¿Por qué cuando hablan ciertos arquitectos no se les entiende prácticamente nada de lo que quieren decir y ni siquiera otros arquitectos somos capaces de saber por dónde van los tiros? ¿Y qué pasa cuando una persona ajena a la arquitectura oye hablar a los arquitectos “de sus cosas”?
“La arquitectura ni es, ni se comporta como un lenguaje; no explica, no narra historias, ni ofrece argumentos y si lo hace hará el ridículo. La arquitectura trata temas y presencias que expresan ideas o valores de un modo muy general y siempre directo, sin mediaciones literarias o discursivas”.
Este concepto va de la mano del planteamiento platónico, que ya nos avisaba que el lenguaje existe y se manifiesta en una sola dirección y puede jugar con su temporalidad, mientras que el espacio funciona en todas las direcciones y su tiempo es siempre hacía delante. Por lo que la correlación entre ambos es más complicada de lo que en un principio pudiera parecer. A pesar de ello, los arquitectos nos empañamos en narrar lo que la arquitectura debería estar contando por ella misma. Y lo peor de todo, no es que hablemos de lo que nos ronda por la cabeza mientras se plantea el proyecto, lo peor es que en muchos casos no sabemos traducir correctamente estas ideas a palabras que sean entendibles para el común de los mortales.
Conviene recordar, que la arquitectura no se hace para nosotros los arquitectos, sino para el resto de la gente. Este concepto que parece una obviedad, a veces se le olvida a más de uno. Así que cuando el arquitecto se enfrenta a un cliente o a un público no docto en la disciplina ¿en qué idioma les habla? Creemos que por desgracia se tiene cierta tendencia al “discurso del arquitecto”….
Pero ¿qué entiende un particular, que tiene la inocente pretensión de hacerse una casita tradicional (que bien pudiera ser de estilo rústico) con su porche y su piscina, cuando el arquitecto presa de sus instintos le deleita con un lenguaje que le es totalmente ajeno? Qué pensará del arquitecto cuando éste se arranque con frases de corte un tanto endogámico tipo:
“el edificio quedará fuera de escala”
o el típico
“así los dos volúmenes pueden entablar un diálogo entre sí”
o la no menos habitual
“ésta es la forma de que la arquitectura quede enraizada y se agarre al suelo”.
Mucho nos tememos, que estos comentarios no harán otra cosa que hacer pensar al cliente que se encuentra ante “el artista de turno”, que seguramente manejará los ahorros de toda su vida (pasada y futura), de manera demasiado alegre e irresponsable.
Otro aspecto del lenguaje arquitectónico, es el del “metalenguaje”. Que no es otra cosa que la palabrería que algunos arquitectos inventan para hacernos ver lo instruidos y leídos que son. Aunque la realidad sea, que muchas veces ni ellos mismos saben lo que están diciendo. Ante este tipo de situaciones, nosotros tenemos cierta tendencia a la evasión. Ni nos va ni nos viene, más bien se pudiera decir, que no nos interesa demasiado aquello que en un tiempo razonable, no hemos sido capaces de entender.
Y no nos queremos extender más sobre el tema, porque seguro que vosotros tenéis mucho que contarnos sobre palabra y palabrería en la arquitectura….
Stepienybarno_Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó, arquitectos
Estella, Diciembre 2009