La Dirección General de Patrimonio ha declarado el gimnasio Maravillas, del arquitecto Alejandro de la Sota, Bien de Interés Cultural. Aunque se ha convertido en un centro de peregrinación para cientos de arquitectos de todo el mundo, el gimnasio madrileño es poco conocido por los ciudadanos.
La protección del edificio se enmarca en un proyecto para divulgar la arquitectura moderna. Alejandro de la Sota aprovechó al máximo el espacio y convirtió un encargo convencional en un hito. Le pidieron un gimnasio y él les dio un polideportivo, unas aulas, unas pistas al aire libre y un sótano que se convertiría más tarde en una piscina.
En vez de usar pilares, empleó grandes cerchas invertidas y en sus huecos, colgadas sobre el gimnasio, metió varias aulas con forma de auditorio. Los materiales de construcción se dejaron por primera vez a la vista en un innovador gesto de coherencia y austeridad que influyó sobremanera en posteriores generaciones de arquitectos.