Ahora, cuando tantos titulados universitarios españoles se van a trabajar fuera porque no tienen otro remedio, nos llegan noticias abundantes de que son bien, incluso muy bien, aceptados, por su alta formación y eficacia. Estas son, al menos, mis noticias, en términos generales. Los licenciados universitarios españoles son considerados fuera como bien preparados y son aceptados bien en puestos de trabajo.
Ahora, bien, ¿cómo se casa esto con las noticias, tan caras a la prensa española, de que nuestras universidades son malas, ocupando en rankings internacionales puestos muy bajos? ¿Son malas las universidades, pero buenos los licenciados? ¿No será lo contrario? Si son buenos los licenciados ¿no son buenas las universidades? No otra prueba de fuego que ésta.
España, como otros países latinos (Portugal, Italia,…) ha hecho en buena medida una gran revolución social por medio de las universidades. Nuestros países, económicamente malos, han multiplicado, sin embargo, el conocimiento, y han hecho que las clases dirigentes (esto es, los que ocupan la administración, la empresa, las instituciones) sean hoy en bastante medida procedentes de la clase media, media-baja y hasta baja. En esto, España al menos, ha cambiado por completo. Tener muchos universitarios no será ni económico ni funcional, pero eleva la cultura y el saber de los ciudadanos y revoluciona la composición de la sociedad.
Distintos son los países nórdicos, los germanos y los anglosajones, donde, al contrario de lo que se dice, se ha frenado el acceso de los ciudadanos a la universidad y, así, al alto conocimiento. En los países nórdicos el freno es una estricta selectividad, con «numerus clausus» muy apretados. En Alemania es una cosa mixta, selectividad y dinero. En Estados Unidos e Inglaterra, más sencillo: el dinero como selección principal. Lo cierto es que los países occidentales y nórdicos,tan narcisistas y tan prestigiados, han puesto una dura bota contra la cara de las clases medias, medias-bajas y bajas, obligándoles a permanecer en su origen social y permitiendo que sólo los ricos (muchos de ellos en buena medida ladrones) purifiquen con la universidad sus a menudo inconfesables orígenes.
Tenemos muchos universitarios, nos valen de poco. Pero, por fortuna, pueden emigar a países que, como Inglaterra o Alemania, no producen suficientes médicos o ingenieros y tienen que pedírselos a los países PIGS, esto es a España, Portugal, Italia y Grecia, que son países corruptos y pobres, pero, mire usted, no tan malos en el conocimiento. Los llamados países buenos tienen mal organizadas las Universidades y no tienen titulados suficientes: esto es, tienen dinero e industria, pero, en realidad, muy poco conocimiento. Sólo saben aquello con lo que pueden vender.
Continuaremos siendo países malos, seguro. Pero contribuiremos enormemente a la mejora del conocimiento en el mundo. Soy arquitecto y por eso sé que en el mundo, en general, mejorará mucho la arquitectura, porque irán (han ido) a trabajar fuera muchos jóvenes arquitectos españoles.
Los licenciados españoles son muy buenos y muy bien aceptados. Porque las Universidades españolas son buenas y eficientes. Han sabido educar bien a masas populares. Quizá esto sirva para poco, pero así es.
Antonio González-Capitel Martínez · Doctor arquitecto · catedrático en ETSAM
Madrid · julio 2013
Pienso que más allá de cualquier tipo de apreciación al respecto, no se debe confundir cantidad con calidad. Es como en cualquier universidad del mundo, hay estudiantes buenos y estudiantes malos. Todo depende de los estímulos personales y externos que el alumno tenga. Por ejemplo yo estuve en un buen alojamiento para estudiantes en Barcelona, y esto ayudó bastante para mi desarrollo como profesional, porque no tenía que preocuparme más que por mis quehaceres académicos.
Entusiasmo y aprendizaje | Santiago de Molina
La pedagogía del proyecto de Arquitectura es una ramificación de la
ciencia del entusiasmo. Por eso el arte del profesor consiste en crear
esa especial atención, convertirla en voluntaria, ayudarla a
construirse. Y una vez conseguida, conservarla, supervisar su engranaje y
su funcionamiento, limitar su aplicación. Es tan necesario procurarla
combustible como que éste sea el suficiente, sin excesos ni carencias,
para que una vez fijada en un objeto de estudio, nos aseguremos de que
es perseguido.
Ese estado es el motor secreto tanto del aprendizaje como del mismo hacer Arquitectura.
Porque estar entusiasmado supone estar invadido. Ceder a lo ajeno,
dejarse manipular y vencer, ver romperse una parte de uno mismo para
disfrutar de una especial trasmutación. Hacer que esto suceda de manera
prolongada en el tiempo, “hasta que las personas se transformen en
personas distintas” como dice Quetglas, con otros instrumentos mentales
ya propios e independientes del mismo profesor, es una tarea útil,
aunque de manera solo retrospectiva.
El aprendizaje del alumno no consiste, pues, en dar luz al “sin luz”, a-lumen, sino en proporcionar otro tipo especial de nutriente. Alumnus, del latino «alére» es alguien “alimentado”. Aunque en realidad no de conocimiento puro, sino de entusiasmo.
http://goo.gl/MROc5c
La ciudad como aula · Pablo Campos Calvo-Sotelo
El País
Hace unos días, ocurrió en Madrid un hecho altamente sugerente: la
presencia en calles y plazas de un centenar de profesores que impartían
clases a sus alumnos. El motivo fue la protesta contra los recortes y la
subida de tasas en la Universidad. Confiemos en que haya sido de
utilidad.
Sin embargo, la irrupción de la enseñanza en el espacio público por
excelencia (la calle) constituye un feliz acontecimiento cargado de
frescura que, como profesor dedicado a la Arquitectura de la Universidad
desde hace años, quiero ensalzar, por varias razones.
http://goo.gl/q5CHc0
Decir que como las universidades son malas, los licenciados son malos, es lo mismo que decir que si los licenciados son buenos es porque las universidades son buenas, es la misma mentira, pero nos gusta creernos solo las nuestras.
La endogamia enferma al campus
Elsa García de Blas / Antonio Jesús Mora Caballero
Madrid / Sevilla
Convocatoria de una plaza de catedrático de Filología Latina en la
Universidad de Córdoba, agosto de 2013. Perfil requerido: “Especialista
en el poeta Estacio”. A los cinco aspirantes que se presentaron a la
plaza junto a Gabriel Laguna, profesor de Filología Latina del campus de
Córdoba cuya tesis es sobre ese poeta latino del siglo I, la
convocatoria les sonó un tanto ajustada al currículum del profesor
Laguna, el candidato local.
La Universidad de Córdoba terminó por anularla, después de recibir
sus cinco recursos. El campus reconoció que estaba hecha a la medida de
Laguna. “Todo es un montaje contra mí”, arguye hoy el docente, cuyo caso
es peculiar porque ahora él es acusado de participar en el amaño de una
plaza, pero en una ocasión anterior él fue víctima de un caso similar.
Una sentencia a su favor anuló en 2005 la adjudicación de la plaza de
Filología Latina de la Universidad de Jaén a la que había concursado, y
que ganó la candidata de esa facultad. El motivo: la “amistad
manifiesta” de la profesora que ganó con el secretario del tribunal. El
secretario había prologado los libros y dirigido la tesis de la
candidata.
http://goo.gl/9TJ9HJ