Hace tiempo que viajar dejó de ser una experiencia para convertirse en un negocio.
El turismo es parte de un sistema que convierte una cultura en producto, un país en marca.
Y, por supuesto, las leyes del mercado exigen que todo sea cómodo e inmediato.
Sin embargo, las ruinas, como las ciudades, no son restaurantes de comida rápida ni parques temáticos de nuestro pasado; son lugares donde, si nos paramos, podemos palpar la piel del tiempo.
El primo Ramón
Valdivia, otoño de 2013