Como bien sabéis, no es la primera vez, ni será la última, que hablamos de las escuelas de arquitectura. Así, ahora que todo el mundo habla de que sobran arquitectos y que salen escuelas de arquitectura como hongos; desde Stepienybarno, proponemos que a lo mejor no es tan claro el tema y, de hecho, en nuestra opinión lo que faltan son arquitectos.
Eso sí, los matices de esta afirmación son importantes y hay que tenerlos bien claros. Así que, antes de decir que nos hemos vuelto locos, os animamos a darnos una oportunidad y seguir leyendo la siguiente reflexión.
¿Sobran arquitectos?
Hace unos días oíamos al profesor Miguel Ángel Alonso del Val recordar que en la Viena de principios de siglo pasado, Otto Wagner, ante la opinión generalizada de que sobraban arquitectos, proponía que debían aparecer en escena más arquitectos; eso sí, lo importante era que estos nuevos arquitectos no siguieran haciendo lo mismo que los anteriores, que se dedicaban principalmente a temas técnicos y formales, sino que debían de meterse en harina y proponer, por ejemplo, nuevas soluciones habitacionales (tema del que pasaban olímpicamente el resto de arquitectos hasta este momento). La realidad dio la razón a Wagner y una nueva arquitectura, de mayor calidad, apareció en escena y la ciudad (y sus ciudadanos) lo agradeció profundamente.
Esta situación tan lejana en el tiempo, y, aparentemente, en el contexto cultural, nos lleva a pensar que, seguramente, en nuestra España post-burbuja, no sobran arquitectos; lo que ocurre es que, faltan arquitectos que tengan claro que van a hacer otras muchas cosas además de proyectar arquitectura. ¿Y qué pueden hacer? A nosotros se nos ocurren por lo menos 100 actividades; así que ¡a buen seguro que hay todavía muchas más!
Nuevos tiempos.
De esta forma, pensamos que las nuevas generaciones deberían salir de las escuelas formadas de manera diferente. ¿Significa esto que se debe bajar el nivel? Por supuesto que no, simplemente habrá que introducir en las Escuelas nuevas ideas y que estas se adapten a los nuevos tiempos.
Y aquí, alguno estará pensando, pero si nosotros somos de lo más modernos y ya tenemos un blog en una asignatura de proyectos y !hasta un perfil de facebook de la escuela! Pues nos atrevemos a afirmar, no sin cierto enfado, que ninguna escuela de arquitectura de España se está tomando este tema en serio y lo más que hay son escaramuzas de algunas de ellas en el entorno digital, las cuales están muy bien, pero que no implican que se hayan adaptado de manera contundente a esta Nueva Era Digital. Los alumnos de las escuelas son nativos digitales y no tratarles como tales es la mejor forma de menospreciarles.
Si alguna de estas escuelas quiere saber qué es lo más básico y urgente que podría hacer, les recomendamos que lea el post que publicaba Miguel Ángel Díaz Camacho en el blog de la Fundación Arquia ¡¡Ah!! Y si alguno sigue pensando que el PFC está de maravilla y que se puede seguir manteniendo tal cual, que se pase por el artículo que escribió Veronica Sánchez, y en el que afirma, sin que le temblase el pulso, que
Con todo esto, realmente, no nos importa si hay 66 escuelas o 90; si se deberían bajar a 40 ¡Qué más da! Lo que es una vergüenza es que la mayoría de las escuelas de arquitectura sigan pensando que el mundo tampoco ha cambiado tanto y que la asignatura de proyectos siga proponiendo programas similares a todo la vida. ¡¡Pero como se puede tener tanta jeta!! Y estos profesores, en muchos casos, son los mismos que, antes de la crisis, animaban a los alumnos a que hicieran grandes despliegues de representación. Sí, sí, esos que luego lo que necesitaban era mano de obra barata y que dibujase de maravilla; si luego proyectaba un poco peor, o no proyectaba un carajo, pues tampoco pasaba nada. De hecho, según se mire, se puede pensar que se quitaban competencia de en medio; pero, no seremos nosotros tan malpensados (o sí).
Aun así, y a pesar de las muchas carencias que se detectan en nuestra formación, gracias a saber proyectar muy bien, los arquitectos podemos leer situaciones muy complejas, dando soluciones sencillas y esta virtud, la visión transversal de la jugada, junto con la creatividad, es una de las más valoradas, a día de hoy, para cualquier tipo de empresa o institución.
Eso sí, para que nos puedan reclamar desde otros ámbitos habrá que hacernos más accesibles y acortar la distancia que nos separa de todos los que no son de los nuestros. Y aquí, no puede ser que quienes nos dirigen no hagan nada mucho más contundente para solucionarlo. Los arquitectos hemos pasado de hacernos cercanos a quienes servimos; de contar lo que hacemos y hacerlo para que se entienda que en realidad somos realmente necesarios y pocas veces un peaje por el que hay que pasar.
Las palabras prohibidas.
Por último, nos gustaría recalcar que, con lo que ya somos como arquitectos, podemos dar mucho más y que se deben incorporar en nuestras escuelas nuevos conocimientos que faciliten el desembarco de los chavales en la durísima realidad laboral. No puede ser que, sigamos pensando que los arquitectos no somos empresas; lo somos, aunque seamos del tipo llanero solitario y no puede ser que palabras como Identidad Digital sigan sonando a chino. Ya no decimos nada de hablar de Marketing, porque es palabra maldita y ¡prohibida por todo arquitecto que ame la arquitectura! Pues no, no son el demonio, y cuanto antes se incorporen todas estas disciplinas en los planes de estudio, mucho mejor. No tiene nada que ver, como algunos arquitectos dicen, que si aprendemos de estos temas más mundanos y pragmáticos, se debilita nuestro papel como arquitecto; que no! que eso son cuentos chinos de los que ya están arriba y les interesa hacer esta lectura de la situación.
¿No hemos aprendido mecánica de suelo? ¿No sabemos hacer miles de Cross que valen para lo que valen? Pues lo que nosotros proponemos es algo que servirá para casi todos los arquitectos que salgan de la Escuela.
Es una cuestión de responsabilidad que formemos bien a los estudiantes, y que, además de transmitirles el amor por la arquitectura con mayúsculas (una cosa no quita a la otra), les dotemos de herramientas que les hagan más válidos en el mercado laboral.
No sobran arquitectos, no hay demasiadas escuelas de arquitectura; lo que hay en ellas es demasiado arquitecto con egos como montañas soñando que todo volverá a ser como antes; y eso no va a ser así.
Más arquitectos es lo que necesitamos; eso sí, habiendo hecho los deberes y sacando chavales que se coman el mundo porque están formados de la mejor manera posible para los tiempos que corren. Y no olvidarse que hoy no es como antes, ahora los tiempos corren mucho; quien se quede fuera, se va a quedar más fuera que nunca. Quién se adapte, sin embargo, dará una formación mejor a sus chavales y además su escuela tendrá más alumnos, porque los estudiantes, pese a quien pese, saben apreciar y valorar cuando las cosas se hacen bien.
Así que, pónganse las pilas, responsabilicense de lo que realmente tienen que hacer y sean conscientes de que la realidad, del aquí y ahora, es demasiado diferente como para seguir mirando a otro lado.
Adaptarse o morir; nuevos tiempos, nuevas soluciones.
Stepienybarno_Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó, arquitectos
Estella, abril 2015
Respeto vuestra opinión. No la comparto. Sobran arquitectos. Si, a eliminar escuelas universitarias de arquitectura. Si los arquitectos fueran naranjas y saturamos el mercado de naranjas. El valor del Kg de naranjas baja mucho, mucho. Esto mismo teniendo en cuenta ,todo lo que ha costado producirlas. Cuando esto ocurre, las naranjas se exportan. Y cuando el mercado exterior no funciona, lo que ocurre entonces en el mercado de las naranjas es que estas se regalan o bien se tiran a la cuneta. Las naranjas no son una ONG.
Lo habeis explicado muy bien y estoy completamente de acuerdo… no hay muchos arquitectos, hay demasiados arquitectos haciendo lo mismo.