La silla número 14 surgió de la factoría de Michael Thonet en 1859. No recibió un nombre, simplemente se identificó con el número 14 atendiendo a criterios prácticos. Este hecho resume en gran medida la revolucionaria filosofía que Thonet introdujo en la producción de mobiliario.
A mediados del siglo XIX los muebles se fabricaban de modo artesanal. Eran necesarios trabajadores cualificados y pacientes para dar forma al producto. Michael Thonet había nacido en Boppard, Renania, y se había formado como carpintero durante las primeras décadas del siglo XIX. A partir de 1830 comenzó a ensayar distintas técnicas de doblado de madera con un objetivo definido: eliminar los modelados y ensamblajes artesanales, reduciendo costes y tiempo en la ejecución del mueble. Su primer éxito comercial es la silla Boppard, producida por primera vez en 1836.
La popularidad alcanzada gracias a sus experimentos le permitió acceder a la corte vienesa en la década siguiente como decorador del Palacio Liechtenstein, y obtener una patente para su técnica de doblado de la madera. El proceso consistía en someter láminas de madera impregnadas de cola al calor y la humedad del vapor, lo que daba como resultado una masa dúctil y resistente que aceptaba el moldeado hasta alcanzar formas relativamente complejas. Una vez enfriada la pieza, el molde era retirado. Finalmente, los distintos componentes eran ensamblados mediante tornillos hasta obtener el producto final. La definición de este nuevo proceso supuso un enorme avance en la fabricación de muebles, integrada así en la lógica de la producción industrial.
En 1849, Michael Thonet fundó en Viena Gebrüder Thonet, empresa que un año más tarde comenzó a fabricar la silla número 1. El importante volumen de producción hizo necesario construir una nueva factoría sólo siete años más tarde. Esta vez, el lugar escogido fue la región de Moravia, en la actual República Checa. Sus frondosos bosques de hayas eran la materia prima más adecuada para los muebles de madera doblada al vapor de Thonet.
Tras diez años de actividad, la fábrica de Moravia comenzó a producir el prototipo de silla número 14. Sus líneas, su practicidad y su asequible precio, derivado del proceso de fabricación, la convirtieron en el producto más vendido de la empresa Thonet. Y décadas después, en uno de los mayores éxitos comerciales de la historia. Se estima que entre 1860 y 1930 se comercializaron 50 millones de unidades.
La silla número 14 respondía a los criterios ensayados por Thonet en los modelos anteriores: estaba formada por seis piezas independientes de madera curvada, lo que permitía su producción en serie, un fácil almacenamiento y un sencillo transporte. Los ensamblajes se resolvían con tornillos y tuercas, acabando así con la necesidad de hábiles montadores propia de los muebles artesanales. El asiento se fabricó en rafia para minimizar los problemas en caso de que algún líquido se derramase sobre él. La silla no era revolucionaria en su diseño, sino en la lógica intrínseca del producto. Eso la convirtió en un icono.
Thonet anticipó en más de cincuenta años las técnicas industriales de producción de mobiliario que hoy consideramos modernas. Inspiró los ensayos con madera curvada de los grandes maestros nórdicos del siglo XX. Las piezas de Aalto o Jacobsen tienen como germen las visionarias experiencias de Michael Thonet. Su silla número 14 es el símbolo de una nueva manera de entender el diseño de muebles, que acabó con una labor hasta entonces reservada a esmerados artesanos.
Las sillas de Thonet ocupan hoy los recintos del Parlamento checo, el Ayuntamiento de la Ciudad Nueva de Praga, el Castillo de Bratislava o la residencia de los reyes de Dinamarca. Sin embargo, la conocida como silla Thonet es ante todo la más popular en las cafeterías de todo el mundo.
Borja López Cotelo. Doctor arquitecto
A Coruña. Julio 2014