Derivas
Las derivas son una visión subjetiva de de A Coruña, escritas con el propósito de invitar al lector a pasear por la ciudad mirando a su alrededor de una manera diferente al habitual: con los ojos bien abiertos, imaginando no solo que existe sino también lo que existió e incluso, a veces, lo que estuvo a punto de existir.
Las calles coruñesas, recorridas sin prisa ni rumbo al modo de las universales derivas de Guy Debord, hilan un conjunto de reflexiones inevitablemente arquitectónicas pero de irrenunciable vocación literaria, en las que se incrustan leyendas locales, referencias y recuerdos personales.
«Entre los procedimientos situacionistas, la deriva se presenta como una técnica de paso ininterrumpidos a través de ambientes diversos. El concepto de deriva está ligado indisolublemente al reconocimiento de efectos de naturaleza psicogeográfica y a la afirmación de un comportamiento lúdico-constructivo que la opone en todos los aspectos a las nociones clásicas de viaje y de paseo.
Una o varias personas que se entregan a la deriva renuncian durante un tiempo más o menos largo a las motivaciones normales para desplazarse o actuar en sus relaciones, trabajos y entretenimientos para dejarse llevar por las solicitaciones del terreno y por los encuentros que a él corresponden”.
En su mezcla de pasos, mapas y memoria las derivas son un viaje espaciotemporal a una realidad intuida, una forma de hacer arqueología sobre la marcha. Son un paseo anacrónico, una especie de aplastamiento de ese tiempo que es el principal material de construcción de cualquier ciudad. Y son, al mismo tiempo, una terapia personal contra la tentación de tomarse la vida demasiado en serio.
Primera deriva. La vindicación del paseante | Borja López Cotelo