Espacios para aprender. Arquitectura y Docencia (VI) | Raquel Martínez – Alberto Ruiz
Paralización y resurgir del espacio educativo en la segunda mitad del siglo XX
Las consecuencias económicas de la guerra, unidas al aislamiento sufrido por el país en los años inmediatamente posteriores a esta se tradujo, así mismo, en la casi absoluta paralización de la actividad constructiva en el ámbito educativo, más allá de algunas edificaciones escolares incluidas en la reconstrucción emprendida por el Servicio Nacional de Regiones Devastadas, y de ciertas actuaciones simbólicas, como la ya citada intervención en los edificios de la Colina de los Chopos.
Los años de la dictadura transcurrieron, de esta forma, marcados por el monopolio ideológico de la Iglesia en cuestiones educativas. Se dejaron de lado los planteamientos más innovadores para reforzar los valores sobre los que el Estado pretendía edificar su armazón ideológico. Esta situación comenzará a revertirse a finales de los años 50, y será más por una lógica evolución social que por una verdadera voluntad de las autoridades. Como señala Francisco Burgos,
“la actualización morfológica de las escuelas no será, salvo excepciones, el producto de la interpretación en clave espacial de una determinada pedagogía”. 1
Lo cierto es que toda una nueva generación de españoles comienza a asumir las realidades de un mundo al que España aún se resistía a incorporarse. Y los arquitectos, abandonados ya muchos de los paralizantes prejuicios ideológicos de la posguerra, van a encontrar en el desarrollo de nuevas tipologías escolares un campo de experimentación propicio.
Otra circunstancia resulta determinante para la aparición de un nuevo tipo de edificación escolar. El Concilio Vaticano II –convocado en 1959- supone una justificación perfecta para la progresiva modernización de la enseñanza religiosa, mayoritaria en España. La necesidad de integración de las instituciones educativas religiosas en una sociedad civil con la que empezaban a perder el paso obliga a replantear muchos de los conceptos educativos inamovibles hasta entonces. Para ello se recurrirá, irónicamente, a muchos de los planteamientos introducidos por los movimientos progresistas de finales del XIX. Se recuperará la enseñanza graduada – todavía no la separación por sexos; la actividad alternativa a la puramente docente, la relación con la Naturaleza y, en un plano más concreto, los criterios higienistas de ventilación, iluminación y orientación que darán lugar a las nuevas construcciones escolares. Ejemplos de estos nuevos planteamientos podemos encontrar en el Instituto Nuestra Señora de Santa María, proyectado en 1960 por Antonio Fernández Alba o el Gimnasio del Colegio Maravillas, de Alejandro de la Sota.
Por otra parte, el Estado comenzará a involucrarse de una forma más activa en la organización del sistema educativo y, aunque habrá que esperar a los últimos momentos de la dictadura, irán apareciendo sucesivas iniciativas como la Ley General de Educación de 1970, o la convocatoria del Premio Nacional de Arquitectura de 1971, dedicado a la construcción de un prototipo escolar acorde a esta nueva normativa. Con la llegada de la democracia, se acometerá un notable impulso del parque escolar, aunque las urgencias en su realización motivarán la adopción de criterios de diseño económicos y obsoletos, alejados de las respuestas adecuadas a las necesidades reales y a los desafíos del sector educativo del inminente cambio de siglo.
Perspectiva de futuro.
Como hemos señalado, en los últimos años del siglo XX y los primeros del siglo XXI, la concepción de los espacios docentes ha estado marcada más por criterios económicos – derivados de la necesidad de rápida y amplia respuesta ante la universalidad de la educación y el boom demográfico – que por criterios pedagógicos y de calidad arquitectónica.
Asimismo, la incorporación de las TIC a los espacios educativos es todavía muy lenta – si bien lo es también su incorporación a las propias metodologías docentes – apenas como dispositivos adheridos a la arquitectura prexistente pero sin impacto en su génesis.
Nos encontramos en un momento de profundo cambio en la enseñanza, y la arquitectura, como ha hecho en el pasado, debe encontrar el modo de ofrecer una respuesta mediante espacios educativos que no solo permitan el desarrollo de nuevas metodologías, sino que además contribuyan a las mismas.
Raquel Martínez y Alberto Ruiz
arquitectos, docentes e investigadores
Madrid. junio 2014
Notas:
1 Citado por Francisco Burgos en La Arquitectura del Aula
Bibliografía
Monografías:
GARCIA PABLOS, Rodolfo. Construcciones Escolares. Curso organizado por el gobierno español como colaboración al proyecto principal de la UNESCO. Madrid: Dirección General de Enseñanza Primaria, 1962
LANDROVE, Susana, ed. Equipamientos I. Lugares públicos y nuevos programas, 1925-1965. Registro DoCoMoMo Ibérico. Barcelona: Fundación Caja de Arquitectos: Fundación DOCOMOMO ibérico, 2010
BURGOS RUIZ, Francisco. La arquitectura del aula. Nuevas escuelas madrileñas, 1868-1968. Madrid: Ayuntamiento de Madrid. Área de las Artes, 2007
A.C. Documentos de Actividad Contemporánea. nº 9. Primer trimestre de 1933. Barcelona Madrid San Sebastián: G.A.T.E.P.A.C. (Grupo de Arquitectos y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea), 1931-1937
Recursos en línea:
El Blog de Stepien y Barno. La enseñanza según Louis Kahn [en línea] Abril de 2010 [Consulta en julio de 2012] Disponible en web
ALVES GONÇALVES, Polyanna. Herman Hertzberger. Edificios Escolares [en línea]. Octubre de 2009 2010 [Consulta en julio de 2012] Disponible en web
Educación
Óscar Tenreiro /31 de Mayo de 2014
Varias veces he tocado el tema de impacto pedagógico, positivo o negativo, que en una sociedad tiene la conducta de sus dirigentes. Tuve por primera vez oportunidad de reflexionar sobre eso a raíz de la charla de Ivan Ilich (1926-2002) pensador austríaco, sacerdote en dispensa desde fines de los 60, muy conocido a partir de los años setenta, que el colega Julián Ferris (1921-2009), quien lo había conocido durante un viaje y fue junto a otros responsable de invitarlo a Venezuela, organizó
en la Sociedad Venezolana de Arquitectos.
Me impresionó la importancia como instrumento formativo que le daba Illich a la educación no escolarizada, es decir a la que se deriva del intercambio social y en particular a la que es resultado de la influencia de las dirigencias en una sociedad determinada. Llegaba incluso a decir que, la escuela, los maestros y el sistema escolar eran un obstáculo para una educación más auténtica, porque para él la
educación estaba sobre todo fuera de la escuela.
http://goo.gl/u76guh