José María Echarte Ramos · arquitectura y crítica | N+1
Hasta la fecha hemos recorrido de la mano de diversos arquitectos, algunas de las más diversas y variadas actividades que desempeñan, bien de forma complementaria a la actividad más tradición del arquitecto o bien como actividad principal.
Hoy nos adentramos en el amplio mundo de la “crítica”, y que mejor manera de hacerlo que de la mano de José María Echarte, uno de los editores junto a María Granados y Juan Pablo Yakubiuk, de N+1. Un blog de arquitectura y crítica cuyos autores definen como:
“un lugar, a veces divertido pero siempre serio, donde puede leerse lo que nadie contaría en un Colegio de Arquitectos.”
Podríamos presentar a José María de una forma formal, pero en esta ocasión y atendiendo al estilo que emplea en su blog, lo más apropiado es utilizar una descripción suya
“yo me dedico… en fin, la verdad, me dediqué a muchas cosas a largo de los años; algunas son más de los Lannister (Sí, trabajé con ingenieros en obras de carreteras, trasvases etc… fui arquitecto municipal) y algunas más de los Stark (Concursos, investigación, docencia) aunque creo que nunca fui de la Guardia de la Noche (Becario sufriente)”.
Sin más dilación os dejamos con la entrevista que nos concedió José María, esperamos que la disfruten, tanto como nosotros.
Explícanos, ¿cómo y por qué surge “N+1”?
N+1 lo inicia María Granados en 2004 cuando estaba con el fin de carrera. En parte de forma natural, los blogs estaban pegando fuerte entonces, en parte como vía de escape de esa situación un poco rara que es el PFC y en parte porque no encontraba sitios que escribieran lo que a ella le gustaba leer sobre arquitectura y que tenía mucho que ver con una aproximación diferente a la realidad profesional, a escribir para todo el mundo y que fuera… ¡Entendible!
Yo era lector y comentador y un día María me escribió para decirme que ya estaba bien de que los comentarios fueran más largos que los posts y así empecé a escribir, Juan Pablo también se unió con el tiempo. Lo curioso es que Juan y yo vivíamos en el mismo sitio, en Almería, y nos conocimos antes a través de María –que estaba en Madrid- que en analógico… cosas de internet.
Creo que el espíritu inicial de lo que María pretendía sigue ahí. Escribir de arquitectura, de lo que ocurre, analizarlo todo sin posiciones cerradas, hacerlo sin tabúes, sin servidumbres y para que lo puedan leer nuestras madres, por ejemplo, que siempre hace ilusión y desmitifica mucho. Siempre usamos una frase,
“lo contrario de divertido no es serio, es aburrido”.
Un poco es eso.
¿Os encontrasteis con muchas dificultades? ¿Cuáles fueron las más problemáticas?
En general no. Siempre habíamos escrito… la diferencia es guardarlo en una carpeta en el ordenador o ponerlo en común. Es mucho más enriquecedor lo segundo, evidentemente. Alguna vez ha habido algún problemilla… con un concurso de la junta de Andalucía en el que algunos concursantes nos pidieron que denunciáramos que el ganador era un plagio descaradísimo y que nos costó cambiar de alojamiento por algún comment peligroso… pero poco más. Quizá la más divertida fue la de cierto arquitecto muy mediático que pronunció (en Facebook) la famosa frase
“os llegará una carta de mis abogados”
porque no estaba de acuerdo con lo que escribimos sobre cierta oferta de trabajo suya algo… peculiar. Lo curioso es que esa noticia provenía del semanal del ABC… no sabemos aún si a ellos también les iba a llegar correo postal. Eso ya lo podemos tachar de la lista, son de esas frases que hay que decir o escuchar al menos una vez en la vida, como
“Siga a ese taxi” o “Me acojo a la quinta enmienda”.
Pero quitando estas cosas, en general no. WordPress, donde estamos ahora, nos hace la vida fácil, no tenemos una periodicidad muy clara porque N+1 sigue siendo, de alguna forma, amateur… es una elección consciente. Exige un cierto nivel de atención a lo que pasa a nuestro alrededor, pero en eso las redes sociales ayudan bastante y permiten una inmersión en un caldo de cultivo informativo que puede utilizarse muy provechosamente (O muy mal también, claro).
¿Qué referencias maneja Jose María para sus artículos?
Muchas… y muy raras imagino. Monty Python, Black Adder, The Young ones, Los Simpsons, la música de los 70, las bandas sonoras de James Bond, series de TV clásicas y nuevas con especial pasión por Los Soprano, videojuegos –desde el Spectrum ZX81 hasta la Play 4-, comics, de Neil Gaiman a Dan Motter y los Hernández Brothers o algunas cosas de Miller. Me interesa la visión política de Tafuri, la entomología de Pevsner, el entendimiento de la crítica necesaria de Panayotis Turnikiotis, el humor de Pedacicos Arquitectónicos o de Mi Mesa Cojea, de El Mundo Today y de Masters of Concrete, La Fiera Literaria por su irreverencia… evidentemente de la combatividad y claridad de Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste (De Alicia también sus reseñas sobre libros, espectaculares), la potencia y la estricta verdad de Antonio Miranda, la capacidad docente de mi madre, la honestidad de mi padre, la inocencia escéptica de mi hija … muchas cosas aprendidas de los profesores fantásticos que tuve y de los horrorosos también –al menos servían para algo, para dar mal ejemplo-. No recuerdo quién decía que un proyecto se hace con todo… y sospecho que para mí escribir es igual. Lo haces con todo, probablemente de forma inconsciente.
¿Qué finalidad tienen tus artículos?
Creo que siempre es la misma. Desnudar al emperador. O gritar que en realidad ya venía desnudo de casa, y que era evidente que estaba enseñando las vergüenzas e incluso bailando la conga en plan comando. Procuro hacerlo siempre justificando mis criterios –que pueden o no compartirse- y trato de acercarme a las cuestiones con cierto nivel de humor e ironía, aunque a veces es imposible no ponerse algo más serio. Hay veces que lees artículos o entrevistas a arquitectos y piensas: si esto lo leyera un muggle –o sea un no-arquitecto-, alguien sin mediatizar pero con un buen nivel educativo y que no tiene por qué saber de la arquitectura paramétrica ni del continuo diferenciado ni puñetera falta que le hace… esto acababa en carne de meme. Yo quiero hacer ese meme. Aunque por escrito. Y de forma analítica.
En realidad es lo que te decía, creo que el espíritu de N+1 está en lo que escribo. A lo mejor es una reacción a una formación que salvo excepciones era muy poco crítica y nada autocritica. A ese borreguismo cargado de fanatismo que a veces es como una losa para la profesión.
En muchas de ellos reflexionas sobre diferentes temas, ¿podríamos decir que realizas crítica de arquitectura?
No lo sé. Es una pregunta que siempre está presente, y que yo mismo me hago. Creo que Antonio Miranda diría que hago crítica paranoica… y en parte creo que llevaría razón. Siempre me acuerdo de que el tristemente desaparecido Luis Moreno Mansilla –que fue junto a Álvaro Soto uno de mis mejores profesores- decía que los proyectos se hacen con obsesiones y se convierten en piedra con la técnica. Hay algo de eso.
En el fondo creo que sí hago crítica de arquitectura… aunque no hago lo que tradicionalmente se entiende por crítica de arquitectura. No me interesa demasiado el análisis sesudo de un proyecto, por ejemplo, aunque me parece que es una labor complejísima que hay quien hace fantásticamente y me gusta mucho leerlos. Lo he hecho alguna vez, pero me interesa más el funcionamiento del sistema, del ecosistema si prefieres. Las dinámicas laborales, sociales históricas y éticas que configuran la profesión… Y me interesa la falsedad, el discurso impostado, ya sabes:
“los eventos consuetudinarios que acurrenn en la calle”
que diría Mairena… y reírme de mi mismo, que creo que es lo más sano que uno puede hacer en esta vida. Cuando te empiezas a tomar demasiado en serio o a dar conferencias en tercera persona como Emilio Ambasz, peligro.
Preguntado lo anterior, es casi ineludible plantearte la siguiente, ¿crees que la crítica de arquitectura ha muerto?
Creo que es un enfermo con una eterna mala salud de hierro. Es cierto que hay un cambio interesante, y una mejora que coincide con un cierto relevo generacional. Se resume en aquella frasecita de Iñaki Ábalos
“Antes la crítica te la hacían tus amigos y ahora no sabes quien la hace”.
No sé si hace falta añadir mucho más para imaginarse –salvo excepciones- el estado de la crítica –o de lo que se llamaba crítica- en la década prodigiosa de este país. La capacidad de autopublicación en red ha sido un revulsivo fantástico para la disciplina. Pero no todo es jauja, claro: Como resultado de la facilidad ahora la exigencia de filtrado y de selección está más en el lector… lo cual no es del todo malo. En mis tiempos todo era por el artículo 33, amén Jesús y si se publicaba debía ser que era maná de los dioses. Hoy en día esto no es así, lo que exige probablemente generar un código propio. Creo que la universidad y los años de formación tienen mucho que aportar ahí. Antes salías con la lista aprendida y hoy en día creo que deberías salir con la forma de hacerte tu lista o los criterios de tu lista, mejor. Con el conocimiento suficiente para establecer de forma analítica tus propios criterios y ordenar tus razonamientos.
Por eso me molesta especialmente cuando alguien trata de establecer que hay una crítica “buena” y una “mala”. Que la útil es la que descubre talentos y la inútil la que se hace preguntas y es en ocasiones beligerante. En ese sentido lo que me molesta es la condescendencia con el poder, o con cierto tipo de poder cuyo único objetivo es la perpetuación, ya sabes… Gehry diciendo que en realidad él era un arquitecto verde (super-verde le faltó decir, en plan “El Quinto Elemento”) o Zaha que tuvo una época en la que nos contaba que estaba interesadísima por la sostenibilidad. Gatopardismo puro y duro, como bien explica Fredy Massad en muchos artículos o como diría Miranda, algo demasiado pegado a la crítica inorgánica, positivista.
En mi opinión este resurgir de una crítica más difícil de controlar o que no se rige por los medios y las dependencias conocidas no ha pasado desapercibida para los centros de poder habituales. Cabilderos, agentes futbolístico-arquitectónicos, conseguidores de premios, jurados profesionales y un largo etcétera de figuras vampíricas. De hecho este surgimiento de la “crítica curatorial” como formato me parece una derivada por oposición. Ojo, hay fantásticos comisarios en este país, y me parece una labor encomiable… pero creo que para que algo sea “critica”, el autor no puede ser juez y parte, cosa que ocurre en este caso.
Por resumir, creo que está bien. Que supone un cambio evidente en muchos aspectos, o que debería suponerlo… y siendo optimista, por una vez, creo que puede estar mejor.
Hace unas semanas, Santiago de Molina escribía sobre “vivir sin maestros”, ¿podrías radiografiar el panorama actual de la arquitectura española? ¿E internacional?
Como decía Horst Buchwoltz en “One, two, three”…
“Es grave pero no preocupante”.
Creo que en España el problema no es la capacidad de los arquitectos, sino más bien haberse creído muchas de sus tontunas que no eran sino atavismos empobrecedores… como la de que hay el camino del Jedi y el reverso tenebroso, esto es: que una cosa era hacer arquitectura y otra era “estar en la calle” haciendo lo que fuera. Para mi esa división es una estupidez snob y clasista. Hay buena arquitectura y la hay mala y la hay en todas partes. En parte esa idiotez venia de una formación que otorgaba carnets de buen y mal arquitecto, siendo el bueno únicamente el que hacia concursos –y los ganaba, claro- y daba clase en una universidad… y los malos todos los demás. Creo que las generaciones jóvenes se han dado cuenta de esa falacia y hoy en día están mucho más abiertas a desarrollar la profesión en la infinidad de campos que puede cubrir, y eso –por fuerza- espero que sea enriquecedor. Como sabes, sostengo la teoría de que esa formación sectaria tenía su traslación a un mercado laboral absurdo y llenito de explotadores y que era (y lamentablemente es) en un altísimo porcentaje economía sumergida. Creo que ese es uno de los retos que encara la profesión en este país, el de acabar de entender de una vez por todas que si somos empresas de servicios el personal es lo más importante y que –por ejemplo- cobrar por trabajar con la excusa de la formación está MAL. Vamos, mal, que es de expulsión de la profesión, de traed la brea y las plumas e incluso de “release the Kraken”.
Si me preguntas por la parte más… ¿Creativa? No me gusta la palabra… pero a falta de otra mejor. Creo que en eso no hemos tenido nunca problemas. El arquitecto español está muy bien preparado. Tenemos no obstante aun un resquicio de acriticismo (me incluyo, ojo) que llevamos muy dentro. Me resulta curioso que se hable tanto y tan mal de la poca crítica que cuestiona algo que en general recibe parabienes por doquier. Yo creo que si JJ Abrahams se levanta el día 19 y le dicen que oye, JJ, que todo aplausos menos tres, el tío abre el champan. Pues un poco igual… nos cuesta, y con ese costarnos a veces nos tragamos unas tontunas sicalípticas. También porque creo que somos muy de dar bandazos… esto es algo tremendamente español, más que los cuñados, más que irse a la puerta de la cárcel a gritarle “guapa” a Isabel Pantoja y más que Santiago Calatrava… cuando le interesa, que cuando no es más suizo que la vaca que ríe. Por ejemplo recordarás que durante un tiempo todo tenía que ser espectacular y bigger than life… y ahora sin solución de continuidad todo tiene que ser participativo y nuevas prácticas y de adobe. Estoy generalizando y ridiculizando bastante pero creo que me entiendes. En esa velocidad por ponernos de nuevo donde el sol calienta se nos cuelan cosas que no tienen ningún valor y dejamos pasar otras que si lo tienen. A veces nos pasa esta cosa tan absurda de no pronunciarnos porque tememos quedarnos fuera de “lo último”… una postura que me parece absurdísima.
En lo internacional creo que envidio el concepto empresarial tan claro que se tiene en muchas ocasiones fuera. Aquí esta parte se nos olvida siempre y así acabamos teniendo estudios modelo sweatshop que se sustentan en una cosa absurda, entre la heroica mal entendida y lo inviable. Oye mira, todo necesita un tiempo para crecer, pero hay que tener una perspectiva de cómo hacerlo, un cierto nivel de organización, un orden laboral legal… esas cosas que son lo primero que te van a preguntar en una licitación internacional.
La arquitectura, tiene abiertos muchos frentes de batalla (LSP, Bolonia, paro, precariedad laboral, COAs, ETSAs, emigración, comunicación, etc), ¿no serán demasiados para la polarización existente dentro de la misma?
Si lo son. Y sobre todo porque estamos siempre, como profesión, defendiéndonos en formato “El Álamo”. A las últimas, rodeados y con una pared a la espalda. Al final –aparentemente- nos vamos salvando de algunas cosas –de las más graves- pero siempre dejándonos pelos en la gatera y siempre pasando más miedo del debido. Siempre tarde, siempre descoordinados, siempre como el ejército de Pancho Villa después de nacionalizar una fábrica de tequila.
Creo que es una cuestión de organización, evidentemente. No podemos seguir manteniendo una estructura que a todas luces (Y pese a la voluntad de quienes la formen, de la que en general no suelo dudar) es fallida, descoordinada y caótica. Creo que hay unos mínimos que son absolutamente incuestionables y que debemos empezar a abordarlos sin miedo y con claridad porque será la única manera de que construyamos algo sólido.
Te pongo un ejemplo: ahora parece que tenemos un supercomisario de bienales, Patxi Mangado. Sin entrar en cómo se le ha nombrado, que imagino que es a dedo… en el artículo de Scalae en que hablaba de su nombramiento, hacía hincapié de la falta de nivel industrial o de proyección profesional en los estudios españoles y como eso les dificultaba trabajar fuera, pero no nombraba en ningún momento la causa principal de esta situación: La absoluta precariedad laboral de unas empresas que quieren ser lo que no son o peor aún funcionar en economía sumergida con el consiguiente problema para los trabajadores y para el resto de profesionales. Ya sabemos de lo que hablo, esas oficinas que tienen 6 trabajadores en nómina y 30 becarios. ¿Cómo se come eso? Eso se llama competencia desleal y se llama ser un explotador. Es así de fácil. ¿Costaba mucho decirlo? Parece que sí, o que vamos a seguir con los circunloquios y con otras cuestiones que nos gustan más o que dan mejor en foto sin abordar ninguno de los problemas que hay detrás.
Yo entiendo que esta cuestión de trabajar con lo que hay para arreglarlo parece la visión lógica… pero empiezo a dudar que lo sea. El lio institucional que tenemos –y que pagamos- es como para pensar en una muy necesaria refundación. Eso exige generosidad, exige compromiso y exige capacidad de autocrítica. Que yo creo que las hay, pero que no acaban de funcionar jamás. Ojo, no quiero que parezca que esto es algo ajeno a nosotros o por señalar, a mí. Yo he sido miembro de Junta y lo habré hecho seguramente fatal. A lo que me refiero es a que los COA por ejemplo tienen asambleas. Y tienen elecciones, votos… etc. Antes de que hiciéramos esto he estado leyendo lo del Colegio de Sevilla, que lamento decir que para los que conocemos a gente de allí que se toma estas cosas en serio y nos contaban lo que veían… no es algo que nos pille de nuevas. Para empezar… ¿Tú vas y votas a un señor que se modifica los estatutos para quedarse en el cargo cuando la tendencia es a limitar los mandatos? Pues oye, ahora no te extrañes que la cosa tenga la mala pinta que tiene. Tengo un amigo que dice siempre eso, que nos quejamos mucho pero que no usamos los pocos medios de que disponemos, y no le falta razón. Ahora, si se confirma que el COAS está en quiebra y empiezan a no poder pagar… ¿Qué ocurre? Es un régimen asambleario, todos los colegiados son responsables y dueños solidarios del Colegio. No me entra en la cabeza que algo tan serio pueda pasar con “yo no voy a las asambleas porque es un rollo”. Pues nada. Ya sabes.
Lo mismo con otras cuestiones. Con la LSCP era para echarse a temblar. Había quien no sabía –después de UN AÑO- de que iba el tema. Descorazonador.
Creo que hay mínimos, repito, en los que vamos a coincidir todos al 99%, y sobre eso creo que hay que trabajar sin miedos y sin líneas rojas. Al menos hay que tener listo el plan B, porque el A ya vemos que en algunos sitios va camino del desastre.
¿Cómo ves el futuro de la arquitectura?
Pues, a pesar de la chapa que te acabo de meter… que parece muy pesimista, lo veo con cierta esperanza. Yo uso mucho en clase la definición de arquitectura de Miranda, parafraseo pero creo recordar que dice que la buena arquitectura (o la arquitectura cuando puede llamarse así) es cuando puede ponerse sin desmerecer junto al voto universal, los derechos de la mujer, el parto sin dolor, la seguridad social etc. etc… poco más se puede añadir. Ese es –creo yo- el objetivo. Espero que algo hayamos aprendido de una época tan rococó como la que hemos pasado y espero que este interés por el aspecto social de la disciplina no se pierda.
Y también que seamos como Pinky y Cerebro y hagamos lo de “take over the world”… o en otras palabras: Que aceptemos sin clasismos que esto no es una profesión “artistizada” sino que lo es en buena medida técnica (Técnicas diferentes, si prefieres) y que nos irá mucho mejor si asumimos la enorme variedad de desempeños que los arquitectos podemos tener: Desde el que -¿Por qué no?- hace concursos, al que tasa o al que calcula instalaciones o es perito.
El futuro para mi es la excelencia. Ojo, no la genialidad, que eso no es enseñable, ni estructurable. La excelencia si lo es. Peritos excelentes, calculistas excelentes, políticos excelentes (Estaría bien…). Y de ahí, empresas excelentes, contratadores excelentes… No basta con salir en las revistas ni en exposiciones que van al MoMA porque eso –estando bien- no nos va a arreglar otros problemas, por tanto no podemos usarlo como barómetro – no como el único barómetro-. A la postre, lo que entiendo es que el sector tiene que estar saneado y funcionando bien.
Por otra parte, creo que es necesario decir esto, de esa excelencia y normalización dependen muchas cosas. Entre ellas, parar la sangría de talento que estamos regalando al exterior. Pienso en Paco Casas y Bea Villanueva, en Julen Asua y Nieves Merayo, en Juan Roldán… que están todos por esos mundos, donde ir más lejos ya es dar la vuelta, y me parece siempre que tener a gente tan brillante lejos dice muy poco de cómo hemos organizado las cosas.
¿Qué opinas de los arquitectos que emprenden en nuevos campos?
Me parece fantástico. Es lo que te comentaba antes, hay muchísimas cosas que podemos hacer, y me parece fantástico que las hagamos. Ojo, también te digo que en este país usamos la etiqueta “emprendedor” con una facilidad pasmosa y a veces lo que se oculta detrás de ciertos emprendimientos es una especie de “no pienso pagar porque soy super cool y tengo un látigo pero es en colores pastel”. Eso son los mismos perros con distintos collares. Peores, si me apuras, porque encima pretenden sustituir la relación laboral normal por una especie de amistad y sentido de la pertenencia mal entendido. Y eso, evidentemente, no vale. Hay que emprender, me parece necesario, pero hay que hacerlo con la creatividad en una mano y el orden y el conocimiento en otra. Y la ética en otra (Sí, hay que tener tres brazos).
Es lo que te decía antes: planes de negocio, presupuestos, expansiones… saber que un trabajador cuesta tanto dinero y que hay que pagarle llueva nieve o haga sol… esas cosas tan básicas.
¿Qué proyectos de futuro le esperan a José María? ¿Y a “N+1”?
Pues estoy recopilando algunas cosas de N+1 para una próxima publicación (Os mantengo informados). Supongo que N+1 seguirá como es… quizá con algún pequeño cambio, intercalando artículos algo más cortos a veces para que no pase demasiado tiempo entre unos y otros… prometo que volverán las auténticas entrevistas falsas a arquitectos. Respecto a mí, en realidad soy poco complicado… ver Hora de Aventuras con mi hija mientras elevamos nuestras espadas al aire en el salón, jugar al lego, escribir… espero que siga habiendo algo de trabajo, no tengo un estudio enorme, me conformo con poco pero me gusta hacerlo con cuidado (espero). Seguiré concursando, imagino, porque es una gimnasia fantástica. Me gustaría seguir dando clase muchos años… estoy con el doctorado… no me puedo quejar. Mi hermano -otra persona brillantísima- está en Colombia con la familia, trabajando, y al lado de estar tan lejos… me siento un privilegiado.
Para acabar, ¿qué le aconsejas a los actuales estudiantes y futuros profesionales de arquitectura?
Pues que disfruten. Y que estén siempre atentos a todo. Que esto no es fácil, pero no tiene porque no ser divertido. Que deben cuestionarse todo, para empezar todo lo que he dicho yo aquí, y para acabar hasta a ellos mismos y desarrollar un armamento para enfrentarse a las facetas de esta profesión con orden y con honestidad. Les diría que fueran honestos, que ya sé que es una palabra algo viejuna, pero que es necesaria.
Honestos y generosos, creo que solo con eso, ya tienen la mitad del camino hecha. El resto es estar atento y ser cuidadoso. Y saber el teléfono del que sabe, claro.
José María Echarte Ramos · arquitectura y crítica | N+1
Noviembre 2015
Entrevista realizada por Ana Barreiro Blanco y Alberto Alonso Oro. Agradecer a la José María su paciencia, tiempo y predisposición con este espacio.