Las arquitectas pioneras: la presencia de la ausencia (I) | Cristina García-Rosales
Después de esta pequeña introducción deseo brindar un homenaje a las arquitectas pioneras, mujeres que supieron vivir su vida con imaginación y entusiasmo, que fueron capaces de romper moldes y costumbres, permitiéndonos a las arquitectas actuales recorrer nuestro camino con mayor facilidad.
Su historia no ha sido escrita y su trabajo no ha sido nunca reconocido. Es por ello por lo que ni siquiera han podido ser olvidadas.
Aunque en 1923 el escritor Walter Bejamin afirmaba que no existía una cultura propia de la mujer, la memoria hoy nos enseña que los ideales estas mujeres vanguardistas siguen siendo los nuestros, los de las arquitectas actuales, como veremos en los ejemplos que a continuación voy a mostrar.
Tradicionalmente, la arquitectura, así como otras carreras técnicas y científicas, eran profesiones masculinas. La mujer era relegada a la artesanía, a la domesticidad, a lo privado; es decir, al mundo del interior. No existían vocaciones universitarias, entre otras cosas, porque las mujeres tenían prohibido el acceso a las aulas.
Recordemos, como ejemplo, que en España, Concepción Arenal, tuvo que disfrazarse de varón para acceder a la carrera de derecho en el año 1841.
En la Exposición Mundial de Chicago de 1893, diferentes grupos de mujeres construyeron juntas, por primera vez en la historia de la arquitectura occidental, un Pabellón: el de la Mujer. Este pabellón fue diseñado por Sophia Haydn, joven titulada en arquitectura por el Instituto de Tecnología de Massachusetts. (Aunque no fue la primera arquitecta americana, sino Jennie Louise Blanchard, nacida en 1856).
De este pabellón la crítica dijo: “Si alguna vez la suavidad y dulzura han sido expresadas en la arquitectura, lo percibimos en el edificio de la Srta. Haydn”. Suavidad y dulzura no son, sin embargo, adjetivos normalmente aplicados en la arquitectura.
El bello edifico de Sophia Haydn, era uno más dentro del estilo neoclásico Beaux Arts, estilo que predominó en el resto de los pabellones de la Exposición. Su intención era demostrar que las realizaciones de las mujeres eran equivalentes a las de los hombres.
Mientras tanto en Europa, es Elisabeth Siddal la única mujer que se relaciona con el diseño y la arquitectura en el siglo XIX. Debido a “su encantadora figura y magnífico cuello, así como a su fisonomía delicada y perfectamente formada” fue adoptada por el grupo de los pre-Rafaelistas como modelo y en 1860 se casó con Dante Gabriel Rosetti. No creo estos atributos se pudieran decir en el caso de haber sido hombre. Fue de origen humilde, escritora y poeta, y realizó también bocetos de arquitectura.
A principios del siglo XX, en la sociedad occidental –y concretamente en Europa – irrumpe un modelo nuevo modelo de mujer.
Compañeras de viaje de las vanguardias, generosas y entusiastas, aparecen las arquitectas pioneras.
Así podemos citar:
– A la irlandesa Eileen Grey que trabajó con Jean Badovicci.
– A la finlandesa Aino Marsio Aalto que trabajó con su marido Alvar Aalto.
– A la escocesa Margaret Mc Donald que trabajó con Charles Rennie Mackintosh.
– A la inglesa Allison Smithson que lo hizo con Peter Smithson.
– O a la norteamericana Ray Eames, que trabajó con Charles Eames.
– La arquitecta alemana Lily Reich o la francesa Charlotte Perriand que trabajaron con Mies Van der Rohe y Le Corbusier respectivamente, eran simples compañeros y no estaban casados.
Todos los arquitectos conocen a Le Corbusier, Mies van der Rohe o Alvar Aalto. Pero muy pocos han oído hablar de sus compañeras de estudio, esposas o colaboradoras.
Otras arquitectas que trabajaron en solitario, como Maïja Isola, y Marianne Brandt, pertenecientes a la Bauhaus, así como Margaret Kropoholler Staal, Grethe Meyer, Nana Ditzel, Grethe Schutte-Lihotzy, Lina Bo Bardi o la española Matilde Ucelay -que fue a primera que terminó los estudios de arquitectura en nuestro país-, han tenido menos reconocimiento, si cabe, que la anteriores citadas.
No voy a tratar de realizar una recopilación exhaustiva de todas las arquitectas de este período, aunque si de algunas de ellas, intentando seguir una exposición más o menos cronológica. Información muy difícil de conseguir puesto que, salvo raras excepciones, no son mencionadas en los libros de Historia del Arte ni en las Enciclopedias de Arquitectura.
Cristina García-Rosales. Arquitecta
Madrid. Febrero 2014
Las arquitectas pioneras: la presencia de la ausencia (III) | Cristina García-Rosales