Desde el punto de vista de la arquitectura y el urbanismo, las acampadas del movimiento 15M han vuelto a poner de actualidad diferentes ocupaciones del espacio urbano, realizadas a partir de protestas sociales.
La toma del espacio común por parte de los ciudadanos tiene uno de sus primeros referentes en la ocupación de los parques públicos de las ciudades alemanas tras la Segunda Guerra Mundial. Con las ciudades arrasadas por los bombardeos de la guerra y las redes de la logística de los alimentos inoperativas, los habitantes de las ciudades se enfrentaron a la ausencia de alimentos y vivienda ocupando los espacios verdes.
Se aprovechó todo el terreno disponible, desde jardines particulares, campos de deportes y parques hasta cualquier espacio apto para el cultivo, para colocar un pequeño barracón construido con materiales de derribo de la guerra y auto abastecerse a partir de pequeñas huertas. Una buena constatación de estos momentos son las fotografías de un Reichstag en ruinas cuya explanada delantera ha sido colonizada por cientos de pequeñas huertas.
La reconstrucción de las ciudades borró por completo estas prácticas y la recuperación de la vida urbana fue llevada a cabo con fuertes desalojos y protestas en algunos casos.
Durante la crisis económica que golpeó Estados Unidos en la década de los años 70, la actividad inmobiliaria de Manhattan decayó considerablemente. Muchos proyectos de la zona baja de la isla se paralizaron llenándose el área de solares abandonados y vacíos que se convirtieron en un foco de delincuencia y problemas vecinales.
Un grupo de amigos se agrupó para formar un movimiento que se denominó Green Guerrillas, ocuparon un solar y mediante el trabajo colectivo lo convirtieron en un jardín colectivo auto-gestionado. El trabajo comunitario les ha permitido transformar gran número de solares municipales en jardines comunitarios, pequeños parques y huertos urbanos, entre otras cosas.
El holandés Aldo Van Eyck es probablemente el primer arquitecto que desde la disciplina urbanística propuso la ocupación de solares. En el contexto de la posguerra en una ciudad destruida y sin recursos las intervenciones de Van Eyck representan la lógica de la gestión de los recursos para obtener los máximos resultados, propiciando la recuperación por parte de los niños de un gran número de espacios en desuso que el convirtió en parques infantiles.
El bajo coste de los proyectos, ya que la intervención desde el punto de vista constructivo es mínima, supone un cambio cualitativo en la percepción, funcionalidad y finalidad del espacio público, y plantea un nuevo debate sobre los modos en los que se debe urbanizar el espacio público.
En España se han dado casos similares como los proyectos desarrollados por Santiago Cirugeda, con una propuesta de ordenanza municipal y ocupación temporal de solares. Un catálogo recoge los solares existentes y los que aparecerán gracias a los derribos de edificios deteriorados del centro de Sevilla. Los usos temporales en los solares públicos se van concretando después de desarrollar proyectos de participación ciudadana con los vecinos de los barrios afectados.
En el caso de los solares privados se pueden plantear convenios de cesión de los mismos para uso público durante plazos definidos, donde se definan contraprestaciones y beneficios para los propietarios en el momento de la gestión de las licencias de obra para la edificación prevista, por la reducción de sus tasas.
En la misma línea se encuentra la iniciativa «esto no es un solar», promovida por la Sociedad Municipal Zaragoza Vivienda y conducida por los arquitectos Patrizia di Monte e Ignacio Gravalos surgió para dar respuesta a diversas demandas planteadas por los vecinos. Por un lado el proyecto genera usos públicos temporales en solares vacíos, que evitan el déficit de equipamientos en muchos barrios y por otro genera empleos entre parados de larga duración que se ocupan de las labores de acondicionamiento de esos espacios.
La iniciativa, que da solución a un problema actual generalizado en todas las grandes ciudades, ha tenido muy buena acogida entre los vecinos. Estos espacios han sido equipados con actuaciones de bajo coste y bajo impacto para uso deportivo, cultural, infantil o recreativo y son de libre acceso, para todos los públicos, bajo la única premisa de disfrutarlos y mantenerlos.
Una característica común en todas estas intervenciones de diferente índole pero con objetivos comunes ha sido siempre la temporalidad. Todas estas intervenciones tienen y han tenido un carácter efímero, condición que forma parte de la naturaleza reivindicativa del espacio, que mediante la ocupación temporal se convierte en un artículo de protesta más, en una constatación de que la calle es de los ciudadanos y no de los que la gestionan. Esa precisamente ha sido uno de los aciertos más poderosos del 15M, el de reivindicar la calle, el espacio urbano para el uso de los que lo habitan.
íñigo garcía odiaga. arquitecto
san sebastián. Agosto 2011
Artículo publicado 2011.08.14 _ ZAZPIKA