En entradas anteriores he ido reuniendo textos en los que se comparaba la realización de una película con la construcción de un edificio. Escritos de los directores Ingmar Bergman, Walerian Borowczyk, René Clair, John Ford y Amos Gitai; una actriz, Viola Dana, y un historiador, Sigfried Giedion.
Ahora incluyo en esta «serie» un fragmento de un manifiesto escrito por David Abelevich Kaufman, más conocido como Dziga Vertov (que puede traducirse por «gira peonza»), uno de los cineastas más importantes de la historia, a pesar de su corta producción cinematográfica comparada con otros directores más prolíficos, pequeña producción provocada por la feroz censura política, instaurada para salvaguardar el dogma soviético. A pesar de ello Vertov tuvo «suerte» porque no acabó asesinado en las purgas estalinistas. Mientras de los funcionarios y verdugos del régimen ya no se acuerda nadie, la obra y las propuestas teóricas de Vertov han trascendido, teniendo una influencia decisiva sobre distintas generaciones de cineastas desde los años sesenta hasta la actualidad.
En su texto Sobre Kinopravda (Kino-Pravda se puede traducir como cine verdad) de 1924 escribe:
«Kinopravda se hace con película como una casa está hecha con ladrillos. Con ladrillos uno puede hacer un horno, una muralla del Kremlin y muchas otras cosas. Uno puede construir varios film-objetos con película. Así como son necesarios buenos ladrillos para una casa, se necesita buena cantidad de película para organizar un film-objeto».
Vertov, como otros teóricos, compara de nuevo la frágil consistencia del celuloide con la solidez y la perdurabilidad de la construcción arquitectónica. Una construcción que, por cierto, cada vez es menos sólida y perdurable.
Jorge Gorostiza, arquitecto. Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Santa Cruz de Tenerife, diciembre 2011