Las acepciones de la palabra silencio permiten establecer una multiplicidad de imágenes alegóricas que pueden aplicarse indistintamente a diferentes contextos. Entendida como ausencia de ruido, permite interpretar un perfil de reflexión introvertido. En el hecho arquitectónico, una intervención silenciosa puede resultar aquella que no interfiere con las características naturales del sitio donde se inserta.
En este sentido, la inclusión de la casa Farnsworth en el predio frondoso que bordea el rio Fox compone una operación que sugiere la lectura de un retrato sigiloso. Las formas de su arquitectura construyen la simbiosis poética necesaria para insertar al hombre en el paisaje. Una simbiosis que trasciende su propia facultad en la complementación de formas, texturas y tonalidades estructuradas bajo una poética que se enaltece en las métricas de transparencias y opacidades establecidas.
De esta forma, la relación entre lingüística y sitio se desarrolla mediante un relato arquitectónico que niega la privacidad tanto como su propia materialidad.
La omisión de caminos para llegar a la casa es uno de los más contundentes gestos de silencio que emplea Mies para no interferir en el sitio. En su enclave, los planos horizontales que construyen el espacio levitan como líneas trazadas en el horizonte. El plano inferior se instala a la altura de los ojos para acentuar esa percepción flotable. El superior se aloja no muy lejos del ángulo de visión, para evitar el rumor brusco de la mirada.
Este juego compositivo termina por componer una operación de absoluto sentido clásico: un podio, un espacio horizontal dominante y la secuencia rítmica de los elementos de soporte. Sin embargo, el gesto de desplazamiento aplicado al podio construye un perfil que semeja figuras de pinturas abstractas de las primeras décadas del siglo 20 y permite diluir los rasgos de clasicismo antes mencionados.
Las columnas delatan una exactitud rigurosa. Esta regularidad resulta revelada por la aplicación de elementos bajo el estímulo de la técnica. Su ubicación, alejada de los ángulos de intersección de los planos transparentes, permite desmaterializar los ángulos del volumen.
Para acentuar esa percepción, el perímetro transparente no resulta interrumpido por ningún elemento. El plano de vidrio continuo expresa su negación a la materialidad del volumen y la continuidad visual solo es impedida por el cuerpo de servicios.
Consecuencia de su propia cualidad, la fachada difumina las fronteras habituales. Esta condición puede atribuirse un doble oxímoron: el interior afuera, el exterior adentro. Una concepción abstracta, ratificada por la aplicación de colores neutros, que pasan desapercibidos en el contexto en que se inserta.
Soslayando toda acción mimética, la casa Farnsworth diluye su carácter abstracto en la naturaleza. Sus formas revelan un carácter sintético y ratifican de manera concreta la máxima de su autor.
Su figura templada y decisiva, enlazada entre las especies arbóreas que habitan el sitio, discurre un mensaje subliminal: cuando la arquitectura fecunda una infiltración silenciosa entre elementos de la naturaleza, la ordenación del sitio alcanza su mayor belleza.
Mies conocía ese secreto.
Marcelo Gardinetti. Arquitecto
La Plata. Febrero de 2014
Prototipos 1:1 by Mies Van der Rohe | vaumm
El fotógrafo Frank Scherschel realizó varios reportajes del arquitecto Mies Van der Rohe a lo largo de su vida para la revista Life. Life ha generado un archivo digital
en el que es posible ver fotografías como estas. Mies realiza una
visita de obra en la que se esta realizando una prueba de estanqueidad
de la famosa esquina del edificio Seagram, construido en New York entre
1954-58.
Sobre un prototipo a escala 1:1 del muro cortina de la torre Seagram, un sistema
de aspersores de agua para simular la lluvia y un motor turbo hélice de
un avión para generar la presión de viento a gran altura ponen a prueba
el sistema de fachada. Mientras los arquitectos del equipo de Mies
buscan fallos en el diseño de las piezas o en los elementos de sellado;
una prueba que hoy todavía parece sofisticada y que Mies hacía en 1960.
En otras imágenes se muestra a Mies Van der Rohe estudiando los problemas
técnicos del funcionamiento de una maqueta a escala de las fuentes de
agua que se colocarían cerrando ambos extremos de la plaza que el
retranqueo de su edificio generaría en Park Avenue. Pruebas y prototipos 1:1 by Mies Van der Rohe.
[…]
http://goo.gl/8nmdjh
SOBRE EL TERRITORIO(I)-LA CASA FARNSWORTH
Tras un cierto periodo de menor
actividad publicando, me gustaría empezar con una serie en torno a la
investigación que estoy llevando a título personal y que tiene como
objeto al territorio. Se trata de situar y clarificar el concepto de
territorio, pieza central de nuestra materia como arquitectos, pero
también de otras muchas disciplinas. Este hecho ha derivado en una falta
de conocimiento en este campo de los saberes que es desde mi
perspectiva indudablemente supradisciplinar. Voy a tratar de explicar
este aspecto desde una serie de casos de estudio para no quedarme en la
densidad de las palabras.
El
primer caso que me gustaría introducir, va directamente a la raíz de la
arquitectura: la casa Farnsworth (1945-1950) de Mies Van der Rohe .
[…]
josé laulhé
http://goo.gl/4L2Tma
No creo que exista perversidad en esta obra de Mies, por el contrario, transita la búsqueda de una nueva concepción del espacio. De todos modos, entiendo que el artículo expresa la manera de incorporarse al sitio y no de las cualidades de la casa como objeto habitable, ciertamente discutibles.
Saludos
Teo
Dudo que el silencio y «el no interferir con el sitio» sean la clave de la celebridad de esta casa. Para mí, la mejor interpretación sobre porque esta casa inhabitable nos sigue dando tanto que pensar es la de Richard Sennet, que la ve como una arquitectura de lo sublime (en el sentido estético/kantiano):
“Al acercarnos nos entra el deseo de llegar cuánto antes para resguardarnos en ese refugio. La casa, sin embargo, no ofrece un santuario. La amenaza de la naturaleza que nos ha apremiado a llegar cuanto antes se refuerza tan pronto como se alcanza la terraza; no existe un refugio propiamente dicho capaz de cobijar a ningún ser vivo.(…) Tampoco ofrece ninguna seguridad la visión de las personas en el interior; da la impresión de que nadie se puede hallar a sus anchas en el interior (…) La intrusión de alguien que dormitase en una silla (aunque sea muy difícil dormitar en la silla Barcelona de Mies), o la visión de otra persona que leyese una revista comiendo patatas fritas; en fin, cualquier signo normal y corriente de lo doméstico resulta obsceno. Por el contrario, se trata de un espacio en el cual experimentamos el terror de la naturaleza agudizado más aún por un edificio que no nos ofrece ninguna promesa de refugio. Es una moderna expresión de lo sublime.”
Es decir, es la obra de un gran artista, pero de un arquitecto perverso.
Saludos,
Iago López