La arquitectura pública en Madrid y en el inicio del siglo XXI (V) | Antón Capitel
Como creo que lo está también en el caso del nuevo Ayuntamiento, al menos en lo que hace a lo arquitectónico, y sin que aquí se vaya a rozar en absoluto ni lo político ni siquiera el tema de las actividades o de los contenidos.
El equipo de Francisco Rodríguez de Partearroyo (“Arquimática”) ganó el concurso para la conversión en nuevo Ayuntamiento y en Centro cultural municipal el edificio que fue Palacio de Comunicaciones, casa central de Correos, de los arquitectos Palacios y Otamendi.
No es éste el único caso en el que la arquitectura de Antonio Palacios tergiversa un tanto el carácter del edificio. Ya el Banco del Río de la Plata, luego Banco Central, en la calle de Alcalá, resultaba paradójicamente idóneo, al menos desde el punto de vista figurativo, para haber sido la sede del Tribunal Constitucional, como en un principio se pensó, aunque luego se convirtiera en sede del Instituto Cervantes, no tan apropiada para ocuparlo, desde el punto de vista del carácter. Las gigantes columnas corintias y las cariátides hacían esperar un contenido más apropiado.
El Palacio de Comunicaciones, en cambio, ha llegado a ser el Ayuntamiento de Madrid que siempre había parecido ser, con la desplegada e institucional ocupación del gran chaflán de la plaza de Cibeles, el centro de la ciudad, y la presencia de la monumental torre del reloj. A ningún visitante de Madrid se le ocurrirá ya nunca que ese edificio haya podido ser otra cosa que el Ayuntamiento de la Villa y Corte. En este sentido, la operación municipal me parece muy acertada, más allá de lo que pueda ser razonable o no en cuanto a política de inversiones, o a otros asuntos de carácter político y administrativo.
Creo que el arquitecto Rodriguez de Partearroyo y su equipo han hecho una obra lógica, pulcra, bella y adecuadamente sistemática, y ello tanto en lo que ésta tiene de recuperación y de restauración de los espacios originales, como en aquellas operaciones de transformación que han sido necesarias, como es la del nuevo Salón de sesiones del Consistorio o la conversión en un interior cubierto del patio de cartería, por hablar tan sólo de las dos transformaciones más importantes, entre las múltiples, delicadas y dificultosas que esta gran rehabilitación ha tenido.
Lo que me parece algo ridículo es que en el edificio no se haya puesto el letrero de “Casa Consistorial”, y tenga el tontísimo de “Centro-centro”, aludiendo tan sólo a la condición de institución cultural y no a la municipal. Como si se le tuviera miedo a esa confesión y siguiendo una moda muy contemporánea de edificios ágrafos o analfabetos.
La rehabilitación del antiguo matadero municipal, construido por el arquitecto del Ayuntamiento Luis Bellido y González (de 1907 a 1925) es otra de las operaciones municipales importantes, en este caso, sobre todo, por su gran tamaño. Hay que decir que, en muy buena medida, el hecho de que esta operación saliera adelante de modo positivo, se debe a la inteligente gestión del arquitecto Carlos Baztán Lacasa, que también intervino muy directamente en el tema de la transformación del edificio de Correos en Casa Consistorial, así como en la gestión del concurso de los Teatros del Canal. Baztán, cuya meritoria y brillante gestión comenzó, ya hace mucho tiempo, en la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, trabajó también en la Comunidad de Madrid, y después en la Concejalía de las Artes del Ayuntamiento; y, recientemente, ha sido despedido de su puesto, lo que se ha hecho, sin duda, para agradecerle los servicios prestados. El Ayuntamiento de Madrid es así.
La rehabilitación del matadero para centro cultural -casi podríamos decir que para sistema de centros culturales- plantea al Ayuntamiento y a la propia ciudad el reto de que adquiera una verdadera vitalidad, de que se produzca, verdaderamente, una ocupación real de tan gran cantidad de recintos. Esto es, que la conservación de estas arquitecturas eclécticas de meritorio valor no se quede en una cuestión pura o abstracta, de simple salvaguarda patrimonial, sino que el uso real pueda ser capaz de justificar por sí mismo la pertinencia de la operación. El tiempo nos lo irá diciendo.
Una cualidad interesante del matadero es la de que su gran área se ha unido ahora, con cierta naturalidad, a la operación del parque “Madrid Río”, y de modo que ambos elementos, gran recinto cultural y parque, se apoyen y contribuyan al hecho de una ciudad urbanísticamente más rica y de mayor y atractiva complejidad. De otro lado, algunas de las obras de rehabilitación concretas han sido bastante interesantes, tales como la de Arturo Franco en algunos de los pabellones, y la de José María de Churtichaga y Cayetana de la Quadra-Salcedo, en la realización de la Sala de Cine, y han aumentado así satisfactoriamente los valores del conjunto.
(continuará…)
La arquitectura pública en Madrid y en el inicio del siglo XXI (VII) | Antón Capitel
Antonio González-Capitel Martínez · Doctor arquitecto · catedrático en ETSAM
Madrid · marzo 2013