El arquitecto y profesor Javier Carvajal Ferrer (Barcelona, 1926, Madrid, 2013) fue catedrático de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, y, así, maestro de muchos, promovió una importante renovación de la enseñanza de la ETSAM y fue también uno de los importantes arquitectos modernos.
Carvajal estudió en nuestra Escuela, aunque era barcelonés, y acabó la carrera en 1953. Se inició como profesor ya en 1954, pero en el 55 ganó la Pensión para la Academia Española de Bellas Artes en Roma y residió allí hasta 1957. Vuelto a Madrid, siguió siendo profesor, y ganó por oposición una Cátedra de Proyectos en 1965. Fue, pues, el primer catedrático de Proyectos de las generaciones modernas de posguerra.
Como arquitecto tuvo un notable relieve, incorporándose a la práctica del Estilo Internacional con productos tan brillantes como la torre de viviendas en la plaza de Cristo Rey (Madrid, 1954-58), la Iglesia Parroquial en Vitoria (1960), la Escuela de Altos Estudios Mercantiles en Barcelona (con R. García de Castro, 1961) y la Escuela de Ingenieros de Telecomunicación en la Ciudad Universitaria (con José María García de Paredes, Madrid, 1960-72). En 1963 ganó el concurso para el Pabellón Español en la Feria de Nueva York, obra que puede interpretarse como la que inició un cierto giro en su carrera.
Pues, como bastantes otros de sus compañeros, pronto fue sensible a la llamada revisión orgánica. Un primer testimonio de su personal versión de ésta puede considerarse la Universidad Pontificia “Comillas”, en Madrid (1965), así como su propia casa en Somosaguas y la casa García Valdecasas (ambas en Madrid, y en 1964-65). También el bloque de apartamentos en la calle Montesquinza (Madrid, 1966-68), el edificio en la calle Caracas (Madrid-1968-70), el Zoológico de la Casa de Campo (Madrid, 1968-70) y la Torre de Valencia (Madrid, 1970-73), que puede tenerse como la obra cumbre de ésta su segunda manera.
Una nueva apuesta por el Estilo Internacional, y ya lógicamente, en los años 70, fue expresada por brillantes edificios como el Banco Industrial de León en la calle de Serrano (Madrid, 1972-74) y el edificio para la Adriática de Seguros en la Castellana (Madrid, 1975-79). Su obra tardía puede representarse mediante algunas casas unifamiliares, como la Criado (La Tolda, Lugo, 1986-88), el hotel Príncipe de Asturias en la Expo 92 (Sevilla) y el edificio de oficinas en La Moraleja (Madrid, 1991-94).
Carvajal fue Subdirector-Jefe de Estudios de nuestra Escuela con los directores Adolfo Blanco y Rafael Huidobro. En 1971 fue Decano del COAM. En 1972 fue Director Comisario de la Escuela de Arquitectura de Barcelona y en 1974 de la de Las Palmas. Fue Director General de Ordenación del Turismo en 1973. Y se inició como profesor de la Escuela de Arquitectura de Pamplona, donde estuvo muchos años, en 1976. En 1997 fue nombrado profesor emérito de la ETSAM.
Pero lo que ahora podría interesarnos más es destacar su labor como promotor de una nueva enseñanza en la ETSAM, cuando era Jefe de Estudios, y centrándose en el nuevo plan, el de 1964. Quiso renovar por completo toda la enseñanza central, introduciendo como profesores de Análisis de Formas a Rafael Moneo y a Dionisio Hernández Gil, como profesores de Dibujo Técnico a Javier Feduchi y a José de la Mata, y renovando también la línea completa de proyectos. Su intento en Análisis de Formas fracasó por la oposición del catedrático, pero Proyectos fue renovado: Antonio Fernández Alba en Elementos de Composición, él mismo con Juan Daniel Fullaondo en Proyectos I, Rafael Moneo en Proyectos II y Francisco Javier Sáenz de Oíza (que era ya catedrático) en Proyectos III. En el curso 1968-69, y aunque perdido el territorio de Análisis de Formas, lo demás estaba completo. Pero (¡ay!), los enfrentamientos con la dictadura, especialmente duros en aquel curso, y que en la Escuela se habían iniciado precisamente con el pretexto del enfrentamiento entre las líneas tradicional y moderna de la enseñanza, acabó llevándoselo todo por delante. Huidobro fue destituido, y con él Carvajal, y un nuevo director, poco amigo de las ideas renovadoras, tomó el mando y destruyó en buena medida lo logrado.
Aunque, por fortuna, todo era ya algo difícil de destruir, al menos por completo. Carvajal y Sáenz de Oíza siguieron siendo catedráticos, Fernández Alba lo fue algo después, más adelante lo sería Fullaondo. Y otros todavía (Vázquez de Castro, Seguí) constituirían con los anteriores algo parecido a lo que Carvajal había soñado, que se llevó a cabo con la importante ayuda de nuevas generaciones. Tan sólo habíamos perdido a Moneo, que se fue a Barcelona, aunque lo recuperamos años más tarde, hasta que Harvard nos lo robó definitivamente.
Pero lo cierto es que, por lo ya explicado, no podemos dejar de ver al arquitecto y profesor Javier Carvajal Ferrer como una de las más importantes “piedras” fundacionales de lo que ha sido, y es hoy, nuestra Escuela.
Descanse en paz, maestro de tantos.
Antonio González-Capitel Martínez · Doctor arquitecto · catedrático en ETSAM
Madrid · octubre 2013