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Subirse a los árboles | Íñigo García Odiaga

Subirse a los árboles Íñigo García Odiaga casa en Cap Ferret de Lacaton y Vassal, 1998. Bahía de Arcachon. Sección
Sección de la Casa en Cap Ferret de Lacaton y Vassal, 1998. Bahía de Arcachon 
¿Cómo puede hacerse compatible la construcción de una vivienda para todo el año y la preservación de la duna y su vegetación?

El proyecto de Lacaton y Vassal en Cap Ferret podría resumirse en la respuesta a ésta pregunta que ellos mismos se hacen en la memoria del proyecto. La solución, subirse a los árboles. Puede deberse a una idea arcaica de nuestro pasado animal, cuando aún nos subíamos a los árboles buscando su protección, pero ahora actualizada para proteger al hombre y al mismo tiempo el ecosistema.

Esta casa de 1998 ejemplifica una nueva relación con el contexto paisajístico de la arquitectura. La casa se sitúa en una de las últimas parcelas no edificadas que quedan en la costa que rodea la bahía de Arcachon. El solar está formado por unas inmensas dunas de arena cubiertas de madroños, mimosas y medio centenar de pinos, que mantienen en equilibrio el ecosistema de las dunas y de la propia bahía.

Subirse a los árboles Íñigo García Odiaga casa en Cap Ferret de Lacaton y Vassal, 1998. Bahía de Arcachon. Fotografías de Philippe Ruault 1
Casa en Cap Ferret de Lacaton y Vassal, 1998. Bahía de Arcachon © Philippe Ruault 
Subirse a los árboles

Para evitar la tala de los árboles y para mantener el manto vegetal de madroños, cuyo impacto hacia la bahía, es particularmente importante, la casa se eleva hasta acercarse a las copas de los árboles. Además elevar la casa sobre el suelo, permite sacar el máximo provecho de las vistas del entorno y del mar. Para controlar los fuertes movimientos de tierras que se generan en el suelo de arena de la duna, se colocaron doce micropilotes de madera que se enterraron hasta alcanzar los diez metros de profundidad. Sobre esa cimentación, se colocó una estructura metálica, que se desliza entre los árboles. La fachada en el lado de la bahía es totalmente abierta, resuelta mediante un gran paño acristalado, que contrasta con las otras tres fachadas, más cerradas.

De este modo, la duna se mueve libremente bajo la casa, haciendo que la altura de la misma sea muy variable respecto del suelo, pero siempre suficiente para permitir pasar por debajo de ella. Este espacio bajo la casa, es un espacio intermedio entre exterior e interior, en el que protegido de la lluvia, se experimenta por completo el paisaje y la condición cambiante del ecosistema de la duna. El techo de este espacio se realizó al igual que las fachadas, mediante paneles de aluminio. Se creó así una especie de cielo artificial que refleja el mar y su luminosidad, incorporando a este espacio, sensaciones del entorno que visualmente se encuentran muy alejadas.

Subirse a los árboles Íñigo García Odiaga casa en Cap Ferret de Lacaton y Vassal, 1998. Bahía de Arcachon. Fotografías de Philippe Ruault 2
Casa en Cap Ferret de Lacaton y Vassal, 1998. Bahía de Arcachon © Philippe Ruault 
Producto únicamente de la arquitectura, sino también de la naturaleza

Todos los pinos se mantuvieron, incluyendo los situados dentro de las cuatro paredes del edificio en sí. Estos árboles atraviesan la casa, y unas juntas de goma especialmente diseñadas, permiten su balanceo, su crecimiento y el mantenimiento del buen estado de salud de los mismos. La estructura construida, el material de recubrimiento, las ramas y las hojas de los árboles se entrelazan para crear un ambiente diferente en cada espacio, de modo que la experiencia espacial al visitar el edificio, no es producto únicamente de la arquitectura, sino también de la naturaleza.

Al recorrer la orilla de la playa, un pequeño cubo metálico encaramado a los árboles sorprende al visitante, es al mismo tiempo, el refugio construido por un náufrago con lo que el mar le brinda y la casa de juegos del árbol soñada en la infancia. Podría ser la morada de un Robinson Crusoe contemporáneo, la casa de un hombre moderno que se beneficia de la naturaleza pero la respeta y cuida, tal vez consciente de que en la defensa de ésta, se encuentra comprometida su propia supervivencia.

Íñigo García Odiaga. Arquitecto
San Sebastián. Mayo 2017

Íñigo García Odiaga
Íñigo García Odiagahttp://vaumm.com/
Doctor Arquitecto y profesor asociado de Proyectos Arquitectónicos, ETSASS. Editor de NOMU. 1/5 del estudio de arquitectura VAUMM. Vivo en Donosti.
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