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Vestuarios para campo de fútbol en Vilar de Astrés | trespes.arquitectos

«Un nuevo cierre genera estacionamientos en el exterior y organiza las circulaciones en el interior. Una solución semi-industrializada con capacidad para adaptarse a las necesidades planteadas y resolverlas«

En un entorno con un marcado carácter rural se pretende dotar el campo de fútbol de la parroquia de Vilar de Astrés en Ourense con vestuarios y servicios comunes. Las limitaciones las de siempre, económicas y de plazo ejecución, a mayores la zona de actuación con condicionantes y limitaciones.

El campo de juego con orientación NE-SO en su eje longitudinal se encuentra delimitado por un muro de bloque de hormigón, opaco, de 2,20 metros: de altura en todo su perímetro. La zona de actuación en el fondo Sur-Oeste tras la portería. Los problemas de estacionamiento, que son manifiestos tanto para el campo como para el centro vecinal situado a escaso metros.

La propuesta muy clara, se derriba el muro existente en su lado Sur-Oeste y el nuevo cierre se retrasa paralelo al terreno de juego, y respetando los árboles existentes, generando una zona libre  destinada a estacionamiento, por parte de ambos equipamientos.

Por economía y plazos se opta por una solución mixta, que combina prefabricación y trabajos en taller con trabajos in situ. Seis contenedores marítimos de 12 x 2,5 x 3,15 metros alojan los servicios demandados por la infraestructura y con su disposición conforman el 80% el nuevo límite de la instalación. Las partes del cierre entre contenedores se resuelven con elementos tipo viguetas de hormigón pretensado hincados en el terreno, aportando permeabilidad visual hacia el terreno de juego.

Los contenedores se agrupan en sentido longitudinal dos a dos para configurar el cierre del campo y generar tres módulos, vestuarios 01, vestuarios 02 y un tercer módulo que albergará los vestuarios de los árbitros, la cantina, aseos del público y el almacén. Los vestuarios, con dos accesos, favorecen la iluminación y ventilación natural y actúan como filtro, discriminando los accesos con ropa de calle de las salidas al campo con ropa deportiva.

Por economía los contenedores se trabajan en su interior dotándolos de instalaciones, aislamientos y acabados interiores ejecutándose estos trabajos en un 70% fuera de obra, en una nave o almacén, lo que permite acelerar la realización de los trabajos ya que al mismo tiempo se desarrollan los trabajos in situ y los trabajos de acondicionamiento interior de los espacios.

Los materiales empleados sobrios, de fácil limpieza y mantenimiento; goma en el pavimento y paredes de la zona de duchas, paneles de viruta cemento en paredes y techos, particiones con paneles de resinas, luminarias industriales estancas como elementos de iluminación y carpinterías de aluminio en los accesos combinadas con claraboyas estratégicamente ubicadas en el techo como refuerzos a la iluminación y ventilación de las estancias.

En el exterior, por economía, se pintan, incorporándose los elementos de señalización combinando las dos tonalidades elegidas, gris en la fachada exterior, hacia el aparcamiento y el vial, evocando la tonalidad del anterior muro de bloque y dialogando con el cierre de viguetas pretensadas de hormigón y ocre hacia el interior de la instalación, aproximándose a la tonalidad de la tierra del campo de juego.

Obra: Vestuarios para campo de fútbol  Vilar de Astrés
Autores: trespes.arquitectos [Carlos Mosquera, Alberte Pérez, Enrique Iglesias]
Localización: Lugar Vilar de Astrés s/n. 32981, Orense, Galicia, España
Colaboradores: Ylenia López Giménez. (estudiante de arquitectura) / Alejandra García Macías (arquitecto)
Fotografías: Ana Amado | trespes.arquitectos [Estado actual]
Año: 2011-2013
+ trespesarquitectos.com

Eficiencia energética de la envolvente de los edificios: su definición y cálculo

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Eficiencia energética de la envolvente de los edificios: su definición y cálculo

Existe en la actualidad un alto grado de concienciación en los ciudadanos sobre la necesidad del ahorro energético, por su significado en la preservación del medio ambiente, y por el ahorro económico que supone debido a los elevados precios de la energía, que actualmente existen.

En este libro el lector encontrará de una forma asequible y sencilla, los fundamentos físicos y el cálculo de la eficiencia energética de los edificios, de acuerdo con lo establecido en normativa actual del denominado Código Técnico de la Edificación.

Los estudiantes y los profesionales de la arquitectura y la ingeniería, dedicados a los procesos de la edificación, encontrarán en esta obra, una guía sistemática con los oportunos ejemplos y análisis de las soluciones del proceso de cálculo de las ganancias y pérdidas energéticas de la envolvente de los edificios.

María del Carmen Giménez Molina

Arquitecta por la Universidad de Granada (2004). Doctora arquitecta con mención europea por la Universidad Politécnica de Madrid (2011), con la calificación de sobresaliente. Obtuvo el premio a la mejor tesis doctoral 2011 en el área de la Propiedad Industrial e Intelectual en la Gestión de la I+D+i, concedido por la cátedra UPM-Clarke, Modet @ Co por la tesis titulada «Alternativas para la mejora de la eficiencia energética de los acristalamientos: los vidrios dinámicos». Profesora asociada del departamento de Física e Instalaciones de la ETSAM de la Universidad Politécnica de Madrid, donde imparte la asignatura de grado Proyecto y Ejecución de Instalaciones de quinto curso, así como el máster universitario en Construcción y Tecnología Arquitectónica de la ETSAM.

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Arquitectura Rural | Íñigo García Odiaga

Arquitectura Rural | Íñigo García Odiaga
Detalle Capilla de San Benedicto en Sumvitg, 1988, Peter Zumthor | Fotografía: Rory Hyde 

Existe la idea generalizada de que la arquitectura contemporánea esta ligada inevitablemente a lo urbano y por lo tanto a la densidad de la gran ciudad. Sin embargo en territorios o sociedades de vida íntimamente ligada al campo, el paisaje o en definitiva la naturaleza, la arquitectura moderna se ha abierto paso en el entorno rural.

Las reglas son otras, de mayor ajuste, de mayor precisión, pero el resultado de implantar arquitecturas contemporáneas en lugares que parecían estancados en el tiempo despierta un gran interés.

Los proyectos propuestos en ese tipo de entornos, siguen de forma sistemática una metodología peculiar, un método que persigue el equilibrio entre unas edificaciones de marcado carácter vanguardista pero que al mismo tiempo adoptan los condicionantes del suelo en el que se asientan. De este modo la arquitectura contemporánea propone una suerte de continuidad con el lugar, con su paisaje o incluso con su construcción.

Tal vez el trabajo de los arquitectos suizos sea el que mejor ha ejemplarizado esta forma de acercarse al paisaje rural desde la óptica de la vanguardia. Durante más de una década varias generaciones de arquitectos del país de los Alpes han tenido que trabajar estos modelos de equilibrio entre la tradición y lo actual. Hay que tener en cuenta el valor del entorno rural y del paisaje que esta región de europea otorga a su territorio, clave desde el punto de vista medioambiental pero también desde la visión de la economía turística del país.

Arquitectura Rural | Íñigo García Odiaga
Capilla de San Benedicto en Sumvitg, 1988, Peter Zumthor | Fotografía: clemsoningenoa.wordpress.com

Uno de los máximos exponentes de la arquitectura suiza, el premio Pritzker Peter Zumthor, construyó en 1988 la capilla de San Benedicto en Sumvitg en un valle alpino de los Grisones suizos.

El abad y los monjes del monasterio de Disentis decidieron que la construcción debía ser contemporánea, a modo de legado para las generaciones futuras, y como una muestra de la continuidad temporal de las construcciones. Si el monasterio había sido ampliando según el estilo de la época, medieval, renacentista y luego barroco, la construcción actual debía corresponder a la vanguardia arquitectónica.

La estructura portante del edificio, la estructura de la cubierta, el acabado del suelo e incluso el mobiliario interior, así como la puerta de acceso son una lección de construcción en madera. Con el lenguaje contemporáneo de la madera laminada, pero tratada tecnológicamente con las técnicas tradicionales locales, Zumthor vuelve a hacer honor a la identidad y a la filosofía local. Todos los nudos se resuelven con ensambles tradicionales, caja y espiga, aprovechando la exquisitez de este sistema de fijación para reforzar el lenguaje limpio de su propuesta contemporánea.

Mediante esta materialidad se construye un espacio interior sensible al contexto y calmado, sin estridencias, adecuado a la función religiosa para la que ha sido proyectado y adecuado también al pensamiento teórico de su autor.

Arquitectura Rural | Íñigo García Odiaga
Establo, de Local Architecture | Fotografía: Milo Keller

La condición material de este edificio, y de otros realizados por Peter Zumthor, otorga a la materia condicionantes que superan los límites normativos, de comportamiento técnico o incluso los valores estéticos, para aspirar a comprenderlos como valores culturales del contexto en el que van a ser usados.

El recubrimiento exterior de tejuelas de alerce, es sin duda el elemento más llamativo del edificio propuesto por el arquitecto suizo. La construcción de la fachada es de nuevo una relectura de lo vernacular, la fachada ventilada contemporánea se resuelve como las cubiertas de las casas tradicionales de la región, que pueden verse además desde el acceso a la iglesia, estableciendo una relación directa con la construcción del lugar. Su materialización se refiere a la construcción tradicional suiza de cubiertas a base de escamas de madera, donde lo tradicional y lo contemporáneo se tocan una vez más llevando la construcción y la utilización del material a lo social y cultural.

Establo, de Local Architecture | Fotografía: Milo Keller

Dos generaciones después el joven estudio Local Architecture, sigue planteando una arquitectura que como su propio nombre indica pretende ser del lugar y además contemporánea. Dos de sus pequeños proyectos son fácilmente trasladables incluso a nuestro propio entorno rural. Un establo para 30 vacas en o un pabellón para el aparcamiento de un tractor. El primero adopta la geometría clara y rotunda de los pabellones agrarios de montaña, para con materiales del lugar como la madera y otros contemporáneos como el policarbonato ofrecer un volumen limpio y luminoso en total sintonía con el lugar.

El segundo un pequeño pabellón para las labores de mantenimiento y almacenaje de todo lo relacionado con el tractor y sus accesorios mecánicos, se presenta en continuidad con el edificio de la granja donde viven sus propietarios. El nuevo añadido juega de nuevo con estas reglas entre lo tradicional y lo moderno, resolviendo su materialidad con zinc y madera laminada, claramente actuales y su forma mediante la similitud a otros elementos añadidos o superpuestos tan característicos de la actividad agrícola.

Pequeño pabellón para las labores de mantenimiento, de Local Architecture | Fotografía: Pixy Form

Tan falso como que la arquitectura contemporánea es urbanita es la idea de que en lo rural se debe de seguir los estilos tradicionales, en una suerte de imitación sin escrúpulos que conduce a lo naif. Estos ejemplos así lo demuestran, y son claramente aplicables en los pueblos rurales de nuestro entorno próximo. La arquitectura de vanguardia tiene su espacio en lo rural, un mundo rural que si quiere vivir en lo contemporáneo debe también aceptar los beneficios que la puede obtener de los nuevos planteamientos arquitectónicos.

íñigo garcía odiaga. arquitecto
san sebastián. octubre 2011

Artículo publicado en ZAZPIKA 23.10.2011

Visibilizar el calor | Miguel Ángel Díaz Camacho

Aalto, Rautatalo 1953-55

Que la arquitectura no es posible sin la luz resulta tan evidente como inexacto. O al menos incompleto. Efectivamente, tantas veces se nos ha dicho ya, la luz puede ser la materia prima de la arquitectura, su sustancia. Cierto. No hace tanto el ciclo de la vida se organizaba en torno al ciclo solar y la arquitectura convocaba a la penumbra al abrigo de noches estrelladas1. La electricidad estimularía la mágica capacidad de los hombres para la fabricación de la luz, el artificio luminoso que permitiría la modificación de patrones ancestrales de conducta. Sin embargo, se suele obviar con frecuencia un componente no menos fundamental para el hecho de habitar, un espectro presente en la hoguera y la luminaria, una energía tan inmaterial como ferviente servidora de la luz: el calor.

En contadas ocasiones se ha relacionado el resplandor de una luminaria o un foco con su revelación térmica, un halo invisible y casi residual para la gran arquitectura. En la “Iron House” 2 Alvar Aalto propone un elegante atrio central iluminado cenitalmente a través de una serie de 40 lucernarios organizados en retícula de 5 por 8. Se trata básicamente del tipo utilizado en Viipuri pero evolucionado gracias a la incorporación de una manta exterior de luz artificial, una suma de estrellas individuales situadas sobre el vidrio circular que remata cada uno de los huecos cilíndricos. El perfeccionamiento no es menor: por un lado el atrio se encuentra igualmente iluminado durante el día y la noche; por otro, las lámparas derriten las nevadas copiosas del invierno y habilitan el uso del lucernario en cualquier momento del año en Helsinki.

Al margen del deliberado ejercicio de alteración perceptiva noche-día3, interesa aquí la ingeniosa aportación térmica de las luminarias, haciendo visible un proceso que a menudo pasa inadvertido dentro de la configuración del espacio. La capacidad de las lámparas para derretir la nieve no solo resulta un hecho evidentemente práctico: su desaparición visibiliza un proceso de liberación de calor a menudo oculto en turbulencias y movimientos de aire en el espacio interior. El calor ejerce una poderosa capacidad de transformación sobre los fluidos que nos envuelven y afectan. El calor nos incuba y nos devuelve a situaciones prenatales libres de toda entropía; Dennis Oppenheim representaba bien este proceso a través de su instalación “Aging” 4. También aunque desde otra perspectiva, arquitectos como Philippe Rahm se han empeñado en reconciliar la naturaleza corpuscular de la luz con su ascendente termodinámica, cartografiando las variaciones de temperatura o humedad relativa con la precisión del científico que opera desde la monitorización de un hábitat. ¿Qué tienen en común Aalto, Oppenheim y Rahm? Bueno, todos ellos han trabajado con la luz como instrumento para visibilizar el calor.

Miguel Ángel Díaz Camacho. Doctor Arquitecto
Madrid. abril 2014

Notas:
1 Llama la atención el diseño de lámparas de aceite y soportes para velas en las primeras obras de Wright en Oak Park a finales del Siglo XIX y principios del XX.
2 Edificio Comercial y de Oficinas “Rautatalo”, Helsinki, concurso 1952, construcción 1953-55. Apodado “Iron House” debido al nombre de sus propietarios “The Association of Iron Dealers”.
3 Que trataremos en otra ocasión.
4 La instalación “Aging” (1974) se expuso en el Edificio Sabatini del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía dentro del proyecto “DENNIS OPPENHEIM. Taller de investigación sobre fondos del MNCARS”, Madrid 19 de abril al 3 de noviembre 2005. Una serie de figuras de cera erguidas y alineadas ante idénticos focos de luz infrarroja separados una distancia variable in crescendo; la luz permitía observar las figuras mientras el calor las fundía y hacía retorcer en un lento cambio de posición. Algunas se sentaban, otras caían de rodillas antes de tumbarse y desaparecer conformando una masa informe y desfigurada. El interés de la obra reside en hacer visible una variable que rara vez se puede observar en la escultura: el calor.

La arquitectura como arte impuro

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El libro parte de la consideración de que los requisitos que afectan a la arquitectura (construcción, función, belleza, lugar…) son tantos y tan dispares que el proyecto arquitectónico solo puede cumplirlos acudiendo a la contradicción y a la paradoja, o olvidando algunos y privilegiando otros. Así se realiza un recorrido por la historia de la arquitectura –de los griegos a nuestros días–, que permite examinar los diversos modos en que los arquitectos han resuelto estas dificultades. El recorrido pretende obtener principios importantes e interesantes, que afectan al entendimiento de la disciplina y al reconocimiento de su difícil naturaleza.

Cangas de Onís (Asturias), 1947. Arquitecto por la Escuela de Madrid en 1971, discípulo de Fernández Alba, Carvajal y Moneo. Ha sido profesor de Proyectos y de Teoría de la Composición desde 1971. Doctor arquitecto en 1979 con una tesis sobre la «Arquitectura de Luis Moya Blanco», dirigida por Rafael Moneo. Ha dado clase en las escuelas de Valladolid y Pamplona, y en las facultades de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Puerto Rico, de la Universidad de la República de Montevideo y de la Universidad de Bolonia. Ha sido profesor invitado en todas las escuelas de Arquitectura españolas y en otras universidades e instituciones de Portugal, Francia, Italia, Suiza, Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos, México, Venezuela, Ecuador, Perú, Paraguay, Uruguay y Chile. Fue director del departamento de Teoría y Proyectos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valladolid y subdirector de Investigación y Doctorado en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Fue inspector general de Monumentos del Estado (Dirección General de Bellas Artes, Ministerio de Cultura, 1983-1986). Director de la revista Arquitectura(COAM), por concurso, de 1981 a 1986 y de 2000 a 2008. En el curso 2010-2011 ha sido investigador asociado en la Bartlett School of Architecture de la University College London. Arquitecto en ejercicio, tiene obras de vivienda (Asturias, Madrid), universitarias (Burgos), deportivas (Madrid), oficinas (Madrid), museísticas (Madrid, Asturias, Extremadura) y de restauración de monumentos y rehabilitación de edificios (Madrid, Asturias y Andalucía: catedral de Oviedo, iglesia de Montserrat en Madrid, Puerta del Sol, iglesia de San Bernabé de El Escorial). Fue Premio Europa Nostra por la restauración del convento de la Rábida en Palos de la Frontera (Huelva, con Antonio Rivière y Consuelo Martorell) y premio del Ayuntamiento de Madrid con la rehabilitación del Museo de América (con Consuelo Martorell y Javier Ortega). Historiador, teórico y crítico, ha publicado numerosísimos artículos y bastantes libros. Tiene monografías sobre José Antonio Coderch (Ed. Xarait), Luis Moya (COAM), Alvar Aalto, Mies van der Rohe (Colegio de Arquitectos de Cádiz) y otros libros ya clásicos como Arquitectura española años 50, años 80 (MOPU), Metamorfosis de monumentos y teorías de la restauración (Alianza Editorial), Arquitectura europea y americana después de las vanguardias (Espasa Calpe), Alvar Aalto, proyecto y método (Akal), Las formas ilusorias en la arquitectura moderna (Tanais), La arquitectura del patio (Gustavo Gili).

Entrevista Kenneth Frampton ¿Qué es Arquitectura?

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Entrevista Kenneth Frampton ¿Qué es Arquitectura?
Entrevista Kenneth Frampton ¿Qué es Arquitectura?

Conversamos con Kenneth Frampton a principios de esta semana, en el evento para anunciar los finalistas del premio Mies Crown Hall Americas  (MCHAP) en Santiago, Chile.

Más allá de preguntarle sobre el proceso de selección del jurado para otorgar el MCHAP, tomamos un momento para preguntarle nuestra clásica pregunta ¿Qué es la arquitectura?

Entrevista Kenneth Frampton (Woking, Reino Unido, 1930)

Arquitecto, historiador y crítico de arquitectura, autor de numerosos libros y ensayos sobre historia y teoría de la arquitectura.

Frampton estudió arquitectura en la Escuela de Arte de Guildford y la Architectural Association School of Architecture de Londres. Posteriormente trabajó en Israel, con el Consejo del Condado de Middlesex y con Douglas Stephen and Partners (1961-1966), tiempo durante el cual también fue profesor visitante en el Royal College of Art (1961-1964), profesor en la Architectural Association (1961-1963) y Editor Técnico de la revista Architectural Design (AD) (1962-1965).

Actualmente es profesor de la cátedra Ware de Columbia University (Nueva York). Ha impartido clases en el Royal College of Art de Londres, la ETH de Zúrich.

Es autor de numerosos ensayos sobre arquitectura moderna y contemporánea, principalmente conocido por su «Historia Critica de la Arquitectura Moderna» (1980; revisada en 1985, 1992 y 2007), en el que realiza un completo análisis de la arquitectura moderna que se ha convertido en un clásico imprescindible dentro de la bibliografía académica sobre historia de la arquitectura moderna, y por «Estudios sobre Cultura Tectónica» (1995).

Frampton alcanzó gran influencia en la enseñanza de la arquitectura con su ensayo «Hacia un Regionalismo Crítico» (1983) – aunque el término ya había sido acuñado por Alexander Tzonis y Liane Lefaivre. El ensayo de Frampton se incluyó en un libro «La Anti-Estética», ensayos sobre la cultura posmoderna, editado por Hal Foster, aunque Frampton es crítico con el posmodernismo. La propia posición de Frampton intenta defender una versión de lo moderno que tiende hacia un regionalismo crítico o una comprensión «momentánea» de la autonomía de la práctica de la arquitectura en términos de sus propias preocupaciones con la forma y la tectónica que no se pueden reducir a la economía.

docstoc

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¿Qué es docstoc ?

Es una plataforma web en la cual se pueden compartir documentos de cualquier tipo aunque preferiblemente documentos profesionales. Dichos documentos se comparten con toda una comunidad y puede establecerse en diversas categorías.

¿Qué elementos contiene?

Entre los elementos que contiene .docstoc se encuentran las listas que vienen predeterminadas en la página y algunas que el propio usuario puede crear, entre ellas están:

• Lista pública o privada de documentos subidos

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• Documentos vistos

• Peticiones completas y por completar

¿Qué se puede hacer en la comunidad?

En la comunidad de .docstoc se puede crear un perfil que describa básicamente al usuario y el tipo de documentos que va a subir, dichos documentos pueden ser públicos o privados.

Los demás documentos que se encuentren en la comunidad se pueden ver online, comentar, compartirlo, enviarlo por correo electrónico etc.

¿Qué tipo de formatos puedo subir?

Luego de registrarse, podras subir cualquiera de las siguientes extensiones de formatos a la página de .doctoc: log, doc, docx, pdf, xls, xlsx, rtf, pps, ppsx, ppt, pptx y txt.

Ventajas de usarlo

• Se pueden realizar búsquedas muy amplias.

• Hay más de 7.000 archivos de todos los temas.

• Se puede activar una opción que te envia al correo un documento que estuvieras buscando.

• Permite subir varios archivos al mismo tiempo.

• Puedes delimitar las márgenes de búsqueda.

¿Qué hacer para crear una cuenta?

Para crear una cuenta se debe de registrar en internet en la siguiente página docstoc, luego de hacer un breve registro ya se puede comenzar a subir documentos y compartirlos con toda la comunidad, también se puede acceder al portal a través de Facebook.

12 VPO en Cangas | Hermo Iglesias Veiga Arquitectos

El edificio se fragmenta en tres volúmenes debido a la pendiente de la parcela creando tres portales de acceso a viviendas con dos viviendas por planta, esto permite que las viviendas tengan fachada en las dos caras principales del solar.

Así, se abren las zonas de día (estar-comedor y cocina) a la fachada noreste buscando las vistas abiertas a la ría. Las dormitorios zonas de noche (dormitorios) se orientan a la cara suroeste protegidas por el propio desnivel del terreno y la vegetación; recogido de la calle, evitando así las zonas más ruidosas.

Se hace un esfuerzo en reducir al mínimo las superficies de corredor y distribuidor, de modo que se puedan reforzar las zonas de día o los dormitorios dependiendo de las necesidades familiares mediante amplias puertas correderas que modifican la zona de día de las viviendas.

Los colores de la fachada responden a un estudio del entorno ayudando a la integración y disminuyendo el impacto mediante lo uso de la fragmentación visual con distintos verdes combinados.

Obra: 12 VPO en Cangas
Autor: Hermo Iglesias Veiga Arquitectos (Víctor Hermo Sánchez, Juan Iglesias Babío, Iván López Veiga).
Colaboradores: Mª Carmen Carballeira Rodríguez, Anabel Ortiz Conlledo, África Martínez Barreiro
Año: 2008-2010
Emplazamiento: A Choupana, Cangas do Morrazo, Galicia, España
Promotor: IGVS – Instituto Galego da Vivienda e Solo
Constructora: Antalsis S.L.
Instalaciones: Ramón Cabezas
Fotografías: Iglesias y Veiga Arquitectos
+ iglesiasveiga.es

El tiempo y las cosas. La casa-estudio de Hanne Darboven

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Vista de sala de la exposición El tiempo y las cosas. La casa-estudio de Hanne Darboven, 2014

Conocida por sus obras de gran escala en las que combina el dibujo geométrico, las series numéricas, la imagen y la escritura, suele asociarse a Hanne Darboven (Múnich, 1941 – Hamburgo, 2009) con el arte conceptual, una vinculación que habría que matizar dado el carácter inequívocamente subjetivo del proceso de ejecución y materialización de sus trabajos, a menudo salpicados de referencias autobiográficas y menciones al lugar de producción.

Esta exposición reúne una amplia selección de objetos de muy diversa índole (juguetes, maniquíes, instrumentos musicales, artículos promocionales, souvenirs procedentes de distintos rincones del mundo…), así como obras propias, que Darboven fue acumulando en su casa familiar de Am Burgberg, el lugar en el que vivió y trabajó durante toda su vida (salvo una breve estancia de dos años en Nueva York a mediados de los años 60) y que más que un estudio al uso parece un Gabinete de Curiosidades como los que proliferaron en los siglos XVI y XVII.

La muestra, que no se ha concebido como un retrospectiva ni como una exposición antológica, propone un itinerario que recrea el complejo y fascinante universo de la casa-estudio de Darboven, permitiéndonos no sólo adentrarnos en este lugar y en cada uno de sus tiempos acumulados, sino también repensar los trabajos de escritura numérica y serial que esta artista realizó a lo largo de su carrera y en los que lo temporal, en su despliegue, llegaba a adquirir una consistencia volumétrica. Todo ello desde la premisa de que, aunque aparentemente, el desbordante discurso que proyecta su estudio parece contradecir la sobriedad cartesiana de su propuesta plástica, en el fondo ambas lógicas estaban estrechamente vinculadas, pues partían de la misma pulsión: el desesperado intento de reducir la complejidad del mundo a diagramas, estructuras reticulares y dispositivos narrativos o escenográficos que hagan aprehensible a la mirada aquello que la desborda.

La casa-estudio de Darboven constituye, por tanto, el punto de partida y de llegada de su obra, tanto material como conceptualmente. Es parte fundamental de su legado y un aspecto esencial de su trabajo. Un legado y un trabajo que, al igual que el de otros artistas que en las últimas décadas del siglo XX se han enfrentado críticamente a la herencia invisible de la modernidad (cuya materialización gráfica más palmaria fue la cuadrícula clasificatoria que, no lo olvidemos, juega un papel clave en la obra de Darboven), están atravesados por una latente e inquietante ambigüedad, la que vincula civilización y barbarie, sistematización racional e impulso instintivo. Y es justo en esa indeterminación en la que esta artista parece querer buscar su lugar en el mundo.

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Revista Pointes [n07]

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El siete número de la revista de arte y arquitectura POINTEs, editada en Madrid, una publicación de arte y arquitectura realizada por estudiantes de diferentes ramas artísticas, que pretende reavivar el debate y dirigirnos HACIA UN ESPIRITU CRÍTICO, así como la investigación de las referencias mas importantes del siglo XX.

Es así como se conforma como una revista libre de secciones basada en la recopilación de textos de opinión, reflexión, trabajos de investigación y trabajos artísticos propios.

Revista Pointes [n07]
Revista Pointes [n07]
POINTES 7

Esterilidad planificada: Slussen
Tránsito
La arquitectura moderna como razón de estado
El truco del prestidigitador
Ciudad y abismo
Gabriel García Márquez

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Tarapoto, ciudad en la selva y la montaña | Aldo G. Facho Dede

Tarapoto, ciudad en la selva y la montaña | Fotografía: Aldo Facho Dede

Gracias a la cordial y entusiasta invitación del Colegio de Arquitectos de la Regional San Martín, representado por su Decano el Arq. Teddy del Águila y el Arq. Percy Vilca, tuve la oportunidad de visitar por primera vez la ciudad de Tarapoto, ubicada en la selva del Perú. Además del honor que significaba la invitación, me genero especial interés conocer la ciudad y el paisaje en el que está emplazada, que imaginaba exótico y natural. Ya desde el avión me preocupé en registrar el acercamiento a la tierra para reconocer texturas, topografía, colores, tramas… lo primero que me llamó la atención fue la fuerza de los ríos que surcaban el paisaje con absoluta indiferencia, y la topografía que asemejaba un paño verde plegado. Cuando nos acercamos más pude identificar con preocupación el fuerte impacto ambiental de la tala indiscriminada de la flora nativa para generar superficies cultivables. Eso lo confirmé luego cuando recorrí la periferia de la ciudad.

La salida del avión fue cual entrar en un baño turco, una masa de aire húmedo y caliente me envolvió y no nos dejó hasta que volvimos a partir. Según los locales el clima fue «benigno» con nosotros, «no está haciendo mucho calor» repetían mientras una sueva brisa nos refrescaba en la sombra. Si esa temperatura era «fresca» no quiero imaginar lo que para ellos es «caluroso», pero como bien me indicaron «el cuerpo se adapta».

Tarapoto, ciudad en la selva y la montaña

Espacio Público.

En una ciudad relativamente pequeña (ciudad pequeña y no pueblo grande como bien recalcaba el hijo menor del arq. del Águila) y con un clima de benigno a cálido, el espacio público es el lugar donde la población interactúa y vive. Lo que puede parecernos lógico no lo es para las autoridades de Tarapoto, pues las calles han sido regaladas a los carros, motos y mototaxis, casi eliminando las veredas (hay tramos que desaparecen), árboles, paseos… a esto hay que sumarle el hecho que no se hayan preocupado de normar la sombra como elemento significante en la arquitectura, los aleros son pequeños y no alcanzan para proteger a los peatones. Tarapoto es una ciudad que tiene todas las cualidades y escala para ser una hermosa ciudad peatonal, pero hoy es un espacio negado a los ciudadanos. La plaza principal mantiene ese diseño francés de diagonales, en este caso particular reforzadas por muros de contención que resuelven la pendiente del terreno. Esto agudiza la fragmentación del espacio, dejando solo para el uso de la gente acotadas superficies pavimentadas. Si le sumamos a esto el calor y la falta de sombra, tenemos como resultado una plaza casi vacía y con concentraciones de gente donde los árboles les protegen del sol.

Tarapoto, ciudad en la selva y la montaña | Fotografía: Aldo Facho Dede

Mucho más interesante es el diseño del parque Suchiche, donde dicen que se fundó la ciudad, en el que sin mayor elucubración de diseño han sabido generar diversos espacios internos de sombra, generando una atmósfera fresca y de descanso.

Es sumamente contradictorio que en una ciudad fundada en el verde amazónico casi no hayan árboles urbanos, quizás esa condición sea la causa no conciente por la que la gente no los reclama como urgentes.

Tarapoto, ciudad en la selva y la montaña | Fotografía: Aldo Facho Dede

Plan de Desarrollo Urbano

Cruzar la ciudad no demanda mucho tiempo, a pocos minutos ya estamos pasando por alguno de los puentes del río Cumbaza, que es la interfase natural con el área agrícola. El nuevo Plan de Desarrollo Urbano, lejos de consolidar esa interfase y buscar que la ciudad se consolide hacia dentro, ha abierto la «caja de pandora» habilitando como suelo urbano zonas que hoy son agrícolas. Me genera una profunda pena ver como una ciudad tan pintoresca, con una escala acotada que le permitiría fácilmente distinguirse en cualidades, está condenada a desparramarse en su suelo productivo y lo productivo en el bosque amazónico, dejando en el camino enormes bolsones de tierra sub-utilizada. Allí creo que deben trabajar con urgencia los colegios profesionales, las universidades y los arquitectos.

Tarapoto, ciudad en la selva y la montaña | Fotografía: Aldo Facho Dede

Mercado y Cementerio

Para suerte de los habitantes, la ciudad no ha sido invadida por alguno de los centros comerciales que ya han cambiado la estructura comercial de muchas ciudades del país. La gente aún compra en los mercados, comercios de barrios y ferias. Como intento hacer siempre que visito una nueva ciudad, busqué ubicar el Mercado y Cementerio, equipamientos que como bien me dijo hace mucho tiempo un colega, son la radiografía de la ciudad. En ellos ves la forma como la sociedad local interactúa y comercia, puedes medir la salud y economía, las creencias, conformación social, historia… justamente al entrar al cementerio una austera cruz recibe al visitante y enuncia: «Para que no se repita.  En memoria de los desaparecidos(as) y muertos(as) por la violencia política. 1980-2000».

Tarapoto, ciudad en la selva y la montaña | Fotografía: Aldo Facho Dede

Alrededores

El primer lugar que visitamos fuera de la ciudad fue el pintoresco pueblo de Lamas, que es de donde dicen vinieron los naturales a fundar la ciudad.  Un lugar interesante dominado por la topografía y la tierra anaranjada con la que se construyen la mayor parte de las casas. Construcciones con gran valor tecnológico-ambiental, desarrollado durante siglos de adaptación al contexto, sabiduría hoy desaprovechada y condenada por la pobreza y la creencia que el ladrillo y el cemento son un escalón hacia el desarrollo.

Fue muy interesante entrar a una de las viviendas y ver como estaba configurada constructiva y espacialmente. Resumiendo, es un gran espacio con un entrepiso de madera a modo de altillo, en el que el confort climático se consigue con sombra y ventilación. Para ello utilizan muros gruesos de tapial, techos a dos aguas de teja, ventanas altas en sombra y sin vidrios que generan ventilación cruzada.

Tarapoto, ciudad en la selva y la montaña | Fotografía: Aldo Facho Dede

De allí nos dirigimos al bajo Huallaga, donde pude apreciar uno de los paisajes más hermosos de mi país: una masa de agua serpenteante que surca dos murallas colmadas de verde, en las que la escala de lo humano desaparece ante la inmensidad de la naturaleza. Shapaja es un pequeño pueblo que está en uno de los remansos de las montañas, allí vive la familia de la señora del arq. del Águila que nos recibió con especial cariño y atención, como solo saben hacerlo las personas que viven en el interior, donde la calma y el compartir son más importantes que cualquiera otra variable citadina. Allí tomé un riquísimo aguadito de gallina, que me hizo recordar aquel que décadas antes tomara en la casa rural del tío abuelo de uno de mis mejores amigos en el valle del Colca.

El tiempo nos apremiaba y según los locales no podíamos regresar a Lima sin visitar el eco-hotel Puma Rinri, inteligentemente ubicado entre la carretera y el río. Un proyecto cuya mayor cualidad es la simpleza y el haber sabido aprovechar la tecnología y materiales locales para construir un lugar sumamente acogedor y en el que apetece descansar. No se necesita más para disfrutar de tan hermoso paisaje.

Con ese broche cerramos nuestro viaje, no sin dejar de comprar unas barras de chocolate y café para llevar a casa.

Tarapoto, ciudad en la selva y la montaña | Fotografía: Aldo Facho Dede

Aldo G. Facho Dede · Arquitecto Autor del Blog Habitar: Ambiente+Arquitectura+Ciudad
Lima · junio 2013

Aparato crítico | Miquel Lacasta Codorniu

Aparato Crítico

«Sin embargo, al hacer arquitectura, nos proponemos algo. La arquitectura es un esfuerzo por ser. Es un esfuerzo por hacer visible aquello que no lo es: los pensamientos. Un pensamiento, como un sentimiento, es algo que pertenece al mundo de lo indeterminado, al mundo que no ha tomado forma todavía. Hacer visible algo es darle forma, pensando que lo que se ve existe. De este modo, al dibujar la distancia entre lo que las cosas son y lo que quisieran ser, los actos sobre la materia sí tienen voz. Pero para ello hace falta una conciencia intelectual de la materia o, dicho de otra forma, fe en la arquitectura. Y ésta no existe sin confianza en la materia: confianza en que su modo de hacerse presente, su modo de ser, es capaz de sombrear lo posible, pero también transmitirnos lo lejano de la vida. No hay arquitectura sin confianza en la materia; en su capacidad de ser, inesperadamente y por sí misma, más de lo que nosotros quisiéramos. Porque es esto, y no nuestra voluntad, lo que quedará«.1

Tomo prestado este fragmento de un texto de Luís Moreno Mansilla con la absoluta fascinación que provoca el evocar en apenas 10 líneas, aquello que en esencia pienso que es la arquitectura. Admirable.

También es un homenaje a un hombre tranquilo y sensible capaz de entender la arquitectura en un mundo nervioso e irascible. Por último, debo confesar, que hago así explicito uno de aquellos espacios intangibles en los que desaparecer cuando el exceso de ruido se hace insoportable: los textos delicados de Mansilla, sus ideas fronterizas, suaves y rotundas a la vez. Este espacio, poblado de palabras, oraciones e ideas, es un refugio donde hacer un pulso con lo importante, con lo determinante, con el corazón de una disciplina poliédrica que atiende tanto a lo sensitivo como a lo mecánico, a lo visceral como a lo técnico, a lo humano como a lo urbano, a lo natural como a lo artificial, a lo bello como a lo siniestro.

Toda esta introducción intenta apaciguar el exceso de exabruptos que rodean ciertas discusiones acerca de la supuesta muerte de la crítica de la arquitectura. Nunca surgen desde este blog cuestiones relacionadas con la actualidad y tampoco hoy va a ser una excepción. El supuesto fin de ciclo de la crítica arquitectónica lleva décadas anunciándose, como si una corte de arcángeles anunciara el fin de mundo. Y sin embargo, coincido con muchos otros, que contrariamente a la defunción, pienso en la necesidad de un revigorizante definitivo.

Por eso he vuelto a visitar uno de mis refugios predilectos. Este pequeño fragmento de lucidez hecha texto, quizás pueda dar alguna clave acerca de la necesidad revigorizante a la que antes aludía.

Para empezar, la arquitectura es un esfuerzo por ser. Es decir, la arquitectura no es en tanto que realidad, sino que en tanto que acción. No es en tanto que resultado, sino que en tanto que proceso. Por tanto la arquitectura es un devenir, una secuencia multidimensional que no acaba nunca, que opera e interactúa con diferentes capas de la realidad. Una de esas capas es sin duda el espíritu crítico, la reflexión razonada que surge al valorar tanto positiva, como negativamente una obra de arquitectura, sea esta construida, proyectada o meramente escrita.

Ahondando: la arquitectura es un esfuerzo por hacer visible aquello que no lo es: los pensamientos. La arquitectura no es un edificio entonces, es un pensamiento que adquiere diferentes acabados. Uno, y el más común, puede ser el de un edificio. Otro puede ser el de un barrio entero o una ciudad, otro el de un texto, una película, un dibujo, una maqueta… La arquitectura es un pensamiento formalizado. Nada mejor que aportar. Nada que objetar. Ciertamente, la arquitectura, apoyada en un relato que deshilacha el porqué las formas del pensamiento adquieren tal o cual resolución, va forjando una construcción eminentemente intelectual, es decir, realizada con el intelecto. ¿Es un texto arquitectura?

Hacer visible algo es darle forma, pensando que lo que se ve, existe. Y la forma, todos lo sabemos ya, se puede dar a través de un edificio, o a través de un texto. De hecho, podría llegar a decirse que la forma de un texto tiene ganado el valor de la independencia, en relación a la forma de un edificio. En un texto crítico sobre arquitectura, solamente existe el arquitecto y la obra. No hay intermediación. En un edificio los actores que intervienen en su constitución, hacen que los procesos sean mucho más complejos y abigarrados. En cierto sentido, un texto es arquitectura directa, mientras que un edificio es arquitectura mediada.

Me gusta la idea que se desliza al final de la frase. …pensando que lo que se ve, existe. Hoy día me parece muy pertinente esta pequeña aclaración. ¿Cuánto de lo que vemos no existe? Sería un tema de largo debate e intensa discusión.

De este modo, al dibujar la distancia entre lo que las cosas son y lo que quisieran ser, los actos sobre la materia sí tienen voz. Pero para ello hace falta una conciencia intelectual de la materia o, dicho de otra forma, fe en la arquitectura. Aquí se ponen de relieve dos aspectos diferenciales entre el acto de proyectar en arquitectura mediante el dibujo, y el acto de proyectar arquitectura con las palabras. En ambos casos la presencia de la materia, y de una inquebrantable fe en la arquitectura, se hacen evidentes. En el caso de proyectar un edificio, la materia cobra voz, dice Mansilla, es decir, las herramientas proyectuales de la arquitectura son capaces de dar voz a la materia. En el caso del texto, la voz es más que evidente, pero ¿la materia? La materia de un texto crítico de arquitectura es el relato.

Hoy podemos seguir construyendo arquitectura con materias mudas y referencias vacías, pero es evidente que la sociedad ya se ha dado cuenta del tremendo engaño que ocurre cuando la arquitectura no va acompañada de un relato coherente, profundo y arraigado en su tiempo.

La materia de un texto, es la voz del relato de la arquitectura.

No hay arquitectura sin confianza en la materia; Nada más claro. Confianza en la materia, la densidad, la estructura física de la arquitectura, pero también confianza en el relato, la estructura intelectual de la misma. Una arquitectura que adquiere la forma de un edificio concreto es un aparato lógico, tan lógico como la fuerza de la gravedad o el peso del hormigón. Una arquitectura que adquiere la forma de un texto, desarrolla un aparato crítico. Tan necesario este último como el aparato lógico que sustenta las decisiones tomadas en un edificio específico.

En resumen, si asumimos que habrá arquitectura mientras existan edificio, mientras las ciudades sean, de la misma manera hay que asumir que habrá critica de la arquitectura mientras hay la necesidad de construir relatos.

O dicho de otro modo, la arquitectura y la crítica de la arquitectura son inevitables. Por más ímpetu que se ponga en enterrar la arquitectura, en hacerla desaparecer, esta surge en cada proyecto, ni que sea en términos potenciales. Otro tanto ocurre con la crítica. Por más que queramos jugar a Jack el Destripador con el aparato crítico de la arquitectura, este, cual invasor del espacio, vuelve a surgir en cada lectura, en cada texto, en cada porción de realidad urbana con la que nos topamos.

Porque es esto, y no nuestra voluntad, lo que quedará.

Miquel Lacasta Codorniu. Doctor arquitecto
Barcelona, octubre 2013

Notas
1 Mansilla, Luís Moreno. Apuntes de Viaje al Interior del Tiempo, Ed. Fundación Caja de Arquitectos, Barcelona, 2001

Sesiones perdidas | Borja López Cotelo

Nunca me ha gustado mirarme al espejo. Enfrentado a mí mismo, despojado de toda máscara, descubro cicatrices que el pudor esconde, defectos que la condescendencia ajena evita en cada conversación.

Viajar por Galicia para ver su arquitectura me obliga a un ejercicio análogo.

Es una sensación extraña; acompañar en el viaje a quien viene de lejos, a quien apenas ha cumplido veinte años1. Ver lo ya visto, ver con otros ojos.

Por eso anoté sobre la marcha lo que tal vez nunca se diría.

Las sesiones perdidas2.

Fellini | Fuente: circulobellasartes.com

Es importante escribir para no olvidar las cosas; escribir como quien hace la lista de la compra3. Recordar ese sábado, ese faro4visto en La Coruña; recordar sus galerías, los castillos que defendieron su bahía, las murallas que abrazaron una plaza fuerte cuya morfología ha sido desfigurada en su pugna con la mar5. No olvidar, por supuesto, a Manuel Gallego y esa calle que es museo pero también es ciudad, ambigüedad tan gallega en la que nos gusta reconocernos.

La Coruña

Escribir es inevitable si viajamos a Compostela6un domingo soleado de marzo. La visita es siempre una mezcla de obligación y placer, como ir a casa de ese abuelo que nos explica de dónde venimos: entrar en la catedral7, divisar desde sus cubiertas la plaza del Obradoiro -no olvidar que eso significa taller-, la Quintana de Mortos y la de Vivos, Platería y Azabachería; reconocer la Corticela y, más allá, el muro ciclópeo y excesivo de San Paio de Antealtares.

Tomar el sol, fugazmente, sobre las losas de granito.

Anotar que, no demasiado lejos de la catedral, encontramos ese parque irónicamente llamado de Vista Alegre8, y que más tarde visitamos la Vaquería, conjunto residencial proyectado por Víctor López Cotelo en una antigua curtiduría. Caminar por él es entender por qué la arquitectura no puede ser explicada, por qué es necesario experimentarla; es percibir una comprensión profunda del lugar, una manipulación precisa de la topografía, una extraordinaria sensibilidad en el tratamiento de la vegetación, una arquitectura capaz de valorar el espacio entre las piezas -ese aire que respiramos- antes que la apariencia de cada una de ellas. La Vaquería ha sido construida tras haber aprendido del modo en que Galicia ha humanizado su paisaje durante siglos: sus muros admiten la pátina porque aluden al tiempo y la memoria, a aquello que sabemos sin darnos cuenta y conforma nuestro subconsciente colectivo. López Cotelo -el otro López Cotelo- ha sido capaz de construir un pedazo de Galicia en Galicia9. Eso no es sencillo.

Esa noche visitamos la Ciudad de la Cultura.

Conjunto residencial en la Vaquería Carme de Abaixo, Santiago de Compostela. Víctor López Cotelo

El lunes por la mañana no fui capaz de escribir mientras hablaba Andrés Fernández-Albalat; preferí abrir bien los ojos y esforzarme en memorizar cada una de sus palabras. Luego, en el autobús, me invadió esa sensación que debió invadir a quienes vieron a Hendrix interpretar el himno en Woodstock:

‘¿Sabes, hijo? Ese día, yo estuve allí’.

Horas más tarde tomé un puñado de notas en Bueu, en el mismo lugar que Ramón Vázquez Molezún construyó una casa en 1969 y la bautizó A Roiba. Al entrar, recordé una experiencia personal: hace años, un cliente rechazó una propuesta para su vivienda; argumentó que, cuando uno ve un dormitorio, piensa en follar; y que él, en ese dormitorio, no se imaginaba follando. Fue una enorme lección de arquitectura. En A Roiba uno se imagina a quien la habita follando, y riendo, y llorando; se imagina días buenos y días malos; se imagina tardes de julio subiendo desde la playa, tirando de la trampilla; se imagina  el picor en la espalda cuando la sal del mar reviste la piel, se imagina el resol de septiembre colándose en la habitación de la planta superior.

No pude evitar pensar en una paradoja: en sus sesenta y siete metros cuadrados cabe mucha más vida que en las catorce hectáreas de la ciudad de la cultura. Quizá porque esa casa minúscula, como Andrés Fernández-Albalat aquella misma mañana, nos habló del tiempo10.

Casa A Roiba.1969. Ramón Vázquez Molezún

Luego volvimos a La Coruña. De camino, mientras veía llover, pensé que alguno de quienes esta vez se asomaron al noroeste volverá a Galicia. Quizá entonces irá más allá, más al oeste, hasta Fisterra. Hasta el punto donde acaba la tierra. Y allí comprenderá que Galicia no es el fin de la tierra sino el centro del mar.

Eso nos lo reveló alguien que vino de fuera y nos enseñó a mirarnos al espejo.11

Borja López Cotelo. Doctor arquitecto
A Coruña. abril 2013

Notas:
1. Escribo este artículo tras un viaje a Galicia realizado con alumnos de segundo curso de la ETSAM. No pretende ser un inventario de lugares visitados ni de experiencias vividas, sino un conjunto de anotaciones rápidas, de ideas inconexas y fragmentarias que se podían haber perdido para siempre. Quizá, incluso, eso habría sido lo más apropiado.
2. Sí, Ferreiro, te he vuelto a robar un título.
3. Pietilä secundaría esta afirmación. Sin duda.
4. Mi padre me prohíbe taxativamente llamarle torre. Tal vez porque él creció en la calle del faro, desde la que -antes de que la especulación devorase el barrio de Monte Alto- se veía la misma luz que guiaba a los marineros.
5. Hemingway me prohíbe taxativamente referirme a la mar en masculino. La mar es lo correcto pues es así como ‘le dicen en español cuando la quieren’, afirma el americano en El viejo y el mar.
6. A esa ciudad cuya etimología, campus stelae, me hace recordar a Borges: ‘¿Cuándo comenzó a verse la noche?… para eso ha sido menester muchas vigilias de pastores y de astrólogos y de navegantes y una religión que lo ubicase a Dios allá arriba…’ (Jorge Luis Borges, El tamaño de mi esperanza)
7. La visitamos tras haber escuchado a Arturo Franco Taboada explicarnos su génesis, tras haber visto esos dibujos que infectaron nuestra mirada y nos convencieron de que el  parteluz del Pórtico de la Gloria es un apeo. También tras haber asistido, ya noche cerrada, a una charla de Carlos Pita que osciló entre la tectónica de la construcción y las hazañas sexuales de Luis Miguel Dominguín.
8. Fue una experiencia volver a visitar el edificio de la SGAE, esa ridícula vindicación de los fuegos artificiales. Porque la diferencia entre esa obra y la arquitectura es exactamente la misma que existe entre artillería y pirotecnia.
9. Tanto en la Vaquería como en Pontesarela y Caramoniña, Víctor López Cotelo contó con la confianza del promotor José Otero Pombo, quien sigue peleando por sacar adelante varios proyectos de recuperación de antiguas edificaciones en el cauce del Sarela. Su tozudez me hace pensar en la importancia del cliente en ese proceso largo y tedioso que los arquitectos llamamos proyecto.
10. Tal vez por eso, todo lo que vimos después pareció menos interesante. Tampoco nos importó demasiado el Pritzker a Toyo Ito. El clímax de la visita había estado allí, en Beluso, y de un modo u otro todos lo percibimos. Sólo faltaba comer, beber -esta vez sí, mucho- y dejar que cada uno volviera a su casa.
11. Quien nos legó esta interpretación de Galicia fue el antropólogo sueco Stefan Mörling, ilustre habitante de O Morrazo durante cuatro décadas.

La ciudad es de todos

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«Si la proclama de que la ciudad debe ser para todos resulta necesaria es porque se olvida con frecuencia la justificación última de nuestro oficio: que la arquitectura no es sino la manifestación de un conocimiento que ha de ser solidario y generoso. La obra de Paulo Mendes da Rocha es intensa y arriesgada, tanto por su materialidad como por sus planteamientos estructurales. Pero en esta selección de entrevistas descubrimos que, para él, lo más importante no son los edificios sino la técnica en cuanto sabiduría ante la naturaleza, la observación como herramienta crítica y la inteligencia como el más sensible instrumento de análisis en torno a lo humano, la ciudad y la casa. La arquitectura viene después, pero si la ciudad no es de todos, si la arquitectura no nos lo demuestra, entonces, no es nada.»

José María García del Monte.

Paulo Mendes da Rocha pasó su niñez entre la casa de sus abuelos maternos en la ciudad de Vitória —la capital portuaria de Espírito Santo donde nació en octubre de 1928— y la isla de Paquetá, en aguas de la bahía de Guanabara, en Río de Janeiro, a la sazón capital del país y lugardonde residía la familia Mendes da Rocha. En 1940, la familia del arquitecto se instaló en la ciudad de São Paulo, en cuya universidad — Universidad de São Paulo— su padre, Paulo Menezes Mendes da Rocha, había sido nombrado catedrático de Recursos Navales y Portuarios de la Escuela Politécnica, institución que Mendes da Rocha padre dirigió entre 1943 y 1947. Sin salir de São Paulo, Mendes da Rocha hijo terminó en 1954 sus estudios de arquitectura, en la Universidad Mackenzie, y empezó a labrarse una sólida carrera proyectando casas, escuelas, edificios de apartamentos, museos, muebles, escenografías teatrales y varios proyectos urbanísticos. Poco después de titularse en la universidad, Mendes da Rocha ganó el concurso nacional para la construcción del centro deportivo del Club Atlético Paulistano. Este trabajo le valió el reconocimiento del público y el gran premio de la VI Bienal de São Paulo, en 1961. En 1968, el arquitecto ganó el concurso nacional para la construcción del pabellón brasileño de la Exposición Universal de Osaka de 1970 y en 1969 viajó a esa ciudad para seguir de cerca el desarrollo de las obras. Entre otros galardones de carácter internacional, Mendes da Rocha es miembro honorario del Colegio de Arquitectos de Lisboa, ha recibido el premio de la Fundación Mies van der Rohe por su proyecto para la Pinacoteca de São Paulo y en 2000 fue elegido para representar a Brasil en la Bienal de Venecia. En 2006, recibió el Premio Pritzker. En paralelo a su trabajo en el estudio, Paulo ingresó en el mundo académico a mediados de la década de 1960 de la mano de su buen amigo Vilanova Artigas, uno de los arquitectos más destacados de Brasil. Ambos arquitectos dieron un nuevo impulso a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de São Paulo con un enfoque social y humanístico que tendría una gran influencia en las generaciones venideras de arquitectos y artistas.

Entrevista a Jesús Granada

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Más de 30.000 fotografías ilustran la carrera profesional de Jesús Granada, un fotógrafo de arquitectura jienense, afincado en Sevilla, que ha trabajado para más de 400 arquitectos españoles y ha publicado sus trabajos en revistas de prestigio dentro del sector como El Croquis, Casabella, Taschen o Icon, entre unas 300 editoriales de 25 países. Arquitecto de formación, dice que encontró en la fotografía placeres más cercanos a su personalidad. En prensa, sus trabajos han llegado a rotativos internacionales como Il Corriere o el New York Times. Desde que en 1999 comenzó en este oficio se marcó una misión: enseñar al mundo la calidad del paisaje cultural y natural de Andalucía y el talento de los arquitectos andaluces.

Scribd

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Scribd: una comunidad para sus documentos.

Todos manejamos documentos. De hecho son indispensables para ejercicio de muchas áreasprofesionales en el mundo entero. En ellos descargamos nuestras ideas, organizamos datos yadministramos información.

Desde la masificación de los procesadores de texto al estilo Microsoft Word o  OpenOffice profesionales en todo el mundo los usan para almacenar digitalmente información de todo tipo, y con el auge de las redes sociales han emergido nuevas formas para compartirlos y publicarlos,pero ninguna ha reunido tantas ventajas para ellos como Scribd.

¿Qué es?

Scribd es una red social que le permite a 10 millones de usuarios cada mes, publicar, compartir,construir, comentar, distribuir y encontrar documentos en múltiples formatos de textos como: doc, pdf, txt, ppt, xls, ps (Adobe postcript) y lit (Lector de ebooks de Microsoft).

Estos documentos pueden ser descargados para ser leídos cuando no se esté conectado a laInternet o discutidos con sus autores para debatir y ampliar sus contenidos, entre otras funciones.Es una biblioteca universal generada por usuarios de todo el mundo al mejor estilo Youtube pero con textos para compartir y descargar.

Scribd le permite almacenar sus documentos de forma pública o privada convirtiéndolos a unformato digital que los hace visibles en la red con utilidad social y colaborativa.

¿Qué hace única esta red?

No es lo que piensa. No es como “subir” textos a un blog. Es una forma única para compartir documentos con ingredientes particulares, pues se pueden tener:

Suscripciones a usuarios o empresas: Identifique qué usuarios o compañías ofrecen contenidos que le parecen interesantes y sígalospara conocer contenidos nuevos.Periódicos como The Chicago Tribune comparten documentos que permiten a los usuariosampliar información sobre noticias y temas de actualidad.

Listas de lecturas: ¿Encontró un documento que lo sorprendió? Agréguelo a un Reading List y manténgalo a manocomo su favorito.

Descargas de forma libre: La posibilidad de tener un documento en su computadora es funcional, descargar para leer cuando no tenga acceso a la red es una opción que debe considerarse.

Almacenaje ilimitado: Almacene material sin límites, la red no ha provisto imitaciones para ello. Eso sí, le sugerimos noabusar en el peso de los documentos “a subir” pues puede tardar tiempo y recursos enconvertirlos para ser visibles en su red.

Lecturas en niveles ajustables: ¿Le incomoda leer en pantalla? Scribd le provee varias formas de lectura desde el “clásico”scroll, hasta el estilo libro de hojas ajustables; o el modelo slideshow (presentación) para pasar hoja por hoja con tan solo un clic.

Rehabilitación y ampliación de vivienda unifamiliar en Ponte Olveira | CREUSeCARRASCO

Rehabilitación y ampliación de una construcción que fue bar y pequeña casa de comidas, ahora como dos ‘casas’ que dan forma a una plaza. Dos partes de una misma casa que funcionan como un espejo: si ponemos una escalera en la nueva, aparece otra en la vieja y, entre ambas, un umbral que tensiona el tiempo que las separa.

: entrar desde el exterior, rehabilitar utilizando una construcción exterior o plantando una semilla en el jardín.

Un bar, pequeña casa de comidas en un lugar donde se celebraba una importante feria y por donde pasa el Camino de Santiago a Fisterra.

Sus muros son de piedra, con una planta interior de 5.05 x 7.25 m. Va a ser la vivienda de una pareja joven con dos hijos. Insuficiente, necesitan más espacio y más superficie.

Entonces aparece la cocina en el jardín, con la despensa y un cuarto de almacén y juegos. Y la habitación principal, y la de invitados. Es una semilla nueva que atiende a lo necesario y que crece con la técnica y las formas del hormigón.

Pero lo nuevo necesita del apoyo de lo existente para integrarse en el lugar, por eso extiende su brazo, un ancho corredor que penetra en el espacio más antiguo, dotándole de nuevos usos.

De esta manera las dos ‘casas’ dan forma a una plaza, a la que se vuelcan, un umbral que funciona como un espejo: si ponemos una escalera en la casa nueva, aparece otra en la casa vieja, y entre las dos creamos una cinta continua que desde el exterior parece la correa de una máquina del tiempo entrando y saliendo del pasado.

Obra: Rehabilitación y ampliación de vivienda unifamiliar en Ponte Olveira
Autores: Juan Creus y Covadonga Carrasco
Proyecto y obra: 1999-2001
Localización:Ponte Olveira, Dumbría, Galicia, España
Superficie parcela: 978 m2
Superficie construida rehabilitación: 130 m2
Superficie construida ampliación: 125 m2
Fotografía: CREUSeCARRASCO
+ creusecarrasco.es

e n g a w a # 16

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Nos gustaría presentaros el nuevo número de la revista: engawa #16. Para este número hemos contado con la colaboración de Arquitectura G como invitado especial.

«El bifronte Jano, dios de las puertas, inicios y finales ha sido la portada propuesta por arquitectura-g. Ellos mismos han repuesto a su imagen con otras que la evocan desde múltiples ángulos, como si la doble efigie de Jano ya las contuviera. Nos advierten que su asociación de imágenes es parcial y fragmentaria, y sostenemos que no puede ser de otro modo. El caleidoscopio de imágenes poéticas que nos sugieren debería entenderse como otra forma de romper el fantasmagórico juego de espejos que es hoy nuestro día a día, donde la imagen, multiplicada hasta la extenuación suplanta a la realidad de la que procede, siendo ésta , ya tan solo, un pálido reflejo de la imagen.

Bienvenidas sean pues estas imágenes de puertas, pasillos, entradas, tiempos, estaciones, banquetes, alamedas, entretenimientos…»

Muchas gracias a todos los colaboradores, y especialmente a arquitectura g. Esperamos que sea de vuestro interés.

Editorial

Jano; visión parcial y fragmentada – · arquitectura g

Estaciones de Austerlitz · Juan Antonio Espinosa Martín

representar · Javier de las Heras Solé

Lo de ayer, hoy · Héctor Quintela

Un abrir y cerrar de puertas · François Guynot de Boismenu

Long exposure · Alberto Twose

Unidades recíprocas · Montse Solano

Gastrotectura · Jaime Gastalver

Alguien bajo el portal · Pablo Twose

Dualidad · Rubén Páez

Etrne el fin y el pinrpciio aglo estxie · Matías Grimaldi

+ info

David Frutos-Héctor Santos-Díez · fotografía | BISimages

Ahondando en el binomio arquitectura y fotografía, os queremos presentar BISimages (Built In Spain) es una agencia de fotografía especializada en arquitectura española, cuyos responsables son dos fotógrafos, David Frutos (residente en Murcia) y Héctor Santos-Díez (residente en A Coruña)

Según sus pomotores:

“BIS desarrolla una doble labor: distribución de los reportajes que conforman su archivo y agencia de servicios fotográficos para la realización y gestión de reportajes en toda España”.

Además como agencia de servicios fotográficos dispone de una red de fotógrafos especializados en arquitectura con los que colaboran habitualmente y que pone al servicio de sus clientes.

Sus reportajes se pueden ver regularmente en revistas como Arquitectura Viva, Diseño Interior, El País Semanal, la coreana C3 o la alemana AiT, por citar solo unos ejemplos. También en diversos artículos en medios on line de divulgación y difusión como Plataforma de Arquitectura o esta misma casa.

Os dejamos con esta pequeña entrevista que tuvimos la suerte de realizar y a la que amablemente estuvieron dispuestos a concedernos.

David Frutos-Héctor Santos-Díez · fotografía | BISimages
118 viviendas en Coslada. ACM arquitectura | Fotografía: David Frutos

¿Qué os llevó a abriros camino en la fotografía de arquitectura?

En el caso de David se debió a que cuando estudiaba en Madrid compartía piso con estudiantes de arquitectura. Así que empezó haciendo fotos para ellos.

A mi me llevó a ello un conjunto de cosas que coincidieron en el tiempo. El hastío de seguir en la ETSA, las ganas de ganarme la vida, la casualidad de conseguir varios encargos a la vez, y entrar a colaborar con el grupo Globus Comunicación (Diseño Interior y 20Casas).

¿Os encontrasteis con muchas dificultades en su puesta en marcha?

Si y no. Los fotógrafos que montamos BISimages ya teníamos todos una trayectoria consolidada y gran carga de trabajo. Así que todos conocíamos el negocio y nutrir al archivo de material que creciese día a día nunca fue un problema.

Los quebraderos de cabeza siempre han sido de tipo logístico y organizativo. Crear una empresa siempre es absurdamente laborioso.

Pero creo que nos hemos ido adaptando perfectamente a las necesidades. Por ejemplo, cuando se creó BIS pensábamos casi exclusivamente en ello como un archivo para distribuir nuestros reportajes, y con los años la parte de agencia, para dar respuesta a empresas que necesitan crear sus propias fotos, tiene tanto o más peso que el archivo.

¿Consideráis que estudiar Arquitectura ha sido un pasaporte fundamental para haber llegado a vuestro trabajo actual?

En mi caso creo que si. Es evidente que me ha formado en la manera de entender los espacios y la construcción. Que me ha dotado de un criterio. Además me ha permitido tener una serie de relaciones para poder empezar mi trayectoria profesional.

Hay mucho fotógrafo de arquitectura que ha estudiado arquitectura, pero no es necesario. Y no hay mejor ejemplo que ver la obra de mi socio David Frutos.

David Frutos-Héctor Santos-Díez · fotografía | BISimages
Vivienda en Tebra. Irisarri + Piñera| Fotografía: Héctor Santos-Díez

¿Estáis contentos con los objetivos alcanzados?

Sí. Estamos muy satisfechos. Aún hay unas cuantas líneas de trabajo que nos proponemos explorar pero hay que ir paso a paso. El momento actual de BIS es muy bueno, pero la idea siempre es mejorar e irse adaptando al mercado.

¿Animarías a otros arquitectos a seguir vuestros pasos? ¿Qué pasos consideráis que deberían dar? ¿Cómo completar sus estudios? ¿Qué otros consejos les darías?

Dar consejos siempre es complicado, pero creo que hay que empezar las cosas con optimismo, aunque no sea fácil.

Y la idea de unirnos varios fotógrafos para crear una empresa conjunta que complemente la actividad individual de cada uno de nosotros creo que es muy positiva. Eso nos permite llegar a sitios del mercado que de manera individual nos sería muy complicado cubrir. Esa unión de fuerzas si creo que es muy aconsejable.

David Frutos-Héctor Santos-Díez · fotografía | BISimages
Parque Científico de Espinardo. Retes arquitectos | Fotografía: David Frutos

¿Creéis que los arquitectos en España deberíamos seguir abriendo nuevas vías de trabajo para salir de la casilla más «tradicional» de proyectar dada la actual situación de la construcción en nuestro país?

Ciertamente una de las cosas buenas de cursar arquitectura es que se trata de una carrera que toca muchos palos y ello debería ayudar a abrir campos de actuación.

¿Qué opináis de los que se han ido a trabajar al extranjero?

Lo que más pesa en mi opinión sobre este tema es ser consciente del motivo por el que se han ido. Así que me parece que es un pena que haya que llegar a eso, y espero que tengan suerte.

David Frutos-Héctor Santos-Díez · fotografía | BISimages
Piscina privada. Picnic Estudio | Fotografía: Héctor Santos-Díez

David Frutos-Héctor Santos-Díez · fotografía | BISimages
agosto 2014

Entrevista realizada por Ana Barreiro Blanco y Alberto Alonso Oro. Agradecer a Héctor y a David su tiempo y predisposición con este espacio.

MADRID RÍO: el discutible precio de un atractivo parque | Antón Capitel

Madrid Rio | rutadeloscaracoles.blogspot.com.es

1.

Desde hace muy poco tiempo, la ciudad de Madrid tiene un nuevo, grande, y espléndido parque, desarrollado a lo largo de varios kilómetros en la ribera del río Manzanares. Ello ha significado un importante cambio en la naturaleza misma del centro de la capital. Pero este cambio no ha de verse en modo independiente, sino, por el contrario, como resultado de una discutible operación de ingeniería: la transformación en subterránea de una autovía urbana, la llamada M-30, cuyo enterramiento ha ofrecido la oportunidad de la creación de este nuevo parque, al tiempo que obligaba a que la administración municipal se sumergiera también, con ella, en la deuda económica más grande de todos los tiempos y de todos los municipios del globo. Resulta, pues, muy difícil opinar sobre si la operación ha merecido, o no, la pena.

El río de Madrid, el Manzanares, presenta una alta, importante y atractiva cornisa geográfica al paso de la capital, pero como tal río es muy pequeño, le falta caudal; se le llamó desde antiguo, un “aprendiz de río”. Encima de la poderosa cornisa nació la ciudad, en tiempos de la dominación islámica, y durante mucho tiempo fue ésta, como si con el mar lindara, el límite natural de la población, que creció sobre todo hacia el Este y el Norte. El inicial castillo islámico fue sustituido por el “Alcázar” del Rey en tiempos de la dinastía de la casa de Austria y, después del incendio de éste, y ya con la dinastía de los Borbón, en el Palacio Real que hoy se conserva, muy probablemente el mejor del mundo, con una colocación paisajística espectacular. Bajo él y hacia el río se desarrolla el jardín llamado el “Campo del Moro”, relacionado desde hace tiempo con la “Casa de Campo”, al otro lado de la corriente, antes finca Real y hoy el mejor y más grande parque de la ciudad.

Finalmente, y ya en el siglo XX, el desarrollo de la capital cruzó el río y absorbió las antiguas poblaciones situadas al otro lado. El río se convirtió en urbano, pero con un lado central y con otro de suburbio. Algunos puentes monumentales (el de Segovia y el de Toledo, sobre todo) habían aspirado desde antiguo a disimular la condición precaria de la corriente y a disfrazarla de metropolitana, sin conseguirlo del todo. También en el siglo XX se hizo una operación muy atractiva, la construcción en el medio del río de la piscina “La isla”, un edificio racionalista del arquitecto Luis Gutiérrez Soto, realizado en los años 30, y que, desafortunadamente, se derribó en los 50. Durante el régimen dictatorial franquista el río se canalizó y se le dotó de esclusas para la navegación, aunque no fue completamente depurado del vertido de las aguas fecales hasta los años de la democracia.

Al final del régimen dictatorial se inició una operación que no se acabaría hasta el principio de los años 80, la construcción de una autovía de circunvalación de la ciudad (la llamada “M-30”), que debía transcurrir por la vaguada del Arroyo Abroñigal, de Este a Oeste, y paralela a la “Ciudad Lineal” de Arturo Soria, y en la ribera del río Manzanares, de Norte a Sur. Como esta autovía, vieja idea del franquismo, se construyó tan tarde, ya no era una vía de circunvalación, sino una autovía urbana, interior a la ciudad. Por ello, con muy buen sentido y ya en la democracia, el cierre del anillo de la misma se hizo con una gran calle urbana, la “Avenida de la Ilustración”.

Que la M-30 a lo largo del río no era un bien (sobre todo para los vecinos de la zona) no cabe ninguna duda. Pero que la solución no era mantenerla y enterrarla, tampoco. Y no sólo por el precio económico, de por sí muy significativo, pues mantendrá endeudada a la siniestra administración de la ciudad durante décadas. Sobre todo porque la buena solución pasaba obligadamente por aceptar la desaparición de este tramo de la autovía, al menos tal y como era, y pensar sensatamente en cual pudiera ser su substitución.

La substitución pudiera ser la nada: hacer desaparecer sin más este tramo del anillo de tránsito y obligar a que éste se autorregulara, contribuyendo así a la disminución de la importancia del tránsito de vehículos particulares por el centro de la ciudad, una de sus plagas más importantes. Quizá hacer, cuando más, que en la superficie existiera una calle urbana normal y corriente, como las tienen París, Londres o Roma, y dedicar lo demás a espacio libre. Pero la ciudad estaba lejos de tener un gobierno inteligente, y esta solución, la mejor, no fue ni siquiera tenida en cuenta. Ni enunciada por nadie en forma pública.

Otra solución hubiera sido extender a la zona de la ribera del Manzanares la misma idea realizada en la “Avenida de la Ilustración”. Es decir, sustituir este tramo de la autovía por una vía de tránsito, de menor capacidad, desde luego, aunque muy grande, ajardinada y mixta: una vía parque, con tránsito de coches y de peatones, una vía urbana por excelencia.  Esta solución, aunque no era la mejor, hubiera sido una opción moderada y “centrista”, que hubiera dado un poco de lo suyo a todos y cada uno. Y podría haber quedado paisajística y urbanamente bien, a poco que se hubiera cuidado su diseño.

Pero se trataba de hacer un negocio disfrazando a una disparatada opción ingenieril de solución urbana: transformar la “M-30” en una vía subterránea y convertir así toda la superficie en espacio libre. Una solución aparentemente mágica, que todo lo resuelve como por encantamiento, pero que se dirige sin dudarlo al objetivo prioritario. No será quien escribe el que crea que el gobierno de la ciudad participó en este gran negocio, en colaboración con los ingenieros y empresas que lo idearon y realizaron. Pero sí se piensa aquí, desde luego, que el objetivo no era el de mejorar la ciudad, sino el de desviar ingentes cantidades de dinero público hacia bolsillos privados.

Así, pues, no se enterró la autovía para lograr un gran parque, sino que se ofreció un gran parque como señuelo que permitía, que parecía exigir, enterrar la autovía. Por ello el parque lineal del Manzanares, al que se ha bautizado como “Madrid Río”, ha nacido, como el hombre judeo-cristiano, de un pecado original. Explicado sintéticamente éste, vayamos hacia aquél.

2.

La enorme superficie y extremada longitud del nuevo parque es lo que llama más poderosamente la atención en un primer momento, y ello se considera muy importante, pues este dato cuantitativo se ha transformado, sin más, en cualitativo. Es precisamente la enorme magnitud de la operación lo que le da un valor excepcional, pues, unida a su situación estratégica, la convierte en una muy atractiva y positiva transformación urbana.

En segundo lugar, llama la atención lo que parece una excesiva acumulación de episodios formales y figurativos. ¿Eran verdaderamente necesarios? Bien es verdad que probablemente haya habido en la realización del parque una serie de episodios y de incidencias (con pocas dudas debidos muchos de ellos a las instalaciones y, naturalmente, a las notables servidumbres del “infernus” ingenieril) que expliquen en alguna medida la sucesión de singularidades que el parque exhibe, pues es demasiado “pintoresco”, diríamos, como si una cierta obsesión de variedad lo hubiera dominado todo. Y, claro es, que hay también algunas importantes servidumbres de lo que podríamos llamar el programa: juegos de niños, gimnasia para adultos, instalaciones playeras, etc., etc., cosas todas ellas que explican, en alguna medida, la discontinuidad y la variedad que en modo tan destacado se hace presente.

Pero, ¿quizá hay también, todavía, una cierta nostalgia del “jardín inglés”, del viejo pintoresquismo británico? Se diría que así es, o que así parece. Todo el trazado es, pues, más barroco que tranquilo, haciéndose notar, y no acompaña siempre a la presencia del río. Aunque ha de aclararse que el producto final no deja de ser cualificado y que resuelve dichas incidencias con brillantez y soltura. Pues quien escribe, aunque no participa de la intención demasiado formal del parque, reconoce, no obstante, su alta calidad de diseño.

Pues podría haber habido en el “Madrid Río”, tal vez, una característica británica diferente, más atractiva, si bien en tierras castellanas más difícil de lo que hubiera sido, por ejemplo, en las regiones cantábricas. En Londres, por lo general y por ejemplo, los parques no son otra cosa que territorios simples de suelo verde y de arbolado, quizá con algún lago o estanque. No son más que grandes y sencillas extensiones verdes. Cierto es que, en Madrid, hacer un prado no hubiera sido del todo posible, y que el evitar perseguirlo es precisamente uno de los valores del parque. No hay césped, cosa exótica y difícil de mantener en Madrid, aunque en muchas otras ocasiones haya habido tanto empeño en ello. Hacer una jardinería castellana, “de secano” y sistemática, con bello resultado, es uno de los grandes aciertos del parque que creo objeto de alta valoración. Y su condición sistemática logra a veces que se produzca la continuidad y la monotonía que de un parque, como de la naturaleza, se espera.

La ingenua supervivencia de lo que en décadas pasadas fueron las “folies” (palabra que hoy habría que sustituir ya, y sin más por la de “tonterías”) ha sido llevada a cabo por los nuevos puentes, peatonales, que cruzan el Manzanares. Estos puentes, con sus banalidades formales, contribuyen en muy buena medida a la impresión de excesivo pintoresquismo y de diseño sobrante que el parque trasmite.

El mejor puente es el que no se ve, el “oblicuo”, transformación de un viejo viaducto. De entre los que se ven, el mejor es el que tiene su planta en forma de “Y”, pues su imagen es (casi) técnica y sencilla. La “folie” está constituida fundamentalmente por la formalista y exagerada pasarela proyectada por Dominque Perrault (¿por qué se consideró oportuna la actuación de este francés, no siempre cualificado, aunque algunos así lo crean? Misterios de la administración municipal), que se ve mucho, y que da al conjunto una imagen frívola e inadecuada, aunque no dudo de que será popular.  Y  dos “folies” son también las dos pasarelas “lámina”, gemelas y a la altura del viejo matadero, aunque la solución aquí es más técnica y atractiva, si bien no exenta de pretensiones formales y de lucimiento de la imagen. Los arquitectos metidos a ingenieros, y los ingenieros mismos, son muy frecuentemente formalistas cuando hacen puentes, y se convierten en escultores banales. Esto es, sin saber quedarse en la moderación y la elegancia que tiene la buena arquitectura. Por ejemplo, la que puede verse en los tres puentes históricos, el del Rey, el de Toledo y el de Segovia.

Creo que lo mejor del parque son los detalles de su construcción y diseño, que es donde se nota más la excelente contribución de sus arquitectos proyectistas, Burgos y Garrido (y los de su equipo). Por ejemplo, en los bordillos de piedra que separan los caminos de las plantaciones, que son absolutamente sistemáticos,  y que se conservan idénticos de concepto y hasta de forma cuando han de cambiar por razones físicas, y convertirse en otras cosas, como bancos. Lo mismo ocurre con las pequeñas y grandes construcciones auxiliares  y con las superficies verticales, resueltas siempre con la bella y acertada solución de piedra granítica. O, en general, con los suelos y con los diferentes remates. La acertada y bella concepción de todos estos detalles, y su continuidad a lo largo de toda la actuación, me parece lo más logrado y meritorio de esta gran realización, aunque sea lo que la mayoría no va a saber observar.

3.

La equivocada continuidad en la vieja creencia en las soluciones ingenieriles del tránsito de vehículos privados, y la facilidad para la permanencia abusiva de éste, ha creado en Madrid una enorme deuda económica y un gran parque. Creo muy firmemente que resulta bastante más nociva para la ciudad la continuidad absurda de la citada creencia que la deuda en sí misma. Y que hacer caso al punto de vista único que parecen seguir teniendo los ingenieros españoles será siempre muy negativo, y políticamente del todo incorrecto. Consolémonos por ahora con la presencia del parque, atractiva coartada de un notable error urbano.

Antonio González-Capitel Martínez · Doctor arquitecto · catedrático en ETSAM
Madrid · septiembre 2012

El tercer espacio | Íñigo García Odiaga

Omotesando Station, 3丁目-6 Kitaaoyama, Minato, Tokio, Japón

La ciudad es uno de los paradigmas de la actividad humana, y probablemente es imposible definirla sin aludir a la intensidad de las relaciones, los intercambios y las conexiones entre los ciudadanos, que es capaz de generar.

Desde un punto de vista espacial, toda la legislación y todas las normativas aluden únicamente a dos tipos de espacios, el espacio público y el espacio privado, pero ya abundan los textos que hablan de un tercer espacio, el espacio colectivo.

Si el espacio privado es aquel que está definido porque su titularidad es privada y el público se define por su pertenencia a la colectividad, el espacio colectivo sería aquel que aún siendo privada su propiedad, el uso en el desarrollado es claramente público.

Si pensamos mínimamente en esta categoría, los bares, los restaurantes, los comercios, cines, centros comerciales o incluso algunos museos pertenecen a esta categoría. Muchos teóricos como Jose Miguel Iribas, ya atribuyen a este espacio, el denominado espacio colectivo, el gran logro de mantener la calle activa, es decir la actividad urbana. Este concepto, difícil de cuantificar que a menudo es resumido con expresiones que aluden a la vida del lugar, se tornan vitales a la hora de proyectar la ciudad, su urbanismo e incluso sus edificios. Está ya demostrado que los espacios públicos requieren de estas actividades, de bares, comercios, cines u otros espacios colectivos para mantener la tensión urbana y generar actividad y por lo tanto capacidad para socializar e intercambiar y cumplir así con una de las definiciones de ciudad a la que aludíamos al principio.

Omotesando Station, 3丁目-6 Kitaaoyama, Minato, Tokio, Japón

En este sentido la mezcla de usos se torna, no ya una opción, sino una necesidad, para aumentar la complejidad y por ende la actividad y la vida del entorno urbano.

Un edificio que resume bien este nuevo modelo es el levantado por el arquitecto japonés Hiroshi Nakamura para el centro comercial Plaza Omotesando situado en uno de los cruces de caminos más concurridos del mundo en el distrito comercial de Harajuku, en Tokio.

Esta zona de la capital nipona ofrece ya un alto grado de mestizaje, en una interesante combinación  y superposición de los rituales tradicionales del antiguo imperio y de los delirios consumistas y tecnológicos del nuevo Japón. Puede resultar chocante e incluso difícil de creer que la avenida Omotesando, llena de grandes tiendas de marcas de lujo diseñadas por Kengo Kuma, Toyo Ito, Tadao Ando, MVRDV o SANAA, sea al mismo tiempo el acceso procesional al templo sintoísta más antiguo y más grande de toda la ciudad.

Esta mezcla es precisamente el punto de partida de la arquitectura de Nakamura, que reinterpreta la estética de las grandes cubiertas, a menudo el elemento más importante de los edificios tradicionales japoneses, para diseñar un edificio comercial donde la clave está en la devolución del espacio de la cubierta al ciudadano.

La composición del edificio se divide claramente en dos partes, es ligero y transparente en la base, sólido y opaco en la parte superior. Las tiendas de la parte inferior abren sus grandes ventanales a la avenida Omotesando, mientras que a los pisos superiores se accede por una escalera que es sin duda el elemento clave para trasladar a los transeúntes a la cubierta- plaza que remata el edificio. En una de las ciudades más densamente pobladas del planeta, como Tokio, perder suelo para generar espacio público era un lujo que el proyecto no se podía permitir, pero por contra sí que se podía generar un espacio abierto al ciudadano en la cubierta, que complementase los usos y la actividad del centro comercial multiplicando las posibilidades de uso.  De este modo, se planteó la construcción de un jardín, de un nuevo paisaje en la azotea del edificio. Esta isla verde que concentra 34 árboles y 50 tipos diferentes de plantas parece apartar momentáneamente al visitante del intenso ritmo de Tokio, olvidando por un momento la localización ultra-urbana en la que se encuentra en el edificio.

Omotesando Station, 3丁目-6 Kitaaoyama, Minato, Tokio, Japón

Este espacio de uso público pero de titularidad privada es la esencia del tercer espacio de la ciudad, un espacio que activa la vida urbana, que predispone al intercambio de información y de experiencias, en definitiva, que predispone a la socialización. La plaza del centro comercial Omotesando, está en relación directa con los espacios comerciales, pero también con la calle y con el espacio público de la ciudad. De alguna manera todos estos estratos se necesitan y complementan, haciendo difícil que uno pueda subsistir sin el otro.

La ciudad urbana actual necesita de este tipo de modelos para subsanar los errores de su urbanismo, evidentemente estos no se encuentran en los centros urbanos, allí donde la actividad es máxima y la ciudad aún mantiene su pulso activo. La decadencia de la ciudad está en las periferias, en esos no lugares, espacios sin nombre, idénticos en todas las grandes urbes, donde no existe la identidad y el espacio colectivo, el tercer espacio, no ha sido proyectado para complementar el uso público y la ciudad se encuentra muerta y reducida a ciudad dormitorio. Tal vez una solución sea la de implantar, edificios, nodos de usos mixtos, donde el mestizaje produzca actividad y pueda ayudar a aumentar el pálpito social de la ciudad.

Omotesando Station, 3丁目-6 Kitaaoyama, Minato, Tokio, Japón

íñigo garcía odiaga . arquitecto
san sebastián. octubre 2012

Artículo publicado en ZAZPIKA 2012.09.09

Leer es respirar, es devenir. Escritos de Olafur Eliasson

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Leer es respirar, es devenir es la primera publicación que recoge los textos de Olafur Eliasson escritos hasta la fecha. A través de veinticuatro ensayos breves y de las evocativas imágenes de algunas de sus obras, el artista danés de origen islandés presenta los temas más recurrentes de su trayectoria artística y nos invita a reflexionar sobre su complejo universo estético y perceptivo: desde el papel que desempeñamos como observadores en un museo o nuestras reacciones frente al color y la luz, hasta los diferentes tipos de movimiento o la percepción del paisaje en el tiempo. Al igual que en su obra artística, en este libro —con prefacio del propio Eliasson— el artista nos anima a formar parte de sus reflexiones abiertas, a recorrer los diversos temas planteados y, sobre todo, a que tomemos partido como lectores y vayamos más allá de la propia obra.

Olafur Eliasson (Copenhague, 1967) es un artista visual cuyas exposiciones individuales han sido elogiadas por la crítica y mostradas en los museos más importantes del mundo desde 1997. Su trabajo se caracteriza por la incesante exploración de los modos de percepción, y su obra, que él mismo describe como “instalaciones experimentales”, abarca desde la fotografía, las instalaciones, la escultura o el cine, hasta importantes proyectos en el espacio público y en obras arquitectónicas. En 1995 el artista fundó en Berlín el Studio Olafur Eliasson, que cuenta actualmente con un equipo de cerca de cincuenta personas entre artesanos, arquitectos e historiadores del arte. Como profesor de la Universität der Künste de Berlín, Olafur Eliasson ha puesto en marcha el Institut für Raumexperimente (Instituto de Experimentación Espacial), un modelo innovador de educación artística que funciona desde 2009.

El Studio Olafur Eliasson junto con Batteríid Architects y Henning Larsen Architects proyectaron el Harpa – Auditorio y Centro de Congresos de Reikiavik, edificio ganador del Premio Mies van der Rohe 2013.

Moisés Puente es arquitecto, editor y traductor de temas arquitectura. Es editor de la revista 2G y entre sus libros se encuentran las ediciones de textos de Alejandro de la Sota, Josep Llinàs, Mies van der Rohe, Jørn Utzon y Olafur Eliasson y monográficos sobre la obra doméstica de Mies van der Rohe y la obra de Alejandro de la Sota. En 2010 recibió el Premio FAD de Pensamiento y Crítica por su trayectoria profesional como editor.

Antoni Arola. Dialogar con la luz

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Antoni Arola sentado en su mesa de trabajo, rodeado de sus objets trouvés, sus libros, su luz, Antoni Arola nos descubre en esta entrevista cómo aborda el proceso de creación de una lámpara, el camino que sigue para pasar de la idea primigenia a un objeto de iluminación con entidad propia. Habla de su forma de mirar, de su forma de hacer… de cómo hay que mirar para ver lo que no hay. Y de su afán por alcanzar en cada proyecto su objetivo: domesticar la luz, hacerla próxima, encontrar el arquetipo que la convierte en universal y atemporal.

Más información sobre Antoni Arola y el Parc de Belloch en: belloch.eu

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Sol. Sabor a espíritu libre

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«Espíritu Libre del Año, y te estamos buscando.”

 Así se presenta la campaña digital que realiza la marca de bebidas Sol, y que en esto días está presente en web, banners y redes sociales.

A través del formato minidocumental que narra en primera persona las historias de emprendedores que han arriesgado y luchado por alcanzar y desarrollar sus sueños.

En esta primer entrega los protagonistas son Priscilla y Gastón, una pareja que decidió cambiar las clases y el diseño gráfico, para crear su negocio propio: Eureka Street Food.

Una furgoneta Citroën HY transformada en restaurante móvil, esta pareja recorre cada día diferente lugares vendiendo comida californiana “on the go”.

Este es la primera historia de muchas que se irán contando, y de la que tú puedes formar parte si resultas seleccionado.

Más información en:
www.facebook.com/solbeer,
www.solespiritlubre.es
o a través #solespiritulibre

Manos a la Roiba | Miguel Ángel Díaz Camacho

Manos a la Roiba | Miguel Ángel Díaz Camacho
Alzado de La Roiba, Ramón Vázquez Molezún

Hace algunos años visitábamos Bueu para la toma de datos en la realización de un concurso de ideas1. Antes de colonizar el emplazamiento, antes de cualquier labor, nos acercamos a La Roiba. Quizá este fuera nuestro mayor acierto. El concurso planteaba la construcción de un pequeño club náutico entre las playas de Petis y Pescadoira, en el entorno de una antigua cetárea. Nuestra propuesta proponía respetar la estructura original de la cetárea y acondicionar su espacio interior como almacén de traineras, al tiempo que la cubierta se transformaba en terraza privilegiada sobre la ensenada de Bueu. Casi todo lo aprendimos antes en La Roiba.

Ramón Vázquez Molezún (re)construye una antigua fábrica de salazones y la acondiciona para su nuevo uso residencial2. Sobre el espacio inferior alojado entre los muros de piedra existentes, inundable durante las mareas vivas y habilitado como almacén de embarcaciones, se establece un plano horizontal de hormigón, una bandeja rehundida respecto al camino posterior de acceso que vuela aérea sobre los muros de piedra existentes: una plataforma entre la tierra y el mar. Sobre este mecanismo esencial y primero, se proyecta otro plano superior de cubierta, resultando la ventana horizontal sobre la ensenada, la grieta contenida entre estos dos planos, el mecanismo principal de construcción del afuera. La sombra horizontal bajo la plataforma y el primoroso hueco – fenêtre en longueur – bajo la cubierta (sin apoyos aparentes), aportan una ilusión de ingravidez que contrasta con la pétrea verticalidad de los rotundos murallones.

Precisamente esta delicada intervención se encuentra ahora en un profundo estado de deterioro:

“en los últimos cinco años la Roiba ha sufrido importantes desperfectos que atentan contra su integridad” 3.

Mucho nos tememos que en la batalla contra el mar todo está perdido de antemano: el propio Chillida proyectaba el desplome del Peine del Viento como una parte natural e inevitable de su existencia. Y sin embargo, como arquitecto, no encuentro una mejor manera de expresar nuestra confraternidad: cuidar la arquitectura de manera colectiva, sin más intermediarios que nuestra propia capacidad de asociación4.

Miguel Ángel Díaz Camacho. Doctor Arquitecto
Madrid. julio 2014

Notas:

1 Concurso para la realización de Club Náutico en Bueu, enero 2001, Primer premio (en colaboración con Jorge Valseca). El pantalán que exigían las bases se propone flotante para evitar precisamente lo que ha ocurrido con el espigón construido en la playa de Beluso. Esta propuesta, 13 años después, aún se encuentra a la espera de que el Ayuntamiento de Bueu gestione la titularidad de la cetárea sobre la que convocó el concurso.

2 Refugio de verano en Bueu, Pontevedra, 1969.

3 Cita extraída de la campaña iniciada en Kuabol por los arquitectos María Vázquez Molezún, Jesús Gallo y Pablo Olalquiaga. Colaboran en el equipo los arquitectos Nuria Prieto, Álvaro Mallo, Borja López Cotelo, María Olmo Béjar, Alberto Alonso Oro y Ana Espinosa. Enlace para colaborar aquí. Facebook. Twitter.

4 Cuidar: del latín cogitāre (pensar). El verbo cogitāre se compone de co- (acción conjunta o global) y agitare (poner en movimiento, agitar), un frecuentativo de agere (llevar adelante, hacer avanzar, mover, tratar, actuar).

Desde Párrafos de Arquitectura apoyamos la campaña de crowdfunding iniciada en la plataforma Kuabol por varios compañeros y amigos para la restauración de la Roiba en dos fases. Cuidar es avanzar. Cuidar es agitar una bandera sostenida por muchas manos. Cuidar es poner las manos a la obra. Manos a la Roiba.

Mister Ed, arquitecto | Jorge Gorostiza

Mister Ed

Míster Ed es el título de una serie de televisión popular en los Estados Unidos durante los años sesenta, el protagonista, el tal Ed, es un caballo que habla -quizás familia de la mula Francis- y vive en una cuadra de su dueño, Wilbur Post, un arquitecto que tiene su estudio al lado de esa cuadra con una gran compuerta abierta hacia ella, por lo que puede mantener conversaciones con Ed.

No sé si esta serie se llegó a emitir en España y si así fue, no recuerdo haber visto algún episodio. Traigo ahora a este blog a Mr. Ed, porque he descubierto un cómic basado en sus aventuras, publicado en marzo-mayo de 1962, que se encuentra aquí, en un estupendo portal de cómics gratuitos llamado Comic Book Plus.

Voy a contarles el argumento de una de sus aventuras, la titulada «Amateur Architect», en ella Wilbur está haciendo el proyecto de un chalé para un airado cliente, Mr. Grump «Gruñón», y no sabe si diseñarlo con un estilo colonial o moderno, al final decide hacer una mezcla horrorosa que no le gusta a Mr. Ed, pero sí al cliente; al comenzar la obra el caballo piensa que se ha de modificar el edificio, por lo que llama por teléfono al capataz -no se explica cómo gira el disco del aparato telefónico con su pezuña-, le dicta una serie de órdenes y cambia completamente la forma del chalé, cuando Wilbur llega a la obra se lleva una sorpresa, porque le parece horrible, pero a su cliente le encanta y poco después llegan dos miembros del «Architects’ Committee» que quieren fotografiar el edificio por ser «el diseño más original del año», la siguiente viñeta es la que reproduzco al comienzo de esta entrada y en ella puede verse la casa entera.

Este cómic no es la reproducción de un episodio que se emitiese en televisión, al menos con ese título, por lo que no tiene mucho que ver con el cine y la imagen en movimiento, pero al ver el edificio, «horroroso» para el arquitecto, «original» para el propietario y la crítica, no he podido dejar de hablar sobre él, seguro que los lectores lo relacionarán con algún otro que hayan visto y se podría escribir sobre este cómic, pero en estos días no tengo tiempo, así que se lo dejo a otros.

Jorge Gorostiza, arquitecto. Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Santa Cruz de Tenerife, agosto 2014

Lentitud | Miquel Lacasta Codorniu

Cenotafio de Newton de Étienne-Louis Boullée de 1784

Lentitud

La arquitectura siempre ha sido una profesión de viejo, una labor que exige la implicación de una cantidad ingente de tiempo para que un arquitecto pueda considerarse en estado de madurez. Todos aquellos que nos reconocemos en la profesión, estamos de acuerdo que no hay atajos ni caminos de en medio. La arquitectura se hace al chup chup de la vida.

Esta idea de lentitud ha sido desesperante para algunos, que en un ejercicio por acelerar el tiempo se han plantado en una edad totalmente inconsistente en los atriles chillones de los media. Al final de tanto acelerón, esa maquina de comunicar en el vacío, ese ruido de fondo reverberante en que se han convertido algunos media, ha quebrado su lógica y se ha banalizado hasta el extremo.

Las voces de los jóvenes acelerados de los 90 y principios de los 2000 se han pausado y han vuelto a la senda de un tiempo acompasado por la experiencia.

Y es que no hay vuelta de hoja. Si un proyecto de arquitectura se lleva por delante 5 o 6 años de vida, cuando no más, y por muy capaz que uno sea, solamente se pueden llevar simultáneamente unos 4 o 5 proyectos de forma directa, es decir, proyectos de los que se aprende el oficio, resulta que para tener la experiencia de por ejemplo, haber trabajado en unos 30 proyectos de arquitectura se requieren por lo menos unos 25 o 30 años.

Del tiempo y del valor de lo lento es de lo que hablo.

José Antonio Marina1 escribía en la revista Ballesol el pasado 1 de abril acerca del resurgir de la lentitud como valor en positivo del que extraigo algunas ideas:

«Hay una campaña mundial a favor de la lentitud. Es cierto que estamos sufriendo todos una epidemia de velocidad. Una epidemia de la que somos a la vez causantes y víctimas. Vivimos en una aceleración continua, disfrutamos al parecer con la velocidad. Marchamos rápidamente, aunque no sepamos donde. Decían que los ejecutivos americanos ponían el despertador media hora más tarde de lo debido, para así comenzar el día acelerados, con mucha adrenalina en sangre.

El movimiento slow comenzó en Italia, como una respuesta a la comida rápida, fast food. Se trataba de comer sin prisas, en compañía, disfrutando de la mesa y de la sobremesa. Saboreando, en vez de tragando. De allí se amplió a las ciudades lentas, slow cities, también en Italia. Hay, por último, una tendencia a la educación lenta, slow parenting. Sus partidarios, dicen, pretenden liberar a los niños de la educación frenética.

Muchas veces, cuando queremos ganar tiempo, estamos perdiendo cosas muy valiosas. La prisa está reñida con muchos valores. Con la cortesía, por ejemplo. Con la ternura. Con el cuidado atento. Hay muchas cualidades que sólo se perciben en una situación de calma. La belleza de las cosas, el placer de la conversación, el esplendor del paisaje. La prisa es hermana de consumismo, que consiste en no disfrutar mucho tiempo de una cosa. Pretende liberarnos del aburrimiento, mediante una excitación continuamente mantenida.»

Me parece interesante la reflexión de Marina en tanto que entra totalmente en reverberación con las teorías filosóficas de estas últimas décadas que, tras el hundimiento del pensamiento político y de las esperanzas utópicas, abogan por la desaceleración del espíritu revolucionario de principios del siglo XX a favor de una percepción del tiempo en estado de presente continuo.  Es decir, se asume una cierta fenomenología del tiempo presente en oposición al espíritu rompedor de la cadena de tiempo de la actitud del revolucionario.

Cabe clarificar aquí, que lejos de entender esa fenomenología de un presente hipertrofiado como una especie de sumisión lineal a un progreso ligado a un consumo constante, lo que se propone en esencia, o al menos eso desprende el pensamiento de Marina, es la necesidad de tomar una pausa reflexiva que implique la convergencia de un tiempo acelerado y otro tiempo ralentizado en el devenir vital de cada uno. Algo así como saber combinar las prisas y las pausas.

Evidentemente añadiría que la arquitectura, el urbanismo y el paisaje se funden en un tiempo largo y pausado, no exento de altísima intensidad cuando se llevan a cabo. La imagen que siempre me viene a la cabeza es la del corredor de largas distancias de montaña. Largas y empinadas cuestas, bajadas escalofriantes, velocidad siempre, pero reservando el cuerpo para una larga travesía. Me gusta pensar que la arquitectura es algo así como una actividad de intensidad constante y velocidad variable.

Para nuestra profesión, la intensidad seguramente es más importante que la velocidad, aunque está claro que a veces se debe ir muy rápido, y otras aprender a bajar las revoluciones. El acto de proyectar en arquitectura debe saber combinar la respuesta inmediata con la contemplación gozosa… si somos capaces de estirar y contraer el tiempo en esta dirección, tenemos ya ganada una de las partidas clave.

O como mejor dice Marina, no se trata de pasividad, sino de ser selectivos en la inversión de nuestro tiempo. Hay un tiempo oportuno para cada cosa. Como dice el Eclesiastés, un libro muy sabio

“Hay un tiempo para plantar y otro para cosechar, un tiempo para abrazar”.

Añadiría: y un tiempo para andar deprisa, y otro para andar lentamente.

En definitiva, en arquitectura, ganar tiempo a costa de un proyecto es sembrar la banalidad en el lecho fértil de las ideas. Sin embargo, dar a cada proyecto su espacio de tiempo es dotarlo de la capacidad de resistir los decenios que al proyecto se le vienen encima cuando se conviertan los dibujos en una realidad.

La idea de una cierta lentitud vuelve a ser atractiva. Gozar del paso del tiempo como herramienta de reflexión, como espacio de aprendizaje, no deja de ser una imagen que en arquitectura todos compartimos. Aprender a acelerar y a frenar un proyecto se transforma en un ejercicio de lucidez, en la demostración palpable de la actitud del francotirador. Esa es en suma la posición del arquitecto, al menos idealmente, apostado en los límites de la cultura y la técnica, consciente de la escasez de munición, solamente se puede permitir un disparo limpio y certero con el que hacer diana.

Admiro mucho a los arquitectos que en su obra demuestran esa capacidad de dominar los tempos de un proyecto. Más allá de la formalización de la arquitectura, de sus envoltura final, la capacidad de ciertos monstruos de saber en que tiempo se mueven y en que tiempo actúan, siempre me ha parecido fascinante.

Quizás la arquitectura se reduce a eso, a dominar el tiempo.

Miquel Lacasta Codorniu. Doctor arquitecto
Barcelona, octubre 2013

En la imagen el conocido proyecto del Cenotafio de Newton de Étienne-Louis Boullée de 1784. La idea de Cenotafio, de tumba vacía, recrea hasta el extremo el concepto de lentitud, de monumento a un tiempo definitivamente parado. Más imágenes fascinantes sobre el proyecto en encontrandolalentitud.

Notas
1 Es de lo más recomendable visitar la web del filósofo toledano, José Antonio Marina. En un ejercicio de extraordinaria generosidad, Marina tiene decenas de textos, artículos e ideas publicados en su web, que funcionan como fuente de referencia para aquellos que admiramos su trabajo.

Jørn Utzon. Conversaciones y otros escritos

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«Los seres humanos experimentan sus entornos en diferentes grados. Si uno tiene una extrema sensibilidad por la incidencia de la luz y de las sombras, por el color y por el espacio que le rodea, entonces tiene las cualidades innatas de un arquitecto y un artista.

Si uno no sólo es receptivo, sino que también tiene un talento creativo y es capaz de expresarse de manera que sus compañeros puedan entender y disfrutar su experiencia, entonces posee algunas de las cualidades necesarias para convertirse en arquitecto, en artista. El arte es la liberación de las fuerzas creativas de tu interior».

Jørn Utzon, 1983

Jørn Utzon. Conversaciones y otros escritos
Jørn Utzon. Conversaciones y otros escritos

Este libro combina algunas conversaciones mantenidas con el arquitecto danés Jørn Utzon con unos textos del propio Utzon que, de una manera sencilla pero elocuente, ofrecen las claves para entender la obra de este maestro de la arquitectura contemporánea.

Moisés Puente

Arquitecto, editor y traductor de temas arquitectura. Es editor de la revista 2G y entre sus libros se encuentran las ediciones de textos de Alejandro de la Sota, Josep Llinàs, Mies van der Rohe, Jørn Utzon y Olafur Eliasson y monográficos sobre la obra doméstica de Mies van der Rohe y la obra de Alejandro de la Sota. En 2010 recibió el Premio FAD de Pensamiento y Crítica por su trayectoria profesional como editor.

Concurso Visualización con Lumion 2014

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Niños y jóvenes pueden ganar fácilmente $30,000 (22,000€) con este concurso creativo.

Con un fenómeno global como es el de Minecraft es evidente que las generaciones venideras aman la construcción y el diseño. Esto es una noticia increíble para el mundo de la arquitectura. ¿Quien hubiera previsto hace poco tiempo que los niños en 2014 pudiesen diseñar sus propios mundos?

Con el software idóneo cualquiera puede hacer sus sueños realidad. Lumion permite a cualquiera crear impresionantes y profesionales visualizaciones. Esta competición permite a los futuros arquitectos mostrar su talento al mundo. ¿A que estás esperando?

Participa ahora y gana un gran premio de $30,000 (22,000€)

El reto. Imagina que tus padres, arquitectos de renombre, están diseñando para un nuevo cliente la casa de sus sueños.

El diseño es precioso pero los renders lo desmerecen. Quizá el único camino para conseguir una buena presentación es contratar a un artista profesional. «¡Quizá pueda ayudarte!, dices tú. «¡Ja! Nos gustaría verte intentarlo, contestan ellos. «Es más difícil de lo que piensas».

Afortunadamente, con Lumion esto no resulta complicado. Puedes cargar rápidamente el diseño y comenzar a trabajar en la visualización del edificio.

Tan sólo lleva unos minutos asignar los materiales, añadirle un jardín precioso, personas y hasta asegurarte de que tu coche favorito está aparcado a la entrada. Las cosas empiezan a verse muy bien.

¡Cuando les enseñas el vídeo ellos no pueden creer lo que has hecho!  «Este es un vídeo genial» te dicen. El vídeo es tan impresionante que inmediatamente se lo envían a su cliente. A los pocos minutos llegan las felicitaciones del cliente. ¡Has hecho un trabajo excelente!»

Utiliza Lumion para crear el mejor vídeo de arquitectura que puedas. La versión de Lumion para el concurso incluye todo lo que necesitas e incluso puedes importar tus propios modelos. La duración del vídeo ha de ser entre los 30 segundos y los 5 minutos. Envía tu vídeo antes del 21 de Septiembre.

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