El proyecto «A 100 Chairs in 100 days» del diseñador italiano Martino Gamper incide en la idea de la fabricación de objetos únicos a partir de otros preexistentes y desechados. El proyecto consiste en la construcción de 100 sillas en un período de tiempo limitado a 100 días con los restos de otras recogidas durante años en las calles de Londres.
La construcción de estos elementos implica un analisis exhaustivo de las preexistentes con el fin de verificar diversas cuestiones prácticas como la resistencia de elementos, dispuestos en un orden contrario a la función para la que fueron diseñadas originalmente.
Pero también incide en aspectos más polémicos como la abdicación del respeto por los diseños originales y la confrontación de diversos arquetipos en una única pieza, en algunos casos con valores culturales y económicos muy divergentes; y ofrece un viaje singular por las resonancias del diseño contemporáneo a través del tiempo.
Diseñadores de otras disciplinas han trabajado con la idea de la reutilización de elementos de desecho: Aleksander Brodsky fabrica su Pabellón para la ceremonia del vodka con una colección de ventanas procedentes de derribos a las que recubre con un manto de pintura blanca para ofrecer diversos grados de transparencia, una sensación heladora muy acorde con la función del pabellón y una obra sublime.
Martin Margiela fabrica su colección de ropa denominada «Artisanal» mediante la adición de elementos procedentes del desarmado de otras piezas de vestuario y calzado; algunas de las prendas conservan la función original, en otras se modifica por la adición de pequeños elementos repetidos.
Piet Hein Eek en su colección Sloophout trabaja con una idea similar. En este caso las piezas de mobiliario son diseños originales, pero en su construcción se utilizan maderas recicladas con sus pinturas y barnices originales.
Xosé Suárez, arquitecto
Santiago de Compostela, octubre 2010
Publicado en Nº 313 [sillas…]