Justo al lado de la Escuela de La Floresta, en una zona de gran valor natural que linda con la masa boscosa del Parc de Collserola, se encuentra una edificación de vivienda colectiva conocida popularmente como «Les Cases dels Mestres«, destinada en su día a alojar a los docentes que trabajaban en el centro educativo.
El edificio se construyó en 1969 y fue planteado como una promoción de viviendas baratas habitual de la época. Estas construcciones, severas y honestas, respondían a unos rasgos comunes: volumetrías sencillas y desprejuiciadas, lenguaje levemente tradicional, crujías estructurales muy cortas y medios de construcción racionales y de coste limitado.
Las casas perdieron su razón de ser y el edificio cayó en el abandono. A pesar de ello, permaneció presente en la memoria de la población y, décadas después, la iniciativa vecinal consiguió que fuera recuperado y rehabilitado para su uso como vivienda social cooperativa.
El proyecto de rehabilitación de Les Cases dels Mestres
El proyecto de rehabilitación persigue la adecuación del edificio para el uso de vivienda social cooperativa, poniendo en valor su identidad original y permitiendo la necesaria flexibilidad en la configuración de las distintas unidades.
La propuesta se basa en la adición de dos nuevas crujías al edificio existente, una por cada fachada larga. Dos nuevas construcciones que dialogan con el edificio original, le acompañan y le complementan. Que permiten resolver sus carencias en aspectos como la accesibilidad de las nuevas viviendas, el tamaño de sus estancias, la flexibilidad en el uso o la eficiencia energética de su envolvente.
La primera de estas nuevas alas del edificio, la que recibe al visitante desde el este, ofrece una serie de pasarelas y escaleras que se adaptan a la pendiente del terreno y acompañan al usuario hasta la puerta de cada casa.
Esta nueva fachada se configura como una serie de capas que se añaden al edificio original, dejando traslucir lo que en su día fue y dándole una nueva dimensión. Las nuevas pasarelas de acceso, se convierten además en agradables terrazas de reposo y convivencia comunitaria, asomadas al entorno natural circundante.
La crujía oeste, de carácter más privado, permite ampliar la superficie y la altura de las viviendas, hasta llegar a las 11 unidades más un espacio comunitario. Esta fachada tiene una relación diferente con el entorno.
Se permite jugar con la pendiente del terreno, quebrándose, dejándose llevar por su influjo, derramando sus ventanas cuesta abajo.
Las viviendas resultantes, por tanto, son capaces de conservar el espíritu del edificio original, pero mejorando las condiciones de habitabilidad y flexibilidad, además de propiciar una relación mucha más directa del residente con un entorno privilegiado.
Planteamiento inicial de Les Cases dels Mestres
Es importante destacar que desde su planteamiento inicial, este proyecto se ha centrado en reforzar una serie de valores esenciales, como son:
– Participación e inclusión. En este proyecto, se ha modificado de forma sustancial el proceso habitual de trabajo. Durante la concepción del proyecto e incluso en la construcción del mismo, se ha colocado al usuario en una posición determinante, participando de forma activa en la toma de gran parte de las decisiones. En la fase de diseño de las viviendas se organizaron talleres participativos en la que todos los residentes pudieron valorar y elegir entre las diferentes opciones de distribución, lo que permitió ofrecer viviendas adecuadas a las diferentes unidades familiares y con un grado suficiente de flexibilidad.
– Autoconstrucción. En la fase de obra, los usuarios contribuyeron con su trabajo, realizando tareas de reforma interior de las viviendas a través de talleres de formación. Este labor permitió conseguir un doble objetivo: reducir el coste de la obra y por tanto la renta que debía aportar cada unidad familiar e incrementar el grado de identificación de cada persona con su nueva vivienda.
– Sostenibilidad. Una de las premisas básicas de la cooperativa fue realizar una edificio con un grado exigente de sostenibilidad y una baja huella de carbono: ello incluye el empleo de materiales locales de origen no contaminante, optar por una estructura prefabricada de entramado de madera, dotar al edificio de un alto grado de aislamiento y colocar instalaciones colectivas eficientes como son una caldera central de pellets o un sistema para la recuperación y tratamiento de las aguas grises y pluviales.
– Rehabilitación y Memoria Colectiva. Como ya se ha señalado, el edificio objeto de reforma se encontraba en desuso y abandonado. El proyecto permitió recuperar una construcción que ha demostrado ser viable y reforzar con ello la memoria colectiva y cohesión de la comunidad.
– Bienestar y contacto con la naturaleza. El proyecto ha tratado de sacar el mayor partido de la excepcional situación del edificio, habilitando espacios privados y colectivos que permitan conciliar el encuentro colectivo y la privacidad, las actividades comunitarias y el descanso individual. Todo ello en contacto directo con la naturaleza circundante.
Obra: Reforma y Ampliación de Les Cases dels Mestres
Autores: Zaga arquitectura (Nicolás Markuerkiaga, Mariana Plana, Maribel González, arquitectos) en colaboración con Som Habitat (Daniel Molina arquitecto. David Pradas aparejador)
Año: Inicio proyecto, enero 2017 | Finalización obra, julio 2022
Superficie Construida: 885 m2
Ubicación: La Floresta. Sant Cugat del Vallès. Barcelona
Cliente: Sostre Civic / Cooperativa Clau Mestra
Arquitecto/a técnico: David Pradas
Constructora: La Constructiva. Jefe de Obra : Borja Fernández
Colaboradores: Giorgiana Padurean, Joana Balló, Klaudia Witkowska, arquitectas, Jordi Carbonell, ingeniero, asesor de instalaciones
Coordinadores Sostre Civic: Àngel Estévez, Eva Ortigosa, Nina Turull
Coordinadora Clau Mestra: Maria Morillo
Gestión de Participación y Auto Construcción: Som Habitat. Daniel Molina, arquitecto David Pradas, aparejador
Fotografía: Milena Villalba + zaga.com.es | + somhabitat.cat
El audiovisual, dirigido a profesionales de la construcción y arquitectura, muestra paso a paso el proceso de instalación de cubiertas energéticamente eficientes con teja mixta Verea ‘S’ y el sistema SIATE TOP Onduline.
Además, la nueva recreación se añade a la biblioteca virtual de las empresas.
Onduline y Tejas Verea explican mediante esta simulación virtual en 3D el proceso de montaje de cubiertas eficientes y microventiladas con teja cerámica mixta Verea ‘S’ y placas Onduline Bajo Teja, utilizando el sistema de instalación homologado Verea System.
El audiovisual renderizado muestra los detalles de instalación, aislamiento e impermeabilización del tejado, así como los puntos críticos de la cubierta, como el alero, los faldones o los encuentros en la cumbrera. La cobertura se realiza con teja Verea ‘S’, un formato único en el mercado español que reproduce la estética de la curva, facilitando la instalación.
Además de abordar dudas técnicas y ofrecer consejos, muestra todos los elementos del sistema de instalación, junto con los materiales y herramientas necesarios en cada fase del proceso constructivo.
Sistema de ejecución de cubierta ventilada: Verea System
Verea fue el primer fabricante de teja cerámica con un sistema de instalación homologado en España, el Verea System, que incrementa la durabilidad de las tejas y las prestaciones del tejado. De fácil instalación, este sistema integral aporta mayor eficiencia energética y reduce humedades y condensaciones en los edificios.
Se trata de un sistema completo de cubierta ligera, eficiente, impermeabilizada y microventilada, con una cobertura de teja de altas prestaciones y elaborado conforme al Código Técnico de la Edificación de España, cuyas especificaciones se recogen en el Documento de Idoneidad Técnica DIT Plus 622p/22.
Sistema SIATE TOP Onduline
Sistema completo de impermeabilización y aislamiento térmico para tejados y cubiertas inclinadas que destaca por aportar una la alta eficiencia energética y una impermeabilización muy duradera a las cubiertas. Se trata de un sistema ideal para la rehabilitación de tejados por su eficiencia, ligereza y fácil y rápida instalación.
Se compone de una barrera de vapor, del panel aislante de cubierta ONDULINE PIR UTR y de la placa asfáltica Onduline Bajo Teja DRS, que se instala directamente sobre el panel aislante de cubierta para impermeabilizarlo y ventilarlo, protegiéndolo frente a las humedades por condensación.
Habitualmente no suele haber una buena coincidencia entre el arquitecto que diseña y el arquitecto que escribe. Me refiero por supuesto a diferentes facetas en un mismo sujeto. Algunos arquitectos extraordinarios no han estado nunca dotados para construir con palabras lo que sabiamente conseguían construir con vacíos.
Y este es precisamente el quid de la cuestión.
Escribir tiene que ver con construir. Hay piezas, un ingente repertorio de piezas que se pueden ensamblar de forma y manera todavía hoy sorprendentes, emocionantes, plenas. Escribir tiene que ver con la construcción de un armazón. Como dice Alejandro Hernández Gálvez,
Armar con palabras, frases, textos y libros, no es asunto de pura y simple composición, o más bien la composición nunca es simple. Siempre va acompañada y muchas veces es excedida por lógicas y costumbres, por políticas e historias.1
Es montar, como decía, un armazón, que por separado no tiene el menor sentido, pero que aglutinado y relatado, adquiere una dimensión, a veces extraordinaria.
Por el contrario, pensar y hacer arquitectura es una actividad que se relaciona con la disposición estratégica de vacíos. La materia prima de la arquitectura es por tanto una sola, etérea, brutalmente inasible, radicalmente veraz. De esto ya escribí en uno de los primeros artículos que aparecieron aquí, la arquitectura es espacio, es aire encapsulado, es vacío.
La configuración de ese vacío, una configuración hacia afuera y un limitar hacia adentro es lo que dota de cualidades al espacio arquitectónico. En todo caso el revestimiento de ese materializar hacia afuera irradia unas cualidades complementarias a las cualidades intrínsecas del vacío por sí mismo. Las cualidades primarias del vacío vendrían dadas por su forma, su articulación, por las intrincadas relaciones entre vacíos superpuestos. Todas las decisiones posteriores vendrían a darse de forma subyugada a estas cualidades primarias. Hay una ventana aquí y allá para conseguir una lectura determinada del vacío. Hay un acabado específico en ese plano, un color en ese otro para conseguir una manera de leer lo vaciado. El vacío es así metafísico, la arquitectura en esencia es metafísica, y solamente su necesaria configuración es capaz de cosificar el vacío.2
Por tanto, no es tan fácil ni evidente que el escritor, un constructor, y el arquitecto, un vaciador, puedan coincidir de forma tan natural como habitualmente pensamos en una misma figura. Es más, se nota falta de pericia constructiva en los textos de muchos arquitectos, habituados a vaciar más que ha construir.
Hay excepciones, por supuesto, pero quizás no tantas como podría pensarse.
Podemos aceptar que el verbo principal de ambas actividades es el mismo, construir, pero la materia prima de ambas construcciones son significativamente opuestas. La escritura se dota de palabras tangibles, pesadas, históricas, como alude Hernández Gálvez. La arquitectura solamente tienen una sola materialidad, la materialidad del vacío.
Paradójicamente el resultado de construir con palabras es un edificio relativamente ligero y frágil. Un libro es objetualmente algo pequeño, que incluso podemos dejar olvidado en cualquier rincón. La arquitectura, por el contrario, se acaba expresando en algo pesado e inquebrantable. La arquitectura es un vacío rotundo. Es imposible dejarse olvidada una arquitectura, perder el objeto accidentalmente.
Muchos de los arquitectos que saben construir, han vaciado poco, y al revés, muchos maestros del vaciado, construyen con palabras de forma irregular.
Los hay que saben tanto amontonar de forma genial las palabras, como ordenar y emocionar con los vacíos proyectados. Quizás no existan muchos, pero existen.
Miquel Lacasta Codorniu. Doctor arquitecto
Barcelona, Abril 2015
1 Hernández Gálvez, Alejandro, Palabras para Armar, texto introductorio de Armada de Palabras. Provocaciones arquitectónicas. Traducción de los textos de SCOTT-BROWN, Denise, Having Words, Editorial Arquine, México DF, 2013
CIUDADES QUE INSPIRAN – T2.E1: LAS CIUDADES INVISIBLES
“Ciudades que Inspiran” es una iniciativa conjunta entre la Red Latinoamericana de Urbanistas y el Comité de Lectura, desde donde visitaremos diversas ciudades del Perú y Latinoamérica a través de las miradas críticas de sus ciudadanas y ciudadanos, buscando destacar aquellos aspectos que les inspiran y apasionan.
En el primer episodio de la segunda temporada del podcast vamos a hablar con Karina Puente Frantzen sobre lo que le inspiró a ilustrar el libro de Italo Calvino “Las Ciudades Invisibles”, y cómo cada uno de nosotros tenemos nuestras propias “ciudades invisibles” con las que construimos nuestros espacios ideales.
Karina es un alma renacentista, es mamá, arquitecta, urbanista, ilustradora, ceramista autodidacta y está estudiando una maestría en Desarrollo Urbano Sostenible en la Universidad de Oxford. Actualmente es directora de su propio estudio de arquitectura y consultoría urbana, es docente de Diseño arquitectónico y urbanismo en la Universidad de Lima y Vicepresidenta de la ONG Periferia.
CIUDADES QUE INSPIRAN – T2.E2: CIUDADES, CINE Y CULTURAS
“Ciudades que Inspiran” es una iniciativa conjunta entre la Red Latinoamericana de Urbanistas y el Comité de Lectura, desde donde visitaremos diversas ciudades del Perú y Latinoamérica a través de las miradas críticas de sus ciudadanas y ciudadanos, buscando destacar aquellos aspectos que les inspiran y apasionan.
En el segundo episodio de la segunda temporada del podcast vamos a hablar con Salvador del Solar Labarthe, sobre la influencia que han tenido las ciudades que ha habitado en su pasión por el cine y el teatro, y cómo ello se ha visto reflejado en su ópera prima Magallanes.
Salvador es actor y director, y ha sido presidente del Consejo de Ministros y exministro de Cultura del Perú. Estudió derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú́ y estudió una maestría en Relaciones Internacionales, con especialidad en Comunicación y Negociación Intercultural en el Maxwell School de la Universidad de Siracusa. Ha sido investigador visitante del David Rockefeller Center para estudios latinoamericanos de la Universidad de Harvard.
CIUDADES QUE INSPIRAN – T2.E3: CIUDADES Y LITERATURA
“Ciudades que Inspiran” es una iniciativa conjunta entre la Red Latinoamericana de Urbanistas y el Comité de Lectura, desde donde visitaremos diversas ciudades del Perú y Latinoamérica a través de las miradas críticas de sus ciudadanas y ciudadanos, buscando destacar aquellos aspectos que les inspiran y apasionan.
Alberto es editor, estudió periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona y una maestría en Lengua y Literatura en la Universidad Nacional de San Marcos. Ha publicado los libros Cualquier tiempo pasado y Las palabras de Chabuca. Actualmente es jefe editorial de Librerías Crisol.
CIUDADES QUE INSPIRAN – T2.E4: CIUDADES Y DANZA
“Ciudades que Inspiran” es una iniciativa conjunta entre la Red Latinoamericana de Urbanistas y el Comité de Lectura, desde donde visitaremos diversas ciudades del Perú y Latinoamérica a través de las miradas críticas de sus ciudadanas y ciudadanos, buscando destacar aquellos aspectos que les inspiran y apasionan.
En el cuarto episodio de la segunda temporada del podcast vamos a hablar Vania Masías Málaga sobre la incidencia de la ciudad en la vida de los jóvenes bailarines con los que trabaja, y como desde su arte están transformando los espacios que habitan.
Vania es una mujer polifacética, directora artística, bailarina y emprendedora social. Es Ashoka Fellow, embajadora de la marca PERU y fue nombrada “Young Global Leader” por el World Economic Forum. Ha sido reconocida como Amauta por el Ministerio de Educación, y nombrada dos veces ciudadana Ilustre por la municipalidad de Lima. Actualmente es miembro del Consejo Nacional de Educación. Ha sido considerada entre los 49 peruanos más innovadores de la historia por Semana Económica, y la Deutsche Welle la consideró entre las 40 mujeres más influyentes de Latinoamérica respecto a temas de transformación y desarrollo social.
CIUDADES QUE INSPIRAN – EPISODIO ESPECIAL: PLAN MAESTRO DEL CENTRO HISTÓRICO DE LIMA
“Ciudades que Inspiran” es una iniciativa conjunta entre la Red Latinoamericana de Urbanistas y el Comité de Lectura, desde donde visitaremos diversas ciudades del Perú y Latinoamérica a través de las miradas críticas de sus ciudadanas y ciudadanos, buscando destacar aquellos aspectos que les inspiran y apasionan.
En este episodio especial de la temporada de “Ciudades y Arte” conversamos con Luis Martín Bogdanovich sobre su trabajo al mando de PROLIMA, Programa para la Recuperación del Centro Histórico de Lima, a raíz de los recientes premios y reconocimientos con los que tanto Ciudadanos al Día como Lima Cómo Vamos han destacado la labor de la institución que dirige hace 5 años.
Luis Martín es arquitecto e historiador del arte por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es miembro de Instituto Riva Agüero, y del Centro de Investigación de la Arquitectura y la Ciudad. Gerente del Programa Municipalidad para la recuperación del Centro Histórico de Lima, PROLIMA, y presidente fundador del Comité Peruano del Escudo Azul de la UNESCO. Past president de la Empresa Municipal Inmobiliaria de Lima, Emilima, y del Fondo Municipal de Renovación Urbana, Fomur. Ha tendido a su cargo la formulación y dirección del Plan Maestro del CHL al 2035 y su reglamento único de administración aprobado en diciembre de 2019.
CIUDADES QUE INSPIRAN – T2.E5: CIUDADES Y ARTE CALLEJERO
“Ciudades que Inspiran” es una iniciativa conjunta entre la Red Latinoamericana de Urbanistas y el Comité de Lectura, desde donde visitaremos diversas ciudades del Perú y Latinoamérica a través de las miradas críticas de sus ciudadanas y ciudadanos, buscando destacar aquellos aspectos que les inspiran y apasionan.
En el quinto episodio de la segunda temporada del podcast vamos a conversar con el artista urbano Elliot Tupac sobre los orígenes de su arte, y cómo desde sus intervenciones intenta aportar al mejoramiento integral de los espacios que habitamos.
Elliot se define como artista popular peruano, y su obra transita entre la serigrafía, caligrafía, lettering, arte urbano y diseños digitales para marcas reconocidas. Sin una educación formal en artes o diseño, Elliot se relaciona en el arte por medio de su familia y a través de las artesanías huancainas. Su trabajo se ha expuesto en diferentes galerías de Latinoamérica, Estados Unidos, Europa, Asia y Medio Oriente. Ha participado en diversos eventos de arte urbano, y ha sido expositor en conferencias sobre Arte y Lettering. Su producción ha tenido un amplio reconocimiento a nivel nacional e internacional, lo que lo ha llevado a involucrarse en múltiples proyectos. Asimismo, ha colaborado en diversas producciones cinematográficas como Made in USA y La Teta Asustada, dirigidas por Claudia Llosa y protagonizadas por Magali Solier.
CIUDADES QUE INSPIRAN – T2.E6: CIUDADES Y MÚSICA
“Ciudades que Inspiran” es una iniciativa conjunta entre la Red Latinoamericana de Urbanistas y el Comité de Lectura, desde donde visitaremos diversas ciudades del Perú y Latinoamérica a través de las miradas críticas de sus ciudadanas y ciudadanos, buscando destacar aquellos aspectos que les inspiran y apasionan.
En el sexto episodio de la segunda temporada del podcast vamos a conversar con Araceli Poma sobre los orígenes y fuentes de inspiración de su arte, y cómo este se nutre de las ciudades y espacios que habita.
Araceli es una de las artistas más representativas de la nueva generación en la música de Perú, ha sido nominada a los Latin Grammy 2020, por el álbum y documental “The Warrior Women of Afro-Peruvian Music” producido por el sello norteamericano, JUST PLAY, liderado por Matt Geraghty, Productor Musical y Bajista neoyorquino.
CIUDADES QUE INSPIRAN – T2.E7: CIUDADES Y ARTE. REFLEXIONES FINALES
“Ciudades que Inspiran” es una iniciativa conjunta entre la Red Latinoamericana de Urbanistas y el Comité de Lectura, desde donde visitaremos diversas ciudades del Perú y Latinoamérica a través de las miradas críticas de sus ciudadanas y ciudadanos, buscando destacar aquellos aspectos que les inspiran y apasionan.
En el séptimo episodio de la segunda temporada del podcast reflexionamos con el doctor en arquitectura Elio Martuccelli sobre la relación entre la ciudad y el arte a partir de los seis episodios anteriores.
Elio es arquitecto por la Universidad Ricardo Palma, y doctor en teoría e historia de la arquitectura por la Universidad Politécnica de Madrid. Es docente universitario, en pregrado y posgrado en la Universidad Ricardo Palma y en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Como investigador, es editor de la revista Arquitextos, y ha publicado en diversas revistas nacionales e internacionales. Como artista visual, ha realizado diversas exposiciones individuales y colectivas. Su labor se ha centrado en la producción de escenografías, murales, intervenciones urbanas y propuestas de arte en espacios públicos.
Con la publicación del Decreto de 18 de abril de 1952 sobre creación de centrales lecheras en municipios de más de 25000 habitantes y del Reglamento por el que se regulan, se establecen las bases para la construcción de una moderna e innovadora fábrica que la Sociedad Clesa encargará en 1968 al Arquitecto Alejandro de la Sota.
La Central se proyecta como escaparate de modernidad, se dispone una pasarela desde donde ver el proceso de producción sin interferir en su funcionamiento que atraviesa una secuencia de luminosos espacios interconectados que confieren al inmueble una excepcional riqueza espacial.
Es un complejo industrial destinado a la elaboración de leches embotelladas y productos derivados, que comprende también instalaciones destinadas a dirección, administración y almacenamiento de materiales; edificios para vestuarios, cocina, etc.; un garaje para vehículos propios y talleres de reparación; una pequeña nave para los servicios de producción de vapor y aprovisionamiento de agua; un edificio de portería y control de acceso; una estación de servicio, etc.
El conjunto está emplazado en la antigua carretera de Fuencarral a la playa de Madrid. La elección del solar responde a criterios higiénicos, así como a la búsqueda de un lugar que careciera de contaminación e industrias y que pudiera conectarse fácilmente a la red de alcantarillado y de energía eléctrica.
Inicia su materialización desde la oficina de arquitectura Eletres Studio y en colaboración con la Facultad de Arquitectura y Arte UDD SurSur, Concepción Chile, el proyecto Pabellón Sombras en Gravedad tuvo como idea general proponer un pabellón experimental y sensitivo que permitiese reconocer los valores sociales y paisajísticos de uno de los escenarios culturales más grandes de Chile, la explanada del Teatro Regional del Biobío diseñado por Smiljan Radic, Eduardo Castillo y Gabriela Medrano.
El proyecto fue ejecutado dentro del ciclo de actividades académicas anuales denominadas Experiencia detonante 01 “Contacto con el territorio”, por el equipo docente integrado por Miguel Nazar, Yanko Bugueño, José Angel Brunel y Alessandra Sandolo junto a los estudiantes del Taller de primer año de la carrera de arquitectura UDD SurSur, durante el segundo semestre del año 2023.
La metodología de las actividades académicas propuso indagar sobre cómo la arquitectura interpreta el territorio y comprende el lugar donde habitamos. Experiencia Detonante 01 agrupa actividades que exploran espacios y logran su transformación temporal como parte del ejercicio académico, el montaje del pabellón Sombras en Gravedad representa el inicio de estas actividades, analizando las capacidades de los cambios temporales mediante la instalación de proyectos efímeros como ejercicio en el espacio público.
La composición final del pabellón propone un espacio experimental que simula la nulidad de la gravedad, cuerpos inflables de luz se organizan de forma radial, encontrándose en suspensión a través de armazones livianos de soporte, estos elementos de soporte son rígidos en su composición pero frágiles en su percepción, aportando a las características de ingravidez de cada volumen inflable. Cada elemento en unitario recrea un ambiente lumínico y en conjunto, una atmósfera que no responde a un espacio cartográfico, pero sí a un momento específico.
La estructura se caracteriza por la organización simétrica y en equilibrio de las 6 esferas, cada una adosada a un anillo metálico, soportado por 6 elementos verticales de anclaje de 3 metros de altura, el área en conjunto es aproximadamente de 35 m² y la composición final incluye contrapesos de hormigón como soportes laterales para contrarrestar la oscilación.
Respetando la jerarquía de un entorno de alto valor cultural, el pabellón se orienta hacia el oeste y continúa la extensión del eje central que conecta el Teatro del BioBío y el Memorial del 27F, simbolizando una pauta entre ambas infraestructuras, jerarquizando así temporalmente la alameda central con una obra que pretende ir más allá de una propuesta arquitectónica temporal en el espacio público, otorgando características diferenciadas a la actividad diaria cotidiana que ocurre en este espacio cultural.
Obra: Pabellón Sombras en Gravedad
Año: 2023
Superficie construida:35 m2
Ubicación: Tortosa, España
Autores: Facultad de Arquitectura y Arte UDD SurSur (Miguel Nazard) Director de carrera de Arquitectura Concepción- Eletres Studio (Luis Albino Reyes – Danerix Cárdenas Ramos)
Ilustraciones: Eletres Studio
Fotografía: Facultad de Arquitectura UDD SurSur + eletresstudio.com
Los libros de arquitectura son un género literario. Lo son porque comparten un interés común por la ciudad, la vivienda, la construcción o el diseño. Porque hay editoriales especializadas, publicaciones abundantes y un público bien definido. Es un género rico y variado, no exclusivamente académico: abarca la investigación, el ensayo, la divulgación, las monografías, los estudios especializados, la crítica o el debate. Son obras que narran historias, presentan personajes, cruzan diálogos, proponen escenarios, explican pasados (y presentes, y futuros).
Los libros de arquitectura son máquinas del tiempo, guías de viaje, memorias de lugares. Son una invitación a entender otros lugares y otros tiempos. Esta publicación registra una pequeña parte de la producción editorial del género en lo que llevamos de siglo XXI, un conjunto de reseñas con las que compartir esa fascinación por la arquitectura escrita.
David H. Falagán
Arquitecto y doctor en Teoría e Historia de la Arquitectura. Es profesor del Departamento de Teoría e Historia de la Arquitectura y Técnicas de Comunicación de la Universitat Politècnica de Catalunya y coordinador de la Cátedra Barcelona de Estudios de Vivienda.
Su labor investigadora ha sido reconocida en varias ocasiones como con el premio AJAC a jóvenes arquitectos, premiada en diferentes ediciones de las Bienales Española e Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, y seleccionada en los Premios FAD de Pensamiento y Crítica. Desde 2011 edita y dirige Arquilecturas.
Los talleres de arte para niños en museos son pieza fundamental de la educación en casi todo el mundo. La llamada educación «no obligatoria» o «informal» son senderos de aprendizaje imprescindibles para el crecimiento de la infancia y juventud.
El Museo de Arte Miguel Urrutia (MAMU) del Banco de la República de Colombia, sito en el barrio de La Candelaria de Bogotá, celebró la exposición «Los Carpinteros: la cosa está candela» de los artistas cubanos Los Carpinteros (Dagoberto Rodríguez, Marco Castillo), comisariada por Andrea Pacheco. Del 26 de octubre de 2017 al 29 de enero de 2018.
La obra de Los Carpinteros es una reflexión irónica de la sociedad contempóranea. Observan con humor la realidad política y económica destilando objetos que hacen sonreir, fruncir el ceño, e incluso rascarte la cabeza por no entenderla a la primera. Son objetos que no pretenden ser «hermosos» o «feos» según emociones estéticas, sino artilugios para hacer pensar.
Los Carpinteros construyen ellos mismos sus obras, demostrando gran pericia técnica, indispensable en todo buen artista.
Entrevista con Los Carpinteros y con la curadora Andrea Pacheco
“Laboratorio de preguntas”. Taller de Jorge Raedó para niñ@s a partir de la exposición “Los Carpinteros: la cosa está candela”.
Datos generales
> Duración del taller: 8 horas, en dos sesiones de cuatro horas cada una.
> Edades de alumnos: 8-12 años.
> Número de alumnos: máximo 20.
> Profesor Jorge Raedó, con la colaboración del personal del MAMU.
> Fechas del taller: diciembre 2017.
> Materiales: cinco gafas de juguete con cristales de colores. Hojas blancas carta y lápices grafito normales para cada alumno, lápices y pinturas de agua (acuarelas, ecolín, guasche, témperas, acrílicos), pinceles finos, papel de acuarela (o semejante) tamaño doble carta para cada alumno. Fotocopias de obras de Los Carpinteros para que los alumnos las tengan presentes (incluidas las instalaciones donde los objetos vuelan explosionados). Plano de las salas donde estará la expo de Los Carpinteros. 10 escalímetros, 20 cortadores de cartón, 10 pegamento, 3 cinta adhesiva de papel, 10 láminas de cartón-pluma blanco de 2 mm grosor 50 x 70 cm cada una. 10 paquetes de porcelanicrón blanco (del tamaño de una mano cada uno), pinturas de agua, pinceles, hilos, cuerdas, alambres, cinta adhesiva de papel, etc… Una cámara fotográfica sencilla para que los alumnos fotografíen sus obras en las maquetas.
Objetivo del taller
> Los alumnos viven un proceso de creación inspirado en el de Los Carpinteros.
> Tal proceso requiere que los alumnos observen su entorno, definan una inquietud concreta que ese entorno les provoca, formulen la pregunta (la obra) que nombra tal inquietud iniciando su posible solución o mejora.
> Finalmente, los alumnos hacen una curadoría de sus obras, construyen una maqueta a escala de las salas de la exposición de Los Carpinteros, y ubican ahí sus obras.
> El proceso exige la práctica de varias técnicas artísticas (dibujo, pintura, maqueta…) y el buen humor de los participantes.
Primera jornada (4 horas)
> Presentación de los alumnos.
> Visita a la exposición y regreso al taller.
> Observación, inquietud, pregunta, curadoría de preguntas.
1. Observación. Los alumnos se ponen las “gafas de prescripción” y observan/reflexionan su entorno cotidiano (casa, colegio, barrio, ciudad…) desde otro marco conceptual, desde una “lejanía” que les permite verse a sí mismos en dichos entornos.
2. Inquietud. Definen una inquietud que les provoca ese entorno cotidiano. La inquietud se manifiesta en situación, espacio y objeto.
3. Formulación de la pregunta (la obra) que nombra tal inquietud e inicia su solución o mejora. Dibujo del objeto escogido, mutándolo con “desplazamientos” (lo derretido, lo desecho, el derrumbe, la ingravidez, la repetición) y los cambios de escala. El objeto se representará en un espacio determinado. (Inspirados en los Dibujos procesuales de Los Carpinteros).
4. Curadoría de preguntas. Todos los alumnos estudian las obras propuestas y deciden “qué historia cuentan”, en qué orden y sucesión, en qué salas irán, cómo será el recorrido de los visitantes.
Segunda jornada (4 horas)
> Los alumnos refrescan el resultado de la primera jornada.
> Construcción de la maqueta de las salas de la exposición.
> Visita a la exposición con las maqueta para comprobar las proporciones, iluminación…
> Construcción de las obras creadas.
> Ubicar las obras dentro de las maquetas según el criterio curatorial.
> Presentación en el taller de las obras y la maqueta ante todos los compañeros y padres.
1. Construcción de la maqueta de las salas de la exposición. Aprender el uso del escalímetro, comprensión de los planos de las salas, habilidad manual en la construcción.
2. Construcción de las obras creadas. Los alumnos pasan su idea dibujada a las tres dimensiones, dentro de la escala de la maqueta.
3. Ubicar las obras dentro de la maqueta siguiendo el criterio curatorial de ellos mismos. Modifican el espacio como quieren en función del mensaje que quieren transmitir al espectador.
4. Presentación del trabajo a los compañeros y padres.
Reflexión del profesor tras los talleres
Nos marcamos un objetivo ambicioso que exigía a los alumnos superar varias fases a buen ritmo. L@s niñ@s desean (¡exigen!) que les pongan retos complejos que los obliguen a superarse y a aprender nuevas técnicas, procesos, construir nuevos puntos de vista…
El taller estaba pensado para alumnos de 8 a 12 años y asistieron niñ@s de 6 a 15 años. La mezcla de edades suele ser enriquecedora para todos, pero los más pequeños tuvieron dificultad para comprender el concepto «escala» y para construir la maqueta. Los alumnos más grandes ayudaron a los pequeños.
La oferta de talleres debe ser para edades de franjas concretas (0-1, 2-3, 3-6, 6-8, 8-12, 12-16). También puede haber oferta para mezclar edades, sobre todo con talleres o instalaciones donde los partipantes están el tiempo que quieren «jugando» con un proceso creativo sencillo (que no simple) y poco pautado.
Asistió un alumno con diversidad psíquica. El taller se adaptó a su ritmo y proceso. Su madre estuvo presente todo el taller, facilitando tal adaptación.
¿Todos los talleres deberían ser capaces de acoger alumnos con diversidad física o/y psíquica? Sí con los alumnos de diversidad física. Sí con muchos tipos de diversidad psíquica. La mezcla de alumnos de «todas las diversidades» (los llamados «normales» y los llamados «discapacitados») es buena para todos; todos somos diversos. A veces la diversidad psíquica es tan pronunciada que requiere talleres pensados ex-profeso para ellos.
Agradezco la excelente colaboración del equipo del MAMU.
(Nota preliminar: el artículo fue publicado el 1 de febrero de 2018 de marzo y republicado el 10 de septiembre de 2022, recuperando las fotos perdidas durante el trasvase de información de la antigua plataforma de Fronterad a la actual.)
Es lógico que se hayan hecho muchos estudios sobre las relaciones entre Le Corbusier y el cine, teniendo en cuenta que es uno de los arquitectos -junto con Wright- más famoso y posiblemente de los mejores del siglo veinte, entre ellos artículos generales, tesis doctorales, se ha visto su relación con Sergei Eisenstein y con Pierre Chenal… Ahora no pretendo escribir algo original sobre el arquitecto suizo y la imagen en movimiento, pero encontré su artículo «Esprit de vérité!», publicado en la revista Mouvement en 1933, lo he traducido -pido excusas a los traductores de verdad-, respetando las cursivas e intentado mantener su sintaxis, en la que se mezclan la ingenuidad con el panfleto, y como creo que es interesante, lo copio aquí:
¡Espíritu de Verdad!
Aquí, también, aquí esencialmente. En el cine: espíritu de verdad.
Lo he reclamado, insistentemente, para la arquitectura; y, en la época de la preparación de la Exposición Internacional de Artes Decorativas, en 1924, quise decir que el arte decorativo no tenía derechos, era un globo hinchado doloroso y engorroso.
El esplendor de la vida y su drama están en la verdad; y el cine, en el 90% de su producción, es mentira. Simplemente explota una prestigiosa ventaja técnica: la eliminación de las transiciones, la supresión posible y sencilla de «puntos muertos». Así, nos tranquiliza con imágenes, a veces atrayentes. Y pacientemente esperamos.
Esperamos la verdad.
Es cierto que todo, -y aquí también- es arquitectura, es decir ordenación, establecimiento de relaciones y, por la elección de las relaciones: intensidad. Pero solo existe la posibilidad de relaciones intensas si los objetos considerados son precisos, exactos, agudos (Un banco de niebla puede ser considerado como un evento preciso).
Por eso, es necesario concebir y luego hay que ver. Hay que tener la noción de la visión. O, buscar a los hombres que ven, es probar la experiencia de Diógenes.
El teatro y la gente de teatro, que cuentan las historias, han llevado al cine a la perdición. Esta gente llena de énfasis y frases se han interpuesto entre nosotros y el verdadero mirón: el objetivo.
Como hemos caído tan bajo, sería útil confiar de nuevo, por un tiempo, en la técnica en sí misma, para volver a lo esencial. A los elementos. Y conducir así a una reanudación consciente de las posibilidades del cine. Y, así, poder descubrir la vida, en lo que tiene de verdad, en lo que contiene tan prodigiosamente intenso, variado, múltiple.
La base es el aparato de la física, el objetivo de la cámara, un ojo.
Un ojo que es impasible, insensible, implacable, despiadado, sin emotividad. Este ojo ve de manera diferente a la nuestra, y aquí está porqué:
Es probable que el aparato registrador de nuestra visión humana sea el más admirable y perfecto dispositivo óptico. Pero lo que ve es percibido solo por nuestro entendimiento, que es la clave innumerable para medir la totalidad de las sensaciones humanas. Estamos limitados en el registro de nuestra visión por la presencia simultánea de otras percepciones que intervienen en el mismo momento, abarrotando nuestra clave, invadiéndola, sumergiéndola. Si todo es, para nosotros, sinfónico, sintético, sincrónico, todo también es solo la medida media, escala humana: una especie de zona central, que es nuestro entendimiento. Y sabemos lo limitado que es. Y qué esfuerzos deben hacer quienes llamamos los científicos o los genios para ampliar a la izquierda o a la derecha algún camino más lejano.
Pero si, por una afortunada coyuntura, se ha hecho algún descubrimiento, hemos podido apreciar la luz que proyecta más allá de las cosas conseguidas. La Ciencia y su hija todavía joven, la Máquina, han extendido algunos de nuestros medios de percepción y han tendido los puentes más allá de las zonas infranqueables para nuestros sentidos y nuestros recursos.
Así, las diversas máquinas de calcular, creadas en los últimos tiempos, nos han permitido emprender una serie de cálculos hasta ahora inaccesibles, y han proyectado repentinamente muy lejos ciertas investigaciones. Sin la máquina, esos cálculos eran quiméricos. El científico que anteriormente intentó tal aventura se sometió a semanas de desgaste para obtener uno de los términos de una ecuación aún indecisa. Tanta era la fatiga que la imaginación, el impulso espiritual, que había iniciado la empresa, se disipaba, se agotada, desaparecía; el razonamiento fue aniquilado en su marcha viva por los días, las semanas y los meses engullidos en cálculos extenuantes.
Una creación mecánica: la máquina impasible y sin fatiga… y es la liberación de pensamiento. En pocos días el científico completa la curva de su hipótesis; concluye, enuncia, formula. Ha nacido una ley. E infinitas consecuencias pueden resultar de ella en la vida de los hombres.
El objetivo de la cámara es uno de esos interruptores de fatiga.
Mientras experimentes el efecto de las contingencias, mientras tengas calor o frío, mientras estés fatigado o distraído, mientras tu propia conciencia esté cargada de acontecimientos interiores, mientras el tumulto o el silencio te abrumen, etc., etc., una lente de cristal y una película sensible funcionan brillantemente.
Un ojo de dios, de un demiurgo, mientras que tú no eres más que un pobre buen hombre asaltado por la vida.
El documental, sobre todo el científico (Painlevé, o las películas milagrosas sobre el crecimiento de semillas y de plantas), ha desvelado misterios del Universo que antes estaban fuera de nuestra percepción.
Pero me gustaría, aquí, que el objetivo nos revelara la intensidad de la conciencia humana a través de fenómenos visuales que son de naturaleza tan sutil y tan rápida que no estamos organizados para descubrirlos y registrarlos; no podemos observarlos, sentimos simplemente su resplandor.
Hasta ahora, en su conjunto, el cine se ha extraviado de darnos la conciencia humana, la imagen transpuesta a las formas artificiales de la mímica, método que pertenece al teatro. En el escenario, lo imperceptible es, por supuesto, inutilizable: una transposición es indispensable.
Sin embargo, cuando el gozo de una felicidad está dentro de nosotros, en nuestro interior; cuando la inquietud nos oprime; cuando la angustia ocupa todos los planos de nuestra sensibilidad, parecemos en la calle, como en casa, contener tantos acontecimientos diversos, en un molde, un jarrón –rostros, gestos y actitudes- casi indiferentes. Sin embargo, el amigo que encontramos nos dice: «¿Tienes esto? ¿Tienes aquello?». Lo ha sabido por signos perceptibles: el matiz, el infinito matiz del juego de la vida, en nosotros. Este encuentro inesperado del amigo representa precisamente esta distancia que establece una relación.
Digo entonces que el objetivo sin nervios ni alma, es un mirón prodigioso, un descubridor, un revelador, un editor.
Y por él, podemos entrar en la verdad de la conciencia humana. El drama humano se nos abre.
Esto es lo que nos interesa.
Por un lado, el espectáculo del mundo (y el avión, el microscopio, la cámara lenta, la luz eléctrica, etc., aportan al cine sus inmensos recursos), el espectáculo del mundo puede sernos dado.
Por otro lado, la verdad de nuestras conciencias puede ser mostrada, más que eso, puede ser revelada a nosotros mismos.
Naturaleza y conciencia humana son los dos términos de la ecuación que nos interesa. No se necesita nada más, todo está ahí.
¡Que construyamos sobre estas realidades, sobre estas verdades: composición, equilibrio, ritmo! ¡Qué el lirismo se apodere de él para llevar esta investigación al terreno de la obra creativa!
Creo haber demostrado que el cine se sitúa desde entonces sobre su propio terreno. Que se ha convertido en una forma de arte en sí misma, un género, como la pintura, la escultura, el libro, la música, el teatro, son los géneros…Y que todo esté abierto a su investigación.
Ya no es decente soñar en grandes puestas en escena en estudios, en parafernalia ruinosa, en superpelículas y en superproducciones.
El gran arte emplea medios pobres.
El gran arte es, en verdad, sólo relaciones.
El cine apela «a los ojos que ven». A los hombres sensibles a las verdades. Diógenes puede encender su linterna: es inútil que se embarque para Los Ángeles.
«Considera la forma en que la mecanización, y en particular la mecanización provocada por el objetivo de la cámara, cambia la relación del espectador con lo real, revelando en el proceso una realidad científica nunca antes vista. Al igual que los constructivistas, Le Corbusier ve la mecanización como el principio definitorio del siglo XX».
Esto es cierto, pero lo primero que llama la atención es que el texto demuestra un desconocimiento casi total de lo que era el cine en 1933 -como también le sucedía a otros intelectuales y artistas-, de las avanzadas películas que ya se habían filmado, de hecho, parece que está proponiendo mejoras en el cine que se había rodado en los inicios del siglo XX, incluso en su intento de diferenciarse del teatro, algo propio de aquellos años.
También es curioso que no escriba sobre relaciones entre cine y arquitectura -como hacía Mallet-Stevens– sino que utiliza la imagen en movimiento como un medio al que extrapola sus ideas arquitectónicas, abogando por la sencillez e incluso por la verdad o las verdades: «composición, equilibrio, ritmo», pero -eso sí- con «lirismo» para que sea una «obra creativa».
En fin, ahí queda un texto más interesante por quién es su autor, que por su propio contenido, por si a alguien le pueda interesar estudiarlo con más profundidad.
Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, marzo 2023
Desde su fundación en 1910, Sika ha sido pionera en promover la sostenibilidad y la innovación en el sector de la construcción. Su compromiso radica en desarrollar soluciones que prolonguen la vida útil de las estructuras, reduciendo así la demanda de recursos naturales y minimizando el impacto ambiental.
En este contexto, Sika presenta su enfoque centrado en la durabilidad bajo el concepto «Dur(h)abilidad: la habilidad de durar». Esta filosofía resalta la importancia de utilizar productos que mantengan sus prestaciones a lo largo del tiempo, contribuyendo así a la construcción de ciudades más resistentes y sostenibles.
“En la habilidad de durar lleva también implícita la resistencia ante las condiciones climáticas a las que se exponen a los edificios e infraestructuras a diario”,
según Ramón Martínez, director Técnico de Sika.
En este contexto, Sika presenta su enfoque centrado en la durabilidad bajo el concepto «Dur(h)abilidad: la habilidad de durar». Esta filosofía resalta la importancia de utilizar productos que mantengan sus prestaciones a lo largo del tiempo, contribuyendo así a la construcción de ciudades más resistentes y sostenibles.
“La durabilidad es la palabra que mejor recoge una de las principales ventajas diferenciales de las soluciones sostenibles de Sika, y de lo que aportan en el mundo de la construcción e industria, haciendo que los edificios actuales y del futuro perduren más”.
«Mientras que las edificaciones se construyan con criterios de durabilidad (habilidad), mayor va a ser su tiempo de servicio (duración) y seguramente se evitará la demanda de recursos naturales y el perjuicio ecológico que esto implica”.
Ana Arenas, responsable de Sostenibilidad de Sika
Ana Arenas, responsable de Sostenibilidad de Sika, destaca que la durabilidad es una ventaja diferencial clave de las soluciones de la compañía, asegurando que los edificios perduren más en el tiempo. Por otro lado, Ramón Martínez, director técnico de Sika, subraya la importancia de la durabilidad para resistir las condiciones climáticas adversas.
“Cuando rehabilitamos un bloque de viviendas, cuando protegemos una cubierta, cuando reparamos un puente, cuando gestionamos la corrosión o el refuerzo del hormigón… pensamos en la habilidad que tendrán para durar y resistir al paso del tiempo, enfrentándose a todo tipo de circunstancias”.
Ramón Martínez, director técnico de Sika
Entre las obras emblemáticas que han incorporado la durabilidad de Sika se encuentran el complejo residencial Torres Blancas en Alicante y la Fundación Miró en Barcelona, entre otros.
La campaña de Sika busca promover la creación de ciudades más duraderas, sostenibles y resilientes. Para Vanessa Álvarez, directora de Marketing y Comunicación, el objetivo es garantizar que las futuras generaciones disfruten de espacios seguros y saludables.
«Porque el futuro se debe construir con productos que garanticen que nuestras generaciones futuras podrán disfrutar de espacios seguros, saludables y duraderos. Todas y cada una de las soluciones de Sika, sea cual sea su cualidad, comparten un mismo fin: la dur(h)habilidad”.
Vanessa Álvarez, directora de Marketing y Comunicación de Sika
La innovación y la sostenibilidad son valores fundamentales para Sika, impulsando mejoras en la durabilidad y resistencia de los materiales que suministran a promotores y constructores. Su enfoque en la investigación y desarrollo ha permitido avanzar en la eficiencia de los procesos de producción y hacer el hormigón aún más sostenible.
El uso de tecnologías cada vez más eficientes y su decidida apuesta por el I+D+i han permitido mejorar los procesos de producción de las soluciones de esta compañía y lograr, incluso, hacer más sostenible el hormigón.
«Sika va más allá renombrando la Sostenibilidad: destacar lo valioso de perdurar en el tiempo, sin comprometer las prestaciones de los materiales y evitando una mayor demanda de recursos».
El Centro de Arte Hortensia Herrero se ubica en el antiguo Palacio Valeriola de la ciudad de Valencia (España), una emblemática construcción de estilo barroco construida en el siglo XVII que a lo largo de su historia ha sido destinada a múltiples fines, sufriendo diversas intervenciones y estando en las últimas décadas en desuso y abandono.
El proyecto nace con el propósito de albergar la colección privada de la mecenas Hortensia Herrero que incluye obras de artistas como Andreas Gursky, Anselm Kiefer, Georg Baselitz, Anish Kapoor o Mat Collishaw entre otros, junto a otras exposiciones de artistas de talla mundial. Algunos de estos artistas han creado obras específicas que vivirán en enclaves concretos del Centro de Arte, estableciendo un diálogo continuo entre arte y arquitectura.
La restauración se ha extendido a lo largo de 5 años en los que se ha trabajado para adaptar este emblemático edificio a un nuevo uso como centro de arte. Para ello se ha contado con un equipo multidisciplinar de arquitectos, restauradores, arqueólogos, artesanos y especialistas.
La zona expositiva se plantea en 4 niveles y se organiza en torno a dos volúmenes. Por un lado, el Palacio Valeriola el cual ha sido sometido a un exhaustivo y minucioso proceso de rehabilitación para poner en valor su carácter histórico. Por otra parte, el volumen de la calle San Cristobal del cual se ha mantenido únicamente su fachada y la tipología de cubierta inclinada permitiendo ampliar la superficie expositiva hasta los 3500 m2. Ambos edificios quedan unidos por un edificio-pasarela ubicado en el patio exterior ajardinado actuando de conexión entre ambos.
Uno de los principales retos del proyecto ha sido diseñar un recorrido continuo que ofrezca una experiencia cómoda y agradable a los visitantes con la que además puedan orientarse de forma sencilla. Este recorrido se plantea de forma ascendente en el volumen del Palacio Valeriola y descendente en el de la calle San Cristóbal, conectando a través del edificio situado en el jardín.
La entrada principal se realiza por el Palacio Valeriola junto a calle del Mar, dando acceso al patio interior alrededor del cual se organizan las diferentes salas expositivas. Este patio mantiene su estructura original y elementos patrimoniales destacando la escalera de piedra tallada.
En las plantas superiores y a medida que se asciende, el visitante podrá ir disfrutando de diferentes estancias emblemáticas del antiguo palacio como la sala noble o la andana para finalizar en la última y cuarta planta donde se ha generado un espacio mirador que ofrece unas magníficas vistas de Valencia y la Iglesia San Juan del Hospital.
El jardín se presenta como una sala más del museo, pero exterior, conviviendo con una clara presencia del elemento verde y del agua.
El proyecto contempla además un sótano, donde los visitantes podrán visitar los restos del antiguo circo romano de Valencia hallados durante las excavaciones arqueológicas.
El Centro de Arte Hortensia Herrero se presenta a la sociedad como un proyecto respetuoso y sensible con la historia y el patrimonio. Un nuevo museo que pretende compartir el arte contemporáneo más relevante a nivel internacional y convertirse en un referente cultural y artístico abierto a la ciudad y a la sociedad.
Obra: Centro de Arte Hortensia Herrero
Autores: ERRE arquitectura
Emplazamiento: Calle del Mar, 31, 46003 Valencia
Año de construcción: 2018 – 2023
Superficie construida (m2): 3.500 m2
COLABORADORES
Arquitecto colaborador: Carlos Campos
Constructora: Uransa S.L.
Carpintería madera: Jesús Sánchez Carpinteros S.L.
Carpintería metálica: Carpinterias Metálicas Eulogio / Alumilux carpinterías
Restauradores: Ibidiart S.L. Restauradores / Tina Herrero (arqueóloga) / Salvador Gomis (bóveda tabicada)
Pavimentos: Mármoles Mabello
Cerrajería: Metàliques
Instalaciones: Adypau Ingeniería / Grupotec
Paisajistas: GM paisajistas
Iluminación: Philips
Director artístico: Javier Molins
Fotógrafo: Pedro Pegenaute / David Zarzoso + errearquitectura.com
El punto gordo es el podcast en el que Jaume Prat y Carmen Figueiras hablan más o menos de arquitectura.
#15 La curación milagrosa de la hija de Benvegnudo de San Polo
En el Renacimiento no existían los spoilers. Cualquier título te contaba la obra. Y no veais la tranquilidad que daba eso, porque puedes dejar de fijarte en los argumentos y centrarte en disfrutar. Que es lo que hemos hecho con un cuadro veneciano de principios del XVI: lo vimos. nos enamoramos y le dedicamos un programa.
La arquitectura nos da igual. La Super Bowl, más todavía. Pero el descanso del medio tiempo, NO. Y este año le tocó petarlo a Riahnna-la-Vampira-de-Barbados. En un buen día diríamos que lo que pasó en su concierto sería arquitectura, pero como hablamos por aproximación, nos venimos arriba y lo mezclamos un poco con todo. Hasta una palabra en alemán hemos colado. Si es que en hora y media no se puede pedir más.
#17 Dos señoras de Lugo y las demás (Directo desde el COAM)
Jaume y Carmen como dos provincianas deslumbradas por los focos de la Gran Vía igual que dos animalejos ante los faros de un coche. Así se quedaron ante la invitación del COAM; una sala de actos más o menos llena y dos invitadas de lujo; Pedro Torrijos y Alba Carballal. David García-Asenjo y José María Echarte la liaron un poco. Luego se calmaron y salió algo parecido a un episodio. Escuchadlo bajo vuestra responsabilidad.
#18 Rastrear o el Ulises de Cahves Nogales
La ciudad está hecha de recuerdos. Los trazos de las calles quedan. Los cascotes se reutilizan. Los puntos de referencia se mantienen. Debajo de la ciudad que vemos hay otra que está formada por todo lo que se ha vivido. Recuerdos, algún poema y, demasiadas veces, derrotas. En este episodio de El Punto Gordo nos hemos puesto a RASTREAR. Y se nos removió un poco el alma, mira.
#19 Comer, que no cocinar
Nos ponemos contentos, comemos. Nos deprimimos, comemos. Celebramos algo, comemos. Comer es una de las pocas actividades que tenemos en común todos los seres humanos. El acto de comer configura los espacios sociales públicos y privados. Comer crea viviendas. Y también puede hacerse al aire libre. Hablar de comer es hablar de arquitectura. Ni que sea por aproximación, como las recetas de los guisos. Así que con esto, algunas risas y las recomendaciones ya tenemos episodio.
#20 Lo de Mérida. El vodevil
En eso que escuchas de casualidad una conversación, luego los rumores son ciertos, una cosa lleva a la otra y nada es lo que parece. En este episodio os hacemos revelaciones. Muchas. Luego resulta que lo que queréis visitar no es lo que os pensáis que queréis visitar, ni quien lo ha hecho es exactamente quien dice ser. Aquí os contamos todo eso. Dejaos llevar. Allegedly.
#21 Crónicas puntogordianas vol.2
Despedimos la temporada con nuestro segundo volumen de Crónicas Puntogordianas, o sea: un episodio que nos hacemos tan encima que ni guión tenemos. Reaccionamos a las reacciones de nuestro vodevil de Mérida, seguimos liándola un poco con los protagonistas y al final nos queda un episodio de live reaction, porque matamos sin querer a alguien muy querido. Luego resucita a la media hora, ponemos una canción suya y ya está. Volvemos pronto.
#22 Arquitectura todo perfecto, cariño
Queríamos ser un podcast normal. Sale regulero. Por el camino, encontramos un libro que nos hace mirar nuestros edificios de otra manera, lo cruzamos con algunas construcciones y hablamos más por aproximación que nunca. Sí, amigas: la nueva temporada ya está aquí.
#23 Barrios con Miquel Lacasta
En el Renacimiento no existían los spoilers. Cualquier título te contaba la obra. Y no veáis la tranquilidad que daba eso, porque puedes dejar de fijarte en los argumentos y centrarte en disfrutar. Que es lo que hemos hecho con un cuadro veneciano de principios del XVI: lo vimos. nos enamoramos y le dedicamos un programa.
#24 Bares
Tomar algo. Trabajar. Seducir. Estar bien. Consolarnos. Conocernos, reconocernos y odiar a los espejos. Los bares son arquitecturas muy diferentes, y en este episodio reconocemos algunas de ellas, nos quejamos de otras y celebramos las cortinas de terciopelo. Arquitectura de proximidad, siempre por aproximación.
#25 Textiles
Nos hemos leído un libro de arquitectura. Pero tenemos disculpa porque va de animalitos. Y tejen, lo que nos ha servido de excusa para hablar de los tejidos, la ropa y la arquitectura. Luego resulta que también hacen hormigón y la liamos un poco. Es lo que tiene hablar por aproximación. Luego vuelven las recomendaciones y al final nos ha quedado un episodiazo, mira.
#26 Romper
Eso del huevo y la tortilla es cierto cuando hablamos de arquitectura. Una presa rompe un valle. Para construir un edificio hay que demoler el anterior. Y, a veces, la arquitectura se pone al servicio de la división y no de la construcción. En este episodio hablamos de ROMPER, siempre por aproximación. Con recomendaciones y risas y también servimos para dormir. No se puede pedir más.
#27 Gaudí (El primero de varios)
Empezamos el episodio apuntándonos literalmente a un bombardeo, luego empezamos a hablar de Gaudí con obras tan tempranas que todavía no llevan ni su nombre, es decir: nos vamos al principio y no sabemos dónde llegaremos. Pero nunca os lo habrán contado así.
Somos lo que tenemos, lo que cada día acumulamos, lo que juntamos, somos esa parte que aún no hemos construido, somos lo que el viento se lleva cuando dejamos una montaña de hojas secas, somos la ceniza que el viento sopla cuando nos sentamos en el calor de lo construido, somos también ese mundo que nos rodea y nos mira ya acostumbrado a nuestras querencias.
Somos lo que guardamos, lo que anhelamos eternamente, también somos lo que dejamos al irnos, lo que anhelamos en silencio, somos muchas veces lo que ignoramos.
Somos a veces el sueño de un mundo que aún no conocemos, somos -muchas otras- esa parte no resuelta que el mundo nos ha señalado como camino.
Habitamos nuestro mundo a medida que lo vamos haciendo, lo habitamos con nuestras costumbres, creencias, anhelos, alegrías y tristezas; ese mundo es nuestro cuerpo que lo vamos completando, habitando, que vamos diseccionando, que lo vamos fragmentando para que quepa en cada parte interior: un día, quizás se mezcle con ese aire exterior que nos circunda permanentemente y cree otro habitar, el que ocuparemos y en donde desparramemos todo nuestro ser.
Como quien enciende un pitillo, Gipi agarra un pincel y extiende el pigmento distraídamente. Fiduccia nell’acqua, reza el título del vídeo: confianza en el agua. El italiano deja fluir los colores y, poco a poco, del fondo del papel surge la luz. Tan fácil como eso.
Es algo común a quienes dominan con suficiencia una disciplina: hacen que todo parezca sencillo. Y eso interpela, casi insulta, a los que solo podemos percibir embobados el movimiento de una mano o un pie, el sonido de una palabra o un acorde surgidos de un talento portentoso. Los casi treinta minutos que dura este vídeo, una irrupción impúdica y afortunada en el día a día del autor italiano, son un ejemplo de esta sensación.
Gipi, Gianni Pacinotti, lleva muchos años haciendo tebeos. Exterior Noche, Los Inocentes, S, Mi vida mal dibujada, Unastoria. Realiza ilustraciones habitualmente para el diario La Repubblica. Célebre en Italia, mucho menos en España, este hombre largo de rasgos canallas no parece alterarse con facilidad; uno se lo imagina tranquilo, humedeciendo el pincel, escogiendo un color y extendiendo la mancha. Inalterable, porque la experiencia le dice que nada puede salir mal.
En esta ocasión, hemos tenido la oportunidad de hablar con Vicente Sarrablo, es catedrático de Construcciones Arquitectónicas, director de la Cátedra Cerámica de Barcelona y director del Área Técnica en la Escuela de Arquitectura de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC Barcelona). Sarrablo es un experto reconocido en materiales arquitectónicos y técnicas de construcción, especialmente en el ámbito de las fachadas de ladrillo cara vista.
En esta entrevista, Vicente Sarrablo ofrece reflexiones sobre el sistema constructivo de las fachadas de ladrillo cara vista y discute su importancia en el sector de la construcción.
Estamos encantados de tener la oportunidad de hablar con Vicente Sarrablo. Comencemos con lo esencial: ¿Podría darnos una visión general del sistema constructivo de fachadas de ladrillo cara vista y definir, según usted, el papel que debe desempeñar esta solución en el sector de la edificación?
A los arquitectos nos interesa el ladrillo cara vista por cinco motivos: ofrece buenas prestaciones, no resulta caro, presenta una gran variedad de soluciones, envejece muy bien y permite una innovación formal, cromática y de texturas que sigue sorprendiendo, tal como se puede comprobar si se echa un vistazo a los Premios Hispalyt o a los Brick Awards Wienenberger.
El ecosistema de fachadas de ladrillo cara vista ha presentado algunas soluciones innovadoras en los últimos años, sobre todo dando respuesta a la industrialización de la edificación y a la ola de rehabilitación, como Termoklinker, Flexbrick, IRIS y MAPS. ¿podría explicarnos las ventajas y recomendaciones que ofrece este ecosistema?
Es todo un orgullo que los fabricantes españoles de ladrillos cara vista ofrezcan estas soluciones en un momento crucial en el que el mercado está demandando más construcción industrializada.
Nadie esperaba hablar de ladrillos cuando ha surgido esta demanda y sin embargo ahí tenemos estas cuatro propuestas que rompen con el prejuicio de su excesiva dependencia de la albañilería, de la ejecución pieza a pieza con mortero.
Son soluciones que demuestran una colocación veloz y sencilla porque lo complejo ya se ha ejecutado previamente en un taller de montaje mientras en obra se disponen fácil y rápidamente, con una grúa en el caso de los sistemas MAPS y Flexbrick o con operarios que no requieren una pericia manual en los casos de Iris y Termoklinker.
Otro de los grandes retos del sector es la componente medioambiental en la construcción de nuevos edificios, ¿cómo responde esta solución constructiva a esta demanda de los arquitectos y proyectistas?
La asociación de fabricantes Hispalyt ha realizado una excelente labor en el desarrollo de la Declaración Ambiental de Producto (DAP) de los ladrillos cara vista (y de los demás productos cerámicos) y promueve una construcción más sostenible asociándose a entidades estratégicas como el Green Building Council España (GBCe) o la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP).
Además de estas promociones medioambientales, los arquitectos conocemos una de las grandes ventajas que ofrecen los productos cerámicos: su inercia térmica. Y con ella se consiguen buenos diseños bioclimáticos bajo el estándar Passivhaus o el de Edificios de Energía de Consumo Casi Nulo.
El ladrillo cara vista es una seña de identidad de nuestras ciudades. La aparición en el mercado de otras alternativas constructivas para la rehabilitación y mejora de la eficiencia energética de los edificios está provocando una pérdida del patrimonio arquitectónico. ¿Cuál es su opinión respecto esta circunstancia?
Me adhiero a las declaraciones escritas por el catedrático Miguel Ángel Alonso del Val en el número 83 de la revista conarquitectura en el que advierte del peligro que supone un excesivo e indiscriminado uso de los recubrimientos SATE con acabado de mortero sobre esa arquitectura anónima pero definitoria de la identidad cultural de nuestros paisajes urbanos.
Se puede y se debe mejorar la eficiencia energética del parque inmobiliario añadiendo mayor aislamiento térmico a los cerramientos de los edificios, pero cuidando el aspecto final para no “tapar” los acabados originales en ladrillo o piedra. Y ya he comentado anteriormente que existen en el mercado soluciones SATE industrializadas que pueden aportar esos acabados del patrimonio arquitectónico.
Como catedrático de la Escuela de Arquitectura de la Universitat Internacional de Catalunya, ¿qué trabajo se realiza desde el ámbito de la educación para que los futuros arquitectos sean conocedores de las ventajas de las soluciones constructivas con ladrillo cara vista?
Ya hace muchos años que imparto en el Grado de Arquitectura un curso de construcción sobre materiales cerámicos en la arquitectura: ladrillos, tejas, adoquines, tabiquería cerámica, aplacados, etc.
Lo hago, primero, para compensar la dominación en los temarios del hormigón, el acero y el vidrio, segundo, para combatir el prejuicio que lleva las soluciones con ladrillo sólo a la construcción tradicional, mostrando arquitectura contemporánea con acabados latericios de altísima calidad de diseño e innovación y, por último, para defender un vínculo muy arraigado de estos materiales con nuestra cultura arquitectónica.
¿Podría destacar algún proyecto arquitectónico que le haya llamado la atención por su innovador uso de la fachada de ladrillo cerámico en los últimos años?
La University of Technology en Sydney de Frank Gehry me sirve para mostrar cómo, incluso para revestir formas complejas, se puede usar el ladrillo cara vista de manera desenfadada y espectacular.
El incendio ocurrido en el edificio de Campanar de Valencia, ha puesto en alerta a la sociedad que se pregunta acerca de si los materiales de sus viviendas son seguros ¿Qué diría acerca de la seguridad de los edificios construidos con fachada de ladrillo cara vista y tabiques interiores de ladrillo?
No hace falta insistir mucho para que, tanto los usuarios finales como los técnicos de la construcción, reconozcamos que un material cerámico es incombustible y no propaga las llamas de un incendio ni en fachada ni en interiores. Es más, puede resultar una eficaz barrera. Precisamente en mis clases les muestro a mis alumnos la ventajosa resistencia al fuego de los tabiques cerámicos en comparación con los de entramado metálico.
¿Qué cambios cree que habría que aplicar en España para mejorar la seguridad de los edificios y evitar desastres como el del edificio de Campanar de Valencia?
Para empezar, creo que debería exigirse el uso de muros o tabiques con ladrillos cerámicos como mínimo en las paredes de separación entre viviendas; una solución de cortafuegos que cualquier bombero aplaudirá.
Y también para los cerramientos de fachada podemos aplicar medidas de cortafuego aprovechando la incombustibilidad de los materiales cerámicos, una prestación imprescindible que ahora nos parece obvia después de la tragedia de Valencia.
AMIUKA es una edificación con uso destinado a equipamiento hostelero, desarrollado en 2 plantas y cuyo fundamentos primarios residen en:
La utilización de materiales naturales y respetuosos con el medio ambiente Y reductores de huella de carbono.
Integración paisajística, tanto a nivel cromático como forma de mimetización con el entorno, como con un planteamiento distributivo funcional y volumétrico de crecimiento orgánico y fractal.
Concienciación energética en todos los campos del diseño constructivo amparados bajo el estándar Passivhaus.
La Arquitectura es el arte de crear edificios y espacios funcionales:
Es también la herramienta que convierte a Amiuka en un refugio de comodidad y bienestar para las personas que lo disfrutan.
Es la encargada de tomar la idea de integración como primera premisa, simple pero a su vez potente, para que todo el concepto del hotel gire en torno a ella, e o edificio se convierta e un ser vivo; un ser que crece, que se desarrolla, y que evoluciona…
... un ser que crece: [NATURALEZA]
Todo edificio emerge sobre el medio natural. Pero esto no es suficiente. El Hotel Amiuka busca una conexión íntima con la naturaleza en todo su crecimiento; desde un esqueleto formado por paneles contra-laminados de madera (CLT) de pino de los montes gallegos certificados; pasando por una piel de corcho natural extraída del alcornoque; hasta el diseño de muebles, armarios, utensilios, señalética, etc… hechos de madera natural y sus derivados, que genera la vida del edificio y su ambiente interior.
… un ser que se desarrolla: [PAISAJE]
El planteamiento conceptual del hotel prioriza la mimetización con el paisaje, la armonía que esta produce tanto a nivel visual como experiencial. La integración se asegura con el cromatismo del corcho, cambiante de forma estacional.
El crecimiento orgánico en la generación de espacios de forma fluída y natural consigue que la irregularidad del entorno gallego sea asimilada por el propio edificio e integrada en el mismo.
… un ser que evoluciona: [SOSTENIIBILIDAD]
Y que mira al futuro. De ahí el compromiso del edificio en materia de ahorro energético, reducción del impacto ambiental y, en definitiva, de sostenibilidad como prioridad absoluta.
El desarrollo constructivo de Amiuka en todos sus aspectos, sigue este criterio. Empezando por la utilización de materiales naturales, siguiendo por la confianza en energías renovables, y rematando por el cumplimiento del minucioso estándar “Passivhaus” en relación a eficiencia energética.
Obra: Hotel AMIUKA
Situación: c/ Casilla 4, O Pedrouzo, O Pino. A Coruña (España)
Autores: ELÓ_d-arquitectura (César García Piñeiro) + AFV arquitectos (Alejandro Fernández Vázquez)
Arquitecto Técnico: Melchor Nogueria Uzal
Jefa de obra: Bea Ventonso Mariño
Colaboradores: GAIA enxeñería (Instalaciones) NEIKO ingeniería (Estructuras) Alce Arquitectura (Consultora Passivhaus)
Año: 2023
Fotografía: Luis Díaz Díaz + e-lo.eu
«Se invierte más trabajo en interpretar las interpretaciones que en interpretar las cosas, y hay más libros sobre libros que sobre cualquier otro asunto».
La sentencia irónica de Montaigne define un tiempo, el nuestro, en el que no hacemos sino glosarnos los unos a los otros. Y por fuerza define también este libro, que parte de la idea de que ninguna ciencia es neutral y proyecta su premisa en la Historia de la arquitectura con el objetivo de desvelar su discurso interno.
Cada época, cada generación, ha interpretado el pasado desde las inquietudes del presente: entender este proceso es el propósito de la Historia de la Historia de la arquitectura, un ensayo organizado mediante conceptos o paradigmas —retórica, discurso, disciplina, sistema, ciencia, apología, crítica— que muestran los muchos modos en los que, desde el Renacimiento, se ha dado la historiografía con relación al contexto artístico, filológico, filosófico o científico de cada momento.
El resultado de este examen —que obliga a la Historia a mirarse en el espejo de la historia— es un juego de reflejos entre lo que el ayer fue y lo que pretendemos que sea, entre la historia de los hechos y la Historia de los discursos; un juego complejo pero revelador que nos aleja de los dogmas tanto como nos previene de la tentación de juzgar el pasado.
Ejerce como profesor de Historia de la Arquitectura en la UPM y ha sido visiting scholar en la Universidad de Harvard. Compagina su labor docente e investigadora con la de crítico de arquitectura en publicaciones como Arquitectura Viva, El Mundo y Revista de Libros.
«Mis propias casas me han dado la oportunidad de perseguir la fantasía, arriesgando solo mi propia comodidad».1
La cabaña
Con este texto nos proponemos acercarnos a la casa del arquitecto o, dicho con otras palabras, al modo en qué los arquitectos construyen su propia casa o sus lugares de trabajo, los estudios. Hay algunos ejemplos muy famosos, como el Cabanon de Le Corbusier; otros, no tanto. Pero siempre, las casas de los arquitectos, que son muchas y muy variadas, nos permiten conocer el modo en que ellos entienden la arquitectura.
Hemos elegido tres casas especiales que en realidad son unas cabañas.
Una cabaña es un refugio, una vivienda temporal que tipológicamente se caracteriza por ser un espacio único o apenas compartimentado, donde se desarrolla el vivir cotidiano.
Estos tres ejemplos representan tres momentos de la modernidad avanzada. La primera la construyeron los arquitectos Alison and Peter Smithson, dos discípulos de Mies van der Rohe, que hacen una arquitectura netamente moderna pero no tan extrema como la de los pioneros del Movimiento Moderno. Si el Mies de la casa Farnsworth no parece especialmente preocupado por los valores del lugar, la cultura, el clima, la vegetación o la ecología, los arquitectos de la segunda modernidad incorporan a su arquitectura todos estos elementos, como podemos ver, por ejemplo, en los casos de George Candilis o José Antonio Coderch.
La segunda es una cabaña netamente moderna, que Ralph Erskine, su autor, llama The Box. Erskine cultiva una modernidad alternativa que Kenneth Frampton comenzó a llamar «regionalismo crítico», cuyos precursores podrían ser otros nórdicos como Markelius, Asplund, Lewerentz o Aalto.
Por último, haremos referencia a la Orinda House de Charles Moore, un arquitecto de gran interés pero un tanto denostado en la actualidad.
Thoreau y la primera huida de la sociedad industrial
Henry David Thoreau fue un cuáquero que vivió en la primera mitad del siglo XIX (1817-62). Es de un personaje muy importante para la cultura de los EE.UU. y en particular, de su literatura (acuñó, por ejemplo, el término «desobediencia civil«). En un momento dado decidió retirarse a vivir al bosque y construir su propia cabaña, para de este modo, descubrir lo que denominó
«las verdaderas necesidades esenciales».
Esta actitud de Thoreau —el retorno a la naturaleza, la desconfianza ante la civilización capitalista, la huida de la sociedad industrial— ha quedado como impresa en la cultura occidental.
Thoreau2 nació en Concord (Connecticut, Massachusetts), una ciudad es muy occidental situada en Nueva Inglaterra, uno de los primeros estados americanos que tuvieron una constitución escrita. El poeta renegaba —aunque solo fuera de forma sesgada— de la ciudad que le había tocado vivir; y pensaba que en esa huida, el hombre se podría reconstruir a sí mismo viviendo en contacto con la naturaleza. Por eso se construye un refugio y se convierte en el inmediato precursor del alejamiento de la sociedad industrial tecnificada, tan habitual en nuestros días, y que está presente en todas las cabañas.
Thoreau pretendía demostrar que el contacto con la naturaleza liberaba de la sociedad industrial: le convertía en un hombre libre. Allí escribió su célebre libro Walden. Life in the Woods (1854), en el que relata esta experiencia:
«Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentar sólo los hechos esenciales de la vida, y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar, no sea que cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido. No quería vivir lo que no fuera la vida. Es tan hermoso el vivir. Tampoco quise practicar la resignación, a no ser que fuera absolutamente necesaria. Quise vivir profundamente y extraer toda la médula de la vida».3
Esta actitud es, en cierto modo, semejante al eremitismo de los monjes cristianos, y más antiguamente, de los eremitorios en el desierto. No del monasterio, ya que este supone ya una organización social, una vida en común, una sociedad ordenada.
¿Cuál es la clave de una cabaña?
Las cabañas no tienen instalaciones sanitarias, y su centro es el hogar, sobre todo si el clima es extremo: es la única infraestructura necesaria para habitar. Una cubierta y un hogar —una salamandra o una chimenea—; las otras necesidades se realizan a la intemperie. No hay agua corriente, no hay luz eléctrica, solo fuego. Antiguamente se cocinaba en las chimeneas (en Galicia, en las lareiras). Le Corbusier también construyó una cabaña, pero su Cabanon estaba adosado a un restaurante…
La cabaña de Thoreau posee esas características. Actualmente existe una reproducción de la construcción originaria, que es en realidad, una construcción típicamente americana: un pequeño pabellón a dos aguas, adosado a una chimenea de ladrillo, con dos amplias ventanas de guillotina y una fachada construida con pequeñas tejas de madera o ripios. La cabaña de Thoreau es el antecedente inmediato de los tres ejemplos que veremos a continuación.
Ralph Erskine,4 The Box (Lissma, Suecia 1941)
Ralph Erskine (1914-2005) nació en Northumberland, al norte de Inglaterra, en el seno de una familia fabiana, de origen escocesa y formación puritana; de hecho su padre era ministro presbiteriano. Al acabar sus estudios de arquitectura se trasladó a Suecia para aprender de los que él consideraba sus maestros (Markelius, Lewerentz y Asplund) y también, porque en aquel momento Suecia era el único país occidental donde se estaban desarrollando políticas socialistas.
El desarrollismos5 es un movimiento socialista, utópico y británico, no revolucionario, que formó parte del fundamento del futuro partido laborista británico. Tuvo su origen en la Sociedad Fabiana, nombre tomado del político romano Quinto Fabio Máximo. Algunos de sus miembros fueron George Bernard Shaw o H.G. Wells, y se caracterizaban tanto por su pragmatismo como por constituir la primera reacción al capitalismo rampante del siglo XX.
The Box es una cabaña para una familia de cuatro miembros: Erskine, su esposa Ruth y sus dos hijas. Una pequeña cabaña construida a mano entre 1941 y 1942 en condiciones económicas de guerra y escasez de trabajo. El terreno le fue cedido por un agricultor, y en él se construyó un hogar temporal en el que vivirá cuatro años, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Erskine no se trasladó a Lissma (Suecia) por razones de orden económico, sino por convicción. Su manera de entender el mundo y la sociedad moderna era eminentemente negativa, y al igual que Thoreau, buscaba vivir una vida más auténtica.
La cabaña fue construida por dos personas, a mano y con algunos elementos de derribo, obtenidos de la naturaleza de su entorno. Es un recinto de apenas 20 m2, dividido por la chimenea de leña (el hogar) en dos estancias: un salón-dormitorio y una cocina-comedor. El primero servía también como cuarto de trabajo.
The Box no tenía agua corriente, ni electricidad ni baño: sólo luz y calor (esa era la máxima funcionalidad a la que aspiraba). Por la noche, la cama del dormitorio desciende del techo mediante unas poleas, ocupando la sala de estar-estudio. El escritorio es una pléyade que se despliega en los momentos de trabajo.
Chimenea de hormigón —un material acumulador de calor de gran inercia térmica— encofrada con un somier metálico. Erskine introduce en ella elementos cerámicos que permiten la circulación por la estancia del aire caliente por convección. (Fig. 3.02)
Erskine aparece vestido con traje y corbata. La cabaña, por tanto, no es el refugio del hombre primitivo, sino un hogar civilizado.
Una silla de madera laminada. No es una cabaña autóctona: es una cabaña moderna.
La cabaña es un lugar de trabajo. El hogar se convierte en estudio: una estantería, los planos de la cabaña, unos pocos libros y una mesa de trabajo plegable que oculta el desorden habitual. Erskine dibuja a mano y con regla, instrumentos que nos dicen que también se puede hacer arquitectura con estos elementos tradicionales.
En la cara norte de la cabaña se puede ver su carácter de refugio. Erskine aparece de nuevo en la imagen con corbata y polainas. Esta fachada se utiliza fundamentalmente para acumular madera, condición de supervivencia. No es un aislamiento. Sí forman parte del aislamiento los armarios empotrados que cubren por completo la fachada norte, salvo la puerta.
The Box se edifica sobre un podio.
El terreno construido es un terreno cedido por un granjero; al fondo se ven unas colmenas. La fachada principal, al sur, está muy acristalada y cuenta con una terraza. El cuerpo de la chimenea de piedra sobresale al exterior para colocar una barbacoa o poder estar en el exterior durante el invierno.
No es una cabaña vernacular. La vocación de esta cabaña es ser moderna, y por lo tanto la techumbre evoca la cubierta plana. La cubierta solo tiene un agua. La construcción se realiza por capas.
Construida con materiales de desecho de obras y piedras del entorno, no tiene jardín: es una cabaña en medio del bosque. Por lo tanto, no existe una voluntad de dominio sobre la naturaleza.
La construcción se realiza con unos pies derechos, cerramiento de tablas solapadas, carpintería de madera y vidrios sencillos. Las pérdidas térmicas durante el invierno eran elevadas y los huecos se cerraban con contraventanas de madera. Erskine tiene que corregir la improvisación, usando su propia obra como banco de pruebas.
Las ventanas de la cocina matizan la luz con tablas perforadas, usadas también para la ventilación.
La construcción en voladizo y el podio nos hablan de la modernidad de esta cabaña.
Cubierta de cinc o de plomo. En esta vista desde la fachada norte se puede apreciar que se trata de una construcción muy pequeña, de aproximadamente 6 x 3,6 m.
El interior, sin compartimentación, posee diferentes ambientes separados por la chimenea, un hogar que está en el centro de la vivienda.
Se trata de una casa muy apetecible para el verano pero realmente incómoda para el invierno.
Planta de la cabaña. Lo primero que llama la atención es la carencia de baño, por lo que es necesario salir a la intemperie del invierno (con riesgo de los osos). Los planos que dibuja Erskine son muy minuciosos.
Es una cabaña de madera y lógicamente, la parte más sólida es el hogar. Al norte se sitúan los armarios empotrados y el almacenaje de leña.
Alzados. Al principio, la chimenea interior era ‘de diseño’, pero finalmente el arquitecto construye algo con más inercia térmica. Es una construcción con cámara de aire, con relleno de aislante o no (durante esa época, en EEUU se utilizaban para ello finas capas de aluminio).
Detalle del clavado de la madera desbastada sin tratamiento superficial.
Alison y Peter Smithson, Upper Lawn (Wiltshire, Reino Unido,1959-1962)
Un joven matrimonio de arquitectos, Alison y Peter Smithson, construyen una casa en Fonthill, condado de Wiltshire, Inglaterra. La casa está situada al sudoeste de Londres y constituye su segunda vivienda, una residencia de fin de semana.
La casa forma parte de una antigua granja, y se levanta a partir de un viejo muro derruido en torno a una chimenea. La edificación se apoya en el muro, orientado al norte, y barre la orientación este-oeste, buscando la máxima exposición solar.
La casa —planteada como una verdadera cabaña— permite a los Smithson experimentar una manera de construir que no estaba permitida por la legislación de su lugar de trabajo habitual, Londres, en todo lo referente a materiales de fachada, de cubierta, etc. Durante el proceso de construcción, los arquitectos fueron recogiendo sus impresiones y experiencias. Es significativo el momento en el que se unos lienzos de plástico traslúcido en espera de los vidrios de las carpinterías.
La idea de la autoconstrucción nos recuerda a la cabaña tradicional. Es autóctona, pero el compromiso con el refugio no es exactamente igual al de Erskine. Esta es una cabaña absolutamente moderna, una vivienda de vacaciones para unos arquitectos excéntricos con sus hijos.
Son célebres sus dibujos en blanco y negro. Entre los dibujos originales se puede ver, por ejemplo el plano 0, que recuerda en su cuidado a Dimitris Pikionis y en sus dibujos de la Acrópolis de Atenas, donde el arquitecto griego va dibujando los pavimentos con gran respeto y la intención de no modificar nada del entorno.
Es una cabaña que tiene sobrado y fallado, rodeada de carpinterías. La planta baja se desarrolla en torno a la chimenea. Tiene aseo. No hay agua corriente, sino un pozo.
Los dibujos son minuciosos y tienen detalles particularmente interesantes: un árbol, al parecer, dibujado con tanta preocupación como por la edificación. El muro es una posible referencia de Manolo Gallego, cuando construye su casa de Corrubedo. El espino, el pozo, el catavientos…
El fallado se desarrolla en torno al hogar. La techumbre nos revela cómo se levanta el sobrado. En la planta alta, una salamandra. El acceso al sobrado, en el que no existe distribución o compartimentación, se realiza a través de una escalera de mano. Para dormir, se extienden —obviamente— unos jergones.
Es una construcción típica de madera. Una foto del edificio en construcción permite ver el pórtico de hormigón y una estructura de madera de pies derechos atornillados a las viguetas de madera.
La cabaña es autoconstruida. En la imagen se puede ver a Alison trabajando en una mesa colocada en el jardín; a lado un capazo.
El compromiso con la modernidad es evidente aquí. El revestimiento metálico de chapas de aluminio, que aíslan y reflejan la luz, actuando como capas de baja emisividad térmica.
Puerta metálica enrasada y buzón en acero galvanizado (o aluminio). El umbral de la puerta es de piedra, lo cual nos habla de una cierta sensibilidad hacia las preexistencias.
Ambigüedad entre el interior y el exterior en la ventana del jardín.
La idea de la casa solar, expuesta durante el día al calor del sol, no funcionaba bien durante el invierno. Su rehabilitación con estores nos recuerda sus orígenes, vinculados a la experimentación y la improvisación. Estos parasoles fueron necesarios finalmente para garantizar privacidad y protección solar durante el verano. Posteriormente, los arquitectos añadirán también una salamandra como sistema de calefacción para el invierno.
Charles Moore,6 Orinda House (California, EEUU, 1962)
Charles W. Moore fue un personaje muy influyente en la cultura de los Estados Unidos en el siglo XX. Arquitecto, doctor en filosofía y director de varias Escuelas de Arquitectura, es considerado una personalidad políticamente incorrecta, relacionada con el postmodernismo. Francisco Javier Sáenz de Oíza elogió un libro suyo sobre la vivienda. Soltero empedernido, la construcción de su casa fue un proyecto en el que involucró a sus alumnos, su verdadera familia.
Orinda House está en Orinda Walley, cerca de Oakland, California. Se construye cuando Moore ocupa una cátedra en la Universidad de California. El propio arquitecto se referirá a su interés por la cabaña vernácula o choza primitiva como origen del diseño de esta vivienda.
En efecto, Orinda House es una cabaña: un único espacio en el que introduce dos baldaquinos por los que entra la luz. Curiosamente uno de ellos es un baño —entendido como una actividad ritual—, dignificando de este modo un uso considerado estrictamente funcional en la vivienda moderna.
«Lo que todas mis casas tienen en común (además de su modestia y de mi presencia en ellas) es un gran gesto formal, y dado que no había un cliente, salvo yo mismo, que pudiera resultar perjudicado, me dieron ocho oportunidades singulares de caminar al borde del abismo».7
La casa, de planta cuadrada, está apoyada sobre un basamento, y posee columnas dórico-toscanas de forma piramidal truncada. La cubierta de madera reúne bajo un único volumen los dos lucernarios. Las columnas fueron recuperadas de una demolición —al precio de dos dólares cada una de ellas— y restauradas. No responden a un uso estructural, sino que funcionan como una delimitación del espacio interior, definiendo dos edículos.
El cerramiento en forma cruz gamada deconstruye las esquinas. La planta se compartimenta ligeramente en la fachada norte (cocina, baño y vestidor), un planteamiento que le acerca a Kahn, con su clásica diferenciación entre espacios servidores y espacios servidos. Naturalmente, se trata de una cabaña, pero una cabaña ilustrada. ¡Una casa tan pequeña con un piano…!
Lo vernáculo está aquí perfeccionado por la cultura. Un pabellón a cuatro aguas, no simétricas y cubierto por lucernarios, con columnas dórico-toscanas (las granjas no tienen lucernarios). Es sorprendente, por otra parte, la gran cantidad de vidrio que hay.
No hay mucha documentación sobre la planta, salvo que se trata de un cuadrado casi perfecto. Las esquinas, de vidrio, desaparecen en un gesto postmoderno. Una cabaña muy abierta al paisaje y con un único ámbito. El único espacio cerrado es el inodoro.
En el espacio único la zonificación de usos se consigue mediante los dos baldaquinos. El programa es para una casa de soltero: un pequeño vestíbulo en la entrada, una cocina, y nada más.
Ocho columnas de madera de orden dórico-toscano que compra en un derribo, sirven para definir unos edículos delimitados por dos baldaquinos iluminados por dos lucernarios, construidos de forma que se pueda ver el cielo. La cubierta tiene desviado del eje del lucernario de manera que se forma una pirámide truncada no regular. Los dos edículos son el estar y el baño. La cama se pone donde se pueda.
La axonometría. Una arquitectura vernácula, construida en madera, con entablados y columnas recuperadas. Al contrario que en las cabañas anteriores, aquí sí hay agua corriente, luz eléctrica… y una biblioteca.
Charles Moore traslada sus objetos de valor a su refugio. El ambiente interior manifiesta la cosmovisión del arquitecto. Recupera el tema de la arquitectura dentro de la arquitectura (como en San Baudelio de Berlanga).
«Mis propias casas me han dado la oportunidad de perseguir la fantasía, arriesgando solo mi propia comodidad».8
Conclusiones
La casa del arquitecto es un microcosmos que configura su identidad. Los objetos que posee hablan de sus usos y sus costumbres, y de cómo concibe su arquitectura. Estudiar la casa de un arquitecto, por lo tanto, puede arrojar mucha luz sobre su propia arquitectura. No sólo es un laboratorio diseñado para concebir su propia arquitectura —entendido como mediación (Sota pensaba así)—, sino como una forma de interpretar la sociedad en la que vive, la tecnología disponible y, en general, todo aquello que le rodea.
Hemos intentado contar estas casas sin interpretaciones, pues muchas veces el discurso crítico enmascara las cosas, oculta la arquitectura. Por eso hemos querido describir lo que vemos y en algún caso, añadir unas —pocas— valoraciones mínimas. En el fondo, compartimos con Jacques Herzog la idea de que describir es, hoy por hoy, la mejor manera de aprender arquitectura.
«Contemplar edificios —cualquier edificio— y describir lo que uno ve es la mejor forma de aprender arquitectura. Por ejemplo cuando miras el Carpenter Center de Le Corbusier, no te puedes creer lo que él decía siempre —il faut apprendre à voit ce que l’on voit—. Obviamente esto significa algo distinto para cada uno».9
2 Thoreau, 1817-1862. Nace en Concord (Connecticut, Massachuset) Esta ciudad es muy occidental –en la región de nueva Inglaterra, Connecticut es uno de los estados en tener una constitución escrita- y huyendo de la civilización que le ha tocado vivir, se construye un refugio en el bosque de Walden.
4 Ralph Erskine, 1914-2005. Arquitecto. Nace en Northumberland (Londres), al norte de Londres, en el seno de una familia faviana, de origen escocesa y formación puritana.
5 El desarrollismo, es un movimiento socialista utópico británico, no revolucionario, que es parte del fundamento del futuro partido laborista británico; tiene su origen en la sociedad faviana, nombre tomado de Quinto Fabio Maximo. Algunos de sus representantes: Bernard Shaw, H.G. Wells. Caracterizados por su pragmatismo, y por ser la primera reacción al capitalismo rampante del s. XX.
6 Charles Moore es un personaje muy influyente en la cultura de los Estados Unidos en el s. XX. Arquitecto, doctor en filosofía, y director de varias escuelas de arquitectura. Una personalidad políticamente incorrecta relacionada con el postmodernismo. Lo mejor que puedo decir es que he oído comentarios elogiosos de Francisco Javier Sáenz de Oiza sobre un libro que escribe sobre la vivienda. Arquitecto, filósofo, maestro y soltero empedernido. Es por eso que a donde traslada su docencia, construye una casa, una casa que construirá con sus alumnos de la escuela de arquitectura.
Durante el festival TRAYECTOS “Danza en paisajes urbanos”, empezamos a trabajar sobre la elaboración de una “máquina de bailar”. El objetivo consistía en construir un artefacto para introducirlo en un patio de colegio de modo que, a través de la música, cambiara las dinámicas de comportamiento de los niños en el tiempo del recreo. La máquina, deberá ir apareciendo por diversos espacios educativos de la ciudad, dentro del programa municipal “Barrios creando, creando barrios” que fomenta la inclusión, la integración y la participación.
Los espacios de poder
La primera cuestión consiste en una reflexión sobre la ocupación del espacio libre de los colegios a través de las diversas actividades desarrolladas. En este contexto, se observa un aplastante dominio del mundo del fútbol que, en una posición de centralidad, se apropia de los mejores espacios. Paralelamente se detecta una ocupación alternativa de otros espacios residuales por parte de niños que no estaban inmersos en el sistema dominante.
Se ha trabajado sobre las ocupaciones, los flujos y las dinámicas, analizando la apropiación de los intersticios y evaluando la dialéctica de los diferentes espacios jerarquizados por los hábitos más comunes.
La transformación del espacio
Se han formulado diversas maneras experimentales de transformar el espacio al que los niños están habituados a percibir de un modo muy determinado y, por tanto, a asociarlo a una actividad muy concreta. Se decidió modificar la percepción del lugar (la escena lúdica) como primer paso para crear un espacio inédito, casi onírico, que pudiera albergar actividades imprevistas.
Para ello se ideó una intervención gráfica que hacía referencia a los circuitos de las tarjetas de sonido, ya que contenía una serie de trayectos y cruces que, una vez conectados, activaban puntos concretos. De ese modo, la metáfora del recorrido permitiría ir recorriendo los espacios del colegio destinados al recreo, hilvanando puntos estratégicos, modificando los flujos cotidianos y redescubriendo intersticios antes invisibles. Cada recorrido, dibujado en el suelo, contiene una serie de mensajes escritos (“Baila”, “Siente”, “Respira”, “Salta”,…) que serán puestos en escena con varios ejercicios ensayados durante varias sesiones por Lucía Reula a modo de coreografía.
Sin embargo, posteriormente se quedarían como trazas a la espera de ser activadas con nuevos códigos y nuevos usos. En ese sentido, se ha creado un escenario al servicio de la imaginación y la inventiva, que permitirá ser reinterpretado por los niños e inventarse nuevos juegos o desarrollar actividades inesperadas en una red de recorridos y cruces.
La máquina de bailar
La máquina de bailar materializa la llegada de la música a un espacio. Contiene todo lo necesario para desarrollar la acción. Más allá de su función contenedora, es un artefacto móvil que, una vez que llega a un lugar, se despliega permitiendo la emisión de música que puede conectarse desde cualquier dispositivo móvil.
Más allá de su función puramente musical, proporciona también un espacio para la contemplación, formulando paisajes urbanos oníricos a través de unos conos de visión construidos con espejos, que deforman el espacio a través de diversos reflejos. De este modo, se puede contemplar un espacio cotidiano transformado en lago distinto, algo mágico, en el que las leyes cartesianas del espacio se disuelven en mil fragmentos y permiten concebir que otro espacio es posible.
Ignacio Grávalos – Patrizia Di Monte. Arquitectos (estonoesunsolar)
Zaragoza-Venezia. Febrero 2018
Atlas histórico del urbanismo español, se presenta aquí una sintética exposición de los rasgos caracterizadores de las etapas del proceso de desarrollo de las ciudades españolas, realizado principalmente interpretando las representaciones gráficas (mapas, planos y dibujos) que fueron apareciendo durante el propio proceso, y asumiendo o revisando los análisis históricos y las consideraciones conceptuales que de ello se han ido haciendo.
Existe una importante producción editorial dedicada a temas de historia urbana, mayoritariamente tratados con carácter temático o temporalmente acotado, pero puede constatarse una cierta escasez de publicaciones de carácter panorámico y comparativo que relacionen esos conocimientos parciales y puedan proporcionar una visión general de la secuencia histórica de lo que le ha ocurrido a lo largo del tiempo al conjunto de esas ciudades, con el interés puesto, no tanto en la historia particular de cada una de ellas, sino en los rasgos comunes con los que se fueron configurando, así como en los conocimientos con los que fueron tratadas en cada etapa de una historia común, buscando las formas de organización social y cultural de cada momento histórico.
Atlas histórico del urbanismo español, se trata pues de una presentación selectiva, interpretativa y contextualizadora de una historia del urbanismo, entendido este como organización de la ciudad y de los conocimientos relativos a la actuación sobre ella. El interés de la variación de los aspectos morfológicos, volumétricos y espaciales hace que sea fundamental el acompañamiento gráfico que permite comprobar cómo fue en cada momento esa organización espacial y cómo fue vista a través de las representaciones que fueron quedando hechas.
Ocho Cascadas es una instalación temporal realizada en el marco del VII Festival de Intervenciones Efímeras de Tortosa “A Cel Obert”, diseñada por Eletres Studio, taller de arquitectura con sede en Huancayo, Perú. Este evento internacional anual explora la inserción de proyectos temporales y su aplicación como medio para realzar el patrimonio arquitectónico y cultural de la ciudad.
El lugar elegido para la intervención es el Pasaje Franquet, que es el eje central que une dos bloques de viviendas cuya construcción data de finales del siglo XIX y está considerado patrimonio histórico de la ciudad.
Espacio continuo
El origen conceptual explora el tema del festival en esta edición “la curiosidad” que entendemos como la necesidad constante de fluir a través de lo desconocido, buscando asociar este concepto a un elemento vivo cuya forma orgánica logra una mimesis con las características del lugar. El Pasaje Franquet toma la forma temporal de un río cuyo incesante e intrépido caudal, atraviesa el espacio central, alimentado por ocho cascadas que descienden a lo largo de su curso y se unen desde lo alto.
Experiencia vertical
La instalación pretende cambiar la configuración cotidiana y la imagen unidireccional de la vía integrando el eje horizontal y el vacío central. Al ingresar, el visitante se sorprende por la unión entre la gran altura y la extensión del pasaje, la nueva configuración del lugar conecta espacios olvidados como las vistas desde los pisos superiores y la arquitectura característica del lugar.
Materialidad translúcida
El proyecto se compone de 8 elementos verticales y uno longitudinal, todos ellos previamente trabajados para conseguir el efecto de movimiento. Las cascadas varían en tamaño desde 8 metros hasta una altura máxima de 16 metros. Un segundo elemento, de 35 metros de largo y 3 metros de sección, recorre el suelo en todas sus dimensiones para transformar el espacio en una pasarela temporal. El material traslúcido utilizado permite que la luz natural fusione la instalación con las texturas del lugar y permita el paso de la luz al interior de las viviendas.
Obra: Ocho cascadas
Año: 2021
Superficie construida: 110 m2
Ubicación: Tortosa, España
Autores: Eletres Studio (Luis Albino Reyes – Danerix Cárdenas Ramos)
Ilustraciones: Eletres Studio
Fotografía: Antonio Bouzas Barcala + eletresstudio.com
La nueva sala del Museo ICO sin hacer ninguna obra. ‘Cómo suena un edificio’, con Pedro Torrijos, genera un verdadero ‘espacio’ sonoro y envolvente y profundiza en la idea de experimentar la arquitectura a través de todos los sentidos y todos los formatos.
E13. Cómo ser Pablo Palazuelo
En la primavera de 1953, Pablo Palazuelo descubrió en París un libro. Un tomo que le fascinó y que contenía las claves que se convertirían en las ideas fundamentales de su creación artística. Palazuelo lo guardó y lo mantuvo en secreto, sin querer desvelar su título o su contenido durante el resto de su vida. En ese libro encontramos las ideas que nos explican cómo ser Pablo Palazuelo.
Ese volumen se encuentra ahora en la exposición «Pablo Palazuelo. La línea como sueño de arquitectura» del Museo ICO. Recorremos sus estancias junto a los comisarios Teresa Raventós-Viñas y Gonzalo Sotelo-Calvillo para conocer cómo fue la vida y evolución personal y creativa de Palazuelo, la base que la arquitectura supone en la generación de sus ideas, y cómo interpretar el contenido de ese libro para comprender cómo Palazuelo llegó a ser uno de los grandes artistas españoles del Siglo XX.
Dirección: Pedro Torrijos. Guión: Pedro Torrijos y Fran Izuzquiza. Diseño sonoro: Alberto Espinosa.
E14. Antonio López, el arte creado para vivir
Nos encontramos en el Museo ICO junto con todos los amigos que han querido asistir a una conversación entre Antonio López y Pedro Torrijos con motivo de la exposición «Pablo Palazuelo, la línea como sueño de arquitectura» para hablar sobre arquitectura, pintura, escultura y el encuentro entre todas estas disciplinas.
Antonio nos describe cómo la arquitectura define España a través de la luz, y cómo se plasma el carácter de un país en su pintura y producción artística. Además, nos cuenta por qué Pablo Palazuelo ha sido el artista español al que más ha admirado durante toda su vida, y por qué considera la arquitectura como una disciplina superior entre todas las artes.
Caminamos con Antonio por su Gran Vía pictórica para conocer cómo plasma las realidades arquitectónicas en sus obras, los conceptos de movimiento en la imagen fija y de finalización de un cuadro, y cómo los límites de presupuesto y el propio medio afectan a la arquitectura, el cine y la pintura de maneras diferentes. En ese sentido, destaca la libertad de Pablo Palazuelo a la hora de conceptualizar y desarrollar sus propios caminos artísticos.
E15. Cómo suena el Centro Gallego de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela, con El Barroquista
Visitamos el CGAC, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela, edificio diseñado por el arquitecto portugués Álvaro Siza. Recorremos sus pasillos, salas y recovecos con Miguel Ángel Cajigal, El Barroquista, divulgador cultural que reside en la ciudad desde sus tiempos de estudiante.
Junto a él exploramos el encaje urbanístico y estilístico de una construcción del Siglo XX en un entorno con siglos de Historia, nos dejamos llevar por los recorridos que la obra de Siza nos propone en nuestra visita, y entendemos la relación de un edificio con la vida que acoge. De un museo con las obras de arte que alberga. Y exploramos la relación entre continente, contenido y entorno, entre el arte que muestra el CGAC en sus exposiciones, la propia construcción y la envoltura que regalan el Parque de Bonaval y el convento de Santo Domingos de Bovanal. ¿De quién es un edificio? ¿De quien lo construye, de quien lo financia o de quien lo utiliza y le da vida?
E16. Bleda y Rosa: El paisaje y el tiempo
Recorremos la exposición «Bleda y Rosa» en el Museo ICO junto a sus protagonistas, María Bleda y José María Rosa, y la comisaria de la muestra, Marta Dahó.
Con ellos reflexionamos sobre cómo la fotografía puede ser relatora de historias de tiempo a través de una imagen estática, del papel del fotógrafo a la hora de elegir su lugar en el espacio y momento de la creación de su obra, y cómo las capas de información se superponen, entremezclan y dialogan en sus propuestas visuales, en su carrera profesional y en la idea de esta exposición que es un viaje en el tiempo.
Por la Historia, con mayúscula, y las historias, con minúscula, que la conforman.
E17. Fuensanta Nieto: Optimismo y arquitectura
Recibimos a Fuensanta Nieto, arquitecta, profesora y alma mater del estudio Nieto Sobejano junto a su socio Enrique Sobejano. En una conversación grabada en vivo con público en la Fundación ICO, Pedro Torrijos habla con ella sobre la relación entre optimismo, creatividad y arquitectura, y la actitud del arquitecto ante el proceso de creación y cómo transmitir la idea que tiene en mente.
Además, reflexionan sobre el concepto de autoría y cómo se entiende la firma de un proyecto al trabajar en pareja o equipo. Sobre si es necesario, o no, que el público reconozca esa autoría de un edificio al verlo. Y se adentran en cómo un edificio se integra y dialoga con el entorno que lo alberga de manera correcta y fluida, mencionando ejemplos de su carrera en Madrid, Zaragoza, Medina Azahara, Austria o Alemania. Para terminar, reflexionan sobre el concepto de rehabilitación de edificios y el rol que juega a la hora de garantizar la sostenibilidad de la arquitectura y la conversación de nuestro patrimonio.
Y en el turno de preguntas del público, se plantean cuál es el inicio del proceso creativo y cómo la tecnología se va adentrando en él, la experiencia de Nieto Sobejano concursando para un proyecto en República Dominicana y el motivo de su presencia profesional en Alemania.
E18. Balkrishna Doshi: El acróbata, el yogui y el funambolista
La nueva exposición «Balkrishna Doshi: Arquitectura para todos» realiza su última parada en Occidente dentro del Museo ICO. En ella nos sumergimos en la vida, obra y filosofía del arquitecto indio nacido en 1927 y fallecido en 2023.
Junto a su nieta Khushnu Panthaki Hoof, que es también comisaria de la exposición, recorremos los primeros pasos de un joven Doshi y cómo llegó a trabajar junto a grandes genios de la arquitectura como Le Corbusier y Louis Kahn. Entendemos la forma en la que Doshi hizo propios los aprendizajes de estos dos iconos, para después adaptarlos y moldearlos dentro de la tradición histórica, filosófica y constructiva de la India en la que nació, creció y trabajó. Lanzamos nuestra mirada a proyectos como el Indian Institute of Management en Ahmedabad, su Escuela de Arquitectura o el Instituto de Indología en la misma ciudad, sus proyectos de viviendas sociales para trabajadores, o sus dos obras cumbre: La galería de arte Amdavad ni Gufa y Sangath, su santuario personal y profesional.
Un viaje que pretende traer imágenes a los oídos e ideas a la mente. Porque como el propio Balkrishna Doshi proclamaba:
«Images trigger thoughts«.
Las imágenes provocan pensamientos. Y queremos que esta exposición, y este episodio del podcast, os hagan viajar, imaginar, y pensar mientras los recorréis.
E19. Emilio Tuñón: Lo que mejor sabemos hacer
Emilio Tuñón, arquitecto, profesor y comunicador, es el invitado y protagonista de esta conversación junto a Pedro Torrijos, grabada en vivo con público en la Fundación ICO. Comenzamos recordando a su socio Luis Moreno Mansilla, autor de la frase que afirma que «nos dedicamos a lo segundo que mejor sabemos hacer», y compañero profesional de Emilio en el estudio Mansilla + Tuñón Arquitectos.
Junto a Emilio recorremos el proceso creativo arquitectónico concebido como una serie de acuerdos discretos entre todos los agentes que lo componen, y colocamos el objetivo en conseguir que la vida de las personas sea un poco mejor. Recordamos el inicio de su carrera profesional junto a Rafael Moneo, y cómo ha avanzado hasta convertirse en profesor para acabar aprendiendo de sus propios alumnos. Hablamos sobre cómo se comunica la arquitectura y cómo influye la propia comunicación en la ideación de los proyectos. Y además, visitamos en la distancia proyectos como la Caja Mágica de Madrid, el MUSAC de León o el Hotel Restaurante Atrio de Cáceres.
Y en el turno de preguntas del público, reflexionamos sobre el fenómeno del «fachadismo» en la comunicación de arquitectura, el edificio del Museo de las Colecciones Reales junto al Palacio Real de Madrid, y la importancia de los diversos oficios relacionados con el proceso de creación. ¿Es la comunicación una forma de hacer arquitectura?
Continúo con el texto que comencé a publicar aquí en el cual abordo el tema del contexto político en tiempos de Carlos Raúl Villanueva. Expongo en él un punto de vista fundamentado en hechos y testimonios, sobre su actitud como arquitecto al servicio de una Institución pública en tiempos dictatoriales.
Habría de venir luego del derrumbe de la Dictadura de Marcos Pérez Jiménez en Enero de 1958, una etapa venezolana caracterizada por la búsqueda de una institucionalidad democrática que retomara el hilo interrumpido en 1948. Propósito entorpecido por los sectores marxistas que luchaban con el discurso y la acción a favor de un desenlace revolucionario que si bien borroso en los primeros meses, aspiraba a seguir el modelo de la Revolución Cubana que llegó al Poder en Enero de 1959, justo un año después del cese de lo que parecía ser nuestro último autoritarismo.
El panorama se hizo políticamente muy complejo. Se cruzaron todas las tendencias y la supervivencia de los modos democráticos se hizo extremadamente problemática. Se llegaron a establecer focos de guerrilla urbana y rural y la controversia política se polarizó abriéndose no pocos episodios de violencia que generaron una inestabilidad que duró varios años.
Y en Villanueva se produce un cambio
La persona de Villanueva1 en el sentido de Jung, su personalidad pública, asumió un talante crítico con lo que ocurría políticamente, sorprendente por su contraste con tiempos anteriores. Pasa de ser pasivo y cauteloso a asumir una muy discreta beligerancia en el debate universitario, conectándose con sectores marxistas que lo tomaron como símbolo de una actitud de rebeldía ante el establecimiento político de entonces.
Fue lanzado sin éxito como candidato a Decano de la entonces única Facultad de Arquitectura del país, y los más inclinados a la fabricación ideológica insistían en señalar que su conducta de funcionario público dedicado a construir la Ciudad Universitaria era ejemplo de una modestia que entendía al arquitecto como parte de una acción pública en la que la visión personal daba paso a una colectiva para la cual el ejercicio privado era una concesión al ego, inaceptable y contaminada, imagen constitutiva de un capitalismo en decadencia.
En resumen un moralismo interesado que quiso hacer de Villanueva lo que nunca fue. Moralismo cuyas resonancias aún persisten en el discurso de aquellos fabuladores de entonces que hoy intentan justificar el uso de las parcelas de Poder que les concedió la farsa política retro que hoy padece Venezuela.
Avanzo la hipótesis de que la aparente transformación de Villanueva fue dictada por dos asuntos principales
Por una parte, en un momento en el cual sobreabundó la justificación ideológica y se atacaba sin piedad a la dictadura última como fuente de todos los males, lo poseyó la mala conciencia respecto a su conducta anterior. Se produce así una curiosa inversión característicamente compensatoria. Se hace políticamente crítico cuando serlo no era más que una disidencia difícil.
Una actitud análoga a la de las izquierdas radicales de los grandes países democráticos, que buscando preservar un prestigio basado en el cuestionamiento a los usos políticos predominantes, son acusadores en sus contextos locales mientras se mantienen silentes, pasivos, frente a los abusos de regímenes autoritarios en el resto del mundo que consideran ideológicamente aceptables. Una conducta que vemos con estupor e indignación los venezolanos de hoy porque funciona como aprobación y hasta estímulo a los abusos de nuestra dictadura actual.
Por otra parte es altamente probable que Villanueva en su intimidad (porque no lo expresó nunca abiertamente) se resintiese muy legítimamente de la tibieza del nuevo escenario político respecto a la conclusión de la Ciudad Universitaria,2 consecuencia de la visión populista de la acción pública que ya despuntaba. Se había interrumpido drásticamente la construcción de la Zona Rental, para la cual había proyectado una torre de oficinas con estructura de concreto de 52 pisos que había sido comenzada a construir en 1957.
Las obras de la Facultad de Farmacia habían avanzado con marcada lentitud; las de Economía se detuvieron hasta ser concluidas luego de casi diez años; y sólo se mantuvo el ritmo de construcción que había sido característico de tiempos anteriores durante el primer año del nuevo régimen debido a la necesidad de terminar la Piscina Olímpica y el Gimnasio Cubierto para cumplir el compromiso de montar los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Enero de 1959.
Una muestra adicional de esa torpe indiferencia fue que nunca se concluyó el techo de concreto del Gimnasio Cubierto, cáscara de doble curvatura a la manera de silla de montar, calculada por Rodolfo Kaltenstadler; un edificio que aún hoy, cincuenta años después, languidece en un sitio prominente, en un costado de la Ciudad Universitaria, ostentando para nuestra vergüenza el mismo techo provisional. Pero lo peor de todo fue que se hizo común decir desde el Poder Político:3 que obras como la Ciudad Universitaria eran faraónicas o elefantes blancos; manifestación temprana de la trama de prejuicios que el populismo político ha hecho moneda corriente en la sociedad venezolana.
En resumen esa radical indiferencia y evasión de responsabilidades frente a una obra que ya se había convertido en el incuestionable monumento de la arquitectura moderna venezolana, tiene que haber afectado duramente a Villanueva. Justifica el resentimiento, si lo hubo; y desde luego, sin atenuantes, el rechazo a la ceguera de quienes actuaban como soporte político4 del nuevo estado de cosas.
Óscar Tenreiro Degwitz, arquitecto.
Venezuela, Mayo 2013
Notas:
1 Cuando como estudiante en la Facultad de Arquitectura, Charles Ventrillon, querido profesor de dibujo que gustaba de formar corrillos con sus estudiantes para hablar de cosas que siempre nos interesaban, nos decía que lo que distinguía a Villanueva como arquitecto era la primacía que le daba al espacio entre todos los atributos de la arquitectura, me pareció que esa podía ser la explicación de impresiones que había tenido y que no alcanzaba a expresar con propiedad. Eran días en los que aún no estaba construido el nuevo edificio de nuestra Facultad que se inauguraría, si recuerdo bien, en los primeros meses de 1957. Pero ya me había podido pasear por los pasillos de la Ciudad Universitaria y por la Plaza Cubierta que anuda a la Biblioteca, el Rectorado y el Aula Magna.
Había percibido ese peculiar fluir del espacio que desde cualquiera de los accesos va con uno, colándose bajo techos de muy diversas alturas trazados con geometrías múltiples que pierden presencia (a menos que uno detenga la mirada) gracias a la sensación de que se transita como llevado por una corriente que lo abraza todo. Esa prescindencia de límites marcados por la huella de volúmenes construidos de tan diversa importancia, cualidad que entonces, repito, me era difícil señalar con palabras, hoy me parece el mayor logro de ese lugar donde, además, el clima benéfico de esta ciudad puede disfrutarse y agradecerse. Y el transeúnte puede llegar hasta las puertas mismas de la Gran Sala, del Paraninfo, de la Sala de Conciertos, del Rectorado, de la Biblioteca sin que haya necesidad de pedirle permiso a nadie. Un problema de control sin duda, pero tan nimio que durante sesenta años ha podido manejarse con apenas dificultades.
Es una vivencia análoga a la que un par de años después, ya construida la Facultad y aún no inaugurada, tuve al recorrer su Planta Baja y pasar desde los bajos de la torre de aulas al hall de la zona de exposiciones y biblioteca o, en la dirección contraria, ir hacia los talleres; movimiento de un lugar a otro que se da también como si se navegara, sin cortes o saltos, en un continuo espacial en el que los distintos cuerpos del edificio no definen barreras, identificándose sólo con la mayor o menor proximidad de los techos y las columnas que los soportan, o con la presencia de paredes que estrechan o amplían. Lograba pasearme por allí cuando muy pocos lo hacían porque me las había arreglado junto a un par de compañeros para hacer un trabajo en el mismo salón donde los estudiantes de último curso, el de mi hermano Jesús, preparaban un trabajo para ser presentado ante la Bienal de Sao Paulo de 1957.
Ellos disfrutaban de autorización para usar un salón entero, hoy ocupado por actividades administrativas, y tenían a su disposición todo tipo de materiales de trabajo hasta para hacer una enorme maqueta que nos producía una particular fascinación. El tema era una colonia obrera para las Minas de Carbón de Naricual en nuestro Edo Anzoátegui y quien dirigía el equipo como profesor era el mismo Villanueva, que visitaba todas las tardes el salón avanzaba críticas y hacía sugerencias para la ejecución de la maqueta (más densidad de verde aquí, fue una de las observaciones que recuerdo) ante el activo entusiasmo de todo el grupo, que culminó por cierto en un Primer Premio compartido con la Universidad japonesa de Waseda, una de las más prestigiosas de ese país.
2 No recuerdo nada que pudiera interpretarse como presión política ni abierta ni a la sordina en el ambiente de la Facultad de Arquitectura cuando comencé mis estudios en 1955. Es verdad que era demasiado joven y mis preocupaciones giraban sobre todo en cuanto a mi capacidad para responder al reto de ser estudiante y haber escogido correctamente lo que habría de ser en lo sucesivo un tema central en mi vida.
Demasiada tensión sentía en las primeras clases de modelado en barro con el profesor Iranzo, español emigrado, o de Dibujo a Mano Suelta que dictaba mesié Ventrillon, cátedras en las que por primera vez me enfrentaba a mi capacidad de hacer porque el Diseño se iniciaba sólo en Segundo Año. Eso, y las típicas cuestiones de tiempos adolescentes con la presencia preponderante del intercambio personal dejaban muy poco espacio de atención a lo que ocurría políticamente en el país. Prueba muy clara por cierto de que la dictadura poco se ocupaba de cualquier tipo de debate ideológico que no tuviera un carácter propagandístico más bien superficial o de penetrar de alguna manera los ambientes académicos, más allá de la «detección» de personas en actividades consideradas subversivas.
Actividades por cierto que en esos años iniciales míos parecían bastante ocultas en el ambiente general, en el cual personas que ya en los tiempos democráticos fueron definiendo posiciones antagónicas parecían actuar de modo bastante libre de presiones internas o externas. Es así como por ejemplo Abel Vallmitjana (1910-1974) pintor, musicólogo e intelectual catalán de muy alto nivel que dirigía el Dep. de Extensión Cultural, hombre de izquierdas, republicano emigrado, trabajaba bajo las órdenes del Decano Willy Ossot (1913-1975) hombre nada militante en términos de política o de actitud personal, visto con benevolencia por la dictadura como para merecer un cargo (la Universidad dependía del Ministerio de Educación, es decir, carecía de autonomía) que cumplió con mucha dignidad.
Y es que entre los profesores existían sin duda posiciones políticas cercanas o lejanas a las de la dictadura sin que eso se manifestara en persecución o presión aparente, tal como ocurría entre los estudiantes. Una situación que iría cambiando a medida que se agudizaban las contradicciones que explotaron en 1958.
En efecto, ya en 1957 se comenzaron a perfilar situaciones internas entre los estudiantes (y presumiblemente entre los profesores, pero no puedo dar fe de ello) que dejaban vislumbrar posiciones políticas capaces de producir tensiones, pero ellas nunca se manifestaron en términos agudos sino en los últimos meses de1957, cuando ya la situación general del país anunciaba el derrumbamiento del Régimen.
3 Guillermo Morón (1926) historiador venezolano muy reconocido declaraba hace poco en una entrevista televisada que la dictadura de Pérez Jiménez sólo se metía «con los políticos» y que por eso mismo se diferenciaba de modo radical con nuestra dictadura actual, que ha invadido todos los niveles de actividad y ha intentado penetrar en todos los ambientes, atacando directa o indirectamente a todo grupo formalizado o no, institucionalizado o no, que se resista a esa invasión.
No estoy totalmente de acuerdo con ello porque en tiempos de Pérez Jiménez se dieron muchísimos casos de represión hacia ciudadanos que no militaban en política pero que sostenían, como es lógico siempre, posturas políticas que ponían en duda la legitimidad del Régimen. Pero interpreto lo que dijo (lo cual por cierto expresó junto a muchas otras cosas muy ciertas y en gran medida irrefutables) en el sentido de que se trataba, aquella, de una dictadura que no tenía aspiraciones totalitarias como sí las tiene la que actualmente padecemos. El asunto puede ilustrarse de múltiples modos pero basta decir que pocos días después de la declaración de Morón, nada menos que el Ilegítimo presidente en funciones irrumpió en epítetos contra Morón a la vez que lo «invitaba» a debatir con uno de esos personajillos que rodean al Régimen y saben algo de historia.
4 La anécdota es muy reveladora; rige en Venezuela un proyecto político que quiere imponer a la fuerza (de esto no hay duda ya) una visión única de la realidad venezolana y por supuesto de nuestra historia; y cuando alguien dentro de los espacios que se dejan a la libre opinión (la televisora que trasmitió la entrevista es la única que disiente del Gobierno) hace sentir un punto de vista que refuta esas pretensiones totalizadoras, se pone en marcha todo el aparato comunicacional del Estado para erosionar esa opinión y contrarrestarla con sus fabricaciones ideológicas. Por eso las comparaciones entre esto de hoy y lo de hace más de medio siglo resultan tan descaminadas y falaces.
Los espacios, como las personas tienen pasado, memoria y recuerdos que quedan grabados en la tierra, de forma que ese espacio por mucho que se quiera nunca volverá a ser el mismo.
Al mismo tiempo los proyectos, también atesoran esas vivencias, máxime si se han necesitado 10 años para poder llevarse a cabo, como en el caso del museo memorial del campo de concentración de Rivesaltes en Francia, recientemente inaugurado. Se trata de un monumento a la memoria de todas aquellas personas que pasaron por este campo de concentración militar situado a los pies de los Pirineos franceses. Rivesaltes fue a mediados de la Segunda Guerra Mundial, el mayor campo de concentración del sur de Francia y posterior campo de internamiento para prisioneros de guerra. Anteriormente, el mismo solar había sido empleado como campo provisional para los refugiados españoles durante la Guerra Civil.
En este contexto, lleno de cicatrices y recuerdos, el nuevo edificio se perfila como un monumento cuyo objetivo es mantener viva la memoria del lugar y homenajear a las personas que fueron internadas allí. De esta manera también se pretender rendir gratitud a aquéllos que hicieron gala de una gran solidaridad y recibieron en tiempos de guerra a cientos de refugiados. Una historia que se repite en la actualidad con otros protagonistas, pero que parece hacer oídos sordos a lo acontecido en un pasado no tan lejano.
La propuesta realizada por Rudy Ricciotti, fue designada como el proyecto ganador del concurso convocado en 2005 junto, en colaboración con el estudio Passelac & Roques Architectes. El edificio se concibe como una pieza dura, opaca, hermética que se encuentra semienterrada en la tierra del campo, tan sólo ofreciendo vistas hacia el cielo desde un patio interior. Este gran sólido monolítico, que se apoya en el solar como un lingote mudo a modo de gran lápida monumental acogerá en su interior, exposiciones temporales y permanentes y servirá como espacio de investigación y aprendizaje.
Este lugar fue testigo de algunos de los momentos más oscuros del siglo XX, como la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Independencia de Argelia. Conflictos en los que el campo de Rivesaltes pasó de campo de entrenamiento militar a campamento para refugiados españoles, para convertirse después en el mayor campo de concentración del sur de Francia en 1942, y campo de internamiento de prisioneros de guerra alemanes, así como centro de reubicación para los Harkis y sus familias, aquellos argelinos partidarios de la presencia francesa en Argelia durante el conflicto armado de 1957.
Esta historia única inscrita en el solar es tal vez el material más tangible con el que el arquitecto Rudy Ricciotti y sus colaboradores han tenido que trabajar para desarrollar el proyecto que abrió sus puertas el 16 de octubre de 2015. El nuevo edificio construido sobre el antiguo bloque F del campo, en medio de los edificios existentes, tiene una dimensión de 4.000 metros cuadrados, para mostrar esa historia, la del desplazamiento forzado y el sometimiento de la población. Pero también es un lugar donde los visitantes pueden cultivar la memoria de todos aquellos que alguna vez pasaron a través de sus puertas.
El monumento está en silencio, es opresivo. Se encuentra enterrado en la tierra, sobre el bloque F, con una determinación tranquila y silenciosa, como un monolito de hormigón de color ocre, intocable, en una relación directa con el cielo. La pieza está al mismo tiempo enterrada y emergiendo de la tierra, el monumento surge de la superficie del paisaje natural según el visitante accede al campo, y se extiende hasta el extremo oriental del antiguo solar. Allí la altura del edificio coincide con la de las cubiertas de los restos aún presentes de los antiguos pabellones.
Esta decisión no obstaculiza la lectura de las características del conjunto. Los efectos de la erosión son notables en algunos de los edificios, marcando así el paso del tiempo y la ausencia de atención, haciendo que el visitante tenga que reflexionar sobre la memoria, la historia e incluso sobre el olvido de ese lugar, que es también el olvido de lo allí acontecido.
Íñigo García Odiaga. Arquitecto
San Sebastián. Publicado originalmente 16.05.2017
El Centro de Estudios Hidrográficos y Laboratorio de Hidráulica. Miguel Fisac
El Proyecto para el Centro de Estudios Hidrográficos y Laboratorio de Hidráulica se lleva a cabo entre 1960 y 1963 por el Maestro Miguel Fisac. Destaca la Nave de Modelos donde en su innovadora cubierta se fusionará materia, forma y necesidades técnicas, dando como resultado una cubierta adintelada de 22 metros de luz conformada por las llamadas “vigas-hueso”, de una indudable belleza plástica.
Miguel Fisac describe así el complejo que proyecta:
“Un edificio principal, de siete plantas, destinado a despachos de dirección, despachos de trabajo de ingenieros, ayudantes y personal auxiliar, sala de juntas, auditorio y aula de coloquios, una gran nave de modelos y otras dos más pequeñas para túnel de cavitación, ensayos especiales y ensayos de máquinas, forman el núcleo principal del trabajo que se desarrolla en el laboratorio de hidráulica. El conjunto se completa con un edificio de dos plantas para despachos auxiliares de técnicos, talleres, cafetería, vestuario y comedor de obreros, a los que se adosa otro edificio, también de dos plantas, para Reología y vivienda para guarda-conserje”.
La concepción arquitectónica de este Centro, como dice el propio Fisac,
«Es de gran sencillez formal y de una absoluta expresividad estructural. Tanto sus elementos sustentantes y de cerramiento, como las calidades de ellos (hierro laminado en soportes, hormigón premoldeado y el realizado in situ, y aluminio en ventanas y puertas) se dejan en su calidad, textura y coloración propias».
El proyecto resuelve una pequeña vivienda respondiendo a 3 premisas claras:
• La parcela, en la falda del monte Pindo, cuenta con una fuerte pendiente que desciende en la dirección este-oeste, mínimamente domesticada por pequeños bancales.
• El territorio en el que se asienta, en el límite del núcleo construido, se caracteriza por la presencia de afloramientos graníticos y construcciones tradicionales ejecutadas con fábricas de la misma piedra. El subsuelo del solar cuenta con este tipo de roca a escasa distancia de la superficie.
• El asentamiento cuenta con vistas panorámicas al mar desde el sur hasta el noroeste. En esta orientación, acompañando a la puesta del sol en verano, se muestra Finisterrae, el punto más occidental de nuestro continente.
La planta se resuelve como un pentágono regular que se completa al este entregándose de manera ortogonal. Las dos fachadas que se abren al mar se reservan para el porche-balcón y para el comedor-estar; aquí un gran hueco enmarca las vistas al Cabo de Fisterra.
El porche, amparado del nordés (viento frío) por el resto de la vivienda, cuenta con una contraventana corredera que le permite resguardarse del suroeste, de los temporales; otra contraventana resuelta por el exterior protegerá el estar del soleamiento de última hora los días calurosos de verano (noroeste).
Al este, en planta baja, se resuelve un dormitorio, el aseo y la cocina. El centro de la planta lo ocupa la escalera que se presenta como un gran pilar vaciado, que da acceso a la habitación principal y apoyo a la estructura radial que resuelve la cubierta. El dormitorio de planta alta mira al Pindo y vuelca sobre el porche y el estar-comedor.
Se proyecta una losa de hormigón que toca el terreno en su fachada este y se eleva asomándose a la ladera por encima de la vegetación y presentándose como una terraza- mirador al oeste.
Dicha plataforma descarga sobre pilares que reducen al mínimo su sección en el contacto con el terreno, posándose si alterar prácticamente su topografía y sorteando los muretes existentes.
Sobre ella, los cerramientos resueltos con paneles de entramado ligero prefabricados en taller y la cubierta, también de madera, resuelven una envolvente de alta eficiencia energética.
Para el revestimiento exterior de los cerramientos se utiliza madera termotratada de pino, sin ningún tipo de acabado, promoviendo su agrisamiento como respuesta a las condiciones climáticas que, junto a la pequeña escala de la edificación, ayuda a la integración en su entorno caracterizado por la presencia constante de la piedra granítica.
En la fachada al camino de acceso la vivienda, se presenta como una construcción resuelta a dos aguas que remite a una tipología concreta que se repite en la zona: pequeñas viviendas de geometría sencilla que engalanan su fachada con recursos como petos que ocultan el material de cubierta, simetrías de clara vocación compositiva y remates ornamentales.
Proponemos un guiño a estas edificaciones: un canalón oculto genera un pequeño peto y presenta una prominencia en el eje de la fachada que resuelve un filtro para el dormitorio del bajocubierta y la ventana del aseo de planta baja.
Tal como exige la solución para una situación tan expuesta, la cubierta, a cuatro aguas, cuenta con pendientes pronunciadas dando lugar, así, un generoso volumen interior que enriquece la espacialidad de la vivienda.
El juego de visuales en diagonal que se habilitan, tanto en planta como en sección, y la disposición de los huecos que las conectan con el exterior aumentan la sensación de amplitud.
Obra: Casa Panchés
Situación: Lugar de Panchés, Polígono 36, Parcela 442
Horta das Ameixeiras, Carnota. A Coruña (España)
Año: Inicio de obra 02/12/2021 – Fin de obra 26/07/2023
Autores: ARROKABE Arquitectos SLP (Óscar Andrés Quintela, Iván Andrés Quintela)
Colaboradores: INOUS enxeñería global (Instalaciones) MECANISMO ingeniería de estructuras (Estructuras) ESCUADRÍA ingeniería en madera (CadWork)
Promotores: Adrián Díaz Bóveda – Elisa Pose Méndez
Constructora: Maximino Fernández Santiago
Arquitecto Técnico: Marina Vigo Formoso
Superficie: 107,25 m2 (S.útil) 131,45 m2 (S.construida)
Fotografía: Denís Estévez Fernández + arrokabe.com
En esta 7ª edición, el BIM On 2024, uno de los eventos online del ecosistema BIM más importantes en lengua española, contará con profesionales de primer nivel en las diversas áreas que convergen en el entorno de la Programación BIM, Inteligencia Artificial y BIM Management, haciendo especial incidencia en soluciones innovadoras para construcción, estudios de arquitectura, software y expertos en implantación, que desarrollarán, a base de casos reales, la actualidad BIM a nivel Mundial.
«La Innovación en Dirección de Proyectos de Construcción y la Gestión BIM serán los puntos clave sobre los que tratará la presente edición».
El ciclo de ponencias tendrá lugar el día 18 de abril, a partir de las 11:00 CET
Con más de 60.000 inscritos a lo largo de sus anteriores 6 convocatorias, el BIM On ha reunido figuras de reconocido prestigio y, para esta ocasión, pone a disposición de los asistentes algunas de las empresas más innovadoras del sector AECO como TYPSA, Vivare, AECOM, Ferrovial, CORE, SENER o Urbim, entre otros. Este encuentro reunirá a profesionales de la arquitectura, ingeniería y construcción para compartir experiencias, conocer las últimas tendencias del sector y descubrir las soluciones tecnológicas más innovadoras.
«12 ponentes de las empresas más punteras y disruptivas de los sectores de la ingeniería, la arquitectura y la gestión de proyectos de construcción».
El desafío de la sostenibilidad, el éxito en proyectos de construcción, el liderazgo en proyectos BIM complejos, la Construcción 4.0 o la optimización del Project Management serán los ejes sobre los que sentar las bases de esta 7ª edición del BIM On 2024.
El BIM ON celebra su 7ª Edición en abril de 2024
BIM ON está dirigido a arquitectos, ingenieros, constructores, proyectistas, instaladores, facility managers, estudiantes y cualquier otro profesional interesado en conocer las últimas tendencias en tecnología BIM.
Rafael González del Castillo, CEO de Editeca, institución que impulsa la celebración del evento, ha destacado que
«El BIM ON sigue siendo una apuesta por la transformación digital del sector construcción. Este evento tiene como objetivo impulsar la adopción de la metodología BIM en España y Latinoamérica, y contribuir a la mejora de la eficiencia, la productividad y la sostenibilidad de los proyectos de construcción».
La polémica no cesa: Nuestros amigos no arquitectos se horrorizan de que a nosotros nos guste tal obra, y nosotros (a muchos de nosotros tampoco nos gusta demasiado) nos tenemos que esforzar en explicarles los indudables valores arquitectónicos que tiene. Porque los tiene. Y muchos.
Se produce de nuevo la conocida incomunicación entre los arquitectos y el resto de la humanidad. Nosotros opinando según nuestros principios y nuestras coordenadas, y los demás con los suyos y las suyas. Nunca coincidimos.
Si me permitís la boutade, os propongo las siguientes posturas ante el debate:
a).- El Ruedo de la M-30 es una obra maestra llena de aciertos arquitectónicos.
b).- El Ruedo de la M-30 es una bazofia, un muy mal lugar para vivir.
c).- Las dos afirmaciones anteriores son correctas.
Obviamente, yo me decanto por la c). Este edificio es una grandísima obra de arquitectura y una puñetera mierda. Las dos cosas. Y las dos a la vez.
¿Y eso cómo es posible? Pues porque ser muy brillante arquitectónicamente no quiere decir apenas nada. Porque la arquitectura no es el ombligo del mundo ni el papel tornasol de la verdad y de la felicidad. Porque la arquitectura, que a nosotros nos parece el eje del mundo, no deja de ser una anécdota irrelevante.
También Alien es un prodigio de la biología y de la evolución, pero al mismo tiempo es un ser terrible y repugnante. Un biólogo lo mirará con admiración, incluso con amor; pero alguien incapaz de disfrutar de ese prodigio bioquímico-mecánico saldrá corriendo y gritando con todas sus fuerzas.
En honor a la verdad hay que decir que el planteamiento de este monstruo le venía impuesto al arquitecto por el difícil emplazamiento, el cicatero programa, el aún más cicatero presupuesto y el planeamiento urbanístico. Con todas esas condiciones de partida Oiza hizo un trabajo irregular, con buenos aciertos y algunas deficiencias, pero más que interesante desde el punto de vista arquitectónico.
Otro condicionante endiablado era el perfil de usuario a quien iba dirigido: Población marginal que vivía en construcciones ilegales más o menos precarias y a quienes se realojó allí para destruir aquéllas. Eso produjo protestas de todo tipo: de ciudadanos hipotecados hasta las cejas que veían como un agravio comparativo que a esta gente se le ofrecieran esas casas a las que (según ellos) no tenían derecho, y de los propios adjudicatarios, que decían preferir las viviendas que se les habían quitado y derribado a estas que se les ofrecían.
La verdad es que el problema no había por donde cogerlo
La idea matriz y motriz del proyecto es que la M30, una «autopista urbana» a la que da la parcela, es muy hostil y genera mucho ruido y contaminación. Por eso, el edificio se hace un ovillo y adquiere una postura fetal defensiva. A la agresiva autopista le da la espalda, le ofrece una muralla muy sólida y árida, perforada por pequeñas ventanas, mientras que genera un acogedor espacio público interior, un parque-patio-plaza alegre, tranquilo, luminoso, al que abre su intimidad.
El edificio es un ser tímido, que al exterior se muestra arisco pero que esconde un tierno corazón y una secreta alegría de vivir.
(Pero luego eso no es del todo cierto: Hay dormitorios que dan a la fachada exterior y se tienen que tragar el ruido de la M30, y las viviendas tampoco se abren tanto al patio interior).
Esa idea generatriz del proyecto es muy válida, pero creo sinceramente que no está llevada a sus últimas consecuencias. A mi juicio, esas dos caras, la hostil al exterior y la amable al interior, más que dos caras son dos máscaras, dos maquillajes, dos caricaturas. Quedan en mera anécdota. Sus dos tratamientos son dos imágenes, dos disfraces. No encuentro ninguna coherencia ni armonía entre ambos.
Vemos al Dr. Jekyll y a Mr. Hyde. Feo, duro y agresivo por fuera y amable y acogedor por dentro. Pero tanto el gesto como el resultado son muy elementales, muy directos, como sacados de un catálogo de juegos de palabras. Parece casi una broma de los payasos de la tele; en la misma línea que decir salchichón por saxofón y caramelo por camarero.
No obstante, hay que reconocer que el proyecto, que es de una dificultad extraordinaria, contiene muchos tipos diferentes de viviendas que se resuelven con habilidad. (La escasez de superficie viene impuesta por la escasez de presupuesto -tanto económico como programático-, pero hay problemas añadidos, especialmente en las curvas, que aunque hábilmente resueltos parecen traídos innecesariamente por el planteamiento arquitectónico).
Pero aunque podamos discutir las virtudes y defectos arquitectónicos de este edificio, el problema, como decía al principio, no es arquitectónico. Trasciende el terreno arquitectónico.
Si los arquitectos y los estudiantes de arquitectura hubiéramos visitado la obra con Oiza habríamos disfrutado mucho con sus enseñanzas. Habríamos apreciado soluciones ingeniosas, planteamientos claros, detalles inteligentes. Habríamos aprendido mucha arquitectura.
Pero cuando la visita a la obra no se hace con amantes de la arquitectura, sino con los usuarios, la cosa no tiene solución. Se viaja a otra dimensión. Hay que abandonar el lenguaje arquitectónico y utilizar otro que a los arquitectos nos parece demasiado mezquino, demasiado sucio. Ahí tenemos un problema.
Hay que reconocerle a Oiza su legendario valor: Prestarse a acudir a la obra para discutir con esa gente tan enfadada tiene mucho mérito.
La discusión no tiene sentido. Están hablando en unos términos en los que Oiza (ya muy nervioso, ya muy harto, ya muy cansado) no puede salir airoso. De alguna forma se nota que se da cuenta de que el planteamiento es erróneo. No tanto (o no sobre todo) el arquitectónico, sino el político, el social, el humano.
Parece que todo está mal
Él dice al principio de este vídeo:
«Os dan algo y ponéis pegas».
Esto, que es el origen de todo, y que puede incluso ser injusto (no soy capaz de entrar ahí), es sin embargo un argumento falaz por parte del arquitecto: Si no merecían esas casas, que no se hubieran construido; pero si se han hecho deben estar bien hechas. Es como si un cirujano le quita un trozo de intestino a un paciente que ni ha cotizado jamás ni tiene seguro médico de ningún tipo ni merecería esa operación, y no le cose al final.
«Ya he hecho más de lo que te mereces. Te dejo así».
No. No sé si merece ser operado o no, pero si se le opera hay que hacerlo bien. Lo mejor posible.
(Naturalmente, el interesado también aprovecha para hacerse la víctima: Él no habría vendido por menos de veinte millones de pesetas la magnífica chabola que le han derribado, mientras que el piso que le han dado no vale ni… Nada; no vale nada).
El piso que le han dado es un dúplex de ochenta metros cuadrados y de cuatro dormitorios. (Me pregunto si es un planteamiento acertado diseñar dúplex de cuatro dormitorios con sólo ochenta metros cuadrados de superficie, pero repito que esto no es culpa del arquitecto; es el programa que le han dado). El caso es que la ventana de la cocina abre de forma que no permite cocinar. No hay más remedio que cocinar con la ventana cerrada.
Oiza se cabrea con el protestón y le dice:
-¡Deja la casa, hazte arquitecto, a ver si las haces mejor!
¡Bong! (Bocina) ¡Error! Eso no. Usted es el arquitecto. Usted es quien debía diseñar la casa de esta gente. Vale que esta gente tiene otros planteamientos, otros prejuicios, otras expectativas. Pero hasta ahora las críticas han sido exclusivamente funcionales. Y eso debería estar resuelto aceptablemente.
(También hay que reconocer que todos los arquitectos de vanguardia han coqueteado con la vivienda mínima, pero ellos no vivían en ninguna de ellas. Es un tema arquitectónico apasionante, pero no mola nada si no eres uno de los sacerdotes de esa religión tan exquisita).
Luego viene una crítica al armario empotrado. Esa sí la pasamos por alto.
El peor de todos los fallos es que en el dormitorio principal no cabe una cama de 1,35 m (que es la que habitualmente se conoce como «de matrimonio cariñoso»); no digamos una de 1,50 m.
Oiza le regaña al protestón por haber comprado la cama antes que la habitación y reconoce que en esa habitación no cabe esa cama.
Hombre, la cama es la pequeña dentro de las medidas estándar. El cabecero incluye dos mesillas laterales que se podrían haber suprimido, sí. También podría dormir el matrimonio en dos literas superpuestas.
Y también podrían acudir a algún exquisito y vanguardista diseñador de muebles que diera alguna brillante solución. Pero estamos en el mundo real, de camas de matrimonio de 1,35 o de 1,50 m de anchura y de 1,90 o de 2,00 m de longitud.
Es el mundo real, no el exquisito de la arquitectura. Y en ese mundo real, en alguno de los cuatro dormitorios del dúplex debería poder entrar una cama de 1,35 m de anchura.
Sí: El mundo real es un mundo sucio, de gente maleducada, de coches que invaden los espacios que soñamos despejados y virginales, de árboles que no crecen frondosos como los de nuestros dibujos, de cagadas de paloma sobre los bancos, de malos usos de nuestros cuidadosos diseños, de incivilidad, de vandalismo, de rabia, de incomprensión. Es el mundo real, en el que los más ingeniosos diseños a lo largo de la historia de la arquitectura han fracasado estrepitosamente una y otra vez, y han sido inútiles porque han sido solamente buena arquitectura, magnífica arquitectura, pero nada más.
José Ramón Hernández Correa · Doctor Arquitecto
Toledo · Agosto 2016
Nota:
1 El nombre popular políticamente correcto de esta obra es el mencionado «El Ruedo». El nombre popular real es «La Cárcel».
* A mi amigo Manuel, «Citrus», que vive enfrente de este edificio y no le gusta nada.
«El hablar conquista al pensamiento; escribir lo domina».
Walter Benjamin
De los primeros sonidos surgieron las letras, que nos dieron la oportunidad de hacernos oír. Las letras construyeron las palabras, para permitirnos existir y definirnos como lo que somos. Pero las palabras no bastan para acercarnos a los conceptos, son las frases las que nos llevan a la acción de comunicarnos. A través de ellas buscamos los códigos para relacionarnos, compartir y entender el mundo, y a nosotros mismos, haciéndonos saber dónde estamos y quiénes somos.
Escuchar, aprender, comprender, debatir, estudiar… Dar para recibir, para compartir, crecer y anticiparnos con la consciencia de la existencia de un futuro.
Las palabras tienen el poder de explicar lo que no vemos, imaginar todo aquello que es inexistente, y sobrepasar la percepción para cimentar un relato transmisible y apropiable. La palabra es la unidad mínima gramatical dotada de significado dentro de una lengua, y la lengua su manifestación oral, escrita o gestual del patrimonio intangible o psíquico de una comunidad lingüística. Cada lengua forma parte de una realidad abstracta organizada por reglas y convenciones que son fijas y perdurables, pero también transformables con el tiempo. De esta forma la lengua y el habla materializan el lenguaje, como capacidad innata y universal del ser humano para estructurar el pensamiento de una forma racional, a la vez que arbitraria.
El lenguaje es la comunicación convertida en un instrumento de acopio de información. Con él se construyen cadenas de transmisión de ideas y emociones, capaces de crear estrategias de cooperación para definir nuestra identidad personal, colectiva y cultural, compartiendo el conocimiento. El lenguaje es una herramienta con la propiedad para transferir historias, mitos y ficciones que permiten establecer valores, arraigar tradiciones culturales y evocar creencias comunes entre desconocidos, para cimentar así la necesidad intrínseca de pertenencia a una comunidad. Es también un poderoso instrumento para promover la comprensión, la empatía y el respeto, y dependiendo de cómo se use, convertir el lenguaje en un arma provocadora de conflictos. El odio, la desigualdad y la discriminación utilizan el lenguaje para difundir sus prejuicios, o como detonante para justificar la violencia y la opresión. El lenguaje puede llegar a constituir una poderosa e imprescindible arma en cualquier guerra.
No obstante, y dejando a un lado conceptos gramaticales y convencionalismos, el lenguaje permitió al homo sapienssuperar el mundo de lo que vemos y tocamos para crear el conocimiento de lo que imaginamos y con ello de lo que creemos, para cultivar así la capacidad de hablar sobre ficciones mientras pasamos de vivir en el presente continuo a incorporar la memoria y el futuro en nuestra historia, y convertirnos en humanos.
Partiendo de esta evidencia, el lenguaje es entonces una herramienta fundamental para la comunicación humana y para el entendimiento de la Humanidad, a través del cual podemos dar sentido a las cosas, compartir el significado de lo que nos rodea y construir nuestra propia realidad. Está presente en lo que hacemos, nos explica las razones, y nos pone límites, que a su vez constituyen las historias que profesamos o creamos, marcándonos reglas a seguir. Gracias a estas historias hemos sido capaces de dominar el mundo, haciendo posibles las historias ficticias que nos hemos creído. Entonces es cuando comprendemos que el lenguaje es el instrumento ideológico más potente que hemos sido capaces de desarrollar para conseguir dar forma y coherencia a nuestro mundo, que es por sí una tecnología.
Nombrar las cosas nos permite identificarlas, clasificarlas y distinguirlas para poder comprender mejor nuestro entorno. El lenguaje da nombre a las cosas, pero todavía y más importante, enumera qué cosas pueden ser nombradas. Clasificar es comprimir ideas, cosas, conceptos y al hacerlo somos capaces de comprender. Comprender es cultura, que es esencial para anticiparnos a un futuro del que somos conscientes. Al nombrar algo le designamos una identidad que nos permite hablar sobre ello, compartir su información y relacionarlo con otros aspectos. Distinguir es una forma de valorar. Dividimos el mundo en sujetos y objetos, a partir de lo cual podemos diferenciar qué acontecimientos son considerados como procesos y cuáles como cosas. Identificar es crear una identidad colectiva inteligible por encima de una individualidad anecdótica. Sobre estas identidades podemos crear categorías abstractas y complejas, tales como conceptos filosóficos o teóricos que construyen y transmiten la realidad de manera eficiente y precisa, para así entender mejor el mundo y nuestros pensamientos. El lenguaje nos educa sobre el espacio-tiempo y es la base para erigir cualquier razonamiento matemático.
Las palabras y su reconocimiento colectivo dependen de quién las pronuncia, convirtiéndolas en un gran instrumento para describir el mundo según la percepción del que lo observa. El lenguaje tiene la capacidad de ser utilizado para persuadir, motivar, inspirar y convencer, demostrando siempre su enorme poder para influir en la forma de pensar y actuar de las personas, razón por la cual la propia diversidad del lenguaje -expresada en las lenguas- es motivo continuo de persecución. Mientras la población mundial va aumentando año tras año, el 35% de los idiomas del mundo están perdiendo hablantes o se encuentran en peligro de extinción, un hecho que nos puede llevar a que en el 2125 el 90% de los idiomas actuales hayan desaparecido por el acoso político, económico y cultural. Solo el 1% de la población mundial mantiene viva la riqueza irremplazable de la mitad de los idiomas de mundo.
El lenguaje esconde tantas reglas como creadores de ficciones existen, ya sean religiosas, políticas, sociales o económicas. Estas reglas marcan una revolución cognitiva basada en unas realidades imaginadas por los poderes (dioses, países e instituciones) frente a la realidad objetiva y palpable de la naturaleza. Según explica Yuval Noah Harari,
“La revolución cognitiva es el punto en el que la historia declaró su independencia de la biología. Hace unos 70.000 años, organismos pertenecientes a la especie Homo sapiens empezaron a formar estructuras todavía más complejas llamadas culturas. El desarrollo subsiguiente de estas culturas humanas se llama historia”.1
A partir del lenguaje, fue la escritura la que materializó, después de tres mil años, el lenguaje de la oralidad que las sociedades prealfabéticas plagaban de relatos. Un mundo acústico que no tenía límites pero era finito, sin dirección pero orientado, sin horizonte y lleno de tinieblas; un mundo social, sensorial, intuitivo y emocional donde oír era creer. El lenguaje oral terminó sucumbiendo al de la escritura con su dictadura visual, con la neutralidad del ojo.
El paso de la cultura oral a una visual como resultado de los primeros sistemas de escritura en la Edad de bronce, hasta llegar a la Grecia antigua hace 2.500 años, supuso la revolución alfabética que en el siglo XV pasó a ser la revolución de la imprenta, y ya en el siglo XX se transformó en la de la era de las TIC’s (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones).
Esta primera revolución, la cognitiva, propició la diversidad de lenguajes entre los seres humanos. Lenguajes que fueron la semilla para crear ficciones, ahora consensuadas, como el dinero o la economía, el capitalismo o el comunismo, el poder, el nacionalismo, el progreso, el éxito o el fracaso… ficciones que han sido capaces de transformar y dar sentido al mundo que nos hemos construido. Después de la revolución cognitiva siguió la agrícola, que tardó miles de años en desarrollarse; a continuación, la científica y la industrial que necesitaron apenas trescientos años para prosperar, hasta encontrarnos actualmente en el tsunami de la era digital, donde el lenguaje de las letras ha sido sustituido por la aceleración de los números. Una nueva era donde los algoritmos se empeñan en codificar nuestra vida mientras nos empujan a aceptar nuestra propia obsolescencia.
La revolución de las TIC’s encarna un presente continuo, donde el futuro es obsoleto antes de intuirlo, y sus herramientas cambian sin aparente dirección ni tiempo para ser asimiladas. Nuestro lenguaje se enriquece con palabras inventadas que intentan explicar unas tecnológicas -relacionales y comunicativas- nunca imaginadas. Un conjunto de nuevos léxicos son los precursores de innovadores usos que fomentan otras formas de expresión. Estas cambian -a gran velocidad- las estructuras del lenguaje que habían evolucionado paulatinamente a lo largo del tiempo.
Se están ideando modos de comunicación más eficaces y rápidas, enlazando documentos y combinando formatos en entornos multitareas, donde los lenguajes innovadores nos pueden acercar a estructuras holísticas de transmitir el conocimiento y su complejidad. También aparecen nuevos soportes para comunicarnos que se interconectan a modo de sinapsis digitales, y que unen lo que antes era estático con lo móvil, lo que se lee con lo que se escucha, lo que se ve con lo que se imagina, lo que era pasivo con lo interactivo, lo virtual y lo físico, integrando así representaciones gráficas inimaginables donde la realidad y la virtualidad se confunden para construir nuevos territorios de lenguaje.
Más allá de la capacidad de relacionarnos en red, las nuevas tecnologías permiten conectar diferentes plataformas de comunicación con sus particularidades, reglas y características, para convertir en más completa, compleja, atractiva, rápida, directa, barata, eficaz y amena la absorción y el intercambio de información. Este intercambio se produce dentro de un marco de lucha constante para conseguir la ilusión de mantener una red relacional e informacional libre de filtros. Una lucha que está amenazada por la sutil e imparable imposición de formas de lenguaje y herramientas que nos acercan a la peligrosa trampa pronosticada también por George Orwell en la novela 1984, la “neolengua”. Resulta imposible evitar que los robots y sus logaritmos escudriñen nuestras palabras para controlar contenidos con la excusa de facilitar búsquedas y alimentar nuestro ego, mientras reemplazamos nuestra vida social para adentrarnos en el aislamiento digital.
Es ahora cuando las palabras de los dioses han sido reemplazadas por las verdades evolutivas de la ciencia y la tecnología. Un tiempo nuevo en el que la tiranía de los átomos y su comercio finito tenía que ser rescatado por la solución mágica de los “bits” sin ningún límite físico aparente, como proclamaba Nicholas Negroponte, en 1995, en su libro Ser digital. Estas tecnologías intentan, desesperadamente, cuantificar las fuerzas de la naturaleza para contenerlas, mientras ignoran otros aspectos molestos como las emociones, el sentido y la ética. Crecer, ganando dinero y poder, es la única meta de la revolución digital donde todo se vuelve abstracto, sin pasado ni memoria. Las innovaciones digitales que pretendían cambiar el mundo son ahora las bases para conseguir mantener el arraigado sistema financiero del capitalista extremo. Este tiene el único objetivo de ganar dinero rápidamente convirtiendo a los usuarios en productos, en el que las palabras, las imágenes, los sonidos, en definitiva, la comunicación, son la plataforma de todo este enriquecimiento depredador e insaciable. El dinero se transforma en datos, a la vez que los datos se convierten en fuente de dinero, avalando y mejorando la perspectiva del lema de Marshall McLuhan
“el medio es el mensaje”.
La capacidad de la ciencia de separar la causa del efecto permite la utilización de los avances tecnológicos para controlar y manipular a los seres humanos en vez de empoderarlos, explotar para conseguir el máximo de beneficios en vez de utilizarla como una fuente de creatividad colectiva, tal como explica Douglas Rushkoff.2
El capitalismo industrial, cimentado bajo el régimen del control y la disciplina, donde el lenguaje era único, el mensaje controlado y la comunicación limitada, se ha reconvertido en un nuevo capitalismo, el capitalismo de la información. Un régimen donde la información alimenta el propio lenguaje exigiendo la visibilidad y la comunicación permanente a los ciudadanos desde su propia invisibilidad. Como si del gran Big Brother is wathing you de George Orwell se tratara, busca activar al máximo la comunicación y las conexiones entre todos, y todo con el único objetivo de apoderarse de la mente de cada uno de nosotros. Explora todas las formas para ejercer sobre ella una vigilancia psicopolítica, controlar y pronosticar el comportamiento, para acabar reduciendo a las personas en datos y en satisfechos consumidores, en una sociedad vigilada. Superada en parte la docilidad, sumisión y obediencia inducida del capitalismo industrial, hemos pasado a ser sujetos que se creen libres, auténticos y creativos, mientras producen y piensan que se representan a ellos mismos. El sentimiento de libertad es el que verdaderamente asegura la dominación.
“El dominio es completo en el momento que la libertad y la vigilancia se convierten en una”.3
La sociedad del espectáculo se ha convertido en la sociedad de la vigilancia. Una vigilancia basada en la palabra, en la comunicación, en aprovecharse de lo que decimos, pensamos y deseamos. Donde la libertad no es para las personas, sino de la información.
Parece inevitable que la acumulación de información, y con ello de poder, sobre qué hacemos, deseamos, somos, queremos o pensamos, sirva para manipularnos y controlarnos, o sencillamente para generar discursos llenos de falsedades en un contexto de expresiones repetidas para llevarnos al agotamiento acrítico dirigido.
Frente al vértigo en el que nos encontramos, con la IA (Inteligencia Artificial) implantándose de un día para el otro para cambiarlo todo hasta desbordarnos, la computación neuromórfica esperando su turno a escondidas para no asustarnos, o la neurociencia invadiéndolo todo con sus cantos de sirena, estamos empezando a percibir la obligación de emprender una nueva revolución, quizás originada por la más grande de las ingenuidades, pero necesaria. Una revolución redentora y regenerativa, que tenga su origen en todo el daño que hemos causado con tanta evolución y revolución sin objetivos. Una nueva revolución que necesitará de nuevos lenguajes, herramientas, formas y tiempos, y que tiene la obligación de transmitir claramente las visiones del presente, y los objetivos y deseos del futuro.
Veremos entonces hacia dónde evolucionan todos los tipos de lenguajes (oral, escrito, simbólico, literario, científico, formal, de signos, kinestésico, braile, sensorial, etc.), y cada una de las lenguas (unos 7.100 idiomas hablados en el mundo), con sus diferentes formas de comunicación (verbal, no verbal, individual, colectiva, auditiva, visual, digital, publicitaria, política, emocional, etc.), y con una acumulación exponencial de la información procesada a una velocidad cuántica. Llegado este momento, puede que nos sorprenda que no dispongamos de la cantidad necesaria de palabras para poder explicar toda la realidad, o que quizás estas nunca lleguen a ser suficientes, e intentemos entonces asumir que nos entendemos por confusión. Valoremos cada letra o sonido, cada gesto o mirada en las que subyace un mensaje, a sabiendas de que cada uno los interpretará de manera diferente, según lo que desearía y sus conocimientos, de cómo y dónde ha vivido, dependiendo de lo que está buscando y anteponiendo sus deseos o temores. Comprendamos que cuando explicamos lo que nos rodea alteramos la realidad y deformamos los hechos a través de nuestra experiencia, a voluntad propia e inconscientemente. Reconozcamos que buscamos en nuestras palabras la realidad ficticia a la que nos queremos acercar para construir una nueva a semejanza de nuestras ilusiones y capaz de entender nuestros miedos.
Posiblemente, revivir el inicio es lo que necesitamos para entendernos, recordar que cada letra nace del dibujo, es un signo, y constituye la base del mensaje. Las letras son líneas construyendo lo verbal que consensuan un código común con la habilidad del escritor/dibujante. Con letras construimos palabras, sonidos visualizados, representamos conceptos, ideas sintetizadas, caligrafías árabes que no son letras sin el conocimiento de su significado, caracteres chinos convertidos en dibujos, jeroglíficos egipcios que son historia, dibujos de poemas con palabras o poemas visuales sin palabras. Recordemos que el dibujo es arte y que la escritura es tecnología del dibujo. De los signos nacen palabras que son códigos para comunicarnos, para compartir y descifrar quiénes somos, para preguntarnos cuál es nuestro papel en todo esto. Quizás no sea tan importante intentar explicarlo todo.
Tenemos la plena conciencia de que somos incapaces de encontrar la realidad deseada, única, que no se conoce ni se transmite, la que no se puede traducir en palabras ni en imágenes, la realidad encubierta. Esto nos permite mantener la serenidad en un momento en que se dice tanto y se cuenta todo, y en el que pocas veces llega a ocurrir algo, una vez contado. Nos acercamos a una realidad palpablemente irreal que hasta puede llegar a su autonegación, porque seguramente la verdad no depende de que las cosas sean o sucedan, sino de que permanezca desconocida, preservada, y no se cuente.
Los códigos y los signos son también los dibujos que hacemos los arquitectos -atrapados en la retórica endogámica que nos devora- en el intento para conseguir conectar la palabra escrita con el pensamiento teórico y la materialidad construida. El trabajo de convertir los conceptos, las investigaciones, los procesos, los proyectos y las obras, en reflexión teórica y crítica escrita, permite asentar un conocimiento normalmente disperso. La palabra es una buena aliada para sintetizar estrategias de trabajo, que se difuminan en diferentes sistemas de representación, y se camuflan detrás de la realidad construida. Al mismo tiempo, el lenguaje ayuda a explicar nuestra capacidad de vivir y percibir realidades construidas desde experiencias que se adquieren en el ejercicio de nuestra profesión.
Debemos estar atentos cuando se pretende compartir el conocimiento que aporta una mirada, una idea o un pensamiento, porque este acaba desapareciendo o se convierte en sintético, simplificado y estereotipado, y terminamos acudiendo a un lenguaje de sinónimos más o menos reconocibles, o metáforas aburridas, repetitivas… gastadas. Recurrimos al argot profesional que como arquitectos hemos adquirido, cultivado y enriquecido durante nuestra formación para repetir, repetir y repetir palabras hasta desgastarlas -hasta que pierden su significado- para llegar, al final, a entendernos también por confusión. Nada que ver con lo percibido y procesado desde el conocimiento propio, consciente e inconsciente, y las múltiples conexiones que surgen entre el conocimiento inmediato -a modo de flash- y el adquirido intelectual, sensorial y emocionalmente a lo largo de la vida.
Es la escritura la que permite construir una síntesis fundamental para dar a comprender nuestro trabajo al conjunto de la sociedad, y nos corresponde llegar a encontrar la manera en que nuestros lenguajes puedan ser comprendidos por todos; hallar un vocabulario consensuado que ayude a hacer tangible el qué y el porqué de nuestro trabajo para que pueda ser apropiado para cada uno de sus usuarios, para hacerlo útil. Pero antes de ello, es indispensable hallar el vocabulario común y los procedimientos con los que los ciudadanos nos ayuden a absorber el conocimiento social de un territorio y de sus vidas, que estos puedan expresarse y transmitir sus necesidades y sus sueños para co-construir una realidad apropiable y adaptada a las necesidades reales de sus habitantes y sus territorios.
Sí, las palabras nos tienen que ayudar. Los arquitectos tenemos mucho que decir y lo tenemos que escribir. Nos tenemos que alejar de los dibujos y del espacio físico para explicar lo que pensamos y sentimos desde nuestro conocimiento y experiencia. Darnos la perspectiva para acercarnos a lo importante y poder volver a atacar nuestro trabajo con las ideas más claras y con renovada energía. Acercarnos al lenguaje común de la sociedad a la que nos debemos, para dar mejor respuesta a sus necesidades y abrirla a nuevas posibilidades para ir avanzando y aprendiendo conjuntamente. El diccionario define lo que significan las palabras, pero somos nosotros los que tenemos que darles sentido para no llegar a entendernos por confusión.
«Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo».
La rehabilitación de los edificios históricos es una tarea fundamental para mantener nuestra herencia arquitectónica y cultural. En España, contamos con un amplio y diverso patrimonio de edificios históricos, testimonio de nuestra historia y herencia de estilos arquitectónicos y técnicas constructivas que merecen ser bien conservadas.
En esta ocasión, abordamos los desafíos que implican la rehabilitación de la cubierta de un edificio histórico y cómo acometerla con éxito, en este ocasión gracias al sistema de impermeabilización de tejados: ONDULINE BAJO TEJA DRS.
Desafíos en la rehabilitación de cubiertas de edificios históricos
La rehabilitación de edificios históricos implica una serie de desafíos que van más allá de las consideraciones técnicas. Estos desafíos incluyen:
• Conservar su carácter y mantener la autenticidad durante la rehabilitación.
• Se debe buscar el equilibrio entre incorporar actualizaciones técnicas con el respeto por la integridad histórica.
• Se han de comprender y reproducir las técnicas constructivas originales, lo que puede suponer un desafío por estar en desuso o ser difíciles de replicar. Por ello, se recomienda contar con empresas instaladoras especializadas en restauraciones de esta índole.
• Al rehabilitar un edificio histórico, es habitual contar con restricciones y normativas específicas destinadas a preservar su valor cultural.
• La incorporación de nuevas prestaciones técnicas, como sistemas de alisamiento o impermeabilización, sin comprometer la integridad histórica.
Las ventajas de rehabilitar las cubiertas de los edificios históricos con Onduline Bajo Teja o Pizarra
Onduline Bajo Teja o pizarraes una solución completa de impermeabilización diseñada para tejados (cubiertas inclinadas de teja o pizarra). El elemento principal de este sistema es una placa bajo teja ondulada fabricada en un proceso continuo y en masa, que se compone de fibras orgánicas saturadas en una emulsión bituminosa, logrando así un producto final con excelentes propiedades impermeables, resistencia y durabilidad.
Gracias al uso de Onduline Bajo Teja o pizarra en la rehabilitación de edificios históricos podemos obtener grandes beneficios como:
• Una buena garantía de impermeabilidad, que aporta una barrera duradera contra la lluvia y la humedad, preservando así la estructura y/o aislamiento del tejado, evitando daños causados por filtraciones que pueden darse a través de las tejas.
• La flexibilidad de las placas Onduline Bajo Teja o pizarra facilita la adaptación a diferentes formas y curvas presentes en tejados históricos, garantizando una instalación sin comprometer la estética original. Además, esta flexibilidad evita la aparición de grietas y fisuras por movimientos entre materiales debido a la contracción y dilatación por cambios de temperatura.
• Al ser un material ligero, apenas añade cargas a la estructura de la cubierta, lo cual es crucial en la preservación de edificios históricos.
• Su resistencia a la humedad y durabilidad aseguran una protección a largo plazo, reduciendo la necesidad de intervenciones frecuentes y costosas.
• Onduline Bajo Teja o pizarra es compatible con una amplia variedad de materiales, tanto de soportes y estructuras de cubierta como de tipos de teja o pizarra, lo que facilita su integración en cualquier proyecto sin comprometer la estética original, pero si mejorando la funcionalidad del tejado.
• La composición de las placas Onduline Bajo Teja o pizarra, refleja un enfoque sostenible, ya que están compuestas de más de un 50% de material reciclado y cuentan con una huella de carbono positiva de 4,066 Kg CO2/m2*.
Pasos para rehabilitar la cubierta de un edificio histórico
Rehabilitar la cubierta de un edificio histórico es algo complejo. Por ello, reunimos a continuación algunos pasos imprescindibles para que tu proyecto de rehabilitación tenga éxito:
1. En primer lugar, es esencial realizar una evaluación exhaustiva del estado de la cubierta del edificio histórico. Lo que implica comenzar con un análisis detallado de la estructura de la cubierta y una clara identificación de los componentes de esta (estructura, subestructura, formación de pendientes, aislamiento, soportes, etc.). Durante este proceso, se debería prestar atención a la detección de posibles patologías existentes o latentes y a la falta o mala ejecución de ciertos remates, lo cual, puede derivará en una evaluación de la estabilidad estructural y una revisión de cualquier intervención previa que haya podido tener. La evaluación inicial sienta las bases para el plan de rehabilitación, proporcionando información crucial para abordar las necesidades específicas de la cubierta del edificio histórico.
2. La segunda fase implica una planificación cuidadosa del proceso de rehabilitación como clave para el éxito del proyecto. Se deberá elaborar un proyecto detallado que incluya las necesidades existentes de la cubierta del edificio y los objetivos a alcanzar. Se deberá determinar la solución constructiva nueva, así como los pasos previos a su instalación; desmantelamiento, saneado, sustitución de ciertos elementos, etc. Por supuesto, será preciso determinar el presupuesto, los plazos y los recursos necesarios. Además, se deben considerar las necesidades funcionales modernas sin comprometer la integridad histórica.
3. También será bueno estudiar elcontexto histórico del edificio, documentar sus características arquitectónicas únicas y comprender los métodos de construcción originales, para tratar de preservar la autenticidad de este, a pesar de acometer una rehabilitación.
4. Por último, es fundamental obtener los permisos necesarios de las autoridades locales y asegurar el cumplimiento de las regulaciones tanto en construcción como en seguridad laboral. En este sentido, siempre será recomendable contar con el presupuesto de alguna empresa instaladora que tenga experiencia en la rehabilitación de edificios históricos y la ejecución de cubiertas inclinadas de teja o pizarra, que suelen ser los más habituales en este tipo de edificios.
¿Cómo instalar Onduline Bajo Teja en la rehabilitación de un edificio histórico?
En la impermeabilización y rehabilitación de tejados de edificios históricos, Onduline Bajo Teja o pizarra es un aliado perfecto para la protección del patrimonio histórico cultural de nuestro país. A continuación, te contamos los puntos fundamentales para saber cómo instalar Onduline Bajo Teja o pizarra en la cubierta de un edificio histórico:
1. El proceso de instalación comienza con una preparación adecuada del soporte de la cubierta. Esto implica la retirada de la teja, la limpieza de escombros, la reparación de cualquier daño existente y la formación de una superficie continua uniforme como soporte de cubierta. Las placas Onduline Bajo Teja o pizarra se fijan mecánicamente y los materiales a los que estas se pueden atornillar son muchos: madera, hormigón, cerámica, e incluso algunos tipos de aislantes gracias al sistema de fijación VLS.
2. La instalación de Onduline Bajo Teja o pizarra es muy sencilla y se lleva a cabo de manera metódica, asegurando una cobertura completa y uniforme. Las placas se colocan sobre el soporte de la cubierta o del panel aislante. Estas se instalan de alero a cumbrera y se solapan entre si tanto lateral como verticalmente. El tamaño del solape varía en función de la pendiente, y las propias placas bajo teja cuentan con unas marcas que actúan como guías indicando el punto adecuado de solape. Una vez solapadas, las placas se fijan con la tornillería adecuada al tipo de soporte de cubierta, atravesándose siempre por la parte alta de las ondas. Este proceso se repite por hiladas desde el alero a la cumbrera y en las zonas de remates, basta con aproximar las placas para después proceder al corte y ajuste según sea necesario.
3. La instalación de Onduline Bajo Teja o pizarra en edificios históricos resulta muy apropiada por su capacidad de adaptación a distintas formas, soportes y tipos de teja, manteniendo siempre su calidad y prestaciones impermeables. Siempre se deben tener en cuenta las características arquitectónicas y estéticas del edificio para preservar su autenticidad. La adaptabilidad de Onduline permite integrarse sin comprometer la estética original, asegurando una solución efectiva y respetuosa con la historia del edificio. La supervisión constante y la colaboración con profesionales especializados son esenciales para garantizar una instalación exitosa y compatible con la preservación del edificio histórico.
¿Tienes dudas en la rehabilitación de un edificio histórico?
Si quieres conocer más información sobre cubiertas y tejados para profesionales, te sugerimos bien visitar Onduline o bien si tienes cualquier duda puedes contactar con su departamento técnico, que podrán resolverla.
* Calculado en 2011, alcance de placas y tejas onduladas bituminosas, basado en el suministro, transporte y fabricación de materia prima (actualmente en proceso de actualización).
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