El 11 de septiembre de 2011 se cometió el atentado contra las Torres Gemelas. Mucho tiempo, aunque quienes lo vivimos, nunca olvidaremos dónde estábamos ese día, cuando nos enteramos, y recordaremos la primera vez que vimos, casi en directo, las imágenes de las destrucciones.
En la abrumadora y algo desordenada The Thoughts That Once We Had, dirigida por Thom Andersen en 2015, aparece un primer plano de Norman Mailer, muy joven, «perlado de sudor», como escribe Tony D’Angela, en lo que parece ser un debate en televisión, que dice:
«Si ves la línea del horizonte de Manhattan, que es terrible, digamos que es el monumento más noble del capitalismo, es la cosa más excelente que el capitalismo haya construido, es como la cima de una cordillera. Es absolutamente hermosa. Ahora van a levantar dos edificios de cien pisos, más altos que el Empire State, edificios gemelos. Con lo aburrido que es ver dos objetos iguales. Justo en la punta, en la punta de la línea del horizonte. Cuando veas la línea del horizonte de Nueva York dentro de cinco años, no verás la increíble línea del horizonte que todos ven en las películas, verás estos dos enormes colmillos elevándose. No tiene nada que ver con la atmósfera, ni con el medio ambiente. Creo que cualquier cosa que destruye la atmósfera, hablando en general, está trabajando para el diablo.»
Es curioso que Mailer estuviera en contra de las torres que ocupaba el World Trade Center, incluso llegando a mencionar al diablo, y, sobre todo, que el motivo fuera estropear la cinematográfica línea del horizonte, el «skyline» en original, de Manhattan, porque pronto se convirtieron en un icono de la ciudad. Incluso a las personas más inteligentes y notables, les cuesta aceptar los cambios de las ciudades, que suelen ser inevitables en capitales sin planificación urbanística como Nueva York.
Hubiera sido interesante saber que pensaba Mailer sobre las torres después de esta entrevista y desde 1973, cuando se construyeron, sí se conocen algunas reacciones posteriores al atentado, en un artículo del New York Times publicado unos días después, el 9 de diciembre de ese año, se menciona una frase de Mailer:
«Hemos de reconocer que las personas que lo hicieron eran brillantes»,
Respecto a los edificios se ha mencionado que las ruinas le parecieron dos «dientes enormes» y «más hermosas que los edificios» y además que
«todo lo que estaba mal en Estados Unidos llevó a que se construyera esa Torre de Babel que en consecuencia tuvo que ser destruida».
La pregunta es si se alegró, evidentemente solo desde un punto de vista estético, de su desaparición,
Mailer falleció seis años después del atentado en el que, según Wikipedia, murieron dos mil seiscientas seis personas de muchos países diferentes.
Jorge Gorostiza, Doctor arquitecto.
Santa Cruz de Tenerife, septiembre 2020
Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad