batallando (éramos, yo, yo mismo y mis circunstancias), y nunca tuve un apoyo incondicional de seguidores enfurecidos, Lexcursó se desvaneció y desapareció como Yoda en Dagobah.
» – Van a ir a por ti. – Tú vas a ir a por mí. Porque eso es lo que tiene que ocurrir. Porque a veces, la verdad no es suficiente. A veces la gente se merece algo más. A veces la gente, se merece una recompensa por tener fe.»
Batman, El Caballero oscuro.
¿Qué referencias maneja Lexcursó a la hora de realizar sus viñetas?
Referencias todas y ninguna. Quizás la referencia más clara es la vida misma, pues la mayoría de mis viñetas se basan y algunas incluso, relatan mi vida. Siempre he sido un fan, coleccionista y dibujante de cómics, por lo que referentes tengo muchos. He modificado el estilo de mis viñetas en varias ocasiones, hasta encontrar, creo, un estilo más o menos propio.
En un principio, con “Trazar líneas en el agua”, estuve muy marcado por el cómic underground, tanto con en el dibujo como por su irreverencia. “Odio” y “Mundo idiota” de Peter Bagge, “Pobre Cabrón” de Joe Matt, “American Splendor” de Harvey Pekar y Robert Crumb, etc. Algunos “amigos” dicen, que incluso tengo una retirada a Paul Giamatti (de la película “American Splendor”, de Robert Pulcini y Shari Springer Berman), no tanto por su aspecto, sino por su forma de ser. Superada la etapa underground y la reconversión de Lexcursó en un webcómic, con
“Siempre nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena”,
de los dibujos a lápiz y en ocasiones a tinta, pasé a realizar las viñetas en “flash”, con un estilo visual al “Raspa Kids Club” y a Chris Ware, como referencias así a lo lejos, pues ya me gustaría que mis viñetas se parecerían en algo. Después de un viaje iniciático y de reflexión y reconversión de mí mismo, jodida crisis, y la lectura de “Asterios Polyp” de David Mazzucchelli, decidí otra vez reinventarme y conseguir un estilo parecido, a lo lejos y con los ojos entornados, a los dibujos de Mazzuchelli, pero los míos dibujados en Cad. “Architecture vintage” y “Star Wars architect’s versión”, éste último, con alguna referencia a una saga de películas de las que soy un poco fan.
Ya no tanto como referencia sino como admiración absoluta, está Klaus, como alguien que siempre he querido ser de mayor, pese a ser Klaus más joven que yo. De los pocos, único en su especie, creo, que puede plasmar en una viñeta de una calidad excelente, una crítica mordaz y humorística de la arquitectura actual y encima poder ganar algo de dinero con ello. También tengo un especial cariño a Eiza, por plasmar en un tumblr algo que yo hacía hace mucho tiempo atrás, escaneando y recopilando arquitectura y cómic (algún día, prometo llegaré a darle esa información) y que me sirve en algunas ocasiones como inspiración a seguir trabajando.
“Ordinary life is pretty complex stuff”.
Harvey Pekar
¿Cómo surgen las temáticas que abordas en tus viñetas? ¿Qué finalidad tienen tus viñetas?
Mis viñetas siempre han tenido un sentido pedagógico, y el humor como único camino. Quiero pensar que mis viñetas son un homenaje a los arquitectos de a pie. A los arquitectos que no salen en las revistas ni en webs de prestigio arquitectónico.
Profesionales que se buscan la vida con esta profesión, y que luchan en su más profundo de su ser en no poner balaustres en sus obras, y tienen que ceder si quieren llegar a final de mes. Arquitectos menospreciados y extorsionados por los colegios profesionales y seguros de responsabilidad. Arquitectos olvidados que los ayuntamientos nunca escuchan por no ser nadie. (Aplausos, bajando del pedestal, gracias, gracias, muchas gracias).
En muchas de ellas reflexionas sobre diversos temas, ¿podríamos decir que realizas crítica de arquitectura?
Intento hacer una crítica destructiva como autoreflexión de nuestra profesión. No sé si tiene mucho sentido lo que he dicho, pero los críticos son muy dados a hacer frases sin mucho sentido. En contadas ocasiones he hecho crítica de arquitectura. Y cuando lo he hecho, lo hice de los más fáciles, Calatrava, Torres, Ferrater y otras chicas del montón.
Lo mío es más de criticar la profesión de arquitecto, de cómo nos vapulean y nos dejamos vapulear, sea por promotores, por constructores, y sobre todo por nosotros mismos. Mi crítica va dirigida principalmente a arquitectos, no tanto a su obra. Arquitectos estrella, lobbys de arquitectos, arquitectos en colegios profesionales, cscaes etc. Todos esos que han hecho con su esfuerzo y entrega, que seamos un hazmerreir.
Preguntado lo anterior, es casi ineludible plantearte la siguiente, ¿crees que la crítica de arquitectura ha muerto?
Si consideramos que Lexcursó hacía crítica de arquitectura, podríamos decir que al menos una parte ha muerto. Entre todos le mataron y él solito se murió. La crítica a la arquitectura no ha muerto ni creo que muera nunca, pero actualmente no se manifiesta.
Hace unas semanas, Santiago de Molina escribía sobre “vivir sin maestros”, ¿podrías radiografiar el panorama actual de la arquitectura española? ¿Y mundial?
Otro maestro más verde y pequeño que Grassi, Yoda, citaba:
“Siempre dos hay. No más, no menos. Un maestro, y un aprendiz”.
Todos hemos tenido y tenemos nuestros maestros, y algunos, incluso han llegado a ser maestros con sus respectivos aprendices. Algunos aprendices también han derrotado a sus maestros y maestros que han explotado a aprendices, hasta que estos se han pasado al lado oscuro pidiendo un contrato.
sé si soy muy digno como para radiografiar ni la arquitectura española ni la mundial, pero si lo tengo que hacer diría que aparte de factura de tibia y peroné, fruto de una entrada dura y a destiempo por los ingenieros, la arquitectura tiene claramente una rotura de coxis fruto de tantas orgías y sodomizaciones fuera de presupuesto.
Una ilustración de Lexcursó
La arquitectura, tiene abiertos muchos frentes de batalla (LSP, Bolonia, paro, precariedad laboral, COAs, ETSAs, emigración, comunicación, etc), ¿no serán demasiados para la polarización existente dentro de la misma?
El pensamiento único está mal, sobre todo cuando no es el mío, y la polarización es mal asunto sobre todo por ser una palabra con tantas sílabas y de difícil comprensión. Con tantos frentes abiertos está claro que “la polarización va a llegarrr”, pero si pensáramos todos lo mismo seríamos ingenieros. O como dice mi amigo y genial arquitecto, Maikel Menéndez
“siempre que haya 2 arquitectos saldrán 3 ideas”.
¿Cómo ves el futuro de la arquitectura? ¿Y el de la profesión?
Como todo en el futuro es incierto. La arquitectura existe desde que existen los tiempos, y le veo aún larga vida. Sí veo que hay un cierto estancamiento en la arquitectura, no tanto con el talento, que hay muchísimo, sino en los procesos constructivos. Seguramente por culpa de la normativa y de la espada de Damocles en forma de responsabilidad. No hay riesgo en la arquitectura. No hay innovación, sí existe innovación en materiales, por ejemplo, pero no en su uso, debido probablemente a los rigurosos controles de calidad, a la normativa desmesurada y también debido a la burocratización de la arquitectura.
¿Han intentado sacar un certificado energético usando biomasa en vez de placas solares? o pongan aerotermia en sus proyectos, verán qué risas.
Sobre la profesión, el futuro, más que incierto es ciertamente negro. En algunos países la profesión de arquitecto tiende a desaparecer y en algunos ya ni existe. Por aquí de momento se aguanta a duras penas. Todos los frentes de batalla antes comentados, la burocratización, la extensa normativa, la corrupción de colegios y consejos, la falta de clientes etc, hacen que la profesión sea tediosa y cansina.
¿Qué opináis de los que se han ido a trabajar al extranjero?
La mayoría de mis amigos han tenido que buscar fortuna fuera, algunos la han encontrado, otros no tanto. Para mí es triste, pues ahora a duras penas les veo. La falta de trabajo hace medidas desesperadas y se necesita mucha valentía para probar suerte fuera. Pero esa opción no es buena para todos y es muy agobiante cuando a la falta de trabajo siempre te hagan la misma pregunta
¿has probado en el extranjero?
Una ilustración de Lexcursó
¿Qué opinas de los arquitectos que emprenden en nuevos campos?
Inmediatamente después de la pregunta ¿has probado en el extranjero?, viene la de ¿por qué no te dedicas a otra cosa, o te haces emprendedor? Me parece estupendo la gente que encuentra trabajo en el extranjero o que emprende nuevos campos o se autoproclama decano de un colegio de arquitectos (bueno, igual eso último no me parecería tan bien).
Todo y que he ejercido como arquitecto al uso durante bastante tiempo, también he trabajado en otros campos, como diseñador gráfico, como formador, como ilustrador en juegos para móviles…, y actualmente hago parques temáticos. Tanto plancho un huevo como frio una camisa. En definitiva, me parece fatal.
¿Estás contentos con los objetivos alcanzados? ¿Qué proyectos de futuro le esperan a Lexcursó?
El objetivo principal de Lexcursó (tal como reza en su bio), era la de ser “decano en lugar del decano” o “ganar dinero dibujando”, o que “le pagaran para que lo dejara de hacer”. En el primer caso fracasé rotundamente, quizás debería haber probado de presentarme, pero no lo hice. Respecto a ganar dinero, poco o más bien nada, y sobre que alguien me pagara para que lo dejara de hacer, amenazas pues tuve varias, pero nunca me han ofrecido dinero por ello.
Respecto al segundo caso estoy a punto de hacer una novela gráfica, que lo más probable se convierta en un best seller, con el único fin de retirarme. Para ello cuento con el prólogo de J.M Echarte (que aunque él no lo sepa aún, con un par de cañas se le convence rápido) y con la ayuda de mi socio Enrique Parra (de la prácticamente desconocida página pedacicos), con él hemos creado “Parralex studio” y estamos buscando editorial y distribuidora. Cuando la encontremos y nos hagan un anticipo, escribiremos el guión y empezaré a dibujar.
Para acabar, ¿qué le aconsejas a los actuales estudiantes y futuros profesionales de arquitectura?
Que cojan la puerta y empiecen a correr, sin mirar atrás, que entren en el primer supermercado o Macdonalds y le pregunten al cajero, cajera, de qué le sirvió el último máster de arquitectura que pagó a la Universidad, y cuando se coman un Mac Royal con queso cocinado por un doctorado, reflexionen sobre sus actos, se levanten de su asiento y con voz airosa y agarrando el lápiz de la wacoom griten
“A Mies pongo por testigo que nunca más volveré a pasar hambre”,
acto seguido corran mucho más rápido, pues si son estudiantes de arquitectura no tendrán dinero para pagarse una Mac Royal con queso.
Y si querían una respuesta más optimista, haber leído a Echarte, o probablemente es que no han entendido esta entrevista.
Una ilustración de Lexcursó
Xavier Campos · arquitectura, cómic y crítica | Lexcursó
Marzo 2016
Entrevista realizada por Ana Barreiro Blanco y Alberto Alonso Oro. Agradecer a Xavier su tiempo y predisposición con este espacio.
Se acomete la renovación del Centro de turismo de la Plaza Mayor de Madrid en la planta baja de la Casa de la Panadería.
Nuestro objetivo fue la recuperación de la naturaleza del espacio histórico heredado, apenas alterado desde el trazado de Gómez de Mora y la intervención de Tomás Román tras del incendio de 1672.
La utilización del espacio que nos encontramos alteraba la configuración tanto del ámbito de bóvedas como del posterior del patio. El mobiliario y la información ocupaban el área central dificultando su apreciación. En el patio la construcción de elementos de soporte de material gráfico aportaba una lectura confusa de su carácter y proporciones.
Por otro lado era necesario conectar mejor visualmente ambos espacios pues el del patio aparecía como algo secundario y residual respecto del primero.
Liberamos el área central para el movimiento del público visitante para la puesta en valor y comprensión del espacio original de pilastras y bóvedas. Trasladamos la información y atención al público al perímetro mediante un mueble que se opone, por contraste de material y forma, a los elementos arquitectónicos del espacio original. Este mueble, multiplica, con su trazado sinuoso, la superficie de atención, enlazando y dando continuidad a ambos espacios.
La información audiovisual se traslada al fondo del patio. La recuperación de los huecos originales del patio, reducidos artificialmente en la solución anterior favorece la atracción sobre este espacio informativo. El propio patio recupera la sencillez de su configuración original, filtrando la luz mediante una celosía.
Obra: Renovación del Centro de turismo de la Plaza Mayor de Madrid en la planta baja de la Casa de la Panadería
Autor: José Manuel Sanz Sanz
Colaboradores: Irene Brea, Leticia Llansó, Jaime Sanz de Haro, Luisa Santamaría
Año: 2015
Promotor/ Propietario/ Institución: Madrid-Destino, Ayuntamiento de Madrid.
Emplazamiento: Plaza Mayor de Madrid, Madrid, España
Fotografías: Jesús Granada + José Cullen + josemanuelsanz.com
The Life of an Architect… Este título es sobre la vida de arquitecto Archibald y su lucha diaria con sus colegas de oficina, empleados, clientes, contratistas, funcionarios, consultores, críticos de arquitectura, y otra gente complicada en la industria de la construcción.
Archibald dirige un estudio de arquitectura con su colega e ingeniero, Gerald. Mientras que Archibald es un visionario y un soñador romántico con tendencia a un comportamiento idealista y egocéntrico; Gerald es el racional que mantiene sus pies en la tierra. En su oficina también trabajan, entre otros, un interno explotado llamado Ralph, John, un especialista en información tecnológica de mente estrecha y Shan, un raro diseñador asiático de maquetas de cartón.
Archibald está casado con Charlotte, una abogada exitosa que renunció a su trabajo para ayudar a Archibald a limpiar su desorden administrativo. Tienen dos hijos: Archie, de seis años de edad, que quiere ser el mejor arquitecto del mundo y Charly, su hija de diez años de edad, muy inteligente y con una fuerte aversión a todo lo relacionado con el arte.
Mike Hermans (Amberes, 1971), de seudónimo Maaik, es arquitecto desde 1997 y es un dibujante para periódicos, revistas y empresas. Su tira “arch.” se publica por todo el mundo en distintos medios de arquitectura en varios idiomas.
El año 1970 es un punto de inflexión en la trayectoria arquitectónica de Alejandro de la Sota: por una parte, pierde el concurso de Cátedra de Elementos de Composición de la ETSAM, tras llevar como profesor catorce años entonces, y haberse convertido en doctor cinco años antes; por otra parte, no resulta ganador del importante concurso de proyectos para las oficinas bancarias de Bankunión, quizá porque su propuesta era tan desafiante que el promotor no confiaba en que aquel mudo prisma de vidrio serviría para dotar de identidad a su nueva sede. Sea como fuere, el caso es que Sota decide recluirse en la labor de su estudio1, abandonando el ambiente académico para siempre y negándose a aparecer en público apenas, ni siquiera a través de la publicación de sus obras en las revistas.
Encerrado pues en su estudio acomete una cierta labor introspectiva, casi expurgadora o incluso catártica, con el solo propósito de liberarse de ciertos hábitos arquitectónicos, como si quisiera buscar el firme sobre el que asentar sus años venideros como arquitecto. En ese camino le surge la oportunidad de participar en el concurso para la sede de AVIACO en 1975, un edificio emblemático que debe ser construido en plena calle Serrano de Madrid como su seña de identidad corporativa. La propuesta presentada no podía ser más radical, y quizá por ello encontró cierto rechazo entre los directivos de la compañía aérea que le impediría ganar el concurso.
La idea arquitectónica era brillante, o mejor dicho, “luminosa”: un discreto cubo cristalino, de apariencia opalescente y sutil por el día, pero también un reclamo luminoso y soporte “publicitario” durante la noche. Comenta José Manuel López-Peláez2 que Don Alejandro les mostraba a sus colaboradores en el estudio una fotografía de una ramplona luminaria de autopista (precisamente la de la cabecera de este texto) para explicarles precisamente ese efecto mágico de la luz crepuscular, cuando ésta empieza a encenderse lentamente conforme la luz del sol se va apagando… algo así como un “equilibrador lumínico”. Maravillosa ideal visual de efecto poético.
En esos años difíciles, de nuevo Sota saca fuerzas de flaqueza para intentar (quizá por última vez) construir para AVIACO el último “cubo que funciona”, esa figura ideal que Sota citaba en relación a una respuesta que Le Corbusier le escribió al alcalde de NUEVA York tras su primer viaje como promesa de vanguardia para caótica ciudad de los rascacielos. Pero Sota quería trascender esa mera boîte à miracles corbusieriana, añadiéndole una humanidad y una sensibilidad que recualificase el hexaedro puro.
En la memoria del proyecto el arquitecto gallego habla de fachadas cuyas líneas evoquen las del barrio de Salamanca en el que se iba a insertar; explica las fachadas como resultado tecnológico de una investigación de materiales (pretendía construir las fachadas con un inédito panel sándwich de metacrilato y fibra de vidrio) nada menos que con la ayuda de los científicos del CSIC; habla de las franjas transparentes (como si fueran “barras de hielo”) incrustadas horizontalmente en las paredes traslúcidas para relajar la vista panorámica desde el puesto de trabajo de cada empleado; habla de la percepción nocturna de los anuncios luminosos sobre las fachadas de los edificios como una demanda a resolver por la nueva arquitectura (en el más pleno sentido venturiniano de “Learning from Las Vegas”). Al fin, un espacio donde sentirse bien al trabajar: pura “arquitectura lógica” como él la llamaba.
SOTA ‘sede AVIACO’ perspectiva acuarela nocturna | Fuente: Alejandro de la Sota (p.425)
Quizá podamos interpretar esa fotografía de la luminaria de autopista como una especie de objet trouvé en el proceso de proyecto. Acaso sea solo una más de esas “ocurrencias” que él reclamaba para sus proyectos. Es discutible. Pero de lo que no me cabe duda es del talento de alguien que se limitó simplemente detener su mirada profunda en un objeto cotidiano, casi vulgar, a partir del cual encontraría un discurso arquitectónico capaz de desencadenar un proyecto tan magnífico y coherente como aquel de AVIACO. Hoy, pasados ya más de cuarenta años, todavía nos resultan admirables: el maestro y su obra.
Rodrigo Almonacid [r-arquitectura] · doctor arquitecto
valladolid. febrero 2016
Notas: 1 Mariano Bayón llegó a denominar esta situación de reclusión voluntaria como “arresto domiciliario”, con motivo de la entrevista que le fue concedida para el número inaugural de la revista Arquitecturas Bis en 1974. 2 LÓPEZ-PELÁEZ, José Manuel: “Recuerdo de Sota”, en Conversaciones en torno a Alejandro de la Sota. Madrid: Departamento de Proyectos de la ETSAM, 1996.
En 1999 el conocido arquitecto Óscar Tusquets hizo la escenografía de la obra teatral La Fundación, escrita por Antonio Buero Vallejo y que se volvía a montar veinticinco años después de su estreno. En el dominical del periódico El País apareció un artículo titulado
«La prisión de Buero Vallejo. La Fundación vuelve a los escenarios 25 años después de su estreno con el debú de Tusquets como escenógrafo»,
escrito por Manuel Cuéllar, en el que se hacía un gran homenaje al trabajo de ese arquitecto:
«El escenario queda ocupado por el universo de Óscar Tusquets. La primera vez que este arquitecto y diseñador catalán realiza un trabajo para el teatro». Tusquets declaraba: «Desde hace muchos años, esperaba una oportunidad como ésta. Me parece muy extraño que, cuando una escenografía se encarga a un especialista, se piense en un pintor, pero casi nunca en un arquitecto. Creo que a muchos les apasionaría esta experiencia».
Montse Amenós, reconocida escenógrafa, diseñadora de vestuario y en aquel momento presidenta de la Associació d’Escenógrafs de Catalunya, no tardó en mandar una carta al director del periódico, que se publicó en la sección correspondiente, en la que comentaba las declaraciones de Tusquets:
«A raíz del reportaje «La prisión de Buero Vallejo» y en calidad de presidente de la Associació d’Escenógrafs de Catalunya, entidad de reciente formación que tiene 51 profesionales de la escenografía como socios, quisiera ante todo felicitarles por el reportaje y congratularme de que la escenografía ocupe un lugar tan predominante en el mismo pero, simultáneamente, lamentarme de que la noticia lo sea por el hecho de ser un prestigioso arquitecto el autor de la misma»
y continuaba
«El señor Tusquets, profesional y artista al que admiro profundamente, manifiesta en el citado reportaje que le parece extraño que cuando una escenografía se encarga a un especialista se piense en un pintor, pero casi nunca en un arquitecto, y cree que a muchos les apasionaría esta experiencia. Ha olvidado mencionar a otros especialistas: los escenógrafos. A muchos de nosotros también nos apasionaría la experiencia de colaborar en los proyectos arquitectónicos de la construcción y reforma de los teatros. Es sin duda enriquecedor el hecho de que distintas disciplinas que tienen tantos puntos en común se invadan unas a otras, pero me duele comprobar que la escenografía sólo es noticia justamente cuando ejerce un artista invitado».
Es difícil negar que Montse Amenós tenía razón y todavía hoy, más de quince años después, se sigue dando más importancia a las declaraciones de arquitectos estrella que a otros profesionales.
Jorge Gorostiza, arquitecto. Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Santa Cruz de Tenerife, septiembre 2015
Visor de ortofotos aéreas de España en distintos años
Una ortofoto, u ortofotografía, es una fotografía aérea corregida geométricamente (ortorectificada). A diferencia de una imagen aérea, una ortofoto puede ser utilizada para realizar mediciones reales ya que es una representación precisa de la superficie terrestre, en la que se han corregido las distorsiones inherentes a las imágenes aéreas.
Las ortofotos combinan las características de detalle y cobertura temporal de las fotografías aéreas y la escala uniforme y precisión geométrica de los mapas. Esto permite a las ortofotos ser usadas en muchas ocasiones como fondo sobre el que se superponen los elementos de un mapa.
Existe la creación de Ortofotografrías a partir de otros métodos, como levantamientos fotográficos, referencias entre fotos a partir de puntos de concordancia. Esto se hace mediante la calibración de cámara y el uso de software especializado como por ejemplo Photomodeler.
La virtud de este visor de ortofotos aéreas, además de estar referido a España, es que podemos buscar y obtener las la evolución histórica de las zonas que nos interesen gracias a las base de datos recopiladas existente durante las últimas décadas.
Para ello simplemente tendréis que acceder a la web mapas de bolsillo.
El proyecto es un montaje de andamios, en la antigua iglesia de San Jerónimo de Baza, que funcionan como soporte para exposiciones y protección de los revestimientos, que no están tratados todavía (solo le ha podido llevar a cabo la primera fase de la rehabilitación, de la que llevábamos la dirección de obra en el estudio).
La idea surge al desmontar el sistema de andamios obsoletos que apuntalaban las bóvedas del crucero y ábside, durante la obra.
Los paneles que están expuestos ahora, tratan sobre el propio proceso constructivo de la primera fase (obras de estabilización estructural y cubiertas) y también los hemos hecho en el estudio. La idea es que todo fuera “Low cost” los materiales son reciclados y todo se ha llevado a cabo por la colaboración del Ayuntamiento Baza, Junta de Andalucía, y la constructora de la obra OTERO.
Nuestra intención al hacer este montaje, fue que el lugar se quedara un poco mas interesante para montar actividades dentro, ya que ahora la iglesia pertenece al ayuntamiento de Baza y la entendemos como una gran plaza cubierta.
Al comienzo de la obra desmontamos los andamios que sujetaban el crucero desde hacia décadas y nos dimos cuenta de que teníamos muchísimo material en potencia que se iba a vender al chatarrero ya que estaban descatalogados, y por otra parte nos daba mucha pena no poder mostrar la obra desarrollada en las cubiertas de la iglesia a todo el pueblo de Baza, por lo que propusimos al Ayuntamiento de Baza montar una exposición de 10 planes que explicaban toda la obra realizada, usando como soporte los andamios que ya teníamos, a su vez en reciclamos unas traviesas antiguas que estaban en desuso para formar bancos de descanso.
La intervención permanecerá ahí hasta que se realice la segunda fase de la obra, y se adecue el espacio para un centro cultural, mientras tanto los visitantes quedan protegidos de pequeños desprendimientos de los muros y se ha creado un soporte e iluminación adecuada para muchos tipos de eventos públicos.
Obra: Intervención efímera en San Jerónimo de Baza
Autores: Antonio Luis Espinar Moreno, Beatriz Mellado Fernandez-Palma y Antonio Luis Espinar Pulgar.
Colaboradores: Ayuntamiento de Baza, Construcciones OTERO, Junta de Andalucia
Año: 2015
Emplazamiento: Baza, Granada, España
Fotografías: Beatriz Mellado Fernandez-Palma y Antonio Luis Espinar Pulgar
La próxima exposición que albergará el Museo ICO en Madrid, “RCR Arquitectes. Creatividad Compartida”, mostrará los más de 25 años de trayectoria profesional de los catalanes Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta, al frente del estudio de arquitectura RCR Arquitectes.
Entre las obras que estarán en esta nueva exposición del año 2016 en el Museo ICO se encuentra el Museo Soulages, en Rodez (Francia), por el que RCR Arquitectes recibió el pasado 28 de octubre el Primer Premio en los PAEI (Premio de Arquitectura Española Internacional 2015), dentro de la modalidad de arquitectura, que concede el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España.
RCR crea una arquitectura telúrica que parece haber sido expulsada por los volcanes que rodean Olot. Realizados con materiales de enorme expresividad (acero cortén, piedra natural sin desbastar, hormigón visto, grandes superficies de vidrio…), sus edificios se funden con el paisaje en el que se asientan, desmaterializando los límites entre interior y exterior para conseguir una mayor comunión de sus moradores con la naturaleza. Maquetas, croquis, diversos elementos de construcción utilizados en sus edificios y audiovisuales constituyen parte de los materiales que conforman esta muestra. Entre ellos, los dibujos, esbozos y acuarelas juegan un papel primordial en las fases de proyecto y materialización de sus edificios.
“Esta es la primera exposición de las tres que albergará el Museo ICO a lo largo del año 2016. Estamos seguros de que suscitará tanto interés como las de años anteriores, ya que se trata de uno de los estudios españoles de arquitectura con más prestigio y proyección internacional. Con “RCR Arquitectes. Creatividad compartida” queremos, desde el Museo ICO, continuar acercando a toda la sociedad la arquitectura española actual, que pivotará este año entre Cataluña y Andalucía, de donde traeremos a partir de octubre la obra de los sevillanos Cruz y Ortiz”.
Mónica de Linos, directora de la Fundación ICO.
La exposición del Museo ICO “RCR Arquitectes. Creatividad Compartida” es la fusión de las muestras “RCR Arquitectes. Creatividad compartida” (Palau Robert, del 26 de marzo al 13 de septiembre de 2015, con más de 70.000 visitantes) y “RCR Arquitectes. Papeles” (Arts Santa Mónica, del 19 de mayo al 13 de septiembre de 2015), organizadas, respectivamente, por el Departamento de la Presidencia y el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya, en colaboración con RCR • BUNKA Fundación privada.
Edward Coke formula esta conocida frase, “For a man’s house is his castle”, a finales del siglo XVI. En ella el jurista inglés se refería a la cuestión legal sobre la potestad del señor de la casa de no dejar entrar a los hombres del rey sin una causa legalmente justificada. Desde entonces dicha doctrina ha evolucionado de diversas maneras, pero la que nos interesa es aquella que establece la condición de privacidad que la casa conlleva. Un castillo, una casa, un espacio o colección de espacios, alojan la vida privada de sus habitantes y permiten su intimidad en diversos grados. Esta arquitectura de la domus, esta arquitectura doméstica, que algunos califican de menor pero que es en cambio la más intensa de todas, es la que ahora nos interesa.
La arquitectura, entre otras cosas, surge en relación directa con la vida. Es su cobijo y su escenario. El espacio en arquitectura siempre es espacio vivido, siempre es espacio habitado. Vivido y habitado tanto por el que lo imagina, crea y construye como por el que lo disfruta, percibe y habita. Por ello los espacios tienen la capacidad de evocar tanto la presencia de las cosas presentes como las pasadas, al igual que evocan también las presencias, vivencias y recuerdos de las personas que los han habitado y recorrido. Habitar es vivir un espacio, es usarlo y es aprehenderlo. Habitar significa dejar huellas, decía Walter Benjamin. Habitar un espacio es apropiarse de él y las huellas que en ellos dejamos solo son visibles para el que las deja y no son transferibles. La experiencia es personal, la emoción es íntima.
La arquitectura es un arte de emoción y es un arte de pasión, de la emoción y de la pasión del hombre. De la emoción cuando se siente y se percibe. Cuando se habita. Y de la pasión necesaria para crearla, para darle forma y construirla. La arquitectura, la estancia que ésta conforma, es forma construida y habitada. Es, como dice Juan Navarro, una caja de resonancia, una habitación vacante a la espera de esas impresiones. Acciones y comportamientos que transcienden la funcionalidad del mero uso distributivo de los espacios.
Habitar un espacio es hacerlo a la medida del hombre, esto es, sirviendo de marco y escena de su cotidianidad, de su privacidad frente a los otros y de la necesaria intimidad inmanente a nuestro ser. El espacio, la estancia del hombre, se torna denso en significados en tanto queda marcado por la vida que acoge en su interior. Ésta se graba en sus límites y resuena al ser habitada como la tecla del piano que guarda su nota hasta ser pulsada. El espacio así entendido se transforma en contenedor sensible:
“Cada unión (entre cuartos) habla de un sistema de relaciones entre las partes que trasciende los problemas de mera composición, porque bajo ellos, hay otro más profundo de relación de las personas que habitan esas formas. Así pues, no se trata de un asunto de simple forma, sino de sociología”. 1
Los espacios habitados actúan como cámaras de resonancia de la vida, de sus habitantes, captadores y emisores sensoriales cuya compleja fenomenología constituye su verdadera esencia. Esa es la cualidad poética del espacio habitable. Esa es la cualidad de la arquitectura, la que conmueve. Es la misma cualidad que con la que se piensa la arquitectura, sus espacios, composiciones y construcciones, a través de la imaginación creadora. Esa misma imaginación a la que alude Quetglas cuando rotundamente habla de la arquitectura de Enric Miralles:
«Yo afirmo lo siguiente: hay que llamar arquitectura, no a unos objetos construidos de acuerdo a unas ciertas técnicas y materiales, sino a un modo de imaginar” 2.
Eso es la arquitectura.
La vida privada y los espacios domésticos inherentes a ella han ido perdiendo la connotación de intimidad de la que gozaban hasta bien entrado el siglo XIX, tanto a través de la evolución de los propios espacios que la cobijaban como de la conducta social y personal que la amparaban, para irse poco a poco encaminando, inexorablemente, hacia el reflejo de la sociedad abierta y expuesta en la que vivimos actualmente; que si bien es más abierta, permisiva y expositiva, ha conducido, por contra, hacia una mayor y más profunda introspección en el carácter individual del sujeto. Hacia el ensimismamiento del habitante y la valoración privada de la estancia habitable.
Este camino hacia la introspección, hacia el ensimismamiento, se refleja bien en estas palabras de Ortega:
“El hombre puede, de cuando en cuando, suspender su ocupación directa de las cosas, desasirse de su derredor, desentenderse de él, y sometiendo su facultad de atender a una torsión radical, volverse, por decirlo así, de espaldas al mundo y meterse dentro de sí, atender a su propia intimidad o, lo que es igual, ocuparse de si mismo y no de lo otro, de las cosas…, o dicho con un espléndido vocablo que sólo existe en nuestro idioma: que el hombre puede ensimismarse”.
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