Sumido y puesto al servicio del absolutismo del espectáculo, el ejercicio de la crítica de arquitectura oscila hoy, complaciente, entre la nostalgia y la farsa. Contra esa pasividad, es preciso recuperar la crítica como herramienta de choque. La crítica como estado de alerta desde el CUAL promover la duda, cuestionar mitos y generar debates. No para cautivar con nuevos dogmas sino para desestabilizar.
“En medio del naufragio ideológico en esta sociedad pos-posmoderna, rodeados por la –sin– razón de nuestra cultura contemporánea, surge el «crítico de choque» que logra salir a la superficie indemne y que acomete cáusticamente contra aquellas publicaciones, premios, obras construidas e irreversibles discursos funcionales a la impuesta constelación de las estrellas del cielo arquitectónico.
Fredy Massad expone con intransigentes y filosas palabras, los modos de ofrecer arquitectura a esta insaciable sociedad del espectáculo, cada vez más destructiva y que todos los lunes exige lo nuevo, lo mejor, lo fabuloso.
El crítico es como un caballero moderno que, con su palabra, expone los esqueletos detrás de la maquinaria propagandística que no cesa de generar productos culturales que no desafían el statu quo, para que todo se mueva sin que nada cambie.
Acomete cáusticamente contra las publicaciones consagradas, los premios, las obras construidas y los irreversibles discursos que son funcionales a la impuesta constelación de las estrellas del cielo arquitectónico. Expone con intransigentes y filosas palabras a esos starchitects y transita los intersticios que dejan las poses de los aplaudidores o de los antisistema. En medio del naufragio ideológico en esta sociedad pos-pos moderna, rodeados por la –sin– razón de la cínica posverdad, esa máquina infame de borrosas imágenes predigeridas, surge este crítico de choque que logra salir a la superficie indemne”.
Edgardo C. Freysselinard, autor de Fractales de la modernidad, tomo I de esta misma colección, galardonado con el Premio DESIGN AND DESIGN INTERNATIONAL AWARD, otorgado en París, Francia, en 2014.
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