Nos interesa destacar el mundo particular de la silla para niños, muy especialmente porque es uno de los primeros contactos del ciudadano a su más primera infancia con una máquina que sirve a los usos domésticos más básicos, como paso previo al uso de la arquitectura y la ciudad. Las sillas son las más simples máquinas (complejas) que ponen en relación la acción humana con el entorno arquitectónico próximo. Sentarse a la mesa a comer o quizás a trabajar (como juego) separándose, e irguiéndose, ya del suelo de los primeros meses antes de alcanzar lugares más altos y naturales a la acciones propias de las personas de edad madura. Tal como Medawar establece en la relación de un cuerpo con su entorno inmediato las sillas serían herramientas, apéndices u órganos externos del propio ser que evolucionan con nosotros y, en primer lugar, en las primeras interrelaciones del niño con su entorno más allá del seno de su madre.
Cuando el gateo se convierte en prescindible y el niño se yergue aprovecha muy comúnmente la mesa supletoria y la silla adulta como apoyo, confundiendo de manera intuitiva, espontánea y natural el uso y función de la escala a que estaba destinada el objeto que él observa. Cuántas veces habremos escuchado la sentencia
“bájate de ahí que eso no es una silla o saca las cosas de ahí que eso no es una mesa”
en alusión a una natural confusión sobre máquinas hechas para el uso de ciudadanos de otra escala.
En sentido contrario adaptar funciones y procesos adultos al tamaño de los niños exige una actitud flexible y abierta que cambie patrones y estereotipos no sólo afectados por el cambio de escala. El pensamiento creativo con el objetivo de adaptarse al niño se mueve dentro de varias escenas o parámetros muy básicos que ordenamos según los siguientes tópicos de creación COPY-PASTE-SCALE, STRECHT, NEW.
Copy-paste-scale
Es obvio pero imprescindible referir que la primera noción del diseño de la silla infantil nace del trabajo en la escala, es decir en la reducción del tamaño de algunos diseños adultos para adecuarse a la ergonomía del niño produciendo objetos parientes idénticos de los originales en versión reducida de los pensados para la talla del hombre o mujer adulto, casi en el sentido en que una maqueta lo hace de un original.
En este sentido, y aún en la versión infantil de algunos modelos tradicionales y clásicos, es de aplicación y reconocimiento el Principio de Similitud que ya describía Galileo sobre la adaptación y diálogo entre cambio de escala y alteración de la función. Una silla más pequeña nacida de la copia de una original de adulto no es simplemente una aplicación escalar reductora sino que manifiesta alteraciones estructurales y formales, a veces poco perceptibles, pero necesarias para seguir dentro de parámetros funcionales.
Strecht
Al principal argumento de construcción de la máquina infantil de la silla, antes descrito en relación a la escala, se sobrepone otra pauta adjetivizadora. Es la acción que reestructurando y subvirtiendo en ocasiones la anterior modificación de escala hecha a la talla de los pequeños, intenta hacer manejable el pequeño invento de nuevo a la mano y visión de uso del tutor, del padre o la madre. Es decir, para poder hacer gestionable por el adulto la disminución de tamaño anteriormente conseguida y poder organizar algunas acciones de desencuentro con otros muebles a la escala de los mayores, como la relación con la comida o el juego en el plano elevado de la mesa familiar. Es el caso de las tronas y sillas de acompañamiento, cuya necesidad se hace obvia por la incongruencia entre la escala infantil de la silla del niño y la escala de la mesa del adulto.
New
Menos común por su dificultad, riesgo y por la continuidad de los parámetros clásicos en el trato y relación del mundo adulto con los niños son los diseños ex–novo. Son, por lo común, sillas que no resultan de la adaptación de un modelo standard clásico a una escala pequeña y posteriores deformaciones como vimos en el segundo apartado sino de la creación de una máquina que gestiona su idiosincrasia propia generalmente en relación a la flexibilidad de usos o escalas y alturas. Es el caso de la Silla noruega Tripp-Trapp que estructura su lógica y obtiene un resultado formal absolutamente diferente por su necesidad de acompañar al crecimiento del niño desde los primeros meses hasta casi la pubertad.
La perversa confusión melancólica
Ha sido y es común la mala práctica de introducir fuera de los patrones antes relatados, de escala, función y ergonomía, en el diseño de sillas para niños, tal como acostumbra a denunciar Enzo Mari, la decoración y formas superfluas del imaginario Disney, simplemente porque de esta forma pareciesen más cercanas a los niños. Esta imaginería sólo es el edulcorante superfluo que parte de la industria añade pero que ningún valor ni seña de identidad pone al rico y diverso mundo del menor.
Simplemente es un recurso infantilizador innecesario y una proyección que más allá de su ligereza moral refuerza y marca el dominio del adulto sobre el niño. Estos adobíos son además un recurso gratuito nunca expresado ni aparecido en el mundo tradicional ni vernáculo de los muebles adaptados a los niños.
En este sentido la única salvedad admisible y adjetivizadora que añade carácter diferenciador al asiento del niño fuera de los parámetros de escala y forma necesarios por ergonomía, viene en ocasiones del lado del uso del color como acento. Este presupuesto también moderno, que no es gratuito ni falso en relación a la forma, aparece a comienzos del s. XX ligado a los nuevos parámetros de atención a la infancia por parte de nuevos y amplios estudios, entre los cuales uno de los más directamente relacionados con el mundo del diseño y la arquitectura es el sistema educativo Montessori. Todos los modernizadores sistemas desde fines del s. XIX y durante el s. XX han reconocido el valor de la didáctica del color en el enriquecimiento, aprendizaje y diálogo con el exterior de la psique infantil.
Para finalizar
Pensamos que la silla infantil es y será siempre el comienzo de la relación del ciudadano en su más temprana edad con su entorno más próximo, con el cuarto, con la arquitectura dentro de la arquitectura, antes de salir a la calle y relacionarse con la ciudad.
Es el punto de apoyo, de equilibrio del centro de gravedad inestable de la pequeña escala en relación a la velocidad y coordinación del mundo de los adultos y es también la primera normativa política que seguimos para poner orden en las funciones y tareas a realizar en coordinación con el mundo ya separado del suelo y en relación con otros muebles, otras escalas y funciones a realizar.
Luis Gil+Cristina Nieto. arquitectos
santiago de compostela. septiembre 2010
Nota: Breves notas a los patrones de diseño de las sillas infantiles en relación a ocho ejemplos, para la exposición de los Roteiros de Creación de la Ciudad de Santiago de Compostela en el Bar o 13, Septiembre 2010