El edificio híbrido.
Nuestro interés por este tipo de proyecto surge a partir del consumo del territorio. La ciudad dispersa es el origen de gran parte del daño que sufre el planeta. No solo aumenta la emisión de gases a causa del transporte y del consumo individualizado, sino que disminuye la vertebración social y la posibilidad de intercambio. Incluso en un entorno como el actual, donde aparentemente todo se desarrolla en la nube.
El edificio híbrido1, es capaz de ejercer una fuerza centrípeta, capaz de neutralizar las fuerzas centrifugas que expulsan a la población fuera de la ciudad.
Durante el reinado del Movimiento Moderno, la segregación de funciones creó los barrios residenciales, los centros comerciales, los centros de negocios, los polos industriales, los campus universitarios, las ciudades sanitarias, las ciudades de ocio, los complejos culturales… Cada uno de estos recintos bien delimitados funciona unas horas al día. El resto permanece en standby, esperando en silencio a sus usuarios, que deben recorrer varios kilómetros para ir de un sitio a otro de la ciudad. Este derroche de energía y materia, tanto la que se ha empleado en la construcción como la que se consume diariamente en su uso y su standby, es un agravio medioambiental.
La mejor manera de remediarlo es intensificar temporalmente el uso de las estructuras. Aquí es donde surge la oportunidad para la hibridación
¿De qué manera se puede intensificar el uso de las distintas funciones que Le Corbusier delimitó en habitar, trabajar, recrearse y circular?
Con un edificio híbrido, cuyo propósito es sumar, relacionar, conectar, compartir, frente a disgregar o segregar.
Los híbridos son estructuras capaces de albergar programas dispares, de promover la interacción de distintos usos urbanos y de combinar la actividad privada y la pública.Promueven la vivienda, el espacio público y los equipamientos, principalmente, dando respuesta a tres de los problemas cruciales de nuestra sociedad:
– la escasez y el coste de la tierra,
– la monofuncionalidad de los nuevos desarrollos,
– el deterioro de los centros urbanos.
De los híbridos a los edificios complejos.
Sin embargo, la promoción y el diseño de un edificio híbrido conlleva una enorme dificultad debido a la excepcionalidad de su realización. Actualmente se proponen cantidad de proyectos que podrían considerarse de programa híbrido, pero difícilmente llegan a construirse. Y, si se construyen, pierden gran parte de su mestizaje por el camino.
Al mismo tiempo, aumenta la complejidad de los programas para las tipologías convencionales. El proyecto debe ofrecer al usuario un abanico de posibilidades cada vez mayor, es decir, el acceso universal a cualquier uso. Las diversas actividades que pueden desarrollarse obligan a una anticipación en el diseño, a contemplar la indeterminación de Koolhaas en cada programa. Todo puede ser y debe poder ser. Los centros culturales, cívicos o deportivos deben poder albergar actividades de todo tipo y para todos. Los edificios de viviendas tienen que ampliar su paleta de tipologías para contener unidades de convivencia más variadas, en muchos casos, con servicios añadidos.
Es decir, se está evolucionando de la hibridación de funciones a la complejización de la función.
Esta nueva tendencia de edificios complejos2 son estructuras en las que la complejidad es un concepto positivo en el proceso de diseño.
Según el tipo de complejidad, pueden identificarse distintos tipos de edificios: generadores, interiores-eslabón, mezcladores y contadores de historias.
Los generadores son edificios que, despojados de todo lo contingente, evolucionan más rápidamente y son capaces de anticipar posibles cambios, de reconfigurarse para adaptarse a los cambios de programa. Son los que mejor gestionan la indeterminación o incertidumbre. Cedric Price fue quien maduró este concepto a lo largo de sus proyectos.
Los interiores-eslabón no son un todo continuo. Son un todo complejo fabricado a partir de presencias continuas, de interiores liberados y felizmente relacionados.
La continua presencia viene dada por la tendencia a diseñar espacios fluidos en los que se realizan funciones simultáneas. Piénsese, por ejemplo, en los nuevos espacios de trabajo o en los nuevos espacios educativos, donde el usuario deambula y decide dónde quiere tener su espacio. Esa libertad de uso obliga a diseñar espacios que antes hubiesen sido cerrados, compartimentados, llenos de fronteras y límites y que, de repente, se abren, no porque sean un todo continuo, sino porque son un todo complejo, una suma de sustracciones. A estos interiores los llamamos eslabón porque son capaces de unir y dejar que los usuarios establezcan tiempos simultáneos dentro de una continua presencia.
Los mezcladores son edificios con alta carga de usos estimulantes, que revitalizan el tejido urbano con efecto multiplicador.
Son capaces de albergar las combinaciones más variadas de unidades de vivienda. Surgen residencias de estudiantes mezcladas con viviendas sociales, con residencias de ancianos o apartamentos asistidos. Incluso con viviendas compartidas o coliving.
Los contadores de historias son aquellos edificios que hablan a partir del ojo y del cerebro del arquitecto, de sus conexiones con la realidad, la cultura o la historia.
Trabajan la complejidad del contexto. Son capaces de entender el idioma del continuo histórico, dialogar fluidamente con su entorno y proponer nuevos relatos.
Aurora Fernández Per – Javier Mozas
a+t research group se fundó en 2011 y está formado por la periodista Aurora Fernández Per y el arquitecto Javier Mozas. Su objetivo es difundir sus investigaciones en vivienda colectiva, densidad, usos mixtos y espacio público a través de a+t architecture publishers.
Vitoria-Gasteiz, noviembre 2017
Notas.
1 Definido exhaustivamente en la publicación This is Hybrid.
2 Se recoge en la serie Complex Buildings de la revista a+t.
Extracto de la conferencia impartida en el Master habilitante de la ETSAB por a+t research group (Aurora Fernández Per, Javier Mozas).