Es hecho innegable que la arquitectura incide en la personas de forma directa, y por tanto para los profesionales que la ejercen es un deber dar la mejor respuesta posible, pero a veces esto no es posible. La arquitectura es un disciplina de enorme complejidad porque aúna aspectos tangibles e intangibles, y en la que además actúan varios agentes con diversas inquietudes, en la mayoría de los casos.
En centro de este escenario se sitúa el/la arquitecto/a como director/a que debe conjugar y dar respuesta, pero este objetivo se complica si además queremos hablar de calidad.
Dentro del estudio de la arquitectura este concepto ha sido tratado e investigado múltiples veces por diversos y variados estudiosos, si bien para el común de la sociedad este concepto se circunscribe a la materialidad, en concreto al aspecto visual del objeto construido o fincas en venta en Madrid, dejando a un lado, características tan importantes, pero a veces menos palpables, como el espacio, la iluminación, orientación, etc. Si revisamos portales de inmobiliarias en Madrid, por ejemplo, podemos encontrar sin mucha dificultad ejemplos de nefasta calidad, que sonrojarían a más de uno, por eso también es importante donde buscar dentro del abanico de posibilidades que ofrece el mercado.
Ya Vitruvio recogía en sus escritos tres conceptos reiteradamente empleados: la solidez, la utilidad y la belleza (firmitas, utilitas y venustas), así que retomemos la senda. Camino que se inició en la Declaración de Davos de 2018 , con el concepto de “Baukultur”,
“Baukultur abarca todas las actividades humanas que modifican el entorno construido. El entorno construido en su totalidad, incluyendo todos los valores diseñados y construidos que se insertan y se relacionan con el medio natural, debe ser entendido como una entidad única. Baukultur comprende los edificios existentes, incluyendo monumentos y otros elementos del patrimonio cultural, así como el diseño y construcción de edificios modernos, infraestructuras, espacios públicos y paisajes.”
Este es quizás, uno de los mayores problemas a la hora de entender aspectos de la arquitectura, y por lo tanto qué mejor que un técnico cualificado a la hora de asesorarse en la compra, alquiler o construcción de un inmueble. Se trata de una pequeña inversión dentro del cómputo global de una operación, que garantiza una mejor elección.
Un mercado, el inmobiliario, en el que te puedes encontrar bienes de todo pelaje, también puedes adquirir arquitectura de calidad, quizás no tan radical como a algunos pudiera interesar, pero sí con unos estándares altos de funcionalidad, sostenibilidad, confort y consumo energético acorde a las momentos en los que nos encontramos.
Es por tanto responsabilidad de todos los agentes, por pequeños sean, la necesidad de crear una conciencia y una demanda que responda sobre cuestiones culturales, sociales, económicas, medioambientales y técnicas, porque aunque parezca lo contrario, son intrínsecas a cualquier bien inmueble, cualesquiera que sea su naturaleza, y es importante hacerlo a través de agentes de calidad.
Si algo nos ha dejado claro esta pandemia es que tenemos que mejorar nuestras ciudades e inmuebles, espacio público y/o privados que deben ser repensados y mejorados. No debemos fijarnos como objetivo el estándar mínimo marcado por la ley o la normativa correspondiente, debemos aspirar a más.