Cuando visitamos por primera vez estas viviendas, diseñadas por Javier Goerlich, las ampliaciones, baños y cocinas habían llenado el patio haciéndolo desaparecer. Esta circunstancia, que ha sucedido en muchas viviendas del barrio de El Cabanyal, resta calidad y luz a los espacios interiores, especialmente a sus plantas bajas. Además, las alcobas y distribuciones de la época no se adecúan a lo que hoy pedimos a una vivienda.
Así, la reforma abre un patio generoso en forma de L que dota de una luz a la planta baja que nunca antes había disfrutado, abriendo nuevas ventanas a varias orientaciones. Cuidamos la restauración de pavimentos hidráulicos originales, de carpinterías de madera de alto valor, de azulejos, de vidrieras y detalles -incluyendo alguna sorpresa como unas pinturas al fresco en las bovedillas de yeso que descubrimos en el transcurso de la obra-. Las carpinterías, excelentes ejemplos de artesanía modernista, son restauradas y recolocadas en otras estancias, dándoles un nuevo marco de significado.
La distribución se reconfigura completamente, buscando poner en valor la estructura original de Goerlich, mejorando la ventilación, espacialidad, iluminación y restableciendo la conexión entre las estancias. También es necesario adecuar las viviendas a la normativa actual. La escala y la altura son generosos, lo que suponen un reto para los espacios domésticos. Las carpinterías nuevas de madera se adaptan a esta gran escala, adoptando las alturas de las interiores, que cuentan con 3 metros de altura. Las dimensiones de las estancias responden también a esta escala. Además, se diseña una cocina ad-hoc con mobiliario de obra y microcemento, evitando una cocina convencional. Se coloca cerámica de gran tamaño, líneas de azulejos pintados a mano, restaurados, formando una línea de color alta, armarios abiertos a cierta altura, en reminiscencia de las cocinas tradicionales y sencillas de las alquerías.
Al fin y al cabo, se trata de actualizar las viviendas, aún cambiándolas completamente, manteniendo al máximo el carácter y el espíritu de la tipología original.
Obra: Rehabilitación integral de dos viviendas en El Cabanyal
Autoras: Lola Bataller Alberola y Noelia Falcón Palau.
Arquitecta técnica: Ana Mingotes Bareas
Mobiliario de las fotografías: Nolek Design
Cliente: Ayuntamiento de Valencia
Constructor: Biofor energía S.L.
Año: 2020
Superficie Construida: 247 m2
Ubicación: Valencia
Fotografía: Milena Villalba + lolabataller.com
Lógica abierta: espacio-tiempo-información (composición -> posición -> disposición)
”defiende la nueva lógica arquitectónica subyacente (en la concepción espacio-temporal) que ha surgido dentro de la cultura contemporánea. De acuerdo con un terreno de investigación compartido, que representa toda una serie de experiencias decisivas de los últimos quince años, esta nueva lógica podría considerarse una “lógica de la complejidad”.
Preocupado por Open-Ended Logicor el mapeo del proyecto contemporáneo y la ciudad contemporánea, se centra en la capacidad de los vínculos entre sistemas dinámicos y estructuras irregulares.
Este trabajo defiende la emergencia de una nueva lógica arquitectónica, de concepción espacio-temporal, subyacente en la propia contemporánea y acorde con un territorio compartido de búsqueda que podría reconocerse en toda una serie de experiencias, decisivas en los últimos quince años, relacionadas con lo que podríamos denominar
Louis I. (Isadore) Kahn era el arquitecto con menos glamour del mundo. De niño se cayó sobre el brasero de su casa, y tenía toda la cara llena de cicatrices. Los ojos eran pequeños, muy cerrados, y a menudo tenían legañas. Los orificios de la nariz eran grandes y solían mostrar humedad. Tenía el pelo desordenado y no muy limpio. Vamos: Un Adonis.
Y, sin embargo, los hombres y, sobre todo, las mujeres, le adoraban.
Vivió simultáneamente con tres mujeres (casado con una de ellas, visitaba asiduamente a las otras dos), y tuvo tres hijos (dos hijas y un hijo), uno con cada una de ellas.
Era irresistible.
Fue profesor en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Yale, y sus clases levantaban casi tanta expectación y tanto entusiasmo como los que levantarían los conciertos de The Beatles diez años después.
Los alumnos (tanto los suyos como los que venían de todas partes) llenaban la gran aula, y esperaban ansiosos el comienzo de la clase. El profesor hacía su gloriosa aparición entre suspiros contenidos de la masa. Se dirigía al auditorio… y se quedaba callado.
Respiraba. Meditaba.
(Los alumnos no respiraban).
Entonces el Maestro decía:
«El espacio…» (y se quedaba en silencio unos segundos) «…es».
Dos o tres minutos después, el Maestro volvía a hablar, muy despacio:
-La luz…
-…
-…
-…
-… es.
Bueno. Aquello era la bomba. La repanocha.
-Creo que me voy a desmayar.
-No me extraña. Desmáyate.
Esto podría ser hacia los primeros años de la década de los cincuenta. Frank Lloyd Wright, Le Corbusier y Mies van der Rohe aún estaban en acción, pero el espíritu del Movimiento Moderno ya había muerto. Que conste que Wright nunca se consideró miembro de ese clan abyecto, pero muchos creemos que pertenecía a él, aunque fuese a la fuerza. Por su parte, hacía años que Le Corbusier daba muchos ejemplos de estar buscando otra cosa y de querer convertirse en una especie de post-moderno de sí mismo. Mies seguía con su lenguaje metafísico, platónico, ajeno a cualquier veleidad, aislado de todo y pasmándose ante el vacío congelado de sus cristales. (De alguna forma, los tres hipergigantes estaban ya más allá del movimiento moderno).
El movimiento moderno no había satisfecho las aspiraciones que había suscitado. (Esto pasa siempre que se depositan tantas esperanzas en algo, y sobre todo cuando -como le pasa a nuestro amigo y comentarista Programa 3.6- tanta gente había esperado con tanta ilusión que la arquitectura moderna evitara las guerras, repartiera felicidad y curara la tos, y se había desilusionado hasta el extremo de no solo constatar que no resolvía ninguna de esas vanas esperanzas, sino que las sumía en el vértigo de lo contrario).
En esos momentos de desilusión ya nadie confiaba en ningún arquitecto racionalista que hablara de estilo internacional, de forma y función, de adecuación, de economía… No. Lo que la gente necesitaba era un místico.
Pero es que, además, Louis Kahn era un arquitecto muy bueno. Tenía grandes ideas, y creaba formas apasionantes para llevarlas a cabo.
Kahn era un místico, un espiritualista y un iluminado. Si el movimiento moderno había creído que con formas muy simples podía resolver problemas muy complejos, Kahn pensaba que formas… también muy simples pero giradas, o levantadas, o recortadas, o no sé cómo, podían no resolver ningún problema en absoluto.
(Por ejemplo, la zona de lectura de su Biblioteca de Exeter no tiene la más mínima intimidad, ni silencio, porque es a la vez la zona de circulación, el corredor perimetral, mientras que los enormes óculos que dan al patio central están destinados a las estanterías de libros. Un absoluto disparate de organización, pero un rotundo espacio).
Louis I. Kahn dio un giro que en su momento parecía nuevo, pero que forma parte del eterno movimiento pendular entre racionalidad y misticismo, entre lógica y metafísica, entre funcionalidad y espiritualidad. Kahn era muy bueno, pero también tenía el terreno ya abonado y al público entregado.
Confieso que el primer libro de arquitectura que me compré en mi vida fue el Louis I. Kahn de la colección Estudio paperback de Gustavo Gili, en 1980. También confieso que, tantos años y tantos libros después, no compré nunca ningún otro de este arquitecto. Lo tomo ahora, mientras escribo esto, y lo veo manoseado, lleno de notas mías a lápiz, en las que me veo con nostalgia y me siento tan ingenuo, tan candoroso ante este visionario…
Ya estoy muy mayor. Hace muchos años que no creo en visionarios. La vida es así. Siempre salimos perdiendo.
José Ramón Hernández Correa · Doctor Arquitecto
Toledo · septiembre 2011
Capítulo 4 del libro “Principios de la Estructura Urbana”, 2005
Los principios estructurales de las ciencias biológicas, las de la información y las ciencias económicas se aplican aquí para diseñar la ciudad. La coherencia de las formas urbanas puede ser entendida, a partir de la teoría de los sistemas interactivos complejos. Grandes conjuntos complejos se ensamblan a partir de subunidades que interactúan estrechamente en muchos niveles de diferente escala, en una jerarquía que va, hasta el detalle de los materiales naturales.
Una variedad de elementos y funciones que actúan en la escala pequeña, son necesarios para definir estructuras coherentes en la escala grande. De esta manera, se pueden resucitar las ciudades muertas y las regiones suburbanas de la periferia con una reconexión de su geometría. Si estos principios fuesen puestos en práctica, los proyectos nuevos podrían incluso, lograr la coherencia que caracteriza a las regiones urbanas más encantadoras construidas en el pasado.
Las normas de diseño aquí propuestas, difieren radicalmente de las que se usan hoy en día. En una profunda revisión de la práctica urbana contemporánea, será demostrado que la realización de una retícula ortogonal no conecta la ciudad, dando solo la impresión engañosa de hacerlo. Aunque estas ideas son consistentes con el Nuevo Urbanismo, vienen de la ciencia y son independientes de los argumentos urbanísticos tradicionales.
Introducción
Este documento utiliza principios científicos para entender cómo una forma urbana puede ser coherente. Los objetos más exitosos creados por el hombre, desde los más pequeños — tales como esculturas, piezas de cerámica o telas — hasta edificios, comparten una cualidad geométrica particular. Aunque, usualmente esto no es visto desde esta perspectiva, demostraremos que la forma de las ciudades y el tejido urbano se rigen por las mismas reglas generales. La pregunta clave es: Si las propiedades de consistencia geométrica que producen una escultura hermosa o una tela bonita, generan una respuesta emocional positiva;
¿Podemos identificar reglas similares para un entorno urbano del tamaño de un vecindario o de una ciudad completa?
Si esto es así, la conexión profunda con los seres humanos que caracteriza los grandes ambientes urbanos puede ser explicada en términos de geometría. Las ideas que aquí se desarrollan tienen sustento en la obra reciente de Christopher Alexander (Alexander, 2001-2005).
Una cualidad esencial compartida por las “ciudades vivas,” es su alto nivel de complejidad organizada. (Jacobs, 1961). La composición geométrica de los elementos de la misma, ofrece una morfología definida e identificable que se asemeja a la de las ciudades y centros históricos tradicionales: pueblos no planificados, que fueron resultado de muchas culturas diferentes en todo el mundo; ciudades como eran antes de mediados del siglo XIX y, en algunos casos, incluso asentamientos espontáneos. La morfología de un sistema coherente no es comparable a la ciudad planificada del siglo XX. Las normas subyacentes de la forma urbana contemporánea, reducen la complejidad de la conectividad y la interacción entre los elementos, por lo tanto no son capaces de generar coherencia urbana. A continuación, se expone un análisis debido a esta razón y se ofrecen nuevas reglas para crear asentamientos urbanos que reúnan las condiciones de complejidad y consistencia.
Un sistema urbano se compone de múltiples elementos interconectados: calles, tiendas, oficinas, casas, jardines, plazas, etc., su composición puede permitir la creación de entornos urbanos psicológicamente confortables, eficientes y positivos. El éxito de tal composición depende de su consistencia geométrica. La red de transporte define la forma de la ciudad; una ciudad vive y trabaja de acuerdo con su red de caminos conectivos (véase el capítulo 1: Teoría de la red urbana; Alexander, Neis et al., 1987; Hillier, 1999). Por otra parte, tendrá vida peatonal si los espacios urbanos son capaces de dar cabida a la comunidad. (consulte el capítulo 2: Espacio urbano y su campo de información; Alexander, Neis et al., 1987; Gehl, 1987; Hillier, 1997).
Un tercer factor, puramente geométrico — coherencia urbana — determina el éxito de una ciudad, y tiene su propio conjunto de reglas. Esto requiere un estudio, que es independiente del contexto y el proceso de formación de los espacios urbanos. Para lograr coherencia geométrica, en cualquier sistema, uno estrechamente unido y complejo debe ser generado por ciertas reglas de carácter general. La coherencia geométrica es una cualidad reconocible que une a la ciudad a través de la forma, y es un requisito indispensable para la vitalidad del tejido urbano. La idea básica es muy simple: una ciudad es una red de caminos que exhibe una dimensión topológica “deformación” (véase el capítulo 1: Teoría de la red urbana). Una forma urbana coherente debe ser plástica, capaz de adaptarse a la flexión, extensión y compresión, sin perder su propia identidad. Para lograr esto, es necesario que las partes estén fuertemente interconectadas desde la escala más pequeña, pero sin olvidar la gran escala. La conectividad en todas las escalas asegura la consistencia urbana.
En las ciudades vivas, cada elemento urbano se compone por la combinación de sub elementos en diferentes niveles de jerarquías. Los elementos que están aproximadamente al mismo nivel, y que son complementarios entre sí, se convierten en un elemento del siguiente nivel en la jerarquía. (Salingaros, 1995). Diferentes tipos de conexiones unen elementos de diferentes tamaños, para que cada elemento esté ligado a todo lo demás. Las conexiones más fuertes son a nivel local. Las conexiones entre los elementos más pequeños y más grandes, o entre sub-elementos internos de los módulos independientes, son más débiles.
La repetición de unidades similares no favorece la interconexión: las uniones se realizan mediante calidad mixta o a través de la existencia de un elemento que actúa como un catalizador. En este sentido, entonces, los elementos son necesarios no sólo para la función principal que realizan, sino también para hacer posible la vinculación de otros elementos que no pueden acoplarse directamente por sí mismos.
Este artículo presenta reglas teóricas para ensamblar componentes en conjuntos coherentes, desarrollados fuera del urbanismo. Luego se revisan los componentes que influyen en la morfología urbana. Vamos a explicar el concepto de coherencia urbana y al mismo tiempo aplicar las reglas propuestas con el fin de analizar la ciudad en diferentes escalas. En primer lugar, se identificarán las interacciones básicas entre los distintos componentes en la pequeña escala. Interfaces de fractal y catálisis de auto-umbral serán discutidas. Luego vamos a analizar la descomposición modular y el lenguaje de patrones de Christopher Alexander. A continuación, se examinarán los mecanismos de los componentes a gran escala. Finalmente, estas ideas se aplicarán a las ciudades. Además, haremos hincapié en la necesidad de un entorno urbano de uso mixto, demostrando que la estabilidad a largo plazo de un sistema urbano, depende de permitir conexiones emergentes.
Reglas de coherencia geométrica
En un sistema general complejo, desde un organismo vivo hasta [IM1] un software sofisticado, existen ciertas reglas para el ensamblaje de las piezas, a fin de que la unidad funcione satisfactoriamente. Aquí subsiste una ligera diferencia entre estos sistemas y la estructura urbana. (Lozano, 1990) En este sentido, cabe señalar que algunos principios estructurales han progresado dentro del estudio de los sistemas complejos, es el caso de lo previamente declarado por Herbert Simon referente a los sistemas económicos (Simon, 1962; Simon y Ando, 1961), otros fueron reinventados dentro del ámbito de la programación informática (Booch, 1991; Courtois, 1985; Pree, 1995) y algunos surgieron independientemente dentro de la ingeniería y las ciencias biológicas. (Mesarovic, Macko et al., 1970; Miller, 1978; Passioura, 1979). De las diferentes declaraciones y principios de estos sistemas, la siguiente lista de reglas es extremadamente importante en el diseño urbano.
Regla 1: UNIONES: Los elementos fuertemente conectados de la misma escala constituyen un módulo. Estos no deben contener elementos desconectados en su interior.
Regla 2: DIVERSIDAD: Los elementos semejantes no se juntan. Una diversidad sustancial de diferentes elementos es necesaria para estimular las uniones entre otros elementos.
Regla 3: DELIMITACIÓN: Los diferentes módulos se juntan mediante los elementos de los bordes. Los vínculos se construyen entre módulos y no, entre sus elementos internos.
Regla 4: INTENSDAD: las interacciones son naturalmente más fuertes a la escala más pequeña y más débiles en la magnitud mayor. Al invertir estas, se generan patologías.
Regla 5: ORGANIZACIÓN: Las fuerzas de un amplio rango crean escalas grandes, que comienzan a partir de estructuras bien definidas en la escala pequeña. Alinearlas no favorece, sino que al contrario puede destruir las conexiones de rango pequeño.
Regla 6: JERARQUÍA: Los componentes de un sistema se ensamblan gradualmente desde el menor al mayor. Este proceso produce unidades conectadas en diferentes escalas.
Regla 7: INTERDEPENDENCIA: Los elementos y módulos en diferentes magnitudes no dependen entre sí de manera simétrica: una escala mayor requiere de las menores, pero no, viceversa.
Regla 8: DESCOMPOSICIÓN: Un sistema coherente no se puede descomponer completamente en partes esenciales. Existen muchas descomposiciones equivalentes basadas en diferentes tipos de unidades.
Estas ocho reglas/leyes son propuestas como principios generales de la forma urbana. Vamos a analizar a detalle de dónde vienen las reglas, dando argumentos originales con ejemplos visuales, científicos y urbanos. El objetivo es convencer al lector de su inevitabilidad cuando tenga la intención de desarrollar una ciudad viva.
El desarrollo de un sistema en el tiempo, define una secuencia subyacente. La escala pequeña debe ser definida antes que las grandes escalas: sus elementos deben unirse de manera estable antes que los módulos de mayor orden puedan empezar a formarse e interactuar. De esta manera, los elementos de pequeña escala, pueden proporcionar la base para la realización de toda la estructura. La necesidad de establecer jerarquía en escalas anidadas significa incluso que ninguna escala debe faltar, ya que esto provocaría un sistema inestable.
La consistencia de un sistema interactivo complejo puede ser entendida a través de la secuencia progresiva con la que se combina. En intervalos cortos, las combinaciones fuertes establecen un equilibrio interno en cada uno de los módulos, con muy pocos cambios entre las diferentes formas relacionales (una analogía es el inicio de la formación de pequeños diferentes cristales aislados en una solución). Después de un cierto periodo de tiempo, las parejas más débiles entre los módulos les llevará hacia un mayor equilibrio, preservando así el interior del marco. El proceso se repite cíclicamente, por lo que después de largos periodos, las formas de los módulos tienden hacia un equilibrio y así sucesivamente. Como resultado tienes un estado de equilibrio general para el sistema como un todo. (Correspondiente a un solo cristal complejo).
Componentes del tejido urbano
Muchos elementos diferentes están involucrados en lograr una forma urbana coherente. Carreteras, caminos, aparcamientos, se combinan con zonas verdes, zonas residenciales, y con elementos comerciales e industriales, estos componentes deben ser acomodados; porque, aunque suelen tener funciones contradictorias entre ellos, tienen que coexistir armoniosamente. Cada elemento urbano puede incrementar su intensidad, aumentando tanto en su dimensión lateral o vertical. Por ejemplo, los edificios pueden aumentar el número de plantas, el verde puede pasar desde el césped, arbustos, hasta árboles, los cuales se limitan a su altura natural. Los senderos son independientes de las carreteras vehiculares: en primer lugar, tendríamos un camino hacia un jardín, después hacia una acera, luego hacia un centro comercial peatonal y este último, puede aumentar en intensidad desde un callejón, a una carretera local, hasta una autopista (véase el capítulo 1: Teoría de la red urbana).
Actualmente, algunos de los elementos tradicionales de la ciudad fueron suprimidos por razones estilísticas. Entre ellos se encuentran los elementos de conexión entre el interior y el exterior. Desde la estoa griega, los pórticos romanos, pasando por las marquesinas retráctiles de las calles del zoco norteafricano, hasta los toldos de lona de las tiendas y los mercados al aire libre, se definió un espacio intermedio con diferentes condiciones y para diferentes ocasiones. Sin este elemento, la transición externa/interna sería abrupta y perdería la conexión. Los pórticos ya no se utilizan porque falta el contraste o la conexión con la calle. El principio que sustenta los espacios porticados, es proporcionar una sensación de seguridad y, al mismo tiempo, un sentido de apertura al mundo exterior.
Otro grupo de elementos urbanos que faltan en las ciudades contemporáneas es lo que define los espacios peatonales, así como la manera en que van a la interfaz con otros modos de transporte. Paseos, aceras, paredes limitantes, bajo tráfico, túneles, columnatas, pasillos cubiertos, pasos de peatones ligeramente levantados, bulevares con árboles, paraderos cubiertos, pequeños lotes de estacionamiento, etc. hoy en día se consideran elementos anacrónicos y, por lo tanto, se eliminan de la ciudad contemporánea dominada por los ritmos del automóvil. Si ellos vuelven a aparecer, lo hacen selectivamente, casi como una cita del pasado y no son integrados con el medio ambiente.
No proponemos un regreso a la ciudad completamente peatonal. El hecho es que estos componentes faltantes son necesarios para que cualquier ciudad alcance una coherencia geométrica. Simplemente, estas son las partes pequeñas que necesita reunir un conjunto urbano grande y complejo.
A pesar de muchas críticas y debates en la comunidad científica acerca de la actitud dogmática de la comunidad modernista, como planificadores no somos capaces de responder a la belleza y funcionalidad de los asentamientos urbanos construidos en el período antes de la segunda guerra mundial. La mayor parte de proyectos urbanos contemporáneos no hacen caso al análisis profético de Jacobs (Jacobs, 1961).
Christopher Alexander y su equipo (Alexander, Ishikawa et al., 1977; Alexander, Neis et al., 1987) han proporcionado una valiosa orientación y reglas generales para generar la ciudad acogedora. Estos procedimientos han sido revisados posteriormente en la teoría general del orden (Alexander, 2001-2005). Como muchas soluciones en el mismo modelo teórico, por ejemplo, han sido propuestas por Greenberg (1995) y Kunstler (1996). Los planificadores formados en el antiguo lenguaje del diseño humanista, encontrarán en este escrito una contribución científica útil.
Composición de elementos urbanos en las escalas más pequeñas
La tesis central de este capítulo es que la coherencia urbana está basada en la pequeña escala, exactamente donde el proyecto urbano contemporáneo es más deficiente. Vamos a discutir a detalle los procesos que rigen la complejidad en la escala pequeña, refiriéndose, en cuanto a las reglas de conexión y composición, teoría de la complejidad y las interfaces fractales. Se revisarán también ciertos principios que se derivan de la biología evolutiva, con el fin de demostrar que una gran variedad de diferentes elementos urbanos conectados, son un requisito esencial para la coherencia urbana. (Que muestra que las teorías de Jacobs son correctas (Jacobs, 1961)).
La idea de componer
“El orden de la escala menor se obtiene mediante la combinación de pares de elementos contrastantes, equilibrados en una tensión visual”. (Salingaros, 1995)
¿Cuál es el elemento urbano más pequeño que se puede combinar de esta manera? La respuesta es todo lo que es accesible a los peatones a la altura de su brazo y que es la base para construir la ciudad. Ladrillos, pisos de piedra, senderos, árboles, lugares de estar, paredes, puertas, ventanas, marcos, columnas, banquetas, bancos, pilares, etc., todo creado y posicionado para emparejarse fuertemente con otros elementos y con el peatón (regla 1). La combinación de muchos peatones con caminos pavimentados, muros y mobiliario urbano define la forma más pequeña de la estructura urbana.
Ya los primeros ejemplos se centran en la delicada calidad de los módulos urbanos. Cada uno de estos módulos se define como un único punto en el espacio-tiempo. Las personas se mueven en relación a ellos, mientras que el entorno construido permanece fijo. La combinación de todos los elementos (peatones y estructuras fijas) define una forma en una cierta escala, que evoluciona a través del tiempo. Muy importante es el hecho de que el elemento construido sin el componente humano no define una forma urbana completa. La interacción persona-persona y persona-objeto es la motivación primaria para construir edificios y ciudades, que es, entre otras cosas, a menudo olvidado. (Jacobs, 1961; Whyte, 1980).
La unión entre la calle peatonal y elementos de la superficie ocurre a través de la información contenida en el entorno construido (véase el capítulo 2: Espacio urbano y su campo de información). A continuación, vamos a analizar las relaciones entre los elementos del entorno construido.
La fundación para construir lazos fuertes
Dos elementos arquitectónicos o de escala urbana se pueden acoplar de diferentes maneras. Este vínculo depende de dos aspectos: posición y forma. La unión también ocurre cuando existe una relación funcional (véase el capítulo 1: Teoría de la red urbana). Este vínculo se establece cuando cada elemento del par fortalece al otro de alguna manera, misma que puede ser; visualmente, geométricamente, estructuralmente, funcionalmente o de todos estos modos juntos. Dos elementos que son simplemente yuxtapuestos, pero que no interactúan de ninguna forma, no generan una unión. No se afectan entre sí, pero tampoco logran un tejido urbano. Igual de común es la yuxtaposición de elementos que se debilitan entre sí. No sólo no están relacionados, sino que a menudo el elemento más fuerte hace que el elemento más débil sea absolutamente ineficaz en su posición.
Las figuras 1 a la 5 dan un ejemplo de la naturaleza de un vínculo fuerte, aunque el proceso no se limita a estos ejemplos. Los módulos se derivan de los elementos que están en la misma escala (regla 1), para que puedan formar uniones de elementos de dimensiones comparables, como se muestra. Observe cómo en cada figura los elementos emparejados tienen cualidades opuestas o complementarias. Para que parezcan sencillas, las soluciones se muestran relacionadas con la geometría plana; es fácil generalizarlas en los casos tridimensionales.
Una analogía útil es imaginar una especie de “fricción” entre las regiones A y B (figuras 1 a 4) derivada de materiales contrastantes o desde la geometría de las interfaces. Si dos regiones pueden “deslizarse” una encima de la otra, no resultan un par. Un elemento aislado puede tener propiedades que derivan de su coherencia interna, sin embargo cuando está yuxtapuesto con su complemento, el vínculo entre los dos elementos adquiere propiedades nuevas y se fortalece a través del apoyo mutuo (figuras 1 y 2).
La unión de dos o más elementos debe dar a luz a un conjunto; es mucho más débil si se aísla un elemento específico, mientras que la exitosa agrupación es claramente autónoma (regla 1). Un par es fuerte cuando hay algo complementario para una mayor coherencia. Todo depende de la solidez del borde. El objetivo es unificar los diferentes elementos en un módulo de nivel superior capaz de generar propiedades nuevas y específicas.
La regla 3 establece que las fronteras de un módulo se conectan a otro módulo. Algunos elementos pueden unirse a través de su geometría, como ocurre, por ejemplo, con las piezas de un mosaico (figuras 2 y 3). Los elementos contrastantes pueden trabajar juntos por medio de conexiones cruzadas (figuras 1 y 2). En otros casos, la interfaz entre los dos elementos puede impedir su unión, por lo que necesita una región interpuesta para “pegar” la forma entre los dos y que, a través de ella se puedan combinar los límites de los elementos (Figura 5). La unión inducida a través de un elemento interpuesto, explica cómo la integración de formas amplias y complejas es posible a través de muchos pares. Si el elemento A está asociado con B, y B está relacionado con C, entonces A está asociado con C (Figura 5). Los pares suelen actuar en presencia de una continuidad estructural para definir, a través de los vínculos locales, formas más amplias.
Un ejemplo, derivado de la física y la química, muestra el proceso de fusión y cómo se logra una integridad. Una molécula de sal se compone de dos átomos: un ácido y una base. Los enlaces atómicos internos, que determinan la estructura de cada átomo, son mucho más fuertes que los enlaces moleculares. Es sólo la cáscara del electrón externo que crea la unión de dos átomos a través del enlace químico. La unión molecular tiene lugar cuando los electrones periféricos del componente ácido llenan los agujeros del componente básico. En la molécula de la sal, los electrones exteriores son compartidos por ambos átomos proporcionando, al mismo tiempo, la penetración y un límite común. Llama la atención el hecho de que la combinación posea nuevas propiedades, ya que los componentes de la sal común de mesa, parte esencial de nuestra dieta, son el sodio y el cloro, mismos que individualmente son tóxicos.
Jane Jacobs demostró que la variedad en el tejido urbano puede convertirse en un problema sólo cuando los elementos son de tamaño desproporcionado (Jacobs, 1961: p. 234). Especialmente en la pequeña escala, las unidades deben ser de tamaño igual (regla 1), ya que de lo contrario el desajuste produce el fracaso de la unión. Lo mismo pasa con aglomeraciones formadas por rascacielos colocados entre edificios de altura modesta. Un desequilibrio dimensional entre las unidades urbanas puede generar una especie de desolación al impedir acoplamientos en la pequeña escala, pero el mismo tipo de contraste se utiliza positivamente a pequeña escala, porque permite las uniones entre elementos contiguos.
Elementos urbanos se refuerzan mutuamente
Percibimos la interacción entre objetos a través de un campo geométrico que es distinto de las otras fuerzas físicas conocidas (Alexander, 2001-2005). Este campo es una función de información geométrica y la fuerza de interacción depende de cómo la información se intensifica a través de su combinación (consulte el capítulo 2: Espacio urbano y su campo de información). Detalles sobre los mecanismos de interacción dependen de un modelo espacial que no será discutido en este escrito; sin embargo, el lector puede verificar estos efectos intuitivamente una vez que sean identificados. Puesto que la interacción depende de la información contenida en la forma, textura, modelo, color y otros detalles, cualquier enfoque reduccionista que, por razones estilísticas, tiende a reducir al mínimo dicha información, elimina también los elementos básicos para la construcción de una forma urbana coherente.
La idea de refuerzo mutuo o armonización describe este efecto. Dos elementos — por ejemplo, una parte del sendero peatonal y un muro — combinarán si se refuerzan entre sí. Cada uno de ellos, tomado aisladamente, es más débil que cuando ellos están yuxtapuestos. De esto se percibe su función o la estética y el impacto visual con la consecuente impresión experimentada por los usuarios finales. Si no hay ninguna interacción entre los dos cuerpos, no dará lugar a un refuerzo mutuo y no habrá ninguna interacción. En algunos casos, quitar uno de ellos disminuirá la efectividad del otro. Entonces podemos concluir que ambos son necesarios para generar un todo más grande, un todo que será destruido cuando uno de los dos componentes se retira.
Los acoplamientos urbanos empiezan a partir de la menor escala posible y se requiere para atar elementos contrastantes o complementarios para crear un conjunto. Posibles ejemplos de uniones entre elementos complementarios incluyen: senderos con paredilla; aparcamientos con un dosel peatonal; un muro con un árbol; unos ladrillos con mortero; unos adoquines de colores contrastantes; una entrada con pórtico; unas columnas con techo; unos caminos locales con plazas de aparcamiento; una acera con bolardos para reducir la invasividad del tráfico; etc. Si estos acoplamientos funcionan o no, depende de una multitud de factores. La evidencia de que dos elementos logran una unión efectiva se juzga en nuestra mente, que, después de todo, es la computadora sofisticada más conocida. El viejo método de enfoque humanista de diseño buscaba esta armonía entre los componentes y les daba prioridad sobre la racionalización.
Las interfaces fractales son el resultado inevitable de fuerzas acopladas
La geometría urbana tradicional se caracteriza por interfaces fractales (Batty y Longley, 1994; Bovill, 1996; Frankhauser, 1994). La definición más simple de un fractal es como una estructura que muestra complejidad en cada ampliación. Los límites y los contornos continuos en línea recta que dividen una región de otra, son una excepción y no la regla en las ciudades vivas. Una interfaz urbana bien hecha se asemeja a una membrana permeable con orificios para garantizar el intercambio, o una toalla doblada, cuyo contorno se asemeja a la serpenteante ruta de un río en un mapa. El primer tipo de interfaz corresponde con un colador o tamiz: una zona estirada llena de agujeros. El segundo tipo de interfaz representa una superficie ondulada, retorcida que llena un volumen, en contraste con un plano que define una separación mínima (Batty y Longley, 1994; Kaye, 1994).
Las columnatas, arcadas, las hileras de casas y tiendas con apertura por senderos son superficies fractales por analogía con membranas porosas (Figura 4). De esta manera, la interfaz permeable permite el flujo para algunos componentes (como los peatones), manteniendo la separación de otros componentes (como los vehículos). La coherencia urbana depende estrictamente de la escala humana. Las perforaciones o aberturas sirven, por lo tanto, cuando se tiene una escala entre 1 y 3 metros, escala correspondiente al formato y movimientos físicos de un peatón. Si las brechas en el tejido urbano se producen fuera de esta escala (es decir, sin relevancia a la escala humana), pierde cualquier forma de acoplamiento fractal.
Otras interfaces locales tienden a ser enrevesadas (Figura 3). Una construcción impermeable con una margen imbricada acopla entretejiendo sus espacios contiguos. Las sinuosas y enrevesadas líneas proporcionan una mayor área de contacto que permite y alienta eventos sociales. Durante milenios, el comercio diario dependía de la circulación de los peatones en el mercado, y el contacto e intercambio humano se producía en los pliegues del borde de los edificios.
Las interfaces fractales combinan estructuras construidas con espacios abiertos y se convierten en el catalizador de juego continuo entre las fuerzas locales naturales y las actividades humanas. El plegado en el tejido urbano es una valiosa pieza para los pares en las diferentes escalas, desde la escala arquitectónica a 1 centímetro, subiendo a la escala urbana que genera una plaza semicerrada. Sin embargo, se establece la conexión humana mediante el uso de elementos en la escala humana.
El uso de acoplamientos geométricos, como se ve en la sección anterior, explica la morfología fractal de fronteras conectivas como resultado de la coherencia del sistema (regla 3). No proponemos que la interfaz urbana debe ser fractal porque las interfaces biológicas lo son, aunque hay una clara analogía. Por el contrario, ofrecemos una explicación científica: las interfaces fractales resultan directamente de las fuerzas actuando sobre distancias cortas para vincular dos regiones. Cabe dentro de la gama de la escala humana generar una geometría fractal en el tejido urbano, como se puede deducir de la repetición de las figuras 3 y 4. Dado que tanto los sistemas biológicos como los urbanos obedecen a reglas estructurales universales basadas en la conectividad en diferentes escalas, esto explica por qué la misma morfología está presente en las dos disciplinas independientes.
Como se propone en el capítulo 2 (Espacio urbano y su campo de información), el éxito de un espacio urbano depende de las conexiones visuales y auditivas entre un peatón y el alrededor construido. Los bordes que prueban ser más convenientes para espacios urbanos fueron derivados de consideraciones de la óptica geométrica. Las interfaces que maximizan las señales están perforadas o enrevesadas, mientras que los bordes rectos son malos transmisores. (Véase el capítulo 3: Una ley universal para la distribución de las escalas). Esta es la conclusión de este artículo, a la que se llegó considerando los acoplamientos locales. Por lo tanto se deduce que la calidad fractal de las interfaces urbanas se mantiene, según tres puntos de partida diferentes:
(1) maximización de acoplamientos geométricos entre zonas urbanas a cada lado de la interfaz;
(2) provisión de un entorno catalizador de interacciones humanas;
(3) la necesidad de un vínculo sensorial con el usuario.
La interfaz urbana más natural entre los edificios y la calle es una curva libre y segmentada. Esta geometría se puede encontrar en los pueblos y las ciudades tradicionales. En tales ambientes, las paredes se alinean de tal manera que su agrupación define un orden, aproximadamente lineal, pero capaz de dar vida a grupos fuertemente acoplados. Cada fachada o sección específica de la pared está curva, o tiene un ángulo a una escala menor, no por falta de atención, sino porque todo se utiliza para acoplamientos locales. Por el contrario, la práctica contemporánea de regiones urbanas alineadas estrictamente según una línea recta, o regiones suburbanas alineadas estrictamente a lo largo de una curva arbitraria, no coinciden con los elementos para que se pudiesen acoplar en la escala pequeña. Ambos casos son matemáticamente similares, ya que eliminan las calidades fractales (es decir, los cambios a pequeña escala) de las interfaces urbanas tradicionales.
Las regiones vacías no se producen uniones urbanas
La arquitectura minimalista evita la coherencia geométrica en un dominio urbano porque las escalas pequeñas influyen en la escala más grande (regla 7). Las regiones que no contienen información no serán capaces de unirse (reglas 2 y 3). Las superficies planas, regulares o brillantes, tienen debilidades intrínsecas debidas a su falta de variedad. Los módulos mínimos son generalmente simples y perfectamente regulares; por ejemplo, cuadrados o rectangulares. Objetos transparentes y translúcidos — que siguen la «estética de la máquina» de los años 20 — no pueden ser combinados, porque sus bordes son agudos y bruscos. La Figura 6 muestra la imposibilidad de combinar dos módulos vacíos en blanco. El lector no debe dejarse engañar por la ilusión óptica de acoplamiento de la figura 6, que el ojo crea siempre que dos diseños visuales cualesquiera se alinean con simetría traslacional. (Este punto se discutirá más adelante).
En los casos en los que los módulos vacíos contribuyen a un conjunto mayor, es porque se mantienen unidos por un marco; su límite desempeña la función de conexión (reglas 2 y 3). Lo que percibimos claramente cómo un elemento construido sencillo es, en realidad, una región vacía junto a su marco. Los módulos vacíos pueden acoplarse sólo con otros elementos que tienen propiedades geométricas internas. El acoplamiento se logra colocando un marco con un esquema estructurado a la misma escala alrededor de un vacío, cómo poner un marco en un espejo (Figura 4.7) (Alexander, 2001-2005). El acoplamiento de dos regiones con texturas diferentes crea una evolución de la figura 1 a la figura 3, a medida que la textura de una unidad disminuye, requiere más del mecanismo de cerramiento para funcionar; y finalmente pasa al cerramiento total a medida que el área encerrada se vacía (Figura 7). Porque los elementos están en el mismo nivel de escala para crear lazos fuertes (regla 1), el límite de una región homogénea debe tener un tamaño comparable al de la región rodeada. (Figura 7).
La pareja que aparece en la figura 7 funciona porque el vacío interior contrasta con la geometría del borde, y apoya a su geometría compleja. El material del borde podría mantenerse solo si se configura en una unidad sin hueco, pero un hueco no puede mantenerse como una unidad independiente. Cambiando la idea equivocada de la tradición urbana y arquitectónica del siglo XX, los vacíos no son unidades. Mediante el uso exclusivo de elementos en blanco — como en el estilo minimalista — es imposible generar coherencia geométrica (regla 2). Si no pueden unirse los elementos urbanos y arquitectónicos a través de los elementos de pequeña escala, no se pueden generar los de gran escala. Debido a esto, un tejido urbano coherente depende al mismo tiempo de los materiales reales y de las formas de los bloques más pequeños, tanto como de las conexiones de nivel superior.
La variedad de los elementos es necesaria para el acoplamiento
Investigaciones recientes en la biología evolutiva revelan la necesidad de variedad de elementos conectivos. Considere una mezcla de diferentes tipos de moléculas orgánicas complejas que se han encontrado en los albores de la vida en el planeta. La probabilidad de que una reacción fortuita cree la primera forma de vida, aumenta con el número de moléculas diferentes que están en contacto mutuo. Algunas moléculas actúan como catalizadores (con una probabilidad muy baja) para las reacciones entre otras moléculas, facilitando así cualquier combinación que pueda tener lugar. Los modelos de procesamiento de programa de computadora muestran un aumento considerable en la probabilidad de reacción por encima de cierto umbral de diversidad molecular, conocido como “diversidad crítica” (Kauffman, 1995). Tal mezcla se convierte en un grupo auto-catalizante. En contraste, los sistemas más simples que contienen una variedad subcrítica de elementos tienen una probabilidad extremadamente pequeña de reacción.
El punto de este resultado, que tiene consecuencias importantes para el diseño urbano, es que los elementos catalizadores no se identifican explícitamente como tales. No hay catalizadores por sí mismos, cada molécula (o unidad estructural) puede actuar como un catalizador para acoplar otras dos unidades. Comenzamos con una mezcla al azar de unidades diferentes conocidas por ser componentes de un todo orgánico final y les permitimos interactuar libremente entre ellas. Se supone que cada molécula puede jugar un papel secundario como un catalizador, además de su principal papel químico. Esta claro que necesitamos una gran variedad de unidades, ya que cada unidad puede ser necesaria para catalizar una determinada conexión entre otras dos unidades. El umbral auto catalítico es probabilístico y repentino. (Kauffman, 1995), y esto confirma la regla 2.
La coherencia urbana emerge de una manera similar. Formar un sistema interactivo complejo requiere la disponibilidad de muchos elementos diferentes en la estructura urbana. La razón es que algunos de estos elementos deben servir como conectores intermedios para catalizar el acoplamiento entre otros elementos de la estructura urbana (Figura 5). No se pueden crear formas urbanas habitables limitando la variedad y mezcla de los elementos. El corolario también es obvio: la vida urbana en las ciudades dinámicas que conocemos, surge casi espontáneamente cuando se ha alcanzado una mezcla y densidad crítica de elementos urbanos, y desaparece cuando se elimina, aísla o concentra uno de esos elementos esenciales (Jacobs, 1961). Aunque tengamos la variedad de elementos necesaria, hay que permitir que interactúen; por tanto, segregar las funciones urbanas detiene el proceso de conexión.
Esta doble función conectiva no es suficientemente reconocida en el diseño urbano. Después de muchas décadas de rígidos y estereotipados elementos urbanos estructurados según una lógica primaria mono funcional, es difícil imaginar todas las funciones secundarias y su papel fundamental en los procesos de fijación del tejido urbano. Por ejemplo, si bien es evidente que necesitamos un camino para conectar una casa con un negocio, también necesitamos tiendas y casas como elementos geométricos de conexión en diferentes situaciones. Los elementos de conexión se eliminan en el afán de “purificar” el entorno construido porque no se entiende su verdadera función. El mecanismo de catálisis mutua es crucial en los sistemas complejos y funciona en la creación de ciudades vivas en todo el mundo, sin embargo esto va en contra de lo que durante décadas se ha enseñado en las escuelas de arquitectura.
El resultado anterior refuerza, inequívocamente, una de las propuestas de Jane Jacobs para la generación de vida en las ciudades:
«Las zonas urbanas deben mezclar edificios de diferentes épocas y condiciones, incluyendo una buena proporción de edificios antiguos, de tal manera que el rendimiento económico que deben producir también varíe. Esta mezcla debe proporcionar un tejido armonioso en la pequeña escala» (Jacobs, 1961: p. 150)
Jacobs, esbozó convincentes argumentos económicos para respaldar su resultado; en este escrito, en cambio, nuestros argumentos son científicos. Los elementos de cualquier ambiente vivo no pueden ser definidos por unidades geométricas idénticas. (Regla 2). En el capítulo 3 (Una ley universal para la distribución de las escalas), proponemos una distribución óptima para la financiación de proyectos en la construcción urbana, que se incline hacia los pequeños desarrollos. Esta fórmula excluye inevitablemente los proyectos en masa, con el fin de garantizar la preservación de edificios antiguos, dejando que sólo algunos edificios nuevos se construyan en cada área a fin de tener una región coherente.
La descomposición de sistemas complejos coherentes
Es sorprendente y a veces alarmante, que los teoremas sobre la descomposición de sistemas complejos siguen siendo desconocidos por muchos planificadores urbanos, que todavía basan su trabajo sobre esquemas empíricos de descomposición, a pesar de los cuarenta años transcurridos desde la publicación de este trabajo. (Courtois, 1985; Simon, 1962; Simon y Ando, 1961). Un sistema urbano funcionalmente integrado se compone de partes; sin embargo, ¿cómo se pueden determinar estas partes? Sin duda podemos decir que un conjunto no es reducible a las partes y su interacción (regla 8). Al contrario, el sistema sería “casi descomponible”, porque, si fuese completamente desmantelado, cada subsistema se comportaría de una manera totalmente independiente. Todo el sistema perdería entonces su complejidad y su comportamiento se reduciría a una mera yuxtaposición de componentes. Son los acoplamientos más débiles colocados en un alto nivel de jerarquía en la escala, que proporcionan la coherencia esencial en un sistema complejo jerárquico.
Aun así, la descomposición ayuda en el análisis de un sistema complejo porque revela su estructura interna. De lo contrario, la complejidad de un sistema seguiría siendo un misterio. Sin embargo, la elección de cuáles de los componentes de un sistema complejo son básicos es arbitraria y depende de la perspectiva del observador (regla 8). En este sentido, se puede descomponer una ciudad (A) según bloques de edificios como base (lo que ocurre generalmente) y sus interacciones a través de los caminos; o (B) como caminos que son anclados y guiados a través de edificios (véase el capítulo 1: Teoría de la red urbana); o (C) como espacios internos y externos conectados por senderos y reforzados por los edificios (consulte el capítulo 2: Espacio urbano y su campo de información).
Otras descomposiciones son posibles, cada una de ellas identifica un tipo diferente de base de la unidad y analiza la ciudad desde una perspectiva totalmente distinta. Todas las opciones pueden ser igualmente válidas, llevando a una comprensión parcial de la complejidad y función de la forma urbana.
La segregación y la concentración de funciones, la zonificación y la uniformización reflejan una visión simplista de la ciudad que niega su complejidad. El hecho de considerar bloques idénticos de edificios como unidades fundamentales de una ciudad en última instancia destruye su consistencia, negando todas sus otras posibles descomposiciones. Todavía, la alineación simple de edificios que no tienen ninguna interacción entre ellos descompone un sistema complejo completamente, hasta que se convierte en un simple agregado. Esto es lo que se ha logrado hasta ahora y continua haciéndose, sin darse cuenta del daño que está causando a la trama urbana. Como sucede en un organismo vivo, donde no es posible deshacer la unidad sin suicidarse. A pesar de una composición superficial aparente, la mayoría de las ciudades contemporáneas son simplemente una colección de elementos desconectados definidos en sólo dos o tres escalas (véase el capítulo 3: Una ley universal para la distribución de las escalas).
El acoplamiento en los lados de edificios
Una descomposición alternativa de la ciudad — que ilustre lo que está escrito en este capítulo — se produce sobre todo en las conexiones básicas en lugar de en los edificios aislados. En este sentido, es interesante observar que la geometría de pares (es decir, las interfaces) son las unidades de la ciudad en una escala de 1m a 10m, mientras que los objetos geométricos que participan en los acoplamientos se consideran secundarios. Las interfaces y las fronteras son líneas complejas y fractales que conforman una ciudad viviente: ellas definen los espacios y la construcción y no el inverso. Una ciudad se compone por medio de bordes interactivos, a través de los cuales tiene lugar gran parte de las interacciones humanas que hacen que una ciudad este “viva”. Por ejemplo, el espacio en el frente y al lado de un edificio debe cumplir con la regla 1. Por lo tanto consulte el éxito de los acoplamientos siguientes: entradas peatonales con calles; entrada principal en la calzada o aparcamiento; sendero peatonal con entrada; rutas peatonales con árboles o arbustos; edificios con árboles existentes, el césped o la plaza pavimentada; borde del edificio con el espacio urbano; borde del edificio con el piso, etc.
Las calles locales de ahora colindan pero no conectan de ninguna manera con las entradas de las casas, las fachadas de los edificios o los jardines. A diferencia de lo que ocurre hoy en día, los senderos conectaban originalmente todos los edificios de un barrio; la red de conexiones peatonales era independiente del tráfico de vehículos. (véase el capítulo 1: Teoría de la red urbana; Alexander, Neis et al., 1987; Greenberg, 1995). En una casa suburbana típica, la superficie de la carretera, la acera, la calzada, el césped y la entrada aparecen y todas son entidades separadas del resto del edificio. La proximidad no es suficiente para conectarlas. Es un contraste a esta disolución espacial, ver algunos acoplamientos maravillosos entre el camino y la casa del inicio del siglo XIX, cuando los vehículos eran tirados por caballos. En estos ejemplos, uno podía introducirse en una estructura porticada, que formaba parte integral de la casa e invitaba a entrar hacia la puerta.
Los edificios del siglo XX perdieron su conexión entre el interior y el exterior. Las paredes de vidrio destacan la falta de unión entre interior y exterior; generan un tipo de información ambigua a través de un enlace visual que, sin embargo, separa físicamente y auditivamente (véase el capítulo 2: Espacio urbano y su campo de información). El acoplamiento trabaja casi siempre a través de una región intermedia: un hall de entrada que conecta el interior con el exterior; un pasillo cubierto como una transición entre el interior de una casa y un patio o jardín; un porche como transición entre las entradas de tiendas y la calle o la plaza; un patio cubierto como un elemento de transición entre el interior y el espacio abierto al exterior (Figura 5). En los suburbios contemporáneos, las personas que se sientan en un porche abierto no están lo suficientemente protegidas del tráfico, ni de la molesta sensación de un vasto espacio vacío generada por los retranqueos de los edificios. Sin alguna interfaz, no hay conexión con el espacio abierto de enfrente.
Que una zona verde rodee un edificio es una noción muy reciente, y no funciona porque un césped plano no proporciona una zona de frontera (consulte el capítulo 2: Espacio urbano y su campo de información). Un césped ayuda a aislar la casa suburbana de su contexto; es lo contrario de un elemento conector. La solución ofrecida por los patios tradicionales tiene más sentido en la lógica geométrica. Un elemento aplanado necesita ser rodeado por un borde urbano estructurado (Figura 7). Las áreas verdes más exitosas son aquellas que están rodeadas por elementos tales como: un edificio, una pared o un río (Alexander, Ishikawa et al., 1977). Las áreas actuales de césped uniforme y plano, no generan ninguna unión. Este modelo equivocado se deriva de la antigua y bella propiedad con césped grande y rodeada de setos y murallas de frontera sólidas y altas (regla 3). Estos muros, aunque son esenciales para el acoplamiento geométrico, están prohibidos hoy en día por las normas de zonificación.
El diseño modular del Lenguaje de Patrones de Christopher Alexander
Los patrones de Alexander expresan fuerzas locales fuertes que se manifiestan a través de geometrías específicas, o a través de la repetición de una acción humana (véase el capítulo 8). Los principios de tal arquetipo de estructuras pueden encontrarse en diferentes culturas y en diferentes épocas; los “patrones” son la descomposición más inteligente de los sistemas arquitectónicos y urbanos que se ha hecho nunca. El “Lenguaje de patrones” de Alexander fue visto a menudo como un catálogo de módulos, aunque en la práctica muchos de los patrones identifican las interfaces necesarias para gobernar los procesos necesarios para interconectar los módulos (Alexander, Ishikawa et al., 1977). Alexander y sus colaboradores se dieron cuenta que las interfaces conectivas — por ejemplo bordes, enlaces duros, las regiones de transición y fronteras geométricas que albergan las actividades humanas — son esenciales para generar la coherencia urbana. Al igual que en la descomposición de cualquier sistema complejo, las interfaces arquitectónicas y urbanas deben definirse con el mismo cuidado que los propios módulos.
Alexander investigó los patrones de las actividades humanas y sus interacciones, analizando en qué medida la geometría ayudó o desalentó tales actividades. Él entonces definió lo que son los módulos esenciales para fomentar y aumentar el crecimiento de las actividades humanas y sociales de acuerdo con geometrías específicas. Invariablemente, estos módulos de función no coinciden con cualquier forma geométrica autónoma, sino más bien con los bordes y las interfaces de la geometría urbana. Se trata de una manera alternativa de implementar la descomposición de un sistema viviente tal que está relacionado con las actividades humanas y que esperamos desde la teoría de los sistemas complejos. Las características vitales de una ciudad serán una consecuencia de la aparición a lo largo de las interfaces de una descomposición llevada a cabo a través de líneas geométricas. Las propiedades emergentes no aparecerán directamente a partir de los módulos geométricos, porque estos suelen ser fijos. La excepción es la construcción libre, sin restricciones, como ocurre en los barrios pobres del tercer mundo, de manera específica en las favelas.
Al escribir un “Lenguaje de los Patrones”, Alexander quería sobre todo un método para generar coherencia en el entorno construido. Como es claramente expresado por Alexander, los edificios y las áreas urbanas diseñadas de acuerdo con la metodología del “Lenguaje de patrones”, a pesar de satisfacer las actividades de interacción social más que la aplicación de estructuras que no permiten esta interacción, no crean siempre una estructura coherente unificada (Alexander, 2001-2005). Esta observación práctica es coherente con nuestra interpretación de los patrones como módulos e interfaces: se les puede combinar pero todavía faltar a las propiedades emergentes típicas de un sistema complejo y coherente, como, por ejemplo, las cualidades esenciales de los grandes edificios históricos o regiones urbanas que se han desarrollado con el tiempo. El criterio rector para la obtención de un patrón individual originalmente fue
“¿en qué medida contribuye este patrón en generar un todo unificado?”,
sin embargo, realizar la integridad en el sistema, depende de la organización de conexiones que van más allá del “Lenguaje de patrones”.
Los anti-patrones en la ciudad contemporánea
En el equivocado intento de una ingeniería social forzada durante los inicios del siglo XX los arquetipos de la arquitectura tradicional y el diseño urbano fueron abandonados. Este acto fue intencional y deliberado y representó ideas para un nuevo tipo de ciudad. Le Corbusier escribió en la carta de Atenas de 1933 sus propuestas teóricas, definiendo un modelo que se ha utilizado como una base teórica para el desarrollo urbano después de la segunda guerra mundial. No cabe duda de que este cambio en la estructura tradicional de la ciudad, combinado con la eliminación de los elementos de bordes y de interfaces de conexión, se basa en dos supuestos erróneos: (a) que la concentración de funciones urbanas en zonas enormes es una ventaja; (b) que la geometría dentro de cada área debe ser homogénea. Sin embargo, una ciudad contiene tantas funciones humanas complejas que es imposible aislarlas, y mucho menos concentrarlas, así que el deseo de imponer una geometría simplista a la forma urbana inhibe las actividades humanas que generan ciudades vivas.
Un método para combatir el crecimiento de la congestión urbana en las ciudades del siglo XIX estaba representado por tratar de optimizar la geometría urbana mediante la creación de avenidas rectas. Esta solución, que sólo ayuda con el libre flujo de tráfico de los coches, creó una norma estilística que es responsable de la fragmentación del tejido urbano. El concepto visual de “racionalización” ha sido adoptado como un principio universal de la arquitectura, más allá de su uso en las autopistas. Como resultado, la reducción drástica de las interfaces locales diferentes, que deben existir en muchos niveles de escala, hace imposible generar un sistema urbano coherente. Además, el rechazo de los patrones urbanos tradicionales significa que las personas, a la larga, ya no se conecten con los edificios y las ciudades, porque los patrones de comportamiento humano no pueden ser contenidos por los anti patrones arquitectónicos (consulte el capítulo 8: La estructura de los lenguajes de patrones).
El orden de elementos urbanos a gran escala
Hemos introducido mecanismos para conectar el tejido urbano a la pequeña escala, argumentando que la complejidad, la interconexión y la forma orgánica son requisitos esenciales de las regiones vivas. La investigación en este enfoque fue iniciada por los escritores como Camillo Sitte (Collins y Collins, 1986), Gordon Cullen (Cullen, 1961), Jane Jacobs (Jacobs, 1961) y otros (Alexander, Neis et al., 1987; Lozano, 1990; Moughtin, 1992; Moughtin, Oc y Tiesdell, 1995). La ciencia ha proporcionado un apoyo inesperado para los métodos humanistas tradicionales. Una contribución válida para aplicaciones de principios genéricos de la forma y el diseño urbano debe explicar por qué las viejas técnicas funcionan mientras que las nuevas — apoyadas por argumentos tecnológicos e ideológicos, filosóficos y una tradición reciente — en realidad destruyen la ciudad.
El resto de este capítulo examina lo que sucede a diferentes escalas. Raramente las ciudades están diseñadas como una unidad. Además de los ejemplos artificiales (que han sido criticados severamente), la forma urbana es en gran parte el resultado de los procesos económicos relacionados con el mercado del suelo; en yuxtaposición a las reglas dictadas por las instituciones del gobierno. En este sentido, la colección no está diseñada por alguien, ni se rige por ningún principio estético. Es fácil, por lo tanto, dudar que una teoría de la arquitectura y el diseño urbano puede, o podría aplicarse a todos los niveles de escala. Mostramos cómo formas distintas pueden resultar de principios geométricos que trabajan en niveles de escala diferentes (véase el capítulo 3: Una ley universal para la distribución de las escalas). Es de esperar que los resultados demuestren que el tejido urbano realmente puede regirse por las mismas reglas de la escultura y la construcción.
Intensidad y espectro de acción de las fuerzas urbanas
Explorando el mundo de la física encontramos apoyo para entender la esencia de las conexiones urbanas en diferentes escalas (regla 4). Toda fuerza f es el resultado de una diferencia en un cierto campo U , que representa una calidad geométrica, o una función. Es fácil ver donde el campo U se hace más grande como resultado de la concentración o intensidad. La fuerza f se define como la derivada espacial negativa de la energía potencial U de su campo:
f = – dU/dr
(Para los lectores que no sepan cálculo, la fuerza puede considerarse como un cociente: la diferencia de potencial U dividida por la distancia dr sobre la que se mide la diferencia de potencial). Esta ecuación da una fuerza importante donde la diferencia de potencial es mayor. Una diferencia de potencial se traduce en un entorno urbano como una diferencia cualitativa en una distancia corta; lo que implica que habrá una fuerza de acoplamiento más fuerte siempre que haya un mayor contraste de cualidades como la textura, el color o la curvatura de la interfaz (reglas 1 y 2).
Ahora nosotros usaremos la fórmula anterior para explicar dos patologías típicas del urbanismo del siglo XX:
(1) la pérdida de coherencia dentro de las regiones formales zonificadas; y
(2) la interrupción de funciones en los márgenes en regiones con alta concentración vertical.
El potencial U es igual dentro de una región homogénea, por lo tanto la falta de diferenciación implica que no existen fuerzas cohesivas capaces de unir la región. Esto implica que el contraste interno, es decir la complejidad, es necesaria en cada tejido urbano. Esto explica por qué la zonificación y segregación de deberes con un estilo de diseño minimalista elimina cualquier forma de coherencia urbana. Una segunda aplicación de esta fórmula muestra porqué la conectividad entre las diferentes interfaces locales es necesaria. La concentración vertical de la función U en un complejo unifuncional de mega-torres genera fuerzas enormes en los bordes de la construcción. Esto ocurre debido al enorme aumento en el campo U en los bordes repentinos (lo que significa un valor dr muy pequeño en anchura).
Existen diferentes tipos de fuerzas que operan a diferentes escalas. La ecuación anterior también proporciona un conocimiento general de su fuerza y rango. Para un potencial comparable, toda fuerza es inversamente proporcional a la dimensión espacial, lo que significa que una misma fuerza actúa sobre distancias cortas, mientras que una fuerza más débil actúa a grandes distancias (regla 4). Este resultado se logra en la naturaleza. Tanto los satélites en órbita como los cuerpos humanos son atraídos por la fuerza gravitacional de la tierra, una fuerza relativamente débil. Cada cuerpo se mantiene unido por fuerzas químicas más fuertes, que dependen de la interacción electromagnética más fuerte. Finalmente, la fuerza más poderosa conocida mantiene unidos a los núcleos atómicos, aunque no tiene ningún efecto fuera de las inmediaciones del núcleo.
Incluso, en un sistema complejo artificial como el tejido urbano, es imposible vulnerar la proporcionalidad inversa entre la gama de la fuerza y su intensidad. La yuxtaposición de unidades grandes genera una serie de fuerzas antinaturales a gran escala, fuerzas que abruman tanto a las fuerzas de acoplamiento de corto alcance, como a las fuerzas de alineación de largo alcance, más débiles, necesarias para la coherencia urbana. Le Corbusier trató de revertir la intensidad y rangos de las fuerzas urbanas (regla 4). Hizo una conjetura errónea y sin ninguna base científica — que esta reorganización radical resolvería los problemas a los que se enfrentaron las ciudades en la transición entre los siglos 19 y 20. Lamentablemente nunca se dio cuenta de que tal reversión era físicamente imposible y logró solamente disolver las interacciones estructurales entre unidades urbanas locales.
Entropía y organización espacial
El acoplamiento establecido a pequeña escala a través y mediante fuerzas locales de corto alcance no conduce necesariamente a una coherencia a gran escala. El sistema debe generar su gran escala de acuerdo con ciertos principios de ordenamiento. Las fuerzas de alineación de largo alcance difieren de las fuerzas de acoplamiento de corto alcance, según lo discutido arriba. “El orden a gran escala se produce cuando cada elemento se relaciona con cada otro a una distancia que induce una reducción de la entropía” (Salingaros, 1995).
La entropía es un concepto de la física que mide el grado de desorden. Una caja de fósforos de madera diseminados al azar en el suelo proporciona un modelo con una alta entropía. La entropía se encogerá cuando los fósforos se alinean de una manera más ordenada. No tiene que ser un patrón rectangular, pero puede parecerse a una telaraña o una espiral. La simetría matemática — en este caso, rotacional, radial, traslacional o espiral, genera un orden a gran escala, orden que reduce la entropía visual.
Otro ejemplo es la reorganización de palos de diferentes longitudes y colores que han sido dispuestos en una distribución al azar. De la infinidad de modelos posibles disponibles, el menos imaginativo es el que separa a los palos según el mismo color y la misma longitud. La concentración de elementos similares (como la zonificación de la posguerra) significa que no puede haber pares en las escalas pequeñas, y elementos suministrados sobre distancias muy cortas, porque no hay ningún contraste. La entropía se ha reducido, eliminando los elementos colocados en la escala más baja. Esto viola las reglas 6 y 7. A pesar de un orden superficial, tal colección nunca logrará ninguna coherencia porque no tiene complejidad suficiente.
El principio detrás de la organización urbana es que las fuerzas de alineación son de largo alcance y son más débiles que las fuerzas de acoplamiento, que operan en distancias cortas (regla 4). La alineación debe cumplir entonces con cualquier forma concreta y no cambiar su estructura interna a través de la desintegración de pares entre los diferentes elementos. Para reducir la entropía (desorden) en una estructura urbana, es necesario establecer un gran número de enlaces de largo alcance entre los diferentes módulos (regla 5). Esto sucede en diferentes niveles de escala (regla 6). Diferentes tipos de enlaces son creados de acuerdo con sus procesos generativos, pero no a través de una simple apariencia visual. Las actividades humanas no son dependientes de la simetría visual del proyecto, porque este es un orden geométrico que no es perceptible dentro del entorno urbano. Un ambiente urbano fuertemente conectado (tan bien exitoso), aparece generalmente muy irregular desde un avión (Gehl, 1987).
La geometría del entorno construido como expresión de un crecimiento natural e incontrolado de las ciudades, es fractal y no aleatoria (Makse, Havlin y Stanley, 1995). Esto hace una enorme diferencia: el desarrollo urbano es un proceso conectivo en todos los niveles de la escala; lo contrario de lo que sería un proceso aleatorio. El orden impuesto a través del proyecto intenta neutralizar esta noción errónea del desarrollo “al azar” (Batty y Longley, 1994). La mayoría de las áreas urbanas más exitosas tienden más para ser “casi limpias” en lugar de “casi aleatorias” (Hillier, 1999). La linealización aproximativa es consecuencia del movimiento humano y conduce a un orden urbano muy claro. Esto no implica líneas perfectamente rectas y paralelas, sino más bien una linealidad relajada de la forma urbana inducida por la estructura de un camino. Independientemente de las fuerzas de ordenación aproximadamente lineales debidas a la red de transporte, una ciudad nunca puede alinearse completamente sin perder su coherencia geométrica.
La reducción de la entropía no genera vínculos locales
La alineación urbana dispuesta según una cuadrícula rectangular es una técnica útil con el fin de reducir la complejidad generada por una topografía irregular, como en los pueblos sobre colinas como Priene y San Francisco; en particular, un cambio muy acentuado a nivel del suelo (eje z) puede ser contrarrestado a través de una red organizada sobre la base de ejes ortogonales x–y. Esto se confunde con las antiguas técnicas para generar acoplamientos fuertes a pequeña escala, y las ha sustituido. Ahora estamos obsesionados con alinear los objetos, a pesar de que una interfaz recta impide la mayoría de los acoplamientos geométricos. Utilizando la analogía mencionada anteriormente, las interfaces lisas y perfectamente rectas no se vinculan entre sí. Las figuras 8, 9 y 10 ilustran tres casos distintos de orden. En la figura 8, se alinean elementos no interactivos, como ocurre en una ciudad contemporánea. El caso contrario, donde los elementos que interactúan no muestran una alineación general, tiene una forma claramente orgánica (Figura 9). La dinámica humana tiende a alinear una ciudad para que su plan esté mucho más alineado que la figura 9 (Hillier, 1999).
La figura 10 muestra el alineamiento y el acoplamiento (con más simetría que requiere para un proyecto urbano). Es una reminiscencia del diseño de los vasos de bronce chinos antiguos o alfombras orientales, donde la simetría bilateral fue utilizada porque los modelos fueron vistos desde el frente. Una ciudad es organizada bajo un modelo aproximadamente lineal a través de su red de transporte, así su plan no requiere simetrías reflejadas. Sin embargo, muchos planificadores urbanos consideran el diseño urbano a través de una abstracción visual desde el aire, así como en el modelo desconectado de la ciudad del siglo XX que aparece en la figura 8, y que no permite funciones urbanas en la tierra capaces de generar su propia forma coherente. El orden puede imponerse a gran escala, pero esto debe hacerse con cuidado y entendiendo la energía y el poder de todas las fuerzas en juego.
Los arquitectos de hoy, como técnica general de urbanismo, utilizan cuadrículas ortogonales en lugar de enlaces entre elementos diferentes. Hay una base teórica falsa detrás de esta idea, porque ninguna conectividad está inducida entre bordes cortos con alineación ortogonal (Regla 5). Este malentendido básico llegó a ser tan dominante que se convirtió en una especie de autoridad inquebrantable. Las personas ven, en su subconsciente, una red tridimensional que impregna el espacio y organiza los elementos urbanos; no sólo los edificios, los muros y caminos, sino también los ladrillos, las ventanas, puertas, escaleras, cornisas hasta el césped verde y las parcelas cultivadas y macetas rectangulares. Se cree que los elementos alineados tienen la capacidad de conectar al marco de cuadrícula imaginaria y consecuentemente uno al otro. Ya que no existe tal red, los enlaces imaginarios no existen.
A través de una composición de un edredón, y otra que utiliza bloques de LEGO se pueden construir dos analogías. En el primer caso, haces una costura de materiales prestando atención a los vínculos locales, pero no a un patrón general, de modo que la composición del edredón es plana pero con costuras irregulares. En contraste con esto, tenemos simplemente colocar los pedazos de material según un patrón ortogonal exacto tendido en el suelo, pero sin coserlos juntos.
En el segundo caso, utilizas los bloques LEGO para construir un juguete tridimensional. Después contrastas este modelo con otros bloques LEGO colocados sobre una mesa, según una retícula ortogonal pero sin unirlos. En los dos casos anteriores, agarrar un bloque no implica la toma de todo lo demás; los bloques están alineados, pero no unidos. Del mismo modo, las ciudades históricas son complejas y conectadas, mientras que las ciudades contemporáneas están alineadas pero desconectadas.
Hay un orden aparente y engañoso único en una red ortogonal, orden que da una impresión falsa de conexión que realmente no existe. Una prueba simple para el grado de conexión es la siguiente: ¿es el tejido urbano estable debido a la deformación del plan? Es decir, si se mueven los elementos para romper la grieta en la cuadrícula rectangular, ¿la ciudad permanecerá todavía conectada? Muy a menudo esto no sucede; cuando se rompe el patrón lineal el orden de la ciudad se pierde, porque sus elementos no se han vinculado en primera instancia. La periferia está separada por elección. Por otra parte, los acoplamientos verticales (por ejemplo, los apartamentos por encima de las tiendas, u oficinas por encima de los apartamentos) son estables porque no están influenciados por disturbios horizontales. Lamentablemente, estos acoplamientos tradicionales están ahora en desuso debido a la segregación funcional.
Como la gran escala influye la pequeña escala
Un campo conectivo tridimensional impregna el tejido urbano. Sus propiedades son completamente diferentes de la alineación imaginaria de la cuadrícula, anteriormente mencionada. Los acoplamientos de corto alcance unen las unidades a pequeña escala y estos son reforzados por conexiones débiles, intermedias y de mayor alcance (reglas 4, 5 y 6). La estructura y el ordenamiento general de una ciudad están influenciados por los requisitos de sus funciones, su topografía y el flujo del tráfico. En un sistema coherente, todos los componentes están interconectados, así que cada uno de ellos interactúa con cada otro de alguna manera. La unión de estos elementos genera un campo morfológico que interactúa con cada elemento y esta interacción puede ser buena o mala.
En una estructura coherente, un solo elemento de cualquier módulo estará influenciado por todas las fuerzas locales generadas por los demás elementos de ese módulo, e indirectamente por elementos externos al módulo. Los elementos vecinos interactúan entre sí, a menos que exista una situación de aislamiento deseado. La ubicación e incluso la estructura de cada elemento se verán afectados por los otros elementos del medio (Alexander, 2001-2005). Por supuesto, un elemento urbano puede consistir en cualquier forma y colocarse en cualquier posición, pero esto va a generar fuerzas irresolubles. Cuando la estructura y la posición de un elemento son perfectos — es decir, las fuerzas de interacción ejercidas por todos los elementos circundantes se acomodan — rara vez tienen simetrías o estructuras perfectamente rectas. Esta plasticidad es la característica que dio origen a la ciudad tradicional.
La evolución de un sistema complejo a través del tiempo fue tratada en la sección anterior, mostrando que la secuencia que conduce a la coherencia se identifica como de pequeña a grande escala (regla 6). El modelo jerárquico urbano actual está anclado en términos opuestos: es decir, de la gran escala a la pequeña (para un resumen de las teorías jerárquicas de diseño urbano véase (Friedman, 1997)). Incluso bajo el liderazgo de los principios generales de organización, el montaje del tejido urbano procede en principio con los procedimientos que van desde la escala pequeña a la grande. (Alexander, 2001-2005; Alexander, Neis et al., 1987).
Un plan urbanístico defectuoso salta a la vista por su gran simetría visual, que suele significar que la estructura de pequeña escala se ha sacrificado para acomodar los grandes elementos primero. Cada orden urbano rígido, dispuesto según una escala que va de arriba a abajo, es un orden impuesto y viola la regla 7.
La causalidad expresada en la regla 7, la cual establece que la gran escala depende de los elementos que están en la pequeña escala, no debe ser malentendida. Una vez que la gran escala está establecida correctamente, es muy difícil hacer cambios porque incluye la presencia de muchas sub-estructuras. Todas las subunidades se deben mover junto con la forma a gran escala. Por el contrario, es relativamente fácil hacer cambios a los componentes de la pequeña escala, que no dependen de la gran escala (Habraken, 1998). Las habitaciones, por ejemplo, pueden ordenarse sin cambiar el resto de la casa; las casas se pueden mover sin cambiar la red de carreteras; los barrios pueden ser rediseñados/redefinidos sin cambiar el resto de la ciudad. Esta facultad de cambio unidireccional con dependencia opuesta en un sistema complejo a veces se expresa como:
“la gran escala domina la pequeña escala” (Habraken, 1998).
Re-conectando la ciudad al azar
La complejidad de un sistema coherente es proporcional a su tamaño. El mismo nodo de un pueblo pequeño es menos intenso que un nodo idéntico situado en el centro de una gran ciudad porque, en ambos casos, esta área desarrolla su propia energía del resto de la ciudad (Hillier, 1997). Una fila de tiendas en la calle principal de un pueblo puede llevar hasta 2.000 personas; mientras que para una fila similar en una capital europea podría aumentar a 2 millones de personas. Este efecto ocurre naturalmente, sólo si el tejido urbano está interconectado. En una ciudad viva cada nodo conecta a los otros nodos, de tal manera que cada componente está influenciado por la capacidad de todo el sistema, es decir, la extensión de la ciudad. Paradójicamente, nuestra civilización está intentando conectar las ciudades electrónicamente, después de haberlas desconectado geométricamente. Muchos expertos predicen que los enlaces electrónicos resolverán los problemas urbanos, dejando de lado la cuestión de necesitar conectar la trama urbana.
En el pasado, los nodos importantes fueron situados en el centro geográfico de la ciudad. Hoy en día, la ruptura de las conexiones ha llevado al hecho de que los nodos centrales ya no están necesariamente conectados. Sin embargo, muchas empresas siguen considerando que una ubicación central ofrece ventajas en términos de conexiones. A pesar de la conexión electrónica de las ciudades modernas, sólo ciertas regiones geográficas del mundo demuestran un alto nivel de actividad creativa. La razón es que tienen la coherencia adecuada para promover la creatividad y el rendimiento comercial. La complejidad, que consiste en una mezcla de actividades relacionadas con la investigación y la formación junto con la cultura y una red de comunicaciones (incluyendo un aeropuerto importante), proporciona la matriz adecuada para las actividades basadas en el conocimiento (Garnsworthy y O’Connor, 1997).
En muchas zonas extensas del mundo, actualmente no hay un grado medible de coherencia geométrica, excepto en algunos pueblos antiguos conservados para el turismo, o descuidados por los procesos de desconexión mientras se convierten en tugurios. Sin embargo, la renovación urbana va hacia la destrucción de estas áreas, cortando la tela geométrica con precisión quirúrgica. En ese momento, la población residente desfavorecida acaba perdiendo su humanidad, por el consecuente efecto de la variación en la geometría urbana. Las ciudades de hoy, representan una geometría desconectada, resultando ser un fracaso para una porción grande de la población sana (como niños, adolescentes, madres con niños y personas mayores) que para las personas con discapacidad. La solución es re conectar todas las partes de la ciudad; y hacerlo a todos los niveles de escalas.
La integración de elementos comerciales en los suburbios
La regla 1 hace hincapié en que las tiendas deben integrarse espacialmente con las casas; conectando de la mejor manera posible con este componente residencial (Jacobs, 1961; Lozano, 1990). Muchos residentes quieren separar las zonas comerciales de las zonas residenciales sin darse cuenta de cómo éste destruye la coherencia de su vecindad. Por desgracia, esta idea domina, así que se construyen nuevos centros comerciales en el tejido suburbano, que es accesible solo en coche. Uno de los mayores obstáculos para la integración del espacio comercial, es un aparcamiento homogéneo que destruye los espacios verdes y los caminos. Las normas aquí descritas pueden aplicarse con el fin de generar espacios de estacionamiento, pavimentados parcialmente, pero que tienen cierta coherencia interna a través del acoplamiento con los espacios verdes, que no debe compararse con extensiones de desierto pavimentadas que cubren hoy nuestras ciudades.
Cuando haya suficientes unidades residenciales para sostener las tiendas de barrio, éstas aparecerán como parte integrante del tejido, a menos que lo prohíba la zonificación. Por lo tanto, aunque el crecimiento de los suburbios crea problemas graves de transporte debido a la baja densidad, el falso argumento de la “economía de escala” utilizado contra pequeños comercios claramente no se sostiene. Los planificadores se desconciertan por la reaparición de pequeñas tiendas de abarrotes en los suburbios, como gasolineras colindantes con tiendas, porque, según los cánones de diseño urbano del siglo XX no había lugar para ellos. Los módulos que combinan agrupaciones de viviendas, caminos, carreteras y áreas verdes no se pueden repetir indefinidamente, sino que deben contrastarse con algo más para definir un módulo a mayor escala. La única opción son los nodos comerciales como las tiendas de barrio, las guarderías, los centros de servicio, etc.
El proceso de acoplamiento también nos ayuda a entender los caminos como interfaces. Los caminos distintos (según sus diferentes velocidades de flujo) se definen por su complemento; ya sean espacios verdes, plazas de aparcamiento o tiendas. Las franjas verdes y comerciales contienen los senderos o las aceras, y se combinan para formar el amplio y arbolado bulevar europeo (Greenberg, 1995). Las unidades comerciales se forman naturalmente (y son más exitosas) cuando se juntan a ambas sendas peatonales y arterias locales. Sin embargo, el acoplamiento para una carretera con muy poco tráfico cambia de forma discontinua a medida que aumenta el flujo de vehículos. Cuando el tráfico excede un cierto umbral, se hace necesario aislar a los peatones de la calle. Después de un segundo umbral, un camino no puede aparearse con cualquier elemento urbano activo, por lo que es necesario crear un borde que aísla y protege las zonas adyacentes de los vehículos.
Algunas sugerencias para montar una ciudad jerárquicamente
Para crear una nueva y coherente forma urbana, se debe alterar o rediseñar completamente una parte importante de los complejos urbanos actuales. Esto aplica tanto a las zonas residenciales suburbanas como a las torres altas del centro, cuya estructura y uso van a ser alterados drásticamente. Incluso más que los cambios en los edificios, la geometría del espacio público, zonas de aparcamiento, plazas urbanas, parques, aceras y caminos deben ser reconstruidos. Muchos autores han sugerido la normativa para obtener una composición urbana más coherente, apoyada por marcos teóricos sensibles (Alexander, Ishikawa et al., 1977; Alexander, Neis et al., 1987; Gehl, 1987; Greenberg, 1995; Kunstler, 1996; Lozano, 1990). Los contra-argumentos falsos que condenan esas ideas como anticuadas, románticas, no innovadoras o no suficientemente modernas han impedido, por desgracia, su adopción hasta ahora.
La composición jerárquica de elementos urbanos
La ciudad está compuesta de la combinación de elementos a escalas diferentes. Para obtener una idea general de la relación entre las escalas diferentes, recordamos la propuesta anterior: “la escala pequeña se relaciona con la escala grande a través de una jerarquía de interconexiones con factor de escala de aproximadamente igual a 2.7” (Salingaros, 1995). La relación entre las diferentes escalas del tejido urbano debe corresponder aproximadamente a este valor numérico (conocido como el constante logarítmico). No buscamos una relación de escala exacta; la cuestión es permitir que los elementos urbanos se formen en una jerarquía de diferentes escalas (regla 6) (Alexander, 2001-2005; Lozano, 1990). Los contornos de los límites urbanos generan elementos cada vez más pequeños y este proceso continúa en las formas arquitectónicas. Todos los componentes deben estar acoplados lo más estrechamente posible, y los límites sirven de conectores intermedios entre los elementos de tamaño similar. (regla 3).
Las fuerzas funcionales y geométricas generan una jerarquía de escalas (aproximada) si se permite que la estructura conectiva se desarrolle tan libremente como sea posible. Interfaces fractales, contornos conectivos, así como acoplamientos geométricos y agrupaciones dependen de elementos pequeños, que definen las uniones y los elementos intermedios (reglas 4 y 5). La coherencia geométrica puede lograrse sólo si se aplican las mismas reglas básicas a diferentes escalas de diseño, asegurándose de no pasar por alto cualquier escala particular. Las reglas del acoplamiento logran resultados cualitativamente distintos a escalas diferentes. Existen razones matemáticas fundamentales por las que la arquitectura y el diseño urbano, si se les permite la máxima libertad, se desarrollarán siguiendo procesos independientes de escala. (véase el capítulo 3: Una ley universal para la distribución de las escalas).
Nuestra actual obsesión por elementos rectos es un método eficaz para suprimir la estructura jerárquica. Una línea recta está limitada por sus extremos (dos puntos), por lo tanto, cada elemento perfectamente recto tiene una única escala fija, que corresponde a su longitud. Una curva compleja o libre, en cambio, contiene una serie de sub-escalas definidas por sus puntos de inflexión y es un objeto matemáticamente rico debido a su sub-estructura jerárquica.
Enderezar una línea elimina todas las escalas intermedias y entonces todas las posibilidades de interacción y acoplamiento en todas esas pequeñas escalas geométricas. Por esta razón, la arquitectura tradicional y vernácula presenta sólo aproximaciones a los elementos rectos; están muy bien conectados, y se realizan mediante el establecimiento de pequeños elementos definidos a través de deformaciones de elementos rectos.
Acoplando las viviendas a través de elementos intermedios
En las ciudades modernas, las casas están conectadas, por las calles, al lugar de trabajo, la escuela y las tiendas; pero no hay ninguna razón geométrica para que cada casa este situada cerca de su vecino (que viola las reglas 1 y 2). Las casas sólo pueden vincularse entre sí de forma indirecta, a través de elementos complementarios como las tiendas del barrio, los caminos circundantes y los patios delanteros, traseros o comunes (regla 2). Existen elementos de conexión intermedios en una escala diferente, pero hoy en día se ha eliminado todas las escalas hasta el tamaño de la propia subdivisión. (Véase el capítulo 3: Una ley universal para la distribución de las escalas). Incluso si una casa está unida a su patio trasero, que no es el caso de la mayoría de las casas construidas durante el siglo XX — nos quedamos con pares de casa/patio desacoplados unos de otros. Sin embargo, mucha gente lo desea, habiendo confundido la necesidad de privacidad con el aislamiento geométrico.
Un elemento típico de la cultura europea combina tiendas y departamentos en edificios de tres o cuatro niveles, con apartamentos encima de las tiendas. El espacio comercial se contrasta y acompaña de manera exitosa con el espacio residencial (regla 1). El uso más intenso del espacio comercial cae sobre el espacio residencial; por lo que una combinación entre 1:2 y 1:3, es la más apropiada, validando las reglas de escala propuestas (regla 6). Las ciudades americanas han usado este ejemplo desde la década de 1940. El punto es que las unidades residenciales se acoplan indirectamente entre sí a través de las unidades comerciales, lo que no ocurre en los actuales edificios de apartamentos de cuatro plantas estrictamente residenciales (regla 2). En el caso contrario, dedicar los primeros cuatro pisos inferiores de las torres de oficinas para uso residencial es la forma más rápida de llevar las ciudades a la vida.
Un acoplamiento muy popular en Inglaterra es tener de 5 hasta 10 viviendas que comparten un patio trasero enorme o terreno privado, para que estas unidades formen un todo a través de los espacios verdes (que cubre aproximadamente tres veces la superficie de una casa). En el primer caso, los niños disfrutan de un mini-parque libre de coches, en lugar de patios pequeños en la parte posterior. En los Estados Unidos una variante de esta solución se dio en los años 20: una agrupación de casas que compartían un gigantesco patio delantero, cuyo mantenimiento corría a cargo del Ayuntamiento. Los grupos de casas que daban a un mini parque existieron de una u otra forma. Otra de las versiones tiene casas construidas frente a una plaza o calle sin salida. Uno de los lugares más exitosos de este modelo es alrededor de un lago. Hoy, sin embargo, estos modelos de agrupación de casas/parque han sido destruidos al cortar el verde por una carretera circundante, que deshace el acoplamiento.
Los senderos ortogonales a las calles locales, dejan espacios entre algunas las casas (véase el capítulo 1: Teoría de la red urbana). Estos cruces que rodean a las unidades, terminan creando aglomeraciones suburbanas residenciales. Hoy en día, los lotes se tocan entre sí de tres lados; sin embargo, es importante recordar que las viviendas más antiguas tienen un callejón útil y cruces entre pequeños grupos de casas. Un módulo urbano formado por ocho grupos de cinco casas, junto con un parque vecinal y cuatro elementos comerciales o de servicios administrativos, se convirtió en la base de la planificación y el crecimiento inicial de la ciudad de Savannah, en Georgia (Bacon, 1974). Cada grupo de cinco casas estaba definido por un calle circundante, y los grupos de casas y los cuatro edificios principales construidos alrededor del parque. Este módulo se repitió varias veces antes de que se sintiera la necesidad de utilizar otro tipo de elementos, exactamente como lo exigían las reglas del sistema.
Una lección del tercer mundo
Podemos aprender mucho al estudiar el desarrollo natural del tejido urbano como ocurre en las favelas y los barrios marginales del tercer mundo. El crecimiento es auto gestionado y tiende a seguir cuidadosamente las reglas estructurales de un sistema complejo, sin obedecer a las ordenanzas de la zonificación oficial y restricciones de una cuadrícula rectangular de forma predeterminada (Lozano, 1990). Por supuesto, las condiciones de vida son pésimas, con una ausencia casi total de saneamiento, agua, servicios públicos etc. Sin embargo, por debajo de esa miseria se encuentra un ejemplo de coherencia urbana en el mundo real. Otro punto importante es que el desarrollo de los barrios marginales o de la ciudad indígena sigue la topografía natural del terreno; algo que ninguna otra forma urbana hace (Ribeiro, 1997). Idealmente nos gustaría añadir algún orden (pero no demasiado), a través de las alineaciones de la malla urbana, al modelo de la favela.
Un desarrollo interesante que ilustra las fuerzas urbanas naturales, se generó por la afluencia de los habitantes ilegales a las ciudades coloniales en el siglo XIX. En partes de El Cairo, la gente ocupa con vivienda las azoteas de los edificios comerciales, de modo que hoy existe una ciudad independiente y bidimensional de precaristas construida sobre imponentes edificios de oficinas. En este caso es un acoplamiento vertical entre el espacio comercial y residencial, que oficialmente no se reconoce. En los Estados meridionales de los EE.UU., personas sin hogar habitan en los espacios por debajo de las autopistas: un acoplamiento vertical entre transporte y espacio residencial. Debido a que las fuerzas que caracterizan y mueven estos fenómenos no se entienden totalmente, esta dinámica es tratada sólo con molestia, y siguen siendo espacios no coordinados. La presión de la población, sin embargo, asegura su existencia continua.
La mayoría de los textos condenan los barrios informales porque representan una masa de “expansión desorganizada”. Estos autores realmente entienden muy poco de la complejidad en los aspectos de forma y función urbana, y persiguen la declaración de guerra a las formas urbanas acumuladas, orgánicas y continuas, codificada por Le Corbusier en la Carta de Atenas de 1933.
Nótese la causalidad de escalas expresadas en la típica favela: las escalas más pequeñas como los edificios individuales- suelen preceder a la gran escala que se define por una red de caminos y senderos. Esta causalidad se invierte en el diseño y planificación oficial, donde se establece la infraestructura como un elemento primario, mientras que el elemento secundario, representado por viviendas, sigue después de eso. Se puede ver cómo incluso en sistemas híbridos representados por casas informales donde la autoridad local ha definido a priori una cuadrícula rectangular basada en calles anchas, dejando a los habitantes la libertad de construir, nunca se convierte en una forma orgánica cómo es típica en los sistemas que crecen de modo libre.
Estabilidad y enlaces emergentes
No estamos proponiendo una arquitectura anárquica; de hecho, lo contrario. Los sistemas que se desarrollan en un modo aleatorio, son conducidos raramente hacía cualquier forma de orden, ya sea simple o complejo. Como en los organismos biológicos, la complejidad estructural y funcional se rige por una matriz genética y un delicado equilibrio basado en mecanismos de regulación y retroalimentación. La ruptura de estas reglas lleva a enfermedades como el cáncer, o un infructuoso intento de reparar el sistema después de una invasión por patógenos externos. Este es el elemento que distingue a la ciudad de la favela: la primera tiene un orden adicional capaz de manejar las incertidumbres que se producen sin matar a los elementos vitales. El punto es asegurarse de que esas fuerzas cooperen.
Las fuerzas conectivas actúan sobre la geometría urbana, impulsándola hacia una morfología única en cualquier situación particular. Los arquitectos, con el fin de imponer su propio orden imaginario, ignoran las propias fuerzas que intentan dar forma al entorno. Estas acciones incluyen la prohibición a las personas de crear caminos diagonales y, obligarlas, en cambio, a ir por una acera incómoda (Gehl, 1987; Whyte, 1980). O ahuyentar a los vendedores de comida callejera en vez de construir nuevos quioscos en ese preciso lugar. Esto ignora la existencia de un requisito relacionado con la necesidad misma de llegar a esos lugares. El diseño urbano contemporáneo tiene como objetivo preservar su aspecto contra las fuerzas urbanas locales. Es una búsqueda inútil que trata de evitar los procesos naturales de auto organización. Estas fuerzas luchan contra cualquier forma impuesta, y por tanto se gastará una enorme cantidad de energía para mantener el diseño original, impidiendo la aparición de conexiones.
La noción básica de estabilidad en los sistemas físicos subraya que los estados son duraderos sólo si no tienen que ser apuntalados: si su energía es tal que todos los pequeños cambios inevitables refuerzan ese estado en lugar de perturbarlo drásticamente. Un sistema urbano dinámico estable consiste en un gran número de conexiones geométricas y funcionales en diferentes escalas. Hay un proceso continuo de muerte y renacimiento de las conexiones. Estos procesos dependientes del tiempo son típicamente auto-sostenibles. Del mismo modo, las construcciones tradicionales que están bien conectadas dentro de la trama urbana estabilizan estas áreas debido a su diseño. Esto no ocurre en edificios contemporáneos, que no generan vínculos: no generan ambientes de escala humana porque sus diseñadores no entendían (o han intentado vanamente anular) el sentido de que las formas urbanas evolucionan naturalmente.
La conexión de los módulos a gran escala
El éxito de los módulos a gran escala es debido a su riqueza y complejidad interna, así como la enorme cantidad de conexiones capaces de unirse a los elementos urbanos vecinos (Jacobs, 1961). Mientras que el contraste es esencial en la pequeña escala, puede ser destructivo en la gran escala (regla 4). Como comentamos anteriormente, no es una buena idea yuxtaponer grandes áreas, cada una de las cuáles concentra funciones similares, a lo largo de una interfaz nítida. Tiene que aparecer una subestructura que dé lugar a límites conectivos y regiones de transición (reglas 2 y 3), pues de lo contrario una región perjudicará a la otra.
Gran parte de lo que se construye hoy en día yuxtapone abruptamente dos o tres formas homogéneas a gran escala que tienen diversas funciones de alta densidad: el gigantesco edificio de oficinas construido junto a una autopista, un gran grupo de tiendas ubicadas contiguas junto a un gran aparcamiento, una carretera cerca de residencias privadas, un edificio de apartamentos de alta densidad construido junto a una gran zona verde. Estos arquetipos de la arquitectura contemporánea están en violación de las normas 5 y 6.
Supongamos que reunimos unidades urbanas complementarias— es decir, tiendas, oficinas, apartamentos, carreteras, senderos, aceras y árboles — en un módulo (regla 1). Si este módulo forma una unidad funcional, se debe acoplar con otra cosa en la misma escala, para formar una unidad urbana mayor. Pueden ser un edificio público, una empresa, un complejo deportivo, un hotel o una pequeña industria no contaminante. Aun así, no debemos limitarnos a repetir este nuevo conjunto más amplio, sino que debemos buscar la definición de un módulo complementario aún mayor que pueda contener algunos de los mismos ingredientes. El punto saliente es no repetir monótonamente las unidades (regla 2), sino acoplar pares en todos los niveles de escala. No hay nada de malo en intentar repetir subunidades dentro de un conjunto mayor, pero la repetición en sí misma no genera las conexiones: es el elemento común del borde que lo hace (regla 3).
Un área verde sólo funcionará si también está internamente diferenciada (Jacobs, 1961). Los parques más exitosos nunca son uniformes, pero disponen de senderos para caminar, grava, hierba, arbustos, árboles, y vegetación silvestre. Los bosques no desarrollados que se dejan en los corredores, aunque sean estrechos, ayudan a conseguir la variedad adecuada necesaria para el acoplamiento interno. Los ecologistas sostienen que pequeñas áreas o franjas de verde silvestre proporcionan un hábitat mínimo urbano para cierta fauna (Van der Ryn y Cowan, 1996). Un gran parque urbano, sin embargo, es seguro sólo cuando es visitado con frecuencia (Jacobs, 1961; Whyte, 1980). Debe conectar a lo largo con bordes residenciales y comerciales, preferiblemente no cortados por una carretera. Un borde continuamente poblado proporciona más seguridad a una zona verde durante la mayor parte del día. La ciudad puede conectarse con parques más grandes por medio de elementos urbanos y sus caminos, y estableciendo trayectorias pobladas que corten hacia el centro.
Conclusión
Varias sugerencias fueron presentadas que, si se aplican, podrían mejorar drásticamente la coherencia del tejido urbano. Las propuestas se basan en reglas de coherencia geométrica derivadas de la teoría de los sistemas complejos. Estos resultados son útiles porque fortalecen las soluciones urbanas que sabemos que funcionan instintivamente, mientras que invalidan los métodos urbanos modernos y contemporáneos destructivos (pero populares). Desde los años 1940 los planificadores y urbanistas han seguido normas cuyo efecto es recortar las interconexiones en el corto plazo. Una mistificación fundamental de la geometría urbana condujo a la segregación de funciones, que se ha convertido en una obsesión. Como resultado, la ciudad moderna fue desconectada intencionalmente: en términos matemáticos, es aleatoria. Las áreas de comercio han sido arrancadas de las regiones residenciales, creando porciones totalmente suburbanas, compuestas por casas aisladas y céspedes ornamentales. Al mismo tiempo, las unidades residenciales han sido arrancadas de las zonas comerciales de los centros urbanos, dejando un cascarón vacío por la noche. Se pensó que la alineación y la repetición de unidades idénticas las conectaría, pero eso no ocurrió. La aplicación de las reglas aquí expuestas puede resolver muchos problemas de diseño urbano, o al menos conducir a una mayor comprensión de sus causas.
Agradecimientos
Las ideas de Christopher Alexander han influido en gran medida este capítulo, y agradezco a Débora Tejada por sus sugerencias. Traducción: Jazmín Alejandra Soto Cobián e Isabel Mendoza Mendoza.
Publicado por primera vez en Inglés en la revista Journal of Urban Design, volumen 5, año 2000, 291-316.
Versión castellana del libro “Principles of Urban Structure” publicado por Techne Press, Amsterdam en 2005. Traducción del inglés hecha por María Fernanda Sánchez.
veredes, arquitectura y divulgación está colaborando con el autor para publicar los capítulos de su libro “Principles of Urban Structure” traducidos gratis en la red, para el beneficio de los estudiantes hispanohablantes en todo el mundo. El libro en versión inglesa está publicado en Holanda, los EEUU y Nepal.
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Hace unas semanas charlábamos con Sol Candela Alcover y su labor como directora al frente de la Fundación Arquia, así que aprovechando la estancia en Barcelona nos desplazamos al pie de Montjüic donde se ubica el Pabellón Alemán para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, proyectado por Mies van der Rohe y reconstruido en 1986 por el equipo formado, por Oriol Bohigas impulsó esta iniciativa desde la Delegación de Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona, e Ignasi de Solà-Morales, Cristian Cirici y Fernando Ramos. El pabellón es la sede de la Fundación Mies van der Rohe,
«La Fundació Mies van der Rohe se une con su experiencia y amplia red de colaboradores a la ambición de la Comisión Europea de crear un nuevo movimiento Bauhaus europeo. Estamos comprometidos en el proceso de cocreación participativa junto con una red de pensadores, planificadores, arquitectos, diseñadores, emprendedores, estudiantes y ciudadanos que trabajan juntos para desarrollar proyectos y soluciones innovadores y sostenibles para un entorno inclusivo, sostenible y de calidad para la vida.»
Actualmente la dirección de la Fundación Mies van der Rohe, está a cargo de Anna Ramos, puesto que desempeña desde 2016. La Fundación Mies van der Rohe es una institución de reconocido prestigio gracias al gran trabajo desarrollado por sus antecesores y por el equipo de la Fundación. Asumió el reto con entusiasmo, aportando los conocimientos y bagaje profesional adquiridos durante el ejercicio de la arquitectura, de la docencia y la investigación universitarias, y de la gestión al frente de instituciones académicas y culturales.
Sin más preámbulos os dejamos con la entrevista que hemos tenido la oportunidad de realizarle.
Surge en mi infancia, con la casa llena de fotografías de los mármoles del Pabellón que mi padre, Fernando Ramos, junto a Ignasi de Solà-Morales y Cristian Cirici componían y recomponían a modo de puzle. Sin el tiempo, rigor y dedicación que todos ellos volcaron en la reconstrucción del Pabellón hoy la Fundación Mies van der Rohe no existiría.
Mi implicación profesional surge 30 años más tarde, a principios de 2016, cuando se convoca el concurso internacional para dotar la plaza vacante de Dirección. Unos buenos amigos me animaron a presentarme, y al leer las bases de la convocatoria me pareció que sí tenía algo que aportar. Fue un reto ciertamente ilusionante proyectar un nuevo camino para una institución tan respetada y querida.
Muy estimulante. Todas las personas que forman el equipo de la Fundación Mies van der Rohe están absolutamente volcadas en la vocación de excelencia de la institución y son unos profesionales increíbles. La dimensión del equipo permite trabajar muy cerca de los resultados, ya sea la conservación del espacio maravilloso del Pabellón como las arriesgadas transgresiones que suponen algunas de las intervenciones artísticas que lo alteran. Trabajamos en red, principalmente en el marco del Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea – Premio Mies van der Rohe pero no solo, con los principales actores arquitectónicos europeos y mundiales desde una ciudad que apuesta continuamente por la arquitectura y el espacio urbano de calidad como motor de cambio social, y esto nos permite levantar la mirada y alzar la voz en defensa de una arquitectura entendida como bien de interés público.
Mi tarea fundamental consiste en tener una visión general de todas nuestras actividades y garantizar que se alineen con nuestros objetivos fundamentales: divulgar la cultura arquitectónica, potenciar la capacidad de interacción de la arquitectura con todos los actores sociales y generar investigación y debate sobre la arquitectura moderna y contemporánea.
Ante los continuos cambios que afectan a la profesión ¿qué metas se ha marcado la Fundación Mies van der Rohe, además de las que ya tiene desde su origen?
La arquitectura, como todas las disciplinas, está en constante evolución. La Fundación ha consolidado el Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea – Premio Mies van der Rohe como elemento estratégico para promover una arquitectura de calidad concebida con rigor para satisfacer las necesidades de la sociedad. Queremos hacer partícipes a los ciudadanos y a las instituciones públicas de la proyección y la influencia de este Premio que, siguiendo las marcas de la arquitectura del Pabellón Mies van der Rohe, reconoce la excelencia en la arquitectura y la innovación en términos conceptuales y constructivos. Difundiendo el Premio más allá de los circuitos arquitectónicos potenciamos la capacidad de interacción de la arquitectura con todos los actores sociales en el ámbito europeo, siempre teniendo en cuenta los cambios de paradigma, y muy especialmente conceptos que hoy en día son fundamentales como la identidad, la inclusión social y todos los aspectos de la sostenibilidad.
Dentro de esta atención a los cambios de paradigma se incluye uno de nuestros nuevos programas, la Beca Lilly Reich para la igualdad en la arquitectura, que nos permitirá conocer y difundir más y mejor las aportaciones olvidadas e invisibilizadas en el relato ‘heroico’ y excluyente de la arquitectura vigente en el pasado y, no nos engañemos, en el presente.
«Con el objetivo de incluir una dimensión cultural en el viaje hacia un futuro sostenible, la Comisión Europea propone una nueva Bauhaus europea inspirada en la Bauhaus de hace cien años donde arquitectos y diseñadores como Walter Gropius, Mariane Brandt, Ludwig Mies van der Rohe, Gunta Stozl, Marcel Breuer, Lilly Reich o Anni Albers asumieron el desafío de reconstruir Europa para mejorar la calidad de vida de todos en un crisol de transformación económica y social.»
En el Pabellón hemos implementado un programa educativo que seguimos ampliando, hemos incrementado las jornadas de puertas abiertas y tenemos un proyecto para mejorar los recursos interpretativos a disposición de nuestros visitantes. Un intenso programa de intervenciones artísticas nos permite actualizar y revisitar el Pabellón para seguir aprendiendo sus lecciones de arquitectura.
El Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea – Premio Mies van der Rohe se ha consolidado y ha incorporado con el Young Talent Architecture Award una mirada muy enriquecedora a la producción en las escuelas de arquitectura. El archivo y la colección de maquetas y documentos del Premio son un recurso excepcional para conocer y analizar la arquitectura europea y su evolución social, un recurso que explotamos en forma de exposiciones -como la que actualmente acoge La Cité de l’Architecture et l’Urbanisme de Paris– y publicaciones –como el ATLAS-, y que ponemos a disposición de todos los investigadores. Un proyecto a futuro es establecer un Centro de Documentación con espacios adecuados para la consulta e investigación de nuestro excepcional fondo.
Y un sinfín de acciones más: la coordinación y participación en la Semana de Arquitectura de Barcelona, la participación y presencia en foros globales como el Foro Internacional de Acceso a la Vivienda en Madrid o la próxima exposición internacional en Dubai, la Bienal de Arquitectura de Venecia, una intensa colaboración con redes culturales y arquitectónicas locales, nacionales y europeas, programas como Architecture and the Media que buscan la necesaria complicidad con los medios en el común objetivo de divulgar arquitectura…
¡Hay muchas oportunidades para hablar de arquitectura e intentamos aprovecharlas al máximo!
¿A qué segmento de público os dirigís?
Nos dirigimos a todos los públicos, rotundamente.
«Hasta el verano de 2021, nos uniremos a la fase de diseño creando un diálogo con nuestras partes interesadas en la red para explorar ideas que la Comisión Europea pueda utilizar para dar forma al movimiento. Si está interesado en formar parte de él, envíe un correo electrónico a newbauhaus@miesbcn.com
En la segunda mitad de 2021, el movimiento se entregará e implementará cinco proyectos de la Nueva Bauhaus europea en diferentes Estados miembros de la UE.
En una tercera fase, la UE tiene previsto difundir y promover una red de Bauhaus con diferentes características, siempre teniendo en cuenta la transformación hacia la convivencia sostenible.»
¿Cuáles son vuestras referencias en cuanto a comunicación?
Quizá no sea esto lo que me preguntas, pero me interesan enormemente los medios locales. Cuando conseguimos hablar de arquitectura desde lo ‘local’ y no desde ‘cultura’ aumentamos exponencialmente nuestra audiencia. Y están muy interesados en la arquitectura que conforma sus barrios y sus ciudades, lo sabemos.
¿Cómo enfocáis la divulgación y comunicación de vuestra actividad, siendo conscientes de los múltiples frentes que tenéis?
La multicanalidad es la única opción: newsletter, redes, agendas de actividades en prensa, contenidos en vídeo, buenas fotografías, artículos en profundidad…aprovecho para manifestar mi admiración y respeto por el periodismo de calidad, y animo a los editores a generar las condiciones de tiempo y espacio que la sociedad necesita que tengan sus periodistas.
¿Cómo y para qué utilizáis las “nuevas tecnologías”? ¿La “red” ha facilitado vuestra labor?
Yo no soy una experta en comunicación, pero soy consciente de cómo yo misma o mi entorno utilizamos los distintos medios. El potencial de las redes es enorme, pero veo que hay también un gran riesgo de generar grupos reducidos y autoreferenciales. Por eso procuramos mantener siempre una apuesta simultanea por las redes pero también por los medios generalistas.
¿Compaginas o complementas esta actividad con otras labores o en otros campos?
Mantengo mi posición de profesora asociada a tiempo parcial en la Escuela Técnica superior de Arquitectura de Barcelona – UPC
¿Cómo ves el futuro de la arquitectura?
Las personas siempre necesitaran espacios para construir sus vidas, siempre habrá espacio para la arquitectura en la sociedad.
¿Qué opinas de los arquitectos que “abren y/o recuperan” nuevos campos y/o enfoques de la profesión?
Me parece perfecto, y no es ninguna novedad. Siempre ha habido múltiples maneras de ejercer la profesión, aunque el relato heroico y excluyente al que me he referido antes nos cuente que solo hay una manera ‘buena’ de ser arquitecto. Resultaría ridículo e infantil.
Para acabar, ¿qué le aconsejarías a los actuales estudiantes y futuros profesionales de arquitectura?
Que disfruten de cada proyecto y no pierdan la ilusión por construir un mundo mejor y más hermoso.
El nuevo equipamiento está destinado a la educación de niños entre tres y seis años, añade al centro existente aulas, zonas de recreo, comedor, despachos y servicios comunes. Se ubica en planta baja, desplegado tangente al colegio pre-existente en busca de las orientaciones más favorables.
El proyecto nace desde el análisis de la percepción y motricidad de los niños. Acorde a estos parámetros se generan unos espacios interiores, que finalmente se manifiestan en la envolvente exterior. Se van alternando una serie de unidades formales para satisfacer el programa del edificio:
– Las primeras piezas son las aulas, unos módulos trapezoidales que se despliegan delimitando el nuevo patio de recreo. Están diseñadas como espacios de estancia, considerando la percepción de los niños desde un punto de vista estático. Poseen cubierta inclinada hacia el patio para iluminar y ventilar mediante aperturas cruzadas. Su espacio interior se baña con luz natural difusa, mediante grandes huecos con sistemas de control solar en las ventanas con asoleamiento directo y pequeños lucernarios en las orientaciones menos expuestas.
– El patio de recreo está diseñado para la percepción dinámica de un niño jugando. Su fachada con las aulas se configura mediante repetición de ritmos, sin embargo la regulación de sus lamas confiere una imagen cambiante al conjunto.
– Para el pasillo también se prevé una percepción de los niños desplazándose. Se potencian las conexiones visuales con el entorno urbano a través de grandes huecos, cuya imagen varía al ser contemplada en movimiento a través de un filtro de celosías.
– El comedor es la pieza final del edificio. Sus amplias ventanas horizontales, a la altura de los ojos de un niño, se abren hacia las visuales que ofrece el recreo de primaria. Puesto que es utilizado por todo el centro educativo se habilitan accesos independientes desde ambos patios.
El interior se reviste de materiales neutros, excepto las zonas húmedas, donde se extienden paramentos de cerámica vidriada de color amarillo, idónea para ser tocada de manera higiénica y al mismo tiempo transmitir reflejos, sutiles pero enormemente complejos. La acústica ha sido especialmente cuidada con el tratamiento de los techos. El confort térmico se consigue mediante sistemas de emisión de calor de suelo radiante en invierno, y mecanismos de control solar y ventilación cruzada en verano.
La materialidad exterior del edificio es similar a la de su entorno urbano, Cariñena es un pueblo de construcciones tradicionales de ladrillo y revoco.
Los mismos materiales que recubren los volúmenes del edificio: cerámica en las fachadas exteriores, celosías y cubiertas inclinadas, y mortero monocapa en las fachadas que dan a los patios de recreo.
Tras una construcción sumida en la confusión, entre sucesivos parones de obra producidos por la pandemia del año 2020, el nuevo edificio se concluye a tiempo para la reapertura del curso escolar, para el que habrá que extremar las medidas sanitarias y ampliar los espacios docentes por la persistencia del COVID.
Obra: Colegio infantil en Cariñena
Autores: Salas Arquitectura + Diseño
Año: 2020
Superficie Construida: 918m2
Ubicación: Cariñena, Zaragoza (España)
Créditos adicionales
Cliente: Gobierno de Aragón
Ingeniería: Ingesgon, Singemed
Equipo de diseño: Javier Muñoz, Fernado Calvés
Colaboradores: Laura Carlosena
Fotografía: Milena Villalba + salasarc.com
El Grupo Hierros Alfonso y la Universidad San Jorge, en colaboración con el Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón y Escofet se enorgullecen de convocar el Concurso Internacional de Ideas para el Diseño de Mobiliario Urbano en Metal, cuyo objetivo principal es reconocer e impulsar las aportaciones a la cultura y el arte contemporáneos que se hace desde los distintos sectores profesionales vinculados con el diseño de productos y equipamientos urbanos.
Queremos premiar y difundir la creatividad de las propuestas de aquellos participantes que, a través de sus planteamientos, exploren la optimización del uso de elementos urbanos, de acuerdo con su capacidad para mejorar las condiciones del entorno urbano en donde se inserten.
El objetivo de este concurso se basa en el desarrollo de una pieza singular de mobiliario urbano, preferentemente diseñada en metal o en hormigón y metal, que teniendo autonomía e identidad propia, permita la mejora evidente del emplazamiento urbano en donde se inserte.
Los proyectos deben ser reproducibles industrialmente, de acuerdo con una lógica constructiva coherente y teniéndose en cuenta la posibilidad de que el producto pueda ser ejecutado en serie. En este sentido, se admitirán propuestas de carácter experimental, siempre y cuando manifiesten claramente su capacidad de construcción, con los medios técnicos disponibles en la industria del sector.
Es imprescindible que las propuestas presentadas a la actual convocatoria sean inéditas y no hayan, por tanto, participado en otros concursos, ni hayan sido publicadas previamente por ningún medio.
La documentación se presentará antes de las 14.00 horas del día 25 de junio de 2021 en la Sede de la Demarcación de Zaragoza del Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón, en Calle San Voto nº 7, 50003 de Zaragoza.
Los participantes que hagan llegar sus propuestas por correo postal, tendrán que enviar un justificante anónimo que deje constancia de que el envío se ha resuelto antes de la hora y fecha señaladas en el párrafo anterior. Este justificante se enviará a la dirección de correo electrónico ad@usj.es.
Las propuestas que hayan sido enviadas por correo postal y que cumplan con las demandas expuestas, dispondrán de un máximo de 7 días naturales para su recepción en el Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón. Si llegaran propuestas una semana después del cierre de la convocatoria, estas no se admitirán como válidas.
Se establecen 3 premios:
· PRIMER PREMIO – 2. 500€.
· PRIMER ACCÉSIT – 1.000€.
· SEGUNDO ACCÉSIT – 500€.
El jurado se compondrá de la forma siguiente:
· Presidente: Fernando Moraga Abaigar, Director General de Grupo Hierros Alfonso, o persona designada en su sustitución.
· Vocal 1: Enric Pericas Bosch, Director de Producto y Comunicación de Escofet, o persona designada en su sustitución.
· Vocal 2: Pedro Joaquín Navarro Trallero, Decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón, o persona designada en su sustitución.
· Vocal 3: Dr. Antonio Estepa Rubio, Director del Grado en Arquitectura y del Grado en Diseño Digital y Tecnologías Creativas de la Universidad San Jorge, o persona designada en su sustitución.
· Secretario: Santiago Elía García, Jefe de Estudios de la Escuela de Arquitectura y Tecnología de la Universidad San Jorge, o persona designada en su sustitución.
Las ciudades son la síntesis de miles de años de acuerdos, tan frágiles como nosotros, pero a la vez tan maravillosamente adaptables a los cambios; es por ello que siguen siendo el mejor ecosistema para el desarrollo de nuestras vidas, pues, gracias a la densidad, nos permiten maximizar los beneficios de los equipamientos, servicios y espacios públicos que hemos creado como soporte del bienestar al que aspiramos.
Aparentemente todo ello está hoy en crisis, producto de la pandemia causada por la propagación del covid-19, pero si revisamos nuestra historia encontraremos epidemias mucho más letales que nos dejaron como consecuencia mejoras sustanciales en la forma como vivimos.
Muchas de las características de nuestras ciudades que hoy asumimos como elementales han surgido como respuesta a una epidemia o por una crisis sanitaria: las fuentes y la red de agua potable, la red de desagüe, los parques y las plazas, los árboles en las veredas, la proporción entre la altura y el ancho de las calles, el control de la densidad, la ubicación de los cementerios, etc.
Los reglamentos y ordenanzas que reglamentan la construcción y el desarrollo urbano tienen esa base, aunque ahora nos hayamos olvidado, y su objetivo principal es garantizar esas condiciones mínimas de bienestar plasmadas en el capítulo I de la Constitución Política del Perú, como base para el desarrollo de nuestros ciudadanos.
En ese sentido, el Ministerio de Vivienda ha anunciado que se están evaluando cambios al Reglamento Nacional de Edificaciones para adaptar el equipamiento urbano a la coyuntura, así como a las normas que regulan las habilitaciones urbanas para promover la entrega de aportes para parques, salud y educación (El Comercio, 11.05.2020).
Todos estos esfuerzos son muy importantes, y serían mucho más provechosos si lo utilizamos como una oportunidad para recuperar la esencia de las normas que regulan el desarrollo urbano y arquitectónico de nuestras ciudades, eliminando deformaciones que se han venido dando a lo largo de estos años, ya sea por desconocimiento o por querer estimular el desarrollo de viviendas de interés social.
Centrémonos en los aportes urbanos, que es la entrega de metros cuadrados que deben generar los propietarios de predios rústicos cuando son habilitados para funcionar como predios urbanos. Dichos aportes están detallados en el Reglamento Nacional de Edificaciones, y cada municipalidad provincial tiene la potestad de modificarlos.
El sentido de los mismos es el de garantizar que la densificación de la ciudad venga de la mano con un incremento de los parques y los equipamientos que esos nuevos vecinos van a demandar, para que de esa forma la ciudad pueda garantizar las condiciones mínimas de bienestar que la constitución exige. Es por ello que el porcentaje de aportes se incrementa con la densidad que se habilita a desarrollar.
Hasta aquí pareciera una exigencia lógica, pero existen importantes contradicciones y vacíos que hoy nos afectan más que siempre. Primero que nada, el Reglamento considera que sólo los desarrollos residenciales deben dejar aportes urbanos, lo cual es absurdo, pues sabemos que los otros desarrollos (comercio, industria liviana y otros usos) son también compatibles con vivienda, y que al atraer personas requieren espacios públicos y equipamientos que les atiendan. De esta forma, podemos tener predios habilitados para fines comerciales que con el paso el tiempo se consoliden como conjuntos residenciales, sin que se les pueda exigir los aportes correspondientes.
Lo mismo pasa con los cambios de zonificación, pues las municipalidades provinciales se ven imposibilitadas de pedir los aportes correspondientes a la nueva zonificación, debido a que los predios ya cuentan con una habilitación urbana.
Esta realidad se torna crítica cuando son zonas que carecen de parques, colegios, postas médicas y equipamientos municipales, pues la municipalidad no tiene herramientas que le permitan generar estos servicios más allá de la compra o expropiación de lotes, y el mismo Reglamento exige que al menos debiera haber un parque a 300 metros de la vivienda (Norma GH.020, Cap. IV, art. 28).
La falta de comprensión de la finalidad de los aportes urbanos ha llevado al Ministerio de Vivienda a promulgar un Decreto Supremo que, bajo el argumento del estímulo a la construcción de viviendas de interés social, permite que los aportes de recreación pública se ubiquen dentro del área libre de los conjuntos residenciales, y que dicha área libre sea menor que la que se exige en ciudades como Lima. Ello se agrava cuando se duplica la densidad máxima posible, sin un correlato de mayores parques y espacios abiertos. (Decreto Supremo N° 010-2018-VIVIENDA y sus modificatorias en los D.S. N° 012-2019 y 002-2020).
Todo ello debería ponerse en revisión, empezando por comprender que los aportes urbanos no son un cobro al propietario, sino una compensación necesaria para poder soportar un mayor número de habitantes. Por ende, dichos aportes no debieran ser porcentajes rígidos y de carácter nacional, sino determinarse para cada ciudad, e incluso para cada distrito o sector, dependiendo de las necesidades particulares.
Por ejemplo, puede que en un distrito exista un gran parque que ofrezca áreas recreativas para el doble de la población existente, pero que haya un importante déficit de colegios, postas médicas o centros deportivos.
Entonces, empecemos por volver a comprender la naturaleza de los aportes urbanos, hagamos un estudio de detalle para entender qué porcentajes son los más adecuados para acompañar la densificación de nuestras ciudades, y construyamos la base jurídica que nos permita exigir los aportes correspondientes a los usos que son desarrollados.
Utilicemos esta particular coyuntura, que evidencia las enormes brechas a resolver en materia urbanística, para discutir y proyectar la ciudad que nos debemos, desde las mismas bases de nuestra Constitución Política.
La frase del viajero del siglo XIX resume la experiencia del hombre que ha buscado la aventura más allá de lo cotidiano. Recordando a Aristóteles, la curiosidad es el impulso de la filosofía, un impulso de buscar «otro lugar» distinto al habitual, al conocido.
Al regreso, muchas cosas que sucedieron durante el viaje se habrán olvidado; y se recordarán otras que sucedieron tan sólo en nuestra mente: Lo que hace que el hecho de transitar de una parte a otra se convierta en viaje es precisamente la actitud mental que predispone a la persona que se desplaza al descubrimiento de lo insólito, de lo extraordinario, al encuentro de la pequeña o gran aventura. Ésta es la razón de que sigan existiendo en el mundo muchos más transeúntes que viajeros.
¿Qué viaje se puede realizar o simplemente imaginar en este mundo tan trillado y descifrado de principios del siglo XXI? ¿Dónde irían hoy aquellos grandes viajeros de épocas pasadas cuando sus estrellas guía han sido sustituidas por satélites espías?
La aventura no está ya en el simple descubrimiento. Sin embargo, para quien sabe mirar, para quien sabe estar atento a los márgenes e incluso más allá, el mundo sigue siendo un descubrimiento.
Se pueden descubrir tierras mil veces descubiertas. Y pide que tu camino hacia ellas sea largo, acompañado por Cavafis
«y rico en aventura y en experiencia»
Porque, a la vuelta te darás cuenta, como advierte Manuel Vincent,
«que viajar consiste en poner el alma en el camino para recordar después los sueños que hayas vivido si has conseguido encontrarla en algún bello lugar, muy lejos de tu propia vida».
Antonio S. Río Vázquez . Doctor arquitecto
A Coruña. Marzo 2021
Una primera versión de este texto se publicó en el blog El tiempo del Lobo en agosto de 2006 y está incluido en el libro Textos compartidos. Apuntes y artículos breves 2004-2019 (2020)
– Una importante y fascinante recopilación de proyectos sumamente originales de pensadores únicos en el mundo de la arquitectura y el diseño de espacios.
– Este libro presenta proyectos – sorprendentes, hermosos, provocativos y a veces incluso alarmantes- que rompen barreras y reglas. Por primera vez se sintetiza y presenta el trabajo de arquitectos, directores de cine, artistas, fotógrafos, diseñadores, escritores e investigadores para reflexionar sobre el espacio que nos rodea.
– Algunos de los proyectos corren a cargo de Diller Scofidio + Renfro, David Adjaye, SANAA, Amateur Architecture Studio, Ensamble Studio, Julie Mehretu, Wolfgang Tillmans, o John Gerrard.
Radical Architecture of the Future, que presenta la arquitectura más inspiradora, innovadora y avanzada del mundo y nuevas maneras de ver, entender y construir nuestro entorno y los espacios que nos rodean.
El libro es obra de la comisaria y crítica de arquitectura Beatrice Galilee. Actualmente trabaja como fundadora y directora general de The World Around, una plataforma cultural de Nueva York, y ocupó el cargo de comisaria adjunta de arquitectura y diseño en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York entre 2014 y 2019. Ha cosechado reconocimiento internacional a lo largo de sus quince años de carrera escribiendo y organizando exposiciones sobre arquitectura.
Inspirado en el exitoso foro de arquitectura In Our Time: A Year of Architecture in a Day, Radical Architecture of the Future es una exploración progresista e interdisciplinar de una cultura arquitectónica contemporánea que se mueve entre los ámbitos construidos e imaginarios. El libro destaca algunos proyectos terminados recientemente, entre ellos aplicaciones móviles, películas, instalaciones, realidad virtual y diseño de videojuegos para abordar la creación de espacios a través de una perspectiva única e interdisciplinar que pone de relieve cómo la práctica arquitectónica actual va mucho más allá del diseño y la construcción de edificios. El lanzamiento del libro coincide también con la próxima cumbre The World Around, organizada por Galilee y programada para enero de 2021.
Dividido en cinco capítulos temáticos, Radical Architecture of the Future aborda el trabajo de pensadores emergentes y radicales, así como los magistrales creadores que hay detrás de algunos de los proyectos más innovadores del mundo. El libro está organizado bajo los encabezamientos ‘Visionaries’, ‘Insiders’, ‘Radicals’, ‘Breakthroughs’ y ‘Masterminds’, y explora la obra de algunos de los diseñadores más importantes del mundo, entre ellos una central eléctrica de Copenhague que también hace las veces de pista de esquí y parque público diseñada por BIG; una ópera celebrada en la vía ferroviaria elevada de Nueva York por Diller Scofidio + Renfro; y un videojuego filosófico de David O’Reilly. Otros trabajos destacados incluyen extraordinarios edificios que exploran identidades culturales desaparecidas, obra del arquitecto boliviano Freddy Mamani; un proyecto que estudia los restos de Luis Barragán, creado por la artista Jill Magid; y un cuadro de la artista Julie Mehretu que trata sobre los derechos civiles.
“Este libro está inspirado en los propios creadores. Actualmente existe un paisaje muy enérgico, rico y plural en el que la siguiente generación de arquitectos y diseñadores puede florecer, cambiar, expandirse y crecer. Espero que los lectores se sientan animados por las ideas y visiones que compartimos y consideren que quizá el futuro está en buenas manos”.
Beatrice Galilee
Radical Architecture of the Future es una reflexión verdaderamente universal sobre el discurso arquitectónico contemporáneo y los problemas que afronta nuestro planeta a día de hoy. Desvelando cómo puede influir la arquitectura en el futuro de la Tierra, el libro habla del papel de los arquitectos en la creación de lugares tras una catástrofe y la aportación de esta disciplina a mejorar la sostenibilidad medioambiental en una época de graves preocupaciones por el cambio climático y la extinción masiva, entre muchos otros temas. Asimismo, trata cómo los acontecimientos históricos y avances como la exploración espacial, la energía nuclear y los movimientos por los derechos civiles han llevado a una atmósfera de cambio.
Radical Architecture of the Future explora proyectos arquitectónicos innovadores a través de las ideas de diseñadores, pensadores y artistas de varias disciplinas. Es una mirada cautivadora a las ideas de diseño más imaginativas que pueden ejercer impacto en nuestro futuro. Muchas de las obras de arquitectos, diseñadores, artistas, fotógrafos, escritores, cineastas e investigadores aquí incluidas también se presentan y someten a debate por primera vez. El título invita a la reflexión, no solo acerca de la arquitectura vanguardista de la actualidad, sino de las ideas interdisciplinares y colaborativas que podrían allanar el terreno para futuros cambios sociales, políticos y medioambientales.
Como parte del proyecto de transformación del espacio de trabajo de WPP, BDG architecture + design ha creado un impresionante y dinámico campus para las empresas que el grupo posee en Madrid, y que acogerá alrededor de 2.500 empleados. El traslado al centro de la ciudad forma parte de la estrategia de la compañía para aumentar la heterogeneidad entre sus empleados y participar activamente en las comunidades en las que viven y trabajan, dando una nueva vida a un edificio con una historia compleja y proporcionando un estímulo económico a toda la zona.
La antigua central de Telefónica, en la calle de Ríos Rosas, en el céntrico barrio de Chamberí, ha abandonado el sombrío estado en el que se encontraba en los últimos años, para dar la bienvenida a WPP, que la ha transformado para inyectar a la ciudad una siempre necesaria dosis de optimismo regenerativo. El edificio de alrededor de 35.000 m2 dispone de una serie de cualidades específicas: la planta con mayor superficie entre los edificios de oficina del centro de Madrid, 7.000 m2, y los techos más altos, de algo menos de 5 m.
Ríos Rosas 26 tiene la dimensión de un bloque urbano, situado en un área residencial y comercial. El estudio BDG empezó a reimaginar creativamente la estructura existente, que todavía tenía las cicatrices del atentado terrorista de 1982, para transformarla en un vibrante centro de operaciones que albergará las 30 empresas de WPP en Madrid. Cada una de ellas sentirá que sus espacios de trabajo le pertenecen gracias al equilibrio conseguido entre ambientes propios de la marca y otros más neutros.
Desde el exterior, el cambio más visible es la fachada, donde se han modificado los dos frentes norte y sur de 140 m, con acristalamiento con marcos de madera laminada de alta calidad en la fachada norte, y de aluminio de sección reducida con brise-soleil en la fachada sur, adaptándose a las condiciones existentes y reflejando la belleza del edificio de enfrente, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas y Energía de la Universidad de Madrid.
La recepción, también rediseñada, cuenta con una doble altura que da la sensación de abertura y ligereza, en consonancia con el diseño general, y crea un vínculo físico y visual con el espacio exterior de doble nivel, de unos 3.000 m2. Un precioso espacio, anteriormente en desuso, ha sido transformado en un jardín interior, con un paisajismo rediseñado con especies apropiadas para la altitud y las severas condiciones climáticas de los veranos madrileños.
El jardín conecta con una cafetería y con los espacios de trabajo compartido de la planta baja, así como con la cantina, el restaurante y el bar de la planta baja inferior.
El proyecto incluye la remodelación del núcleo existente y una ampliación con uno nuevo, en el que se han incorporado ascensores exclusivos para las plantas superiores del edificio, donde también se sitúa otra de las grandes transformaciones: una nueva sala de actos y conferencias, un auditorio para 150 personas y una terraza de libre acceso.
La agilidad de la arquitectura es clave, y el sólido proceso de análisis in situ de BDG con cada nuevo equipo ha dado forma al planteamiento inicial — flexibilidad intrínseca conseguida a través de paredes levantadas debajo del techo y de la red de instalaciones, de manera que su derribo y reorganización según necesidad no sean complicados, sino rápidos y poco disruptivos, asegurando así un futuro al espacio.
BDG architecture + design, socio global de WPP para arquitectura y diseño, ha trabajado con b720 Fermín Vázquez Arquitectos con sede en Madrid.
Colin Macgadie, jefe de la Oficina creativa de BDG architecture + design, explica:
«El éxito de este proyecto radica en el hecho de que un edificio menospreciado, que podría haber sido demolido, se ha reutilizado y reformado, transformándolo en el corazón creativo de WPP en Madrid. Y eso ha tenido un increíble impacto positivo en sus ocupantes y también en el vecindario. La permeabilidad aumentada del edificio invita al mundo exterior, a la vez que proporciona un espacio de oficinas muy bien diseñado, moderno y versátil.»
Obra: Campus WPP Madrid
Cliente: WPP
Autores: BDG architecture + design
Colaboradores: b720 Fermín Vázquez Arquitectos
Superficie: 35,000 m²
Ubicación: Madrid
Estado: Obra finalizada
Año: 2019
Fotografía: Gareth Gardner + b720.com/es/ + bdg-a-d.com
BIM On, el evento del año en materia BIM 100% digital, llega este 2021 para celebrar su cuarta edición enfocándose al máximo en el aprendizaje, con un formato más interactivo que nunca y poniendo sobre la mesa, no solo casos de éxito, sino también de fracaso.
Con el propósito de seguir siendo la cita de referencia para los profesionales BIM de España y Latinoamérica, Editeca vuelve a convocar un año más a los expertos más potentes del ecosistema tecnológico de la arquitectura y la ingeniería estrenando una nueva modalidad: los BIM On Experts.
Esta novedad no es otra cosa que el punto más álgido de la interactividad. Serán talleres cooperativos en los que cada participante podrá aprender, ampliar y poner en práctica sus conocimientos en distintos softwares, plataformas o documentos BIM.
Enmarcado en un entorno de incertidumbre, pero del que hemos aprendido mucho debido a la crisis sanitaria, el BIM On 2021 se celebrará los próximos 14 y 15 de abril de 16:00 a 20:00 horas (Horario de Madrid), teniendo lugar de forma previa el BIM On Experts, los 12 y 13 de abril de 16:00 a 20:00 horas (Horario de Madrid).
En esta línea, el mayor evento BIM online pondrá sobre la mesa los desafíos para todos los profesionales BIM y lo hará con los siguientes temas:
• Programación BIM Gestión de Proyectos de Construcción con BIM
• Eficiencia energética y Sostenibilidad
• BIM Facility Management con BIM Smart Cities y Smart Building
• Realidad virtual con BIM
• BIM en LATAM
• Little BIM
• Inteligencia Artificial y BIM
• Aplicación práctica de la ISO 19650
• Casos BIM de éxito y de fracaso
Para inscribirse al evento, en el que anteriormente han participado más de 20.000 registrados y 40 ponentes a nivel internacional, solo tienes que hacer click en el enlace, conocer los detalles y empezar a vivir una experiencia de crecimiento profesional de la mano de los expertos más TOP del entorno BIM.
Sobre un campo de skate en Sta. Marta en Santiago de Compostela (Galicia, España).
Nuestra querencia por la arquitectura de cota cero viene de muy lejos, principalmente del estudio de los dominios y los espacios y delimitaciones de las fronteras en nuestros textos sobre lo liminar. Todo lo que sucede cerca del suelo, al borde del campo generado en el dominio de una acción, siempre nos ha interesado, incluso como muchos de nuestros colegas reconocen, al pararnos a investigar en cada obra el pormenor de cómo ha de ser a relación de enlace del plano horizontal con el vertical, el rodapié.
Así de manera recurrente desde nuestra estancia en Holanda nos paramos a pensar lo que Aldo van Eyck en sus parques de juego infantiles nos trataba de decir y comunicar en tanto habitantes y ciudadanos. Pseudo-arquitecturas de la cota cero relacionadas con el movimiento de juego y la estancia de los niños en, o alrededor, de determinados accidentes creados ex profeso. Un plano arquitectónico con referencias a diferentes usos y formas de estar que generan movimientos y armonías de usufructo lúdico.
Lo que estas letras abordan, un parque de skate, construido por sus mismos usuarios, no está tan lejos, sino al contrario muy cerca, de los planteamientos subversivos de Aldo van Eyck. En este parque que analizamos hay además muchas otras nociones relacionadas con lo espontáneo que nos enseña que la necesidad pura es el instinto que crea la auténtica arquitectura, aunque se trate a los ojos de casi todos, de una arquitectura marginal que fabrican sus propios usuarios que son los mejores conocedores de su programa.
Un programa nacido de los ritmos y movimientos de la mecánica de la máquina que se usa, un simple skate con unos deslizamientos que marcan las distancias y los corredores que se generan en la demanda del tipo de obstáculo a ser salvado y con el que se establece el diálogo a encarar. Un campo abierto de accidentes libres que otros deportes como la hípica han terminado por rigidizar sobremanera…
Pero nos interesa además muy especialmente de este no lugar la manera de ser construido, autoconstruido, por sus usuarios. Un espacio ejecutado sin la rigidez de las propuestas ya tan estandarizadas que la burocratización de este ahora deporte ha ido construyendo doquier apropiándose poco a poco de la generosidad creativa de lo amateur.
Es este campo de acción un ejemplo de lo que el “ansia” por hacer, sin esperar a que lo ejecuten otros mediante la política, puede llegar a generar como riqueza y apertura en lo espacial, arquitectónico y creativo. Es esa espontaneidad la que nos deja leer esta plataforma urbana desde otras perspectivas que pueden tener más con lo creativo o incluso artístico contemporáneo. Igualmente, porque nos enseña que se puede todavía “hacer” a través de los restos, de lo sobrante, de los detritus constructivos de un barrio todavía en formación y construcción, como hacen los buenos espigadores. No necesitamos nada, ni vuestro permiso, ni vuestro dinero, ni vuestra formalización estandarizada, vienen a decir estos usuarios. Simplemente un paseo por los contenedores de obra y como buenos rastreros, que diría Andrés Trapiello, recoger los restos de una primera vuelta de la arquitectura para reconstruir otra de nuevo, incluso mejor porque está más cerca de los principios elementales casi antropológicos que Aldo van Eyck pretendía.
Seguramente mi amigo el artista Manuel Eirís podría avanzar a través de su profundo conocimiento de este mundo del monopatín muchas más especificidades de cada uno de los accidentes de este flipper recorrible que son estos espacios de deslizamiento. Lo que nos interesa sin embargo a nosotros es destacar el valor que surge de una acción todavía conectada a la realidad, al suelo y a la gravedad del cuerpo y que es compatible con que todos estos chicos y chicas al salir de este campo de juego en movimiento, se suben a otra realidad contemporánea casi opuesta, aquella sin constancia alguna de la densidad, del peso, de la gravedad, que es el humo etéreo de los datos en red de sus Smartphone.
Luis Gil Pita, arquitecto.
Santiago de Compostela, marzo 2021
Siempre pensé que los épicos años de las primeras vanguardias se construyeron a base de derrocar fetiches ancestrales, casi atávicos. La alergia a los espacios proclives a la acumulación de formas y materiales sin jerarquía aparente, de Adolf Loos, parece una negación visceral, lógica desde la perspectiva de su época, al refinamiento recargado de los atuendos victorianos, o las adocenadas e impostoras escenografías del siglo XIX y su romanticismo de raíz sentimentalista. Veo en ello un rechazo al ámbito rural, en tanto que al ser incapaz de aportar una solución tecnológica para acondicionar térmicamente un espacio, se confía en la superposición de tejidos y atuendos para llevar una especie de calefacción portátil. Esta incomoda solución más propia de los siglos XV hacia delante, se transformó más tarde en una superposición de tejidos y texturas en los interiores de las casas pudientes del siglo XIX. A mi parecer, hay una indumentaria del espacio que retumba en la memoria de las indumentarias medievales y que la modernidad intenta desbancar.
En otra esfera, el fetichismo por la máquina que profesaban los futuristas, arranca cuando se socializa el vehículo de tracción mecánica, limpio en comparación a un vehículo de tracción animal. Es decir, cuando Marinetti habla de lo limpio que es un coche, está hablando de un medio de transporte que no deja defecaciones pestilentes en medio de la calzada cada cierto tiempo. En otras palabras, el coche erradicaba cualquier escenificación de lo rural del corazón de las ciudades.
Otra de las fascinaciones arquetípicas de la modernidad es la luz. Específicamente la luz producida por una bombilla y la consiguiente red de transporte de energía eléctrica. De nuevo, puede verse ahí una voluntad de segregarse definitivamente de la debilidad de la luz artificial que produce una hoguera o una vela, tan propia del mundo rural hasta hace bien pocos años. La ciudad era luz las 24 horas del día, las viviendas debían ser blancas para reflejar el máximo de luz, la oscuridad rural era conquistada por una gigantesca red de energía que aportaba seguridad, higiene y motor de desarrollo de una infinidad de avances tecnológicos posteriores.
Si bien es cierto que no se puede caer en la tentación melancólica y nostálgica de un retorno, por otro lado totalmente falseado, de la idílica vida rural, sí que quizás deberíamos acotar tanto brillo cegador y tanta luz cauterizadora, ahora que conocemos los peligros de abusar de una modernidad mal digerida.
El fin de lo sentido cuando la luz arrasa
La luz, fuente de vida, puede ser también fuente de ceguera. Da la sensación que un exceso de luz en la arquitectura llega a matar todo misterio espacial, toda posibilidad de penumbra acogedora. Sitúa a un habitante en medio de un espacio aséptico, donde la más leve imperfección salta a la vista. El extremo de esta voluntad de construir con luz, y por consiguiente desmaterializar la arquitectura, podría ser perfectamente la casa Fansworth. Un habitáculo que solamente es aire, un lugar desprotegido en medio del bosque, a merced de todas las miradas y de todas las variaciones de la luz. En la casa Farnsworth es imposible esconderse, retirarse, descansar la mirada. Todo es visionable.
En la casa Farnsworth el problema no es la falta de intimidad, es la falta de recogimiento, de penumbra, de introspección positiva. No hay un lugar donde no se pueda tocar a tientas una pared, un objeto. El sol, la luz, arrasa cada centímetro de espacio y delata cualquier faceta sensible. La expone pornográficamente a un público de árboles y césped. En realidad la casa Farnsworth no deja entrar el paisaje a su interior a través de los grandes ventanales, es más bien que constantemente expulsa a su morador a la intemperie del bosque.
Elogio de la sombra, una elegía a la oscuridad
Toda esta innecesaria sobreiluminación de la arquitectura moderna, poco a poco ha ido encontrando en algunos casos, una contrapropuesta en cierta arquitectura contemporánea. La necesidad de recogerse, de apreciar los matices, las degradaciones y las sombras, han erigido espacios sensuales, táctiles e incluso cavernarios, en el mejor sentido de la palabra. Por decirlo de una forma más contemporánea, en las últimas décadas, quizás podemos remontarnos a los 60’s, ha surgido una concepción fenomenológica del espacio que ha desbancado la asepsia moderna.
No es por ello tan extraño que uno de los libros de referencia de la arquitectura sea el famoso libro El Elogio de la Sombra de Junichiro Tanizaki.1
El texto, como es bien sabido, desarrolla toda una alegoría a los matices, la materialidad, un completo regocijo sobre los infinitos tonos posibles del color negro. La oscuridad, es decir, la forma atávica de lo antiguamente asociado a lo rural, se transforma en una necesidad para una nueva manera de entender la belleza.
Es la sombra la que da la posibilidad de introducirse en una incierta claridad en la que Tanizaki hace converger el valor de lo matérico con el mundo inmaterial del que hablaba Lao Tse, para el que la verdadera belleza de una habitación residía en el espacio vacío delimitado por el techo y las paredes, en lugar de depender del techo y las paredes en sí. Esta misma idea del espacio como vacío lo encontramos también, aunque desde otro punto de vista, en la metafísica de Heidegger cuando dice
el vacío no es nada. Tampoco es una falta. En la materialización plástica juega el vacío como un acto fundante que busca forjar lugares.2
En ambos filósofos parece que la idea se desprendía de un ideal estético que aspiraba al vacío, en el que la verdadera belleza no podía aparecer en el mundo material si éste no se despojaba de casi todo. Era tarea de la mente, de la imaginación de quien ponía un pie entre esas paredes, completar el cuadro. En definitiva, una manera de aproximarse al espacio a través de la sensualidad lenta, gradual, casi táctil de la percepción.
Cuando esta aproximación sensible se realiza desde estos parámetros, todo parece indicar que es necesaria una atmosfera oscura, apenas rota por la levedad de un claroscuro. En entonces cuando es necesario palpar, hacer correr la mano por la superficie de una pared desnuda, cuando podemos quedar absorbidos por una sombra acogedora, cuando en definitiva, entramos en resonancia íntima con la naturaleza esencial de un espacio que se formaliza como lugar.
Hay algo de cierta arquitectura contemporánea que parece volver a apreciar la oscuridad de aquella sombra, capaz de catalizar una materia que construye el vacío.
Miquel Lacasta. Doctor arquitecto
Barcelona, marzo 2014
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Se trata de una vivienda entre medianeras de escasos 3m de ancho y 12 de fondo, con una sola fachada y por lo tanto con ventanas sólo a la calle por la que se accede. En el momento de inicio de proyecto el problema era, por este motivo, la falta de luz en la parte posterior. Con 12 metros de profundidad, la mitad de la vivienda se quedaba a oscuras, y el sótano, ya existente en la vivienda original, carecía por completo de luz.
Para resolverlo se crea un retranqueo con respecto a la fachada posterior que permite iluminar con luz natural hasta la planta sótano, siendo la vivienda una vivienda en 4 plantas. Una especie de patio acristalado cubierto que ilumina y ventila todas esas estancias que originariamente estaban a oscuras.
Para conseguir esto, en planta segunda se crea una terraza con suelo de vidrio que ilumina un vacío que llega a planta baja. En esta planta el salón se prolonga en este espacio con otro vidrio que ilumina la planta sótano. En planta primera, pequeños huecos de ventilación ya existentes se aprovechan para ventilar el patio.
El programa es de cocina comedor en planta baja, dormitorio, baño y estudio en planta primera, y salón en planta segunda. En planta sótano un espacios multiusos y un baño con vestidor.
Toda la estructura está construida con madera de castaño maciza y este es un material predominante en el resto de los acabados y muebles. Sustituye a una estructura de hormigón inacabada que se demolió al comienzo de la obra por considerarse más adecuado el empleo de madera en rehabilitación de cascos históricos, por un mejor comportamiento a nivel higrotérmico y por dotar a la vivienda de un ambiente saludable en un clima húmedo como es el clima gallego. En lo referente a la construcción en madera se tiene especial cuidado en permitir que las cabezas de las vigas se mantengan siempre alejadas de los muros mediante una cámara que permite su correcta ventilación.
Todas las plantas disponen de ventilación cruzada y en el sótano se dispone una ventilación forzada mecánica a cubierta.
En la cubierta del salón de última planta se crea una segunda terraza con una doble función: disfrutar de las vistas lejanas y meter luz en el hueco de la escalera, que pintado en blanco, ayuda a meter luz casi hasta la planta inferior y baño interior a través de la escalera.
Obra: Rehabilitación de vivienda entre medianeras en Vigo
Año: Diciembre 2018-Junio 2020
Autores: Cristina Ansede Viz y Alberto Quintáns Arrondo (Ansede Quintáns Arquitectos)
Empresa constructora: por administración
Fotografía: Héctor Santos-Díez | BISimages + ansedequintans.com
Hay un antes y un después de la Bauhaus. La escuela que el arquitecto Walter Gropius fundara en 1919 en la ciudad de Weimar y que Mies van der Rohe cerrara en 1933, por presiones fnancieras y del gobierno nazi, ha servido de faro que ha guiado a la arquitectura, el diseño y el arte durante el último siglo. Gropius quiso crear un hábitat donde no solo los distintos artes convivieran, se contaminaran y se fusionaran entre sí. También apostó por eliminar (y así lo afirma en su manifiesto)
«el muro de arrogancia existente entre artistas y artesanos»,
la frontera, hasta entonces infranqueable, entre las Bellas Artes y las Artes Aplicadas.
Revista Bauhaus, publicada entre 1926-31 en Dessau. Dirigida por W. Gropius y Laszlo Moholy-Nagy hasta 1928. Ernst Kállai y Hannes Meyer hasta 1929 (Bauhaus: zeitschrift für bau und gestaltung) Ludwig Hilberseimer, Josef Albers y V. Kandinski hasta 1931.
En esta revista aparecen las voces más importantes del movimiento: los maestros de la Bauhaus, entre otros, Josef Albers, Walter Gropius, Wassily Kandinsky, Paul Klee, László Moholy-Nagy y Oskar Schlemmer, así como Herbert Bayer, Marcel Breuer, Ludwig Mies van der Rohe, Rietveld.
La información ha sido recopilada por Eduardo Almalé Artal tras rastrearla a través principalmente de bibliotecas y archivos. Los siguientes repositorios son solo algunos de ellos:
Como fácilmente puede deducirse, encajar proviene etimológicamente, de meter en cajas, como una acepción especial de embalar, es decir de introducir en una bala o fardo. Al fin y al cabo se trata de disponer o colocar objetos convenientemente en el interior de cubiertas o envoltorios para que puedan ser transportados. Pero encajar también es regular, meter en orden, ajustar o estar de acuerdo con unas reglas.
De hecho al comenzar un dibujo se encaja, se trazan las cajas que albergarán las formas o las diferentes partes que construyen la estructura general. Mediante ese procedimiento la materia se ordena, se regula y se mete en el orden del papel. Al encajar la forma, el ojo y la mano han impuesto la geometría, la medida para poder abarcarla, abrazarla y representarla.
Pero del mismo modo la arquitectura puede también encajarse y ordenarse a priori. Le Corbusier lo intento con los trazados reguladores al igual que los griegos, los egipcios, Miguel Ángel o Blondel. Le Corbusier definió el trazado regulador como una satisfacción de orden espiritual que conduce a la búsqueda de relaciones ingeniosas y armoniosas. Relaciones que han servido para hacer cosas sólidas y de utilidad, cosas bellas que lo son a causa de esas mismas relaciones. Al igual que en la música en la que el ritmo mide y unifica, un trazado regulador construye y satisface.
Ordena con proporciones matemáticas sensibles a la vista, los vínculos entre las partes, y entre las partes y el todo, garantizando la armonía que acompaña a la belleza. A fin de cuentas los trazados reguladores no buscan otra cosa que asegurar que todo encaje.
Íñigo García Odiaga. Arquitecto
San Sebastián. Marzo 2017
En esta entrada se hablaba de la importancia que han tomado las pantallas en la actual situación de aislamiento dentro de los domicilios, unas pantallas que ya no sirven solo para recibir contenidos audiovisuales de un modo pasivo, sino que además se usan para comunicarse con otras personas, de una forma interactiva. En estas semanas, la imagen más recurrente en informativos y programas de televisión es la multipantalla, fraccionada en dos o más partes y cada una ocupada por una persona.
La mayoría de los actuales «split-screens» son de la primera categoría donde los distintos espacios están claramente definidos dentro del mismo plano con bordes nítidos, casi siempre líneas, y no se superponen entre sí. En el cine este fraccionamiento se puede utilizar para mostrar en cada una de esas pantallas más pequeñas la misma acción pero desde puntos de vista distintos, con lo que el mismo espacio es mostrado desde lugares diferentes y lo que está ocurriendo en él en un mismo tiempo; sin embargo, los «split screens» se suelen usar mostrando acciones que suceden simultáneamente, pero en espacios separados entre sí; el caso más común es una conversación telefónica entre dos personajes, mientras cada uno ocupa un recinto distinto dentro de los límites de la pantalla, de hecho, ya en 1901 aparece este recurso en Are You There? Desde entonces se ha empleado en numerosas películas y una de las escenas con mayor número de subpantallas se puede ver en OSS 117: El Cairo, nido de espías, que comienza con una conversación entre el protagonista y una mujer, y según se van produciendo más llamadas, van aumentando las divisiones hasta llegar a doce ámbitos diferentes.
En este tipo de escenas los personajes no suelen mirarse entre ellos, ni dirigen su vista directamente a la cámara y por tanto, al espectador, sino que están con el auricular en el oído y mirando hacia un punto indeterminado; hay algún caso en que los personajes sí se observan unos a otros y quizás el más conocido no es diegético, ya que se produce en la presentación de La tribu de los Brady, una serie estadounidense de finales de los años sesenta muy empalagosa -puedo afirmarlo porque he visto su primeros cuatro episodios hace muy poco-, y en la que su protagonista es un arquitecto que trabaja en su casa; esta presentación ha sido copiada usando personajes tan dispares como los superhérores de la Marvel y políticos de un partido español de derechas, y establece una complicidad entre los personajes, al hacer creer al espectador que se encuentran todos interactuando en un mismo espacio, cuando en realidad se trata de un recurso conseguido con el montaje.
Evidentemente, las películas se han rodado o grabado antes que el público las vea, en la televisión los programas pueden estar siendo emitidos en directo, pero en ambos casos el espectador no puede intervenir, lo que sí ocurre en las comunicaciones realizadas a través de canales telemáticos, en los que además también hay multipantallas donde aparecen cada una de las personas que interviene en esas conversaciones.
La diferencia con las escenas antes mencionadas es que todos los participantes están mirando hacia el frente, hacia las cámaras que en muchos ordenadores están incluidas en la parte superior del marco de las pantallas; esta posición permite que estén mirando además a la cara de los otros interlocutores, de modo que sus palabras y su mensaje, sea más directo y quizás más convincente.
Si se analiza cada una de las pantallas, hay una figura humana destacada en primer plano y en el centro del encuadre, delante de un fondo doméstico, que podría equipararse al decorado de una película y que, como éste, no suele tenerse en cuenta, creyendo que lo único importante es el personaje y lo que pueda decir, algo parecido a lo que sucede con los «youtubers» de los que ya se habló en Arquitectura de «youtubers».
Estas son las nuevas imágenes en movimiento, que ya existían, pero que han tomado un protagonismo en estos momentos que quizás no vuelvan a perder.
Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, mayo 2020 Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Ubicado en el ayuntamiento ourensano de Montederramo, en plena Ribeira Sacra, el monasterio tiene su origen en la antigua iglesia de San Juan, pero fue fundado como tal en el año 1142 por Doña Teresa, hija de Alfonso VII.
Se unió a la Congregación del Císter en el año 1528, y en ese momento comienzan a realizarse importantes trabajos de rehabilitación que concluyen en el año 1607, con el grabado en el remate de la fachada de la iglesia.
A principios del siglo XVIII el monasterio entra en una espiral de decadencia que culmina con las desamortizaciones del siglo XIX, que arruinaron buena parte de su fábrica y dejaron maltrecha el resto del monasterio que se conservó, hasta que en el año 1951 es declarado Bien de Interés Cultural, siendo a partir de entonces y hasta la fecha, objeto de actuaciones de restauración de diferente índole con el objetivo de recuperar el monasterio.
Proyecto de rehabilitación
En el año 2016, el prestigioso estudio de arquitecturaBAB Arquitectos SLPelabora el Plan Director para la restauración y revitalización del conjunto, dentro de cuyas actuaciones se recogen las obras de emergencia en las zonas más dañadas para eliminar las graves filtraciones de agua que se estaban produciendo a través de la cubierta.
Además de filtraciones, las cubiertas presentaban problemas de corrimiento de las tejas de la cobertura, presencia de vegetación en la cubierta por falta de mantenimiento o problemas en bajantes y canalones.
En total, el proyecto plantea rehabilitar una superficie de cubiertas cercana a los 900 m2, dando comienzo a los trabajos en el año 2020.
Las obras en cubierta han sido ejecutadas por la empresa especializada Sergonsa y con el arquitecto Víctor Grande Nietocomo director de obra. Las principales labores a realizar incluyeron la retirada de la cobertura, desamiantado y encuentros y arrimos que presentaban las cubiertas del presbiterio, transepto, crucero y de la sacristía sobre el que se ejecutó una cubierta ventilada según el Verea System, eligiendo como cobertura final la teja curva 40×15 modelo .
La ejecución de la cubierta siguiendo los criterios del sistema Verea implica, entre otras labores, la fijación mecánica de todas las tejas cobija mediante tornillos y/o ganchos de acero inoxidable, garantizar la entrada de aire en las zonas de alero mediante la colocación de un peine perforado de acero inox., y asegurar la circulación de este aire, y por tanto su renovación, mediante su salida por la zona de cumbrera y limatesas gracias a la colocación de unas tejas de mayores dimensiones, mecánicamente fijadas a un conjunto de perfiles metálicos, y asegurando la estanqueidad de esta zona con láminas impermeables transpirables.
El proyecto partió del requerimiento de los propietarios de cubrir una de las terrazas del ático para así ganar una nueva estancia. Algo que, por protección del edificio, era imposible realizar.
Como otros encargos, detrás de pedir una habitación más con una actuación concreta, había una necesidad por descubrir y a la que dar respuesta.
¿Qué es una habitación?
El ático está situado en un edificio representativo y catalogado en el centro de València. La finca, de estilo ecléctico, fue construida a finales del S.XIX y no está permitida ninguna alteración que afecte a la fachada.
La superficie interior, de apenas 80 m2, se complementa con una superficie de terrazas de casi la misma extensión. La fachada cuenta con una serie de huecos ritmados, que bañan de luz el interior y dejan que las campanas de las iglesias del casco histórico vibren en el interior.
La distribución existente segregaba el espacio disponible sin mucho acierto, haciendo impracticable parte de los ventanales de la fachada, generando distribuidores innecesarios para la escala de la vivienda y habitaciones con una proporción disfuncional.
Los promotores entendían que la vivienda, aunque en buen estado, no acababa de responder a sus necesidades. Querían acoger las visitas de sus familiares, con lo que el ático debía acomodar a usuarios con necesidades y maneras de vivir diferentes, desde un grupo de jóvenes a una pareja de adultos.
La respuesta no fue redistribuir o techar una terraza para conseguir una nueva habitación, sino desaprender la concepción occidental de vivienda como agrupación de estancias, buscando una solución más líquida.
La estrategia de intervención busca la indeterminación pautada del espacio para posibilitar múltiples modos de ocupación y apropiación. Capaz de acomodar no un solo uso, sino muchos.
Cuando el inmueble se hace mueble
Cocina, estar, almacén, dormitorio, lavadero y baño, antes estancias delimitadas por tabiques, pasan al interior de un mueble servidor continuo.
Se elimina la compartimentación existente e inserta un muro equipado que permite caracterizar de distintas formas el espacio oscilante que queda entre él y las terrazas.
Durante el día las paredes se recogen y el espacio es abierto y fluido. Cuando es necesario, el espacio se divide y aparecen las camas para el periodo descanso.
El mueble se materializa como una cinta de trayectoria curvilínea, acentuada por la luz que inunda el ático. El tablero contrachapado fenólico se recala para mostrar su interior de abedul, invitando a ser tocado y transformado.
No se entiende el mueble como protagonista, sino como una suerte de escenografía para la vida, un marco que alienta a los usuarios a expresarse en libertad.
Después de experimentar el encierro que ha supuesto la COVID-19, vemos más que nunca la necesidad de superar la concepción de vivienda como una construcción estática, compositiva y cuantitativa, y buscar una arquitectura residencial, cercana al dispositivo, que permita movimientos y acontecimientos dinámicos, cambiantes, psicoactivos e imprevisibles. Capaz de acoger situaciones inesperadas como un largo confinamiento.
Obra: SMM penthouse
Arquitectos: Anna Solaz – Estudi d’Arquitectura + CRUX arquitectos (Raquel Sola Rubio + Alejandro García Pedrón)
Ubicación: barrio Ciutat Vella de Valencia, España
Mobiliario: Nolek Design
Constructora: Agulló Félix, ejecución de obra
Carpintería técnica: MADENTIA
Año: 2020
Fotografía: Milena Villalba + annasolaz.com + cruxarquitectos.com
· Con plazos de presentación adaptados a cada una de ellas, las convocatorias de la XV BEAU se dividen en cuatro categorías: Panorama de Obras de la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, Muestra de Investigación, Muestra de Proyectos de Final de Carrera y Muestra de Fotografía
· Entre las novedades de que XV BEAU, que estará abierta por primera vez a candidaturas de proyectos de los últimos tres años (que comprendan el periodo de estudio 2018-2020)
· Por su parte, la Muestra de Fotografía se abre a la participación del público general para mostrar la realidad de los territorios que conforman nuestra geografía, en línea con el lema de la XV BEAU: España vacía, España llena. Estrategias de conciliación
La Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo (BEAU) acaba de hacer públicas las convocatorias de proyectos participantes en su próxima edición, que se celebrará en de manera paralela en una doble sede física y una tercera sede virtual, y bajo la premisa de unir, a través de un gran evento cultural, la arquitectura y el urbanismo a la ciudadanía.
La XV edición de esta cita convocada por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, a través de la Dirección General de Agenda Urbana y Arquitectura, en colaboración con el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) y la Fundación Arquia tendrá lugar del 28 de junio al 16 de septiembre el Pabellón de Barcelona, de Mies Van der Rohe y Lilly Reich, y del 2 de julio al 23 de septiembre el Museo Patio Herreriano de Valladolid, de Juan Ribero Rada.
Comisariada por un equipo de arquitectos formado por dos estudios con ubicación en Valladolid y Barcelona: Óscar Miguel Ares, Anna Bach y Eugeni Bach, la XV BEAU reunirá las propuestas más relevantes de la arquitectura y el urbanismo españoles de los tres últimos años (2018-2020), y estará vertebrada bajo el lema España vacía, España llena. Estrategias de conciliación.
La XV edición de la BEAU nace con la voluntad de convertirse en un lugar de encuentro que trascienda el estricto ámbito de la arquitectura y el urbanismo para reivindicar tanto su valor social como cultural, así como la necesidad de respetar y cuidar estas disciplinas, y analizar y reivindicar el papel social y mediador del arquitecto.
Sobre la convocatoria de proyectos
Con plazos de presentación adaptados a cada una de las categorías, la convocatoria para la XV BEAU estará abierta por primera vez a candidaturas de proyectos de los últimos tres años (que comprendan el periodo de estudio 2018/2020) y contará con un jurado compuesto por el equipo de comisarios, el Director General de Agenda Urbana y Arquitectura Iñaqui Carnicero, la Vicepresidenta Primera del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, Marta Vall-Llosera Ferrán, y Naira Montero, arquitecta y patrona de la Fundación Arquia.
Destacados nombres de la arquitectura, el urbanismo, el paisajismo o la fotografía serán también integrantes del jurado en las diferentes convocatorias. En concreto: María Castrillo, Carmen Moreno, Alberto Veiga o los internacionales Stephen Bates y Véronique Patteeuw —Panorama de Obras de la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo—; Carolina B. García y Santiago de Molina —Muestra de Investigación —, Ignacio García Pedrosa y Ariadna Gutiérrez—Muestra de Proyectos de Fin de Carrer— así como Ana Amado y Jordi Bernardó —Muestra de Fotografía—.
En cuanto a los plazos de inscripción y entrega y detalles técnicos de cada convocatoria:
>> Panorama de Obras de la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo. Basada en criterios de pertinencia, calidad, vocación social y cultural o innovación, esta selección de obras se dividirá en las categorías: Obras Seleccionadas, Finalistas y Premiadas, así como las Seleccionadas para la BIAU.
· Fecha límite de inscripción y envío digital de obras: 14 horas del martes 9 de marzo de 2021.
· Fecha límite para la remisión de panel impreso de obras: 14 horas del viernes 12 de marzo de 2021.
· Reuniones del jurado de obras: 24, 25 y 26 de marzo de 2021
· Podrán optar a esta convocatoria los trabajos cuya fecha de finalización se encuentre entre el 1 de enero de 2018 y el 31 de diciembre de 2020
>> Muestra de investigación. Dividida en las categorías Productos, Artículos de Investigación y Publicaciones.
· Fecha límite de inscripción y envío digital de productos, publicaciones y artículos de investigación: 14 horas del martes 2 de marzo de 2021.
· Fecha límite para la remisión de ejemplares físicos de publicaciones: 14 horas del viernes 5 de marzo de 2021.
· Reuniones del jurado de Productos, Publicaciones e Investigación: 28 de abril de 2021
· Podrán optar a esta convocatoria los trabajos cuya fecha de finalización se encuentre entre el 1 de enero de 2018 y el 31 de diciembre de 2020
>> Muestra de Proyectos de Fin de Carrera, seleccionará aquellos trabajos que merecen ser destacados, formando parte de la exposición de Proyectos Final de Carrera de la XV BEAU.
· Fecha límite de inscripción y envío digital: 14h del martes 13 de abril de 2021
· Reunión del jurado de PFC: 29 de abril de 2021
· Podrán optar a esta convocatoria los trabajos cuya fecha de finalización se encuentre entre el 1 de enero de 2018 y el 31 de diciembre de 2020
> Muestra de Fotografía,Esta edición, como novedad, se abre a la participación del público general para mostrar, a partir de la colección de instantáneas contemporáneas aportadas, la realidad de los territorios que conforman nuestra geografía.
· Fecha límite de inscripción y envío digital de Muestra de fotografía: 14 horas del martes 13 de abril de 2021.
· Reuniones del jurado de fotografía: 30 de abril de 2021
· Podrán participar en esta categoría las fotografías fechadas entre el 1 de enero de 2018 hasta el momento en el que sube la fotografía al concurso
Territorio, género, sostenibilidad. La arquitectura como lugar de conciliación
Desde los planteamientos más concretos y hasta las cuestiones más genéricas —¿Se plantea de la misma manera una residencia para la vejez en la España vacía que en la llena? ¿Cómo debemos plantear los retos entorno a la vivienda en ambos contextos? ¿Cuál debe ser nuestra respuesta en cuanto al espacio público? ¿Cómo debe abordar la arquitectura conceptos que tienen significados distintos en ambos territorios?—, la propuesta curatorial de la XV BEAU reposa en una vocación integradora entre dos realidades territoriales muy diversas y dos maneras de entender la vida.
La XV BEAU tratará así de ofrecer una panorámica que contribuya al acercamiento y la reflexión sobre las capacidades de conciliación que pueden tener la arquitectura y el urbanismo respecto de las dos realidades territoriales que existen en el país; la de una España densa, dinámica y poblada; y la de otra con menor densidad, más invariable y deshabitada. Todo ello, a través de siete temáticas: Territorio, Sociedad, Sostenibilidad, Género, Demografía, Colectividad y Economía.
En este sentido, tanto en sus dos sedes físicas como en la virtual se desarrollará un programa expositivo y de actividades que se completará además con otro paralelo de conferencias, encuentros, mesas redondas y exposiciones en instituciones culturales como el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona o el Museo Patio Herreriano de Valladolid, que sumará al debate diferentes voces del mundo de la cultura.
Tanto desde el punto de vista del diseño como de la elección de sus sedes, la XV BEAU está concebida para ser una experiencia compatible con el actual contexto sanitario y las necesarias medidas de seguridad, con exposiciones desarrolladas al exterior y en contacto con el entorno; y pensada para poder adaptarse, de forma itinerante, a múltiples lugares y contextos, de manera que pueda extenderse a lo largo del tiempo y mostrar además el carácter permeable tanto en el concepto curatorial como el diseño de la propuesta.
Diseñar un edificio conlleva la toma de muchas decisiones a nivel de la experiencia del usuario. Alguna de estas decisiones puede resolverse mediante la autoimposición de reglas que hace más sencillo encontrar la solución de estos retos proyectuales. El ordenar los espacios a través de la geometría es una de estas reglas.
Si bien en un edificio de carácter privado es necesario tener un control impecable de las circulaciones, comunicaciones y relaciones entre espacios, en un edificio público es primordial. El usuario necesita saber dónde ir en cada momento, cómo moverse de una estancia a otra y dónde están situados cada uno de los usos del edificio.
Es por estos motivos por lo que para este análisis arquitectónico se han estudiado tres ejemplos de lo que significa el orden, a consecuencia de la geometría, en tres espacios públicos como son las bibliotecas. Lugares que necesitan de espacios enriquecidos por la forma para no convertirse en simples contenedores, lugares que precisan de recorridos interesantes y lugares que tienen que avivar la experiencia del usuario.
Biblioteca de la ciudad de Stuttgart, Alemania (2011) por Eun Young Yi.
Un cuadrado centrado dentro de otro cuadrado mayor resuelve la planta1. Mientras que el cuadrado mayor aloja los usos, el cuadrado interior adopta una función diferente: dar aire al edificio. Este aire viene dado a través del vaciado espacial y proporciona una gran riqueza visual además de luz y ventilación en los espacios perimetrales.
Las aristas del cuadrado menor hacen de límite y de vía de comunicación vertical, integrando en sí las escaleras que unen cada una de las plantas del edificios. Si obviásemos la ortogonalidad del proyecto podríamos vislumbrar a otro gran maestro de la arquitectura del siglo XX.
«Frank Lloyd Wright estaba fascinado con la figura de la hélice espiral, como medio de envolver y, a la vez, definir el espacio, y también como medio de transporte vertical».
Roth 1999, 531
La biblioteca de la ciudad de Stuttgart sigue la misma lógica que el Museo Guggenheim de Nueva York2. Usa una espiral helicoidal interior como linde entre los espacios de uso y el espacio abierto, en este caso, ortogonal y utilizando escaleras en vez de rampas. Y es que esta espiral cobra realmente importancia cuando su falta de volumen construido permite la comunicación visual directa entre dos puntos cualquiera del proyecto.
Book Mountain en Spijkenisse, Países Bajos (2012) por MVRDV
Este segundo ejemplo toma parte del mencionado anteriormente y modifica el uso a cada una de sus partes. Donde antes eran cuadrados ahora son rectángulos y no existe la justificación centrada de sus elementos geométricos, pero el orden que producen estas figuras consigue resultados similares.
El cambio radical que se produce es que la biblioteca deja de ser un espacio donde únicamente se mira al centro, con su consecuente comunicación visual directa, para convertirse en un espacio que mira al exterior, a la ciudad3. La zona de usos cobijada en el rectángulo interior tiene una gran importancia funcional, pero no es tanta en comparación con la función sensorial que experimenta el usuario al situarse en este perímetro para mirar hacia el límite del edificio y contemplar, a través de él, no solo el volumen que se crea, sino también lo que ocurre fuera del edificio.
«Cuando el espacio comienza a ser captado, delimitado, modelado y organizado por los elementos de masa, la arquitectura empieza a existir4.»
Ching 1982, 94.
Proyecto de la Biblioteca Pública de Setúbal, Portugal (2013) por FALA Atelier
En este último ejemplo lo que modela el espacio para organizarlo, es el círculo5.
«El círculo es una figura central e introspectiva, generalmente estable y concéntrica respecto a su entorno. La ubicación de un círculo en el centro de un campo refuerza su propia centralidad.»
Ching 1982, 39.
El círculo se convierte en la envolvente del edificio, mientras que un núcleo de escaleras tímido, rectangular y ligeramente desviado del centro geométrico es el que hace de regla para la organización interior de los espacios. Al no situarse en el centro, sino que apoya sólo uno de sus vértices, hace que la situación, coordinación y relación entre los espacios cobre protagonismo y mejore la experiencia del usuario.
Al dividir el círculo en cuatro espacios aparentemente iguales se obtienen situaciones con cualidades diferentes. Este hecho sucede, en gran medida, por la circulación y los recorridos que hacen los usuarios desde el acceso de comunicaciones vertical. En menor medida sucede por las diferentes aberturas al espacio público que presenta cada uno de los cuartos. De este modo, la geometría vuelve a ordenar el espacio y mejorar la experiencia de los usuarios en el mismo.
Ángel Granda Pérez. Arquitecto
Madrid. Febrero 2021.
2 El museo fue diseñado por Frank Lloyd Wright entre 1943 y 1956.
3 Esta mirada al exterior y este gran espacio entre la envolvente y el contenido tiene que ver con la Grandeza. En la Grandeza, la distancia entre el núcleo y la envolvente aumenta hasta el punto de que la fachada ya no puede revelar lo que ocurre dentro […] ofrece a la ciudad la aparente estabilidad de un objeto (Koolhaas 2011, 12-13).
4 Nuestro ser queda constantemente encuadrado en el espacio. Nos movemos a través del volumen, vemos las formas y los objetos, oímos los sonidos, sentimos el viento, olemos la fragancia de un jardín en flor. Es una sustancia material como la madera o la piedra, aunque es también un vapor informe en sí. Su forma visual, sus dimensiones y su escala, la calidad de su luz, todas estas cualidades dependen de nuestra percepción de los límites espaciales definidos por elementos de forma. Cuando el espacio comienza a ser captado, delimitado, modelado y organizado por los elementos de masa, la arquitectura empieza a existir. (Ching 1982, 94).
5 Caso formalmente contrario, que no opuesto, a lo que ocurre en la Biblioteca de Kanazawa Umimirai de Coelacanth K&H Architects. En esta biblioteca mencionada un espacio cuasi rectangular es alterado interiormente por un núcleo de comunicación circular desviado ligeramente de su centro geométrico.
Claes Olderburg es un escultor sueco que podemos adscribir al Pop Art y que hace cosas que no me entusiasman. Si fuera por su obra escultórica no lo traería a este blog. (Lo siento).
Pero acabo de descubrir un manifiesto suyo de 1961 (soy así de lento; mi incultura es bastísima) titulado I am for an art (Estoy por un arte, Soy partidario de un arte, Me gusta un arte, etc) que me ha llamado mucho la atención y que creo que complementa de alguna forma, y desde otro punto de vista, parte de lo que escribí el otro día sobre lo que entiendo por el supuesto arte de la arquitectura.
Comparto gran parte de este manifiesto. Muchas de sus frases no las entiendo, y otras me parecen meramente literarias (en el peor sentido de la palabra). Pero en definitiva habla de un arte real, de un arte útil, de un arte comercial, funcional, ante el que uno no babea ni se desmaya como el melifluo escritor francés del síndrome. Un arte que hace algo más que plantar su culo en un museo. Un arte que sirve para algo, que se puede fumar y que ayuda a las ancianas a cruzar la calle. No lo suscribo línea por línea. Ni siquiera lo entiendo línea por línea. Pero en su conjunto, y de una manera un tanto ambigua y vaga, veo que ese arte es también el que yo quiero. Un arte ante el que no hay que poner la voz en falsete, ni decir «sublime» ni «en tanto en cuanto», ni majaderías de esas.
Ya digo que, en vez de intentar interpretarlo línea por línea, lo que importa es el sabor de boca que le queda a uno, la impresión global.
Por si no lo conocíais, os lo trascribo. Como sé que muchos domináis el inglés os lo pongo al final en su versión original. Antes me permito traducirlo al español. (Mi inglés es malo, y algunas expresiones «raras» las he traducido literalmente. Muchas las he traducido sin entenderlas. Por favor, corregidme con vuestros comentarios).
ESTOY POR UN ARTE
Estoy por un arte que sea político-erótico-místico, que haga algo más que plantar su culo en un museo.
Estoy por un arte que crezca sin saber en absoluto que es un arte, un arte que tenga la oportunidad de partir de cero.
Estoy por un arte que se enrede él solo con las chorradas de cada día y con eso se ensalce.
Estoy por un arte que imite lo humano, que sea cómico si es necesario, o violento, o lo que sea si es necesario.
Estoy por un arte que tome su forma de las líneas de la vida misma, que se retuerza y se extienda y acumule y escupa y gotee, y sea pesado y burdo y abrupto y dulce y estúpido como la vida misma.
Estoy por un artista que desaparezca, y que reaparezca con una gorra blanca pintando señales o vestíbulos.
Estoy por un arte que salga por la chimenea como una cabellera negra, y que se esparza por el cielo.
Estoy por un arte que se vierta del monedero de un viejo cuando esté machacado por un parachoques.
Estoy por un arte fuera de la boca de un perrito, cayendo cinco historias del tejado.
Estoy por un arte que un niño lama, después de quitarle la envoltura.
Estoy por un arte que traquetee como las rodillas de todo el mundo cuando el autobús atraviese una excavación.
Estoy por un arte que se fume, como un cigarrillo, y que huela, como un par de zapatos.
Estoy por un arte que ondee como una bandera o que ayude a sonarse la nariz, como un pañuelo.
Estoy por un arte que se ponga y se quite, como los pantalones, con agujeros, como los calcetines, que se coma, como un trozo de pastel, o que se abandone con gran desprecio, como un trozo de mierda.
Estoy por un arte cubierto de vendas. Estoy por un arte que cojee y ruede y corra y salte. Estoy por un arte que venga en una lata o que se lave en la orilla.
Estoy por un arte que se enrolle y gruña como un luchador. Estoy por un arte que mude el pelo.
Estoy por un arte en el que te puedas sentar. Estoy por un arte con el que puedas hurgarte la nariz o frotarte los dedos de los pies.
Estoy por un arte del bolsillo, de los profundos canales del oído, del filo de un cuchillo, de las comisuras de la boca, de las legañas o que se lleve en la muñeca.
Estoy por el arte debajo de las faldas y por el arte de aplastar cucarachas.
Estoy por el arte de la conversación entre la acera y el bastón metálico de un ciego.
Estoy por el arte que crezca en una olla, que baje de los cielos por la noche, como un relámpago, que se esconda en las nubes y los gruñidos. Estoy por el arte que se encienda y apague con un interruptor.
Estoy por el arte que se despliegue como un mapa, que puedas estrujar, como a los brazos de tu amor, o besar, como a un perrito. Que se expanda y se contraiga como un acordeón, sobre el que puedas derramar tu comida, como un viejo mantel.
Estoy por un arte con el que puedas martillar, suturar, coser, pegar, archivar.
Estoy por un arte que te diga la hora del día y dónde está tal o cual calle.
Estoy por un arte que ayude a las ancianas a cruzar la calle.
Estoy por el arte de la lavadora. Estoy por el arte de un cheque del gobierno. Estoy por el arte del impermeable de las últimas guerras.
Estoy por el arte que asciende entre el vaho de las alcantarillas en invierno. Estoy por el arte que se quiebra cuando pisas un charco helado. Estoy por el arte de los gusanos dentro de la manzana. Estoy por el arte del sudor que se forma entre las piernas cruzadas.
Estoy por el arte del pelo en el cuello y de las tazas de té con tarta, por el arte entre los estaños de los tenedores de restaurante, por el olor del agua hirviendo para lavar los platos.
Estoy por el arte de navegar el domingo, y por el arte de la bomba roja y blanca de gasolina.
Estoy por el arte de las brillantes columnas azules de las fábricas y los signos parpadeantes de las galletas.
Estoy por el arte del yeso barato y del esmalte. Estoy por el arte del mármol desgastado y de la pizarra quebrada. Estoy por el arte de los cantos rodados y la arena movediza. Estoy por el arte de la escoria y el negro carbón. Estoy por el arte de los pájaros muertos.
Estoy por el arte de los arañazos en el asfalto, los pintarrajos en las paredes. Estoy por el arte de doblar y golpear metales y romper cristales, y tirar de las cosas hasta hacerlas caer.
Estoy por el arte de las rodillas golpeadas y despellejadas y de estar loco. Estoy por el arte de los olores infantiles. Estoy por el arte del murmullo de mamá.
Estoy por el arte del murmullo del bar, de usar palillos de dientes, de beber cervezas, de echar sal a los huevos, de insultar. Estoy por el arte de caerse de un taburete de bar.
Estoy por el arte de la ropa interior y el arte de los taxis. Estoy por el arte de los helados de cucurucho caídos en el hormigón. Estoy por el majestuoso arte de las cacas de perro alzándose como catedrales.
Estoy por las artes parpadeantes, alumbrando la noche. Estoy por el arte que cae, salpica, se menea, salta, entra y sale.
Estoy por el arte de los gruesos neumáticos del camión y de los ojos negros.
Estoy por el arte-Kool, el arte-7Up, el arte-Pepsi, el arte Sunshine, el arte de 39 centavos, el arte de 15 centavos, el arte Vatronol, el arte de la bomba-Dro, el arte Vam, el arte Menthol, el arte L& el arte M, el arte Ex-lax, el arte Venida, el arte Heaven Hill, el arte Pamryl, el arte San-o-med, el arte Rx, el arte 9,99, el arte Ahora, el arte Nuevo, el arte Cómo, el arte de Liquidación por Incendio, el arte de Última Oportunidad, el arte Sólo, el arte Diamante, el arte de Mañana, el arte Franks, el arte Ducks, el arte Meat-o-rama.
Estoy por el arte del pan mojado por la lluvia. Estoy por el baile de las ratas entre los pisos.
Estoy por el arte de las moscas que caminan por una pera pulida en la luz eléctrica.
Estoy por el arte de las cebollas esponjosas y de los vástagos de un verde intenso. Estoy por el arte de los chasquidos entre las nueces cuando las cucarachas van y vienen. Estoy por el triste arte marrón de las manzanas podridas.
Estoy por el arte de los maullidos y los ruidos de los gatos y por el arte de sus mudos ojos eléctricos.
Estoy por el arte de los frigoríficos y de sus musculares aperturas y cierres.
Estoy por el arte de la corrosión y del moho. Estoy por el arte de los corazones, corazones funerales o corazones de novios, llenos de turrón. Estoy por el arte de los desgastados ganchos de carnicero y de los barriles cantados de carne roja, blanca, azul y amarilla.
Estoy por el arte de las cosas perdidas o tiradas al volver a casa de la escuela. Estoy por el arte de los árboles de mentira y de las vacas voladoras y el ruido de rectángulos y cuadrados. Estoy por el arte de los lápices de colores y del débil gris del lápiz-plomo, y la capa granulosa y pegajosa de la pintura al óleo, y el arte de los limpiaparabrisas, y el arte del dedo en una ventana fría, en el acero polvoriento o en las pompas de los bordes de la bañera.
Estoy por el arte de los osos de peluche, de las pistolas y de los conejos decapitados, de los paraguas reventados, de las camas violadas, sillas con sus huesos marrones rotos, árboles ardiendo, mechas de petardos, huesos de pollo, huesos de paloma y cajas con hombres durmiendo en ellas.
Estoy por el arte de las flores fúnebres ligeramente podridas, los conejos cubiertos de sangre y los pollos amarillos llenos de arrugas, los bombos bajos y los tambores, y los fonógrafos de plástico.
Estoy por el arte de las cajas abandonadas, liadas como faraones. Estoy por un arte de depósitos de agua y nubes veloces y sombras agitadas.
Estoy por el Arte Inspeccionado por el Gobierno de EE.UU., el arte Grado A, el arte a Precio Tasado, el arte Amarillo Maduro, el arte Extra Imaginativo, el arte Listo Para Comer, el arte Mejor Menos, el arte Listo Para Cocinar, el arte Completamente Limpio, el arte Gastar Menos, el arte Comer Mejor, el arte Sobreactuado, el arte cerdo, el arte pollo, el arte tomate, el arte banana, el arte manzana, el arte pavo, el arte pastel, el arte galleta.
Addenda:
Estoy por un arte que cae por el desfiladero, que se cuelga de cada oreja, que se acuesta en los labios y bajo los ojos, que se afeita las piernas, que se cepilla los dientes, que se fija a los muslos, que resbala en el suelo.
Un cuadrado que se convierte en una mancha amorfa.
La versión original es esta:
I AM FOR AN ART
I am for an art that is political-erotical-mystical, that does something other than sit on its ass in a museum. I am for an art that grows up not knowing it is art at all, an art given the chance of having a starting point of zero. I am for an art that embroils itself with the everyday crap& still comes out on top. I am for an art that imitates the human, that is comic, if necessary, or violent, or whatever is necessary. I am for all art that takes its form from the lines of life itself, that twists and extends and accumulates and spits and drips, and is heavy and coarse and blunt and sweet and stupid as life itself. I am for an artist who vanishes, turning up in a white cap painting signs or hallways. I am for art that comes out of a chimney like black hair and scatters in the sky. I am for art that spills out of an old mans purse when he is bounced off a passing fender. I am for the art out of a doggys mouth, falling fi ve stories from the roof. I am for the art that a kid licks, after peeling away the wrapper. I am for an art that joggles like everyone’s knees, when the bus traverses an excavation. I am for art that is smoked, like a cigarette, smells, like a pair of shoes. I am for art that fl aps like a fl ag, or helps blow noses, like a handkerchief. I am for art that is put on and taken off , like pants, which develops holes, like socks, which is eaten, like a piece of pie, or abandoned with great contempt, like a piece of shit. I am for art covered with bandages, I am for art that limps and rolls and runs and jumps. I am for art that comes in a can or washes up on the shore. I am for art that coils and grunts like a wrestler. I am for art that sheds hair. I am for art you can sit on. I am for art you can pick your nose with or stub your toes on. I am for art from a pocket, from deep channels of the ear, from the edge of a knife, from the corners of the mouth, stuck in the eye or worn on the wrist. I am for art under the skirts, and the art of pinching cockroaches. I am for the art of conversation between the sidewalk and a blind man’s metal stick. I am for the art that grows in a pot, that comes down out of the skies at night, like lightning, that hides in the clouds and growls. I am for art that is fl ipped on and off with a switch. I am for art that unfolds like a map, that you can squeeze, like your sweetys arm, or kiss, like a pet dog. Which expands and squeaks, like an accordion, which you can spill your dinner on, like an old tablecloth. I am for an art that you can hammer with, stitch with, sew with, paste with, fi le with. I am for an art that tells you the time of day, or where such and such a street is. I am for an art that helps old ladies across the street. I am for the art of the washing machine. I am for the art of a government check. I am for the art of last wars raincoat. I am for the art that comes up in fogs from sewer-holes in winter. I am for the art that splits when you step on a frozen puddle. I am for the worms art inside the apple. I am for the art of sweat that develops between crossed legs. I am for the art of neck-hair and caked tea-cups, for the art between the tines of restaurant forks, for the odour of boiling dishwater. I am for the art of sailing on Sunday, and the art of red and white gasoline pumps. I am for the art of bright blue factory columns and blinking biscuit signs. I am for the art of cheap plaster and enamel. I am for the art of worn marble and smashed slate. I am for the art of rolling cobblestones and sliding sand. I am for the art of slag and black coal. I am for the art of dead birds. I am for the art of scratchings in the asphalt, daubing at the walls. I am for the art of bending and kicking metal and breaking glass, and pulling at things to make them fall down. I am for the art of punching and skinned knees and sat-on bananas. I am for the art of kids smells. I am for the art of mama-babble. I am for the art of bar-babble, tooth-picking, beerdrinking, egg-salting, in-sulting. I am for the art of falling off a barstool. I am for the art of underwear and the art of taxicabs. I am for the art of ice-cream cones dropped on concrete. I am for the majestic art of dog-turds, rising like cathedrals. I am for the blinking arts, lighting up the night. I am for art falling, splashing, wiggling, jumping, going on and off . I am for the art of fat truck-tyres and black eyes. I am for Kool-art, 7-UP art, Pepsi-art, Sunshine art, 39 cents art, 15 cents art, Vatronol art, Dro-bomb art, Vam art, Menthol art, L & M art, Ex-lax art, Venida art, Heaven Hill art, Pamryl art, San-o-med art, Rx art, 9.99 art, Now art, New art, How art, Fire sale art, Last Chance art, Only art, Diamond art, Tomorrow art, Franks art, Ducks art, Meat-o-rama art. I am for the art of bread wet by rain. I am for the rat’s dance between floors. I am for the art of flies walking on a slick pear in the electric light. I am for the art of soggy onions and firm green shoots. I am for the art of clicking among the nuts when the roaches come and go. I am for the brown sad art of rotting apples. I am for the art of meowls and clatter of cats and for the art of their dumb electric eyes. I am for the white art of refrigerators and their muscular openings and closings. I am for the art of rust and mould. I am for the art of hearts, funeral hearts or sweetheart hearts, full of nougat. I am for the art of worn meathooks and singing barrels of red, white, blue and yellow meat. I am for the art of things lost or thrown away, coming home from school. I am for the art of cock-and-ball trees and fl ying cows and the noise of rectangles and squares. I am for the art of crayons and weak grey pencil-lead, and grainy wash and sticky oil paint, and the art of windshield wipers and the art of the finger on a cold window, on dusty steel or in the bubbles on the sides of a bathtub. I am for the art of teddy-bears and guns and decapitated rabbits, exploded umbrellas, raped beds, chairs with their brown bones broken, burning trees, fi recracker ends, chicken bones, pigeon bones and boxes with men sleeping in them. I am for the art of slightly rotten funeral flowers, hung bloody rabbits and wrinkly yellow chickens, bass drums & tambourines, and plastic phonographs. I am for the art of abandoned boxes, tied like pharaohs. I am for an art of watertanks and speeding clouds and fl apping shades. I am for US Government Inspected Art, Grade A art, Regular Price art, Yellow Ripe art, Extra Fancy art, Ready-to-eat art, Best-for-less art, Ready-to-cook art, Fully cleaned art, Spend Less art, Eat Better art, Ham art, pork art, chicken art, tomato art, banana art, apple art, turkey art, cake art, cookie art.
add: I am for an art that is combed down, that is hung from each ear, that is laid on the lips and under the eyes, that is shaved from the legs, that is brushed on the teeth, that is fixed on the thighs, that is slipped on the foot.
square which becomes blobby
José Ramón Hernández Correa · Doctor Arquitecto
Toledo · junio 2014
Alice Constance Austin. Por un entorno más igualitario.
Alice Constance Austin fue una arquitecta estadounidense, maestra, socialista y feminista nacida en Chicago, Illinois, en el año 1862.
En 1888, la diseñadora proyectó la casa para su familia en Mission Canyon, Santa Bárbara, California. Más tarde, entre los años 1915 y 1917 desarrolla uno de sus proyectos más conocidos, una ciudad socialista ideal conocida como la Colonia Cooperativa de Llano del Río. Esta colonia se encuentra ubicada al norte de Los Ángeles cerca de Palmdale, California. Desarrolló este proyecto teniendo como referencia la tradición socialista comunitaria en Estados Unidos, el movimiento Garden City en Inglaterra y la conciencia feminista de su época.1
En este diseño experimental propuso una ciudad de casas sin cocina ya que creía que las viviendas sin cocina ayudarían a la liberación de la mujer con respecto al trabajo doméstico no remunerado y, por tanto, la dependencia con la figura masculina que había relegado a la mujer al entorno doméstico. Ese modelo de viviendas también permitía el desarrollo de espacios colectivos y públicos como comedores comunitarios y jardines de infancia en los que se podría producir un intercambio cultural y social entre la gente de la propia comunidad.
El proyecto de Austin en el que la liberación de las casas sin cocina y el desarrollo de cocinas comunitarias nunca vio la luz ayudó a abrir el camino de la investigación acerca del tema. Investigaciones contemporáneas como Kitchenless city de Anna Puigjaner2, en el que habla de los valores inculcados en torno a la pieza politizada de la cocina y el trabajo que supone dedicarse a las tareas domésticas. Un trabajo que a día de hoy sigue sin considerarse como tal.
“La Ciudad Socialista debería ser hermosa, por supuesto; debe construirse sobre un plan definido…ilustrando así de manera concreta la solidaridad de la comunidad; debe enfatizar el principio fundamental de igualdad de oportunidades para todas/os; y debe ser la última palabra en la aplicación del descubrimiento científico a la vida cotidiana, poniendo todos los dispositivos que ahorran trabajo al servicio de todas y todos los ciudadanos”.3
Con el diseño propuesto, Austin también pretendía eliminar el tráfico de vehículos privados y las compras frecuentes innecesarias para generar un ámbito más amable y apacible con la comunidad. Desafortunadamente, el proyecto de Austin nunca llegó a desarrollarse.
En general, el papel que ha tenido y sigue teniendo la mujer, nos hace enfocar los proyectos y la forma de pensar desde una perspectiva más humanista y con una mayor preocupación por el entorno y los efectos que puedan llegar a tener en la sociedad.
Con motivo de la XXII Convocatoria Becas Arquia 2021 de prácticas profesionales se ha seleccionado la figura de Alice Constance Austin para su representación y rememoración.
La convocatoria de becas tiene como fin dar a los candidatos la posibilidad de complementar mediante prácticas profesionales los conocimientos adquiridos durante su formación y contribuir al acercamiento entre los ámbitos profesional y académico, facilitando el acceso de los beneficiarios a cualificados estudios europeos de arquitectura.
La participación para la obtención de la beca se puede realizar tanto por la modalidad de expediente como por la de concurso. En tema propuesto para el concurso por la jurado (Carme Pinós), también propone repensar la ciudad y lleva por título ‘Vivir y convivir. Pensar la ciudad. Alternativas a la manzana Cerdà o no…’.
Notas:
1. Dolores Hayden, Yale University: Alice Constance Austin. Publicado en Pioneering Women of American Architecture.
2. Moisés Puente: Conversaciones con Anna Puigjaner. Publicado en Arquetipos (Mayo 2018) Giardinetto Sesions: Entrevista con la arquitecta Anna Puigjaner. Ver vídeo.
3. Alice Constance Austin: Construyendo una ciudad socialista, The Western Comrade 4, no. 6 (Octubre 1916): 17.
La ampliación de este restaurante ubicado en el centro histórico de Ferrol conllevó su reforma integral. La premisa fue buscar una imagen moderna pero que al mismo tiempo transmitiese los valores de tradición y naturalidad, al igual que los platos que han cocinado durante más de 17 años. Para ello se utilizó la madera cruda como protagonista, en forma de tablones de pino, envolviendo las paredes de los comedores y el frente de la barra. El cielo raso de listones blancos aporta la luminosidad necesaria.
En este local ubicado en pleno barrio histórico de A Magdalena, en el centro de la ciudad gallega de Ferrol, se buscó generar una nueva imagen a este negocio hostelero, modernizándolo pero sin perder la seña de identidad conseguida durante sus 17 años de historia. La reforma se amplió más allá del local original, mediante la conexión funcional con la planta baja del edificio anexo, generando un nuevo espacio de comedor, una vinoteca, y nuevas zonas de trabajo, así como la ampliación de la cocina.
La luminosidad y la calidez aportada por el tacto y color de los tablones de pino, que revisten las paredes perimetrales y el frente de la barra, dotan de una marcada identidad al conjunto, en contraste con la claridad y mesura aportada por los cielos rasos de listones de madera lacados en blanco.
Hacia el exterior también se consiguió una imagen homogénea a través del color blanco que se utilizó para pintar las carpinterías de madera existentes que, junto con las galerías de las viviendas de las plantas superiores, armonizan todo el conjunto.
La iluminación, la ventilación y la acústica contribuyen a generar unos espacios amables, sensoriales, en sintonía con la experiencia gastronómica.
Obra: Restaurante “O Pincho”
Arquitectos: as-built arquitectura (Moncho Rey – Pablo Ríos, arquitectos)
Situación: c/ María 95-97, Ferrol, Ferrol (A Coruña, España)
Superficie: 160 m²
Año: 2020
Fotografías: Roi Alonso + as-built.es
MATERIALES EMPLEADOS:
Pavimento laminado FINSA FINfloor modelo “Maderas Drift” Vintage Matt
Paredes enlucido artesanal pintado en color gris claro
Azulejos Ondacer modelo Alaska 7.5X30
Revestimientos de tablones de madera de pino aserrado acabado barniz mate incoloro
Techos listones de madera de pino lacado color blanco
Iluminación LEDS-C4
Ya está en marcha el VII Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea, que se celebrará entre los días 21 y 23 de octubre de 2021 sobre el tema
«Mirando a Oriente».
Dada la actual situación epidemiológica mundial, esta edición de los CIARC se realizará en línea.
El ser humano siempre ha orado mirando a Oriente, el lugar de donde viene la luz. El sol naciente ha dado nombre a civilizaciones muy antiguas, que si en un tiempo no muy lejano eran calificadas de exóticas, en la actualidad conforman el nuevo centro vital del planeta, tanto por población como por influencia global. Una amplia región que abarcaría desde la India hasta Taiwán, desde Mongolia hasta Indonesia. Tal vez conozcamos la arquitectura reciente de países como Corea, China o Japón, pero existen muchos otros de los que apenas tenemos noticia.
Además, en 2021 se cumplen 500 años de la llegada de los españoles a Filipinas y el comienzo de la evangelización de Asia.
La enorme actividad constructiva y urbanizadora que se ha desarrollado en esta parte del mundo durante las últimas décadas nos obliga a volver la mirada al Extremo Oriente.
¿Qué arquitectura cristiana se ha hecho allí en los últimos cien años?
El VII CIARC será una buena ocasión para descubrir aquellas arquitecturas e intercambiar puntos de vista sobre las cuestiones que en ellas se plantean.
En la página web encontraréis toda la información sobre el evento.
El call for papers estará abierto hasta el próximo 1 de abril.
En enero de 1945, EE.UU. vivía un momento crucial en su historia, que a la postre sería la del resto del planeta. El resultado de la 2ª Guerra Mundial desvió el centro económico y político al otro lado del Atlántico, a un país que había crecido rápidamente a lomos de un característico pragmatismo vital pero que carecía del bagaje histórico del que aún se presumía en la anciana Europa. Hacer de la necesidad virtud y un irreductible optimismo respecto al futuro eran las bases sobre las que aquel joven país pretendía liderar un mundo que los europeos parecían empeñados en desmontar.
Nada podía continuar igual en aquella sociedad, que proponía una nueva forma de pensar, una nueva forma de vivir y, por consiguiente, necesitaba una nueva forma de construir. En los años previos a la Guerra el debate sobre la vivienda higiénica, ética y, sobre todo, económica, había presidido los debates de la intelectualidad arquitectónica europea. La mentalidad norteamericana, particularmente en la floreciente costa oeste, estaba lejos de estas discusiones teóricas. Al arquitecto californiano se le presentaban dos cuestiones: desarrollar propuestas de vivienda accesibles que tuvieran aceptación entre el público e integrar en el sector de la construcción los avances tecnológicos que la industria había desarrollado para responder a las necesidades bélicas del país.
En este contexto se puede entender la propuesta de John Entenza, director de Arts & Architecture, que en ese mes de enero de 1945 ponía en marcha el programa Case Study Houses a través de la revista. La presentación del programa en el número 45 de la publicación incidía en la necesidad de plantear una investigación profunda en el ámbito de la vivienda para el ‘americano medio’ pero basaba su razón de ser en la estandarización de soluciones y el aprovechamiento de las posibilidades que la industria brindaba a la arquitectura. Para ello se establecía un sistema de colaboración entre las casas comerciales y los arquitectos que, a fin de cuentas, terminaban por diseñar sus edificios en función de lo que aquellas podían ofrecer.
El reto de convertir en arquitectura lo que podía parecer un insípido catálogo de materiales se puso en manos de un brillante grupo de profesionales que consiguió, en la mayoría de los casos, desarrollar propuestas innovadoras que fueron modelando una imagen muy particular, contemporánea y adaptada al entorno social y cultural del oeste norteamericano. Esta imagen superó fácilmente los gustos de este mercado local y terminó por convertirse en un icono arquitectónico. Un vistazo rápido a algunos de los modelos construidos permite entender lo actual de su planteamiento que, a pesar de su edad, sigue atrayendo al público de todo el mundo.
Las empresas que participaron en el programa se involucraron en una idea innovadora, para la que desplegaron toda una serie de avances técnicos que, a menudo, se basaban en soluciones desarrolladas para la industria bélica. Se puso especial énfasis en los sistemas de construcción prefabricada, las estructuras ligeras, los materiales conformados para facilitar su transporte y puesta en obra y el desarrollo de elementos de confort -refrigeración, iluminación, saneamiento-. El éxito de estas viviendas ayudó a una progresiva implicación de nuevas compañías que veían en el programa un buen campo de experimentación -y un inmejorable emplazamiento publicitario- y que a su vez dotaba a los arquitectos de nuevas herramientas para desarrollar sus ideas.
En cierto modo, el programa Case Study Houses es un ejemplo de cómo plantear el proceso de proyecto incorporando la idea constructiva desde la génesis de este. Un concepto muy alejado de una desafortunada manera de trabajar, que aparta las cuestiones materiales hasta que resulta inevitable abordarlas. Ese plano de detalles constructivos que se termina, deprisa y corriendo, en el último momento y que para el que se adoptan soluciones estándar, poco eficientes y en absoluto controladas se acaba convirtiendo en el gran caballo de batalla a la hora de llevar el proyecto a la realidad.
Alberto Ruiz. Doctor Arquitecto, docente e investigador.
Madrid. Febrero 2020.
Nota: La reproducción digital de la revista Arts & Architecture, conteniendo el programa Case Study Houses está disponible de forma abierta y gratuita en esta página.
Este artículo fue escrito originalmente F3 para Arquitectura
Ibsen Martínez escribió en su página un comentario sobre la recién publicada autobiografía de Mark Twain. Me identifiqué con su interés por la actitud cuestionadora de este “all american writer” sobre los usos en boga en su país y muchas otras cosas, entre ellas una que retuve especialmente sobre la crítica y los críticos.
Porque pienso que en el campo de la arquitectura la crítica establecida ha tenido un papel desorientador en el proceso de formación de un pensamiento. Actividad esta última que me gusta definir como pensamiento hacia, desde y no “sobre” la arquitectura, porque me afilio a la concepción enraizada en una parte de la filosofía contemporánea de que la arquitectura se piensa haciéndola. Y no discurriendo sobre ella, a menos que ese discurrir se refiera a su descripción o a constataciones sobre lo ya hecho en proyecto o en obra.
Y lo que hay de más utilidad en ese campo no se debe a los críticos sino a los arquitectos. No hablemos de Le Corbusier como pensador porque sería largo, pero Louis I. Kahn (1901-1974), dejó enseñanzas que siguen vigentes, y particularmente sus puntos de vista sobre los espacios “servidos y sirvientes”, de rango técnico y por ello mismo inescapables. Y si uno quisiera referirse a comentaristas con repercusión tendría que citar a Robert Venturi o a Rem Koolhaas, ambos arquitectos. Sin dejar de mencionar los aportes de Oriol Bohigas o Rafael Moneo cuya obra escrita ha abierto interesantes espacios de reflexión muy coherentes con el valor de sus edificios, casos muy ilustrativos del valor de un pensamiento que se origina en la práctica de la arquitectura.
Y hablo de “papel desorientador” porque inevitablemente la crítica, en virtud de su estrecha conexión con los intereses del marketing editorial está en cierto modo obligada a considerar en términos positivos a lo que es seguido por el consumo.
Así ocurrió en tiempos del Posmodernismo y puede uno preguntarse cuanto queda del enorme éxito de arquitectos como Charles Moore (1925-1993), Michael Graves, Robert Stern y de la obra arquitectónica de Robert Venturi, muy publicitados hace menos de veinte años. Fueron en cierta manera elevados artificialmente por la crítica, que veía en sus muy populares amaneramientos, señales de nuevos caminos para la arquitectura.
Pero vayamos a lo que dice Mark Twain:
“Creo que el negocio de la crítica, en literatura, música o teatro, es el más degradado de todos los negocios, y que no tiene valor verdadero”… “pero es mejor dejarlo estar”…”es la voluntad divina que tenemos que tener críticos, y misioneros, y congresistas, y humoristas; y debemos soportar esa carga”.
Debemos soportar que su discurso sea ajeno a la dificultad y la lucha por hacer, edificando su prestigio a partir de la sintonía con lo que ya circula. Por eso muchos críticos son tan parecidos a los políticos. Se instalan y declaran a página completa.
Me viene a la memoria el caso del crítico literario polaco-alemán Marcel Reich-Ranicki que mantuvo eso que llaman los españoles “un contencioso” con Günther Grass, a quien le negaba méritos hasta que el Nobel le abrió espacio al escritor, tal vez demasiado por cierto. No conozco los detalles de ese distanciamiento, aunque hace poco, cuando leía “El tambor de hojalata”, libro mucho menos interesante que los que Grass escribió posteriores al Nobel, llegué a pensar si a Reich-Ranicki lo que le había faltado era decir las cosas por su nombre. O lo había afectado que “El Tambor…” estaba de moda, con lo que se fue a la persona y no a la obra, algo que es muy común en todo crítico. La antipatía personal se impone, los apresan los celos, los resquemores, Y silencian.
No hace mucho escribí acerca de Fruto Vivas con motivo de su doctorado Honoris Causa en la UCV. Lo hice con aprensión porque Fruto me desconcierta. Y lo hice tratando de dejar clara una distancia sobre su discurso.
Una noche, como a las tres semanas, estaba yo en predespacho al sueño frente a la televisión y mi mujer me pasa el teléfono, es Fruto Vivas, me dice. De seguidas, luego del saludo, me agradece Fruto la nota y me insiste en que estaba por llamarme acerca de ella. Sentí una mínima incomodidad porque, repito, había sido distante y se me respondía agradeciendo los aspectos positivos que yo me había empeñado en recalcar. O sea que Fruto había pasado por alto reservas personales y se dirigía a mi visión de su obra. Se lo agradecí y aún se lo agradezco.
Y la verdad es que hay muchas cosas que me separan de esta figura mítica de la arquitectura venezolana. No las voy a detallar porque lo que me interesa hacer público hoy sobre él es otra cosa. Admiro muchas de sus obras y sobre todo su pasión por la arquitectura, incluyendo su permanente búsqueda en el mundo de los materiales y particularmente de los materiales naturales. Y también su modo de asumir la “persona” (en el sentido de Carl Gustav Jung, el rol público) del arquitecto, caracterizada por una constante presencia en la escena local, sin nunca dejar atrás su visión, su perspectiva de arquitecto.
Y digo todo esto hoy por dos razones. Primero porque estoy harto de los falsos ídolos de la arquitectura mundial y me interesa destacar lo que está cerca de nosotros, lo que se modela en las circunstancias nuestras.
Y porque en este país sin memoria irrita que la gente se muera y sea borrada del mapa. O declarada como no vigente por algún crítico. Así nos pasará a todos.
Por eso hago cortísimo homenaje a este personaje que una vez, cuando yo era estudiante y preguntaba mucho, tomó una carpeta flexible y con un ademán de prestidigitador me demostró lo que era un conoide.
Óscar Tenreiro Degwitz, arquitecto.
Venezuela, julio 2010, Entre lo Cierto y lo Verdadero
La arquitecta Fuensanta Nieto, profesora y socia fundadora del estudio Nieto Sobejano Arquitectos, analiza la progresión de la arquitecta Margarete Schütte-Lihotzky (Viena, 1897-2000) atendiendo tanto a su labor profesional como a su valentía en la etapa de la Segunda Guerra Mundial y su activismo a favor de la mujer. Su trabajo en Viena y Fráncfort, así como los continuos viajes y estancias en Rusia, China y Japón, Turquía, Bulgaria y Cuba, son determinantes para comprender la actividad de la protagonista en paralelo a la convulsa historia del siglo XX.
Entre los proyectos de Schütte-Lihotzky destacan los edificios de vivienda social, el desarrollo de equipamientos sociales –como los diseños de kindergarten o jardines de infancia– y la famosa cocina de Frankfurt, todos “dirigidos a la ayuda de la mujer” –en palabras de la conferenciante.
MARGARETE SCHÜTTE-LIHOTZKY 1897-2000
Margarete Lihotzky fue la primera arquitecta austríaca, se graduó en 1918. Internacionalmente reconocida por el proyecto de la denominada cocina de Frankfurt en 1927. Recibió numerosos reconocimientos: en 1978 al mérito por la liberación de Austria; en 1980 el premio de arquitectura de la ciudad de Viena; en 1987 la medalla Prechtl del Politécnico de Viena y en 1997 la Cruz de Honor de oro, máximo reconocimiento de Austria.
Margarete Schütte-Lihotzky tuvo una posición comprometida desde el comienzo de su carrera respecto a la sociedad y la responsabilidad de las personas que ejercen la arquitectura, posición que marcará tanto su vida profesional como personal. […] Zaida Muxí en un día, una arquitecta
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