El arquitecto migratorio
Era el hombre de las frases cortas. Menos es más, Dios está en los detalles.
Prusiano, recto, tenaz.
Sus casas de ladrillo y su Pabellón Alemán no fueron suficientes para salvarlo de la fiera que devastaba Alemania. Tampoco le bastó emigrar con su Bauhaus itinerante de Weimar a Dessau y de ahí a Berlín.
Rendido, Van der Rohe cruzó la Mar Océana y encontró un país de acero y cristal.
Farnsworth, Seagram, Lake Shore Drive.
Cerró el círculo legando a Berlín un edificio americano. Van der Rohe había ganado la guerra.
El primo Ramón
Atlantic City, invierno de 2014