Indudablemente Instagram ha tenido un papel importante en el revival de la arquitectura brutalista y paralelamente de la arquitectura de los países socialistas que por su dimensión, volumetría y materialidad forman un grupo específico del brutalismo. El estado de decadencia que contrasta con la desmesura urbanística, la forma moderna invadida por el kitsch consumista da un aire irresistible de la ruina contemporánea a estos conjuntos y les hace fotogénicos y partes de un imaginario distópico.
Si se hiciera un mapa de las publicaciones de Nueva Belgrado en Instagram, tres puntos tendrían una presencia dominante: Las torres Genex del arquitecto Mihajlo Mitrović (1980), el conjunto residencial del bloque 23 diseñados por el arquitecto Aleksandar Stjepanović, Božidar Janković y Branislav Karadžić (1974) y la macroestructura residencial de los bloques 61, 62, 63 y 64 diseñados a finales de los años 60 por los arquitectos Darko y Milenija Marušić y Milan Miodragović y construidos en fases durante la década de los 70.
Este último punto, los 50 edificios llamados «velas de Panonia” por su forma escalonada, son el ejemplo más espectacular del brutalismo residencial Yugoslavo. Su tamaño, los casi dos kilómetros rodeados de repetidos bloques de hormigón que escalan desde 4 hasta 20 plantas, con mantenimiento deficiente de los espacios públicos, barandillas y rejas metálicas oxidadas y la multitud de grafitis han ganado cierta fama cinematográfica a estos bloques: aparecen en las películas como Apsolutnih 100 (dir. Srdan Golubović, 2001) y 1 na 1 (dir. Mladen Matičević, 2002) como el hábitat de los marginados o en el District 13: Ultimatum de Luc Besson haciendo el papel de banlieue de París.
En el tiempo en el que fue diseñado, el proyecto compartía ideas con toda una generación de arquitectos Yugoslavos que tuvo la oportunidad de construir complejos residenciales a gran escala en barrios nuevos que crecían en todas las ciudades. Como decía su autora Milenija Marušić en una entrevista refiriéndose a la construcción en Nueva Belgrado:
“La construcción masiva significaba obligatoriamente 10.000 viviendas al año y esa producción se tenía que cumplir. Lo controlaban los políticos, el alcalde y su ayudante. Ellos venían a la obra día sí, día no.”
El concurso para los bloques 61 y 62 fue organizado en 1968 y fue el primer entre los grandes concursos ganados por el equipo (y pareja) de arquitectos Darko y Milenija Marušić, que aquí colaboraron con Milan Miodragović para el diseño del tránsito, zonas verdes y espacio público.
El conjunto consiste de dos elementos básicos: lamelas residenciales y la vértebra central de equipamientos y espacio público que conecta los lados sur y norte de los bloques. Cada uno de ellos contiene unas 7 lamelas por lado, de volumetría escalonada alrededor de 4 o 6 núcleos de comunicaciones verticales. Así cada edificio “crece” desde el núcleo exterior de 4 plantas hasta el interior de 16 o 20 pantas, mostrando estos cambios de altura para huir de la forma monolítica y disminuir la enorme escala del conjunto. Este degradado formal sigue la función interior y permite crear diferentes niveles de la cubierta, multiplicar las oberturas y las vistas y al mismo tiempo hacer más complejo el entramado de los espacios comunitarios y compartidos. En una vista general, el conjunto parece un paisaje pixelado.
Como en muchos otros complejos residenciales de la misma época y siguiendo las ideas del Habitat de Marsella y el debate contemporáneo de Team X, el punto central de este proyecto era la organización del espacio público. Éste se concibe en diferentes capas, empezando por las conexiones viarias externas que comunican la zona con los microdistritos vecinos y contienen funciones compartidas, especialmente los centros de salud y los educativos. En el proyecto inicial, la vertebra central que comunica los dos lados de los bloques contenía establecimientos de cultura, deporte, abastecimiento y servicios, creando un centro social interior que no fue realizado y permaneció durante décadas como zona verde sin contenidos y con mantenimiento mínimo. Los bloques 61, 62, 63 y 64 dependían del otro centro similar del bloque 44, unos kilómetros más al sud. A esta zona central se conectaban las calles internas que conducían a los edificios, así todo el conjunto era independiente de las vía de tránsito exteriores. El espacio entre las lamelas también se constituye en diferentes niveles: el nivel de suelo es reservado para la zona verde y los campos de juego y también para las conexiones viarias que terminan en los aparcamientos ubicados en la planta baja de cada edificio.
A las viviendas se accede desde el primer nivel, por las pasarelas elevadas. Este espacio se lee como intermedio, pertenece más a los propios residentes y en este primer nivel, aparte de las entradas a cada vertical, contiene espacios comunitarios, pequeños locales o alguna tienda de proximidad. Así, el tránsito rodado está segregado de los transeúntes en el plano horizontal y en el vertical. Las dimensiones de la planta de parking –trasteros individuales y cuartos de máquinas- decidieron el módulo estructural de 3.60, 4.20 y 4.80m que domina también la distribución de las viviendas. Todo el conjunto es prefabricado y diseñado siguiendo el sistema “Žeželj” del Instituto de Materiales de Serbia: los pilares estructurales, forjados y panales de particiones interiores y cerramientos. Los paneles de hormigón armado se produjeron en la obra mediante encofrados móviles y reutilizables.
El diseño de la vivienda se basa en la investigación de la vivienda de Belgrado que prof. Darko Marušić continuó desarrollando en sus posteriores proyectos, en la enseñanza en la escuela de arquitectura de Belgrado, así como en diversas publicaciones. En su distribución, las viviendas de los bloques 61 y 62 se basan en dos tipos: de simple y de doble orientación, que generan series modificando la posición de la terraza y aumentando el número de dormitorios. El modulo inicial consiste de la zona de día con baño y cocina, definida como espacio fluido con el esquema circular gracias a la permeabilidad de la zona sanitaria. Este tipo básico varia ampliándose con uno o dos dormitorios, siempre manteniendo la posición central de los sanitarios y la circulación continua para asegurar la flexibilidad funcional de los diferentes espacios.
El esquema general del conjunto: la columna vertebral y las lamelas es único entre los bloques de Nueva Belgrado que se han configurado entre rascacielos, barras horizontales y meandros, fieles a la Ciudad Radiante, que incluso los Marušić cuentan entre sus referentes más importantes. Los bloques 61-62 en su proyecto inicial incluyen el principio metabólico desarrollado por Kenzo Tange para el golfo de Tokio en 1960 y aplicado también en su proyecto para la reconstrucción de la ciudad de Skopje tras el terremoto devastador de 1963. Al menos hay una referencia formal a estos proyectos que a lo largo de los años 60 hicieron un gran impacto a la arquitectura Yugoslava (sobre ello ha hablado recientemente el arquitecto Maroje Mrduljaš). Brutalismo como idea utópica de una arquitectura transparente en su funcionalidad y materialidad, asequible y social iba de mano con el concepto metabolista de crecimiento en fases, según necesidades e incluso de manera participativa. Sin duda las formas escalonadas, crecientes al menos intentan denotar estas ideas.
Más cerca de los lejanos ejemplos japoneses, este tipo de crecimiento forma parte del contexto en el que se construyeron, o al que sustituyen estos bloques: el pueblo Bežanija, estos días en vías de extinción. Aunque gran parte de Nueva Belgrado se construyó sobre un terreno pantanoso que se consideró tabula rasa propia de la ciudad moderna, estos bloques se ubican en el término municipal mucho más antiguo. El crecimiento orgánico dentro de parcelas estrechas y alargada a los lados de la carretera es el principio urbanístico de los pueblos de Vojvodina planificados por las autoridades Austrohúngaras. La vía principal es rodeada de jardines que hacen de zona pública y las casas se alinean al camino peatonal alejado del tránsito rodado. La vivienda y diferentes dependencias crecen a lo largo del margen longitudinal, según las necesidades, con el volumen más alto en contacto con la calle y los interiores, de escala inferior. Esta lógica y estas formas también se pueden leer en el proyecto de los bloques 61-64. La zona central se ha mantenido prácticamente sin construir hasta los años 2000 y en la última década se han ido llenando de contenidos aunque con una evidente pobreza de ideas y formas, olvidando completamente la complejidad del espacio público y la graduación de niveles entre el público y privado.
Jelena Prokopljević. Doctora Arquitecta.
Barcelona. Abril 2020