Reúne 250 obras de 18 de los mejores fotógrafos internacionales de la historia que, desde la década de 1930 hasta nuestros días, han cambiado la forma de ver la arquitectura y de pensar en el mundo en que vivimos. Esta exposición es parte de la Sección Oficial del festival PHotoEspaña 2015.
Esta muestra de fotografía y arquitectura en la era moderna está organizada tanto cronológica como temáticamente y propone un recorrido de casi cien años a través del trabajo de Berenice Abbott, Walker Evans, Julius Shulman, Lucien Hervé, Ed Ruscha, Bernd y Hilla Becher, Stephen Shore, Thomas Struth, Luigi Ghirri, Hélène Binet, Hiroshi Sugimoto, Luisa Lambri, Andreas Gursky, Guy Tillim, Simon Norfolk, Bas Princen, Nadav Kander e Iwan Baan.
Gracias al trabajo de estos artistas, la exposición viaja durante los siglos XX y XXI a más de una veintena de países entre los que se encuentran Estados Unidos, la India, Alemania, Japón, Afganistán o Egipto, entre otros.
La exposición está comisariada y organizada por el Barbican Centre de Londres, donde estuvo desde septiembre de 2014 a enero de 2015, para viajar posteriormente al Swedish Centre for Architecture and Design de Estocolmo en el que se pudo visitar de febrero a mayo de 2015.
Tal y como explican sus comisarios, Alona Pardo y Elias Redstone, estos 18 artistas han sido seleccionados por “su sobresaliente habilidad en la creación de imágenes, en las cuales la arquitectura es a la vez protagonista y testigo silencioso”. Así, explican que la exposición “pretende ir más allá de la capacidad del medio fotográfico de documentar el mundo construido y explora el poder de la imagen para arrojar luz sobre quiénes somos y sobre ese futuro al que nunca dejamos de dar forma”.
Por su parte, Mónica de Linos, directora de la Fundación ICO, señala que esta exposición es “un capítulo más en la revisión de todas las vertientes de la fotografía de arquitectura que, desde hace unos años, está llevando a cabo el Museo ICO”.
Los artistas de Construyendo mundos.
Construyendo mundosofrece al visitante un viaje por la arquitectura de los siglos XX y XXI; a través de las fotografías de 18 artistas en más de 20 países.
La exposición abre con el proyecto Changing New York de Berenice Abbot que documenta el nacimiento de los rascacielos. De la misma época se recoge el trabajo de Walker Evans, quien fotografió la arquitectura del sur de Estados Unidos. Ya en la década de los 50, nos encontramos con las fotografías de Julius Shulman que retratan el moderno estilo de vida de la California de entonces. Por su parte, Lucien Hervé nos muestra la obra de Le Corbusier en la ciudad india de Chandigarh.
A continuación, la exposición se centra en las fotografías de apartamentos y aparcamientos de Los Ángeles tomadas por Ed Ruscha y las de depósitos de agua hechas por el matrimonio formado por Bernd y Hilla Becher. Stephen Shore aporta a la exposición sus series Uncommon Places y Greetings from Amarillo, mientras que Thomas Struth hace lo mismo con Unconscious Places.
Por su parte, Luigi Ghirri nos ofrece su visión de la obra arquitectónica de Aldo Rossi y Hélène Binet nos muestra el Museo Judío de Berlín de Daniel Libeskind. Seguidamente nos encontramos las borrosas fotografías de Hiroshi Sugimoto, la exploración de Luisa Lambri del interior de viviendas de reconocidos arquitectos y las fotografías monumentales de Andreas Gursky.
La muestra finaliza con una exploración de ciudades que han experimentado cambios dramáticos, de la mano de Guy Tillim en Angola, el Congo y Mozambique; con las series Chronotopia y Burke + Norfolk de Simon Norfolk, que muestran como las heridas del pasado se revelan en la arquitectura del presente; la serie Refuge, Five Cities de Bas Princen, que explora la transformación urbana en Oriente Próximo; a través del retrato de Nadav Kander del impacto producido en el paisaje chino por construcciones modernas y colosales; y, por último, con la serie de la Torre de David de Iwan Baan.
Un espectacular con peso propio: Rem Koolhas. Aquí el conjunto De Rotterdam (160.000 m2) inaugurado recientemente | Fotografía: OSSIP VAN DUIVENBODE | Fuente: elpaís.com
Todos los arquitectos que nombré la semana pasada y los que me faltó nombrar por razones de espacio son hijos del Movimiento Moderno pese a que sus desarrollos individuales, sus trayectos personales, puedan ser incluidos en categorías creadas ad-hoc por algún respetado historiador con la idea de destacar la especificidad de su obra. Categorías por cierto que muchas veces dependen de las raíces culturales, locales (un país, una tradición) que los nutren, y que por ello mismo tienen un carácter relativo.
Es innecesario decir pero lo hago, que todos somos hijos de nuestro tiempo histórico, y para quienes se acercaron a la arquitectura en las primeras décadas del siglo veinte los valores llevados a la conciencia por el Movimiento Moderno estaban allí mostrándose y marcando la sensibilidad de cada quien, independientemente de los caminos que habrían de seguir. No necesitamos que algún autor por ilustre que sea nos autorice a considerarlos así y tampoco tiene sentido que se nos llame a ser correctos en el uso de términos que en definitiva tienen múltiples significados. Porque habría entonces que escribirle pidiéndoles corrección a las decenas de críticos norteamericanos que usan el término modernista para referirse específicamente a los arquitectos cultores del “estilo” moderno. Y para ser más preciso invito a buscar en el New York Times los siguientes artículos, todos escritos a propósito del Arq. Paul Rudolph (1918-1997), los cuales seleccioné porque me fue sencillo llegar a ellos, aclarando que para ilustrar mi punto de vista hay decenas de ejemplos. El primero, fue escrito por Herbert Muschamp al morir Paul Rudolph en 1997; otro del 27 de Agosto de 2008 del crítico de arquitectura Nicolai Ouroussoff sobre el edificio de Rudolph para la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Yale, un tercero acerca de un edificio educacional de Rudolph en Florida que iba a ser demolido; y por último el de Robin Pogrebin, de Febrero 11 del 2013 sobre un edificio cercano a Nueva York que un socio de la firma Gwathmey-Siegel (de los New York Five de los ochenta) propone rescatar. En todos esos artículos y constantemente en la crítica periodística de los Estados Unidos se usa el término “modernista” para aislar a los arquitectos que no calzan en las corrientes a la moda.
Creo que la “Crítica-que-filosofa”, tal como lo digo en la nota de hoy, es un tipo de discurso de raigambre sobre todo académica con muy poca pertinencia respecto a las realidades del ejercicio de la arquitectura. Es en cierto modo un vestigio de usos filosóficos superados que se siguen practicando por aquello del “embrujo del lenguaje”, término que nos dejó un gran filósofo y que describe muy bien la eterna tentación de ir más allá de lo que puede decirse. Tampoco creo que aportan nada significativo sus ramificaciones y entre ellas particularmente la crítica ideológico-política, que ha proliferado enormemente en Latinoamérica gracias a que por estos lados del mundo seguimos aferrados a unas cuantas cosas del pasado. Es un modo de pensar la arquitectura que inevitablemente lleva a darle demasiado valor a las justificaciones morales o moralistas de la obra en su dimensión socio-política, oscureciendo o desdeñando los méritos disciplinares y la trascendencia cultural de la experiencia de construir. Es el tipo de crítica que inspiró por muchos años los debates de los Seminarios de Arquitectura Latinoamericana (SAL). Tal vez los sigue inspirando, pero no tengo información a mano para aseverarlo.
En Venezuela ese sesgo crítico tuvo excesiva vigencia durante un buen número de años y aún hoy pareciera que se niega a morir si nos atenemos a lo que se ha dicho en relación a la arquitectura pública durante la etapa política que estamos viviendo. Sobre la cual se ha escrito, lo quise hacer notar en un acto reciente en el Colegio de Arquitectos, principalmente desde una perspectiva cuantitativa (cifras y porcentajes en el caso por ejemplo de la Misión Vivienda) o haciendo alusión a las manipulaciones que se hacen desde el Poder. Habrá que esperar una maduración cultural que nos ayude a superar la resistencia a hablar de la arquitectura en términos propios de la disciplina.
Aclaro finalmente que me interesa el discurso crítico basado en la descripción o en la crónica y por supuesto el que lanza una mirada desde la historia.
Aunque en este último caso debo acotar que los historiadores cometen con frecuencia el error de pedirnos apego a sus puntos de vista. No soy historiador, tampoco crítico; soy un arquitecto que quiere construir, piensa la arquitectura y escribe sobre ello.
Óscar Tenreiro Degwitz, Arquitecto.
Venezuela, agosto 2014, Entre lo Cierto y lo Verdadero
Hoy gracias a la editorial Doble Hélice realizamos un nuevo sorteo en veredes, en esta ocasión nuestros lectores podrán optar al libro CrystalZoo, brillantes animales salvajes, que recientemente hemos publicado de esta editorial.
El mecanismo es muy sencillo, simplemente debéis dejar un comentario definiendo en una frase lo que en vuestra opinión os sugiere el libro. En esta ocasión el comentario lo podréis realizar en la web (al final del post) y/o en la entrada del Facebook. Para ello tenéis disponible la información del libro al final de esta misma entrada o la realizada en la sección “publicaciones”.
El plazo para participar en el sorteo es desde hoy lunes 8 de junio hasta el lunes 15 de junio a las 00:00 horas.
Polifonía de la arquitectura periférica
¿Es posible realizar arquitectura alejados de la estridente centralidad de las grandes ciudades, situándonos en la periferia de la periferia? Esta es la pregunta retórica con la que arranca el prólogo de José Juan Barba, director de la revista Metalocus, al libro CrystalZoo brillantes animales salvajes. La respuesta, afirmativa como es lógico, liga la arquitectura de este estudio alicantino con referencias universales (Wright, Neutra, Frey), nacionales (RCR arquitectes) o hiper-locales (Angela Deuber). Pero también apunta a una nueva fórmula de hacer arquitectura, “divertida y desprejuiciada”, eludiendo estereotipos funcionales, formales o estilísticos.
La receta para esta revolución sutil gestada desde las trincheras de la discutible periferia urbana alicantina incluye una lectura atenta de las condiciones “de lugar y no de espacio”. Hay mímesis con elementos vernáculos y apropiación de materiales locales, que minimizan la huella ecológica y permiten el control de las afecciones sobre el territorio. Todo ello sin olvidar un repertorio de recursos arquitectónicos formales, que salvan con brillantez programas de orden social y su despliegue en áreas urbanas de una funcionalidad precaria.
Estos argumentos y otros muchos del libro, que incluye además una entrevista con el jefe del estudio, José Luis Campos, permiten adentrarse en una apuesta arquitectónica de vanguardia y conocer de primera mano las respuestas del estudio CrystalZoo al desafío de diferenciarse innovando con austeridad, en un contexto alejado del canon.
Además, este volumen, que tiene algo de joya para bibliófilos y coleccionistas por la creatividad que ha dejado impresa el diseño de Germinal y las fotografías de David Frutos, representa un hito. El giro que ofrece a través de sus páginas, salpicadas de piezas de periodismo literario y crónicas de viaje, sitúa al usuario como juez y parte de la interpretación y sentido de la arquitectura.
A modo de hipertextos ligados entre sí por metáforas zoológicas, se combinan narraciones, textos analíticos y disciplinares y piezas periodísticas.
Desatacan los de la redactora de Cultura Cristina Martínez, quien realiza una lectura apasionada de la vida que encierra cada edificio, apoyándose en los testimonios de decenas de usuarios, que han ido desgranando sueños conectados con el lugar. Esos sueños, recopilados por la socióloga Ana Marta Benito, generan un mosaico fotográfico y textual que confronta a los arquitectos con los frutos de sus creaciones.
Por su parte, el geógrafo, periodista e historiador del arte, Jordi Navas, explora el poder transformador de la arquitectura a partir de unas obras que investigan los cambios sociales, dialogan con el territorio y crean nuevas realidades en municipios ávidos de respuestas a su encrucijada. Un ser o no ser de los núcleos periurbanos, que buscan desasirse de las trampas del desarrollismo especulativo y construir un discurso nuevo.
Un libro coral, que reúne otras firmas como la de la periodista de El País Anatxu Zabalbeascoa, el arquitecto valenciano Miguel del Rey o la alcaldesa Luisa Pastor. Un ambicioso proyecto para arrojar luz sobre un estudio instalado en la periferia, que trata de transformar el barro de la trinchera en suelo firme y reinventar el horizonte sin grúas fuera de escala. Una obra llamada a renovar la forma de interpretar la arquitectura y de acercarse a su lectura.
Patio Interior de la casa Moratiel de J.M.Sostres (Barcelona, 19556-57). Fotografía: F. Catalá-Roca
A mediados de los 50 del siglo XX, el arquitecto catalán Josep Maria Sostres (1915-84) abandona el entorno pirenaico de su localidad natal de la Seo de Urgel para dar comienzo a su etapa más brillante vinculada al litoral mediterráneo. En menos de una década es capaz de proyectar una serie de obras que reflejan una gran sabiduría y un oficio disciplinado, que tienen (como conjunto) la cualidad de ser eslabones excepcionales dentro de una cadena sin principio ni fin. Me refiero principalmente a la casa Agustí en Sitges, a la hilera de cuatro casas unifamiliares en Torredembarra, a la casa Iranzo y a la casa Moratiel (conocida por las siglas “MMI” de su propietario).
Es quizá esta última, la casa MMI, la más rica y a la vez la más compleja de todas ellas, debido a sus numerosas referencias a la cultura arquitectónica moderna. Tiene un punto de “inacabada” (si es que una obra arquitectónica puede acaso serlo), de “work-in-progress” como dirían algunos hoy. La colisión de formas, detalles y sensaciones es tal que parecería que su autor tuvo que detener el proceso del proyecto arquitectónico en un momento imprevisto para no demorar más el comienzo de su construcción. O quizá no, y esto es solo la manera en la que uno querría entenderla, como si fuera un fotograma fijo dentro de una secuencia en permanente evolución. Así lo revelan los bocetos de este fatigoso proyecto, verdadera pugna entre dos versiones antagónicas de la idea de casa: la “casa-belvedere” y la “casa-patio”. Dicho de otro modo, se podría afirmar que la casa MMI finalmente construida sedimenta las miradas extrovertida e introspectiva, cual ejercicio estrábico deliberado, intentando explorar una conciliación de opuestos de imposible reconciliación como todos sabemos1.
Con justicia, la MMI es una casa bastante conocida, estudiada y publicada2. Sin embargo, quiero reivindicar en este texto la importancia de lo imprevisto en una obra, de aquellos rincones donde (parafraseando a Goya) “el sueño de la razón produce monstruos”, pero “monstruos” (eso sí) de los buenos. A lo largo de este proyecto la imaginación de Sostres llegó casi a desdibujar su metódica y racional forma de abordar el proyecto de arquitectura. Su actitud es enteramente moderna, por cuanto está interesado en el experimento en sí que en el resultado definitivo. Y si así se aprecia al seguir el devenir del proyecto, cuando nos aproximamos a la obra de nuevo infringe sus propias reglas para introducir cambios inesperados, soluciones inéditas que sorprenden pero sin las cuales esta obra no sería tan brillante.
La composición original de la planta contemplaba un patio abierto al cielo con un árbol plantado en su centro. Dicho patio sería visible desde el dormitorio principal a través de una pared totalmente acristalada en su lado norte, lo cual daba sentido a la disposición de una mampara de madera que se deslizaría en paralelo a la cristalera para aislar la pieza del living junto a la chimenea y señalar una idea de pasillo hacia el cuerpo de dormitorios. Este tema transversal se inducía situando un mueble estantería en el salón que impedía el avance del visitante por el eje principal de la casa al llegar al centro de gravedad de la casa.
Planta del proyecto de ejecución y vista Interior de la casa Moratiel de J.M.Sostres (Barcelona, 19556-57). Fotografía: F. Catalá-Roca
Al dirigir la obra, el “compositor” Sostres alteró decisivamente la fisonomía del patio central de la casa MMI, viéndose afectados sus espacios adyacentes. Sorprendentemente, el patio le volvió la espalda al dormitorio principal, negándole sus vistas. El árbol desapareció y con él, la vista del cielo, sustituida por una celosía de lamas que actuaban como una suerte de gnomon sobre el pavimento y los muros pintados. Las correderas, tapado ya el dormitorio, no hallaron razón de ser, y la pared del living se unificó con una misma pintura en toda su extensión, desterrando la idea inicial de revestir su tramo interior con un panelado de madera noble. Por si eso no era poco, la estantería del salón fue sustituida por un inesperado radiador de elementos de fundición, verdadero “objet trouvé” de la vivienda. Su posición exenta en medio del espacio principal, su geometría de líneas verticales vistas a contraluz como otra celosía de sombras más, y su altura coincidiendo con el nivel del montante horizontal de la cristalera sur del salón, nos indican que la nueva escena doméstica fue tomando cuerpo al ser construida y experimentada con los sentidos.
En la casa MMI se diría que el habitual papel de Sostres como “maestro compositor” pasó a un lugar secundario cuando el autor se convirtió en “director de orquesta”, insuflando vida propia a aquellos elementos inermes dispuestos sobre el plano. La incomodidad y abstracción de la solución final es, sin embargo, una lección de arquitectura diseñada para ser percibida con los sentidos, que trasciende a una mera composición formal por brillante que esta sea. Aunque, a veces, como en gran parte de las obras más interesantes de Sostres, solo sea cuestión de pasar el tiempo mirando el movimiento de unas sombras…3
Rodrigo Almonacid [r-arquitectura] · doctor arquitecto
valladolid. junio 2015
Notas: 1 La conciliación de contrarios es un tema fundamental en la obra de Sostres, como describe Carlos Martí Arís en su texto titulado: “El pensamiento arquitectónico de Sostres”, en: ARMESTO, A. y MARTÍ, C. (eds.): Sostres. Arquitecto. Architect. Barcelona: Ministerio de Fomento de España, Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya, Centre de Documentació, 1999. 2 Un estudio detallado sobre la casa MMI (y su hermana, la casa Iranzo) es la monografía: Cfr. ARMESTO, A. y LIBERATORE, C.: “Iranzo y Moratiel”, en VV.AA.: José María Sostres. Casas Iranzo y MMI. (Barcelona 1956 y 1957). T6 ediciones, Pamplona, 2006. 3 El arquitecto mallorquín Guillermo Sagrera explica su personal percepción de la importancia de las sombras y del radiador de la casa MMI en una carta dirigida a J.Quetglas, publicada íntegramente en la revista Arquitectura del COAM, nº 263, de noviembre-diciembre de 1986, pp. 66-70.
La tercera edición del FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE Y ARQUITECTURA (FICARQ) se celebra del 6 al 12 de Julio (2015) en Oviedo. Se trata de buscar los vínculos entre el cine y la arquitectura dando formato a un tipo de Festival cinematográfio donde el ESPACIO es protagonista y donde, por unos días, Oviedo y el Principado de Asturias, se sitúen en el epicentro de la actividad cultural internacional. Por eso, uno de los principales objetivos es enmarcar el FICARQ en una red de Festivales de Cine y Arquitectura que se celebran alrededor del mundo como son: Rotterdam, Venecia,Puebla, Chile o Lisboa.
El artista Ricardo Villoria firma la campaña del Festival Internacional de Cine y Arquitectura que este año se celebrará en Oviedo del 6 al 12 de julio
Se convoca la 3ª EDICIÓN DEL FICARQ, el Festival Internacional de Cine y Arquitectura de Asturias, que se llevará a cabo en la ciudad de Oviedo del 6 al 12 de julio del 2015. Invitamos a participar en el mismo a todos los creadores y cineastas interesados mediante el envío de sus obras audiovisuales antes del próximo 20 de junio.
TRES SECCIONES COMPETITIVAS
El plazo oficial para la recepción de obras audiovisuales interesadas en participar en FICARQ 2015 se cierra el 20 de Junio de 2015. La convocatoria de participación está dirigida muy especialmente a Universidades de Arquitectura y Universidades o Escuelas de Cine y/o Audiovisual en el territorio español y en México, país invitado en esta edición del Festival.
• ARQUITECTURAS FILMADAS.
Películas documentales y docudramas relacionados con la arquitectura, el urbanismo,el patrimonio industrial y la ciudad.
• EL CINE QUE VIENE.
Largometrajes de ficción filmados en un “espacio” imprescindible para la obra y por tanto protagonista indiscutible de la narración, sea una ciudad, casa, habitación, entorno, paisaje, etc.
• MICROMETRAJES.
Concurso para piezas inferiores a los 2 minutos de duración, cuyo tema esté relacionado con los espacios en desuso, lugares olvidados o ignorados pero con presencia y expresión por si mismos.
El libro CrystalZoo, brillantes animales salvajes traza la trayectoria de uno de los estudios de arquitectura más relevantes del panorama actual en la provincia de Alicante y abre las puertas al conocimiento de la creación arquitectónica como servicio a la sociedad para impulsar su desarrollo. A medio camino entre el análisis proyectual, la crónica de viajes y el periodismo literario este libro ofrece una perspectiva innovadora de las implicaciones de la arquitectura en la creación de nuevas dinámicas sociales gracias a un enfoque que sitúa al usuario en primer plano.
La obra reúne a un plantel de autores procedentes de diversos ámbitos de conocimiento: José Juan Barba, arquitecto y director de la revista Metalocus; Jordi Navas, periodista e historiador del Arte, y Cristina Martínez, redactora de Cultura del diario INFORMACIÓN. También participa Anatxu Zabalbeascoa, periodista, historiadora y crítica de El País, quien ha intervenido en la entrevista realizada al jefe del estudio, José Luis Campos.
Pese a que buena parte de la producción del estudio CrystalZoo se desarrolla en un ámbito territorial local, sus proyectos han sido publicados en las principales revistas de arquitectura y diseño del mundo y han recibido importantes premios y menciones (FAD, FOPA, Europan..).
Diseñada por Germinal y editada por Doble Hélice, la publicación está llamada a convertirse en un referente para estudiantes y arquitectos, pero también en un manual de buenas prácticas para administraciones locales interesadas por el poder de la arquitectura como motor del desarrollo y de la transformación social de los municipios.
Como novedad, CrystalZoo, brillantes animales salvajes desarrolla un exhaustivo trabajo de campo, a través del cual se desvela la recepción que las obras han tenido por parte de sus usuarios. En una fusión sin precedentes, el libro aúna el rigor técnico y científico del análisis disciplinar, con el reportaje literario y la crónica de viajes. Todo ello al servicio de una interpretación innovadora y radical del papel de la arquitectura como herramienta de transformación social.
El reto urbano del proyecto de este Eco barrio consiste principalmente en redinamizar un área desconectada del resto de la ciudad por la presencia imponente del cementerio Parisien de Ivry. El proyecto se aborda como un auténtico proceso de cosido urbano, entre un gran conjunto de viviendas al norte del solar, y la extensión de pequeñas viviendas unifamiliares al sur.
Este trabajo minucioso pretende preservar el espíritu de las pequeñas edificaciones existentes de la zona, proponiendo a la vez una reflexión sobre la densificación y la compacidad urbana.
Eco-Quartier Carnot-Verollot (I) en Ivry-sur-Seine | archikubik
El resultado del estudio de las líneas de fuerza del ámbito urbano próximo, indica la necesidad de crear una permeabilidad en el centro del conjunto y de evitar a toda costa el endurecimiento previsible de edificios de cierta altura en alienación a la calle, tal como preconiza el Plan Local de Urbanismo.
La implantación de los edificios a lo largo de la Rue Carnot, animará mediante una serie de ventanas urbanas el entorno, conectando el Eco Barrio con el cementerio y explotando a su vez el potencial de este como pulmón verde.
Tras un proceso de concertación y consulta con los servicios del Ayuntamiento, los agentes sociales y los habitantes, hemos propuesto un espacio público en el centro de la manzana, articulado en torno a una calle peatonal este/oeste y un pasaje norte/sud.
Esta intervención estructurante a escala urbana y humana, recrea al norte una conexión con el municipio limítrofe de Kremelin-Bicêtre, y religa la propuesta con los barrios del oeste de Ivry-sur-Seine. En definitiva, el dispositivo urbano que revaloriza la propuesta es el espacio público, que funciona en este proyecto como intercambiador y elemento de relación fundamental entre los diferentes edificios.
Para fomentar la cohesión social entre los habitantes nuevos y los vecinos existentes del barrio se han realizado una serie de jardines compartidos que parten desde la plaza también propuesta. Para acabar de acotar los diferentes ecosistemas que componen el proyecto se ha realizado una intervención paisajística en “pleine terre” que funciona como interface entre los espacios privados compartidos y el espacio público.
El proyecto se enmarca dentro de la asociación de proyectos urbanos PUP, ha obtenido el certificado medioambiental HQE y Qualitel HPE, BBC 2005.
Obra: Eco-Quartier Carnot-Verollot (I) en Ivry-sur-Seine
Programa: 254 viviendas (116 viviendas sociales), residencia social para jóvenes trabajadores de 183 estudios, 160m2 equipamiento público, creación de una calle peatonal, una plaza y un huerto urbano.
Emplazamiento: 59 Verollot St, Ivry sur Seine, Île de France, París, Francia
Cliente: Altarea Cogedim – Expansiel Promotion – Valophis Habitat – Ville et vie
Autores: Arquitectos – ARCHIKUBIK (Carmen Santana, Marc Chalamanch, Miquel Lacasta), Paisajismo – ARCHIKUBIK y Compagnie du Paysage, Dirección de obra ejecutiva – IC21, Economista – IC21 – MEBI, Ingeniería medio ambiental- EPDC
Superficie total: 23.270m2 construidos
Coste total obra: 32,5M Euros
Superficie construida Fase 1: 5.650m2
Sello medio-ambiental HQE®
Finalización de la primera fase: 2014
Segunda fase: en construcción
Fotografía: Benoit Fougeiro + archikubik.com
Conferencia de Aldo van Eyck. International Design Seminar (Indesem) 1987. Faculty of Architecture, TU Delft.
Aldo van Eyck (16 de marzo de 1918 en Driebergen – 14 de enero de 1999 en Loenen aan de Vecht) fue un arquitecto neerlandés. Fue hijo del poeta Pieter Nicolaas van Eyck. Aldo van Eyck vivió en Londres desde 1919 hasta 1935, época en que su padre fue enviado allí como corresponsal periodístico. Iniciaría su formación en la Real Academia de Artes Visuales de La Haya, y más tarde en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. Se graduó en 1942, pero permaneció en Suiza hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, aproximándose a círculos artísticos de vanguardia en el entorno de Carola Giedion-Welcker, esposa del historiador Sigfried Giedion. En estos años se casó con su compañera de estudios Hannie van Roojen, con quien tuvo dos hijos.
En 1946 se trasladó a Ámsterdam, donde trabajó en el Departamento Municipal de Obras Públicas hasta 1951, año en que se independizó. Fue profesor en la Academia de Arquitectura de Ámsterdam de 1954 a 1958, y más tarde, profesor en la Universidad Técnica de Delft desde 1966 hasta 1984. También fue editor de la revista de arquitectura Forum, en los años 1959-1963 y 1967.
Fue miembro de los CIAM, y cofundador en 1954 del Team 10. Aldo van Eyck recorrió Europa y Norteamérica propugnando la necesidad de abandonar el funcionalismo, y atacando la falta de originalidad en la mayoría de la arquitectura moderna de post-guerra. La posición de co-editor de la revista Forum ayudó a van Eyck a publicitar las opiniones del «Team 10» en favor de un retorno al humanismo en el diseño arquitectónico.
Aldo van Eyck recibió la Medalla de Oro del RIBA en 1990.
IE School of Architecture and Design convoca el segundo PREMIO IE ARCHITECTURE+ para jóvenes arquitectos, en busca de los mejores jóvenes talentos de la arquitectura a nivel internacional, para invitarlos a formar parte de la próxima edición del programa de IE Master in Design for Work, Retail and Learning Environments o el IE Master in Architectural Management and Design cuyo inicio tendrá lugar en febrero de 2016.
Podrán optar al PREMIO IE ARCHITECTURE+ todos los jóvenes graduados en el campo de la arquitectura a nivel internacional entre 2013-2015, cuya calificación final se encuentre entre el 15% de las mejores de su clase.
Los autores de los proyectos ganadores serán admitidos en el programa de IE Master in Design for Work, Retail and Learning Environments o IE Master in Architectural Management and Design para el año académico 2016-17 y obtendrán una beca en las matrículas.
IE School of Architecture and Design
IE School of Architecture and Design redefine las fronteras de la formación tradicional en el campo de la arquitectura. Con un marcado espíritu emprendedor y en un entorno internacional, nuestra escuela une dos mundos que tradicionalmente han estado separados, el académico y el profesional.
IE da la bienvenida a todos aquellos jóvenes arquitectos que deseen afrontar nuevos retos y aspiren a convertirse en líderes del dinámico mundo de la arquitectura y el diseño.
IE Master in Architectural Management and Design
El IE Master in Architectural Management and Design es un programa orientado a cerrar la brecha existente entre el diseño avanzado y el mundo empresarial en el campo de la arquitectura. Gracias a la combinación única de formación en gestión y diseño avanzado, el IE Master in Architectural Management and Design aporta un conocimiento más a fondo de la relación entre la gestión empresarial y el diseño arquitectónico. El curso no se centra solamente en la empresa, puesto que ha sido específicamente diseñado y desarrollado para profesionales con conocimientos de principios arquitectónicos teóricos y prácticos que desean aprender y aplicar la lógica empresarial en este campo. Al final del curso, los alumnos habrán adquirido todos los conocimientos empresariales y de gestión necesarios para actividades profesionales relacionadas con el diseño.
En pleno s.XXI nuestra sociedad intenta adaptarse a la veloz transformación de los modelos imperantes actuales, que son antagónicos a los que predominaron en el siglo pasado. La sociedad se halla inmersa en una transición hacia un nuevo paradigma que ya se venía gestando desde la Guerra Fría, transición que estamos experimentando como un período de intensos acontecimientos que ya han cambiado nuestra visión del mundo, y hacen que nos replanteemos nuestro compromiso social y político, a la vez que nos permiten ampliar el ámbito cultural y del conocimiento en este entorno de desconcierto. En tanto se generan nuevas oportunidades económicas a partir del desarrollo tecnológico, que es capaz de traspasar lo que hasta hace poco se consideraban fronteras infranqueables. En pocas décadas hemos vivido las oportunidades y las crisis de este cambio, y hemos empezado a desarrollar nuevas estructuras de interacción gracias a una sociedad con potencialidades globales. Nos encontramos enfrascados en un presente de cambio constante, con un futuro que es difícilmente descifrable, y donde el devenir tecno-informacional está construyendo una sociedad global.
Estas transformaciones afectan a cada ciudadano en su ámbito de vida, del más privado al más público, y disipan las fronteras existentes entre ellos, con lo cual ponen en crisis las bases de construcción social que la sociedad industrial había establecido. Se está reformulando la manera de relacionarnos mientras reconfiguramos cómo aprender, trabajar e interactuar en una sociedad en permanente transformación. Estos cambios nos obligan a replantear también los espacios físicos existentes para adaptarlos a una realidad cambiante, dinámica e indefinida. Nos encontramos delante de una gran oportunidad para repensar nuestros espacios de relación, los espacios públicos y privados, de ocio y de trabajo, con la gran responsabilidad como arquitectos y urbanistas de dar respuesta a cambios paradigmáticos dentro de un nuevo contexto. Esta nueva contextualización sólo la podemos llevar a cabo si realmente entendemos el origen del paradigma en el que estamos inmersos, y la forma en que la sociedad está transformando sus arcaicas estructuras sociales, económicas, políticas y culturales; sociedad que se encuentra en pleno desarrollo de la denominada “Sociedad Red”1 (y con ella una sociedad global).
Este cambio estructural se empezó a originar en la década de los setenta con la aparición, al mismo tiempo, de tres procesos independientes:
1. La transformación de la organización social por la crisis y la restructuración del industrialismo.
2. Los cambios sociales dentro de dicha estructura con la aparición de movimientos sociales y culturales alternativos.
3. El paradigma tecnológico desarrollado alrededor de las tecnologías de la información y la comunicación, denominado “Informacionalismo”.
Fue la oportunidad histórica del Informacionalismo la que permitió aprovechar la afortunada coincidencia de factores económicos, sociales, políticos y culturales para generar y expandir nuevas formas de organización social, génesis de la Sociedad Red.
El origen de esta Sociedad Red coincide con el momento en que el industrialismo encuentra sus límites de crecimiento de productividad y busca cómo manejar el potencial liberado por las tecnologías de la información y la comunicación. Con ello empiezan a surgir alternativas a la idea de una técnica que tiene que ir ligada a la organización, a la noción de una división del trabajo marcada por la economía política, y al principio de que el pensamiento tiene que ser mecanizado. En esta década, 1970, se comienza a cuestionar una producción basada en la gestión científica de la jerarquía de funciones como principio estructural, con la certeza única de la enumeración como idea de partida. Es entonces cuando el paradigma imperante hasta el tercer cuarto del s.XX, el industrialismo, con sus dos modelos antagónicos de producción asociados (el capitalismo basado en el modelo Keynesiano y el estatismo asentado en el control de la información y acaparamiento de tecnología en el complejo militar del bloque comunista), entra en crisis y busca la forma de reestructurarse y aprovechar su transformación para encontrar un nuevo posicionamiento geopolítico, que crecerá alrededor de las utopías de la comunicación universal y de una sociedad descentralizada gracias a los avances de la redes de comunicación2.
Al mismo tiempo, en este período surgieron movimientos sociales y culturales alternativos a los oficiales orientados a la transformación de la sociedad, con valores de libertad y autonomía personal, y que pretendían ser la contrapropuesta a las instituciones imperantes de la sociedad, tales como la iglesia, la familia, el Estado, y el poder empresarial y económico. Estos movimientos culturales y sociales desarrollaron proyectos alternativos con valores emergentes, que en sus inicios se materializaron en protestas como las de Free Speech Movement (FSM Berkeley, 1964) o el Mayo del 1968 en París, y que originaron numerosos movimientos, entre los que destacan el feminismo y el ecologismo. Estos proyectos alternativos abrieron el pensamiento hacia un individuo polivalente, educado de una forma integral y con un futuro de reconciliación del trabajo con el tiempo personal, en una sociedad que se iba convirtiendo cada vez más global e inmersa en un presente continuo interconectado.
Uno de los factores más determinantes en esta transformación social lo encontramos en el desarrollo y en la generación de energía durante la Revolución Industrial. Una generación energética que posibilitó que la humanidad aumentara su poder frente a la naturaleza, hasta llegar a convertirla en la condición indispensable para su propia existencia. Es esta energía la que permitió el enorme avance tecnológico que llevó a la aparición del paradigma tecnológico del Informacionalismo1, que construido en torno a las tecnologías digitales de la información y la comunicación, no hace desaparecer el industrialismo, sino que lo incorpora en la era de la información.
¿Hasta qué punto la importancia de la información en nuestra sociedad es novedosa?
Se considera que hemos llegado a la era de la Sociedad de la Información, pero la información en toda la historia de la humanidad -tanto para las personas como para las instituciones con acceso a ella- ha sido gestionada para dar valor y llegar así a conseguir sus propósitos a través del conocimiento. Bajo este prisma resulta confuso hablar de estar viviendo en la Sociedad de la Información, a pesar de ser un término que es utilizado como marco conceptual para definir nuestra sociedad. Al respecto, Manuel Castells2 lo llega a considerar como un error empírico y teórico, una denominación surgida de la extrapolación tecnológica de la sociedad industrial en la cultura occidental. Todas las sociedades a lo largo de la historia han utilizado la información y el conocimiento -innato en la condición humana y en su evolución- como factor indispensable para la obtención de poder, productividad, riqueza y significado. En este contexto también se tiene que tener en cuenta que el conocimiento a lo largo de la historia ha tenido una relatividad histórica.
Desde este punto de vista, podríamos decir que cuando hablamos de la Sociedad de la Información aludimos más bien a una característica transversal de las sociedades a lo largo de la historia, pero alrededor de los siglos XVII y XVIII podemos empezar a encontrar un cambio importante en la idea de una sociedad basada en la información. Este es el momento en que se instauran las matemáticas como modelo de razonamiento y de acción útil, y cuando se incorpora el código genético de un nuevo proyecto de sociedad, la mística de los números antes que la de la lengua o la cultura como noción de información. Es entonces cuando lo numerable y mensurable se convierte en el prototipo del discurso de la verdad. No obstante, no es hasta la Revolución Francesa que la noción del valor del conocimiento se convirtió en el rasero que marcaría el ideal de igualdad ciudadana y de los valores de universalismo, el cual ha ido evolucionando hasta nuestros días1.
La diferencia esencial que convierte a la información y al conocimiento en la base de este nuevo Paradigma Informacional se encuentra en su poder inherente, en su capacidad para convertirse en una nueva forma de desarrollo. Ahora la información se sitúa en el centro de las fuentes de productividad y aprovecha la interacción, la flexibilidad, la capacidad de recombinarse y superarse que proporcionan las nuevas tecnologías para mejorar la generación de conocimiento. Es el movimiento de la información el que refunda esta nueva sociedad. Una información mucho más veloz que el movimiento físico sobre el que se construyó la sociedad industrial. Un industrialismo que se organizó en torno al crecimiento económico, estructurando su actuación alrededor de la producción en masa. Mientras, el Informacionalismo acumula un conocimiento auto expansivo cada vez más voluminoso, complejo y veloz -con una rápida capacidad de procesamiento-, gracias al uso y a la expansión de las Tecnologías de la Información y el Conocimiento (TIC).
El Informacionalismo, con el soporte imprescindible para su evolución de las TIC, se ha situado en el eje del desarrollo y la productividad. Una productividad donde la materialidad de la sociedad industrial se evapora para digitalizarse, sin entender de límites. Una realidad digital tan palpable como la propia realidad material, y tan real que como arquitectos tenemos que saber adaptarnos a ella para encontrar los mecanismos que conviertan nuestros conocimientos en herramientas para la construcción de esta nueva sociedad.
El Paradigma Informacional está transformando todos los ámbitos de nuestra sociedad, convirtiéndolos en oportunidades únicas para repensarlos y para repensarnos.
Marc Chalamanch · Arquitecto
Barcelona. Junio 2015
Nuevo Colegio de Arquitectos, patio. Gonzalo Moure, arquitecto
El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid ha abandonado su sede tradicional de la calle de Barquillo, como es bien sabido, y ha pasado a ocupar el nuevo edificio de la calle de Hortaleza, en el solar de lo que fueron en el pasado las Escuelas Pías de San Antón. Ello después de un concurso, ganado por el arquitecto Gonzalo Moure, que realizó la obra y la finalizó en 2012.
El edificio surgió de un acuerdo con el municipio, a quien pertenece en realidad, teniendo el Colegio de Arquitectos una concesión por 70 años. El conjunto consta del Colegio y de algunas partes construidas por acuerdo y directamente para el municipio, como es una Escuela de Música, una Escuela Infantil y una piscina municipal. No podemos saber ahora –ni lo sabremos nunca, pues pasaremos en su momento a criar malvas- si el Colegio de Arquitectos ha hecho bien o mal en este acuerdo. No son buenos tiempos para los Colegios profesionales, y mucho menos para el nuestro, pero aventurar su futuro al plazo que sea es sencillamente imposible.
En el sentido urbano, creo que la realización del nuevo Colegio de Arquitectos ha sido una buenísima operación, pues ha transformado una siniestra ruina del casco antiguo, y un siniestro lugar, en un edificio y un lugar resplandecientes. Esta zona de la ciudad, la calle de Hortaleza, es uno de los sectores centrales madrileños todavía fuertemente degradados, en cuanto a su aspecto y su conservación, por lo que la transformación que el Colegio ha supuesto ha beneficiado al sector de forma extraordinaria. El Colegio refuerza la calidad de la ciudad y de su casco antiguo al afianzarse en el centro y no huir a la periferia. El cambio en la imagen de la calle trasmite la calidad de la renovación en forma elocuente.
Arquitectónicamente hablando, se trata en realidad de un edificio de nueva planta, pues de las antiguas Escuelas Pías sólo quedaba una fachada, de composición muy simple, y cuyo tratamiento material y de cierre también ha necesitado ser nuevo. La imagen urbana es, pues, más o menos la misma, si exceptuamos el notable cambio que supone pasar del abandono y la suciedad a las superficies nuevas y a la limpieza.
El conjunto realizado por Gonzalo Moure ha tenido, a mi entender, dos características positivas principales. La más básica e importante, la de tratarse de la ordenación de un conjunto en torno a un gran patio; esto es, un asentamiento tradicional que revela su vigencia moderna y que mejora la tradición convencional al realizarse mediante una arquitectura abierta y transparente tanto a la circulación como a los usos. Ver el Colegio desde fuera es sentir y en gran parte ver el gran patio jardín interior, y estar dentro es también gozar de la relación matizada e inmediata con el espacio urbano. Madrid, una ciudad de patios, casi siempre convencionalmente ocultos, enseña así esa condición sureña y mediterránea que su posición geográfica tiende a no revelar, y en el nuevo Colegio se ha hecho mediante una interpretación que ha unido armónicamente antiguo y moderno, y que honra así a la institución colectiva de los arquitectos, y muy concretamente al proyectista, por haber sido capaces de llevarla a cabo.
La otra buena característica es estilística. Se trata de que, en nuestros eclécticos y figurativamente tontos tiempos, alguien decida lúcidamente seguir siendo moderno –moderno de los maestros-, esto es, seguir la tradición racionalista, muy concretamente miesiana, y sacarle partido estilístico a esa tendencia, cuyos logros formales no están agotados, aunque sean conocidos. El edificio opone así su modernidad literal a los valores formales del casco antiguo, y obtiene gran éxito en ello, pues el racionalismo no es otra cosa –desde hace mucho tiempo- que un nuevo clasicismo.
Un matiz importante de esta posición moderna es el valor que el edificio ha dado a la construcción material y muy concretamente a la estructura. Como edificio moderno y de tradición miesiana, la estructura resistente toma un valor muy intenso, pasando a ser en el interior el material figurativo más intenso, casi único.
La operación, pues, es excelente, al menos desde un punto de vista abstracto; esto es, arquitectónico y urbano. Deseamos al Colegio, en primer lugar -al haber sido quien se ha arriesgado y financiado la operación- y al Ayuntamiento y a la propia ciudad, un éxito también completo desde el punto de vista concreto del equipamiento y el servicio ciudadano.
Detalle de la Prolongación de la Castellana, de Ezquiaga y Ábalos
La prolongación de la Castellana es la operación urbana más importante proyectada por el municipio. Con unos esquemas urbanos no demasiado convincentes y procedentes del arquitecto Ricardo Bofill, primero, y hace ya años, y con un diseño nuevo realizado por el equipo formado por José María Ezquiaga e Iñaqui Ábalos, hace poco tiempo, el importantísimo eje de la capital pretende prolongarse más allá de su hoy precario final en el aparatoso nudo de tráfico que a la altura del Hospital de «la Paz» conecta la calle con la M-30 y con las carreteras de Colmenar y de Burgos.
La primera virtud de esta importante prolongación, si llegara a hacerse, sería precisamente la de destruir este estúpido final de la avenida, hoy insensatamente confiado a una tonta y fea solución ingenieril del tránsito rodado en vez de a un diseño de carácter urbano. La entrega de la ciudad a los ingenieros y a las empresas de obras públicas, que han sacado con ello pingües beneficios, es una de las principales y más siniestras características de la gestión municipal madrileña, que ha conseguido así, modernamente, la ciudad más plagada de túneles y de errores urbanísticos de carácter ingenieril.
Por otro lado, el diseño proyectado por el equipo de Ezquiaga y Ábalos supera con creces, como era lógico esperar, tanto la posición del limitado proyectista catalán como la de los ingenieros y empresas de obras públicas, presentando soluciones mucho más atractivas. Han sido soluciones muy concretas, incluso desde el punto de vista arquitectónico, y figurativamente interesantes. La duda que nos asalta al contemplarlas resulta evidente: ¿resistirá la ciudad, sin mucha merma de la calidad prometida, las arquitecturas reales que en su día aparezcan allí cuando este anteproyecto se convierta simplemente en ordenanzas? Se dirá que es lo que pasa siempre con cualquiera que sea el planeamiento urbanístico, y se estará así cerca de la verdad, desde luego, lo que no le quita un ápice de importancia a este asunto. Dada, sobre todo, la condición ordinaria y poco cualificada de la arquitectura profesional y comercial contemporánea.
Pero ésta sigue siendo una cuestión «abstracta», dicho esto en el sentido que se ha empleado antes; esto es, correspondiente a la arquitectura y a la imagen y la forma de la ciudad. Hablando de cosas más concretas, esto es, del funcionamiento de la ciudad misma, hay otra importante duda que nos asalta cuando pensamos en la prolongación de la Castellana.
Si se compara el Paseo de Recoletos y el de la Castellana con la Avenida Diagonal de Barcelona, por ejemplo, calle similar en aquella ciudad, se recordará como esta última es de una vida urbana más intensa, tiene más comercios, más actividad, más vitalidad general y más atractivo para el viandante. Quizá sea ello porque la Diagonal barcelonesa corta directamente el ensanche, lo que en Madrid no es ya tan exacto.
Pero si vamos en Madrid a lo que se conoce como la prolongación de la Castellana, desde los Nuevos Ministerios, recordaremos con facilidad que la vida urbana de esta calle es más que precaria, si se descuenta su condición de vía de tránsito privado y público. Los comercios son escasos y la vitalidad ínfima. Y si se va más allá de la plaza de Castilla, la cuestión se agrava notablemente.
Así, pues, la nueva prolongación de la Castellana ¿podrá llegar a ser una vía dotada de vitalidad, de vida urbana a la escala de la importancia material y física de la propia vía?¿Podrá superar la condición pura de barrio de viviendas y de oficinas a la que le llevarían los edificios planeados? ¿No revelará, quizá, que la Castellana es un mito y que el cultivo sentimental de dicho mito ha sido superior a la lógica y a la realidad urbanística?
Acaso no lo comprobaremos, pues resultaría más que probable que la prolongación de la Castellana no fuera otra cosa que una fantasía, un espejismo, propio de las ideas de la época anterior a la actual recesión económica, y que ésta pondrá las cosas en su sitio, desestimando aquellas ampliaciones urbanas que no tienen sentido, hoy por hoy, en una ciudad en inevitable decadencia, muy posiblemente en disminución. Acaso sea mejor así, pero entonces habremos de seguir soportando el estúpido nudo de tráfico del final del gran eje, cosa que quien firma no perdona.
Madrid | Autor: Pedro Lozano
Espero haber dedicado a las distintas obras de arquitectura pública del Madrid de los últimos años algo, al menos, de la atención que se merecen. Y es de reconocer en ellas que, tanto por parte estatal, como municipal o institucional, el balance es mucho más positivo que en la etapa inmediatamente anterior, y ello a pesar de algunas de las sombras. Pido excusas por los olvidos que acaso haya podido tener, y también porque no quepan ya en las limitaciones inherentes a este escrito, y como había advertido en un principio, los comentarios acerca de las viviendas de promoción pública, que tan importantes y tan abundantes han sido en la ciudad y en esta época.
Antonio González-Capitel Martínez · Doctor arquitecto · catedrático en ETSAM
Madrid · marzo 2013
Acabo de leer un texto escrito por Gerard Mortier, titulado «Escenografía y ópera: historia de una emoción», en el que menciona una nueva e interesante relación entre arquitectura y cine, cuando escribe sobre el Festspielhaus, de Salzburgo que, según él,
«se corresponde con la estética del cinemascope. Fue construido en 1958 precisamente cuando comienza el cinemascope en el cine. Pero el cinemascope no funciona en el teatro. Cuando se está en las primeras filas del Festspielhaus hay que mover la cabeza de un lado a otro, como en un partido de tenis, pero en el teatro ha de ser posible ver el escenario en su totalidad».
Aunque Mortier se equivoca en cuanto al año de comienzo del CinemaScope –La túnica sagrada, primera película en ese sistema se estrenó en 1952-, si es verdad que a finales de los años cincuenta estaba en pleno auge, por lo que la comparación es muy oportuna. La televisión, contra la que aparecieron las grandes pantallas en los cines, influyó en la arquitectura de un teatro mundialmente reconocido y además esta influencia fue negativa desde el punto de vista del espectáculo teatral.
En ese mismo texto Mortier habla sobre un árbol de Amarcord, el apartamento de Amor y además critica negativamente el edificio del Palacio de las Artes Reina Sofía en Valencia de Santiago Calatrava (supongo que no conocía el auditorio de Tenerife), pero esto quizás lo comente en otra ocasión.
Es imposible entender la arquitectura del siglo XX y de nuestra época sin acercarse primero a Le Corbusier (1887– 1965). Podemos encontrar sus edificios en lugares tan remotos como París, La Plata o el Panyab y su influencia se ha dejado sentir por todo el mundo a lo largo de varias generaciones.
Phaidon se complace en presentar Le Corbusier: Ideas and Forms, la obra integral más actualizada sobre la carrera del magistral arquitecto modernista franco-suizo. El libro, concebido como una síntesis de las diversas actividades de Le Corbusier, pero con la arquitectura como eje principal, presenta una crónica reveladora y accesible de su extraordinaria producción arquitectónica –tanto construida como irrealizada–, al tiempo que revela algunos rasgos más genéricos de su universo creativo.
Publicado coincidiendo con el cincuenta aniversario del fallecimiento de Le Corbusier, el libro ha sido rigurosamente revisado, rediseñado y ampliado al doble de su volumen original, reafirmando, sin embargo, el propósito de la edición original (publicada en 1986).
Se han ampliado o modificado todos los capítulos ya existentes con la inclusión de nuevos estudios que permiten un análisis más exhaustivo de los edificios. La bibliografía y las notas finales también se han ampliado, el número de ilustraciones duplica con creces el de la edición anterior y al final se ha añadido una sección totalmente nueva, «Principles and Transformations», integrada por cuatro capítulos. Rompiendo con la cronología del resto del libro, dichos capítulos se centran en la imaginación espacial del arquitecto, el génesis de sus formas, las características genéricas de su estilo y su impacto en la arquitectura mundial.
Escrito en una prosa lúcida y elegante por el eminente y galardonado historiador de la arquitectura William J R Curtis, Le Corbusier: Ideas and Forms documenta proyectos individuales al detalle –ahora se consagran capítulos a la Villa Savoye, la Cité de Refuge y el Pavillon Suisse– a la vez que los vincula a la filosofía del arquitecto, a su visión utópica y a sus actividades como pintor, escultor, planificador urbano y escritor. Esta obra fundamental está profusamente ilustrada con fotografías históricas y contemporáneas. Se han obtenido de la renombrada Foundation Le Corbusier planos, cuadros y bocetos originales para ilustrar el proceso de invención y transformación del arquitecto.
Muy elogiado en su primera edición, Le Corbusier: Ideas and Forms es una importante obra de historia de la arquitectura basada en décadas de investigación y profunda reflexión. Con una narrativa clara y accesible, este libro está concebido para que resulte de interés tanto al lector general como al especialista.
Sobre el autor.
William J R Curtis es un historiador, crítico, escritor, comisario artístico, pintor y fotógrafo que ha recibido diversos galardones. Estudió en el Instituto Courtauld y la Universidad de Harvard y ha impartido historia de la arquitectura y teoría del diseño en numerosas facultades de todo el mundo, entre ellas Harvard y la Universidad de Cambridge, donde ocupó la Cátedra Slade de Bellas Artes. Sus libros más conocidos incluyen Modern Architecture Since 1900 (3ª ed, Phaidon, 1996) y Le Corbusier Ideas and Forms (1ªed, Phaidon, 1986), ambos traducidos a numerosos idiomas. Curtis ha escrito más de una docena de monografías sobre diferentes aspectos de la arquitectura moderna y contemporánea, además de gran cantidad de estudios dedicados a Le Corbusier. Ha publicado textos históricos, críticos y teóricos sobre temas tan variados como la arquitectura india, las estólicas aborígenes australianas, la historia de los objetos cotidianos y el papel de la abstracción en la fotografía. También es colaborador habitual de revistas críticas internacionales como Architectural Review y El Croquis. Curtis expone y publica sus propios cuadros, dibujos y fotografías. Ha recibido numerosos premios, el más reciente de ellos el Golden Award for Global Contribution to Architecture (CERA, A+D, India, 2014).
Las directrices del proyecto surgen del lugar de implantación, Menduíña, y de la alargada y estrecha forma de la parcela donde se ubica la vivienda. Ambas premisas condicionaron por completo el desarrollo de la propuesta.
Materialidad
En el lugar de Menduíña conviven dos situaciones materiales: por una parte las tipologías constructivas tradicionales y su contundente apariencia pétrea, que caracterizan el rural gallego, y por otra unas construcciones mucho más ligeras vinculadas a la ría de Aldán, como son las embarcaciones, en cuya construcción tiene cabida el uso de materiales más contemporáneos y livianos.
Esta dualidad material se refleja en el cerramiento exterior de la vivienda: un cerramiento murario y más introvertido se cierra al espacio público y se vuelve más ligero, de zinc, hacia el corazón de la misma, generando patios domésticos dominados por luces, sombras y reflejos.
Los patios
La finca presentaba una forma marcadamente longitudinal respecto a la vía pública. Esta condición obligó a plantearse una vivienda alargada y a pegarse por completo a la alineación exterior optimizando la ocupación de la parcela.
Los espacios domésticos se configuran en forma de U entorno a pequeños patios abiertos que vacían la vivienda en su interior y ofrecen una arquitectura de materiales más ligeros bañados por la luz. De esta forma la propuesta se abre al sol permitiendo su disfrute, tanto visual como térmico, a lo largo de su recorrido diario en todas las estancias proyectadas.
Los patios favorecerán las ventilaciones cruzadas y la circulación de la brisa. Se explora así la manera en que estos patios generan diversos sistemas de control climático, lumínico, de privacidad y de momentos domésticos.
Hasta la fecha hemos visto los diversos campos en los que los arquitectos exploran nuevos planteamientos para la profesión. Uno de esos campos, uno tradicional y habitual en otras profesiones, es el referido al mundo de la investigación y desarrollo. Ámbito que en arquitectura últimamente no ha sido muy prolífico.
Este es el motivo que nos lleva hasta Santiago de Compostela para charlar con Óscar Andrés Quintela e Iván Andrés Quintela, que conforman el estudio Arrokabe arquitectos. Hoy nos presentan su proyecto, ARKB sistemas, que iniciaron hace ya algunos años, y que han desarrollado y combinado con la labor propia del día a día del estudio.
“Es una iniciativa de con la que tratamos de posicionarnos respecto a algunos retos que, desde nuestro punto de vista, se le plantean a nuestra profesión en este momento de transición, de cambio de paradigma social. Hay que tener en cuenta que la construcción en madera en nuestro país y en un momento de ciclo expansivo del sector de la edificación de nueva planta no ha pasado de ser un subproducto, una anécdota.”
Como todo proyecto se requiere de una serie de apoyos para nacer y para desarrollar el primer proyecto del sistema, sieteymedio, han contado con la colaboración de PEMADE (Plataforma de Ingeniería de la madera estructural), centro tecnológico de la USC, para la elaboración de los ensayos estructurales con modelos reales y dos empresas privadas, una para la distribución y corte del material, Maderas Besteiro, y otra para las labores de montaje, Carpintería Carreira.
Esta apuesta de futuro de este grupo de profesionales ha conseguido formalizar un producto, convencidos de que en los próximos años estaremos obligados, como sociedad, a construir de forma más inteligente y eficiente, a construir más y mejor en madera. Este es el primer paso para fijar las condiciones de su comercialización con los diferentes actores implicados.
Os dejamos con la entrevista que realizamos en su estudio en la Rúa San Pedro, de Santiago de Compostela.
Arrokabe arquitectos, está formado por Óscar Andrés Quintela e Iván Andrés Quintela | Fotografía: Arrokabe Arquitectos
Explicadnos, ¿cómo y por qué surge el “Sistema 7 1/2”?
Surge como una apuesta profesional en un periodo de pocos encargos dentro del estudio. Hay un momento en el que pensamos que si no podemos ofrecer los servicios para los que estamos capacitados porque hay poca demanda, además de ampliar la oferta, habrá que intentar ofertar también productos. Nos decidimos por la construcción prefabricada en madera porque consideramos que es un ámbito en el que acabará habiendo una demanda siempre que el producto ofertado sea de calidad, porque la realidad es que, a día de hoy, la falta de un uso generalizado de la madera en nuestro país como material de construcción ha hecho que el mercado de la prefabricación en madera esté en general asociado a edificaciones auxiliares, efímeras u ocasionales o a la vivienda cuyo único reclamo es el precio.
En concreto, con este primer sistema buscábamos una alternativa eficiente para la construcción modulada en madera de edificaciones de planta baja, con un ancho libre importante para una escala intermedia (en torno a los siete y medio metros). Pretendíamos que no precisara elementos intermedios para garantizar su estabilidad, liberando la planta, facilitando el montaje, y que fuese el diseño de los diferentes elementos que conforman la estructura y los cerramientos exteriores el que garantizara la durabilidad del material.
¿Teníais alguna experiencia previa en este campo?
El estudio cuenta con una experiencia de veinte años trabajando con madera, tanto en rehabilitación como en obra nueva. Y esta experiencia se ha completado con diveros cursos y dos másteres, uno específico de ingeniería de la madera estructural. Esto en lo que se refiere a la parte arquitectónica. Sobre lo que no teníamos experiencia era sobre todo lo que conlleva el desarrollo y la presentación de un producto listo para ser comercializado. Nos referimos a todas aquellas cuestiones relacionadas con reconocer el mercado, plantear una estrategia para llegar al cliente, establecer colaboraciones que permitan ofertarlo de una forma coherente…
¿Os encontrasteis con muchas dificultades? ¿Cuáles fueron las más problemáticas?
Por una parte están las dificultades técnicas derivadas del problema que nos planteamos resolver. Además de todas las cuestiones apuntadas anteriormente queríamos que fuese una alternativa real a otros sistemas constructivos en madera y que fuese realmente novedoso. Esto pasaba de entrada por la resolución de una estructura de una luz considerable que pudiese ser transportable fácilmente. Además buscábamos una tecnología accesible, por lo que debería poder estar conformada por pequeñas escuadrías de madera local y tableros estructurales estándar. Al mismo tiempo su configuración debía solucionar la fijación de los cerramientos posibilitando la ejecución de edificaciones de alta eficiencia energética. La imagen final deriva de toda esta serie de decisiones de diseño y cálculo que han consumido la mayor parte del tiempo de desarrollo del producto.
No obstante se puede decir que en nuestro caso las dificultades más problemáticas son aquellas derivadas de la comprensión del sieteymedio como un producto destinado a la venta. Empezando por la identificación del cliente, siguiendo por la forma de comercializarlo y finalizando con ser capaces de transmitir todo esto a las empresas que colaboran con el proyecto. Al final hemos llegado a la conclusión de que siendo un sistema de construcción modulado, aparentemente rígido en su configuración pero suficientemente flexible para adaptarse a diferentes circunstancias, debe ofertarse de una forma abierta, tanto directamente a particulares acompañado de un proyecto específico, como a técnicos que se planteen utilizarlo en sus trabajos.
Packing del sistema 7 1/2 de ARKB Sistemas | Fotografía: Arrokabe Arquitectos
¿Estáis contentos con los objetivos alcanzados?
Por el momento es demasiado pronto, acabamos de presentar el sistema hace escasamente un mes, pero se puede decir que sí. De entrada hemos conseguido desarrollarlo llegando a construir dos modelos del pórtico a escala real, lo que ha permitido testar su montaje y verificar en laboratorio su correcto funcionamiento a nivel estructural. Por otra parte lo estamos enseñando a través de una página web y un packaging de presentación en los que se recogen imágenes que muestran algunas de las posibilidades del sistema. Para llegar hasta aquí ya hemos tenido que alcanzar la implicación directa de la empresa privada y la universidad, y todo esto ya nos hace estar razonablemente satisfechos.
¿Qué expectativas y proyectos de futuro tenéis para “Sistema 7 1/2”?
A día de hoy hemos constatado que despierta interés y estamos en vías de construir una vivienda usando el sistema, algo que entendemos serviría para mostrar sus ventajas. El hecho de que tuviese cierto recorrido nos valdría para desarrollar otros sistemas pensados para otras escalas y configuraciones. Porque, independientemente del éxito del sieteymedio, sí que estamos convencidos del acierto del camino emprendido con ARKB Sistemas (uso madera, colaboración entre entidades privadas y públicas, innovación…).
¿Son rentables este tipo de iniciativas? ¿Os sentís bien “remunerados” por la labor que realizas?
Como comentábamos, acabamos de presentarlo, por lo que entendemos que es demasiado pronto para valorar su rentabilidad económica. En todo caso, a nosotros las colaboraciones ya nos han servido para profundizar en cuestiones técnicas muy específicas de construcción en madera, tales como uniones, durabilidad de los acabados, optimización del transporte y montaje, etc… Además creemos haber aprendido algo de diseño y presentación de producto gracias sobre todo a la ayuda de amigos, profesionales en diferentes áreas de trabajo relacionadas con estos temas.
Módulos del sistema 7 1/2 de ARKB Sistemas | Fotografía: Arrokabe Arquitectos
¿Compagináis o complementáis esta actividad con otras labores o en otros campos?
Somos un estudio de arquitectura al uso que hemos desarrollado y colaborado con otros profesionales en trabajos de arquitectura y urbanismo a diferentes escalas, durante unos años trabajamos para la administración gestionando un área de rehabilitación y habitualmente participamos en labores de docencia en el ámbito de la rehabilitación, la regeneración urbana y la construcción en madera.
¿Crees que los arquitectos en España deberíamos seguir abriendo nuevas vías de trabajo para salir de la casilla más «tradicional» de proyectar dada la actual situación de la construcción en nuestro país?
La casilla más tradicional de “proyectar” obliga a sintetizar una respuesta a cuestiones que tienen más de una incógnita y a organizar los medios para poder llevarla a buen término, aunque sea a una escala muy pequeña. Este enfoque, que necesariamente es parte de la formación en las escuelas de arquitectura, permite pensar en abrir nuevas vías de trabajo siempre que se complemente con una cierta especialización. De todas formas hay todo un campo de actuación que tiene que ver directamente con la regeneración de nuestro hábitat, con promover entornos resilientes, que será clave en los próximos años. Entendemos que aquí habrá toda una serie de nuevos nichos de trabajo, no tan habituales ni tan obvios, en las que el arquitecto tiene que tener necesariamente un peso importante.
¿Qué opinas de los arquitectos que emprenden en nuevos campos?
Pues nos parece muy lógico y podemos decir, que en estos momentos, no queda más remedio. En todo caso la formación del arquitecto de la que hablamos proporciona cierta perspectiva relacionada con su actividad “tradicional” que puede ser muy útil a la hora de emprender nuevos campos.
¿Animaríais a otros arquitectos a seguir vuestros pasos? ¿Qué pasos consideras que deberían dar? ¿Cómo completar sus estudios? ¿Qué otros consejos les darías?
Nosotros nos llevamos once años de edad, así que salimos de la escuela en dos momentos diferentes, pero no dejamos de tener la sensación de una cierta inestabilidad, de estar constantemente adaptándonos. Fruto de esta adaptación es también esta iniciativa que tiene que ver directamente con nuestras convicciones e inquietudes y nuestra experiencia profesional. Difícilmente podemos dar consejos, únicamente animaríamos a otros a profundizar y trabajar en campos específicos que les interesen sin perder la referencia, sin dejar de ser Arquitectos.
Ensayo de sistema 7 1/2 de ARKB Sistemas | Fotografía: Arrokabe Arquitectos
¿Qué opináis de los que se han ido a trabajar al extranjero?
Queremos pensar que siempre es enriquecedor. Hubo un momento en el que la gente lo hacía en mejores condiciones y generalmente por completar su formación o adquirir nuevas experiencias más que por necesidad. Esto ha cambiado, ahora tenemos compañeros y amigos que están fuera en circunstancias y con motivaciones muy diversas. De cualquier forma tenemos que pensar que volverán de una forma u otra y a medio plazo su experiencia será beneficiosa para todos.
¿Cómo veis el futuro de la profesión?
Pues, por todo lo que hemos comentado, sin optimismo gratuito pero con esperanza.
Testero del sistema 7 1/2 de ARKB Sistemas | Fotografía: Arrokabe Arquitectos
Entrevista realizada por Ana Barreiro Blanco y Alberto Alonso Oro. Agradecerle a Óscar e Iván su tiempo, paciencia y su predisposición con este espacio.
oTranscribe es una aplicación (webapp) gratuita y de código abierto (bajo licencia MIT) que facilita transcribir entrevistas grabadas. Simplemente agrega un archivo MP3 o WAV, tus grabaciones y documentos no salen de tu ordenador, y oTranscribe puede empezar a reproducirlo. Hay un procesador de texto disponible para escribir y todo es automáticamente salvado en la caché del navegador.
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La geometría del hueco incide simultáneamente tanto en la variable perceptiva interior – exterior, como en la iluminación de una estancia o la propia solución constructiva de la envolvente. El tradicional hueco vertical, asociado a la construcción de muros portantes, define un umbral espacial y emocional entre la naturaleza exterior y el espacio interior en penumbra; el hueco horizontal propuesto por Le Corbusier durante los primeros años 20, habilita una iluminación homogénea y brillante al tiempo que representa ‘la fachada libre’, el triunfo de la técnica que habilita la independencia entre cerramiento y estructura1.
La ‘secularización’ del espacio interior propuesta por Le Corbusier es motivo de graves y públicas controversias, como la muy conocida entre el propio arquitecto suizo y el que fuera su maestro en el uso del hormigón, Auguste Perret2. El intercambio de ataques viscerales tiene lugar en las páginas del Paris Journal durante el mes de diciembre de 19233: mientras Perret defiende la dimensión atávica del hueco llegando incluso a la identificación antropomórfica de la proporción vertical, “A window is a man”4, Le Corbusier responde con un proyecto paradigmático cuyo único hueco corresponde a una gran ventana horizontal: la Petit Maison a orillas del lago Leman, publicada por primera vez en el propio Paris Journal junto a una caricatura de Perret sentado ante el interminable hueco, evidentemente horizontal, del Palais de Bois. Se podría decir entonces
“A window is a land”
la ventana es el hombre versus la ventana es el territorio.
Merece la pena detenerse en esta identificación entre hombre y ventana propuesta por Perret hace ahora casi 100 años. La condición erguida del cuerpo humano, nuestra conquista milenaria de la verticalidad, se reconocería entonces en (al menos) dos elementos arquitectónicos fundamentales: el hueco y la columna, habitantes bien definidos en la arquitectura de ambos maestros5. ¿Pero acaso la ventana horizontal de la ‘Petit Maison’ no supone la mejor de las compañías? ¿No debería ser la ventana un compañero, un aliado siempre, un confidente del mundo? El proyecto de arquitectura consiste así en la configuración de una imaginaria lista de invitados, la convocatoria de presencias irrenunciables en la celebración del espacio, la luz y la vida. Proyectar una ventana supone siempre elegir a un amigo.
Miguel Ángel Díaz Camacho. Doctor Arquitecto
Madrid. Agosto 2014. Autor de Parráfos de arquitectura. #arquiParrafos
Notas: 1 La propuesta del hueco horizontal moderno establece, más allá de cuestiones constructivas, lumínicas o paisajísticas, una profunda alteración de la tradicional cultura del habitar, en el sentido antropológico del término. 2 Ver Blanca Lleó, “Dos esquinas y una polémica”, Circo 41, 1997. 3 Ver Bruno Reichlin, “Une petite maison sul lago. La controversia Perret-Le Corbusier”, Lotus Internacional nº60, 1988, p. 58-83. 4 Auguste Perret. Ibídem, pág. 63. 5 Si la ventana vertical supone la aparición de un habitante en la obra de Perret, la columna interior (el piloti) supone la asistencia de un compañero silente y perdurable en la obra de Le Corbusier.
“S/T” 2002. Fotografía color. Rubén Ramos Balsa. Colección Purificación García
Un premio de obra. Apuntes sobre la Praza do Curro en Noia. Salgado y Liñares arquitectos
Hablar de arquitectura es difícil, mucho, hacerla todavía más, por eso vamos a intentar ser breves y no entorpecer con palabras innecesarias el acercamiento a los excepcionales y renovadores valores que la obra de Praza do Curro en Noia de Salgado y Liñares, aportan al entendimiento de las intervenciones sobre el espacio público histórico actual.
Existe la lectura aceptada de que gran parte de las actuaciones que versan sobre la rehabilitación y el acondicionamiento de espacios urbanos, históricos o de nueva planta, no son arquitectura sensu stricto, como si el trabajo y la acción sobre poco más que un plano de pavimentación tuviese escasas oportunidades de alterar nada más allá que esa piel de cota cero. Seguramente el ejemplo de Praza do Curro en Noia es, al contrario, la prueba de que el trabajo sobre la superficie de la pisada tiene, cuando se trata con sinceridad y honestidad, una capacidad irrefutable de activar y/o regenerar la espacialidad de un lugar.
Praza do Curro en Noia de Salgado y Liñares | Fotografía: Héctor Santos-Díez
Esta obra, además de cumplir con todas las expectativas del rigor constructivo y la conciencia del saberse trabajar en un espacio público, tiene un compromiso tanto con el tiempo pasado que es la historia y la memoria de la ciudad, como con el tiempo contemporáneo en el que se sitúa la nueva propuesta y los usos actuales demandados. Es una obra que nace en el vacío público de un hueco común, como decimos lleno de historia y uso, el locus de un mercado al aire libre, una plaza de abastos sin cubierta, que había perdido todo carácter hasta llegar a nuestros días con una clara desagregación entre el plano horizontal de paso y la escena urbana de tránsito que lo cierra. Si el conjunto se había desconfigurado por el paso del tiempo y muy especialmente por los usos y arquitecturas desnaturalizadas de la segunda mitad del s.XX, uno de los grandes valores que aporta esta solución es la de haber sabido traer de nuevo al emplazamiento la naturaleza de un significante, de una forma-lenguaje contemporánea, que permite volver a leer a partir de la horizontalidad del suelo, la totalidad del lugar. En este punto no podemos menos que remitirnos metafóricamente a la obra fotográfica del artista Rubén Ramos Balsa (S/T 2002 en la colección Purificación García) como ejemplo claro de lo que puede llegar a ser y significar la transformación de un espacio a través de la recomposición de la superficie densa del suelo. Actitud propositiva que redefiniendo ese plano bajo los pies deja claro que podemos alterar la percepción del todo, subvirtiendo y negando la lectura más simple y derrotista que tiende a asumir que las estereotomías de lo que caminamos sólo tienen importancia para el horizonte visual de cota cero. Sucede así tanto en la Praza do Curro de Noia, como en la obra de Rubén Ramos Balsa, que mediante la intensificación de la consciencia del suelo, le es devuelto el ser y el valor al entramado espacial que se habita más arriba. Así el lugar, puede nuevamente adquirir unidad e importancia gracias a la reformulación de una parte del mundo de la arquitectura que habitualmente se ve condenada a la marginalidad -el pavimento- uno de sus fundamentales agentes modeladores junto con la cerca que marca el recinto del dominio y más tarde la cubierta.
Praza do Curro en Noia de Salgado y Liñares | Croquis de los arquitectos
Después de ese tomar consciencia y de repensar, como si fuese la primera vez, qué es lo que corre bajo de los pies -por sí mismo y en relación a lo que está alrededor en el resto de planos de la escena urbana- no hay mucho más, un casi nada que decir… Un casi nada que permite orquestar y organizar -como dicen Salgado y Liñares- sus líneas de fuerza en relación a lo que ya está, los flujos, los recorridos, el acceso y la presencia de cada uno de los edificios que merecen diversos estatus o reconocimientos en el encuentro del vacío común. Una revisión, punto a punto, para observar qué elemento necesita un pódium que lo aposente o un rehundido que lo acerque, un remarcar en qué referencia apoyarse o a cual dejar volar, aligerarse. Finalmente saber por dónde hacer correr el agua de lluvia y en donde recogerla cuidadosamente, canales o sumideros, de manera similar, a como la buena arquitectura remata siempre su trabajo, con el saber hacer guiar las manos por las barandillas, poniendo el máximo énfasis en su diseño como última muestra de lo intenso. Una aproximación al cuidado de lo sutil, la del tacto en la barandilla, que a esta altura, la de suelo, ya no es necesario y cuya preocupación por el agarrarse tiene que ver no con las manos sino con los ojos, una guía que sujete la mirada en las líneas de fuerza que son también las de borde de canaleta, ese ingenio de antibordillo para la recogida del agua que sirve además para organizar las necesarias juntas de hormigonado…
Praza do Curro en Noia de Salgado y Liñares | Fotografía: Héctor Santos-Díez
Finalizamos pensando que este ejercicio de arquitectura en el espacio urbano podía haber transitado simplemente por los derroteros del oficio, de los caminos trillados y aceptados por las convenciones contemporáneas de intervención en el espacio público, sobre todo, teniendo tan cerca ejemplos de marcado carácter oficialista, no exentos de valor, en la cercana ciudad Santiago de Compostela. Pero contrariamente a esto, a Salgado y Liñares se les ha ocurrido como al masajista de Robert Walser1 traspasar la frontera de sus obligaciones, las normas de su profesión y, propasándose, llegar a donde no está permitido, al lugar de partida de quienes “actúan con la frescura de una primera vez” (nada más lejos de la realidad, sus premiados trabajos en Muiños de Pedrachan, A Chainza y en el acceso desde Praza de Raxoi a la del Obradoiro en Santiago de Compostela atestiguan el conocimiento profundo de las altas exigencias del arreglo histórico, bien sea en los contextos tradicional o urbano), demostrando el valor que proponen los amateur, no como ingenuos sino como amadores de lo suyo. Espíritu amador que sabe trabajar desde la imposibilidad económica, y más allá de las convenciones y pautas del protocolo aceptado de la actual rutina arquitectónica, para subvertir y repensar qué es o puede ser de nuevo una estereotomía, un reparto o zonificación del material en relación a uno de sus hábitats inmediatos, el suelo, y cómo desde allí abajo se puede remodelar el espacio hasta el cielo de la cornisa continua que compone la suma de la individualidad edilicia. Con esa actitud inconformista e inquieta, no es pues de extrañar que cuando algunos jurados de concursos de arquitectura valoran obras de esta sinceridad y riesgo (ver premio COAG 2015), se le pasen completamente desapercibidas sus cualidades, como el perfume pasa desapercibido al perro de Baudelaire, que sólo tiene su olfato programado para otros menesteres…
Praza do Curro en Noia de Salgado y Liñares | Fotografía: Héctor Santos-Díez
Rara vez una obra es un premio. No, no una obra con premio, sino un premio de obra, más aún cuando se trata de un trabajo en el plano del suelo, donde todo se densifica debido a la gravedad, y por donde la mayor parte de los ciudadanos corre sin apercibirse de la suerte que es tener un espacio común y compartido para pisar. Qué suerte poder adentrarnos, como ciudadanos, como arquitectos, en este suelo-espacio de Salgado y Liñares, en esta inmensa-intensa rayuela y poder recibir este gran premio.
Luis Gil+Cristina Nieto. arquitectos
santiago de compostela. mayo 2015
Notas:
1 “A mí, dicho sea de paso, me preocupa la pregunta casi aventurada, la trivial y sin embargo importante cuestión de palpitante actualidad de si le está permitido a un masajista besar a la mujer a la que tiene que frotar, casi modelar, con el objeto de hacer surgir por ensalmo la belleza. ¿No podría suscitar esto sorpresas, escenas teatrales, contrariedades de primer orden? , podrían decirle a un artista del cuerpo al que se le ocurriese traspasar la frontera de sus obligaciones, las normas de su profesión.” Walser, Robert. Extracto de El cuadro de Brueghel en Ante la pintura. Narraciones y poemas. Edición de Bernhard Echte de Siruela Edt, Madrid 2009
‘Invenciones: Nueva York vs. Rem Koolhaas, Bernard Tschumi, Piranesi‘ es el nuevo libro de José Juan Barba, un ensayo que indaga en las invenciones, dibujos, textos e ideas de Rem Koolhaas, Bernard Tschumi y el fantástico grabador italiano Giovanni Battista Piranesi, en busca de nuevas perspectivas que amplíen nuestra manera de ver, pensar y hacer arquitectura.
En ‘Invenciones: Nueva York vs. Rem Koolhaas, Bernard Tschumi, Piranesi’ José Juan Barba establece un discurso metalingüístico que explora la relación entre la obra y dibujos de G.B. Piranesi y la obra gráfica de dos de los máximos referentes de la arquitectura de nuestro tiempo, Rem Koolhaas y Bernard Tschumi.
Frente a las visiones puristas o científicas excluyentes, el autor busca presentar visiones contemporáneas, a veces retroactivas, y siempre más reales, complejas e integradoras de la Arquitectura, en las que se incluya a los espectadores, a los usuarios. En palabras del propio autor, este ensayo supone «la presentación de los lugares de la arquitectura frente a la arquitectura de los volúmenes».
El arquitecto, catedrático y académico Luis Fernández-Galiano prologa el libro con el ensayo «Cerebros negros», una interesante reflexión que parte del título de un ensayo de Marguerite Yourcenar, «Le cerveau noir de Piranèse», y que ayuda al lector a situarse en el complejo contexto en el que se enmarca la tesis. «Marguerite Yourcenar – la misma que describió a Piranesi como un ‘cerveau noir’ – replicaría que ‘l’oeuvre au noir’ no es sino la fórmula alquímica que permite perseguir la ‘Gran Obra’, y que esa ‘opus nigrum’ representa las pruebas que debe superar el espíritu en su proceso de liberación».
«Estos acordes finales de los años setenta fueron en efecto años de tránsito, y años en los cuales es posible imaginar una tensión entre la postmodernidad luminosa y liberal que extrae de Nolli sus herramientas formales de análisis, y que muchos abreviarían en la filiación teórica de Wittkower, Rowe y Eisenman; y una postmodernidad sombría y radical, fascinada por las Carceri de Piranesi tanto como por el surrealismo o los constructivistas, y que tendría en Koolhaas a su representante más articulado, y en Tschumi al mejor introductor del universo situacionista».
Extracto del prólogo de Luis Fernández-Galiano.
También la arquitecta Carmen Díez Medina introduce el libro con un prólogo que lleva por título «Creación de lugares»: «Por vez primera se publican conjuntamente las pocas láminas que Piranesi redibujó sobre las Carceri (1749 y 1761) junto con los dibujos preparatorios que las precedieron. Esta secuencia aproximativa en tres fases es intencionadamente utilizada por José Juan Barba, no tanto para presentar la interpretación del espacio desde el punto de vista del observador –o no solo– sino más bien para reivindicar el valor de la interpretación y crítica metalingüísticas a partir de la representación de las condiciones espaciales en las que viven los individuos privados de libertad».
«Especialmente interesante resulta la aportación de materiales inéditos procedentes del MoMA y de la Biblioteca Nacional de España, todos ellos debidamente referenciados en los capítulos correspondientes. Su publicación conjunta, junto a otros documentos hasta ahora dispersos, materializa este ambicioso intento por relacionar tres discursos que se presentan como tres metalenguajes. Con ello, el autor pretende superar los instrumentos más frecuentemente empleados para hablar de arquitectura hasta la década de los años ochenta y ofrecer una lectura personal, conceptual, compleja y caleidoscópica de la arquitectura contemporánea».
Extracto del prólogo de Carmen Díez Medina.
‘Invenciones’ fue el título de una exposición celebrada en Hannover en 1981, donde se aglutinaban, en torno a la obra de G. B. Piranesi, la obra gráfica de arquitectos cuyos dibujos no tenían la intención de reflejar la fase previa a la construcción sino la de establecer un discurso metalingüístico. La exposición pretendía identificar, en un momento de crisis, narrativas no textuales tan potentes como las del arquitecto veneciano, que fuesen capaces de plantear nuevas visiones de arquitectura.
Tres años antes de la exposición de Hannover, en 1978, se celebró el bicentenario de la muerte de Piranesi mostrándose dos formas diferenciadas de interpretar su obra: la meramente estilística y la que es más interesante, la metalingüística. En esos tres años es cuando se produce la publicación de dos obras que reflejan nuestra contemporaneidad: «Delirious New York» de Rem Koolhaas y «The Manhattan Transcripts» de Bernard Tschumi.
Al igual que lo hiciese Piranesi trasladándose de Venecia a Roma, estos dos arquitectos europeos se trasladaron desde Londres hacia la Roma de su tiempo, Nueva York, para desarrollar, exponer y presentar una nueva forma de entender la arquitectura contemporánea en un periodo de crisis e incertidumbre.
En Arquitectura cuando se han planteado miradas o discursos sobre lo ocurrido en esta década, en general se han presentado como procesos negativos, el final de la Modernidad o la consolidación de la desintegración estilística que da paso a los ‘post’. Este libro pretende presentar una vía diferente, alejada de prístinas visiones,o visiones científicas excluyentes para presentar visiones contemporáneas, aveces retroactivas y siempre más reales, complejas e integradoras, visiones de la Arquitectura que incluyen a los espectadores, a los usuarios. La presentación de los lugares de la arquitectura frente a la arquitectura de los volúmenes.
Desde el año 1971 las piscinas municipales de Maceda han sido un equipamiento fundamental en el ocio veraniego local. Tras sucesivas reformas que no satisfacían las demandas actuales, el ayuntamiento decide acometer una reforma integral, reforma que tiene como condicionante de partida que las piscinas no cesen en su funcionamiento durante el verano en el que se desarrollen las obras. Esto junto con las exigencias y disponibilidades presupuestarias llevan a plantear una intervención que se ejecutará en dos fases.
Durante la primera fase, que se llevará a cabo en los meses previos a la apertura de las piscinas, se acondicionan los vasos y las instalaciones de depuración de agua, la “zona de playa” y se ejecutan los cimientos del nuevo edificio que albergará los vestuarios y servicios. Una vez rematada esta primera fase las piscinas entrarán en funcionamiento junto con el vetusto edificio de vestuarios existente.
La segunda fase, ya con las piscinas en uso, se inicia durante el verano, los trabajos de ejecución de los nuevos vestuarios; una vez terminados y con las piscinas cerradas tras el final del verano se procederá a la demolición del antiguo edificio de servicios.
La reforma mantiene la situación del vaso de adultos acondicionándolo y adaptándolo a las actuales normativas y desplaza el vaso infantil liberando espacio para ubicar el nuevo edificio de servicios. Éste se ubica entre las piscinas y las pistas de tenis, dando servicio también a éstas y generando un corredor que tiene continuidad con la pasarela peatonal que cruza sobre el río Arnoia y conecta los equipamientos con el parque de la margen opuesta.
Tres volúmenes conforman el edificio de servicios que con leves desplazamientos sobre sus alineaciones organizan los accesos y las circulaciones. Los dos volúmenes ubicados en paralelo alojan los vestuarios y servicios relacionados con el funcionamiento y mantenimiento de las piscinas, generando entre ellos un corredor donde los toldos marinos deslizantes lo ensombrecen y lo protegen de la radiación solar del duro verano ourensano. El tercer volumen, perpendicular a los anteriores, acota el conjunto y da cabida a la cafetería y la escalera que sirve de acceso al local de instalaciones subterráneo, herencia del estado previo.
Los vestuarios se emplean como filtro, disponen de acceso para usuarios con ropa de calle y salida directa al pediludio de acceso a la zona de piscinas, no cruzándose en ningún momento ambas circulaciones.
Su ejecución, sencilla y sin extras, una hoja de bloque de termoarcilla de 24 cm, revestida en ambas caras, configura el cerramiento y sirve de sustento a la cubierta, ejecutada con paneles de chapa de acero prelacada, entre los cuales se intercalan paneles translúcidos de policarbonato que mejoran las condiciones lumínicas de los vestuarios. En el interior pintura blanca sobre revestimiento de mortero de cemento en paredes, escayola en techo y pavimento continuo de resinas de fácil limpieza.
Obra: Reforma de vestuarios y piscina municipal en Maceda
Autor: trespes.arquitectos [Carlos Mosquera, Alberte Pérez, Enrique Iglesias]
Localización: Rúa das Flores s/n. 32.700, Maceda, Ourense, España
Colaboradores: Sheyla Rodríguez García (arquitecto) / Jorge Conde Valverde (arquitecto) / Alejandra García Macías (arquitecto) / Carlos Pérez Paz (arquitecto técnico) / Ana Bailón Vega (arquitecto técnico). Estrutura: E3 Arquitectos: Fran Carballo. Carolo Losada
Fotografías: Ana Amado [Estado final] | No la típica foto [Estado final] | trespes.arquitectos [Estado actual]
Año: 2010-2012 + trespesarquitectos.com
Bruselas es esa ciudad de la que siempre oímos hablar y de la cual, sin embargo, no tenemos una imagen clara: a medio camino entre capital de las instituciones europeas y base de operaciones de excursiones turísticas (Brujas, Gante, Amberes…), Bruselas esconde bastante más para aquellos que viven en ella y tienen la ocasión de irla conociendo día a día.
Como arquitecto, y bruselense de adopción desde hace dos años, intentaré contaros desde mi punto de vista, y a través de mis «arquicomics» cómo es y cómo se vive esta ciudad. Para ello, os propongo empezar está «presentación» de Bruselas partiendo de su tipología más característica: la «maison bruxelloise», un esquema de casa aparentemente muy sencillo pero que tiene consecuencias sobre la trama urbana, el modo de vida, los espacios interiores, la densidad de la ciudad y tantos otros aspectos.
Jaime Eizaguirre / eiza (A Coruña, 1980) es arquitecto e ilustrador. Desde hace dos años vive y trabaja en Bruselas, ciudad que nos descubrirá a través de esta serie de «arquicomics»: Brutselas.
Julio Lafuente García nació en Madrid en 1921 (2013). Emigró a Francia con su familia y estudió arquitectura en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París. Después de la guerra, decidió comenzar su “Grand Tour” en Italia en una motocicleta BMW. En Roma se encontró el efervescente ambiente cultural de la “Dolce Vita” y se enamoró de la ciudad de la antigüedad clásica y sus emergentes barrios modernos.
En los años 50 trabajó con la firma Luccichenti Mónaco en la realización de numerosos proyectos, entre otros las casas gemelas de S. Marinella y las oficinas de la SIAE. En 1958, ganó el Primer Premio del Concurso Internacional para el monumento que conmemora a las víctimas de Auschwitz. En los años posteriores, en Roma, colabora ampliamente con el ingeniero Gaetano Rebecchini en varias obras, entre ellas el hipódromo Tor di Valle y el Hospital de la Soberana Orden de Malta en la Magliana, donde se mezcla magistralmente el antiguo edificio del siglo XVII con el equipo del complejo arquitectónico moderno.
La Congiunta Museum (1992) de Peter Märkli | Fotografía: Jeroen Meijer
Si se intentase resumir en una palabra cual es el fin último de la arquitectura, desde un punto de vista académico, el acuerdo sería imposible, pero sin lugar a dudas, una de las palabras con mayor consenso sería el término espacio.
El espacio, la construcción de un interior aislado del entorno, puede entenderse como el primer paso de la arquitectura, de su elaboración. Es innegable que la actualidad de la disciplina es mucho más compleja y rica, pero por contra algunos edificios, con usos muy específicos buscan esta esencia original. De alguna manera esa reducción del proyecto, esa destilación de sus contenidos al mínimo necesario, aporta otra manera de hacer y también una relectura desde la actualidad de las maneras más clásicas.
La Congiunta Museum (1992) de Peter Märkli | Fotografía: Jeroen Meijer
Peter Märkli es un arquitecto suizo que vive y enseña arquitectura en la ETH Zurich, una escuela de referencia a nivel europeo, desde la que Aldo Rossi lanzó en la década de los ochenta la tendenza. Märkli lleva años defendiendo que la arquitectura es un lenguaje, una lengua con una gramática propia y antigua, con la que poder expresar nuevas cuestiones. Así los principios del clasicismo, la materia, la escala o la proporción nos llevarán a la construcción de un nuevo espacio, una nueva arquitectura, pero en continuidad con ese lenguaje propio de la historia de la arquitectura.
Por citar un ejemplo de su trabajo, la utilización contemporánea de la proporción áurea y de la belleza que esta encierra, ha sido uno de sus principales temas de investigación. Cuestiones como esta se reflejan en sus obras, entre las que destaca el museo de escultura La Congiunta, quizás por el contraste entre su radical simplicidad y lo importante de su legado teórico.
Este pequeño museo, es apenas un contenedor de hormigón, una caja más o menos elaborada en la que se guardan varias esculturas. Sin luz eléctrica, sin agua corriente, sin aislamiento, el edificio es únicamente una sucesión de espacios, de recintos de hormigón, a los que la luz llega desde la cubierta, iluminando las salas para contemplar las esculturas del artista Hans Josephsohn.
A pesar de esa sobriedad, de ese minimalismo constructivo, la pieza edificada por Peter Märkli está basada en el sistema de proporción áurea, regulando así la geometría de todas las salas y de todos los elementos de la arquitectura, a fin de construir un espacio esencial, depurado, en el que la belleza únicamente dependa de las geometrías que definen el vacío. Es por tanto una arquitectura esencial, llevada a su mínima expresión, únicamente es y posee espacio.
La Congiunta Museum (1992) de Peter Märkli | Fotografía: Jeroen Meijer
No puede hablarse aquí de tecnología, de imagen, de comfort o de economía, para bien o para mal, únicamente puede juzgarse el espacio. Es una arquitectura desnuda, sin añadidos que puedan ocultar, en su caso, los errores.
Esta arquitectura mantiene una estrecha relación con la obra de Peter Zumthor, de la cual es un buen ejemplo la Capilla Bruder Klaus. El premio Pritzker suizo diseñó una pieza sobria, monolítica en el paisaje agrícola, para encerrar un espacio ligado a la naturaleza sagrada y conmemorativa del patrón de la región.
Capilla Bruder Klaus Field en Mechernich (Alemania), de Peter Zumthor | Fotografía: Samuel Ludwig
El edificio iba a ser construido por los agricultores locales con sus propias manos, lo que imponía ya de arranque unas normas básicas de juego de las que la alta tecnología constructiva quedaba excluida. Podría decirse que el aspecto más interesante de la pequeña ermita se encuentran en el propio método de construcción.
Se comenzó realizando una choza, una cabaña cónica con 112 troncos de árboles cortados en la zona y, sobre ese apilamiento se fueron vertiendo capas y capas de hormigón. Al ritmo de una capa al día, se realizaron 24 vertidos en un mes. Finalizados los vertidos de hormigón, se prendió fuego a la estructura de madera, lo que dejó como resultado una cavidad hueca, ennegrecida y de paredes carbonizadas, pero en definitiva, dejó vacío el espacio que antes ocupaba.
En el interior, todo queda supeditado a la apertura de forma aleatoria del techo, los troncos más largos sobresalían del hormigonado y crearon esta ventana al cielo. La lluvia o la luz del sol, penetran en el interior de la capilla creando una experiencia específica según la hora del día y la estación del año. Más allá del valor religioso, simbólico o incluso paisajístico de la propuesta su virtud está en la capacidad de haber construido un espacio, un interior esencial con un repertorio mínimo de elementos.
Puede pensarse que estos dos proyectos distan mucho de lo que se puede entender por un edificio, sin energía eléctrica, sin ventanas, sin suministro de agua, su destino es más cercano al mundo de los monumentos o al de las esculturas que al de la arquitectura propiamente dicha, pero esta versión de los hechos supondría un tremendo error. Estas propuestas deben interpretarse como arquitecturas en estado puro, arquitecturas que miran a la antigüedad, si se quiere incluso a lo arcaico o primitivo, en busca del origen propio de la disciplina, del concepto de espacio.
Capilla Bruder Klaus Field en Mechernich (Alemania), de Peter Zumthor | Fotografía: Pietro Savorelli & Walter Mair
íñigo garcía odiaga. arquitecto
san sebastián. mayo 2012
Hace poco navegando por la red encontré una entrevista que le hicieron en 1971 a Gil Parrondo, un gran maestro de la escenografía (aunque él prefiere llamarla decoración) cinematográfica, del que ya he hablado en este blog. Esta entrevista está firmada por Heras Lobato y la reproduzco a continuación:
Ha conseguido para España el primer Oscar de la historia. Uno de los siete que se han otorgado a la película Patton, el de dirección artística o decoración, que es lo mismo, ha sido para Gil Parrondo. Es para él la culminación de una carrera. Y para el cine español, un gran honor. Porque Gil Parrondo se siente tan español, que nunca ha aceptado trabajar en una película que no fuera encargada en España. Lleva cerca de treinta años en el tajo; se ha formado aquí. Es de la generación
«de aquellos románticos que veíamos el cine como una misión superior, mística casi, y luchábamos por hacer las cosas sin dinero, que trabajábamos en tres o cuatro películas a la vez».
-¿Han tenido que unirse a los extranjeros para hacer grandes cosas? ¿Hemos tenido que esperar que España se hiciera un poco la sucursal de un Hollywood decadente?
-Nosotros hicimos un cine válido para la época en que se producía. Y hoy mismo, digan lo que digan, el cine español no está tan mal. ¿Cómo puede vituperarse completamente un cine que ha producido películas como La tía Tula, por ejemplo? Hay un plantel de directores jóvenes que tiene mucho que decir y que, de hecho, están haciendo muchas cosas.
-Pero ¿les dejan?
-Ese ya es otro problema. Pero nuestro cine no está tan mal, ni mucho menos.
-Los americanos ¿se están aprovechando de los técnicos españoles?
-Nosotros nos estamos aprovechando de ellos y ellos se están aprovechando de nosotros. Es una correspondencia. Yo puedo asegurarle que los técnicos españoles son insuperables. Y los trabajadores, los que hacen lo que los decoradores pensamos y diseñamos, son, sin discusión, los mejores del mundo. Lo digo porque he visto trabajar a los de otros países y porque así lo han reconocido directora de auténtica talla. Trabajan con una perfección y con una rapidez verdaderamente admirables. Por eso, entre otras razones, se ruedan ahora tantas películas en España. Luego está el problema de los impuestos y, sobre todo, la riqueza geográfica de nuestro país, que a muy pocos kilómetros de distancia tiene paisajes tan diferentes como el de Galicia y el de Castilla o como el de Almería
Nunca me ha gustado el cine bélico.
Y me cuenta que cuando iban a rodar Patton -el trabajo de los decoradores duró casi un año- encontraron una llanura en Almería que era mejor aún que el propio escenario de la célebre batalla de El Guettar. Y lo mismo sucedió para rodar las escenas que en la vida real sucedieron en Sicilia, y con Segovia para las de las Ardenas y con Navarra para las de Normandía.
-¿Cuánto cuesta hacer los decorados de una película así?
-No se lo puedo decir exactamente, pero mucho dinero. Se reproduce todo con una absoluta fidelidad, porque, además, en las grandes películas americanas se cuenta con una increíble documentación. Hasta los números que iban pintados en los tanques eran los verdaderos.
-Y usted, ¿Cuánto gana?
-Tampoco se puede decir, porque eso depende de las condiciones del contrato. Pero este trabajo está muy bien pagado.
Calla un instante. Piensa. Habla del Oscar y dice:
-Es curioso. Nunca me ha gustado hacer cine bélico. Voy a tener que ir cambiando de idea.
-¿Qué época es la más difícil de reproducir?
-Para mí, la actual. Las antiguas ofrecen, creo, menos dificultad, porque hay documentación y son más lucidas. La presente… Es difícil, por ejemplo, pararse a pensar qué es lo que pondría en su casa, de acuerdo con su carácter, el protagonista.
¡Don «Óscar» Gil!
Llegan unos amigos, compañeros de los estudios. Le dan la enhorabuena. Gil Parrondo acababa de llegar de Barcelona, de rodar Nicolás y Alejandra, y le llaman en broma Don «Oscar» Gil.
-¿Usted sufre la crisis de las grandes Compañías cinematográficas americanas?
-Yo personalmente no. A mí me sobra, por fortuna, trabajo. Pero esa crisis, evidentemente, existe. De todas formas, el cine americano es una cosa muy rara. Se quiere no creer en él, se dice que está acabado, que Hollywood está muerto… Por cierto, estuve hace no mucho tiempo allí. Para mí era como visitar el no va más. VI cosas nuevas: los grandes solares de las Compañías, que habían sido vendidos para edificar hoteles. Lo que más me emocionó fue la pequeña casita de Tom Mix. Era como volver a mis tiempos del cine. A mis héroes más queridos. De verdad que estuve a punto de llorar. Vi también cómo se estaban vendiendo los vestidos que usó Greta Garbo… Sí; Hollywood, el cine americano, decae, y los europeos han demostrado con películas como La Strada -para mí la mejor de la historia del cine- que no hay que gastar mucho dinero para hacer una gran película. Pero los americanos siguen haciendo cine como nadie y cuando dicen «Vamos a hacer una película», lanzan una en la que todo es perfecto: la dirección, la interpretación, la música, los decorados. Porque, ya le digo, hacen cine como quieren. En Hollywood, además, hay algo raro, una especie de misticismo, de magia, que no se puede producir, que no existe en oíros lugares. Y cuando todo el mundo dice «están acabados» surge el genio. Como una Barbra Streisand, por ejemplo. Que es hasta fea, que no tiene una cara bonita, pero que es genial…
Jorge Gorostiza, arquitecto. Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Santa Cruz de Tenerife, marzo 2015
Le Corbusier y sus 5 puntos para una nueva arquitectura
La trayectoria de los primeros años de Le Corbusier como arquitecto, en las primeras décadas del siglo XX, estuvo dedicada casi con exclusividad a la investigación en torno al tema de la vivienda y se caracterizó por estar plagada de búsquedas y hallazgos, de invenciones y redefiniciones, que tuvieron una gran importancia no sólo en su arquitectura posterior sino, además, en la de muchos de sus coetáneos y contemporáneos. Es en estos primeros años donde es más fácil reconocer, por su juventud, algunas de las claves más notorias de su pensamiento creador.
Con los años, LC acumuló madurez e intensidad pero, también y como consecuencia, se mostró más complejo e indescifrable. Su genial capacidad innovadora y descubridora, la que le hizo pasar a la historia y nos sigue sorprendiendo, adolece, claro está, de ingenua inmediatez y, por tanto, no se puede pormenorizar con sucesivos análisis aislados. Hablar de la obra de LC es siempre hablar a medias, con la sensación de no haber dicho, ni mucho menos, todo lo que en realidad se puede llegar a decir. Pero, afortunadamente, en esos primeros años de investigación arquitectónica los signos de su pensamiento se encuentran más nítidos. Si miramos en los años siguientes, en las etapas más avanzadas de desarrollo de sus ideas, las lecturas se hacen más veladas y es fácil distraer la atención en la conmovedora madeja de sus recreaciones arquitectónicas.
Detengámonos en sus “Obras Completas”. Son el compendio de su personal testamento arquitectónico y, sobre todo, tienen el valor de ser la monografía que el propio LC, a lo largo de su vida, se encargó de seleccionar, ordenar y maquetar. Más concretamente fijémonos, por ahondar en lo ya expuesto, en su primer volumen (1910-1929). Es, sin duda, el tomo más cuidadosamente seleccionado, el más pedagógico y, además, el que inicia un camino que acaba nada menos que ocho volúmenes y cuarenta años después. Se trata de un comienzo sugerente, introductorio, como si LC quisiera presentar, de manera casual, los “personajes” que más adelante fueran a formar la trama y el desenlace de su escena arquitectónica global.
Veamos este volumen como una declaración de intenciones, como un medido guión desde el cual, dada su intencionada actitud comunicativa, podemos entresacar con mayor facilidad algunos de los más incipientes mecanismos mentales de su creación arquitectónica. Intentemos vislumbrar en estos primeros proyectos agrupados, en esos años principalmente caracterizados por la voluntad de invención, algunas de las invariantes de procedimiento intelectual que, más tarde y de manera más mezclada, van a formar la base del pensamiento del arquitecto.
La casa “Dominó”.
Tras algunos preámbulos con croquis de sus viajes de formación y un “curioso” proyecto de 1910, aparece la famosa perspectiva de la casa “Dom-ino” (realizada en 1914, a los 27 años de edad), que, aparentemente inocente, se presenta llena de precisas intenciones y de visión de futuro. En ella, sin ser muy perspicaz, se reconocen con facilidad muchas de las construcciones en fase de estructura de nuestras ciudades actuales (¿Se puede ser más visionario?). En cualquier caso, obviando su trascendencia posterior y por centrarnos en lo que nos ocupa, vemos que ya en este primer proyecto se está introduciendo una manera muy particular de pensar.
Propone un proyecto de viviendas, que más tarde desarrolla de diversas formas, desde la abstracción y la “potencia” de un sistema constructivo y compositivo que se caracteriza por su novedosa sencillez y economía. Un sistema “abierto” pero, a la vez, claro e inequívoco. Nos encontramos con un resultado unitario que, por el contrario, está pensado de manera fragmentaria. Es decir, por un lado, partiendo de la mayor simplicidad, se propone un sistema de estratos horizontales apilados en el espacio, y por otro, unos soportes y una escalera. Lo nuevo, evidentemente, no es el planteamiento de un armazón de hormigón armado, otros pioneros ya lo anunciaron antes que LC, sino el efecto de la posición relativa entre los soportes y las alineaciones de los forjados, es decir, su autonomía, el hecho de pensar en una fachada independiente de la estructura portante y, desde luego, la trascendencia de esta acción.
Esto es, el pensamiento “horizontal” (planta) se independiza del “vertical”(sección y alzado), pero no para negarse entre sí sino para “disociarse”, para tratarse en toda su dimensión por separado y, más tarde, para ponerse en valor mutuamente. El procedimiento es simple: confrontar parejas de contrarios, es decir, trabajar aisladamente en caminos a priori opuestos llevando su resultado al límite, teniendo como objetivo juntarlos de tal modo que se encuentre una unidad de gran intensidad. Vemos, por ejemplo, como la escalera en su posición relativa, ligada a la de los pilares, rompe astutamente la rígida simetría del conjunto, “contagiando” incluso el retranqueo del borde de uno de los forjados. En un gesto aparentemente sin importancia, pero que constituye el “pellizco” necesario para que la totalidad se entienda como un todo homogéneo. La casa “Dom-ino”, que no se construyó nunca como tal aunque sí sirvió de modelo para algunas de las villas posteriores, no es sino una demostración de fuerza, un ejemplo básico, como veremos, de su operativa posterior.
En el proyecto de una villa al borde del mar, de 1916, ensaya y propone un sistema diferente, aunque no por ello menos innovador y visionario. En el fondo el método de pensamiento es similar. Como en las casas “Dom-ino”, más allá del efecto desarrollado de la idea, que por ser “abierta” podrá tener muchos resultados, hijos todos ellos de la idea Madre, LC propone una construcción prefabricada en serie de paneles de hormigón armado, modulados, sistematizados y dispuestos en crujías longitudinales. Un sistema “vertical” de muros y soportes se combina con un sistema “horizontal” de modulación cada cinco metros en ambas direcciones que, en este caso, “estira” en un solo sentido para conseguir el dinamismo de la longitudinal. Presenta, como siempre, diversos dibujos perspectivos y planimétricos; en uno de ellos las cubiertas desde el exterior parecen planas, en otro propone (por primera vez de muchas) un interior rematado con bóvedas vahídas, curioso elemento que utiliza como emblema de máxima domesticidad a lo largo de toda su carrera. La planta, por supuesto, no coincide exactamente con las imágenes dibujadas, expresando de este modo que la idea/fuerza general es más importante que el resultado final. Su pensamiento es fragmentado, opera en paralelo y, como necesidad final, sorprende con la manera en que unifica las partes. Además, su interés no está en “congelar” resultados. Su voluntad principal es abrir caminos que el tiempo se encargará de recorrer.
Las casas de Troyes, de 1919, expuestas así mismo como casas de ejecución rápida mediante lo que denomina “hormigón líquido”, vienen a abundar en los mismos fundamentos. También en la casa “Monol” (1920), insiste en el concepto de casas en serie, esta vez con un mayor énfasis en la idea de agrupación e imagen global, proponiendo, con toda claridad, el perfil de la serie de bóvedas continuas, e insistiendo en la economía de la disposición paralela y direccional de los muros longitudinales. En definitiva, la verdadera apuesta formal y constructiva de estas propuestas.
Vemos como a finales de los años diez, no en vano coincidiendo con los difíciles años de la primera guerra mundial, se interesa principalmente por buscar nuevos métodos para la construcción de viviendas. Su campo de indagación se centra principalmente en sistemas técnicos con la suficiente autonomía frente a los resultados como para ser retomados con toda libertad, facilidad y amplitud de miras. Es como si la situación vital que atraviesa le obligara a definir las reglas de un juego del que no ha llegado el momento de jugar. Su hábil pensamiento “liberador” le permite contemplar el problema desde la distancia que supone concentrarse, por separado y con toda la energía, en cada uno de los aspectos fundamentales que han de intervenir, obviando aspectos superfluos. Seleccionando cuidadosamente los diferentes temas a tratar, eligiéndolos con autonomía para, sólo en contadas ocasiones, en un alarde de capacidad creativa y selectiva, darles una unidad, dotarlos de un “cuerpo” con sentido. Una estrategia, al fin y al cabo, a la altura de las circunstancias.
Esta eficaz distancia frente a los resultados, esta actitud abierta y fuertemente propositiva no la abandonaría, al menos, hasta después de la segunda gran guerra.
La casa “Citrohan”.
En 1920, propone la primera versión de la casa “Citrohan”. Es significativo destacar que de los proyectos que de verdad le interesan siempre gusta de intercalar varias versiones. En este proyecto acude, de nuevo, al sistema de “planos verticales paralelos”. Disponiendo el sistema mural direccionado consigue concentrase en la sección en doble altura y encontrar una “simplificación de las fuentes lumínicas” con una casa/caja abierta únicamente en sus lados cortos. A través de un gran hueco en la fachada de la doble altura, y de dos ventanas horizontales en el testero opuesto. Es decir, persigue la economía de medios en todas sus dimensiones.
Caracterizan la propuesta la rotunda simetría del conjunto, estratégicamente rota (de nuevo) por la autonomía de la escalera exterior que corre paralela a los muros y de la interior de caracol, y la tendencia a “liberar” los diferentes elementos. Trabaja, probablemente por auténtica necesidad, con el control de la “cantidad”. “La arquitectura preside las cantidades”, enuncia en Hacia una Arquitectura, escrito por aquel entonces. Para ello lleva hasta sus últimas consecuencias el equilibrio de los medios para conseguir la arquitectura, la “construcción de la luz”.
Practica con éxito la intensidad de la economía formal y la sencillez conceptual. La unidad del proyecto es siempre manifiesta, aun cuando se intuye con claridad su pensamiento “por partes”. Trabaja con la concatenación de acciones “puras” lo que le lleva a controlar el efecto deseado, a proponer proyectos-origen, a elevarse por encima de todo resultado para avistar el germen, el estado embrionario de lo que iba a enunciar como el “Espíritu Nuevo”.
El “Esprit Nouveau”.
Un “Esprit Nouveau” que, como no podía ser de otro modo, resume en estas páginas mediante la especificación concreta de tres conceptos: el “volumen” -la arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz-, la “superficie” -el volumen está envuelto por una superficie, una superficie que está dividida según las directrices y las generatrices del volumen, acusando la individualidad de cada volumen -, y la “planta” -la planta es la generadora, la planta nos aporta la esencia de las sensaciones-. Es decir, de nuevo disocia con perspicacia el mensaje. Actúa mediante “fotogramas” aislados que en su conjunto consiguen transmitir maravillosamente la “imagen” global. Primero enuncia el discurso en las tres dimensiones (volumen), como cuando dibuja imágenes perspectivas de sus propuestas, después en dos dimensiones a través de la vertical (superficie) y la horizontal (planta), como en sus representaciones planimétricas, y al hacerlo así el mensaje se nos transmite con todos sus matices, con todas sus virtudes. Con total claridad.
Los “Inmuebles Villas”.
Tras la somera explicación del “Espíritu Nuevo” tiene a bien hablar de la ciudad. El crecimiento de la población y la concentración económica hacen que se replantee por aquel entonces un problema que, durante siglos, había permanecido fuera de la competencia de los arquitectos, pero que, en ese momento, empieza a formar parte importante de sus reflexiones. El vaivén de escalas es fundamental en su operativa intelectual y, por tanto, aplica la máxima de – el todo se debe a las partes y viceversa -. Es decir, no puede proponer sistemas de construcción de vivienda sin dar respuesta a la ciudad. No puede hablar de la ciudad sin proponer sistemas de agrupación de viviendas. En 1922 reflexiona sobre la “villa contemporánea para tres millones de habitantes” aunque todo hace sospechar que no es más que un prólogo para sustentar su primer gran proyecto/manifiesto: los “Inmuebles Villas”. Un proyecto entusiasta que, como el de la casa “Citrohan”, tendrá sucesivas versiones posteriores. De hecho podría decirse que están emparentados en cuanto a que se trata, en esencia, de una agrupación de unidades tipo “Citrohan”, una agrupación que LC, a la postre, quiere proponer como solución a la ciudad. Unas unidades de vivienda con forma prismática en dos niveles agrupadas en paralelo, pero en las que, como evolución de la “Citrohan”, introduce un nuevo concepto: el “jardín suspendido”. Patios de dos alturas horadados en fachada y conectados en vertical mediante una perforación coincidente con la alineación posterior de la vivienda, a través de los cuales las estancias de las casas, dispuestas en “L” alrededor, se abren selectivamente al exterior.
En uno de sus dibujos principales de los “Inmuebles Villas”, en el que se da una imagen global del conjunto edificado, es curiosa la presencia de un automóvil de la época en primer plano, elemento que repetirá en muchas fotografías y dibujos posteriores. En los automóviles de los años veinte se aprecia con claridad que la estética de la máquina está emparentada con el hecho de que las diferentes partes se articulan guardando su individualidad, adecuando cada forma a su función, independizando cada forma a cada función. El prisma cónico de la parte delantera envuelve únicamente el motor que presenta una forma similar, las semiesferas de los faros, independizadas a cada lado del motor, envuelven los conos reflectores de los focos, los guardabarros son piezas curvas y salientes que envuelven el movimiento de las ruedas, la cabina con sus asientos es un prisma que encierra el “habitáculo”. Es sin duda para LC un modelo de la “técnica moderna” que ejemplifica con claridad la manera en la que hay que entender la arquitectura. Todas las partes intervinientes son independientes, autónomamente especializadas para su función, pero todas entre sí forman un objeto unitario, capaz de servir con eficacia al hombre. La “máquina para habitar” es algo más que un concepto funcionalista, es una noción que interpreta la mentalidad de la formalización de la época para ponerla al servicio de la arquitectura. No en vano, cuando llama “Citrohan” a su modelo de villa quiere establecer un juego de palabras con la marca “Citroën”, con ello quiere indicar que ese modelo de casa se piensa para la producción masiva, para ser producida como si de un coche o un autobús se tratase. En realidad, dicha comparación enunciada en los años veinte, es como si hoy en día supiéramos comparar la vivienda con el teléfono móvil, o la construcción con la técnica aeroespacial.
La evolución de la casa “Citrohan”.
La versión de la casa “Citrohan” del “Salon dÁtomne” de 1922 incorpora un nuevo y significativo elemento: los “pilotis”. Ensaya el efecto ingrávido de la casa elevada sobre soportes del terreno. En una acción, como siempre, exenta de ingenuidad. Acude a una solución que además de conseguir aislar la construcción de la humedad de la tierra y la topografía consigue independizar el “volumen” aún más, lo destaca frente al entorno. En este caso incluso apoya la casa sobre una “bandeja” elevada sobre los soportes, poniendo en valor la cualidad objetual de la casa al colocarla sobre una especie de podio, en exposición. Es como si quisiera liberar el resultado de todo vínculo; del terreno, del agua (propone incluso la pieza al borde del mar), de la gravedad, es decir, como si quisiera demostrar continuamente la necesidad de su rotunda independencia. Este obsesivo aislamiento de los objetos a crear le reafirma en su modo de entender el pensamiento arquitectónico. Disociar el pensamiento le procura una potentísima herramienta de resolución e investigación. Mediante este proceso mental, consigue enunciar más rotundamente sus propuestas. Consigue comunicar mejor sus novedosos mensajes. La casa “Citrohan” así propuesta la conseguirá construir algunos años después, en 1925, en la colonia Weissenhof en Stuttgart.
En 1922 proyecta y construye una villa en Vaucresson. Una casa paralelepipédica en donde, siguiendo con su método, desvincula del volumen principal la pieza de la escalera. De ese modo rompe la simetría de la fachada principal y a su vez pone en valor el orden de la casa entera. En esta casa, como particularidad, pone en práctica por vez primera otro de los puntos cruciales de su nueva arquitectura: la ventana corrida horizontal. Aunque más desde un punto de vista figurativo que desde toda su fuerza de planteamiento; los soportes en este caso no se retrasan de la fachada como cabría suponer.
En el proyecto de la casa de Artista de 1922, reitera este planteamiento, aunque esta vez la escalera lateral aislada y la cubierta están rematadas por expresivas curvas. LC siente una verdadera tentación por poner en tensión la estrategia formal global mediante elementos contrarios, contrastados.
En este punto, por alguna razón, LC da un salto temporal e intercala un proyecto extraordinariamente interesante fechado en 1924: las casas en serie para artistas. Continuando con la idea de “caja” LC propone esta vez casas con planta cuadrada (hasta ahora siempre había querido direccionar de algún modo la planta mediante rectángulos más o menos exagerados). Un cuadrado en planta con dos características principales: un soporte en el centro (que sirve a su vez de bajante de la cubierta en “impluvium”) y una doble altura recortada con la diagonal. Una diagonal que pretende cambiar la sensación de tamaño de la exigua vivienda, por tratarse de la línea más larga que se puede “dibujar” en ese espacio y que, además, se ve acompañada por la diagonalidad de la escalera que se desarrolla paralela al corte espacial. La diagonal supone una “dimensión inesperada” enuncia LC. Un ejercicio de sincretismo que no tuvo a bien desarrollar posteriormente pero que, como otras veces, deja abierto generosamente. El tema de la diagonal, que este proyecto ensaya, fue especialmente importante para muchos “modernos”. Sin ir más lejos acordémonos del pabellón de Melnikov de la exposición Internacional de artes decorativas de París de 1925.
La casa para su amigo y pintor Onzenfant, de 1922, le supuso trabajar con su nueva arquitectura encajado entre medianeras, por primera vez en un contexto urbano. En esta construcción despliega su lenguaje con mayor soltura. Las escaleras protagonistas, los espacios y cristaleras a doble altura, las ventanas horizontales, la planta con tabiquería “libre”, son elementos que maneja ya con cierta destreza. La esquina urbana destaca por los “dientes de sierra” de la cubierta, ensayando de nuevo la noción de silueta singular, acudiendo al mecanismo de “recortarse” frente al cielo, de oponerse al volumen principal para buscar la oposición y los contrastes.
Como si quisiera poner de manifiesto todo su repertorio formal, presenta a continuación el proyecto de una villa en Auteil, primer proyecto de la villa La Roche / Jeanneret, también de 1922. En ella destaca la inclusión de una rampa, por vez primera, dentro del volumen paralelepipédico de la villa. Después presenta el proyecto del salón d´Automne de 1924 en el que propone, también por primera vez, una interesante villa compuesta por dos volúmenes independientes, unidos por una pasarela. Y de esta manera tan gráfica y directa, a partir de ejemplos que tratan directamente los temas a utilizar, introduce la villa La Roche y Albert Jeanneret de 1923, expuesta a continuación, en la que se construye el ensayo previo de la fragmentación en dos piezas y la inclusión de una rampa en el interior, en la sala en donde el banquero suizo La Roche había de colgar su colección de cuadros cubistas. En definitiva, los temas básicos y esenciales de esta propuesta son la dualidad (el dos, la pareja de piezas) y la diagonal (rampa), puestos en sintonía con habilidad. Villa en donde ya empieza a significarse la complejidad a la que puede llegar la sutil composición de elementos del lenguaje de LC.
Pessac.
A renglón seguido, empieza a introducir el esquema de lo que llama la “vivienda estandarizada”, proponiendo un juego de adiciones de módulos tridimensionales, como fichas de dominó. La opción de articular un volumen quebrado a través de una pieza de escalera queda introducida con su proyecto de la casa Lipchitz-Mietschaninoff de 1924. Para comenzar a exponer el efecto de un loteo urbano de piezas pareadas enseña algunos dibujos de su urbanización d´Adincourt de 1925. Para contar la idea de alta densidad en la construcción muestra el proyecto de la ciudad universitaria para estudiantes, también de 1925. Intercala entonces la pequeña villa al borde del lago Léman, construida con especial cariño para su madre, en donde a través de una pieza exageradamente longitudinal juega con los muros complejos, con los “perímetros habitados”, consiguiendo un efecto sorprendente y altamente cualificado, algo alejado de su discurso lingüístico hasta la fecha pero intenso y, sin duda, relacionado con la fuerza de la direccionalidad que había venido proponiendo en numerosas ocasiones. Insiste en sus contenidos con sus imágenes y argumentos en torno a los “Inmuebles Villa”, y con una página dogmática en la que establece un “aviso a los industriales” para construir ventanas moduladas. Y todo, a modo de bombardeo de imágenes preparatorias, para mostrar la compleja urdimbre de situaciones diversas que, ya entonces, le llevaron a plantear como lo hizo el barrio de Pessac, de 1925. Un proyecto comprometido, singular, arriesgado, en el que LC comprueba el efecto de su nueva arquitectura construida en “masa”, el efecto de un paisaje construido a partir de su innovadora arquitectura. Acaba esta serie de imágenes con una fotografía de sí mismo, apoyado en un pretil de fábrica de una de las terrazas y mirando al extenso entorno edificado de Pessac. Pensativo y, me imagino, algo sorprendido pero conocedor ya de la trascendencia de su aportación a la historia de la arquitectura.
La evolución de los “Inmuebles Villas”. El pabellón del “Espíritu Nuevo”.
Vemos como, llegado este punto de desarrollo de sus ideas, necesita anticipar los resultados mediante una serie de proyectos previos, ejemplos concretos de cada uno de los temas a tratar, para poder explicar en toda su complejidad el conjunto de referencias que constituyen sus proyectos principales. De nuevo en una clara manifestación de su pensamiento disociado, de su manera de ver los resultados como una meditada composición de temas aislados.
El proyecto de la villa Meyer en Paris, de 1925, es el primero de una serie de proyectos de viviendas unifamiliares de gran sofisticación. La investigación ordenada y escalonada en torno a un nuevo lenguaje arquitectónico empieza a convertirse en virtuosismo, en esta villa se reconocen con claridad los aspectos tratados y ensayados anteriormente pero, también, empieza a reconocerse una cierta actitud no sólo propositiva si no, a su vez, complaciente con su juego arquitectónico. La destreza que empieza a demostrar es el síntoma de que su ardua búsqueda se empieza a tornar en feliz hallazgo.
Vuelve a plantear los “Inmuebles Villas” pero esta vez para introducir la construcción del pabellón del “Espíritu Nuevo”. Una obra que tuvo una gran importancia en la divulgación de sus mensajes por encontrarse en la exposición Internacional de Artes Decorativas de París de 1925, junto a otros como el ya citado pabellón de Melnikov o la torre de informaciones de Mallet Stevens. Una pieza curiosa en cuanto a que se trata de una vivienda supuestamente aislada del sistema de agrupación de los “Inmuebles Villas”, una unidad desvinculada del conjunto edificado y posada sobre el terreno con total autonomía, como si de una nave espacial se tratara, demostrando su “extrañeza” frente al contexto. Era su nueva arquitectura frente al mundo y puso mucho interés en destacar y hasta en exagerar el mundo estético que soportaba su mensaje. Arquitectura, pintura y escultura, muebles y objetos, todo ello unificado en una sola acción. Una atmósfera de cambio estético global con la que representar la revolución moderna que se estaba gestando.
Pero hay que destacar que, de nuevo, estamos ante un pabellón pensado y construido de una manera muy particular. La unificación de las artes, de las corrientes artísticas, a través de la arquitectura era ya, en 1925, una idea generalizada, pero LC, como ya nos tiene acostumbrados, resuelve el pabellón acudiendo con habilidad a la fragmentación de acciones y mensajes para conseguir un resultado intenso. El hecho de construir una unidad de vivienda que, en realidad, queda claro que se trata de una célula básica una agrupación en manzana cerrada mucho mayor y que, a su vez, habla de una nueva manera de entender la ciudad, es un modo inteligente de decir sin hacer, de establecer significados más allá de lo estrictamente evidente, de ampliar conceptos. Un pabellón que, además, soporta ser un objeto en sí mismo, es decir, que puede llegar a entenderse como una villa aislada, como quedaría demostrado años después en la villa Stein en Garches.
De igual modo, la inclusión de objetos artísticos diseminados por los espacios de la vivienda responde a una voluntad integradora; corresponde con una solución que va encaminada, por un lado, a hacer más verosímil la propuesta pero, por otro, como en sus proyectos iniciales, a componer la unidad con elementos aislados, esta vez no sólo arquitectónicos. Actitud claramente oportuna que, a su vez, le lleva a incluir su trabajo dentro del contexto de las actividades revolucionarias de las vanguardias de estos años.
Los cinco puntos de una arquitectura nueva.
Como acostumbra, y a modo de introducción del siguiente gran mensaje, LC dispone de un medido orden para una nueva colección de proyectos diversos. Rodea el centro de la cuestión como si quisiera delimitar, poner en contraste, el perímetro del entendimiento. Primero relata una nueva incursión en el urbanismo, proponiendo el “fantástico” Plan Voisin de París (1925), sugerente y visionario aunque un tanto impertinente. Y luego, expone la pequeña casa de artistas en Boulogne (1926), con un volumen fragmentado en un solar “particularmente difícil”, el expresivo volumen “aprisionado” y audaz del “Palais du Peuple” (1926), y las casas “minimum”, también de 1926, en donde ensaya interesantes viviendas siamesas con el tema del tamaño límite como reto. Todos ellos proyectos realmente “extremos” en los que pone de manifiesto la dificultad que entraña la arquitectura, perfectos para delimitar y enfatizar la atención en torno a un punto central y primordial; el principal manifiesto de su investigación arquitectónica: los cinco puntos de una arquitectura nueva. Su principal aportación al movimiento moderno. Es evidente que era un maestro en la puesta en escena.
Estos cinco puntos en realidad se podrían entender como cinco “liberaciones” con respecto a la tradición y el pasado, como se encarga de expresar en los esquemas y dibujos que acompaña.
El primero, los pilotis, no es sino la liberación del suelo (humedad, topografía) y de la sensación gravedad. El segundo, La terraza-jardín, supone liberar los volúmenes edificados de la imposición de la soluciones tradicionales de los tejados. El tercero, la planta libre, supone liberar la composición y el orden de los gruesos muros para, a través de la segregación entre la estructura portante (soportes) y los cerramientos acudir a planteamientos “disociados” en los que la tensión entre las partes sea manifiesta e intencionada (jerarquía). El cuarto, la ventana corrida horizontal, nos lleva a la liberación del hueco en fachada, antaño esclavo de la estabilidad, ahora al servicio exclusivo de la iluminación y ventilación de las estancias. Y el quinto, la fachada libre, es la liberación del alzado como sistema ordenado de seriaciones al servicio del sistema constructivo mural, la fachada para LC se compone como si de un cuadro se tratase, segregando y disponiendo estéticamente en el plano las partes ciegas con respecto a las abiertas. En realidad, componiendo más que disponiendo.
Visto lo expuesto hasta ahora se podría incluso añadir, en una interpretación libre, un sexto punto: la liberación de la escalera (o la rampa, en definitiva el elemento de circulación vertical); hemos visto como desde el inicio del proyecto de la casa “Dominó” la escalera se comporta en cada proyecto como un elemento aislado, principal y protagonista de la composición general, un elemento caracterizador de la estrategia de cada propuesta. Un punto clave para el entendimiento de la solución en cada caso. Es probable que lo sientiera como un aspecto “personal”, casi caligráfico, y sea por ello por lo que no opta por incluirlo en sus cinco puntos-manifiesto. Pero sin duda, la liberación de la escalera es una invariante de su manera de actuar en estos años, y es un aspecto que se puede destacar en todos sus proyectos.
Como era lógico una vez enunciados sus clarificadores cinco puntos nos demuestra sus verdaderas posibilidades a través de ejemplos concretos. Una serie de magníficas villas lo ejemplifican. Elige para ello también cinco ejemplos, en el siguiente orden (no casual): la casa Cook en Boulogn-Sur-Seine (1926), la casa Guiette (1926), la villa Stein en Garches (1927), Las dos villas de la Weissenhof (Stuttgart, 1927), y la casa Plainex en París (1927).
Villas todas ellas muy matizadas y sofisticadas, pero también muy diferentes, como si de un dirigido muestrario se tratase. De todos modos, más allá del reconocimiento de sus “puntos de nueva arquitectura”, se reconoce en todos ellos una invariante de dibujo, y por tanto de pensamiento. Es una cuestión que no pasa desapercibida ya en sus primeros proyectos pero que es ahora donde resulta más evidente. Las plantas están dibujadas de manera que se especifica mediante una retícula de pavimento las zonas de servicio frente al resto. Disociando con precisión, parafraseando y anticipándose a Kahn, las zonas “servidoras” de las “servidas”.
Otra invariante de estas casas es que somete a los distintos volúmenes, como digo todos ellos claramente diferentes, a la inclusión de las estancias entre muros paralelos laterales, persiguiendo la idea “Citrohan” de casa-caja de muros direccionados, tanto en las que el hecho de estar entre medianeras lo requiera como en los que no.
Vemos como en la cuestión de la especificación de los espacios en dos categorías (servidores y servidos), como en el hecho de establecer muros laterales ciegos (fachada principal y trasera), entre otras cuestiones, es claro que LC busca la dualidad (el manejo del dos en términos de cantidad) como método de establecimiento de jerarquías y tensiones, como modo de creación de la forma. Y además, utiliza la dualidad como herramienta directamente emparentada con su sistema intelectual de disociaciones. No hay mejor manera de evolucionar en un proceso de creación formal que oponer con destreza e intención parejas de situaciones diversas. La vertical frente a la horizontal, el edificio frente al paisaje (el artificio frente a lo natural), lo lateral frente a lo frontal, el delante frente al detrás, lo recto frente a lo curvo, la estructura frente al cerramiento, lo grande frente a lo pequeño, lo claro frente a lo oscuro, etc.
La villa Savoye.
Tras el paréntesis a modo de cambio de tercio del proyecto del Palacio de la Sociedad de Naciones en Ginebra (1927/28), primer edificio público de envergadura que acomete LC. Preludio de lo que iba a venir años después, en el que ensaya su vocabulario formal en otro tipo de uso y escala. Y después del curioso pabellón desmontable para Nestlé de 1928. Ejemplos ambos de una actitud de búsqueda de nuevos caminos formales y constructivos. LC empieza a prologar con parsimonia, como siempre, su siguiente gran Manifiesto: La Villa Savoya.
Para ello despliega a continuación los proyectos de la Villa en Cartago. Curiosos en cuanto a que la propuesta de 1928 y la de 1929 apenas tienen algo que ver. Parece como si uno lo hubiese hecho desde una clara idea de sección (ni siquiera aparece la planta) y otro desde una idea básica pensada en planta, que no casan entre sí pero que, sin embargo, los dispone uno tras otro porque ambas ideas le interesan. Juntas y por separado. Más allá de los resultados.
A continuación, y como desarrollo de la idea de los Inmuebles Villa, expone los proyectos Wanner en Ginebra (1928/29), anticipo de la sección de corredor central de la idea de la Unidad de Habitación de los años 40. Intercala un par de proyectos que investigan las posibilidades tipológicas de los bloques residenciales. Y tras este lento deambular en torno a su sorprendente capacidad de invención, por fin, llega la primera versión de su obra maestra, al menos de su primer periodo como arquitecto (el que discurre entre ambas guerras mundiales), la villa Savoya.
Una villa, de la que ya se ha dicho y escrito prácticamente de todo, es importante y relevante por muchas cuestiones. En primer lugar, desde nuestra perspectiva, supone el cenit de su primera etapa de investigación en torno al pensamiento de la vivienda moderna. En ella se percibe un resumen y una exaltación de todos los aspectos que ha ido tratando en sus proyectos hasta aquel entonces, aunque no se parezca en realidad a ninguno de ellos; es la primera vez que hace una villa con cuatro fachadas, desechando los muros “Citrohan”, dispone sus cinco (o si se quiere sus seis) puntos de la nueva arquitectura con toda nitidez, en una exhibición de destreza lingüística, y a la vez lo hace con una pieza inédita e insólita, absolutamente innovadora desde el punto de vista formal y estratégico. Cual conejo de la chistera.
Se ha dicho que en realidad se trata de una casa patio, una casa suspendida en la naturaleza, un palacio moderno (basamento, desarrollo y coronación), etc. Interpretaciones aparte, que como siempre pasa con las obras maestras de LC (Ronchamp, Unité, Chandigarh), no son pocas y todas de alguna manera ciertas, lo importante, en nuestro caso, es identificar, si es que es posible, los mecanismos intelectuales de creación de tan sorprendente proyecto.
LC habla de la “promenade architecturale”, sirviendo a ese gusto personal por poner un título a las cosas, que no es sino la expresión del carácter de la casa en sí. Un “paseo”, un recorrido, que contagia tanto el exterior como el interior. Un dinamismo que pone en tensión la “estaticidad” formal de la pieza. El coche rodea atravesando la planta baja de la casa, hasta “hundirse” en el garaje. El visitante se traslada diagonalmente, adelante y atrás, por medio de la rampa o la escalera, disfrutando de la perspectiva del deambular. Las paredes, planos de colores diversos, idea retomada de la motivadora Bauhaus, hacen de las estancias lugares cambiantes frente a la luz. En una especie de recreación de un caleidoscopio. Visitar la villa Savoye es encontrase en un mundo sorprendente, curiosamente acogedor, pero a la vez cambiante, vibrante. Los elementos arquitectónicos, la rampa, los muros, el cielo, los colores, se presentan con vocación de secuencia, de cambio continuo. La arquitectura para LC, ya no es sólo investigación lingüística, estrategia formal y compositiva, empieza a ser, en esta casa ya con toda su magnitud, la creación de una particular atmósfera y unas sensaciones, la manifestación de un determinado carácter y naturaleza.
El pensamiento disociado, la hábil fragmentación de acciones en busca de la unidad, la estrategia y el carácter, es algo que en esta villa ya se empieza a percibir veladamente, a perder la nitidez de antaño. El genio creador da un paso adelante en una precoz muestra de todo su esplendor propositivo, la complejidad y la riqueza de matices y lecturas, la diversidad de interpretaciones hacen difícil un análisis clarificador. LC ha recorrido un camino inicial en busca de una nueva arquitectura. La villa Savoya representa una frontera a partir de la cual su modo de operar empezará a ser menos reconocible, más complejo y dispar. Es elocuente el famoso esquema de sistemas y estrategias en torno a sus villas, colocado a continuación y numerado del uno al cuatro, y que se cierra con la villa Savoya, porque significa un colofón, un inteligente resumen de un proceso investigador arquitectónico que intenta buscar una cierta perfección. En él compara el sistema disgregado de la villa Roche (“pintoresco”), con el sistema de composición cúbica (“prisma puro”) ejemplificado por tres niveles de acercamiento: el paralelepípedo del concepto “Citrohan”, que enuncia como “muy difícil” (satisfacción del espíritu), la idea de la villa en Cartago (bandejas en formación de estratos de planta libre) que tilda de “muy fácil”(“practico y combinable), y por último la villa Savoye, que califica de “muy generoso”, es decir, de muy equilibrado y completo. A modo de culmen en la búsqueda de satisfacer la intención.
A partir de este momento resulta en extremo complejo buscar métodos lineales de entendimiento, vislumbrar modos nítidos de actuación, en el discurso del resto de los volúmenes de la Obra Completa.
Sirva este escueto recorrido de la obra de primer LC para entender, aunque sea parcialmente, los poderosos comienzos del principal inventor de la arquitectura del siglo XX. Su obra, como la de los grandes de la historia, se ira desvelando con el transcurrir de los años. Aunque, mucho me temo que tendrán que pasar quizás muchas generaciones más para siquiera empezar a agotar la importancia de su mensaje.
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Sobre el editor y autor:
Joep Pohlen y Geert Setola son diseñadores gráficos, ambos dedicados en cuerpo y alma a la tipografía profesional. Joep Pohlen fundó la editorial Dutch Fontana Publishers en 1994 y ha ganado diversos premios con diferentes obras sobre diseño de tipos y de libros.
Si hace unos días “cruzábamos” la calle, como quien dice, para charla con los integrantes de Costa Comunicación audiovisual, hoy nos vamos hasta el sur de Galicia, concretamente a la ciudad de Pontevedra para conocer a taller abierto gestión cultural.
Taller abierto es un proyecto creado e impulsado por tres jóvenes arquitectas, Ana Barreiro, Marta Guirado y África Martínez, que han decido “darse una oportunidad para construir” arquitectura. A pesar de que algunas ya tenían las maletas preparadas, al final se han decantado por “quedarse”, así comienzan su presentación en la web.
Como todo proyecto surge del encuentro fortuito, y de tener unas inquietudes comunes y una visión compartida de lo que podría hacerse en una ciudad como Pontevedra.
“Queremos enseñar a ver con ojos nuevos aquello sobre lo que no reparamos a fuerza de verlo con ojos indiferentes. Con ellos más abiertos podremos disfrutar más de lo que tenemos, en unos momentos en que el deseo de novedades se va haciendo imposible de satisfacer.”
Han entender y desarrollar la arquitectura desde diferente enfoques encuentran en la gestión cultural un punto de encuentro para generar y desarrollar sus proyectos. Gracias a las visiones y a los intereses personales que consiguen acercar a diferentes públicos su pasión por el arte, la arquitectura, la educación y las ciencias sociales, campos que se plasman en los diferentes eventos y talleres que tienen en marcha.
Les dejamos con la entrevista que tuvimos la suerte para realizar en su propio estudio en la Plaza de la Estrella.
Ana Barreiro, Marta Guirado y África Martínez forman taller abierto | Fotografía: Carlos Puga
¿Cuál ha sido vuestra formación y trayectoria profesional previa a taller abierto?
Aunque las tres somos arquitectas de formación, hemos trabajado en ámbitos muy diversos, no necesariamente ligados a la construcción. La arquitectura ha sido indiscutiblemente una base sobre la que situar nuestros principios, entendida como el espacio de la vida, muy vinculada a las ciencias sociales.
¿Qué os llevó a abriros camino en la educación? ¿Por qué principalmente con niños?
Pues el principio de pensar globalmente y actuar localmente. Le dimos vueltas durante casi un año a la idea de conectar arte, cultura y patrimonio. Y nos dimos cuenta de que lo que se necesitaba era pedagogía. Y desde el principio. Pedagogía para conocer y valorar el entorno.
Un alumno durante un taller de taller abierto | Fotografía: taller abierto
¿Os encontrásteis con muchas dificultades? ¿Cuáles fueron las más problemáticas?
La gestión cultural es un campo que se reactualiza constantemente, así que no conviene pararse, y esto es a veces incompatible con la reflexión. Cada vez hay menos espacio para las artes y menor reconocimiento social hacia la arquitectura en particular, y así las humanidades están más y más arrinconadas. Mientras los nuevos planes educativos elitizan la enseñanza de las artes, los padres están más preocupados porque sus hijos dediquen tiempo a otras disciplinas.
¿Estáis contentas con los objetivos alcanzados?
Aunque hay una hoja de ruta, somos más de procesos que de metas. Estamos disfrutando el camino, desviándolo, haciendo pausas, pero sin abandonarlo. Destacaríamos nuestro trabajo con los niños como una fuente de satisfacciones que a veces rebasa nuestras expectativas. Se plantean preguntas interesantes, hay clases muy productivas y ganas de aprender. En cuanto al público adulto, trabajamos con profesores y talleristas excelentes, por lo que hay un creciente interés por las actividades que se van dando.
Alumnos durante uno de los curso de taller abierto | Fotografía: Justo Fernández
¿Consideráis que estudiar Arquitectura ha sido un pasaporte fundamental para haber llegado a vuestro trabajo actual?
Sin duda. El proceso proyectual, con sus condicionantes y su multidimensionalidad, son la base del desarrollo y la materialización de cualquier idea.
¿Qué expectativas y proyectos de futuro tenéis para taller abierto?
Tenemos un proyecto de aprendizaje colaborativo sobre el que venimos trabajando desde el año pasado, con talleres intergeneracionales para familias que estamos a punto de reanudar. También proyectos de comisariado de exposiciones, intervenciones en la ciudad, organización de actos y visitas culturales.
¿Compagináis o complementáis esta actividad con otras labores o en otros campos?
Sí. Estudiamos Pedagogía y mantenemos contacto con otras áreas. Gestionamos un foro de Fotografía con cerca de 60 participantes, con el que en abril organizamos una muestra en la Galería Sargadelos de Pontevedra.
¿Son rentables este tipo de iniciativas? ¿Os sentís bien remuneradas por la labor que realizáis?
Gran parte de la población no paga por cultura y los presupuestos de las instituciones son muy limitados, así que no es muy rentable si la idea es hacer negocio. Existe la falsa ilusión de que las cosas son gratis y no es así, hay un gran capital humano, mucho tiempo y esfuerzo que debe ser remunerado.
¿Animarías a otros arquitectos a seguir vuestros pasos? ¿Qué pasos consideráis que deberían dar? ¿Cómo completar sus estudios? ¿Qué otros consejos les darías?
Sí, los animamos a abrir nuevos caminos, de divulgar el conocimiento del mundo edificado que nos rodea. El primer paso es conocer el campo de juego para detectar necesidades, salir de los viejos esquemas y reescribir el guión, entendiendo la profesión como algo más abierto. Trabajar en equipo y hacer red, haciendo del colectivo algo más humano y solidario.
Maquetas de los alumnos durante uno de los curso de taller abierto | Fotografía: Justo Fernández
¿Creéis que los arquitectos en España deberíamos seguir abriendo nuevas vías de trabajo para salir de la casilla más «tradicional» de proyectar dada la actual situación de la construcción en nuestro país?
Vivimos en una sociedad en permanente cambio, y dado que los arquitectos tenemos una amplia formación debemos ser profesionales adaptativos. Otros colectivos han colonizado campos que tradicionalmente ocupaban los arquitectos, como es el caso del diseño de interiores, y debemos tomar buena nota. El arquitecto siempre ha diseñado a todas las escalas, oportunidad que deberíamos transformar en fortaleza. El campo de la docencia también necesita a los arquitectos, y hay toda una serie de actividades que tienden a hacerse interdisciplinares en las que colaborar con otros expertos.
¿Qué opináis de los que se han ido a trabajar al extranjero?
Dada la situación, hay que tener valor tanto si te quedas como si te vas, pero el que se va corre el riesgo de no volver, y eso es una desgracia si se hace exclusivamente por necesidad.
¿Cómo veis el futuro de la profesión?
Hay tanto por hacer, desde la rehabilitación a la ordenación territorial, que un futuro activo de la profesión es imprescindible. Pero se requiere compromiso por parte de todos los agentes, en especial de la Administración. Las nuevas vías de trabajo amplían el arco profesional, el papel del arquitecto es cada vez más necesario en nuevos sectores.
Alumnos durante uno de los curso de taller abierto | Fotografía: taller abierto
Ana Barreiro-Marta Guirado-África Martínez · Didáctica del Arte | taller abierto
Mayo 2015
Entrevista realizada por Alberto Alonso Oro. Agradecer a Ana, Marta y África su tiempo y su predisposición con este espacio.
“..sin más medios que la simple madera y las paredes desnudas, se ha dispuesto un espacio recoleto (…), en torno a un jarrón de flores, bajo un anaquel, y aun sabiendo que sólo son sombras insignificantes experimentamos el sentimiento de que el aire en esos lugares encierra una espesura de silencio, que en esa oscuridad reina una serenidad eternamente inalterable”.
El elogio de la sombra, J. Tanizaki
El restaurante Doki Doki, diseñado y fabricado por CONTROLMAD Advanced Design Center, responde como todo proceso creativo, a unos factores directos y otros que subyacen como sedimentos de la imaginación, con el rigor funcional que un espacio de estas características requiere. Por tanto, la idea vertebradora radica en la búsqueda no forzada de meta-lecturas, vinculando de alguna manera las vetas del único material usado, madera contrachapada, con las texturas propias del pescado empleado en la gastronomía japonesa. El resultado es un espacio fluido que conecta las tres salas de manera continua, generando de manera armoniosa ámbitos de diverso carácter.
A esto se añaden matices que provienen del mundo onírico de Dalí, las formas orgánicas de Gaudí y fuentes clásicas de la literatura, pintura y teoría estética nipona: composiciones haiku, pátinas, sombras, la belleza natural intrínseca del material…
Por otro lado, responder y sincronizarse con la celeridad del siglo XXI ha sido posible gracias al apoyo vital de soportes informáticos paramétricos de diseño 3D vinculados estrechamente con la fabricación digital, permitiendo el control absoluto y preciso de la forma final.
Obra: Restaurante japonés DokiDoki
Emplazamiento: Calle de Villalar, 4, 28001 Madrid, España
Año: Fecha de ejecución junio – agosto 2014
Autor (Diseño + Fabricación + Instalación): CONTROLMAD (Sergio A. del Campo + Diego G. Cuevas + Víctor Armas. Arquitectos)
Colaborador: Daniel Crisóstomo, Arquitecto técnico.
Fotografía y documentación gráfica: CONTROLMAD + controlmad.com
‘bakap! es una aplicación web basada en WordPress y su objetivo es facilitar la autogestión de portfolios profesionales del sector de la arquitectura.
Se compone de un backend o panel de gestión que contiene lo indispensable para publicar y editar contenido y un frontend o parte pública con un diseño limpio para optimizar la visualización gráfica.
Características principales:
· Clasificación avanzada.
Cada proyecto cuenta con una ficha que permite incorporar todos los datos que intervienen en un proyecto u obra (autores, colaboradores, promotor, presupuesto, reconocimientos…).
· Imágenes.
La programación de la aplicación facilita la adaptación y optimización del tamaño tanto en píxeles como en Kb de las imágenes que se añaden a cada proyecto, mejorando la visualización y los tiempos de carga en cualquier dispositivo.
· Listado condicionado.
Esta opción permite enlazar desde el menú a los proyectos sólo si estos tienen contenido o bien listarlos sin enlazar a la ficha de un proyecto si se carece de esa información o no interesa publicarlo. (Muy útil para formalizar un currículum donde aparezcan los proyectos realizados pero sólo mostrar información detallada de los se decida).
· Personalización.
En la actualidad se puede personalizar el menú de navegación, con un logo o nombre del estudio, cambiar la tipografía para el logo y la página, cambiar el nombre de los apartados y añadir enlaces a redes sociales.
· Social.
Así mismo, está preparado para conectar con las redes sociales incluyendo herramientas para compartir contenido o comentar a través de facebook.
José Lozano. Arquitecto por la ETSAS en 2007. Especializado en diseño gráfico, diseño web e infografías de arquitectura. Socio en el estudio de arquitectura diecisietemastres y del estudio de infografías modela2.
Nacho Villegas. Arquitecto por la ETSAS en 2009. Máster en Dirección de Empresas por la UPO en 2012. Especializado en publicaciones de arquitectura, comunicación digital e infografías. Fue responsable de la editorial accésit y en la actualidad es socio del estudio de infografía modela2.
Es un proyecto ganador de Fondart 2015 en la modalidad Actividades Formativas, comisariado por M. Pilar Pinchart Saavedra (Doctor Arquitecto ETSA. Madrid. Arquitecto PUC), que Con la Arquitectura como excusa e hilo conductor, invita a artistas, actores sociales, escritores, intelectuales, actores, científicos etc., tanto de Santiago como de regiones a conversar sobre los cruces entre sus respectivas disciplinas y áreas de trabajo, y su importancia para nuestra vida cotidiana y como éstas son albergadas por las distintas infraestructuras construidas y urbanas que permiten su funcionamiento, y cuya relevancia necesitamos comprender para valorar.
A lo largo de 10 meses, entre marzo y diciembre, ambos incluidos, se realizarán el segundo y el último martes de cada mes, un encuentro entre uno o más arquitectos y/o urbanistas y uno o más representantes relevantes de una de las disciplinas culturales consideradas y para las cuales cada mes se dedicará como tema específi co: Danza y Artes Circenses; Teatro; Nuevos Medios; Artes Visuales; Diseño; Ciencias; Literatura; Música; Artesanía; Cine y Fotografía.
Con Cuando La Arquitectura Encuentra La Ciudad, TRESPA Design Centre, Chile, se propone como el primer espacio independiente para la difusión de la Arquitectura contemporánea y obligado punto de encuentro profesional en Santiago de Chile.
El ciclo cuenta con la asesoría de Fernando Pérez Oyarzún, Jefe de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos de la PUC, Chile, Carlos Franz Thorud, destacado escritor chileno y Andrea Gutierrez, presidenta del Sindicato de Actores y la colaboración de María Aparicio Puentes, Arquitecto U de Chile, Ma. en Diseño Urbano por la U. de Barcelona. La primera parte del año, contó con la participación de Paul Birke (Galería Die Ecke) en la selección de participantes.
Buscamos creadores y arquitectos relacionados con los temas de 2o semestre y que pueden encontrar aquí.
Envíanos tu postulacion:
-sitio web donde ver tu trabajo o dossier (incluyendo un breve cv, si no está online) y un nano video de no más de 1,5 minutos dónde te veamos a ti, y nos digas porque quieres venir a Santiago a «Cuando la Arquitectura encuentra la Ciudad»
skfandra.comunicacion@gmail.com antes del 01 de JUNIO de 2015.
Por favor difundir entre todas las personas valiosas de regiones que conozcas.
El premio es venir y formar parte de una de las sesiones de segundo semestre de este ciclo que moviliza cerca de 100 o mas arquitectos y creadores de Santiago y Regiones consagrados y emergentes en un mismo espacio, a lo largo de todo este año. ¡Te esperamos!
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