La revista a+tretoma la serie STRATEGY, iniciada en 2010 con el objetivo de resaltar y dar nombre a estrategias y acciones presentes en los proyectos de espacio público.
Este nuevo volumen de la serie, a+t 51, llamado ACTIVATORS, incluye obras de MVRDV, Jaja, Adept, Nendo, Vaumm, Wowhaus y Ola, entre otros.
Se trata de proyectos que agregan nuevas dinámicas al espacio público a través de la incorporación de instalaciones para el ocio, el deporte o el aprendizaje lúdico.
Un índice de 85 acciones, identificadas dentro de los 13 proyectos incluidos en este número, permite analizarlas según:
– Escala de influencia: Contexto, Lugar, Objetos
– Tipo de estrategia: Ambiental, Socioeconómica, Estética.
CONTENIDOS (Inglés/Español)
Strategies & Actions. Aurora Fernández Per
Recreating a Landscape
Gilles Brusset. L’Enfance du Pli. Meyrin (Switzerland)
Collaborating with the Users
NP2F Architects. Sports Area in the Gardens of Saint-Paul. Paris (France)
Recreating a Theme
Nendo. Tenri Station Plaza CoFuFun. Tenri (Japan)
Reusing a Corridor
MVRDV. Seoullo 7017 Skygarden. Seoul (South Korea)
Pudiéramos pensar que cuando utilizamos el término conversación nos acercamos a describir lo que entendemos por diálogo, y por extensión por monólogo, pero en realidad son expresiones distantes. Tener una conversación queda alejado de impartir o imponer lógicas o desafíos duales o individuales.
Se emparenta de forma más precisa con agruparse intencionadamente para proceder a dar vueltas decisivas sobre algo, sin saber necesariamente cuál va a ser el resultado final. No en vano el latino –versare– indica movimiento, cambio, transformación. La disponibilidad a la conversación denota voluntad de adaptación, de ajuste y acomodo.
No se trata de convencer, se trata de vencer la incertidumbre mediante la apertura frente a la disposición común (de ahí que la «conversión» se refiera a cambiar de religión). Conlleva por tanto volver y devolver de manera frecuente los criterios de unos con los otros. En definitiva se trata de entrelazar, entablar vínculos aproximativos dentro de un colectivo con intereses comunes.
A menudo se concibe con cierta ingenuidad que hacer arquitectura es un acto individual. Pero rara vez es así. La arquitectura es siempre una actividad compleja, y provoca dinámicas de una diversidad tan intensa como recurrente. Por ello acudir al recurso de la conversación, activa y perspicaz, es la más atinada imagen de la actitud pragmática que se hace necesaria.
La praxis arquitectónica incide en la conveniencia de la confrontación, en cultivar y definir la actitud crítica en busca de acuerdos colectivos. La arquitectura para ser posible debe ser algo compartido, discutido y acordado por muchos. Estamos ante una disciplina, experta y útil, que atiende a intereses y objetivos múltiples.
Acudir a practicar una conversación no es sólo buscar conciertos convenientes, es sobre todo asumir que se debe abrir la capacidad de respuesta a todo aquello que haga coincidir los muchos intereses en juego. Conversar es conocer, y también reconocer, todo aquello que importa.
Hay que concluir que saber conversar llega a ser indispensable para tener éxito. Y es que tener éxito, tener una salida triunfante, se demuestra que no depende sólo de uno mismo.
Qué es lo que hacemos sino una conversación.
Sergio de Miguel, Doctor arquitecto
Madrid, diciembre 2016 Publicado en Grupo docente y de investigación para la arquitectura Grupo 4! de la ETSAM.
Revisando la obra del arquitecto Casto Fernández-Shaw, he encontrado que muchos números de su revista Cortijos y rascacielos está digitalizada y se puede acceder a ella en Memoria de Madrid. En el número tres de esa revista, editado en el invierno de 1930, se publicó uno de sus proyectos visionarios, en este caso el del Cine Monumental, del que solo se muestra en una sola página la ilustración que está al lado y el siguiente texto:
«¿Exceso de originalidad? ¿Visión del futuro?
En 1909 Bleriot atraviesa el Canal de la Mancha. En 1930 se da con facilidad el salto del Océano.
El cinematógrafo balbucea en los comienzos del siglo. Hoy habla en todos los idiomas.
Las ciudades han de transformar su estructura y adaptarla a las nuevas necesidades.
¿Es por tanto aventurado el pensar que en plazo no lejano se construirán edificios como el que presentamos a nuestros lectores?
La planta del cinematógrafo es octogonal. La máquina, colocada en el centro del edificio, proyecta la película simultáneamente en ocho pantallas que dan lugar a otros tantos sectores de público.
En estas pantallas se verá la película, desde el exterior, en determinados momentos, para atraer a los transeúntes.
Colocado el edificio en el centro de una gran plaza se llegará a él por vía subterránea y aérea. La terraza servirá para el aterrizaje de avionetas y autogiros, modernos taxis aéreos.
El suelo de la plaza quedará libre, pues un sistema de vigas puentes sostendrán el forjado del edificio.
Ocho torres, provistas de rampas y ascensores, llevarán al público a las diferentes plantas del edificio.
Este será capaz para el acomodo de 24.000 espectadores, ninguno de los cuales estará a una distancia de la pantalla, superior a cuarenta metros.»
Es interesante comprobar la esperanza que había a principios de la década de los treinta sobre el futuro del negocio cinematográfico y sus proyecciones multitudinarias, paralelo al del desarrollo de la aviación, y también que, a pesar de proyectar la misma película en las ocho pantallas, este edificio fuera un antecedente de las multisalas.
Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, agosto 2018 Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
“… por fin un libro que trae una bocanda de aire fresco a la escasa historiografía sobre la Bauhaus”.
Domus, Milan.
Durante el período entre las dos guerras mundiales del siglo XX, la Escuela de Arte y Diseño Bauhaus sentó las bases de la modernidad. Realizada junto al Bauhaus-Archiv de Berlín, esta edición actualizada celebra su centenario, reuniendo 550 ilustraciones en 400 páginas, incluyendo planos arquitectónicos y biografías de sus figuras clave como Walter Gropius, Paul Klee y Marianne Brandt. Una guía imprescindible.
Catorce años. En ese breve período entre la dos guerras mundiales, la escuela de arte y diseño alemana Bauhaus sentó las bases de la modernidad. Con ideales utópicos fue pionera en la fusión vanguardista de las bellas artes, la artesanía y la tecnología y su aplicación a otros medios y prácticas artísticas, del cine al teatro, de la escultura a la cerámica.
Esta obra de referencia es posible gracias a la colaboración del Bauhaus-Archiv/ Museum für Gestaltung de Berlín, que alberga la colección más importante hoy sobre esta famosa escuela artística. Con documentos, estudios, más de 250 nuevas fotografías, bocetos, planos y maquetas sobre las obras realizadas, nos acerca a los principios rectores y las personalidades de esta comunidad creativa idealista a través de sus tres sedes sucesivas en Weimar, Dessau y Berlín. Desde retratos informales de gimnasia en grupo hasta los dibujos de una clase impartida por Paul Klee; desde extensos planos arquitectónicos hasta un cenicero infinitamente elegante de Marianne Brandt, la colección late con los colores, los materiales y las geometrías que conforman la visión Bauhaus de la obra de arte total.
Cerca ya de la celebración del centenario de la Bauhaus, este libro es la prueba definitiva de su energía y su rigor; no sólo como un movimiento creativo pionero, sino también como paradigma de la educación artística. Allí donde la expresión y las ideas vanguardistas produjeron obras al mismo tiempo funcionales y hermosas. Este práctico volumen presenta a artistas destacados como Josef Albers, Marianne Brandt, Walter Gropius, Gertrud Grunow, Paul Klee, Ludwig Mies van der Rohe y Lilly Reich.
Sobre el autor.
Magdalena Droste estudió Historia del Arte y Literatura en Aquisgrán y Marburgo. A partir de 1980 trabajó en el Bauhaus-Archiv de Berlín y fue luego profesora de Historia del Arte en la BTU Cottbus. Ha sido responsable de numerosas exposiciones y publicaciones sobre todo tipo de temáticas y artistas de la Bauhaus.
Proyecto de reforma de vivienda S&A consistente en 90m² de espacio útil capaz de integrar: 3 habitaciones, estudio, salón comedor, baño y cocina.
El análisis de preexistencias revelaba una vivienda de autoconstrucción en el rural, ejecutada en diferentes fases, con unas instalaciones deficientes y un aislamiento de la envolvente prácticamente nulo. Junto a esta problemática, la distribución de las estancias, condicionadas por la estructura muraria existente, no cumplía al 100% con las exigencias de programa deseadas por los clientes.
Uno de los objetivos del proyecto fue el de conseguir el mayor confort posible tanto térmico como funcional; al mismo tiempo que lidiábamos con la estructura de muros de carga existentes, que condicionaba cualquier distribución diáfana. Resultando todo un reto. Es por eso que, con la finalidad de obtener una sensación de mayor amplitud y luz, se decide demoler parte de los altillos y recuperar la altura total de la vivienda, con techo a dos aguas, descongestionando las estancias y dotándolas de una escala y personalidad completamente nuevas.
Las habitaciones que conservan los altillos se convierten en dos cajas revestidas de tablillas de madera: una transcurre a lo largo del pasillo y alberga el baño, uno de los dormitorios y una sala polivalente, mientras que la segunda, acoge el acceso y ayuda a definir el espacio destinado a salón y comedor.
En un guiño a la historia de la vivienda, a partir de la cota 2,60m se preserva parte de su estructura originaria sin enlucir, y se pinta de color blanco, al igual que el resto de paramentos con el fin de unir el pasado con el presente.
Obra: Reforma integral vivienda S&A
Autor: V&BA estudio (Elena Gimeno Bayés)
Ubicación: Fornelos da Ribeira, Salvaterra do Miño. Galicia. España.
Año: 2018
Superficie Útil Total: 80 m²
Superficie Construida Total: 94 m²
Fotografía: Enrique Pereira (V&BA estudio)
Colaboradores: Maria Pintos Pavón
Constructora: Grupo Conscem + vandba.com
La app MateriaLista es un proyecto conjunto de la Universidad Europea de Madrid y el Colegio Oficial de arquitectos de Madrid.
El proyecto nace de la convergencia de dos necesidades complementarias. Por un lado, en la Universidad Europea de Madrid, bajo la dirección del profesor de construcción Luis Álvarez se viene desarrollando desde el año 2016 un proyecto integrado entre las titulaciones de Arquitectura, Ingeniería de Edificación e Informática para la creación de una herramienta informática en forma de app para móviles que sirva de herramienta de consulta y aprendizaje sobre la ciencia de materiales.
Por otro lado, la materioteca del COAM (MATCOAM, la Galería de Materiales del Colegio de Arquitectos de Madrid) quería trasladar a un formato digital y de fácil consulta el contenido existente en la exposición física de materiales de construcción la planta 3ª del Colegio.
Fruto de la unión de estos dos intereses complementarios nace la App MateriaLista.
4 apartados:
1. MAT. AREAS: constituye el apartado principal de la App. Se trata del reflejo directo en la App de los materiales de construcción que están presentes en la galería de materiales del COAM. Está organizada de manera sencilla y clara para que el usuario pueda encontrar fácilmente los distintos productos y acceder a su descripción, características técnicas, imágenes, datos del fabricante, etc…
2. FABRICANTES: en este apartado se muestran de manera ordenada los distintos fabricantes presentes en la exposición de MAT Coam. Una vez dentro de la ficha del fabricante tenemos acceso a los datos del mismo y a las fichas de los distintos materiales que tiene este fabricante.
3. EDIFICIOS: en esta sección se mostrarán obras de arquitectura actuales, relevantes e interesantes desde el punto de vistas constructivo.
4. CIENCIA DE MATERIALES: Materiales más utilizados en la construcción, en la manera clásica de los manuales de ciencia de materiales (maderas, piedras, metales, etc…). Con una amplia recopilación de sus principales propiedades ordenadas por tipo (propiedades mecánicas, propiedades térmicas, propiedades químicas, etc..). Esta sección incluye un “buscador de materiales”, mediante la selección de algunas de sus características indicando el grado de la misma. Es decir, podemos buscar, por ejemplo, un material que tenga buena resistencia a compresión, sea muy flexible y tenga un buen coeficiente de transmitancia térmica.
El usuario al que se dirige la aplicación es muy amplio:
PROFESIONALES DE LA CONSTRUCCIÓN:
* Por un lado, a todos los implicados en el campo de la arquitectura y de la construcción les servirá para encontrar fácilmente referencias comerciales concretas de materiales que pueden ser aplicados a sus obras (aislantes, fachadas, suelos, grifos, etc…) en el apartado MAT AREAS y en el apartado de FABRICANTES.
* EDIFICIOS, los arquitectos encontrarán edificios conocidos de los que podrán tomar prestadas soluciones constructivas existentes en el mercado. Por ejemplo, imaginemos que un arquitecto en su proyecto quiere hacer una fachada de chapa parecida a la del Caixaforum de Herzog y de Meuron. Consultando la ficha del edificio en la app, descubrirá que la solución de la chapa perforada es de la empresa IMARSA con la que a través de la app se podrá poner fácilmente en contacto.
* CIENCIA DE MATERIALES, por un lado ampliar y refrescar conocimientos y por otro lado buscar materiales que puedan ofrecer un rendimiento específico de cara a cumplir los requerimientos del proyecto, de la normativa, etc…
ESTUDIANTES DE ARQUITECTURA E INGENIERÍA.
* CIENCIA DE MATERIALES una excelente herramienta de ayuda al estudio en las asignaturas de construcción, especialmente en las relacionadas con materiales.
* MAT AREAS, podrán tener a su disposición de manera fácil y en una sola app toda la documentación técnica de apoyo que los fabricantes ofrecen.
PÚBLICO EN GENERAL.
* MAT AREAS, podrán buscar productos concretos para elegir y aplicar en las obras en las que estén implicados.
Esta aplicación, gratuita tanto en Android como iOS, pretende ser una herramienta sencilla e interactiva, profesional y pedagógica, muy útil para el prescriptor y el estudiante que mejorará su conocimiento en la ciencia de los materiales. Reúne en cuatro apartados todos los materiales expuestos en la Galería de Materiales con datos de las empresas fabricantes, sus propiedades y edificios en los que se han utilizado, llevando la materioteca más allá de su espacio físico.
Con más de 700 metros cuadrados de espacio expositivo en el centro de Madrid, MATCOAM es la mayor materioteca de España. De entrada libre y gratuita para profesionales del sector, permite la interacción libre con más de 1.000 materiales, al tiempo que cuenta con espacios para reuniones, ciclos formativos y las últimas tendencias más innovadoras en materiales.
El día 7 de noviembre de 2003 mi amigo Ángel Sanguino me regaló un libro publicado por la Universitat Politécnica de Catalunya titulado Aprendiendo de todas sus casas. Me lo regaló durante una comida que un grupo de amigos arquitectos hacíamos en Toledo los primeros viernes de cada mes, y a cuyos postres leíamos un artículo (de esto tal vez hable otro día).
Me lo regaló con la exigencia de que leyera en voz alta El Manifiesto de Whipsnade, de Berthold Lubetkin. A él le gustaba mucho cómo este arquitecto había sido capaz de escribir un manifiesto en negativo: Con qué elocuencia enumeraba qué cosas no era la casa que había construido para sí mismo durante sus trabajos en el zoo de Whipsnade, entre 1933 y 1935, y cómo, mediante esas negaciones, hacía afirmaciones implícitas muy interesantes.
Me exigió que lo leyera en voz alta para el general conocimiento de la peña. (Y porque sabía que mi bien templada voz de barítono es irresistible).
Leo (la tenía olvidada) la dedicatoria-jaculatoria que me escribió en el libro:
«Cuando llegue mi muerte que mi verdugo, puesto por ti, sea sanguinario». (No coment).
Como soy presa fácil del elogio, e incluso estoy dispuesto a cantar un bolero si alguien me dice que lo hago bien, me levanté y leí:
-No es una ‘Casa Moderna’, un ‘Refugio’, que, según los maestros, debería ser impersonal, inconsciente e insignificante en su higiénico anonimato; algo de lo que sólo se puede decir que está hecho de Hormigón Armado.
No es el resultado funcional directo de una venturosa elección del lugar y de los materiales; o de los hábitos digestivos o higiénicos de sus habitantes; de hecho no es una especie de mezcla de filosofía, gastronomía y estructura.
No pretende ser el último, modesto, silencioso y objetivo eslabón de alguna cadena de la tradición nórdica o inglesa.
No trata de mostrar que su planta venía determinada por alguna regla trigonométrica de las trazas de circulación de la cocina, o por algún destemplado intento de atrapar la luz del sol dentro de un rincón polvoriento, o por la longitud estándar de las vigas de hormigón armado.
No intenta probar que su diseño brotó ‘naturalmente’ de los condicionantes recibidos, como una calabaza común, una Victoria Regia o un pez abisal.
No pretende que su podio, que sin esfuerzo levanta la casa 30 cm en todo su perímetro, evitando el contacto de las paredes con la humedad del suelo, esté concebido por razones estructurales; aunque sería bastante fácil explicarlo en ese terreno, ya que es evidente que el vuelo de la losa reduce el momento positivo en el centro del vano.
No pretende que el entramado de elementos prefabricados de hormigón que soporta la cubierta, rellenos de aislante, fibra de vidrio o paneles calefactores, sea un sistema lógico o racional para construir paramentos. Ello a pesar de que los elementos horizontales del entramado reducen la altura libre de los verticales y por tanto su riesgo de pandeo, permitiendo que el espesor de los soportes disminuya. Un cerramiento realizado de esta manera no tiene por qué ser la solución más económica, lógica y racional. De hecho, otras paredes en la misma casa están construidas monolíticamente con hormigón armado de 10 cm de espesor -aislado con 4 cm de corcho, enlucidas al interior- allí donde se pretendía un efecto de solidez merecedor de un retrato familiar.
La cubierta plana no es signo de las tendencias exhibicionistas de habitantes nudistas; el baño no está iluminado cenitalmente para preservar celosamente la intimidad del usuario; los remates no están especialmente diseñados para los gatos del lugar o para sonámbulos; y el fregadero de la cocina nunca ha funcionado correctamente.
Por el contrario, el autor admite que hay, en las paredes del baño, una colección de mariposas tropicales; y que las colchas tienen pequeñas campanillas cosidas para alegrar el sueño de sus ocupantes.
El autor admite también que no ha capitulado ante los accidentes de un terreno que se le impuso; que excavó 800 yardas cúbicas de deslumbrante yeso, lleno de fósiles megalíticos, para conseguir una plataforma llana y una casa en horizontal -allí donde cualquier checo hubiera hecho una casa escalonada con cubierta ajardinada.
Confieso que algunas de las deslizantes alusiones de Lubetkin no las pillo. No soy tan agudo como Ángel. Pero me gusta, en general, cómo le lanza puyas tanto al Corbu como a la arquitectura orgánica (ah, el terreno), y cómo le quita toda transcendencia al acto de proyectar.
Pero es una falsa modestia y una falsa negación de la trascendencia, como cuando John Ford decía que él no era un artista (y hay que ver qué encuadres de cámara, qué precisas ráfagas de viento). En realidad, negando todas las cualidades, Lubetkin las quiere todas y las proclama todas. Pero me gusta su desapego, su mala leche y su humor apretujado.
En todo caso, es una buena lección proyectar una casa como hay que proyectar una casa, y nada más. Y nada menos.
José Ramón Hernández Correa
Doctor Arquitecto y autor de Arquitectamos locos?
Toledo · julio 2012
Innovación es un término cuyo significado es amplio. Referirse a la madera contribuye a especificar el ámbito de trabajo, pero no lo acta suficientemente. Existe innovación en madera vinculada a ámbitos de conocimiento consolidados. Desde la ingeniería forestal, o la mecánica de materiales a la transformación industrial o la digestión química de la madera, todos esos campos han dado lugar a innovaciones relevantísimas.
Biocombustibles, adhesivos naturales, papel o modificaciones genéticas para hacer los árboles más productivos y resistentes, modelos silvícolas y equipos para la transformación de madera… todo ellos son innovaciones en el ámbito de la madera, pero todos ellos quedan de estas notas.
Estas líneas no se refieren a esos desarrollos sino que se ocupan específicamente de las innovaciones relacionadas con diseñadores, artistas y artesanos de la madera.
En los últimos años el interés de estos colectivos en desarrollar nuevos productos con madera ha crecido y se ha hecho evidente. A ello han contribuido numerosos factores. Por una parte el hecho de que la madera sea un material natural, cálido y socialmente aceptado cuyo uso ha experimentado cierto auge como reacción frente a materiales artificiales. Por otra parte el hecho de que sea material barato y muy trabajable, sobre todo como soporte para series cortadas y para la autoproducción.
Al mismo tiempo las fronteras entre diseñadores, artistas y artesanos se han desdibujado. La diferencia entre artesano y artistas ya no es una diferencia de clase como lo fue en el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX. Entonces artista era el autor de piezas cultas mientras el artesano era el productor de las piezas propias de la cultura popular. Del mismo modo, los límites entre los diseñadores y los artesanos son confusos en la actualidad. Ahora se considera a ambos autores de piezas sin que sea relevante que la definición de esas piezas se haya alcanzado gracias al dominio e inspiración procedente de las propias herramientas de fabricación, caso de los artesanos, o de las herramientas de proyecto, caso de los diseñadores.
En definitiva estas líneas se refieren fundamentalmente a la innovación en madera, o mejor dicho en carpintería porque es más esencial el oficio y las herramientas que el propio material.
Y de entre las formas de innovación posibles, nos ocuparemos de aquellas diseñadores, artistas y artesanos. No hacemos distinciones entre cada una de las profesiones y bien podríamos incluir ebanistas, carpinteros, arquitectos e incluso algunas ramas de la ingeniería.
Todas ellas son profesiones en las que el material, el reto o las herramientas de trabajo pueden servir como soporte e inspiración para la innovación.
¿Pero cómo?
Elías Cueto, arquitecto
Santiago de Compostela, junio 2017
Conferencia dedicada al arquitecto madrileño Luis Cubillo de Arteaga (1921-2000) como parte del ciclo Maestros Modernos de la Fundación Arquitectura COAM.
Con este ciclo se quiere poner de manifiesto la importancia que el patrimonio arquitectónico contemporáneo tiene para la sociedad del siglo XXI, la necesidad de su reconocimiento social y de su mantenimiento y conservación.
Luis Cubillo de Arteaga (Madrid, 8 de junio de 1921 – ibíd., 21 de diciembre de 2000)fue un arquitecto español de la segunda mitad del siglo XX.
Participó en la construcción del poblado dirigido de Canillas, en Madrid, entre 1956 y 1963—proyecto en el que se encuentra la iglesia de Nuestra Señora del Tránsito (1958) y gracias al cual recibió una Encomienda al Mérito Civil—,y del Poblado Mínimo de Vallecas (1958) —a raíz del «Plan de Urgencia Social»— además de las parroquias de San Fernando —en el barrio madrileño de Nueva España (1970)—Jesús de Nazaret —en el de Apóstol Santiago—, San Federico —en el de Valdezarza (1968)—San Leopoldo —Puerta del Ángel (1965)—San Saturnino —en Alcorcón—o la iglesia del Seminario Conciliar Mater Dei de Castellón (1963).También se le atribuye el proyecto del edificio comercial situado en la plaza de Jacinto Benavente esquina con la calle Carretas, que se habría construido entre 1957 y 1959.Formó parte de la Constructora Benéfica del Hogar del Empleado.
Los edificios religiosos construidos por Cubillo en el contexto posconciliar eran de diseño sencillo y en ellos adquirían gran importancia las vidrieras. Según Lasso de la Vega, Cubillo representa «la sencillez en lo sagrado». Colaboró en varias de sus obras con Arcadio Blasco, quien diseñaría las vidrieras y murales de varias de sus iglesias.
Se le han atribuido influencias del neoplasticismo holandés y del arquitecto danés Arne Jacobsen en su proyecto para el poblado dirigido del barrio de Canillas.
«Todas las casas eran iguales, pero en el momento en que acabamos, empezaron a hacer barbaridades. La estética inicial era absolutamente danesa. Yo tengo por ahí un libro de Jacobsen y me divierte mucho cogerlo y ver que a fuerza de usar mucho unas ideas, acabas creyendo que son tuyas al final.»
El siguiente proyecto ha sido desarrollado en un asentamiento humano en el distrito de Ventanilla en Lima, una de las zonas más pobres de la ciudad, donde las personas aún no cuentan con servicios básicos como vías, iluminación en las calles, transporte público.
Cuando llegamos al lugar, nos dimos cuenta que la infraestructura en la que vivían había sido realizada por partes, con diferentes materiales como esteras, triplay, planchas de madera, plástico. El interior era totalmente oscuro, no contaba con ventanas, el techo estaba parchado con diferentes planchas onduladas, que debido a su mala instalación, las filtraciones de agua eran un problema grave en el invierno. Y así este modelo se repetía por miles de casos, como se puede apreciar en la foto aérea.
El proyecto se trabajó a partir de 3 etapas:
Etapa 1, Reclamation yards. Se removió y se retiró todo lo existente, lo cual permitió a la familia reciclar los materiales y venderlos por partes. Esto nace de la investigación que realizamos para un proyecto desarrollado en el 2015, sobre los reclamation yards, que trata básicamente de hacer sostenible el proceso de demolición o despiece de un edificio (que es altamente contaminante), desarmandolo por partes y venderlo, para que luego todo esto pueda pertenecer a otro edificio o uso.
Etapa 2. Ejecución del proyecto. La nueva vivienda cuenta con un área de 42 m2, fue un trabajo que se desarrolló en conversación con la familia, donde previamente a la construcción, ellos pudieron ver los planos, la maqueta de la casa, y de cómo quedaría su futuro hogar. Uno de los requerimientos importantes por parte de los clientes fue mantener el árbol en la entrada, debido a las pocas áreas verdes existentes en el lugar. El proyecto se desarrolló con mamparas que se abren hacia una terraza, orientadas hacia el Oeste, permitiendo el ingreso de aire fresco, y se diseñaron dos teatinas en la parte superior de la casa, que por inyección, el aire caliente subiría y la vivienda estaría ventilada durante el verano. Estas teatinas están orientadas hacia el norte, lo cual permite una iluminación difusa durante todo el día, permitiéndoles ahorrar en el gasto eléctrico.
Etapa 3. Donación de equipamiento. Por medio de Fundación Marte, realizamos una convocatoria de donaciones a partir de un video, en el cual solicitábamos elementos que puedan ayudar a equipar la vivienda, como la cama, la cocina, las ollas, sillas, mesas, colchas, licuadora, etc.
La convocatoria fue todo un éxito, ya que en dos días logramos conseguir todo lo necesario para la casa, gracias a la donación de solo 3 familias (A pesar de las docenas que nos escribieron para donar), esto fue un ahorro muy grande para el cliente, ya que previo a esto, el cliente estaba gestionando un préstamo para poder equipar su vivienda.
Para nosotros es una alegría poder ver la casa terminada, ya que por años hemos estado investigando como poder hacer para mejorar la calidad de vida de las personas con el diseño, a bajo coste y más aún en los asentamientos humanos, donde es súper difícil de llegar. La arquitectura es para todos y nos ha quedado claro, que con poco se puede hacer mucho.
Empezar es un gran paso, si bien en el camino, nos seguiremos encontrando con muchas dificultades, lo importante será seguir y como diseñadores mejorar la calidad de vida de las personas.
Obra: Casa en Ventanilla
Arquitectos: LLATAS
Gestión de donación de equipamiento: Fundación Marte
Equipo: Enrique Llatas, Eder Huamanrimachi, Diana Velásquez, Valeria Claros, Carla Lozano, Yeralyna Estacio, Piero Beloglio, Susana Llontop.
Ubicación: Asentamiento Humano Leandra Ortega, Ventanilla.
Área construida: 45 m2
Área libre (futuro crecimiento horizontal): 45 m2
Año de Proyecto: 2018
Fotografías: Pedro Zamalloa, Diana Velásquez, Enrique Llatas
Teaser: Pedro Zamalloa
Agradecimientos: Todas las personas que donaron para equipar la casa + llatas.com
Vivimos en un mundo globalizado donde, debido a la hiperconectividad, la información se almacena y acumula sin filtro en la red. Pero,
¿puede haber algo más detrás de una imagen que mera información visual?
¿Qué diferencia una imagen de un recuerdo o de una postal?
¿Qué podemos transmitir a través de un documento gráfico?
MOMENTUM surge como respuesta a una atmósfera en la cual la imagen queda reducida a una herramienta veloz y etérea que transmite información superficial. Ideada como una reacción frente a la increíble cantidad de inputs e imágenes sin filtro previo a las que tenemos acceso en Internet con tan solo un click, propone abrir un nuevo diálogo y volver por un momento a las referencias personales cuidadosamente escogidas que permitan ilustrar una opinión sobre un determinado tema, descubriendo nuevas conversaciones, puntos de vista o maneras de pensar.
El entendimiento de la arquitectura y el diseño de espacios como lugares para la protección y la perpetuación de la vida humana ha aparecido en repetidas ocasiones y de forma explícita a lo largo de la historia […]. En nuestra opinión, deberíamos reflexionar sobre esta condición de refugio de la disciplina arquitectónica.
¿Es el objeto primario y principal de las construcciones?
¿O aparece vinculada a los edificios de forma indisoluble?
La pregunta entonces es si la propia acción de delimitar y caracterizar espacios posibilita la aparición de refugios (en ocasiones tienen la protección como objetivo primario) o si cualquier espacio puede ser apropiado para nosotros mismos y ser transformado en un refugio mental, donde podemos encontrarnos cómodos y por supuesto seguros.
Todo esto puede resumirse en una única cuestión.
¿ Qué fue primero, la arquitectura o el refugio?
Título: Momentum II. Self, shell, shelter.
Editorial: Independiente.
Lugar: Alcalá de Henares. Madrid. (España).
Tipo de publicación: Semestral.
Idioma: Inglés.
ISSN 2531-1662–
Colaboradores: David Arredondo, Eduardo Arroyo, José Juan Barba, Zakaria Boucetta, Kim Courreges, Antonio Giráldez, Virginia de Jorge, Josep Lluis Mateo, Mafalda Mendonça, Clara Murado, Javiera Navarro, Idoia Otegui, Susana Rosmaninho.
Equipo: Alejandro Carrasco, Eduardo Cilleruelo, Laura Puchades y Ángela Molina.
Revisión: Yu Xun Emmeily Zhang + momentummag.info
La vivienda era uno de los grandes temas de la investigación arquitectónica desde los primeros años postrevolucionarios en la Unión soviética. La casa comuna se dibujaba como una de las mejores soluciones y se desarrollaba en dos vertientes: la reorganización de las viviendas existentes y la construcción de las nuevas. La primera suponía la subdivisión de las casas expropiadas y el nuevo repartimiento de las superficies a razón de unos 10m2 por persona de tal manera que en una vivienda pasaban a vivir familias diferentes (muchas veces de orígenes e intereses completamente distintos) y a compartir todos los espacios menos los dormitorios. Algo parecido a pisos compartidos donde los compañeros no se elegían, pero se tenían que aguantar indefinidamente. Las Komunalki convertidas eran la mayoría y algunas aun permanecen en el espacio ex-soviético.
La segunda variedad de las casas comunas eran de nueva construcción. Las concepciones y los proyectos se empezaron a estudiar poco después de la revolución, pues la casa comuna era el símbolo sublime del socialismo en construcción, la revolución de la vida cotidiana. La vivienda se reducía al dormitorio, todo lo demás era el espacio público: sala de estar, comedor, juegos de niños, espacio para la lectura, cocina, baño, pasillos. Con ello, el espacio (y tiempo) íntimo e individual era minimizado mientras que el espacio colectivo –con el pertinente control social- ocupaba la mayor parte de la vivienda. La casa comuna era objeto de numerosos estudios y proyectos, desde las escuelas de arquitectura hasta las asociaciones de arquitectos e institutos estatales y junto con los centros de cultura, era el tema estrella del constructivismo.
El máximo exponente de la casa comuna es sin duda el Edificio Narkomfin, edificio de viviendas para los trabajadores del Comisariado Popular de las Finanzas, construido en 1928-1930 en el bulevar Novinsky de Moscú por los arquitectos Moisei Guinsburg e Ignaty Milinis. El complejo preveía cuatro bloques: bloque de viviendas, bloque comunal con comedor y sala de deportes, jardín de infancia y patio de servicios con lavandería, secadora, garaje, etc., de los cuales se construyeron los dos primeros y una parte de los servicios. El bloque de viviendas consistía de 3 tipos de viviendas desarrolladas en el Departamento de Estandarización del Stoikom en el 1928 (arquitectos: Moisei Guinzburg, Mikhail Barsch, V. Vladimirov, Alexander Pasternak, G. Sum-Shik): las viviendas mínimas tipo F (y algunas 2F con dos habitaciones), las familiares tipo K y residencia comunitaria con habitaciones para 1 o 2 personas. El edificio no sólo fue un éxito (a pesar de inacabado) de la tipología residencial que tuvo su eco en las obras tan famosas como la Casa Bloc o la Unité d’Habitation, sino que fue también un elogio a la nueva técnica constructiva. Estructura de hormigón, fachada libre –en voladizo- aislada térmicamente, puertas herméticas, ventanas correderas. Se ensayó la prefabricación de elementos constructivos como también la disposición y dimensión de oberturas en función de la luz y de la ampliación visual del espacio interior mediante la luz. Los colores del interior tuvieron su papel para mejorar la experiencia del espacio interior y para ayudar en la orientación en los espacios comunitarios.
La primera casa comuna de la arquitectura soviética no fue un trabajo científico para buscar la nueva distribución acorde con los mínimos necesarios de cada espacio o los materiales idóneos para la nueva construcción. Se trataba de un proyecto experimental que en 1920 realizó Nikolai Ladovski, ideólogo del racionalismo, corriente del vanguardismo arquitectónico paralela al constructivismo. Como introducción para este proyecto y en relación con los problemas de la nueva concepción de arquitectura y del espacio que trataban los arquitectos en la Zhivskulptarj (Comisión para la Pintura, Escultura y Arquitectura) Ladovsky apuntó su posición:
“La técnica hace maravillas. Maravillas deben hacerse en la arquitectura. Las maravillas de la antigüedad fueron construidas a base del trabajo esclavo de las masas y lo más importante en ellas es la cantidad de trabajo. Las maravillas arquitectónicas contemporáneas que habitarán en el espacio serán construidas con una suma de arte e inteligencia y lo más importante en ellas será la cantidad de inteligencia. Es el espacio y no la piedra la materia prima de la arquitectura.”
La casa comuna de Ladovsky es un espacio complejo, con la composición volumétrica de intersección de formas, heredera del cubismo. La planta inicial, o la planta baja, es un trapezoide irregular que contiene una multitud de espacios organizados alrededor de la sala central. Las dependencias pertenecen a niveles distintos, son volúmenes y espacios separados que se organizan siguiendo el movimiento en el interior. La separación de las unidades en volúmenes (utilizado por ejemplo en las viviendas del Habitat ’67) potenciaba su percepción como espacios individuales. Al mismo tiempo la ausencia de un núcleo de comunicación comunitaria que diera acceso a todos los niveles, expandía el espacio comunitario a una red de conexiones internas y complicadas, que se fundía con el espacio privado. La forma exterior –un cúmulo de volúmenes geométricos básicos- sigue el movimiento ascendente con la diagonal pronunciada que concluye con un cohete o flecha piramidal que en la punta lleva la bandera roja.
El experimento previo a la casa-comuna fue el proyecto para el Templo de las Relaciones del Pueblo (un precursor de la casa de cultura o del club obrero) de 1919, que buscaba solucionar el problema del espacio interior desde el punto de vista de la continuidad de la percepción del usuario durante su movimiento por el edificio y hacia el edificio. El proyecto se desarrollaba en dos variantes paralelas: de una composición dinámica con volúmenes unidos unos sobre otros creando una torre con movimiento espiral ascendente o basándose en intersección de volúmenes grandes donde el dinamismo fue creado junto con la acción del usuario, con su visión y movimiento.
“El arquitecto diseña una forma añadiendo elementos que no son ni técnicos ni utilitarios, elementos que se pueden definir ampliamente como motivos arquitectónicos del emplazamiento. Estos motivos tienen que ser racionales y de servir a la básica necesidad humana –la necesidad de orientarse en el espacio.”
Estos experimentos, contemporáneos con el monumento a la III Internacional de Tatlin, evidencian la misma manera de pensar la composición dinámica, pero sobre todo fueron influenciados por el análisis y síntesis de las formas geométricas de los Proun de El Lisitsky y de los Arquitectones de Kazimir Malevich. A partir de 1920, Nikolay Ladovsky impartió clases en VKhUTEMAS (posteiormente VKhUTEIN) la escuela estatal para el arte y arquitectura, fundada el mismo año en Moscú, que englobaba las tres corrientes artísticas de la primera década post revolucionaria: constructivismo, suprematismo y racionalismo. Ladovsky era el líder de esta última, que se declaraba libre del utilitarismo de la arquitectura. Confiando plenamente en la capacidad de la técnica de solucionar casi cualquier problema estructural, el racionalismo intentaba crear espacios a priori independientes, de su materialización. A diferencia del constructivismo que utilizaba las estructuras y los materiales como elementos artísticos y expresivos, aproximando la arquitectura a la ingeniería, los proyectos racionalistas trataban el volumen, el vacío, el peso, contacto con el suelo, movimiento de la forma, del observador y del usuario.
En el VKhUTEMAS Ladovsky fundó la OBMAS –Unión de Talleres Izquierdistas- donde sistematizó su concepción de creación de las formas y formuló un método de enseñanza basado no en el estudio de lo clásico sino en el dominio de los elementos fundamentales de arquitectura. El que llamaba método psicoanalítico, se basaba en el estudio de elementos compositivos, de su análisis teórico, formal y funcional, para explorar las posibilidades de su reinterpretación para las eventuales nuevas aplicaciones. Al contrario del procedimiento clásico que estudiaba estilos y producía dibujos bidimensionales, el taller imaginaba nuevas formas y desarrollaba el lenguaje tridimensional de la nueva arquitectura. El grupo de arquitectos vinculados a Ladovsky en el OBMAS fundaron más tarde la Asociación de Nuevos Arquitectos, ASNOVA, de la que puntualmente fueron miembros El Lissitsky, Konstantin Mélnikov o Berthold Lubetkin.
Este artículo empezaba por la vivienda colectiva; de hecho empezaba por su final, con la vivienda convertida en una distopía social, la imagen que se tiende a extender a la mayoría de la construcción residencial en el espacio soviético. La intención era indagar hasta sus orígenes en unos planteamientos alejados del utilitarismo y de los cálculos del existenzminimum, buscando la solución en la calidad y la percepción de los espacios interiores. Su carácter comunitario se representaba en las conexiones y recorridos antes que en las subdivisiones funcionales. Como uno de los temas vitales en la URSS, la vivienda incitó investigaciones que acabaron creando un nuevo lenguaje arquitectónico que sin embargo llegó a materializarse sólo en una pequeña parte y en un tiempo muy reducido. Aún así, estas investigaciones son vigentes: la relación entre el espacio público y privado en la esfera individual o en la esfera colectiva; la privatización creciente del espacio público y la reducción del espacio individual hacen que los esbozos y experimentos de Ladovsky merezcan un recuerdo.
1924H. P. Lovecraft escribe La Casa Maldita (The shunned house), publicado 13 años más tarde en Weird Tales. En su texto, y como es tradicional en el escritor, se nos presenta una narración en primera persona de un personaje del que apenas podemos saber mucho más que ciertos intereses científicos, enfocados, en este caso particular, en una casa del vecindario de Providence, y motivados, en gran parte y a su vez, por las investigaciones previas que había realizado su tío, el Dr. Elihu Whipple, sobre la misma.
En la historia, los dos hombres, nuestra voz en off y su ya mencionado tío, se deslizan poco a poco más y más en los lúgubres espacios de la casa, salpicada hasta el exceso de excrementos, manchas, humedades, pestilencias, hongos, polvo, moho y demás sustancias aparentemente malsanas que parecen formar parte de la casa tanto como la madera y la piedra con la que está construida. Los diversos intentos de limpieza— a través de fumigaciones de alquitrán o azufre — que han sido realizados sobre el espacio doméstico no consiguen impedir que la aparente toxicidad que invade la casa se subsanen.
¿Qué es lo que provoca está naturaleza insalubre? En un principio, poco se conoce, y sólo hay conjeturas. Se sabe que sus distintos residentes o han fallecido o han enfermado de una extraña enfermedad, similar a la anemia. A la luz de estos acontecimientos, surgirá en el barrio una leyenda en torno a la casa: que, bajo la misma, enterrado en su subsuelo, yace un vampiro que succiona la sangre de todos aquellos que moran allí.
El ansia de conocimiento, de desvelar lo que realmente se esconde tras la superficie de la casa, lanzará a los dos investigadores de lo extraño —aficionados a lo esotérico y lo paranormal, pero con estudios universitarios — a ocupar la casa durante una noche, gracias al apoyo de su dueño, que durante años ha visto cómo alquilarla es cada vez más difícil. Nuestros protagonistas irán cargados con diversas herramientas e instrumentos científicos para la lucha paranormal, con los que, si fuera posible, puedan “destruir el mismo horror de la casa”. Lo ocurrido en esa noche pasará factura para siempre al protagonista, que verá cómo su tío es licuado y absorbido por “una anomalía” hasta hacer de él “un demonio y una multitud, un matadero y una procesión”: una masa viscosa formada a su vez por todos los habitantes de la casa — descripción similar a la que ofrece el monstruo de la película The Blob.
Viéndose incapaz de detenerlo, nuestro héroe sin nombre huye de la casa hasta la mañana siguiente; regresa para entender y enfrentar qué ha pasado. Entendiendo que la monstruosidad había surgido desde los hongos del suelo del sótano, comienza a cavar, primero hincando su pala sobre dichos hongos, de los que fluirá “un viscoso zumo amarillo”, hasta dar con una pieza extraña: un cilindro de superficie semitraslúcida y vidriosa, cercana a la gelatina,
“algo semejante a un gigantesco tubo de chimenea doblado cuya parte más gruesa mediría dos pies de diámetro”.
El narrador entenderá que eso, y no un vampiro, es lo que provoca todas las anomalías de la casa. Dispuesto a destruirlo, verterá seis garrafones de ácido sulfúrico sobre él provocando un incesante humo amarillo que afectará a toda la ciudad de Providence. Después, la normalidad se establecerá entre las paredes de la casa: “uno de los terrores más ocultos de la tierra había desaparecido para siempre, y si hay infierno, al fin había ido a parar a él el alma diabólica de un ser maldito”.
La arquitectura ha sido exorcizada.
El mismo año que el protagonista del cuento de Lovecraft destruía el enigmático mal que asolaba la casa, hasta volverla apacible y llena de nueva vida, el principal ideólogo de la arquitectura moderna, Le Corbusier, presenta la primera versión de su radical propuesta urbana: la Ciudad Radiante, un conjunto destinado a modelar la nueva urbe: limpia, clara, de geometría sencilla y blanca, llamada a sustitutir la vieja ciudad de París, demasiado desordenada y sucia para el hombre nuevo que aspira a diseñar el siglo XX.
La historia de la modernidad, por aquellos tiempos, es la lucha contra las sombras y la oscuridad. La arquitectura de Le Corbusier, de vidrio, acero y hormigón, anuncia una arquitectura que ha de sanar no sólo el espíritu, sino el mismo cuerpo, que pasará a ser el gran terreno de combate, como darán muestra el establecimiento de sanatorios antituberculosos por todo el continente europeo tras la Primera Guerra Mundial, y que, también en 1924, Thomas Mann describiría en La montaña mágica.
Antes de ello, la arquitectura no ofrecía las condiciones necesarias: lúgubre, mal ventilada, llena de polvo, miasmas y ácaros; el hogar tradicional es un nido de enfermedades para sus habitantes, que viven contaminados, incapaces de mantenerse sanos. La arquitectura es tóxica, y la nueva industria material y los nuevos espacios, con ventanas más grandes, más sol y mejor ventilación, permitirá establecer garantías de unas mejores condiciones sanitarias.
La blancura de la arquitectura, de sus paredes, tendrá entonces una función determinada: mostrar la limpieza de los espacios, garantizar que no hay ni manchas, ni humedades, ni polvo. De la misma manera, la geometría esencial y simple de la arquitectura de Le Corbusier y demás modernos, ofrecerá un mundo mucho más plano y superficial, que impida la presencia de espacios pequeños o recovecos donde la suciedad se pueda acumular.
En este sentido, Will Wiles en su texto El rincón de Lovecraft y Ballard, publicado en español en Arquine y, previamente y en inglés en Places Journal (The Corner of Lovecraft and Ballard), da cuenta de cómo Lovecraft usará el rincón, la esquina de la casa doméstica, como una fisura: si es allí donde el polvo y la suciedad encuentran su espacio, será través de él que lo inhumano, lo siniestro y el horror se podrán colar desde las más oscuras dimensiones del cosmos en la apacible normalidad del hogar. Así, y para evitar que este otro mundo material invada la apacible vida del hombre que aspira a enaltecer su espíritu, la modernidad, centrada si se quiere en la figura de Le Corbusier, actuará como el héroe de la novela de Lovecraft: destruyendo lo insalubre con violencia, si es necesario.
Será ésta la razón por la que ma arquitectura moderna atacará el rincón, “el más sórdido de todos los paraísos” en palabras de Gaston Bachelard1, como uno de sus principales enemigos:
“hábitat visible de microorganismos invisibles que podían causar enfermedades e incluso la muerte”.
En el nuevo mundo que apenas empieza a comienzos del siglo pasado, urge reivindicar un mundo sin esquinas, de superficies lisas y más higiénicas:
“en lugar de la vieja mirada exagerada, la moda casera del comienzo del siglo XX ofrecía materiales más ligeros, más fáciles de limpiar, incluyendo mimbre, metales y vidrio, que habría sido rechazado como demasiado frío y estéril en el hogar victoriano (…) El cuarto de baño de azulejos blancos y cocina esmaltada; la sala de estar amueblada con suelo de parqué, alfombras, escasas cortinas, paredes pintadas, sin molduras y muebles desgastados y el escaso uso de artículos decorativos, todo eso rindió tributo a las nuevas normas sanitarias”.2
¿Tienes una idea de negocio en el ámbito de la Arquitectura?
A partir del 1 de Febrero de 2019 podrás inscribirte en la V convocatoria de la Beca Arquia de Emprendimiento e Innovación en Arquitectura 2019para la adjudicaciónde una beca destinada al desarrollo de un proyecto de negocio en el Vivero de Industrias Creativas Factoría Cultural en Matadero Madrid. El proyecto puede abarcar cualquiera de los campos de la profesión de arquitecto.
La beca pretende fomentar la cultura del emprendimiento, apoyar la creación de iniciativas empresariales, e impulsar la innovación en ámbitos relacionados con la Arquitectura, como motor de crecimiento económico. Asimismo, se intenta ofrecer a los candidatos, conocimientos y herramientas que complementen su formación académica, y dar impulso a nuevos proyectos emprendedores surgidos a partir de valores como el esfuerzo, el empuje y la innovación.
Criterios de evaluación.
Proyectos con gran potencial que deben cumplir los siguientes criterios:
· Originalidad de la idea de negocio: ha de ser una idea creativa e innovadora que aporte un nuevo enfoque de trabajo y que contribuya de manera significativa en el ámbito relacionado con la arquitectura.
· La idea de negocio deberá contar con una estructura clara, ordenada y legible, y estar basada en una oportunidad de mercado con potencial suficiente de monetización.
· Modelo de negocio innovador con alta capacidad de generación de valor y un gran potencial de crecimiento.
· El proyecto deberá permitir una inserción viable en el mercado: objetivos claros y realistas, definición de estrategias y recursos necesarios para llevarla a la práctica, una planificación estudiada y un presupuesto detallado.
· Capacidad y liderazgo del emprendedor o equipo emprendedor: se deben poseer unas cualificaciones y conocimientos sólidos y se han de demostrar competencias para llevar a cabo el proyecto con éxito.
· Podrán optar a la beca aquellos arquitectos titulados en alguna de las Escuelas de Arquitectura del territorio español o equipos pluridisciplinares, integrados mayoritariamente por arquitectos, con una idea de negocio viable, creativa e innovadora.
La beca incluye una subvención de 7.000€ y la matrícula para una plaza en el Vivero de Industrias Creativas Factoría Cultural en Matadero Madrid durante un periodo de seis meses. Además de los servicios y recursos de Factoría Cultural, la Fundación Arquia pone a disposición del arquitecto becado, un asesor de reconocido prestigio en el ámbito de la gestión del desarrollo profesional en la Arquitectura que tutorizará el proyecto mediante sesiones presenciales y on-line.
¡Inscríbete antes del 1 de Abril de 2019 a las 12h del mediodía!
Puedes consultar las bases de la convocatoria y obtener más información en el apartado correspondiente a la convocatoria actual en nuestra web y AQUÍ.
Rehabilitación de nave industrial y cambio de uso como asociación cultural en Móstoles.
La ejecución de la obra suponía la rehabilitación de una nave industrial de 940 m2 en Móstoles (Madrid) y su cambio de uso para acoger una asociación cultural y deportiva destinada a jóvenes estudiantes.
El proyecto de rehabilitación mantiene la sección de la estructura existente y su apariencia industrial, pero introduce dos elementos nuevos que funcionan como identificadores para el usuario, referenciándolo tanto fuera como dentro del edificio: desde el exterior, se destaca la nave de su entorno industrial mediante la superposición de una fachada ventilada de planchas dentadas de aluminio, con un sistema de contraventanas perforadas y regulables que permite mostrar un carácter completamente cerrado o abierto al público.
En el interior, THE BOX, una gran caja de madera (tableros OSB) recoge el programa servidor de la asociación: comunicación, vestíbulo, aseos, almacenaje e instalaciones. Dicho elemento unifica los diferentes programas a los que da acceso y servicio a lo largo de las cuatro alturas del edificio: pista de juegos, salón de actos, capilla, aulas, sala de reuniones, despachos, etc.
La diversidad de espacios y usos tienen en común un carácter unitario de acabados y líneas neutras (solado continuo de hormigón y cerramientos ligeros, blancos, transparentes y translúcidos) en contraposición con la intensidad y pregnancia de los tableros de virutas del núcleo.
En el espacio a doble altura, que funciona como lugar de encuentro entre usuarios y visitantes así como de pista de juegos espontánea, THE BOX se hace aún más presente, dotando a la asociación de una identidad propia vinculada a su nuevo uso cultural.
Obra: Rehabilitación de nave industrial y cambio de uso como asociación cultural en Móstoles, Madrid
Año: 2017
Arquitectos: Arenas Basabe Palacios Arquitectos (Enrique Arenas Laorga, Luis Basabe Montalvo, Luis Palacios Labrador)
Arquitectos Técnicos: Yolanda García
Estructura: gv408
Instalaciones: Ingeninsa
Constructora: Ecay
Localización: Paseo de la Herrería 3, Móstoles, Madrid.
Superficie: 940 m2
Fotografía: Imagen Subliminal (Miguel de Guzmán + Rocío Romero) + arenasbasabepalacios.com
Atlas de Teoría(s) de la Arquitectura es una muestra visual sobre diferentes modos de ver el arte de construir. Es una exposición en plural, puesto que no hay un sólo modo de concebir qué es la arquitectura, cómo se hace y cómo debe entenderse.
La arquitectura, como cualquier disciplina, desarrolla su teoría en palabras; pero, conjuntamente, es capaz de pensar en imágenes. Ya en el Renacimiento, cuando los humanistas se decidieron a ordenar el saber sobre el arte de construir, optaron mayoritariamente por mezclar palabra e imagen en sus tratados. La imagen ocupaba la fisura existente entre el idealismo de la palabra y el realismo de lo presente, sin confundirse con ninguno. Pero,
¿qué hace la imagen a la teoría?
En tanto forma de producción cultural,
¿puede proponer a través de edificios o ciudades la visión significante de un mundo nuevo y mejor?
Atlas de Teoría(s) de la Arquitecturaes una muestra visual sobre diferentes modos de ver el arte de construir: diversos modos de concebir qué es la arquitectura, cómo se hace y cómo debe entenderse. Cada generación de arquitectos ha necesitado reescribir la historia desde su propio presente y, en consecuencia, también desarrollar su propia teoría —que, como un fantasma, se le presenta de urgencia una y otra vez—. No hay teoría sin historia pero, como atlas de imágenes, la exposición prefiere rastrear clasificaciones alternativas a la sucesión temporal. Porque la teoría de la arquitectura se conforma, en realidad, como una multiplicidad de teorías de la arquitectura que se conectan, a su vez, por una multiplicidad de relaciones históricas.
En una suerte de Wunderkammer, cuarto de maravillas o gabinete de curiosidades, la exposición reúne más de cincuenta documentos originales cedidos por el Canadian Centre for Architecture y la Biblioteca de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid: grabados de Piranesi, Palladio o Cesariano; montajes de Peter Eisenman; presentaciones de proyectos de Le Corbusier, Gunnar Asplund o Karl Friedrich Schinkel; dibujos conceptuales de Aldo Rossi o John Hejduk; proyecciones singulares de James Stirling o Auguste Choisy; mensajes publicitarios de Cedric Price o Bernard Tschumi; posters de Daniel Libeskind; levantamientos arqueológicos de Le Roy o Hittorff; o utopías urbanas de Scamozzi o Frank Lloyd Wright. El atlas de imágenes traspasa las páginas de tratados, libros o revistas para adentrarse en proyectos ideales, audiovisuales, comisariados y performances.
En su afán de acumulación, Atlas de Teoría(s) de la Arquitecturacuestiona algunos aspectos del estado presente de la arquitectura, periodo que algunos consideran ahogado en un torrente de imágenes. El arquitecto, como cualquier usuario, tiene a su alcance un repositorio aparentemente ilimitado de imágenes con solo teclear en el navegador. Dispone de redes y plataformas para compartirlas, para crear y administrar colecciones y tableros. Basta un clic para que un algoritmo localice cientos de ejemplos de apariencia similar. Un proceso de acumulación y fragmentación de gran complejidad que, paradójicamente, no está llevando a un enriquecimiento de nuestra cultura visual. Más bien parece que estamos sugestionados, afectados por una suerte de miopía. Hay quien ha llegado a afirmar con ironía que en la actualidad
«la forma sigue a la imagen».
«Pero ver no es nada: discernir lo es todo; y la ventaja del hombre sublime sobre el mediocre es elegir mejor lo que le conviene».
Ante este horizonte,
¿no es esta afirmación de Milizia más contemporánea que nunca?
Así, esta exposición (que incluye también proyectos audiovisuales, comisariados, performances…) plantea la arquitectura no como un arte o una técnica acotada a las construcciones funcionales para la vida humana, sino que incluye también el conjunto de edificaciones que se quedaron en fase de proyecto o incluso aquello que se diseñó sin aspiración a convertirse en realidad.
El Círculo de Bellas Artes ha editado un libro a propósito de esta exposición que reúne textos de, entre otros, Philip Ursprung, Hanno Walter Kruft, Juan Miguel Hernández León, Davide Tommaso Ferrando, Léa-Catherine Szacka o Rodrigo de la O (comisario de la exposición y coordinador del volumen). El libro lleva asociada una herramienta informática de navegación intertextual.
Por otra parte, el ciclo Los lunes, al Círculo ha organizado una serie de conferencias que complementan la muestra y en las que escucharemos a pensadores, artistas, intelectuales y especialistas en arquitectura.
Atlas de Teoría(s) de la Arquitectura
Fecha: 14.02.2019 > 26.05.2019
Horario:
Martes a domingos 11:00 > 14:00 – 17:00 > 21:00
Lunes cerrado
Sala: Sala Goya
Comisariado: Rodrigo de la O Cabrera
Organiza: Círculo de Bellas Artes
Dos cosas me quedaron grabadas de una lectura adolescente de El Diablo, obra de Giovanni Papini (1881-1956) que le produjo a su autor algunas dificultades con el mundo eclesiástico. La primera, que el mayor éxito del espíritu malo es hacernos creer que no existe; la segunda la portada de esa edición, la cara delDiablo pintada por Miguel Ángel en su Juicio Final, asomando entre llamas y negruras en la esquina inferior derecha de esa Obra Maestra.
Hoy me afilio más bien a la idea formulada por Carl Gustav Jung de que todos tenemos un lado luminoso y uno oscuro. El diablo está allí, en nosotros mismos, podríamos decir en tono simple, no afuera. Ya no lo buscamos en las brumas infernales.
Un diablillo que hace de las suyas en todo ser humano es el de la Vanidad. Que parece muy característico, por cierto, del mundo de los arquitectos. Pocas cosas pueden estimular más la vanidad que ver hacer realidad un edificio que ha nacido de unos esquemas hechos en la intimidad entre el papel (o la computadora) y el autor. Ver que se le destina mucho dinero, que se suman a su realización diversas disciplinas y técnicas y que, finalmente, se entregan a la tarea de construirla decenas, centenas y hasta millares de hombres.
El Poder político participa de esa vanidad. Cuando es autoritario siente debilidad especial por las grandes construcciones, a menos que la vanidad, como en el caso venezolano, consista en repartir dólares rentistas que no provienen de una economía productiva. Los dictadores quieren dejar huella de su paso a través de la arquitectura, pero es también cierto que todo régimen, democrático o no, pone en práctica el principio que ya una vez mencioné en esta página, de que todo programa político se manifiesta en el dominio construido.
Desde el punto de vista del Poder, pues, unos Juegos Olímpicos traen como consecuencia natural hacer edificios que quieren ser vitrina de unos recursos económicos, humanos y tecnológicos. El régimen chino no podía ser ajeno a ese impulso.
Pero no buscó el Estado chino a las personas, los talentos, formados por su Revolución. No los buscó en su propio pueblo que debía estar, luego de sesenta años de exaltación de los valores locales, ampliamente capacitado para hacer la tarea, Lo buscó en la espesura capitalista. Y así borró para siempre de su historia el lenguaje maniqueo “revolucionario” que una vez fue estandarte de su política y que hoy se usa con desparpajo entre nosotros. Nombres provenientes de la madre del “imperio” (Foster, inglés) o de la cuna del capital planetario (Herzog & De Meuron, suizos), de la nación que una vez fue refinado ejemplo del más rancio colonialismo (Koolhaas, holandés), o del enclave británico en Oceanía (PTW Architects, Australia) que, sin duda hicieron muy bien su trabajo en asociación con el sistema de Institutos de Arquitectura que funciona en China. No hay ningún nombre estadounidense, había que salvar determinadas apariencias.
O sea que la vanidad del Estado revolucionario termina dándole un aval irrefutable al Star System, al tráfico del éxito planetario. Y reconoce el fracaso del Estado totalitario que, además, recurrió para estas obras al enorme capital privado chino.
¿Y la vanidad de los arquitectos?
Cualquiera de los nombrados hubiera ganado en prestigio si declina los encargos a partir de la crítica a una situación política que sólo parece sostenerse en el contexto de una nación que por siglos ha sido víctima del vasallaje. Como lo ilustra Kafka en la historia del emperador cuyo mensajero cruza muros y recintos que llevan hacia otros muros y recintos hasta encontrar su muerte o el olvido. Pero esos arquitectos buscan el éxito y no el prestigio. Su interés no está en cultivar una visión integral del mundo y sus contradicciones, o del simple ser humano. Lo contrario, hablan del futuro de las ciudades a partir de Singapur, de Honk Kong o Shanghai, donde tienen contratos. Echamos de menos en ellos el deseo de entender con profundidad la realidad tal como lo intentaron los arquitectos que fundaron la modernidad. Porque si exceptuamos a Koolhaas, que ha hablado mucho, su discurso es filosofía de segunda con ropaje técnico, o postmoderno según convenga. En resumen, en todos ellos la vanidad hace de las suyas, y no aguantan, para decirlo en criollo, dos pedidas. Además, en estos tiempos se piensa que renunciar al espectáculo ofrecido en bandeja de plata es insensatez. Se niega la existencia del diablo, o del diablillo privado. No existe.
Un lector me escribía diciéndome que le importaban los edificios sin preguntar demasiado sobre lo que le dio origen. Tal vez eso puede tener todo el sentido del mundo cuando vemos al edificio lejos en el tiempo o deseamos “opinar” en clave light. Porque todo edificio pertenece a una historia y nos habla de ella, allá nosotros si lo escuchamos. Y además, el arquitecto mismo, en el momento del encargo, enfrentado a un cliente, indaga sobre antecedentes, motivaciones, sobre las condiciones que determinarán su trabajo. Y decide en consecuencia. A menos que se trate de un juego de intereses en el cual el cliente no tiene cara visible sino dinero o Poder y el arquitecto sea en realidad una corporación sin rostro pero con habilidades que son su marca de fábrica. Y avidez de dinero. Eso es lo que está pasando en el mundo de la gran arquitectura globalizada: es un escenario donde la identidad es un estilo, una firma, que se ofrece al mejor postor.
Y uno se pregunta si esa es la única vía para un mundo globalizado en lo económico y fragmentado en lo cultural. Con tantas desigualdades que convierten a Beijing en una vitrina inalcanzable. Como nos ocurre a los venezolanos cuando miramos hacia nuestros “módulos” de Barrio Adentro, nuestras tristes Escuelas, derruidos hospitales, perversas cárceles y los edificios públicos que nunca se terminan o se terminan mal, como todas las instalaciones deportivas recientes. Y eso luego de diez años pletóricos de dólares y palabras.
Vistas así las cosas, y no desde la posteridad neutral, uno echa de menos algún NO con consecuencias, alguna capacidad para derrotar la vanidad en nombre de los viejos y desgastados principios.
Óscar Tenreiro Degwitz, Arquitecto.
Venezuela, agosto 2008, Entre lo Cierto y lo Verdadero
Al entrar en el Museo Universitario del Chopo aparecen tres pequeñas casas. Decimos casas porque las reconocemos como tales: unos volúmenes de madera con cubiertas inclinadas de un aspecto pintoresco, propio de los dibujos de lo que para un niño podría ser una casa. Su concepción, sin embargo, dista por completo de los cánones de la arquitectura: su tamaño es escaso, su espacio interior casi mínimo como para poder desarrollar en ellas alguna actividad y apenas caben unas pocas personas — entre dos y cuatro — ; en resumen, distan mucho de ser funcionales.
La primera — la Casa de Alicia — tiene dos puertas, una en cada extremo de la casa en una simetría espejada; cada puerta da acceso a una escalera al final del cual aparece una pequeña ventana — o puerta, según se mire — . Remitiendo al texto de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas, desde la escalera se juega la perspectiva: el acceso generoso de la puerta se reduce conforme asciende hasta que el espacio es tan pequeño como lo era la casa del conejo blanco para Alicia después de que esta se comiera ese dulce — “Eat me” — que le permitía hacerse gigante. Junto a ella, una segunda casa, con una planta de cruz y dos puertas de acceso, una enfrente de otra, permiten entrar a un lugar donde corre el viento de forma cuanto menos singular: de dentro hacia afuera: seis ventiladores impulsan el aire al exterior, haciendo que dentro del espacio siempre habite una generosa y fresca corriente. Por último, una casa, que recuerda a construcciones propias de zonas tropicales, aparece sólo habitada por agua: llueve dentro pero no se trata de goteras: ésa es la idea original, invertir la clásica relación de refugio interior frente a las inclemencias, trasladadas ahora al cálido interior e impidiendo que nadie pueda entrar, al tiempo que el olor a madera mojada impregna de forma cálida y por completo la atmósfera en torno a ella.
Tres casas “de cuento” imaginadas por el escultor japomexicano Kiyoto Ota, nacido en Sasebo, Nagasaki, en 1948 y profesor en la FAD-UNAM, quien, como apunta al describirlas no son casas sino que son como esculturas, o en todo caso, esculturas que, en nuestra memoria infantil, se nos muestran como casas. Estas tres mismas casas se completan en la exposición con otras tres piezas que pertenecen a su serie Úteruz, desarrollada desde 2006, y que permite establecer de forma más clara las intenciones buscadas por Ota: a medio camino entre el nido, el huevo o el útero, esta serie nos muestra unas construcciones realizadas en maderas como encino, pino y cedro que invitan a experimentar con los sentidos en un esfuerzo por crear un lugar — que no espacio, en las propias palabras del escultor — cálido y acogedor que recuerda al útero materno.
Como respuesta, las tres casas extraordinarias se antojan más extrañas y menos acogedoras: permiten acceder a ellas pero no pueden ser habitadas por mucho tiempo: o son demasiado pequeñas o demasiado incomodas o ya tienen su interior ocupado: son “contraúteruz”, refugios que niegan esa condición de refugio.
“No son lugares”,
nos dice.
Pero las construcciones de Ota, vistas no ya desde el campo de la escultura, sino desde la arquitectura, ofrecen una lectura radical e interesante, incluso más allá de las pretensiones de su autor: la de devolver a la arquitectura su capacidad de crear nuevos mundos posibles, no necesariamente funcionales o utilitarios, sí mucho más mágicos, propios de un universo infantil que años de disciplina han relatado al olvido y que nos recuerde que eso de la arquitectura no es sino esa cosa de organizar componentes materiales para construir con ellos nuevos sentidos sobre la realidad.
Ya está aquí la 9ª Edición del curso online de Identidad Digital para arquitectosorganizado desde el siempre activo blog de Stepienybarno y que se desarrollará entre el 4 y el 15 de marzo de 2019. Como bien sabéis, se trata de un curso hecho por arquitectos para arquitectos, de hecho, es el único curso online sobre estrategia empresarial y comunicación online, dirigido específicamente a nuestro sector.
¿Quieres mejorar tu visibilidad y aumentar tus posibilidades laborales? ¡Este es tu curso!
Y como nuestros amigos, Agnieszka y Lorenzo (Stepienybarno), os lo quieren poner fácil, nos han facilitado tres entradas gratuitas para el IX Curso on line de Identidad Digital para arquitectos que organizan y que sortearemos entre vosotros lectores. El procedimiento, es muy sencillo y de sobra conocido por todos vosotros, se trata de escribir un comentario definiendo en una frase lo que se podría entender, en vuestra opinión, por Identidad Digital.
Espacio de trabajo, taller y exposición (y vivienda escondida).
La premisa era reformar una vivienda en hilera de los años 20, catalogada como “de pobreza reconocida”, con un presupuesto reducido y sin modificar su carácter en el exterior. Tiene un jardín delantero y otro trasero.
La idea era montar ahí un espacio de residencia para artistas / vivienda para un autónomo multitasker.
El proyecto necesitaba un espacio versátil donde poder trabajar con herramientas duras (soldadores, radiales, polvo, pintura.. ) y a su vez ser capaz de transformarse en pocas horas para convertirse en espacio público de exposición u oficina donde recibir clientes. Dada la planta reducida (de 6x7m), se decide dejar libre el mayor número de m3 posibles dedicados a este fin. Para ello, se condensa y esconde el resto del programa tras un muro blanco con aperturas que sirven al espacio libre público.
En planta baja: un gran almacén con una puerta de 3m de alto (para poder guardar casi cualquier cosa y esconder el desorden) que se cierra automáticamente mediante pesos y poleas, una puerta a un aseo, tres pequeñas aperturas para un proyector, almacenamiento y vistas, y una puerta (algo elevada) que da paso a la zona privada del proyecto.
La parte privada del espacio consiste en unas escaleras/cajoneras que suben a la vivienda del autónomo / artista residente. En la cual hay una ducha que es un cajón de hierro con una ventana de barco, y una pasarela; dormitorio que vuela sobre el espacio protagonista.
Bajo la pasarela, unas poleas dan servicio al espacio de trabajo y exposición: de ellas puede colgar una mesa de 4,80m donde trabajar y exponer, o cualquier otro objeto pesado (un columpio, por ejemplo).
La cocina está camuflada en el cobertizo del jardín trasero. Es un espacio poco acondicionado, con una larga barra para dar aperitivos (fuegos y fregadero escondidos en los extremos). El cerramiento se abate abriéndose por completo al espacio exterior.
Actualmente este es el lugar de Barbecho, un espacio que rota entre talleres y residencias dedicado al diseño y producción de objetos útiles.
Obra: Reforma de una pequeña vivienda en hilera
Arquitecto: Pía Mendaro
Promotor: Mendaro Arquitectos
Superficie construida: 67m2
Parcela: 126m2
Fecha: 2017
Emplazamiento: Madrid, España
Fotografía: Imagen Subliminal (Miguel de Guzmán + Rocío Romero) + piamendaro.com
Esta 16ª edición del clásico HORMIGÓN ARMADO de JIMÉNEZ MONTOYA ha pretendido mantener todo aquello que podría considerarse esencial de las anteriores ediciones, prescindiendo tan solo de lo que por uso o por normativa haya quedado obsoleto. Este fantástico material ha sido repasado, matizado, complementado y modernizado gracias al trabajo de los dos autores que ya lo eran de la edición anterior, Juan Carlos Arroyo Portero y Francisco Morán Cabré, así como de los nuevos 12 autores colaboradores.
Con el objetivo editorial siempre puesto en la necesidad, utilidad y accesibilidad de nuestros libros, el resultado es un JIMÉNEZ MONTOYA ESENCIAL de casi 450 páginas, a las que ha de sumarse más material albergado en la web de CINTER que complementa y no permite el olvido de ciertos métodos que fueron importantes en ediciones anteriores del libro. Un tratado con carácter enciclopédico sobre el hormigón armado que pretende ser la herramienta perfecta al servicio de todo aquel que estudie e imparta esta materia.
Autores y colaboradores
A Juan Carlos Arroyo Portero, Francisco Morán Cabré y Álvaro García Meseguer se les unen esta vez en forma de autores colaboradores Ángel Castillo Talavera, Alberto Costaguta Regueira, Jaime Fernández Gómez, David García i Carrera, Alberto García de Yzaguirre, Antonio Marí Bernat, Alejandro Pérez Caldentey, Carlos Ríos Frutos, Fernando Rodríguez García, Carles Romea Rosas, Gonzalo Ruiz López y Luis Vega Catalán.
«Para mi alegría, en todo lo que he leído de esta cuidada nueva edición, los autores y los nuevos colaboradores siguen fieles al viejo espíritu didáctico y enciclopédico del libro.
El libro cuenta lo que el lector debe saber, por citar a un antiguo compañero, catedrático de hidráulica:
-Señor lector se dispone usted a leer un libro que ya está subrayado-.
Me siento muy contento al afirmar que, a mi juicio, el libro que tiene en sus manos es, de nuevo, en su 16ª edición, extraordinario.»
Curiosamente el recuerdo más intenso que deja en nuestra memoria el Panteón romano, es el de una ausencia, el de ese punto donde la materia desaparece para aligerar la membrana de hormigón de su cúpula, allí donde ésta es más esbelta. En ese cénit, el óculo con sus nueve metros de diámetro, abre el espacio interior al cielo, dejando pasar el aire y también la lluvia. Cruzando el remate de bronce, los días de precipitación el agua cae dentro del espacio sagrado de la esfera, donde mediante una imperceptible curvatura del suelo y gracias a una serie de orificios estratégicamente colocados, las gotas de lluvia son llevadas al alcantarillado de Roma.
Pero si algo atraviesa el óculo del Panteón en abundancia es la luz, estrellándose contra sus paredes, suelo o los casetones de la cúpula dibujando el continuo movimiento del sol. Una lluvia de luz inunda su interior a diario mostrando el momento del año y la hora del día para aquellos que lo sepan leer, estableciendo así una relación casi mágica entre el cosmos y ese espacio que es la casa de “todos los dioses”. Cuando la luz y la lluvia coinciden el suelo brilla, haciendo que el solado de mármol reverbere simulando emitir un luz imposible excepto para un lugar convertido en sagrado mediante la luz, la lluvia y la arquitectura.
Poca gente ha interpretado tan bien esa lluvia de luz como el escultor Harry Bertoia en la capilla del MIT construida por Eero Saarinen en 1955. La capilla es un cilindro de ladrillo rugoso, en el que la puerta de acceso es la única abertura en sus fachadas. Al atravesar ese umbral, el visitante es transportado a un espacio interior en el que los muros de ladrillo se vuelven ondulantes y la luz lo inunda todo fluyendo desde el techo. En cuanto la pupila del ojo se adapta a la luminosidad interior, cobra todo el protagonismo el altar de mármol blanco bañado por el óculo , que queda rodeado por la escultura de Bertoia.
De la claraboya cenital cuelga una cortina de cables que sujetan un sinfín de pequeñas pletinas metalizadas. La luz del sol refleja y hace vibrar esa cortina inestable, que se ajusta y equilibra constantemente simulando una lluvia incesante que genera un efecto atmosférico silencioso en el interior del edificio, imitando los días lluviosos de Roma. La capilla de carácter aconfesional está dedicada como el Panteón a todos y a ninguno de los dioses. Únicamente la luz adquiere por lo tanto un carácter divino, aunque sólo sea para la arquitectura.
Íñigo García Odiaga. Arquitecto
San Sebastián. Enero 2017
Hace unas semanas en una cena, una amiga planteó que a pesar de todo lo que nos interesa y gusta el cine, no debíamos olvidar que casi todos los dictadores también habían sido muy aficionados al séptimo arte; ella mencionó a Hitler, Mussolini y Franco, yo añadí a Stalin, sin recordar entonces la película El círculo del poder.
Dirigida por Andréi Mijalkov Konchalovski en 1991, inspirada en la vida de Alexandr Ganshin, el proyeccionista privado de Stalin, también mencioné a Kim Jong-Il que antes de ser líder de su país, dirigió el departamento de Artes Culturales del Departamento de Agitación y Propaganda, y los estudios de cine de Corea del Norte, siendo productor y guionista de muchas películas e incluso escribió el libro Sobre el arte del cine en 1973.
Volviendo a Hitler, cuando se le menciona casi siempre es necesario acudir a las memorias de su arquitecto Albert Speer y en ellas cuenta lo siguiente:
«Hitler hablaba con Goebbels para elegir las películas, que por lo general eran las mismas que se proyectaban en los cines de Berlín. Las prefería ligeras, de amor o comedias. También había que conseguir lo antes posible las películas en que intervinieran Jannings y Rühmann, Henny Porten, Lil Dagover, Olga Chekova, Zarah Leander o Jenny Jugo.
Las películas musicales que enseñaran mucha pierna tenían su entusiasmo asegurado. Veíamos a menúdo producciones extranjeras, incluso las que le estaban negadas al público alemán. En cambio, no había casi ninguna deportiva ni de montañismo, ni documentales sobre animales o paisajes, o que hablaran de países extranjeros. Hitler tampoco tenía ningún interés en las películas cómicas que a mí me gustaban, como las de Buster Keaton o Charlie Chaplin.
La producción alemana no bastaba ni con mucho para suministrar las dos nuevas películas que se necesitaban cada día, por lo que muchas se proyectaban varias veces. Significativamente, nunca se repetían las de argumento trágico, pero sí las que eran muy espectaculares o aquellas en que aparecían sus actores favoritos.
Hitler mantuvo esa forma de seleccionar las películas y la costumbre de ver una o dos cada noche hasta el comienzo de la guerra.»
También en una entrevista que James P. O’Donell le hizo a Speer en 1969, se comentaba la relación de Hitler con el cine:
«En otra de nuestras conversaciones, Speer me contó que el Palacio del Führer estaba modelado, en parte, sobre la Casa Dorada de Nerón. Entonces me di cuenta, por primera vez, por qué El gran dictador, de Charlie Chaplin, y La subida al poder de Arturo II podía haber sido impedida, de Berthold Brecht, no llegaron, en cierto sentido, a realizar plenamente su objetivo; ya que:
«Es imposible hacer literatura satírica o humorística acerca de Hitler, por lo mismo que nunca ha sido posible escribir una buena comedia sobre Nerón o Calígula. Hay demasiada sangre en el escenario…».
Le pregunté a Speer si habla visto El gran dictador, de Chaplín, y me dijo que no.
«Goebbels enviaba películas desde Berlín, incluso films de Hollywood. Llegué a ver unas setecientas. Dos de mis actores favoritos eran Chaplin y Buster Keaton; pero Hitler los detestaba. Decía que eran grotescos. Nunca quiso verlos…»»
La comedia a veces es más corrosiva que el cine directamente político y por eso es lógico que a los dictadores les incomodaran los comediantes.
La semana pasada comentaba en este espacio, el peligroso incremento del racismo y el ascenso de los partidos políticos y grupos diversos que lo alientan, seguro que entre sus líderes también habrá quienes adoren el cine, la banalidad del mal no evita la naturaleza de la maldad y, sobre todo, sus acciones y consecuencias.
Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, agosto 2018 Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Hoy nos desplazamos a Valencia para retomar dos campos tangentes a la arquitectura como son el diseño gráfico e ilustración, dos artes que tienen una definición propia pero que unificadas pueden ser potentes comunicadores. Para ello nos adentramos en ellas de la mano de Santi Vicente, arquitecto por la ETSA-UPV, que nos ayudará contándonos su experiencia en ambos campos.
Como a muchos compañeros a Santi Vicente tras varios años de ejercicio profesional clásico de la arquitectura, le tocó nadar en la crisis, pero su pasión por otras materias le hizo formarse en el estudio de otras disciplinas. Así pues, durante un año realizo “Artes Aplicadas de la Escultura” en la EASDV (Escuela de Arte y Superior de Diseño en Valencia) y posteriormente fotografía en la Escuela Fotoarte de Santiago de Chile.
Con todo ese bagaje adquirido en la generación, producción y comunicación de ideas nace el estudio memosesmas. Gracias a este hecho ha tenido la fortuna de impartir talleres en festivales como Etsatopia (2017), IFAC (International Festival of Art and Construction, 2016) o FOA (Festival Octubre Ayora, 2016). Participar en exposiciones colectivas en la Feria del Libro de Valencia, en el CCCC (Centro del Carmen Cultura Contemporánea) o en el MuVIM (Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad). Y la suerte de colaborar con profesionales como Nituniyo en proyectos relacionados con arquitectura efímera, como fallas, instalaciones y escaparatismo, obteniendo varios premios en varias categorías de los Premios Nacionales de Arquitectura Efímera Emporia. A día de hoy también es socio y miembro de la Junta de APIV (Asociación de Profesionales de la Ilustración Valenciana).
“El responsable de todo esto para bien o para mal es un servidor, Santi Vicente.”
Sin más preámbulos compartimos la entrevista que realizamos recientemente.
Surge como una necesidad de llevar a cabo ideas e inquietudes más allá de la profesión de arquitecto, profesión en la que me hallaba inmerso allá por el 2013 en Santiago de Chile. La crisis en España me hizo salir en busca de nuevas oportunidades laborales, y esa posibilidad de ver las cosas desde la distancia, hizo replantearme en dónde quería aplicar toda aquella “mochila” de conocimientos adquiridos.
Dejando atrás discursos más allá de qué es o no es arquitectura o cómo debe de ser un arquitecto, me interesaba dónde poder aplicar esa manera de abordar los proyectos en otros ámbitos que otros podían considerar “menores”, pero que me fascinaban.
¿Te encontraste con muchas dificultades? ¿Cuáles fueron las más problemáticas?
Dificultades las hubo, las hay y creo las habrá siempre. Hay que entender que las dificultades son un problema a resolver y el encontrarles solución, el motor de cualquier avance. Me siento muy afortunado de poder haber estudiado arquitectura, de todo lo que he podido aprender y cómo eso ha influido en mí tanto profesional como personalmente.
Pero a su vez, una de las grandes carencias que he tenido que suplir por mi cuenta han sido cómo enfocar todo ese conocimiento al mercado laboral:
“Nadie te enseña qué derechos tienes como trabajador, los pasos necesarios para ser autónomo, o cómo se monta una empresa.”
Cómo reconocer tus aptitudes y saber transmitirlas, qué salidas profesionales existen para ellas y si no existen, cómo enfrentarte a emprender tu propio proyecto… Para mí eso sigue siendo una de las tareas pendientes del mundo universitario. Se forman personas con infinidad de aptitudes y conocimientos que no saben cómo aplicarlos en el mundo laboral.
¿Cómo detectaste la necesidad de este servicio?
Más que una necesitad del servicio, comienza como búsqueda de poner a prueba mis capacidades e inquietudes y ver en qué sectores son un valor añadido. Me fascina el mundo de las ideas, cómo llevarlas a cabo y cómo transmitirlas. A día de hoy es en el mundo de la comunicación gráfica e ilustración es donde me encuentro más cómodo.
Una de las líneas de trabajo en que estoy muy interesado actualmente es el mundo de la comunicación y divulgación de la arquitectura. La ilustración es imprescindible en la comunicación y se utiliza con muy buenos resultados en muchos medios de información tanto en su soporte físico como digital. La lista podría ser infinita y creo que en campo de la comunicación y divulgación de la arquitectura tiene muchísimo potencial aún por desarrollar.
Pues, aunque pueda sonar a típico tópico, no existe una rutina de trabajo rígida. Debes adaptarte dependiendo del tipo de proyecto que se esté llevando a cabo, o la cantidad de trabajo que tengas en ese momento. Más que ver cómo es el día a día, me interesa más ver cómo gestiono el tiempo que invierto en el trabajo.
Se podría clasificar el tiempo de trabajo en tres tipos: producción (tiempo dedicado a realizar los encargos en sus distintas fases), gestión (reuniones con clientes, presupuestos, contratos, emails, difusión de proyectos en redes sociales, etc.) e inversión (proyectos personales, búsqueda de nuevos encargos, estudio de otros sectores y profesionales para ver cuál es su funcionamiento, etc.).
Y, haciendo malabares, trato que estén lo más compensados posibles.
¿Cómo es el proceso de diseño, desarrollo y comercialización en memosesmas?
Creo que no existe una pauta que se repita de forma rutinaria porque no hay dos proyectos ni dos clientes iguales. En este caso no se está tratando de vender un producto, si no que se está ofreciendo un servicio. Por tanto, tener una buena comunicación con el cliente desde un primer momento creo que es clave, evita muchos problemas a ambas partes Tratar de conocer sus necesidades reales, tiempos de desarrollo y el presupuesto del que dispone. Cuanta más información relevante, mejor.
A partir de ahí, se invierte mucho tiempo en probar y descartar ideas. No es un proceso lineal, siempre tratas de encontrar la solución más coherente con lo que se pretende comunicar. Y que confíen en tu trabajo es fundamental para llegar a buen término.
¿Has delegado funciones y te has centrado en partes concretas dentro de memosesmas?
A día de hoy me encargo de todas las facetas, soy el chico para todo. Los proyectos que llegan al estudio no tienen siempre un patrón definido así que tengo la inmensa fortuna de conocer a grandes profesionales con los que colaboro cuando el proyecto lo requiere, y que ellos cuenten conmigo para colaborar en los suyos. Considero que es parte fundamental en la manera de enfocar los proyectos para dar con la mejor solución.
Y como muestra, un botón: A día de hoy participo en diversos proyectos, como por ejemplo en comunicación de arquitectura junto a Ediciones Mínimas y en proyectos de instalaciones efímeras, fallas experimentales y escaparatismo con Nituniyo.
Bienvenidas sean las colaboraciones.
¿Cuál fue (o será) el momento crítico una vez comenzado memosesmas?
Siempre se está empezando con cada nuevo proyecto que se presenta en el estudio. Por tanto hay que estar convencido que los momentos críticos no desaparecen, hay que saber lidiar con ellos para poder evolucionar. A día de hoy me interesa mucho la internacionalización.
Gracias a las nuevas tecnologías tenemos a posibilidad de trabajar y resolver problemas a clientes de distintos puntos geográficos y husos horarios. Eso abre un abanico de posibilidades que de otro modo no serían posibles.
¿Cuáles son tus referencias?
Como imagino que para todo el mundo, todo lo que cae en mis manos es susceptible de ser referencia en algún aspecto. Aunque luego no tenga un reflejo directo en mi trabajo, hay infinidad de cosas que me interesan, procuro no tener filtro y si lo hay, que sea bastante poroso.
Creo que, de todos ellos, lo que más me sorprende es la manera de percibir, transformar y transmitir la realidad. Haciendo la selección diría que también es el humor, en alguna de sus acepciones, la línea transversal que los une a todos.
¿A qué segmento de público/cliente te diriges?
A empresas y profesionales que necesitan comunicar visualmente una idea. Durante todo este tiempo, he trabajado en diversos campos de la comunicación visual, muchos de ellos relacionados con la arquitectura.
Me interesa mucho aplicar los conocimientos y herramientas de la arquitectura a la ilustración y viceversa.
¿Cómo y para qué utilizas las “nuevas tecnologías”? ¿La “red” ha facilitado tu labor?
En primer lugar las utilizo como fuente inagotable de información que de otro modo no podría conseguir: imágenes, vídeos, tutoriales… es un canal más para profundizar sobre aspectos que a uno le interesan, como lo pueden ser los libros, la radio o el cine. Por otro lado la red es una herramienta fundamental de comunicación. Permite comunicar lo que estás realizando, en qué proyectos estás involucrado y tener una percepción de quién lo ve y cómo responde a ello.
Sacarle el máximo provecho depende de cada uno. Pero como toda herramienta, un mal uso de ella puede no conducirte a nada. Intento que las redes sociales me ayuden, sin convertirme un esclavo de ellas.
¿Cómo ves el futuro de la arquitectura? ¿Y el de la profesión?
Como profesional que se ha ido desvinculando de la actividad arquitectónica propiamente dicha, me veo con poca capacidad de vaticinar o sugerir sobre la arquitectura “en mayúsculas”.
Pero de todo ello me interesan muchísimo las personas que terminan la carrera, que tienen una cantidad de conocimientos asombrosa y muchas inquietudes a las que dar respuesta y el actual mercado laboral de la profesión no les ofrece ni cómo ni dónde aplicar esos conocimientos adquiridos.
Y tratar de convertir esa necesidad de encontrar su hueco en virtud.
¿Qué mejoras crees que son fundamentales y que deberían ser puestas en marcha de forma inmediata?
Personalmente, me parece importante reflexionar sobre la conciencia de colectivo, de “gremio”. Tengo la suerte de formar parte de una manera directa en la APIV (Asociación de Profesionales de la Ilustración Valenciana). Generar una masa crítica de personas relacionadas laboralmente, que tienen tus mismas inquietudes y tratar de divulgar y mejorar las prácticas profesionales del sector donde quieres desarrollarte me parece imprescindible a día de hoy.
El uso de los Colegios Profesionales como lugares de reivindicación profesional y no únicamente como máquinas de gestión burocrática debería de ser esencial. Estoy convencido de que ya existen algunos colegios, asociaciones y colectivos en arquitectura que son conscientes de ello y tratan de llevar esto a cabo.
Hay que darle la importancia que se merece a la idea de colectivo y eso solo se consigue uniendo fuerzas e intereses.
¿Estás contentos con la trayectoria realizada hasta ahora? ¿Qué proyectos de futuro te esperan?
Mirando con distancia, puedo sentirme muy afortunado. Tanto por los proyectos en los que he estado involucrado, como por los profesionales con los que he tenido el placer de colaborar. La trayectoria no ha sido pretendida. Hay quien comienza teniendo muy claro dónde quiere llegar.
En mi caso partió todo de una inquietud, una necesidad de probar distintos campos que poco a poco han ido conformándose en lo que hago a día de hoy. Proyectos a futuro hay muchos pero como siempre, los más importantes ahora mismo son los que tengo entre manos.
Espero que los futuros se cumplan y poder contároslos.
Para acabar, ¿qué les aconsejarías a los actuales estudiantes y futuros profesionales de arquitectura?
Consejos vendo que para mí no tengo, dice el refranero popular. Escuché una vez que cuando alguien da un consejo, se está hablando a sí mismo en el pasado (siendo más preciso, fue en la conferencia de Puño en MAD minuto 01:04. La recomiendo encarecidamente).
En ese caso diría que se concedan el derecho a equivocarse. Que prueben y busquen dónde creen que pueden ofrecer lo mejor de sí mismos con los conocimientos y herramientas adquiridas, que no son pocas y que peleen por ello.
Reforma de un ático en el barrio de Conde Duque de Madrid.
Hedonismo y placer son posiblemente los dos conceptos más presentes en muchas de las decisiones que se toman para hacer la reforma de este ático situado en el centro de Madrid para una persona que lo habita sola.
Frente a una organización doméstica exclusivamente funcional, esta casa tiene en cuenta otras consideraciones reales y fabuladas, y se proyecta como un espacio difuso, libre de particiones, donde los límites entre las distintas estancias se desdibujan para que cualquier imprevisto pueda suceder.
Las sensaciones definen la función de cada ámbito: olor, tacto y vista son los materiales fundamentales de la construcción; pero también está hecha de los deseos de producir y consumir experiencias que están por venir, en soledad o en compañía: sentarse junto al fuego de la chimenea en invierno, bañarse en la piscina con las ventanas abiertas, leer en la terraza en medio de la vegetación o ver las estrellas en el tejado en una noche de verano.
El cuerpo es el protagonista de todos estos sueños que se desarrollan en un espacio híbrido mutable, a medio camino entre un loft y una matrioska. Mientras que las acciones de cocinar, comer, dormir, relacionarse, trabajar o descansar tienen lugar en un ámbito libre definido por la forma y posición de los objetos con una cierta condición escenográfica, la limpieza y cuidado del cuerpo se llevan a cabo en un conjunto de habitaciones conectadas en el corazón de la casa.
El sistema de almacenaje, un mueble-cofre de madera que ocupa el centro, es el nexo de unión entre ambos mundos; un elemento de juego: esconde entre sus puertas un acceso secreto al baño, creando en la casa un lugar de sorpresa y misterio.
Los límites del espacio doméstico, una jardinera lineal de más de diez metros de longitud y dos terrazas orientadas al sur, son paisajes vegetales planteados como dispositivos artificiales que disuelven las fronteras entre lo público y lo privado, lo interior y lo exterior, la casa y la ciudad.
Todo esto es mi casa, la que necesito. Un hogar que, lejos de ser un espacio de representación y apariencia, por encima de todo busca la celebración de un lugar para la vida.
Obra: G house. Reforma de un ático en el barrio de Conde Duque de Madrid.
Arquitecto: gon (Gonzalo Pardo)
Ubicación: barrio de Conde Duque, Madrid, España
Colaboradores: Alejandro Sánchez, Clara Dios
Construcción: Alejandro Ruíz. serviteco obras sl
Carpintería: Mariano García. Alma Ebanistería sl
Cocina: Victoria González. vonnas
Fotografía: Imagen Subliminal
Año: 2017
Cliente: Privado
Superficie: 121,5 m2 + gon-architects.com
PIAMes un concurso internacional de arquitectura dirigido a profesionales y estudiantes del mundo de la arquitectura, diseño, el interiorismo o la ingeniería que, mediante el uso de materiales cerámicos de Iris Ceramica Group, se comprometen a desarrollar una idea de proyecto o a presentar un proyecto diseñado con antelación en el cual se realicen modificaciones con la utilización de nuestros materiales.
En esta quinta edición PIAM propone una reflexión sobre
‹‹Arquitectura Residencial. Espacios de convivencia››.
El tema engloba cualquier proyecto relacionado con la arquitectura residencial privada, tanto a escala urbana como doméstica; proyectos que respondan al reto de adaptar la arquitectura a las nuevas necesidades sociales de convivencia.
PIAM plantea proyectar un espacio o recuperar uno existente, cuyo diseño se englobe dentro de una o varias de las tipologías indicadas en las bases o cuya idea gire en torno al tema principal del concurso.
El jurado de este año está formado por arquitectos de gran prestigio:
· Federica Minozzi, CEO Iris Ceramica Group, Italia.
· Juan-Luis Grafulla, Consejero y Director General de Matimex
· Esteban Becerril y Ramón Ramírez, Arquitectos. Socios fundadores de B+R Arquitectos Asociados España.
· Julio Touza. Arquitecto. Presidente de TOUZA Arquitectos.
· Fran Silvestre. Doctor Arquitecto.Director del Máster MArch Arquitectura y Diseño. CEO Fran Silvestre Arquitectos.
Como novedad y, dentro de su política de responsabilidad social corporativa, este año Matimex donará la cantidad de 20€ a la asociación sin ánimo de lucro Amigos de Nyumbani por cada uno de los proyectos que se presenten. Se hará entrega de la cantidad total durante el evento de entrega de premios 2019.
La fecha de inscripción y entrega de proyecto es del 28 enero al 6 de mayo. Sin cuota de inscripción. Puedes ampliar esta información en la web oficial del concurso.
Para entender la evolución de la ciudad contemporánea es necesario ver la influencia que la tecnología de la información (TIC) y el incremento de su uso está produciendo en la sociedad. Su aplicación en diversos sectores de la sociedad es de extrema importancia para el desarrollo urbano y marca el futuro económico, social y político de las ciudades. Las TICs se apoyan en una estructura espacial donde la velocidad de propagación borra las distancias físicas para ofrecer un acceso inmediato y permanente a las fuentes de información, permitiendo la aparición de una serie de empresas que revolucionan y obligan a repensar las actividades tradicionales de diferentes sectores de la economía. Quizás no se ha reflexionado lo suficiente sobre los efectos y las transformaciones que están teniendo lugar entre otras razones por la rapidez con la cual aparecen y se consolidan.
El sector del transporte urbano está experimentando una de sus mayores transformaciones con la aparición de “Uber”, que permite pedir con un smartphone un vehículo adaptado a tus necesidades y esperar cómodamente el aviso de llegada. Como consecuencia de su éxito han aparecido otras aplicaciones como “BlaBlaCar” para compartir plazas libres, o “Zipcar”, que alquila vehículos diseminados por la ciudad pagando por el tiempo de utilización. Cada vez parece más innecesario poseer un coche, con efectos directos en la contaminación urbana así como en los espacios destinados a aparcamiento que hoy en día son aproximadamente el 40% de la superficie de las ciudades y que podrían destinarse a otros usos.
Con la misma filosofía “Airbnb” facilita una alternativa a los viajeros en su búsqueda de alojamiento, poniendo a su disposición el uso de habitaciones en viviendas particulares a través de una aplicación para móviles. Su éxito podría impulsar el desplazamiento de los propietarios hacia la periferia para liberar camas extras, llevando a convertir las ciudades en parques temáticos con un efecto devastador para su tejido social, incidiendo también negativamente en el turismo, al generar una pantomima de simil-ciudadanos descontextualizados. Otro sector en estado de transformación es la venta online, incluyendo la distribución de comida a domicilio. Portales como “Amazon” o “Alibaba” y empresas como “La Nevera Roja” o “Just Eat” han experimentado un crecimiento continuo desde su creación.
Los efectos directos previsibles pueden impulsar la desaparición del tejido comercial en los centros urbanos, dándose la creación de naves en los extrarradios donde se prepararen comidas para ser distribuidas, o almacenes para la distribución inmediata de los productos más solicitados. El último fenómeno analizado es el crowdfunding, difuso a través de portales como Kickstarter, que apoyan nuevos proyectos a través de redes colectivas alejadas de los criterios comerciales vinculados a unos beneficios económicos. Trasladando su filosofía al ámbito urbano – ya han aparecido portales como “ioby” o “spacehive” dedicados a intervenciones en la ciudad – se abre una ventana a que los ciudadanos construyan la ciudad de acuerdo a sus necesidades, dándoles la libertad de configurar el entorno en el que viven.
Estas empresas no desarrollan ni fabrican ningún producto, sino que distribuyen los servicios realizados por otras empresas. Uber no posee ningún vehículo, Airbnb no posee ninguna habitación, La Nevera Roja no tiene ni un solo cocinero, al igual que Alibabá, la tienda más grande de e-commerce con un facturado anual próximo a los 400 billones de dolares, no posee almacén alguno. La explicación se encuentra en la capacidad de estas empresas para recopilar la información más sensible de sus usuarios (métrica): gustos, costumbres y deseos, datos que facilitamos al utilizar estas aplicaciones. Esta información es la base del éxito bursátil de estas compañías, que pueden desarrollar publicidad y mensajes personalizados para cada momento de nuestra jornada en función de nuestro humor o de la proximidad de nuestro cumpleaños.
Es fácil imaginar por lo tanto como cada ciudadano pueda llegar a vivir en un mundo paralelo y tangente al de las personas que se encuentran cerca, pero que reciben información diferente en función del conocimiento que las empresas tienen sobre sus gustos y costumbres. Se trataría de hacer realidad las teorías sobre universos paralelos de Hugh Everett, que llevarían, al igual que muchos trabajos de género fantástico, hacia un futuro alienante donde actuamos según lo que nos indiquen los aparatos electrónicos sin importarnos el entorno físico y real que nos rodea, limitando las relaciones sociales y contactos directos.
Frente a esta tendencia aterradora, las iniciativas promovidas a través de las plataformas de crowfunding muestran un interés creciente de la ciudadanía en la configuración del espacio urbano y su forma de vida, impulsando mejoras en la sociedad del próximo futuro basadas en las relaciones y participación ciudadanas.
Guido Cimadomo, Doctor Arquitecto
Sevilla, Julio 2018
El artículo que desarrolla el presente texto ha sido publicado en la revista Arquitectura, Ciudad y Entorno nº 33 (2017). El artículo ha resultado finalista de la sección Investigación de la XIV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo.
Los años 60 fueron la edad de las megaestructuras, la edad de los sueños utópicos, la edad de las revueltas contra lo establecido. A su vez fueron la época de la construcción de un imaginario común. La edad de un optimismo militante, casi arrogante; A principios de los 70, quizás por pura ley del péndulo, vino el tiempo de las visiones apocalípticas, de imaginar un mundo en la máxima decadencia, de ficciones extremas en su negatividad.
El comienzo y el final de esta edad viene enmarcada por dos exposiciones míticas en el MoMA de Nueva York: Visionary Architecture en 1960 y New Domestic Landscapeen 1972. Este marco temporal coincide casi a la perfección con el hecho simbólico de la elección como presidente de JFK John Fitzgerald Kennedy en 1960, y el advenimiento de la crisis del petróleo de 1973, es decir de la cristalización de una nueva era, visionaria, utópica, optimista, de un lado, y de otro, la implosión catastrófica de la negatividad, distópica y pesimista.
El espacio imaginario común de este recorrido viene estructurado por la posibilidad, hoy prácticamente inconcebible, de participar de una visión conjunta. No es explicable sino de otra manera, que en diferentes puntos del planeta, arquitectos, artistas y creativos de toda condición, fueran capaces de, en un tiempo increíblemente corto, crear una cultura especifica, un relato común, una estética participada. Esa década, por extrañas, o no tan extrañas razones, constituyó el pico más extremo de la creatividad desbordante, tanto es sus versiones bienintencionadas como en las lecturas y visiones más críticas, e incluso cínicas.
Hoy, la década de las utopías está enormemente desconsiderada. Una extraña sensación de vergüenza ajena ante los excesos imaginativos y delirios del momento, no permiten ver con claridad la fuerza nutritiva y las propuestas de indudable valor que en términos proyectuales, los centenares de proyectos utópicos, lanzaros sobre un futuro, que hoy todavía constituyen un tejido enormemente nutritivo para pensar la arquitectura.
No creo que se trate de volver a fomentar una lógica de lo utópico a estas alturas, el momento mágico de los 60 no volverá, y por añadidura, tendríamos el peligro inminente de caer en la nostalgia. Sin embargo, hace falta una reflexión profunda y concienzuda, desapasionada y rigurosa de un momento de la historia de la arquitectura, donde múltiples voces parecían ir, con propuestas singulares y muy diferentes, eso sí, en una misma dirección.
Es difícil de entender que en la mayoría de las escuelas de arquitectura, todavía hoy, ese momento dulce de la creatividad quede sepultado por una descalificación general, un desprecio a los soñadores, de una época, y se diluya un espíritu, que buena falta nos hace ahora. El espíritu de soñar.
Solamente algunas voces cualificadas, de forma poco coordinada e impulsadas por su notabilísimo interés histórico parecen recuperar de vez en cuando, esas voces olvidadas. La extraordinaria exhibición ambulante Clip/Stamp/Fold, multicomisariada y liderada por Beatriz Colomina,1 y el último libro de Rem Koolhaas y Hans Ulrich Obrist, acerca de los metabolistas japoneses,2 por poner dos ejemplos archiconocidos y recientes, parecen encauzar un cierto ruido de fondo, consistente en recuperar para la contemporaneidad el alma fundamental de la arquitectura, cosificada, en la voluntad de imaginar y soñar si es preciso.
Uno de los actos más interesantes, para-arquitectónicos y poco conocidos que ejemplifican esa necesidad de imaginar y soñar, es la declaración de un nuevo país, NUTOPIA, por parte de la pareja imaginativa por excelencia de esa época. Me refiero a John Lennon y Yoko Ono.
Si como dice Rem Koolhaas, todo arquitecto tiene en sus genes la utopía, en el caso de Lennon y Ono, esa genética fue especialmente generosa.
La acción performativa de Nutopia, realizada como declaración en abril de 1973, consistió en la declaración de un nuevo paísconceptual, donde básicamente sólo hay gente, es decir, Nutopia consiste en un lugar virtual, donde no existen tierras, ni fronteras, ni pasaportes, ni ninguna otra ley más que la ley cósmica. Un lugar que designa como embajadores a todos los pertenecientes a Nutopia y se pide el reconocimiento de la ONU. Es curioso lo que se asemeja Nutopia, a Internet. Hoy sabemos que desde un punto de vista social y cultural, una parte de la internet que conocemos hoy, participaba y sigue participando del espíritu de Nutopia.
Es por ello que de hecho Nutopia ya existe en la red,3 y de forma totalmente gratuita y simplemente por pura empatía con una cierta manera de entender el mundo, una cierta manera de mirar y entender, de construir un relato a la vez prospectivo y optimista, o simplemente por nostalgia de un momento histórico donde todo parecía posible, cualquier persona, sin requisitos de ningún tipo puede ser ciudadano de Nutopia.
Yo no sé si los médicos o los abogados deberían necesariamente ser ciudadanos de Nutopia, pero creo que los arquitectos definitivamente si que deberían formar parte de un lugar imaginado, que activa lo imaginario.
Si perdemos la capacidad de imaginar, perdemos la arquitectura entera. De hecho estoy convencido que deberíamos dejar que en arquitectura, la imaginación superara la inteligencia.
Miquel Lacasta. Doctor arquitecto
Barcelona, octubre 2012
Arquia Social lleva a cabo el programa Ayudas Arquia Social al Estudiante, bajo los principios de igualdad, mérito y aptitud, con el fin de facilitar los medios para permitir el inicio y la continuación de sus estudios de Arquitectura a aquellas personas que, por su situación actual, tienen dificultades en el abono del coste de sus estudios o necesidades especiales.
50 ayudas a la matrícula para estudiantes de los estudios universitarios conducentes al título de Arquitecto con el fin de fomentar la formación en el ámbito de la Arquitectura, mediante el apoyo a los estudiantes de Arquitectura que se encuentren con dificultades económicas para poder asumir el coste de la matrícula y que no hayan sido beneficiarios de las ayudas oficiales o a aquellos estudiantes que requieran necesidades especiales, con el fin que puedan iniciar o continuar sus estudios.
Categorías.
· Ayuda Arquia Social Inicio Estudios, 5 ayudas dotadas de un máximo de 500 euros cada una para estudiantes del primer curso del Grado de Arquitectura con el fin de ayudar a cubrir los gastos de estancia y manutención.
· Ayuda Arquia Social Matrícula, 40 ayudas dotadas de un máximo de 500 euros cada una para estudiantes de los estudios universitarios conducentes al título de Arquitecto con el fin de cubrir parte de los gastos de matriculación.
· Ayuda Arquia Social Estudiantes con Discapacidad, 5 ayudas dotadas de 500 euros cada una, para estudiantes de los estudios universitarios conducentes al título de Arquitecto con un grado de discapacidad superior al 33%, con el fin de cubrir parte de los gastos de material y desplazamiento derivados del desarrollo de sus estudios.
Estudiantes que, en el curso académico 2018-2019, se encuentren matriculados en los estudios universitarios conducentes a la obtención del título oficial de arquitecto en una universidad pública del territorio español y que, no siendo beneficiarios de ayuda o beca de otro tipo, cumplan los requisitos que establecen estas bases.
Fecha límite el 1 de marzo de 2019 a las 12h del mediodía.
El edificio contiene 30 viviendas VPO. Se implanta de forma lineal en el solar estrecho y largo, adaptándose a la pendiente del terreno y a la volumetría límite definida por la normativa urbanística.
El conjunto se fragmenta en una agregación de cuerpos independientes, ordenando la parcela en tres franjas. La franja central, retirada respecto a la alineación de calle, contiene las viviendas en dos bloques lineales de diferente dimensión y altura. La franja que limita con la calle contiene los cuerpos de servicios, accesos y escaleras. La tercera franja está libre de edificación, y contiene los jardines privados de las viviendas de planta baja. Bajo la parte construida, estacionamiento subterráneo y trasteros.
El bloque central de viviendas protagoniza el conjunto, con una volumetría contundente, prismática y regular, abstracta, que es abrazada por una verja que delimita la superficie del solar y contiene los cuerpos de servicio. Únicamente se levanta un cuerpo prismático con las escaleras de acceso, que contacta tangencialmente con las pasarelas de acceso a las viviendas.
Las viviendas están flanqueadas por dos galerías continuas anchas, abiertas y cubiertas. De un lado la pasarela de acceso a las viviendas y del otro una terraza corrida orientada al sur. Las viviendas son todas pasantes y permeables de fachada a fachada, para obtener una buena ventilación e iluminación, y a la vez están bien protegidas del sol por el filtro de sombra que crea la galería de terrazas del lado sur.
A nivel material y constructivo se ha buscado una construcción directa y sencilla. Estructura porticada de hormigón con forjados unidireccionales y cerramientos mediante fachada ventilada acabada con paneles de madera-cemento pintados, clavados sobre rastreles. Los cuerpos de servicios y la caja de escaleras se diferencian de las viviendas a nivel material, están construidos con muros de carga de bloque de hormigón, aparente y sin revestir.
En las dos fachadas largas se concentra la intervención pictórica de la artista Anke Blaue, un juego sutil de franjas de colores sobre un fondo gris oscuro. Los colores cambian según la fachada, jugando así con la diferente incidencia solar, e incorpora la paleta de colores (modificada e intensificada) de la arquitectura modesta de las construcciones ibicencas de los años 70, los tonos ocres y terrosos que tradicionalmente disimulan los restos de la lluvia en clima seco… La pintura es de base mineral, se ha aplicado diluida y a brochazos de trazo libre, adquiriendo así una irregularidad cromática que la aproxima al observador y nos remite a la naturaleza, a la tierra.
Obra: 30 viviendas VPO en Eivissa
Dirección: Carrer des Jondal 7-13. Eivissa. Ibiza.
Superficie construida: 3.170 m2
Proyecto: 2008-09
Obra: Enero 2010- septiembre 2011
Arquitectos proyecto: vora arquitectura (Pere Buil y Toni Riba)
Colaboradores: Eva Cotman, Ondrej Fabian
Proyecto estructura: Bernuz-Fernàndez Arquitectes
Proyecto instalaciones: Quadrifoli gestió integral de projectes
Mediciones y presupuestos: SCO (Guillem Llorens)
Arquitectos obra: vora arquitectura (Pere Buil), Victor Beltran
Aparejador obra: Vicent Serra
Ingeniería obra: ITEC ingenieros (Tobías Riera)
Constructor: Ferrovial
Promotor: IMVISA (Iniciatives Municipals de Vila s.a.)
Intervención artística: Anke Blaue
Fotografías: Adrià Goula + vora.cat
Reconocimientos.
Premios de Arquitectura de Ibiza y Formentera 2008-11. Mención y obra premiada categoría Vivienda plurifamiliar.
San Marco Awards 2013. Colour in Architecture. Mención de Honor.
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