Hoy gracias a Jung Ibéricarealizamos un nuevo sorteo en veredes, en esta ocasión nuestros lectores podrán optar a una Smart Radio (modelo JUNG LS990 sw).
El mecanismo es muy sencillo, entre todos aquellos que dejéis un comentario definiendo en una frase lo que en vuestra opinión os sugiere este producto. Para ello tenéis disponible la información del producto al final del post y en la propia web de Jung Ibérica.
El plazo para participar en el sorteo es desde hoy lunes 11 de mayo hasta el lunes 18 de mayo a las 00 horas.
Smart Radio es el nuevo sintonizador de radio estéreo con pantalla táctil de Jung que tiene el mismo formato y tamaño que mecanismos eléctricos como interruptores o enchufes, por lo que puede empotrarse en la pared con la misma facilidad. Esto permite su instalación en habitaciones de hotel o en cualquier estancia de una vivienda como dormitorios, cuartos de baño, cocina, etc.
Su elegante display en blanco y negro ofrece una gran facilidad de operación gracias a su interface basado en iconos y rótulos, que proporciona acceso directo a sus funcionalidades de despertador, temporizador y emisoras preseleccionadas. Aunque la iluminación de su pantalla puede regularse a gusto del usuario, en el modo nocturno se oscurece por completo, de manera que resulta ideal para instalarse junto a la cama. La antena externa, que asegura una óptima recepción de la señal en todo momento, y los altavoces bass reflex de Jung, garantizan una alta calidad de sonido independientemente de si se instalan juntos con el receptor o por separado.
La nueva Smart Radio admite el protocolo RDS (Radio Data System), lo que abre paso a otras múltiples funcionalidades como la sintonía automática de estaciones o la sincronización horaria del reloj interno, lo que resulta especialmente útil para asegurar la precisión tanto del despertador como del temporizador. Estas características se completan con entradas auxiliares y para satélite.
Creada para enamorar
La nueva Smart Radio también combina a la perfección con las series y diseños de Jung. Es el caso de la serie A, en la que todos sus marcos se adaptan perfectamente, si bien los de plástico o cristal de alta calidad de ‘A creation’ hacen que la Smart Radio destaque especialmente con su pantalla táctil blanca o negra. Otro tanto ocurre con los diseños de las series CD y LS, la primera con sus suaves formas redondeadas y, la segunda, con su elegancia atemporal, en montaje horizontal o vertical, con marco simple o múltiple, ancho o estrecho. En todos los casos, sus diseños de alta calidad hacen que la Smart Radio se integre perfectamente en cualquier ambiente.
«En modo nocturno, su pantalla se oscurece por completo, lo que resulta ideal para instalarse junto a la cama».
Si hay un arquitecto ligado a una ciudad, y, aún más, si hay un arquitecto ligado al desarrollo urbanístico de una ciudad, ese es Willem Marinus Dudok a Hilversum.
Dudok nació en Ámsterdam en 1884, y a los dieciséis años inició su carrera militar. Fue destinado a las colonias de Indonesia, y a su vuelta sirvió en la unidad de telegrafía de Utrecht. Con veintitrés años fue teniente, con veintisiete se casó y tuvo una hija.
Este hombre, que al parecer valía para todo, decidió buscarse un oficio en el mundo civil y fue nombrado Director Suplente de Obras Públicas en Leiden. ¿Dónde había aprendido sobre obras? No lo sé, pero creo que igual podría haber sido Director Suplente de la Filarmónica de Ámsterdam (su padre era violinista, y su madre pianista) o delantero centro del Ajax. Hay gente que lo mismo sirve para un roto que para un descosido.
Al año siguiente le llegó el nombramiento de capitán en la reserva y nació su segundo hijo.
En 1915, con treinta y un años, consiguió el cargo de Director de Obras Públicas en Hilversum, municipio al que quedó vinculado de por vida (y fue larga: murió meses antes de cumplir noventa años).
Ayuntamiento de Hilversum. 1931. Willem Marinus Dudok
Además de hacer el Ayuntamiento de Hilversum (obra maestra de la arquitectura de todos los tiempos), Dudok participó en los planes de ordenación de la ciudad, proyectó sus colegios, sus barrios residenciales, centros comerciales, etc., con una calidad arquitectónica apabullante.
He viajado muy poco, pero tengo la suerte de haber estado en Hilversum. Es una ciudad estupenda, coherente, limpia, clara, hermosísima. Desde sus exactos trazados urbanos hasta el más humilde porche para bicicletas de su más modesta escuela infantil, rezuma encanto, belleza, simpatía y talento por todas partes.
Izquierda 1. Stip Hilversum 2. Escuela del Dr Bavinck, Hilversum, 1921 Derecha 1. Escuela Vondel, Hilversum, 1929 2. Escuela en Hilversum School, 1920-38
Dudok hizo una obra magnífica, que supo concertar las dos corrientes antitéticas de Holanda: Por una parte, su obra se hace eco de la plasticidad (la neoplasticidad) de De Stijl, con sus ángulos rectos, sus planos que «se pasan de largo» en los encuentros, volando y disparándose, abriendo la caja constructiva; y, por otra, toma el expresionismo de la Escuela de Ámsterdam, con sus volúmenes de ladrillo, sus formas rotundas y su «tremendismo». Tanto es así que, sin ser miembro de ninguno de los dos grupos, a menudo se le encuadra tanto en uno como en otro. Y eso que no tenían nada que ver.
¿Nada que ver? Bueno: Los dos movimientos adoraban a Frank Lloyd Wright.
Berlage, el padre o padrastro de todos los arquitectos holandeses del siglo XX, era un admirador incondicional de Wright. Construyó el estupendo edificio de la Bolsa, en Ámsterdam, loando el edificio Larkin del maestro americano.
Los «hijos» de Berlage, como todos los hijos, aun admirando al padre le negaron, le llamaron viejo chocho y gagá. Para De Stijl, su obra estaba lastrada por el ornamento, por la pesadez, y no era lo suficientemente limpia ni racional. Para los de la Escuela de Ámsterdam era todo lo contrario: demasiado poco expresivo, poco «airoso», poco ornamentado.
Pero ambas corrientes coincidieron en fijarse en el modelo, en Wright. El americano es en sí mismo una enciclopedia de la arquitectura, y una farmacia para todas las enfermedades. De sus bien provistos estantes todos tomaron la medicina que necesitaban, incluso para tomar caminos opuestos.
Dos diseños juveniles de Dudok, expresionistas y «berlagianos», previos a su depuración post-wrigtiana filtrada por De Stijl.
Pero el bueno de Dudok, arquitecto de segunda fila, de perfil bajo, de aspiraciones modestas, sin las pretensiones trascendentes de unos y de otros, se limitó a tomar lo que necesitaba (y lo que necesitábamos todos). Con sensatez y sentido común, y con una delicadeza exquisita (virtudes nada adecuadas para ser un artista de vanguardia, pero imprescindibles para ser una persona buena, útil, sociable y valiosa) aprendió de Wright la expresividad basada en la geometría, y la apertura plástica y espacial, y, sobre todo, supo filtrar esas enseñanzas wrightianas a través de las obras dispares de sus compatriotas.
Fue, por lo tanto, un ecléctico. No un creador, no uno de los grandes, de los que dan nombre a los estilos y encabezan las corrientes. Fue un artesano, que se suele decir con desprecio.
(Aun hoy, si hojeáis cualquier libro de historia de la arquitectura moderna, le encontraréis de pasada, en letra pequeña, en apariciones tangenciales, secundarias. Pero le encontraréis).
Ayuntamiento de Hilversum. 1931. Willem Marinus Dudok
Y ojalá hubiera muchas ciudades como Hilversum, que se pudieran dar el lujazo de tener un arquitecto municipal de esa categoría.
Argan dice que Dudok consigue ser municipal sin ser provinciano. Estoy completamente de acuerdo. Y añadiré que desde lo local se hace universal. (En realidad solo alcanza la categoría de universal lo que es estrictamente local, como Don Quijote, Sean Thornton o Iker Casillas).
Ojalá hubiera algún político así, que fuera capaz de aunar tendencias divergentes y de dar soluciones prácticas y felices.
José Ramón Hernández Correa
Doctor Arquitecto y autor de Arquitectamos locos?
Toledo · mayo 2012
Alfred Seiland, En el Canopo de la Villa Adriana, Tivoli (2009)
«En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo, el futuro dudoso, el pasado cierto; pero éste, que ningún imperio puede volver atrás y en el que perdió ya su derecho la fortuna, es el que no gozan los ocupados, por faltarles tiempo para poner los ojos en lo pasado».
Así como el filósofo divide a la vida en tres grandes momentos, si consideramos al patrimonio como algo vivo, podemos aplicarle esa triple definición, ampliando y enriqueciendo un concepto ya complejo desde su origen.
Inicialmente vinculado a la herencia recibida, patri-monium —literalmente de nuestros padres—, enseguida adquiere su condición vital al transformarse en bienes que se deben administrar desde el presente para garantizar su pervivencia. Si, además, se trata de bienes colectivos, su gestión y preservación se vuelve más difícil, desencadenando nuevos retos y problemas y entremezclándose los derechos y los deberes compartidos.
Ese patrimonio común posee, en cada uno de los tres momentos indicados por Séneca, una problemática diferenciada y complementaria: El pasado supone el problema de la conservación, de saber recibir y valorar adecuadamente aquello que nos han legado las generaciones precedentes, seleccionándolo y estudiándolo en detalle. El presente implica el problema del mantenimiento, del uso y disfrute, de la acción inmediata y también de la inanición. El futuro trae consigo el problema de decidir nuestro propio legado y, en el patrimonio construido, también aquello que, como arquitectos, nos toca más próximo: el problema del proyecto, de prefigurar en lo posible su existencia venidera. En su Alegoría del Patrimonio, Françoise Choay advertía que este concepto no se debería entender como una riqueza fósil, si no como una herencia activa frente a la mercantilización y a la «museificación» —al anclaje en el pasado—, tan extendidas en nuestro entorno.
«Para no decepcionar a los habitantes hace falta que el viajero elogie la ciudad de las postales y la prefiera a la presente, aunque cuidándose de contener dentro de límites precisos su pesadumbre ante los cambios: reconociendo que la magnificencia y prosperidad de Maurilia convertida en metrópoli, comparada con la vieja Maurilia provinciana, no compensan cierta gracia perdida, que sin embargo se puede disfrutar ahora sólo en las viejas postales, mientras que antes, con la Maurilia provinciana delante de los ojos, de gracioso no se veía realmente nada, y mucho menos se vería hoy si Maurilia hubiese permanecido igual, y que de todos modos la metrópoli tiene este atractivo más: que a través de lo que ha llegado a ser se puede evocar con nostalgia lo que fue».
Lo que fue. El patrimonio ha servido para construir la historia, para construir el pasado. En la actualidad, como afirma Horacio Capel,
«además de esa función de construir una visión del pasado, el patrimonio sirve también para construir el futuro».
La enorme extensión que alcanza hoy esta herencia, con un legado ubicuo y polisémico, dónde están presentes la cultura material pero también la inmaterial —saberes, tradiciones, celebraciones….—, pone de manifiesto las dificultades de la tarea colectiva a la que nos enfrentamos. Como en el relato de Calvino, «ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, que nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sí», y nuestro patrimonio es algo cada vez más vivo, poliédrico e invisible.
Antonio S. Río Vázquez . Doctor arquitecto
A Coruña. mayo 2015
En los discursos filosóficos la idea del devenir ha sido objeto de estudio y fuente de inspiración para diversos autores. Desde los presocráticos hasta, más recientemente, Gilles Deleuze, el pensamiento que pretende ir más allá del análisis, descripción o reproducción de lo real, con el claro objetivo de transformarlo sin introducir constricciones estables, ha tomado el devenir como figura principal, en algunas ocasiones con un protagonismo pleno, en otras de modo subterráneo.
En el ámbito de la arquitectura, que es una disciplina con enormes posibilidades transformadoras de lo real, no ha sido sin embargo tan habitual un discurso del devenir. Cuando este tipo de discurso ha aparecido en ámbitos arquitectónicos, se ha tendido a presentar un posible devenir arquitectónico como un proceso positivo meramente adaptativo, es decir en el plano de la superestructura en el vocabulario marxista, o bien se ha hecho en el plano estructural desde una valoración negativa, es decir como dispositivo puramente coercitivo.
Esta colección de ensayos pretende indagar en una posible tercera vía, que solamente aparece a partir de las anteriores que necesariamente deben precederla, al introducir difusamente un aparato crítico que solo muy recientemente los discursos arquitectónicos han ido incorporando desde las artes escénicas: la categoría de lo performativo.
Redes es una pequeña Villa Marinera de principios del siglo XX, situada en el margen norte de la Ría de Ares enclavada en las Rías Altas Gallegas. Esta localidad fue premiada por el Colegio de Arquitectos en el día internacional de la arquitectura 2009 por conservar su traza original en el urbanismo. También se conoce esta localidad como la “Venecia Gallega” por la conexión de sus viviendas al mar. En la calle conocida como Rúa Nova que constituye una ampliación del pueblo de los años 40 destinada a viviendas y bodegas se sitúan las dos viviendas unifamiliares con los números 42 y 44 que actualmente unifican las funciones de vivienda y estudio de arquitectura.
El proyecto supone la rehabilitación y ampliación de dos viviendas unifamiliares existentes que no conservaban la configuración tradicional del núcleo urbano de Redes, debido a una rehabilitación sufrida en los años 80. Para recuperar esa arquitectura tradicional de la villa marinera mediante un lenguaje contemporáneo, se hizo una reinterpretación de la misma, utilizando materiales como la madera de Iroko, las vigas de madera laminada, la teja curva o el mortero blanco.
Las viviendas se disponen de manera simétrica sobre el muro medianero de piedra original. Estas se desarrollan en tres niveles un primer nivel desde la fachada marítima en la Rúa Nova con el hall principal, dos estancias y un baño. En planta primera se diseña el salón comedor y la cocina, todo la planta vinculada a un jardín trasero y con una galería en vuelo con vistas a la Ría. En planta segunda se desarrollan dos dormitorios y dos baños.
Las escaleras al situarse en el centro de la vivienda se diseñaron con un valor escultórico y cambian desde la planta baja hasta la segunda. En la planta baja son macizas en roble con un gran armario en su interior, en planta primera son metálicas y muy diáfanas y pintadas en blanco para permitir la transparencia de la planta.
En el jardín se disponen distintas especies botánicas autóctonas, se crea una terraza de madera de Iroko , un cierre de lamas de madera de Iroko que permiten vistas frontales al monte y se cierran contar los vecinos en las medianerías. Cruzando la Rúa Nova se puede bajar por unas escaleras a un murete de granito denominado Porto Radeiro, en parte propiedad de las viviendas. Tirando de un cabo se acerca una Dorna, embarcación tradicional gallega, que constituye el sistema de transporte principal de las viviendas por las Rías.
Entre el mobiliario cabe destacar la chimenea diseñada por Miguel Mila para DAE, los sanitarios de la selección de David Chipperfield para Roca, las sillas de loneta naranja Menorquinas, y los sofás del salón son diseñados por Díaz y Díaz Arquitectos y se disponen en varios módulos para poder crear una mesa central o una enorme cama, así como un espacio de reunión en torno a la chimenea.
Obra: Dos Viviendas en Redes. A Coruña
Situación: Redes, Galicia. España
Autores: Díaz y Díaz Arquitectos [Lucas Díaz Sierra, Gustavo Díaz García]
Fecha: 2012
Cliente: Privado
Área: 500 m²
Fotógrafo: Héctor Santos-Díez | BISimages + diazydiazarquitectos.com
PREMIOS
Accesit en el Premio Juana de Vega de Arquitectura 2012 organizado por la Fundación Juana de Vega.
PUBLICACIONES
– Revista “On Diseño” nº326
– Architizer
– Plataforma de Arquitectura
– Archdaily
– Domus xl
Escuela internacional de verano de dibujo y diseño arquitectónico y urbano en la que se introducirá a los participantes en el uso de la arquitectura y el urbanismo tradicionales como herramienta para el proyecto contemporáneo. Los participantes nacionales e internacionales, en su mayoría procedentes de las diversas escuelas de arquitectura que colaboran en la actividad y con distintas formaciones y perfiles, podrán al mismo tiempo intercambiar conocimientos y experiencias, enriqueciendo con ello los recursos adquiridos en sus escuelas de origen.
Se tratarán aspectos urbanos tan importantes como la preservación y el fortalecimiento de la identidad local, la creación de comunidades y el trabajo sobre espacios urbanos para contribuir a enriquecer la vida social del vecindario.
El trabajo se acompañará desde el primer día con una serie de conferencias breves sobre la historia urbana de las áreas sobre las que se trabajará, la tradición arquitectónica y constructiva madrileña y las políticas municipales para la conservación de la identidad paisajística del centro urbano de Madrid, a cargo de representantes de las muchas instituciones que colaboran en la actividad.
El resultado final será una serie de propuestas de mejora para diversos espacios urbanos del centro histórico de Madrid que se discutirán y revisarán tanto por el equipo del taller como por los miembros del jurado del Premio Rafael Manzano Martos 2015.
Taller organizado por el Premio Rafael Manzano (PRM) y la Escuela de Arquitectura de la University of Notre Dame (UND) gracias a la generosidad de la Richard H. Driehaus Charitable Lead Trust y a la colaboración del Ayuntamiento de Madrid, la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la Universidad de Alcalá (UAH), la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX), la University of Miami (UM), INTBAU España y el Centro de Investigación de Arquitectura Tradicional (CIAT).
La matrícula en el taller es gratuita y abierta a todos, aunque se desarrollará un proceso de selección previo de los candidatos para conformar un grupo de un máximo de 15 personas y se reservará, en cualquier caso, un pequeño número de plazas para participantes procedentes de las diversas instituciones que colaboran en esta actividad.
Profesores Coordinadores: Alejandro García Hermida (PRM-UAX), Frank Martínez (UM) y Lucien Steil (UND).
Profesores Ayudantes: Maureen Brown (UND), Carmen Bueno (UPM), Javier de Mingo (UPM) y Molly Visk (UND).
Conferenciantes Invitados: Rosa Cervera (UA), José Francisco García (Dirección General de Patrimonio Cultural y Calidad del Paisaje Urbano del Ayuntamiento de Madrid), Jaime de Hoz (UAX), José Luis Infanzón (Dirección General de Revisión del Plan General de Ordenación Urbana del Ayuntamiento de Madrid), Jean-François Lejeune (UM) y Fernando Vela (UPM).
Una descripción excelente de la vida y trabajo del arquitecto Le Corbusier incluyendo una discusión sobre la Unite d’Habitation en Marsella y en la parte 2 su trabajo en Chandigarh, India.
Una ciudad no pertenece a ninguno de estos estados, sino que es administrada de forma directa por el gobierno federal como el Territorio de Chandigarh.
La Fundación Arquia en colaboración con la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, con el fin de impulsar la investigación en el ámbito de la Arquitectura, convocan una beca para el desarrollo de un proyecto de investigación a realizar en un centro académico de reconocido prestigio en Nueva York.
El objetivo es pretende impulsar la realización de proyectos de investigación en el ámbito de la Arquitectura proporcionando oportunidades para su creación, desarrollo y comunicación, ofreciendo a los candidatos las condiciones y facilitando los medios para su desarrollo como apoyo a sus esfuerzos y a su iniciativa.
Descripción
La beca permite a los arquitectos el desarrollo de un proyecto de investigación durante seis meses, en el marco de una institución académica de prestigio en Nueva York, beneficiándose de residir en una de las ciudades considerada como centro de innovación, con una gran actividad en creación cultural y difusión del conocimiento.
Candidatos
Podrán optar a la beca los titulados como arquitectos superiores en cualquiera de las escuelas técnicas superiores de arquitectura del Estado español, los arquitectos extranjeros con título obtenido en España y los arquitectos con título obtenido fuera del país y convalidado en España.
Calendario
Apertura convocatoria: 27 de abril de 2015
Periodo de inscripción: 27 de abril al 17 de junio de 2015
Resultados: Primera semana de Julio
Desarrollo de la beca: del 1 de setiembre al 1 de marzo de 2015
Jurado
El jurado estará el jurado estará compuesto por los siguientes miembros:
· Sr. D. Fernando de Terán, Director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
· Sr. D. Fernando Díaz-Pinés Mateo, Patrono de la Fundación Arquia.
· Sr. D. Alberto Campo Baeza, arquitecto, Académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
· Sr. D. Gerardo García-Ventosa, Director de la Fundación Arquia, como secretario sin voto.
Puedes consultar más información en la página de la Convocatoria en la web de la Fundación Arquia accediendo aquí.
Hago esfuerzos por seguir el propósito de alejarme un tanto de lo que acontece en mi país para terminar una serie de comentarios que había venido haciendo sobre la crítica. Y hablo de esfuerzo porque las últimas cosas que han salido a la luz, las cuales los venezolanos ya conocíamos y exponen de modo más directo un panorama altamente corrompido, hacen que apartarlo de la mirada se convierta en una empresa muy difícil. Lo hacemos sin embargo, no sin antes preguntarnos si es ceguera total o simplemente tontería, oportunismo o miedo de perder un cargo, lo que hace que algunos altos funcionarios del Régimen, entre ellos colegas que han disfrutado del Poder, sigan sosteniendo un proyecto político mediocre y pervertido haciendo un insensato esfuerzo para ocultar el inmenso amasijo de mediocridades, inconsecuencias, asalto a los fondos públicos y desvergüenza que lo caracteriza.
Lo vivido en estos últimos meses venezolanos había interrumpido los comentarios que le dediqué a la crítica y me quedaban por publicar unos apuntes dedicados al incómodo y con frecuencia funesto peso que la ideología como superestructura ejerce en la visión crítica de la arquitectura, peso que tuvo consecuencias en el debate de los años sesenta del siglo pasado, cuando en ciertos sectores marxistas se hizo el inútil esfuerzo de despojar al ejercicio de la arquitectura de los “prejuicios artísticos” a la vez que se convertía a los aspectos técnicos vinculados a la concepción y producción del edificio en la referencia fundamental para evaluar la pertinencia de una arquitectura, de su valor como resultado.
Angelus Novus, grabado de Paul Klee, 31 x 24 cm., pintado en 1920 | oscartenreiro.com
Esos apuntes no son sino eso, reflexiones cortas que no aspiran a otra cosa que situar nuestros puntos de vista acerca del ejercicio crítico. No pretenden ser exhaustivos y menos aún de rango académico, pero fijan con su parquedad el tono general de lo que escribo aquí, inspirado sobre todo por un deseo de comunicación que quiere ser de lenguaje accesible a todos, fuera de pretensiones especializadas.
Pero no es sólo la cuestión ideológica sino el muy extendido intento de hacer de la crítica algo así como una rama de la filosofía, una suerte de filosofía del ambiente edificado, lo que considero también un ejercicio equívoco que ha servido en los tiempos recientes para edificar prestigios arquitectónicos sobre bases muy endebles. Me temo que ha contribuido a ello la proliferación de cursos de post-grado y doctorados sobre “teoría de la arquitectura”, modo de discurrir que quiere ser un cuerpo de conceptos que fundamentan el ejercicio de la arquitectura, sin dar debida reflexión a la imposibilidad de elaborar teorías sobre actividades como la nuestra, que si bien con importantes contenidos técnicos, sigue procesos basados en la intuición, en el manejo de referencias provenientes de una enorme diversidad de orígenes (de la memoria, de la experiencia personal, de la capacidad de invención, de los saltos de genio muy localizados y específicos pero eventualmente presentes, de asociaciones de imágenes) que se resisten al razonamiento y no encuadran en el mundo de los conceptos.
A esa intención de pensar la arquitectura la he llamado crítica filosofante y estoy persuadido, repito, de que ha servido de fundamento para convertir en figuras de la arquitectura a personalidades, e incluso edificios, que poca atención hubiesen merecido en tiempos menos atentos a los despliegues “ilustrados”.
En virtud de algunas de las cosas que acabo de decir y de muchas otras que he expresado en textos que deseo publicar oportunamente, he promovido la idea de ir hacia un modo de ejercer la crítica de arquitectura análogo al que ocupó lugar en tiempos de la primera modernidad (hasta la Segunda Guerra y un poco después) cuando un puñado de pensadores de bastante calibre, no dependientes de la industria editorial sino de sus propias convicciones y de su prestigio intelectual, fueron acompañantes de los intentos de cambio de los arquitectos que buscaban erosionar el pensamiento académico y realizaban una obra significativa en medio de innumerables dificultades. Eran tiempos muy cargados con la controversia ideológico-política, pero buena parte de esos hombres de pensamiento, pudieron mantenerse en un espacio intelectual más autónomo hasta lograr promover una arquitectura cuya autenticidad en términos de valores estéticos asociados a la respuesta a problemas acuciantes de ese tiempo histórico, es indiscutible y los ejemplos construidos se sostienen a más de tres cuartos de siglo de distancia, asunto que contrasta con las promociones de tiempos más recientes, nombres que ya se han olvidado y edificios destinados a ser simples vestigios de una memoria más o menos superada.
No estoy en modo alguno buscando resucitar viejas cosas sino expresando una inconformidad activa respecto a la forma como ha ido orientándose el discurrir sobre arquitectura y la publicidad de los modos de actuar.
Llamo la atención sin embargo sobre dos cosas principales: por un lado la tendencia a enfocar la mirada exclusivamente al mundo de la opulencia (con crisis y sin crisis) y sus preferencias. Las arquitecturas que pudiéramos llamar “sustitutivas” de las del mundo del espectáculo, las que a tono con la crisis económica ahora se quieren promover, terminan siendo siempre las que se “escogen” desde el mismo mundo opulento. Se extraen como con pinzas valores “jóvenes” que se encuadran sin dificultades con las preocupaciones revisionistas en boga y se sigue estando lejos, muy lejos, de las realidades del ejercicio en las tres cuartas partes del mundo y sobre todo de los esfuerzos interesantes, llenos de sentido y sin duda valiosos para la escena arquitectónica, de muchos arquitectos sólo conocidos en sus propios medios. “Sólo conocidos” digo porque inevitablemente la opulencia conoce sólo lo que se expresa dentro de la opulencia, lo que exige por supuesto el idioma inglés en primer lugar y estar en un país “emergente” también en primer lugar, siendo “emergente” uno que no tenga problemas políticos calientes y decadentes sino que esté integrado, ya, al intercambio fluido de una economía globalizada.
Y la segunda cosa que me interesa señalar atañe a quienes localmente ejercen la crítica. Pocos, pero -es a eso a lo que quiero referirme- demasiado tímidos en cuanto a su capacidad para entender mejor el ambiente en el que se desenvuelve la práctica de la arquitectura de las sociedades en las que viven. Parecen a veces en exceso interesados en plegarse a los modos de la opulencia, con lo cual terminan despreciando o desdeñando lo que “los arquitectos” (esos sujetos díscolos y siempre problemáticos) de su propio medio hacen, considerándolos equivocados o desorientados porque no calzan en sus esquemas. Y cuando no es así, entonces se desentienden, se sumergen por ejemplo en el mundo académico y tratan de fijar su mirada en un pasado que generalmente ofrece menos problemas. Se dedican entonces a valorar lo ya valorado, los prestigios de los fallecidos que siempre ganan en consenso a los vivos, elogian a los fundadores, a los que en general son vistos con benevolencia y se abstienen cuidadosamente de señalar nada preciso en dirección a quienes están como ellos luchando con un presente problemático, tratando de construir, languideciendo a veces sin contar con un apoyo que podría abrir algunas puertas.
Volveré sobre este tema.
Óscar Tenreiro Degwitz, Arquitecto.
Venezuela, Mayo 2013, Entre lo Cierto y lo Verdadero
Andamos en tiempos revueltos, qué duda cabe. La confusión, como una pegajosa melaza, nos envuelve y nos priva del tiempo necesario para observar cómo se despliega la realidad.
Ante tanto tumulto, hay que saber mantener un perfil, una manera de interactuar estratégica, más que táctica. Cuando se apuesta por una actitud de atenta espera, los otros lo llaman relativismo.
Muy pocos lo llaman lucidez.
Es bien curioso como hay aspectos de la historia que se calcan, aun cuando las condiciones de desarrollo de los acontecimientos propios de cada época son bien diferentes. Cuesta no refugiarse en estos tiempos revueltos, donde una adecuada gestión de la complejidad se hace tan necesaria, en figuras precedentes en lo temporal y tan apabullantemente contemporáneas. Hablar de Siegfried Kracauer es hoy un acto de rebelión ante lo confuso, un signo de lucidez en lo complejo y un espacio de luz entre tanta escenografía histérica.
Valga como reseña de esta añorada lucidez el texto introductorio de Daniele Pisani al magnífico Escritos sobre arquitectura,1que recoge una afilada aproximación a la manera como Kracauer se anteponía a los tiempos convulsos de la antesala de la II guerra mundial.
Hablar de Kracauer hoy constituye un ejercicio de resistencia.
La actitud de Kracauer en sus escasos escritos sobre arquitectura formaba parte integrante de su multiforme e intrépida capacidad de análisis de manifestaciones superficiales. Es decir, más que proponer una lógica sistémica acerca, o sobre la arquitectura, esta era entendida como algo insertado en el complejo contexto cultural, social y político de la época. En realidad, la arquitectura era leída, si lo expresamos en los términos post-pop actuales, como la expresión de un comportamiento. Es quizás lo más sorprendente de una manera de mirar y entender la realidad, a ojos de un arquitecto, que no ejercía como tal. Kracauer, nos asegura Pisani, era siempre reacio a encuadrar la multiplicidad de la realidad en categorías rígidas, de forma que evita programáticamente la sistematicidad. Estamos hablando de textos realizados en la década que va de 1923 a 1933 y nos encontramos con un autor que entiende el discurso de la arquitectura a partir de la integración estructural de lo propiamente arquitectónico con otros discursos (artísticos, políticos, literarios, sociales, etc). Sus artículos sobre arquitectura son textos de ocasión,2 surgidos de situaciones contingentes. Cada texto busca manifestarse como caso ejemplar de la realidad, es decir como expresión pura de un comportamiento irreductible. Kracauer escribe:
«la realidad es una construcción, se inscribe sólo y exclusivamente en el mosaico de las observaciones singulares».
En otro momento de lucidez, alejándose de toda noción teórica de lo absoluto, llega a afirmar que como consecuencia de la exaltación del pensamiento teórico nos hemos alejado terriblemente de esta realidad, repleta de cosas y de gentes de carne y hueso, que exige ser considerada de manera concreta.
Hasta aquí se podría caer en la tentación de considerar a Kracauer como un cronista del momento, en sentido literal, alguien que de forma aséptica va acumulando los registros documentales de su época.
Nada más lejos de la realidad. Es bien cierto que difícilmente se puede acusar a Kracauer de priorizar la superación de la metafísica sobre la superación de las contradicciones sociales objetivas, tal como así lo hicieron Derrida o Lyotard décadas más tarde. Pero tampoco puede decirse que no hubiera una manera, una intención narrativa en los textos del arquitecto alemán.
Pisani, de nuevo acertadamente, lo constata al destacar el artículo de 1922 Die Wartenden, “Los que esperan”. En él Kracauer escribe:
«el presente es el lugar histórico de la máxima distancia del absoluto».
Contrariamente a lo que podría parecer, la lógica del tiempo presente es la a-dimensionalidad respecto tanto a la esfera del pasado como a la del futuro. Es decir, el presente no es capaz de configurar una distancia temporal con el pasado ni con el futuro simplemente porque el presente es una derivada de tiempo, una sección infinitesimalmente pequeña de tiempo. Eso sí, una porción que “siempre es ahora”.
Es por ello que si el presente no es de nuestro agrado, y visto que siempre estamos en tiempo presente y que siempre es ahora, quizás solo cabe la actitud de la espera. Como dice Pisani, quien se entrega a la espera, ni se cierra el camino de la fe, como un obstinado afirmador del vacío (fe en un tiempo mejor, fe en un lugar mejor), ni abraza esta fe como el nostálgico al que la nostalgia misma ha hecho perder los escrúpulos.
Quizás la idea de lucidez como tiempo de espera sea decepcionante, la idea de esperar no está muy de moda actualmente, pero esta espera no es pasiva ni improductiva. Es más bien un abrirse vacilante, una afirmación con el coraje que se demuestra en el saber-resistir. Un transitar apacible por la historia de las ideas, una espera lúcida.
Y entre espera y espera, Kracauer va configurando la realidad como una construcción social, va hilvanando toda verdad como el resultado de una convención lingüística, ejercitando sobre toda forma de saber una estrategia de apropiación, entender todo enunciado como una ficción pragmática.3
De todo lo anterior podría deducirse que esperar permite observar el tiempo como quien escudriña un frontispicio a la búsqueda de algún símbolo que aporte luz interpretativa a una época, y en definitiva observar es un signo de lucidez.
Toca pues esperar lucidamente.
Miquel Lacasta. Doctor arquitecto
Barcelona, abril 2012
Notas:
Vale la pena destacar la explicación de Sugimoto a la serie de fotografías de Salas de Cine ya que tiene mucho que ver con la idea de espera lúcida:
«Suppose you shoot a whole movie in a single frame? And the answer: You get a shining screen. Immediately I sprang into action, experimenting toward realizing this vision. Dressed up as a tourist, I walked into a cheap cinema in the East Village with a large-format camera. As soon as the movie started, I fixed the shutter at a wide-open aperture, and two hours later when the movie finished, I clicked the shutter closed. That evening, I developed the film, and the vision exploded behind my eyes.»
1 KRACAUER, Siegfried, Escritos sobre arquitectura, Ed. Mudito&Co, editado por Daniele Pisani y Juan José Lahuerta, Barcelona 2011
2 No puedo dejar pasar la coincidencia de la idea de lo ocasional con el titulo que da José Luís Mateo a uno de sus últimos libros, al que tajantemente llama Ocasiones, y que describe como Ocasiones hace referencia a la especificidad de nuestras acciones y se distancia de cualquier enfoque genérico. Ocasiones opera desde la constatación que en la práctica de la arquitectura las ideas se producen y se encuentran en la acción. Mateo, Josep Lluís, Ocasiones, Ed. Actar, Barcelona 2009
3 Por diferentes razones a las del autor, me parece imprescindible entre los ensayos recientes el libro de CASTRO, Ernesto, Contra la Postmodernidad, Ed. Alpha Decay, Barcelona 2011
La unión e interacción de estudiantes universitarios de distintas disciplinas y personas con discapacidad intelectual ha sido la clave para obtener resultados creativos, satisfactorios, educativos e integradores. La transversalidad, también en la investigación, permite unir áreas de conocimiento que nunca deberían ser estancas.
Este libro contiene experiencias docentes e integradoras y artículos relacionados, basados en la arquitectura y la discapacidad intelectual. La unión Universidad, sociedad y empresa, como componentes indispensables, formando la Cátedra Bantierra-Fundación ADECCO de la Universidad San Jorge como instrumento de trabajo, ha consolidado una metodología docente de integración social entre colectivos vulnerables y estudiantes universitarios, facilitando compromisos sociales para la convivencia desde la formación universitaria.
Un barrio de casas humildes con una arquitectura digna de la que su entorno carece, es el lugar.
La parcela esta situada en el barrio de Sta. Lucia, en la intersección de las calles Federico Mallo con Eduardo Pondal donde a mediados del siglo pasado se construyeron unas magnificas viviendas sociales de planta baja y una planta alta, con su patio en la parte posterior.
El barrio posee unas extraordinarias vistas sobre la ensenada de Mugardos y la entrada de la ría de Ferrol, vigilada por los castillos de La Palma y San Felipe.
La ordenanza para la zona contempla una altura de bajo, dos plantas y ocupación bajo cubierta, con un fondo edificable de 12.00 m.
El proyecto plantea la necesidad de respetar la escala del barrio, para ello fue preciso renunciar al aprovechamiento en altura que establece la normativa urbanística.
Se proyectaron 9 viviendas en hilera, entre crujías de 3,50 m. de ancho, esta disposición permite que todas tengan las mismas condiciones de soleamiento y vistas. Un local de uso municipal resuelve la esquina de la manzana.
Las viviendas están resueltas en dos niveles. En planta baja están situadas la sala de estar, cocina y un pequeño aseo, los espacios más privados destinados a dormitorios se disponen en planta primera separados de la calle. Un lucernario introduce la luz en la zona central de la vivienda donde está situada la escalera.
El garaje, trasteros, lavanderías y cuarto de instalaciones están ubicados en planta semisótano, el acceso se realiza a través de una escalera situada en el patio y una rampa que conecta con la calle. Todos estos espacios disponen de ventilación natural.
El patio que sirve de acceso a las viviendas y de espacio de relación, se trata con un pavimento duro de adoquines con césped entre sus juntas. En la zona inmediata al linde de la parcela esta previsto plantar hiedras, arbustos y plantas aromáticas. La iluminación de esta zona esta prevista que se realice con balizas situadas en el límite del espacio ajardinado con el pavimento de adoquín.
Existe un intento de crear unas viviendas climáticas sencillas, en las que los propietarios deciden si quieren que el viento entre o no, si desean abrirla y que entre el fresco o cerrarla para estar guarecidos.
Obra: 9 Viviendas de Protección Pública en Mugardos
Localización: Barrio de Sta. Lucia, intersección c/ Federico Mallo con Eduardo Pondal, Mugardos, A Coruña, Galicia, España
Autor: Jorge Salgado Cortizas
Año: 2007 Proyecto _2011 Finalización de la obra.
Fotografía: Ana Amado
Publicación
VI Premios ENOR (proyecto seleccionado)
A medida que nos acercábamos al estudio COSTA Comunicación visual, afincado en A Coruña (Galicia, España) y a pesar de estar a escasos metros que nos separan, nos percatamos (quizás sugestionados por subtítulo que los entrevistados pusieron al estudio) de la abundancia y reiteración de toda clase de comunicados, que atraían nuestra atención, bien sea por su tipografía, colorido, forma, disposición, etc.
Este aumento de la percepción de la realidad que nos rodeaba, motivado sin duda por la entrevista, nos hizo recordar la definición sencilla pero a la vez compleja de Bruno Munari sobre comunicación visual,
Una vez llegados a nuestro destino, nos recibieron los fundadores, David Silvosa, arquitecto y diseñador gráfico y Daniel Bembibre, diseñador gráfico y co-fundador de Belda. Ambos decidieron unir fuerzas y experiencias en este nuevo proyecto en mayo de 2014 para
“resolver las necesidades creativas tanto del pequeño cliente como de grandes empresas, ayudándolos a destacar potenciando su identidad.”
“Mientras que el sueño del artista es llegar al Museo de algún modo, el sueño del diseñador es llegar a los mercados locales.”
“COSTA quiere ser un pequeño estudio de comunicación visual dedicado a diferentes disciplinas: gráfica, editorial, ilustración, packaging, branding, producción audiovisual, soportes digitales y diseño de campañas o eventos”.
Sin más preámbulos os dejamos con la entrevista que tuvimos la suerte de realizar en su propio estudio.
Fotografía cortesía de COSTA Comunicación visual
¿Cuál ha sido vuestra formación y trayectoria profesional previa a Costa?
David trabajó en diferentes estudios de arquitectura gallegos durante su etapa como estudiante de arquitectura, algo muy habitual en la profesión, y también en la oficina de Carlos Ferrater gracias a las Becas de la Caja de Arquitectos. Al terminar la carrera inicia su actividad como arquitecto a la vez que la compagina con la de diseñador. El ejercicio de arquitecto lo realiza de forma independiente, teniendo como principal cliente a una promotora y aceptando cualquier tipo de encargo que fuese apareciendo; formalizándose únicamente pequeños locales comerciales o de hostelería. A la par aceptaba encargos como diseñador afianzando clientes cada vez más permanentes, agencias de producción y edición o empresas con necesidades continuas de soluciones gráficas.
Dani por su lado también trabajó en estudios de diseño locales tras estudiar Bellas Artes. En el año 2005, y gracias a una Beca de la Fundación Barrié, amplía su formación en Finlandia como diseñador gráfico. A su vuelta se quedó varios años en Barcelona, ciudad en la que coincide y conoce a David. Durante ese tiempo trabajó en estudios de gran prestigio como Ruiz+Company y agencias de referencia nacional como Summa, en las que participó en proyectos tan relevantes como el rediseño de la identidad corporativa de RTVE. En el 2010 decide volver a Coruña y funda Belda, junto con María América Díaz y Noa Bembibre.
¿Qué os llevó a abriros camino en el diseño gráfico y la comunicación visual?
Ambos nos decidimos especializar en nuestras carreras en ese campo, si bien en Bellas Artes la formación estaba más orientada a ello, en Arquitectura también tiene su especialidad y siempre ha sido importante el factor visual y de diseño para la comunicación de un proyecto de arquitectura. A partir de ese momento, simplemente empiezan a surgir oportunidades: proyectos personales, trabajos, encargos,… Y siempre hemos visto los proyectos como oportunidades a largo plazo.
¿Teníais alguna experiencia previa?
En el caso de Dani está claro, en el de mío, como arquitecto, la experiencia previa ha sido cada proyecto de la escuela o cada trabajo en los estudios en los que trabajó. Solo hay que ver las revistas de arquitectura para saber el valor del diseño gráfico o cualquier concurso de arquitectura en la que la potencia y la información visual es de vital importancia.
Fotografía cortesía de COSTA Comunicación visual
¿Os encontrasteis con muchas dificultades?¿Cuáles fueron las más problemáticas?
Por supuesto, y las seguimos encontrando. Al principio es la forma en la que consigues hacerte un hueco, después las travesías en el desierto cuando no aparecen nuevos clientes. Ahora, por suerte, parece que la unión ha hecho la fuerza y esto ha traído nuevos proyectos; pero conseguir eso ha supuesto asumir más síes de los que quizás deberíamos, por lo que jornadas interminables o un calendario sin vacaciones han sido la tónica, ahora y todos estos años. La dificultad máxima es conciliar la vida profesional con la personal, vivimos en una época muy mala en el que muchas veces tienes que anteponer el trabajo a muchas circunstancias. Y, aún así, tenemos que estar agradecidos de que sea así.
¿Estáis contentos con los objetivos alcanzados?
Sí, contentos y como decíamos antes agradecidos. Hemos tenido la gran suerte de encontrarnos con clientes profesionales, que sabían que rol desenvolvíamos cada una de las partes. Eso nos ha permitido desarrollar proyectos interesantísimos que hemos podido plantear con la independencia que todos buscamos en nuestro ejercicio profesional. Estar donde estamos es un objetivo alcanzado en sí mismo.
¿Qué expectativas y proyectos de futuro tenéis para «Costa»?
Establecernos y conciliar. Esperar que la incertidumbre algún día llegue a desaparecer y seguir como hasta ahora, pudiendo hacer lo que nos gusta para clientes que saben que nos necesitan.
Fotografía cortesía de COSTA Comunicación visual
¿Compagináis o complementáis esta actividad con otras labores o en otros campos?
David sigue ejerciendo la arquitectura.
¿Son rentables este tipo de iniciativas?¿Os sentís bien remunerados por la labor que realizáis?
Seguir lo que buscas siempre es rentable. Conseguir ser independiente, que un cliente acuda a ti porque sabe que te necesita es rentable. Que sepa que te necesita significa que conoce el valor de tu trabajo, y eso se traslada a los honorarios.
Cada vez nos vamos remunerando mejor. Como hay otra boca más que alimentar , la propia infraestructura que necesita una empresa, estamos apostamos porque crezca sana y saludable sacrificándonos en cierta medida nosotros.
¿Consideráis que estudiar Arquitectura ha sido un pasaporte fundamental para haber llegado a vuestro trabajo actual?
Por la parte que me concierne, sí, ha sido fundamental. Aunque siempre había tenido ese lado creativo, hay que tener en cuenta que entré pensando en dedicar mi vida a calcular estructuras. Salir de ahí odiándolas, pero descubriendo otras disciplinas de las que antes huía, es fruto de estudiar Arquitectura.
¿Animarías a otros arquitectos a seguir vuestros pasos? ¿Qué pasos consideráis que deberían dar? ¿Cómo completar sus estudios? ¿Qué otros consejos les darías?
Sí, como comentábamos antes, seguir lo que buscas siempre es rentable. Todos conocemos ese discurso y en nuestro caso nos lo creemos. Los pasos que creemos necesarios para conseguirlo es voluntad y no desfallecer en el intento. Formarse siempre es importante y hoy por suerte la información es muy accesible; pero lo importante son las horas que le echas encima. Y también es muy importante valorar cualquier proyecto, por pequeño que sea, como una oportunidad; nunca sabes de dónde va a surgir el próximo proyecto o a raíz de qué.
¿Creéis que los arquitectos en España deberíamos seguir abriendo nuevas vías de trabajo para salir de la casilla más «tradicional» de proyectar dada la actual situación de la construcción en nuestro país?
En nuestro caso no es que busquemos nuevas vías de trabajo en la arquitectura, es que directamente cambias de disciplina. Sí que creemos que hay que adaptarse a cada momento; por suerte la arquitectura te da muchas vías para explotar la actividad. Hay múltiples escalas y hay múltiples opciones de acercarse a cada una de ellas. Al final nuestro trabajo consiste en poner las cosas en orden: las necesidades del cliente, las ideas propias,… Sólo hay que buscar a ese cliente al que le podemos resolver sus problemas. No siempre será una casa, un equipamiento, un edificio,…; pero hay que explotar cualquier oportunidad.
Fotografía cortesía de COSTA Comunicación visual
¿Qué opináis de los que se han ido a trabajar al extranjero?
Que es una pena. No dejamos de ser recursos que se están perdiendo. Ojalá que cuando la situación cambie también se revierta esa situación. Si la gente se va, aquí nunca va a pasar nada. Y si queremos evitar de nuevo la emigración, tendremos que construir todo aquello que buscamos en momentos de crisis en el extranjero.
¿Cómo veis el futuro de la profesión?
Fastidiado. Quizás gran parte del problema venga de que nos hemos/han/ven convertido en un escollo burocrático que hay que cumplir. ¿Quieres hacer una casa? Pues tienes que pedir licencia, tienes que pagar unas tasas, tienes que contratar un arquitecto, tienes que contratar un aparejador, tienes que contratar un coordinador de seguridad y salud,… Tienes que; pero la gente no sabe para qué sirve un arquitecto, un aparejador, un coordinador. Y todos sabemos que somos esenciales; pero el cliente no. Necesitamos que el cliente acuda a nosotros porque sabe que nos necesita para algo y ahora, en muchos casos, sólo acude por obligación.
No hay mayor actividad “innecesaria” que el diseño gráfico. Cualquier cuñado te hace un logo, cualquier sobrino te monta una web y cualquier imprenta te hace un rótulo; pero hay gente que contrata nuestros servicios. Hay intromisión, no hay competencias asignadas, ni colegios que regulen la actividad, y los clientes demandan diseñadores igual.
Pero todo esto comenzó en el pasado, cuando nos ganamos la fama de ser unos profesionales bien remunerados que no pisaban una obra o sembrábamos nuestro paisaje con proyectos seriados a precios de inéditos. Esa fama que nos precede ahora, unido a que nuestros clientes creen que no nos necesitan, supone que no valoren nuestro trabajo y por lo tanto, menos aún, nuestros honorarios. Y en la actualidad, la situación de supervivencia en la que nos encontramos, sólo abunda en esa dinámica en el sentido contrario: bajemos los precios a costa de no poder asumir, debido a los costes, el trabajo para el que nos contratan.
O empezamos a hacernos valer, y conocemos lo que cuesta el ejercicio profesional, o asumamos que terminaremos por devorarnos los unos a los otros.
Y a este paso, nadie nos echará de menos.
Fotografía cortesía de COSTA Comunicación visual
David Silvosa – Daniel Bembibre · Comunicación Visual | COSTA
Abril 2015
Entrevista realizada por Ana Barreiro Blanco y Alberto Alonso Oro. Agradecer a Daniel y David su tiempo, paciencia y predisposición con este espacio.
Se trata de una herramienta añadida y complementaria para seguir patrimoniogalego.net y emplearlo en combinación com uno de los programas SIG (sistemas de información geográfica) más potentes y populares de Internet.
Cada noche nuestro servidor realiza una operación para convertir la base de datos en un fichero KMZ -la estructura de datos nativa de Google Earth. Esto quiere decir que te recomendamos bajarla de nuevo, de vez en cuando, para disfrutar de los contenidos actualizados con todas las últimas incorporaciones a la base de datos.
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Queremos agradecer a Eladio Rial, técnico de nuestro equipo, la escritura de este software que multiplica las posibilidades de patrimoniogalego.net.
El diseño en la oficina en el siglo XX. De la máquina de escribir al ordenador personal establece un punto de partida desde el que asomarse a la sofisticación de la escritura y al desarrollo del diseño en la oficina hasta su desplazamiento definitivo al universo digital. La integración de la mujer al mercado laboral como mecanógrafa, el éxodo rural, las innovaciones tecnológicas, el incremento del consumo y la consecuente evolución del diseño y la publicidad fueron algunos de los aspectos que tuvieron lugar durante el pasado siglo y que podrán advertirse en la exposición.
En la muestra se presentan tanto modelos tradicionales como peculiares ejemplares que permiten comprender el paso de lo mecánico a lo tecnológico. Desde máquinas de escritura encriptada, máquinas de juguete, teclados de escritura braille, máquinas eléctricas y electrónicas hasta los primeros modelos de ordenadores, que en sus primeras manifestaciones constituían un híbrido entre la máquina de escribir y el ordenador personal. Por otra parte, la Colección Sirvent expone también un amplio conjunto de pósteres, fotografías y carteles que ejemplifican las diferentes estrategias del diseño y de la publicidad en los últimos tiempos, así como una serie de objetos y utensilios utilizados en la oficina como abrecartas, atriles, afilalápices, grapadoras, teléfonos, numeradores, relojes, pesacartas, protectores de cheques, etc., que se exponen por primera vez y que pertenecen también a esta Colección.
A lo largo de la exposición, enriqueciendo el repertorio de máquinas, utensilios de oficina y pósteres que presenta la Colección Sirvent, las obras de José Lourenço, Misha Bies Golas e Ignacio Uriarte ilustran la plasticidad de la máquina de escribir, reflexionando sobre su singularidad y expandiendo su uso.
EL DISEÑO EN LA OFICINA EN EL SIGLO XX De la máquina de escribir al ordenador personal Colección SIRVENT Centro Torrente Ballester C/ Concepción Arenal s/n. 15402 Ferrol, Galicia, España
Foto: MADC, Museo Hedmark, Hamar, Noruega, Julio 2014.
Los objetos reclaman, en ocasiones, la aparición de ciertas arquitecturas. Su antigüedad, su rareza o su valor los hacen dignos habitantes de espacios exclusivos, fuera ya de nuestro alcance y nuestras costumbres. Los objetos se liberan entonces de las fricciones que impone el uso cotidiano y ocupan el lugar sensible y protegido de la presea: enseres transformados por nosotros en depósitos de la memoria a modo de islas temporales irrenunciables. Diríamos, en términos de consanguineidad, (re)cuerdos1.
Durante la construcción del museo Hedmark en Hamar se encuentran numerosos restos arqueológicos y objetos procedentes de una fortaleza medieval anterior al recinto rural de principios del Siglo XIX2. Sverre Fehn fue el encargado de proyectar la exposición de dichos objetos en una de las más hermosas colecciones de urnas y soportes que jamás se haya diseñado. La idea era simple: a cada objeto, una arquitectura, es decir, una estructura, un espacio, una luz. Imposible resolver un soporte “tipo” para el arado, el busto, la garrafa, la copa o la bala de cañón. Los soportes rudimentarios de hierro o piedra se combinan con planos de madera tallada y delicadas estructuras de vidrio al servicio de la joya agrícola, doméstica o militar 3.
La delicadeza de Fehn para con estas estructuras, consigue transformar objeto y soporte en una nueva experiencia unidad, una sola obra como resultante de distintas épocas, materiales y artes aplicadas, pero genuina y singular bajo la cruda iluminación natural. El sol aparece como única lámpara autorizada a desvelar los matices acuáticos de los cristales, fundiendo vidrios medievales y contemporáneos en una alfombra de sombras claras e interior refulgente, sombras que revelan la posición suspendida de botellas y copas en el espacio (y en el tiempo). Frente al tradicional fondo oscuro del bodegón, los objetos aparecen aquí sobreexpuestos a una luz brillante y saturada, adquiriendo dimensión espacial a través del movimiento de las sombras y la incorporación de la naturaleza exterior. En ocasiones la arquitectura nos reta desde la máxima exigencia y la menor de las escalas; ser arquitecto consiste aquí en aprender el oficio y la alquimia del fabricante de urnas.
Miguel Ángel Díaz Camacho. Doctor Arquitecto
Madrid. julio 2014. Autor de Parráfos de arquitectura. #arquiParrafos
Notas 1 Recordar, re-cordis, volver a pasar por el corazón. 2Sverre Fenh, Museo Hedmark, Hamar, Noruega 1967-1979, originalmente denominado Archbishopric. La independencia nacional noruega obtenida a principios del Siglo XX, tras casi 400 años de ocupación danesa (la Noche de 400 años), convierte cualquier objeto anterior al Siglo XV en un tesoro de valor incalculable como símbolo de la verdadera identidad nacional noruega. 3 La experiencia previa de Sverre Fehn como diseñador de exposiciones y delicados soportes para objetos se remonta al Pabellón de Noruega en la Exposición Universal de Bruselas, 1956-58; la óptica de la calle Prinsengate, Oslo, 1960; o el diseño de la exposición de arte medieval en Hovikodden, 1972.
“Puedo usar un espejo, que muestran las cosas como se ven, o puedo usar un mapa, que muestran las cosas como son pensadas.”
E. Gombrich
Un mundo de papel
Los mapas constituyen una representación gráfica del territorio. Pero también, a su vez, siempre han constituido un instrumento de ideología y poder. Responden a la necesidad de ubicar procesos y hechos, tanto pasados como futuros, nos hablan de un orden social en un tiempo y en un espacio concreto.
J. B. Harley, en La nueva naturaleza de los mapas1 los define como una construcción social del mundo expresada a través de la cartografía. Sin embargo, matiza, los mapas nunca son neutrales, ni siquiera completamente científicos. Analiza las presiones que comprometen la independencia del cartógrafo: limitaciones financieras, económicas o políticas.
“A lo largo de la historia el cartógrafo fue un títere vestido con un lenguaje técnico, cuyos hilos eran manejados por otras personas”.
El mapa se convertía así en un documento que iba más allá de la representación de la imagen física de un lugar. En este hilo discursivo, el autor considera el mapa como un arma más del imperialismo, ya que, en palabras del autor,
“En la medida en que los mapas se usaron en la promoción colonial y se adueñaron de las tierras en papel, antes de ocuparlas efectivamente, los mapas anticiparon el imperio”.
Este argumento es válido tanto para lo que expresan los mapas como para lo que silencian. Se convierten en un documento intermedio entre lo que trata de decir y lo que procura omitir. Invita a analizar estos documentos como una “búsqueda de silencios”. Un mapa contenía lo real; lo que no se veía, no existía.
El propio sistema de representación manipuló la configuración del mundo. En este aspecto, resulta ilustrativa la proyección terrestre de Mercator (1569), que si bien logró crear un mapa que no distorsionara los ángulos para la navegación, reflejó del mismo modo una imagen del mundo con una Europa central en una posición privilegiada y hegemónica pero a la vez deformada y alejada de las altitudes altas. A partir del siglo XVII se avanzó hacia una racionalización científica del mapa, en un intento de traducir verdades cartográficas con una precisión matemática, independientes y objetivas.
Comparación de representación de Mercator y Peters | commons.wikimedia.org
Una imagen del tiempo y del espacio
Italo Calvino, en El viandante en el mapa2, subraya como la primera necesidad del mapa la de fijar sobre el papel una sucesión de recorridos, de viajes. Este transcurrir de etapas, se expresa muy bien en sus primeras representaciones, realizadas a través de rollos de pergamino que mostraban sucesivamente los hitos del recorrido. Son imágenes que no pretendían tanto de expresar una verdad física y territorial como un sentido lineal. Se tratan de documentos que privilegian el recorrido terrestre: ciudades, aldeas, distancias, etc. Así lo atestigua la Tabula Peutingeriana, un mapa que refleja las posesiones, los recorridos y las conexiones del Imperio Romano. Calvino ve en esas primeras representaciones cartográficas
“la necesidad de abarcar en una imagen la dimensión del tiempo junto con la del espacio”.
Tabula Peutingeriana | doria.fi
Lejos de fijar una traducción literal del territorio, en diversas representaciones aparecen unos mapas diagramáticos más interesados en los flujos que en la morfología terrestre o marina. Es el caso de los mapas de madera de las Islas Marshall, compuesto por palos y conchas. Estos artefactos constituían una información encriptada y privilegiada sobre la disposición de cientos de islotes, así como de las corrientes marinas de esa parte del océano que permitían la navegación de las canoas por las islas de la Polinesia.
Mapa Islas Marshall | tectonicablog.es
A partir del siglo XVII la elaboración de mapas adquirió una asombrosa precisión científica, impulsada por cartógrafos venecianos y holandeses, en un intento de reflejar un territorio donde, paradójicamente, las fronteras entre la tierra y el agua eran inciertas.
Un mundo digital
Ya en pleno siglo XX, la necesidad de clasificar el mundo derivó en la creación en 1940 del sistema de coordenadas Universal Transversal de Mercator (UTM), que sectorizó el planeta en sesenta zonas de precisión. Posteriormente, en 1978, se produjo una nueva revolución al lanzarse el primer satélite de los veinticuatro que iban a configurar el Sistema de Posicionamiento Global (GPS). Una red de satélites sustituiría la visión cartográfica clásica a través de una piel tecnológica que trataba de envolver al planeta. A partir de entonces, un mundo digital compuesto por la precisión y la constante actualización de los datos ha venido a crear una serie de documentos que reflejan los continuos y veloces cambios del mundo actual.
Satélites GPS | celestiamotherlode.com
Ya no sólo se mapean territorios. Existe una voluntad irreprimible de expresar gráficamente acciones, flujos, situaciones, deseos, etc.; todo aquello que pueda configurar de algún modo la compleja realidad contemporánea. En este sentido, hemos entrado en la era de los datos masivos (Big Data), de la acumulación de información absolutamente interconectada. A partir de 1924, los descubrimientos de la mecánica cuántica
“destruyeron para siempre el sueño de la medición exhaustiva y perfecta”.3
El nuevo paradigma de la complejidad ya no busca los efectos causales, reniega de la lógica positivista; acepta cierto grado de imprecisión y desorden a cambio de la posibilidad de correlacionar grandes cantidades de información.
A mitad de siglo XX irrumpe una voluntad de obtener mapas específicos que reflejaran la acción humana. Mapas sociales, ecológicos, subjetivos, emocionales, etc. Mapas que anteponen los flujos a la materialidad de la ciudad. Una realidad que empezó a desmaterializarse a través de los vectores de deseo, como reflejó Debord en “The naked City” (1957), donde la morfología urbana era literalmente borrada en algunas zonas de la ciudad; o más recientemente, los planos de Twitter o Flickr que privilegian más las conexiones que la territorialidad.
Mapa Tokio de ubicaciones de Flickr y Twitter | metalocus.es
Y en este intento de mapear la realidad, aparecen dos nuevos protagonistas: Amazon y Google. Por un lado Amazon apuesta por la digitalización de documentos, de contener la información. Google, sin embargo, apuesta por la datificación, la acumulación de datos que, a través de sus intrincadas relaciones y de numerosos clics, contienen la llave del mundo.
A partir de allí, surgen una serie de agencias (MarketPsych, Thomson Reuters,..) que captan innumerables datos para generar diversos índices que intentan reflejar, no ya verdades sobre el territorio, sino cuestiones tan etéreas como el optimismo, la melancolía, el miedo, la cólera, la innovación, el conflicto, etc. Y estos datos ya no pueden ser manipulados ni asimilados por una mente humana. Son potentes máquinas programadas las que buscan
“correlaciones inadvertidas que puedan traducirse en beneficios (…) Los estados de ánimo han quedado datificados”.4
Ignacio Grávalos – Patrizia Di Monte. Arquitectos (estonoesunsolar)
Zaragoza-Venezia-Foggia. Abril 2015.
Acaba de salir de la imprenta este libro, que recoge las lecciones, debates y resultados del curso de verano del mismo título celebrado en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de la Coruña en septiembre de 2014 como parte de las actividades del PROYECTO dHABITAT. Una iniciativa de un grupo de profesores de la ETSAC, consorciados con Arquitectura Sin Fronteras
PROCESOS HABITADOS fue un Curso Universitario, de apenas una semana de duración, que pretendió el análisis de las arquitecturas que no se estudian en las escuelas de arquitectura. La concurrencia de profesores del propio centro y de las Escuelas de Maputo y Caracas así como la participación de profesionales con gran experiencia en estos temas dio lugar a unas aportaciones relevantes. Con este curso, cuyos materiales y resultados aquí se publican, el PROYECTO dHÁBITAT se sitúa más allá de los objetivos pedagógicos tradicionales al servicio del ejercicio profesional altamente regulado.
El texto completo, libre para su descarga, junto con otros materiales está la disposición general en la web de dHábitat.
Nos encontramos (una vez más) al comenzar a pensar en el diseño de esta vivienda unifamiliar con la realidad del paisaje disperso y difuso fruto del crecimiento de los núcleos gallegos, ya no basado en aspectos que si caracterizaban a los asentamientos originales y a partir de los cuales se produce dicha realidad.
Lo que antes era sensato, o cuanto menos justificado y cuyas relaciones tenían su reflejo en la manera de asentarse y en las arquitecturas edificadas; modestas, pero precisas y económicas, deviene en una realidad cuyo balance arrojado no es optimista.
Casa en Mondoi | bals arquitectos
El caso del terreno sobre el que se actúa no es una excepción
Heredero del desarrollismo rural, la parcela se asienta en un escenario donde la categoría de rural y urbano da paso a ese escenario cuyos límites reales ya no son de carácter natural, sino delineados a partir de la concentración parcelaria o bien derivados de la división administrativa del suelo con el trazado de pistas asfaltadas.
Como tal, el soporte natural que nos encontramos, pegado a un vial rodado de gran tránsito, con un fuerte desnivel de acceso provocado por el desmonte (cuneta) de dicha carretera, no produce sugerencias interesantes para el movimiento cercano o la orientación. Las referencias inmediatas son las propias de la actividad del hombre en forma de infraestructuras y edificaciones o murallas forestales.
La identidad del entorno es clara heredera de la inserción en un paisaje definido por los elementos antedichos y ante lo cual hemos de definir nuestra postura y línea de actuación.
COTIDIANO-CUALIFICADO
El planteamiento de programa y vivienda que se nos plantea por parte de los clientes responde al que podríamos definir como el «típico» del área que nos ocupa.
Se trata un entorno nacido al amparo del vial rodado y dominado por construcciones a dos y cuatro aguas con construcciones de apoyo.
Con un presupuesto muy ajustado, (y que se habría de ajustar nuevamente durante el proceso de construcción), decidimos plantear una propuesta que nos permitiera trabajar en el estudio de una tipología característica (vivienda de 10×10, cubierta a cuatro aguas, construcción adjetiva…), para generar una Arquitectura de calidad dentro del marco en el que se integra.
Se trata de cualificar lo cotidiano.
Pensamos que existen elementos todavía válidos para producir una inflexión respecto del modelo generalizado, sensibles a lo construido, y que pueden ser aprovechados para trabajar sobre un paisaje tan agredido y con medios tan limitados.
EL ESPACIO CENTRAL
Con las referencias que nos encontramos , decidimos posicionarnos de modo que el desnivel del terreno nos permite hacer desaparecer la «construcción de servicio».
El garaje y los cuartos de instalaciones desaparecen y pasan a formar parte del territorio.
Esta operación nos permite generar una barrera visual y sonora de la vivienda respecto a la carretera y simultáneamente provocar la reducción de la escala del volumen principal que además se ubica como pieza individual y central dentro de la parcela.
Se trata de trabajar una geometría cuadrada (12.30 x 12.30) que queremos que se manifieste como tal.
Casa en Mondoi | bals arquitectos
La vivienda se piensa con la vocación de refugio, pero se introduce un elemento de variabilidad, un acontecimiento que provoca que la vivienda sea cambiante cada día. La percepción e incidencia de la luz natural en la vivienda.
Todo el proyecto se genera a partir de un espacio central conectado al exterior en sus cuatro orientaciones a través de espacios de transición que protegen y delimitan filtros entre el interior y el exterior.
El umbral de entrada, el unido al dormitorio principal y la zona de juegos, el porche del salón hacia la masa vegetal , el lucernario y el comedor (que está ya en el interior), todos ellos, están buscando la distinta gradación entre el ámbito doméstico y privado y la revelación de los estímulos externos.
Ese espacio central se piensa como un vacío que extiende los ejes horizontal y vertical y explora las posibilidades volumétricas y perceptivas a través de la incidencia de la luz y la contemplación del exterior.
Casa en Mondoi | bals arquitectos
Casa en Mondoi | bals arquitectos
Casa en Mondoi | bals arquitectos
Casa en Mondoi | bals arquitectos
Casa en Mondoi | bals arquitectos
Casa en Mondoi | bals arquitectos
Casa en Mondoi | bals arquitectos
Casa en Mondoi | bals arquitectos
Hay una fuerte voluntad en este proyecto de definir los límites en la vivienda, y entenderlos como tal, tanto desde el interior como desde el exterior.
Desde los croquis iniciales, entendimos que la propuesta no nacería de un proceso intelectual y abstracto de plasmación de la geometría en dibujos y planos. En primer y último término fuimos conscientes de que los vacíos y las masas nacieron desde la definición constructiva de los mismos. Es el material, su percepción, su tacto, el que nos va a acotar esos umbrales y el que definirá los grados de privacidad de los espacios.
Casa en Mondoi | bals arquitectos
El exterior, la vivienda se entiende en su totalidad como filtro, hacia o desde el interior.
Entendimos que la identidad de la vivienda había de construirse y definirse a partir de los elementos habituales de las viviendas del desarrollismo en Galicia. Fachada de ladrillo enfoscada y pintada, tonos apagados, cubierta de teja, canalones, porches…
La madera (pino melis, en interior, iroko tintado negro en los umbrales) es un material orgánico, vibrante con la incidencia de la luz y cuyo progresivo envejecimiento controlado aportará la variabilidad necesaria a la experiencia cambiante del espacio principal, aportándole el tacto y calidez que buscamos en los espacios domésticos.
Casa en Mondoi | bals arquitectos
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Casa en Mondoi | bals arquitectos
Casa en Mondoi | bals arquitectos
Obra: Casa en Mondoi
Autores: bals arquitectos (Belén Salgado + Antonio López)
Año: 2012-2015
Emplazamiento: Santa Cruz de Mondoi, Ayuntamiento de Oza-Cesuras, A Coruña, España.
Superficie: Útil 256.50m2; Construida:293.20m2
Fotografía: Héctor Santos-Díez | BISimages + bals.es
Jan Utzon, arquitecto e hijo de Jorn Utzon, diseñador de la renombrada Ópera de Sydney Jorn Utzon, habla sobre su padre y su visión del edificio más famoso de Sydney.
Desde el blog de arquitectura Stepienybarno nos cuentan que ponen a la disposición de los lectores de Veredes una asistencia gratuita para el nuevo curso sobre Identidad Digital que han montado, enfocado exclusivamente para, nosotros, los arquitectos.
Se trata de la tercera edición y, por los comentarios de los alumnos de las ediciones precedentes, el curso es muy práctico y fácil de realizar.
Así, si eres arquitecto y te interesa mejorar tu presencia en la red, este puede ser tu curso. También, señalar que tiene un horario flexible y se realiza totalmente online durante dos o tres horas al día, en las siguientes fechas: entre el jueves 10 y el miércoles 23 de diciembre de 2015.
«Horario relativamente flexible, aunque hace falta aproximadamente una disponibilidad de 3-4 horas al día por parte del alumno durante los nueve días del curso. Así, el tiempo óptimo mínimo de trabajo por parte de los estudiantes será de 30 horas lectivas.
Cada día, a primera hora de la mañana, se suministrará el material necesario y se trabajará intensamente a lo largo del día en la comunidad online, grupo de facebook y correo electrónico con los alumnos. Nuestra disponibilidad durante estos días será absoluta.»
Por lo tanto, entre todos aquellos que dejéis un comentario definiendo en una frase lo que se podría entender, en vuestra opinión, por Identidad Digital, sortearemos una plaza gratuita.
El plazo para participar en el sorteo es desde hoy lunes 20 de abril hasta el domingo 26 de abril a las 24 horas.
Ayuntamiento de Madrid. Espacio principal restaurado. Equipo de Francisco Rodríguez de Partarroyo
Como creo que lo está también en el caso del nuevo Ayuntamiento, al menos en lo que hace a lo arquitectónico, y sin que aquí se vaya a rozar en absoluto ni lo político ni siquiera el tema de las actividades o de los contenidos.
El equipo de Francisco Rodríguez de Partearroyo (“Arquimática”) ganó el concurso para la conversión en nuevo Ayuntamiento y en Centro cultural municipal el edificio que fue Palacio de Comunicaciones, casa central de Correos, de los arquitectos Palacios y Otamendi.
No es éste el único caso en el que la arquitectura de Antonio Palacios tergiversa un tanto el carácter del edificio. Ya el Banco del Río de la Plata, luego Banco Central, en la calle de Alcalá, resultaba paradójicamente idóneo, al menos desde el punto de vista figurativo, para haber sido la sede del Tribunal Constitucional, como en un principio se pensó, aunque luego se convirtiera en sede del Instituto Cervantes, no tan apropiada para ocuparlo, desde el punto de vista del carácter. Las gigantes columnas corintias y las cariátides hacían esperar un contenido más apropiado.
El Palacio de Comunicaciones, en cambio, ha llegado a ser el Ayuntamiento de Madrid que siempre había parecido ser, con la desplegada e institucional ocupación del gran chaflán de la plaza de Cibeles, el centro de la ciudad, y la presencia de la monumental torre del reloj. A ningún visitante de Madrid se le ocurrirá ya nunca que ese edificio haya podido ser otra cosa que el Ayuntamiento de la Villa y Corte. En este sentido, la operación municipal me parece muy acertada, más allá de lo que pueda ser razonable o no en cuanto a política de inversiones, o a otros asuntos de carácter político y administrativo.
Creo que el arquitecto Rodriguez de Partearroyo y su equipo han hecho una obra lógica, pulcra, bella y adecuadamente sistemática, y ello tanto en lo que ésta tiene de recuperación y de restauración de los espacios originales, como en aquellas operaciones de transformación que han sido necesarias, como es la del nuevo Salón de sesiones del Consistorio o la conversión en un interior cubierto del patio de cartería, por hablar tan sólo de las dos transformaciones más importantes, entre las múltiples, delicadas y dificultosas que esta gran rehabilitación ha tenido.
Lo que me parece algo ridículo es que en el edificio no se haya puesto el letrero de “Casa Consistorial”, y tenga el tontísimo de “Centro-centro”, aludiendo tan sólo a la condición de institución cultural y no a la municipal. Como si se le tuviera miedo a esa confesión y siguiendo una moda muy contemporánea de edificios ágrafos o analfabetos.
Interior de una nave en el antiguo Matadero de Madrid
La rehabilitación del antiguo matadero municipal, construido por el arquitecto del Ayuntamiento Luis Bellido y González (de 1907 a 1925) es otra de las operaciones municipales importantes, en este caso, sobre todo, por su gran tamaño. Hay que decir que, en muy buena medida, el hecho de que esta operación saliera adelante de modo positivo, se debe a la inteligente gestión del arquitecto Carlos Baztán Lacasa, que también intervino muy directamente en el tema de la transformación del edificio de Correos en Casa Consistorial, así como en la gestión del concurso de los Teatros del Canal. Baztán, cuya meritoria y brillante gestión comenzó, ya hace mucho tiempo, en la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, trabajó también en la Comunidad de Madrid, y después en la Concejalía de las Artes del Ayuntamiento; y, recientemente, ha sido despedido de su puesto, lo que se ha hecho, sin duda, para agradecerle los servicios prestados. El Ayuntamiento de Madrid es así.
La rehabilitación del matadero para centro cultural -casi podríamos decir que para sistema de centros culturales- plantea al Ayuntamiento y a la propia ciudad el reto de que adquiera una verdadera vitalidad, de que se produzca, verdaderamente, una ocupación real de tan gran cantidad de recintos. Esto es, que la conservación de estas arquitecturas eclécticas de meritorio valor no se quede en una cuestión pura o abstracta, de simple salvaguarda patrimonial, sino que el uso real pueda ser capaz de justificar por sí mismo la pertinencia de la operación. El tiempo nos lo irá diciendo.
Una cualidad interesante del matadero es la de que su gran área se ha unido ahora, con cierta naturalidad, a la operación del parque “Madrid Río”, y de modo que ambos elementos, gran recinto cultural y parque, se apoyen y contribuyan al hecho de una ciudad urbanísticamente más rica y de mayor y atractiva complejidad. De otro lado, algunas de las obras de rehabilitación concretas han sido bastante interesantes, tales como la de Arturo Franco en algunos de los pabellones, y la de José María de Churtichaga y Cayetana de la Quadra-Salcedo, en la realización de la Sala de Cine, y han aumentado así satisfactoriamente los valores del conjunto.
El homo sapiens, el ser humano, lleva 200.000 años sobre la tierra, aunque de alguna manera nuestra historia puede que comenzara hace tan sólo 30.000, en ese remoto instante en el que un primer antepasado sintió la necesidad de representar, exteriorizar y plasmar su pensamiento, en aquel momento en que su inteligencia supo traspasar el límite animal y actúo para satisfacer, no ya sus instintos más primarios, sino su intelecto, su creatividad y su espiritualidad.
Aquel primer humano vivía al abrigo de una gruta, en el interior de una montaña, en un lugar en forma de matriz, de regazo, de caverna uterina, depositaria de los misterios de la concepción, del embarazo, de los nacimientos periódicos y de la general renovación fecunda de la vida. Recogiéndose en aquel espacio seguro, progenitor, extendió su mano, abierta y fortuitamente mal herida, buscando la superficie protectora que le envolvía, y halló el rojo de esa mano en negativo sobre el muro, se encontró con una expresión de sí mismo, de su naturaleza. Esa respuesta del muro a su propio ser , ese espejo virtual de su realidad, se tornó en obsesión, y su mano – ya sin heridas – se juntó repetidamente con la roca mientras la otra espolvoreaba pintura roja alrededor, para obtener como resultado una silueta, una figura sobre un fondo, una imagen.
La superficie mural que le acogía ofrecía un repertorio de formas huidizas que se renovaban a la luz caleidoscópica de la fogata, pronto, emergieron de las paredes y de los techos todo un cortejo de animales avivados por su imaginación, las protuberancias de la cueva le recordaban, bajo el efecto rasante de la luz, aquellos seres que le fascinaban y que constituían el objeto de su veneración. La sustancia mural, el relieve incierto, cobró sentido a través de un trazo perimetral, como aquel que había inmortalizado la mano, de una línea que dibujaba las figuras que iban a permanecer allí por el efecto de la delineación del contorno, un borde visual que designaba la frontera entre dos superficies de luminancia diferente. La imagen estaba allí, creada por él. Un gesto abstracto e inteligente, la línea, le había permitido dominar el contorno, las figuras, y con él poder formar imágenes, mímesis de la realidad. Como consecuencia buscó el color en sus iconos, más aún, no necesitó encontrar sus figuras en los caprichosos relieves, las labraba él mismo en la superficie rugosa de la cueva, en las rocas, y más allá, empezó a pintar contornos tomando como modelo su prolija imaginación, las superficies, los soportes de tales creaciones, eran elegidos por su localización y se ensayaron variadas composiciones. Su fiebre albergó la posibilidad de simplificar sus trazos, e inventó guarismos, signos inequívocos con sentido particular, maneras de esquematizar y convencionalizar conceptos. De igual manera, el tamaño, la magnitud de sus representaciones ya no dependía de la dimensión del soporte encontrado sino de sus múltiples intenciones. En definitiva, un campo creativo inmenso se abría ante sí.
El hombre había encontrado un modo de representar el mundo, había inventado la convención de la línea como contorno, utilizaba sus herramientas de labra para conseguir relieves, delimitaba imágenes de los seres y los objetos, inventaba símbolos y con ello, conseguía hacer de la realidad algo realmente suyo, inteligible y cercano. Había encontrado una manera consciente de relatar y evocar sus vivencias, de explicar sus ideas. Y todo ello en el interior de su cueva.
2.
Todavía no se había alzado la mano en invocación abierta al cielo cósmico, en reconocimiento del firmamento soleado o estrellado como genuino techo del mundo. Por el momento, la caverna (como lugar) era el templo y la guarida, la presencia mural albergaba lo sagrado y lo profano, y el mundo, el cosmos, no había surgido fuera de la matriz, los inicios de toda civilización se hallaban en gestación pero el embrión era portador de grandes mensajes; la pulsión icónica aparecía con fuerza para satisfacer su anhelo creador, aquello que le diferenciaba del resto de los seres.
Si atendemos a Worringer, que enuncia la idea de que la abstracción en el hombre primitivo va estrechamente unida a la angustia cósmica, se puede explicar como aquel hombre de las cavernas, que se hallaba perdido y espiritualmente indefenso, acudió a la abstracción como manera de superar la incertidumbre. En medio de las cosas del mundo, únicamente experimentaba oscuridad y capricho, no comprendía las leyes que gobernaban su vida y en su entorno reinaba un cierto sentido del caos. En tales circunstancias, el hombre no tardó en darse cuenta de que el orden que no encontraba fuera, en el universo, podía sustituirlo por el orden que él mismo era capaz de crear. Los símbolos, las imágenes, fueron un arma con la que profundizar en el perseguido orden artificial. Durante la prehistoria la abstracción ha de ser entendida como una necesaria reacción a la percepción caótica del mundo.
Efectivamente, desde la contemplación de los resultados, se había logrado inconscientemente una gran abstracción. Abstracción en la forma de sus signos y símbolos, plasmados con profusión desde los albores de toda representación, y desde luego en la simplificación y concentración de las formas naturales que imitaba. Porque el concepto de lo abstracto está por un lado en la búsqueda de la totalidad, como proceso de encuentro con lo general, lo inevitable, lo esencial, a través de prescindir de lo particular, lo accesorio y lo accidental, y por otro, en la búsqueda de la especificidad, del aislamiento de las partes del conjunto, una vez escogidas, para tratarlas con mayor intensidad. Ambos modos de abstracción fueron combinados con el recurso de la transparencia, es decir, mostrando los seres que se representaban no tanto por lo que se veía de ellos sino por lo que se sabía que contenían, mostrando simultáneamente el interior y el exterior, y de la misma manera, con la obsesiva superposición de figuras en búsqueda de la representación del movimiento. Se trataba de un mundo más cercano al modo de representación infantil pero claramente ligado a una profunda necesidad de expresión.
La arquitectura debió nacer entonces. No es difícil imaginar el momento en el cual el hombre emergió de su morada natural, de su maternal caverna, para emprender un largo y complejo camino, material y psicológico, de construcción de su propio hábitat. Con sus habilidades renovadas, capaz de encontrar sentido a su entorno a través de la fabricación de sus imágenes debió hallar de nuevo en la naturaleza un modelo a imitar, un campo de interpretación. Las imágenes, las percepciones visuales, la generación de representaciones, en definitiva, la formación de ideas, debieron permitir al hombre inventar nuevas maneras de entender y por tanto de vivir.
Como si de la abstracción de la línea de contorno y el significado de sus símbolos se tratase, el hombre pudo descubrir intuitivamente lo que hoy entendemos por el orden y el número, el cómo y el cuánto, el medir y el contar, aquello con lo que se vence la indeterminación, con la que se puede crear de la nada. Se abría un camino de hallazgos formales con un fin todavía indeterminado.
Según Giedion, el origen de la arquitectura (y el comienzo del arte en general) parte de resolver el problema, fuertemente arraigado en el espíritu humano, de la constancia y el cambio. En la prehistoria, la separación entre la creencia y la realidad no estaba todavía acentuada. Es por ello explicable que la primera morada del hombre, la caverna, ese espacio naturalmente habitado en el interior de una montaña, ese enterramiento voluntario, esa protección pétrea, refugio de la vida y de la muerte, de sus representaciones y de sus ideas, generara una fuerte imagen latente, un carácter determinante en las primeras manifestaciones arquitectónicas.
Las formaciones megalíticas del neolítico europeo, las construcciones más arcaicas que se puedan encontrar, parecen ser el resultado evidente de esta idea, de esta imagen. Desde luego que no es fácil desentrañar la compleja evolución de la morada humana, se sabe que los primeros vestigios acudían a formas circulares u ovaladas enterradas, a formas parecidas a nidos; se arañaban cavidades y se cubrían precariamente a partir de la construcción, de la utilización del mundo material, huyendo paulatinamente del aprovechamiento de las formas naturales. Sin embargo, la más paradigmática y duradera, el dolmen, esa construcción incipiente que hoy aparece casi siempre reducida a gigantescas rocas horizontales apoyadas milagrosamente por otras en penosa verticalidad, podemos comprobar que se construía realmente con el ánimo de formar una cámara de piedras colosales que, clavándolas en el suelo y levantando grandes losas por techo, se cubría posteriormente con un montículo artificial de tierra aportada o túmulo. Este montículo que albergaba un espacio interior, lugar de culto, estancia y enterramiento, construido por el hombre prehistórico a partir del único modelo que podía conocer, supone un nuevo acercamiento al mundo de las imágenes para la consecución de un mundo personal, en una elocuente interpretación de la naturaleza y una eficaz transposición de sus experiencias vitales. Había creado su montaña y había conseguido, ingeniosamente, habitarla. Y al hacerlo, volvió a pintar y esculpir relieves en sus paredes, y con todas esas imágenes logró tomar consciencia de su presencia.
3.
Una de las civilizaciones más arcaicas, la egipcia, tuvo que ser la heredera de los oscuros milenios de creatividad prehistórica. Al igual que sus antecesores, sus construcciones albergaban tanto lo humano como lo divino, la vida y la muerte, y desde luego su concepción no se alejó de los principios del relieve, tan primordiales para sus antepasados; se puede comprobar que sus leyes de composición eran idénticas. Las irregulares paredes rocosas prehistóricas se convirtieron en superficies pulidas y planas, y los relieves se perpetuaron, de igual manera, incrustados en los muros. La síntesis de pared, escultura y estructura llegó entonces a una elocuente perfección. Pero lo más clarificador puede que sea que su más ancestral construcción, la pirámide, se convirtiera en la descendiente directa de la imagen de la que provenía el dolmen. De nuevo, una montaña construida envuelve un espacio enterrado especialmente erigido para albergar la representación de la realidad, el hombre frente al mundo. La caverna artificial, profusamente decorada, es nuevamente el centro que hay que proteger, el lugar que hay que destacar. La abstracción de la montaña habitada se convierte en una figura geométrica sofisticada, de gran precisión y cuidado tamaño, su construcción se confía al apilamiento de piezas, y es su silueta (el orden) y su volumen (el número) lo que se depura. La pirámide supuso el triunfo de la forma abstracta pura, y su absoluta sencillez fue imposible de mejorar.
Pero un cambio fundamental se fue gestando desde las primeras mastabas egipcias, cámaras sencillamente enterradas, hasta las grandes pirámides de Gizeh, una idea anclada en el inconsciente que determinaría un principio organizador básico: la vertical. Hay un enorme salto entre el concepto de mastaba y la primera pirámide escalonada de Zóser, el apilamiento de un mismo elemento que se iba reduciendo de tamaño al ganar altura iba a suponer un germen; el tamaño, la escala y la proporción empezaron a tener importancia, y así, la imagen de la gran montaña erigida por y para el hombre destacó fuertemente en los grandes espacios abiertos de un país colonizado por el desierto, se expuso erguida y en posición dominante y su exquisita geometría produjo una gran tensión en la naturaleza circundante. De esta manera, el hombre miraba altivo en su posición natural, la vertical. Así, lo que empezó siendo una inteligente pero tímida interpretación de la naturaleza llegó a dotar al hombre de un fuerte sentimiento de dominación y de poder.
En la Mesopotamia de aquel tiempo se siguió un camino paralelo. El zigurat, construcción de alguna manera hermanada con la cultura egipcia, respondía también al sentido de erigir volúmenes macizos situados libremente en el espacio, pero con algunas diferencias con respecto a la pirámide. Su origen parece ser común, pero su desarrollo supuso un cambio de mentalidad. El zigurat surgió dentro de un recinto de diferentes construcciones, parte de un organismo ciudadano, mientras que la pirámide se alzaba solitaria separada de los asentamientos localizados. La pirámide era inaccesible, no se podía penetrar ni utilizar. Al zigurat, por el contrario, se subía. Se trataba de una torre compuesta de una serie de plataformas escalonadas con un templo en lo más alto, ya no en su interior. El espacio sagrado, la cueva, emerge de las entrañas de la montaña para colocarse en su cúspide. La vertical, el dominio, ya no es solamente visual, se manifiesta con la acción del hombre. Elevarse, después de enterrarse, sería desde entonces un anhelo permanente, una definitiva forma de expresión arquitectónica.
Mucho más tarde, en la Grecia clásica, los templos se erigieron curiosamente del mismo modo: aprovechando el alto de una montaña, esta vez natural, en un promontorio que dominara el paisaje, pasando a formar parte de él. Los griegos nunca imaginaron sus templos independientemente del lugar, valen tanto por la elección de su emplazamiento como por el arte que permitió su ejecución, y no cabe duda de que su preocupación fundamental fue armonizarlos con el paisaje. De esta manera, y sin entrar a interpretar sus maneras, la cultura helénica recogía la tradición de lo telúrico, la que tenía su origen en emerger de la tierra y vencer a la naturaleza, en expresar la espiritualidad a través del acto de elevarse para mirar más allá. La que supo recrear un interior sagrado de penumbra, sede de las imágenes que se veneraban.
Lo sagrado ya nunca se desprendería de la vertical, colinas y elevaciones en todas las geografías servirían de base a todo tipo de arquitecturas. Estratégicas montañas señaladas por el hombre iban a representar su impronta, su característica presencia. Templos, basílicas, mezquitas, santuarios, monasterios y catedrales se recortarían en lo más alto de los lugares habitados. Promontorios tan privilegiados que asentarían una y otra vez, como si de estratos arqueológicos se tratase, los templos de cada civilización y cultura.
En la Edad Media reinó de nuevo una fuerte angustia cósmica, una gran abstracción. La desaparición de los Dioses paganos de las primeras culturas, casi humanos, próximos a la civilización y la morada del hombre, dio paso al nuevo y único Dios de occidente, con un carácter totalmente universal y sobrenatural, fuertemente inexplicable y generador de respetuoso miedo e inseguridad. En consecuencia, los edificios que se le dedican se construyeron bajo claves universalistas y tomando como referencia conceptos básicamente abstractos. El nuevo Dios no habitaba en la tierra y sus edificios fueron representaciones diversas de su morada. Al principio la basílica de los primeros cristianos representó la ciudad celestial, posteriormente la catedral gótica reproducirá el cielo, el paraíso idealizado, la materialización del origen (y el destino) del hombre. Y nos encontramos con que también ella es una montaña, una superposición vertical de estructuras que emerge directamente de una roca, de un peñasco o del suelo. Y como no, su interior aparece decorado con los multicolores iconos de sus constructores. Las imágenes, una vez más, hicieron posible y reconocible la actitud del hombre ante el mundo, representaron elocuentemente sus ideas.
Aquellos edificios construidos por civilizaciones con tendencia a lo abstracto tienen en común su referencia a lo cósmico, a lo universal por encima de lo concreto y lo cercano. La catedral parece salir del centro del mundo, y en su emerger al paisaje arrastra las figuras demoniacas que habitan en el interior de la tierra, gárgolas monstruosas evocan las fuerzas del mal. Su posición sobre el suelo es directa, sin podio de transición y su posición en el paisaje es la determinada por su presencia y las orientaciones. Es un edificio tan ligado a lo lejano, al cielo y al interior de la tierra, a lo invisible e intangible, como lo fueron las pirámides egipcias.
4.
En cada época, las normas imperantes han querido homogeneizar las representaciones icónicas, las imágenes dominantes en el subconsciente colectivo, en la cultura, y sus transgresiones han sido motivo de singularización y personalización. La voluntad de las vanguardias artísticas o de pensamiento ha sido siempre llevar su transgresión hasta el límite, creando fenómenos de extrañamiento que con el tiempo debían sedimentarse en la cultura. Lo atípico ha sido siempre el terreno de juego propio de la originalidad y la invención.
Asistimos hace aproximadamente cien años a una transgresión fundamental en el ámbito de las imágenes. A una revolución. Un síntoma claro fue el hecho de que la pintura abstracta o informalista evolucionara más allá de las imágenes icónicas que se habían caracterizado por su semanticidad, por representar algo que un observador podía llegar a reconocer. Esta nueva forma de expresión, que ya latía en el impresionismo al aspirar sólo a pintar la luz, partía de la base que las imágenes “dicen” no sólo a través de su expresión icónica, sino también a través de su expresión plástica (composición, color, etc.). Esta forma de pensar, esa tendencia a ir más allá, triunfó en nuestra cultura no sólo en la pintura.
Volviendo a la tesis de Worringer, la distancia con que se acertaba a vislumbrar los acontecimientos artísticos o creativos se puso en duda. La empatía, o lo que se ha venido a entender por naturalismo, es decir, la proximidad más absoluta, la mímesis con lo real, daba paso a la abstracción, que ocupaba un lugar muy alejado o claramente próximo pero siempre ajeno a la percepción inmediata. El arte procuraba la simplificación y la concentración, lo simbólico y lo conceptual, la transparencia y la simultaneidad.
Como en los lejanos inicios prehistóricos, los modernos artistas del siglo XX iban a descubrirse a sí mismos a partir de las imágenes. La abstracción se hizo fuerte de nuevo, y desde entonces, un mundo nuevo se ha gestado de manera vertiginosa.
Es necesario recordar que la arquitectura reciente sería difícil de explicar sin destacar algunos nombres. Un puñado de “maestros”, de carismáticos generales al frente de ejércitos de incondicionales, lograron producir el cambio de actitud que se venía gestando desde los siglos precedentes. El “L’Esprit Nouveau” fue el resultado de un largo ciclo de debates, intentos fallidos y experiencias múltiples. Fue el espaldarazo definitivo a varios siglos de indecisión y ambigüedad. Esos hombres “diferentes” supieron, por fin, abrir y consolidar nuevos caminos.
Le Corbusier fue uno de ellos, quizás el más notorio. Su obra y su pensamiento cambiaron el rumbo de la arquitectura de una manera muy simple: buscando los orígenes. Para él la arquitectura se ahogaba en las costumbres y una gran época iba a comenzar. Los estilos, decía, eran mentira y abogó por el espíritu del orden y la unidad de intención, para él los elementos que constituían la arquitectura eran la luz y la sombra, el muro y el espacio, y en ella imperaba el sentido de las relaciones y regían las cantidades. Tuvo una vida llena de invenciones y reinterpretaciones. Una búsqueda que estuvo muy lejos de morir con su persona.
La nueva arquitectura se independizó del suelo, del plano de apoyo, como si la fuerza más evidente y más concreta, la de la gravedad, hubiese dejado de existir. Todo se puso en duda. Los edificios se elevaban sobre pilotes, con voluntad de levitar, dejando pasar el territorio inalterado por debajo. Otras veces, se posaban o se anclaban al terreno, pero con independencia de él, como si se posasen elegantemente desde el cielo o emergieran abruptamente de él. Se eliminó cualquier axialidad, ya sea virtual o real, del edificio con el paisaje. Ambos se trataban como ajenos, resaltándose su autonomía. A su vez, los distintos volúmenes dialogaban entre sí tomando como referencia cuestiones como la orientación, la posición, o su proporción relativa. Primaba, por tanto, lo topológico por encima de las composiciones impuestas por el clasicismo, en las que el diálogo lo establecían los ejes estructurales. Se recuperó el valor de lo posicional, de la referencia cósmica que poseía la obra prehistórica. La nueva arquitectura guardaba una clara correspondencia con las construcciones megalíticas: carecía de códigos formales, lo que importaba era su posición y su orientación con respecto a lo natural. Se desprendió de lenguajes preestablecidos, de estilos, y se enfatizaron los aspectos ligados a la topología. Se recuperó la limpieza de la ornamentación y la búsqueda del origen de la forma.
El arte moderno y el primitivo son algo así como una reproducción de la situación Grecia-Renacimiento, un nuevo binomio Primitivo-Moderno. No en vano, el arranque de la expresión abstracta coincide con el principio de la segunda década del siglo. Un periodo histórico en el que se puede encontrar por un lado una cierta idealización de la vida y la sociedad, y por otro, la presencia de la oscura angustia ante un presente y un futuro que no tardaría en desvelarse como horrible. El periodo entre guerras estuvo caracterizado por la esperanza de un mundo mejor y, a la vez, una caótica percepción del presente. La posguerra no fue diferente. En esos años, la idealización fue, una vez más, el remedio eficaz frente a la angustia, dio como resultado la búsqueda de lo cristalino, de la pureza geométrica y racionalizada, la representación de un orden inexistente en la tierra, la multidireccionalidad y la antigravidez. En definitiva, triunfó la utópica condición de las formas.
5.
Le Corbusier tuvo, no es decir nada nuevo, una vida llena de hallazgos. En 1948 tuvo la fortuna de encontrarse con el proyecto de la Sainte-Baume. Una escarpada montaña del sur de Francia, propiedad de un geómetra altruista al que debía ayudar a construir un espacio sagrado. El proyecto debía desarrollarse por completo en el interior de la roca, indistintamente de manera artificial o natural, atravesándola de lado a lado en busca de la luz y las vistas lejanas. Lamentablemente nunca se ejecutó, pero su obra posterior hace pensar que fue motivo de intensas reflexiones y que Le Corbusier profundizó aún más en su denodada búsqueda de los orígenes. Pocos años más tarde llegaría la oportunidad de construir lo que no pudo en la Sainte-Baume, de satisfacer su encendida inteligencia creadora.
Le Corbusier, próximo a los setenta años, y con casi cincuenta de intensa arquitectura, erigió la capilla de Ronchamp. En la cúspide de un monte, presente sobre el valle, construyó uno de los lugares más sagrados que se puedan visitar. Desde el momento que se avista su blancura en la distancia, se inicia un expectante ascenso. Se trata de una larga aproximación que finaliza en la base de una rampa desde donde, recortada en el cielo, se contempla una esbelta torre coronada por una pequeña cruz. Ese punto es la verdadera puerta a Ronchamp, el punto de partida de un recorrido inesperado.
Es preciso consultar la planta de situación del proyecto definitivo para ser consciente de que la rampa, en la mitad de su recorrido, se quiebra sutilmente y reconduce los pasos no hacia el acceso que enmarca la torre, como parecía en su primer tramo, sino directamente hacia una posición tangencial al volumen de la capilla por su lado izquierdo. La dirección de la rampa no invita al visitante a penetrar en el interior sino a rodearlo.
Una vez arriba, se disfruta de la cóncava superficie de hierba rodeada de árboles sobre la que emerge, ya visible en toda su magnitud, el grueso e iluminado muro de la fachada sur y su pesada cubierta volada. Sólo hay tiempo para estremecerse brevemente antes de que la inercia de la subida nos haga desaparecer tras la fachada occidental.
Una vez evitado el acceso, caminando entre el bosque y los ciegos muros de la capilla, la atención tropieza con un objeto; un pequeño peto curvo con un cilindro y dos pirámides de hormigón en su interior. Algo parecido a una fuente. La enorme gárgola que se precipita desde la parte más baja de la cubierta hace entender que el agua de ese extraño recipiente es el agua de la lluvia, expulsada con precisión hacía allí. Superado el obstáculo, y ya en la fachada norte, la sombra arrojada de la capilla invade el deambulatorio, cada vez más ancho por la paulatina lejanía de la pantalla de árboles.
Según se avanza, los ojos atienden a la escenográfica presencia del zigurat que descansa al fondo del oscuro plano de hierba, su magnética luz hace pasar casi desapercibido el acceso norte y estimula a continuar el movimiento circular alrededor de la capilla. De nuevo, el acceso al interior no parece importar. El caminar conduce a la explanada oriental, allí la vegetación se abre hacia el sur enmarcando las bellas vistas del valle. En su punto más alto, la voluminosa cubierta acoge un espacio exterior; un altar, un púlpito y una cruz nos hablan de que desde allí se ofician los ritos. Es en esa explanada donde se reúnen los fieles que asisten a las ceremonias. Si no se vuelve atrás, el círculo inevitablemente se cierra sin haber descubierto el interior.
Es un recorrido dirigido con astutos mecanismos. Circular en el sentido de las agujas del reloj. Por alguna razón que nunca explicó, Le Corbusier quería que la “promenade architecturale” se produjera en el exterior y no en el interior del edificio, como tantas otras veces. Las pantallas de árboles, muros ataviados en potencia de su coeficiente cúbico, sustituyen a los cuerpos edificados que rodeaban y conformaban el deambulatorio alrededor de la capilla en las primeras versiones del proyecto. Su “todo exterior es un interior” se lleva a la práctica aquí a través del ordenamiento de las masas, indistintamente naturales o construidas, para determinar y caracterizar los espacios por él decididos. Más aún, el hecho de confiar la formación del recorrido exterior a los límites del bosque otorga al cuerpo principal, al centro de gravedad, un carácter si cabe más sublime, dado que no se establece ninguna innecesaria competición con otros cuerpos edificados.
Al rodear inconscientemente el edificio la curiosidad por el interior aumenta. Las entradas son grietas entre moles y el penetrar es como descender a una gruta. Aunque quizás sea algo más que una gruta. La sensación real se puede describir como la de encontrarse en el interior de una gigantesca roca, en una irregular estancia en la que la luz atraviesa enigmáticos y multicolores dibujos de figuras y mensajes. Ciertamente, sus rugosos muros y su sólida luz nos invitan a pensar que el espacio que percibimos estuvo enterrado; se asemeja a un espacio construido y sepultado; a un volumen escondido que la erosión, el paso del tiempo, ha conseguido sacar a la luz. Lo que hoy vemos podría ser la descarnada cúspide de la montaña; por encima de éstas ordenadas rocas es posible imaginar un tiempo en el que la vegetación se alzaba sin más.
La capilla de Notre Dame du Haut ha sido frecuentemente descrita en términos de emociones y metáforas visuales. Se puede llegar a pensar que la arquitectura no está hecha de espacio y de piedra, sino de impresiones, que no se construye en el suelo sino en la cabeza del espectador. Y debido a que la arquitectura no sólo es una presencia plástica objetiva sino también y sobre todo una impresión retiniana y sentimental, un motivo de interpretación, este sorprendente artefacto ha sido comparado con imágenes como la de unas manos juntas en actitud de rezo, un barco, la silueta de un pato sobre el agua, el tocado de una monja, y demás acercamientos figurativos. Por otro lado, ha habido autores que afirman rotundamente que Ronchamp es una reinterpretación del modelo espacial de la Acrópolis de Atenas, y otros que sostienen que la arquitectura de la capilla responde a un estímulo fruto de la experiencia visual de la segunda guerra mundial, una respuesta a las amenazantes bombas del periodo bélico cuya consecuencia fue la construcción de “bunkers” , la construcción de volúmenes ciegos de gruesos muros de hormigón que ya nunca abandonarían su obra.
Para Le Corbusier la arquitectura – como dijo en repetidas ocasiones – en el fondo es conmover, conmover por el efecto de mil incidencias que iluminan el alma, la sorprenden, la llenan, la irritan, la despiertan. No cabe una única interpretación reveladora, una afirmación rotunda. La obra de Le Corbusier es la obra de un ser complejo, de un inventor de arquitectura extraordinariamente sensible y despierto, llena de lecturas y acercamientos.
Pero Ronchamp es quizás la obra más singular de su carrera, aquella donde abandona momentáneamente la pureza formal de la caja y la manifestación de la estructura-cerramiento a la que volverá inmediatamente en obras como la Tourette o la “Boîte à Miracles” de Tokio. Efectivamente, la capilla de Ronchamp es lo más opuesto a una de sus cajas, sus cerramientos están compuestos por paredes sueltas, continuas, vueltas sobre sí mismas encerrando espacios ambiguos, exteriores e interiores a la vez. Se trata de una excepción en la que establece una relación formal y constructiva opuesta y extraña a su trayectoria. Un acercamiento a códigos formales inéditos, una expresión lúcida y feliz de su dilatada sabiduría. Un vuelo, un sueño, una consciente y reveladora aventura.
En Ronchamp parece compartir con Brancusi la actitud mística ante la piedra. Su comportamiento ante la materia recupera una religiosidad arcaica ya desaparecida en el mundo occidental; una actitud comparable a la solicitud, el temor y la veneración de un hombre de la época neolítica para quien ciertas piedras revelaban a la vez lo sagrado y la realidad última, irreductible . El hombre moderno, ya no vive lo sagrado en el plano de la consciencia, sino en el de la inconsciencia. Ya no es evidente como lo fue en otras épocas, no se reconoce de una manera inmediata, y Le Corbusier, gran conocedor y promotor de la modernidad, puede que, en esta obra, quisiese recurrir a la más ancestral de las construcciones, aquella que se aloja en lo más profundo del inconsciente colectivo; la misteriosa presencia de Ronchamp está cerca de ser un monumento megalítico; un dolmen moderno. El maestro se recrea volviendo a los orígenes. Nada más sacro que un dolmen para un lugar de peregrinación, nada más arcano que guardarse de desvelar el misterio que encierran sus muros.
Es su condición de construcción atemporal, desligada de toda conexión cultural y de toda tendencia artística, su construcción y su deambular perimetral, cercano a lo totémico, y su fascinante presencia e implantación en el paisaje, por encima de su condición cristiana, lo que otorga a Ronchamp su carácter netamente sagrado. Es su medida metáfora, rozando lo literal en difícil equilibrio, su riqueza de matices y referencias, su característica voluntad de ser, lo que hace de esta capilla un elocuente compendio de saber arquitectónico.
Remirando a Le Corbusier no caben muchas certezas, pero por alguna razón, el artífice de lo moderno decidió que la última ilustración de su “Ouvre Complete”, el legado condensado y póstumo de su obra, fuera un detalle de su cuadro titulado “L´Etoile du mer”; en ella se muestra la mano derecha del artista impresa con pintura blanca sobre fondo rojo. Una imagen profunda y personal, un final que bien pudiera ser un principio.
En 1924 se estrenó Michael, dirigida por Carl Theodor Dreyer, que entonces aún no era le prestigioso cineasta reconocido en el todo el mundo; sólo había sido el responsable de cinco películas en su país y para ésta lo había contratado una de las productoras más importantes de Europa, la alemana UFA.
El creador de los espacios de Michael fue el arquitecto Hugo Häring que entonces tenía cuarenta y dos años, había compartido un estudio con Mies van der Rohe y se había unido a Der Ring, llegando a tener el cargo de secretario de este grupo antecesor del CIAM. En 1924 acababa de empezar la construcción de su edificio más conocido, la granja Garkau, cerca de Lübeck, que finalizaría el año siguiente, cuando comenzaría a edificar otra edificación notable, una fábrica de salchichas en Neustadt, Holstein.
En una entrevista Dreyer declaró:
«Colaboré en la realización de los decorados pero realmente el que los realizó fue un arquitecto que comprendió mis deseos y consiguió algo asombroso. Se llamaba Hugo Hùring (sic). Nunca había hecho decorados para el cine y no volvió a hacerlos, ya que tras rodar Michael, volvió a su verdadera profesión de arquitecto. Fue una especie de intervalo en su carrera (tengamos en cuenta que por aquel entonces no se construían muchas casas nuevas), un divertimento, una fantasía que se permitió».
Están muy bien los dos adjetivos que emplea Dreyer: divertimento y fantasía, para calificar un trabajo excelente, basta ver la película para comprobar cómo Häring, un arquitecto que empleaba un lenguaje innovador en sus edificios, en su trabajo como escenógrafo creó unos ambientes recargados y poco modernos para caracterizar a los personajes, sobre todo, al pintor academicista, enamorado de su modelo, el propio Michael del título. Una vez más cineasta y arquitecto lograron un resultado óptimo gracias a su colaboración interdisciplinar.
Jorge Gorostiza, arquitecto. Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Santa Cruz de Tenerife, febrero 2015
“Los escritos de este libro surgen del pesimismo que me despierta el optimismo pueril de este tiempo, ese acobardamiento ante las incertidumbres que lleva a aferrarse a cualquier espejismo de salvación. Desde una mirada personal. Con la voluntad de señalar lo que parece ir mal sin ninguna intención moralista sino de poner el ojo ahí donde considero que las cosas claramente no funcionan o parecen ser falacias.
Quisiera que este libro se viera como una insistencia en reaccionar a las enclenques hegemonías y fes de una época.
Todas las opiniones que aquí presento prefieren equivocarse a adherirse ciegamente a nada o a la nada. Quieren afirmar que una actitud crítica sirve para desestabilizar, romper inercias, destruir mitos, poner patas arriba cualquier supuesto, para así poder permitir una discusión franca, libre en lo posible de ataduras y prebendas, y constructiva”.
Fredy Massad, Extracto del prólogo de La viga en el ojo.
El libro contiene cuarenta artículos, estructurados en seis secciones, que presentan reflexiones en torno a protagonistas y fenómenos que han estado definiendo las dinámicas arquitectónicas de la última década, entre 2008 y 2015.
El propósito del volumen es de hecho poner de manifiesto cómo la pleitesía al star-system y la idolatría al ícono han dañado al pensamiento de la arquitectura, vaciándolo y anulando la necesidad de criterios con los que sustentar reflexiones y debates, un estado que la actual recesión ha agravado aún más profundamente.
«Escritos desde la convicción de que la crítica sobre la arquitectura oscila entre la nostalgia y la farsa, de que las imposturas se han convertido en marcas de identidad, estos textos surgen de la resistencia a aceptar ese estado de cosas impuesto por el flujo de lo veloz y lo banal como única posibilidad»,
explica Fredy Massad desde la cubierta de este volumen.
ORENSE IMAGINADO es el recorrido por un Ourense que no existió, pero reconocible a través de diez proyectos idealizados en los últimos cien años.
La exposición se articula en tres bloques alrededor de la foto aérea bajo el lucernario central, en esta instalación se liga el Real [ortofoto] con el Imaginando [planimetría de los proyectos elevados 70 cm].
EQUIPAMENTOS [1913-1949] Cuatro propuestas de edificios significativos proyectados para la ciudad compacta, equipamientos que aun no se hicieron realidad, dejaron poso en la ciudadanía y aun hoy son reivindicados; como el Gran Balneario en las Burgas.
EXPANSIÓN [1947-1961] Tres proyectos urbanos que buscan la evolución y expansión de Ourense después de la anexión de Canedo. Enmarcados en el crecimiento de la segunda mitad del s.XX [Plan Parcial de las Lagunas] y el comienzo del XXI [Ronda Bulevar].
MODERNIZACIÓN [1967-2010] Tres proyectos donde Ourense abraza la vanguardia desde tres puntos de vista. La arquitectura industrializada con el Colegio-Residencia. La virada ecológica propiciada por el cambio de actitud de la ciudad sobre sus ríos [Barbaña, Miño e Loña] y las infraestructuras para el s.XXI.
1
Se trata de un albergue situado en la localidad de Muxía, uno de los puntos emblemáticos y de referencia del Camino de Santiago, en su continuidad y relación con la costa de Galicia.
2
La ampliación se realiza sobre una edificación reciente situada en un extremo de manzana del núcleo tradicional con fachada a tres calles y medianería en un lateral. La gran diferencia de nivel entre la calle superior y la inferior configuran un volumen existente de dos plantas con accesos y usos independientes: la inferior es un tanatorio, la superior albergue.
3
La planta de albergue ya en funcionamiento cuenta con las dependencias de recepción y servicio comunitario, dos habitaciones múltiples para literas y otras dos dobles con baño. La demanda creciente de éstas últimas justifican la viabilidad de la ampliación y el tipo de planteamiento escogido en cuanto al diseño y configuración de los nuevos espacios y volúmenes.
4
Se interviene en un almacén del albergue para situar el núcleo de escalera y ascensor. La escalera no puede tener espesor para hacerse sobre sí misma, sin estorbar a lo demás. A partir de este encuentro necesario con lo existente, la ampliación propone una nueva forma de configurar el espacio mediante habitaciones rodeadas por terrazas, patios y miradores, que actúan como zonas de estancia comunes que refuerzan la dotación. Un paisaje propio de esquinas y accesibilidades que incorpora perspectivas e imágenes de aquello que lo envuelve.
5
La propuesta relaciona lenguajes de la tradición arquitectónica del lugar con la industria y de la cultura popular con el caminar como experiencia estética. Las dimensiones de los materiales y los procesos constructivos que se utilizan tanto en fachada como en cubierta, son también pautas geométricas que permiten dar a la vez profundidad a los volúmenes (abrir caminos) y resolver la funcionalidad de los nuevos espacios.
6
Ocho dormitorios: cuatro dobles y cuatro de cuatro plazas. Un amplio local social, oficios y un estanque lavapiés conforman, junto con los espacios de terraza, la ampliación del albergue en 24 plazas. Sobre ella un pequeño apartamento y más terrazas. Encima, una atalaya mirador.
7
La distribución de cada habitación, siempre la misma: acceso desde la terraza exterior, estar, zona de dormir y baño al fondo, con sus piezas independientes para permitir una mayor flexibilidad de funcionamiento.
8
La esquina es un recodo para el que camina, dónde el hábito, como corriente de uso, se separa y concentra en un lugar. Permite una lectura que no es lineal. El quiebro que muestra un nuevo rasgo de lo cotidiano. El indicio de otro paisaje. Una forma consustancial a la tradición como parte de su propia dinámica de cambio. Un valor manifiesto de nueva permanencia.
Obra: Ampliación albergue Bela en Muxía
Localización: Muxía, A Coruña, Galicia, España
Arquitectos: CREUSeCARRASCO / Juan Creus – Covadonga Carrasco
Colaboradoras arquitectas: Bárbara Mesquita, Celsa Pesqueira
Promotor: Albergue de Muxía SL
Constructora: Construcciones y Excavaciones Germán Mouzo SL
Aparejador: José Antonio González del Oso
Estructura: Féliz Suárez Riestra
Instalaciones: Isabel Francos Anllo
Señaléctica y diseño gráfico: Xosé Teiga
Fecha de Proyecto/Terminación: Diciembre 2013 / Julio 2014
Superficie útil: Albergue 214,01m2 Apartamento 54,42m2 / Superficie Construida: 309,34m2
Fotografía: Héctor Santos-Díez | BISimages / CREUSeCARRASCO + creusecarrasco.es
Uno de los valores a resaltar de los foros, como el IV Foro Arquia/Próxima 2014 al que asistimos el pasado mes de octubre, es lo oportunidad de conocer de primera mano nuevas actividades/proyectos que realizan y desarrollan otros compañeros bien de forma individual o en equipo.
“Jane’s Walks (Los Paseos de Jane) son una serie de recorridos urbanos gratuitos, guiados por personas voluntarias e inspirados en las ideas de la pensadora urbana Jane Jacobs, que permiten a los participantes conocer mejor su entorno”.
Esta herramienta de debate ciudadano, surge en 2007 como homenaje a la figura de escritora y activista estadounidense Jane Jacobs, y que Madga y Javier importan ponen en marcha en el año 2012 en la ciudad Córdoba.
“Queremos plantear un modelo alternativo para los eventos culturales que se desarrollan en el espacio público”.
Un modelo que según sus co-organizadores plantea una descentralización y una horizontalidad que permite a todo aquel ciudadano interesado participar en el mismo.
Su primera edición, en la cual se contó con 8 paseos y más de 200 participantes, ha servido para expandir el modelo a otras poblaciones. Desde entonces ha realizado más de 30 paseos y convocado a más de un millar de personas.
Os dejamos con la entrevista que tuvimos el placer de realizar a Magda y a Javier.
Los Paseos de Jane Cordoba. Edición 2012| Colaborativa.eu CC-BY-SA
¿Cuál ha sido vuestra formación y trayectoria profesional previa a “Los Paseos de Jane Córdoba”?
Los Paseos de Jane Córdoba es uno de los proyectos pro-bono que realizamos desde Colaborativa.eu, agencia de diseño, tecnología y acción social. Magda es ingeniera y Javi arquitecto, anteriormente hemos trabajado en estudios tradicionales de arquitectura, grandes empresas de ingeniería, departamentos de investigación en la universidad y centros culturales.
¿Qué os llevó a poner en marcha “Los Paseos de Jane Córdoba”? ¿Por qué?
En 2010 viajamos a Toronto (Canadá) y tuvimos la oportunidad de conocer a algunos de los amigos de Jane Jacobs que pusieron en marcha los Jane’s Walk en 2007. Somos grandes admiradores del legado de Jane Jacobs y pensamos que el evento funcionaría muy bien en Córdoba. A nuestra vuelta nos pusimos en contacto con Pedro Pérez de la Asociación Peatonal Cordobesa A Pata y en 2012 celebramos la primera edición.
¿Teníais alguna experiencia previa a “Los Paseos de Jane Córdoba”?
Siempre hemos estado muy interesados por experimentar con nuevos formatos que fomenten las visiones desde fuera de la disciplina y propicien un mayor debate ciudadano. Por ejemplo, hace unos años organizamos unas “tertulias gráficas” en las que un grupo variado de profesionales, interesados y activistas analizaban, con un gran plano de Córdoba y rotulador en mano, temas de actualidad local como la peatonalización de una avenida, las parcelaciones ilegales o la accesibilidad del casco histórico. También hemos organizado actividades para la reactivación de solares públicos abandonados o talleres de urbanismo para niños y niñas en colegios.
¿Os encontrasteis con muchas dificultades? ¿Cuáles fueron las más problemáticas?
La organización del evento en Toronto nos ha ayudado mucho. Desde su inicio en 2007 apostaron por dar un carácter global al evento, documentando y asistiendo a organizadores locales como nosotros en la puesta en marcha. Es cierto que también nosotros hemos hecho un esfuerzo para adaptar el evento a las particularidades locales y darle un carácter más horizontal y participativo, así como para hacer hincapié en la difusión del legado de Jane Jacobs, gran desconocida para el público cordobés. Quizás la mayor dificultad es también su principal baza; Mayo es el mes de las fiestas oficiales en Córdoba: la fiesta de los patios, la feria de Mayo, las cruces, etc… resulta todo un reto promover un nuevo evento multitudinario desde la total independencia.
¿Estáis contentos con los objetivos alcanzados?
¡Mucho! Hemos descubierto que todo el mundo tiene una historia que compartir, y qué mejor manera que a través de un paseo. A diferencia de otras ciudades nosotros no comisariamos los paseos y toda la programación se basa en una convocatoria abierta por lo que cada edición es muy diferente a la anterior y refleja de forma directa los intereses y preocupaciones de los cordobeses. Paseos para descubrir y, por qué no, transformar nuestra ciudad.
La primera edición en 2012 contó con ocho paseos y más de 300 paseantes. La segunda edición en 2013 desbordó nuestras expectativas más optimistas, Córdoba se convirtió en la tercera ciudad del mundo con mayor número de paseos. Más de 640 personas en 22 paseos caminaron juntas por Córdoba y conversaron sobre el pasado, presente y futuro de nuestra ciudad. En 2014 coincidió con el puente de mayo y tuvo menor afluencia, diez paseos y más de 300 paseantes.
Los Paseos de Jane Cordoba. Edición 2013| Colaborativa.eu CC-BY-SA
¿Qué expectativas y proyectos de futuro tenéis para “Los Paseos de Jane Córdoba”?
Queremos consolidar el evento dentro de la amplia programación cultural de Córdoba en Mayo. Para nosotros la organización de Los Paseos de Jane Córdoba es un compromiso a largo plazo con nuestra ciudad.
¿Son rentables este tipo de iniciativas? ¿Os sentís bien “remunerados” por la labor que realizas?
Los Paseos de Jane son gratuitos y tanto guías como organizadores colaboran de manera altruista. Creemos que en la naturaleza voluntaria de los paseos radica su buena acogida, todo el mundo se siente parte del festival y lo hace suyo. El hecho de que se produzcan una vez al año y se concentren en un fin de semana hacen que la actividad sea llevadera en cuanto a carga de trabajo y asegura su continuidad cada año. Desde el inicio de Colaborativa.eu dedicamos una parte de nuestro tiempo a promover proyectos pro-bono en relación a las ciudades, el diseño y la tecnología.
¿Compagináis o complementáis esta actividad con otras labores o en otros campos?
Para nosotros los proyectos pro-bono son una forma de investigación que nos permite experimentar con nuevas ideas sin la necesidad de preocuparnos en cómo conseguir un rendimiento económico a corto plazo. Tras cinco años de actividad hemos comprobado como algunas de estas investigaciones generan proyectos comerciales muy interesantes más tarde.
Por ejemplo en 2010 realizamos una investigación teórica sobre la reactivación de edificios públicos abandonados titulada “10 Ideas para un Espacio Creativo Independiente en Córdoba”. Recientemente se ha materializado en la reactivación de un edificio público abandonado localizado en el centro de Córdoba que vamos a gestionar y el cual estará destinado a visualizar la comunidad creativo-cultural local.
¿Cómo veis el futuro de este tipo de divulgación?
A parte del valor de la celebración del festival en sí mismo, para nosotros Los Paseos de Jane Córdoba son una fuente inagotable de análisis sobre nuestra ciudad.
También nos ha sorprendido lo bien que funciona el formato de paseo como herramienta de análisis y debate. Gracias a Los Paseos de Jane Córdoba, otros colectivos y asociaciones vecinales de nuestra ciudad están usando el recorrido urbano en grupos para la recopilación de información y análisis de sus barrios. Estas acciones pueden formar parte de un plan de acción para su mejora, campañas de sensibilización o aumentar el conocimiento de su entorno.
Los Paseos de Jane Cordoba. Edición 2013| Colaborativa.eu CC-BY-SA
¿Consideras que estudiar Arquitectura ha sido un pasaporte fundamental para haber llegado a vuestro trabajo actual?
Nuestro campo de trabajo actual es una combinación de nuestra formación como arquitecto e ingeniera de software, y nuestra experiencia profesional en el sector cultural, la investigación pública y en el sector privado. Estudiar arquitectura ha sido una pieza más, tan importante como el resto de experiencias que acumulamos entre los dos. Por ejemplo, todo nuestro interés por los procesos horizontales y colectivos que hemos introducido en Los Paseos de Jane Córdoba están muy relacionados con los procesos de creación colectiva que se dan en el desarrollo de software abierto.
¿Animaría a otros arquitectos a seguir vuestros pasos? ¿Qué pasos consideras que deberían dar? ¿Cómo completar sus estudios? ¿Qué otros consejos les darías?
No necesariamente la verdad, nuestra trayectoria profesional es fruto de un interés por experimentar en el campo del diseño y la tecnología manteniendo un compromiso con nuestro entorno más cercano. Pero sobre todo surge de nuestra decisión de trabajar juntos combinando nuestras habilidades y tratar de disfrutar, en la medida de lo posible, con cada proyecto que llevamos a cabo.
¿Crees que los arquitectos en España deberíamos seguir abriendo nuevas vías de trabajo para salir de la casilla más «tradicional» de proyectar dada la actual situación de la construcción en nuestro país?
(Javier) En mis años de formación profesional trabajé en oficinas tradicionales –edificación y planeamiento– y la verdad es que no lo echo de menos: todos los procesos están anquilosados, son tremendamente ineficientes y no fomentan la innovación: desde el propio diseño a los procesos constructivos, pasando por la comercialización y distribución, o la propia difusión de la arquitectura.
Creo que independientemente de la situación actual del sector de la construcción en nuestro país están apareciendo nuevas profesiones y oportunidades en torno a la arquitectura, si los arquitectos somos sensibles a estos cambios seremos capaces de formar parte de estas nuevos perfiles profesionales.
¿Qué opináis de los que se han ido a trabajar al extranjero?
Nosotros mismos nos fuimos a trabajar a Irlanda hace diez años y gracias a ello hemos establecido un fuerte vínculo profesional con ese país: Javier da clases en la escuela de arquitectura de la universidad de Limerick y Colaborativa.eu desarrolla algunos de sus proyectos comerciales en Irlanda. Para nosotros la experiencia ha sido realmente positiva y nos posibilita desarrollar nuestro trabajo en Córdoba con más libertad, aunque también es cierto que la situación actual es bien distinta al 2005 y las oportunidades ahora son mucho más limitadas.
¿Cómo veis el futuro de la profesión?
Como comentábamos anteriormente, vemos un futuro interesantísimo para aquellos profesionales que sean sensibles a los grandes cambios sociales, económicos y tecnológicos que están ocurriendo en la actualidad. Por ejemplo, las nuevas tecnologías de fabricación digital están revolucionando la manera en la se diseña y construye en otros sectores. Tarde o temprano empezarán a utilizarse de forma generalizada en el sector de la construcción también ¡Va a ser realmente interesante!
Los Paseos de Jane Cordoba. Edición 2014 | Colaborativa.eu CC-BY-SA
E-Struc es una aplicación online que proporciona de soluciones estructurales y constructivas para intervenciones en edificios con afectación de su estructura y para nuevas estructuras sencillas. Funciona online en cualquier dispositivo con acceso a internet.
Usuarios.
Es una herramienta ideal para todos los profesionales de la construcción: Arquitectos, Aparejadores, Ingenieros de Edificación, Constructores, Interioristas y Gabinetes Técnicos especializados, que ofrece soluciones inmediatas para la construcción de elementos sencillos o modulares para rehabilitación, intervención o nueva ejecución de edificios.
Funcionamiento.
E-Struc calcula, en pocos minutos, cualquier elemento estructural simple, como vigas, cerchas, pórticos, escaleras, refuerzos de forjados, recalces, zapatas y otras estructuras de hormigón, acero y madera. La herramienta también se puede usar para hacer peritajes de estructuras existentes.
Modo de empleo:
Con los datos básicos de geometría y composición constructiva que el usuario cumplimenta en la pantalla, el sistema proporciona los resultados, primero en la propia interfaz de uso y en tres archivos descargables:
Memoria de cálculo, con los datos de cargas, solicitaciones y comprobaciones de la pieza calculada.
Memoria constructiva, en la que se describe el proceso constructivo y las condiciones de la obra.
Planos del elemento estructural, en dxf, con la solución y los detalles a escala.
Estos archivos pueden formar parte de la memoria del proyecto y de los planos del proyecto de ejecución de la obra.
Si el usuario desea recalcular el elemento con otras condiciones, puede pulsar el botón “Modificar”, en la parte inferior de la pantalla, y pueden cambiarse los datos introducidos y volver a realizar el cálculo tantas veces como se desee.
La aplicación está desarrollada conforme a la normativa vigente, y se actualiza con cada cambio de normativa.
Para utilizar e-struc no hace falta especialización en cálculo de estructuras. Con conocimientos de construcción se pueden resolver 15 minutos un cálculo estructural y constructivo de manera precisa y fiable, siguiendo los pasos que propone la herramienta.
Requiere una mínima introducción de datos. La introducción de datos se realiza a través de pestañas correlativas en las que se van solicitando los datos de ubicación, geometría, secciones de las piezas, materiales, uso y entorno. No es necesario cumplimentar todos los datos, sino sólo los principales marcados con asterisco y, opcionalmente, los que el usuario considere como condición, o que conozca, como ancho o canto de la pieza, tipo de material o características del entorno, entre otros, pero no parámetros de cálculo, coeficientes ni características mecánicas de los materiales o terrenos.
Es una aplicación de uso sencillo. La introducción de los datos en las casillas de las sucesivas pestañas de la interfaz es muy intuitiva y fácil para un técnico con conocimientos básicos de construcción. E-Struc es una herramienta imprescindible para la consulta previa de problemas constructivos, para el peritaje de estructuras construidas o para el diseño, ya que permite realizar tanteos sucesivos sobre un mismo elemento constructivo hasta alcanzar la solución deseada. Además suministra toda la documentación básica y complementaria, con la justificación de la normativa aplicable para su construcción.
Ofrece asistencia al usuario. Además de la opción “Preguntas frecuentes” en la página de inicio, en la que se aclaran conceptos y dudas posibles, en cada cálculo disponible se puede ver un vídeo demostrativo del procedimiento, con un ejemplo realizado de principio a fin. Siempre disponemos de una imagen 2D ó 3D con la geometría de lo que estamos calculando en la interfaz de usuario y de un servicio de consultas online.
Solvencia académica y profesional. En la elaboración de e-struc han participado técnicos con más de 20 años de experiencia tanto en el cálculo y la dirección de obra de estructuras como en la rehabilitación de edificación. La Universidad Politécnica de Madrid ha participado en el desarrollo de la aplicación. Mail: info@e-struc.com
Garden House, de Ryue Nishizawa | Fotografía: Iwan Baan
Decía Paul Scheebart en 1914 en el texto Glasarchitektur que la arquitectura debía cambiar y evolucionar adoptando el vidrio como paradigma de la modernidad y de una sociedad más elevada culturalmente. Las construcciones de muros de carga con pequeñas ventanas debían transformarse en edificaciones abiertas que introdujesen la luz del sol, de la luna y de las estrellas en los espacios del habitar. Scheebart en definitiva propugnaba una arquitectura que permitiese la relación de un nuevo hombre, del hombre moderno con la naturaleza y con el entorno. La arquitectura del movimiento moderno se hizo caso de relación entre transparencia y modernidad. Al fin y al cabo la ventana es un elemento comunicativo de la arquitectura, un elemento que relaciona el interior con el exterior, sin la cual la arquitectura sería mera construcción. El muro de carga se convertía en cristal y no únicamente el entorno pasaba a formar parte del espacio de la vivienda sino que la propia arquitectura se diluye en el espacio natural.
Garden House, de Ryue Nishizawa | Fotografía: Iwan Baan
Un ejemplo paradigmático de la historia de la arquitectura es el de la casa Farnsworth construida por Mies Van der Rohe en 1949, en una magnífica parcela junto al río Fox. La temible época de crecidas del río inundaba parcialmente la parcela de forma cíclica, lo que hizo necesario que la vivienda se separase físicamente del terreno sobre el que se implantaba, levantándose sobre un basamento ligero de metro y medio de altura. El proyecto mantuvo los árboles de la parcela, situando la casa cuidadosamente entre los impresionantes arces centenarios que ocupaban el solar. Los cantos blancos de los forjados del suelo y de la cubierta delimitan un espacio horizontal cerrado por planos de vidrio que se abren de manera ilimitada integrando la naturaleza en la vivienda.
Sesenta años después los proyectos de viviendas unifamiliares de Sou Fujimoto y Ryue Nisihizawa reinterpretan este concepto de transparencia pero en un contexto similar el del paisaje urbano. Nisihizawa acaba de inaugurar una pequeña vivienda de cuatro plantas en un estrecho solar para dar respuesta al deseo de sus clientes, un publicista y una escritora que querían vivir en el centro de la ciudad y cerca de su ámbito de actividad profesional. Entre dos altos edificios, el solar se abre a través de una escueta fachada a la concurrida calle principal del barrio, por lo que el proyecto sirve de soporte a plantas y flores que construyen una suerte de jardín vertical para apoyar la privacidad de la vivienda.
Garden House, de Ryue Nishizawa | Fotografía: Iwan Baan
La casa no posee algo que pueda denominarse fachada, el edificio podría más bien calificarse de estructura, de una sucesión de plantas que dan cabida como un botellero a los diferentes usos que requiere la vivienda. El estar y la cocina ocupan la planta baja, una primera habitación se encuentra en la planta superior seguida de un baño y la lavandería. La segunda planta alberga otra habitación que conduce a la terraza de la cubierta, ocupada también por un pequeño habitáculo que puede ser usado como estudio o como habitación para invitados.
Todos los paramentos son de vidrio, fijos o móviles, matizados con cortinas y con vegetación, la casa se convierte en un soporte que diluye los límites entre interior y exterior, un espacio continuo carente de cierres físicos. Únicamente la naturaleza artificial creada por la vegetación de las terrazas se configura como un límite espacial.
En este espacio único de planta libre incluso el detalle constructivo de las escaleras expresan esta idea de ligereza y fluidez. El interior se define sobre todo por la sombra de los planos superpuestos, y los cerramientos acristalados. El tema de la casa es por lo tanto el de un espacio que fluye y la naturaleza a la que es devuelto el hombre, de forma completa no asilándolo de ella.
Por el contrario este tipo de arquitectura presenta una contradicción en sí misma. La arquitectura tiene en su origen una idea intrínseca de protección frente al medio, una idea de seguridad y también de privacidad.
Cuentan que la señora Farnsworth abandonó la casa construida por Mies en cierto modo obsesionada por que los arboles la observaban, víctima de la excesiva exposición de su persona al entorno natural. Puede que el paisaje de la ciudad de Tokio no contenga arboles, pero por el contrario posee cientos de miradas que peinaran la casa diseñada por Nisihizawa. Sin duda un buen reto que comprobará si el proyecto desarrollado por el arquitecto japonés ha encontrado al hombre que seis décadas antes Mies no tuvo la suerte de tener como cliente.
íñigo garcía odiaga. arquitecto
san sebastián. septiembre 2011
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