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Dibujos de obra, del lugar mental a la realidad final | Luis Gil Pita

Dibujos de obra. Montajes pertenecientes a la obra de RVR Arquitectos en Porta da Pena. Santiago de Compostela, 2010 | Fotografías. Marcial Rodriguez- RVR Arquitectos
Dibujos de obra. Montajes pertenecientes a la obra de RVR Arquitectos en Porta da Pena. Santiago de Compostela, 2010 | Fotografías. Marcial Rodriguez- RVR Arquitectos

¿Qué? Explicar lo acontecido.

En relación al dibujo, como necesaria herramienta para la expresión del proyecto, la arquitectura contemporánea ya no se concibe sin la inflación de la representación gráfica del plano, una inflación paralela al crecimiento burocrático de la documentación escrita del propio proyecto, fruto de la obligación de uso, la mayoría de las veces, de forzadas y exacerbadas normativas al servicio más de las aseguradoras que del ciudadano y usuario de la arquitectura.

Aún, y muy a pesar de esta formalización de los medios de representación, la arquitectura, la intensa y real, no lo sería de verdad si tampoco existiese otro dibujo, anterior (porque ya existía cuando no existían los planos, nos referimos a las trazas de las monteas de los maestros constructores de la antigüedad) y también posterior al plano, el dibujo de obra. Un dibujo que acierta y afina el orden y medida de la traza ideal de la oficina, como lugar abstracto, adaptándolo a la realidad material última del proceso de obra.

¿Dónde? El lugar de los hechos.
¿Cuándo? El momento en que se presentaron los hechos.

Comenzamos con una obviedad, que se relaciona con la realidad del dibujo del que hablamos: para hacer dibujos de obra hay que estar en la obra, siempre, casi siempre. No existen pues, dibujos de obra sin pararse en el discurso de la vigilancia del proceso constructivo. El dibujo de obra se debe a la parada y reflexión casi última del que piensa en arquitectura y eso quiere decir tomar tiempo, algo más, una última dilación que fije las ideas y aleje el imprevisto del lugar de la acción…

Este tipo de dibujo nos pone en contacto directo con la realidad, en un mundo de ideas y parámetros vistos como fijos e inamovibles pero que finalmente no son ciertos. Por eso nos interesa, porque nos demuestra la falta de acierto continuo que el discurrir de los procesos mentales frente a los reales tiene. Las cuestiones de la arquitectura, como del resto de acciones humanas, casi nunca son exactamente iguales a lo que preveíamos, así que ahí encontramos el hueco lugar-tiempo, para con el dibujo de obra poner de acuerdo, lo probable con lo realmente posible. El dibujo del laboratorio, el del proyecto, es un dibujo que imagina a la realidad, pero no lo es, es un dibujo ideal, a veces muy pretencioso, como diciendo, prepárate futuro, que así va a ser. Sin embargo, el dibujo de obra nos dice que la vida y su construcción están llenas de pequeñas fracturas y desencuentros con los que hay que negociar para hacerse llegar a buen puerto. Es por ello que el dibujo de obra casi siempre es un dibujo de escala 1/1 y que se refiere mayormente al detalle, al encuentro, al ajuste entre medidas al frente de los ojos. No conviene confundir el dibujo de obra con las marcas de obra, las referencias de altura y de derecha e izquierda, propias de fontaneros, electricistas, instaladores, etc. éstas son traslaciones del plano a la pared sobre las que se discute, pero en las que no existe el juego cortés del acierto, ni el diálogo creativo entre el arquitecto y el oficial buscando el mejor posible para todos, y en especial hacia lo construido.

Dibujos de obra. Montajes pertenecientes a la obra de RVR Arquitectos en Porta da Pena. Santiago de Compostela, 2010 | Fotografías. Marcial Rodriguez- RVR Arquitectos
Dibujos de obra. Montajes pertenecientes a la obra de RVR Arquitectos en Porta da Pena. Santiago de Compostela, 2010 | Fotografías. Marcial Rodriguez- RVR Arquitectos

¿Quién? Los involucrados en el hecho.

Es además, y eso nos agrada sobremanera, un dibujo en el que la discusión y el diálogo ya no se producen tanto con las supuestas jerarquías altas de la obra, sino con el operario y el oficial. Aquellas personas que durante todo el largo proceso proyectual de la oficina han estado más lejos y que ahora se acercan y se demuestran imprescindibles para los ajustes del atraque de las ideas al muelle de la verdad. A través del dibujo de obra los oficiales nos demuestran toda su capacidad y nosotros la nuestra, llegando a consensos que el papel del plano, a una escala ya tan alejada, no permite. Es así porque dibujar a 1/1 o a 1/2 sobre la pared o en la libreta de obra nos permite meter los dedos en la llaga de la realidad, porque los mm se hacen finalmente reales. Un diálogo en el que se resuelve qué línea mata a cual, que junta conviene más por su sombra, la de 3mm o la de 5mm, que raya continúa hasta el encuentro, qué habrá de quedar finalmente por delante o detrás, o si pasa el aire por una junta… Son todos pequeños ejemplos que delatan la necesidad de un dibujo tan real como el material al que representan y que se ve al frente. Los dibujos de obra, pues, no se hacen para que los demás los entiendan en la lejanía, con cierta laxitud deliberada para no entenderse (como los de los planos de proyecto y oficina), se hacen al contrario para entenderse todo el mundo, nosotros los primeros, ahora ya al final del camino.

¿Cómo? La manera en que se dio el acontecimiento.

Los dibujos de obra se hacen en libreta o en el soporte de la pared o el suelo. Los de libreta, casi siempre se hacen dobles, uno para usted y otro para nosotros, y al hacer el segundo todavía aparecen otras correcciones. Estos últimos se llevan para casa, (los arquitectos a pesar de todas las transformaciones del oficio, seguimos pensando la oficina como el espacio doméstico) y se repiensan en el coche, de camino de vuelta, luego se escanean y/o se remiten finalmente por fax o email a obra. Una variante de estos dibujos que no se hacen en pared o suelo son los dibujos en tabla, sobre un trozo o desperdicio de material que facilite una superficie plana para la discusión con el lápiz. Estos son muy propios y habituales de las conversaciones con los carpinteros y esas tablas terminan siendo como un cuaderno rígido amontonadas en la oficina hasta que se pasan las correcciones a papel y de nuevo al fax o email.

Los de pared o suelo, al contrario de los anteriores, terminan por ser fijos y últimos en el sentido de determinación final y registro notarial de las labores a realizar de manera inmediata, allí están a disposición de la ejecución para mañana mismo. Estos quizás son los más literales pero también literarios, porque son breves grafitis condenados a su cubrimiento por la pintura y los trasdosados. Son durante unas últimas horas los dibujos más importantes y necesarios, pero nunca más volverán a ser vistos, ésa es su condena. Son dibujos a mano alzada, pero medidos por el metro y/o acotados, ya no hay espacio para más interpretación será así, bajo el consenso general. Incluso cuando son reglados, dibujados perfectamente a escuadra, pueden usarse, como el ejemplo que ilustra estas palabras, a la manera de las monteas tradicionales, para servir de molde real e inmediato a la construcción y levantamiento del elemento arquitectónico.

Dibujos de obra. Montajes pertenecientes a la obra de RVR Arquitectos en Porta da Pena. Santiago de Compostela, 2010 | Fotografías. Marcial Rodriguez- RVR Arquitectos
Dibujos de obra. Montajes pertenecientes a la obra de RVR Arquitectos en Porta da Pena. Santiago de Compostela, 2010 | Fotografías. Marcial Rodriguez- RVR Arquitectos

Finalmente.

No todos los arquitectos hacen dibujos de obra, aunque sean atentos y extraordinarios profesionales, pero los que los hacen, parecen querer, justificando a veces una falsa torpeza, prolongar egoístamente el precioso período de la indefinición constructiva todavía unos días más, unos minutos más, disfrutando de la idea de lo inacabado y de la imperfección controlada de un proyecto abierto hacia el mejor de los fines, el de la obra acompañada hasta el último día.

Luis Gil Pitao, arquitectos
Santiago de Compostela, julio 2017

Luis Gil Pita
Luis Gil Pitahttps://gilpitanietopenamariaarquitectos.com/
Arquitecto por la ETSA en 1997, desde ese año colabora en el estudio de Manuel Gallego Jorreto hasta 1999. Becado de investigación en Holanda en 2000-1, con un estudio sobre lo fronterizo y liminar en arquitectura, por la Diputación de A Coruña, fue posteriormente Profesor invitado en el área de proyectos de la Facultad de Arquitectura de Guimaráes, Universidade do Minho, del 2001 hasta el 2007. Desde el inicio de su carrera ha publicado asiduamente artículos y ha participado como editor en diferentes publicaciones alrededor de la arquitectura.
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Fidel Vázquez
Fidel Vázquez
7 years ago

inspiradora entrada!
dibujar detalles en paredes y suelos de la obra, esencia del trabajo del arquitecto: FIRMITAS, UTILITAS Y VENUSTAS al instanate; conocer, comunicar y decidir en un dibujo que desaparece en la propia obra…me gusta
gracias por la entrada

Espónsor

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