El nuevo equipamiento está destinado a la educación de niños entre tres y seis años, añade al centro existente aulas, zonas de recreo, comedor, despachos y servicios comunes. Se ubica en planta baja, desplegado tangente al colegio pre-existente en busca de las orientaciones más favorables.
El proyecto nace desde el análisis de la percepción y motricidad de los niños. Acorde a estos parámetros se generan unos espacios interiores, que finalmente se manifiestan en la envolvente exterior. Se van alternando una serie de unidades formales para satisfacer el programa del edificio:
– Las primeras piezas son las aulas, unos módulos trapezoidales que se despliegan delimitando el nuevo patio de recreo. Están diseñadas como espacios de estancia, considerando la percepción de los niños desde un punto de vista estático. Poseen cubierta inclinada hacia el patio para iluminar y ventilar mediante aperturas cruzadas. Su espacio interior se baña con luz natural difusa, mediante grandes huecos con sistemas de control solar en las ventanas con asoleamiento directo y pequeños lucernarios en las orientaciones menos expuestas.
– El patio de recreo está diseñado para la percepción dinámica de un niño jugando. Su fachada con las aulas se configura mediante repetición de ritmos, sin embargo la regulación de sus lamas confiere una imagen cambiante al conjunto.
– Para el pasillo también se prevé una percepción de los niños desplazándose. Se potencian las conexiones visuales con el entorno urbano a través de grandes huecos, cuya imagen varía al ser contemplada en movimiento a través de un filtro de celosías.
– El comedor es la pieza final del edificio. Sus amplias ventanas horizontales, a la altura de los ojos de un niño, se abren hacia las visuales que ofrece el recreo de primaria. Puesto que es utilizado por todo el centro educativo se habilitan accesos independientes desde ambos patios.
El interior se reviste de materiales neutros, excepto las zonas húmedas, donde se extienden paramentos de cerámica vidriada de color amarillo, idónea para ser tocada de manera higiénica y al mismo tiempo transmitir reflejos, sutiles pero enormemente complejos. La acústica ha sido especialmente cuidada con el tratamiento de los techos. El confort térmico se consigue mediante sistemas de emisión de calor de suelo radiante en invierno, y mecanismos de control solar y ventilación cruzada en verano.
La materialidad exterior del edificio es similar a la de su entorno urbano, Cariñena es un pueblo de construcciones tradicionales de ladrillo y revoco.
Los mismos materiales que recubren los volúmenes del edificio: cerámica en las fachadas exteriores, celosías y cubiertas inclinadas, y mortero monocapa en las fachadas que dan a los patios de recreo.
Tras una construcción sumida en la confusión, entre sucesivos parones de obra producidos por la pandemia del año 2020, el nuevo edificio se concluye a tiempo para la reapertura del curso escolar, para el que habrá que extremar las medidas sanitarias y ampliar los espacios docentes por la persistencia del COVID.
Obra: Colegio infantil en Cariñena
Autores: Salas Arquitectura + Diseño
Año: 2020
Superficie Construida: 918m2
Ubicación: Cariñena, Zaragoza (España)
Créditos adicionales
Cliente: Gobierno de Aragón
Ingeniería: Ingesgon, Singemed
Equipo de diseño: Javier Muñoz, Fernado Calvés
Colaboradores: Laura Carlosena
Fotografía: Milena Villalba
+ salasarc.com