El pájaro cuco
Nacido en el gélido Báltico y con el rostro algo picado de viruelas, su historia pudo haber sido triste como la de aquel Akákievich de Gógol.
Pero Kahn decidió vivir dos vidas.
Dos vidas simultáneas, con dos mujeres, con dos familias.
Como el pájaro cuco, sobrevoló otros cielos para buscar otros nidos.
Dos vidas sucesivas, la del arquitecto intrascendente y la del profeta de la luz y la geometría.
Sembró el mundo de obras maestras en apenas un par de décadas: Salk, Kimbell, New Haven, Ahmedabad, Dahka.
Nunca sabremos qué llevó a Kahn de una vida a la otra; siempre imaginaremos que vivió alguna otra más que nadie ha contado aún.
El primo Ramón
New Bedford, primavera de 2014