Daisuke Motori es un joven arquitecto japonés en cuyo trabajo lo informal y lo doméstico frecuentemente son fuente de inspiración y dan lugar a objetos que acompañan de forma cómplice. Uno de sus primeros trabajo es Lost in sofá, una versión un tanto irónica del Kubus sofá diseñado por Josef Hoffmann.
En 1910 el arquitecto de la Secession sometía las curvas y los mullidos característicos de los salones vieneses a un provocativo rigor matemático.
Conviene no olvidar que pocos años antes Hoffman había lanzado Sitzmachine -literalmente máquina de sentarse- un diseño que si bien hoy parece propio de un gusto modernista y decorativo, con su sólo nombre suponía toda una provocación estética y anticipaba el planteamiento popularizado posteriormente por Le Corbusier al hablar de la vivienda como
“máquina para habitar”
o el edificio como un
“cubo que funcione”.
Casi cien años después del cubo centroeuropeo, Daisuke Motori produce un sofá cúbico. Sin embargo el rigor formal y constructivo de Otto Wagner y sus seguidores parece haber quedado atrás.
El japonés se distrae con ese misterioso fenómeno que hace que los pliegues de los sofás sean lugares donde se pierden y encuentran cosas, de forma tan inesperada como inofensiva.
En este nuevo diseño se abandona el tacto severo del cuero en favor de tejidos domésticos con estampados y texturas cálidos; más propios de calcetines y pijamas que de los salones de los grandes industriales europeos de principios del siglo XX.
Esta aproximación al sofá como un lugar de abandono personal, de relajación física pero relajación también de la voluntad, se materializa nuevamente en Sleepy chair. Si el anterior diseño motivaba cierto relajo y desorden siendo cómplice de la pérdida temporal de objetos irrelevantes, en este caso el asiento está pensado para perder la compostura y quedarse literalmente dormido.
El sofá es simplemente un futón que se incorpora ligeramente para dar respaldo al usuario sin dejar de invitarle a que se escurra y se olvide de todo.
El último trabajo de Daisuke Motori es Flip series, un conjunto de piezas para sentarse que pueden ser utilizadas en al menos dos posiciones diferentes. El diseño geométrico de la silla que permite dos diferentes formas de sentarse es un tema que ha sido abordado anteriormente. Sin ir más lejos, el gallego Alejandro de la Sota diseñó las Silla-tumbona A y B.
El producto ideado por el arquitecto gallego era algo complejo y se basaba en el movimiento relativo de las piezas que formaban la estructura para poder ofrecer dos asientos diferentes. Además acompañaban las distintas formas de sentarse en ella, materiales con sus diferentes cualidades de dureza y calidez como el cuero, la madera o la rejilla introducida en el prototipo B.
Los diseños del joven arquitecto japonés apuestan por una sencillez extrema, casi näif. Utilizando la tecnología de sixinch, logra diseños de una sola pieza y escasísimo peso. La conversión de un asiento en otro se logra mediante un simple giro. De hecho el movimiento basculante es parte del diseño del asiento uno de cuyas formas de sentarse es frecuentemente la de la mecedora.
Los colores desenfadados y la blandura del uretano dan forma a los diseños y, junto con una música golosa, todo ello nos habla de una aproximación al diseño, producción y consumo de objetos alejada de los rigores modernos, alejada de Wagner, de Hoffman o de la Sota.
Elías Cueto, arquitecto
Santiago de Compostela, marzo 2011
Publicado en Nº 313 [sillas…]