La actualidad neoliberal que nos ha tocado vivir dificulta como ninguna otra anterior el poder referir comportamientos, sucesos y actitudes a un horizonte estable, un marco concreto que sirva de articulador, de elemento de diálogo y fondo al análisis de una contemporaneidad difícilmente acotable, nada definida y de un rápido vaciamiento de contenidos, cuyo fin último parece no ser otro que la realización material de un mercado de la máxima escala cuantitativa. Los horizontes físicos y las pautas clásicas de comportamiento se han desvanecido en las últimas décadas del s. XX devaluándose como puntos de referencia en la dinámica clásica de los comportamientos culturales de occidente. Paradójicamente esa tan banalizada, por los medios, disolución cotidiana de la corporeidad del borde, del marco de referencia, es una de las pocas características que por ausencia define la época en que habitamos.
La referida disolución física del borde y del liminar geográfico alcanzó su concreción metafórica y su referente simbólico a través de la caída del muro de Berlín tal como lo ha descrito Francisco Jarauta.1 Pero además su caída sirvió como referente simbólico a una serie de desapariciones y fines largamente labrados en el pensamiento y el arte, durante todo el s. XX, aunque ya apuntadas desde el s. XIX, por parte de los estudios y teorías que han coincidido alegóricamente con el fin de calendario de bimilenio, entre ellas, La muerte de Dios anunciada por Friedrich W. Nietzsche, la del arte a manos de Marcel Duchamp y el criticable Fin de la Historia tal como la refirió Francis Fukuyama en compañía temporal del explícito Fin de las Ideologías apuntado por Daniel Bell.2
Casi como resumen, de las desapariciones anteriores, y como constatación figurada, fin de las fronteras a la economía transnacional y a la información tal como apuntan repetitivamente los medios de comunicación. Con esta envolvente de fondo, mientras que hasta hace poco los acontecimientos y comportamientos sociales, económicos y culturales, mantenían un argumento lineal (incluyendo sus derivados el movimiento cíclico o pendular ) cuya raíz era la noción de guión o progresión, ahora, se muestran (no podemos decir que se estructuren) en un movimiento de naturaleza performántica en el que la improvisación y lo aleatorio al servicio del mercado juega un papel fundamental. Así contra estos nuevos comportamientos de naturaleza mutable resulta muy difícil contraponer los argumentos de previsión que se adecuaban al control de estructuras más definidas.
En esa constante referencia al Fin las palabras desdibujamiento, disolución, trasvase, permeabilidad forman parte ya del nuevo vocabulario común a muy diversas áreas, en especial al comercio y la información. Aunque muy al contrario de lo publicitado y asumido tópicamente, el borde, el limite y la separación entre ámbitos económicos y sociales no sólo no se debilita sino que parece mantenerse y reafirmarse, diluyéndose bien es cierto determinados ciertos aspectos físicos, al mismo tiempo que se refuerzan los conceptos abstractos que generan dicha separación.
Con esta pérdida de estructura o de contorno se está produciendo un desequilibrio en la conciencia social y del individuo todavía no lo suficientemente valorado, indicada y anticipada de forma clara en los estudios de Pierre Bordieu,3 que será marcante de la sociedad y cultura de las próximas décadas.
Luis Gil Pita, arquitecto
Santiago de Compostela, Noviembre 2019
Notas:
1 Jarauta Francisco.»Presentación introducción» Otra mirada sobre la época. pg 9. Edt F Jarauta, Librería Yerba. Murcia 1994.
2 En un espacio temporal donde es difícil determinar si los comportamientos neoliberales forman parte de una ideología en sí o simplemente se trata de actitudes que paradógicamente necesitan de la ausencia de cualquier otra ideología.
3 Que describen cómo los comportamientos neoliberales tienen una única visión, deshistorizada y deshistorizante, atomizada y atomizante.
El dominio como problema fundamental y físico de los fenómenos límite y frontera | Luis Gil
Capítulo del artículo Alegoría de la frontera y el límite, publicado originalmente en la revista Obradoiro nº34, invierno de 2009.