La idea de recurrir a las figuras de Apolo y Dionisos es deudora del profesor de la ETSAB-UPC, Javier Ferrándiz Gabriel y su libro Apolo y Dionisos. El temperamento en la arquitectura moderna.1 En él plantea un ensayo de análisis de la arquitectura moderna basado en la dualidad razón-sentimiento para así poder separa y explica los aspectos racionales de los puramente emotivos en una obra o proceso proyectual.
La referencia con Nietzsche y sus especulaciones tempranas alrededor de estos dioses de la mitología griega en El origen de la Tragedia, terminó dando un fuerte carácter simbólico al dueto. En tiempos en que la arquitectura ya no sostiene verdades tan inamovibles sino más bien interpretaciones subjetivas de cada autor, estas figuras parecen cobrar mayor pertinencia y vigencia.
Confrontar lo apolíneo y lo dionisiaco en el análisis y estudio de la arquitectura contemporánea resulta muy estimulante y casi siempre verifica que una buena obra de arquitectura debe tener algo de los dos componentes y que de la habilidad en su combinación y sinergia surgen los mejores ejemplos, los de mayor espesor intelectual, los más complejos y potentes. Hay mucho para aprender de uno y otro enfoque, y más que confrontarlos hay que entenderlos para complementarlos y enriquecerlos. Animarnos a salir de nuestra propia zona de confort y hacer el esfuerzo de aprender del otro, del distinto, del diferente a nosotros.
En este punto las obras de Álvarez y Testa siguen siendo de una enorme importancia didáctica, ya que pueden ser visitadas, vividas y sentidas hasta en sus mínimos detalles. A diferencia de otras grandes obras de la arquitectura internacional que estudiamos, las de los autores argentinos que se encuentran en nuestras ciudades tienen ese plus de valor pedagógico que resulta de la comparación inmediata, de la posibilidad de verificar esas diversidades. Entre ellas, edificios públicos como la Biblioteca Nacional o el Teatro Municipal General San Martin son lecciones superlativas que nunca se agotan y que nos permiten abordar distintas lógicas proyectuales, materialidades, texturas, escalas, espacialidades, relaciones con la ciudad y formas de ser recorridas.
Álvarez y Testa continúan vivos en ellas y nos siguen enseñando desde la mejor arquitectura. Hacer más con menos parece ser su imperativo moral, y en esa coincidencia vuelven a reconocerse como decididos e ideológicamente modernos. Cada estudiante de arquitectura que se enfrenta con ellas tiene la oportunidad de entablar un dialogo íntimo con ambos maestros. Seguramente ellos estarán allí dispuestos a contarnos sus secretos, pero sólo si sabemos preguntar, si hemos aprendido a mirar intencionadamente y a saber formular las preguntas correctas.
Esta muestra también intenta contribuir en esa búsqueda, desmitificar ciertos encasillamientos facilistas y proponernos lecturas más complejas y sutiles.
Clorindo Testa solía decir que su método era producto de una imaginación dirigida y que nunca se permitía ningún tipo de desborde ni de irracionalidad2. Mario Roberto Álvarez mantenía con orgullo que él sólo tenía unas pocas ideas3 pero que lo obsesionaban en la búsqueda de la perfección. Cabe preguntarse:
«¿Dónde encontrar a Apolo y dónde a Dionisos? ¿Es viable asociarlos de manera casi automática o justamente habrá que descubrir las pulsiones más brillantes en sus aparentes contradicciones, en esas tensiones duales que nos desplazan de lo obvio?»
Como veremos, tratándose de Álvarez y Testa, casi nunca es lo obvio.
Martín Marcos. Arquitecto, urbanista, Director MARQ-SCA (Museo de Arquitectura y Diseño de Buenos Aires) y Profesor Titular FADU UBA
Buenos Aires. Octubre 2017
Notas:
1 Ferrándiz Gabriel, Javier. “Apolo y Dionisos. El Temperamento en la arquitectura moderna”. Alfaomega- Ediciones UPC, 2001. Barcelona.
4 De Brea, Ana; Dagnino, Tomás. “Señores arquitectos… Diálogos con Mario Roberto Álvarez y Clorindo Testa”. Ediciones UBROC, 1999. Buenos Aires.
2 Pazos, Luis; “Clorindo Testa: El arte para habitar”. Revista Somos, 1977. Buenos Aires.
3 Jurado, Miguel; “Murió Mario Roberto Álvarez”. ARQ Clarín, 2011. Buenos Aires.