Recientemente en el blog de La Ciudad Viva han aparecido un par de post que me han dado que pensar y quería transmitir un intento de relación de conceptos que me han aparecido.
Todo empieza con la entrevista de Stepien y Barno a Alejandro Aravena, donde preguntan:
Pregunta: Está claro que el modelo Elemental funciona excelentemente en América Latina ¿Crees que se podría trasladar también a Europa? ¿Qué cuestiones se deberían tener en cuenta?
Respuesta: Mi respuesta es “sí”, la intuición me dice que es posible, pero habría que estudiar “cómo”. Además, en vez de concretarlo como una metodología en abstracto, la verdadera respuesta va a venir después de haber realizado un caso concreto.
De hecho, estamos desarrollando ahora un proyecto en Portugal y la respuesta va a venir después de haberlo realizado.En el caso de Elemental, no sabíamos a priori, que en lugar de hacer una casa barata, era necesario hacer la mitad de una casa buena. Resolviendo el caso de Portugal, damos respuesta a situaciones parecidas en otras ciudades europeas. A través de este proyecto, estamos intentando solucionar un nproblema al que no llega ninguna política pública en este momento.
Tengo la suerte de haber vivido un intercambio como estudiante en Chile y de haber asistido a una de las conferencias de A. Aravena donde explicaba el proyecto ELEMENTAL.
Curiosamente es la misma pregunta que yo me hice en su momento, pero que no pude hacer en ese momento. Mi conclusión particular es curiosamente que no es trasladable, o, corrigiéndome, no de manera directa.
Y me explico. En el contexto de Chile se da la particularidad que cuestiones como la autoconstrucción en esa sociedad está a la orden del día (especialmente en el sector de población al que va dirigido proyectos como el de Iquique). En ese contexto, la arquitectura pasa por eliminar lo superfluo y ofrecer una buena cimentación. Esto es, más que construir una casa barata, se construye con las posibilidades económicas de las que se dispone aquello que en el futuro permita la revalorarización económica de la construcción. Como anécdota, recuerdo como Aravena hablaba que con una misma superficie en un baño y con solo una determinada colocación de las instalaciones, el usuario podría cambiar una ducha por una bañera, sin con ello hacer grandes esfuerzos económicos.
Por este motivo las edificaciones de elemental aparecen sin acabados interiores y sin completar en su totalidad con la expectativa de que sea el propio usuario quien termine la construcción a lo largo de los años.
Sin embargo, si pensamos en la vivienda social dentro del contexto español (o europeo) todo cambia: para empezar el sector de población al que va dirigido (sectores muy concretos como ancianos o jóvenes en alquiler), la tipología, desaparecen los temas de autoconstrucción, etc.
E incluso se pude decir que lo que se busca en el mercado son, en contraposición al caso chileno, unos “buenos” acabados” (o acaso no es lo único que una inmobiliaria deja elegir a sus futuros propietarios).
¿Hacia dónde puede dirigirse entonces la vivienda? Siguiendo otro post de La Ciudad Viva (Open Building en el s.XXI de Israel Nagore), una solución puede pasar por el desarrollo de una industrialización de los componentes del edificio que otorguen flexibilidad a la construcción y a posibles reformas posteriores.La idea no es mala siempre y cuando se superen un par de tópicos.
Primero. ¿Cuántas veces hemos oído las críticas a sistemas como el carton-yeso porque “suena hueco”? Existe una tendencia generalizada de que ciertos sistemas prefabricados son incapaces de competir con los de obra húmeda, y si no recuerden el famoso eslogan de “paredes de ladrillo, paredes de verdad”.
Segundo. ¿Cuánto decide el usuario antes de la compra de la vivienda? Es importante eliminar también que la vivienda colectiva es algo que solo se compra y los usuarios no deciden nada sobre ella (excepto los ya mencionados acabados). Jorge Toledo (@eldelacajita) en su PFC creaba un vivero de inciativas arquitectónicas que tenía como objeto repensar el modelo de gestión-producción de la vivienda privada.
En su texto Propuestas para una arquitectura 2.0, Jorge comenta que uno de los puntos fundamentales pasa a ser la participación del usuario/promotor, donde “el usuario pasaría a ser parte activa e insustituible del proceso de puesta en marcha y diseño. Esto, bastante válido desde siempre para encargos particulares tradicionales, no ha sido correctamente extrapolado a la vivienda colectiva”
La solución, posiblemente, no solo pasa por la hacer entender a la sociedad la validez del uso de tecnologías determinadas, sino también por hacer desaprender al cliente que es un elemento ajeno del proceso de producción de su vivienda.
Si es evidente que numerosos discursos actuales aluden que solo desde una posición activa como ciudadano se puede generar ciudad y condición de comunidad. Sería bonito poder trasladarlo a la vivienda colectiva, donde más que el binomio Cliente-Vendedor, podamos hablar en términos de colectividad.
Pedro Hernández · arquitecto
ciudad de méxico. enero 2014
ESTRATEGIAS DE INTRUSIÓN: CAMUFLAJE
El proceso de camuflaje conlleva una interpretación y una reformulación del entorno que requiere de observación y coceptualización.
Lo camuflado es diagramático y esquemático, evita la mimesis e intenta conseguir mediante el diálogo con el entorno una inserción natural.
Son comunes en las pieles de los animales o en las estrategias militares la abstracción de figuras literales y la generación de patrones.
La
intrusión camuflada consigue que algo que produce un cambio sobre el
sistema interactué y forme parte de él con el fin de alcanzar ciertos
objetivos, trazar planes estratégicos o facilitar movimientos.
[…]
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