El jardín de San fructuoso se plantea como un espacio para estar, íntimo, para pequeños grupos de personas, condicionado por su pasado como cementerio de peregrinos, lo que sugiere un lugar sereno, modulado, en el que poder deambular. Al mismo tiempo, la futura conexión con la zona de Huertas, hace que éste sea el vestíbulo de la ciudad, la transición entre lo construido y la naturaleza más salvaje, un lugar en el la naturaleza se domestica y la construcción es parte de la naturaleza. Se plantea un laberinto como punto de unión entre estas dos ideas que lo generan.
La explanada de San Fructuoso es un ámbito ligado a la zona de Huertas, condicionado por su pasado como cementerio de Peregrinos y conformado por edificios que no abren ninguna puerta al espacio ni generan ningún tipo de actividad vinculada a su uso. La propuesta se plantea en parte como reacción a la escala de los edificios que lo rodean, planteando estancias de menor tamaño en las que se propicien reuniones de grupos pequeños. Surge este deseo en contraposición al tamaño de las plazas cercanas como el Obradoiro o la Quintana en las que se pueden celebrar reuniones de multitudes.
Por otra parte, el hecho de que se prevé una entrada a Huertas desde este punto, convierte a la zona en una especie de vestíbulo previo, y como tal, en un filtro entre el casco histórico y la última bolsa de huertas extramuros que se conserva en la ciudad. Con respecto a esto se propone un jardín laberíntico de boj, en contraposición a la naturaleza salvaje y productiva de la zona de Huertas. Se trata de una vegetación domesticada, geométrica y de carácter lúdico, al igual que se hacía tradicionalmente en edificaciones de cierto tamaño a modo de filtro entre la vivienda y la huerta.
Por otra parte, el recuerdo de los cinco siglos como cementerio de peregrinos sugiere un espacio tranquilo, un lugar para deambular, compuesto de pequeños fragmentos modulados y ordenados. Los cipreses que separan el tráfico rodado y matizan el encuentro con el muro del Ayuntamiento, así como la charca central a la que se deriva el agua de lluvia a través de canales son dos elementos que ya existían en la configuración del antiguo cementerio.
En cada una de las estancias, rodeadas de setos que las dotan de intimidad, se coloca mobiliario que propicia diferentes tipos de actividad.
Obra: Urbanización del entorno de la iglesia de San Fructuoso
Promotor: Ayuntamiento de Santiago de Compostela, OCIHR
Autores: Cristina Ansede Viz , Alberto Quintáns Arrondo
Aparejadores: Ádega da Costa González, Ana Castro Alonso
Colaboradores: Gema González García, Juan Guerrero García (jardinería), Inous (instalaciones), Silvia Rodríguez Castro (delineante), Camino Vilanova Rodriguez (arquitecta)
Empresa constructora: TUCONSA
Año:2009
Emplazamiento: Calle Trinidade, Santiago de Compostela, España
Fotografia:autores+Hector Santos-Diez
+ www.ansedequintans.com
+ premios
Seleccionado para la exposición de la IV Bienal Europea del Paisaje
+ publicaciones
Publicación “Seis Olladas de Preto, Cuarta Panorámica de Arquitectura Construida na Proximidade” de la ETSA A Coruña, 2010. (ISBN 978-84-9749-406-9)