El mundo de la investigación y la arquitectura nunca han ido demasiado de la mano. De hecho, seguramente, se han vestido como investigación cosas que no lo eran y otras muchas investigaciones nunca han llegado al ámbito académico. De esta forma, y por la importancia que tiene la investigación dentro de mundo académico, creemos que es un tema más que interesante para poner encima de la mesa.
Por ello, si queréis saber más sobre cuestión, no tenéis más que pasar, leer y si os animáis a comentar mejor que mejor. Mil gracias para nuestros generosos colaboradores que han hecho posible este post: Miguel Villegas de Arquitextonica, Juanjo López de la Cruz de Sol 89 y Rodrigo Almonacid C. de r-arquitectos.
Nosotros empezamos los cursos de doctorado hace cinco años, sin saber muy bien dónde nos metíamos, posteriormente hicimos los DEA o tesinas, obteniendo la suficiencia investigadora, aún sin tener muy claro qué era eso de ser investigadores. Actualmente, estamos liados con nuestras tesis doctorales y, por fin, vemos que hemos recorrido un camino que, por lo menos, nos permite situar el tema y ser conscientes de qué va la historia.
Así, el post de hoy es una consecuencia de un estupendo debate que se desató hace unos días en nuestro muro de facebook (consultar aquí) y que no queríamos que se perdiera en las profundidades de esa red social. Por ello, hemos convocado a tres de los protagonistas de esa conversación para que respondan a 10 preguntas que hemos preparado sobre el mundo de la investigación en el terreno de la arquitectura.
Ahí va la entrevista. Esperamos que sea de vuestro interés.
¿Cuál es vuestra situación dentro del ámbito docente? ¿Podríais contarnos cómo ha sido vuestra experiencia dentro del mundo de la investigación?
Juanjo López de la Cruz de Sol 89 _ Soy profesor asociado de la Escuela de Arquitectura de Sevilla desde 2005. Volví a la Escuela a través de un concurso en el que se valoraba más la trayectoria profesional que la investigadora, al contrario que otros donde es el recorrido académico lo más apreciado. No me gustaría perder la sensación de que vengo del espacio exterior. El retorno a la Escuela me ha permitido confirmar que investigar, proyectar e impartir clases es lo mismo con distinta forma; creo en el proyecto como investigación, en la investigación como profundización de las inquietudes que permite descubrir otras y en la docencia como una vuelta a empezar, un cuestionamiento propio que se traslada al conjunto de los estudiantes para que se hagan sus propias preguntas.
Miguel Villegas de Arquitextonica _ Desde hace siete años soy profesor en la Escuela de Diseño CEADE-Leonardo, desde el año pasado en las enseñanzas artísticas superiores de diseño.
Mi experiencia como investigador ha sido bastante errática. En mi etapa de estudiante, estuve más vinculado a la teoría de la arquitectura, con una beca del MEC. Cuando terminé la carrera y empecé a producir arquitectura, comprendí que lo que me interesaba era aplicar la teoría a la práctica del proyecto arquitectónico.
En 2005 realicé los cursos de doctorado en la ETSA de Sevilla, pero por motivos profesionales dejé en pausa la producción de la tesina y la tesis. Las retomé en 2010, para lo que cambié al modelo máster en busca de cierta disciplina investigadora. Conseguí el título de máster, lo que se supone que certifica mis aptitudes investigadoras para comenzar mi tesis doctoral.
Rodrigo Almonacid C. de r-arquitectos _ Actualmente tengo un contrato a tiempo parcial de profesor asociado, a la espera de poder ser ayudante doctor una vez reconocida mi acreditación como doctor.
A nivel colectivo la experiencia como investigador es insignificante, pues si no cuentas con la titulación de doctor tus aportaciones a un grupo de investigación son consideradas de menor valía, aunque a veces te implicas más que la mayoría de los que presumen de figurar en ese “equipo”. A nivel individual, ya desde estudiante fue becario del Dpto. Proyectos y me enganché con esta labor, aunque la verdad es que el supuesto trabajo de investigación que te comprometes a realizar durante la beca no suele importarle a nadie y siempre queda inédito, muerto por inanición.
¿Por qué creéis que la arquitectura y los arquitectos no han tenido habitualmente una estrecha relación con la investigación académica?
Juanjo López de la Cruz de Sol 89 _ Porque no lo han necesitado. Siempre ha existido la investigación en la arquitectura, en todos sus ámbitos, técnicos o culturales, prácticos o teóricos, pero su forma de expresión no ha sido necesariamente académica. La proliferación actual de investigadores, másters y tesis, con sus ventajas e inconvenientes, se debe a una profesionalización del investigador obligada en muchos casos por los sucesivos pasos normativos que hay que dar para poder satisfacer una vocación docente. En esa multiplicación de la actividad investigadora siguen surgiendo grandes estudiosos de la arquitectura como Ángel Martínez García-Posada, Santiago de Molina, Jacobo García-Germán, Jaime Ferrer o Mayka García-Hípola, por hablar de algunos jóvenes doctores con una brillante carrera dedicada al pensamiento arquitectónico.
Miguel Villegas de Arquitextonica _ Durante los años que discurrieron entre la finalización de los cursos de doctorado y mi paso a máster pasé por muchas etapas de dudas y dilemas alrededor del enfoque de mi investigación. Me costó mucho aceptar que lo que yo entendía por investigación, no era investigación científica y menos de nivel universitario. Gracias a mi tutora de investigación, Luz Fernández-Valderrama, conseguí, pese a estar en profundo desacuerdo, entrar en razón y aprender a trabajar dentro de la ortodoxia académica.
Quizás el problema que yo tuve sea extrapolable al resto de compañeros. Confundimos ensayo aislado con experimento iterativo, creatividad con ciencia, densidad de trabajo con rigor, expresión con documentación. Por si no queda claro, el ensayo, creativo, con gran cantidad de trabajo y una rica expresividad es a lo que estamos acostumbrados en arquitectura. La ciencia, creo, está más cerca del experimento iterativo, con ciencia aplicada, riguroso y documentado al máximo.
Muchos compañeros opinarán, igual que lo hacía yo, que su arquitectura es como he descrito la ciencia, a mi me costó años y disgustos aceptar que me estaba equivocando.
Rodrigo Almonacid C. de r-arquitectos _ Es sencillo de entender. Convertirse en “doctor” no aumenta las atribuciones profesionales del arquitecto en España, así que salvo que tengas intereses en tu promoción como profesor dentro de una ETSA no merece la pena. En otros países supone un rango muy considerado, da prestigio, pero en el nuestro y en nuestra querida profesión es a veces incluso despreciado por el mercado, donde predomina la anti-meritocracia. En los últimos años esto ha cambiado, pero más por necesidad que por auténtica vocación de investigador. Como ahora no hay trabajo, los recién licenciados son convencidos para prolongar sus estudios en cursos de doctorado, y a veces incluso a hacer la tesis, a pesar de que no haya huecos para nuevos profesores. Pero como el Departamento en cuestión se apunta el tanto…
¿Sobre qué temáticas habéis estado investigando en estos años y cómo ha sido el proceso que habéis seguido?
Juanjo López de la Cruz de Sol 89 _ Me parece que un arquitecto avanza con múltiples investigaciones a la vez, algunas nunca se desvelan y otras se hacen públicas con apariencia de libros, tesis, clases, proyectos o construcciones. Por mi parte, las cuestiones que he investigado siempre han tenido una fuerte vinculación personal, ya fuera a partir de un viaje, de un proyecto realizado o un encuentro casual, creo que si no es así todo es más difícil. No descarto ningún ámbito de investigación, no existe la especialización en arquitectura más que en ella misma, por lo que cuando intento profundizar en una cuestión, lo cultural, lo constructivo y también lo que no es propiamente arquitectónico suelen converger en mi mesa, es la mirada propia la que amalgama todo este complejo. He reunido investigaciones sobre la reutilización como hecho cultural, sobre la ocupación de lugares abandonados, sobre la habitación en la posguerra americana, sobre algún arquitecto nórdico que anduvo por Marruecos, Italia y Francia a la búsqueda de la luz perdida o sobre la génesis de los procesos creativos en el ámbito del proyecto. En coherencia, diré que con cada proyecto, junto a María González, inauguro o continúo una nueva carpeta donde acumulamos convergencias que van dando forma a futuras pesquisas, así hemos investigado sobre la formación de las ciudades como una acumulación, sobre la génesis urbana no planificada, sobre la construcción del vacío, sobre la recuperación de espacios perdidos o sobre el proyecto como una encadenamiento de acciones. Quiero pensar que aún soy un investigador amateur, en el sentido primero del término, siempre he coleccionado asuntos que me llamaban la atención y en alguna ocasión los he puesto en orden en forma de artículos, clases, algún libro e investigación de máster, ahora ando intentando ordenar mi tesis doctoral.
Miguel Villegas de Arquitextonica _ Aquí el proceso también aparentemente errático, pero solo aparentemente, y me ha llevado a conseguir una línea que creo que tiene cierta coherencia.
Empecé en 2003 desde arquitextonica.net, investigando y escribiendo sobre arquitectura y sociedad red. Seguí trabajando sobre diseño computacional, una rama muy instrumental de la producción de arquitectura y que, pese a su potencia, lleva mucho sufriendo el desdén ignorante de muchos. Traté de vencer las reticencias que me encontré, proponiendo una investigación en la que se produjera una aplicación directa del diseño computacional al proyecto de arquitectura. Al ver el enorme descreimiento que había, no solo sobre las posibilidades de su aplicación, si no sobre lo informacional, para mi la base de lo computacional, en sí mismo, decidí que tenía que ser el objeto de la primera parte de mi investigación, y así apareció el objeto de mi tesina “Herramientas Conceptuales para una Comprensión Operativa de la Sociedad de la Información”.
Rodrigo Almonacid C. de r-arquitectos _ La mayor parte del tiempo he estado investigando sobre la interpretación de las claves del paisaje como material para el proyecto de arquitectura, especialmente en el entorno nórdico y a propósito de la obra ejemplar del danés Arne Jacobsen. Finalmente ha cristalizado en forma de tesis doctoral (“Arne Jacobsen: el paisaje codificado”), lo cual ha sido una enorme alegría personal, pues el proceso arrancó primero en un viaje, luego con varios artículos en libros y alguna ponencia, y hubiera sido una lástima no haber rematado el proceso de más de una década de trabajo.
*** Por si a alguien le puede interesar, he colgado un resumen de mi tesis en mi [r-blog] para descargárselo en PDF
¿Cómo veis la actual estructura del mundo docente?¿Qué os parecen los másters de arquitectura en general y aquellos que dan acceso a la tesis doctoral en particular?
Juanjo López de la Cruz de Sol 89 _ Me siento incapaz de opinar sobre la generalidad del mundo docente e investigador. Si me limito a mi corta experiencia, doy clase en el primer curso de proyectos de la carrera y sigo asistiendo encantado al momento en el que un estudiante abre los ojos como platos porque ha visto más allá de lo que creía, hay que creer para ver. Soy testigo desde mis años de estudiante de una progresiva pérdida de horas de docencia de la carrera y de la asignatura de proyectos (perdonad que me refiera sólo a ella pero es la que me compete), actualmente la mitad respecto a cuando yo estudié, lo que no creo que sea bueno, parece complicado que una materia donde el tiempo es tan importante se dé con tantas urgencias. En cualquier caso, pienso que la formación universitaria no es sino un preludio, apenas una invitación a comenzar a caminar y a descubrir tus propias sendas. En arquitectura, imagino que en otras disciplinas igual, es necesario continuar formándote para poder construir un pensamiento propio. La ventaja de los actuales másters respecto a los antiguos procedimientos que habilitaban para hacer la tesis, es que los tiempos están más pautados y hay un mayor seguimiento de tu trabajo investigador, frente a aquel francotirador solitario de las antiguas normativas que podía pasar años apostado sin disparar ni un solo tiro. El lado más negativo es una suerte de automatización de la carrera investigadora, en la que el protagonista cede en ocasiones excesiva autonomía al máster, llevando a cabo investigaciones que a veces no le interesan ni a él mismo. La solución, como tantas otras veces, la búsqueda personal y el interés por las cosas más allá de los réditos inmediatos que provean.
Miguel Villegas de Arquitextonica _ La estructura del mundo docente me parece excesivamente burocratizada. Desde mi etapa como estudiante se han realizado reformas legales que pretendían acabar con el nepotismo y el clientelismo en la universidad.
Parece que se ha conseguido bastante, pero la universidad pública que ahora percibo no me gusta. Todo se reduce a acumulación de publicaciones, acreditaciones, informes, planes docentes, la carga burocrática del sistema me parece excesiva. Y me temo que el sistema de reglamentos, concursos, estancias, becas, colaboraciones, interinidades y ese largo etcétera, en tanto que sistema, puede pervertirse. No creo que sea infalible.
La universidad privada me da otras garantías respecto a mi responsabilidad y la de mis compañeros. Es cierto que nuestro acceso a la docencia es más discreccional, pero una vez dentro, los profesores estamos constantemente sometidos a escrutinio. Si no rendimos, no trabajamos. No hay “plazas”.
Respecto de los másters, mi experiencia en la universidad pública no ha sido buena, pero no puedo decir que haya sido decepcionante, y quizás esto sea peor todavía, porque me la esperaba. Iba buscando una formación especializada y de nivel profesional y me encontré con un curso de extensión de la carrera. No había diferencia en la metodología docente, los contenidos eran, la mayoría de las veces, excesivamente elementales y la implicación demasiado baja.
Creo que los másters deberían tener un nivel de exigencia mucho mayor. Estamos hablando de docencia impartida no a universitarios si no a licenciados universitarios, algunos ya profesionales en ejercicio. Y el nivel, al menos el que yo percibí, dejaba mucho que desear. Creo que, una de las vías de solución de este problema sería establecer una distancia temporal mínima entre la licenciatura y el máster, y otra entre el máster y el doctorado. En España un estudiante puede cursar un grado, un máster y su tesis y ser doctor con menos de 30 años. Me parece una barbaridad. Y creo que el sistema de investigación y acreditación actual es lo que está fomentando. Se está apostando por una investigación universitaria profesionalizada, algo aparentemente muy positivo, si no fuera porque puede provocar una fuerte desconexión de los investigadores respecto de la realidad de su sector.
Estas experiencias, entre otras, son las que me mueven como docente a ser muy exigente conmigo y con mis alumnos. Creo que debe existir una mayor consciencia de la responsabilidad de unos y otros y hacer que el nivel de exigencia, y el de excelencia consecuente, sea acorde a esta.
Rodrigo Almonacid C. de r-arquitectos _ La estructura departamental de la universidad española, tal y como yo lo veo, es excesivamente jerárquica, lo cual impide progresar por líneas que no sean propuestas desde la cúpula. Fue fórmula válida para un tiempo pretérito, pero que necesita ser revisado para poder ampliar las miras y dar cabida a nuevas experiencias docentes e investigadoras, y para volver a encajar con la sociedad a la que (supuestamente) sirve.
Los másters deberían aportar una cualificación profesional de “especialista”, y a menudo eso es muy difícil de ofrecer desde universidades de tamaño mediano o pequeño como la que yo conozco. Reunir a una serie de verdaderos expertos en una materia es muy complicado, pero solo desde criterios de calidad máxima tienen sentido, si no… es perder el tiempo. Los cursos de postgrado para doctorandos son, en general, mucho peores, porque no cuentan con una idea común y no te suelen preparar para una materia sobre la que investigar, y a menudo ni siquiera para saber investigar de manera científica. Y menos en los nuevos entornos de conocimiento 2.0., donde eso de la “curación de contenidos” le suena a chino a (casi) todos los profesores de ese tipo de cursos, desgraciadamente.
¿Cómo definiríais una tesis Doctoral? ¿En qué se diferencia una tesis doctoral de una investigación (si es que hay diferencia)? ¿Tiene alguna particularidad una tesis de arquitectura?
Juanjo López de la Cruz de Sol 89 _ De nuevo no soy el más apropiado para responder puesto que no he hecho ninguna tesis doctoral. Como lector de tesis podría responder que me parece que, bien entendida, una tesis es una excusa privilegiada para poder dedicar tu tiempo a indagar en una inquietud que acabará descubriéndote algo de ti mismo, las tesis que más me interesan me desvelan tanto del objeto investigado como del investigador. En cuanto a las particularidades de una tesis, en principio, ésta debe ser un instrumento para compartir conocimiento, de ahí que deba responder a una forma que garantice la transferencia de lo que en ella se dice, aunque no creo que esto signifique que haya una única fórmula para hacer una tesis como defienden algunos. Me parece hermoso que una tesis atienda a lo que otros dijeron sobre el asunto investigado, hay algo humilde en asumir que uno no hace sino avanzar en un trabajo colectivo, universal; la duda surge al preguntarnos cuánto tiene una tesis de arquitectura de aportación personal alejada de los rigores científicos, al hacernos esta pregunta es inevitable divisar cosas a izquierda y a derecha, sin gafas…
Miguel Villegas de Arquitextonica _ Para mi todavía es un tema pendiente; poco puedo aportar más allá de impresiones. Pero algo si que tengo que decir. Me parece, y esto es sólo una opinión, que uno de los problemas de la producción de tesis doctorales en el área que me interesa, la de proyectos arquitectónicos, es la falta de trabajo científico. Veo constantemente tesis de proyectos, y no olvidemos que proyectar significa lanzar hacia adelante, cuyo objeto de trabajo es arquitectura pasada. No veo una línea sólida y coherente sobre el proyecto de arquitectura hacia el futuro.
Rodrigo Almonacid C. de r-arquitectos _ Una tesis es un empeño por encontrar las preguntas más importantes acerca de una cuestión de relevancia, al menos en lo personal. Yo la he descrito como un “viaje”, en el que la anhelada Ítaca es lo de menos, lo interesante está en el camino. Si no te entusiasma el tema es mejor abandonarlo urgentemente, pues es seguro que no acabarás el viaje, es demasiado duro como para no estar ultra-motivado. Es ahí donde reside la principal particularidad de una tesis de arquitectura: que el camino lo andamos solos, cada uno por libre, sin que sean parte de una línea de investigación más amplia y compartido por otros miembros de un departamento. Eso que sí ocurre con una tesis científico-técnica, en la que una tesis pone en orden una serie de resultados obtenidos tras un “experimento” y que además ha de ser publicado para que no se quede obsoleto, para que no lo divulgue otro antes que tú. Por eso su tamaño y dedicación no puede ser infinita, como sí suele ocurrir con las de humanidades en cambio.
¿En qué consiste un artículo de investigación? ¿Cuál creéis que es su importancia? ¿Qué os parece el sistema de evaluación de la Aneca?
Juanjo López de la Cruz de Sol 89 _ Como sabéis, un artículo de investigación debe ser un texto que alumbre un conocimiento o una mirada novedosa sobre un asunto concreto, debe también cumplir con una serie de normas académicas que permitan dar continuidad a ese texto con el pasado (a través de las fuentes citadas) y con el futuro (a través de la bibliografía que permita continuar investigando). Intenta alejarse de la simple divulgación (a través de la profundización) y de la mera opinión (argumentando lo dicho con fuentes contrastadas). Su importancia depende de la calidad del artículo, como un post de un blog, una edición encuadernada o un mensaje en una botella, los hay buenos y malos. Las evaluaciones como las de la ANECA intentan controlar que la actividad docente e investigadora de un profesor que quiere avanzar en su carrera académica se mantiene viva, a través de una categorización curricular que garantice un mínimo de producción de calidad. El problema es que en este intento quizás se produzcan injusticias porque las estandarizaciones se llevan mal con las singularidades y en su tentativa de garantizar que los valores aportados son de suficiente calidad se menosprecien otros, menos reglados, que pueden ser interesantes pero de improbable comprobación. Además existe una reclamación duradera desde el ámbito de la arquitectura por que se atienda a las particularidades de esta disciplina, donde no existen canales de investigación tan consolidados como en otras y en la que la actividad profesional puede estar también ligada a la investigación. Otra posible perversión sucede cuando la carrera académica se convierte en un correteo por conseguir acumular los méritos que más puntúan, más allá de su interés específico, aunque imagino que esto siempre ha sido así. Tampoco sé mucho del asunto, la ANECA me evaluó positivamente para profesor colaborador pero nunca me sirvió para nada.
Miguel Villegas de Arquitextonica _
Rodrigo Almonacid C. de r-arquitectos _ La consideración de un artículo es ajeno al propio texto, depende de agentes externos (agencias como la ANECA, comités científicos de las revistas, institutos de investigación, etc.), dependiendo del caso. En lo relativo a la Arquitectura es difícil señalar en qué medida esa consideración de rango superior otorgada, por ejemplo, al ser publicada en una revista indexada es verdaderamente oportuna en términos de “impacto”, valor preponderante (y principal “vara de medir”) de cualquier clasificación de este tipo. En Arquitectura eso es muy difícil de establecer: puedes leer textos muy interesantes y con alto grado en su aportación a un determinado discurso teórico y carecer de un rigor metodológico, de lo que consideramos como labor científica perfectamente documentada (precedentes en la investigación, erudición en las fuentes, originalidad, corrección, etc.); y viceversa, pues hay artículos maravillosamente elaborados en la forma pero cuyo contenido no es relevante, o al menos solo lo es en el 10% de su discurso, pues se trata de reelaboraciones o actualizaciones sobre un tema (esto incluso ocurre con las tesis, especialmente las historiográficas, que son “documentalistas” pero nada propositivas, lo cual no incide en una vivificación de esos archivos históricos).
Del sistema de evaluación de la ANECA solo comentaré las extrañas incongruencias observadas por doquier, pues unas veces ves a como se otorgan acreditaciones a catedrático sin apenas haber escrito ni un solo libro de forma individual, y otras veces resulta que ocurre lo contrario. No lo he sufrido aún pero parece muy injusto, sospecho que más inducido desde las necesidades de dotación de plazas de determinadas ETSAs que por otros motivos. Pero es lo que hay…
¿Qué particularidades tienen las revistas que publican artículos de investigación? ¿Cuál es vuestra relación con las revistas científicas que tenemos dentro de nuestro terreno de la arquitectura?
Juanjo López de la Cruz de Sol 89 _ La mayor singularidad es que los artículos se publican según un criterio de evaluación anónimo externo al propio consejo editor de la revista, donde el autor evaluado que envía un texto no conoce a sus evaluadores y viceversa. Es el denominado sistema doble ciego, por el que dos evaluadores conocedores de la materia del artículo a valorar opinan independientemente sobre si éste debe ser publicado. Además una revista científica debe garantizar una periodicidad de publicación que garantice un esfuerzo continuado por la difusión del conocimiento, una baja endogamia, esto es, que los articulistas sean en su mayoría ajenos a la institución o grupo que promueve la revista, y contar con un comité científico integrado por investigadores reconocidos. En mi caso, soy miembro del consejo editor de la revista científica Proyecto Progreso Arquitectura, mi cometido, junto al del resto del consejo, es el de proponer la temáticas de los números a publicar, comprobar si los artículos remitidos en las correspondientes convocatorias atienden a la temática propuesta y tienen forma científica y, finalmente, confirmar que el autor se atiene a las consideraciones llevadas a cabo por los evaluadores externos y anónimos en caso de que las haya.
Miguel Villegas de Arquitextonica _
Rodrigo Almonacid C. de r-arquitectos _ Las condiciones legales que se les imponen a estas revistas indexadas son muy rigurosas en general, y en el ámbito de la Arquitectura no se han adaptado bien a las peculiaridades de nuestra disciplina. Tal es así que, afortunadamente, desde 2011 la Conferencia de Directores de las Escuelas de Arquitectura de España lleva trabajando en ello, y acaba de presentar hace poco más de un mes una propuesta alternativa que se ajusta en mayor medida a nuestra realidad investigadora. Veremos si se acepta y cómo se implementa.
En mi caso la relación con este tipo de revistas es casi nula hasta la fecha, pues son tan pocas el número de las indexadas y tanta la demanda de los profesores o investigadores en Arquitectura que no todo puede ser publicado aunque reúna criterios de calidad científica más que reconocidos. Es una lástima perder tanto trabajo por falta de plataformas de divulgación reconocidas.
¿Cómo es una revista indexada? ¿Qué consecuencias tiene publicar en una revista indexada de primer nivel? ¿Cómo se mide el impacto de esas revistas?
Juanjo López de la Cruz de Sol 89 _ La característica común a las publicaciones indexadas es que forman parte de un ámbito documental que permite su rastreo y localización para su consulta. Cuanto más prestigiosa es la institución que incorpora la revista a su índice, en principio, mayor número de investigadores accederán a ella y mayor impacto tendrán los artículos que contenga. En España es la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora la que define los criterios establecidos para que una publicación sea reconocida como “de impacto”. De todos modos, existe una razón primera para participar en este tipo de publicaciones, ya sea desde su organización o como articulista, que debería prevalecer por encima de cualquier otra, es la satisfacción que proporciona la investigación paciente y la especulación imaginativa, la excitación de compartir con los demás nuestra mirada sobre el mundo, creo que no deberíamos perder esto de vista.
Miguel Villegas de Arquitextonica _
Rodrigo Almonacid C. de r-arquitectos _ Lo de la medición del “impacto” es muy subjetivo en el ámbito de la Arquitectura. Uno es capaz de entender cómo la divulgación pública de determinado descubrimiento científico permite alentar esperanzas de una mejora de las condiciones de la vida humana, por poner el caso. Pero eso no funciona así en Arquitectura, ni siquiera en aquellos ámbitos en los que la experimentalidad puede ser alta, como en los procesos de fabricación de los materiales o en los del comportamiento de ciertas soluciones constructivas medidas en laboratorios por pruebas homologadas.
El “impacto” de un artículo a menudo se debe más a la plataforma desde donde sea divulgado que al mérito en sí del trabajo. Eso todos lo entendemos en las clásicas revistas de arquitectura, cuyos articulistas (generalmente de indudable valía, justo es decirlo) alcanzan mayor impacto en función del número de ejemplares vendidos de la revista donde se publica su artículo que por el comité científico que avala su publicación, pues en muchas de las revistas más internacionalmente conocidas ni siquiera existe, y todo lo decide el consejo editorial.
¿Qué papel creéis que juega internet, las nuevas tecnologías y la sociedad de la información dentro de mundo de la investigación en la arquitectura?
Juanjo López de la Cruz de Sol 89 _ Las ventajas de la difusión y la conexión son evidentes, Internet es la metáfora de la universalización del conocimiento a la que aspira la comunidad universitaria, es sabido que surgió como un asunto de vínculos entre universidades. No me parece que el problema o la virtud de la investigación sea de soporte sino de criterio, del investigador, del editor y del lector, si alguno de los tres flaquea no importa que leamos en papel, en una pantalla o en una pintada callejera, no merecerá la pena haberlo escrito.
Miguel Villegas de Arquitextonica _ Me voy a permitir unir todas las preguntas, porque de nuevo desde mi posición periférica, creo que algo falla en el sistema de investigación científica universitaria cuando depende a tal nivel de las publicaciones.
Si la estructura fuera:
Investigo>escribo>publico>otros investigadores investigan>escriben>publican>…
Estaríamos en un proceso perfecto de expansión del conocimiento, algo estupendo y necesario para el avance de la humanidad.
Pero he aquí un problema. En el paso entre publicar e investigar, las revistas indexadas establecen un canon, generalmente altísimo, por el acceso a los contenidos que publican (contenidos por los que rara vez, por no decir nunca, pagan). Un agente de la cadena decide colocarse en una posición de fuerza y hacer negocio, con lo que la posibilidad de expansión del conocimiento se ve trabada por condicionantes económicos.
Otro tema es el establecimiento de la valía y la reputación académica de las mismas. No voy a discutirlo, pero no me parece suficiente.
Las publicaciones científicas son un bien de consumo, y esto me parece terrible. La sociedad de la información es un hecho y creo que tenemos en nuestras manos las herramientas y capacidades para desmontar este sistema y que la ciencia y el conocimiento que esta genera, en cualquier campo, se hagan accesibles a la humanidad. El Open Journal Systems es un ejemplo de iniciativas en esta dirección, pero no creo que sea la única vía.
Rodrigo Almonacid C. de r-arquitectos _ Sinceramente, no creo que podamos ni sospechar cómo va a incidir la evolución del mundo 2.0. en la investigación de Arquitectura. Mi opinión es la de que no nos podemos “descolgar” de esas nuevas herramientas a la hora de crear y compartir conocimiento, ¡¡eso es maravilloso!! Además, si en otros sectores o disciplinas ya han superado ese cambio de mentalidad de la clásica divulgación académica como único referente, ¿por qué vamos a ser menos nosotros? No podemos renunciar a ello, se abre un mundo de oportunidades, como es ésta al compartir con vosotros (Stepien y Barnó) mis opiniones en entornos 2.0.
Seguramente acabará por producirse una fuerte reestructuración del mundo editorial, y las universidades empezarán a entrar en estas nuevas dinámicas, más obligadas que convencidas. Aunque, como antes, no siempre los criterios de calidad primarán en la repercusión del texto, pero sí que al menos estarán más abiertas las posibilidades de hacerlo sin obstáculos académicos por medio.
Por último, ¿qué consejo darías a un joven (¡¡o no tan joven!!) arquitecto que está pensando adentrarse en el mundo de la investigación?
Juanjo López de la Cruz de Sol 89 _ Más que un consejo es un recordatorio que me hago a mí mismo. Deberíamos tener presente que se trata de vivir para contarlo y no al revés, que es más importante leer que escribir y que al investigar indagamos además sobre nosotros mismos, por lo que el motivo de la investigación debe surgir de nuestras inquietudes y curiosidades.
Miguel Villegas de Arquitextonica _ Creo que debemos transformar la sociedad de la información en la sociedad del conocimiento. La red está ahí, hay muchísima basura digital, pero también hay mucha información maravillosa. Todo el conocimiento humano debería estar en la red, pero ahora solo hay mucha información. ¿Cómo transformamos información en conocimiento? Fácil. Enlazando, estableciendo conexiones, atribuciones, lógicas, referencias, haciendo evidentes nuestros procesos de pensamiento e investigación, y haciéndolos evidentes para que otros los puedan coger, hacerlos suyos y hacerlos crecer.
Para mí, la información, y por extensión el conocimiento, debe ser, gracias sobre todo a la hermenéutica y lo digital, lo único en el universo que contradice el principio de conservación de la energía. Si transmitimos (compartimos) información, no sólo no la perdemos, si no que la multiplicamos y la hacemos crecer convirtiéndola en algo diferente y más rico.
Enlazando con el tema de las publicaciones, debo entonar un mea culpa. Lo perverso del sistema, y la búsqueda de rentabilidad académica, me ha llevado a no publicar nada de mi trabajo fin de máster.
Para ser coherente con mis argumentos debería haberlos publicado en acceso libre hace tiempo, pero si quiero seguir una carrera como investigado universitario, mi objetivo deben ser las publicaciones científicas. Para mi este es el problema sin resolver.
Rodrigo Almonacid C. de r-arquitectos _ Pasión, pasión, y pasión. Investigar es “pasear a tientas”, pensar en las mejores preguntas y responder solo cuando se tengan certezas. Y eso es muy duro, no cabe aventurarse sin más, pues entonces rayamos con la literatura y nos salimos del ámbito científico, claro.
Primero hay que ser un ávido lector, un amante de los libros. Quizá así, solo así, uno pueda empezar a establecer relaciones entre datos aparentemente inconexos, de dónde puede surgir la idea central de un texto. Luego hay que ser metódico y muy riguroso, para no querer forzar el discurso y poner un orden en toda esa maraña de ideas deslavazadas. Y finalmente, con el tiempo, se pueden convertir en palabras escritas con cierta precisión, y hasta con habilidad formal. Aunque digámoslo claro, hay muy pocos arquitectos que escriban bien, es verdad, ¡¡lo cual no significa que no se sea un buen investigador, por supuesto!!
Yo animaría a investigar, pero lo haría desde la época de estudiante, donde el prurito no ha de preocuparle a nadie. Pero si uno encuentra entonces el gusto por leer y luego escribir… ¡¡pues adelante!!
Stepienybarno_Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó, arquitectos
Estella, julio 2013