Este libro presenta una historia que aún no se había escrito con una visión amplia e interpretativa. Dicha historia se expone desde una perspectiva contemporánea que aborda la complejidad de la realidad y describe unas experiencias que son ejemplos modélicos de políticas de vivienda y de tipología arquitectónica. Los casos estudiados se interpretan no sólo en su momento de realización, sino también en su funcionamiento posterior. De todos ellos, se pone énfasis en los casos que se han concentrado en lo comunitario y en lo urbano.
En la primera parte del libro se expone la amplia tradición que se inició con los experimentos del Existenzminimum, con los Höfe vieneses y las Siedlungen alemanas, y que siguió con las new towns inglesas y los grands ensembles franceses.
La segunda parte explica las respuestas a la crisis del urbanismo moderno y de la vivienda funcionalista, con las alternativas ofrecidas por el organicismo, los procesos de participación, la crítica tipológica y la teoría y práctica de los soportes.
La tercera parte aborda los sistemas contemporáneos: la organización en planta, los combinados modulares, la inserción en la ciudad, la creación de barrios y la superposición en capas.
Por último, la cuarta parte analiza las alternativas a los sistemas dominantes: la rehabilitación, las arquitecturas medioambientales, la previsión de la periferia, la remodelación de los barrios marginales y las respuestas a situaciones de catástrofe.
Para dar una visión más amplia de todo lo anterior, se ha renunciado al eurocentrismo convencional y a la presentación exclusiva de obras realizados en los países desarrollados: es decir, se han incluido numerosas experiencias llevadas a cabo en países en desarrollo. Asimismo, no se estudian sólo ejemplos convencionales de nueva planta, sino también rehabilitaciones y reciclajes, arquitecturas sostenibles y viviendas de emergencia.
Una planta baja angosta, semienterrada, y con una sola ventana a una calle estrecha, y dos plantas muy compartimentadas en las que en tiempos vivió una familia de ocho personas, fue lo que nos encontramos al llegar.
Como es lógico, la obsesión fue desde el principio conseguir espacios más abiertos y llevar luz natural a la planta baja. Y como siempre, cuando se demuele la estructura, la luz llega hasta el suelo. El esfuerzo desde ese momento fue intentar que se quedase hasta el final.
Para eso se sacrificó una franja de poco más de un metro hacia la fachada posterior en planta segunda y se acristaló el suelo de un pequeño estudio en planta primera.
La vivienda, para una pareja joven, se distribuyó en cocina, estar y aseo en planta baja, estudio, dormitorio principal y baño en planta primera y salón con balcón hacia la calle en planta segunda.
La estructura es de madera de eucalipto laminada, suelos de madera maciza de eucalipto y revestimientos de cal en las medianeras. Se reforzó el aislamiento en fachadas, cubierta y ventanas, para adaptar la vivienda a las modernas condiciones de confort. Y con los acabados, blancos en su mayoría, se intentó reforzar el reflejo de la luz hasta la planta baja.
En 70 metros cuadrados útiles, incluyendo escaleras, y distribuidos en tres plantas, se pretende potenciar la ventaja que supone el disponer de altura además de superficie en planta. Se intenta que la sensación sea la de habitar una vivienda mucho más grande aprovechando las gran altura visual que se alcanza en la fachada posterior.
Obra: Vivienda entre medianeras en Algalia de Abaixo
Promotor: Privado
Autores: Ansede Quintáns arquitectos (Cristina Ansede Viz, Alberto Quintáns Arrondo)
Año: 2013
Emplazamiento: Algalia de Abaixo, Santiago de Compostela, España
Fotografía: Héctor Santos-Díez | BISimages + www.ansedequintans.com
Para cerrar este curso, y a punto de entrar en la época estival, que mejor plan que poder realizar un tour por diferentes ciudades o por remotos pueblos numerosos ejemplos de arquitectura que merecen ser visitados y esparcidos por toda Galicia. Por ello que mejor realizar estos recorridos de la mano de arquitectos lo que nos garantiza un profundo conocimiento de la arquitectura y la construcción local.
Nos acercamos hasta Santiago para charlar con los tres jóvenes integrantes de GA Santiago, Cristina Ansede Viz, Camino Vilanova Rodríguez y Alberto Quintáns Arrondo. GA Santiago es el miembro local en Galicia de Guiding Architects, una red internacional de rutas guiadas de arquitectura integrada por compañías independientes que ofrecen tours guiados por profesionales en cada una de sus localizaciones.
“Nuestro enfoque para las visitas guiadas se basa precisamente en compartir esta experiencia de primera mano, abriendo aquellos espacios de interés especial, desde casas particulares a edificios en construcción, y compartiendo con nuestros visitantes toda la información clave de una forma amena.”
Sin más os dejamos con la entrevista que nos concedieron hace unas semanas en Santiago de Compostela.
Cristina Ansede Viz, Camino Vilanova Rodríguez, Alberto Quintáns Arrondo forman GA Santiago
Explicadnos, ¿cómo y por qué surge el “GA Santiago”?
Sentíamos que había un vacío en la difusión de la arquitectura contemporánea gallega en lo que se refiere al sector turístico. Además conocíamos Guiding Architects, una red activa de guías de arquitectura a nivel internacional formada por arquitectos que explican sus ciudades o regiones con la arquitectura y el urbanismo como hilo conductor. Nosotros lo que hemos hecho es incluir la arquitectura gallega en ese mapa de destinos. Para ello tuvimos que presentar la candidatura de Galicia y superar varias pruebas, tanto de aptitudes como de medios. Finalmente en Febrero de 2014, en la reunión anual de GA, en esa ocasión en Copenhague, fuimos admitidos como nuevos miembros.
¿Teníais alguna experiencia previa en este campo?
No. En este sentido las exigencias de la red son que los socios sean profesionales en activo en el campo de la arquitectura. De esa forma podemos transmitir una realidad de la arquitectura y el urbanismo más compleja, que engloba todos los procesos que la generan.
¿Os encontrasteis con muchas dificultades? ¿Cuáles fueron las más problemáticas?
La dificultad principal fue, una vez aceptados por la red, comprobar que la legislación actual de turismo no contempla la existencia de especialistas más allá de lo histórico-artístico.
Aunque lo que queramos explicar sea un sistema constructivo o una estrategia urbana, por ejemplo, debemos estar por guías oficiales si recorremos los entornos de un BIC.
Itinerario realizado por GA Santiago
¿Estáis contentos con los objetivos alcanzados?
Sí. Consolidar Galicia como destino dentro de la red, es un proceso largo en el que estamos inmersos. Pero podemos decir que el resultado de este primer año ha sido muy positivo. Contábamos con un cliente exclusivamente extranjero, considerando las estadísticas de la red, y nos ha sorprendido el interés mostrado por entidades y empresas locales.
¿Qué expectativas y proyectos de futuro tenéis para “GA Santiago”?
Consolidarnos como destino de Guiding Architects y al mismo tiempo establecer vínculos locales con el objetivo de proponer actividades para un público más cercano.
¿Son rentables este tipo de iniciativas? ¿Os sentís bien “remunerados” por la labor que realizas?
Para nosotros puesto que estamos todavía estableciéndonos como destino, es pronto para determinar la rentabilidad de la iniciativa. Por lo que sabemos de de nuestros socios, este proceso puede llevar años hasta verse materializado. La red funciona y sigue creciendo, así que en este sentido somos optimistas. Además al pertenecer a una red internacional tenemos la posibilidad de entrar en otros mercados y de no perder la visión global un poco menos pesimista.
Detectamos las mismas dificultades que en el ejercicio de la profesión liberal si bien es cierto que considerando la responsabilidad del trabajo de un arquitecto, el trabajo como guía especializado sí que está bien remunerado.
Camino Vilanova durante un itinerario de GA Santiago
¿Compagináis o complementáis esta actividad con otras labores o en otros campos?
Compaginamos las dos actividades, la de nuestros estudios con esta. Probablemente no se nos habría ocurrido esta alternativa si no fuese por la situación actual de la arquitectura. Aunque ahora que estamos dentro, no nos gustaría abandonarla si el panorama mejora, porque nos mantiene conectados con otros arquitectos y porque creemos que hablar sobre arquitectura y explicarla es un proceso muy enriquecedor. Nos obliga a reconsiderar y objetivar muchos planteamientos que dábamos por hechos.
¿Crees que los arquitectos en España deberíamos seguir abriendo nuevas vías de trabajo para salir de la casilla más «tradicional» de proyectar dada la actual situación de la construcción en nuestro país?
No es una cuestión de creencia, es de necesidad, para arquitectos o para cualquier otra profesión que se encuentre en la misma situación que la nuestra.
¿Qué opináis de los arquitectos que emprenden en nuevos campos?
Esta es una pregunta que los arquitectos hemos debatido ampliamente en los últimos años. Desde nuestra particular visión, a veces se confunde la amplitud de temas en los que nos formamos con las capacidades que tenemos.
En nuestro caso hemos buscado una actividad que tiene que ver con nuestra formación, pero otros muchos compañeros se dedican a otros temas por una vocación personal que no se aprende en la escuela de arquitectura.
Lo que nos parece perverso es presupones que todos, por nuestra condición de arquitectos podemos dedicarnos a lo que sea.
Por nuestra experiencia, al meternos en un campo en cierto modo ajeno al nuestro, estamos aprendiendo una nueva profesión, con todo lo que eso conlleva.
¿Animaríais a otros arquitectos a seguir vuestros pasos? ¿Qué pasos consideráis que deberían dar? ¿Cómo completar sus estudios? ¿Qué otros consejos les daríais?
Animaríamos a quien sea a buscar su propio camino según sus capacidades y vocaciones. Desgraciadamente no creemos que haya una fórmula. Lo que sí que está claro es que se ha terminado el tiempo en el que ser titulado en algo era garantía para tener un trabajo estable. Hoy en día eso no es suficiente, la especialización es casi imprescindible.
Camino Vilanova durante un itinerario de GA Santiago
¿Qué opináis de los que se han ido a trabajar al extranjero?
Que quizás sea la opción en la que es posible conseguir unas condiciones más dignas de trabajo en este momento. Es muy duro cuando el motivo es la necesidad, como lo es en la mayor parte de los casos, pero también es muy duro quedarse aquí intentando sobrevivir en esta situación.
¿Cómo veis el futuro de la profesión?
Incierto. Estamos convencidos de que parte de la solución es creer en lo que haces y por eso seguimos aquí. Ahora bien, hasta donde nosotros vemos cada vez va a ser más complicado mantenerse como arquitecto independiente, pues tendemos a un mercado cada vez más competitivo, rápido y cambiante en el que parece haber dos tendencias: la especialización o la integración en grandes compañías.
Alberto Quintáns durante un itinerario de GA Santiago
Cristina Ansede Viz – Camino Vilanova Rodríguez – Alberto Quintáns Arrondo · divulgación y turismo | GA Santiago
Junio 2015
Entrevista realizada por Ana Barreiro Blanco y Alberto Alonso Oro. Agradecerle a Cristina, Camino y Alberto su tiempo, paciencia y su predisposición con este espacio.
Charles Correa (nacido en Hyderabad, India el 1 de septiembre de 1930, muerto el 16 de Junio de 2015) fue un arquitecto indio, urbanista, activista, teórico y una figura fundamental en el panorama mundial de la arquitectura contemporánea.
Estudió arquitectura en la Universidad de Míchigan y en el Massachusetts Institute of Technology después de lo cual estableció un estudio privado en Bombay en 1958. Su obra en la India muestra un cuidadoso desarrollo, entendiendo y adaptando el modernismo a una cultura no occidental. En sus primeras obras utiliza un estilo autóctono local dentro de un entorno moderno. El planeamiento del uso de la tierra y proyectos munitarios continuamente intentan ir más allá de las soluciones típicas a problemas del tercer mundo.
En toda su obra -desde el planeamiento de Navi Mumbai al cuidadosamente detallado memorial de Mahatma Gandhi en el Sabarmati Ashram en Ahmedabad- ha puesto un especial énfasis en conservar los recursos, la energía y el clima como los principales factores a la hora de ordenar el espacio.
Sobre las últimas cuatro décadas, Correa ha realizado tareas pioneras en temas urbanos y refugios de bajo coste en el tercer mundo. Desde 1970-75, fue Arquitecto Jefe para el Nuevo Bombay un centro de crecimiento urbano de dos millones de personas, al otro lado de la bahía de la ciudad preexistente. En 1985, el primer ministro Rajiv Gandhi le nombró Presidente de la Comisión Nacional de Urbanización.
Charles Correa falleció en su residencia en Mumbai después de una breve enfermedad en la edad de 84 el 16 de junio de 2015.
He conocido la disparatada historia de un viaje de Alvar Aalto a Madrid, gracias a Eduardo Delgado Orusco y (una vez más) a Juan Daniel Fullaondo. La interpretaré muy libremente, a mi manera. No esperéis una gran fidelidad histórica. O sí. Tal vez esta delirante narración sea absolutamente cierta. Tal vez haya restituido lo que la exquisita educación de los narradores había corregido y omitido.
En el invierno de 1951 el Colegio de Arquitectos de Cataluña invitó a Alvar Aalto a dar dos conferencias en Barcelona y, como la rivalidad entre Barça y Madrid no es de ahora, Carlos de Miguel -director de la Revista Nacional de Arquitectura, del Colegio de Arquitectos de Madrid, (y coautor de la magnífica tribuna del Estadio de San Mamés)- corrió a invitarle también.
Alvar Aalto llegó a Madrid y se encontró a unos cuantos arquitectos calvos y con bigotito. (Carlos de Miguel, Alejandro de la Sota, Luis Gutiérrez Soto, Miguel Fisac, etc), que le estrecharon la mano, le metieron en un coche y le llevaron a El Escorial.
En Madrid era costumbre: A cada arquitecto extranjero que venía (Le Corbusier, Van Doesburg…) se le llevaba a El Escorial, para que aprendiera lo que valía un peine. El Escorial era la esencia de España y la cumbre de la arquitectura.
Fueron en varios automóviles, en una loca carrera por las carreteras adoquinadas de la España de los cincuenta. A veces llegaban a los ochenta kilómetros por hora, un disparate, y los ocupantes saltaban en los asientos y perdían sus sombreros.
Alvar Aalto estaba fascinado, disfrutando de cada curva de la carretera, que trepaba trabajosamente por la sierra. Celebraba las formaciones graníticas como un niño. Daba suspiros o jadeos de admiración. Al pasar cerca de Galapagar pidió por favor que pararan. El conductor, naturalmente, obedeció, y los demás coches hicieron lo mismo. El finlandés se apeó, sacó un cuaderno y se puso a dibujar una casucha con gran pasión.
Dibujo de Alvar Aalto | arquitectamoslocos.blogspot.com
Los allí presentes eran todos arquitectos, y todos dibujaban muy bien (algunos extraordinariamente bien). Se sintieron un poco violentos ante el entusiasmo gráfico de ese arquitecto de fama mundial. El boceto era corrientucho, de una casa corrientucha. Vaya decepción.
El forastero, completamente ajeno al sentir de sus anfitriones, terminó el croquis esbozando una higuera que asomaba al fondo, a la izquierda. Pero no se contentó con esto para guardar el cuaderno y ordenar que siguiera la excursión, sino que, por el contrario, invadió la propiedad para llegar hasta aquella higuera. Y toda la comitiva le siguió.
-Vaya compromiso en el que nos está metiendo este señor.
-Verás como salgan los dueños.
-No te preocupes. Les explicamos el caso y les damos un duro por las molestias.
Alvar Aalto, a lo suyo, se puso a emborronar la higuera.
Dibujo de Alvar Aalto | arquitectamoslocos.blogspot.com
Y, ya puestos, se enfrascó en el detalle de unos higos que brotaban de una rama.
Dibujo de Alvar Aalto | arquitectamoslocos.blogspot.com
Y hasta firmó el dibujo. Seguramente esperaba que alguno de los arquitectos españoles se lo pidiera. Él ya estaba dispuesto a regalarlo. Pero nadie dijo nada.
Así que, finalmente, Don Alvar guardó el cuaderno.
-¡Hala, a los coches!
-¡Venga, que ya estamos al lado!
Finalmente, ya en El Escorial, se dirigieron al monasterio.
El invitado dijo que no quería verlo.
-¿Cómo que no quiere verlo?
-Que no. Que no. Que no quiere.
-Pero si le hemos traído aquí aposta para verlo. ¿Por qué no lo ha dicho antes?
-No sé. No se había enterado bien.
-Vamos, que no quiere.
-Solo dice: «Yo, El Escorial, no. Yo, El Escorial, no».
-¡Pues tócate los cojones, con el franchute este!
El más disgustado era Gutiérrez Soto, que había hecho en la década de los cuarenta el Ministerio del Aire de Madrid, con un claro estilo escurialense, que había sido aplaudido por todos como una obra actual y contemporánea que había sabido beber las esencias, etc, etc.
Este Aalto, por el contrario, no quería beber nada de nada.
Y eso que el propio Gutiérrez Soto había dicho muy pocos años antes que ya estaba bien de referencias históricas, que la arquitectura española estaba anquilosada y que había que renovarse, y él mismo estaba en esos momentos liado con las oficinas del Alto Estado Mayor, magnífico edificio (como todos los suyos) en una línea moderna.
Pero eso de que un guiri no quisiera ni siquiera mirar el monasterio… Eso era un insulto.
-Vamos a llevarlo al Hotel Felipe II. Desde allí hay una vista magnífica. Seguro que le gusta.
Y así lo hicieron. Aalto se dejó llevar. Fueron a la terraza. El invitado salió con gusto, porque desde el interior se veían los repechos de la sierra, los estratos graníticos, los robles trepando por las laderas, y el cielo azul, casi blanco del invierno. Pero cuando salió a la terraza y avanzó unos metros surgió ante él, inesperadamente, el rotundo volumen del monasterio. Dio una ágil y rapidísima media vuelta y se quedó de espaldas al monumento nacional, al orgullo patrio.
Cerró los ojos. Respiraba fuerte, jadeando. Era el Antisíndrome de Stendhal. En vez de sucumbir a la belleza parecía sucumbir ante el horror.
Los anfitriones le rodearon, para que ni un solo fotón rebotado del monasterio pudiera herir sus ojos.
-¿Qué le pasa a este hombre?
Entre los jadeos solo atinaba a decir:
«Perdón, perdón, perdón. No quiero ofender. Perdón, perdón».
Dijo que no toleraba que ninguna obra clásica, ordenada, le perturbara. Dijo que le afectaba muchísimo y que si la veía no sería capaz de quitársela de la cabeza. Explicó, a modo de disculpa, que en Italia le había pasado lo mismo. Había traído sus cuadernos llenos de casas de pueblo, de paisajes, de flores, de burros… pero no había podido mirar ni un solo monumento renacentista o barroco. Explicó que la seriada regularidad de columnas, ventanas, arcos, le causaba un efecto demoledor, y le dejaba impotente para trabajar.
Los anfitriones, consternados, le pidieron perdón por haberle llevado hasta el borde del abismo. Pero, claro, ellos no sabían nada y solo habían querido hacerle la visita agradable. Alvar Aalto, a su vez, les pidió perdón a ellos. Etcétera.
-Qué delicadito.
-Quién lo diría, con la pinta de gañán que tiene.
-Debe de ser medio mariquita.
-¡Joder con el franchute!
José Ramón Hernández Correa
Doctor Arquitecto y autor de Arquitectamos locos?
Toledo · marzo 2012
Masey, Jack y Morgan, Conway Lloyd. Cold War Confrontations. Zürich: Lars Müller Publishers, 2008.
En mayo de 1958 el arquitecto y crítico italiano Bruno Zevi lanzó un ataque furibundo contra la Exposición Universal de Bruselas, describiéndola como una feria de las vanidades, en la que cada edificio luchaba por la atención del público1. Incluso Miguel Fisac bramó contra el alarde estructural, el formalismo estéril y la extravagancia arquitectónica sin contenido presentes en dicho evento2. Ni tan siquiera los pabellones más discretos y de menor escala se libraron de aquellas voces críticas que condenaron el espectáculo planteado, al convertir la tecnología en un elemento fetiche para diseñadores y arquitectos3.
Esta reprobación derivaba del eslogan elegido para la Expo58, el cual llevaba por título «Por un mundo más humano». A través de él se reclamaba una mayor atención hacia los conflictos e injusticias del mundo, aunque no quedase muy claro cómo este compromiso con el humanismo debía incorporarse a la arquitectura, o si era necesario hacer evidentes los problemas domésticos de un país en un evento que suponía un escaparate público. Sin embargo, hubo quien sí lo hizo: quién mostró sus miserias y problemas internos al mundo, antes de que los demás los aventasen. Frente a lo que se podría esperar, este ejercicio de autocrítica y de psicoanálisis en plena guerra fría lo realizó un país como los Estados Unidos. Envuelta en una atractiva y multicolor piel, la propuesta denominada Unfinished Business4, que se podría traducir como «asuntos pendientes», complementó al pabellón oficial y se situó junto al mismo en el recinto de Heysel.
La construcción era extraña en muchos sentidos. No fue financiada por el gobierno estadounidense, sino por una revista relacionada con el mundo de las finanzas –Fortune–, que se convirtió en patrocinadora del Departamento de Estado. No fue diseñada por un arquitecto, sino por un ilustrador de cuentos infantiles de origen holandés, Leo Lionni, que era el director creativo de la revista. Y no era un solo edificio, sino que eran tres volúmenes, situados sobre un jardín y conectados entre sí. Cada uno de ellos, con una altura de seis metros, representaban el pasado, el presente y el futuro, respectivamente. La primera pieza, de aspecto plegado, fue empapelada en su interior con un confuso collage de periódicos estadounidenses donde se podían leer titulares relacionados con el urbanismo, el agotamiento de los recursos naturales y el racismo. La segunda pieza, la del presente, mostraba las investigaciones realizadas y los pasos dados para solucionar los problemas anteriormente mencionados. Pero fue curiosamente la tercera, la del futuro, la que resultó más incendiaria: en sus paredes lisas había una gran fotografía donde se veía a niños de distintas razas (blanca, negra y asiática) formando un corro, lo que enervó los ánimos de los políticos segregacionistas. Tanto es así que en abril de 1958 fueron enviadas delegaciones a Bruselas, exigiendo fotografías del presunto agravio5.
Interior del tercer volumen, con la fotografía más controvertida: niños de distintas razas jugando y uniendo sus manos. Fuente: Masey, Jack y Morgan, Conway Lloyd. Cold War Confrontations. Zürich: Lars Müller Publishers, 2008.
Los informes sobre el extraño artefacto fueron contundentes y comenzaron las modificaciones, cierres y renovaciones que obligaron al propio Lionni a volar a Bruselas apresuradamente. Tantas clausuras y aperturas hicieron que al final nadie supiese en Estados Unidos si la construcción estaba abierta o cerrada, pues en el mes de agosto aún llegaban críticas, a pesar de que la imagen de la discordia había ido encogiendo hasta volverse insignificante, sepultada bajo las letras de una canción infantil6. A mediados de ese mismo mes, los tres volúmenes albergaron nuevos contenidos temáticos, relacionados con la salud, la educación y el bienestar. La censura se impuso así en el lugar donde se pretendía mostrar justo lo contrario: la libertad de los medios de comunicación estadounidenses para generar un debate libre7. Según los diarios belgas de la época, los espectadores no pudieron evitar sentirse turbados al ver, cómo paso a paso, el desconocimiento, el miedo y los prejuicios iban asestando navajazos a la inocencia.
Silvia Blanco Agüeira, doctora arquitecta
Viveiro, junio 2015
Notas:
1 Zevi, Bruno, “Bruxelles 1958: primi interrogative”, L’architettura, cronache e storia 31 (1958): 4.
2 Fisac, Miguel, «Exposición Universal de Bruselas», Blanco y Negro, 2398 (1958).
4 Los medios belgas lo rebautizaron como «Unfinished Work».
5 Quek, Raymond; Deane, Darren y Butler, Sarah (eds.), Nationalism and Architecture (Surrey: Ashgate Publishing Company, 2012), 86.
6 «Ring Around the Rosie».
7 Mallo, Álvaro; Blanco, Silvia y Carballo, Francisco: «Denostada Bx´58» (Conferencia impartida dentro del curso Secretos de la Arquitectura, Fundación Luis Seoane, A Coruña, 19 de mayo de 2014).
Este texto ha sido realizado a partir de la información recopilada por el grupo «BRXLLS´58», centrado en la investigación sobre los pabellones que conformaron la Exposición Universal de Bruselas de 1958. Más información: grupo BRXLS58 o BRXLS58@groups.facebook.com
Workshop de construcción con madera.
Valencia, 27 Jul-02 Ago 2015
Fast Wood Festival es un taller de construcción en madera, donde aprender a trabajar la madera en un ambiente estival. A través de diferentes actividades, fabricaremos nuestro propio mobiliario, construiremos escenarios donde mostrar todo nuestro arte y participaremos en un proyecto conjunto de mayor envergadura. Este año nos vamos a Valencia a un camping en primera línea de Mar.
Fast Wood Festival nace de la iniciativa de tres personas, dos arquitectos y un publicista con una pasión en el diseño, el aire libre y la fiesta. El festival comparte un interés apasionado por la arquitectura, el urbanismo y el arte, con la intención de crear un encuentro anual multidisciplinar, en el que potenciar la expresión, diversión y creación. Todo ello enlazado con diversas actividades temáticas en las que experimentar con los colores, la música y la interpretación con la que atraer a gente con espíritu creativo e inquietudes artísticas que quieran formar parte del proceso de transformación de un espacio singular.
Fast Wood Festival 2015
Este año, Fast Wood Festival se plantea en un lugar de playa, donde el agua, la costa y la brisa marina, sean protagonistas de las construcciones que vayamos a hacer. Tendrá lugar en un campamento costero de Valencia, donde poder disfrutar entre pinares del sol y del agua.
-PROYECTO ESCENARIO: Al igual que el año pasado, comenzaremos experimentando el trabajo con madera con la construcción de mobiliarios sencillo: la Silla Oaxaca y el Taburet; pero también nos embarcaremos en la construcción Escenario Flotante de Madera trabajando en primera línea de playa.
-SERVICIOS E INSTALACIONES: Dispondremos de aseos, duchas y los servicios propios de un camping para el mejor disfrute. Además hay supermercados, bares, restaurantes, etc.
-TALLERES Y ACTIVIDADES:
Construcción del escenario flotante
Construcción de tu mobiliario
Taller de Transfer en madera
Teatro amateur participativo
Water Color
Bodypainting
Música
Charlas
Ceremonia de clausura (premios FWF)
TARIFAS
FWF es un festival autofinanciado e independiente. Este año, se han organizado 3 tipos de estancias, una de 7 días, para vivir FWF en toda su esencia de lunes a domingo, otra de 5 días, y una última de fin de semana. Recuerda que en los tres tipos, por únicamente asistir, te llevarás tu propia silla-mesa a casa.
Dentro del precio se incluye: el alojamiento en el camping y todos sus servicios (piscina, WC, primera línea de mar, etc..), la madera de construcción, las herramientas de trabajo, seguro de responsabilidad y un pack FWF con todo lo necesario para las actividades del festival.
7 días
(lun 27-dom 2)
5 días
(Mie.29-dom.2)
2 días
(Vie.31-dom 2)
Del 15 de Abril al
15 de Mayo
18€/día
129 €/pack
20€/día
99 €/pack
34€/día
69 €/pack
Del 15 de Mayo al
15 de Junio
21€/día
149 €/pack
23€/día
115 €/pack
42€/día
79 €/pack
Del 15 de Junio al
21 de Julio
24€/día
169 €/pack
27€/día
135 €/pack
49€/día
99 €/pack
DESCUENTO PARA EL LECTOR de VEREDES
Los lectores de veredes tienen un descuento del 5% en la entrada, para ello simplemente tendrán que cubrir en el apartado de la inscripción en el campo «cómo nos han conocido» la fuente de la información en este caso «veredes», y obtendrán el descuento».
Una clase magistral sobre diseño, arquitectura, forma, objetos y consumo en el siglo XXI.Con la A de Auténtico. Así empieza este libro, que es algo más que un diccionario: una guía esencial para entender el mundo moderno. Por qué Warhol es auténticamente falso, cómo se crean las identidades nacionales, y qué es esa extraña manía de coleccionar.
También explica por qué Grand Theft Auto es un gran invento o por qué los apartamentos de Hitchcock no podrían existir. Y no es una autobiografía, pero brinda al lector la visión personal de uno de los más reconocidos expertos del mundo en el diseño y sus manifestaciones.
Deyan Sudjic, nacido en Londres, estudió arquitectura en Edimburgo y colaboró en diversas publicaciones especializadas en diseño antes de hacerse cargo de la dirección del Design Museum de Londres, la institución más emblemática del mundo en el campo del diseño, que dirige desde 2006. En esta misma colección ha publicado Norman Foster. Arquitectura y vida (2011) y El lenguaje de las cosas (2009).
Las Instalaciones Deportivas de la Isla de la Cartuja han sufrido un importante crecimiento durante los últimos años sin una estrategia planificada. El proyecto del nuevo pabellón se plantea desde su capacidad reordenar y caracterizar el conjunto, para cohesionarlo y dotarlo de una identidad clara.
Se trata de un edificio de apoyo a unas instalaciones deportivas situadas en la Isla de la Cartuja. El nuevo equipamiento, destinado a albergar nuevos vestuarios, gimnasio, cafetería, restaurante y club social, pretende ordenar y caracterizar el conjunto, ejerciendo como elemento de articulación entre los diferentes usos del complejo. El resultado es un prisma alargado del que emerge un cuerpo que apunta hacia el Estadio Olímpico y los campos de rugby, generando un jardín acotado, claro, punto de encuentro de deportistas y visitantes.
El programa se organiza en tres niveles: una planta sótano, excavada, construida con hormigón y cerámica; una planta baja, horizontal y permeable, que recurrirá a porches, pérgolas y vegetación para diluirse en el paisaje de las pistas colindantes; y una planta alta trabajada desde la sección, aérea, en la que aparecerán tres huecos precisos que buscarán vistas sobre el campo de golf, las pistas de rugby y la cornisa del Aljarafe.
La necesidad de poder utilizar cada parte tanto de forma autónoma como conjunta dirigió el diseño de la estructura de recorridos que da forma al edificio. El objetivo era conciliar deseos aparentemente contradictorios: de una parte entender el edificio como un paisaje rico y complejo que se sumase a través de una relación de continuidad con la actividad deportiva, de otra generar una forma clara que aportase la carga iconográfica necesaria para redefinir la identidad del conjunto.
Se busca cierta homogeneidad y silencio en la combinación de los materiales. Los paneles de GRC, la chapa galvanizada, el hormigón prefabricado y el aluminio, matizan el aspecto monolítico de la edificación al moverse dentro de una misma paleta cromática pero reaccionando de forma diversa a la luz natural. De este modo el edificio reflejará sutilmente las variaciones del día, ofreciendo una presencia amable y serena en el jardín.
Se insiste en que todas las partes estén coordinadas a partir de una sencilla modulación. La intención es transmitir cierta idea de sencillez en la construcción, generando al mismo tiempo una lectura orgánica del edificio que permita que cada parte sea capaz de remitirnos a una idea de conjunto.
Obra: Instalaciones deportivas en la Isla de la Cartuja (1ª fase)
Cliente: Consejería de Comercio, Turismo y Deporte. Junta de Andalucía
Autores: Cayuela Marqués arquitectos (María Cayuela, Paco Marqués)
Colaboradores: Roberto Alés Méndez (aparejador), Lucas García Vacas (arquitecto), Alejandro Cabanas (estructura)
Año: 2008 – 2011
Emplazamiento: Isla de la Cartuja, Sevilla, España
Fotografías: Jesús Granada + cayuelamarques.com
n´UNDO presenta la aplicación n´mApp, para catalogar edificios o localizaciones donde se considere pertinente la No Construcción, la Minimización, la Reutilización y el Desmantelamiento. La aplicación surge para complementar mediante soporte digital la herramienta Fichero n´UNDO, que viene desarrollándose manualmente desde 2011 y hoy cuenta con cientos de localizaciones de carácter internacional. Esta aplicación refuerza el carácter participativo del Fichero, ya que da acceso a cualquier usuario que quiera aportar una localización. n´mApp permite analizar esta información, geolocalizarla y proponer soluciones o acciones ante las problemáticas detectadas. Una vez enviada esta información será gestionada y se subirá al mapa n’UNDO.
En n´UNDO somos conscientes del exceso que supone la creación de nuevas Apps diariamente, y las consecuencias de consumo energético y de infraestructuras que suponen la recogida y acumulación de datos digitales, por eso, hemos decidido basarnos en una aplicación existente que se puede adaptar a nuestras necesidades. n´mApp está diseñada con Open Data Kit –ODK.
Open Data Kit es un conjunto de herramientas que permiten recopilar datos a través de dispositivos móviles Android y enviar estos datos a un servidor. Fue creado por desarrolladores del departamento de Ingeniería y Ciencias Informáticas de la Universidad de Washington. Open Data Kit es un proyecto de software libre disponible para el público en general. La aplicación permite optimizar el proceso de recopilación de datos, sustituyendo los formularios en papel tradicional por formularios electrónicos que se diseñan a medida. Permiten geo-localizar la información por lo que luego esta información podrá visualizarse en mapas.
Se puede descargar la aplicación n’mApp con el siguiente Código QR:
o si no se tiene un lector QR, se puede abrir un navegador en el móvil y poner el siguiente enlace.
En 1974 Mariano Bayón entrevista a un Alejandro de la Sota apartado de la Academia, al margen ya de la parafernalia cultural de la arquitectura, un ambiente del que se aparta voluntariamente:
“escribiré algo en una revista de constructores, para constructores”.1
Sin duda, el interés de Sota por las cuestiones disciplinares le alejan de un paisaje teórico excitado por las publicaciones en España de los textos de Aldo Rossi o Robert Venturi y Denise Scott Brown a principios de los 702. El mundo de la experimentación tecnológica, cuya bandera ondea sin ninguna duda durante toda la modernidad, daba paso a las atmósferas de especulación intelectual y el debate académico se traslada progresivamente de la arquitectura a la ciudad, un ámbito del que Sota habla muy poco: tal vez no fuera su escala.
La entrevista de Mariano Bayón transita cómodamente dentro de los cauces culturales propios del maestro gallego: su reciente encuentro con Jean Prouvé, su interés por los catálogos comerciales o las sugerencias tecnológicas procedentes del mundo deportivo (desde la bota de esquiar a la cápsula de montaña). Sin embargo, hacia el final de la entrevista, Bayón aborda el tema espinoso de la asimilación popular de la arquitectura experimental:
“Apareció sobre el tapete, casi sin pretenderlo, la pregunta que se hacía públicamente Colin Rowe: ¿un arquitecto que apunta a la experimentación continuada, puede participar del ideal de una arquitectura destinada a ser popular e inteligible?”.3
La cuestión no es sencilla, menos aún en 1974, planteando dos conceptos extraviados y en la práctica excluyentes: experimentación y ciudadanía4.
Más allá de la experimentación tecnológica o los paisajes teóricos a los que Sota prestaba aparentemente tan poca atención5, hoy la innovación tiene más que ver con la gestión de procesos, flujos intangibles en mayor o menor medida ya sean éstos sociales, medioambientales, energéticos, económicos o culturales. Hablar hoy de cualquier experimentación tecnológica, por ejemplo en la fabricación digital o en la monitorización de prototipos, es hablar también de ciudadanía, territorio, energía, comunicación, recursos o residuos6. ¿Se puede dejar de pensar la arquitectura en términos de escalas diferentes y desconectadas (el objeto, el edificio, la ciudad, el territorio, el planeta) y re-comenzar la consideración de todas las escalas a la vez? ¿Se puede establecer una metodología inter-escalar para el proyecto de arquitectura? Utopía o interescalaridad.
Miguel Ángel Díaz Camacho. Doctor Arquitecto
Madrid. Septiembre 2014. Autor de Parráfos de arquitectura. #arquiParrafos
Notas: 1 Alejandro de la Sota en “Conversación con Alejandro de la Sota desde su propio arresto domiciliario”, por Mariano Bayón, ARQUITECTURAS BIS nºI, mayo 1974, págs 25-27. 2 La primera edición en España de (por ejemplo) Complejidad y Contradicción en la Arquitectura, Robert Venturi y Dennis Scott Brown, 1966, se produce en 1972, Barcelona, editorial Gustavo Gili. 3 Mariano Bayón, “Conversación con Alejandro de la Sota desde su propio arresto domiciliario”, ARQUITECTURAS BIS nºI, mayo 1974, págs. 25-27. 4 La desafección del Movimiento Moderno por el proyecto urbano o la historia de la ciudad fue tratada años más tarde por Aldo Rossi en “La Ciudad Análoga”, Bienal de Venecia 1976, o Colin Rowe en “Collage City”, MIT Press, Boston, 1984. 5 Transferencias que por cierto ahondaron aún más si cabe en la brecha entre arquitectura y sociedad. Ver “Transferencias” por Brijuni en Collage Conceptual, Recolectores Urbanos, Sevilla, 2014, págs. 69-72. Editado por ASA. 7 Ver Ecología e Industrialización. Blog de la Fundación Arquía.
Supe de él por casualidad.
Arquitecto de París, había tenido la oportunidad de trabajar en sus años de formación con Le Corbusier, allá por los primeros cincuenta. En la época de la Unidad de Habitación de Marsella o la Capilla de Ronchamp. Ahora se le encuentra en una isla del Mediterráneo, en una casa hecha por él hace ya veinte años. Una casa, me dijeron, auto suficiente.
Era verano, estaba cerca y fui a visitarle.
La isla tiene un clima extremo y está geográficamente aislada. Aún hoy sólo es accesible por mar. Conserva por ello cierto carácter atávico, primitivo. Su arquitectura es pura y funcional, a menudo exquisita.
El francés, años atrás, antes de construirse la suya propia, vivió durante largo tiempo en una antigua y robusta casa que había sobrevivido nada menos que trescientos años bajo los rigores de aquella isla. La había sabido y querido comprender, aprendiendo cada reacción frente al medio como si de un marino y su nave se tratara. Aquellos años en aquella casa perenne le proporcionarían un conocimiento magnífico a la hora de construirse su casa definitiva. Iba a saber estar.
Estaba bien dirigido, pero me costó mucho encontrar su casa. Me habían dicho que buscara, entre la silueta de prismas blancos diseminados y los macizos de pinos, un molino. Esa era la clave. Después de mucho deambular, un poco desesperado, me fije en una especie de antena sobre un mástil atirantado, casi invisible. Confieso que la imagen mental que tenía de un “molino” no se parecía de ningún modo a aquello, pero era lo único que podía asemejarse en aquel paraje. Al acercarme, comprobé que aquel mástil estaba sensiblemente retirado de la edificación más próxima, aislado en un prado cercano, y que su remate superior, pese a su ridículo tamaño y su forma de libélula, era efectivamente un molino de viento, muy similar al que llevan algunos barcos para cargar sus baterías durante las largas travesías.
Traqueteando ruidosamente por entre los laberínticos caminos llenos de guijarros pude por fin encontrarla. Era ciertamente mimética pero, aún así, nada más verla supe que aquella, entre tantas que había visto al pasar, era la casa que buscaba. Era distinta.
Me reconfortó el inmenso silencio. La estela de polvo que me había venido persiguiendo por fin me sobrepasó y, al despejar la mirada, pude comprobar que era realmente un buen lugar. Bien elegido. Horizontal, despejado, rodeado de pequeñas y diagonales tapias infinitas. Aparentando ser el centro de un geométrico y gigante dibujo. Allí estaba, inundada de la suave brisa del cercano mar.
Desde el camino se mostraba como un conjunto de volúmenes prismáticos maclados, ligeramente apiramidados y de aristas suavemente redondeadas. Hollando el pedregoso terreno, aparecía ciega, fuerte y pesada. Del color de la arena. Algo así cómo un compuesto escalonado, plástico y exacto a la vez, del que emergían tan sólo algunas chimeneas.
El cuerpo más próximo, sin duda el garaje por las dimensiones de su cierre, sobresalía ligeramente. Esquivándolo hallé la entrada. Un hueco en quiebro, tangente. Traspasado el umbral llegué a un zaguán recoleto y amable, enriquecido por el verde de un mínimo patio ajardinado. El “patio de invierno”, pude saber después. En un lateral, un gran portón de madera, abatido sobre uno de los muros, descubría la gran mampara acristalada del acceso principal. Desde ella se veía un interior con pocos muebles, diáfano y luminoso, de paredes blancas y de suelos y techos cerámicos muy rojos, con bóvedas vahídas. Aquel interior transportaba sin remedio hacia las espléndidas “villas mediterráneas” de Le Corbusier (Weekend, Jaoul, Sarabhai…).
Llamé varias veces pero nadie me oyó. Permanecí un largo rato con las manos abiertas entre las sienes y los cristales. Intentando percibir algún movimiento o ruido. Sorprendido por el espléndido eco de aquel interior. Ya me iba a ir cuando descubrí una pequeña libreta y un lápiz atado a un cordel fijado en un lateral. Le llegué a escribir una tímida nota con mi teléfono, pero pensé que no me podía ir así. Mi curiosidad me empujó entonces a dar una vuelta completa alrededor de la casa. Y al hacerlo, no sin cierto sigilo, le vi. Estaba cómodamente tumbado a la sombra. En una hamaca de la amplia terraza delantera. De verano. Aparentemente dormido y acompañado por las ronroneantes voces en francés de una pequeña radio, enfrentado a los amarillos y el azul. Solo.
Al verle me quedé inmóvil. Él se dio cuenta de mi aparición y se incorporó muy despacio. Vino a mi encuentro con elegante parsimonia. Tras las breves presentaciones, desapareció unos instantes para regresar descorchando una botella de buen vino, tinto, sin etiqueta.
Nos sentamos con los vasos en aquella viva terraza con muebles bajos de madera.
Sencillos, nada inmediatos y muy cómodos. Las vistas eran ciertamente espectaculares, hipnotizantes. Y comenzamos a charlar. Tuvimos una conversación de esas en las que es más importante lo que no se dice que lo que se dice en realidad. Hablaba cavilando, con ojos inteligentes y cansados, en un perfecto castellano lleno de cultismos. Al rato, como había sucedido con el vino, sigilosamente, se levantó y sacó unos platos con excelentes quesos. Comimos. Tras una larga disertación debió percatarse de que mi curiosidad por ver la casa aumentaba. Tuvo que darse cuenta de que mi mirada se distraía en exceso tras la cortina blanca de la puerta entreabierta, que se hinchaba esporádicamente forzada por el viento. Me invitó entonces a pasar dentro con un leve gesto y una sonrisa.
Al entrar a lo que parecía ser el centro de la casa, el espacio de mayor altura desde el que se distribuían todas las estancias que había podido entrever anteriormente desde el acceso, me fijé en una pintura de Le Corbusier que colgando del pretil de un altillo dominaba la habitación. Él exclamó con cierto desdén:
«me lo regaló él».
La casa era grande, disfrutaba de numerosas habitaciones, todas abovedadas y encaladas, arracimadas en torno a ese generoso espacio central. Todas las estancias se caracterizaban por su gran austeridad y sencilla confortabilidad. Las puertas, de madera, sin cercos ni tapajuntas, estaban encajadas con toda naturalidad en un sencillo rebaje de la pared, el techo y el suelo, de apenas un centímetro. Los almacenamientos, horadados en la tabiquería, estaban formados por escuetas baldas y barras de colgar sin puerta alguna, con la ropa multicolor graciosamente a la vista. Los baños, amplios y bien dispuestos, estaban cubiertos por exagerados lucernarios por los que se filtraba una fuerte luz cenital, pareciendo lugares al aire libre, sin techo, lo que proporcionaba un extrañamiento agradable. Las ventanas y contraventanas, también de madera y de excelente calidad, estaban sólidamente recibidas a las jambas levemente abocinadas. Evidenciando el generoso grosor de los muros, y procurando una fuerte sensación de aislamiento y protección. Los escasos muebles estaban hechos y colocados con toda coherencia. Firmes y resueltos. No había en general demasiados objetos. Nada sobraba en aquellos espacios.
Enseguida me llevó a la cocina. Pieza de completo amueblamiento en la que, protagonizando uno de sus lados, destacaba una extraña nevera. Un enorme baúl erguido, fabricado en madera oscura, probablemente teka, con el frente de las puertas melaminado en blanco sobre bastidor visto de la misma madera y herrajes industriales de acero inoxidable. Ciertamente sorprendente y muy bien hecha. Al ver mis ojos interrogativos acertó a decir, lacónico, – yo mismo la hice, cuatrocientos litros, aprovecha las frigorías del depósito enterrado de agua, con un intercambiador -. Y lo dijo sin dar opciones a abrirla, o a tocarla, que es lo que en realidad me hubiera gustado hacer. Considerando obvio que el que hace una casa debe diseñar y hacer también la nevera.
Reaccionó con cierta perplejidad cuando le pregunté por los exquisitos muebles de la casa. Todos de maderas oscuras y lustrosas, de virtuosa factura. Por supuesto que también había sido él quien los había hecho, con sus manos.
«He hecho muchos más en mi vida»,
se despachó divertido.
Poco a poco empezaron a no caber demasiadas preguntas sobre la supuesta auto suficiencia de la casa. Parecía obvio que no había sido ese su objetivo primordial, ni siquiera que se lo hubiera planteado como algo verdaderamente importante, sino que era una consecuencia directa de su modo de entender el problema, de su rotunda lógica y personalidad. La casa había sido hecha, enteramente, por él y para él. Allí y, por tanto, para no depender prácticamente de nada ni de nadie. Durante la obra, me explicó, tan sólo le habían ayudado algunos albañiles expertos. En el día a día únicamente necesitaba, acertó a comentar brevemente, que un camión cisterna le rellenara sus depósitos de agua una vez al año. Allí no llovía apenas. El agua de lluvia que recogía no era suficiente. Por lo demás, le bastaba con que el molino de viento y unas células fotovoltaicas alimentaran las baterías que le proporcionaban la electricidad necesaria. Distribuida mediante un pequeño ordenador que contabilizaba los distintos aportes y consumos de energía. El diseño constructivo de la casa se encargaba del resto.
Todo esto podría haber sido muy aparatoso, ejemplos hay, pero la realidad es que, excepto el molino alejado unos metros de la casa pareciendo, como ya dije, una antena, o un poste de la luz, el resto de los sistemas técnicos se encontraban de tal modo integrados en la totalidad que era imposible identificarlos.
Ese hombre vivía en la maravilla. Podía encerrarse en aquella hermosa casa durante meses sin contar con nada ni nadie. Rodeado de belleza y bienestar. De hecho comentó un tanto nostálgico:
“ lo que más me gusta es el invierno, pueden pasar muchos días sin ver un alma”.
Hablamos, como no, del modo en el que la casa se había construido. De la composición de aquellos gruesos muros, de la dosificación del fino revoco exterior, de la problemática de las bóvedas. Del agua. Y sus explicaciones fueron siempre nítidas. Al final pude sacar la conclusión de que en esa casa, por encima de sus aspectos puramente técnicos, lo que había pretendido es conseguir pertenecer al lugar ateniéndose a sus limitadas y estrictas reglas, jugar a ser consecuente con un medio en el que no existen, por sus características, muchas posibilidades. Estaba ideada como una perfecta madriguera donde permanecer, durar. Aislada e integrada. Porque en definitiva, era evidente, la casa no había pretendido ser un alarde bioclimático, ni una exhibición de tecnología, ni salir publicada en las revistas (me confesó que las aborrecía), ni siquiera protagonizar su cuidado entorno. Creo que simplemente actuó con toda honestidad y un profundo conocimiento, sustentándose, eso sí, en su dilatada formación estética. Haciéndose la mejor morada en ese preciso emplazamiento. Me contó que estudió con detenimiento el recorrido del sol la incidencia del viento, las soluciones óptimas frente al clima, las estaciones. En suma, la manera de no depender más que de sí mismo. Y lo hizo de tal modo que el conjunto construido aparecía sin tiempo, inmerso milagrosa y sabiamente en ese espacio natural.
Encontré en él una actitud muy interesante aunque sólo sea porque probablemente esté en vías de extinción. Era una mezcla de artesano, ejecutor polifacético y artista. Además de sensible arquitecto y experto en tecnologías, tanto antiguas como actuales.
Me pareció que lo que estaba viendo sólo podía partir de una consciente y viva búsqueda del anonimato, de la profunda necesidad de intimidad y de un concienzudo saber acumulado durante muchos años, sin ninguna intención de ser divulgado o transmitido. Aunque ciertamente vanidoso le sentí muy celoso de lo que allí había sucedido. De su tesoro, de su secreto.
Pensé entonces que el mundo debe de estar lleno de personajes como éste. De casas, de edificios increíbles que muy pocos conocen. Y que, por desventura, sólo transcienden a la colectividad, a través de los escasos medios que divulgan la arquitectura, los ejemplos sesgados, delimitados y repetitivos. Que no nos llegan noticias de los arquitectos anónimos. De aquellos que buscan exclusivamente el conocimiento y no tanto el reconocimiento, aunque sea en la más estricta soledad. Esos héroes del saber que progresan inteligentemente en lugares inhóspitos. Conscientes y sufridores de sus limitaciones y que no esperan aplausos por cuanto hacen. Orgullosos y capaces.
Efectivamente, existe una arquitectura bioclimática interesante: la que es auto suficiente por verdadera necesidad. Basada no tanto en los últimos avances tecnológicos si no en saber aplicar, y reconsiderar, las soluciones que se han perpetuado en cada lugar. Que, sin tener que renunciar a la cuidada presencia, a la belleza, se construye exclusivamente para satisfacer con eficacia la eventual necesidad del aislamiento. Sin demasiados alardes, sin mostrar excesivo esfuerzo. Y que, gracias a ella, hay quien hace posible el sueño de sentirse felizmente solo. Y libre.
Tendemos a pensar que casa y calle, dentro y fuera, público y privado, pueden existir independientemente, casi como contrarios. Esta división, sin embargo, ignora hasta qué punto la casa es una construcción social, políticamente connotada, y la calle un lugar para ser habitado y no sólo un espacio de tránsito o de consumo. Este curso pretende reconsiderar la relación entre la casa y la calle, el espacio común y el espacio doméstico, a partir de la contribución de cuatro pensadores ineludibles. El punto de partida es que la casa, tanto como la calle es una cuestión colectiva, y que su papel es igualmente estructural en la forma y el contenido de lo urbano.
Lunes | 13.07.15 | Zaida Muxí lee a Jane Jacobs
Miércoles | 15.07.15 | Celia Marín lee a Hannah Arendt
Lunes | 20.07.15 | Francesc Muñoz lee a Richard Sennett
Miércoles | 22.07.15 | Carmen Rodríguez lee a Walter Benjamin
Precio normal: 45€
Reducido (estudiantes, Amigos del CCCB, desempleados, jubilados y mayores de 65 años): 30€
Aquellos lectores de veredes que deseen realizar el curso, podrán optar al precio reducido (30€) adjuntando este imagen a la documentación necesaria para la inscripción.
Un edificio de Frank Lloyd Wright (1867-1959) es inequívocamente personal pero a la vez evoca toda una época. Los diseños de Wright, notables por su excepcional conocimiento de un entorno ecológico y el uso de acero y cristal para trastocar la interfaz interior/exterior, marcaron la entrada en la modernidad, además de hacerse un hueco en los anales de la historia de la arquitectura.
Esta exquisita compilación de la monografía de tres volúmenes publicada por TASCHEN reúne las obras más importantes de la vasta obra que trastocó los estándares de la arquitectura en una retrospectiva rigurosa a un precio muy asequible del arquitecto más famoso de Estados Unidos. Gracias al acceso ilimitado a los archivos de Frank Lloyd Wright en Taliesin (Arizona), esta colección explora a fondo los proyectos de Wright, tanto los que materializó como los que quedaron en papel. Así, encontramos desde sus primeras casas de la pradera, las casas usonianas con la Casa de la cascada a la cabeza, los años de Tokio y los progresistas edificios de «arquitectura viva», hasta los últimos proyectos como el Museo Guggenheim de Nueva York y las fantásticas visiones de un mañana mejor de la «ciudad viviente».
Bruce Brooks Pfeiffer, que fue aprendiz de Wright en la década de 1950, analiza los estudios más recientes sobre el maestro y ofrece su punto de vista acerca de una obra arquitectónica que cambió las reglas del juego.
En la evolución natural de una ciudad hacia la sostenibilidad, la accesibilidad puede entenderse como un elemento clave, capaz de dar oportunidades a todos los segmentos de población que componen la ciudadanía. El ascensor une el barrio de Latsunbe-Berri con la calle Urbieta, pero además desdibuja un importante salto topográfico, que fracturaba el centro del municipio de Hernani.
Así esta infraestructura sirve de enlace entre el casco histórico y los nuevos desarrollos del municipio en una escala amplia, mientras que en lo cercano sirve de nexo entre el polideportivo municipal y el centro de salud, dotando de accesibilidad universal a estos equipamientos públicos tan importantes en la vida cotidiana.
El solar, se haya fuertemente condicionado por la presencia del edificio del polideportivo, que se contrapone a una ladera verde que conecta paisajísticamente con los montes lejanos. La pasarela, se sirve de esta doble situación, para cerrarse a un lado y abrirse al contrario, relacionando tanto en desde el interior del ascensor, como en el tránsito por la pasarela, a los usuarios, con el arbolado cercano y el paisaje lejano.
Funcionalmente, el arranque de hormigón de la torre en el ámbito inferior, permite construir un espacio de entrada, que mediante la inclusión de un banco articula el ascensor con la urbanización existente. La parada intermedia, que resuelve el acceso al frontón del polideportivo, funciona además como una gran marquesina del espacio inferior. En la llegada a la calle Urbieta, el ensanchamiento de la pasarela, construye también un ámbito de acceso a la pasarela, invitando a los transeúntes a pasar hacia el interior.
Desde un punto de vista estructural, la pasarela gana sección en el apoyo de la torre y se abre ganando superficie, para apoyarse en el muro de contención existente. Debido a estas necesidades estructurales, la geometría de la pasarela va alterando progresivamente su sección, construyendo una forma facetada y angular que acerca la pieza al lenguaje escultórico.
Mediante ese lenguaje el conjunto de la torre y la pasarela, pretenden ordenar el entorno urbano en el que se ubican. El color negro del conjunto aporta abstracción a la pieza, que ofrece dos caras contrapuestas, la de la ligereza hacia el paisaje, caracterizada por el vidrio o las barandillas livianas, frente a la rotundidad de una pieza negra monolítica, que intenta dialogar con la gran escala del edificio del polideportivo.
Obra: Ascensor público urbano y pasarela de conexión. Mejora de la accesibilidad urbana entre el barrio de Latsunbe-Berri y la calle Urbieta
Situación: Hernani, San Sebastián, España
Año: Proyecto julio 2014. Inicio obras noviembre 2014. Fin obra abril 2015.
Autores: VAUMM arquitectura y urbanismo [Iñigo García Odiaga, Javier Ubillos, Jon Muniategiandikoetxea, Marta Alvarez y Tomás Valenciano]
Promotor:Ayuntamiento de Hernani
PEM: 375.000 €
Concurso, proyecto y dirección de obra: VAUMM
Presupuestos, Control de Calidad y Dirección de Ejecución Material: Julen Rozas Elizalde, arquitecto técnico
Cálculo estructural: Raúl Lechuga Durán, arquitecto
Seguridad y Salud: Bategin
Fotografía: Aitor Ortiz
+ vaumm.com
Este documental de Artek presenta un interesante enfoque sobre obra y la personalidad del diseñador finlandés Ilmari Tapivaara, alumno aventajado de los maestros del Movimiento Moderno y creador de varios de los iconos del diseño del siglo XX.
A pesar de que nos dejó hace ya cincuenta años, la multifacética figura de Le Corbusier sigue siendo objeto de reflexión hoy en día. Esta monografía —la tercera sobre el arquitecto después de dos números consecutivos en 1987 (AV 9 y 10)— se publica al hilo de la exposición que dedicó el MoMA al maestro suizo en 2013 y recoge una selección de ensayos que recorren, a través del tema del paisaje, la trayectoria vital del arquitecto.
Tras un texto inicial de Jean-Louis Cohen, un itinerario geográfico y cronológico nos lleva desde su Suiza natal hasta la India, pasando por Italia, España, Francia, Sudamérica y África, de la mano de expertos internacionales como Stanislaus von Moos, Juan José Lahuerta, Barry Bergdoll, Tim Benton, Josep Quetglas, Antoine Picon, Jorge Francisco Liernur, Carlos Eduardo Comas y Maristella Casciato. Ilustrados mediante acuarelas, bocetos, cuadernos de viaje y planos originales, los artículos revisan el legado del gran maestro del siglo XX bajo un nuevo enfoque que examina su relación con el paisaje y desvela emocionantes detalles sobre su obra, su vida y su pensamiento.
«De este extenso catálogo se extraen diez textos que cubren buena parte del mapamundi corbuseriano y dan testimonio de la variedad de enfoques de una nueva generación de estudiosos -sólo Von Moos respecto a los publicados con ocasión del centenario-, de manera que este número es tanto una mise au point del universo Le Corbusier como una aproximación a los intereses contemporáneos. Enhebrados por el tema del paisaje, que Jean-Louis Cohen –editor del volumen y comisario de la muestro con Barry Bergdoll- ha elegido como hilo conductor de esta expedición, los artículos van jalonando un itinerario que lleva de la Suiza natal del arquitectos a la Francia donde desarrollaría la mayor par de su vida profesional, con excursos viajeros a, entre otros países, Italia y España, examinan las respuestas urbanas que dio a las vastas geografías de África y América; y documentan la culminación de su trayecto en Asia con el diseño dela nueva capital del Punyab indio.»
Luis Fernández-Galiano. Geografías biográficas.
Índice
Luis Fernández-Galiano
Geografías biográficas
Jean-Louis Cohen
En defensa del paisaje
Suiza
Stanislaus von Moos
El lago Lemán y los Alpes: marcos panorámicos
Italia
Jean-Louis Cohen
Roma: una lección de paisaje urbano
España
Juan José Lahuerta
España: viajar para ver lo previsto
Francia
Barry Bergdoll
París: más allá de la ciudad del siglo XIX
Tim Benton
Marsella: Unité d’Habitation, una geografía
Josep Quetglas
Ronchamp: un paisaje de acústica visual
África
Antoine Picon
Argel: ciudad, infraestructura y paisaje
América
Jorge Francisco Liernur
Argentina: la mirada geográfica
Carlos Eduardo Comas
Brasil: tres ciudades, tres paisajes
Asia
Maristella Casciato
Chandigarh: el paisaje de una nueva capital
En la fotografía Martin Heidegger y su mujer en su famosa cabaña | sespai.com
La cartografía por excelencia del territorio de la intimidad, lo dibuja sin duda, la vivienda, es decir, el espacio en el que desarrollamos nuestra vida doméstica, es la única estructura programática de la arquitectura, en que pasamos de la condición pública y social a la condición privada y subjetiva, cerrada e íntima. En la vivienda podemos proyectar nuestro yo en un ámbito extraordinariamente reducido, podemos construir un núcleo de relaciones muy pequeño, al que solemos llamar familia, o incluso podemos abordar el proyecto de ese yo desde la más estricta soledad.
Curiosamente, la vivienda, el espacio más intencionado y libre, el que podemos manejar como usuarios a nuestro antojo, es el espacio que menos compartimos socialmente. Las lógicas de lo íntimo, incluso de lo introspectivo, que se dan en toda vivienda, responden a la necesidad del ser humano de proyectar y construir estructuras simbólicas para entender el caos de la vida. Mediante estas construcciones codificamos no tanto lo que somos, sino en muchos casos lo que aspiramos a ser.
A la vez, y en paralelo a esta construcción simbólica, en la intimidad de la vivienda, procuramos rodearnos de todos los artilugios necesarios para evitar el trabajo rutinario de la domesticidad. Es decir, adquirimos un gran número de máquinas y artilugios que permiten por ejemplo, mantener los alimentos frescos, y de esta forma evitar ir a comprar a diario, lavar la ropa, y de esta forma, evitar desplazarnos a lugares habilitados para ello, cocer de muy diferentes formas los alimentos, sin la necesidad de ir a por leña, etc.
La historia de la vivienda es la historia del progreso tecnológico y la historia de la construcción simbólica de quien somos. En cierto sentido, es la historia del morar y de la memoria, es decir, el hogar simbolizado por el pensamiento, que se remonta a los tiempos del fuego y la caverna platónica, encarna en sus habitantes la memoria de una práctica atávica. La práctica antropológica de la domesticidad, por un lado, la práctica filosófica y poética de la intimidad, por el otro. Y el hecho de proyectar y construir el yo en esa morada no deja de ser un ejercicio cíclico de construir la propia memoria.
Ningún otro espacio como el del habitar, el de morar, es tan recordado, ni tiene un uso tan intenso, tanto en cantidad como en la calidad de los hechos que ocurren en su interior.
Para llegar a la socialización de ese proyecto vital que consiste en habitar, la historia nos enseña que la casa, arquetipo de la cabaña primitiva, ha sufrido innumerables transformaciones, si bien, es evidente que hay dos ámbitos de transformación. Por un lado todo aquello que afecta a las condiciones de habitabilidad de una vivienda, pero que no forman parte de la misma. Me refiero por ejemplo a los complejos sistemas de alcantarillado. Por otro lado, las transformaciones técnicas del continente, del edificio mismo, al que llamamos casa.
Para entender las implicaciones de ambos tipos de transformación, nada mejor que echar la vista atrás.
Antiguamente el espacio donde morar era un simple refugio, un lugar donde sentirse a salvo de la salvaje naturaleza. Todas las necesidades básicas exceptuando el dormir, el momento del día que en términos de supervivencia somos más vulnerables, se daban en el límite físico del refugio o directamente fuera de él. Nuestros antepasados usaban los ríos para la higiene, cocían en la entrada del refugio y no dentro, para no embrutecer el aire, no había un concepto de familia, sino más bien de tribu, con lo que la asociación de sujetos tenía como interés común, defenderse y reproducirse para sobrevivir. Evidentemente, en esa época no podemos hablar de intimidad, ni de proyección simbólica.
La evolución de la vivienda, va íntimamente ligada al nacimiento de la ciudad moderna. Ante el nivel de aglomeración de ciudadanos en un territorio reducido, y teniendo en cuenta que el hacinamiento de las ciudades medievales provocaba un gran número de infecciones y enfermedades, las corrientes higienistas de la primera mitad del siglo XIX, impulsadas por el periodo de la ilustración, llevan a gobernantes y sobre todo a médicos a introducir criterios de salud pública encaminados a atajar el cólera o la fiebre amarilla. El higienismo tenía como ejes fundamentales la protección del aire, el agua y el sol.
A partir de allí podemos imaginar rápidamente como la ciudad se transforma para dar cabida a viviendas saludables. Se generaliza el alcantarillado, se tapan fangales, se alejan las industrias, cementerios y mataderos de los núcleos habitados, más tarde se canalizan los sistemas de agua potable, se dota a las viviendas de electricidad, etc.
En definitiva, mucho antes de poder proyectar simbólicamente sobre la vivienda cualquier tipo de aspiración, se necesita que todas las infraestructuras del confort estén totalmente habilitadas y en pleno funcionamiento.
En el interior de las viviendas, las corrientes higienistas predican la ventilación natural y a poder ser, cruzada de las estancias, la orientación adecuada para que el sol ilumine y caliente los espacios principales, se proclama la necesidad de instalar baños y cámaras de higiene en cada vivienda, se reglamenta la altura mínima de los techos, etc. Posteriormente, la introducción de la energía en forma de red eléctrica, y después en forma de lo que comúnmente llamamos gas ciudad, convierten cada una de las viviendas es una terminal de una vasta red infraestructural y de esta manera se abre la puerta de par en par a la avalancha de electrodomésticos que tienen como fin, liberar tiempo de calidad para nuestra construcción social y privada.
Hoy en día, no hace falta decir que no admitiríamos una vivienda sin un sistema de evacuación de residuos, ni la entrada de fuentes de energía. Y no queda demasiado para que no podamos admitir tampoco, la falta de acceso a las infraestructuras de información y datos, tanto de comunicación vía voz, como la entrada de datos vía internet.
Este último aspecto además introduce una nueva reflexión en tanto que nos permite comunicarnos de forma inmediata con cualquier lugar o persona del mundo, sin salir de casa. Por tanto, ¿Qué tipo de casa vamos a necesitar en un futuro muy próximo, que prácticamente es ya presente?
Quizás, de forma un poco exagerada, podría decirse que toda la evolución del espacio doméstico ha sido una lucha contra la rutina y a favor de la optimización del tiempo, para poder invertir ese tiempo sobrante, con ciertas condiciones de confort, en la labor de mapificar, proyectar y construir los territorios de la intimidad.
Y quizás también no somos conscientes del todo de la importancia de esa construcción, simbólica y física, o mejor dicho, tan simbólica, como física. Tan intelectual, como práctica.
Miquel Lacasta. Doctor arquitecto
Barcelona, mayo 2013
La tercera temporada de ‘Havana 7. Historias que cuentan’ finalizó con el Homenaje a los Presentadores de Televisión, donde se rindió tributo a cuatro de las caras más reconocibles de la pequeña pantalla.
Por un lado, dos nombres, como Guillermo Summer, Javier Capitán, Toni Garrido y El Gran Wyoming, que fueron pioneros apostando por formatos rompedores en distintas épocas. El evento tuvo a Marta Robles como maestra de ceremonias. Os dejamos este pequeño resumen del mismo.
En la sede del COAC de Barcelona, se ha hecho público el fallo del jurado de la 2ª edición del Premio Europeo de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico AADIPA. Acto celebrado en el marco de la II Bienal Internacional de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico AADIPA, y en el que se han hecho públicos los nombres de los 14 proyectos finalistas y las 5 obras premiadas. El honorable Conseller de Cultura de la Generalitat de Catalunya, Ferran Mascarell y el Decano del Colegio de Arquitectos de Catalunya, Sr. Lluís Comerón han hecho entrega de los galardones.
El jurado internacional del premio, cuyos miembros han querido subrayar la calidad de los trabajos presentados ya la vez la gran diversidad, caracter y escalas de trabajo en relación al mantener, rehabilitar y poner en valor el patrimonio arquitectónico europeo, consideraron otorgar el máximo galardón en cada una de las 4 categorías del certamen en:
A) En la categoría de Intervención en el patrimonio construido, el jurado ha decidido premiar ex aequo dos obras: Paredes Pedrosa Arquitectos (España), por el proyecto Biblioteca Pública del Estado de Ceuta, una intervención capaz de poner en valor el patrimonio, estableciendo una perfecta convivencia con un programa público contemporáneo, y por construir un nuevo lugar donde la dualidad interior-exterior se mantiene en el tiempo.
Biblioteca Pública del Estado de Ceuta, Paredes Pedrosa Arquitectos (España)
Y el estudio SAMI-arquitectos. Inês Vieira da Silva. Miguel Vieira (Portugal), por el proyecto E/C house, obra que establece un intenso diálogo entre momentos diferentes, que ReHabita una antigua ruina con materiales que evolucionan sincrónicamente en el tiempo y reactiva nuevamente la condición de lugar en relación al paisaje.
E/C house, SAMI-arquitectos. Inês Vieira da Silva. Miguel Vieira (Portugal)
B) En la categoría de Espacios exteriores, Isabel Aguirre Urcola y Celestino García Braña (España), por el proyecto Intervención en el entorno del monasterio de Caaveiro. Intervención que con una economía de recursos consigue un máxima integración con el sitio. Se trata de una renuncia a favor de la expresividad del lugar. En un mundo global, esta obra representa un manifiesto en defensa de la recuperación de la identidad, la memoria y la naturaleza.
Intervención en el entorno del monasterio de Caaveiro, Isabel Aguirre Urcola y Celestino García Braña (España)
*No obstante, el jurado ha querido mencionar de manera especial, en esta categoría, la obra del Puente en el Bastión de Labrit en Pamplona, obra de Pereda Pérez arquitectos e Ignacio Olite que con una actitud similar, completa el recorrido de los espacios en torno a la muralla de la ciudad con gran elegancia y respeto.
C) En la categoría de Planeamiento, Ubistudio (Italia) por Masterplan para la ciudad de Monza. Una actuación en la que el jurado ha valorado su fácil comprensión tanto en el proceso de análisis, como en las propuestas para promover nuevos usos y actividades a través del reconocimiento de su propio paisaje, así como su capacidad de síntesis utilizando una representación gráfica precisa y clarificadora.
Masterplan para la ciudad de Monza, Ubistudio (Italia)
D) En la categoría de Divulgación, Fernando Cobos (España) y Joâo Campos (Portugal), por la obra Almeida/Ciudad Rodrigo – A fortificaçao da Raia Central, un trabajo merecedor del Premio por su forma innovadora de enfocar el conocimiento de los sistemas territoriales y patrimoniales de las fortificaciones de la ‘raya’ hispano-portuguesa central y por la rica documentación histórica y cartográfica del análisis comparado entre las ciudades de Almeida (Portugal) y Ciudad Rodrigo (España).
Almeida/Ciudad Rodrigo – A fortificaçao da Raia Central, Fernando Cobos (España) y Joâo Campos (Portugal)
Desde el 24 de abril, cierre del periodo de inscripción de la segunda edición del Premio, el jurado internacional formado por reputados expertos en el ámbito de la intervención en el Patrimonio Arquitectónico, han llevado a cabo las tareas de valoración de las obras que en cada una de las 4 categorías optaban al premio. En la categoría A –Intervención en el patrimonio construido–, los arquitectos Antón Capitel, Toni Gironés y Malgorzata Rozbicka han evaluado 117 proyectos. En la Categoría B –Espacios exteriores– los expertos Joaquín Pérez, Jose Luís Infanzón y Giuseppe Lonetti han analizado 32 propuestas. En la categoría C –Planeamiento– los profesionales Antoni Vilanova, Sonia Puente Landázuri y Cristopher Graz han valorado 8 proyectos y en la categoría D –Divulgación– Raquel Lacuesta y Miguel Ángel Troitiño han estudiado 27 obras.
La 2º Edición del Premio Europeo de Intervención en Patrimonio Arquitectónico AADIPA, dirigido por Ramon Calonge, Oriol Cusidó, Marc Manzano, y Jordi Portal; arquitectos miembros de la agrupación AADIPA, ha contado con una participación internacional cuatro veces mayor que en su primera convocatoria. Con un total de inscripciones que alcanza los casi 200 proyectos y con el registro de 25 países distintos, el certamen ratifica su estabilidad y permanencia y confirma su carácter internacional.
Sobre el Premio
El Premio Europeo de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico AADIPA surge del convencimiento que en el contexto actual, en que el patrimonio arquitectónico además de un instrumento fundamental de conocimiento es considerado un recurso socio-económico de primer orden para el desarrollo sostenible de los territorios, resulta imprescindible la divulgación, distinción y reconocimiento de las obras y proyectos de calidad que contribuyen a la preservación de la memoria colectiva.
En su primera edición, celebrada en 2013, se presentaron 200 proyectos de equipos procedentes de 8 países distintos y los proyectos ganadores fueron: en la categoría A/ el New Rijksmuseum de Ámsterdam de Cruz y Ortiz Arquitectos, en la Categoría B/ el proyecto Tres Places a Oliana de Joaquín Pérez Sánchez y Eva Girona Cabre, en la categoría C/ el plan Plan Especial Urbanístico del Conjunto Histórico de Cadaqués (PEUCHC) de Antoni Vilanova y Susanna Moya, y por último, en la categoría de divulgación el proyecto Homo Faber, arquitectura preindustrial del Rincón de Ademuz de Fernando Vegas Lopez-Manzanares y Camilla Mileto. Los premiados, al igual que en la presente convocatoria, recibieron como galardón una reproducción enmarcada de una fotografía original de Francesc Català Roca y los finalistas, un diploma acreditativo. Los trabajos galardonados, los finalistas y los presentados forman parte del catálogo que se edita cada edición con el fin de documentar el certamen.
El Premio, dirigido a todos los expertos implicados en la interdisciplinar cadena de valor del patrimonio –arquitectos, historiadores, arqueólogos…– tiene la voluntad de consolidarse como catalizador y observatorio de los nuevos retos que añade la globalización de la arquitectura contemporánea, en la conservación e intervención del patrimonio construido.
“Lo que ordena aquí la casa es la autosuficiencia que permite al cielo y la tierra, a los dioses y a los mortales formar una única unidad con las cosas”.1
Durante la década de 1930, en pleno proceso de consolidación del movimiento moderno, la transformación de la cualidad plástica del objeto de una parte de la producción arquitectónica Europea, fue resultado del interés de algunos arquitectos por la arquitectura vernácula.
La noción de sitio y la integración de la obra con su entorno, que hasta ese entonces resultaba indiferente, empiezan a formar parte de los objetivos de muchos arquitectos de la primera y segunda generación, preconizando una sensibilidad privativa por el lugar. Esta inquietud integradora que también domina la voluntad de Adalberto Libera, hace eclosión durante el diseño de la casa para el escritor Curzio Malaparte.
Combatiente en la primera guerra mundial, Malaparte fue encarcelado por el régimen de Mussolini en la isla de Lipari, y al ser liberado busca un espacio de sosiego donde residir luego del largo exilio transcurrido. Para ello dispone de un terreno ubicado en el promontorio di Capo Massullo, geografía portadora de una belleza deliciosa, que le ofrece a Libera una circunstancia excepcional para indagar la relación entre la arquitectura y su entorno.
El acto trascendental de Libera y Malaparte consiste en establecer un acuerdo de reciprocidad con la naturaleza, que reinterpreta la condición del sitio para promover una nueva relación entre el hombre y el entorno natural. Los atributos arquitectónicos para esta concertación provienen de una mirada a la antigüedad clásica, donde se evoca el rito de la tradición del mundo griego, mediando un plano que urbaniza el área, oculta las funciones de la vida doméstica, y subyuga el enclave como un fondo escénico, ordenando un ejercicio que concreta una nueva valoración.
En tal sentido, la casa resulta una prolongación artificial de la roca, y como tal, se eleva monolítica, revestida en un estuco rojo sin ningún tipo de juntas. Para Francesco Venezia, estos acontecimientos subliman el valor de la casa:
“en esta total indiferencia del espacio superior hacia la residencia subyacente reside la clave para comprender la casa. Ácida y roma por fuera, renuncia a funciones y signos efímeros. Franquea, enlaza, domina. Prolongación artificial del enclave, forma expresiva de un acto de asentamiento primario. Piedra de toque, como el “midi le juste” que separa dos momentos y mide las alternancias cíclicas. Lugar testimonial y por ello lugar del recuerdo.” 2
Para alcanzar la vivienda se debe transitar un sendero que surca los riscos montañosos. El primer contacto con la casa es la singular escalera que evoca la cercana Chiesa dell’Annunziata y la cualidad graduada de la escalinata del Capitolio Romano diseñada por Miguel Ángel. Su forma trapezoidal con el lado menor en la base exagera la dimensión real de la escalera y hace del ascenso el momento del acontecimiento. El visitante es incorporado de manera dinámica, fundando una incertidumbre que se devela al finalizar el escalamiento, donde un muro curvo lo obliga a desplazarse para percibir el paisaje.
En ese suceso, el espectador encuentra el control absoluto del horizonte. La superficie creada permite una relación dominante con el paisaje y anima la concordancia ideal con el mundo natural, una representación más cercana a lo hierático que a lo doméstico.
El exterior no revela en absoluto lo que acontece dentro de la casa. A diferencia de la escalera que conduce a la terraza, el acceso es modesto y no jerarquizado. Una pequeña puerta permite acceder a la sala de estar, resuelta de manera independiente del resto del programa. La sala no revela ningún suceso singular, solo propone un lugar de descanso, con la naturaleza enmarcada en ventanales estratégicamente dispuestos. El resto de las áreas del programa están incrustadas en la roca, habitaciones perforadas por pequeños vanos de iluminación para que en el exterior prevalezca el estuco terracota que reviste el muro de piedra.
La relación entre Libera y Malaparte tuvo un final abrupto y el propietario realizó la mayor parte de la obra con la ayuda de constructores locales. No obstante, la aportación de Adalberto Libera y la voluntad de Curzio Malaparte se mancomunaron para componer el carácter gestual atípico de la vivienda.
La casa no impone condición alguna sobre el sitio; emerge de la piedra, se fusiona y se despliega sobre la roca sin dañar la imagen de la naturaleza. Propone una voluntad compartida que permite mancomunar ambos paisajes en un nuevo escenario enriquecido.
La idea acomete la roca para introducir en ella su arquitectura, y en la misma operación, construye un territorio donde contemplar la agraciada belleza de un entorno infinito.
Marcelo Gardinetti. Arquitecto
La Plata, Argentina. Mayo 2015
Notas:
1 HEIDEGGER, citado por L. McDowell en Genero, Identidad y Lugar, Ediciones Cátedra, Madrid, 2000, pp. 111 y 112.
La Alcaldía de Medellín y el Ayuntamiento de Barcelona, junto con el Museo de Antioquia y el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), presentan la exposición Piso Piloto. Medellín-Barcelona, que albergan ambas ciudades durante los meses de junio a octubre de 2015, en un esfuerzo por impulsar el intercambio de experiencia y conocimiento.
La muestra tiene como objetivo promover el debate y presentar una serie de propuestas que contribuyan a dar respuesta a las problemáticas más importantes a que se enfrentan ambas ciudades en torno al tema de la vivienda y su relación con el espacio público. Unas propuestas que pueden ser extrapolables a otras ciudades del mundo.
El CCCB y el Museo de Antioquía se convierten en banco de pruebas para promover urbes más sostenibles e inclusivas, donde se hagan efectivos el derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad.
El CCCB, como impulsor del Premio Europeo del Espacio Público, tiene un amplio recorrido en la investigación sobre la construcción de la ciudad y, con Piso Piloto, quiere liderar un debate en torno al tema de la vivienda, partiendo de la base de que el derecho a la vivienda es un tema de responsabilidad colectiva y no individual.
La estructura de la exposición, diseñada por un comisariado coral integrado por los arquitectos Guillen Augé, Josep Bohigas, David Bravo, Alex Giménez, Anna Vergés y la curadora del Museo de Antioquía Nydia Gutiérrez, se basa en la secuencia y exploración de tres variables:
· El problema de la vivienda
Espacios de presentación de los temas principales en materia de vivienda a los que se enfrentan las ciudades.
· La vivienda como solución
Espacios de exposición donde se muestran las mejores respuestas a cada tema por parte de los agentes, personas o colectivos, que se han significado por abordar la cuestión de la vivienda desde los campos académico, administrativo, económico, artístico y del activismo.
· Reformar, cohabitar, cooperar
Espacio de conclusión.
1.- EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA
Con este primer apartado se pretende dimensionar las diferentes problemáticas y oportunidades a afrontar en torno a la vivienda, mediante la selección de los datos más reveladores que centran la reflexión desde diferentes escalas, comparando las situaciones de las dos ciudades protagonistas, Barcelona y Medellín, con el ámbito internacional.
Prólogo
La muestra se abre con una pieza audiovisual realizada por Benet Román que habla de las similitudes entre las dos ciudades, de su larga relación de cooperación y de su reconocida trayectoria de transformación a través de una apuesta clara y valiente por el espacio público; la pieza termina planteando los nuevos retos a los que se enfrentan a partir de ahora.
Los retos
Se muestran 17 retos mediante una instalación conformada por 17 puertas. Cada puerta expone los datos relativos al tema en cuestión, tanto de Medellín como de Barcelona y, en algunos casos, también de otros ámbitos geográficos. En cada una de las puertas, se pueden escuchar, además, partes clave de las entrevistas realizadas a expertos que reflexionan en torno a algunos de los datos presentados. Entre los temas expuestos destacan «Pisos vacíos», «Desahucios» o «Pobreza energética».
2.- LA VIVIENDA COMO SOLUCIÓN
Este espacio agrupa las propuestas piloto elaboradas por agentes que se han significado por abordar el problema de la vivienda desde vertientes muy diversas, incluso contrapuestas. Se trata de equipos de investigación académica, de agencias de la Administración Pública o de iniciativas impulsadas por la sociedad civil, procedentes, en su mayoría, de Medellín y de Barcelona, pero también de otras ciudades. Sus diversas soluciones todavía no son hegemónicas, pero tienen el valor de haber sido puestas en práctica y de probar su viabilidad.
La exposición del CCCB cuenta con 44 experiencias, 11 de las cuales llegan de Medellín. Asimismo, en la exposición de Medellín, se muestran 12 propuestas localizadas en Barcelona y formuladas por equipos locales.
Son muchos los equipos y las organizaciones que han intervenido en los 44 proyectos presentes en Piso Piloto. Medellín-Barcelona. Entre ellos, Arquitectes de Capçalera, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), las cooperativas Sostre Cívic y Can Batlló, así como Santiago Cirujeda, Teddy Cruz, Eric Bunge (New York), Eva Franch (New York) -directora de la galería Storefront for Art and Architecture- o Juan Herreros.
3.- REFORMAR, COHABITAR, COOPERAR
Espacio en el que se proyecta un montaje audiovisual que pretende sintetizar las posibles soluciones en torno al problema de la vivienda que pivotan en los conceptos de reforma, cohabitación y cooperación. Para ello se ha entrevistado a expertos de diversas disciplinas como Carme Trilla, Albert Sorolla, Germà Bel, Antón Costas, Gal·la Pin, Vanesa Valiño, Beth Galí, Xavier Monteys, Josep Parcerisa, Santiago Cirugeda, entre otros muchos.
Piso Piloto también presenta cuatro instalaciones artísticas, obra de los creadores colombianos Adrián Gaitán y Angélica Teuta, y de los españoles Andrés Jaque y Alicia Kopf.
La segunda edición del Premio Europeo de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico AADIPA, certamen bienal organizado por el COAC (Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña) y AADIPA (Agrupación de Arquitectos para la Defensa y la Intervención en el Patrimonio Arquitectónico), cierra su inscripción con una participación internacional cuatro veces mayor que en su primera convocatoria.
El número de proyectos inscritos, en ésta su segunda edición, que alcanza los casi 200 y coincide con su primera convocatoria, garantiza su estabilidad y permanencia. Y el registro de despachos de 25 países distintos, frente a las 8 procedencias que se adscribieron en la anterior cita, ratifican el carácter internacional del certamen que tiene como objetivo primordial distinguir la buena práctica patrimonial y contribuir a su divulgación.
Desde el 24 de abril, cierre del periodo de inscripción, hasta finales del mes de mayo, el jurado internacional formado por reputados expertos en el ámbito de la intervención en el Patrimonio Arquitectónico, llevará a cabo la tarea de valoración de las obras que en cada una de las 4 categorías optan al premio. En la categoría A –Intervención en el patrimonio construido–, los arquitectos Antón Capitel, Toni Gironés y Malgorzata Rozbicka evaluarán 117 proyectos. En la Categoría B –Espacios exteriores– los expertos Joaquín Pérez, Jose Luís Infanzón y Giuseppe Lonetti analizarán 32 propuestas. En la categoría C –Planeamiento– los profesionales Antoni Vilanova, Sonia Puente Landázuri y Cristopher Graz evaluarán 8 proyectos y en la categoría D –Divulgación– Raquel Lacuesta y Miguel Ángel Troitiño estudiarán 27 obras.
El fallo del jurado se dará a conocer el 12 de Junio, en la sede del COAC de Barcelona y en el marco de la II Bienal Internacional sobre Patrimonio Arquitectónico que desde la dirección del Premio se organiza conjuntamente con el COAC, AADIPA y la Generalitat de Catalunya. Las ponencias e intervenciones de la jornada, que culminará con la ceremonia oficial de la entrega de premios, girarán en torno al tema “La arquitectura de la primera mitad del siglo XX” y contará con Marruecos como país invitado.
Sobre el Premio
El Premio Europeo de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico AADIPA cuya primera convocatoria se celebró en 2013, surge del convencimiento que en el contexto actual, en que el patrimonio arquitectónico además de un instrumento fundamental de conocimiento es considerado un recurso socioeconómico de primer orden para el desarrollo sostenible de los territorios, resulta imprescindible la divulgación, distinción y reconocimiento de las obras y proyectos de calidad que contribuyen a la preservación de la memoria colectiva.
Dirigido por Ramon Calonge, Oriol Cusidó, Marc Manzano, y Jordi Porta, arquitectos miembros de la agrupación AADIPA, el Premio tiene la voluntad de consolidarse como catalizador y observatorio de los nuevos retos que añade la globalización de la arquitectura contemporánea, en la conservación e intervención del patrimonio construido.
Sobre la Bienal
La Bienal Internacional de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico AADIPA tiene la voluntad de constituirse como foro común y abierto de intercambio de conocimiento y de experiencias, donde contrastar y conocer más de cerca la intervención de calidad en el patrimonio arquitectónico de otros países.
Hace unos meses tuvimos la fortuna de asistir y participar en “La periferia de la arquitectura” organizado por HNA y comisariado por estudio Stepienybarno, englobado en el ciclo “La realidad del arquitecto”. Uno de los ponentes era Dolores Victoria Ruiz Garridoy presentaba su proyecto Little Architect.
“Es un programa educativo sobre arquitectura, ciudad y medioambiente dirigido a niñas y niños de educación primaria en Inglaterra. El programa nace en la Architectural Association School of Architecture (AA).”
Esta iniciativa educativa “quiere romper los límites tradicionales de la enseñanza de la arquitectura” y para ello “busca establecer un contacto directo entre la escuela de arquitectura con la sociedad desde las edades más tempranas.”
El programa es impartido en colegios durante el horario escolar, integrando lecciones sobre arquitectura contemporánea en el actual currículum académico. Es un método transversal de enseñanza de la arquitectura que va desde los 5 hasta los 11 años, edad donde en UK se pasa a la escuela secundaria.
“Durante el primer curso (2013-2014), se establecen los principios en los que se basa Little Architect conformando una linea pedagógica y metodología. Se establece un sistema de financiación con el que se obtiene el apoyo del Arts Council of England y otras grandes oficinas de arquitectura como Rogers Stirk Harbour +Partners, Alison Brooks, CAPCO o AHMM. Se diseña una campaña de publicidad para contactar con los colegios con visitas personales a los centros y se da comienzo a las primeras experiencias docentes.”
Durante las sesiones de Little Architect se desarrollan actividades que promueven el dibujo, la observación, la creatividad, el pensamiento positivo, el interés y apreciación por el entorno. Little Architect busca como primer objetivo fomentar la curiosidad de los escolares por la arquitectura y la ciudad y por consiguiente despertar un deseo de estar implicados en la evolución y diseño de la misma.
Sin más preámbulos, os dejamos con la entrevista que realizamos a Dolores Victoria Ruiz.
Dolores Victoria Ruiz Garrido | Fotografía: Little Architect
¿Cuál ha sido tu formación y trayectoria profesional previa a Little Architect?
Mi formación como arquitecta fue en la Escuela de Arquitectura de Sevilla y posteriormente realicé estudios de postgrado en la Universidad de Jaén donde obtuve el DEA en Historia del arte. Mi trayectoria profesional se inició en 2002 fundando RgRm arquitectos junto a mi marido Juan José Ruiz Martín, también arquitecto en La Carolina, Jaén. El estudio lo re-bautizamos y se llama Semisótano desde que decidimos establecernos en Londres en 2010.
¿Cómo surge Little Architect?
Presenté un proyecto para impartir clases extra escolares de arquitectura en el colegio de mis hijos. La respuesta tan positiva del centro y los niños me llevaron a presentar propuestas en otros colegios obteniendo la misma buena aceptación. Tras dos veranos consecutivos enseñando a adultos en la escuela de verano de la AA, vi que era el momento oportuno de dar a conocer a la dirección de la escuela lo que estaba haciendo de forma particular y presenté una propuesta. El enfoque era diferente esta vez, propuse enseñar arquitectura durante el horario escolar y no como actividad externa a las clases. Propuse ser nosotros los arquitectos los que van a los colegios y no al contrario. La dirección de la AA tanto Brett Steel como Christopher Pierce y Natasha Sandmeier, llevaban pensando bastante tiempo en como acercar la arquitectura a los niños, y por tanto el acuerdo en que había que montarlo con base a mi propuesta fue inmediato. Lo que yo pudiera hacer sola no tiene nada que ver con lo que una escuela de arquitectura como la AA puede alcanzar, la audiencia, los medios y la repercusión son sin duda infinitamente mayores.
¿Qué te llevó a abrirte camino en la educación? ¿Por qué enfocado en niños?
He estado al frente de mi propio estudio de arquitectura más de 12 años y las experiencias acumuladas explicando (o luchando) porqué las cosas se pueden hacer mejor de otro modo, tanto a clientes, como a políticos, como a técnicos en los ayuntamientos me hizo ver claramente que el único modo de generar interés por propuestas arquitectónicas y urbanas contemporáneas viene de la mano de la educación. ¿Por qué niños? Porque en las edades tempranas es cuando tenemos más desarrollada la creatividad y es vital el fomentar y potenciar esa manera de pensar. La creatividad no es una herramienta para llegar a ser artista, la creatividad nos posibilita pensar en nuevas rutas para las realidades que no nos gustan.
¿Tenías alguna experiencia previa en educación?
No, a no ser que cuente educar a dos hijos, supongo que algún puntillo en ese aspecto da la maternidad.
¿Te encontraste con muchas dificultades?
¡Tengo muy muy mala memoria! jajaja. Ahora en serio, el mayor escollo es convencer al profesorado de primaria de que una señora arquitecta y su equipo de estudiantes de arquitectura, le van a montar una clase de arquitectura a sus alumnos de 5 años durante su preciado y escaso horario escolar y que no es gratis.
El segundo gran problema es explicar lo que es arquitectura. Que las clases no van de dibujo técnico, perspectiva o materiales. Que hablamos del ecosistema urbano, de movilidad, de energía, de evolución, de utopía, rehabilitación.
Dolores Victoria Ruiz Garrido durante una clase | Fotografía: Little Architect
¿Estás contenta con los objetivos alcanzados?
Increíblemente contenta, cada informe positivo que llega de un docente de primaria es como recibir un premio. Hay niños que después de la clase de Little Architect han continuado dibujando edificios y llevándoselos a su profesora sin anteriormente haber mostrado interés por el dibujo o la arquitectura.
¿Qué expectativas y proyectos de futuro tienes para Little Architect?
Entablar conversaciones con quienes tienen el poder de cambiar las leyes educativas en UK. Pedir más apoyos económicos del sector privado para que el programa crezca.
¿Te sientes bien remunerada por la labor que realizas?
En mi caso la AA (la escuela de arquitectura) paga mi sueldo equivalente al de un tutor de la escuela. El hecho de estar dirigiendo un programa para niños no hace que se le reste importancia a mi labor.
¿Compaginas o complementas esta actividad con otras labores o en otros campos?
Soy cofundadora de SCAN, Spanish Contemporary Art Network. Una fundación que internacionaliza a artistas españoles y latino americanos emergentes. Somos 4 arquitectos pero sobre esto me tienes que hacer otra entrevista porque es un proyecto apasionante por sí solo.
¡Os pondré en contacto con Pedro Font, Juanjo Ruiz y Bruce Irwin!
Trabajo de los alumnos en Little Architect | Fotografía: Little Architect
¿Animarías a otros arquitectos a seguir tus pasos? ¿Qué pasos consideras que deberían dar?
Por supuesto, lo que comentaba antes de que el hacerlo en la AA era llegar a mayores audiencias, es clave. Busco que esta experiencia se imite y por supuesto mejore.
Hablar con los directores de escuelas de arquitectura (¿Hay directoras?) y montar equipos; buscar apoyos económicos desde el principio ya que la fase de investigación es larga y debe ser remunerada. Pido desde aquí que me dejéis en Sevilla, Granada o Málaga un hueco en el equipo para poder algún día volver a Andalucía, a nuestra casa.
¿Crees que los arquitectos en España deberíamos seguir abriendo nuevas vías de trabajo para salir de la casilla más «tradicional» de proyectar dada la actual situación de la construcción en nuestro país?
Es vital, en el más literal significado de la palabra.
Trabajo de los alumnos en Little Architect | Fotografía: Little Architect
¿Qué opinas de los que se han ido a trabajar al extranjero?
Que volverán seguro más sabios y más cansados, muy cansados. Mira, no es justo tener que marcharse cuando hay tanto que mejorar en nuestro país.
¿Me dejas aquí que critique los presupuestos que mueve la liga de futbol, la fórmula uno, las pasarelas de moda, los programas del corazón, la moto GP… (todo ello bonitos ejemplos de igualdad de género por cierto)… frente a presupuestos de investigación en Universidad o empresa?
¿Era esta la pregunta?
¿Cómo ves el futuro de la profesión?
¿Te acuerdas del anuncio de la Coca-Cola aquel que decía para los flacos, para los gordos, para los bajitos...?
¡Pues así! No se dirá SOY arquitecto se oirá yo ESTUDIÉ arquitectura y ahora hago máquinas que depuran el aire, yo diseño fachadas que cambian de color, yo diseño muebles, yo escribo cuentos, yo hago documentales, yo construyo casas en los árboles, yo cuido de los pájaros… Lo veo sin órganos colegiales impuestos sino opcionales, lo veo basado en asociaciones temporales de individuos, sumas que cambian según el objetivo…
Trabajo de los alumnos en Little Architect | Fotografía: Little Architect
Dolores Victoria Ruiz Garrido · Educación | Little Architect
Junio 2015
Entrevista realizada por Ana Barreiro Blanco y Alberto Alonso Oro. Agradecerle a Dolores Victoria Ruiz Garrido su tiempo, paciencia y su predisposición con este espacio.
Se trata de una pareja con la inquietud de poder pasar momentos de su vida en contacto más directo con la naturaleza y rodeados de lo esencial para habitar.
De carácter temporal, la construcción de 4m x 3m se emplaza en el terreno elegido por la pareja para la construcción de su futura casa y su durabilidad se proyecta en función del tiempo que necesitarán para construirla.
Funcionalmente el refugio gira en torno a un espacio principal de 9,5m². En él, los muebles se disponen y despliegan de tal forma que el mismo espacio puede considerarse habitación, cocina o comedor. De esta manera, podríamos decir que la sensación espacial del refugio no es de 12 m², si no de 31.
El baño, de 2,5 m² cuenta con lavabo, una ducha y un inodoro químico que hace al refugio independiente de la red de saneamiento. El resto de las aguas se depuran en una balsa de macrofitas y se devuelven al terreno en perfectas condiciones.
La construcción se realiza íntegramente en taller con tableros de fibra de densidad media en el interior y paneles de madera contralaminada de 6cm hacia el exterior que resuelven a la vez cerramiento y estructura.
La elección de dicho sistema constructivo ofrece una serie de ventajas técnicas que repercuten en la facilidad y rapidez de construcción, estimándose un tiempo aproximado de ejecución en taller de tres semanas, así como en unas cualidades de confort adecuadas al uso que se hace de este espacio.
En invierno, la baja conductividad térmica de la madera permite calentar los espacios en muy poco tiempo y que la temperatura se mantenga en el tiempo.
En verano, por el contrario, el ambiente se mantiene fresco gracias a la ventilación cruzada y la sombra que los árboles arrojan sobre la construcción.
Obra: El refugio
Cliente: Privado
Autores: castroferro arquitectos | María González Ferro + Jordi Castro Andrade
Colaboradores: Joana Covelo Alonso
Dirección de obra: castroferro arquitectos | María González Ferro + Jordi Castro Andrade
Año: 2014
Emplazamiento: —- Galicia, España
Fotografía: Ángel Tourón
+ castroferro.com
+ premios
Premio COAG 2012-2014 en la categoría de Bajo Coste
LEME es una aplicación gratuíta del Consello da Cultura Galega, destinada a facilitar a los ciudadanos el acceso y localización de equipamientos y recursos culturales en toda Galicia. Pero el CCG abrió una API en Leme que permite que personas o las entidades también puedan dar a conocer sus recursos y equipamientos dentro de la aplicación y beneficien a sus propias páginas del tráfico de LEME.
¿Qué se puede introducir?
Los contenidos introducidos deben ser equipamientos culturales (teatros, auditorios, galerías de artes, centros de interpretación, museos, etc.), patrimonio natural (robledales, playas, montes, etc.) o recursos del patrimonio cultural inmueble (castillos, castro, fuentes, cruceros, etc.) o de valor antropológico y/o etnográfico (leyendas, espacios de tradición comunal, etc.).
En Leme no se podrán introducir localizaciones de servicios que tengan ánimo de lucro (hoteles, casas de turismo rural, restaurantes, bares, tiendas, etc.).
El Consello da Cultura Galega se reserva el derecho de eliminar aquellos elementos que no se ajusten a estas características.
¿Quién puede introducir?
Otras entidades de manera automatizada.
Las terceras partes (entidades públicas o privadas en ánimo de lucro) pueden introducir sus contenidos en Timón de forma automatizada a través de nuestra API, xenerando un fichero XML de acuerdo con la estructura proporcionada en esta documentación. El CCG realizará una verificación de datos, procederá a la carga de los datos en la aplicación y realizará actualizaciones, en el caso de ser preciso, de conformidad con la entidad. La carga y publicación de datos no tiene coste para la tercera parte.
Publicar los datos geográficos en LEME es muy conviniente para ti, para darte a conocer y difundir mejor tu trabajo. Cada elemento en LEME incluye una ligazón a tu base de datos, lo cual supone un interesante flujo de tráfico contextual y de calidad para tu web, por parte de usuarios muy interesados en tu contenido.
Cualquier ciudadano/a o entidades de manera manual.
Cualquier usuario o usuaria puede publicar datos en LEME e incluso contribuir a la indicar cuáles son los sitios más interesantes para ser recorridos. El sistema permite subir fotos, dejar comentarios, señalar donde se está para compartirlo y archivarlo, y contribuir con la comunidad a marcar los lugares más relevantes para que otros ciudadanos descubran un espacio.
Reúne 250 obras de 18 de los mejores fotógrafos internacionales de la historia que, desde la década de 1930 hasta nuestros días, han cambiado la forma de ver la arquitectura y de pensar en el mundo en que vivimos. Esta exposición es parte de la Sección Oficial del festival PHotoEspaña 2015.
Esta muestra de fotografía y arquitectura en la era moderna está organizada tanto cronológica como temáticamente y propone un recorrido de casi cien años a través del trabajo de Berenice Abbott, Walker Evans, Julius Shulman, Lucien Hervé, Ed Ruscha, Bernd y Hilla Becher, Stephen Shore, Thomas Struth, Luigi Ghirri, Hélène Binet, Hiroshi Sugimoto, Luisa Lambri, Andreas Gursky, Guy Tillim, Simon Norfolk, Bas Princen, Nadav Kander e Iwan Baan.
Gracias al trabajo de estos artistas, la exposición viaja durante los siglos XX y XXI a más de una veintena de países entre los que se encuentran Estados Unidos, la India, Alemania, Japón, Afganistán o Egipto, entre otros.
La exposición está comisariada y organizada por el Barbican Centre de Londres, donde estuvo desde septiembre de 2014 a enero de 2015, para viajar posteriormente al Swedish Centre for Architecture and Design de Estocolmo en el que se pudo visitar de febrero a mayo de 2015.
Tal y como explican sus comisarios, Alona Pardo y Elias Redstone, estos 18 artistas han sido seleccionados por “su sobresaliente habilidad en la creación de imágenes, en las cuales la arquitectura es a la vez protagonista y testigo silencioso”. Así, explican que la exposición “pretende ir más allá de la capacidad del medio fotográfico de documentar el mundo construido y explora el poder de la imagen para arrojar luz sobre quiénes somos y sobre ese futuro al que nunca dejamos de dar forma”.
Por su parte, Mónica de Linos, directora de la Fundación ICO, señala que esta exposición es “un capítulo más en la revisión de todas las vertientes de la fotografía de arquitectura que, desde hace unos años, está llevando a cabo el Museo ICO”.
Los artistas de Construyendo mundos.
Construyendo mundosofrece al visitante un viaje por la arquitectura de los siglos XX y XXI; a través de las fotografías de 18 artistas en más de 20 países.
La exposición abre con el proyecto Changing New York de Berenice Abbot que documenta el nacimiento de los rascacielos. De la misma época se recoge el trabajo de Walker Evans, quien fotografió la arquitectura del sur de Estados Unidos. Ya en la década de los 50, nos encontramos con las fotografías de Julius Shulman que retratan el moderno estilo de vida de la California de entonces. Por su parte, Lucien Hervé nos muestra la obra de Le Corbusier en la ciudad india de Chandigarh.
A continuación, la exposición se centra en las fotografías de apartamentos y aparcamientos de Los Ángeles tomadas por Ed Ruscha y las de depósitos de agua hechas por el matrimonio formado por Bernd y Hilla Becher. Stephen Shore aporta a la exposición sus series Uncommon Places y Greetings from Amarillo, mientras que Thomas Struth hace lo mismo con Unconscious Places.
Por su parte, Luigi Ghirri nos ofrece su visión de la obra arquitectónica de Aldo Rossi y Hélène Binet nos muestra el Museo Judío de Berlín de Daniel Libeskind. Seguidamente nos encontramos las borrosas fotografías de Hiroshi Sugimoto, la exploración de Luisa Lambri del interior de viviendas de reconocidos arquitectos y las fotografías monumentales de Andreas Gursky.
La muestra finaliza con una exploración de ciudades que han experimentado cambios dramáticos, de la mano de Guy Tillim en Angola, el Congo y Mozambique; con las series Chronotopia y Burke + Norfolk de Simon Norfolk, que muestran como las heridas del pasado se revelan en la arquitectura del presente; la serie Refuge, Five Cities de Bas Princen, que explora la transformación urbana en Oriente Próximo; a través del retrato de Nadav Kander del impacto producido en el paisaje chino por construcciones modernas y colosales; y, por último, con la serie de la Torre de David de Iwan Baan.
Un espectacular con peso propio: Rem Koolhas. Aquí el conjunto De Rotterdam (160.000 m2) inaugurado recientemente | Fotografía: OSSIP VAN DUIVENBODE | Fuente: elpaís.com
Todos los arquitectos que nombré la semana pasada y los que me faltó nombrar por razones de espacio son hijos del Movimiento Moderno pese a que sus desarrollos individuales, sus trayectos personales, puedan ser incluidos en categorías creadas ad-hoc por algún respetado historiador con la idea de destacar la especificidad de su obra. Categorías por cierto que muchas veces dependen de las raíces culturales, locales (un país, una tradición) que los nutren, y que por ello mismo tienen un carácter relativo.
Es innecesario decir pero lo hago, que todos somos hijos de nuestro tiempo histórico, y para quienes se acercaron a la arquitectura en las primeras décadas del siglo veinte los valores llevados a la conciencia por el Movimiento Moderno estaban allí mostrándose y marcando la sensibilidad de cada quien, independientemente de los caminos que habrían de seguir. No necesitamos que algún autor por ilustre que sea nos autorice a considerarlos así y tampoco tiene sentido que se nos llame a ser correctos en el uso de términos que en definitiva tienen múltiples significados. Porque habría entonces que escribirle pidiéndoles corrección a las decenas de críticos norteamericanos que usan el término modernista para referirse específicamente a los arquitectos cultores del “estilo” moderno. Y para ser más preciso invito a buscar en el New York Times los siguientes artículos, todos escritos a propósito del Arq. Paul Rudolph (1918-1997), los cuales seleccioné porque me fue sencillo llegar a ellos, aclarando que para ilustrar mi punto de vista hay decenas de ejemplos. El primero, fue escrito por Herbert Muschamp al morir Paul Rudolph en 1997; otro del 27 de Agosto de 2008 del crítico de arquitectura Nicolai Ouroussoff sobre el edificio de Rudolph para la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Yale, un tercero acerca de un edificio educacional de Rudolph en Florida que iba a ser demolido; y por último el de Robin Pogrebin, de Febrero 11 del 2013 sobre un edificio cercano a Nueva York que un socio de la firma Gwathmey-Siegel (de los New York Five de los ochenta) propone rescatar. En todos esos artículos y constantemente en la crítica periodística de los Estados Unidos se usa el término “modernista” para aislar a los arquitectos que no calzan en las corrientes a la moda.
Creo que la “Crítica-que-filosofa”, tal como lo digo en la nota de hoy, es un tipo de discurso de raigambre sobre todo académica con muy poca pertinencia respecto a las realidades del ejercicio de la arquitectura. Es en cierto modo un vestigio de usos filosóficos superados que se siguen practicando por aquello del “embrujo del lenguaje”, término que nos dejó un gran filósofo y que describe muy bien la eterna tentación de ir más allá de lo que puede decirse. Tampoco creo que aportan nada significativo sus ramificaciones y entre ellas particularmente la crítica ideológico-política, que ha proliferado enormemente en Latinoamérica gracias a que por estos lados del mundo seguimos aferrados a unas cuantas cosas del pasado. Es un modo de pensar la arquitectura que inevitablemente lleva a darle demasiado valor a las justificaciones morales o moralistas de la obra en su dimensión socio-política, oscureciendo o desdeñando los méritos disciplinares y la trascendencia cultural de la experiencia de construir. Es el tipo de crítica que inspiró por muchos años los debates de los Seminarios de Arquitectura Latinoamericana (SAL). Tal vez los sigue inspirando, pero no tengo información a mano para aseverarlo.
En Venezuela ese sesgo crítico tuvo excesiva vigencia durante un buen número de años y aún hoy pareciera que se niega a morir si nos atenemos a lo que se ha dicho en relación a la arquitectura pública durante la etapa política que estamos viviendo. Sobre la cual se ha escrito, lo quise hacer notar en un acto reciente en el Colegio de Arquitectos, principalmente desde una perspectiva cuantitativa (cifras y porcentajes en el caso por ejemplo de la Misión Vivienda) o haciendo alusión a las manipulaciones que se hacen desde el Poder. Habrá que esperar una maduración cultural que nos ayude a superar la resistencia a hablar de la arquitectura en términos propios de la disciplina.
Aclaro finalmente que me interesa el discurso crítico basado en la descripción o en la crónica y por supuesto el que lanza una mirada desde la historia.
Aunque en este último caso debo acotar que los historiadores cometen con frecuencia el error de pedirnos apego a sus puntos de vista. No soy historiador, tampoco crítico; soy un arquitecto que quiere construir, piensa la arquitectura y escribe sobre ello.
Óscar Tenreiro Degwitz, Arquitecto.
Venezuela, agosto 2014, Entre lo Cierto y lo Verdadero
Hoy gracias a la editorial Doble Hélice realizamos un nuevo sorteo en veredes, en esta ocasión nuestros lectores podrán optar al libro CrystalZoo, brillantes animales salvajes, que recientemente hemos publicado de esta editorial.
El mecanismo es muy sencillo, simplemente debéis dejar un comentario definiendo en una frase lo que en vuestra opinión os sugiere el libro. En esta ocasión el comentario lo podréis realizar en la web (al final del post) y/o en la entrada del Facebook. Para ello tenéis disponible la información del libro al final de esta misma entrada o la realizada en la sección “publicaciones”.
El plazo para participar en el sorteo es desde hoy lunes 8 de junio hasta el lunes 15 de junio a las 00:00 horas.
Polifonía de la arquitectura periférica
¿Es posible realizar arquitectura alejados de la estridente centralidad de las grandes ciudades, situándonos en la periferia de la periferia? Esta es la pregunta retórica con la que arranca el prólogo de José Juan Barba, director de la revista Metalocus, al libro CrystalZoo brillantes animales salvajes. La respuesta, afirmativa como es lógico, liga la arquitectura de este estudio alicantino con referencias universales (Wright, Neutra, Frey), nacionales (RCR arquitectes) o hiper-locales (Angela Deuber). Pero también apunta a una nueva fórmula de hacer arquitectura, “divertida y desprejuiciada”, eludiendo estereotipos funcionales, formales o estilísticos.
La receta para esta revolución sutil gestada desde las trincheras de la discutible periferia urbana alicantina incluye una lectura atenta de las condiciones “de lugar y no de espacio”. Hay mímesis con elementos vernáculos y apropiación de materiales locales, que minimizan la huella ecológica y permiten el control de las afecciones sobre el territorio. Todo ello sin olvidar un repertorio de recursos arquitectónicos formales, que salvan con brillantez programas de orden social y su despliegue en áreas urbanas de una funcionalidad precaria.
Estos argumentos y otros muchos del libro, que incluye además una entrevista con el jefe del estudio, José Luis Campos, permiten adentrarse en una apuesta arquitectónica de vanguardia y conocer de primera mano las respuestas del estudio CrystalZoo al desafío de diferenciarse innovando con austeridad, en un contexto alejado del canon.
Además, este volumen, que tiene algo de joya para bibliófilos y coleccionistas por la creatividad que ha dejado impresa el diseño de Germinal y las fotografías de David Frutos, representa un hito. El giro que ofrece a través de sus páginas, salpicadas de piezas de periodismo literario y crónicas de viaje, sitúa al usuario como juez y parte de la interpretación y sentido de la arquitectura.
A modo de hipertextos ligados entre sí por metáforas zoológicas, se combinan narraciones, textos analíticos y disciplinares y piezas periodísticas.
Desatacan los de la redactora de Cultura Cristina Martínez, quien realiza una lectura apasionada de la vida que encierra cada edificio, apoyándose en los testimonios de decenas de usuarios, que han ido desgranando sueños conectados con el lugar. Esos sueños, recopilados por la socióloga Ana Marta Benito, generan un mosaico fotográfico y textual que confronta a los arquitectos con los frutos de sus creaciones.
Por su parte, el geógrafo, periodista e historiador del arte, Jordi Navas, explora el poder transformador de la arquitectura a partir de unas obras que investigan los cambios sociales, dialogan con el territorio y crean nuevas realidades en municipios ávidos de respuestas a su encrucijada. Un ser o no ser de los núcleos periurbanos, que buscan desasirse de las trampas del desarrollismo especulativo y construir un discurso nuevo.
Un libro coral, que reúne otras firmas como la de la periodista de El País Anatxu Zabalbeascoa, el arquitecto valenciano Miguel del Rey o la alcaldesa Luisa Pastor. Un ambicioso proyecto para arrojar luz sobre un estudio instalado en la periferia, que trata de transformar el barro de la trinchera en suelo firme y reinventar el horizonte sin grúas fuera de escala. Una obra llamada a renovar la forma de interpretar la arquitectura y de acercarse a su lectura.
Patio Interior de la casa Moratiel de J.M.Sostres (Barcelona, 19556-57). Fotografía: F. Catalá-Roca
A mediados de los 50 del siglo XX, el arquitecto catalán Josep Maria Sostres (1915-84) abandona el entorno pirenaico de su localidad natal de la Seo de Urgel para dar comienzo a su etapa más brillante vinculada al litoral mediterráneo. En menos de una década es capaz de proyectar una serie de obras que reflejan una gran sabiduría y un oficio disciplinado, que tienen (como conjunto) la cualidad de ser eslabones excepcionales dentro de una cadena sin principio ni fin. Me refiero principalmente a la casa Agustí en Sitges, a la hilera de cuatro casas unifamiliares en Torredembarra, a la casa Iranzo y a la casa Moratiel (conocida por las siglas “MMI” de su propietario).
Es quizá esta última, la casa MMI, la más rica y a la vez la más compleja de todas ellas, debido a sus numerosas referencias a la cultura arquitectónica moderna. Tiene un punto de “inacabada” (si es que una obra arquitectónica puede acaso serlo), de “work-in-progress” como dirían algunos hoy. La colisión de formas, detalles y sensaciones es tal que parecería que su autor tuvo que detener el proceso del proyecto arquitectónico en un momento imprevisto para no demorar más el comienzo de su construcción. O quizá no, y esto es solo la manera en la que uno querría entenderla, como si fuera un fotograma fijo dentro de una secuencia en permanente evolución. Así lo revelan los bocetos de este fatigoso proyecto, verdadera pugna entre dos versiones antagónicas de la idea de casa: la “casa-belvedere” y la “casa-patio”. Dicho de otro modo, se podría afirmar que la casa MMI finalmente construida sedimenta las miradas extrovertida e introspectiva, cual ejercicio estrábico deliberado, intentando explorar una conciliación de opuestos de imposible reconciliación como todos sabemos1.
Con justicia, la MMI es una casa bastante conocida, estudiada y publicada2. Sin embargo, quiero reivindicar en este texto la importancia de lo imprevisto en una obra, de aquellos rincones donde (parafraseando a Goya) “el sueño de la razón produce monstruos”, pero “monstruos” (eso sí) de los buenos. A lo largo de este proyecto la imaginación de Sostres llegó casi a desdibujar su metódica y racional forma de abordar el proyecto de arquitectura. Su actitud es enteramente moderna, por cuanto está interesado en el experimento en sí que en el resultado definitivo. Y si así se aprecia al seguir el devenir del proyecto, cuando nos aproximamos a la obra de nuevo infringe sus propias reglas para introducir cambios inesperados, soluciones inéditas que sorprenden pero sin las cuales esta obra no sería tan brillante.
La composición original de la planta contemplaba un patio abierto al cielo con un árbol plantado en su centro. Dicho patio sería visible desde el dormitorio principal a través de una pared totalmente acristalada en su lado norte, lo cual daba sentido a la disposición de una mampara de madera que se deslizaría en paralelo a la cristalera para aislar la pieza del living junto a la chimenea y señalar una idea de pasillo hacia el cuerpo de dormitorios. Este tema transversal se inducía situando un mueble estantería en el salón que impedía el avance del visitante por el eje principal de la casa al llegar al centro de gravedad de la casa.
Planta del proyecto de ejecución y vista Interior de la casa Moratiel de J.M.Sostres (Barcelona, 19556-57). Fotografía: F. Catalá-Roca
Al dirigir la obra, el “compositor” Sostres alteró decisivamente la fisonomía del patio central de la casa MMI, viéndose afectados sus espacios adyacentes. Sorprendentemente, el patio le volvió la espalda al dormitorio principal, negándole sus vistas. El árbol desapareció y con él, la vista del cielo, sustituida por una celosía de lamas que actuaban como una suerte de gnomon sobre el pavimento y los muros pintados. Las correderas, tapado ya el dormitorio, no hallaron razón de ser, y la pared del living se unificó con una misma pintura en toda su extensión, desterrando la idea inicial de revestir su tramo interior con un panelado de madera noble. Por si eso no era poco, la estantería del salón fue sustituida por un inesperado radiador de elementos de fundición, verdadero “objet trouvé” de la vivienda. Su posición exenta en medio del espacio principal, su geometría de líneas verticales vistas a contraluz como otra celosía de sombras más, y su altura coincidiendo con el nivel del montante horizontal de la cristalera sur del salón, nos indican que la nueva escena doméstica fue tomando cuerpo al ser construida y experimentada con los sentidos.
En la casa MMI se diría que el habitual papel de Sostres como “maestro compositor” pasó a un lugar secundario cuando el autor se convirtió en “director de orquesta”, insuflando vida propia a aquellos elementos inermes dispuestos sobre el plano. La incomodidad y abstracción de la solución final es, sin embargo, una lección de arquitectura diseñada para ser percibida con los sentidos, que trasciende a una mera composición formal por brillante que esta sea. Aunque, a veces, como en gran parte de las obras más interesantes de Sostres, solo sea cuestión de pasar el tiempo mirando el movimiento de unas sombras…3
Rodrigo Almonacid [r-arquitectura] · doctor arquitecto
valladolid. junio 2015
Notas: 1 La conciliación de contrarios es un tema fundamental en la obra de Sostres, como describe Carlos Martí Arís en su texto titulado: “El pensamiento arquitectónico de Sostres”, en: ARMESTO, A. y MARTÍ, C. (eds.): Sostres. Arquitecto. Architect. Barcelona: Ministerio de Fomento de España, Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya, Centre de Documentació, 1999. 2 Un estudio detallado sobre la casa MMI (y su hermana, la casa Iranzo) es la monografía: Cfr. ARMESTO, A. y LIBERATORE, C.: “Iranzo y Moratiel”, en VV.AA.: José María Sostres. Casas Iranzo y MMI. (Barcelona 1956 y 1957). T6 ediciones, Pamplona, 2006. 3 El arquitecto mallorquín Guillermo Sagrera explica su personal percepción de la importancia de las sombras y del radiador de la casa MMI en una carta dirigida a J.Quetglas, publicada íntegramente en la revista Arquitectura del COAM, nº 263, de noviembre-diciembre de 1986, pp. 66-70.
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