Hace unos días (apenas comenzábamos la clase y hacíamos la revisión de sus plantas y secciones) unos estudiantes del curso de Proyectos me preguntaban si ya había mirado la serie “Gambito de Dama”, sí, les dije, y quiero compartirles un pensamiento que me asaltó la mente cuando la vi:
Si observan bien, Beth Hamon (la protagonista) había aprendido a ver desde la observación, había desarrollado un aprendizaje desde su curiosidad por saber, había aprendido a diferenciar el rol de cada pieza en relación a las demás, para luego -con el tiempo– estudiar previamente cada movimiento. Ella se imaginaba todas las consecuencias que podía conllevar cada uno de sus actos sobre el tablero, analizaba cada jugada antes de ser ejecutada, recorría espacialmente -con la mirada– el espacio del tablero como nosotros el papel en blanco, también leía, se instruía, estudiaba las jugadas realizadas de algunos de los grandes maestros del ajedrez, se enseñaba a sí misma, se entrenaba para saber, para conocerse, se equivocaba y enmendaba inmediatamente en un acto responsable por aprender.
Entonces, les digo lo que pienso:
Cuando proyectan tienen que imaginar lo que va a ocurrir al trazar una línea, tienen que preguntarse antes de colocarla que quieren hacer con ella; tienen que medir lo que implica su dimensión y qué consecuencias va a tener sobre el papel y sobre el dibujo del proyecto que están ejecutando.
Tienen que obligarse – por ahora- a pensar sobre lo que aún no aparece en el papel (pero que van hilando e imaginando) a reflexionar, analizar, observar, y luego hacerse responsables sobre cada línea y trazo ejecutado; ser capaces de contar la historia de la línea, porque proyectar es también un juego sabio, irracional, pero con unas reglas propias adquiridas en el tiempo y con madurez.
Necesitan estudiar la génesis de los proyectos de sus maestros y ser capaces de mirar con respeto y distancia crítica cada duda y cada certeza hecha proyecto.
Diseñar es jugar, es proyectar un futuro que aún no existe pero que imaginamos con responsabilidad, y para ello debemos aprender a hacer la arquitectura que pensamos.
Profesor, le puedo mostrar ya los “Renders” mejor una planta les dije, ya que una planta es una verdad, no hay espacio para la mentira.