A veces un tema va apareciendo y se va repitiendo por azar y eso es lo que ha pasado en este blog con textos que relacionan el rodaje de una película con la construcción de un edificio, algo que he subtitulado -no sé si con acierto- «Arquitectos y cineastas» y en el que han aparecido personas tan diferentes entre sí como René Clair, Sigfried Giedion, Amos Gitai y Viola Dana. Ahora he encontrado un texto del maestro Ingmar Bergman, un director que me pareció en su momento sobrevalorado, pero que ahora debo confesar que cada vez me gusta más, por ejemplo, acabo de ver Sueños y me ha parecido estupenda.
Su texto es el siguiente:
«Si me preguntaran cual me gustaría que fuera mi propósito general en mis películas, contestaría que quiero ser uno de los artistas de una catedral. Quiero construir la cabeza de un dragón, un ángel, un demonio -o quizás un santo- de piedra… Me gustaría interpretar mi parte en la construcción colectiva de la catedral».
Parece obvia la referencia religiosa en alguien a quién se ha caracterizado y estudiado obsesivamente desde este punto de vista, pero recuérdese que también Luis Buñuel comparó el rodaje de Metrópolis con la construcción de una catedral. Es interesante el punto de vista modesto de un autor como Bergman, al que le gustaría considerarse como una parte de un todo, más que como el único responsable de una película, por eso -como ya he escrito en otras ocasiones-, cuando se dice «una película de» un determinado director, se está cometiendo una injusticia con los numerosos profesionales que han intervenido en su creación, entre ellos y no el menos importante, con el director artístico o escenógrafo cinematográfico.
Jorge Gorostiza, arquitecto. Autor del blog Arquitectura+Cine+Ciudad
Santa Cruz de Tenerife, septiembre 2011