A menudo me pregunto cuándo se comenzó a hablar de eficiencia energética. O, mejor, cuándo ese argumento se transformó en mera demagogia y en valor absoluto capaz de justificar proyectos mediocres.
Hojeando libros de Bernard Rudofsky o Myron Goldfinger reconocemos otro tipo de eficiencia energética -pero también económica y social- capaz de configurar paisajes humanizados que aún hoy sobrecogen e ilustran.
Quizá volver la vista atrás sea un buen propósito para el nuevo año.
El primo Ramón
Nazaret, Portugal, invierno de 2013
Totalmente de acuerdo. Precisamente acabo de leer el fantástico «Now I lay me down to eat» de Rudofsky y me ha dado muchísimo que pensar. Adjunto el enlace a la breve reseña que he escrito sobre él por si a alguien le interesa echarle una ojeada:
http://bailarsobrearquitectura.wordpress.com/2014/01/12/ahora-me-tumbo-para-comer/
Saludos,
Iago López