La construcción del Pabellón Philips para la Exposición Universal de Bruselas en 1958 revela un interesante y continuado ejercicio de confrontación. Por un lado el pulso Xenakis – Le Corbusier, un enfrentamiento entre titanes que significaría el fin de su relación profesional;1 por otro, la construcción de un envoltorio, una suerte de tienda casi textil, ligera como las cuerdas de un piano para albergar en su interior, sin embargo, una cámara oscura, el estómago de la Ballena que habría de convocar un milagro de tan solo 480 segundos: El Poema Electrónico.
Con Le Corbusier en Chandigarh, Xenakis será el encargado de diseñar el caparazón. Basándose en sus conocimientos como compositor musical, matemático e ingeniero, Xenakis propone una envoltura estructural a base de paraboloides hiperbólicos autoportantes, una solución compleja tanto en su geometría reglada como en su concreción material.2 Los planos del proyecto se transforman en voluptuosos ejercicios de geometría descriptiva y las maquetas se hacen imprescindibles para la comprensión espacial de la propuesta.3 Sin embargo, existía un riesgo mayor que hizo peligrar la existencia misma del pabellón: su lógica constructiva.
La técnica
Las empresas constructoras consultadas recomendaban modificaciones en la geometría, refuerzos estructurales, paredes dobles de gran espesor: el ligero envoltorio, sin apenas masa, parecía entonces imposible. Fue entonces cuando apareció la empresa belga Strabed, bajo la dirección del ingeniero H.B. Duyster, que proponía la construcción de una delgada cáscara autoportante de hormigón con tan solo 5cm de espesor, respetando la pureza geométrica del pabellón y aceptando un precio razonable.
La técnica siempre al servicio de las ideas; la técnica como territorio neutral para nuestras confrontaciones; la técnica ajena a nuestros prejuicios y nuestros egos; la técnica ligera y silenciosa, anónima y colectiva; la técnica habilitante. En este caso la técnica del hormigón pretensado:4 la técnica oportuna.
Miguel Ángel Díaz Camacho. Doctor Arquitecto
Madrid. Enero 2015.
Autor de Parráfos de arquitectura. #arquiParrafos
Notas:
1 Xenakis se siente traicionado por Le Corbusier, que de alguna manera se atribuye el proyecto dejando al margen su participación. Llegará incluso a enviar una carta a Philips reivindicando su autoría y obligando al propio Le Corbusier a explicarse ante los directivos de la compañía holandesa (junio 1957). En la Obra Completa tan solo aparecen dos páginas sobre el Pabellón Philips, Volumen 6, pág. 200-201. No se nombra a Xenakis.
2 Ver «Génesis de la arquitectura del Pabellón», por Xenakis, en Música de la Arquitectura, Iannis Xenakis (Madrid: Akal, 2009), 153-179.
3 Durante 1956 Xenakis propone dos versiones de proyecto, la primera en octubre, aceptada por Le Corbusier, y la segunda en noviembre, aceptada además por el responsable de Philips y autor del encargo, el señor Kalff. La primera maqueta se realizó con madera y cuerdas de piano, configurando el objeto arquitectónico desde la materia misma con la que se produce la música y la geometría que le proporcionaban sus cálculos matemáticos. La técnica oportuna.
4 Se recomienda la tesis doctoral «De las posibilidades arquitectónicas del pretensado: técnica y proyecto en la obra de Paulo Mendes da Rocha«, ETSAM, 2006, de José María García del Monte, en la que se realiza una rigurosa aproximación a la historia, desarrollo y posibilidades de esta técnica.