Lewis Mumford escribió que el lenguaje, junto con la ciudad, es quizá la mayor obra de arte creada por el hombre. Y algunos tipos de letras, vehículos imprescindibles para su transmisión, han trascendido su función original para convertirse en símbolos de un momento o un lugar. Del mismo modo que identificamos la helvética con Suiza o la Baskerville con la Inglaterra del siglo XVIII, los avisos que ocupan carteles, muros y letreros en Francia presentan una singular homogeneidad. Sus letras están hechas con la misma plantilla.
El fabricante de las tradicionales plantillas de letras francesas es una empresa llamada “Thevenon & Cie”, y de su productividad en los últimos 100 años deriva el aspecto unánime de los rótulos franceses. La compañía aún existe hoy en día en la villa de Gergy, a orillas del río Saona, y continúa fabricando no sólo plantillas para letras sino también otros elementos metálicos como carteles o señales. A principios del siglo XX, las plantillas se comercializaban fundamentalmente para rotular calles y números de inmuebles. Pero su gran popularidad y legibilidad hizo que las letras de Thevenon se convirtieran en un tipo omnipresente en las calles de Francia.
La particularidad de esta fuente tipográfica reside en que sus formas derivan del proceso. Trabajar con una plantilla impone un límite en las perforaciones de la placa metálica, para evitar que ésta pierda su rigidez. Habitualmente, en su fabricación se emplean metales blandos como el zinc o el aluminio. Además, algunas letras, como la O, la B, la D o la P suponen un reto ante la imposibilidad de recortar en una sola placa su perímetro exacto. En consecuencia, las partes vacías de la letra han de ser divididas en sectores. De esta necesidad deriva el particular diseño de las letras hechas con plantillas. La otra característica inherente a estas letras es que se trata de tipos monoespaciales: todas las letras ocupan lo mismo, ya sean una M o una I, ya que las placas son de dimensiones idénticas.
Estos rasgos, junto con los bordes difusos derivados del proceso de estampado, se convirtieron en distintivos de las letras diseñadas con plantillas.
Con el avance del siglo XX, la tipografía tuvo que adaptarse a los nuevos tiempos. El ordenador comenzó a ser un instrumento imprescindible, y el diseño de fuentes tipográficas para computadoras pasó a ser una actividad prioritaria. Muchas de estas fuentes reinterpretaron otras preexistentes, y las letras de plantillas eran ya una referencia para los tipógrafos. Así, las características que originalmente derivaban del proceso de dibujo de las letras fueron heredadas en fuentes como la Charrette, cuya autoría atribuye la Fundación Le Corbusier al arquitecto suizo. No ha sido la única fuente basada en el plantillismo francés. Pero ninguna de ellas puede reproducir la espontaneidad de la rotulación tradicional.
En otros contextos, la tipografía no se ha reducido a una reproducción morfológica de la fuente original. Al contrario, otros medios como el grafiti han perpetuado el uso de las plantillas como base del dibujo de letras, dando lugar a fuentes diferentes cuyo vínculo con las francesas radica en la lógica de su proceso. Las reglas son las mismas y las dificultades en el recorte están presentes también aquí, pero los resultados son, en ocasiones, radicalmente diferentes a los obtenidos con las plantillas tradicionales francesas.
Por otro lado, la necesidad de una rotulación rápida, legible y homogénea derivó en un uso extensivo y normalizado de las plantillas en las rotulaciones del ejército americano. Hasta el punto de alcanzar una total identificación entre esa tipografía y la vida castrense.
Las plantillas tradicionales siguen en uso en Francia con escasas variaciones. Desde el entorno de la moderna Bibliothèque Nationale de France en París hasta el ultratecnológico aeropuerto de Lyon-Saint Exupéry han utilizado plantillas para resolver la señalización. Estas letras sobreviven como vestigios de arqueología tipográfica en plena era digital.
Borja López Cotelo. Doctor arquitecto
A Coruña. Mayo 2010
Información vía:
+ desescribir.com
+ 80magazine.wordpress.com