En entradas anteriores he ido recogiendo opiniones sobre arquitectura de diversos directores como Woody Allen, John Ford, Ingmar Bergman, Valerian Borowczyk, René Clair, Dziga Vertov, Peter Greenaway, Abbas Kiarostami, Raúl Ruiz, la actriz Viola Dana, el ensayista Sigfried Giedion. En el caso del director Amos Gitai, coincidía su profesión fílmica con la de arquitecto, lo mismo sucede con Luigi Comencini, que estudió arquitectura en Milán entre 1934 y 1939.
En 1974 la revista francesa Positif publicó un artículo en el que se contaba como Comencini, hablando con sus antiguos compañeros de la Escuela de Arquitectura de Milán, afirmaba:
“Una casa es ante todo un objeto para vivir, hecha a medida del hombre; una película es ante todo un espectáculo dirigido a un público popular. La complacencia estética como fin en sí misma es la degeneración de la arquitectura, y sucede lo mismo con el cine. No tener en cuenta las razones por las que se hace una película, significa traicionarla”.
El «objeto para vivir» recuerda al repetido y célebre lema de Le Corbusier: la máquina de habitar, respecto a que la película sea «ante todo un espectáculo dirigido a un público popular«, afortunada y evidentemente no es cierto, en cuanto a la «complacencia estética«, está claro que no tiene sentido por sí misma, a pesar que a muchos arquitectos actuales les parezca suficiente, y si una edificación no cumple con su función, no tiene sentido construirla.
Jorge Gorostiza, arquitecto. Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Santa Cruz de Tenerife, septiembre 2014