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Platón gana | José Ramón Hernández Correa

Todos sabemos un par de cosas sobre Platón, o tal vez sólo una:

“Que dijo que los objetos que vemos y sentimos son apenas una vaga sombra, un pálido reflejo de los objetos ideales, que nos resultan inalcanzables y se encuentran más allá de nuestra percepción, como arquetipos.”

Mies van der Rohe | arquitectamoslocos.blogspot.com.es

Todos y cada uno de los martillos del mundo son concretos e individuales y, por eso mismo, «defectuosos». Uno tiene un pequeño arañazo en el astil, otro pesa mucho, otro parece que se desequilibra un poco, otro está muy bien, sí, muy bien; pero, pero, pero no es «el martillo». Ninguno es «el martillo». La perfección no existe porque es un ideal, porque es un concepto del que ni siquiera sabemos qué esperar. El martillo perfecto, el ideal, el arquetipo, está en el cielo, custodiado por los dioses, y ningún ser humano lo verá nunca. (Ni siquiera es así: No está físicamente en el cielo; es una idea, un concepto que preside la realización de todos y cada uno de los martillos, pero que él mismo nunca se realizará).

Mientras tanto, nos conformamos con imitaciones: una circunferencia trazada con cuidado, pero que no es «la circunferencia» y no tiene ni puede tener su perfección; un buen caballo, pero que está lejos de ser «el caballo», etcétera.

¿Cómo es la mujer perfecta? ¿Cómo es el hombre perfecto? ¿Qué son? ¿Podríamos vivir a su lado?

Por supuesto que no. De su piel emanaría una especie de frío insoportable: El horror de la perfección.

Esto que digo, al menos dicho así, es aceptado y compartido por todo el mundo… Bueno, menos por Mies van der Rohe.

Con la misma soberbia con la que Lucifer desafió a Yahvé, Mies desafió a Platón:

Non serviam!,

dijo el demonio.

Non abdicam!

dijo el arquitecto.

Lucifer fue destruido en el acto, pero Mies estuvo a punto de vencer.

Libró una batalla durísima, haciendo edificios de acero en los que no se veía ni una sola soldadura, exigiendo que todas las ranuras de todos los tornillos de todos los junquillos de todas las ventanas quedaran paralelas a los vidrios, y, en definitiva, actuando siempre como un maniático, un insoportable loco de la perfección, un dios que no construía objetos reales, sino que materializaba los arquetipos primigenios.

Mies no quería hacer edificios retorcidos, con volúmenes complejos ni maclas espaciales. Le bastaba (y le sobraba) con hacer paralelepípedos de vidrio y acero. Pero, eso sí, la aparente facilidad de la concepción se volvía casi imposible de ejecutar.

Mies se pasó años dando clases. ¿De qué? Hay quien dice que de arquitectura, pero también hay quien dice que sólo enseñaba a afilar bien el lápiz. ¿Sólo? Para Mies afilar bien el lápiz era la esencia de ser arquitecto: Sólo un arquitecto que supiera meter veinte líneas paralelas en una décima de pulgada, y todas ellas perfectamente equidistantes, sería capaz de concebir detalles constructivos perfectos, y de exigir que se realizaran perfectamente en la obra.

La elegancia de los diseños de Mies es insuperable, y la ejecución aún más.

He pasado largos ratos examinando el cruce de las pletinas de la silla Barcelona. Imposible encontrar la interrupción de alguna de ellas, el empalme, la soldadura.

Mies ha superado el mito de la caverna.

Alegoría de la caverna, de Platón, grabado de Jan Saenreda (1604) | Fuente/fotógrafo: British Museum
Alegoría de la caverna, de Platón, grabado de Jan Saenreda (1604) | Fuente/fotógrafo: British Museum

 

Platón marcó la separación irreparable entre el alma y el cuerpo, entre la idea y la materia, y además introdujo el triste concepto de que el alma, la idea, la inmaterialidad, eran puras y buenas, mientras que el cuerpo, lo tangible, la materia, eran impuros, sucios y malos. Mies redime la materia. Mies, arquitecto materialista a ultraza, que evidencia las texturas y las cualidades de los materiales, realiza con ellos la operación antiplatónica de elevarlos a los cielos. Lo de Mies es una promesa feliz:

El cuerpo no es malo, ni está enfrentado al alma, ni se ha de humillar ante ella. Porque lo material (queda demostrado con su obra) asciende hasta la idea, sube triunfante a los cielos.

Y así vemos a nuestro Mies, a nuestro héroe, santo patrón de la materia redimida y salvada para siempre tanto estética como éticamente (pero, sobre todo, ontológicamente).

¡Gloria a Mies van der Rohe!

Platón gana José Ramón Hernández Correa pilar-pb
Pilar. Mies van der Rohe

Ahí le vemos: Tranquilo, triunfador. Fumándose el merecido habano. ¡Bravo, campeón! ¡Has vencido a Platón, nada menos! Fuma feliz y disfruta de tu victoria.

Pero… ¡Pero…! ¡No! ¡Cielos, no! ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

¿Qué vemos? ¡No puede ser!

Mies van der Rohe
Mies van der Rohe

Dos hilos, una costura mal rematada ¡No!

La materia es tenaz y puñetera.

Qué decepción. Qué chasco. Me he quedado hundido. A cualquier otro le podría pasar esto, y no tendría la más mínima importancia. Pero que le pase a Mies es una negación ontológica que nos devuelve a los infiernos.

Si ni siquiera Mies van der Rohe es capaz de que queden bien rematados esos cordones es que no hay nada que hacer. No hay solución, ni esperanza.

Humillemos la cabeza, entonemos el mea culpa y pidamos perdón por nuestra soberbia luciferina.

Platón tenía razón. El muy cabrito ha ganado.

José Ramón Hernández Correa
Doctor Arquitecto y autor de Arquitectamos locos?
Toledo · marzo 2013

Construyendo puentes entre la sociedad y los arquitectos | Stepienybarno

¿Cuál es la distancia que separa la arquitectura de la sociedad?

O mejor dicho a los arquitectos de la sociedad a la que debemos servir. Sobre esta temática hemos intentado adentrarnos en otros post y creemos que es una de las claves más importantes a resolver a día de hoy.

La arquitectura es algo que, en principio, debería importar a todos, pues no hay quien se libre de ella.

Sin embargo, creemos que el mundo arquitectónico no ha hecho el esfuerzo suficiente para acortar esta distancia.

Ponte Vecchio, en Florencia, Italia | Autor: Xosema | Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Ponte_Vecchio_(Florencia)#/media/Archivo:Florencia_-_Firenze_-_Ponte_Vecchio_-_01.jpg
Ponte Vecchio, en Florencia, Italia | Autor: Xosema | Fuente: wikipedia.org

1. Falta de diálogo.

Hay que reconocer que ni los arquitectos hemos dado el do de pecho al acercarnos a la ciudadanía y tampoco desde la sociedad no se ha mostrado excesivo interés en ello.  También es cierto que, sería prudente diferenciar entre arquitectura y urbanismo, pues quizás desde esta escala más amplia sea más sencillo tender los puentes necesarios desde una y otra dirección.

Por cierto, sobre urbanismo y buen urbanismo hablábamos hace bien poco por aquí.

Así que, nos adentramos en este bonito terreno con la intención de que esta reflexión sea tan cercana a los técnicos como al resto de la ciudadanía.

En el libro del filósofo Daniel Innerarity, “La filosofía como una de las bellas artes”, aparece una  reflexión que nos parece fundamental poner encima de la mesa, antes de entrar en materia,

Los filósofos deben admitir que con frecuencia se han ganado a pulso la fama de ser personas ensimismadas en abstracciones demasiado complejas y despreocupados por los problemas del día a día; y al mismo tiempo, deben buscar el camino que les permita entrar en diálogo con una sociedad conformada por gente corriente, problemas cotidianos, una realidad cambiante. Así la filosofía dejará de ser una disciplina encerrada en sí misma para convertirse en una vivencia apasionada, atenta al presente, sin miedo a la complejidad. Y los filósofos, abiertos al diálogo y al humor, podrían volver a ocupar una posición indispensable en esta conversación de la humanidad que teja nuestras realidades”.

Si sustituimos las palabras filósofo por arquitecto y filosofía por arquitectura, el párrafo funciona exactamente igual (o mejor).

Así que, al igual que de los filósofos parece que  la visión que se tiene de los arquitectos no es para tirar cohetes. Hace tiempo podíamos leer en el muro de facebook de n+1 que decían:

“El público en general aún no sabe dónde colocarte, los clientes piensan que eres un mal necesario, los aparejadores que no haces nada y cobras demasiado, los urbanistas (¿Los arquitectos municipales?) que te da igual todo y vienes, como en la canción, a bailar tu ritmo (y no les suele faltar razón), los constructores que eres (en Murciano-Almeriense) “un pollicas” y nosotros mismos que somos el primer orejón del tarro, el as de la baraja, el demiurgo social, la madre del cordero, el ying de mi yang y el Batman de mi Robin.”

Por lo tanto, uno de los principales problemas de la falta de diálogo entre la arquitectura y la sociedad es culpa, directamente, de nuestro gremio.

En cualquier caso, por desgracia, los arquitectos, en muchos casos, se han pensado en posesión única de la arquitectura y no han dado al usuario el lugar que le corresponde.

Nos hemos recreado en nuestro propio título olvidando que muchos de los más importantes arquitectos de la historia, en realidad, no habían pasado propiamente por las aulas de una escuela de arquitectura.

Esto, unido a que en demasiadas ocasiones los arquitectos han sido una pieza más del desastroso sistema inmobiliario, ha dado como resultado una nula comunicación entre sociedad y arquitectura.

El ego
El ego

Por suerte, determinados sectores de nuestra profesión, como los colectivos de arquitectos, siempre han tenido bien claro que esta distancia hay que romperla y que lo que toca es bajar a tierra y acercarse al ciudadano de a pie.

2. La arquitectura como servicio.

Los arquitectos no hemos sabido hacernos entender ni entre los que se suponen que nos debían dar trabajo, ni entre los que habitan nuestra arquitectura. De hecho, si miramos cómo nos ven otros sectores de la población tampoco mejora el tema. Estamos convencidos de que no ha habido un entendimiento real entre arquitectos y sociedad y esto lo encontramos totalmente necesario.

Para ilústralo mejor, rescatamos las palabras de, nuestro admirado, Julio Cano Lasso que, lamentablemente, después de más de veinte años siguen de rabiosa actualidad,

“La brecha que separa a los arquitectos de la sociedad es algo que debe preocuparnos especialmente. La sociedad es nuestro cliente y en gran medida la arquitectura es un reflejo de la sociedad que la construye. La sociedad esta desorientada y los arquitectos, con nuestras modas y caprichos, tenemos mucha culpa. Hoy la arquitectura es para arquitectos”.

Y sin embargo, pese a quien pese, la arquitectura es un acto de servicio a la sociedad. Esta premisa ha de guiar cualquier objetivo arquitectónico que se precie. Aun así, parece que cuesta encontrar dinámicas donde de verdad se den posibilidades al ciudadano de a pie para que pueda dar a conocer sus inquietudes, expectativas y necesidades.

En ese artículo,2 Ana afirma:

“(…) El espacio urbano no es neutro. La percepción de la ciudad, sus zonas de tránsito, de reposo, de socialización, no son lo mismo para un niño que un anciano, que un discapacitado. Del mismo modo, hombres y mujeres experimentan la ciudad, la calle, el barrio y el hogar de manera distinta. Entre el amplio espectro espacial que se abre desde lo puramente público a o estrictamente privado, existe toda una paleta de fricciones entre individuos, y entre los individuos, los objetos y los espacios. Pensar en cómo se han diseñado hasta hace poco las ciudades, sus calles, barrios y hogares, desde qué posicionamientos políticos y sociales, nos lleva inevitablemente a hablar de feminismo.”

Imagen que acompaña al concurso Concilia2.
Imagen que acompaña al concurso Concilia2.es

Ni la arquitectura ni el urbanismo pueden ser un fin en sí mismos, han de ser un medio para que la gente pueda vivir cada vez mejor y, a su vez, ser sensible, como comenta Renzo Piano, a los cambios de la sociedad:

“(…) si estás de acuerdo con que una arquitectura es el reflejo de una sociedad, también debes reconocer que es el reflejo de un momento, de una cultura; no se entiende por qué, mientras todo ha cambiado (los comportamientos de la gente, de la sociedad, los instrumentos disponibles), uno en cambio permanece inmóvil”.

Ser sensibles a los tiempos que corren y asumir la nueva era digital que nos toca vivir, nos ayudará a plantear una mejor arquitectura y, sobre todo,  nos dará las pistas para entender cómo vive y cómo quiere vivir la sociedad a la que servimos.

Asamblea en #acampadavalencia | Fotografía: Isabel Montoro
Asamblea en #acampadavalencia | Fotografía: Isabel Montoro | Fuente: radioklara.org

3. Por una ciudad humanizada y participativa.

Como bien sabemos, gracias a movimientos como el 15M, se dio un paso de gigante en todo lo que venimos hablando en este artículo. La percepción del espacio público tomó una nueva dimensión y son múltiples las acciones que se derivaron de todo este movimiento.

Aun así, creemos que no se ha aprovechado del todo para exigir un urbanismo para todos y para todas y eso es algo que todavía puede tener solución.

Dar voz real al ciudadano dentro de un proceso pensando desde la sinergia no puede ser algo excepcional. Dejar en manos del dinero y la tecnología (Smart city) el destino de nuestras ciudades es la peor de las ideas.

En este sentido, Paisaje Transversal comentan:

“(…) este concepto de arquitectura participativa no es nuevo. A este respecto cabe destacar, por ejemplo, la figura del arquitecto holandés Aldo Van Eyck, quien diseñó entre 1947 y 1978 más de 700 parques y patios de juego en el centro de las ciudades y en los monótonos suburbios; o el proyecto de mejorar y embellecer ciertas plazas de Burdeos, de las cuales fueron responsables Anne Lacaton y Jean-Philppe Vassaly que contaron con diversas propuestas vecinales.  O más recientemente el proyecto de remodelación de Times Square, en Nueva York, a cargo de PPS.”

Aldo Van Eyck
Aldo Van Eyck

Para ello, deberemos buscar la manera de implicar al ciudadano de a pie en temas de urbanismo, a través de una participación ciudadana real y no de postín como es la práctica habitual. No podemos seguir hablando de aprovechamientos urbanísticos, planes parciales o repartos de edificabilidad expuestos en gigantescas (y confusas) carpetas, esperando que alguien entienda algo.

A esta ausencia de claridad en las presentaciones de los intragables tochos urbanísticos, hay que unir el hecho de que seguimos pensando que los planes generales son documentos válidos para los tiempos que corren. Debemos replantearnos, seriamente, cómo se debieran adaptar para ser, realmente, útiles y no quedar obsoletos antes de ser entregados.

En este sentido, leíamos hace tiempo  en un reportaje en el mundo decir a Andrés Cánovas que

no hay que escuchar a los arquitectos lo más mínimo. Es una profesión respetable, claro, pero no muy creíble. Hemos hecho las ciudades que hemos visto… O, por lo menos, hemos sido la punta de lanza del liberalismo más soez. Hay que escuchar al vecino y sus necesidades y transformarlas en elementos, en arquitecturas y en ciudades”.

Y aunque no le falta parte de razón, creemos que los arquitectos sólo son una parte del problema. Lo que realmente está mal, muy mal, y hay que cambiar de raíz, es la propia Ley del suelo. Aquí hay mucho que debatir tanto desde los técnicos como desde la ciudadanía. No se puede permitir una ley  que facilite un sistema, totalmente injusto, en el que locuras como que una persona por tener un terreno en un lugar del extrarradio y alguien decidida que la ciudad crecerá por ahí  (con más que dudosos criterios, en la mayoría de los casos) se lleve toda la plusvalía de esa decisión.

¿Por qué hemos hecho ricos a quienes no han aportado ningún valor? 

No sería más lógico que la mayoría de ese beneficio hubiera ido a parar a manos de la administración para que haga uso de ese dinero en función de necesidades sociales.

La rehabilitación ya no puede ser una opción, debiera ser la primera y casi única alternativa. Si no apostamos por políticas que la  favorezcan  y que “castiguen” cualquier demolición injustificada o planteamientos de crecimiento ilusorio, seguiremos sin poner el cascabel al gato. Una rehabilitación que incluya criterios de verdadera eficiencia energética y no quede en manos de la normativa y el CTE.

Sólo así, con criterios que sean inclusivos y con una visión humanista de la ciudad, nuestras urbes serán lo que siempre debieron ser. Como bien apuntaban, en una vieja entrevista, Tuñon & Mansilla:

“Los arquitectos también podían aprender de cómicos y payasos y, abandonado su vanidad, transformarse en un reflejo de la sociedad, de esa sociedad a la que deben cobijar; la arquitectura sólo tiene sentido en la medida en que colabores solidariamente a catalizar la esencial búsqueda de felicidad de las personas”.

Y no quisiéramos terminar sin  afirmar que, en nuestra opinión, la arquitectura es demasiado importante para dejarla sólo en manos de los arquitectos. Por ello, se ha de apostar por una alianza ciudadano – arquitecto – administración, que, de verdad, sepa canalizar nuevos procesos para nuestras maltrechas ciudades.

Si no hay una sociedad comprometida y  cómplice con la arquitectura, navegando en el mismo barco, no podremos soñar con una arquitectura que satisfaga realmente sus necesidades.

Stepienybarno_Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó, arquitectos
Estella, Enero 2018

Notas:

En este sentido os animamos a echar un ojo a este post en el blog de Arquitasa de la mano de Sabrina Gaudino o

Aquí este otro de Ana Asensio en el blog de Fundación Arquia.

Agustín Ferrer Casas · Historietista, guionista y dibujante

En esta nueva entrega de la sección Baliza, nos desplazamos hasta Pamplona para charlar con Agustín Ferrer Casas, arquitecto, dibujante y guionista autodidacta, amante de la línea clara y de las historias oscuras. De estilo clásico, tanto en el dibujo como en la técnica empleada.

Curtido en el mundo de los concursos de cómic durante más de veinte años hasta alcanzar la treintena de galardones de diferentes categorías, compaginó éstos con sus estudios de arquitectura y su trabajo como arquitecto técnico hasta hacerse autor profesional en 2011.

Durante es tos años ha publicado en compañía de otros los títulos Gandhi, el maestro de la vida (Editorial SAURE, 2004), La nueva era del sueño (Editorial SAURE, 2005) –estos dos a través de sendos premios- y De muerte (GP Ediciones, 2016), y en solitario Cazador de Sonrisas (Grafito Editorial, 2015), Arde Cuba (Grafito Editorial, 2017) –ganador de dos premios, al mejor álbum en Valencia y al mejor guión en el Salón del Cómic de Donostia en 2018-, Las apasionantes lecturas del Sr. Smith y Cartas desde Argel (West Indies Publishing Company, 2018) –ganador este último del Manchacómic 2016-, además de colaborar en diversas publicaciones del magazine cultural Jot Down.

Su último trabajo es MIES (Grafito Editorial, 2019) una biografía ficcionada sobre el arquitecto alemán Mies van der Rohe y que coincide con el 50 aniversario de la muerte de genial arquitecto, y donde hace un recorrido por su vida y obra.

Agustín Ferrer Casas
Agustín Ferrer Casas

¿Cómo se definiría Agustín?

Difícil definirse uno mismo (risas). Me veo como una especie de eremita que, por motivos laborales y familiares, vive alejado del mundo en su particular cueva. A veces gruñón, distante y antisocial. Y otras empático, locuaz y necesitado de afecto. Lo típico de alguien que ha elegido esta forma de vida tan solitaria.

Alguien me dijo una vez que debería abandonar mi zona de confort ¿Para qué? Entonces no sería yo.

¿Cómo y cuándo fueron tus inicios en el noveno arte?¿Por qué te diste cuenta que querías dedicarte plenamente a ello?

Supongo que de niño, como casi todos los críos, tuve acceso a los clásicos tebeos, Mortadelos y Zipi Zapes pasando por Tintines y Astérix. Mientras que en otros sólo supusieron lecturas infantiles, como yo tenía maña con el dibujo desde pequeño, supongo que en mí inocularon el gusto por los cómics. Pero todo quedó ahí aparcado, en espera de que germinase. Dibujar tebeos no daba tanto lustre como estudiar una carrera. Y si esta era arquitectura…

Muchos años después emitieron por EITB, la televisión autonómica del País Vasco, una serie titulada “Grandes maestros del cómic”. Por allí desfilaban, en episodios monográficos, autores como Moebius, Enki Bilal, Howard Chaykind, Charles Schulz, Miguelanxo Prado, Mattias Schultheiss, Alan Moore, Alberto Breccia, Tanino Liberatore, François Schuiten… Y tuve una epifanía ¡con veinte años! El mundo del cómic se abría ante mí en toda su gloria, en su versión adulta.

Mi nuevo redescubrimiento del Noveno Arte se consolidó a través de un trabajo académico durante mis estudios de Arquitectura en la Universidad de Navarra. La asignatura de Estética me brindó la oportunidad de escribir y documentar un pequeño estudio sobre la estética en el cómic.

Pero una cosa era escribir algo teórico sobre el mundo del tebeo y otra muy diferente saber si era capaz de contar una historia usando las herramientas propias de este medio: la narrativa y el dibujo.

En ese punto se cruzaron en mi camino los concursos de cómic. Aquellos que proliferaron hace años en pueblos, villas y ciudades de nuestra geografía. Y el bautismo de fuego, casualidad, se convocaba a treinta metros de mi casa. Decidí probar suerte participando, para ver si era hábil o tenía dos manos izquierdas para hacer algo decente. Debí de estar capacitado porque gané el primer premio, yo, ¡un novato con su primera historieta corta!

Y así, tomándolo como una distracción y de manera autodidacta, entre estudios primero y trabajo después, durante casi veinte años conseguí una treintena de premios en otros tantos concursos.

Pero como acabo de decir, esto que no era más que un hobby mientras trabajaba en un despacho de arquitectos (por si alguien siente curiosidad, el estudio pamplonés Capilla Vallejo Arquitectos). Fue después de trece años y medio, entrada la cuarentena, que se me cruzaron los cables y decidí dejar ese empleo. Así, inconscientemente. O puede que no.

Durante unos meses colaboré en una revista de “humor” de tirada nacional, El Clímaco, que pretendía hacer la competencia a El Jueves. Mi participación en esta empresa duró los ocho números de la publicación, hasta que quebró.

Sin nada en el horizonte aposté por elaborar una primera historia larga, ambientada en la California de principios de los 60s, con un dentista sin empatía por el dolor ajeno y adicto al LSD como protagonista. En 2014 Grafito Editorial publicó este mi primer cómic, Cazador de Sonrisas. Después vinieron otros títulos hasta MIES.

¿Te encontraste con muchas dificultades? ¿Cuáles fueron las más problemáticas?

La mayor dificultad fue el introducirse en el medio, encontrar un hueco en el mercado. Hasta que no decidí hacerme “profesional” yo no había colaborado en ningún medio (fancines u otros soportes). Sólo había participado en concursos y esos sólo tenían la difusión propia del círculo del certamen, una pequeña exposición (si la había) o una publicación gratuita de las obras ganadoras (con mucha suerte).

Cuando elaboré Cazador de Sonrisas lo hice con la ingenua intención de publicarlo mediante una campaña de micromecenazgo. Por suerte abandoné la peregrina idea de la autoedición al cruzar mi camino con el de Grafito Editorial, que nacía al mismo tiempo que yo acababa esta primera historia larga. Y decidieron estrenar con ella su catálogo.

El mayor problema, una vez publicada una novela gráfica que funcionó bien como fue Cazador de Sonrisas, consistió en encontrar otra historia que superase a la primera. Da mucho miedo no acertar con el tema y que el público lector te abandone.

¿Cómo compaginabas dibujar historias con la arquitectura y la docencia? ¿Qué experiencia te aportó?

Durante los años en los que trabajaba en el despacho me limitaba a hacer historias de no más de cuatro páginas, seis a lo sumo, a un tamaño DIN A3. Y no superaba las tres o cuatro historias al año ya que sólo dibujaba en fin de semana, si podía. Tampoco pretendía ni podía hacer más puesto que los concursos, conforme adquiría más años, iban reduciéndose en número. Por suerte seguía ganándolos, lo que me daba el empuje necesario para el siguiente.

Esta experiencia de años me proporcionó los recursos de estilo que me hacen reconocible. Trabajo a mano y esto puede ser una primera marca de identidad. Y además limó mis maneras a la hora de contar historias, que eran cortas. Como aquellos que escriben relatos cortos en narrativa, esto me sirvió como entrenamiento a la hora de contar historias más largas.

Agustín Ferrer Casas
Agustín Ferrer Casas

¿Cómo es el día a día de Agustín a la hora de comenzar y elaborar una novela gráfica?

Sólo puedo definir mi método de trabajo porque difícilmente creo que sea útil para otros autores: no tengo método de trabajo (risas).

Y no puedo decir cuál ha sido la manera en que se inicia un trabajo puesto que los pocos libros que he hecho han tenido todos génesis diferentes. Salvando este pequeño escollo, la inspiración o el encargo, el resto del proceso es prácticamente igual.

Previamente intento documentarme lo máximo posible sobre el tema que voy a abordar. Independientemente de que sea una ficción o se base en hechos reales –que pueden ficcionarse en beneficio del dramatismo y la licencia narrativa. Es en este momento cuando leo todo lo que logro encontrar de la época o la situación en la que va a desarrollarse la historia. Aparte de eso busco todas las imágenes posibles que puedan ayudarme a la hora de dibujar. Me da igual que sean fotos, documentales, películas, etc.

Sobre una sinopsis bastante elaborada, en el que no figuran diálogos, calculo cuantas páginas va a ocupar cada escena, siempre pensando en un número par –o impar si estamos hablando del comienzo o final del cómic. Más o menos lo compongo mentalmente. Después, al desarrollar la parte escrita, ratifico si me estoy quedando corto o no en esa adjudicación de páginas, pero sin dibujar nada más que el rectángulo de la hoja, nunca el contenido interior.

Cuando paso a dibujar cada escena es el momento en el que aboceto, de aquella manera, el contenido de esa página. Esa escena la tengo escrita previamente, a la manera de un guión en el que figuran los diálogos, pocas veces (o ninguna) la descripción de la escena. No lo considero necesario puesto que la tengo en la cabeza. Generalmente el A4 que represento no llega a ser mayor de 6x4cm y siempre pienso en el contenido de la página siguiente, aunque no se trate de una página doble. Más que nada por dar continuidad a la escena cuando se tiene el libro abierto, viendo página izquierda y derecha simultáneamente. Puede que esté contando perogrulladas, pero a mí esto me ha funcionado siempre.

Después el proceso es el clásico –para mí, repito. Hago el boceto en A4 a lápiz (o A3 apaisado si es una página doble), calco el resultado sobre un papel Canson de 160g/m2 de color gris trianon (mi preferido), vuelvo a dibujar a lápiz sobre ese papel, entinto con rotulador calibrado fino, borro el lápiz, humedezco el papel y lo fijo a un tablero con chinchetas para que no se deforme con el uso de las acuarelas. Dejo que se seque, salvo que tenga que hacer un cielo, en cuyo caso uso la humedad del papel para trabajar con la aleatoriedad que permiten acuarelas y acrílicas. Cuando está el papel seco, pinto y coloreo como un crío. Acabado este trámite delimito los contornos con rotuladores calibrados, valorando con grosores las diferentes profundidades de lo dibujado. Lo cercano más gordito y lo lejano más fino, cuando no difuminado. Y, por último, escaneo el resultado, limpio y corrijo alguna pifia, que yo también me equivoco, y maqueto la página con sus bocadillos y textos.

Así que, salvo la fase de escaneo e introducción de textos, el resto del proceso es analógico.

Esto lo repito con cada serie de escenas. Es decir, voy teniendo páginas terminadas. No hago un storyboard preliminar, ni aboceto todo el cómic, después lo entinto y al final coloreo. No puedo con ese método. Prefiero el mío, más anárquico, que es mi área de confort a fin de cuentas.

¿Cómo es el proceso de diseño, desarrollo y comercialización de una creación de Agustín?

Esto a mí se me escapa un poco. Puedo hablar de la estrategia que seguí con MIES, que puede acercarse más a la pregunta que planteáis.

En este caso todo encajaba en un principio. Cuando comencé a trabajar en 2015 en MIES tuve claro que su publicación debía coincidir con la fecha del 50 aniversario de la muerte del arquitecto alemán. Después abandoné el proyecto temporalmente para crear Arde Cuba por encargo editorial y cuando lo retomé en 2017 los plazos se habían acortado y tuve que reducir propósitos (número de páginas y cosas a contar que se iban a quedar en el tintero por falta de tiempo).

Durante el desarrollo del trabajo iba enseñando pequeñas muestras del mismo a través de las redes sociales, lo que me permitió crear expectación entre mis lectores y nuevos allegados al proyecto, sobre todo del sector arquitectónico que tenían curiosidad por saber en qué iba a acabar lo que les mostraba.

Cuando ya se acercaba la fecha de cierre de mi trabajo, mis editores fueron recabando información de los posibles canales de difusión de la obra, sobre todo en el ámbito de la arquitectura y el diseño. De hecho tuvimos una reunión con la dirección de la Fundació Mies van der Rohe en Barcelona con el fin de dar a conocer la propuesta justo un año antes de su publicación en papel. Y yo por mi parte busqué la ayuda de quien, sin saberlo, más aportó a la génesis del cómic, la periodista e historiadora de arte Anatxu Zabalbeascoa –en una operación de acoso vía Twitter, he de reconocer con sonrojo. Quería que, ya que mi MIES se inspiraba en un artículo suyo publicado en 2014 en El País Semanal, participase en él con un epílogo.

Crucial fue la colaboración de Anatxu para que también entrase en el proyecto el arquitecto británico Lord Norman Foster redactando el prólogo. Con todo esto,

¿qué podía salir mal?

La comercialización posterior ha sido tema de la editorial. Sólo diré que la difusión proporcionada por la Fundació Mies van der Rohe y la labor de la editorial informando a los diferentes medios antes mencionados han servido para que el libro haya expandido su palabra por Europa, Asia y América. La figura de MIES tiene un tirón increíble. También se suma a esto que la mítica escuela Bauhaus cumple 100 años este 2019.

Todo ello ha contribuido para que MIES haya salido del ámbito habitual de la novela gráfica. ¿Qué pasará con títulos que no cuenten con tantos puntos a su favor? Esa es la incertidumbre y el miedo de todo autor.

¿Cómo escoges y moldeas los personajes de tus novelas gráficas?

Me gustan los personajes oscuros, con vidas poco comunes, que tengan una vena un tanto canalla pero que resulten atractivos a los lectores y se hagan querer. Ese fue el recurso que usé para mi primer personaje de novela gráfica, el doctor Herbert F. Dunne, en Cazador de Sonrisas. Tal vez eso mismo sea lo que me atrajo de la figura de MIES y puede que también me vea reflejado tangencialmente en su persona. Ya se sabe, la búsqueda de la creatividad que corre de la mano de la libertad personal.

El trasladar esas personalidades al cómic y lograr transmitir sensaciones al lector se consigue mediante las expresiones, los ademanes físicos, las manos, los gestos, sus comentarios o formas de hablar e incluso de callar. Hasta en el cómic el recurso de los silencios suelen ser muy descriptivos. Y los personajes se dejan hacer, como actores en una película. En mi particular película.

¿Cómo se llega a contactar y fichar por una editorial?

De nuevo vuelvo a hablar sólo de mi experiencia, porque creo que difiere del duro camino de otros dibujantes. Enviar sinopsis, muestras, descripciones de personajes, ideas, etc., a las editoriales suele ser lo habitual. Y lo habitual también es ser rechazado con buenas palabras (en los mejores casos).

Yo envié mi primera historia larga, Cazador de Sonrisas, totalmente acabada a Grafito Editorial que en aquellos momentos buscaba dibujantes, guionistas e historias para comenzar su andadura como nuevo sello. Creo que con la primera conversación les resulté un tanto chocante. Pero cuando vieron que tenían una historia completa quedaron epatados. No sabían si publicarla o no. Era una historia que podría definirse perfectamente como un thriller, pero el cóctel mezclaba LSD, bondage, sexo light, asesinatos, ortodoncias, parafilias y personajes oscuros en la luminosa California de los años 60s.

Al final decidieron apostar por ella y hasta ahora, que va por su segunda edición. Tres títulos míos llevan su sello y han vendido los derechos de los mismos en el extranjero.

Si hablo de los dos títulos de West Indies Publishing Company hay que decir que también hay una mezcla de amistad y compromiso con el mundo del cómic en su edición.

Por tanto, hasta ahora no he conocido en mis pies los afilados guijarros que siembran los ásperos caminos que llevan hasta las puertas de las editoriales. Y si los he pateado llevaba unas buenas botas que me daban confianza para pisar fuerte.

Agustín Ferrer Casas
Agustín Ferrer Casas

¿Cuál fue el momento crítico una vez comenzado el salto al campo editorial?

Lo más preocupante resulta el mantener el nivel en todos los sentidos. Después de un primer título se busca que el siguiente libro sea mejor que el anterior. Y hay que mantener la fidelidad de los lectores. Eso se consigue publicando ese nuevo título en el menor tiempo posible, lo que es un inconveniente en mi caso. Soy meticuloso en mi trabajo y no escatimo esfuerzos en el resultado. El primero que tiene que estar satisfecho con mi trabajo tengo que ser yo.

Así que el tiempo y la inspiración son los dos principales problemas cuando se ha conseguido dar ese salto.

¿Cuáles son tus referencias?

Sólo puedo mencionar como referencias las propias como autor. En mi caso comencé como dibujante muy influenciado por la obra de autores consagrados como Moebius y Enki Bilal. A nivel local aprecié sobremanera el trabajo de Miguelanxo Prado y Das Pastoras.

Posteriormente me di cuenta de que, con un estilo propio y reconocible, podía admirar a otros autores, pero no necesariamente tomarlos como modelo.

¿A qué segmento de público/cliente te diriges?

Mis títulos se dirigen a un público adulto, con inquietudes diversas (políticas, sociales, históricas, estéticas…). Por suerte en el mercado del cómic hay tanta variedad de títulos como de lectores, aunque creo que hay que potenciar que el número de estos últimos aumente. No ya haciendo que se reproduzcan físicamente, que sería un método agradable y divertido, sino creando lectores desde las escuelas, con los niños ya “hechos”. Las bibliotecas escolares deberían estar bien nutridas y el fomento de la lectura no ser sólo palabras.

¿Cómo y para qué utilizas las “nuevas tecnologías”? ¿La “red” ha facilitado tu labor?

Pasé trece años y medio sentado en una silla, frente a un ordenador dibujando planos de arquitectura y sus derivados. Parecía que estaba haciendo diálisis agarrado al ratón. Aparte de eso, estuve dando clases de AutoCAD durante doce años como profesor asociado en la Universidad de Navarra (hasta que el Plan Bolonia me defenestró).

Creo que tuve suficiente dosis de “nuevas tecnologías”.

Mi trabajo es 90% analógico y sólo para retoques o maquetaciones uso la informática. No queda más remedio.

Otra cosa es el uso, no por gusto, que tengo que hacer de las redes a fin de difundir y publicitar mis labores para dar señales de vida ante los lectores. Pequeñas muestras, recordatorios de dónde encontrar mis títulos y anuncios de presentaciones de los mismos. No tanto como quisiera, porque no soy digital y, si no me sé administrar bien, me roba mucho tiempo de trabajo.

Eso sí, disfruto contando a través de Facebook mis pequeñas escapadas a los escasos eventos en los que participo y donde añado, siempre que puedo y como divertimento, un pequeño relato medio ficcionado dedicado a lectores voyeuristas, que los hay.

Agustín Ferrer Casas
Agustín Ferrer Casas

¿Compaginas o complementas esta actividad con otras labores o en otros campos?

No. Me dedico únicamente, en todo el tiempo que me permite mi labor de cuidador familiar, a esta profesión de dibujante y guionista. Es lo bueno, o malo, de tener la oficina en casa.

Me resultaría imposible hacer nada más porque todo esto me ha pillado con una edad provecta que me supera. Como mucho, muy de cuando en cuando, hago alguna ilustración de encargo para algún cliente con posibles y buen gusto.

La arquitectura, tiene abiertos muchos frentes de batalla (LSP, Bolonia, paro, precariedad laboral, COAs, ETSAs, emigración, comunicación, etc), ¿no serán demasiados para la polarización existente dentro de la misma?

¿Cómo ves el futuro de la arquitectura? ¿Y el de la profesión?

¿Qué mejoras crees que son fundamentales y que deberían ser puestas en marcha de forma inmediata?

Contesto a todas estas preguntas con una sola:

¿por qué creéis que dejé la arquitectura y todo lo relacionado con ella? (Risas).

Por no dar pie con esta contestación a la pregunta: entonces,

¿por qué demonios hiciste un cómic sobre Mies van der Rohe?

diré que tenía una deuda con la arquitectura y la figura de MIES me parecía soberbia y lo suficientemente jugosa como para ofrecer a los lectores una novela gráfica sobre su obra, pero sobre todo, sobre su persona. Y este libro estaba destinado al público generalista, por lo que no era sólo un compendio de sus obras, sino que también se relatan, y ficcionan en algunos casos, episodios de su vida. Por suerte Mies es tan emblemático que el mundo de la arquitectura ha tomado con devoción este libro al que tanto tiempo y trabajo he dedicado.

Agustín Ferrer Casas
Agustín Ferrer Casas

Como “emprendedor” ¿qué opinas de los arquitectos que “abren y/o recuperan” nuevos campos y/o enfoques de la profesión?

Puntualizo lo dicho por otros muchos: odio el término “emprendedor” que se han sacado de la manga los políticos y economistas liberales. Parece algo divertido y gozoso eso de lanzarse a la aventura, a emprender. Ni es divertido ni gozoso ser profesional autónomo. Ese es el término correcto.

Ahora, contestando la pregunta diré que cuando una puerta se cierra de golpe, en tus narices, es necesario buscar otra abierta. Incluso una ventana. No queda más remedio que innovar, reciclarse, buscar tu nicho (laboral, no mortuorio) en el que destacar. No puede quedarse uno en casa esperando a que lo llamen (aunque a mí ha llegado a pasarme).

¿Estás contento con la trayectoria realizada hasta ahora? ¿Qué proyectos de futuro te esperan?

Contento estoy, no puedo quejarme. He entrado, pasada la cuarentena, en un medio en el que se debe competir con autores más jóvenes, de mucho talento e ideas frescas, e incluso formados académicamente y que se renuevan continuamente. Aunque ahora mismo no puedo ser muy objetivo, recién acabado MIES. Es un momento semejante a una depresión postparto que durará hasta que tenga un nuevo proyecto en las manos.

Y hablando de esto, aún no tengo un nuevo libro en mente. Supongo que alguien pensará que lo lógico sería continuar con la senda abierta por MIES, trabajando sobre otro arquitecto conocido del estilo de Wrigth, Le Corbusier, Kahn… Pero eso sería encasillarme en una temática y ese no es el camino. Sí que podría hablarse de alguna figura femenina del ámbito de la arquitectura, siempre a la sombra de otros hombres arquitectos, socios e incluso esposos. Sería un enfoque interesante, reivindicativo y necesario.

Para acabar, ¿qué le aconsejas a los actuales estudiantes y futuros profesionales de arquitectura?

Lo mismo que a los futuros autores de cómics: que se dediquen a otra cosa (risas).

Ahora en serio, que se formen, se preparen bien, se interesen por lo que se hace fuera de su ámbito cercano… Muchas veces centrarse sólo en lo que a uno le gusta (o lo que gusta a sus docentes, pensando en satisfacerlos) hace que se pierda la perspectiva. Una cosa es contaminarse y otra diferente ver lo que está bien y lo que no. Crearse una opinión siempre es bueno. Pero para eso antes hay que aprender.

Y, por supuesto, aprender de los grandes. Mies es un ejemplo.

Agustín Ferrer Casas
Agustín Ferrer Casas

Agustín Ferrer Casas · Historietista, guionista y dibujante
Mayo 2019

Entrevista realizada por Ana Barreiro Blanco y Alberto Alonso Oro. Agradecer a Agustín su tiempo y predisposición con este pequeño espacio.

VMI | AAW (Aritz Almenar Workshop)

VMI Aritz Almenar architects o12 © Milena Villalba
VMI | Aritz Almenar architects © Milena Villalba

Cuando nos enfrentamos a un nuevo proyecto de arquitectura, partimos de una serie de situaciones y condiciones existentes que serán pilares en la concepción base de nuestro proyecto. Lugar, programa y presupuesto: estos tres elementos acotan el infinito de posibilidades y comienzan a dibujar soluciones, estrategias de intervención, y gestos arquitectónicos. La imagen abstracta de la arquitectura surge de manera coherente y natural de ese infinito acotado, representada en el concepto, el trazo.

El proyecto de la vivienda VMI del estudio valenciano AAW puede analizarse perfectamente como un gesto arquitectónico lógico y sencillo surgido de la lectura clara de las realidades de partida, con el objetivo firme de entregar al cliente una obra que vaya más allá de sus ilusiones e intenciones, y de devolver al territorio que lo aloja la mayor cualificación posible.

La parcela, rectangular, con una superficie de 814 m2, se ubica en una ladera rodeada de pinares que desciende de sureste a noroeste con pendiente importante, hacia el paisaje que se abre frente a ella. Esta situación hace que el lugar de intervención presente un desnivel de 8 metros entre la parte trasera (en contacto con el vial) y la parte frontal, y que haya vegetación preexistente que no se desea destruir. Las normativas del emplazamiento, además, obligan a un retranqueo de 4 y 5 metros respecto a las lindes vecinas y a los viales (respectivamente), y a una ocupación máxima del 25%.

El objeto del proyecto, solicitado por el propietario para su uso propio, era la realización de una vivienda unifamiliar en una planta, que contase con dos dormitorios individuales y uno de matrimonio, un salón comedor en contacto con la cocina, y dos baños completos. El presupuesto debía ser ajustado, trabajando el proyecto desde la limitación de recursos, y buscando la sencillez constructiva.

Todas estas circunstancias, lejos de suponer una restricción de las posibilidades creativas del estudio, representan una condición de la que partir. Será ejercicio de la arquitectura el perseguir una obra de riqueza espacial y diálogo natural, en lugar de actuar únicamente como un traductor de las regulaciones y de las estipulaciones de partida de los clientes. Aquí es donde reside la diferencia.

La vivienda de Aritz Almenar se resuelve, efectivamente, de manera sencilla: sensible y lógicamente sencilla, logrando ejecutar una pieza arquitectónica de gran interés. Ésta se desarrolla en dos prismas rectangulares, superpuestos e independientes. El primer cuerpo, con acceso desde el punto de mayor cota junto al vial, recoge el programa requerido por el cliente. El cuerpo inferior realmente es un vacío, un espacio fluido que surge como semisótano por el desnivel propio del terreno, y que permite apoyar el volumen superior. Su posición en la parcela permite liberar totalmente el frontal norte, el que se abre a las mejores vistas, aprovechando su situación de atalaya. Además, el cuerpo superior se desplaza sobre el inferior en un vuelo que aumenta más la sensación de superposición, al tiempo que permite la protección de la incidencia del sol en el nivel inferior.

Así, el programa de necesidades, técnicamente, se resuelve en una sola planta elevada sobre la esbelta estructura metálica de soporte, modulando la separación de espacios y usos en base a las directrices transversales que marca el sistema estructural unidireccional con el que se resuelve. Dentro de esta planta se establece una jerarquía, donde los espacios más vivibles y sociales se volcarán hacia el norte, hacia el jardín, mientras que al sur se disponen los servicios y el acceso. La distribución juega también con paneles móviles que permiten una cierta adaptabilidad espacial.

Por el retranqueo necesario por normativa, toda la construcción se desplaza 5 metros en la zona sur, y 4 metros en los laterales. Este gesto se convierte en el verdadero generador de proyecto. Este umbral que rodea la construcción actúa como un patio longitudinal, e introduce luz y aire en la planta inferior.

El edificio se lee con sus masas invertidas, donde el mayor peso recae en el cuerpo superior, quedando el inferior libre, ligero, casi frágil. La estructura vertical metálica queda embebida dentro del plano de carpintería, potenciando la ingravidez de la pieza elevada. El cuerpo inferior, incrustado en el suelo, aparece casi sin límites, rodeado por el cerramiento transparente, abierto al patio trasero, y prolongado por un pavimento continuo que traspasa los límites del cerramiento e invade parte de la parcela.

La solución de Aritz Almenar hace que el programa se desdoble sin aumentar el coste: el cuerpo superior, más familiar, más cálido, se mantiene independiente, de fácil acceso, y volcado al paisaje; mientras, el cuerpo inferior, que podría haberse entendido como un mero semisótano, se convierte en un pulmón de la vivienda con el simple gesto de iluminar y ventilar, y se vincula irremediablemente al jardín y las actividades exteriores. Recuerda, esta disposición, a ese hábito tan popular y cotidiano de “mantener la vivienda lista para las visitas” y emplear los patios, cocheras, y espacios secundarios (pero en contacto con la calle) como lugar preferido de reunión.

Esta vivienda recuerda en algunos de sus gestos a la arquitectura brasileña de la segunda mitad del siglo XX, con esos espacios diafragma repletos de vegetación que permitían crear una separación con otras propiedades, un filtro, y que al tiempo, introducían el exterior en el interior, y potenciaban las relaciones y los espacios intermedios. La planta libre fruto de un cuerpo volando sobre ella, los pilotis de apoyo, también son habituales en una arquitectura que bebió ampliamente del movimiento moderno, pero que lo supo interpretar desde posturas propias. Me vienen a la cabeza algunas obras de Mendes da Rocha que bien podrían estar en sintonía con el proyecto de la VMI.

Por otro lado, el movimiento del retranqueo y cómo a través de él, la vivienda (lejos de dar la espalda) se abre a ese lapso espacial y mira a la cara al muro de contención de hormigón armado que sujeta las tierras, recuerda a ese gesto de Souto de Moura en la casa Moledo, cuando abrió los dos laterales de la vivienda: uno, el frontal, al paisaje; el otro, el trasero, a las rocas junto a las que se situaba. Este sencillo gesto es una puesta en valor de aquello que nos rodea inmediatamente, y que, separándonos apenas unos pasos atrás, podemos mirar de otro modo. Aritz crea un jardín que no es ni interior ni exterior, pero que oxigena un espacio, lo ilumina, y cualifica.

El dialogo entre los dos cuerpos es evidente, sin estridencias, sin alardes. Aritz consigue una vivienda potente, que asoma entre el paisaje del pinar en el que se ubica, y lo hace de bien resuelta, y ampliando y desarrollando las ensoñaciones de sus propietarios.

Obra: VMI
Autores: Aritz Almenar architects (AAW)
Objeto: Vivienda unifamiliar en Torres-Torres
Tipo de intervención: Obra nueva
Superficie construida: 235m2
Año: 2012
Ubicación: Valencia, España
Colaboradores: Óscar Perosanz. Cálculo de estructura
Proveedores: Roteros construcciones. Estructura y cerramiento. Servimatic automatismos. Cerrajería. Serviacustic. Tabiquería. Lopez Ferriz. Carpinterias metálicas
Fotografía: Milena Villalba
Artículo: Ana Asensio
+ aritzalmenar.com

Eficiencia y productividad en arquitectura. Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó

Eficiencia y productividad en arquitectura

Si perteneces al mundillo de la arquitectura y ves que tu día a día no da para todo lo que te gustaría hacer, este libro te será de gran ayuda.

Los arquitectos y arquitectas tenemos una serie de vicios que hacen que no seamos la profesión más eficiente del planeta. Es cierto que lo damos todo cuando un cliente nos hace un encargo, pero en esa entrega desmedida muchas veces dejamos de lado nuestra eficiencia.

A esto hay que sumar que, en los tiempos que corren, todo es para ayer y las redes sociales y la red en general, nos meten en una vorágine de notificaciones y prisas que no ayudan a que nuestra productividad sea la adecuada. En demasiadas ocasiones, queremos hacer muchas más cosas de las que humanamente somos capaces de realizar y no conseguirlas produce estrés y frustración.

Con la lectura atenta del libro se aprenderá a hacer cada día un poco más, pero sobre todo a hacerlo con más calidad y menos estrés. Se dan las claves para focalizar y evitar los

“ladrones de tiempo”,

teniendo claro que el tiempo no se gestiona, sino que lo que se gestiona son las prioridades y, en última instancia, a uno mismo.

https://youtu.be/W3vsR116qNk

Los autores de Eficiencia y productividad en arquitectura, Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó (Stepienybarno), desde hace más de 5 años, están investigando y practicando el sistema de productividad más eficiente del mundo: GTD. Gracias a ello y de manera muy amena, comparten todo lo aprendido en claves prácticas y fáciles de aplicar.

Un libro escrito por arquitectos para arquitectos y arquitectas que pone encima del tablero las claves para ser más eficiente y productivo.

La naturaleza líquida del espacio de trabajo | Javier Mozas

El trabajo es trabajo y es duro y servía para ganarse el pan. La imposición escrita en el Génesis decía que con el sudor de la frente, hasta que se descubrió la conexión entre trabajo y capital. Ahora es otro momento. Existen unos paraísos ilusionantes que camuflan la verdadera esencia de trabajar y disuelven esa función dentro de la mezcla de actividades, sin solución de continuidad, en que se está convirtiendo la vida cotidiana. El ocio y su negación, el negocio, se funden en un mismo simulacro continuo que se extiende más allá del puesto de trabajo.

La revolución tecnológica incrementó la productividad mediante la presencia de máquinas y robots en las cadenas de montaje y el espacio del trabajo se fue despojando de las incomodidades y dependencias de las condiciones climáticas. Rompió su anclaje con un lugar físico y se fue fusionando con otras actividades humanas como habitar, aprender o relacionarse, que tenían sus propios ámbitos de desarrollo.

Estamos asistiendo a la abolición de la compartimentación horaria de las actividades diarias, presionados por la opción multitarea que proporcionan los dispositivos móviles. Todo se puede hacer en cualquier momento y en cualquier sitio. La vida cotidiana se licúa en un contenedor continuo e indefinido, sin espacio concreto ni tiempo fijo.

“El paso del capitalismo pesado al ligero y de la sólida a la fluida o licuada modernidad constituye el marco en el que se inscribe la historia del movimiento laboral”.

Zygmunt Bauman1

Fondo de escritorio basado en el “espíritu global de un espacio de trabajo digital moderno” que recrea el paisaje de trabajo de la serie Living Office.”
Fondo de escritorio basado en el “espíritu global de un espacio de trabajo digital moderno” que recrea el paisaje de trabajo de la serie Living Office.”

La oficina adolescente.

Sam Jacob proclamó en 2013 el fin de la tiranía de la oficina divertida, a la que definía como

“los lugares de la eterna adolescencia, cuyas referencias lúdicas condenan a sus empleados a un infantilismo si fin, como el de Peter Pan”.2

La psicología analítica de Carl Jung estableció las bases de unos de los arquitipos más claramente identificables de la mente humana: el puer aeternus, eterna adolescencia, que ha sido explotado desde los comienzos de la publicidad comercial como estrategia de venta.3 El niño, como ser invencible, capaz de superar todas las pruebas, como metáfora del buen salvaje significa el triunfo del inconsciente y de la rebeldía frente al racionalismo del pensamiento moderno.

En el transcurso de cuatro generaciones, desde la Generación Silenciosa (nacidos antes de 1940) a la Generación del Milenio (1981-1995), los sociólogos han detectado una mutación constante hacia una mayor infantilización. Tobias van Schineider abandonó la escuela a los quince años para trabajar en una tienda de ordenadores. Ha trabajado como Director Creativo en Spotify para proyectos laterales. Dice que estos proyectos solo salen adelante si son sencillos, si no importa que fracasen y su no se toman demasiado en serio. Actitud que sería considerada altamente irresponsable en una empresa corporativa tradicional, pero que ilustra la posición de la industria creativa y tecnológica que, al contratar a jóvenes que se han hecho adultos en el cambio de siglo, se esfuerza por hacer desaparecer de sus oficinas todo aquello que ha formado parte de la generación de sus padres.

Mr Design Office por Schemata Architects | Fuente: schemata.jp
Mr Design Office por Schemata Architects | Fuente: schemata.jp

En la oficina que Schemanta Architects construyó en 2010 para el diseñador gráfico Kenjiro Sano, en Tokio, se juntan dos arquetipos de la infancia: el Peter Pan y el de Alicia. El paso del mundo real al irreal se realiza dentro de un tobogán de tubo que atraviesa un espejo. El juego de escalas con las lámparas de gran tamaño hace pequeños a los usuarios de la oficina y loa convierte en niños. Es la transgresión de un espacio sin tabiques, que facilita la concentración y consigue confort acústico en determinados puntos por el efecto de campana que tiene las grandes lámparas semiesféricas colgadas del techo.

Javier Mozas, arquitecto, a+t research group
Vitoria-Gasteiz, marzo 2017

Notas:

Bauman, Zygmunt. The liquid modernity. Polity Press, 2000, p.194

2 Jacob, Sam. “Offices designed as fun palaces are fundamentally sinister”. Dezeen magazine. 28 de febrero 2013.

3 Jung, Carl. The psychology of the child archetype. The special phenomenolgy of the child archetype. The invincibility of the child. Princeton Univesity Press, 1968, p. 170-173.

Extracto del artículo publicado en la libro La oficina en la hierba. La evolución del espacio de trabajo

Trauner, una caja de cerillas | Jorge Gorostiza

Trauner en los decorados de Alrededor de la medianoche Fotografía publicada en el artículo mencionado de La Vanguardia
Trauner en los decorados de Alrededor de la medianoche. Fotografía publicada en el artículo mencionado de La Vanguardia.

Es indudable que Alexandre Trauner fue uno de los mejores escenógrafos cinematográficos de la historia. En 1987 se organizó en la barcelonesa Galería Dau al Set  una exposición con sus dibujos, mientras se celebraba la primera edición del Festival de Cinema de Barcelona.

El diario La Vanguardia publicó una entrevista con el maestro, firmada por Félix Flores, que reproduce algunos de los tópicos que entonces se empleaban cuando se mencionaba el trabajo de los directores artísticos; su título ya es uno de ellos:

«Alexandre Trauner, el hombre que pinta lo que vemos en el cine»,

olvidando que los escenógrafos crean los espacios, siendo mucho más arquitectos que pintores, porque el grafismo y pocas veces la pintura eran solo el instrumento que les servía para expresar sus ideas. Sobre este título se puede leer un texto que comienza:

«Un artista que practica desde hace cincuenta años una de las especialidades más desconocidas para el público en el mundo del cine; el diseño de decorados, es objeto en el festival de Cinema de una exposición»,

en aquellos años el «diseño de decorados» podía ser un trabajo poco conocido por el público, pero ya se habían publicado libros sobre este tema y había célebres y reconocidos escenógrafos, tanto españoles como extranjeros.

Las mayoría de lo que el entrevistador pone en boca de Trauner se refiere a su carrera profesional, hablando sobre los directores con los que trabajó, como el gran Welles:

«Me gustaba mucho Orson. Era muy inteligente e instintivo, un hombre cargado de ideas que no pudo llevar a la práctica en su mayor parte porque era su propio productor».

También hace una consideración interesante sobre el papel de su profesión:

«En las películas lo más importante es la historia, luego vienen los actores, y después los técnicos. Yo estoy allí, detrás»

una consideración en la que destaca su modestia, porque su contribución a las películas en las que trabajó fue capital, Trauner también habla sobre los estudios cinematográficos:

«El cine consiste en dar al público el máximo de ilusión, de sentido de la realidad donde sólo hay ficción. Por ejemplo, los rodajes son algo muy curioso. Una caja de cerillas puede ser más importante que un gran plató, todo depende de la historia. No es una cuestión de más grande o más pequeño sino de qué se puede hacer. Fue así como realizamos Alrededor de la medianoche, en un pequeño estudio. Naturalmente, no se puede hacer Intolerancia en una caja de cerillas y Griffith era un loco».

El escenógrafo también menciona el estado del negocio cinematográfico de aquellos años:

«Entonces, en Hollywood habían productores. Se preocupaban de hacer buenas películas y que dieran dinero. Hoy ya no existen productores como antes; su único objetivo es ganar dinero, y no importa que las películas Sean malas porque la oferta de entretenimiento audiovisual ya es enorme»,

algo que se ha agravado desde entonces, provocando un cambio radical del sistema que imperaba a finales del siglo pasado.

Al final de la entrevista Trauner dice algo muy razonable:

«la vida es corta y las películas, demasiado largas. Lo que hay que hacer es intentar no aburrirse y no aburrir a los demás».

Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, septiembre 2018
Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad

My Architect, a son´s Journey Film (Louis I. Kahn)

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My Architect, a son's Journey Film
My Architect, a son’s Journey Film

El cineasta Nathaniel Kahn se aventura en el entendimiento de las obras del arquitecto Louis I.  Kahn, su difunto padre.

Es una película documental (2003) sobre el arquitecto estadounidense Louis I Kahn (1901-1974), por su hijo Nathaniel Kahn, en el que se retrata la carrera del arquitecto, así como su relación familiar tras su muerte en el año 1974. El documental logró un premio de la academia en 2004.

 

«My Architect es una historia de amor y arte, traición y perdón, en la que el hijo ilegítimo de un artista legendario emprende una exploración mundial de cinco años para comprender a su padre muerto hace mucho tiempo.

Louis I. Kahn, fallecido en 1974, es considerado por muchos historiadores de la arquitectura como el arquitecto más importante de la segunda mitad del siglo XX. Kahn, un inmigrante judío que superó la pobreza y los efectos de un devastador accidente infantil, creó un puñado de edificios intensamente poderosos y espirituales —composiciones geométricas de ladrillo, concreto y luz— que, en palabras de un crítico, “cambian tu vida”.

Si bien el legado artístico de Kahn fue una búsqueda intransigente de la verdad y la claridad, su vida personal estuvo llena de secretos y caos: murió, en bancarrota y sin identificar, en el baño de hombres en Penn Station, Nueva York, dejando atrás a tres familias, una con su esposa. de muchos años y dos con mujeres con las que había tenido aventuras a largo plazo. En My Architect, el hijo de una de estas relaciones extramatrimoniales, Nathaniel, el único hijo de Kahn, emprende un viaje épico para conciliar la vida y la obra de este hombre misterioso y contradictorio.

Daniel Portilla

I Fórum Internacional de Construcción con Madera 2019

I Fórum Internacional de Construcción con Madera 2019

Llega a España el 1er Fórum Internacional de Construcción con Madera, organizado por la plataforma FORUM HOLZBAU.

Los próximos 23 y 24 de mayo de 2019 se va a celebrar en el Palacio de Congresos Baluarte (Pamplona) el 1er Fórum Internacional de Construcción con Madera, organizado por la plataforma Forum Holzbau, en colaboración con la Cátedra Madera de la Universidad de Navarra.

Es sin duda una cita fundamental para todo aquel que quiera conocer de primera mano el desarrollo que está teniendo el sector de la construcción con madera en nuestro país y en todo el mundo.

Se trata de un congreso centrado eminentemente en cuestiones técnicas y prácticas, enfocadas al mundo profesional. En paralelo a un programa de conferencias a cargo de ponentes de máxima relevancia internacional, se celebra una exposición de las principales empresas del sector, donde se pueden conocer y mostrar los últimos avances en productos y técnicas. Además, la noche del jueves 23 se organiza una cena buffet que facilita el intercambio de contactos y la creación de sinergias entre todos los participantes.

El Forum Internacional de Construcción con Madera de España deriva del “Holzbau-Forum”, el congreso de referencia a nivel internacional en el sector, que se celebra desde hace décadas en Garmisch (Alemania) y está organizado por forum-holzbau, una plataforma internacional que agrupa a las universidades de Helsinki (Finlandia), Múnich y Rosenheim (Alemania), Biel (Suiza), Viena (Austria) y Prince George (Canadá).

Además del congreso central de Alemania, se celebran anualmente congresos organizados por “forum-holzbau” en otros países europeos como Francia, Italia, Suecia/Noruega, Polonia,… a los que ahora se incorpora España como respuesta al creciente interés que la construcción con madera despierta en nuestro país.

El Fórum se dirige a todos los agentes implicados en cualquier fase del proceso de la construcción, y es una cita imprescindible para todos aquellos que se interesen por las nuevas posibilidades que ofrece la construcción con madera en España, Europa y el resto del mundo.

Asimismo, da la oportunidad, tanto a instituciones (desde la Administración, Asociaciones y organismos de control) como a profesionales (desde arquitectos, consultores e ingenieros hasta los técnicos y operarios a pie de obra) y a estudiantes, de obtener e intercambiar la información más actualizada sobre el sector.

Información e inscripciones (aforo limitado)
+ forum-maderaconstruccion.com

Un universo, una casa | Marcelo Gardinetti

Maison Bordeaux, 1996-98, Rem Koolhas ©Hans Werlemann, courtesy OMA
Maison Bordeaux, 1996-98, Rem Koolhas ©Hans Werlemann, courtesy OMA

¿Cómo debe ser una casa en la ladera de la montaña para una familia con una persona confinada a una silla de ruedas? El propio cliente tenía la respuesta:

“al contrario de lo que cabría esperar, no quiero una casa sencilla. Quiero una casa compleja porque la casa definirá mi mundo”.1

Maison Bordeaux, 1996-98, Rem Koolhas ©Hans Werlemann, courtesy OMA
Maison Bordeaux, 1996-98, Rem Koolhas ©Hans Werlemann, courtesy OMA

El terreno donde se implanta la vivienda está ubicado en los alrededores de Burdeos, en la ladera en una colina con vistas a la ciudad. El propietario había adquirido el lote antes que un accidente de auto le limitara la movilidad. Koolhaas atiende la solicitud del cliente y responde al desafío con un diseño en tres niveles que serán el universo de su cliente.

El nivel bajo enclava su silueta irregular en la ladera de la colina. Sobre este volumen se apilan otras dos cajas diferentes. Cada caja corresponde a un piso y se define como una entidad de carácter y funcionamiento autónomo.

Maison Bordeaux, 1996-98, Rem Koolhas ©Hans Werlemann, courtesy OMA
Maison Bordeaux, 1996-98, Rem Koolhas ©Hans Werlemann, courtesy OMA

La planta inferior Agrupa los servicios de la casa: cocina, comedor íntimo, bodega y una sala para tv. En la planta intermedia se desarrolla la actividad social de la familia. Una planta libre con cerramientos transparentes que permiten vivenciar el paisaje urbano a la distancia. La planta superior aloja los dormitorios. Es una caja de hormigón rosado con aberturas redondas que enmarcan el paisaje desde cada dormitorio. Vista a cierta distancia, la primera planta se funde con la ladera y la tercera parece flotar sobre la caja de vidrio intermedia.

Sin embargo, la característica sobresaliente de la casa es el escritorio del propietario. Una habitación de 3 x 3,5 metros montada sobre una plataforma con un enorme pistón hidráulico que permite la movilidad vertical en los tres niveles.

“El movimiento del elevador cambia continuamente la arquitectura de la casa. Una máquina es su corazón”.2

En la planta baja forma parte de la cocina comedor; en el primer piso se integra con el mismo solado del área social; en la planta alta forma parte del dormitorio del matrimonio. Una biblioteca cierra uno de los laterales de la plataforma en todo el recorrido de la plataforma.

Maison Bordeaux, 1996-98, Rem Koolhas ©Hans Werlemann, courtesy OMA
Maison Bordeaux, 1996-98, Rem Koolhas ©Hans Werlemann, courtesy OMA

Las demás circulaciones verticales se adaptan a las formas caprichosas de la planta baja. Una escalera caracol atraviesa la casa paralela al montacargas. Cuando alcanza la planta intermedia, se reviste en acero inoxidable para que se diluya en el reflejo del paisaje que domina el piso.

La solución estructural también es atípica. La planta superior descansa en uno de los extremos sobre el volumen de la escalera, que se encuentra fuera del eje axial de la planta rectangular. Este desequilibrio se resuelve mediante una viga que cruza de manera transversal el volumen por encima del techo, soportada por un tensor de acero anclado al piso para alcanzar la estabilidad estructural. La parte trasera está sujeta por un soporte se acero en forma de “ele”.

Maison Bordeaux, 1996-98, Rem Koolhas ©Hans Werlemann, courtesy OMA
Maison Bordeaux, 1996-98, Rem Koolhas ©Hans Werlemann, courtesy OMA

Así definida, la casa establece un doble orden funcional de una manera sagaz y efectiva. El movimiento vertical de la habitación permite al propietario interactuar con los demás miembros de la familia en las áreas más importantes de la vivienda.

Koolhaas crea un pequeño universo para un hombre que carece de movilidad propia, y ese universo se mueve para él.

Maison Bordeaux, 1996-98, Rem Koolhas ©Hans Werlemann, courtesy OMA
Maison Bordeaux, 1996-98, Rem Koolhas ©Hans Werlemann, courtesy OMA

Marcelo Gardinetti. Arquitecto
La Plata. Argentina. Abril 2019

Notas:

1 Rem Koolhaas/OMA, Memoria descriptiva del proyecto.

2 Ibidem.

Equilibrio inestable | Íñigo García Odiaga

Museo de la mina de Almannajuvet (Noruega).
Museo de la mina de Almannajuvet (Noruega).

Se dice que la escultura clásica griega llegó a su máximo esplendor cuando comenzó a usar el contrapposto. Este término italiano podría definirse como la relación que las distintas partes del cuerpo establecen al iniciar el movimiento. El peso del cuerpo descansa principalmente en una pierna, por lo que la cadera correspondiente se eleva respecto de la otra, el tronco se estabiliza compensando con el peso de los hombros esa inestabilidad y el cuerpo comienza a desplazarse.

La escultura congela de ese modo una postura en equilibrio inestable, que el cuerpo mantiene fugazmente entre un paso y otro del caminar. Es tal la tensión muscular que incluso los bloques de mármol necesitan refuerzos y en muchas de las piezas clásicas los personajes aparecen apoyados o recostados sobre troncos, pequeñas columnas o rocas figuradas que ayudan a estabilizar el cuerpo humano.

Este realismo dinámico parece también guiar la última obra del arquitecto Peter Zumthor, el museo de las minas de zinc de Almannajuvet. El museo se divide en cuatro pequeños pabellones, cuatro edificios que incluyen un pequeño museo, una cafetería, un refugio y un edificio de servicio, cada uno ofreciendo una visión diferente del paisaje aislado. Tanto el museo como la cafetería se alzan sobre las fuertes laderas del paisaje, equilibrados por sendas mallas de soportes de madera. Cerca, el edificio de servicio se ancla sobre el cortado del río, aferrándose a un gran muro de piedra que contiene la carretera y un pequeño parking.

Museo de la mina de Almannajuvet (Noruega).
Museo de la mina de Almannajuvet (Noruega).

Esta constelación de edificios de Almannajuvet, es también una respuesta al largo proceso de más de 12 años que ha llevado la redacción y construcción del proyecto. En este sentido la contaminación del proyecto con otros que habitaron el estudio del arquitecto durante esos años es más que evidente. La estructura de bastidores de madera para el secado de pescado que había inspirado su proyecto en Vardo, parece reinterpretarse aquí.

Del mismo modo el revestimiento de tela asfáltica que empleó en el pabellón de la Serpentine Gallery londinense, reviste las distintas edificaciones sustituyendo al material azul cobalto de las propuestas iniciales. Por otro lado la materialidad final de las cuatro piezas alude a la temporalidad, improvisación y modestia del asentamiento minero inicial, que con materiales industriales, cubiertas de chapa ondulada, tableros y piezas de madera propias del túnel de la mina, formalizaban los recintos que quedaban suspendidos sobre la ladera.

Pero para colocar sobre el granito de Sauda, cubierto de musgo, las nuevas piezas que se alzarán sobre la empinada ladera de la montaña, Zumthor diseñó una hazaña de ingeniería estructural compleja que da luga r a vistas dramáticas, que tensionan el paisaje. El andamio de madera que resuelve la estructura toca el suelo con máxima tensión, las piezas metálicas se adaptan a la pendiente de la roca, en una geometría que en cualquier momento podría deslizar.

Los pies de madera tocan el suelo como lo hace una bailarina de ballet de puntillas, es decir, con gran esfuerzo muscular pero con la elegancia que ese equilibrio inestable le otorga al parecer un ser rebosante de dinamismo. Un gesto similar al del contrapposto de las esculturas griegas, que a pesar de estar condenadas a la quietud al igual que las estructuras de Zumthor parecen en disposición de andar un nuevo camino.

Museo de la mina de Almannajuvet (Noruega).
Museo de la mina de Almannajuvet (Noruega).

Íñigo García Odiaga. Arquitecto
San Sebastián. Febrero 2017

Prada Poole. La arquitectura perecedera de las pompas de jabón

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En 1974, la revista literaria El Urogallo dedicó su primer volumen del año a una reflexión colectiva titulada La vivienda humana actual. Entre las aportaciones más sugerentes de esta publicación se encontraba “La arquitectura perecedera de las pompas de jabón”, de José Miguel de Prada Poole1. El arquitecto promovía en ella una arquitectura en la que el material con que está construida da la medida temporal de su propia existencia. Por eso, como matiz importante, ya en el título prescindía del término efímera –de uso más común en arquitectura para referirse a una construcción de corta duración–, y empleaba perecedera: lo efímero dura poco; lo perecedero sucumbe cuando lo hace la materia que lo conforma.

El texto de Prada Poole expone las razones que hacen que la configuración urbana sea demasiado rígida. Según su parecer, las estructuras económicas y sociales hacen que

“duren demasiado”.

Por esta razón la ciudad es incapaz de adecuarse a las nuevas y cambiantes demandas. Con esta premisa, que engloba los factores configuradores de la ciudad y sus edificios, Prada Poole construye un relato sobre la ciudad del futuro a través de lo que denomina

“los tres escalones de la arquitectura inexistente”.

En esta descripción, la ciudad tradicional mutaría, a través de sucesivas transformaciones, en una ciudad inmaterial, sin inercia, en la que los edificios sólidos serían sustituidos por acumulaciones de espuma que

“aparecerían y desaparecerían, agrupándose y separándose según las diferentes necesidades”.

Cada edificio se convertiría en una “burbuja” definida según las condiciones físicas y atmosféricas adecuadas al uso al que estuviera destinado. La ciudad, tal y como era conocida hasta entonces, sería sustituida por una

“realidad inmaterial recorrida por olas estimulares”.

Esa urbe, evanescente y sin forma, puede parecer una quimera. Aunque quizá no se deba buscar en la narración de Prada Poole una descripción ingenua de la arquitectura, sino, más bien, un manifiesto poético de su propia obra lanza- do al futuro, desde donde hoy lo miramos.

Antonio Cobo Arévalo

Prada Poole. La arquitectura perecedera de las pompas de jabón

La muestra del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo toma como punto de partida el período comprendido entre 1968, año de las revueltas sociales de mayo en París, y 1973, cuando tiene lugar la primera crisis del petróleo. Es un periodo también significativo en el trabajo de Prada Poole marcado por las grandes obras de arquitectura neumática, una etapa que inició en el año 1968 con sus proyectos de investigación en Estructuras Neumáticas de Respuesta Variable (Smart Structures) y que terminó en 1974 (fecha también del artículo que da título a la muestra) con la construcción de la Pista de Patinaje sobre Hielo de Sevilla (Hielotrón), pues después ya no volvería a construirlas.

Tomando como referencia este arco temporal y teniendo el futuro como tema presente en la mayoría de los proyectos presentados, y que es recurrente en toda su carrera, los grandes apartados de su obra van configurando este período de trabajo que se complementa con algunos proyectos anteriores o posteriores:

1. Optimismo tecnológico (1968).

Prada Poole desarrolló sus primeros proyectos arquitectónicos inmerso en un contexto muy polarizado. De un lado estaban los arquitectos que creían necesario un cambio sin ser capaces de desvincularse totalmente del pasado, y por otro lo que optaron por abandonar el pasado para confiar plenamente en la tecnología, convencidos de que ésta iba a ser la solución definitiva a los problemas de encaje de la arquitectura en la sociedad.

Prada Poole ya había comprendido la implicación que la computación debía tener en el campo de la arquitectura. No se trataría de una herramienta o mero asistente de diseño, sino que la computación debía integrarse en el edificio, formando parte de él, como un elemento arquitectónico más. Su función debía ser la generación de una “arquitectura computadora”’; es decir, no sólo diseñada con herramientas informáticas, sino computadora en sí misma. Se trataba de una arquitectura donde debería existir una comunicación fluida entre el edificio-computador y el medio donde se inserta, relacionándose de manera activa con él a través de su estructura en un continuo intercambio de información.

2. Revolución social (1971 y 1972).

Durante la segunda mitad de los años 1960, surgieron en todo el mundo occidental – Francia y Estados Unidos principalmente- numerosos movimientos denominados underground como una fuerte crítica de la vida tradicional. En este “nuevo tiempo” para algunos, la arquitectura comenzó a cobrar más valor cuanto menor era su duración.

Lo que estos pocos comenzaban a valorar entonces era una arquitectura del acontecimiento, de la celebración y la fiesta, donde las cualidades específicas de cada lugar y el tiempo atmosférico definían el proyecto: un dispositivo de cambio permanente, donde el arquitecto era uno más de los actores que intervenían en su configuración.

Prada Poole. Instant City. Ibiza, 1971
Prada Poole. Instant City. Ibiza, 1971

3. Crisis energética (1973).

Durante el año 1973 las estructuras sociales, económicas y de producción, cada vez más interconectadas y dependientes entre sí, presentaron un temible talón de Aquiles: las fuentes de energía. El hecho quedó demostrado aquel mismo año, cuando el embargo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) provocó una subida del precio del combustible que dio origen a la primera gran crisis energética de nuestra historia. La dependencia de la sociedad respecto de las estructuras económicas y del petróleo hizo necesario revisar, de manera urgente, la relación del hombre con la arquitectura y de ésta con el medio ambiente.

Los proyectos de Prada Poole ya observaban la arquitectura como mediadora de esa relación. Sus propuestas no eran ya figuras sobre un fondo, sino dispositivos que interactuaban tanto con el usuario como con el medio que les rodea, en un continuo intercambio de energía. La pista de hielo de Sevilla, más conocida como Hielotrón, es el proyecto que mejor ejemplifica ese diálogo. Un dispositivo habitable que debía mantener un diferencial térmico enorme, sometido no solo a las oscilaciones de temperatura exterior, sino también a las variaciones producidas en su interior como consecuencia de los diferentes flujos de público. El objetivo se logró con éxito, funcionando con el menor consumo de energía de mantenimiento conseguido hasta ese momento en una pista de hielo.

Prada Poole. Hielotrón, Sevilla, 1973-76
Prada Poole. Hielotrón, Sevilla, 1973-76

4. Hacia el control microclimático.

El final de la era de los combustibles baratos también obligó a repensar algunos de los aspectos más importantes del proyecto de arquitectura referidos a la energía. El “control microclimático” estaba llamado a ser la nueva ciencia capaz de combinar ingeniería, arquitectura y planeamiento urbano. Entre 1981 y 1983, coincidiendo con su estancia como profesor invitado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), Prada Poole inició sus primeras investigaciones en estructuras tensadas. Con ellas perseguía crear grandes recintos de clima controlado a través de una arquitectura mejor adaptada a las condiciones climáticas de su entorno y muestra de ello fue el Pabellón de El Palenque de la Expo 92.

En trabajos posteriores sus edificios dejan de ser una protección del hombre contra la naturaleza. En la Sea Colony (1986), la ciudad flotante fagocita el paisaje, convirtiéndose ella misma en naturaleza, siendo su defensora y regeneradora. En su interior el hombre convive, junto a animales y plantas, en un ecosistema cerrado y transparente cuyos intercambios entre interior y exterior estarían controlados. La arquitectura se convierte entonces en un sistema regulador de los ciclos de ventilación, humedad relativa y temperatura, creando un clima privilegiado para la vida.

Prada Poole. Palenque, Sevilla, 1992
Prada Poole. Palenque, Sevilla, 1992

Prada Poole: La arquitectura perecedera de las pompas de jabón
Inauguración: 28 de marzo 2019, a las 20:00 h.
Fecha: 29 de marzo – 1 de septiembre de 2019
Comisario: Antonio Cobo
Espacio: Claustrón Sur
Producen: Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) y Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC)

Notas:

1. José Miguel de Prada Poole, “La arquitectura perecedera de las pompas de jabón”, en El Urogallo, nº 25, enero-febrero 1974, pp. 72-78.

Shave the Sailor. Barbeshop N8L2 | V&Ba estudio

Shave the Sailor. Barbeshop N8L2 V&Ba estudio o7 Exto1

Refinado y con carácter.

Entre lo bruto y lo delicado se encuentra nuestra última reforma interior.

Shave the Sailor es una barbería situada en pleno centro de Vigo y de inspiración naval por influencia de los astilleros de la ría.

Un espacio de apenas 55m2, totalmente optimizado que acoge una zona de trabajo para 3 butacas, un mostrador-bar, un guardarropa, un office, lava cabezas, aseo y almacén. El local está muy estudiado, de tal manera que cada metro cuadrado se exprime al máximo con el fin de sacarle el mayor rendimiento sin restar sensación de amplitud.

Mediante una tabiquería mínima de bloques de hormigón, que no llegan hasta el techo, se delimitan los espacios más privados. Mientras, una piel más flexible y de carácter semi-transparente y metálica, define el resto de zonas creando un juego delicado de transparencias y relaciones visuales entre las diferentes áreas.

El metal, el hormigón y el viroc son los protagonistas del local. Su acabado al natural y en bruto intensifican el aspecto final de taller-laboratorio, y avivan la atmósfera garage e industrial tan masculina y deseada por el cliente.

Una de las singularidades de la barbería es el tratamiento e integración de la luz. La iluminación, justa y necesaria, nos ha ayudado a crear y acondicionar los ambientes de cada fase del proceso de corte y cuidado, otorgar la privacidad imprescindible, y la sensación de confort indispensable. Por eso, tanto la colocación de las luminarias, la selección de la temperatura de color y la intensidad luminosa se miden según las necesidades de cada punto.

Obra: Shave the Sailor. Barbeshop N8L2
Autor V&BA estudio (Elena Gimeno)
Ubicación: Rua Eduardo Iglesias nº8 L2, Vigo
Año: 2017
Superficie Útil Total: 55 m²
Superficie Construida Total: 65 m²
Fotografía: Nacho Morán
Colaboradores: Maria Pintos Pavón
Constructora: Construcciones Castro Figueiro S.L.
+ vandba.com

Premio Juana de Vega de Intervenciones en el Paisaje 2019

Premio Juana de Vega de Intervenciones en el Paisaje 2019

En el año 2019 se convoca el Premio en la categoría de INTERVENCIONES EN ESPACIOS EXTERIORES, que tiene por objeto reconocer aquellas intervenciones realizadas en espacios exteriores tanto públicos cómo privados que contribuyan a mejorar la calidad del paisaje.

Pueden ser candidatos al premio: autor/eres del proyecto o de la intervención, cuyo promotor sea una persona física o jurídica de naturaleza pública o privada.

Sólo se admitirán intervenciones realizadas en Galicia, que fueran finalizadas entre el 1 de enero de 2014 y el 31 de diciembre de 2018.

El plazo para la presentación de candidaturas estará abierto hasta el 28 de junio de 2019 y el fallo del jurado se dará a conocer en el último cuatrimestre del año.

El jurado para esta convocatoria estará formado por:

· Teresa Andresen, ingeniera agrónoma,  doctora en Ciencias Aplicadas y Medioambiente por la Universidad de Aveiro, Máster en Arquitectura del Paisaje por la Universidad de  Massachusetts, catedrática del Departamento de Botánica de la Universidad de Porto.

· Juan Manuel Palerm Salazar, catedrático de la Escuela de Arquitectura de las Palmas de Gran Canaria. Presidente de UNISCAPE.

· Pedro Calaza Martínez, doctor ingeniero agrónomo y  doctor en Arquitectura del Paisaje. Decano del Colegio de Ingenieros Agrónomos y miembro del Comité de Expertos de la Escuela Gallega de Paisaje  Juana de  Vega.

· Covadonga Carrasco López, arquitecta en CREUS y CARRASCO, con varios galardones entre ellos: tres Premios  Juana de  Vega de viviendas unifamiliares y Premio en la Bienal de Venecia por la Remodelación del Puerto de Malpica.

· Mª Isabel Iglesias Díaz, doctora ingeniera agrónoma, Profesora Titular en el Departamento de Producción Vegetal y Proyectos de Ingeniería de la USC. Coordinadora del Máster en Arquitectura del Paisaje Juana de Vega y del Grado en Paisaje.

· Inés Santé Riveira, doctora ingeniera agrónoma, Profesora Titular en el Departamento de Ingeniera Agroforestal de la  USC. Exdirectora del IET de la Xunta de Galicia.

· Enrique Sáez Ponte, Presidente de la Fundación  Juana de  Vega.

· Isabel Aguirre de Urcola, arquitecta y paisajista, Directora de la Escuela Gallega del Paisaje  Juana de Vega.

El premio tendrá una dotación económica de 6.000,00 €. Además, los premiados recibirán un diploma acreditativo.

A criterio del jurado podrán concederse dos accésits, dotados cada uno de ellos con un diploma y una cantidad económica de 1.500,00 €.

Consulta toda la información en las bases.

Teorías de final abierto | Miquel Lacasta

Orfanato Municipal de Aldo Van Eyck en Amstelveenseweg, Amsterdam, 1960 | fuckyeahbrutalism.tumblr.com

La voluntad del mi blog, axonométrica, y del ejercicio semanal de reflexión acerca de la arquitectura en su dimensión teórica, se basa entre otras referencias e inspiraciones, en lo que Peter Eisenman desarrolla en su tesis doctoral como Teorías polemistas de final abierto. Es decir, tanto la voluntad del blog, la de la práctica arquitectónica que hacemos en Archikubik, con mis socios Marc Chalamanch y Carmen Santana, como también, la actividad docente que desarrollamos en la ESARQ con Marta García-Orte, no es la de sentar cátedra, cerrar proyectos o crear líneas de trabajo end road. Todo lo contrario, creo firmemente en la lógica de los procesos abiertos en arquitectura, que los proyectos, la docencia, las reflexiones teóricas acerca de la arquitectura son mucho más importantes que las personas que lo realizan. La arquitectura en definitiva está por encima de los arquitectos. Es evidente que sin arquitectos la arquitectura sería algo muchos más débil, pero también lo es, que como arquitectos, tenemos que entender que solamente podemos a aspirar a ser un eslabón de una cadena de valor, mucho más importante para la sociedad que nuestra figura particular. 

Es por ello que me parece ideal, reflexionar acerca de la idea de teoría como un proceso abierto, enmarcando así una trilogía acerca de los primeros años de Peter Eisenman.

Ya en 1962, Eisenman reclama en su tesis doctoral The Formal Basis of Modern Architecture1 que también existe una categoría de teorías que parecen proveer las bases de una reflexión más contemporánea. Esta es la categoría del ensayo polémico que puede ilustrarse en los escritos Geoffrey Scott principalmente, y de manera menor en otros autores como Abbe Laugler o Augustus Welby Northmore Pugin.

En Scott parece que nos encontramos ante la fundación de una teoría de final abierto que permite que ésta esté siempre en proceso de expansión y de continua aplicación. Para Scott la arquitectura es un campo con tres ramas principales: el ámbito científico, el ámbito práctico y el ámbito de lo estético. La arquitectura pues, debe ser estudiada como un arte, como una materia donde debe analizarse lo estético en el sentido más estricto, de manera que clarifique y haga inteligible la historia e igualmente permita un goce completo. Sin embargo, Scott mantiene que los análisis del pasado sobre lo estético habían oscurecido el entendimiento de la arquitectura con pensamientos borrosos de manera que el objetivo declarado de su libro The Architecture of Humanism: A Study in the History of Taste2 fue el trazar la medida total de tal confusión y en lo posible corregirla.

Así pues, Scott se dedica a desgranar lo que considera las falacias del pasado entre las que se encuentran la que él llama el culto a lo extinto o en otro capítulo habla de la falacia de la tradición académica. Si bien Scott era un apóstol del orden tradicional académico, observó que aunque el orden es siempre importante en arquitectura, no es por sí mismo suficiente para crear buena arquitectura. Muchos de los modelos más feos y de la mayoría de los edificios tristes, él escribió, poseen orden en un alto nivel; exhiben coeficientes fijos y evidentes de diseño.Pero

¿porque carecen de la levadura del buen gusto, en términos de Scott, y fallan?

¿Cuál es la esencia del gusto, del buen gusto?

En una palabra, es el cuerpo humano. Scott volvió una y otra vez a la importancia del cuerpo humano como la medida imprescindible en arquitectura.

Las necesidades y las disposiciones del espíritu humano encarnado en un cuerpo, proporcionan la medida del valor principal de lo arquitectónico, del núcleo duro de la arquitectura, de lo apropiado.

Scott habla en parte como historiador de la arquitectura, en parte como guardián de los valores del humanista que fueron articulados con tino exuberante en la arquitectura del renacimiento. En verdad, esa articulación de un discurso humanista por encima de cualquier otra consideración académica, hace que su libro no esté considerado como una reliquia de anticuario, sino como una inspiración siempre contemporánea, incluso para alguien como Peter Eisenman que siempre estará en el cutting edge, del pensamiento arquitectónico.

Abastecer de ese instinto del humanista al medio natural de la arquitectura, el espacio, debería ser la vocación y el proyecto vital del arquitecto. Evidentemente hay un componente estético en este proyecto: un componente que se satisface en el arreglo de masas, de líneas, de sombras, y de espacios. Pero las necesidades cambiantes y el estado incompleto, fundamentales de la condición humana, garantiza que la arquitectura no se puede nunca juzgar por criterios estéticos solamente. La arquitectura está subordinada a los usos generales que la humanidad hace de ella. Por tanto la arquitectura a la que Scott, repitiendo la famosa fórmula kantiana, llama un deseo desinteresado de belleza, siempre ha quedado y quedará atada a la referencia continua de los usos y las costumbres del ser humano, al inventario cotidiano de imperativos físicos, psicológicos, y sociales.

Es por ello que para Scott la teoría de la arquitectura no implicaba ninguna restricción, no se trataba de un juego con reglas establecidas, sino más bien de una síntesis de todas las teorías precedentes, y a su vez la base sobre la que construir teorías en el futuro. Realmente, fue esta noción de la teoría de la arquitectura considerada como ensayo polémico, a la vez que su aversión por las tradicionales teorías de final cerrado del siglo anterior, que hicieron brillar al autor entre el gran número de manifestaciones y declaraciones sobre arquitectura a principios del siglo XX.

La dimensión humanista de las teorías de Scott sobre la arquitectura, dotan a esta de una línea continua de desarrollo. La idea de final abierto en las teorías de arquitectura en realidad lo que abren es una especie de espacio temporal anclado en el presente continuo, en constante evolución y en eterna discusión, aunando matices, detalles, giros, etc.

Para Eisenman, el trabajo de Scott ejemplifica la idea de la teoría polemista, de final abierto y en constante proceso de maduración. Es decir, ante las teorías al uso, cerradas, rotundas y tratadistas de espíritu, teorías que por otra parte fueron moneda común durante el periodo de surgimiento de las vanguardias de principios de siglo XX y sobre todo durante el periodo histórico al que llamamos modernidad, se contrapone una idea de teoría abierta, en continua evolución y que no pretende sentar cátedra, sino más bien ir clarificando y fijando posiciones para hacer el debate más útil, mas aprovechable.

Esta condición de movimiento de las ideas por un lado, y la intención de deshacer entuertos teóricos del pasado, por el otro, estructuran la esencia del modelo teórico polemista, entendido como modelo de final abierto. Lo que hace de Eisenman un teórico especialmente brillante, y así lo ha demostrado a lo largo de su carrera como ensayista e investigador, es haber dado desde muy joven en una de las dianas de la complejidad, la continuidad.

Complejidad, Continuidad.

Si al hablar de teorías tratadistas, hablamos de actitudes tradicionales que llegaron hasta el movimiento moderno, también podemos encuadrar en esta actitud la persistente manera de entender los edificios como entidades individuales. De hecho la idea tradicional de orden se concebía en situaciones específicas.

En muchos casos cuando los intentos de desarrollar esa idea de orden iban más allá del edificio individual, el concepto de un orden absoluto era remplazado por una interpretación subjetiva del mismo. El planeamiento urbano en general evitaba la idea de orden racional total, y prefería camuflarse a sí mismo bajo las nociones de la aleatoriedad y lo orgánico, que por su naturaleza, oscurecía la claridad de cualquier orden, e incluso creaba la impresión de la ausencia de cualquier planificación.

Para Eisenman desenmascarar la supuesta idea de continuidad ligada al orden total del entorno, asociada algunas veces a los proyectos del movimiento moderno, es muy importante para así proponer su metodología de la continuidad y de final abierto para el desarrollo de una teoría de la arquitectura. Por ello prosigue con la idea al afirmar:

pero si la idea de un orden total del entorno es aceptada, entonces deberíamos intentar investigar las posibilidades inherentes en las organizaciones continuas y en organizaciones estáticas, y esto a su vez, haría reflexionar sobre la cuestión del porqué la arquitectura moderna ha intentado propagar la idea de una entidad externa estática cuando en realidad estaba usando una organización interna de naturaleza continua.

A la luz de las siguientes citas de los leading apologistdel movimiento moderno, la cuestión de si la construcción teórica de la arquitectura se entiende a partir de una lógica estática o contrariamente se puede construir dentro de una lógica de la continuidad, va a ser crítica.

El manifiesto de De Stijl de 1918 dice: Hay una vieja y una nueva conciencia de nuestro tiempo. La vieja está conectada al individuo. La nueva está conectada con lo universal.Está claro que existe una ecuación implícita en esta cita donde lo individual está relacionado con lo estático y lo universal con lo continuo. Esta suposición historicista vino seguida de una polémica contingente de una racionalidad menos obvia.

De nuevo en la introducción que hace Walter Gropius en una publicación de la Bauhaus en 1923 afirma:

La idea del mundo de hoy todavía puede ser reconocida… La vieja imagen dualista del mundo, el ego como oposición al universo, se está desvaneciendo; la concepción de una nueva unidad del mundo, incluyendo la absoluta neutralidad de todas las tensiones opuestas, en cambio aparece.7

Así, tanto la cita de De Stijl como de Gropius indican que cualquier preferencia que puedan tener ambos por una sistema continuo, está fundado en territorios incontestablemente morales, filosóficos y humanísticos y por tanto fuera de la esfera de consideraciones estrictamente racionales y formales.

La nueva arquitectura iba en busca de nuevas formas, y era totalmente de esperar que se ajustara idealmente al potencial estructurador del acero, el hormigón y el vidrio como expresión del romanticismo de la máquina. De todas formas, esto no explica la aparente contradicción envuelta en el uso de sistemas continuos, que implican referencias perceptivas abstractas así como personales, en vez de referencias conceptuales consistentes en la idea de la sociedad universal. Eisenman se pregunta aquí si el orden volumétrico continuo del plano abierto propio del movimiento moderno era en realidad una verdadera representación de la continuidad interna/externa.

Parece que la autentificación de esta validación depende más de las interpretaciones escritas de los edificios que buscan ese orden, que de los edificios en sí mismos.

En Wright encontramos una naturaleza diferente de atribuir la continuidad a sus propios edificios. En An Organic Architecture: the Architecture of Democracy8  escribió:

En la arquitectura clásica todo estaba sujeto… ahora… dejemos que las paredes, los techos, los suelos se vean como partes compuestas de unas con otras, sus superficies flotan de unas a otras. Aquí… un principio… entrando en el edificio como una nueva estética, la continuidad. …en mi trabajo, la idea de plasticidad, puede ser vista ahora como un elemento de continuidad.  

Para Eisenman, estos arquitectos han producido edificios que solamente pueden ser pensados como entidades estáticas. La mera invocación de transparencia en la vidriada fachada de Dessau no proporciona ninguna noción de continuidad. El edificio de la Bauhaus queda simplemente como unas aspas de molino articuladas, con tres brazos de naturaleza diferenciada, cada uno expresando un aspecto de la organización interna tripartita.

Según el autor, estas aspas no pueden ser leídas como un orden total, pues el negativo de estos volúmenes son de diferente magnitud que los volúmenes positivados, y por tanto la lectura de la interrelación en términos de figura y fondo se vuelve muy dificultosa, y la sugestión de continuidad con el entorno comprometida.

Esta condición estática, y por tanto no continua, es aún más aparente en los edificios de Wright, particularmente en las praire houses. Wright lleva demasiado lejos la longitud necesaria para articular el final de cada volumen, provocando un abrupto parón a alguna percepción de flujo continuado del espacio dentro/fuera. En algunos casos, prosigue Eisenman, cuando los volúmenes externos están ordenados de manera similar a la organización interna, las conexiones axiales suelen estar rotas o distorsionadas.

La causa de estas incongruencias para el joven Eisenman reside en la naturaleza conflictiva ente la palabra escrita y la ejecución de la obra. El uso impreciso y metafórico del lenguaje en la teoría arquitectónica ha tendido a negar la validez crítica de la misma, y parece probable que es el resultado de la confusión, intencionada o no, entre criterios morales y formales. El trabajo del crítico en arquitectura no consiste en interpretar y direccionar la arquitectura, sino más bien en proveer de cierto orden, en dar algunos puntos de referencia sobre el que se desarrolle la comprensión de un trabajo concreto.

La idea de fondo de la tesis de Eisenman consiste en dejar patente la necesidad de abandonar la tradición historicista del siglo XIX y la tradición polemista del siglo XX para poder así construir un sistema de prioridades basado en una lógica consistente, si se quiere que la teoría de arquitectura tenga algún tipo de validez.

En resumen la teoría debe de estar envuelta por la comprensión de principios y no por la codificación de verdades. La teoría arquitectónica ha de tender hacia la clarificación de los fundamentos y proveer un lenguaje para la discusión y la interpretación de estos fundamentos. En definitiva la teoría no debería ser considerada como una jugada preparada o como un paquete cuidadosamente envuelto, sino como una solicitud aplicada continuamente y también por lógica como una metodología de final abierto.

Sin lugar a dudas las dos ideas principales que lanza Eisenman en su trabajo de investigación marcan claramente la dirección de la complejidad, o mejor dicho, asumen la complejidad implícitamente como un hecho ineludible de la contemporaneidad. La función compleja ha entrado tan a fondo en el conocimiento práctico y teórico de la arquitectura que ya parece imposible definir un sistema que estructure conceptualmente la narración teórica como si se tratara de un texto con principio, desarrollo y final, es decir la estructura de cualquier teoría de la arquitectura no puede ser más, a la vez, ni lineal ni cerrada.

La exuberante complejidad de lo arquitectónico obliga al arquitecto a dejar abiertas las conclusiones sobre cualquier razonamiento que concierna a la arquitectura, y en todo caso lo máximo que puede permitirse es apuntar unas conclusiones provisionales, unas balas trazadoras que indican la dirección y referencian del camino a seguir.

La condición compleja del cuerpo teórico a tratar acaba imponiéndose a la restrictiva visión de cualquier autor y como mecanismo de defensa intelectual, cualquier teoría debe ser susceptible de ser completada, matizada o incluso corregida, sin que eso tenga que entenderse como una derrota o una contradicción en negativo, sino más bien, a la manera Venturiana, la función compleja lleva implícita un cierto nivel de contradicción, o mejor dicho, deja abierta la puerta a la contradicción, una vez el pensar teórico de la arquitectura se vaya completando una y otra vez.

Entendido esto, se entiende igualmente que el proceso de conceptualización de la arquitectura queda también abierto, se entiende como una aplicación continua en el tiempo, un repensar lo mismo constantemente para conseguir avanzar.

Por último cabe remarcar también que el hecho de que cualquier teoría de la arquitectura se transforme en un proceso abierto y continuo no excluye que tal proceso sea susceptible de sistematizarse. En realidad podemos entender el trabajo posterior de Eisenman, durante toda su fértil carrera como teórico de la arquitectura, como un esfuerzo titánico por sistematizar un modelo de pensamiento arquitectónico, elaborando así un instrumental conceptual propio de significativo valor. Es incluso irónico que la necesaria estructura plástica del modelo teórico de Eisenman, contraste de manera tan viva con la perseverante y estricta disciplina de la que el autor siempre ha hecho gala.

Valga como demostración de coherencia los dos últimos párrafos de la tesis de Eisenman, que ponen en evidencia el trato que debe darse a toda nueva teoría y aunque sea solamente como testimonio de las consecuencias que comporta el asumir la función compleja, vale la pena traducir literalmente:

Esta disertación está limitada a una sola fase del problema total, que podríamos llamar la manifestación formal de ideas conceptuales, y haciendo esto se ha intentado desarrollar un argumento en términos racionales y lógicos. Se ha intentado excluir toda consideración metafísica y toda preferencia estética particular, e igualmente no se han intentado explicar los indiscriminados prejuicios, y las predilecciones analizadas a medias, evidentes en la crítica moderna. No hay pretensión que este trabajo sea un trabajo completo y de hecho esto es algo que solo puede desarrollarse en continuidad.

Esta disertación, por lo tanto, debe ser considerada solamente como una demostración de un método, como una posible manera de aproximarse a una problemática arquitectónica, y por consiguiente debe considerarse como un final abierto. En este sentido, puede no tener conclusiones, y su intención es limitarse a proveer una base para clarificar el pensamiento conceptual.10 

Miquel Lacasta. Doctor arquitecto
Barcelona, marzo 2013

Notas:

EISENMAN, Peter, The Formal Basis of Modern Architecturepublicado originalmente como tesis doctoral por el Trinity College de la Universidad de Cambridge en Agosto de 1963 y posteriormente reeditada en Lars Müller Publishers, Baden, 2006.

SCOTT, Geoffrey, The Architecture of Humanism: A Study in the History of Taste, Charles Scribner’s Sons, Nueva York, 1969

Op. Cit., EISENMAN, 2006 (1963), p. 345.

4 Op. Cit., EISENMAN, 2006(1963), p. 347.

Así es como el joven Eisenman se refiere a Gropius, Wright o al movimiento De Stijl. Indudablemente el espíritu crítico contra cualquier cosa que pareciera propia del movimiento moderno provocaba una reacción de carácter casi alérgica.

6 Op. Cit., EISENMAN, 2006 (1963), p. 347.

7 Op. Cit., EISENMAN, 2006 (1963), p. 349.

9 Op. Cit., EISENMAN, 2006 (1963), p. 351.

10 Op. Cit., EISENMAN, 2006 (1963), p. 353.

La excusa de tomar el té | Piano Piano Studio

La excusa de tomar el té | Piano Piano Studio ©Milena Villalba
La excusa de tomar el té | Piano Piano Studio ©Milena Villalba

Todas las casas son ojos
que resplandecen y acechan.

Todas las casas son bocas
que escupen, muerden y besan.

Todas las casas son brazos
que se empujan y se estrechan.

A los intocables versos de Miguel Hernández en su Cancionero y Romancero de ausencias, yo añadiría que todas las casas son corazón que todo lo rige y nos mueve por dentro. Todas las casas tienen un núcleo, un lugar especial, o un simple rincón que nos hace sentir los latidos de forma más fuerte. Cabe buscar ese elemento corazón, si las puertas son bocas, y ventanas los ojos, que representa el centro de la vida de una casa.

En este poema, más allá de la metáfora más palpable, existe otra: que en todas las casas hay cuerpos —personas, familias, grupos humanos— que habitan en ellos, que tienen unas maneras de ser, una forma de vivir, personal y única. Que nadie es igual, y que esa personalidad confiere al cobijo unas cualidades humanas. El arquitecto es entonces un traductor, que tomando de un lado los modos, y del otro el conocimiento técnico y cultural de la arquitectura, crea un lenguaje entendido por ambos.

En 2014, en la Bienal de Venecia, Rem Koolhaas volcó en la muestra Elements of Architecture los resultados de dos años de investigación sobre los fundamentals de la arquitectura,

“utilizados por cualquier arquitecto, en cualquier momento y en cualquier lugar: el suelo, la pared, el techo, el tejado, la puerta, la ventana, la fachada, el balcón, el pasillo, la chimenea, el inodoro, la escalera, el ascensor, la rampa”.

Quería, a través de ese desglose exhaustivo, desentrañar las

“micro-narrativas reveladas al enfocarnos en la escala del detalle o el fragmento”.

Hoy vamos a leer esas micro-historias en el proyecto “La excusa de tomar el té”, realizado en Valencia por las arquitectas Maria Donnini y Maria Grifo al frente del estudio Piano Piano; una vivienda que gira en torno a un elemento (por el que todo pasa): la escalera.

El proyecto surge de la necesidad de unir dos apartamentos de 1935, independientes, situados en las plantas 4ª y 5ª de un edificio plurifamiliar en el barrio de Russafa, para volver a ser ocupados como vivienda única por la familia formada por Eva, Fernando, y sus dos hijos. El genoma del proyecto es simple y claro (abrir un hueco en un forjado y colocar en él una escalera), sin embargo, en este caso, 1+1 no es 2. Ese gesto sencillo transformará por completo el modo de recorrer y emplear el resto de los espacios de la (ahora) vivienda, por lo que la escalera, pieza nacida para unir, no sólo tendría que unir.

Tanto Eva como Fernando querían un elemento ligero; y sabían lo que no querían: un lugar de paso, estrecho, ni una escalera de caracol, ni un elemento masivo… Les gustaba la idea de que fuera un espacio cómodo, como el de esa casa que habían dejado en Detroit para trasladarse a Valencia. Poco a poco, este vacío que permitía llamar “casa” a lo que antes eran dos piezas soberanas y separadas, se va consagrando como elemento determinante de la misma.

“Se convirtió en un proyecto que tenía que pensar y definir los espacios que rodearían la escalera. Esta intervención de conjunto iba a permitir cambiar y mejorar las actividades cotidianas de la casa y dar respuesta a una multiplicidad de objetivos que iban más allá de sumar dos espacios; la escalera iba a ser el soporte de las micro-costumbres de la familia”,

explican las arquitectas.

“Una cocina que antes contaba con poco más de 3m2 iba a ampliarse y a fusionarse con el comedor; éste a su vez enlazaría con la escalera, que al tiempo lo haría con una estancia compartida entre los juegos de los niños y la lavandería, también nueva. Todos los espacios, antes muy fragmentados, se iban a convertir así prácticamente en uno. Y la escalera se erigiría en el elemento facilitador del dinamismo entre ellos”.

Me vino entonces a la mente aquel té en la cocina de una de las viviendas experimentales de la Ciudad Abierta “Amereida”, en Ritoque (Chile). Las excéntricas viviendas, vistas desde el exterior, se aclaraban y definían tras cruzar la puerta. Ahí, su morador me contó cómo se construía (con las manos, en comunidad, agrupando a los arquitectos-habitantes de la onírica ciudad) cada una de las viviendas de Amereida:

“las casas aquí se empiezan por el corazón; en este caso, para mí lo más importante es cocinar, así que empezamos por hacer una cocina. El resto de la vivienda emerge de aquí, se despliega hacia afuera, por trozos; nosotros construimos de dentro hacia afuera”.

Para realizar esta obra en Valencia, las arquitectas también se valieron de las manos sabias de un gran elenco de artesanos de sus oficios:

“Un albañil que realizase la parte tosca, pero tan significante y necesaria, de abrir el forjado, y su aporte de aire y luz. Un herrero que trasladase a la realidad la sinuosidad y la idea del dinamismo y la levedad deseados. Y en una última fase, el solícito trabajo de la forja (incluso recuperando piezas de derribo para conformar los antepechos), el cuidadoso empeño del carpintero que aportase la calidez de la madera de roble y la labor precisa de un marmolista”.

Esta reforma parcial de Piano Piano Studio dibuja una obra de gestos sencillos pero precisos, acertados, y cuidadosamente ejecutados. El detalle y el mimo, yendo de la mano de las pequeñas historias aportadas por los nuevos moradores, son soporte al resto de memorias que están por venir. En “la excusa de tomar el té”, la afirmación

“las escaleras importan porque constituyen el elemento conectivo más elemental de la arquitectura”

(de Santiago de Molina), tiene otra lectura: la de conectar personas, no sólo lugares, sentadas junto al luminoso y vivo corazón de la casa.

Obra: La excusa de tomar el té
Autores: Piano Pinao Studio
Objeto:Vivienda en edificio plurifamiliar
Tipo de intervención: Reforma parcial de vivienda
Superficie construida: 53 m2
Año de finalización: 2018
Ubicación: Russafa, Valencia (España)
Colaboradores: Temcco Estructuras
Proveedores:Carpintería metálica Indenox / Cocinas Schmidt / Parquets Turia
Fotógrafa: Milena Villalba
Artículo Redacción: Ana Asensio
+ pianopiano-studio.com

Alberto Giacometti en el Museo del Prado

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El Museo del Prado, en el marco de la celebración del Bicentenario, con la colaboración de la Comunidad de Madrid y la Fondation Beyeler y el apoyo de la Embajada de Suiza y el Grupo Mirabaud, presenta “Giacometti en el Museo del Prado”, uno de los artistas más influyentes del siglo XX, quien concebía el arte como un único y simultáneo lugar de confluencia del tiempo pasado y presente.

Aunque nunca viajó a España, asistió en 1939 a la exposición Chefs-d’œuvre du Musée du Prado celebrada en Ginebra, donde habían sido trasladadas gran parte de sus colecciones durante la Guerra Civil Española. En esa exposición se encontraban representados varios de los pintores predilectos de Giacometti, como Durero, Rafael, Tintoretto, El Greco, Goya o Velázquez.

Alberto Giacometti en el Museo del Prado

Carmen Giménez, su comisaria, concibe la exposición como un paseo póstumo, donde las esculturas del artista, transitan por las galerías principales del Prado. Las 20 obras expuestas -18 esculturas y dos óleos- proceden de colecciones públicas y privadas nacionales e internacionales.

El recorrido empieza en la sala de Las meninas de Velázquez, continúa frente a Carlos V en la batalla de Mühlberg de Tiziano, en proximidad al Lavatorio de Tintoretto, discurre junto a la obra del Greco y contrasta con los cuerpos colosales representados por Zurbarán en su serie de Hércules.

Alberto Giacometti en el Museo del Prado 2

Alberto Giacometti en el Museo del Prado
Museo Nacional del Prado. Madrid
02/04/2019 – 07/07/2019

Clases en una palabra | Miguel Ángel Díaz Camacho

Cita de Fancisco Javier Sáenz de Oiza
Cita de Francisco Javier Sáenz de Oiza

A menudo recordamos a nuestros maestros tanto por sus obras como por sus alocuciones, aforismos breves a modo de razonamientos comprimidos que tantos giros alcanzan con los años. Seguro que ya se agolpan en la memoria las más clásicas y conocidas «citas», algunas dogmáticas como sentencias probablemente desenfocadas.

Sin embargo, algunas de esas frases concisas se revisten de ingenio y se condensan con sentido del humor en una sola palabra, una sola voz indispensable: ejercicios eléctricos para mordaces.

Recuerdo la primera vez que pude escuchar la teoría de Antonio Miranda sobre el papanatismo o «admiración lela por lo exótico», matizando inmediatamente después:

«a fin de cuentas lo exótico es lo mismo (de aquí) pero con más plumas».1

Risas. En esa misma línea hilarante y al mismo tiempo incisiva, muy reveladora del universo sobre el que discurre el autor, se encuentran las inolvidables ñoñotopías de José Miguel de Prada Poole, un inventor de hermosas estructuras y atmósferas, a veces traducidas al lenguaje mediante el empleo de una sola palabra.2

Otros como Sota recurren al cultismo francés déshabillé como expresión firme del compromiso con una construcción austera y poco refinada, diseñitis decíamos hace años ante el innecesario barroquismo en el detalle, una actitud sin duda de origen papanático.3

Una sola palabra bastará para enseñarte. En ocasiones las palabras se convierten en advertencias luminosas, signos como promesas de un modo de estar y comportarse: palabras actitud. Es entonces cuando comprendemos la capacidad de los mejores para transmitir desde la síntesis, más allá de los juegos de palabras y sus conocidas cadenas «evolutivas»: menos es más, más con menos, menos es menos, más es más, más o menos, sí es más

Conviene no ejercer el más recalcitrante de los papanatismos ante alguna de estas afirmaciones. Tal vez la arquitectura se encuentre más cercana al cuento de Oíza y la vaca Charito, una lección sobre el Mundo de origen rural y nombre de mujer4: cuánto más se puede concentrar el conocimiento. Cuántas clases caben en una palabra.

Miguel Ángel Díaz Camacho. Doctor Arquitecto
Madrid. Marzo 2016.
Autor de Parráfos de arquitectura#arquiParrafos

Notas:

1 Antonio Miranda, Un Canon de Arquitectura Moderna, Madrid, Cátedra, 2005, pág. 87. A continuación y en tono más serio, Miranda cita a Gandhi: «lo mejor es lo más próximo». En realidad el papanatismo se define como «Actitud que consiste en admirar algo o a alguien de manera excesiva, simple y poco crítica». Diccionario de la Lengua Española, RAE, 2001.

2 No se conoce alusión escrita a este término.

3 En un intento de aplicar en la enseñanza de arquitectura este modelo sencillo -ejercido siempre desde el sentido del humor más inclusivo- hemos utilizado en nuestras clases palabras como pasillitis tabicosis indicando dolencias espaciales leves de fácil tratamiento, arquitectónico en este caso.

4 La historia de la vaca Charito la cuenta Oíza -con detalle- en el número monográfico dedicado a su obra El Croquis nº32-33, págs. 11 y 12.

 

La experimentación en vivienda social ya sólo tiene lugar en el museo | Landa Hernández Martínez

En la película Children of men, dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón, el protagonista, Theo, visita en cierto momento a su primo, Nigel, encargado por el gobierno del Reino Unido del Arca de las Artes, un programa del Ministerio de Arte situado en la Tate Modern de Londres. Al mismo tiempo, la película presenta un panorama desolador donde la sociedad se enfrenta al fin de los tiempos, causado por la inexplicable imposibilidad de nuevos nacimientos humanos. Ante eso, Theo no duda en preguntar de qué sirve mantener todas esas obras si no quedará nadie para poder verlas en el futuro. La respuesta de Nigel es sencilla:

“Simplemente, procuro no pensar en ello”.

En el mundo imaginado por la película, Nigel disfruta para sí de las mejores piezas de arte de la historia: el Guernica de Picasso, el globo-cerdo de Pink Floyd, el British Cops Kissing de Banksy o un mutilado David de Miguel Ángel. Entrar ahí es posible sólo para unos pocos; esos que, desde la tranquilidad de su posición social, se permiten no pensar en por qué es necesaria esa labor de preservación del arte.

La escena resuena en mi cabeza ahora que se anuncia que el Victoria&Albert Museum, desde su Departamento de Diseño, Arquitectura y Digital, ha comprado una sección de la fachada del malogrado Robin Hood Gardens (RHG):

“una sección de tres pisos (…) completa, con las Calles en el cielo

incluidas; esa propuesta de Alison y Peter Smithson para sus diseños en los que se vincula la escala urbana y la arquitectónica. Después que se anunciara la demolición del conjunto, su deriva ha sido compleja: plataformas de apoyo y defensa de uno de los proyectos brutalistas y de vivienda social más destacados del siglo XX que, sin embargo, nunca pudo salir bien parado de las acusaciones de políticos como el ex Primer Ministro del Reino Unido, David Cameron, quien lo señaló al su diseño como responsable de fomentar la delincuencia y la pobreza: la culpa es de la arquitectura, vino a decir. La solución entonces pasaba por eliminar, destruir su sola presencia para hacer desaparecer sus vergüenzas, que son también las del propio gobierno británico, responsable e impulsor de su construcción hace más de 40 años.

Robin Hood Gardens
Robin Hood Gardens | Fotografía: Museo Victoria and Albert | Fuente: vam.ac.uk

La propuesta de derribo — que ya comienza a ser efectiva sobre algunos de los bloques del conjunto, haciendo que la vida de los dos edificios proyectados por los Smithsons esté cada vez más cerca de su final — va acompañada, además, de la venta de los terrenos al mercado inmobiliario. Dicho de otra forma, donde había un proyecto de carácter público se cede paso ahora al capital privado, creando un conjunto que, si bien tiene cierta orientación hacia vivienda asequible, aumenta de forma considerable el número de viviendas y, con ello, las oportunidades de negocio.

No se trata sin embargo de argumentar contra el nuevo diseño, sino de poner de relieve cómo las políticas de vivienda social se encuentran, casi en cualquier lugar del mundo, en completo abandono frente al mercado. Se manifiesta aquí aquello que Reinier de Graaf apuntó en el último MEXTRÓPOLI: el siglo XX es una anomalía. Una anomalía provocada, en realidad, por el propio capital, que cedió su carácter natural — el de la acumulación de riqueza en manos de unos pocos — para hacer frente a acontecimientos como la posguerra y el comunismo: se trataba de crear una masa social consumista que pudiera cumplir con el sueño de mejorar desde ese mismo consumo su calidad de vida. Es la época del Estado del bienestar. Por eso, durante el siglo XX la vivienda fue también un campo de batalla: la vivienda digna, la vivienda saludable, la vivienda moderna, alabada por Le Corbusier, debía evitar la revolución. Los mecanismos fueron varios. En especial después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el Estado se convirtió en un importante benefactor, impulsando proyectos de vivienda. El problema estuvo, más que nada, en la falta de perspectiva: construida la vivienda — el corto plazo — había que incentivar otras política de integración social, que tuvieran que ver con la economía, el empleo o el acceso a servicios — el largo plazo.

No hizo falta mucho tiempo para darse cuenta que, para unos pocos, era más rentable hacer vivienda privada que pública, reduciendo mantenimiento, costo y problemas. El resultado lógico de este otro modelo es el de la expulsión de aquellos que no pueden pagar. Eso, más o menos, puede servir de resumen al caso de RHG: la vivienda social — y la gente que ahí habitaba — cede su lugar a otro grupo social, aquel que puede tener acceso a una vivienda propia en una ciudad como Londres, donde los precios de renta y venta son de los más altos de Europa.

Robin Hood Gardens
Robin Hood Gardens | Fotografía: Museo Victoria and Albert | Fuente: vam.ac.uk

Que ahora un museo público se haga con un trozo de la fachada de un proyecto también público para salvaguardar, si es que eso es posible así, un pedazo de la historia de la arquitectura británica, no deja de ser extraño: la vivienda social se traslada a las paredes del museo, ese lugar para ciertas élites; ese lugar donde unos cuantos pueden discutir acerca de las

preguntas importantes sobre la historia y el futuro de la vivienda en Gran Bretaña y sobre lo que queremos de nuestras ciudades”:1

ese lugar donde a veces parece que no pasa nada y los discursos se anulan; ese lugar donde se construyen las ficciones, como esa del siglo XX que, recordando a de Graaf, al parecer nunca existió.

Pedro Hernández · arquitecto
Madrid. Abril 2019

Notas:

El título del artículo se lo debo a Jose Castillo quien tuiteó “Como cuando la experimentación en vivienda social ya solo tiene lugar en el museo y no en la ciudad”, referido a la compra de las tres secciones del Robin Hood Gardens por parte del Victoria & Albert (LINK)

Comunicado de prensa de Victoria & Albert. Palabras de Christopher Turner, jefe del Departamento de Diseño, Arquitectura y Digital del museo.

Call for Papers. VAD 01. Los inicios

CfP VADo1 BAJA

LOS INICIOS.

Del latín initium, inicio es un término que la propia RAE define con un sinónimo, comienzo, que a su vez se revela como “principio, origen o raíz de algo”. Por tanto, un inicio puede enfocarse desde dos puntos vista: desde lo tangible, relacionado con la existencia de un orden o de una serie de elementos estructurados según unos parámetros, pero también puede desvelarse desde la esfera de lo simbólico, es decir, un hito vinculado a un hecho futuro que supone el arranque de una expresión de anhelo.

Y es que no se puede hablar de arquitectura sin hablar de deseo, unos de los materiales con el que están construidas las decisiones iniciales.

Un gran abanico de cuestiones se prestan a la reflexión y pueden tener cabida en este primer número de VAD. veredes, arquitectura y divulgación. Todas deben favorecer un debate más amplio para entender el camino que recorren las ideas antes de materializarse. Son importantes los datos objetivos de partida o las asociaciones entre disciplinas, pero también las obsesiones ocultas y los métodos que se dejan entrever.

En este sentido, el concepto puede aplicarse en diversos contextos y situaciones, pues un inicio puede ser un comienzo observable, y por lo tanto reseñable. En palabras de Louis I. Kahn:

“Amo los inicios. Los inicios me llenan de maravilla. Yo creo que el inicio es lo que garantiza la consecución”.

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Parque Castellar Oliveral. Paisajes de juego | HDH arquitectos

Parque Castellar Oliveral. Paisajes de juego HDH arquitectos o7 ©Milena Villalba
Parque Castellar Oliveral. Paisajes de juego | HDH arquitectos ©Milena Villalba

El juego es un acto de espontaneidad, que por tanto, requiere libertad para poder desarrollarse. Es creación en streaming, un episodio donde un ámbito u objeto cualquiera se transforman en otra cosa diferente, a través de la imaginación o la ensoñación. Este mundo paralelo, casi virtual, se basa así en un soporte físico para construir esa nueva realidad que posibilita un sinfín de sensaciones o sentimientos. Poder provocar la aventura, el susto, la revuelta, el ánimo, la emoción, el límite, lo inimaginable…, basándonos en una dimensión que podemos ocupar: ésa es la magia de jugar. El juego es una apropiación de lo físico para llevarlo un plano más allá. Y esa apropiación construye ciudad.

“El espacio público: La ciudad, la calle y la plaza, son el soporte de nuestras actividades, el lugar donde se produce todo el complejo social. […] Según el filósofo e historiador Johan Huizinga, el juego cumple una función biológica, y dentro de una comunidad, es un vector para la socialización y la conexión de las personas, lo que viene determinado como una función cultural.”

Sabrina Gaudino. Artículo “El derecho al juego en la ciudad”.

Por eso, cuando nos encontramos en emplazamientos de la ciudad con grandes particularidades, esta ocupación del espacio adquiere un gran interés. Porque recordemos que la ciudad, esa gran maquinaria engranada para funcionar de manera unificada, está llena de heterogeneidades.

El proyecto “Paisajes de juego” del estudio valenciano HDH arquitectos, situado en la pedanía de Castellar-Oliveral, en el margen sur de la ciudad de Valencia (Poblats del Sur), nos ayuda a entender ese “vector para la socialización y la conexión”, no solo de personas, sino de percepciones urbanas diferentes.

El proyecto se sitúa en un antiguo parque urbano en el límite de la barriada Castellar – Oliveral con la huerta de Valencia, una huerta que palpita y sobrevive encajada entre las vecinas intervenciones que el desarrollo de la ciudad impuso, la megaestructura del nuevo cauce del Río Turia flanqueada por la autovía V-30, y el borde costero. Esta pedanía, formada por dos poblados anexionados a la ciudad de Valencia en 1950, es símbolo de la desigualdad habitual entre el centro de las ciudades y una periferia que ha sido maltratada por viales, industrias, infraestructuras portuarias, etc.

“Durante décadas el sur se convirtió en el patio trasero de Valencia […]. A la desigualdad crónica entre el centro y la periferia, se añadió la geográfica entre la parte sur y la parte norte de la capital. Castellar-Oliveral es el ejemplo paradigmático de ello. Combina esa doble condición de sureña y de situarse en las afueras. Incluso, es más acentuada al tratarse de una pedanía”.

Moisés Pérez.  Artículo “Castellar-Oliveral: un paraíso de huerta ahogado por las infraestructuras”.

En ese contexto particular marcado por una perseverancia vecinal que durante años ha luchado por no ser ni arrollada ni marginada por la propia ciudad, encontramos la intervención de Paisajes de Juego, como una remodelación del antiguo jardín existente entre la Avenida Ruiz y Comes con el camino del Tremolar, que se dirige, a través de las huertas, al mar. Esta remodelación se convierte en una restauración, una sutura urbana, que reafirma la relación de la barriada con su huerta, mientras elimina las propias barreras internas que lo acusaban.

“El proyecto se gesta como respuesta a factores muy diversos; el parque presentaba una serie de problemáticas que debían ser resueltas mediante una remodelación que lo adaptase a sus necesidades actuales. Tras una serie de reuniones con los vecinos de Castellar, se consiguieron detectar los principales problemas.”,

explican desde HDH. Áreas de juegos deterioradas, pavimentos muy desgastados, o distintas zonas mal conectadas entre sí, habiendo incluso barreras arquitectónicas a cota 0 que impedían un recorrido sin obstáculos, eran algunas de las situaciones de partida. El proyecto, además, debía incorporar, según programa del Ayuntamiento de Valencia, zonas amplias para la socialización de perros, e integrar un nuevo tramo junto a la esquina noroeste del antiguo jardín, en contacto con la calle trasera.

Este análisis previo marca una dirección de actuación: la de convertir el nuevo parque en un espacio que conecta dos lugares, en oposición a ser un espacio estático con un único acceso como hasta ahora, y desarrollar los vínculos internos,

“desdibujando los límites inconexos”.

Como esa capa de reinterpretación que el mismo juego crea, el proyecto redibuja un trazado, y crea un recorrido que se expande y contrae, y que integra a su paso todos los espacios deseados. De hecho, como el equipo cuenta, el proyecto

“mantiene y reutiliza mediante su restauración todos aquellos elementos y superficies cuyo uso sigue siendo esencial para la ciudadanía, como el área verde y su arbolado, las mesas de picnic, el castillo multijuegos… incluso las maderas de techumbre de la antigua pérgola se emplean para uso de bancos y protección de alcorques en la zona canina”.

Así, la propuesta es en sí la conceptualización de un eje, de ese vector de unión entre dos puntos, que en su materialización crea diferentes espacios de socialización, comúnmente separados en bloques (infantil, adultos, mascotas), pero que en este proyecto de disuelven y engarzan con naturalidad. La “zonificación” viene más bien marcada por sensaciones y percepciones que se tienen en cada espacio, o por elementos que se sitúan en ellos. Es como si hubiesen tomado la esencia de un juego de estimulación infantil y la hubiesen trasladado al espacio físico, donde las rocas simbolizan una cosa, los troncos de madera otra, la tierra, la hierba… también para los adultos.

“El eje se convierte en un elemento vertebrador, en el que los usos que se asocian con el mismo y se sitúan siguiendo una evolución gradual de edad de los usuarios, aumentando paulatinamente el nivel de dificultad de los mismos. Con esta intención, se adapta la materialidad en los distintos tramos del parque para que los usuarios se desarrollen mediante el contacto con ingredientes y atmosferas completamente distintas”.

Paseando por el nuevo paisaje del parque, uno puede llegar a intuir diferentes personalidades, sin que ninguna de ellas esté encorchetada: el área de picnic junto a la entrada sur, que se llena de adultos y abuelitos disfrutando del recreo de los más pequeños; una zona central de geometría ovalada con una composición de desniveles, que se convierte a su vez en gradería de descanso y en escenario de saltos, escaladas y batallitas; yendo hacia el norte, atravesando una zona verde junto al área de juegos en castillo, nos encontramos con una serie de espacios que construyen provocaciones al juego con superficies y texturas distintas…; en el lateral, por un desfase de las orgánicas líneas del trazo del proyecto, se sitúa el área para mascotas, entendida también como un rincón de estar.

En este proyecto de HDH arquitectos se resuelven las barreras arquitectónicas con juegos de taludes, la zonificación con estimulación material, el presupuesto con ingenio, la ocupación del espacio con la libertad de jugar, y el posible conflicto con heterogeneidad y puesta en común. Este pequeño y sencillo parque, esta actuación, se convierte en la representación de lo que Castellar Oliveral reivindica: un diálogo entre polos, un reconocimiento de las preexistencias, propuestas de futuro amables; y mucha huerta por muchos años más. A jugar.

Autor: HDH arquitectos
Título oficial del proyecto: Proyecto de remodelación del jardín en Av.Ruíz y Comes confluencia con el Camino del tremolar.
*Este título venía impuesto por la administración, lo tratamos como “Paisajes de juego”.
Objeto: Jardín-playground
Tipo de intervención: Remodelación
Superficie construida: 2.732,53m2
Año de finalización: 2108
Ubicación: Castellar Oliveral, Valencia.
Agentes Implicados: HDH arquitectos. El equipo consta de 3 arquitectos (Álvaro Hidalgo Núñez, Francisco Hidalgo Núñez y Teresa Sanchis Darocas), un arquitecto técnico, Francisco Hidalgo Delgado, y un ingeniero técnico agrícola Alejandro Yllera González).
Empresa constructora: Vivers Centre Verd SA (no disponemos del nombre de las subcontratas).
Fotógrafa: Milena Villalba
Artículo Redacción: Ana Asensio
+ hdharquitectos.com

VAD. veredes, arquitectura y divulgación

VAD. veredes, arquitectura y divulgación

VAD. veredes, arquitectura y divulgación es una revista científica internacional de periodicidad semestral y formato digital que pretende ser un canal de difusión de trabajos y reflexiones centrados en la cultura, la teoría y el proyecto de arquitectura.

VAD. veredes, arquitectura y divulgación acepta para su revisión y posible publicación artículos científicos (4000-5000 palabras), críticas de arquitectura (500-800 palabras) y reseñas de libros (400-500 palabras) propios de los campos de investigación, según su nomenclatura UNESCO:

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Se evaluarán únicamente contenidos originales en español e inglés no publicados anteriormente, aspirando a alcanzar la mayor calidad posible en los trabajos, aplicando para ello los procedimientos habituales en las revistas científicas. La valoración de los revisores externos incidirá en el interés del artículo, el juicio crítico desarrollado, los referentes bibliográficos manejados, la calidad de la redacción, así como su contribución al conocimiento en el ámbito de la historia, de la teoría y del diseño arquitectónico y urbano.

VAD. veredes, arquitectura y divulgación ofrece acceso abierto a todo el contenido publicado, con el objetivo de potenciar una investigación gratuita y accesible a todo el mundo, apoyando así un intercambio de conocimiento global. Se publica bajo el sistema de licencias «Creative Commons Reconocimiento-No comercial 4.0» (CC-by-nc), cumpliendo con la definición de acceso abierto de la declaración de Budapest a favor del acceso abierto.

Como todo nuevo proyecto no estará exento de obstáculos a superar por lo que te pedimos amable lector que tengas paciencia y que nos ayudes a mejorar poco a poco. Esperamos crecer y la mejor forma hacerlo es en vuestra compañía y con vuestro apoyo.

Por último y no menos importante, es dar las gracias tanto a los miembros públicos actuales que forman VAD. veredes, arquitectura y divulgación como a los que tras los focos hacen posible que estos inicios sean menos duros.

Y con esta cita de Louis I. Kahn…

“Amo los inicios. Los inicios me llenan de maravilla. Yo creo que el inicio es lo que garantiza la consecución. Si ésta no tiene lugar, nada podría ni querría existir. Tengo un gran respeto por la instrucción porque es una inspiración fundamental. (…) La voluntad de aprender, el deseo de aprender, es una de las mayores aspiraciones. No me emociona en igual medida la educación. Aprender está bien, pero la educación es algo que siempre está en discusión porque ningún sistema consigue captar jamás el verdadero significado de aprender”.

…comenzamos….

Otro brasileño esencial | Óscar Tenreiro Degwitz

Una acuarela de Lucio Costa de un rincón colonial brasileño, hecha en 1927
Una acuarela de Lucio Costa de un rincón colonial brasileño, hecha en 1927

Este deambular por el legado de Oscar Niemeyer lo lleva a uno a la cultura brasileña. Y dentro de ella la arquitectura como expresión aceptada, promovida e integrada a una suerte de “ser” nacional. Porque ese trayecto del hombre centenario y excepcional es también el trayecto de una cultura.

Para comprobar lo dicho basta referirse a Lucio Costa (1902-1998) como figura tutelar, personaje callado, tranquilo y enormemente agudo, que fue no sólo gestor del proceso de abrir a Brasil hacia la arquitectura moderna, sino que actuó como compañero de ruta que deja en manos de aquel a quien acompaña la palabra principal cuando corresponde, como es el caso de Niemeyer, o como vínculo instrumental gracias a su papel de consejero y referencia.

Y el libro que publicó Maria Elisa su hija, arquitecta y mujer de gran cultura, poco después de su muerte, escrito y organizado casi enteramente por él mismo, ayuda no sólo a situar su contribución al pensamiento sobre arquitectura, sino la amplitud de sus intereses, su relación con el mundo brasileño que elabora ideas, que debate, que discurre, que produce; informa sobre su obra de arquitecto-diseñador y constructor, modesta podría decirse pero marcada por una fe rigurosa en los postulados de la modernidad que cultivó activamente, acompañada de una búsqueda en el legado de la sombra, los corredores, la tranquilidad heredada de la arquitectura colonial, búsquedas que interrumpió en un momento dado para entregarse mejor a su papel de mediación e intercesión.

La totalidad de una vida.

En sus páginas se incluyen sus numerosos escritos, casi todos destinados a razonar para impulsar decisiones del sector político o ayudar a tomar conciencia de los valores de la arquitectura y sus consecuencias urbanas. Otros, muchos, de carácter personal, escritos con estilo conciso y hermoso. Y muchas referencias a su vida familiar, a la herencia espiritual de sus padres, Joaquín y Alina, él ingeniero naval; sus hijas Helena y Maria Elisa. Y como presencia permanente la relación con Le Corbusier, estrecha y reflexiva, de la cual tuve una muestra inesperada al leer muchos años atrás, en la Fundación LC, una carta personal donde relata de un modo que me conmovió hasta las lágrimas la muerte de Leleta, su esposa y entrañable compañera, en un accidente de automóvil que marcó su vida. Relación que lo llevó, estaba casualmente en Francia en ese momento, a trasladarse con Charlotte Perriand hasta Roquebrunne-Cap Martin, a buscar el cadáver de Le Corbusier para trasladarlo hasta París pernoctando a medio camino en una celda del convento de La Tourette. El título del libro subraya lo que su autor quiso de él, mostrar no sólo su obra sino el mundo de sus intereses, su espacio intelectual y afectivo, que es en definitiva lo que hace a un hombre: “Lucio Costa, registro de una vivencia”.

Y por supuesto que en el libro hay documentos sobre Brasilia. Está la Memoria Descriptiva con la que acompañó su propuesta en el concurso para el Plan Maestro. Si una vez hace casi cincuenta años ese texto despertó en mí una gran admiración, hoy sigue siendo una muestra de esa especie de chispa, de toque de “genio” en el sentido de Robert Graves (saltar más allá de lo inmediato, de lo predecible) que es el principio organizativo de esa extraordinaria ciudad. En él se capta el concepto básico de lo que es la ciudad, de su “ser” en el sentido más amplio del término, más allá de las simples aplicaciones de técnicas de vialidad o transporte, de especulaciones económicas, de tecnicismos que esquivan la cuestión central: una ciudad es hoy y será siempre una propuesta de construcción dentro de un orden.

Respeto y reflexión desde el Poder.

He dicho ya demasiado que en la presencia de Lucio Costa, en el respeto que le tuvo el Poder Político, en su labor de intermediario, está la clave de que Brasilia sea una realidad indiscutible, más allá de reservas o preguntas. Pero Lucio no es una casualidad. Lucio se hizo y realizó en una sociedad que lo respetó y le abrió su alma. No sin luchas desde luego, pero se impuso el respeto a un punto de vista, a una forma de ver el mundo que marcó un punto alto, muy alto. Eso no es poca cosa. Por cosas como ésta y por otras muchas que viven en mi intimidad, he admirado siempre a ese país y lo que representa.

Y dejo para terminar esta reflexión:

¿Qué hace que en un país se le encargue la construcción de la Residencia Presidencial a su más grande arquitecto vivo, dándole total libertad porque se trata de un lugar modélico, singular, que es de todos y sobre todo de una cultura?

Y por el contrario

¿Cuál mecanismo hace que en un lugar del mundo muy cercano al anterior se entregue una tarea similar a un arquitecto allegado o amigo “del partido” de gobierno, en busca de un “neo colonial” de buenas maneras, con corredores y jardines de cierto tono, sin repercusión cultural alguna?

Buena pregunta para todos nosotros, en este país cruzado por la mezquindad.

El libro de Lucio incluye como separata una carta que con ocasión de su cumpleaños 95 le escribió el Presidente de Brasil Fernando Enrique Cardoso en 1997, que incluye estas frases:

“Usted sabe de mi admiración por su obra y por su contribución singular al desarrollo en el Brasil de un pensamiento y una práctica arquitectónica y urbanística”…

“usted está entre aquellos que, en este siglo, contribuyeron a inventar y construir un Brasil que se hace moderno sin dejar de ser brasileño”…

Manifestaciones así desde el Poder, sinceras y respetuosas, conocedoras de la persona, contribuyen a formar una tradición y hacen grande a una sociedad. Ayudan a responder las dos preguntas anteriores.

Porque Lucio, efectivamente, construyó un modo de pensar que abrió puertas a una cultura.

Óscar Tenreiro Degwitz, Arquitecto.
Venezuela, junio 2009
Entre lo Cierto y lo Verdadero

Una arquitecta en Disney | Jorge Gorostiza

Sylvia Moberly-Holland
Sylvia Moberly-Holland

En un número de la revista Glamour of Hollywood de 1941, se publicó un artículo titulado «Chicas trabajando para Disney», con el subtítulo

«El gran dibujante abre una nueva carrera para chicas con talento en su estudio de Hollywood». 

Este artículo comienza explicando:

«Hasta hace pocos meses el trabajo de animar personajes en los estudios de Walt Disney era solamente masculino. Hoy hay una clase de arte especial formada por jóvenes mujeres con talento de la organización, que están recibiendo la capacitación final en el trabajo de crear toda la galería de personajes de Disney, de animar efectos tan interesantes como nubes de humo, agua y otros fenómenos encantadores de Disney».

También cita otras labores que realizan mujeres:

«En los vastos y complejos talleres que conforman la organización Disney, las mujeres ocupan cargos importantes en el desarrollo de historias y personajes, fondos y montaje; la montadora musical que editó Fantasía es una mujer, Louisa Field».

Parece que el texto está a favor de este trabajo, pero al final se menciona algo inevitable en aquellos años:

«Los días hábiles se trabaja de 8:30 a 5:30, entre semana y los sábados se libra. Los salarios están desde 18$ a 75$ por semana, serían más altos si más chicas no trabajaran un par de años. Se casaran y renunciaran. Las oportunidades de un romance son casi las mismas que en una universidad mixta. Muchas de las chicas se han casado con empleados de Disney y se han quedado».

En fin, que el destino de las chicas, -se usa «girls» en vez de «women»- que ya es un término peyorativo, es casarse y por eso, por su culpa, no cobran más dinero, teniendo además en cuenta que «tienen la suerte» de conseguir marido sin salir de la Disney, eso si tenían la suerte de ser aceptadas en la productora, porque otras no lo consiguieron.

El artículo de dos páginas está ilustrado con ocho fotografías, entre ellas de Mary Welser, con un pie de foto que indica:

«Jefa eficaz del equipo todo de chicas del laboratorio de color de Disney»

Ethel Kulsar,

«que diseño parte de la suite del Cascanueces de Fantasía»;

Mildred Rossi, animadora

«que ha demostrado que el suyo no es estrictamente un trabajo de hombres»;

Gyo

«una artista japonesa que creó el programa de mano de Fantasía»;

la elefanta Mabel y Retta Scott,

«especialista en bocetos de animales»;

y de Sylvia Holland

«dibujante y única arquitecta mujer de Canadá»,

evidentemente esta es la arquitecta que se menciona en el título.

Debo reconocer que no la conocía, pero por suerte es muy conocida y aunque no fue la primera arquitecta canadiense, hay mucha información en Internet sobre ella, por ejemplo en el interesante blog Un día una arquitecta, este artículo de Eve Lazarus o incluso en Wikipedia, donde no se indica que fuera arquitecta y se le da más importancia a su etapa con Disney, aunque sí recuerda que fue expulsada de la productora después de la Segunda Guerra Mundial.

Girls at work for disney, 1941 | Fuente: cartoonbrew.com
Girls at work for disney, 1941 | Fuente: cartoonbrew.com

Como puede comprobarse, las arquitectas y los arquitectos no han trabajado en el cine solo como escenógrafos, sino que sus labores han sido mucho más complejas y abarcando muchas especialidades diferentes.

Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, septiembre 2018
Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad

Mies

MIES novela gráfica Agustín Ferrer Casas,

En el transcurso del vuelo a Berlín Occidental para acudir a la colocación de la primera piedra de la Galería Nacional, el famoso arquitecto Mies van der Rohe hace balance de su azarosa vida con su nieto, el también arquitecto Dirk Lohan. Recuerdos de las épocas más convulsas del siglo XX en los que se mezclan proyectos, clientes, socios, adversarios, amigos, amantes…

En definitiva, una intensa vida marcada por la ambición por construir. Pero sobre todos ellos, la memoria nítida de un hecho que no puede olvidar y que siempre ha mantenido en secreto.

– En 2019 se cumple el 50 aniversario de la muerte de Mies Van der Rohe.

– Dirigió la vanguardista escuela Bauhaus hasta su cierre por la llegada de los nazis.

– Un viaje a través delos momentos más importantes de la historia del Siglo XX.

Un cómic de Agustín Ferrer Casas.

MIES novela gráfica Agustín Ferrer Casas 2

Coincidiendo con el 50 aniversario de la muerte de Mies van der Rohe, su autor Agustín Ferrer Casas, hace un recorrido por la vida y obra del genial arquitecto. Un viaje por la historia vista a través de los ojos de un hombre obsesionado por construir. Alguien que vivió los momentos más convulsos del siglo XX: dos Guerras Mundiales, el auge del nazismo, el resurgir de Estados Unidos como primera potencia mundial o el nacimiento de las vanguardias.

Han sido cuatro años de intenso trabajo y ardua documentación. El álbum ha contado con la inestimable participación de Anatxu Zabalbeascoa, inspiradora de este proyecto a través de sus escritos sobre Mies van der Rohe en medios como el diario El País.

Y nos complace anunciar que contamos con la colaboración de Norman Foster, que abre esta obra con un elocuente prólogo.

Cortes Metalúrgicos Oviedo | contextos de arquitectura y urbanismo

Cortes Metalúrgicos Oviedo contextos de arquitectura y urbanismo o13

La luz, como origen del proyecto; como elemento inmaterial principio del orden estructural, de su ritmo y su proporción. La propia disposición de la parcela, en el eje este-oeste, imponía su búsqueda. El proyecto se concibió desde la sección; a modo de apilamiento vertical compuesto por una sucesión de elementos contrapeados en altura con el único fin de aprovechar al máximo la iluminación natural. No sólo se debía proveer de un estimable ahorro energético sino que además debíamos facilitar una atmosfera más propicia, cálida, para el desarrollo de la vida laboral.

Iluminar de manera natural, sin deslumbrar, aprovechando las orientaciones y las sombras; en un entorno anodino, anónimo, jalonado de construcciones sin arquitectura, que podría ser la foto fija de cualquier polígono situado en el extrarradio de una ciudad de tamaño medio-grande. No podía faltar a esta cita con la luz la concepción de las oficinas. Recortándose sobre el fondo de la nave, se sitúan al frente, a pie de calle, accesibles tras la apertura de sendas cercha-puerta.

La piel de cristal es transparente en planta baja, protegida por el cuerpo volado de la primera planta, que aun siendo también de cristal se refugia de las miradas; imaginándose pesado a partir del muro cortina de “U” glass y vidrio térmico. La cámara existente entre ellos ayuda a disipar y controlar la temperatura.

El interior de las oficinas, revestidas de acero y cristal, están consideradas a modo de arquitecturas dentro de otras. Los despachos y salas de reuniones, de menor escala, se reparten por una planta de sección mayor, a modo de recinto envolvente que genera su propia atmósfera. Se disponen forjados de chapa colaborante a modo de cielo, así como soles de led y luz blanquecina, abarcante y englobadora del muro cortina dispuesto como horizonte. Recrear un mundo dentro de otro. Un control del espacio y de la luz que dotase a las instalaciones de un confortable ámbito de trabajo.

Nuestra reivindicación – y propuesta al cliente – fue la de reconvertir el tradicional espacio industrial dotándole de nueva atmósfera que buscase el beneficio de las personas que trabajasen en su interior.

Obra: Cortes Metalúrgicos Oviedo
Autor: Óscar Miguel Ares Álvarez
Dirección de obra: Óscar Miguel Ares Álvarez, Javier Palomero Alonso
Fecha: 2016 -18
Ubicación: Calle Aluminio nº37, Valladolid; España
Colaboradores: Bárbara Arranz González, Jesús J. Ruiz Alonso, Dorota Tokarska, Sergio Alonso, Jaime San José
Fotógrafo: Jesús J. Ruiz Alonso | Pedro Iván Ramos Martín
Superficie: 7.500 m2
Promotor: Cortes Metalúrgicos Oviedo.
Ingeniería: Arbor s.l.
Contrata: Obras y Contratas San Gregorio s.a. y Rearasa s.a./ Navinor S.L../ Agosa S.A/ Tecnaire S.L
Mobiliario: Moi interiorismo y equipamiento s.l.
+ contextosdearquitectura.com

 

Premio Peña Ganchegui 2019

Premio Peña Ganchegui 2019 a

Cuando se cumplen diez años de la muerte del arquitecto Luis Peña Ganchegui, se convoca la segunda edición del galardón que lleva su nombre, dirigido a la joven arquitectura vasca y dotado con una retribución de 6.000 € en metálico.

De carácter bienal, el premio fue creado en 2017 por el Departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda del Gobierno Vasco y el Archivo Peña Ganchegui, en memoria de quien fuera máximo referente de la Arquitectura Vasca en la segunda mitad del siglo XX. Fundador de la Escuela de Arquitectura de San Sebastián, fue autor de obras emblemáticas como la Torre de Vista Alegre (Zarautz 1959), la Plaza de la Trinidad (Donostia, 1963), la Casa Imanolena (Mutriku, 1964) o la Plaza del Tenis (Donostia, 1976), antesala del Peine del Viento, de Eduardo Chilllida.

Creado con la intención de reconocer una joven trayectoria arquitectónica e impulsar al mismo tiempo una carrera con proyección emergente, el galardón, cuya primera edición correspondió al estudio donostiarra PAUZARQ, pretende dar visibilidad a aquellas aportaciones que, además de suponer una ejemplar práctica profesional, contribuyan a promover, desarrollar y consolidar la cultura arquitectónica.

Consecuente con su vocación divulgativa, además de entregar el premio al ganador y un diploma acreditativo a los equipos finalistas, la organización produce con los trabajos de todos ellos una exposición de vocación itinerante. En la edición de 2017 fueron siete los equipos que acompañaron a Elena Usabiaga y Felipe Urtenetxe, componentes del equipo premiado: Carlos Garmendia, MUGARA, Daniel Ruiz de Gordejuela, Jon Ander Aguirre, ARQUIMAÑA, ELE Arkitektura y Diego Sologuren. Tras su montaje inicial, en el donostiarra Palacio de Miramar (en el marco de MUGAK, la Bienal Internacional de Arquitectura de Euskadi), la exposición pudo verse en la Escuela de Arquitectura del País Vasco, en la Sede del Colegio de Arquitectos de Bilbao (contando con un ciclo de conferencias a cargo de los propios finalistas), y en el Basque Living México, showroom del cúster Habic en la capital mexicana. Finalmente, y coincidiendo con la convocatoria de la edición 2019, una versión digital de la exposición podrá visitarse en la web del premio.

El jurado de la edición 2019 estará compuesto por los arquitectos: Moisés Puente (León, 1969), que tras desempeñar cargos de responsabilidad en la Gustavo Gili, Quaderns y la revista 2G, dirige actualmente la editorial Puente Editores; Eva Prats (Barcelona, 1965), profesora de Proyectos en la ETSA de Barcelona y cofundadora de Flores & Prats arquitectos, recientemente seleccionada para el Women in Architecture Award 2019; y Eduardo Mangada (Anna – Valencia, 1932), que además de Concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid entre 1979 y 1982, y Consejero de Ordenación del Territorio, Medio Ambiente y Vivienda de la Comunidad de Madrid entre 1983 y 1991, fue compañero de estudios de Peña Ganchegui y colaborador suyo en los años sesenta. Completan el jurado, con voz pero sin voto, los también arquitectos Rocío Peña, presidenta del Archivo Peña Ganchegui, y Pablo García Astrain, Director de Vivienda y Arquitectura del Gobierno Vasco.

Premio Peña Ganchegui 2019 b

Los interesados, que tienen hasta el 14 de mayo para formalizar su inscripción, deberán presentar su candidatura antes del 2 de julio de 2019.

Podrán presentarse candidaturas individuales o colectivas, debiendo aportar los propios interesados sus méritos, que podrán incluir obras, proyectos y trabajos de investigación que supongan una aportación en el campo de la Arquitectura, abarcando todos los ámbitos y escalas, desde el diseño de objetos hasta las intervenciones en el territorio. El fallo se dará a conocer el 10 de octubre coincidiendo con la Semana de la Arquitectura, en el acto de entrega del galardón que tendrá lugar en el Instituto de Arquitectura de Euskadi, que albergará también una muestra de los trabajos finalistas.

Toda la información sobre el Premio Peña Ganchegui a la Joven Arquitectura Vasca está disponible en la página web: premio.ganchegui.com

La grapa de ABC | Alberto Ruiz

José entró a la cocina con el ejemplar de ABC debajo del brazo. Se sentó en su butaca preferida, junto a la ventana mientras Trini le ponía un café. En tazón grande, con la leche muy caliente, como lo tomaba desde que era un crío. Abrió el periódico. Le encantaba el olor de la tinta y, sobre todo, que el periódico viniera grapado. Compraba ABC por la grapa, aunque jamás lo reconocería. A él, la política… Saltó, como solía hacer, a la crítica de toros, pero se fijó en un artículo ilustrado con una extraña imagen. Una especie de tarta redonda que, decían, era un museo. Sonrió con el titular:

“El caracol, terminado”.

El cronista lo había identificado con más tino.

“Hay que ver cómo están las cabezas” le dijo a su mujer.

“Un museo esto… Un museo es el Prado”.

“Pero si no hemos ido nunca al Prado, José. Que a ver si llevamos a los niños…”

“Un día de estos…”

ABC-12.11.1959
ABC-12.11.1959

Mi abuelo, empleado de la Telefónica, no estaba particularmente interesado por la arquitectura, menos aún por esas modernidades que de vez en cuando salían en el ABC . Su mayor aproximación al tema era acordarse de los arquitectos que no preveían una forma segura de acceder a las fachadas para arreglar el tendido telefónico. Es posible que una gran mayoría de la población española de finales de los cincuenta tampoco lo estuviera y, sin embargo, las noticias relacionadas con el tema eran frecuentes en la prensa diaria. Así que, entre crónicas taurinas y noticias de inauguración de algún pantano, se deslizaba de cuando en cuando un breve que hablaba de extraños personajes: Le Corbusier, Frank Lloyd Wright… Incluso de algunos españoles, como aquel Miguel Fisac que parecía querer enseñar urbanismo a las amas de casa1.

La arquitectura tiene impacto en nuestras vidas, seamos o no entendidos. Y si tomamos como referencia de ese impacto su difusión a través de medios de comunicación, podemos comprobar que, más allá de las revistas especializadas, que no dejan de tener un alcance limitado a la propia profesión, la difusión de la labor de los arquitectos parece estar concentrada en cuestiones que tienen más que ver con lo económico y lo político que con ese efecto sutil del que habla Paul Goldberger cuando decía que

“la arquitectura importa porque está en todo lo que nos rodea, y todo lo que nos rodea tiene que provocar cierto efecto en nosotros”2.

En un vistazo rápido a la prensa española actual, es fácil localizar columnas periódicas dedicadas a la crítica de cine, moda, música o arte, pero, salvo contadas excepciones, la difusión de la labor de los arquitectos se limita a alguna sonada inauguración o a algún –no menos sonado- escándalo inmobiliario. Si bien es cierto que, de un tiempo a esta parte, podemos encontrar referencias al tema en la mayor parte de las cabeceras, estas suelen tener un sesgo demasiado relacionado con el fenómeno social del “arquitecto estrella” mientras que la buena arquitectura, medida, sensata y responsable –que la hay- resulta difícil de encontrar en la prensa generalista. Difícil, que no imposible.

Analizar la aproximación de la prensa no generalista a la arquitectura desde una perspectiva histórica, particularmente a esa arquitectura que entendemos como “buena” (sea eso lo que sea) supone una oportunidad de acometer una recopilación de historias de arquitectura –ambas palabras deliberadamente escritas en minúscula-. Historias que ayudaron a conformar el sentimiento arquitectónico de un país que, demasiado a menudo, ha vivido de espaldas a su legado cultural. Las minúsculas en ambos términos se justifican porque en este medio tienen cabida tanto grandes nombres como hechos anecdóticos que, por su carácter anónimo, podríamos cometer el error de considerar poco importantes. A pesar de esto, la lectura de la prensa histórica requiere de un esfuerzo de entendimiento de la perspectiva temporal. La historia de España, incluso la arquitectónica, ha sido interpretada constantemente según el punto de vista del analista. Si se quiere afrontar la recopilación de casi un siglo de historias de arquitectura en “tiempo real” se deben asumir incoherencias, gazapos, e incluso algún sorprendente cambio de criterio de los redactores. La inmediatez requerida por la redacción periodística impide en ocasiones la reflexión pausada que resulta indispensable en otros ejercicios críticos. No entendemos esto como un defecto. Al contrario, apreciamos el valor que tiene acometer la difusión universal de una disciplina considerada a menudo por los propios profesionales como algo reservado en exclusiva a los iniciados.

El estudio de las fuentes impresas ha demostrado ser una herramienta indispensable para el análisis de la historia de la arquitectura. Lo que se dice, cómo se dice y, muy a menudo, quién lo dice sirve para poner en contexto una disciplina a la que en ocasiones pedimos un imposible: que sus obras expliquen por sí mismas sus intenciones, su funcionamiento, sus aciertos y errores, en definitiva, su razón de ser. Así, resulta necesario plantear un sano ejercicio de crítica con la arquitectura, más aún con aquella creada con espíritu de trascendencia. En este sentido, las revistas especializadas han jugado históricamente un papel fundamental como sistema de interpretación analítica de la historia de la disciplina. La importancia de estas publicaciones, que durante una buena parte del siglo XX eran el único cauce de difusión de determinadas propuestas, es innegable. Sin embargo, en el fondo, suponen sólo una parte de la ecuación. En su gran mayoría, las revistas de arquitectura están escritas por arquitectos, sobre arquitectos y para arquitectos. Esta relación endogámica con la crítica de nuestro propio trabajo ha terminado, posiblemente, por generar cada vez una distancia mayor entre los profesionales y el público que, a fin de cuentas, es el principal destinatario de nuestro trabajo.

Así que acompañemos a José en la cocina de casa, ojeando la prensa y encontrando, quizá, algún apunte interesante sobre el Escorial y el Valle de los Caídos, pero también sobre Fisac, Carvajal y Oíza, sobre Le Corbusier y esa extraña manía de enfoscar las casas de blanco, y sobre esos pabellones que España construía en las Exposiciones Universales y que ayudaban al país a abrir las ventanas para que se fuera el olor añoso.

Alberto Ruiz. Arquitecto, docente e investigador.
Madrid. Abril 2019.

1 FISAC, Miguel. El Urbanismo y las amas de casa. Blanco y Negro. 24 enero 1959. p. 74

GOLDBERGER, Paul. Por qué importa la arquitectura. Madrid: Ivorypress, 2012.

¿Interesa la arquitectura a la sociedad? | Stepienybarno

Nos parece interesante replantear cómo es la relación entre la arquitectura, los arquitectos, la ciudad y la propia sociedad a la que servimos. Y desde Stepienybarno, cada vez nos parece más importante analizar cuál es papel que jugamos los arquitectos en este planteamiento.

Así que, con vuestro permiso, vamos a intentar analizar unas cuantas claves que quizás nos den pautas para mejorar esta relación.

¿Te vienes con nosotros?

¿Interesa la arquitectura a la sociedad Stepienybarno

Por un nuevo urbanismo.

Un plan urbanístico debiera ser el mejor garante para que asegurar el buen funcionamiento de una ciudad. Estos planes han de estar firmados por un arquitecto o arquitecta, aunque cierto es que pueden ir (y debieran ir) acompañados por equipos multidisciplinares, donde se inserten sociólogos, ingenieros, ecólogos o paisajistas. Pero esta “exclusividad” ha hecho las delicias de muchas oficinas de urbanismo especialistas en poner cuadritos uno al lado de otro.

Como suele mencionar José María Ezquiaga,

“muchas de ellas se han convertido en meros repartidores de edificabilidad”.

Aun así, cada vez es más claro que un tocho infumable de en el mejor de los casos buenas intenciones para los próximos cuatro años es complicado de digerir. A día de hoy, necesitamos herramientas infinitamente más agiles y flexibles que marquen un camino a seguir, incluyendo a la ciudadanía en la medida de lo posible –con una participación real-.

Como bien dicen nuestros amigos de Paisaje Transversal,

“(…) Si bien el desarrollo de figuras legales de planeamiento urbano (Planes Generales, Planes Parciales, Planes Especiales, etc.) está sujeto legalmente a plantear mecanismos de participación pública, lo cierto es que estos suelen reducirse al periodo de alegaciones y exposición pública.

De este modo, lo que se logra es remplazar la participación por mecanismos que pertenecen únicamente al ámbito de la comunicación e información.

Esto conlleva que se acabe confundiendo la participación con la consulta pública cuando se utilizan  exclusivamente encuestas, estadísticas, etc. Esta tendencia se refleja, por un lado,  en el modelo de selección por votación popular sobre una serie de propuestas arquitectónicas ya dadas y cerradas; y también en casos como las consultas ciudadanas dirigidas a, simplemente, decidir el color del  que hay que pintar un puente (…)”.

Si esta realidad la trasladamos a los propios edificios, la problemática se agrava todavía más. La gran mayoría de los que forman el núcleo de nuestras ciudades requieren, nuevamente, la firma de un arquitecto. Así que, pararnos a entender qué es lo que hemos estado haciendo en los años de “bonanza” no parece una mala idea.

Por lo tanto, la pregunta que se viene haciendo sobre si la arquitectura interesa (o no) a la sociedad, nos parece del todo relevante.

Para responderla, los arquitectos no podemos echar balones fuera, pensar que somos unos incomprendidos (nos encanta sentirnos victimas del sistema) y que es la gente la que no se preocupa de lo que  realmente debiera.

Como bien comentaba hace tiempo el arquitecto Juan Herreros, en un post de Anatxu Zabalbeascoa,

“(…) me inquieta comprobar que los arquitectos no habitamos un lugar desde el que explicar con claridad el interés y la necesidad de nuestro trabajo. La ciudad cambia a ritmos vertiginosos impulsada por la energía, las ambiciones y la fuerza del capital, pero no tengo muy claro que estemos realmente participando de esos cambios con nuestro conocimiento e imaginación sino más bien dando forma final a un escenario cuyas reglas las escriben otros”.

Barrio de Sanchinarro
Barrio de Sanchinarro | Ortofoto, googlemaps

Nuestras ciudades a partir del efecto “Guggenheim” han querido posicionarse en el mapa a golpe de talonario. Por ello, más de un alcalde se ha aferrado a su poltrona, acompañado de la estrella arquitectónica de turno. Les ha encantado  el despliegue mediático que ello genera, gastarse todo el dinero del mundo y tener su propio hito particular (asegurando de esta forma infinidad de votos).

Desde este tipo de intervenciones, se ha transmitido a la sociedad una imagen de la arquitectura frívola y distante, más propia de programas de salsa rosa que de algo  serio y respetuoso.

Así, mucha gente  identifica a los arquitectos como unos tipos endiosados (con la cartera bien llena) y que no pegan ni golpe.

Por todo ello, entendemos que además de perder una gran oportunidad para trazar puentes entre arquitectura y sociedad, lo que ha sucedido es que nos hemos  distanciado aún más.

Ciudad de las Artes y las Ciencias
Ciudad de las Artes y las Ciencias | Fuente: wikipedia.org

Buenos arquitectos, pero bastante desconocidos.

Por otro lado, dentro de la arquitectura “pública” nos encontramos con otro grupo de edificios que, aun siendo buenos ejemplos de arquitectura de nuestro tiempo, manejan un lenguaje demasiado extraño. Aquí no hay un problema de calidad arquitectónica, sino de no haber sabido aclarar el nuevo código que se estaba utilizando. A este respecto el arquitecto Francisco Cifuentes, comentaba hace tiempo, en el foro de Arquia proxima, que

“estamos con la mirada cerrada, sin conexión con la sociedad. No se trata de renunciar a construir, pero si queremos hablar de cambio, salgamos a la calle”.

De hecho, muchas arquitecturas han tratado de imponer  cómo se han de utilizar los edificios, en vez de haberse parado a  entender las verdaderas necesidades de quien los usará y

“adaptarse a la manera de vivir de la gente, tratando de servirla, de mejorarla”,

como ya remarcaba hace ya unos años José Antonio Coderch,

“el arquitecto no debe ensañar a nadie cómo debe de vivir”.

A partir de aquí, la idea que puede tener la sociedad de los arquitectos es de lo más variada, pero, no sin parte de razón, por un gran porcentaje de la misma se les identificará como la mano ejecutora de la alianza político-inmobiliaria. En este punto, poco se puede decir, salvo admitir que la “ciudad trumanizada”, en general, ha crecido postrada al sector inmobiliario, y los arquitectos han sido un actor  más de esta triste función.

Pero no todos los arquitectos han ido dejando su huella de manera tan poco afortunada. Muchos otros han construido de manera digna y han trabajado apostando por una arquitectura silenciosa, seria y honrada. Numerosas viviendas de particulares han sido diseñadas con buen criterio y se ha producido una buena comunicación entre usuarios y proyectistas.

El único problema que vemos es que estas arquitecturas no han tenido la difusión que se merecían. Por ello, su influencia ha quedado limitada y por tanto, no se han convertido en el  referente que hubiera sido deseable a la hora de estrechar lazos entre arquitectura y sociedad.

Proyecto de Tabuenca y Leache, un estudio de primera fila que no es demasiado conocido. Excelente ejemplo de mesura y contención.
Proyecto de Tabuenca y Leache, un estudio de primera fila que no es demasiado conocido. Excelente ejemplo de mesura y contención | Casa del Condestable / Tabuenca & Leache, Arquitectos | Autor: Luis Prieto | Fuente: plataformaarquitectura.com

Llegar a un público no especializado.

Hay que destacar que, más allá de la potencia que han ido pillando durante estos años varios blogs de arquitectura, es importante la presencia de firmas solventes en medios generalistas como es el caso de David García-Asenjo, Fredy Massad, Anatxu Zabalbeascoa o Jaume Prat.

Aun así, son pocas las ocasiones que tenemos de que conceptos arquitectónicos lleguen a un público no especializado.

En este sentido, la red social de youtube cada vez es más fuerte –su buscador es el segundo más importante después de google- y son muchos los que ya se consideran youtubers. Una de ellas, es Ter, una arquitecta que normalmente trata temas ajenos a la arquitectura y tiene un canal de más de 200.000 seguidores. La cosa es que cada vez que sí que habla de arquitectura se planta delante de miles de personas y además con bastante éxito, a juzgar por el número de comentarios (cientos) y visitas de sus vídeos.

Resumiendo, vemos que, por suerte, muchos arquitectos han dado vacaciones a su potente ego para poner los pies en la tierra e intentar ser más cercanos al resto de la ciudadanía.

Otros muchos navegan en los límites de la propia arquitectura resultando sus propuestas mucho más cercanas, atractivas y entendibles.

De todo ello y mucho más, nos gustaría seguir hablando de ello en artículos venideros.

Creemos que para tener ciudades amables, sanas, vivas y sostenibleslos arquitectos tenemos que bajar la guardia, olvidarnos de nuestro “selecto” lenguaje, buscar vías de verdadera participación ciudadana y aprovechar las nuevas tecnologías para acercar la arquitectura a  la sociedad y la sociedad a la arquitectura.

Mucho por pensar, mucho por debatir, mucho por hacer.

Stepienybarno_Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó, arquitectos
Estella, Julio 2018

Artículo publicado originalmente en la Plataforma de La Ciudad Viva.

Maestros Modernos. Rafael de la Hoz Arderius

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Conferencia dedicada al arquitecto madrileño Rafael de la Hoz Arderius (1924-2000) como parte del ciclo Maestros Modernos de la Fundación Arquitectura COAM.

Con este ciclo se quiere poner de manifiesto la importancia que el patrimonio arquitectónico contemporáneo tiene para la sociedad del siglo XXI, la necesidad de su reconocimiento social y de su mantenimiento y conservación.

A lo largo de su trayectoria profesional obtiene premios tan destacados como el Premio Nacional de Arquitectura, en el año 1956, por el Colegio Mayor Aquinas; el VI Premio Antonio Camuñas de Arquitectura, en 1995 y, en el año 2000, la Medalla de Oro de la Arquitectura.

Hacia mediados de los sesenta, su estudio cordobés trabaja en toda Andalucía con realizaciones como el Edificio de la fábrica de cervezas El Águila (Córdoba), el Palacio de Congresos de Torremolinos, el hospital Provincial de Córdoba, la sede del Colegio de Médicos de Sevilla o el colegio de las Teresianas de Córdoba. En los años setenta, y ya en Madrid, proyectó la ampliación del Ministerio de Marina y el antiguo edificio del Banco Coca, sobre la Plaza de Emilio Castelar, en el número 50 del Paseo de la Castellana.

Mesa redonda con la intervención de Rafael de La-Hoz Castanys, Arturo Franco y Francisco Daroca.